Giménez - La Concepción Simbólica de La Cultura

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Ue ¢s posible dentficar un campo especifico y relativamente homogéneo asig- , oe“, Mae? La concepcién simbolica | : de la cultura ——=. ra ‘Ala luz de la revision erttica realizada se impone la necesidad de una relabora- cio te6rica que permita superar Tas Timitaciones mAs patentes del discurso an ‘topolagico y marxista sobre SUNG. Sh rd err por el camino sus contribucio4| nes. mas fecundas. El problema fundamental que nos preocupa puede formularse de este modo; es posible conferir un referente mas homogéneo y especifico al goncepto de cul- cura, sin abandonar la “GoncepeiGn total” que a hacia coextensiva a la sociedad? "{Se puede sostener al mismo tiempo que la cultura es coextensiva a la sociedad, pe- ro distinta dg ella? Atesis central\que va a servirnos como punto de partida puede formularse nable a la cultura, si definimos a ésta por referencia a los procesos simbolicos de la sociedad. Es lo que lamaremos, con Cliford Geertz y John B. Thompson, la “concepcion simbslica” 0 *semidtica” de la cultura. La cultura tendria que con>—| cebirse entonces, al menos en. primera instancia, como el conjunto de hechos . sibs una sociedad. ©, mas precisamente, como la organiza \ @ al ) Gon social 9 COMO pautas de significados “historicamente transmindos 4] | fencarnados en formas simbolicas, en virtud de las cuales los individuos se co, | a = Ss | % Clifford Geena, La inerprtacon de las culturas, Edtonal Gedisa, Barcelona, 1992; John B, ‘Thompson, Ideologfay cultura moderna, Universidad Auténoma Mewopoltana-Xechimulco, Mé co (1990). 1998. 67 cienerre creewer wowtter ‘munican entre sly comparten sus experigncias, concenciones y creencias"®” Y si iaMS raya ETc emo « a analogance principal ge J cultura, habria que decir que la cultura es la accion.y el efecto de “cultivar” sim bolicamente la naturaleza interior y exterior a la especie humana,"* haciéndola_ Tella sn corps Sara @ sgn (oe nga, Dn y often sentido a la twain de Tas practicas sociales, * —— Pero ,qué’eslosimbolico?, SSCS Enel sentido extensivo ton que aqu{ lo asumimos, siguiendo a Geert Ip sim- bolico es el mundo de las representacione amaterializadas en ne sibles, tambien Tlamadas “Tormas simbdlicas", y que pueden ser expresiones, ar sggu" Tefactos, accianes, acontecimientos y alguna cualidad 9 relacian.En efecto, todo,” yy nuede se TsopoTTe sTMbdlico de significados culturales: no s6lo la cade- ] na fonica o la escritura sino tambien los modos de comportamiento, practicas $0- ciales, usos y costumbres, vestido, alimentation, vivienda, objetos y artefactos, la, re fremeces orpanizacion del espacio y del tiempo en ciclos festives, etcetera, gh ae Tectes En consecuenci, lo simbelicorecubre el vasto conjunto de lofprocesos soci +2! i les de significs ‘comunic By Este conjunto puede desglosarse, a su vez, SH res grandes problematicas ae 1) La problematica de los @OUigos sociales,}yue pueden entenderse ya sea co- SigniRieasi ony ‘mo sistemas ariculatarios de simbolos en diferentes niveles, ya sea como rgglag- eomaicacit aque determinan las posible antcilciones o combinaciones ent los mises e el contexto apropiado. lara de sgicadoe ;Creendo con Max Weber que el me eon apa nero en Sekai ed smc ha te, consider qu a cultura exes dime que e FEBTES dela color a de se, foro a, no una Gencia experimen en busca de eyes, ] no a clencia inerpiatvan Base sigleaines (pt. 20). #*-Es neces dennguirenfraurleza dos modaiades cya reducible dversidad ecuen- temente se ignora: una naturaleza interna ala especie humans, de la cual nos valemos y sobre la ] cul operamos en roceacin, yuna naturaezexiera, de incl nos vemos sobre lca ‘operamos en el wabao fabri, mientas que el opearsnico enguaje concen) se eect no silo sobre ambas especies de naturale | sino ible sobre da forma de pict socal y ] sobre mismo" lbeta M. irs, Spc, abit, praceaiane. Aunt erate, cen sro Infomasione Stampa Universtara (i), Roma, 1084, p. 6 © EL presupuest esque no puede existe produc de seni ni comunicacn sn codigos 0- cialmente compares. La nocin de coigo implica, por un lad, la de convene 0 acuerdo social por oo, a de un sistema reid po reps de lateracin comunistiva (Umberto Eo). iple \o fehto if xen pe ent vi stones tel 2) La problematica de lalproduccidn del sentidaly, por tanto, dfideas? repre maciones}yvisiones del mundo tanto en el pasado (para dar cabida a las re- presentaciones ya crstalzadas en forma dé preconstruidos culturales 0 de “capi- tal simbolico"), como en el presente (para abarcar también los procesos de actualizacién, de invencién o de innovacion de valores simbslicas). 3) La problematica de la(interpretacionyp del Geconocimiento)que permite comprender la cultura también como “gramitica de reconocimiento” o de “inter conocimiento” social ® Si adoptamos este punto de vista, Ta-culura podria ser ‘Wendy Leeds Hurwitz lo define como “reperioti de signos, ncluidas las reglas de su onganiza «ion y de st uso", lo clasilica en tes grandes tipos: cdg lgicas, estticos y sociales, Desde esa perspectiva la cultura puede definitse como “repertoro de codigos” presentesen un deter- rminado grupo 0 sociedad. (Semiotics and Communication, Lawrence Eslbaum Associates, Hove y Londres, 1993, pp. 51-73) Puede encontrase una dscusion amplia e imteligente sobre la prablematica de los codigos, en Umberto Eco, Semiotiu¢flosia de! nguaggo, Guo Einaudi Editore, Turn, 1984, p. 235 y 8 Dice este autor, respondiendo a las intenciones iconoclastas de os postestructuralistas: “Hablar de cdiges significa considera la cultura como hecha de iteraccion regulads:y el are, la len- sua, las manufactaras y la misma percepeion como fendmenos de interaccion colectvategidos por leyes explicitables. La vida cultural ya no es vista como creacin absolutamiente libre, pro ‘ducto y objeto de ituctones mistias, lugar de lo inefable, pura emanacion de energa cteado- 120 teatro de una representacion dionisiaca regda por fuer2as que la preceden y sobre las cun- les no tiene control. La vida de la cultura esl vida de textos regidas por leyes intereatules, en los que todo lo ‘ya dicho’ opera como posible rela (p. 300). Finalmente, segun Roman Jakobson, “reslia imposible la comunicacion sin un minimo de lo que los teorieos de la informacion {J aman ‘psiilidades preconcebidas y represenaciones prelabricadas’", es decir, sin un minima de codigos. Cf. Ensayos de lingustca general, Seis Barta, Barcelona, 1981, p20. © Esta triple problemutica se infiere de a defnicion del signo, como la