Circular #87 Jornada Mundial de Los Abuelos 2023

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Buenos Aires, 20 de julio de 2023

T R I E N I O O2019-2022

CIRCULAR Nº 87

Sra. Presidenta de la Ref: JORNADA MUNDIAL DE LOS


Comisión Arq./Diocesana de la ABUELOS 2023
LIGA DE MADRES DE FAMILIA

Abuelos, tesoros de vida, ternura compartida, mezcla de risas, historias de amor,


dejan huellas imborrables. Punto de comunicación y diálogo entre las generaciones, papel
enriquecedor en la familia y la sociedad.

Ser abuelos es un don de Dios. Queremos recordar desde nuestra Institución, la


importancia de serlo, con una reflexión sincera, valiente, realista sobre su rol verdaderamente
esperanzador. Vivir todos juntos la alegría de ser abuelos, maravillosa realidad.

Que junto a nuestros nietos, dejemos que la bendición de San Joaquín y Santa Ana
abuelos de Jesús, nos inunde y nos desborde para agradecer por ese regalo. Tienen corazón de
Ángel !
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La Santa Sede

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO


PARA LA III JORNADA MUNDIAL DE LOS ABUELOS Y DE LOS
MAYORES

23 de julio de 2023

«Su misericordia se extiende de generación en generación» (Lc 1,50)

Queridos hermanos y hermanas:

«Su misericordia se extiende de generación en generación» (Lc 1,50): este es el tema


de la III Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores. Es un tema que nos
reconduce a aquel encuentro bendito entre la joven María y su pariente anciana Isabel
(cf. Lc 1,39-56). Esta, llena del Espíritu Santo, se dirige a la Madre de Dios con palabras
que, a distancia de milenios, acompasan nuestra oración cotidiana: «Bendita tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre» (v. 42). Y el Espíritu Santo,
que ha descendido ya sobre María, la impulsa a responder con el Magníficat, en el que
proclama que la misericordia del Señor se extiende de generación en generación. El
Espíritu Santo bendice y acompaña cada encuentro fecundo entre generaciones distintas,
entre abuelos y nietos, entre jóvenes y ancianos. Efectivamente, Dios desea que, como
hizo María con Isabel, los jóvenes alegren el corazón de los ancianos, y que adquieran
sabiduría de sus vivencias. Pero, sobre todo, el Señor desea que no dejemos solos a los
ancianos, que no los releguemos a los márgenes de la vida, como por desgracia sucede
frecuentemente.

Es hermosa, este año, la cercanía entre la celebración de la Jornada Mundial de los


Abuelos y de los Mayores y la de la Juventud; ambas tienen como tema la “prisa” de María
para ir a visitar a Isabel (cf. v. 39), y de ese modo nos llevan a reflexionar sobre el vínculo
entre los jóvenes y los ancianos. El Señor espera que los jóvenes, al encontrarse con los
ancianos, acojan la llamada a custodiar la memoria y reconozcan, gracias a ellos, el don
de pertenecer a una historia más grande. La amistad con una persona anciana ayuda al
joven a no reducir la vida al presente y a recordar que no todo depende de sus
capacidades. Para los más ancianos, en cambio, la presencia de un joven les da
esperanza de que todo lo que han vivido no se perderá y que sus sueños pueden
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realizarse. En definitiva, la visita de María a Isabel y la conciencia de que la misericordia
del Señor se transmite de una generación a la otra revelan que no podemos avanzar
—y mucho menos salvarnos— solos y que la intervención de Dios se manifiesta siempre
en el conjunto, en la historia de un pueblo. Es María misma quien lo dice en el Magníficat,
exultando en Dios que ha obrado maravillas nuevas y sorprendentes, fiel a la promesa
hecha a Abrahán (cf. vv.51-55).

