LÃ Pez Lujan y Fauvet-Berthelot (2012) PDF

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Capítulo II

EL ARTE ES(
DE LOS MEX:
Leonardo López Luján y�

lMJ\GENES, ÍDOLOS E JXIPTLAT!t

Al remontar la Sierra Nev:


primera ocasión en la Cuen
tés y sus huestes descubrí,
el que las imágenes religios�
aún más importante que en
Advütieron con mirada até
ele culto de los me:x:icas y sus
por doquier: en las encrucij:
que los conducían hacia 1
cúspides de montañas y cen
cavernas y abrigos rocosos,
bustos,· sobre cantiles y pei
nan1iales y en los demás lug
sagrada que eran frecuen1
para entrar en contacto ce
Obviamente, los recién lle¡
contrar la mayor concentn
rnonios de un ceremonialü
las viviendas, las plazas y]
aldea, pueblo y ciudad en de
Allí presenciaron las infinit
EL AHTE ESCULTÓIHCO DE LOS MEXICAS Y SUS VECll'\OS

por ejernplo, elaborar las joyas, las ofrendas y A la llegada de los conc
los regalos para la fiesta de coronación; tallar .ringue eran los únicos que
nuevas imágenes para el Templo Mayor; es­ regularidad de herramient.
culpir las enormes piedras cilfodricas usadas ellas, hachas, azuelas, escor
en el sacrificio gladiatorio; y labrar la efigie de] ladros tubulares.24 En camt
soberano en las peñas de Chapullepec cuando y los tlatecque utiJizaban p
éste veía próxima su muerte.20 Por lo general, chas de piedra, cuyo extre1
los maestros eran alimentados durante la rea­ ser puntiagudo o con \ioble
lización del encargo, al tiempo que recibían elaboradas con pedernaJ y <
amenazas de castigos., e incluso ele destierro, si se empleaban a manera ele e
no cumplían en tiempo y forma con los desig­ dolas directamente; como b
nios del rey.21 Por el contrario, si su trabajo era dichas, :fijándolas al extrerr
satisfactorio, recibían corno justa retribución madera, o en forma ele cincel
cargas de maíz, frijol, amaranto., chía, chile, sobre la superficie a esculpiJ
semillas de calabaza, cacao, sal y algodón, tremo opuesto con un maz
además de mantas, ropa y esclavos para su cualquiera de estas tres rnoc
servicio. En casos extremos, el rey llegaba a di­ mento de piedrn servLa pan
rigirse a eUos como "·padres y abuelos míos" y originaJ. Así era desbastado ;
les otorgaba títulos e insignias. 22 moviendo capa por capa l
Los escultores mexicas se valían de un ins­ forma generaJ, determinar J
trumenta] y una técnica relativamente limi­ les de la escuJtura y modela
tados, los cuales no correspondían con los repertorio de utensilios ind
impresionanles avances que su propia civili­ eluía cuñ as de madera par
zación había alcanzado en otros campos del fragmentos de una matriz;
conocimiento y la organización social. Sus para pulverizar los accidern
implementos y procedimientos de talla, equi­ taladros cónicos de piedra y
valentes a los del Neolítico europeo, habían para crear cavidades, y h
sido desarrollados milenios atrás en el terri­ cuar:·zo y pedernaJ par:·a aser
torio mesoamericano y, en términos genera - 11ear:· motivos. Debemos me1
les, habían permanecido inalterados. Aun así, los instrumentos de pulido,
tallando piedra contra piedra, los artífices de arenisca y los abrasivos de a
Tenochtitlan lograron un nivel ele excelencia f 11 rado, además de los de
plástica que maravilló a los españoles del varas, las cañas, los guajes y
siglo xvr y que sigue sorprendiéndonos en la Con este equipo rudirnen
actualidad. "'Era cosa de aclmiracjón y aun ele ,nexicas se enfrentaron C<
Tlatecque o lapidarios, en frny Bcrnardino de poner en ystoria., la curiosidad ele los canteros suerte de materias duras, c
Sahagún, Códice F'/orenlúw, lib. ,x, fol. 55v-
56r, 1575-1577. Biblioteca Mcdicca Laurcn­ antiguos y particular virtud que con otras rnanera muy distinta a con
ziana, Florencia. piedre«;uelas labrasen las piedras grandes é ,res creaban imágenes con a
:!11 /lid. NICHOI.SON, ·J 959; ACUILEHA, 1977: 63-143. hiciesen figuras chicas y grandes [ ... ]", co­ o masa de bledos. Éstos, po
:!I DUll,ÍN, 1984, 2: 324. menta fray Diego Durán al referirse a sus ca­
22 /�'. . DUllÁN, 1984., 2: 490. lado, construían fácil y ráp
g
;:; DUllÁN, 1984, 2: 191. pacidades.2:J ras, al añadir un material s

