Rodriguez Et Al-2018
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Tectónica
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
Patrones latitudinales y longitudinales de exhumación en los Andes
10.1029/2018TC004997
del centronorte de Chile
Puntos clave: •
María Pía Rodríguez1,2 , Reynaldo Charrier1,2,3, Stephanie Brichau4 , Sébastien Carretier1,4,
Exhumación junto al occidental
Marcelo Farías1 , Philippe de Parseval4 y Richard
, A. Ketcham5
El frente topográfico ocurrió principalmente
durante el Eoceno al norte de 31,5°S y durante
1 2
el Mioceno, al sur de 31,5°S Departamento de Geología, Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, Universidad de Chile, Santiago, Chile, Avance
3
Centro Tecnológico Minero, Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, Universidad de Chile, Santiago, Chile, Escuela de
• La exhumación del Mioceno tardío a lo largo de los 4
Ciencias de la Tierra, Universidad Andrés Bello, Santiago, Chile, Geosciences Environnement Toulouse, Universidad de
tramos orientales de la región estudiada es 5
Toulouse, UPS, IRD, CNRS, GET, Toulouse, Francia, Departamento de Ciencias Geológicas, Escuela Jackson de Geociencias, The
probablemente la consecuencia del inicio de la
subducción plana Universidad de Texas en Austin, Austin, TX, EE. UU.
• El núcleo cristalino paleozoico del
La Cordillera Principal parece haber actuado como
contrafuerte para el acortamiento durante el Resumen Nuevos datos termocronométricos proporcionan evidencia de una construcción diacrónica a lo largo del rumbo
Eoceno.
de los Andes en el centronorte de Chile (28,5– 32°S). Se obtuvieron análisis geocronológicos (zircón UPb) y
termocronológicos (huella de fisión de apatita y (UTh)/He) de las unidades de roca en transectos de oeste a este a lo largo
Información de soporte: • Información del frente topográfico occidental. Los modelos térmicos indican que el área al oeste del frente topográfico fue poco
de apoyo S1 • Conjunto de datos S1 •
exhumada desde aproximadamente 45 Ma. Al este del frente topográfico occidental, la Cordillera Principal muestra
Conjunto de datos
S2 • Conjunto de diferencias tanto latitudinales como longitudinales en los patrones de exhumación. Al norte de 31,5°S, la exhumación del
datos S3 • Cenozoico comenzó antes de aproximadamente 40– 30 Ma en los límites occidental y oriental de la Cordillera
Conjunto de datos S4
Principal, formando la Cordillera Incaica. Posteriormente, la exhumación acelerada se concentró en el núcleo de la
Cordillera Principal y en la Cordillera Frontal en aproximadamente 22– 14 Ma y aproximadamente 7 Ma, respectivamente.
Correspondencia a:
MP Rodríguez, Al sur de 31,5°S, la exhumación acelerada en la Cordillera Principal ocurrió principalmente alrededor de 22– 14 Ma,
maria.p.rodriguez@gmail.com después de una fase inicial del Eoceno, y el lugar de la exhumación se movió hacia el este a fines del Mioceno. Mientras
que la exhumación acelerada en el Mioceno temprano a medio se correlaciona con la ruptura de la Placa Farallón,
Cita: la exhumación acelerada del Mioceno tardío se correlaciona con el inicio de la subducción plana. Las diferencias
Rodríguez, MP, Charrier, R., Brichau, S., Carretier, S., latitudinales en el momento de la exhumación a lo largo del frente topográfico occidental de la Cordillera Principal pueden
Farías, M., de Parseval, P., & Ketcham, RA (2018).
deberse a la ausencia del núcleo cristalino paleozoico al sur de 31,5°S, que parece haber actuado como contrafuerte para el acortamie
Patrones latitudinales y longitudinales de exhumación
en los Andes del centronorte de Chile.
Los Andes centrales (15– 34°S; Tassara, 2005) son un ejemplo típico de un orógeno desarrollado en un contexto
Recibido el 8 FEB 2018 de subducción de un continente oceánico (p. ej., Dewey & Bird, 1970). Aunque la subducción moderna comenzó
Aceptado el 26 JUL 2018
en el Jurásico Temprano, su evolución contraccional no comenzó antes del Cretácico Superior (Charrier et al., 2007).
Artículo aceptado en línea el 6 de agosto de 2018
Publicado en línea el 6 de septiembre de 2018 Además, la mayor parte del acortamiento y levantamiento tectónico se ha registrado durante el Cenozoico (p. ej.,
Charrier et al., 2007; Barnes & Ehlers, 2009). La interacción actual entre las placas de Nazca y Sudamericana
se refleja en el desarrollo de una meseta muy elevada orientada de norte a sur que alcanza su ancho máximo en
la latitud del AltiplanoPuna, volviéndose sistemáticamente más estrecha e incisa hacia el sur (Figuras 1a y 1b).
