Libro Entre Callejones y Encrucijadas

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El viajero

Cruzar la línea:
Ensayos para jóvenes que quieren cambiar el mundo

John Harold Camargo Mendoza

John Harold Camargo Mendoza 1


Cruzar la línea

John Harold Camargo Mendoza

Cruzar la línea
1° Edición, Colombia. 68 p. 14 x .21cm.

ISBN: 978―958―48―0073―2

Ensayos. Literatura juvenil. Todos los derechos reservados,


prohibida su reproducción.

Título del libro:


Cruzar la línea:
Ensayos para jóvenes que quieren cambiar el mundo
Escritor:
John Harold Camargo Mendoza
Diseño de tapa: J.H. Camargo.
Editor:
Leonardo Monroy Velasquez.
Diagramación:
J.H. Camargo.

© 2023 Harold Camargo Mendoza


E―mail: x.harold@hotmail.com
ISBN
978―958―48―0073―2

Primera edición: Julio 2023


EDITORIAL

Bogotá – Colombia 2023


No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su
incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en
cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia u
otro método, sin el permiso previo y por escrito del autor.

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Cruzar la línea

«No puedo enseñar nada a nadie. Solo puedo


hacerles pensar.
- Sócrates.

«Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los


ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás.
- René Descartes.

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El faro de la verdad:
El papel de los intelectuales en la sociedad

“La obra del intelectual parece más modesta, pero


trasciende más en el tiempo”
Antanas Mockus

¿Qué es un intelectual? Para mí, es alguien que vive entre


libros, que lee lo que nadie más lee y que escribe lo que
nadie más escribe. Es alguien que no se conforma con lo
que ve, sino que busca lo que hay detrás. Es alguien que
sabe que algún día morirá, pero que quiere dejar su
huella en el mundo con sus ideas.

¿Te has preguntado alguna vez quién mueve los hilos del
mundo? ¿Quién decide lo que vemos en la tele, lo que
leemos en los periódicos o lo que votamos en las
elecciones? ¿Quién nos dice cómo tenemos que pensar,
actuar y sentir? Hay quienes creen que todo está
controlado por unos pocos poderosos que solo buscan su
propio beneficio. Y hay quienes se rebelan contra eso y
quieren saber la verdad. Esos son los intelectuales: los
que no se dejan engañar ni manipular, los que cuestionan
todo y nos abren los ojos a lo que hay detrás de la cortina.

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Cruzar la línea

Un ejemplo de intelectual fue Michel Foucault, un


filósofo francés que se dedicó a estudiar a fondo las
instituciones sociales como la escuela, la cárcel o el
hospital. Él descubrió que en todas ellas había formas de
poder y control que nos vigilan y nos disciplinan.
Gracias a él, nos dimos cuenta de cómo estas cosas
afectan a nuestra vida diaria y a nuestra forma de ver el
mundo. Él nos animó a no aceptar todo lo que nos dicen,
sino a dudar y a pensar por nosotros mismos.

Asimismo, podemos encontrar ejemplos


contemporáneos de intelectuales que se esfuerzan por
desafiar los discursos dominantes y ampliar las fronteras
del pensamiento. Desde escritores que abordan asuntos
tabúes y desafían las convenciones literarias hasta
artistas que utilizan su arte como instrumento de protesta
y resistencia, estos individuos nos muestran que el
intelecto no se limita a los confines académicos, sino que
trasciende las barreras impuestas por la sociedad y busca
nuevas formas de comprender y transformar el mundo.

En un mundo donde la manipulación y la


homogeneización amenazan nuestra capacidad de
pensamiento crítico, el intelectual emerge como una
figura valiosa y necesaria. Su labor es desvelar las
realidades ocultas, cuestionar los discursos dominantes
y abrir espacios para la reflexión y la resistencia. Al
abrazar su papel como agentes del cambio y mantener

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viva la llama del pensamiento independiente, los


intelectuales pueden desafiar las estructuras de poder y
contribuir a la construcción de una sociedad más libre y
justa.

El intelectual es aquel ser humano que ha dedicado su


vida al incesante afán de conocimiento, trascendiendo la
niebla que oculta una realidad trágica y revelando nuevas
dimensiones de comprensión. Su presencia es vital para
evitar que el mundo se convierta en una entidad estática
y falsa, carente de perspectiva crítica. De no ser por la
intervención valiente y provocadora de los intelectuales,
nos encontraríamos anclados en teorías geocéntricas,
perpetuando visiones patriarcales que reducen a las
mujeres a meros instrumentos de procreación, venerando
de manera acrítica a los astros celestiales o perpetuando
nociones de superioridad e inferioridad entre los seres
humanos.

Los intelectuales cambian el mundo con sus ideas. Por


ejemplo, Galileo Galilei se atrevió a decir que la Tierra
no era el centro del universo y nos abrió los ojos sobre el
espacio. Mary Wollstonecraft fue una de las primeras en
defender que las mujeres tenían los mismos derechos que
los hombres y que podían pensar por sí mismas. Cornel
West es un activista que lucha contra el racismo y la
injusticia social y que nos anima a ser más críticos y
conscientes.

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Cruzar la línea

Los intelectuales son muy necesarios porque nos hacen


ver las cosas de otra manera. Nos enseñan que hay
muchas mentiras y engaños que nos quieren hacer creer
y que tenemos que cuestionar lo que nos dicen. Nos
ayudan a pensar por nosotros mismos y a no
conformarnos con lo que hay. Nos inspiran a buscar la
verdad y a cambiar las cosas que no nos gustan.

Los intelectuales no solo critican lo que está mal, sino


que también proponen soluciones y alternativas. Nos
muestran cómo podemos construir un mundo mejor,
donde haya más igualdad y respeto entre las personas.
Por ejemplo, Amartya Sen es un economista que dice
que el desarrollo no solo se mide por el dinero, sino por
el bienestar de las personas. Sus ideas nos invitan a
buscar un progreso más humano e inclusivo.

Estos pensadores transforman el mundo iluminándonos


desde el conocimiento hacia una transformación social.
Su trabajo es muy importante para romper las barreras
de lo establecido y crear un futuro más humano y
enriquecedor para todos. Son los que se meten en el lío
del conocimiento y salen con ideas revolucionarias que
desafían lo que nos han contado. Nos enseñan que hay
muchas mentiras y engaños que nos quieren hacer creer
y que tenemos que cuestionar lo que nos dicen. Nos
ayudan a pensar por nosotros mismos y a no
conformarnos con lo que hay. Nos inspiran a buscar la
verdad y a cambiar las cosas que no nos gustan.
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Cruzar la línea

Pero los intelectuales también tienen un problema: sus


ideas y sus críticas a lo que todo el mundo cree, pueden
traerles problemas. Al poner en duda lo que está
establecido, se encuentran con la oposición de un mundo
que no quiere cambiar y que tiene miedo a lo nuevo. Al
cuestionar lo que nos han enseñado desde siempre, el
intelectual puede dejarnos sin suelo firme, sin saber qué
creer ni qué hacer.

Un ejemplo claro de esto es el filósofo Friedrich


Nietzsche, cuyas obras pusieron patas arriba las ideas
morales y religiosas de su época. Sus ideas locas, como
la muerte de Dios y la voluntad de poder, causaron
polémica y revuelo en la sociedad. Aunque su influencia
fue grande y duradera, también hubo gente que lo
admiraba como un genio y gente que lo odiaba como un
peligro. En otros casos más extremos como García Lorca
que fue perseguido y asesinado por la dictadura de
Franco o Walter Benjamín filósofo reconocido de la
escuela de Frankfurt que soñaba con una cultura europea
global alejada de los totalitarismos y terminó muerto en
extrañas circunstancias.

Pero es cierto que los hombres le temen a lo diferente, a


lo que no entienden y muchas veces es más fácil seguir
domesticado, cerrar los ojos y dejar que otros nos guíen
y nos den las respuestas de todas las cosas en vez de
buscarlas por nosotros mismos. A pesar de las
circunstancias, el intelectual no puede dejar de hacer su
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Cruzar la línea

trabajo. Su misión de preguntar, pensar y proponer


nuevas formas de ver es fundamental para el avance
humano. Con su valentía y su compromiso con la verdad,
motivándonos a cuestionar nuestras propias ideas y a
buscar un mayor entendimiento. Son los que hacen
posible el cambio social, los que construyen una
sociedad más justa y los que guardan la sabiduría de
siglos.

El intelectual busca entender su realidad en un acto que


parece sacado de Don Quijote: se enfrenta a lo obvio y
cree que hay algo más allá de lo que parece evidente a
simple vista. Se mete en la realidad, la cuestiona, la
crítica y busca descifrar en todas sus complejidades.
Propone otras salidas y soluciones, aunque para los
demás parezcan tonterías de un loco. Muchas veces, no
se entiende la importancia de este personaje que se
enfrenta a lo que todos ven como un molino, mientras él
ve un gigante.

Por ejemplo, Galileo Galilei se atrevió a decir que la


Tierra no era el centro del universo y que giraba
alrededor del Sol. Sus descubrimientos científicos y su
actitud rebelde se toparon con la oposición de la Iglesia
y los académicos, que pensaban que sus ideas eran una
locura y un peligro para el orden establecido. Galileo fue
juzgado y condenado, pero sus ideas revolucionarias
abrieron la puerta a la revolución científica y
transformaron nuestra forma de ver el universo.
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Cruzar la línea

El intelectual es el encargado de poner en duda lo que


nos han contado y proponer nuevas formas de pensar. Él
se rebela contra el conformismo social, señalando las
mentiras y contradicciones que hay en nuestras
estructuras y sistemas que nos hacen creer que son
normales. Con su mirada crítica, buscan ampliar los
límites de nuestro entendimiento y promover un cambio
profundo. Su tarea no es fácil, porque muchas veces está
solo en su lucha contra las ideas dominantes y a veces la
humanidad tiende a cometer el error que por que algo es
aceptado por muchos es porque es verdad.

Un ejemplo claro de este desafío se encuentra en la


figura de Martin Luther King Jr., quien se enfrentó al
racismo que era algo naturalizado, donde se aceptaban
que había personas de primera y segunda clase en los
Estados Unidos hasta los años 60. King desafió las
normas y luchó por los derechos civiles de la gente
negra, enfrentando la violencia y los prejuicios. Sus
discursos y su liderazgo inspiraron a millones de
personas y sentaron las bases para un cambio social
importante.