propuesia por Pele, por ejemplo: "Un signa, 0 representamen, es algo que, para alguien, representa ose reliere a algo en algun aspecto o carcter. Se dirige a alguien, este es, cea en la mente de esa persona un signo ‘equivalent 0 tal vez, un signo mas desaralado, Este signo creado es lo que yo lame el inter- preinte cel primer signo. El signo esta en lugar de algo, su objeto. Fsta en lugar de ese objeto, no en todos los aspecos, sino solo con referencia a una suerte de idea, que a veces he Hamado fundamento del representamen". Charles Sanders Perce, La cienca de la semiaica, Baiciones Nue- va Visidn, Buenos Aires, 1974, p. 22 Por lo tanto, en toda semisis(o proceso socal de produccion de signos) habra por lo menos tres momentos imporantes: un codig, la produccion de significades can base en dicho cago, y un interpeete humano (tal 0 posible) capa de recomocer el aigno producido, reproduciendo- Ten forma de un signo equivalent (nterpretante), | | | | | | definida como el interjuego de las interpretaciones consolidadas 0 innovadoras presentes en una determinada sociedad. Esta inipk{ problematica de la signifiacion-comunicacion bien, por definicion, ena triple problematica de Ta cultura Respecto de lo simbélico asi definide cabe Tormular algunas observaciones importantes. La primera se refiere a quefno se le puede tratar como un ingrediente 0 como ‘mera parte integrante de la vida soln como una dimensign constitutiva, de todas las practicas sociales, de toda la social. En efecto, ninguna forma de vi- da o de organizacion social podria concebirse sin esta capension ‘simbélica, sin Ta ‘Seg Peirce, la division tricotOmica fundamental de los signos es la que los clasifica en toonos, Indices y simbolos. Grosso modo, un icono es un signo que represents a su objeto en vrtud de alguna propiedad que lo haga de alin modo similar a dicho objeto. gt, una pintura); un fn- dice es un signo que tiene una telacidn real con su objeto (v gr, ls sintomas de una enferme dad); y lo simbolos son signos puramente convenclonales. Cf op. ct, pp. 30-31, 46:62. ‘Seguin Umberto Eco, la definicion de signo claborada por Peirce es mis extensiva que la de Saussure, porque no estalece como condicion necesria que el signo sea emitido imencional ‘mente por un emisor actual y producido antficalmente. Por fo tanto, pueden considerate tam. ‘bien come signos los indcis (vg, los sincomas meteorologicos) y los comportamtientes hums ‘nos no intencionalmente comunicatives de los que un interpete eventual pueda infer algo. Por lo demas, “admis sacomas como procesossemisticos no significa desconvencionalizat le moti pars interpetala como una teoria del lenguaje de Dios 0 del ser. Solamente quiere de cir que existen convencionesinterpretativas en consecuencia, un ¢Oigo) incluso en la mane- ra en que intentamos descifar los enémenos naturales como si fueran signos que comunican algo. En realidad, la cultura ha seeccionado algunos fendmenos y los ha institucionalizado co- rma signos a partir del momento en que, por cicunstancias apropiades,comuntean algo. Esta perspectiva de Peitce permite resolver en terminas semiorios incluso la teora del sigmficado percepavo de los fenomenos naturales (1° Umberto Eco, La estructura ausente, Editorial Lumen, Barcelona, 1978a, pp. 30:31, Se tnflere de todo esto que “slo el destinatario humano es ia garantia metodologica(y no er pltica) dels existencia dela significacin 0, lo que es lo mismo, de la existencia de una Funcion semitica establecida por un codigo”. Umberto Eco, Tatado de semitica genera, Eitoral Nue- va Imagen/Lumen, México, 1978b, pp. 46-47. {La teort levtsraussiana del simbolo y su wtilzacion en antropologia se encuentra en la ya ck: vada “Introduccion a la obra de Marcel Mauss", Vease una expasicion y una entca de esta (eo tla, en Vincent Descombes, "Tequivoque du symbolique", en Confrontation, Cahiers 3, primave- ra de 1980, pp. 77-95. Pero la obra clisicascbre el simboloen perspectivalinguistia y antropologica es la de Edmond ‘Ortgues, Le discourse le symbole, Aubie, Paris, 1962. convierte tam- 0 Rieke edd ed eee idem id ed ve Lmioys PRoveconenos t antropélogo francés Marc Augé ha formulado muy claramente ‘Ste problema: Se trata... de(fepensar las consecuencias de una verdad eviden- te, demasiado evidente quiza como para que nos percataramos claramente de ella.) Las grandes lineas de la onganizacion econémica, social o politica son objeto de tera representaciones a igual ifule gue oganizacion relgiosa‘o mas exactamente, la organizacion no existe antes de ser sntada; tampoco hay razon para pensar | Qe um onpnizacinTepresente «ota y que verdad de un snivel”sgun el | lenguaje de las metaforas verticaes, se halle situada en otro nivel” 3! | {Las consecuencia de esta manera de plantar las cosas son clatas, sobre todo «yalveaer4 respecto de ciertas versiones mecanicistas del mar :\caen los compartimer | tos estancos y explotan los casilleros. Lo imbalico cultural no consttuye este: | tamente hablando una “superestructura”, porque “sin prodiaccion social de sen tido no habria ni mercancta ni capital ni plusvalia’ 92 Por consiguiente, podemos seguir sosteniendo el caricter ubicuo y totalizador de la cultura: ésta se encuentra “en todas las manifestaciones de Ta vida indivi- 2¥, como decid Gramsci. En efecto, la dimension simbélica esta en todas partes: “verbalizada en el discutso;cristaizada en el mito, en el rto y en el dogma; incorporada a los artefactos, alos gestos y ala postura corporal (..1") La segunda observacion se refiere alo siguiente: la realidad del stmbolo no se WO agotaen su funcion de sgno sino que abarca ambien los dierenes empless que, \=Z por mediacion de la significacién, hacen de él los usuarios para actuat sobre el mundo y transfc funcion de sus intereses. Dicho de otro modo: el si Bolo y, por lo tanto, la cultura, no es solamente un significado producido para ser co descilrado como un “texto” sino también ‘esses de intervencién sok Lamune yun dispositive de pades— Esta obser Pretende relativizar la posicion de quienes, fascinados por el modelo lingdistico, conciben la cultura sélo “como un lenguaje”, Porque ha- bria que decir también, prolongando la logica de la metafora, que la cultura “es como el trabajo". En efecto, “asi como los bienes materiales que resultan del ta- bajo social encierran un trabajo muerto que sdlo puede ser reincorporado a la ac- tividad productiva a través de un trabajo vivo, as también los sistemas simboli os forman parte de la cultura en la medida en que son constantemente wiiizados ———Eeore ' | | | one) * x 