La meseta está delimitada por frentes topográficos al este y al oeste que separan los Andes más altos de las
áreas elevadas más bajas adyacentes (Figuras 1a y 1b). El frente topográfico oriental coincide sistemáticamente
a lo largo del rumbo con los sistemas de cabalgamiento activos vergentes al este que provocan una intensa
sismicidad cortical a lo largo del antepaís (Figura 1a; Alvarado et al., 2005; Alvarado & Ramos, 2011; Costa et
al., 2006; Lamb, 2000). ; Ortiz et al., 2015). En contraste, la evidencia de deformación activa a lo largo del frente
topográfico occidental es escasa y ha sido reconocida solo en el norte de Chile (Figura 1a; sistema de
cabalgamiento vergente al oeste; Farías et al., 2005; Garcia & Herail, 2005; Hall et al., 2012). ; Jordan et al.,
2010; Muñoz & Charrier, 1996; Pinto et al., 2007; Victor et al., 2004) y en Chile central (Figura 1a; Falla de San
Ramón; Armijo et al., 2010; Charrier et al. ., 2002; Pérez et al., 2013; Rauld, 2011; Vargas et al., 2014). Entre los
22 y 30°S, datos estructurales y termocronológicos sugieren que la exhumación acelerada a lo largo del frente
topográfico occidental ocurrió principalmente durante el Eoceno, construyendo la Cordillera Incaica (Figura 1a;
Cembrano et al., 2003; Martínez et al., 2017; Lossada et al. al., 2017; Maksaev & Zentilli, 1999; Sanchez et al.,
2017). Por el contrario, entre 33 y 34°S, los datos termocronológicos indican que se produjo una exhumación
©2018. Unión Geofísica Americana.
acelerada desde el Mioceno tardío hasta el Plioceno junto al frente topográfico occidental (Maksaev et al., 2009),
Reservados todos los derechos. con una formación continua de montañas a lo largo de la vergente occidental de San Ramón. falla (Vargas et al., 2014). Los
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Figura 1. (a) Imagen en relieve sombreada de los Andes Centrales que muestra las principales unidades morfoestructurales. Las
líneas discontinuas marcan las isóbatas a 50, 100 y 150 km de Nazca debajo de la placa sudamericana según Cahill e Isacks (1992).
Las líneas blancas muestran los límites entre las principales unidades morfoestructurales. CC = Cordillera de la Costa, CD =
Depresión Central, AP = AltiplanoPuna, SR = Cordillera Subandina, MC = Cordillera Principal, FC = Cordillera Frontal, PrC =
Precordillera y SP = Cordillera Pampeana. La estrella amarilla muestra el epicentro de los sismos corticales relacionados con el
sistema de empuje Westvergent (WTS) según Farías et al. (2005), y la estrella roja muestra la ubicación de la fosa paleosismológica
de la Falla de San Ramón estudiada por Vargas et al. (2014). Ubicación de las muestras termocronológicas recolectadas junto
al frente topográfico occidental por Maksaev y Zentilli (1999), Sanchez et al. (2017), Martínez et al (2017), Lossada et al. (2017) y
Maksaev et al. (2009) mostrado por puntos de color azul pálido. (b) Perfiles topográficos a través del Altiplano (perfil 1) ya través de
las Cordilleras Principal y Frontal (perfil 2) que muestran los frentes topográficos occidental y oriental.
Las diferencias latitudinales observadas en la exhumación son en gran parte desconocidas. Por un lado, se observa un marcado
aumento de la precipitación de 200 mm/año en los 33°S a 800 mm/año en los 35°S, provocando mayores tasas de erosión
fluvial hacia el sur a partir de los 33°S (Farías, 2007). Por lo tanto, se ha sugerido que edades termocronológicas más jóvenes
al sur de 33°S estarían reflejando dicho gradiente climático (Stalder et al., 2017). Por otra parte, se ha demostrado que la
somerización de la losa de Nazca al norte de los 33°S (Figura 1a) habría desplazado el lugar de deformación hacia el antepaís
argentino desde finales del Mioceno (Ramos et al., 2002; Martinod et al. ., 2010). Por lo tanto, no se esperarían edades
termocronológicas del Mioceno tardío al Plioceno como las observadas al sur de 33°S a lo largo del frente topográfico occidental
al norte de 33°S.
Aquí presentamos la geocronología y la termocronología de baja temperatura del centronorte de Chile (28,5– 32°S), que
registra esta transición en los patrones de exhumación en el desarrollo de los Andes chilenos (Figura 1a). Con el fin de
reconocer la variabilidad en la exhumación, aplicamos geocronología de circón UPb combinada con termocronología de baja
temperatura, incluida la huella de fisión de apatita (AFT) y apatita (UTh)/He (AHe) en ambos lados del frente topográfico
occidental en esta región. Abordamos las siguientes preguntas: ¿Cuándo se desarrolló el frente topográfico occidental en esta
región? ¿Existen variaciones espaciales en la exhumación?