Por otro lado, la mujer se había visto como un ser


sometido pero pensadoras como Simone de Beauvoir, en
su obra “El segundo sexo” cuestionó y desmontó las
estructuras machistas que perpetuaban la opresión de las
mujeres. Sus ideas y análisis feministas sentaron las
bases para el movimiento de liberación de las mujeres,
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Cruzar la línea

inspirando a generaciones de activistas y promoviendo


cambios importantes en la lucha por la igualdad de
género.

por otro lado, en una sociedad consumista y neoliberal la


imagen del intelectual, ya sean artistas, filósofos o
escritores, a menudo sufren discriminación social porque
la gente piensa que su trabajo no sirve para nada ya que
no producen cosas materiales para la sociedad de
consumo. Los ven como unos vagos que se escapan de
la economía, y que no aportan nada de valor. Incluso los
ven como unos peligrosos, porque su capacidad para ver
la complejidad del mundo y descifrar la realidad va más
allá de los esquemas simples de la vida.

Pero esta visión tan cerrada no se da cuenta del impacto


tan grande que los intelectuales tienen en la sociedad. Su
trabajo no es sólo abstracto y de teoría. Los intelectuales
hacen un papelazo en el desarrollo humano y social al
poner en duda las estructuras establecidas, ofrecer
nuevas perspectivas y promover el cambio.

Para terminar, es gracias al trabajo de los intelectuales


que se cuestionan las historias dominantes, se
desenmascaran las ideologías impuestas y se exploran
nuevas formas de pensamiento. Su capacidad para
analizar y reflexionar críticamente sobre la realidad es
fundamental para el desarrollo de una sociedad más justa
y consciente. Al desafiar las creencias arraigadas y

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proponer alternativas, los intelectuales nos invitan a


ampliar nuestros horizontes, a considerar nuevas
perspectivas y a no conformarnos con lo establecido. Los
intelectuales nos dan una visión más profunda y
compleja de la realidad, invitándonos a pasar de los
límites impuestos por las normas sociales y a buscar una
verdad más real. Su rollo impulsa el cambio y promueve
una sociedad más justa, libre y consciente. Es gracias a
ellos que nos acercamos a ser todo lo que podemos ser
como personas, abriendo las puertas a un futuro lleno de
posibilidades y transformación.

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El coraje de ser diferente en un mundo uniforme


“Los reto a que se atrevan a crear algo nuevo en este mundo
podrido, una nueva forma de pensar, una nueva filosofía, una
nueva actitud ante la vida…”

La sociedad actual nos ha llenado de comodidades para


que vivamos a gusto. La tecnología nos ofrece opciones
para divertirnos y relajarnos sin salir de casa, desde la
tele hasta internet. Estamos bombardeados de imágenes
y sonidos que nos entretienen y, a veces, nos hacen
olvidarnos de todo.

Pero esta burbuja de confort puede ser una trampa si no


nos damos cuenta de lo que pasa fuera nuestro. Es
importante tener en cuenta que hay gente que lo está
pasando mal más allá del límite invisible que nos marca
nuestro refugio temporal. Aparte de las historias
inventadas que consumimos, la realidad se ha vuelto un
escenario donde nos sentimos aislados y obsesionados
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Cruzar la línea

con nosotros mismos, como decía Aristóteles cuando


hablaba de los que solo piensan en sí mismos.

En muchos sentidos, estamos atrapados en una realidad


parecida a la del libro séptimo del mito de la caverna de
Platón, donde la gente vive encerrada en cuevas y solo
ve sombras distorsionadas de la realidad. Igual que ellos,
estamos enganchados a las redes sociales, mirando las
vidas de los demás por nuestras pantallas, deseando tener
lo que no podemos y fingiendo ser súper felices.

Ahora, imagina que un día se va la luz y todos esos


pasatiempos se esfuman. De pronto, te chocas con una
realidad cruda y te das cuenta de que has estado
trabajando en algo que no te gusta, estás solo y has
desperdiciado tu vida posponiendo cada momento,
viviendo por un mañana que nunca vendrá. Afrontar esta
realidad de esa manera podría llamarse salir de la cueva,
sería un golpe a la conformidad.

Pero al salir de esta cueva y quitarnos las caretas,


podemos caer en un vacío existencial, en un sin sentido.
Algunos filósofos llaman a este rollo de estar sin base
“existencialismo” o “náusea”. Es como un domingo a las
cinco de la tarde, cuando es muy tarde para salir, pero
muy temprano para acostarse, creando desconcierto y
desorientación.

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Muchas veces hemos sentido esta sensación de


abandono frente al mundo, es algo común en casi todos.
Tenemos una necesidad de sentirnos parte de algo, de no
sentirnos solos. Tal vez Aristóteles tenía razón al decir
que el hombre es un animal social, un ser político. Al
mirar la sociedad, nos damos cuenta de que la gente está
siempre buscando algo más, algo que le dé sentido a su
vida. Antes, los humanos se inventaban dioses y les
entregaban el destino de sus vidas. Luego, la razón se
hizo cargo de eso, y ahora las redes sociales parecen
decidir nuestro destino en cuanto a cómo vestir, amar o
desear.

Es difícil seguir estos modelos falsos y artificiales, es


imposible cumplir con las figuras flacas, las fortunas
eternas y los mundos felices que nos muestran. Es difícil
querer un mundo así cuando vivimos en una realidad tan
desigual, donde lo normal es pensar cada día en cómo
sobrevivir. Como dijo Marx, el hombre es producto de
sus condiciones históricas, así que mientras algunos
tienen las condiciones para reflexionar sobre el mundo,
otros tienen una vida limitada a sobrevivir y trabajar todo
el día, solo para tirarse frente a la tele en sus ratos libres.

Jaime Jaramillo Escobar, autor nadaísta, hace una crítica


parecida a la sociedad burguesa al mostrar cómo se
prefiere fingir, lucir y presumir, dejando de lado lo que
somos de verdad y la capacidad de ser originales. Pero
este rollo no solo es de la burguesía, se ha extendido por
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Cruzar la línea

todos lados. La generación actual se ha tirado,


especializándose en saberes inútiles y volviéndose
expertos en apariencias, en superficialidad y en
contradicciones. Hay tanta gente con tanto que decir,
pero también tanta gente perdida que nunca se
encontrará.

Deberíamos intentar revelarnos, empezando por dejar


que sea lo que compramos lo que nos defina. Debemos
dejar de ser unos esclavos que cumplen los sueños de
otros y pasan de los suyos. Debemos dejar de ser
números, dejar de ser parte del rebaño que se distrae con
pan y circo y pierde de vista nuestro papel en la historia.
Hagamos algo en lo que estemos incluidos, un mundo
propio donde sean nuestros pensamientos los que ocupen
el escenario y no los ajenos. Usemos las letras, el arte y
todas las formas de pensar como una actitud frente al
mundo que tenemos delante.

En conclusión, el corte a la conformidad es un llamado a


crear algo nuevo en este mundo cada vez más podrido.
Debemos cuestionar las comodidades que nos rodean y
salir de nuestra cueva de aislamiento. Al enfrentar la
realidad dura y quitarnos las máscaras, podemos
enfrentar el vacío existencial y buscar un sentido real en
nuestras vidas. Debemos resistir la tentación de
conformarnos con la superficialidad y buscar un
propósito que trascienda las expectativas impuestas por
la sociedad. Solo al romper las cadenas de la
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conformidad y atrevernos a pensar y actuar de manera


diferente, podemos abrir el camino hacia una nueva
forma de pensar y construir un mundo más original y
significativo.

El temor: ¿Una estrategia de control?

"Para que no se pueda abusar del poder, es preciso


que el poder detenga al poder".
—Montesquieu

Las grandes ciudades son una amalgama de contrastes,


donde la luz y la sombra se entrelazan en un baile de
matices. Es una ciudad que te seduce con su riqueza
cultural, su dinamismo económico y su diversión
nocturna, que te llenan de alegría y satisfacción. Pero
también es una ciudad que te asusta con su crimen, su
violencia y su inseguridad, que te generan miedo y
desamparo. Yo mismo viví en carne propia un robo que
me marcó. Y no soy el único, esto es el pan de cada día
en las calles. La policía parece impotente ante tanto
crimen.

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Cruzar la línea

¿Qué hace que sea así? Hay muchas razones, como un


monstruo de mil cabezas que se alimenta de la
desigualdad social, la falta de oportunidades
económicas, la presencia de pandillas y el narcotráfico.
Estos problemas son serios y necesitan soluciones de
verdad, no solo castigos y represión que solo sirven para
tapar el sol con un dedo.

Pero también hay que pensar en cómo el miedo nos


afecta a todos. Hay unos tipos que dicen que el miedo es
una forma de poder, que lo usan los que mandan para
controlarnos. En Bogotá, hay que ver cómo la política y
la seguridad se manejan con miedo, como si fuera una
excusa para hacer lo que quieren. Es como si viviéramos
en una novela distópica, donde el Gran Hermano nos
vigila y nos manipula.

¿Qué podemos hacer para cambiar esto? Tenemos que


enfrentar tanto las causas del crimen y la violencia como
las historias de miedo que nos cuentan. Tenemos que
pedir políticas sociales y económicas que mejoren la
vida de la gente, educación y trabajo digno, instituciones
fuertes y seguras y participación ciudadana en las
decisiones.

En conclusión, la ciudad está llena de oportunidades y


desafíos, donde podemos vivir experiencias únicas e
inolvidables. Pero también es una ciudad donde tenemos
que luchar contra el crimen, la violencia y el miedo que

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nos quieren imponer. Tenemos el poder de transformar


nuestra realidad con nuestro pensamiento crítico y
nuestra acción colectiva. No nos conformemos con lo
que hay, busquemos lo que queremos. No tengamos
miedo de soñar

La paradoja de la mente: ¿Pensar para existir o solo


existir sin pensar?
Solo sé que no sé nada

- Sócrates

¿Qué es el pensamiento? ¿Qué nos hace pensar? ¿Qué


diferencia hay entre pensar y sentir? Estas son algunas
de las preguntas que han intrigado a los filósofos desde
la antigüedad. El pensamiento es una de las facultades
más misteriosas y fascinantes del ser humano, que nos
permite explorar el mundo y a nosotros mismos. El
pensamiento es el motor de nuestra curiosidad, nuestra
creatividad y nuestra inteligencia. Sin embargo, no todos
pensamos de la misma manera ni con la misma

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Cruzar la línea

intensidad. Algunos parecen vivir en un mundo de ideas,


mientras que otros se dejan llevar por las emociones y
los impulsos.

En este sentido, es importante reconocer que el


pensamiento no se limita a un mero acto de experiencia
empírica, sino que implica un proceso complejo que
involucra la capacidad de razonar, analizar y generar
conclusiones lógicas. Si nos detenemos a reflexionar
sobre nuestra propia experiencia, nos daremos cuenta de
que el pensamiento va más allá de la simple percepción
sensorial. El pensamiento es una actividad que requiere
de un esfuerzo consciente y voluntario, que nos permite
ir más allá de lo evidente y cuestionar lo que nos rodea.

