Material Introducción A Las Ciencias Sociales
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Unidad 5
19 de febrero de 2018
Opinión
A principios del siglo XXI esta tesis plantea dos problemas. El primero es
que no es verdad que los filósofos se hayan dedicado a contemplar el
mundo sin que su reflexión haya tenido algún impacto en la
transformación del mundo. Y aunque eso haya ocurrido alguna vez, dejó
de ocurrir con el surgimiento del capitalismo o, si queremos un término
más amplio, con la emergencia de la modernidad occidental, sobre todo
a partir del siglo XVI. Los estudios sobre sociología del conocimiento de
los últimos cincuenta años han sido concluyentes en mostrar que las
interpretaciones del mundo dominantes en una época dada son las que
legitiman, posibilitan o facilitan las transformaciones sociales llevadas a
cabo por las clases o grupos dominantes. El mejor ejemplo de ello es la
concepción cartesiana de la dicotomía naturaleza-sociedad o naturaleza-
humanidad. Concebir la naturaleza y la sociedad (o la humanidad) como
dos entidades –dos sustancias en la terminología de Descartes–
totalmente distintas e independientes una de otra, tal como sucede con la
dicotomía cuerpo-alma, y construir sobre esa base todo un sistema
filosófico es una innovación revolucionaria. Choca con el sentido común,
pues no imaginamos ninguna actividad humana sin la participación de
algún tipo de naturaleza, comenzando por la propia capacidad y actividad
de imaginar, dado su componente cerebral, neurológico. Además, si los
seres humanos tienen naturaleza –la naturaleza humana–, será difícil
imaginar que esa naturaleza no tenga nada que ver con la naturaleza no
humana. La concepción cartesiana tiene obviamente muchos
antecedentes, desde los más antiguos del Antiguo Testamento (libro del
Génesis) hasta los más recientes de su casi contemporáneo Francis
Bacon, para quien la misión del ser humano es dominar la naturaleza.
Pero fue Descartes quien confirió al dualismo la consistencia de todo un
sistema filosófico.
Esto significa que los grupos sociales más radicalmente excluidos por la
sociedad capitalista, colonialista y patriarcal, muchos de los cuales fueron
considerados residuos del pasado en vías de extinción o de
blanqueamiento, son los que, desde el punto de vista de las
Epistemologías del Sur, nos están mostrando una salida con futuro, un
futuro digno de la humanidad y de todas las naturalezas humanas y no
humanas que la componen. Al ser parte de un esfuerzo colectivo, las
Epistemologías del Sur son un trabajo en curso y todavía embrionario. En
mi caso, pienso que aún no alcancé a expresar toda la riqueza analítica y
transformadora contenida en las Epistemologías del Sur que estoy
proponiendo. He destacado que los tres modos principales de
dominación moderna –clase (capitalismo), raza (racismo) y sexo
(patriarcado)– actúan articuladamente y que esa articulación varía con el
contexto social, histórico y cultural. Pero no he prestado suficiente
atención al hecho de que este modo de dominación se asienta de tal
manera en la dualidad sociedad/naturaleza que, sin la superación de esta
dualidad, ninguna lucha de liberación podrá ser exitosa.
La nueva tesis once debería tener hoy una formulación del tipo: “Los
filósofos, filósofas, cientistas sociales y humanistas deben colaborar con
todos aquellos y aquellas que luchan contra la dominación en el sentido
de crear formas de comprensión del mundo que hagan posibles prácticas
de transformación que liberen conjuntamente al mundo humano y al
mundo no humano”. Es mucho menos elegante que la undécima tesis
original, es cierto, pero tal vez nos sea más útil.