Ensayo Teoria Del Delito y Sus Elementos Derecho Penal

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UNIVERISIDAD TECNOLOGICA DE HONDURAS

Asignatura: Derecho Penal I

Catedrático: Abg. José Alfredo Molina

Tarea 2do parcial: Teoría del delito y sus elementos

Fecha de entrega: 9 julio del presente año (2023)

Campus: Choloma, Cortes

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INTRODUCCION
La teoría del delito dentro del quehacer del proceso penal y, más concretamente,
dentro del derecho penal, representa uno de los instrumentos más importantes
para establecer la responsabilidad penal de una persona procesada por la supuesta
comisión de un hecho delictivo. En este sentido, la teoría del delito señala una
serie de parámetros que, en cada caso en particular, deben ser analizados con la
finalidad de establecer si se ha dado la afectación a un bien jurídico considerado
fundamental, y, por ende, si la potestad persecutoria que ejerce el Ministerio
Público debe aplicarse o no.
Toda acción para constituir un delito debe ser una conducta típica, antijurídica y
culpable. Es por ello que el análisis de lo que presuntamente constituye un ilícito,
obliga a su revisión en estos tres estadios. El cumplimiento de los diversos
requisitos que conforman cada uno de estos estadios, va a originar el carácter de
ilícito de la conducta acusada. De esta manera, el análisis de cada uno de ellos
implica una tarea seria, cuidadosa, pero, sobre todo, sumamente técnica que
demanda del estudioso (a) de la teoría del delito, conocimientos claros para su
aplicación.
Bajo estas circunstancias, como ya se mencionó anteriormente, la teoría del
delito viene a constituir un medio o instrumento de garantía para la persona
acusada.
Por tanto, no podría concebirse el dictado de una sentencia condenatoria en
contra de una persona acusada, si antes dicha conducta no ha sido analizada a la
luz de lo que informa la teoría del delito, como medio idóneo para verificar el
carácter delictivo de la misma. En esta misma orientación, la falta de acción, la
atipicidad de la conducta, la confluencia de una causa de justificación en dicha
conducta, o la inimputabilidad de la persona acusada, podrían señalar que la
conducta no puede ser considerada delictiva y, de esta manera, debe cesar la
facultad represiva del Estado que, en su nombre y el de la colectividad, lleva a
cabo el Ministerio Público.

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INDICE
Portada..............................................................................................................1
Introducción......................................................................................................2
Índice.................................................................................................................3
Contenido..........................................................................................................4
Conclusiones.....................................................................................................10
Bibliografía.......................................................................................................11
Anexos..............................................................................................................12

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CONTENIDO
El Derecho Penal tiene dos ámbitos de estudio: la parte general y la parte
especial. Debemos entender a la parte general, como el conjunto de disposiciones
normativas que describen la estructura del delito y la pena, y a la parte especial,
como el estudio individualizado de cada delito (robo, estafa, asesinato, etc.)
La parte general del Derecho Penal tiene a su vez dos subramas de estudio por así
decirlo-: la teoría del delito y la teoría de la pena. La teoría del delito es la
encargada de estudiar la concepción del delito, sus categorías fundamentales o
elementos que lo componen, así como la estructuración de cada una de esas
categorías.
Si bien los tipos penales son diferentes unos de otros, todos responden a una
misma estructura a la cual debe adecuarse el hecho dañoso, para que pueda ser
considerado como delito. Esta estructura queda recogida en el concepto que la
doctrina a lo largo del tiempo le ha dado al delito.
Consideración doctrinaria del Delito. - Concepción Finalista de la Acción
Y para entender el concepto que la doctrina moderna le ha atribuido al delito, es
necesario tener presente las diferentes escuelas dogmáticas que centraron su
estudio en la estructura de éste, y que lo definieron acorde la época en la que se
implantaron.
Se deben reconocer principalmente tres escuelas: la causalista, la finalista y la
funcionalista, pero, más allá de lo que cada una de ellas haya aportado para el
desarrollo de la conceptualización del delito, como tal, debemos tener presente
que al hablar de delito siempre nos referimos a aquella conducta humana que es
contraria a las normas penales, y cuya comisión presupone la imposición de una
pena como consecuencia jurídica a la inobservancia de esa normativa.
La concepción final del delito surge gracias a los postulados del penalista alemán
Hans Welzel, quien, con su teoría de la acción final, estableció el presupuesto de
que la acción es el ejercicio final de la actividad humana. Esto niega la
concepción de que una acción puede ser guiada por motivos ciegos y ajenos a
una finalidad determinada dentro de un actuar consciente.
Esto significa que para que una persona ejecute una conducta, la dirección final
de su acción se realizará en dos momentos o fases: la una ocurre en la esfera del
pensamiento (fase interna), acompañada de la selección de los medios y la
consideración de los efectos concomitantes; y la segunda, es cuando el autor
lleva a cabo su acción en la esfera del mundo real (fase externa).