Siguiendo la línea de pensamiento de René Descartes,


quien afirmaba que el ser humano es una entidad que
piensa, surge un interrogante interesante: si se argumenta
que los jóvenes carecen de pensamiento, ¿acaso ello
implica que no existen? Y si no existen, ¿a quiénes he
estado impartiendo enseñanza durante todos estos años?
Sumergiéndome en este dilema racionalista e
intelectualista, puedo percibir cómo mi mente se ve
amenazada por un inminente agotamiento. Sin embargo,
justo en ese momento crucial, cuando el empirismo
parecía ser una respuesta plausible, una idea aflora en mi
conciencia: pensar es analizar, es la acción de torturar
mentalmente la información. Y si todos los individuos

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realizamos esta actividad concomitante, entonces todos


somos pensantes.

En consecuencia, nos encontramos frente a una


perspectiva que refuta la afirmación previa y nos
conduce hacia una comprensión más amplia y
abarcadora. La capacidad de pensar no es exclusiva de
unos pocos privilegiados, sino que es una facultad
inherente a todos los seres humanos. Aunque cada uno
pueda manifestarse de diferentes maneras y en distintos
niveles, el pensamiento es un atributo esencial de nuestra
existencia. Desde los actos más simples que surgen de
nuestras sensaciones hasta los procesos cognitivos más
complejos que exigen un razonamiento riguroso, el
pensamiento nos define como seres conscientes y nos
impulsa a indagar y desarrollarnos intelectualmente.

En efecto, nos enfrentamos a una perspectiva que refuta


la idea previa y nos conduce hacia una comprensión más
amplia y fundamentada. La capacidad de pensar no es un
privilegio reservado a unos pocos, sino que es una
facultad intrínseca a todos los seres humanos. Aunque
cada individuo puede manifestarla de diferentes formas
y en distintos niveles, el pensamiento es una
característica esencial de nuestra existencia.

Pero ¿qué implica pensar? ¿Qué beneficios tiene para


nosotros? ¿Qué riesgos conlleva? Estas son otras
preguntas que podemos hacernos al reflexionar sobre el

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pensamiento. Pensar implica cuestionar lo establecido,


buscar nuevas respuestas y soluciones, crear nuevas
posibilidades y alternativas. Pensar implica ser críticos
con lo que nos dicen, con lo que hacemos y con lo que
somos. Pensar implica ser libres para elegir nuestro
propio camino y nuestro propio destino.

Pensar tiene muchos beneficios para nosotros como


individuos y como sociedad. Nos permite ampliar
nuestros conocimientos, desarrollar nuestras habilidades
y potenciar nuestra creatividad. Nos permite comprender
mejor el mundo y a nosotros mismos, así como expresar
nuestras opiniones e ideas. Nos permite participar
activamente en la vida social y política, así como
contribuir al progreso y al bienestar colectivo.

Pensar también tiene algunos riesgos que debemos


asumir. Pensar puede generar dudas, conflictos y
contradicciones, que pueden ser difíciles de resolver.
Pensar puede generar rechazo, oposición y resistencia
por parte de aquellos que no comparten nuestra forma de
ver las cosas. Pensar puede generar soledad, aislamiento
y desilusión, cuando nos damos cuenta de que el mundo
no es como quisiéramos que fuera.

En conclusión, el pensamiento es una paradoja que nos


plantea un desafío constante. Por un lado, es una facultad
que nos distingue como seres humanos y que nos permite
existir de una manera más plena y significativa. Por otro

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Cruzar la línea

lado, es una actividad que nos expone a situaciones


difíciles y complejas, que nos obligan a enfrentarnos a
nosotros mismos y a los demás. Pensar es una aventura
que implica riesgos y beneficios, pero que también nos
ofrece la oportunidad de crecer y transformarnos.

Como jóvenes del siglo XXI, tenemos la responsabilidad


de pensar y de hacerlo bien. Tenemos que ser
conscientes de que el pensamiento es una herramienta
poderosa que podemos usar para mejorar nuestra vida y
la de los demás. Tenemos que ser curiosos, críticos y
creativos, buscando siempre aprender más y mejor.
Tenemos que ser valientes, honestos y respetuosos,
expresando nuestras ideas con claridad y escuchando las
de los demás. Tenemos que ser agentes del cambio,
usando nuestro pensamiento para construir un mundo
más justo y sostenible. Pensar es existir, pero también es
vivir. Y vivir es pensar.

¿Qué es pensar? Esta es una pregunta que ha intrigado a


los filósofos desde la antigüedad. Podríamos decir que
pensar es el acto de usar nuestra mente para resolver
problemas, crear soluciones y enfrentar situaciones que
requieren de nuestra inteligencia. A este acto mental se
le llama “procesos cognitivos”, una palabra que viene
del latín “cogito”, que significa “pienso”. Todos los seres
humanos tenemos procesos cognitivos, pues sin ellos no
podríamos sobrevivir ni adaptarnos al complejo mundo
en el que vivimos.
23
Cruzar la línea

Sin embargo, no todos pensamos de la misma manera.


Algunos pensadores, como Platón, han distinguido dos
tipos de pensamiento: el pensamiento narrativo y el
pensamiento científico. El pensamiento narrativo es el
que surge de nuestras experiencias personales y se
expresa a través de historias, cuentos y anécdotas. Es el
tipo de pensamiento que usamos para darle sentido a
nuestra vida y comprender el mundo desde nuestra
propia mirada. El pensamiento narrativo es como un río
que fluye con naturalidad, llevándonos por los recovecos
de nuestra memoria y nuestra imaginación.

El pensamiento científico, en cambio, es el que se


adquiere mediante el estudio, la investigación y el
análisis riguroso. Es el tipo de pensamiento que se basa
en la observación, la experimentación y la formulación
de teorías sustentadas en evidencias y datos empíricos.
El pensamiento científico es el que nos permite
acercarnos a una comprensión más objetiva y verificable
de la realidad, buscando leyes generales y patrones que
expliquen los fenómenos que observamos en el mundo.
El pensamiento científico es como una antorcha que nos
ilumina el camino hacia el conocimiento, invitándonos a
explorar y cuestionar nuestras creencias y conocimientos
previos.

Para ejemplificar esta diferencia, imaginemos al


constructor de edificios. Su saber se basa en la práctica
y la experiencia acumulada a lo largo de su trayectoria.
24
Cruzar la línea

Puede realizar tareas específicas de construcción con


destreza y eficacia, lo cual demuestra un saber narrativo
adquirido en su ejercicio práctico. Sin embargo, si se le
exigiera diseñar un edificio complejo o enseñar los
fundamentos teóricos de la arquitectura, es probable que
encontrara obstáculos, ya que su saber se circunscribe a
la experiencia empírica y carece del rigor y la
sistematicidad propios del saber científico.

En contraposición, un arquitecto, formado a través del


estudio riguroso de la teoría y la práctica, posee un saber
científico que le permite comprender la arquitectura en
un nivel más profundo y amplio. Sus saberes se
fundamentan en principios matemáticos, físicos y
estéticos, lo que le habilita para enfrentar desafíos
arquitectónicos complejos y desarrollar diseños
innovadores. Su pensamiento científico le provee las
herramientas necesarias para abordar proyectos
arquitectónicos desde una perspectiva analítica y
detallada, en oposición a la mera reproducción de
saberes.

De esta manera, podemos apreciar que no todas las


personas tienen el mismo grado de acceso a estas formas
de saber. Algunos individuos pueden estar más
predispuestos hacia el saber empírico, desarrollando
habilidades prácticas y saberes específicos en campos
concretos, mientras que otros pueden tener una mayor
afinidad hacia el saber racionalista, mostrando una
25
Cruzar la línea

inclinación por el razonamiento abstracto y la reflexión


teórica.

¿Qué es pensar? Esta es una pregunta que ha fascinado a


los filósofos desde tiempos inmemoriales. Podríamos
decir que pensar es el acto de usar nuestra mente para
resolver problemas, crear soluciones y enfrentar
situaciones que requieren de nuestra inteligencia. A este
acto mental se le llama “procesos cognitivos”, una
palabra que viene del latín “cogito”, que significa
“pienso”. Todos los seres humanos tenemos procesos
cognitivos, pues sin ellos no podríamos sobrevivir ni
adaptarnos al complejo mundo en el que vivimos.

Sin embargo, no todos pensamos de la misma manera.


Algunos pensadores, como Platón, han distinguido dos
tipos de pensamiento: el pensamiento narrativo y el
pensamiento científico. El pensamiento narrativo es el
que surge de nuestras experiencias personales y se
expresa a través de historias, cuentos y anécdotas. Es el
tipo de pensamiento que usamos para darle sentido a
nuestra vida y comprender el mundo desde nuestra
propia mirada. El pensamiento narrativo es como un río
que fluye con naturalidad, llevándonos por los recovecos
de nuestra memoria y nuestra imaginación.

El pensamiento científico, en cambio, es el que se


adquiere mediante el estudio, la investigación y el

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Cruzar la línea

análisis riguroso. Es el tipo de pensamiento que se basa


en la observación, la experimentación y la formulación
de teorías sustentadas en evidencias y datos empíricos.
El pensamiento científico es el que nos permite
acercarnos a una comprensión más objetiva y verificable
de la realidad, buscando leyes generales y patrones que
expliquen los fenómenos que observamos en el mundo.
El pensamiento científico es como una antorcha que nos
ilumina el camino hacia el conocimiento, invitándonos a
explorar y cuestionar nuestras creencias y conocimientos
previos.

Para ejemplificar esta diferencia, imaginemos al


constructor de edificios. Su saber se basa en la práctica
y la experiencia acumulada a lo largo de su trayectoria.
Puede realizar tareas específicas de construcción con
destreza y eficacia, lo cual demuestra un saber narrativo
adquirido en su ejercicio práctico. Sin embargo, si se le
exigiera diseñar un edificio complejo o enseñar los
fundamentos teóricos de la arquitectura, es probable que
encontrara obstáculos, ya que su saber se circunscribe a
la experiencia empírica y carece del rigor y la
sistematicidad propios del saber científico.

En contraposición, un arquitecto, formado a través del


estudio riguroso de la teoría y la práctica, posee un saber
científico que le permite comprender la arquitectura en
un nivel más profundo y amplio. Sus saberes se
fundamentan en principios matemáticos, físicos y
27
Cruzar la línea

estéticos, lo que le habilita para enfrentar desafíos


arquitectónicos complejos y desarrollar diseños
innovadores. Su pensamiento científico le provee las
herramientas necesarias para abordar proyectos
arquitectónicos desde una perspectiva analítica y
detallada, en oposición a la mera reproducción de
saberes.

De esta manera, podemos apreciar que no todas las


personas tienen el mismo grado de acceso a estas formas
de saber. Algunos individuos pueden estar más
predispuestos hacia el saber empírico, desarrollando
habilidades prácticas y saberes específicos en campos
concretos, mientras que otros pueden tener una mayor
afinidad hacia el saber racionalista, mostrando una
inclinación por el razonamiento abstracto y la reflexión
teórica.