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patrones sugeridos por los datos termocronométricos al norte y al sur de esta región? De ser así, ¿cuáles son los posibles
controles locales y regionales sobre estas variaciones?
2. Entorno Regional
La configuración actual de la tectónica de placas en los Andes Centrales (15°– 34°S) se adquirió después de la ruptura de la
Placa de Farallón en las Placas de Nazca y Cocos hace aproximadamente 23 Ma (PardoCasas & Molnar, 1987; Seton et al.
al., 2012; Somoza, 1998). Como resultado de esta importante reorganización de la placa tectónica, entre el Oligoceno tardío y
el Mioceno temprano, la tasa de convergencia de la Placa Farallón (Nazca) con respecto a la Placa Sudamericana aumentó de
50 a 60 mm/año hasta un máximo de 150 mm/año. (PardoCasas & Molnar, 1987). La convergencia actual entre las placas de
Nazca y Sudamericana se caracteriza por variaciones a lo largo del rumbo del ángulo de subducción desde ~10° plano hasta
~30° normal (Figura 1a; Cahill & Isacks, 1992; Jordan et al., 1983; Pardo et al. ., 2002). La región estudiada se ubica entre los
28,5 y 32°S, por encima del segmento de losa plana pampeana o chilena (27– 33°S; Figura 1a). El aplanamiento de la losa ha
sido atribuido a la subducción de la dorsal flotante Juan Fernández en la Placa de Nazca en el mismo lugar en el extremo sur
del segmento de la losa plana, desde hace aproximadamente 10 Ma (Figura 1a; Yáñez et al., 2001). Contrariamente a lo que
se observa en las áreas al norte de 27°S y al sur de 33°S, no se desarrolló volcanismo de arco cuaternario en esta región como
resultado de la reducción en el ángulo de subducción y la consiguiente migración hacia el este de la cuña astenosférica.
Por lo tanto, el inicio del aplanamiento de la losa se infiere principalmente de la evolución del magmatismo del arco, en
particular, del final de la actividad magmática andesítica en el arco principal de esta región aproximadamente 9 Ma (Bissig et
al., 2011; Kay & Mpodozis, 2002; Litvak et al., 2007).
El orógeno andino sobre la región de losa plana consiste de oeste a este de: la Cordillera de la Costa orientada de norte a sur,
la Cordillera Principal, la Cordillera Frontal, la Precordillera y las Sierras Pampeanas (Figura 1a).
La región de estudio comprende las Cordilleras de la Costa, Principal y Frontal entre los 28,5° y 32°S (Figuras 1a y 1b y 2). En
esta área, la Cordillera de la Costa está separada de la Cordillera Principal por el frente topográfico occidental (Figuras 1a y
1b), y las huellas de las fallas de San Félix, Vicuña y Llimpo están aproximadamente alineadas a lo largo de este rasgo
topográfico de norte a sur ( Figura 2).
La Cordillera de la Costa expone un basamento metamórfico y metasedimentario del Paleozoico (Devónico a Carbonífero) a lo
largo de la costa, que está cubierto de manera discordante por una sucesión homoclinal que buza hacia el este de unidades
volcánicas sedimentarias del Mesozoico (Triásico medio a Cretácico superior) (Figura 2). Tanto el basamento paleozoico como
las rocas volcánicas sedimentarias del Mesozoico están invadidos por cinturones plutónicos mesozoicos orientados de norte
a sur con edades decrecientes hacia el este: un cinturón del Triásico medio al Jurásico, un cinturón del Cretácico inferior al
medio y un Cretácico superior al Paleoceno. cinturón (Figuras 2 y 3). A lo largo de la costa y en el fondo de los valles principales,
las rocas paleozoicas y mesozoicas están cubiertas de manera discordante por depósitos marinos a fluviales continentales del
Cenozoico (Mioceno inferior al Pleistoceno) subhorizontales entrelazados (Figura 2; Arévalo et al., 2009; Emparan & Pineda,
2006). ; Pineda & Calderón, 2008; Rivano & Sepúlveda, 1991).
La geología de la Cordillera Principal presenta un marcado cambio alrededor de ~31.5°S. Al norte de 31,5°S se compone de un
núcleo de intrusivos paleozoicos (principalmente del Carbonífero al Pérmico y del PermoTriásico menor) y unidades
metamórficas menores (Ordovícico) flanqueado al oeste por una sucesión estratificada plegada del Mesozoico (Triásico al
Cretácico superior) rocas volcánicas sedimentarias intruidas por un cinturón de unidades plutónicas del Mesozoico (Cretácico
Superior al Paleoceno) (Figura 2; Mpodozis & Cornejo, 1988; Nasi et al., 1990; Pineda & Calderón, 2008; Bissig et al., 2011;
Martínez et al., 2012, 2016). En esta área, el límite oriental de la Cordillera Principal está marcado por la falla inversa vergente
al este de La Plata (Moscoso & Mpodozis, 1988; Mpodozis & Cornejo, 1988; Nasi et al., 1990).
