Analisis
Analisis
Analisis
de Guatemala Facultad de
Humanidades
Sede de la Antigua Guatemala
PEM en Pedagogía y Ciencias Naturales Con orientación
Ambiental Licenciado: Miguel Ángel Gonzáles
Estudios Socioeconómicos de Guatemala y su Interrelación con la
Educación
Análisis de
Realidad del desarrollo humano en Guatemala (educación, salud, pobreza,
seguridad, empleo, etc.)
Guatemala tiene muchos problemas que obstruyen el desarrollo del país y que toda
la población tenga una vida digna con alimentación, educación, seguridad igualitaria
pero un problema que abarca casi toda la población guatemalteca es la pobreza,
condición que ha estado ausente en las estrategias de desarrollo de país. Para
alcanzar el desarrollo social de la población, la Política establece objetivos
sectoriales que mejoren la situación de seguridad alimentaria y nutricional, salud,
educación y acceso a vivienda, mediante la implementación de programas
subsidiarios y de asistencia social con criterios de temporalidad, condicionado y
orientado a la población más vulnerable, sin que lleguen a crear dependencia.
Cada una de las áreas de desarrollo mencionadas, encuentra ciertas limitantes. El
sector educación, se caracteriza por una baja cobertura del sistema educativo, el
analfabetismo en adultos, el bajo nivel de escolaridad, los altos niveles de deserción
y repotencia que se concentran en la población indígena y en las mujeres. Las
acciones estratégicas que se definan en la presente Política buscarán facilitar la
demanda y acceso a los servicios educativos, con mejoras en la infraestructura,
capacidades docentes, currículum nacional base y otras áreas formativas que
faciliten el ingreso al mercado laboral.
De acuerdo a la proyección de población calculada por el Instituto Nacional de
Estadística (INE) al año 2016 y la matrícula educativa (inscritos netos) por nivel
educativo se estima una brecha en la cobertura educativa en el nivel primario de
549,214 niños/as de 7 a 12 en el año 2016; en tanto que en el ciclo básico el número
de adolescentes que quedan fuera del Sistema Educativo Nacional (SEN) se estima
en 646,192 adolescentes de 13 a 15 años. Para el ciclo diversificado, la brecha
educativa se sitúa en 997,533 adolescentes de 16 a 18 años. De estos, 403,623
eran mujeres y 417,782 hombres.
Según la caracterización de la población que está egresando del SEN 1, para el año
2017 el promedio de edad de dichos estudiantes era de 18 años, 33.52% trabaja
para ganar dinero, 83.34% asistió a preprimaria y 25.46% repitió al menos un grado.
La mayoría indicó que su idioma materno era el español (84.2%), mientras que el
resto (15.08%) señaló que era maya. De ellos, solamente 10.45% de los estudiantes
en este ciclo educativo realizó sus estudios en el área rural, asimismo solamente
20.72% de los estudiantes cursaban en el sector público, y 73.82% en el sector
privado.
La cobertura escolar, calculada por tasas, los niveles de educación preprimaria y
medio, son los que sufren mayor afección. A lo largo de 12 años, en el nivel
preprimaria la tasa neta de cobertura descendió de 47.0% en 2005 a 46.8% en 2016;
en tanto que en el nivel medio, ciclo básico, durante el mismo período la tasa
observó un incremento de 11.5 puntos, al pasar de 33.20% a 44.70%. Para el ciclo
diversificado, durante el período referido el aumento fue menor, al incrementarse en
5.5 puntos, pasando de 19.00% en el año 2005 a 24.50% en 2016. No obstante, la
brecha que existe entre el ciclo básico y el ciclo diversificado es bastante
significativa.
Pese a que el nivel de educación primaria es el que presenta la mayor cobertura, el
comportamiento de la tasa, disminuyó en los últimos 12 años, de 93.50% en 2005
a 78.20% en 2016.
Los desafíos en materia de cobertura educativa se manifiestan también en la
calidad, la evaluación realizada por el Ministerio de Educación a los graduandos,
permite evidenciar que durante el período 2006-2019, el logro nacional en lectura
promedio 24.37%, mientras que en matemática se situó en 7.47%, lo que implica
que menos de uno de cada cuatro estudiantes aprueban los exámenes. Los
avances a lo largo de los años han sido bastante modestos.