Para acoger mejor el estilo de actuar de Dios, recordemos que el tiempo tiene que ser
vivido en su plenitud, porque las realidades más grandes y los sueños más hermosos no
se realizan en un momento, sino a través de un crecimiento y una maduración; en camino,
en diálogo, en relación. Por ello, quien se concentra sólo en lo inmediato, en conseguir
beneficios para sí rápida y ávidamente, en tener “todo enseguida”, pierde de vista el
actuar de Dios. Su proyecto de amor, por el contrario, atraviesa pasado, presente y futuro,
abraza y pone en comunicación las generaciones. Es un proyecto que va más allá de
nosotros mismos, pero en el que cada uno de nosotros es importante, y sobre todo está
llamado a ir más allá. Para los más jóvenes se trata de ir más allá de esa inmediatez en la
que se confina la realidad virtual, la cual muchas veces distrae de la acción concreta; en el
caso de las personas mayores se trata de no hacer hincapié en las fuerzas que decaen y
de no lamentarse por las ocasiones perdidas. Miremos hacia adelante.
Dejémonos plasmar por la gracia de Dios que, de generación en generación, nos libra del
inmovilismo en el actuar y de los remordimientos del pasado.

En el encuentro entre María e Isabel, entre jóvenes y ancianos, Dios nos da su futuro. El
camino de María y la acogida de Isabel abren las puertas a la manifestación de la
salvación. A través de su abrazo, la misericordia de Dios irrumpe con una gozosa
mansedumbre en la historia humana.Quisiera pues invitar a cada uno de ustedes a pensar
en aquel encuentro, más aún, a cerrar los ojos y a imaginar, como en una foto, aquel
abrazo entre la joven Madre de Dios y la madre anciana de san Juan Bautista; a
representarlo en la mente y a visualizarlo en el corazón, para fijarlo en el alma como un
luminoso icono interior.

Y los invito además a pasar de la imaginación a la realización de un gesto concreto para


abrazar a los abuelos y a los ancianos. No los dejemos solos, su presencia en las familias
y en las comunidades es valiosa, nos da la conciencia de compartir la misma herencia y
de formar parte de un pueblo en el que se conservan las raíces. Sí, son los ancianos
quienes nos transmiten la pertenencia al Pueblo santo de Dios. Tanto la Iglesia como la
sociedad los necesita. Ellos entregan al presente un pasado necesario para construir el
futuro. Honrémoslos, no nos privemos de su compañía y no los privemos de la nuestra; no
permitamos que sean descartados.
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La Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores quiere ser un pequeño y delicado
signo de esperanza para ellos y para toda la Iglesia. Renuevo por ello mi invitación a todos
—diócesis, parroquias, asociaciones y comunidades— a celebrar esta Jornada, poniendo
en el centro la alegría desbordante de un renovado encuentro entre jóvenes y ancianos. A
ustedes, jóvenes, quese están preparando para ir a Lisboa o que vivirán la Jornada Mundial
de la Juventud en sus lugares de origen, quisiera decirles: antes de ponerse en camino
vayan a encontrar a sus abuelos, hagan una visita a un anciano que esté solo. Su oración
los protegerá y llevarán en el corazón la bendición de ese encuentro. A ustedes ancianos
les pido que acompañen con la oración a los jóvenes que van a celebrar la JMJ. Estos
muchachos son la respuesta de Dios a sus peticiones, el fruto de lo que sembraron, el signo
de que Dios no abandona a su pueblo, sino que siempre lo rejuvenece con la fantasía del
Espíritu Santo.

Queridos abuelos, queridos hermanos y hermanas mayores, que la bendición del abrazo
entre María e Isabel los alcance y colme de paz vuestros corazones. Los bendigo con
afecto. Y ustedes, por favor, recen por mí.

Roma, San Juan de Letrán, 31 de mayo de 2023, Fiesta de la Visitación de la


BienaventuradaVirgen María.

Francisco

Lidia Biagioni de Nogueras Nora Nani de Szyszkowsky Juiz


Vicepresidenta 1° Presidenta

Mónica Lidia Schelfthout de Irustia


Secretaria

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