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La fase interna involucra tres aspectos, en primer lugar, la identificación del
objetivo que se quiere conseguir; en segundo lugar, la selección de los medios
que se utilizarán para su consecución; y finalmente, el análisis de las posibles
consecuencias que resultan del empleo de esos medios. La fase externa consiste
en la puesta en marcha de los medios que fueron elegidos para conseguir el
objetivo principal; la obtención del resultado previsto; y, el nexo o relación
causal entre acción y resultado.
En ese sentido, la acción sólo tendrá carácter final en virtud de los resultados que
la persona haya querido voluntariamente. Si, por el contrario, el resultado es un
hecho no deseado, nos encontramos ante un resultado causal ciego y no final.
En el campo del Derecho Penal, ha sido constante la discusión que versa sobre
qué acciones son penalmente relevantes, esto, sumado a la utilización de un
término adecuado, que indique que la conducta de una persona puede originar
consecuencias jurídicas y penalmente relevantes.
La voluntad (libre), engloba a la acción u omisión como formas de realizar una
conducta. Cabe mencionar, que la acción viene a constituirse en referente de la
omisión, y las dos son la categoría dogmática más importante dentro de la teoría
del delito, debido a que son el presupuesto de la tipicidad, antijuridicidad y
culpabilidad, categorías que veremos más adelante.
Quienes son partidarios de la teoría social de la acción, como Juan del Rosal, la
acción es la realización de un resultado relevante socialmente; el cual desde el
punto de vista jurídico penal, es la producción de un resultado típico. De esto,
podemos rescatar, que la acción, excluye aquellos comportamientos que no
tienen relevancia jurídico-penal, porque no debemos olvidar, que, al Derecho
Penal, le interesan únicamente aquellas conductas que lesionan gravemente los
bienes jurídicos protegidos.
Hans Jesch La fase interna involucra tres aspectos, en primer lugar, la
identificación del objetivo que se quiere conseguir; en segundo lugar, la
selección de los medios que se utilizarán para su consecución; y finalmente, el
análisis de las posibles consecuencias que resultan del empleo de esos medios. La
fase externa consiste en la puesta en marcha de los medios que fueron elegidos
para conseguir el objetivo principal; la obtención del resultado previsto; y, el
nexo o relación causal entre acción y resultado.
En ese sentido, la acción sólo tendrá carácter final en virtud de los resultados que
la persona haya querido voluntariamente. Si, por el contrario, el resultado es un
hecho no deseado, nos encontramos ante un resultado causal ciego y no final.
En el campo del Derecho Penal, ha sido constante la discusión que versa sobre
qué acciones son penalmente relevantes, esto, sumado a la utilización de un
término adecuado, que indique que la conducta de una persona puede originar
consecuencias jurídicas y penalmente relevantes.