1 Mare Augé, Theorie des powoirs et deologe, Herman, Pats, 1975, p. KIK % Eliseo Veron, “Semiosis de Tidéologique et du pouvoir", en Communications, nim. 28, 1978, pel 2 Eunice R, Dutham, lo. ct, p. 73. n w oi" Cpe ‘ Doporque els & te ee ee ne coms instrument de ordenamiento de laconducta colectivalesto es, en la me- lida ert que son absorbidios v recteados por las practicas sociales” % En conclu- si6n, los sistemas simbolicos son al mismo tempo representaciones ("modelos de’) y orientaciones para Ta accion (‘modelos para"), seguin la expresion de ee, (le Later srvacidn|se reliere a que, a pesar de constituir s6lo una, ol ow] sign analitica de las précticas sociales (y, por lo tanto, del sistema social), la cul tura entendida como repertorio de hechos simbolicos manifesta una relativa au- nay une ‘primero, por dos razones: 1) porque responde, por definicion, a la Logica cui estructura simbolica, entendica saussurianamente como ‘sisterna de opo- siciones y diferencias", muy distinta de los principios estructuranies de caracter economic, politico, geogrlico,etcétera, que también determinan las practicas%) ado de un simbolo frecuentemente desborda el contexto par= Ticular donde aparece, y Teme a otros contextos 9 To segundo deriva de algun modo de lo anterior, porque si la cultura se rige por a og [dgica semictica propia, entonces forzosamente tiene que estar dotada de sierta coherencia, por To menos en sentido saussuriano, es decir, en cuanto “sis. tema de oposiciones y diferencias", Pero hay otto argumento adicional: las pric- K ticas culturales se concenitany por lo general, en tomno a hudos institucionales poderosos, como el Estado, las iglesias, las corporaciones y los mass media, acto- res culturales tambien dedicados a administra y organizar sentidas. Hay que ad- vertir que estas grandes instituciones (o aparatos), generalmente centralizadas y Lco—v—v—o—— noralizades ¥ bid, pp. 74-75. Clifford Geertz, La imerpetacion de as elturas, op. ct, p. 91. °° Los argumentas han sido tomados del ya ado trabajo de Willam H, Sewell, “The Concepss) of Culture’, en op. cit, p. 4B ys. yresponden a la etica de ciero mimeo de autores que, pat= tiendo de la idea de que la cultura debe estudiarse mis bien como practcas simbalicas disper- sas y deseentradas,y no como “estructuras"dotadas de coberenca alieman que los "mudos cul tarales concretos” esti plagados de contradicciones, debilmente integrados, muchas veoes son cuestionats, estan sujetos a continuos cambios y carecen de fonterasclarimente delimitadas Vease, por ejemplo, la teorta de a cultura como “eaja de heeramientas",en Ann Swdler, "Cultu> re in Action: Symbols and Strategies", American Sociological Review, nm. 51, 1984, pp. 273-286. » De donde se sigue que las rede de relaciones simbelicas no son isomorfas com ls edes de re laciones econémicas, plticas, demograficas, ettera Por ejemplo, el simbolo de la maternidad, que significa proteccian, culdado y amparo, es ca ‘universal y desborda cualquier contexto particular n ee ee Y ype bordel uw Peo.ecomenos (ic algurrs f° ’ wesce) t econdmicamente poderosas, no buscan la uniformidad cultural sino sélo la ad- ministracion y organizacion de ‘mediante operaciones como la he- sgemonizacion, la jerarquizacion, la marginalizacion y la exclusion de determina- das manifestaciones culturales. {bs este modo, moduoen.cieto-orden x.por 4) ig. consguiene cea coherence deo dela pluidad alta que carscern « PUA) Jas sociedades modemas, De aqui aatwanla tea eopece de toe lion dom ‘de mapa cultural, donde y | Colhel impositivamente se asigna un lugara todos y cada uno de los actores sociales. Las cculturas etiquetadas, por ejemplo, como “minoritarias", “tnicas” o “marginales” pueden citer la imposicion de dicho mapa cultural e incluso resis @acep- || tarlo, pero el solo hecho de hacerlo implica reconocerlo y también reconocer la | { centralidad de la cultura dominante que lo diseia Las observaciones precedentes recogen, en su conjunto, a antigua conviccién antropolégica de que la “naturaleza humana”, contrariamente a la animal, care- ce de orientaciones intrinsecas genéticamente_programadas para modelar el comportamiento. En el hombre, esaffuncion arenas de la que depende in- cluso la sobrevivencia de la especie, se cor socialmen- te construidos.% —S ¢Objeto de una disciplina o campo transdisciplinario de estudios? \ oyo\ tlfenfogue simbelico de la cultural suscitado un notable consenso entre auto- res prosedenies de disciplinas y horizontesteoricos muy diverss, Toda la vaie- dad de las demarcacionesexistenes entre a cultura y la no caltara dice, por ejemplo, Lotman— se reduce en esencia a esto: sobre el fondo de la no cultura, Ia cultura inferviene como un sistema de signos. En concreto, cada vez que ha lemios de los rasgos distiniivos fuea'Como ‘atfcial (en oposicin a “innato’), ‘convencional’ (en oposicion a ‘natural’ o “absoluto’, ‘capacidad de| ) condensar la experiencia humana (en oposicion a ‘estado originato de la na-{" turaleza), nos enfrentaremos con diferentes aspectos dela esencia sfgnica dela cultura. Por eso “es indiativo cdmo el sucederse de las cultura (especialmente «en épocas de cambios sociales) va acompanado de una decidida elevacion dela se- rmioticidad del comportamiento |..." Umberto Eco, pot su part, afirma que Ja semiosis “es el resultado de la humanizacion del mundo por parte de la cul- -tuus, Dentro de Ia cultura cualquier entidad se convient en tn fenomeno Semiio- Eunice R. Dutham, loc. cit, p. 72 2 JM, Lotman, Semiotca de a cultura, Edoral Catedra, Mad, 1979, p68. ss poet ka Sp wn Saori oS? Td ca “< Kowcten ces Grceenro cimewer wowrses Lico y as leyes de la comunicacion son las leyes de la cura, Ast, cultura pu de estudiarse por completo desde un angulo semisticd y @Ta vez la semictica una disciptna que debe ocupatse dela totalidad dela vida soca”! Por otra parte, la concepcién propuesta parece résponder cabalmente a la reocupacion de fondo que condyjo, en la radicion anttopologica, ala adopcion borin de eoncepto-de cura, Funce R Dutham a formula esa preo Cpacion de fondo en los siguientes términos: cual es el significado de las co tumbres extranias y aparentemente incomprensibles observadas en sociedades di ferentes a la nuestra?” Pero al definir la cultura en los términos senalados, no se ha determinado el objeto de una disciplina que imponga un solo método o un modelo unificado de Investigacion (como ha sido la pretensién inicial de la antropologia cultural nor- teameticana), sino se ha circunsrito apenas un vasto campo de fenomenos —re- lativamente homogeneizado por el Coeficiente simbdlico— abierto a diferentes sAcipins ya dienes modes deaniehensian > ee fe hecho, la cultura ha sido abordada como sistem: Ja aptropologis estructural on Sa ‘yconcepcion del mundo por fa tra-_ in marxista, como “sistema cognitivo y evaluativo™ por algunos exponentes de la demologia demologia italiana de inspiracion gramsciana; como “modelo” o “pauta de comportamiiento” por los culturalstas, como "esquemas interiorizados de per- ‘epeion, de valoracion y de accion” por la sociologia de Bourdieu; y, en fin, co- ‘mo “sistema modelante secundario”, -gusentbl de tipologizacion, por la semis- tica soviética de la cultura. _ nocimieno de a natures se cultura, y por eso no son excluyen tes sino complememtarios entre st. tes sino complemensanoscowre +61 Umberto Eco, “Social Life asa Sign System", en D. Robey (ed), Sructualism: An Introduction, Clarendon, Oxford. 