Por el contrario, al sur de los 31,5°S, el núcleo de la Cordillera Principal consiste en rocas volcánicas sedimentarias del
Cenozoico (Oligoceno superior y Mioceno) (Jara & Charrier, 2014; Mpodozis et al., 2009) flanqueadas al oeste por rocas del
Mesozoico (Oligoceno superior y Mioceno). Cretácico) sucesiones sedimentarias (Figura 2). Los cinturones plutónicos del
Cretácico Superior al Paleoceno, Eoceno, Oligoceno y Mioceno con edades decrecientes hacia el este intruyen los depósitos
del Mesozoico y Cenozoico (Figura 2).
En Chile y Argentina, la Cordillera Frontal consta de bloques levantados de rocas volcánicas e intrusivas, en su mayoría
paleozoicas a mesozoicas (permotriásicas). Al oeste, cerca de su límite con la Cordillera Principal, estos bloques están
cubiertos por rocas volcánicas sedimentarias del Mesozoico deformado (Triásico al Cretácico superior), mientras que al este
están cubiertas por depósitos volcánicos sedimentarios del Cenozoico (Oligoceno superior al Mioceno) ( Figura 2).
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Figura 2. (a) Mapa geológico del centronorte de Chile. Modificado de Sernageomin (2003). DHA = Cerro Doña Ana, BH = Blanco
Colina.
Desde el Cretácico Superior la evolución geológica en el centronorte de Chile se ha caracterizado por la
ocurrencia de grandes eventos de compresión seguidos de períodos de aparentemente más leves, aunque ininterrumpidos
compresión (Barnes & Ehlers, 2009; Charrier et al., 2012). Sin embargo, en el Jurásico y el Cretácico Inferior,
un régimen de tensiones de tracción provocó una extensión generalizada en el margen continental y el desarrollo de amplias
cuencas extensionales de arco posterior (por ejemplo, Charrier et al., 2007), al este del arco magmático. De acuerdo con la
distribución de cultivos de rocas volcánicas y sedimentarias del Jurásico al Cretácico Inferior (Figura 2),
estas cuencas extensionales se desarrollaron principalmente a lo largo de la frontera entre las actuales cuencas costera y principal.
Cordilleras y el límite entre las actuales Cordilleras Principal y Frontal (Figura 2). La inversión tectónica de las cuencas
extensionales ocurrió durante las fases orogénicas Peruana (finales del Cretácico Temprano a principios del Tardío) y las
subsiguientes fases orogénicas “KT” (límite CretácicoPaleógeno) e Incaica (Eoceno mediotardío) (p. ej., Amilibia
et al., 2008). En la región de estudio, la vergencia oeste VicuñaSan Félix y la vergencia este Rivadavia invierten
Las fallas se han unido en profundidad y se han interpretado como un levantamiento del borde occidental de la Cordillera Principal
hacia el norte desde los 30°S durante la orogenia Incaica (Cembrano et al., 2003; Pineda & Emparán, 2006; Pineda &
Calderón, 2008), construyendo la Cordillera Incaica (Charrier et al., 2007; Charrier et al., 2009). De acuerdo a
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Figura 3. UPb zircon (rojo) y AFT (azul, cursiva azul = muestras con Dpar <2 μm) y AHe (verde) edades en Ma de muestras recolectadas
en toda la zona centronorte de Chile. Errores UPb a ±2σ, errores AFT y AHe a ±1σ. Las líneas negras sólidas marcan el límite entre
las unidades morfoestructurales principales y las subunidades. Las líneas de color azul pálido marcan el rastro de los principales ríos.
Edades de rocas de trabajos previos (Álvarez et al., 2011; Arévalo et al., 2009; Martin et al., 1999; Nasi et al., 1990; Pankhurst et al., 1996;
Pineda & Calderón, 2008) en negro y marcados con un asterisco, las fuentes de datos se pueden encontrar en la Tabla 1.
datos termocronométricos, estructurales y de paleoelevación la Cordillera del Incaico fue un cinturón montañoso NNESSW que
constituyó el principal rasgo paleogeográfico en el sur de Perú y el norte de Chile desde el Oligoceno hasta el Mioceno temprano
(Armijo et al., 2015; Bissig & Riquelme, 2010; Charrier et al., 2007; Maksaev y Zentilli, 1999). Sin embargo, la extensión del
área de este relieve en el centronorte de Chile no está clara ya que no hay registros geológicos de
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El acortamiento del Eoceno medio tardío se conoce hacia el sur a partir de los 30°S. Después de la compresión del Eoceno mediotardío, un tardío
La cuenca intraarco extensional del Oligoceno se desarrolló más al este (Jara & Charrier, 2014; Winocur et al., 2015),
a lo largo de la actual Cordillera Frontal a 30°S (p. ej., afloramientos junto al cerro Doña Ana en la Figura 2), y a lo largo
la Cordillera Principal hacia el sur desde los 31,5°S (p. ej., afloramientos próximos al Cerro Blanco en la Figura 2). A 30°S el intraarco
la cuenca se invirtió sucesivamente a lo largo del Mioceno (Winocur, 2010), mientras que al sur de 31,5°S se
invertida durante el Mioceno temprano (Charrier et al., 2002; Jara & Charrier, 2014).