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La voluntad (libre), engloba a la acción u omisión como formas de realizar una
conducta. Cabe mencionar, que la acción viene a constituirse en referente de la
omisión, y las dos son la categoría dogmática más importante dentro de la teoría
del delito, debido a que son el presupuesto de la tipicidad, antijuridicidad y
culpabilidad, categorías que veremos más adelante.
Quienes son partidarios de la teoría social de la acción, como Juan del Rosal, la
acción es la realización de un resultado relevante socialmente; el cual desde el
punto de vista jurídico penal, es la producción de un resultado típico. De esto,
podemos rescatar, que la acción, excluye aquellos comportamientos que no
tienen relevancia jurídico-penal, porque no debemos olvidar, que, al Derecho
Penal, le interesan únicamente aquellas conductas que lesionan gravemente los
bienes jurídicos protegidos.
Hans Jescheck ha concebido a la acción como un comportamiento humano
dependiente de la voluntad (voluntario), que produce una determinada
consecuencia en el mundo exterior.
Carácter penal de la Omisión
Por su lado, la omisión, no debe ser entendida como el comportamiento de no
hacer nada, sino de no hacer algo previsto por la ley. La omisión no es sinónimo
de la falta de movimiento corporal, es el hecho de no haber realizado un acto,
que, de haberse efectuado, hubiera evitado la lesión o puesta en peligro de un
bien jurídico. En palabras de Giuseppe Maggiore: no impedir un resultado,
estando obligado a impedirlo, equivale a ocasionarlo.
La diferencia entre la acción y la omisión radica en que mientras la finalidad de
la acción es real, en la omisión se considera que la finalidad es potencial, es
decir, un haber podido. La esencia de la omisión radica en no interferir en la
consumación de un resultado.
Para poder analizar las demás categorías del delito, es necesario que se constate
la existencia de una conducta que se encuentre recogida en el ordenamiento
jurídico. Es decir, si se quiere sancionar a una persona por la comisión de una
conducta dañosa, es necesaria la existencia de un precepto legal, y esto es
precisamente la Tipicidad.
Análisis jurídico de la Tipicidad. Elementos del Tipo Penal
La tipicidad es la descripción conceptual de diferentes conductas humanas que
son prohibidas por la ley. Esta descripción, constituye la estructura del tipo penal
en la que deben analizarse sus elementos constitutivos. Pero antes de dar paso al
análisis de los elementos del tipo penal, debo precisar que este análisis debe ser
entendido desde un punto de vista finalista.
El tipo penal está compuesto de dos elementos: objetivo y subjetivo. El elemento
objetivo abarca el lado externo de la conducta, y está integrado por un elemento
normativo, sujeto activo, sujeto pasivo, bien jurídico lesionado y nexo causal