Sin embargo, esto no implica que unos sean superiores a


otros. Ambas formas de conocimiento tienen su valor y
su importancia en la construcción del saber humano. El
conocimiento empírico nos permite comprender y
dominar el mundo tangible que nos rodea, brindándonos
herramientas prácticas para la vida cotidiana. El
conocimiento racionalista, por su parte, nos abre las
puertas hacia una comprensión más profunda y abstracta
de los fenómenos, ayudándonos a trascender los límites
de lo puramente empírico.

28
Cruzar la línea

Es fundamental reconocer que cada individuo tiene sus


propias capacidades y talentos, y es en la diversidad de
enfoques y perspectivas que encontramos la riqueza del
pensamiento humano. El intercambio y la
complementariedad entre el conocimiento empírico y el
conocimiento racionalista nos permiten abordar los
desafíos de manera más completa y enriquecedora.

En última instancia, el pensamiento humano se nutre


tanto de la experiencia concreta como de la capacidad de
razonamiento y análisis. Reconocer y valorar ambas
formas de conocimiento nos ayuda a comprender la
complejidad y diversidad de la condición humana, y nos
invita a cultivar tanto nuestras habilidades prácticas
como nuestra capacidad de reflexión, en busca de un
conocimiento más completo y una comprensión más
profunda del mundo que habitamos.

En este sentido, es necesario reconocer que el


pensamiento no se limita a una única forma o nivel de
realidad. Existen distintos grados de pensamiento, desde
el pensamiento más básico que surge de las sensaciones
hasta el pensamiento más complejo que implica un
análisis profundo y una conexión de ideas.

En el ámbito de la educación, es crucial fomentar y


promover ambos tipos de pensamiento. El pensamiento
narrativo, basado en la experiencia y la vida cotidiana,
nos permite comprender y relacionarnos con el mundo

29
Cruzar la línea

que nos rodea. A través de las historias, las anécdotas y


los relatos personales, construimos nuestra identidad y
damos sentido a nuestras vivencias.

Por otro lado, el pensamiento científico nos ofrece la


posibilidad de explorar las profundidades del
conocimiento y trascender los límites de lo aparente.
Mediante la aplicación de métodos rigurosos, el análisis
crítico y la búsqueda de evidencias, nos adentramos en
la comprensión de los fenómenos naturales, las leyes que
rigen el universo y las complejidades de la mente
humana.

Ambos tipos de pensamiento son complementarios y


necesarios para una formación integral. El pensamiento
narrativo nos conecta con nuestras emociones, valores y
experiencias personales, mientras que el pensamiento
científico nos desafía a explorar el mundo desde una
perspectiva objetiva y basada en el análisis racional.

¿Qué es pensar? ¿Cómo pensamos? ¿Para qué


pensamos? Estas son algunas de las preguntas que nos
podemos hacer cuando nos enfrentamos al desafío de
entender y explicar nuestra realidad. Pensar es una
actividad humana que nos permite crear y comunicar
significados, interpretar y transformar el mundo que nos
rodea.

Pero no todos pensamos de la misma manera. Existen


diferentes tipos de pensamiento que se adaptan a
30
Cruzar la línea

diferentes situaciones y propósitos. Uno de ellos es el


pensamiento narrativo, que consiste en contar historias.
Cuando usamos el pensamiento narrativo, organizamos
nuestra experiencia en secuencias temporales y causales,
le damos un sentido y una coherencia a lo que vivimos y
lo compartimos con los demás. Así, construimos nuestra
identidad, expresamos nuestros sentimientos y
establecemos vínculos con otras personas.

El pensamiento narrativo es fundamental para la vida


cotidiana, porque nos ayuda a comprender y dar sentido
a nuestras experiencias personales. A través de las
historias que nos contamos a nosotros mismos,
construimos nuestra identidad, damos significados a
nuestras vivencias y establecemos conexiones con los
demás. Es a través de este tipo de pensamiento que
somos capaces de relatar nuestra propia vida y compartir
nuestras experiencias con los demás.

Pero el pensamiento narrativo no es suficiente para


entender la complejidad del mundo. Si solo usamos este
tipo de pensamiento, podemos caer en la trampa de
quedarnos en la superficie de las cosas, sin profundizar
en su significado más profundo. Por eso, necesitamos
complementar el pensamiento narrativo con el
pensamiento racionalista, que consiste en analizar las
ideas con lógica y rigor. Cuando usamos el pensamiento
racionalista, cuestionamos las creencias establecidas,

31
Cruzar la línea

buscamos la verdad a través del razonamiento lógico y


argumentamos con evidencia y criterio.

El pensamiento racionalista es importante para ampliar


nuestra visión del mundo, porque nos invita a ir más allá
de las apariencias y las opiniones, a buscar las causas y
las consecuencias de los hechos y a evaluar las opciones
y las soluciones posibles.

Así pues, podemos afirmar que el pensamiento es una


facultad inherente al ser humano, que nos define como
seres racionales y nos permite comprender y
relacionarnos con el mundo que nos rodea. El
pensamiento se manifiesta en diferentes formas y
modalidades, que abarcan desde la experiencia cotidiana
hasta la reflexión filosófica más profunda. Cada
individuo posee su propio bagaje de conocimientos,
vivencias y perspectivas, que influye en su manera de
pensar y comprender la realidad.

La capacidad de conservar información, de razonar y de


inferir son elementos fundamentales del pensamiento
humano. Almacenamos datos y experiencias, los
analizamos y los relacionamos para construir
conocimiento y obtener conclusiones. A través de la
reflexión y la argumentación lógica, somos capaces de
explorar conceptos, plantear hipótesis y llegar a nuevos
entendimientos.

32
Cruzar la línea

Pero el pensamiento no es solo un proceso mental frío e


impersonal. El pensamiento también implica emociones,
valores e imaginación. El pensamiento se nutre de la
creatividad, la intuición y la inspiración. El pensamiento
se expresa a través del arte, la literatura y la música. El
pensamiento se comunica a través del lenguaje, el gesto
y la acción.

Por eso, el pensamiento no es solo una herramienta para


resolver problemas o alcanzar objetivos. El pensamiento
es también una forma de expresar nuestra identidad,
nuestros sentimientos y nuestros sueños. El pensamiento
es también una forma de conectar con los demás, de
compartir nuestras experiencias y nuestros puntos de
vista. El pensamiento es también una forma de
transformar el mundo, de crear nuevas realidades y
nuevas posibilidades.

¿Qué es pensar? ¿Es una habilidad que solo poseen


algunos elegidos o es una condición inherente a todos los
seres humanos? Algunos podrían pensar que el
pensamiento es un don reservado para los genios, los
filósofos y los científicos, mientras que el resto de la
humanidad se limita a repetir lo que otros han dicho o
hecho. Sin embargo, esta visión es errónea y simplista,
pues ignora la riqueza y la diversidad de las formas de
pensar que existen en el mundo. Pensar es una aventura
maravillosa que nos permite descubrir, cuestionar y

33
Cruzar la línea

crear. Es una chispa que ilumina nuestra mente y nos


abre las puertas a un universo infinito de posibilidades.
Es una herramienta que nos ayuda a comprender la
realidad, a expresar nuestras emociones y a dar sentido a
nuestra existencia. Es una cualidad que nos define como
seres humanos y que nos motiva a buscar la verdad y el
conocimiento en todas las dimensiones de nuestra vida.
Todos los seres humanos tenemos la capacidad de
pensar, aunque lo hagamos de diferentes maneras y
grados. Desde las acciones más sencillas que nacen de
las sensaciones hasta los procesos mentales más
complejos, el pensamiento se manifiesta como un rasgo
distintivo de nuestra naturaleza y una fuente inagotable
de indagación y desarrollo intelectual. Es mediante el
pensamiento que exploramos el mundo, formulamos
preguntas, desafiamos lo establecido y buscamos nuevas
respuestas. El pensamiento nos brinda la oportunidad de
ampliar nuestro conocimiento, de reflexionar sobre
nuestras experiencias y de construir significado en
nuestras vidas. Es una facultad que nos distingue como
seres racionales y que nos impulsa a trascender los
límites impuestos por la ignorancia y el prejuicio. En
efecto, siguiendo el razonamiento del gran filósofo René
Descartes, podemos afirmar que todos los seres humanos
participamos en el acto de pensar, aunque algunos no
alcancen niveles más profundos en esta empresa
intelectual. En este sentido, se distinguen dos formas
fundamentales de conocimiento: el empírico y el
34
Cruzar la línea

racionalista. El conocimiento empírico se basa en la


experiencia, en aquello que vivimos y experimentamos
directamente, mientras que el conocimiento racionalista
se fundamenta en el ejercicio de la razón y la capacidad
de inferir y deducir. Es imprescindible reconocer que
nuestras vivencias se convierten en sensaciones, en
percepciones subjetivas que a su vez se transforman en
ideas. Por lo tanto, cuando estamos en acción, inmersos
en nuestras actividades cotidianas, también estamos en
el ámbito del pensamiento. Como afirmaba el célebre
filósofo John Locke, “no hay nada en la mente que no
haya pasado antes por los sentidos”. El flujo constante
de sensaciones captado por nuestros sentidos nos
proporciona información sobre el mundo exterior e
interior, sobre lo que vemos, oímos, tocamos, olemos y
saboreamos. Estas sensaciones son la materia prima del
pensamiento, el combustible que alimenta nuestra
imaginación y nuestra creatividad.

¿Qué es pensar? ¿Es un regalo solo para unos cuantos o


es algo que todos llevamos dentro? Algunos podrían
pensar que el pensamiento es cosa de genios, filósofos y
científicos, mientras que el resto solo copia lo que otros
han dicho o hecho. Pero esta idea es falsa y simplona,
porque no ve la riqueza y la variedad de las formas de
pensar que hay en el mundo. Pensar es una aventura
alucinante que nos permite descubrir, cuestionar y crear.