1973, p. 110. Sobre la defincion semigtica de la cultura, veae tambien, Umberto Eco, Tralado de semiatca general, op. lt, pp. 37-66, 262 Eunice R. Durham, loc. cit, p. 71 y 101 Tedavia en los afios setenta, momento de gloria de Clifford Geen, el estudio de la cultura parecta ser un monopolo de Ia antropologia. Pero en los ochentay noventa el interés por la cul tra se manifests en la mayor parte dela dsciplinas sociales (ciencas politicas, historia, socio logta, exudios lterarios, etcetera), hasta el punco de que se Heg@ a hablar de gio cultural" (Cul- tural Turn) en las ciencias sociales. La razén esiriba en que la cultura, como tambien la ‘comunicacin, de la que es indisociable, se halla situada en la encrucijada de todas las discipl- nas que se ocupan de fa sociedad. 1% Provecomenos , Nosotros preferimos abordar la cultura, con Eunice Durham, desde una perspectiva dinamica, como un proceso que interrelaciona los diferentes aspec- tosarribasnlados, queen read eorespondenadferener momentos el] ticamente separables de un mismo proceso de significacién. La cultura cntonces, como el JBFactso cion de modelos simbohc ¥ de orientacion para la accion) a través de la prictica individual y colectiva, en ot oricamente es socialmente estructurados. De este mo- dg hemos hecho aterrizar nuestra ctnicn absnee ‘ycateporial de la cultu- ra (como repertorio de hechos simbolicos contrapuesto a la naturaleza y a la “no cultura’), al nivel de lo que William Sewell denomina "mundos concretos ble deena de saberes, valotes, creencias y practicas, por los que una cultura particular (musulmana, aftoamericana, cultura de Ta clase media we | na, eteétera) se contrapone a otras. Tensversalidad de ta cultura Pero aqui surge una temible dificultad. Asi entendida, a cultura exhibe como pri- mera propiedad la transversalidad, es decir, se nos presenta como ubicua, como ‘ina sustancia isle (eaten a ser confinada en un sector deitmitado de la vida social JComo dice Michel Bassand, “ella penetra todos los aspectos de la so- ciedad, dé la economia a la politica, de la aliment ac ion ala ‘sexual idad, cn las artes la tecnologia, de la salud a la religion’. La cultura esta presente en el Iundo dt tabajo. chal uermpo Ube en vid familar en la coapde yen aba se de la jerarguia social, jen Tas innumerables relaciones interpersonales out) constituyen el terreno propio de toda colectividad, Ahora bien, jcomo se puede afrontar, desde el punto de vista de la experien- cia y de la investigacion cientifica, una tealidad tan vasta y oceanica que parece coextensiva a la sociedad global? ;Como se puede asir lo que no parece ser mas que una “dimensién analitica de todas las pricticas sociales’?!°° O dicho de otro modo, jcémo podemos pensar la cultura en su conjunto? + Contrariamente a Geertz, referimos el concepto de cultura menos los modelos que a su pro- ‘eso de continua preduccion, utlizacion y tansformacton en le prictica colectiva” Eunice R. Durham, lcci, p. 75. "5 Michel Bassand, Lidetté ginal, Editions Georg, Saint Saphorin, Suiza, 1981, p. 9 "es Robert Wuthnow, Meaning and Moral Order, University of California Press, Berkeley, 1987. % ereerato cimtwer wowrser Si comenzamos por la experiencia cultural, existe una tesis segin la cual nun- «a podemos experimentar simultanea o sucesivamente la totalidad de los artefac- tos simbshicos que constituyen la cultura de nuestros diferentes grupos de perte- nencia 0 de referencia, sino solo fragmentos limitados del mismo, lamados “textos culturales” por Brummet.!” Un “texto cultural” seria un conjunto limita- do de signos o simbotos relacionados entre st en virtud de que todos sus signif- cados contribuyen a producir los mismos efectos o tienden a desempefia las mis- mas funciones. Un libro constituye, por suptesto, un texto, Peto también un partido de futbol, ya que todos los signos que observamos en él contribuyen producir ciertos efectos como el relajamiento, el entusiasmo, la exaltacién, la identificacién pasional con uno de los equipos, etcétera, Esta manera de enfocar tas cosas ha levado a analizar, desde el punto de vista retorico, clertos aspectos fragmentarios de la cultura popular —en el sentido mass-mediatico, pero no rmarxista del término— como el deporte televisado, la frecuentacién de los gran- des centros comerciales y ciertas peliculas que tematizan conflictos raciales en los Estados Unidos, metonimizaindolos por referencia a ciertos acontecimientos pun- tuales generalmente tragicos 0 dramaticos..% En efecto, la metonimia!® es una figura retorica que desborda el campo literario y se verifica también en los “tex- tos culturales”. Respecto de éstos, su funcion principal seria la condensacin de tuna problematica compleja y abstracta en ciertos hechos concretos e impactan- tes, pennitiendo, en consecuencia, la participacion y el involticramiento de la {gente en dicha problematica. Un ejemplo reciente de metonimizacion en México seria la masacre de Chenalhd,!"® presentada en los medios como condensacién y concrecién ejemplar de todo el conflicto chiapaneco. La presentacién vivida de dicha tragedia en los medios televisivos permitié una movilizacién general en el pats y en el exttanjero que no hubiera logrado la difusin del mejor analisis so- ciol6gico o antropol6gico sobre la compleja problematica chiapaneca, 1 Bary Brummett, Rhetoric tr Popular Cul, St. Maru Pres, Nueva York, 1994 ‘Bid, pp. 157-178, "La metonimia, que representa una especie de economia del lengua, es una figura rewrica por a que se toma la parte pore odo, o el caso particular por la categoria general. AS, por ejem- plo, la lirics amarosa meronimizafrecuentemente a la mujer amada pot la sola mencion de sus ojos: Ojos ellos yserenoss de un dulce mirar sis alabados. lo Se tata del asesinato masivo de cuatentey ses indigenas chiapanecos, la mayorta de ellos _mujeres y nifos, por parte de grupos paramilitaes apoyados par las auoridades locales, el 22 de diciembre de 1997. 