Huella de Carbono Jhony Orteg

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LA HUELLA DE CARBONO

La huella de carbono es la medida del impacto de todos los gases de efecto invernadero
producidos por

nuestras actividades (individuales, colectivas, eventuales y de los productos) en el medio


ambiente. Se

refiere a la cantidad en toneladas o kilos de dióxido de carbono equivalente de gases de efecto

invernadero, producida en el día a día, generados a partir de la quema de combustibles fósiles para
la

producción de energía, calefacción y transporte entre otros procesos.

Su cálculo sigue los principios del Protocolo de emisiones de gases de efecto invernadero o la

norma ISO 14.064 incorporados en las metodologías disponibles.

Los límites de la huella en las empresas, abarcan todas las operaciones y subsidiarias propias

operadas por una organización y deben representar de forma fidedigna las emisiones de gases de
efecto

invernadero, incluyendo las derivadas de sus procesos esenciales (core). De acuerdo al Protocolo
de gases de

efecto invernadero, para definir los límites operacionales es necesario identificar las fuentes de
emisiones a ser

incluidas en la medida. (WBCSD & WRI, 2004) establece tres ámbitos de emisiones:

Ámbito 1: emisiones directas, desde fuentes propias o controladas por la empresa, como por

ejemplo, las derivadas de la quema de combustibles o debidas a procesos químicos.

Ámbito 2: emisiones indirectas derivadas de la generación, por parte de terceros, de energía, calor

o vapor (en este caso, es indirecta, aunque sea consecuencia de las actividades de la empresa,
pero

fueron generadas o son controladas por terceros).

Ámbito 3: otras emisiones indirectas que son consecuencia de las actividades de la organización

que ocurren fuera de esta y no son controladas o generadas por ésta, como lo son los viajes, la
gestión y

disposición de residuos, la producción de insumos, etc.


La Huella de carbono individual
Se conforma por la suma de dos partes, la huella primaria y la

secundaria, marcadas en verde y amarillo respectivamente, en el Gráfico 7, que da cuenta de los

principales componentes de la huella de carbono de un habitante de países desarrollados.

La Huella primaria
Es la medida de las emisiones directas de CO2, a partir de la quema de

combustibles fósiles, incluyendo el consumo doméstico de energía y transporte (ej. auto, avión,
tren),

sobre los cuales tenemos control directo.

La Huella secundaria
Es la medida de las emisiones indirectas de CO2 de todo el ciclo de vida de

los productos que consumimos –aquellos asociados con la manufactura y eventual descarte. Se
refiere a

las emisiones de CO2 de los procesos productivos de los bienes y servicios que consumimos

Fuente: Elaboración en base a http://www.carbonfootprint.com/carbonfootprint.html.


Avances en la contabilidad de la huella de carbono
El interés por la competitividad, las emisiones y la huella de carbono ha llevado a diferentes

organizaciones a proponer modelos para contabilizar e informar los impactos de los gases de
efecto

invernadero en productos y servicios. Los más importantes son patrocinados por los gobiernos y
buscan

facilitar la definición de estándares nacionales. Otras tienen por objetivo reducir las emisiones en
los

procesos productivos o se enfocan sólo en la entrega de información ambiental de mayor calidad a

clientes y gobiernos. Países como Alemania, los Estados Unidos, Francia, Japón y Reino Unido han

logrado importantes avances en la definición y aplicación de metodologías orientadas al cálculo de


la

huella de carbono para incorporarla al etiquetado como un elemento más en el proceso de toma
de

decisiones. Además, estiman que contabilizar las emisiones permite a las empresas trabajar con
sus

proveedores para que éstos las reduzcan.

Las metodologías hoy existentes se dividen en tres tipos:

• Guías generales: normas ISO que representan estándares de referencia para el cálculo de

CO2 (norma ISO 14.040, sobre Gestión Ambiental – Análisis de Ciclo de Vida; BS ISO

14.064-1:2006, sobre gases de efecto invernadero – Parte I: Especificación con orientación,

a nivel de organización, para la cuantificación y divulgación de las emisiones y de la

remoción de gases de efecto invernadero.

• Guías específicas: PAS 2050, Bilan Carbone® o el GHG Protocol para la contabilidad,

cálculo y monitoreo de los gases de efecto invernadero.

• Herramientas de cálculo para actividades específicas como el transporte o el

comportamiento del consumidor.


A corto plazo, se espera que algunas de estas iniciativas deriven en acciones mandatorias y

legales que establezcan la obligatoriedad respecto de información sobre la huella de carbono a ser

entregada a la ciudadanía (por ejemplo en Francia). En otros casos, las propias empresas
impondrán la

obligatoriedad de informar respecto de la huella de carbono a los integrantes de su cadena


productiva,

como Wal Mart, TESCO y Grupo Casino. En el Cuadro 5 se presentan algunas iniciativas clave a
nivel

mundial para la medición de la huella de carbono en productos y servicios.

Iniciativas en América Latina y Caribe

En América Latina el tema apenas empieza a reconocerse y pocos han implementado acciones

específicas para cuantificar la huella de carbono de los productos de exportación como estrategia

preventiva. Las iniciativas existentes responden a las nuevas exigencias de los mercados
compradores o

de empresas transnacionales. El acento está dado principalmente a iniciativas enmarcadas en el

mecanismo de desarrollo limpio, MDL, que obliga a medir las emisiones de carbono.

En Chile y en Perú, de forma voluntaria, empresas de diversos rubros han comenzado a

desarrollar la contabilidad de las huellas de carbono a lo largo de cadenas productivas y eso ha


llevado a

la modificación de sistemas de gestión y a hacer inversiones en maquinarias, procesos y


tecnologías más

limpias.

De un análisis respecto a la situación de 14 países22 de la región relativo a la institucionalidad en

materias ambientales, se concluyó que éstos abordan el cambio climático y en algunos casos el
tema

también se plantea en el marco de la producción limpia y la eficiencia energética. Todos los países
han
suscrito y ratificado Kyoto aunque ninguno de ellos tenga obligación de reducción. Nueve países
han

desarrollado algún tipo de plan o programa en relación al cambio climático. Todos han
desarrollado

proyectos bajo la modalidad MDL, sumando la cantidad total de proyectos registrados, 765 (ver
Cuadro

6), con predominancia de iniciativas orientadas a la generación hídrica, y una proporción de CRE

emitidos en relación a los proyectos registrados, cercano a un 20%. La participación de América


Latina

en el mecanismo representa cerca de un 17% del total de proyectos registrados y un 15% de los
CRE

emitidos a nivel mundial.

Fuente: Elaboración a partir de los datos del CDM pipeline del Riso Centre de UNEP, del 1de
octubre de 2009 (en

http://cdmpipeline.org/publications/CDMpipeline.xls)

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