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entre acción y resultado. El elemento subjetivo pertenece a la parte psíquica del
sujeto activo que realiza la acción, o de un tercero, y está conformado por el dolo
y la culpa.
Estos elementos presuponen la existencia de un presupuesto legal, que va a estar
sujeto a una valoración que la realizará el juez que debe aplicar la ley.
El sujeto activo, es la persona que perpetra un hecho punible y a quien se le
imputará responsabilidad penal por el cometimiento de ese hecho punible, pero
esta responsabilidad solo puede ser atribuida a seres humanos que son quienes
pueden realizar conductas, y esto tiene mucho sentido, ya que, en épocas
históricas, se llegó a arrogar responsabilidad penal a todo lo que ocasionara un
daño a la sociedad, y es así que, por ejemplo, se condenaba a animales.
En la actualidad se ha intentado expandir la concepción de sujeto activo, y ahora
se habla por ejemplo de la responsabilidad penal de las personas jurídicas. No
puede sorprendernos el hecho de que, en algunos ordenamientos jurídicos, entre
esos el nuestro, la responsabilidad de la consumación de un tipo penal recaiga
sobre entes jurídicos como empresas, corporaciones, asociaciones, etc.
No debemos olvidar, que un tipo penal puede consumarse únicamente con un
comportamiento humano lesivo, porque LAS PERSONAS SON LAS ÚNICAS
CON CAPACIDAD PARA EXTERIORIZAR SU VOLUNTAD DAÑOSA,
de esto deriva la conclusión de que sólo a los humanos debe atribuírseles
responsabilidad penal; las personas jurídicas, funcionan solo con la voluntad de
personas naturales o físicas, por lo que resulta absurdo procesar a una persona
jurídica a través de sus representantes legales.
Hablar de sujeto pasivo, es hablar de la víctima: la persona sobre quien recae la
acción dañosa y a quien se le ha afectado el bien jurídico protegido.
Y finalmente, el nexo causal, que es la relación que existe entre la acción y el
resultado. Esto quiere decir que entre la conducta y el resultado que resulte de
esta, debe existir una relación de causalidad.
Si la acción fue realizada con voluntad y conciencia de aquello que se quiso
lograr, estamos frente a los elementos del dolo, que son el elemento intelectual y
el elemento volitivo. El dolo es la conciencia y decisión del hecho.
Dolo. Conciencia y Voluntad en el hecho punible El dolo incluye el
conocimiento de las circunstancias de hecho, la previsión del resultado, y la
previsión del curso causal de la acción.
Existen tres clases principales de dolo:
a) dolo directo: concurre cuando el autor quiere la realización del delito, es
decir, existe intención.

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b) dolo de segundo grado: el autor no busca la realización de un delito, pero
está consciente de que su actuar puede desencadenar en la comisión de un
delito como consecuencia.
c) dolo eventual: la consecuencia (que es el delito), se presenta como un
resultado eventual o posible, el cual es aceptado.
A la imprudencia debe entendérsele como componente de los delitos
imprudentes, cometidos por la inobservancia de la norma de cuidado debido.
Una vez analizada la tipicidad, podemos dar paso al análisis de la antijuridicidad.
Existe antijuridicidad cuando la conducta realizada, es contraria a la norma penal
vigente. La antijuridicidad es analizada desde la óptica comparativa de acción
norma, y una vez que esa acción ha sido declarada antijurídica, surge la figura
del injusto penal.
Antijuricidad y causas de su exclusión
La antijuridicidad debe ser analizada como parte del injusto penal, que no es sino
la conducta típica y antijurídica.
Además, la antijuridicidad debe ser comprendida en un sentido dual; por un lado,
la antijuridicidad formal, en la que la conducta es contraria a la norma penal, y la
antijuridicidad material, que equivale a la lesión o puesta en peligro del bien
jurídico.
Para que exista la antijuridicidad, previamente debe constatarse la existencia de
la tipicidad, no debe existir una causal de justificación.
Pero para estar frente a una causa de justificación, es necesario que concurran
elementos de carácter subjetivo, que comprende la capacidad de reflexión del
sujeto activo frente a su comportamiento que estará dirigido a lesionar un bien
jurídico, para determinar si es o no justificable conforme a derecho. Sin embargo,
y puede darse el caso, de que se haga un uso exagerado de las causas de
justificación, lo cual no elimina la antijuridicidad.
Culpabilidad. Condiciones para su existencia
Finalmente, debemos analizar a la culpabilidad, como última categoría dogmática
necesaria para la existencia de un delito. Se puede decir que la culpabilidad es la
consecuencia final de la conducta típica y antijurídica, y solo una vez que se haya
constatado la concurrencia de las dos categorías anteriores, sin ningún error que
pudiera excluir la culpabilidad, esta puede ser imputada a una persona.
La culpabilidad presupone la libertad del hombre para actuar, esto en virtud de la
responsabilidad que puede atribuírsele por las consecuencias de sus actos libres y
voluntarios. Esto se resume en un principio indispensable al momento de
reprochar un acto, y es el principio de culpabilidad, de acuerdo con el cual, la
pena encuentra su fundamento en la culpabilidad que además es la medida de la