84
LEON,\HDO LórEz Lu.1ÁN v IVIAnrn-FnANCE F'AUVET-BEHTHELOT

orar las joyas, las ofrendas y A la llegada de los conquistadores, los tla­
., fiesta de coronación; tallar .ri11que eran los únicos que se valían con cierta
para el Templo Mayor; es­ r<'gularidad de herramientas de bronce, entre �
's piedras cilfodricas usadas

.
<'I lus, hachas, azuelas, escoplos, punzones y ta­
di.dorio; y labrar la efigie del l.idros tuhulares.24 En cambio.) los tetzotzonque ..... .. �- - .
ci1as de Chapultepec cuando y los tlatecque utilizaban primordiaJmente ha­ --------- --�- - ,....� ..
s11 rnuerte.20 Por Jo general,
;

dias de piedra, cuyo extremo funcional podía


""�,.�--�
nli111en1ados durante la rea­ ,.
S('f' puntiagudo o con doble bisel. Estas piezas,
rgo.) a 1 1iempo que recibían <'lilhoradas con pedernal y otras piedras duras,
igos. e incluso de destierro, si se empleaban a manera de destrales, empuñán­
('111po y forma con los desig­ <lolas directamente; como hachas propiamente
('I conlrario, si su trabajo era dichas.) :fijándolas al extremo de un mango de
lií.111 corno :justa retribución 11 iadera, o en forma de cinceles.) apoyando su füo
'rijol.) u111aranto, chía, chile.) sohre la superficie a esculpir y golpeando el ex-
i:1zn, cacao, sal y algodón, 1rcrno opuesto con un mazo de rnadera.25 En
:1s., ropa y esclavos para su ('ffalquiera de estas tres modalidades, el instru-
('.xi rc,rios, el rey llegaba a di- 111c11to de piedra serví'.a para percutir el bloque
10 ''·pndrcs y abuelos míos" y < wiginal. Así era desbastado paulatinamente, re-
is <' i11sig11ias.22 111oviendo capa por capa hasta bosquejar la
111(·.xirns se vaJían de un ins- l'orma generaJ, determinar los planos principa­
1fr.11ica relativamente lim·i- les de la escultura y modelar las superficies. El
110 <"-Orrespondí'an con los repertorio de utensilios indígenas también in­
v:111<·cs q11c su propia civili- ri II í'.a cuñas de madera para separar grandes
111z;ido c11 o tros campos del l'ragmentos de una matriz; martiUos de piedra
In orgn11ización social. Sus para pulverizar los accidentes de la superficie;
'(H'<•di,nicnlos de talla.) equi- l;iladros cóni.cos de piedra y tubulares de hueso
1 N(·ol ÍI ico europeo, había.n para crear cavidades, y hojas de obsidiana,
,s 111ilc11ios atrás en el terri­ c11arzo y pedernal para aserrar, ranurar y deli-
·;1110 Y·> c11 1érminos genera- 11caT motivos. Debemos mencionar igualmente
111<'<·ido i11alterados. Aun así, los instrumentos de pulido, como las ]imas de
1)111rn piedra, los artffices de nrenisca y los abrasivos de arena y pedernal tri­ nú deo de la pieza hacia el exterior. En franco
·,11·011 1111 11ivel de excelencia l 11rado .) además de los de bruñido como las contraste, los escultores se entregaban a un Arriba: fnst1wnPr1,tos para la fabricación de
r:1villú a los españ.oles del varas, las cañas, los guajes y los cúeros.26 proceso lento, laborioso y físicamente agota­ utensilios de obsidiana, en f'ray Bernardino
�11(' sorprendiéndonos en la de Sahagún, Códice Florenúno, lib. x1, fol.
Con este equipo rudimentari .o, los escultores dor, en el que debían eliminar golpe a golpe la
359v, 1575-1577. Bihlio1eca Medicea Law·en­
rns,1 de adrniración y mm rlc mexicas se enfrentaron con talento a toda materia sobrante de afuera hacia adentro. Si ziana, Florencia.
l.1 rnriosidad de los canteros suerte de materias duras, ciertamente de una bien siempre partían de un modelo -una ima-
·.1ilttr virlud que con otras Ahajo: lnslrwnenlospara lallar_y bruíiirpiedra,
manera muy distinta a como lo hacían quie­ gen mental, una maqueta, un bosquejo, un
piedras volcánicas .Y metcunó,_jí:cas, Posclásico
·asc11 las piedras grandes é nes creaban imágenes con arcill a, resina, hule croquis- y, muchas veces.) de dibujos prepa­ T::irdío, Centro de México. MNA, ConacuJta-JNAH.
·l1icus y grandes [ ... ]", co­ o masa de bledos. Éstos, por medio del mode­ ratorios delineados sobre el bloque, lo cierto es l➔ AllllEGUÍN, 1974: 17-21.
l) m:i 11 aI referirse a sus ca- lado, construían fácil y rápidamente sus figu­ que nunca podían corregir sus actos, pues ;;, AllllEGUÍI':1974- 41 84
;,, MIH;�!llEl:L, 1968 27-28.
ras, al añadir un material suave y plástico del cada uno de sus golpes era irrevocable.27 27 lllCH, 1
' 974: 3-5; CI-IELLI, 2000: 37-38.