35
Cruzar la línea

Es una chispa que prende nuestra mente y nos abre las


puertas a un universo sin fin de posibilidades. Es una
herramienta que nos ayuda a entender la realidad, a
expresar lo que sentimos y a darle sentido a lo que
vivimos. Es algo que nos hace humanos y que nos mueve
a buscar la verdad y el conocimiento en todo lo que
hacemos. Todos podemos pensar, aunque lo hagamos de
diferentes maneras y niveles. Desde las cosas más
simples que salen de lo que sentimos hasta las cosas más
complicadas que necesitan un razonamiento más duro, el
pensamiento se muestra como algo propio de nuestra
naturaleza y como una fuente sin límite de búsqueda y
desarrollo intelectual. Es con el pensamiento que
exploramos el mundo, hacemos preguntas, retamos lo
establecido y buscamos nuevas respuestas. El
pensamiento nos da la oportunidad de ampliar lo que
sabemos, de pensar en lo que vivimos y de construir
sentido en nuestras vidas. Es algo que nos hace
diferentes como seres racionales y que nos empuja a
superar los límites que nos pone la ignorancia y el
prejuicio. En realidad, siguiendo lo que dijo el filósofo
René Descartes, podemos decir que todos participamos
en el acto de pensar, aunque algunos no lleguen tan lejos
en esta movida intelectual. En este sentido, hay dos
formas básicas de conocimiento: el empírico y el
racionalista. El conocimiento empírico se basa en lo que
vivimos y experimentamos directamente, mientras que
el conocimiento racionalista se basa en usar la razón y la
36
Cruzar la línea

capacidad de sacar conclusiones. Es clave reconocer que


lo que vivimos se convierte en sensaciones, en
percepciones personales que luego se transforman en
ideas. Por eso, cuando estamos haciendo cosas, metidos
en nuestra vida diaria, también estamos pensando. Como
decía el filósofo John Locke, “no hay nada en la mente
que no haya pasado antes por los sentidos”. El flujo
constante de sensaciones captado por nuestros sentidos
nos da información sobre el mundo exterior e interior,
sobre lo que vemos, oímos, tocamos, olemos y
saboreamos. Estas sensaciones son la base del
pensamiento, el combustible que alimenta nuestra
imaginación y nuestra creatividad.

Es con la unión entre lo que vivimos y lo que razonamos


que desarrollamos nuestra capacidad de entender y
reflexionar. Lo que vivimos y cómo interactuamos con
el entorno nos dan los materiales con los cuales
construimos nuestro pensamiento, mientras que usar la
razón nos permite analizar, relacionar, sacar
conclusiones. Las dos formas de conocimiento, empírico
y racionalista, se mezclan y se complementan en nuestro
proceso de pensamiento. Así, el pensamiento se muestra
como algo propio del ser humano, algo que nos hace
diferentes y nos mueve a explorar, entender y cuestionar
el mundo que nos rodea. Es con el pensamiento que
ampliamos nuestros horizontes, desarrollamos nuestro
intelecto y nos acercamos a la verdad. Es una

37
Cruzar la línea

herramienta esencial para crecer como personas y para


construir sentido en nuestras vidas. Al final, es
importante reconocer que todos los seres humanos
tenemos la facultad de pensar, aunque esa capacidad se
muestre en diferentes niveles y formas. Desde las ideas
más simples que salen de lo que sentimos hasta los
conceptos más complejos que necesitan un razonamiento
más duro, el pensamiento se muestra como un vehículo
impulsado por la razón en busca de objetivos más
grandes. Así, la respuesta a la pregunta que nos hacíamos
al principio está en ver que las personas, de una manera
u otra, hacen actos de pensamiento en diferentes niveles
de realidad. El pensamiento, en su variedad, nos da la
posibilidad de entender el mundo, de pensar en nuestra
existencia y de generar respuestas creativas a los retos
que se presentan. Nos invita a explorar, cuestionar y
buscar nuevas perspectivas, enriqueciendo lo que
sabemos y lo que entendemos del entorno en el que
vivimos. Es con el pensamiento que nos acercamos a la
verdad, construimos sentido y encontramos razón en
nuestras vidas.

38
Cruzar la línea

Qué leen los que no leen.


«Un escritor profesional es un amateur
que no se rinde.»
Richard Bach

La lectura y la escritura son dos caras de la misma


moneda, pues se nutren y se potencian mutuamente. La
escritura nos permite plasmar nuestras ideas y transmitir
información, como si fuera una huella que dejamos en el
papel. La lectura nos brinda acceso al conocimiento y a
las vivencias de otros, como si fuera una ventana que nos
abre a otros mundos. Sin embargo, existe un grupo de
personas que no se siente atraído por la lectura y no
disfruta de sus beneficios. En este ensayo, exploraremos
qué es lo que leen aquellos que no leen y cómo podemos
fomentar el hábito de la lectura en este grupo. Es
importante tener en cuenta que la lectura no se limita
exclusivamente a los libros. Si bien los libros son una de
las formas más tradicionales de lectura, en la actualidad
contamos con numerosas opciones. Aquellos que no leen
libros pueden encontrar interés en leer artículos en línea,
blogs, revistas, periódicos o incluso mensajes en redes
sociales. Aunque estos formatos suelen ser más breves y
concisos que los libros, siguen proporcionando
información, entretenimiento y la oportunidad de
expandir nuestro conocimiento. Además, no debemos
39
Cruzar la línea

olvidar que la lectura no se limita únicamente a la


palabra escrita. También podemos “leer” imágenes,
como fotografías, ilustraciones o pinturas, que nos
transmiten mensajes y emociones. Incluso las películas,
las series de televisión y las obras de teatro pueden ser
consideradas formas de lectura, ya que interpretamos y
comprendemos la historia y los personajes a través de la
imagen en movimiento. Entonces, ¿qué es lo que leen
aquellos que no leen libros? Leen el mundo que les
rodea. Observan y absorben información a través de
diversas fuentes, como su entorno, las interacciones
sociales, los medios de comunicación y sus propias
experiencias personales. Aunque esto puede ser válido,
la lectura de libros ofrece una experiencia única y
enriquecedora que no se encuentra en otros medios. La
lectura de libros nos sumerge en un universo de palabras
que nos transportan a lugares y tiempos distintos al
nuestro. Nos permite conocer otras culturas, otras formas
de pensar y sentir, otras realidades y posibilidades. Nos
hace reflexionar sobre nosotros mismos y sobre el
mundo que habitamos. Nos estimula la imaginación, la
creatividad y el pensamiento crítico. Nos hace crecer
como personas y como ciudadanos. Por eso, es
importante fomentar el hábito de la lectura desde una
edad temprana. No se trata solo de leer por obligación o
por cumplir con un requisito académico. Se trata de leer
por placer, por curiosidad, por pasión. Se trata de
encontrar el libro adecuado para cada momento, para
40
Cruzar la línea

cada estado de ánimo, para cada interés. Se trata de


descubrir el placer de sumergirse en una historia y
dejarse llevar por ella. Para lograr esto, es necesario crear
espacios propicios para la lectura, tanto en el ámbito
familiar como en el escolar. Es necesario ofrecer una
variedad de libros que atiendan a los gustos e intereses
de cada lector potencial. Es necesario promover
actividades que incentiven el intercambio y el diálogo
sobre las lecturas realizadas. Es necesario generar una
cultura lectora que valore y celebre el acto de leer como
una forma de disfrutar y aprender. En conclusión,
aquellos que no leen libros se están perdiendo una
experiencia maravillosa e irrepetible. Leer libros es una
forma de viajar sin moverse del sitio, de conocer sin salir
del cuarto, de vivir sin dejar de soñar. Leer libros es una
forma de alimentar el alma y el espíritu con las palabras
mágicas que nos regalan los escritores. Leer libros es una
forma de ser libres e infinitos en un mundo lleno de
límites y restricciones.

Además, es fundamental crear entornos propicios para


la lectura. Esto implica contar con espacios cómodos y
tranquilos, donde podamos aislarnos del ruido y las
prisas del mundo exterior. También implica dedicar un
tiempo específico para la lectura, donde podamos
concentrarnos y disfrutar de las palabras sin
interrupciones. Asimismo, podemos organizar clubes de
lectura, donde las personas puedan compartir y discutir
41
Cruzar la línea

sus impresiones sobre los libros que han leído. La


interacción social en torno a la lectura puede ser
motivadora y enriquecedora, pues nos permite conocer
otras opiniones, aprender de otras experiencias y
descubrir nuevos libros. En efecto, la lectura no se
reduce exclusivamente a la palabra escrita, sino que se
extiende a otras formas de expresión artística. Las
imágenes también pueden ser leídas y nos transmiten
mensajes y emociones. Las fotografías, las ilustraciones,
las pinturas son ejemplos de cómo el lenguaje visual nos
permite comprender y apreciar el mundo que nos rodea.
A través de las imágenes, podemos captar la belleza, el
drama, el humor o la crítica que el artista quiere
comunicar. Asimismo, el cine, las series de televisión y
las obras de teatro son formas de lectura en movimiento.
A través de la imagen en movimiento, interpretamos y
comprendemos historias, personajes y situaciones. Nos
sumergimos en tramas y reflexionamos sobre los
mensajes que nos transmiten. La experiencia de ver una
película o asistir a una obra de teatro es una forma de
lectura que involucra nuestros sentidos y emociones. A
través del cine, las series y el teatro, podemos viajar a
otros lugares y tiempos, conocer otras culturas y
realidades, y explorar temas universales como el amor,
la muerte o la libertad. No obstante, aunque leer el
mundo que nos rodea puede ser valioso, no podemos
subestimar los beneficios únicos que ofrece la lectura de
libros. A través de la lectura de libros, nos sumergimos
42
Cruzar la línea

en universos literarios, exploramos la mente y los


sentimientos de los personajes, y nos adentramos en las
reflexiones y las ideas de los autores. La lectura de libros
nos permite profundizar en temas complejos, ampliar
nuestro vocabulario, y fortalecer nuestra capacidad de
análisis y comprensión. La lectura de libros nos ofrece
una experiencia enriquecedora que no se encuentra en
otros medios. Nos invita a la reflexión y al diálogo con
el autor, nos permite descubrir nuevas perspectivas y
ampliar nuestra visión del mundo. A través de los libros,
podemos adentrarnos en la historia, la filosofía, la
ciencia o el arte, y aprender de los grandes pensadores y
creadores que han dejado su huella en la humanidad. A
través de los libros, podemos vivir aventuras increíbles,
sentir emociones intensas y soñar con mundos
imaginarios. En conclusión, leer es una actividad
maravillosa que nos abre las puertas a un mundo infinito
de conocimiento y placer. Leer es una forma de
alimentar nuestra mente y nuestro espíritu con las
palabras mágicas que nos regalan los escritores. Leer es
una forma de ser libres e infinitos en un mundo lleno de
límites y restricciones.