Se interpreta que las fallas inversas de alto ángulo con vergencia este y oeste que atraviesan las Cordilleras Principal y Frontal jugaron
un papel importante en el levantamiento del Cenozoico (Aguilar et al., 2013; Bissig et al., 2011; Jara &
Carrilero, 2014; Moscoso & Mpodozis, 1988; Nasi et al., 1990; Mpodozis et al., 2009). Al norte de 31,5°S, algunos
de estas fallas se encuentran las Fallas VicuñaSan Félix y Rivadavia, las Fallas Pinte y La Plata dentro del Principal
Cordillera, y la Falla de Baños del Toro dentro de la Cordillera Frontal (Figura 2). Al sur de 31,5°S, el principal
Las fallas activas durante el Cenozoico son la falla Llimpo y las fallas Pocuro, Totoral y Mondaquita de
de oeste a este dentro de la Cordillera Principal (Figura 2).
3. Estrategia de muestreo
Recolectamos un total de 28 muestras en las Cordilleras de la Costa, Principal y Frontal. Las muestras analizadas son
predominantemente granitoides, con la excepción de JA05 y JA07, que son gneis (Tabla 1). Las muestras se colectaron en dos
segmentos, uno al norte de 31.5°S y otro al sur de 31.5°S (Figuras 2 y 3). El
El objetivo de nuestra estrategia de muestreo fue identificar las diferencias en el momento de la exhumación a lo largo de la principal
Cordillera entre los dos segmentos, considerando que al norte de 31.5°S se exponen rocas mucho más antiguas (la
núcleo cristalino paleozoico) que más al sur (Figuras 2 y 3).
El segmento al norte de 31.5°S incluye muestras recolectadas de las Cordilleras de la Costa, Principal y Frontal y
en el frente topográfico de los valles HuascoQuebrada Los Choros, Elqui y Limarí. Todas las muestras de este segmento se recogieron
en el fondo o cerca del fondo (<500 m) de los valles.
(Figura 3). Las muestras de la Cordillera Principal en este segmento provienen de tres dominios diferentes: un grupo
fue recolectado en los cinturones intrusivos del Cretácico Superior al Paleoceno y Eoceno junto al frente topográfico occidental (LL08,
LL06, LL07, LL01 y LL02), el segundo grupo fue recolectado del cristalino
núcleo paleozoico de la Cordillera Principal (JA05, JA07 y LE02), y el tercero se recolectó cerca del este
borde de la Cordillera Principal (Figura 4; LE03, LE04 y LE06).
El segmento al sur de 31.5°S incluye muestras de las Cordilleras de la Costa y Principal a lo largo del norte y
partes del sur del Valle del Choapa (Figura 3). A lo largo del norte del Valle del Choapa se recolectaron muestras
de dos perfiles verticales, uno en la Cordillera de la Costa (LC01, LC02, LC03 y LC04), el otro en la
Cordillera Principal junto al frente topográfico occidental (LC05, LC07, LC08, LC16, LC17 y LC18; Figuras 3
y 4). Las muestras LC09 de la Cordillera de la Costa y LC15 de la Cordillera Principal se recolectaron en el fondo o cerca del fondo
(<500 m) de los valles en el segmento al sur de 31.5°S (Figura 3).
4. Metodología
La termocronología de baja temperatura se basa en la acumulación de productos de desintegración radiactiva de ciertos isótopos y la
retención de estos productos en función de la temperatura. En particular, la AFT (Gallagher
et al., 1998; Gleadow et al., 2002) y el (UTh)/He en apatita (AHe; Flowers et al., 2009; Gautheron et al.,
2009) los métodos se basan en la acumulación de huellas causadas por la desintegración por fisión del 238U y en el crecimiento interno
de 4 Produjo por decadencia de la serie U y Th, respectivamente. Las huellas de fisión en apatito solo están parcialmente recocidas
4
y acortado en un rango típico entre ~60 y 120 °C, mientras que Está parcialmente retenido en un rango típico.