6 proveconenos 1 Otra manera de acercarse a la cultura seria abordarla sectorialmente. En efec- to, las sociedades modemnas se caracterizan por la diferenciacion creciente, en ra- 26n de la division técnica y social del trabajo. La consecuencia inmediatamente observable de este proceso ha sido la delimitacion de la realidad social en secto- res que tienden a autonomizarse. Como era de esperarse, la cultura ha seguido el mismo camino. Ast, alas disiplinas tradicionales como la pintura, escultura,ar- quitectura, teatro, danza, literatura, religién, misica y cine, se han ahadido nue- ‘vos sectores como el del patrimonio, el deport, la fotografia, los media, los en- ttretenimientos y la ciencia, entre otros. En resumen: la sectorizacién de la cultura ha sido inmensa. Cada uno de los sectores tiende a convertise en un universo auténomo, controlado por especia- listas y dedicado a la produccion de un sistema de bienes culturales. Al interior de cada sector se opera, a su vez, una intensa divisién del trabajo. Una de las ex- plicaciones de esta diferenciacion reside en la buisqueda de eficacia y productivi- dad que caractetiza a las sociedades contemporéneas, Cada epoca y cada sociedad jerarquiza estos sectores. Asi, por ejemplo, no ca- be la menor duda de que en los aftos ochenta y noventa, la ciencia, los media y Jos entretenimientos dominaban la escena cultural en los patses industralizados Las investigaciones que han abordado la cultura bajo el angulo sectorial son innumerables e inabarcables. Y tampoco han faltado encuestas que evaliien si- multineamente la diferenciacion y la jerarquizacion de los sectores culturales en los diferentes paises europeos."1! (Otra manera de abordar el universo de la cultura es el llamado “enfoque dins- ico”. En efecto, todos y cada uno de los sectores culturales pueden dividirse, a su vez, en cinco procesos que frecuentemente se articulan entre si de manera muy estrecha: 1) la creacion de obras culturales (artesanales, artsticas, cientifi- as, literarias, etétera); 2) la critica, que desempefia, de hecho, un papel de le- gitimacién; 3) la conservacidn de las obtas bajo maltiples formas (bibliotecas, a- chivos, museos, etcétera; 4) la educacién, la difusion de las obras culturales y las Practicas de animacion; 5) el consumo sociocultural o los modos de vida. ‘Ocurre frecuentemente que algunos de estos procesos también se autonomi- cen. Ast, por ejemplo, la educacién se ha autonomizado a tal grado que se ha per- dido de vista su vinculacién con la transmision de la cultura, Los museos son otro ejemplo de un proceso cultural que tiende a autonomizarse. 18 Michel Bassand, Culture et régions d'Europe, Presses Pelyechniques et Universtaires Roman des, Lausana, 1990, p. 129 ys. ” Greeento cimewer mowrcen La diferenciacion de la cultura en sectores suscita competencias,rivaidades y conflictos entre los actores de los diversos sectores. Lo mismo cabe afirmar de los actores que se definen en funcién de los procesos arriba mencionados. El ejem- plo clasico es el conflicto entre el escultor que pretende erigit un monumento ‘municipal de estilo vanguardista 0 “posmoderno”, y el gran publico que lo recha- zatildandolo de extravagante y fe. Por tiltimo, se puede abordar el universo de la cultura estratificandolo segun In estructura de clases, bajo el supuesto de que la desigualdad social genera una desigual distribucion del poder que, a su vez, condiciona diferentes configura- ciones 0 desniveles ideologico-culturales. Se trata de un enfoque tradicional dentro de las diferentes corrientes neomarxistas que contraponen, gresso mado, las culturas dominantes, “legitimas” o hegeménicas a las culturas populares © subalternas. Muchos autores sitian entre ambos niveles una cultura intermedia 0 clasemediera que seria, por definicién, una cultura pretenciosa, Los trabajos de Bourdieu en Francia,!"? de Murdock y Golding en Inglaterra," y los de la de- mologta italiana ilustran muy bien la pertinencia y fecundidad de este mo- delo de analiss. Sin embargo, este enfoque, heredado del siglo xt, ha sido viclentamente cues- tionado en nuestros dias por los teoricos de la posmodernidad y los de la “cultu- 1a popular”, entendida en sentido americano, es deci, en términos de cultura de masas.18 Estos autores alegan que las sociedades modernas posmodernas tien- den a la universalizacion de la middleclass a la abolicion de las diferencias cua- litativas en tna cultura tendencialmente homogeneizada por los mass-media. En otras palabras, estariamos presenciando la muerte de las culturas étnicas y cam- pesinas tradicionales, as{ como también de la cultura obrera, Basta con enunciar estas tesis —la reduecién de las desigualdades y homolo. gacion de la cultura hacia un nivel medio— en un contexto como el de México © de América Latina neoliberal, para percatarse de su caricter especulativo y de su escandalosa inadecuacién. "2 herre Bourdieu, La distncon, op. cit; idem, Les gles dear, Baitions du Seuil, Pats, 1992. ' G. Murdock y B Golding, “Capitalist, Communication and Clas Relations’, en J. Curtan, M. GGutevitch y J, Woollaote (eds), Mass Communication and Soe, Edward Amold, Londres, 1977. 1s Alberto M. Cirese, Cultura egemonica ecalturesubaltere, opt "Us Dominic Strnad, Popular Culture, Routledge, Nuewa York, 1996, pp. 130-175; Chandra ‘Mules y Michael Schudson, Rethinking Popular Culture, University of California Press, Cal fornia, 1991 8 + =— ett kf bt kt kt bt et bt kt bt eI eI Oe PROLEGOMENOS Pese a todo este criticism, autores que si se apoyan en referentes empiricas, como Olivier Donnat,!'6 reconocen que la sociologia'de la cultura sigue estando ‘muy marcada por las nociones de “cultura cultivada”, “cultura media” y “cultura popular’, Este autor ha podido comprobar que “las sucesivas encuestas escalona- das en el tiempo demuestran una tras otra, y de manera siempre consistente, que los comportamientos culturales siguen correlacionandose muy fuertemente con las posiciones y las trayectorias sociales, y, de modo particular, con el capital cul- tural.” Por lo que toca especificamente a México, la primera encuesta nacional sobre las ofertas culturales y su publico, recientemente realizada por la Universi- dad de Colima,t!8 permite comprobar exactamente lo mismo. Por lo demés, el enfoque neomarxista en el estudio de las culturas, lejos de agotarse, ha cobrado nuevos brios particularmente en Inglaterra, donde a partir de los afios setenta existe una escuela de “estudios culturales” de inspiracion ‘gramsciana desarrollada en tomo a la Universidad de Birminghan, Llama la atencién la actualidad de Gramsci en el ambito anglosajén. Incluso en nuestros dias hay autores que preconizan un retorno a Gramsci para reme- diar lo que consideran “crisis de paradigma” en los estudios culturales contem- pordneos. Tal es la posicién, entre otros, de Mc Robbie.!!9 Y un autor mas re- Cente, J Storey.!