8.5
L1-:0N;1nno LóPcz Lu.11íN Y IVl,11i1E-Ft1ANCE FAUVET-B1mT11c1.oT

'I' YACIMIENTOS
reyes de Tenochlidan determinaban esculpir
un nuevo monolito para su recinto sagrado,
extrusivas ocuparon el lugar
cada una de las ciudades convocadas se veía
. universo escultórico mexica.
compelida a aportar un numeroso contingente
, sin duda alguna, se debe a
humano, e] cual se daba cita en los yacimien­
)erada de artistas y mecenas,
tos ele Coyoacán, Acocolco (Ayotzinco) o Aculco ·
los factores dignos de consi-
( Chalco). Lo hacían con sus propias sogas,
1. lado, la Cuenca de México
palancas y 1.r. carretoncillos", una suerte de tri­
una intensa actividad vo1cá­
neos sobre los que deslizaban las graneles
> reciente, por lo que no exis­
rocas.:12 En rnedio de cánticos y voces, sepa­
,s de rocas sedimentarias y
raban los bloques de las canteras y los trans­
r el otro, las civilizaciones me­
portaban distancias que nunca excedían los
recieron de bestias de tiro y
40 km, muchas veces animados por bailari­
ntemente, nunca implementa­
nes, músicos y bufones. Respecto a esto últi­
izado de la rueda. 28 Como es
mo, se ha esúmado por medio de fórmulas
combinación de estos factores
modernas que para mover un monolito de
1do de rocas exóticas -sobre
unas 24 t -como la Piedra del Sol- se habría
)!oques- desde regiones que
requerido en aquella época ele la fuerza con­
1.as, sino que estaban situadas
junta ele entre 363 y 816 hombres_::i3
1s elevadísimas montañas que
Llegados los bloques a la capital de] impe­
nea. :L o anterior explica por
rio, los tetzotzonque acometían sus superficies
:ados exí'H:tamente los mismos duras, rugosas y siempre frágiles con el golpe ,-.,,..
,s en la escultura y en Ja cons­
del cincel. Aunque el resultado final dependía
irámides: 29 el basalto (rnetlá­ en grado superlativo de las habilidades perso­
la escoria volcánica (tezontli)
naJes de estos artistas, de su equipo instru­
,, violáceos o negruzcos, y la
mental y de las técnicas que aplicaban, ]as redondeadas, por lo regular desprovistas de t7. trabcy·o en ww. cantera, en fray Bernardino
:[, tena_yocátetl) de pálidas to­
cualidades inherentes a la piedra volcánica grandes vanos y salientes. Observarnos tam­
de Sahagún, Códice Florentino, lib. x, fol. l9v,