entre ~40 y 80 °C. Estos rangos de temperatura de cierre son generalmente precisos, pero pueden cambiar
dependiendo de la composición de apatita en el sistema AFT (p. ej., Green et al., 1986) y del daño por radiación acumulado en el
sistema AHe (p. ej., Flowers et al., 2009). El hecho de que las pistas se acorten (recocido) en un cierto
rango de temperatura permite la extracción de información importante sobre sus rutas de enfriamiento, ya que se enfría rápidamente
las rocas mostrarían en su mayoría pistas largas > 14 μm, al contrario de las rocas enfriadas lentamente que mostrarían pistas acortadas
pistas <14 μm (Green et al., 1986, Carlson, 1990; Crowley, 1993; Crowley et al., 1991). Es importante destacar que es ampliamente
Se sabe que las apatitas pueden presentar diferentes comportamientos de recocido que generalmente están vinculados a variaciones
de composición, presentando las apatitas ricas en cloro una mayor resistencia al recocido que las apatitas ricas en flúor (p. ej.,
RODRÍGUEZ ET AL. 2868
2869 RODRÍGUEZ ET AL.
se
escriben
en
negrita. Nota.
Las
edades
geocronológicas
marcadas
con
un
asterisco
fueron
tomadas
de
trabajos
anteriores.
Las
edades
que
AFT
no
pasan
la
prueba
de
Chi
cuadrado
se
escriben
en
cursiva
negrita.
Muestras
con
AFT
valores
Dpar
<2
μm LC11
LC15 LC05
LC07
LC17
LC16
LC18
LC08
otros al
sección
vertical,
frente
junto
topográfico LC09
Cordillera
Principal LC01
LC02
LC03
LC04
otros seccion
vertical Cordillera
de
la
Costa LE05
al
sur
de
31,5°S Cordillera
Frontal LE03 LE04 LE06 8,2
±
3,9
LE02
Frontera
oriental JA07 JA05 Eje
del
núcleo
sótano LL02 LL01 LL06 LL07 LL08 Junto
al
frente
topográfico Cordillera
Principal
G2
G3
G4 Cordillera
de
la
Costa norte
Al
de
31,5°S Muestra Datos
de
U
Pb,
y
AFT
para
AHe
las
muestras
analizadas tabla
1
±1σ
(Ma) Edad
cruda
de
AHe
12,9
±
2,2 12,2
±
0,5 21,9
±
2,9 17,2
±
5,2 25,8
±
1,7 23,9
±
2,5 12,9
±
1,9 13,4
±
1,1 14,2
±
2,6
7,5
±
1,8 4,9
±
2,5 8,4
±
0,9 9,1
±
3,1 7,1
±
0,7 5,1
±
0,2 7,1
±
0,9
11,2
±
2 16
±
2,3 11
±
1,8
41,4
––
–
±
2,2 27,1
––
–
±
2,1 36,0
––
–
±
1,5 20,3
––
–
±
1,2 19,6
––
–
±
0,7 65,9
––
–
±
2,7 51,2
––
–
±
3,3 49,8
––
–
±
3,3
(dmnls) Media
de
FT
0.71 0.89 0.71 0.73 0.75 0.71 0.78 0.70 0.76 0.72 0.82 0.78 0.74 0.70 0,68 0.73 0.74 0.74 0.74 0,68
±1σ
(Ma) edad
AÉl
10,5
±
2,2
43,7
2,5 11,8
±
0,8
35,0
±
1,9 12,5
±
4,5
41,7
2,5 17,4
±
3,9
21,6
±
1,4 10,0
±
1,4
40,6
±
10,6 15,5
±
0,9
36,6
±
2,6 16,0
±
3,2
30,0
±
1,6 28,5
±
4,0
60,1
3,5 23,5
±
6,5
68,3
±
3,8 31,5
±
1,6
54,1
±
2,9 30,5
±
3,8
55,0
±
2,4 10,0
±
1,2
36,0
±
3,1 12,0
±
5,4
22,0
±
1,4 17,6
±
2,7
39,2
±
2,3 18,1
±
1,2
36,6
±
1,8 19,0
±
3,4
32,0
±
1,6 21,4
±
2,5
31,5
±
1,8 16,0
±
2,1
5,6
±
2,8 6,9
±
0,6
±1σ
(Ma) edad
AFT
16,0
±
1,7 31,3
±
1,5
8,4
±
0,8
(μm±1σ)/
N°
tlm Longitud
media
±
1σ/
N°
tlm
14,57
±
1,5/125
14,59
±
2,17/210 14,68
±
1,4/210
14,46
±
1,53/210
14,55
±
1,43/210
14,68
±
1,34/156 13,28
±
1,84/153
12,97
±
1,86/135
13,88
±
1,76/210 14,1
±
1,7/132
13,79
±
1,52/203
14,12
±
1,38/162 14,21
±
1,7/200
13,57
±
2,11/201
14,22
±
1,55/204
13,88
±
1,9/184 15