® afirma que tales también, mas o menos, su posicién: “Todavia quiero cteer —dice— que la teorta de la hegemonia es adecuada para la mayor parte de las tareas que se proponen los estudios culturales y el estudio de la cul- tura popular’.!2. La raz6n de esta persistente fascinacién por Gramsci radica, a nuestro modo de ver, en tes aspectos: 1) Gramsci proporciona una versién no determinista ni economicista del mar- xxismo, sin dejar de subrayar la influencia ejercida por la produccion material de las formas simbolicas (¥. gr, de los mass-media) y por las relaciones econd- ‘micas dentro de las que dicha produccion tiene lugar, 2) Gramsci ofrece una teo- "Olivier Donna, Ls franais face la culture, La Découvene, Pais, 1994, 0 Bid, p 9, 28 Jorge Gonzilez y Ma. Guadalupe Chavez, La cultura en México, Consejo Nacional para la Cul- turay las Anes (ConacultaUniversidad de Colima, México, 1996, 1s A. Me Robbie, “New Times in Cultural Studies", en New Formation, Spring Issue, 1991 100. Storey, An Introductory Guide wo Cultural Theory and Popular Culture, Harvester Wheatsheaf, Nueva York y Landes, 1993, pp. 199-200 "8 id, pp. 199-200. n via de la hegemonia que permite pensar la relacion entre poder, conflicto y cul tura, esto es, entre la desigual distribucién del poder y los desniveles en el plano de la ideologia, de la cultura y de la conciencia; 3) Gramsci presenta una teorfa de las superestructuras que teconoce la autonomia y la importancia de la cultura en las luchas sociales, pero sin exagerar dicha autonomia e importancia a la ma nera culturalista, Por supuesto, para los neomarxistas anglosajones y curopeos la division de clases no es la unica forma de division social. En las sociedades modemnas fuer- temente urbanizadas se le sobreimprimen, por ejemplo, la diferenciacién entre generaciones y la division de genero, como lo demuestran, por un lado, la emergen- cia de una cultura juvenil transclasista centrada en la mmisica, la valorizacién del cuerpo y la fascinacién porta imagen y la emocién visual; y, por otto, la apa- ricién de una critica feminista de la cultura que denuncia la “aniquiacion simbo. lica” de la mujer no sélo en la cultura de masas dominada por el patriarcalismo sino también en los mismos estudios culturales.123 La interiorizacion de la cultura Este es el momento de introducir una distincion estratégica que muchos debates sobre la cultura pasan inexplicablemente por alto. Se trata de la distincion entre formas interiorizadas y formas objetivadas de la cultura. O, en palabras de Bour- dieu, entre “formas simbolicas” y estructuras mentales interiorizadas, por un lado, y simbolos objetivados bajo forma de practicasrituales y de objetos cota nos, religiosos, artisticos, etcétera, por otto. En efecto, la concepcién semictica de la cultura nos obliga a vincular los modelos simbdlicos a los actores que los incorporan subjetivamente (‘modelos de") y los expresan en sus pricticas ("mo- delos para’), bajo el supuesto de que “no existe cultura sin actores ni actores sin cultura”, Mas atin, nos obliga a considerar la cultura preferentemente desde la perspectiva de los sujetos y no de las cosas; bajo sus formas interiorizadas y no bajo sus formas objetivadas. O dicho de otro modo: ta cultura es, antes que na~ 2 Donat, Les francais face la culture, op i, pp. 359-362. "2G. Tuchman, “The Simbolic Anniilation of Women by Mass Media” en S. Cohen y J. Young (eds), The Manufacture of News, Constable, Londres, 1981; Colin MacCabe (e.), High Theory/Low Culture, Manchester University Press, Manchester, 1985, "a Pierre Bourdieu, “Dialogue a propos de histoire culturelle, en Actes dela Recherche en Scien ces Sociales, num. 39, 1985, p. 9. 80 ——— reovecomenos : da, habitus! y cultura-identidad,4® es decir, cultura actuada y vivida desde el punto de vista de los actores y de sus practicas. En conclusion: la cultura real- ‘mente existente y operante es la cultura que pasa por las experiencias sociales y los “mundos de la vida" de los actores en interaccidn,"27 Basta un ejemplo para aclarar la distincién arriba seftalada. Cuando hablamos, de los diferentes elementos de una indumentaria étnica 0 regional (x gr. el hui- pil, el rebozo, el sarape, el traje de china poblana), de monumentos notables (la Diana Cazadora en Ciudad de México, la cabeza de Morelos en la isla de Janitzio, ‘el monumento al indigena en Campeche), de personalidades miticas (Cantin- ‘las, Frida Kahlo, El Santo), de bebidas y ottos elementos gastronémicos (el tequi- la Sauza, el mezcal, el mole poblano, el chile, el frijol, el chocolate, los chongos zamoranos), de objetos festivos 0 costumbristas (el craneo de azuicar, el papel picado, la pitata, el zempaztichitl), de simbolos religiosos (el Cristo barroco re- costado 0 sentado, la virgen de Guadalupe, el Cristo de Chalma) y de danzas ‘étnicas o regionales (el huapango, las danzas de la Conquista, La zandunga), nos estamos refiriendo a formas objetivadas de la cultura popular en México. Pero las representaciones socialmente compartidas, las ideologias, las mentalidades, las actitudes, las creencias y el stock de conocimientos propios de un grupo deter- minado, constituyen formas internalizadas de la cultura, resultantes de la inte- riorizacion selectiva y jerarquizada de pautas de significados por parte de los ac- totes sociales. La cultura objetivada suele ser, de lejos, la mas estudiada, por ser facilmente accesible a la documentacién y a la observacion etnogrificas. En cambio, el estu- dio de la cultura interiorizada suele ser menos frecuentado, sobre todo en Méxi- co, por las dificultades tebricas y metodologicas que indudablemente entrafa, "5 Pierre Bourdieu, Le ses pratique op. ct, p. 87 "88 Gioia Di Cristoforo Longo, Ident e cultura, Ediion\ Stadium, Roma, 1993, pp. 5-37. "a Enire habitus e instcacones, entre sentido prictico” y “sentido objetvado" seestablece, se gin Bourdieu, una relacion diléctica. Por un lado, el