LS y violáceas.30 En forma ac­ 1575-1577. Biblioleca Mcdicca Laurcnziana,


eran las primeras en definir los límites de lo bién superficies suaves y convexas ( como si Florencia.
f
on Jos pór idos y las riolitas,
posible. En este sentido, las rocas de la Cuenca una fuerza neumática las presionara desde
)ién oriundas de la Cuenca de Página 90: Tlaltecuh.tli del Metro, piedra vol­
de México prohíben los detalles sutiles y la :;tdentro), donde los detalles tuvieron que ser cánica, Posclásico Tardío, Tenochtitlan. MNA,
tersura extraordinaria que pueden alcanzarse, amplificados para no desaparecer en las rugo­ Conaculta-tNAIJ.
nes geológicas en donde es-
por ejemplo, con el mánnol.3 4 Tampoco son sidades de la superficie. 35
s I as rocas volcánicas que he- Página 91, izq11icrda: Ch.alclúuhtliclle, piedra
factibles -sin poner en riesgo la integridad Obviamente.1 los escultores mexicas incursio­ volcánica, Posclásico Tardío, Cuenca de Mé­
11egaban prácticamente hasta
ele la obra- las aristas vivas, las proyecciones Iléll'On en el tallado de muchos otros materiales, xico. MNA, Conaculta-JNAJI.
e,na lacustre que circundaba
delicadas o muy pronunciaclas.1 y los cortes aunque sin olvidar que el tamaño ele sus crea­
Página 91, derecha: TI.áloe, piedra volcánica,
tuación que simplificaba enor- •
profundos. Obviamente, los mexicas eran ciones dehia estar en función de la proximidad Posclásico Tardío, Cuenca ele México. MNA,
:as de obtención y acarreo de
conscientes de los dictados ele la materia a l a de los yacimientos. Los tlalecque realizaron fi­ Conacul1a-1NAlL
r si esto fuera poco, los me­ 12 E.g. ALVAHADO Tezozórnoc, 2001.
que s e enfrentaban d í a con día. E n sus obras nísimas piezas de lapidaria, regularmente de
a todos los pueblos ribereños 'l:l /lid. IIEIZEU y WILLIAMS, 1963: 97; LÓPEZ Lnj,í.n,
constatamos un sabio apego a los volúmenes dimensiones reducidas, con obsidiana ( itztetl) 2008a.
,tas penosas tareas. De acuer­ l4 HICII, 1974: 6, 213-215, 230-231., 239-240.
impuestos por el bloque. Hay una clara ten­ verde de la Sierra de las Navajas y gris de
·1,entes históricas, cuando los ¡c, AllllECUÍN, 1974: 166; HOBEHTSON, 1986: 181:, CEN­
dencia hacia las formas simples, compactas y Otumba; travertino blanquecino (iztacchal- llllOP )' DÍAZ, 1994: 71.