La situación nutricional en el marco del desarrollo social es relevante. En tal
sentido, se debe indicar que el análisis de la problemática nutricional indica que
ésta se refleja mayoritariamente en las mujeres en edad reproductiva, así como en
la prevalencia de desnutrición crónica en niñas y niños menores de cinco años;
problemática que concentra en la población rural e indígena. Estas condiciones
generan un profundo impacto en el neurodesarrollo y estado de salud general de
la población infantil que a corto plazo incrementa el riesgo de mortalidad y a largo
plazo influye en las capacidades productivas de la población.
Guatemala es uno de los países en la región con mayor porcentaje de población
que vive subalimentada y en inseguridad alimentaria nutricional, factores que van
íntimamente relacionados a la malnutrición (desnutrición crónica o aguda/sobrepeso
y obesidad). Para el período 2014-2016 se estima que 2.5 millones de personas
estaban subalimentadas en el país; asimismo, se calcula que para 2014 el 25% de
los hogares padecían inseguridad alimentaria moderada y 12% inseguridad
alimentaria severa. Por otra parte, la prevalencia de desnutrición crónica para el
período 2014-2015 era de 46.5% en las niñas y niños menores de cinco años, la
desnutrición aguda de 0.7% y el sobrepeso y obesidad de 4.7% para este mismo
grupo de edad.
Los grupos más vulnerables siguen siendo las personas en situación de pobreza,
en especial las mujeres, niñas y niños, principalmente indígenas. Esta población
vive en zonas rurales y práctica la agricultura de subsistencia o familiar, con la
paradoja de que la mayoría no son dueños de tierras o si lo son, las poseen en
parcelas pequeñas. Lo anterior, refleja el impacto que el desarrollo rural sostenible
puede tener en la Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN) de la población
guatemalteca, por lo que se demandan acciones urgentes en esa área.
Los principales desafíos para el abordaje de la problemática nutricional deberán
continuar enfocados en la prevención de la desnutrición crónica en niñas y niños
menores de cinco años y el acceso a los alimentos en familias en condición de
pobreza o pobreza extrema. Es necesaria la implementación de intervenciones
integrales preventivas de enfermedades crónicas transmisibles en las otras etapas
del curso de vida como escolares, adolescentes, adultas/os y personas mayores, el
fortalecimiento del Sistema Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional
(SINASAN) y la generación de información sobre la nutrición y la alimentación
saludable.
El sector salud es otra área clave para alcanzar el desarrollo social. El país cuenta
con una red hospitalaria compuesta por 46 hospitales, 281 centros de salud tipo B
y 56 tipo A; así como, 916 puestos de salud, existiendo un alto nivel de
concentración de los servicios de salud. El 73% de todos los médicos registrados y
colegiados se encuentran en el departamento de Guatemala, lo que hace que la
relación médica/población sea de 1 por cada 348 habitantes, mientras que en el
interior de la República existe 1 médico por cada 11,489 habitantes.
El país también sufre los efectos de una atención deteriorada de la salud, como
consecuencia del aumento poblacional, siendo las personas en condición de
pobreza las más afectadas. La salud pública tiene una cobertura del 48% de la
población, con un sistema de seguridad social que escasamente cubre el 16% de
esa población.
Entre las brechas a superar en el sector salud, debe considerarse la crisis de
desabastecimiento en medicamentos y equipo en todo el sistema hospitalario
nacional, así como el personal mal remunerado, lo que constantemente ha
provocado paralizaciones en la prestación de los servicios. Cabe enfatizar que, el
comparativo del período 2016- 2019 sobre abastecimiento general de
medicamentos convencionales en las direcciones de área de salud (DAS) y
hospitales; mostró un promedio de abastecimiento superior al 72%. Mientras que
sobre el abastecimiento general de material médico quirúrgico en las DAS y
hospitales durante el período en mención, promedió un abastecimiento superior al
76.8%.
Actualmente se encuentra el proceso de reforma al sector salud, donde uno de los
principales desafíos lo constituye el fortalecimiento de la institucionalidad (definición
y homologación de reglas, procedimientos, procesos, jerarquías y niveles de
responsabilidad, situaciones de rotación del recurso humano), y la implementación
generalizada en el primer y segundo nivel de atención, como dos de los aspectos
que pueden coadyuvar a la eficiencia y funcionalidad de los servicios públicos para
promover una vida saludable.