±
1,44/210
13,86
±
1,3/210
14,09
±
1,53/179
14,92
±
1,45/210
14,69
±
1,25/210
14,5
±
1,9/15
14,5
±
1,45/90
14,8
±
1,49/190
14,96
±
1,39/210
14,87
±
1,51/210
14,58
±
1,39/210
14,10
±
0,13
1,61
±
0,14
––– 1,67
±
0,11
0,36
±
0,15 1,63
±
0,16
0,04
±
0,12 1,92
±
0,13
0,28
±
0,05 1,61
±
0,19 1,68
±
0,21 1,73
±
0,11
0,33
±
0,08 1,75
±
0,26
0,25
±
0,03 (μm) Dpar
±1σ
2,96
±
0,33
0,86
±
0,82 2,23
±
0,15
0,95
±
0,42 2,62
±
0,18
1,46
±
0,09 2,59
±
0,17
1,44
±
0,09 2,32
±
0,38
0,89
±
0,52 2,39
±
0,19
––– 2,31
±
0,28
1,0
±
0,26 2,25
±
0,17
––– 2,01
±
0,15
––– 2,03
±
0,16
0,35
±
0,15 2,12
±
0,16
0,03
±
0,01 2,51
±
0,18
0,86
±
0,17 2,86
±
0,17
1,7
±
0,24 1,88
±
0,14 2,17
±
0,27 2,53
±
0,32
2,4
±
0,16
1,12
±
1,12 2,82
±
0,2
2,26
±
0,21 1,84
±
0,4 2,4
±
0,15
0,76
±
0,23 (%Buey) %Cl
±
1σ
– – – – – –
(°C) Rango
Tc
Dpar
126–
117 113–
109 119–
114 119–
113 118–
107 116–
111 104–
101 116–
108 122–
117 110–
106 104–
101 112–
107 108–
104 116–
111 117–
112 105–
102 108–
101 122–
118
(°C) Rango
Tc
%Cl
128–
105 124–
112 126–
124 126–
124 125–
110 123–
118 112–
107 122–
115 140–
133 112–
107 107–
104 105–
105 109–
108 119–
112 119–
114 111–
108 109–
108 132–
125
~
286
Ma
U–
Pb
zr
(Pankhurst
et
al.,
1996) ~
242
Ma
U
Pb
zr
(Martin
et
al.,
1999) 266
±
7
Ma
K
(Nasi
Amp
Ar
et
al.,
1990) ~267
Ma
U
Pb
zr
(Álvarez
et
al.,
2011) ~67
K
Bt
Ar
(Pineda
&
Calderón,
2008) 97
±
3
Ma
K
Bt
Ar
(Arévalo
et
al.,
2009) de
otros
estudios
(Ma) Edad
U
Pb
±2σ
o
edades
geocronológicas
~
284
U–
Pb
zr
(Álvarez
et
al.,
2011) 76
±
2
K
Bt
Ar
(Arévalo
et
al.,
2009)
95
±
2
Ar
Bt
(Arévalo
et
al.,
2009)
~221
K
Bt
Ar
(Nasi
et
al.,
1990)
118,8
±
0,8
61,6
±
0,7 46,5
±
0,6 75,8
±
7,1 39,1
±
0,9 42,4
±
0,9
10.1029/2018TC004997 Tectónica
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Tectónica 10.1029/2018TC004997
Figura 4. (a) Edades AFT versus distancia al frente topográfico. (b) AHe edades versus distancia al frente topográfico.
Los errores son ±1σ en todas las figuras.
Barbarand et al., 2003; Carlson et al., 1999; Donelick, 1993; Verde et al., 1986). Por lo tanto, la temperatura a la que se registra
la edad AFT y el rango de temperatura en el que se recocen las pistas dependen de la composición de la apatita. Esto tiene
implicaciones importantes en la interpretación de datos AFT cuando se encuentran múltiples tipos de apatitas dentro de una
sola muestra (p. ej., Barnes et al., 2006). Las variaciones en el comportamiento de recocido de la apatita también se pueden
inferir midiendo la solubilidad de la apatita utilizando el diámetro de la figura grabada ("Dpar": Donelick, 1993). Se piensa que
este método puede proporcionar una capacidad de predicción similar al contenido de cloro (Ketcham et al., 1999).
Para obtener los cristales de circón y apatitas necesarios para la datación, se trituraron y tamizaron mecánicamente muestras
de rocas enteras y se recuperaron minerales pesados utilizando métodos magnéticos y líquidos pesados convencionales en
el Laboratorio de Separación de Minerales del Departamento de Geología de la Universidad de Chile.