89
EL AHTE ESCLILTÓHICO DE LOS MEXICAS Y SIIS V"CINOS

chfhuitl) de Puebla y O:uaca; piedras meta­


rnóríicas verdes (quelzalilztli, quelzalchalc!t[­
f11útl.1 chalch[huitl, mi:Uecátetl) de Puebla,
Oaxaca y Guerrero; pirita (apelztli) de Oa­
.xaca, y conchas (tapachtli, lecciztli) de los
océanos A1lántico y Pacííico.:36 Ü1ros escultores
aprovecharon variadísirnas 1naterüts de origen
orgánico, en1re ellas cJ hueso, el asta de venado
y la rnacleraY A la larga lista debernos sumar
las piezas diminutas de obsidiana, pirita, con­
cha., azabache (téutetl), 1urquesa (:-dhuill, leu­
.xf/11útl) y hoja ele oro (cózlic leowftlatl) que se
incrustaba11 en las esculturas para señalar
ojos, dien1es y orna,ne111os facialcs.1 o que se
adherian como mosaicos y recubrirnientos_:rn
Aunque las esculturas mexicas c¡ue se con­
servan en los museos de 1odo el mundo 110s
muestren s11s eruelas superllcies pé1reas, domi­
nadas por Los tonos grises, rosados o violáceos,
9
debemos imaginarlas plc1óricas de color.:3 Ori­
ginalmen1e casi todas es1aban pi111adas, de
manera serne_jante a lo e¡ ue sucede en el ar1e
:= 1111igno de CrC'cia y Egip10. La pale1a crorn:'.í­
Púgi11:1 92: Xilo11e11-Chico111ecóatl, pi0dra vol­
cánica, Posclásico Tardío, Centro ele México . tica mexica se lirni1aba al rojo ele hemati1a
. vlNA, Co11aculta-1N,111. (tlalclúclúlli.1 tláhuitl), el ocre de goetita (te­
cui.xtli.1 lecozáhuitl), el blanco de calci1a (tiza!/,
Pági1ia 93: Busto rle ho111úre 111ad11ro, piedra
volcúnica, Posclúsicu Tardío, Te11u1·li1itlan. letizatl, chúnalliza!L).1 el negro de 111,rno (tlilli
MNA. Conaculta-11,1111. ócotl) y el azul de añil (tlacehuilli, xi11hqu[litl)

Cabeza de lw,nbre ( vistas ele perfil y


jo11e11
co11 arcilla (sepiolita, paligorskita).➔0 Estos
frontal), piedra volcú11ica.1 concha y obsidiana, cinco pigrne111os era11 aplicados sin matices, ya
Posclúsico Tardío. Tc11och1 itlan. MJ\"A., Cona­
directarne11te sobre la piedra, ya sobre u11a
c11l1a-1J\"1111.
capa de cal. Las obras cobrabau así un mayor
Púgina 95: Xiu.!ttec11!ttli.1 piedra vulcfoica., realismo.1 p11es los colores correspondía11 con los
Poscl{1sico Tardío, Tc111plo ele l�lif·c:111, Te­
de los materiales represen1ados: por ejemplo:
nocl11iLla11. M-'IA, Co11ac1illa-1.\IAII.
se 11saba el ro_jo para indicar el cuero, cJ blanco
11' SAi lACÚ'I. 1950-1982 . 11: 222-22:3. 22ú-227,
2.'l0-2:� 1. 2.'17. para la co11cha y el algodón, el negro para el
I? SAVII.I.E, 192.5. cabello, el azul para las _joyas de piedra y las
:rn SAIIACÚN, 19.50-19<12., 1 1: 223-224, 228., 233-
2.34; s11v11.LE, 1922; 0T1s Cl1iu·lto11, 1993; so1.ís y plumas y el ocre para la piel.1 el oro y el maíz.
CAHMONA, 1995; VEL,ÍZ()IIEZ Caslro, 1999, 2000.
2007; ,1-r111É, 2006; LÓl'EZ L11jéín, 2006a, 1: 20-t- Por su par1e, los colores aplicados sobre el ros-
205: MCEWAN et al.. 200ú. 1ro y el cuerpo de las i rnágenes servían para es­
'1'1 l\1c110LSON, 1985; LÓPEZ L11j:'t11 et al., 200S.
➔O SAIIACÚ'I, 1950-1982, l "I: 242-244, 257. pecificar su udvocaciú11.

