Alessandroni - Pedagogía Vocal y Pensamiento Metafórico
Alessandroni - Pedagogía Vocal y Pensamiento Metafórico
Alessandroni - Pedagogía Vocal y Pensamiento Metafórico
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empresa ajena al tema que nos convoca, sino más bien todo lo
contrario, toda vez que se erige como soporte para la elabora-
ción de juicios interpretativos.
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un La 440hz, los pliegues vocales del cantante deberán moverse
440 veces en un segundo, acercándose y separándose de la línea
media, lo cual determinará un ciclo sucesivo de aperturas y cie-
rres glóticos. Esto provocará una serie de cortes en la columna de
aire que está saliendo que se traducirán en un sonido de 440hz.
Para ser más precisos describiremos cómo es un ciclo fonato-
rio: en principio la glotis se abre y los pliegues vocales se separan
para permitir la entrada de aire en la inspiración. Ahora bien,
luego de la inspiración, la glotis posee tendencia al cierre por
acción de los músculos interaritenoideos y cricotiroideos latera-
les. Es en este instante en el que se activan ciertos mecanismos
motores sobre los pliegues vocales a partir de la imagen mental
de una palabra o de un sonido (Mauléon, 2008). Los músculos
tiroaritenoideos (pliegues vocales) se contraen posicionándose de
acuerdo con la frecuencia a emitir. Al posicionarse la glotis de
este modo, los pliegues vocales quedan aproximados en forma
suficiente como para que la ondulación de su mucosa provoque
sucesivas interrupciones en la columna de aire ascendente (tam-
bién conocida como presión subglótica). La cantidad de ondu-
laciones de la mucosa de los pliegues vocales en función de una
unidad de tiempo determinarán igual cantidad de interrupciones
en la columna de aire ascendente, y esto dará por resultado la
frecuencia del sonido emitido a nivel laríngeo, el cual se conoce
con el nombre técnico de frecuencia fundamental.
La resonancia vocal tiene lugar, principalmente, en el vestíbulo
laríngeo, la faringe y la boca. De la conformación de estas estruc-
turas dependerá gran parte del rendimiento y calidad sonoros.
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antagonismo muscular. La fisiología también nos ha enseñado
de qué forma la resonancia y la articulación se vinculan con
los movimientos de la columna vertebral, la cabeza y el cuello;
cómo los músculos inspiratorios intervienen en la postura erecta
y el movimiento; y de qué modo la musculatura laríngea tiene
relaciones reflejas con varios movimientos y funciones corpora-
les (Busquet, 2000; Germain, 2003).
De esta manera, se logró comprender completamente la re-
lación entre el cuerpo del cantante y el sonido que produce. A
partir del entendimiento de estas interacciones funcionales se
propuso circunscribir el entrenamiento muscular para cantantes
a las zonas anatómicas donde se produce y modifica la voz (mus-
culatura primera de la fonación). Todas las áreas restantes (mus-
culatura secundaria) trabajan de dos formas: (i) Deben mante-
ner un tono muscular adecuado a las necesidades de la función
vocal; y (ii) deben mantener la actividades necesaria para ali-
mentar y vitalizar la función vocal. Por ejemplo: los músculos
posturales y respiratorios deben mantenerse en estado de sume
flexibilidad para poder adaptarse a las necesidades de la función
vocal. Esto no significa que estén relajados, sino que posean la
energía motriz suficiente para que el cantante pueda emitir un
sonido pleno.
Asimismo, investigaciones posteriores respecto de la estructura
muscular y las interacciones funcionales que afectan la produc-
ción vocal arrojaron luz respecto de la conformación biofisioló-
gica de las fascias, estructuras formadas por tejido conectivo que
recorren todo el cuerpo y cuyo acortamiento provoca tensión,
dolor muscular y restricción en los movimientos. La fuerza de
gravedad, las lesiones, los traumas emocionales y otros factores
de estrés afectan el equilibrio postural y pueden acortar el siste-
ma de fascias. Las fascias conectan, recubren, protegen y dan sos-
tén al esqueleto y a los tejidos blandos (tendones, músculos, etc.).
Las fascias se relacionan holísticamente con todo el esqueleto,
la musculatura y los órganos, debido a que recorren el cuerpo
en su totalidad y en distintitas capas o niveles. Algunas son más
profundas y sostienen el esqueleto y la musculatura profunda.
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- Tabla 1. Músculos que intervienen en la inspiración y la espiración.
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Figura 1. Conformación armónica resultante para los sonidos /i/ y /α/.
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gía sonora, generando así zonas o bandas del espectro acústico
reforzadas. Estamos hablando de los formantes. Los formantes de
un sonido vocal dependerán de la configuración que adopten las
cavidades supraglóticas.