Además de transmitir la importancia de la lectura y


ofrecer alternativas atractivas, es fundamental crear
entornos propicios que fomenten el hábito de la lectura.
Para ello, debemos disponer de espacios cómodos y
tranquilos, donde las personas puedan sumergirse en la
43
Cruzar la línea

lectura sin distracciones. Un rincón acogedor con una


silla cómoda, una buena iluminación y una estantería con
libros interesantes puede ser el escenario ideal para
disfrutar de esta actividad. Un oasis de paz y placer en
medio del caos y el estrés de la vida cotidiana.
Asimismo, es necesario dedicar tiempo específico para
la lectura en nuestras rutinas diarias. Establecer un
momento del día reservado exclusivamente para leer nos
ayuda a crear un hábito y a hacer de la lectura una parte
integral de nuestras vidas. Puede ser por la mañana, antes
de dormir o cualquier otro momento que se adapte a
nuestras circunstancias y preferencias. Lo importante es
que sea un tiempo sagrado, donde nada ni nadie nos
interrumpa ni nos quite el gusto por las palabras. Otra
estrategia efectiva es la creación de clubes de lectura o
grupos de discusión. Estos espacios permiten compartir
y discutir impresiones sobre los libros que hemos leído,
enriqueciendo nuestra experiencia y perspectivas. La
interacción social en torno a la lectura nos brinda la
oportunidad de conocer nuevas obras, descubrir
diferentes interpretaciones y ampliar nuestra visión del
mundo a través de la mirada de otros lectores. Es como
viajar a otros lugares y tiempos, conocer otras culturas y
realidades, y explorar temas universales como el amor,
la muerte o la libertad. En conclusión, aquellos que
quieren fomentar el hábito de la lectura deben tener en
cuenta que no basta con recomendar libros o dar
sermones sobre sus beneficios. También deben crear las
44
Cruzar la línea

condiciones adecuadas para que las personas puedan


disfrutar plenamente de esta actividad. Esto implica
ofrecer espacios confortables y silenciosos, dedicar
tiempo específico y regular para leer, y promover
espacios de diálogo e intercambio sobre las lecturas
realizadas. De esta forma, se puede lograr que la lectura
sea una experiencia placentera, enriquecedora y
transformadora.
Violencia, ¿propia de la condición humana?
La violencia ha sido una espina clavada en el corazón de
la humanidad a lo largo de su historia, y aunque han
surgido voces que han clamado por la paz, éstas han sido
silenciadas o ignoradas. Desde los albores de la
civilización, el ser humano ha librado guerras
sangrientas contra sus semejantes, y lo que es más triste,
contra sus propios hermanos. Aunque parecería lógico
que el vínculo fraterno fuera una garantía de armonía y
convivencia, la realidad ha demostrado que este lazo se
puede romper fácilmente por el egoísmo, la ambición o
el fanatismo.

En primer lugar, podemos ver cómo la violencia ha


estado presente desde las primeras culturas, que se
enfrentaron entre sí por el dominio de territorios,
recursos o ideologías. Ejemplos de esto son las guerras
entre griegos y troyanos, entre persas y medos, o entre
los diversos pueblos que habitaron Mesopotamia, como
los acadios, los sirios, los sumerios, los babilonios o los
45
Cruzar la línea

fenicios. La sed de poder ha envenenado las mentes de


los hombres.

Por otro lado, la religión se ha planteado como una vía


para evitar la violencia. En la Edad Media, la iglesia fue
la institución que logró unificar el imperio fragmentado
por las invasiones bárbaras, y en muchos lugares lo único
que se tenía en común era la fe cristiana. Sin embargo,
durante el siglo XI, los turcos ocuparon Jerusalén,
considerada tierra santa por las tres grandes religiones
monoteístas (judaísmo, cristianismo e islam), y
prohibieron el acceso a ella a los europeos. El Papa
Urbano II convocó entonces la primera cruzada para
recuperar lo que era suyo. Aunque la victoria fue
aplastante, las ocho siguientes no fueron tan favorables
para los europeos, ya que el ejército musulmán estaba
preparado.

A pesar de que la religión es un puente que debería


conectar a los seres humanos, también ha sido motivo de
discordia. Por ejemplo, el conflicto entre los palestinos y
los judíos, ambos descendientes del mismo patriarca
Abraham y con una historia sagrada compartida. La
disputa surge porque Abraham tuvo dos hijos, uno con
su esposa Sara y otro con su esclava Agar. Los judíos se
consideran herederos de Isaac, el hijo de Sara, mientras
que los palestinos se consideran descendientes de
Ismael, el hijo de Agar. Ambos reclaman el derecho a
habitar la tierra prometida por Dios a Abraham.
46
Cruzar la línea

En conclusión, la violencia es una realidad que ha


marcado la historia de la humanidad, y aunque han
existido propuestas para evitarla (como veremos más
adelante), éstas han sido insuficientes. Desde la
antigüedad se han registrado confrontaciones violentas
entre pueblos y, aún más preocupante, entre hermanos.
Aunque podría pensarse que vivir como hermanos sería
una forma de evitar las luchas entre los pueblos (como
se ha dicho anteriormente), la historia ha demostrado que
estos planteamientos son inútiles. La violencia es una
plaga que ha infectado el corazón del hombre y que solo
puede ser erradicada con un cambio profundo en su
forma de pensar y actuar.

47
Cruzar la línea

Reflexiones sobre las dictaduras


“La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes
de los totalitarios sino sobre las faltas de los
demócratas.”

- Albert Camus

Somos animales de instinto, que buscamos satisfacer


nuestras necesidades básicas para seguir viviendo.
Comemos cuando el hambre nos ruge en el estómago,
dormimos cuando el sueño nos pesa en los párpados y
atacamos cuando el miedo nos eriza la piel. Pero no
estamos solos en este mundo, sino que compartimos el
espacio con otros seres humanos, que también tienen sus
propios intereses y deseos. Esto nos lleva a enfrentarnos
a conflictos constantes, que ponen a prueba nuestra
capacidad de entendernos y convivir. Aristóteles nos
llamó “zoom politikon” o “animal político”, porque

48
Cruzar la línea

entendió que necesitamos relacionarnos con los demás


para sobrevivir.

Pero no todos los humanos somos iguales, ni pensamos


ni sentimos de la misma manera. Hay más diferencias
que similitudes entre nosotros, y eso hace que a veces
nos veamos como lobos dispuestos a devorarnos unos a
otros. Así lo expresó Thomas Hobbes con la frase “homo
hominus lupus”, que significa “el hombre es un lobo para
el hombre”. Esta metáfora muestra cómo el egoísmo nos
impulsa a actuar en beneficio propio, sin importarnos el
daño que podamos causar a los demás. Hobbes propuso
la necesidad de un Estado fuerte, al que comparó con el
Leviatán, una criatura mitológica gigantesca y poderosa,
capaz de controlar y domesticar a los individuos. Según
Hobbes, el Estado debe tomar las decisiones por el
pueblo, ya que la libertad individual puede conducir al
caos y a la guerra.

Esta cuestión del gobierno y la toma de decisiones


colectivas no es nueva, sino que viene desde la
antigüedad. Los griegos ya se habían planteado estas
interrogantes y habían propuesto diferentes formas de
gobierno. Aristóteles clasificó tres formas de gobierno
legítimas y tres formas corruptas de estas. La aristocracia
era el gobierno de los mejores, donde los más sabios y
virtuosos tomaban las decisiones por el bien común. La
democracia era el gobierno del pueblo, donde todos
participaban en la elección de sus gobernantes. La
49
Cruzar la línea

monarquía era el gobierno de uno solo, donde un rey


justo y benevolente dirigía a su pueblo. Pero estas formas
podían degenerar en oligarquía, donde unos pocos ricos
mandaban sobre los demás; en demagogia, donde los
líderes populares engañaban al pueblo con falsas
promesas; y en tiranía, donde un rey cruel y despótico
oprimía a su pueblo.

En nuestra época actual, podemos ver cómo estas formas


de gobierno se han repetido y transformado a lo largo de
la historia. Podemos ver cómo algunas sociedades han
optado por la democracia como una forma de garantizar
la participación ciudadana y el respeto a los derechos
humanos. Pero también podemos ver cómo otras
sociedades han sufrido las consecuencias de las
dictaduras, donde un grupo o una persona se ha impuesto
por la fuerza y ha sometido al pueblo a su voluntad.

¿Qué es una dictadura? Es una forma de gobierno


autoritaria, donde el poder se concentra en una sola
persona o en un grupo reducido, que no respeta las leyes
ni las instituciones democráticas. Es una forma de
gobierno que se basa en el miedo y la represión para
controlar a la población. Es una forma de gobierno que
viola los derechos humanos y limita las libertades
individuales y colectivas.

¿Cómo se llega a una dictadura? Hay diferentes causas


que pueden explicar el surgimiento de una dictadura.

50
Cruzar la línea

Algunas pueden ser: una crisis económica o social que


genera descontento e inestabilidad; un golpe de Estado o
una revolución armada que derroca al gobierno legítimo;
una guerra o un conflicto externo que justifica medidas
excepcionales; una manipulación mediática o ideológica
que convence al pueblo de apoyar al dictador; una
ambición personal o grupal que busca perpetuarse en el
poder.

¿Qué consecuencias tiene una dictadura? Las


consecuencias de una dictadura son nefastas para la
sociedad. Algunas de ellas son: la pérdida de la soberanía
popular y la representación política; la violación
sistemática de los derechos humanos y las libertades
fundamentales; la censura y la persecución de los
opositores y los disidentes; la corrupción y el
enriquecimiento ilícito de los gobernantes; la pobreza y
la desigualdad social; la violencia y el terrorismo de
Estado; el atraso y el aislamiento económico y cultural.

¿Cómo se puede salir de una dictadura? La salida de una


dictadura no es fácil ni rápida, sino que requiere de un
proceso largo y complejo. Algunos pasos que se pueden
dar son: la resistencia y la movilización social contra el
régimen; el apoyo y la solidaridad internacional con las
víctimas y los defensores de los derechos humanos; la
negociación y el diálogo entre las partes en conflicto; la
transición y la reconciliación nacional; la recuperación y
la consolidación de la democracia.
51
Cruzar la línea

La democracia es un sueño que muchos pueblos han


perseguido a lo largo de la historia. Es una forma de
gobierno que busca que todos los ciudadanos tengan voz
y voto en las decisiones que afectan su vida. Es una
manera de construir una sociedad más justa y
participativa, donde se respeten los derechos humanos y
se promueva el bien común. Sin embargo, como todo
sueño humano, la democracia también tiene sus
pesadillas. Norberto Bobbio, un filósofo italiano, afirma
que la democracia se acaba cuando quienes tienen el
poder se olvidan del pueblo y solo buscan su propio
beneficio. Cuando la democracia se corrompe y se
convierte en un escenario de crímenes, corrupción y
desigualdad. Cuando la democracia se pervierte y se
aprovecha de la ignorancia de las personas para
manipularlas con falsas promesas y migajas a cambio de
su voto. Cuando la democracia se traiciona y deja de lado
lo esencial: el respeto a la dignidad humana y a la
voluntad popular. Esta es una realidad que genera
desesperanza y desilusión en el pueblo, que señala el fin
de la democracia.

Ante esta situación, el pueblo anhela un cambio y espera


la llegada de un salvador que arregle las cosas y cambie
su destino. Es más fácil creer en una esperanza que nos
alivie el dolor que enfrentar la dura realidad. Según las
circunstancias de cada país, surgen personajes que se
presentan como los elegidos para salvar a la nación de

52
Cruzar la línea

los males que la aquejan. Estos personajes usan


discursos persuasivos y emotivos para ganarse la
confianza del pueblo. Pero muchas veces, estos
supuestos salvadores son lobos con piel de oveja, que
esconden sus verdaderas intenciones detrás de una
máscara de bondad. Estos personajes no buscan el bien
del pueblo, sino el suyo propio. Estos personajes no
respetan la democracia, sino que la usan para imponer su
voluntad. Estos personajes no son salvadores, sino
verdugos.