sentido objtivado en las insttuciones, producto de la historia coletva, produce su “lecto de habits en los indviduos sometidos as Influencia mediante procesos sociale de inculcacion y de apropiacién cultural; y por ot lado el habitus opera Ia reatvacion del sentido objetivado en las institucones: el habitus es aquello ‘que permite habitar las insticuciones, apropiirselaspricticamentey, por eso mismo, mantener- las en actividad, en vida y en vigor arancandolasincesantemente del estado de leta muerta y de lengua muerta; es aquello que permite revivir el sentido depesitado en ella peo imponiéndo~ les as revisionesy las transformaciones que son la coatrapartiday la condlicin de Ia reactisa- ion”. (Le sens pratique, op. ct, p. 96.) at Giceerte Gimewer worse En To que sigue nos ocuparemos sélo de las formas simbélicas interiorizadas, para cuyo estudio disponemos de dos paradigmas principales: el paradigma del habitus de Bourdieu, 2 y el de las “representaciones sociales” elaborado por la es ucla europea de psicologta social liderado por Serge Moscovici,! que ha llega- do a aleanzar un alto grado de desarrollo teorico y metodoldgico en nuestros dias, Por falta de espacio, y debido a que los propios cultores del ultimo paradigma consideran que la teoria del habitus es en buena parte homologable a la de las re- presentaciones sociales,\3° nos limitaremos a presentar un breve esbozo de esta ultima teoria El concepto de representaciones sociales, por largo tiempo olvidado, procede de la sociologia de Durkheim y ha sido recuperado por Serge Moscovici! y sus seguidores. Se trata de construcciones sociocognitivas propias del pensamiento ingenuo o del sentido coman que pueden definirse como “conjunto de informa- ciones, creencias, opiniones y actitudes a proposito de un objeto determina- do” 5 Constituyen, segiin Jodelet, “una forma de conocimiento soctalmente ela- borado y compartido, que tiene una intencionalidad prictica y contribuye a la construccidn de una realidad comin a un conjunto social’) El presupuesto subyacente a este concepto puede formularse asi: "No existe realidad objetiva a prior; toda realidad es representada, es decir, apropiada por el grupo, reconstruida en su sistema cognitivo, integrada en su sistema de valo- res, dependiendo de su historia y del contexto ideologico que lo envuelve. Y es- ta realidad apropiada y estructurada constituye para el individuo y el grupo la realidad misma”.! Conviene advert que, ast entendidas, las representaciones sociales no son un simple reflejo de la realidad sino una organizacion significante de la misma que depende, a la vez, de circunstancias contingentes y de factores mas generales co- mo el contexto social e ideol6gico, el lugar de los actores sociales en la sociedad, la historia del individuo o del grupo y, en fin, los intereses en juego. En resumen, "Pierre Bourdieu, Esqusse dune thor de a pratique, op. cit, pp. 174-227: dem, Le sens prat- que, op. cit, p.87y 29 Denise Jodelet (ed), Les représentations scales, ru, Parts, 1989. 09 W Dovie y A, Palmonar, etude des rprésemaions soles, Delachaux et Neste, Pris, 1986, pp. 85-88. : Serge Moscow, La prychanayse, son image on pubic, eu, Pars, 1961 ' Jean-Claude Abric(e.),Pratiqus sociales et eprésertations, LF, Paris, 1994, p19. 135 Denise Jodele, Les representations scales, op. ct, p. 36. ‘os Jean-Claude Abc, Pratiqus sociales... opel, pp. 12-13, ca Het Net eh teed tt proveconenas : las tepresentaciones sociales son sistemas cognitivos contextualizados que res- ponden a una doble logica: Ia cognitiva y la social ‘Senge Moscovici ha identificado algunos de los mecanismos centrales de las re- presentaciones sociales, como la objetivacion (esto es, la tendencia a presentar de modo figurativo y concreto lo abstracto) y el anclaje (la tendencia a incorporat lo nuevo dentro de esquemas previamente conocidos). La difusién de las nuevas teorlas cientificas, como el psicoanalisis, por ejemplo, ponen de manifiesto muy claramente ambos mecanismos.3° Sin embargo, la tesis mas interesante sostenida hoy por la mayor parte de los autores pertenecientes a esta cortiente, es la afirmacién del caricterestructurado de las representaciones sociales. Estas se componen siempre de un micleo cen- tral relativamente consistente, y de una periferia mas elistica y movediza que constituye la parte més accesible, vivida y concreta de la representacion. 1% Los elementos pentéricos estan constituidos por estereotipos, creencias ¢ informacio- nes cuya funcién principal parece ser la de proteger al nticleo acogiendo, acomo. dando y absorbiendo en primera instancia las novedades incémodas. Seguin los teoricos de la corriente que estamos presentando, el sistema central de las representaciones sociales esta ligado a condiciones historicas, sociales ¢ ideologicas més profundas y define los valores mas fundamentales del grupo. ‘Ademas, se caracteriza por la estabilidad y la coherencia, y es relativamente in- dependiente del contexto inmediato.1” El sistema perilérico, en cambio, depende mas de contextos inmediatos y especificos, permite adaptarse a las experien- 1 Los estudios de Moscovcirevelan cémo la recepcion del psicoanalisis en los etculos cat os implicé, por una parte, la simplificacion figuratva de la famosa topic feudiana, com la el ‘sion muy significatva de uno de ss componentes centrale: la libido; , por otra, su vinculackn, al confesion (como acto terapeutico basado en la palabra) y tambien ala relaion sexual (debi doa halo erético que parece surgi entre el analistay su cliente). Ademas, socialmente la prac tica del psicoandliss se asocia con ciertas categorlas sociales ya conocidas, como ls ios, ls ar tists, las mujeres y, de modo general, ls personas de estructura psiquice débil (véase, Augusto Palmonatiy W. Dose, “Caracterstiques des representations sociales’ en W Doksey A. Palin: nari, etude des representations sociales, Delachawx et Niestle, Pars, 1986, pp. 20-23) 6 Los psicdloges sociales han podido demesrar, por eemplo, que entre el conjunco de rasgos psicologics que atbuimos a una persona hay siempre uno que condensa y da senda & todos los dems, hasta el punto de que, atin permaneciendo los mismos rasges, el simple cambio de «nfass parece implicar que ya no se trata de la mista persona, ‘7 Ch, Gulmell ed), Structures et ransfrmation ds representations sociales, Delachaux et Nies- Ue, Pais, 1994 3 ) W, Doise, WA. Clemence y F Lorena-Cioldi, Représentations sociales et analyses de donnces, Presses Universitaires de Grenoble, Grenoble, 1992; Jean-Blisé Griz et ali, Salas face au rnowelestechnaloges, Editions du Centre Navonal de la Recherche Scientifique, Pans, 1987 a4 ROLES OMEN OS que los estudios culturales son y solo pueden ser, por definicién, multidisci- plinarios.'