Sonidos como las vocales se diferencian acústicamente por las
frecuencias de sus formantes. Por ejemplo, para producir el so-
nido [i] se refuerzan los componentes de la onda sonora con fre-
cuencias en torno a: (i) los 300-360hz; (ii) los 2000-2280hz; y (iii)
los 2800-3000hz. Del mismo modo, para producir el sonido [α]
se refuerzan los componentes de la onda sonora con frecuencias
en torno a: (i) los 700 – 720hz; (ii) los 1200hz; y (iii) los 2520hz
(ver Figura 1) (Bunch Dayme, 2009; Rabine, 2002).
En el caso de la voz, entre el 80 y el 90% de los armónicos
son controlados por los formantes y sólo el resto es relativo a
la fundamental; de manera que las formantes supraglóticas son
esenciales para el timbre y la energía del sonido vocal.
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La acumulación de nuevos conocimientos permitió entender
íntimamente al instrumento vocal (al punto de demostrar serias
incompatibilidades con el conocimiento anterior) y reflexionar
seriamente sobre la disciplina en sí misma. De este modo, se
esperaba abolir una Pedagogía Vocal fundada en la tradición, el
empirismo o la sola intuición del maestro. Lo que permitió a este
grupo de científicos vocales (Miller, 1996) oponerse con tanta
vehemencia al modelo pedagógico anterior fue la existencia de
evidencia objetiva precisa y mesurable respecto del funciona-
miento de la voz.
A partir de estas investigaciones, dos conceptos que se volvie-
ron centrales para la Pedagogía Vocal Contemporánea inun-
daron los textos específicos del área de la Técnica Vocal: En-
trenamiento y Diagnóstico.
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ción valiosa que enriquecerá más tarde la examinación formal
que realice. El segundo paso consiste en preguntar al paciente
cómo se siente, es decir, solicitar información que indirecta-
mente posibilite al médico interpretar qué síntomas aquejan al
individuo. El paso final del método involucra la realización de
testeos específicos que permitan recolectar evidencia médica:
toma de temperatura corporal, medición de presión arterial,
conteo de pulsaciones por minuto, y análisis específicos que se
consideren necesarios. Una vez que el profesional ha encon-
trado una conexión entre la información relevada sistemática-
mente y otros patrones de indicadores previamente estudiados,
elabora las hipótesis sobre qué puede estar causando el proble-
ma que originó la consulta.
Usualmente, los profesionales de la medicina acuerdan en
que el proceso de diagnóstico no finaliza con la elaboración de
una hipótesis explicativa de una enfermedad, sino que incluye
además el proceso de prescripción, es decir, la planificación
sistemática de los procedimientos de cura. Un esquema sim-
plificado del método de diagnóstico involucra entonces: sínto-
mas-causas-cura.
El método de diagnóstico antes analizado puede ser aplicado
análogamente en el campo de la Técnica Vocal. Una de las pre-
misas más importantes de la Pedagogía Vocal que difundieron los
autores de textos de Técnica Vocal pertenecientes a la corriente
cientificista establece que el instrumento vocal es en el cuerpo del
instrumentista, por lo tanto, además de estar controlado por todas
las leyes acústicas que gobiernan el modo de producción de los
otros instrumentos, se ve regido por los procesos fisiológicos que
permiten la función vocal. Por ello, el éxito de un profesor de canto
para modificar un sonido vocal estará determinado por el grado
de conocimiento que éste tenga de los mecanismos que subyacen
a la producción de ese sonido y de las técnicas correctas para mo-
dificar esos mecanismos (McKinney, 2005). A este tipo de práctica,
Richard Miller (Miller, 1996) la denominó Pedagogía Analítica.
En primera instancia, el docente de Técnica Vocal deberá iden-
tificar los problemas del sonido producido por su alumno a través
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de los pasos del proceso de diagnóstico detallado anteriormente:
(a) la observación informal, (b) la autoevaluación del alumno, y
(c) el testeo sistemático.
En relación con el primer paso, el docente podrá observar
los aspectos fisonómicos generales, las relaciones posturales
fundamentales y la actitud corporal resultante, las tensiones
musculares que se vean destacadas, el tono y calidad de la voz
hablada del alumno y la fluidez lingüística, entre otros. El ob-
jetivo fundamental del docente debe ser en todo momento la
recolección de información importante que pueda conducir el
proceso de diagnóstico. La tercera fase aborda el análisis siste-
mático de la producción vocal y otros factores de importancia.
Algunos aspectos analizables entre muchos otros son: si el tipo
de vibrato que presenta el alumno es normal, muy rápido, muy
lento, exagerado o irregular; si la fonación resultante es blan-
da, soplada o prensada; si la entonación de las notas es precisa,
calante o crescente; la capacidad respiratoria del alumno y la
posibilidad de ejecutar frases sin interrumpirlas; los aspectos
resonanciales de la voz; la posición de los articuladores móviles
como la lengua o los labios y la resolución de la articulación
de un texto dado; la posición de la cabeza y la postura general
del cuerpo, etc.