Pero el pueblo no es impotente ni pasivo ante esta


realidad. El pueblo tiene el poder de elegir y de cambiar
a sus gobernantes. El pueblo tiene el poder de cuestionar
y de exigir a sus representantes. El pueblo tiene el poder
de resistir y de luchar por sus derechos. Los fanatismos
llevan a los seres humanos a convertirse en borregos
obedientes de un pastor que los conduce al matadero.
Pero los seres humanos también tenemos la capacidad de
pensar por nosotros mismos y de actuar según nuestra
conciencia. No debemos dejarnos engañar ni manipular
por falsos mesías que nos ofrecen soluciones mágicas a
cambio de nuestra libertad. Debemos ser críticos y
responsables con nuestro voto y con nuestra
participación ciudadana.

En conclusión, el reto de mantener viva la democracia es


un reto que nos compete a todos como ciudadanos.
Debemos ser conscientes de que la democracia no es solo
53
Cruzar la línea

un sistema político, sino una forma de vida que implica


valores como el respeto, la tolerancia y la solidaridad.
Debemos ser conscientes de que la democracia no es solo
un derecho, sino también un deber que implica
compromiso, vigilancia y acción. Debemos ser
conscientes de que la democracia no es solo un sueño,
sino también una realidad que debemos defender y
construir entre todos.

Las ideas mesiánicas como liberación

“¡Qué seres infelices son los hombres!


Constantemente vacilan entre falsas esperanzas y
miedos tontos, y en lugar de confiar en la razón, crean
monstruos para asustarse y fantasmas que los llevan
por mal camino”.
- Montesquieu.

¿Qué significa ser ciudadano? Quizás pienses que es


tener un documento que te identifica, o poder votar en

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Cruzar la línea

las elecciones, o tener ciertos derechos y deberes. Pero


ser ciudadano es mucho más que eso. Ser ciudadano es
ser parte de una sociedad que respeta tu dignidad, tu
libertad y tu igualdad. Ser ciudadano es tener voz y voto
en las decisiones que afectan tu vida. Ser ciudadano es
poder vivir en paz y armonía con los demás.

Pero esta idea de ciudadanía no siempre ha existido.


Antes, en Europa, la gente vivía bajo el dominio de reyes
y nobles que tenían todo el poder y el dinero. La gente
común no tenía voz ni voto, solo tenía que obedecer y
trabajar. Pero hubo unos intelectuales que se rebelaron
contra este sistema y propusieron una nueva forma de
gobierno: la democracia. Estos intelectuales se basaron
en la razón para defender que todos los seres humanos
tenían derechos inalienables, como la propiedad, la
libertad de opinión y la conciencia. Estos ideales
inspiraron a muchos pueblos a luchar por su
independencia y a construir una sociedad más justa y
participativa.

Sin embargo, a lo largo de la historia, hemos visto cómo


esta idea de ciudadanía se ha puesto en peligro y cómo
los seres humanos han sido despojados de su humanidad.
El siglo XX fue testigo de atrocidades que nos dejaron
sin palabras y que nos mostraron lo peor del ser humano.
Lugares como Auschwitz, Gulag, Hiroshima y Bosnia se
convirtieron en escenarios de horror, donde las personas
dejaron de ser ciudadanos para convertirse en víctimas
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Cruzar la línea

de una violencia brutal. En estos lugares, las personas


perdieron su identidad y su dignidad, y fueron tratadas
como objetos o animales. Estos hechos nos muestran
cómo la ciudadanía puede ser vulnerada y cómo los
derechos humanos pueden ser pisoteados.

Es importante reflexionar sobre estos ejemplos


históricos para entender cómo la ciudadanía puede ser
protegida y cómo los seres humanos podemos vivir en
armonía. Debemos cuestionar los mecanismos que
permiten esta exclusión y trabajar incansablemente para
construir una sociedad en la que la ciudadanía sea una
realidad palpable, en la que la igualdad y la libertad sean
verdaderamente alcanzadas, y en la que los horrores del
pasado no se repitan en el futuro.

En el mundo actual, nos enfrentamos a un desafío donde


el individuo depende del Estado para ser reconocido
como ciudadano. Pero debemos tener cuidado, porque el
Estado puede cambiar o quitar estas garantías según sus
intereses. En situaciones extremas, una persona puede
dejar de ser ciudadana para convertirse en colaboradora,
terrorista o víctima, según el bando al que pertenezca o
al que se enfrente. Un ejemplo de esto es el genocidio de
la Unión Patriótica (UP) en Colombia. Además, hay
veces que la política misma crea dinámicas que llevan a
las personas a ser consideradas víctimas.

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Cruzar la línea

Es fundamental resaltar cómo los gobiernos autoritarios


del siglo XX generaron situaciones de desplazamiento,
refugio, exilio y vagabundeo, rechazando así al “otro”.
Ante esta realidad, es necesario cuestionar la lógica
política y exigir que tenga en cuenta el sufrimiento
humano. Para lograr esto, debemos recuperar nuestra
condición de ciudadanos activos y responsables, capaces
de pensar por nosotros mismos y de actuar según nuestra
conciencia. Debemos exigir nuestros derechos y cumplir
nuestros deberes. Debemos participar en las decisiones
que afectan nuestra vida. Debemos respetar al otro como
un igual. Debemos construir una sociedad más humana
e inclusiva.

¿Qué tiene que ver la filosofía con la educación? Quizás


pienses que son cosas aburridas y sin sentido, que no te
sirven para nada en la vida real. Pero te equivocas. La
filosofía y la educación son muy importantes para
entender el mundo en el que vivimos y para cambiarlo
para mejor. La filosofía nos ayuda a pensar por nosotros
mismos, a cuestionar lo que nos dicen y a buscar la
verdad. La educación nos ayuda a aprender cosas
nuevas, a desarrollar nuestras habilidades y a
prepararnos para el futuro. Ambas cosas nos hacen más
libres y más humanos.

Pero no todo es color de rosa. Vivimos en un mundo


lleno de problemas y desafíos, donde hay mucha
injusticia y desigualdad. Hay gente que sufre y que no
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Cruzar la línea

tiene las mismas oportunidades que otros. Hay gente que


abusa del poder y que viola los derechos de los demás.
Hay gente que se conforma con lo que hay y que no se
atreve a soñar con un mundo mejor. Por eso, necesitamos
una filosofía y una educación que nos hagan pensar en
las experiencias humanas y que nos ayuden a crear un
mundo donde se respeten los valores éticos y políticos.
Necesitamos una filosofía y una educación que nos
hagan reflexionar sobre el contexto en el que vivimos y
cómo la política y las leyes pueden afectar nuestra vida.
Necesitamos una filosofía y una educación que nos
hagan cuestionar las normas y los valores que nos
imponen y que nos hagan buscar formas más justas y
equitativas de vivir.

Esto se hace más urgente cuando vemos el sufrimiento


diario de millones de personas que son oprimidas y
excluidas, pasando de ser ciudadanos a ser víctimas. Un
ejemplo claro de esto se puede ver en América, donde
hubo dictaduras y grupos armados que mataron y
torturaron a mucha gente en los años 70, con el apoyo de
las empresas poderosas. Pensar en nuestra vida diaria
implica pensar en nosotros como seres sociales, o como
diría Aristóteles, seres políticos. Estamos metidos en un
mundo artificial que está hecho por la cultura, pero
siempre dependemos unos de otros. Ante este rollo,
somos seres biológicos que tenemos necesidades básicas
como comer y estar seguros. Para cubrir estas

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Cruzar la línea

necesidades, hemos inventado mecanismos basados en


nuestra inteligencia, creando instituciones y formas de
organizarnos que nos permiten sobrevivir y tener un
mínimo de bienestar. Hemos creado el concepto de
Estado,

El Estado es una forma de organización política que tiene


el poder de gobernar un territorio y una población. El
Estado tiene tres funciones principales: legislar, ejecutar
y juzgar. El Estado también tiene la responsabilidad de
garantizar los derechos y las obligaciones de los
ciudadanos, así como de proveer los servicios públicos
necesarios para el bienestar social. El Estado se compone
de diferentes instituciones, como el gobierno, el
parlamento, los tribunales, la policía, el ejército, etc.

Pero el Estado no es la única forma de organización que


existe. Hay otras formas de organización que se basan en
principios diferentes, como la cooperación, la
solidaridad, la autogestión, la participación, etc. Estas
formas de organización pueden ser locales, regionales,
nacionales o internacionales. Algunos ejemplos de estas
formas de organización son las comunidades indígenas,
las cooperativas, las asociaciones civiles, las redes
sociales, las organizaciones no gubernamentales, etc.

Tú puedes participar en la política de diferentes maneras.


La política no es solo votar cada cierto tiempo o afiliarse
a un partido político. La política es todo lo que tiene que
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Cruzar la línea

ver con la vida en sociedad y con la búsqueda del bien


común. Tú puedes participar en la política informándote
sobre los temas que te interesan y afectan, expresando tu
opinión y debatiendo con respeto, organizándose con
otras personas que compartan tus ideas y valores,
apoyando causas sociales y ambientales, exigiendo sus
derechos y cumpliendo tus deberes, denunciando las
injusticias y proponiendo soluciones, etc.

La ética es una rama de la filosofía que estudia los


principios morales que rigen la conducta humana. La
ética se pregunta qué es lo bueno y lo malo, qué es lo
justo y lo injusto, qué es lo correcto y lo incorrecto. La
ética busca orientar nuestras acciones y decisiones según
unos valores universales que respeten la dignidad
humana y el bien común. La ética también se ocupa de
analizar los dilemas morales que se presentan en la vida
cotidiana y en situaciones complejas.

La verdad es un concepto difícil de definir y de alcanzar.


La verdad se refiere a la correspondencia entre lo que
pensamos o decimos y lo que realmente es o sucede. La
verdad se opone a la mentira, al error o a la ilusión. La
verdad se busca mediante el uso de la razón, la evidencia
y el método científico. Pero la verdad también puede ser
relativa, subjetiva o provisional, dependiendo del
contexto, del punto de vista o del conocimiento
disponible. La verdad también puede ser cuestionada,

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Cruzar la línea

debatida o modificada según nuevos hallazgos o


interpretaciones.

¿Qué significa ser ciudadano? No es solo tener una


cédula o ir a votar cada cuatro años. Es tener derechos y
deberes, pero también es tener una actitud de respeto y
colaboración con los demás. Es pensar en el bien común
y no solo en el propio. Es participar activamente en la
construcción de una sociedad más justa y equitativa.