9-t
c>l.i y Oaxaca; piedras meta­
<¡11elzalúzlli, quelzalchalchi­
¡¡ ¡� 1111.rlecátell) de Puebla.¡
t'rn; pirita (apelztli) ele Oa-
( / opoclt! li, leccizlli) de los
> y P,1cífico.:16 Otros escuhores
ric1dísi1nas materias ele origen
lw; <·1111,eso.1 eJ asta de venado
L1 l.irga lista debernos sumar
11;1s d<' obsidiana, pirita, con­
;11/etl)., turquesa (.x[huill., leu-
oro (cóztic leocuillall) que se
l.1s <'se,il t tiras para señalar
r11c1111<'111os faciales, o que se
111s;1icos y recubrimientos.:38
l'lill 11rns 111exicas que se con-
11s<·os d<' todo el mundo nos
d;1s s1qwríicies pétreas, domi­
os gris<'s., rosados o violáceos,
9
1rL1s 1 >lctóricas de color_:3 Ori-
1od;1s <'slabau pi11tadas, de
lt· ;1 lo <p1<: s11c:crlc cn el arte
" y l•�giplo. La paleta crorná­
i111i1,d1.1 al rojo de hemaüta
l11111/), el ocre de goetita (le­
·11)., <·l lllanco de calcita (tízatl,
:.ot/)., el negro de humo (llilli
, ;1iíil (tlocelwilli., .xiuhqu[litl)
ioli1;1., ¡rnligorslüta).-+0 Estos
1·r,111 nplicados sin matices., ya
1 ► 1'<' l:1 piedra, ya sobre una
ol>ras cobraban así: un mayor
; ('olores correspondfan con Jos
; rq>rcsc11tados: por ejemplo:
;1r;i i11dicar el cuero, el blanco
, <'I ,dgodón, el negro para el·
>;1rn las joyas de piedra y las
p,ira la piel, el oro y el rnafa.
rnlorcs aplicados sobre el ros­
• l,1s iin ágencs servían para es­
n1ció11.
LEONARDO LóPEZ Lu.r1(N Y Mi1n1E-FRANCE F ,1uvET-BEnTHELOT

n., pi<'dra, hoguera, espe_jo hu- s, • ; 1111osacri fican, entTegan ofrendas.> hacen pro­ eventos míticos y los límites de los ciclos tem­
. llor., 111c.1íz, escudo, dardo, cte.). t Tsirn 1cs., danzan., capturan enemigos o vuelan porales. 6 -1 Pero los bajorrelieves sirvieron
1porln11tcs son las figusas estereo- rn I re las nubes para hacer llover. Aun así., tales igualmente como un eficaz vehículo de propa -
1S('S (11111chos de los cuales apare­ •·�•·<·11as se distinguen por su simplicidad y su ganda política. Muchos de ellos conmemoraban
( '.S 1¡111 w ria como l-foitzilopochtli, s
9
rn rrncia de contenido narrativo. acontecimientos históricos de gran trascen­
0
'l'o I w tiu 1 /' 1 ) ., reyes, sacerdotes y l ,a clecci ón de motivos y su combinación dencia para el Estado como la sucesión dinás­
dt·pc11dían tanto del tipo de monumento en tic a, los triunf?s militares., la conclusión de los
vos <"nrn plasmados sobre planos •111(' eran esculpidos como del mensaje especí­ grandes programas arquitectónicos y los mo­
os. cvilu11do empalmarlos y de_jar lirn que se deseaba transmitir. J ]abfa
- una es­ mentos de crisis.65 En numerosos monumen­
p;1rios vacíos entre eUos. 6:J En nu- ¡ w('ial preocupación por temas como l a tos, los s-ímbolos del poder político se funden
011<·s se dislribuían siguiendo rít­ •·�1 rnclura espacial y temporal rlr,I cosmos, de manera indisociable con los de la religión
·s vi,illalcs de simetría., sucesión, In ofrenda de sangre y corazones humanos y la cosmología para expresar los vínculos entre
ltcrnancia. Las figuras humanas, ,·,>1110 condición básica para el funcionamiento las fuerzas ele la naturaleza.> los ancestros y los Cc�ja del general Riva Palacio, piedra volcá­
ú1, co11 lo que sucede en la esta­ del 1111iverso., la regeneración vegetal y el gobernantes. Dioses y reyes se sitúan así en el nica, Posclásico Tardío, Tenochtitlan. MNA,
Conaculta-11\AH.
·prescntaclas con un mayor dina- 1111111Clo de los muertos. En estos contextos, los centro de la escena, exhibiéndose a la vez
11 es cierto que muchos personajes gli l'os calendáricos aludían a los nombres de como poderosos conquistadores y grandes de­ (H UMBEnCEn. l981.

votos.66
¡,:, UMllEHCER, 1981.
')viles -de pie o sentados-, otros 1:,s divinidades, las fechas ele los principales '''' TOl<-'NSEND., l979: 71.

113

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