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pena (principio de proporcionalidad). Sin culpabilidad no puede imponerse una
pena.
La culpabilidad es un juicio de reproche, de reprobación, dirigido a la persona
individual que ha cometido un hecho penal típico y antijurídico. Pero, ¿por qué
se le puede reprochar a una persona la culpabilidad? La respuesta debe referirse
al poder que tiene una persona de obrar de otro modo, es decir, realizar una
conducta justa -conforme a derecho-, en lugar de realizar una conducta
antijurídica; la capacidad de obrar de otro modo es el fundamento de la
culpabilidad, y a su vez presupone dos elementos o condiciones: la primera, es el
conocimiento del ordenamiento jurídico, de lo lícito e ilícito, de lo prohibido y
permitido, porque solo aquel que conoce puede decidir entre respetarlo o
infligirlo. En segundo lugar, es el elemento volitivo, o capacidad que tiene el
sujeto conocedor del ordenamiento jurídico, para obrar conforme a su
conocimiento.
Las condiciones para la existencia de la culpabilidad son tres:
1. La imputabilidad del sujeto: es decir, debe ser capaz de comprender el carácter
injusto de su actuar realizado con conocimiento y voluntad. La imputabilidad
hace referencia a un estado genético (paranoicos, dementes seniles, psicóticos),
que impide atribuirle responsabilidad por falta de culpabilidad.
2. El conocimiento de la antijuridicidad de personas imputables: que tienen
capacidad mental de comprender la ilicitud de sus hechos, son mentalmente
imputables, pero desconocen que su acto constituye un ilícito.
3. La exigibilidad: de obrar diferente, conforme a Derecho.
En esta categoría dogmática, debe además considerarse las causas de
inculpabilidad, que principalmente son el error de prohibición, en el que el sujeto
activo ignora la existencia de la normativa, y en tal virtud, desaparece el dolo; la
no exigibilidad de otra conducta; esta no exigibilidad no quiere decir que no
exista prohibición: inexigibilidad es un tema planteado en el ámbito de la
culpabilidad, y solo una vez que se haya constatado la existencia de la
antijuridicidad. Finalmente, tenemos el error sobre las causas de culpabilidad,
que es cuando el sujeto cree que actúa justificadamente e ignora que su actuar es
prohibido.
Es importante hacer un estudio individualizado de cada elemento que integra el
tipo penal, porque como ya se dijo, si bien cada delito responde a una descripción
específica de la conducta que lo diferencia de otro, todos deben cumplir con los
requisitos de forma que la doctrina demanda para que pueda hablarse de la
existencia del delito.

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CONCLUSIONES
✓ La valoración de la conducta debe incluir la constatación de la
concurrencia de las tres categorías dogmáticas que conforman el delito, si
una de éstas llegare a faltar o tuviera alguna causa que justifique su
inexistencia no podríamos hablar de la existencia de un hecho delictuoso.
✓ Sabemos que la consecuencia jurídica del delito es la pena, misma que se
impone a una persona; pero la pena necesariamente debe tener
fundamento en la existencia de la tipicidad, de la antijuridicidad y de la
culpabilidad, porque no debemos olvidar, que ante todo, el sistema penal
es vigila de la aplicación de los diferentes principios que lo rigen, por
ejemplo el principio de legalidad y proporcionalidad, que de una u otra
manera se ven garantizados cuando se han valorado los elementos
constitutivos de tipo.

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BIBLIOGRAFÍA
https://derechoecuador.com/estructura-del-tipo-penal-una-resena-de-los-
elementos-que-componen-el-delito/
https://www.iberley.es/temas/elementos-teoria-delito-47501
libro lecciones de Derecho Penal de Rene Suazo Lagos
teoría del delito, evolución, elementos integrantes.

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ANEXOS

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