Importante mencionar que se ha establecido el compromiso internacional para el
alcance de la una Cobertura Sanitaria Universal, que requiere resolver problemas
graves en la salud pública nacional, de los que se pueden mencionar: la
fragmentación del sistema sanitario nacional y pérdida de la rectoría del Ministerio
de Salud; el modelo de atención eminentemente curativo descuidando la
implementación de la atención primaria en salud; escaso incremento del
presupuesto destinado a salud, lo que provoca el desfinanciamiento de las
intervenciones estratégicas, así como la subcontratación excesiva de servicios
básicos de salud, la insuficiencia en infraestructura del primer y segundo nivel de
atención; falta de personal médico y paramédico capacitado; no actualización e
innovación de los medios diagnósticos y tratamientos de enfermedades;
desactualización de los sistemas de obtención de datos estadísticos; falta de
investigación e innovación científica; ausencia de leyes que regulen los
medicamentos, vacunas seguros y asequibles; así como la obtención de insumos
médicos suficientes y de calidad y la inoperancia de los consejos de desarrollo en
el tema específico de saneamiento ambiental.
La situación del sector salud, sumado a la débil cultura de prevención, hace que
persista un estado crítico de los indicadores de salud. Es así que la tasa de natalidad
se sitúa en 24.8 por cada mil nacidos, la tasa de mortalidad infantil en menores de
5 años se establece en 42 por cada mil nacidos vivos, la tasa de fecundidad es del
2.8% y la tasa de crecimiento poblacional de 2.3%.
De acuerdo con el MSPAS, las principales causas de mortalidad general son:
neumonías, infartos, diabetes, paros cardiacos, hipertensión, diarreas,
enfermedades respiratorias, enfermedades alcohólicas del hígado, accidente
vascular encefálico, provenientes de la violencia y accidentes (enfermedades
respiratorias 56% y gastrointestinales 16% en adultos).
En cuanto a las tasas de mortalidad específicas, merece la pena resaltar que la
tasa de mortalidad en adolescentes es de 32, debido principalmente a causas
relacionadas con la violencia. Por otro lado, la tasa de mortalidad materna es de
105 por cada 100 mil nacidos vivos, siendo sus principales causas las deficiencias
durante el embarazo, complicaciones en el parto y enfermedades.
La vivienda es necesaria dentro del área social. La carencia de una vivienda digna
constituye uno de los principales problemas de la población vulnerable. Problema
que se enfatiza en la población en situación de pobreza extrema y general, sin
capacidades para financiar el acceso a vivienda con condiciones mínimas para vivir
con dignidad.
Esta situación constituye un desafío para el país y requiere la implementación de
acciones estratégicas que reduzcan el déficit habitacional cualitativo y cuantitativo
que impiden a las familias en situación de vulnerabilidad el acceso a vivienda propia,
así como la facilitación de mejoras en las viviendas precarias y la mejora o acceso
de los servicios básicos.
De acuerdo con información del Banco de Guatemala, la actividad económica de
alquiler de vivienda alcanza el 11% del producto interno bruto cada año. Según
información del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), existen más de
600 mil viviendas que no reúnen las condiciones mínimas para ser habitables,
conviviendo 4.8 personas por habitación, lo que significa un alto nivel de
hacinamiento con las consecuencias en el ámbito de la salud. La ubicación también
es un factor que incrementa la vulnerabilidad de decenas de miles de viviendas que
está en lugares riesgosos y que acrecienta la vulnerabilidad cuando inicia la época
lluviosa.
Los ingresos percibidos por las personas no les permite adquirir una vivienda, al
analizar el salario mínimo se puede evidenciar que apenas cubre el 84% de los
alimentos, lo que impide que las familias puedan cubrir otros gastos como la
adquisición de vivienda. Se estima que una vivienda tipo “C” podría tener un costo
de Q 50,000.00, que financiada a 15 años plazo y una tasa de interés del 9%
requeriría el pago mensual de una cuota nivelada de Q 504.00. Ello requeriría un
ingreso mínimo de Q 1,500.00, que sumado al costo de la canasta alimentaria,
implicaría tener ingresos familiares arriba de los Q 5,000.00 mensuales, sin contar
con los gastos de vestuario, salud y otros. Dicha situación, en las condiciones
actuales, hace casi inaccesible a la mayoría de los guatemaltecos adquirir una
vivienda. El Estado considera importante intervenir para impulsar estrategias
financieras que permitan a todas las personas contar con una vivienda digna.
Conclusiones