El próximo paso del método consiste en aplicar las herramien-
tas de solución correctas, que estén fundamentadas en el fun-
cionamiento fisiológico y acústico del instrumento vocal y no en
la experiencia individual de la resolución de los problemas vo-
cales que afectaron al profesor ni en la repetición sin sentido de
ejercicios que tal vez nunca favorezcan al alumno. Simplemente
no existen dos instrumentos configurados de igual manera, ni
fisonómica ni funcionalmente (cada individuo desarrolla en el
tiempo combinaciones de compensaciones personales), y mucho
menos psicológicamente. Por este motivo es que no existen fór-
mulas mágicas o remedios únicos que deban ser utilizados dog-
máticamente para solucionar los problemas vocales.
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03.3. El ocaso de la Metáfora
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Para estos teóricos, la utilización de imágenes entorpece el pro-
ceso de aprendizaje del alumno, sobre todo en los estadios ini-
ciales del entrenamiento vocal (Callen Freed, 2000; Miller, 1986;
Richardson, 1983). Sin embargo, aceptan que una vez que la
función vocal se ha establecido a niveles eutónicos, las imágenes
podrían ser útiles para promover interpretaciones más delicadas
en términos afectivos (y no funcionales).
Nótense los siguientes nodos argumentales que plantea esta pers-
pectiva:
• La utilización de imágenes constituye un recurso iló-
gico y ambiguo, base de un tipo de pedagogía que genera
resistencia por parte de los alumnos.
• Las metáforas utilizadas en el contexto de clase de canto
son responsables primarias del aumento de la entropía del
sistema conceptual vocal. La ausencia de una terminología
universal para enseñar a cantar, aún en esta época en que
existen estudios empíricos de base biológica, es causada por
la insistencia caprichosa de los maestros en utilizar metáforas.
• Las expresiones metafóricas son nomenclaturas par-
ticulares construidas por los maestros de canto y carecen
de una fundamentación biofuncional, por lo tanto, son
intransferibles. Este argumento sitúa al maestro de canto
tradicional en una dimensión pedagógica solipsista, que no
promueve ni el aprendizaje colaborativo ni la comunica-
ción intersubjetiva.
• Se entiende el fenómeno vocal a través de un mode-
lo marcadamente mecanicista, es decir, como una sucesión
de causas y consecuencias biológicas, como un dispositivo
preciso que, al ser ajustado milimétricamente a través de las
clases (periódicas y graduales), nos permite aseverar que po-
seemos una “buena técnica”.
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interacción lingüística con el docente y proponen programas de
entrenamiento asistido mediante un software informático (Ca-
llaghan, Thorpe, y Doorn, 2004; Thorpe, Callaghan, Wilson,
van Doorn, y Cane, Jonathon, 2009). Esta modalidad promete
la obtención de resultados concretos a partir de la observación
en la pantalla de una computadora de los gráficos acústicos (os-
cilogramas, espectrogramas, entre otros) correspondientes al so-
nido vocal en tiempo real. Así, y a partir de instrucciones fisioló-
gicas cortas y precisas por parte de los maestros de canto (como
por ejemplo, “bajá la lengua” o “añadí más energía al tercer for-
mante”), el alumno debería comprender lo que está viendo en la
pantalla como feedback visual inmediato de su producción vocal
y corregir las falencias técnicas que exhiba en dicho momento.
En un artículo publicado recientemente, y como resultado de
una encuesta realizada a más de 500 profesores de canto respec-
to de la división entre Pedagogía Vocal Tradicional y Pedagogía
Vocal Contemporánea, Rachel Ware (2013) retoma el debate
anteriormente presentado y añade algunos comentarios intere-
santes. A partir de conceptualizar el uso de expresiones metafó-
ricas como un fenómeno consciente e intencionado, propone a
los encuestados la utilización del término Imaginería Anatómica-
mente Informada para designar un uso científicamente lógico de la
metáfora en el dispositivo clase de canto.
Esta mirada que intenta reconciliar las perspectivas tradicio-
nal y cientificista demuestra aceptación entre el 83% de los
docentes encuestados, y se plantea como una posible instancia
de proyección de los conocimientos científicos en recursos pe-
dagógicos viables. Sin embargo, no se explica cómo tendría
lugar una construcción metafórica deliberada como la que se
plantea. En este punto, es evidente que no es la Pedagogía Vo-
cal quien puede aportar luz sobre este conflicto. Nos ocupare-
mos de esta cuestión en los apartados siguientes.
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03.4. Los límites de la Pedagogía Vocal Contemporánea
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