Pero no siempre ha sido así. En la historia, ha habido


momentos en los que la gente no tenía derechos ni voz,
y sufría la opresión y la violencia de los que tenían el
poder. Por ejemplo, en Latinoamérica, hubo dictaduras
militares que violaron los derechos humanos y
reprimieron a los que se oponían a su régimen. También
hubo guerras civiles que causaron mucho dolor y
sufrimiento a la población. Estos hechos nos muestran lo
importante que es defender la democracia y la paz.

Para lograr una sociedad mejor, es necesario fomentar


una cultura de ciudadanía activa, basada en el respeto
mutuo y la confianza básica. Esto implica asumir la
responsabilidad de respetar los derechos de los demás y
trabajar por el bien común. Hay ejemplos de gente que
ha hecho esto, como los movimientos sociales que han
luchado por la igualdad de derechos, como los
feministas, los defensores de los derechos humanos y los
ambientalistas, que buscan una sociedad más inclusiva y

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Cruzar la línea

sostenible. La educación también juega un papel clave


en la formación de los ciudadanos. El Ministerio de
Educación, a través de estándares y pruebas en
competencias ciudadanas, busca ampliar el contexto de
la discusión y promover una formación integral que
incluya valores de respeto, tolerancia y solidaridad.

Ser ciudadano implica mucho más que tener derechos


legales. Es un compromiso ético y moral que nos llama
a pensar en el otro, a reconocer la humanidad compartida
y a trabajar por un bienestar colectivo. Romper con el
individualismo y fomentar una cultura de ciudadanía
activa es fundamental para construir una sociedad más
justa, equitativa y solidaria.

La historia está llena de momentos oscuros y siniestros,


pero no debemos permitir que esos episodios marquen
nuestro presente ni tampoco creer que estamos
condenados a repetirlos eternamente. Por el contrario, es
fundamental recordar la historia para evitar que se repita
y aprender de ella. Debemos reflexionar sobre nuestro
pasado y utilizarlo como una herramienta para cambiar
nuestra sociedad, especialmente en aquellos aspectos en
los que le tenemos miedo a la participación política. La
Constitución de 1991 fue un paso importante para
superar ese miedo y crear una nueva forma de hacer
política. La Constitución reconoció los derechos
fundamentales de todos los ciudadanos, sin importar su
raza, sexo, religión u orientación sexual. También creó
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Cruzar la línea

mecanismos para garantizar la participación ciudadana


en las decisiones públicas, como el referendo, la consulta
popular o la revocatoria del mandato. Además,
estableció un sistema de pesos y contrapesos entre las
ramas del poder público, para evitar abusos y corrupción.

La Constitución de 1991 fue un avance histórico para


Colombia, pero no es suficiente. Se necesita que los
ciudadanos se apropien de ella y la hagan cumplir. Se
necesita que los ciudadanos se informen, se expresen y
se movilicen por sus causas. Se necesita que los
ciudadanos exigen transparencia y rendición de cuentas
a sus gobernantes. Se necesita que los ciudadanos
construyan una cultura política basada en el diálogo, el
respeto y la tolerancia.

La música y la cultura colombiana son un ejemplo de


cómo la diversidad puede ser una fuerza positiva y
creativa. La mezcla de ritmos y tradiciones de diferentes
regiones y comunidades ha creado expresiones artísticas
únicas y vibrantes, como el vallenato, la salsa choqué o
el currulao. Estos ejemplos nos muestran cómo la
diversidad puede enriquecer nuestro patrimonio cultural
y fortalecer nuestra identidad como colombianos.

La historia nos enseña lecciones que debemos aprender


y recordar para no repetir errores pasados. La
Constitución de 1991 y la reforma educativa han
establecido las bases para una visión de ciudadanía

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Cruzar la línea

basada en la diversidad, los derechos humanos y la


participación activa. Debemos valorar nuestras
diferencias como un enriquecimiento mutuo y trabajar
juntos para construir una sociedad más justa, inclusiva y
solidaria.

Para promover la participación democrática, se ha


impulsado la incorporación de competencias ciudadanas
en el ámbito institucional, especialmente en las
instituciones educativas. Estas competencias son el
conjunto de conocimientos y habilidades cognitivas,
emocionales y comunicativas que nos permiten actuar de
manera constructiva en una sociedad democrática, según
el Ministerio de Educación Nacional.

Los colegios han asumido la tarea de enseñar y


desarrollar estas competencias ciudadanas, realizando
actividades y ejercicios de “pre-ciudadanía” tanto en las
aulas como en las instituciones. Sin embargo, a veces, la
responsabilidad de formar ciudadanos solo recae en el
ámbito académico, mientras que la familia, las
instituciones y los medios de comunicación parecen
ignorar este proceso.

Un ejemplo claro de esto se puede ver en la franja de


novelas televisivas, donde se presenta una falsa idea de
querer transmitir una moraleja a través de historias de
mafiosos, prostitutas y situaciones exageradas que
distorsionan la realidad social y moral del país. Estas

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Cruzar la línea

novelas pueden influir negativamente en nuestra forma


de pensar y actuar como ciudadanos, al promover
valores como el dinero fácil, la violencia y el machismo.

Ser ciudadano no es solo saber de democracia y derechos


humanos, sino también actuar de manera crítica,
reflexiva y participativa. Esto significa cuestionar las
cosas, desafiar los estereotipos y las mentiras, y buscar
información de fuentes diversas y confiables. También
significa asumir la responsabilidad de construir una
sociedad más justa y equitativa, en la que se promueva
la igualdad de oportunidades, se respeten los derechos de
todos y se fomente una cultura de diálogo y tolerancia.

Pero no podemos hacer esto solos. La formación


ciudadana es una tarea de todos los actores sociales,
incluyendo la familia, las instituciones y los medios de
comunicación. Todos debemos asumir un papel activo
en este proceso de formación ciudadana. Es
especialmente importante que los medios de
comunicación reconozcan su rol social y promuevan
contenidos que fortalezcan los valores ciudadanos,
contribuyendo así a la construcción de una sociedad más
justa, inclusiva y comprometida.

Podemos aprender mucho de la historia. Por ejemplo, la


antigua Grecia, donde se construyeron polis basadas en
la igualdad entre los ciudadanos. En Colombia, debemos

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Cruzar la línea

ser conscientes de que sólo a través de valores y


comportamientos compartidos podemos aspirar a un
estado verdaderamente igualitario. No podemos esperar
que las soluciones caigan del cielo; debemos unirnos
como sociedad para construir un mejor país.

Ser ciudadano no es responsabilidad exclusiva de la


academia, sino que recae en todos nosotros. Debemos
valorar y respetar las opiniones de los demás en lugar de
silenciarlas. Es fundamental practicar una democracia
real, en lugar de limitarnos a simularla. Además,
debemos aprender a convivir en paz, respetando la
pluralidad de nuestra sociedad. Cada uno de nosotros
tiene un papel importante en la construcción de una
nación en la que podamos vivir en armonía.

Los medios de comunicación tienen un papel clave en la


formación ciudadana al promover contenidos que
fortalezcan los valores ciudadanos y fomentan una
mentalidad crítica. Podemos seguir el ejemplo de
Sócrates, quien era famoso por su actitud reflexiva y su
búsqueda de conocimiento, para desafiar la influencia de
una opinión pública manipulada. Al cuestionar y analizar
la información que nos llega a través de los medios,
contribuimos a la construcción de una sociedad más justa
y democrática.

La formación ciudadana no es solo responsabilidad de


las instituciones educativas. Es un compromiso que

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Cruzar la línea

recae en todos los actores sociales. Para construir una


sociedad basada en valores compartidos y en la
convivencia pacífica, debemos aprender de la historia y
de las experiencias pasadas. Por ejemplo, recordemos la
historia del Principito de Antoine de Saint-Exupéry,
donde se nos muestra un dibujo que parece un simple
sombrero. Pero el Principito ve más allá y ve una boa
comiéndose a un elefante. Esta metáfora nos invita a
ejercer nuestra ciudadanía de manera activa, a mirar más
allá de las apariencias y a revelar las realidades que se
ocultan tras el velo de la conformidad.

Para liberarnos de la limitada visión del sombrero, donde


se nos presenta una realidad fragmentada y alejada de los
conflictos, debemos reconocer que somos parte integral
de la sociedad y que nuestros actos tienen un impacto
significativo en la formación del estado nacional
colombiano. No podemos ignorar los problemas sociales
y políticos que nos rodean, ni culpar solo a otros por las
dificultades que enfrentamos. Al contrario, debemos
asumir un papel activo y reflexivo, cuestionando la
influencia mediática manipulada y desarrollando una
mentalidad crítica.

Así como el Principito reveló la verdad oculta en el


dibujo, nosotros también debemos correr la cortina de la
conformidad y la apatía. Reconozcamos que somos
agentes de cambio y que nuestra participación activa es
fundamental para construir una sociedad más justa y
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democrática. A través de nuestras acciones cotidianas y


de nuestra conciencia ciudadana, podemos contribuir a
la transformación positiva de nuestro entorno.

Los medios de comunicación tienen un gran poder para


influir en la opinión pública. Muchas veces, nos imponen
su forma de ver el mundo, sus ideas, sus ideales, su
homogeneización. Nos hacen consumir lo que ellos
quieren y nos convierten en zombis mediáticos.

La educación también ha sido afectada por los intereses


económicos. El Banco Mundial ha aconsejado a los
países sobre las reformas educativas, creando decretos
como el 230 para que la educación no fuera excluyente
y disminuir la deserción. Pero esto ha bajado el nivel
académico de forma devastadora. La educación se ha
convertido en la oportunidad de la oportunidad, donde
los estudiantes solo piensan en la recuperación.

Durante un período histórico, la educación se enfocó en


formar mano de obra técnica para las grandes empresas,
dejando de lado a los intelectuales, que se dedicaban a
áreas como el arte, la filosofía y la literatura. En la
sociedad, se veía a estos individuos como innecesarios o
peligrosos, porque podían percibir la complejidad del
mundo y reconocer las múltiples facetas que lo
componen. A diferencia de la visión simplista que busca
presentar la realidad en términos absolutos, los
intelectuales son capaces de descifrar y comprender las

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sutilezas que existen entre los extremos. Como dice


Antanas Mokus en su artículo “Intelectuales y políticos”:
“El intelectual ayuda a interpretar, promueve la
emancipación al mostrar las consecuencias y fomenta el
aumento de la capacidad humana para regular su propia
realidad” (Revista Aleph, n°115, año XXIV, 2000).

Bibliografía
Nietzsche. Así hablaba Zaratustra México, Ed.
Mexicanos Unidos. El eterno retorno. (1999)
Antoine De Saint-Exupéry Editorial: Editora
Latinoamericana, S.A.; País y año: México, 1998
Ruiz Carlos Enrique, Revista Aleph n#115 año
XXXIV (2000)
http://www.mineducacion.gov.co/altablero/index.asp
?s=6&num=27

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