#° Con lo dicho hasta aqui podemos afinar nuestra definicion de la cultura refor- ‘mulando libremente las concepciones de Clifford Geertz y de John B. Thompson: la cultura es la organizacién social del sentido, interiorizado por los sujetos (individuales o colectives) y objetivado en formas simbdlicas, todo ello en con- textos historicamente especificos y socialmente estructurados. Ast definida, la ‘cultura puede ser abordada, ya sea como proceso (punto de vista diacrénico), ya sea como configuracin presente en un momento determinado (punto de vista sincronico) ficaciaoperativa de tas formas subjetvadas de la cultura Senalaremos, a continuacion,.las funciones principales de las representaciones sociales, 0, lo que es lo mismo, las funciones de la cultura en cuanto interioriza- da por los sujetos. Estas funciones nos permitirin precisar, de rebote, donde ra- dican la eficacia propia y la fuerza operativa de la culeura Segu los teoricos de la corriente mencionada, las representaciones sociales tienen por lo menos cuatro funciones nucleares: 1) Funci6n cognitiva, en la medida en que constituyen el esquema de percep- cion a través del cual los actotes individuales y colectivos perciben, comprenden y explican la realidad, Se sitian en esta perspectiva ciertos métodos que se pro- pponen analizar la cultura de los grupos sociales, no desde fuera sino desde la petspectiva y las categortas de percepcién del mismo grupo en cuestion. Es lo que algunos autores americanos llaman “critica centrada en la cultura misma” (ulture-centeredcrticis) utilizada, por ejemplo, para comprender y analizar des- de dentro la cultura afroamericana."#! 2) Funcidn identificadora, ya que las representaciones sociales definen en wl- tima instancia la identidad social y permiten salvaguardar la especificidad de los ‘grupos. Como diremos mas adelante, laidentidad resulta precisamente de la in- tertorizacion selectiva, distintiva y contrastiva de valores y pautas de significados por parte de individuos y grupos. © Gilberto Giménez, "La identidad plural de la sociologia", en Esnudos Socialis, vol. XU ‘im, 38, mayo-agosio de 1995, pp. 409-419. MEMK. Asante, The Afrcentc Idea, Temple University, Fisdelia, 1987; H.L. Gates, Figures in Black: Words, Sign and the “Racal Sel, Oxford University Press, Nueva York, 1986. 3) Funcién de orientacién, en cuanto que constituyen gutas potenciales de los ‘comportamientos y de las précticas. Y esto de tres maneras «+ interviniendo directamente en la definicion de la finalidad de la situacion (asi, por ejemplo, se ha podido demostrar que la representacién de una tarea determina directamente el tipo de estrategia cognitiva adoptada por el grupo, asi como la manera en que ésta se estructura y se comunica); + generando un sistema de anticipaciones y expectativas que implican la se leccién y filtracion de informaciones y de interpretaciones que influyen sobre la realidad para acomodarla a la representacién a priori de la misma; + prescribiendo, en cuanto expresion de las reglas y de las normas sociales, los comportamientos y las pricticas obligadas. En otras palabras: las representaciones sociales definen lo que es licto, tolera- ble o inaceptable en un contexto social determinado, 4) Funcion justificadora, en cuanto permite explicar, justficar 0 legitimar a posterior las tomas de posicién y los comportamientos. En resumen: la cultura interiorizada en forma de representaciones sociales esa la vez esquema de percepcién de la realidad, atmésfera de la comunicacion intersubjetiva, cantera de la identidad social, guia orientadora de la accion y fuente de legitimacién de la misma, En esto radican su eficacia propia y st im- portancia estratégica Lo dicho hasta aqui demuestra que la cultura puede ser operativa y eficaz s6- lo en cuanto incorporada por los individuos y los grupos, y en cuanto invertida en el flujo vivo de la accién social.'#? También se infiere de lo dicho que la iden- tidad, concebida como la dimensin subjetiva de los actores sociales, constituye la mediacion obligada de la dinamica cultural, ya que todo actor individual 0 colectivo se comporta necesariamente en funcion de una cultura mas o menos original, Y la ausencia de una cultura espeeifica, es decir, de una identidad, pro vvoca la alienacién y la anomia, y conduce finalmente ala desaparicion del actor. Concluyamos, con Michel Bassand,'* que la cultura no slo esta socialmente condicionada sino que constituye también un factor condicionante que influye profundamente sobre las dimensiones econsmica, politica y demogratica de ca da sociedad. Max Weber, por ejemplo, ha ilustrado magistralmente la influen- cia de la religion sobre la economia en su obra La ética protestantey el espiritu del capitalismo, Y después de él numerosos investigadores han demostrado que la 8 Margaret, Archer, Culture and Agency, Cambridge University Pres, Cambridge, 1988, 9 Michel Bassand, Lideniteregionale, op. ct, p. 9. 86 tt iit sisi cultura define las finalidades, normas y valores que orientan la organizacion de la produccion y del consumo, Hoy en dia conocemos también el papel funda- mental que ha desemperiado la ciencia en el crecimiento econémico contempo- neo, En cuanto al mbito politico, sabemos que la base del poder no es solo 1a fuerza, sino tambien Ia legitimidad (que es un concepto cultural), y que las grandes familias politicas invocan siempre fundamentos ideologicos, flaséficos y hasta religiosos. Por todo ello, la cultura es una clave indispensable para descfrar la dinémica social. Decia Talcott Parsons que la energia y los recursos materiales condicionan la accién, pero la cultura la controla y orienta, Por eso mismo constituye una pie- 2a esencial para la comprension de los determinantes de los comportamientos y prcticas sociales, Por sus funciones de elaboracién de un sentido comin, de construccion de la identidad social y por las anticipaciones y expectativas que ge- nera, a cultura esté en la mistna raiz de las practicas sociales. La cultura especi- fica a una colectividad detimitando su capacidad creadora einnovadora, su facul- tad de adaptacion y su voluntad de intervenir sobre st misma y sobre su entorno. Hace existr una colectividad, constituye su memoria, contribuye a forjar la co- hesion de sus actores y legitima o deslegitima sus acciones, a7

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