La datación de circón UPb fue realizada por Apatite to Zircon Inc. utilizando la espectrometría de masas de plasma acoplado
inductivamente Finnigan Element II (ICPMS) de colector único del Laboratorio Geoanalítico de la Universidad Estatal de
Washington, siguiendo el procedimiento descrito en Chang et al. (2006), Gehrels et al. (2008) y Shen et al. (2012). La
preparación de la muestra implicó el montaje en epoxi, el pulido y la limpieza con aproximadamente 5,5 M HNO3 durante 20 s
a 21 °C. Luego se examinaron los granos de circón utilizando luz transmitida y luz reflejada policromática no polarizada. Se
realizó una inspección tridimensional con gran aumento (1562.5X o 2000X), luz policromática y microscopía óptica tanto para
las inclusiones como para las zonas de índice de refracción variable. El estándar principal es Duluth Complex y los estándares
secundarios son Fish Canyon Tuff, Mount Dromedary y Temora. Se analizaron entre 48 y 21 granos por cada muestra
(Información de apoyo 1). Todas las edades informadas y las edades medias ponderadas tienen incertidumbres en el nivel de
dos sigma (Información de apoyo 1).
RODRÍGUEZ ET AL. 2870
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Tectónica 10.1029/2018TC004997
Los datos de AFT se obtuvieron en Apatite to Zircon Inc. utilizando el método de ablación con láser descrito en Donelick et al.
(2005) y Chew y Donelick (2012). La preparación de muestras para el análisis AFT implicó el montaje de granos de apatita en
epoxi, pulido y grabado en HNO3 5,5 N durante 20,0 s a 21 °C para revelar pistas de fisión espontánea.
Las huellas de fisión espontánea se contaron en luz no polarizada con un aumento de 2000X y posteriormente se realizó un
análisis de ablación láser (LA)ICPMS para determinar 238U en las mismas áreas de grano donde se contaron las huellas
espontáneas. Para aumentar el número de pistas disponibles para medir la longitud, los granos de apatita se irradiaron con
252Cf (Donelick & Miller, 1991) y se grabaron por segunda vez siguiendo el protocolo descrito anteriormente. A continuación,
se midieron las longitudes de pista y el ángulo entre la pista y el eje c .
Además, para cada medición de edad de grano y longitud de pista se obtuvo un valor Dpar (Información de apoyo 2). Los
análisis LAICPMS para determinaciones de edad AFT se llevaron a cabo utilizando el ICPMS Finnigan Element II de colector
único del Laboratorio Geoanalítico de la Universidad Estatal de Washington, siguiendo el procedimiento descrito en Donelick
et al. (2005) y Chew y Donelick (2012). El estándar primario es Durango; los estándares secundarios son Fish Canyon Tuff y
Tioga Ash. Las condiciones de funcionamiento de ICPMS y láser y los parámetros de adquisición de datos se muestran en
Información de apoyo_2.
El análisis de microsonda se llevó a cabo en 19 muestras con al menos 30 análisis por muestra en granos paralelos al eje c
(Tabla 1 e Información de apoyo 4) para determinar el contenido de cloro. Dado que el contenido de cloro y el valor de Dpar
están positivamente correlacionados (Barbarand et al., 2003; Carlson et al., 1999), algún efecto composicional podría estar
influyendo en las edades AFT obtenidas. Desafortunadamente, no fue posible analizar el contenido de cloro exactamente en
los mismos granos donde se realizaron las mediciones de AFT, porque esos análisis se realizaron más tarde en la Universidad
Paul Sabatier en Géoscience Environnement Toulouse Lab, Francia. La composición química ([Cl]% en peso) se midió utilizando
una microsonda CAMECA SX50 con automatización SAMx (consulte la Información de apoyo 4 para obtener más detalles
sobre las condiciones de funcionamiento de la microsonda).
Las determinaciones de edad de AHe se realizaron en el Laboratorio de Gases Nobles de Caltech siguiendo el procedimiento
descrito por Farley y Stockli (2002). Los granos de apatita individuales > 100 μm se examinaron en busca de inclusiones ricas
en U bajo un microscopio binocular en luz polarizada con un aumento de 120X. Los granos libres de inclusiones euédricas a
subédricas se seleccionaron a mano y se midieron sus dimensiones (longitud y anchura) para calcular el factor FT , correcto
según el efecto de las partículas α que finalmente se expulsan del grano (Farley & Stockli, 2002) . Los granos individuales de
4
apatita se colocaron posteriormente en tubos de lámina de platino y se calentaron al vacío con un láser para desgasificar Él
y medir por MS. Después del análisis de He, los granos de apatito en los tubos de platino se retiraron de la cámara de vacío,
se disolvieron en ácido nítrico y se enriquecieron para las determinaciones de UTh. Las muestras se enriquecieron con 235U
y 230Th, y las proporciones de isótopos U y Th se midieron en un espectrómetro de masas de plasma acoplado inductivamente
de doble foco Finnigan Element de colector único (Farley & Stockli, 2002). Las técnicas analíticas son las mismas que se
describen en Mahéo et al. (2009).
5. Resultados
5.1. edades de las rocas
Las edades geocronológicas anteriores son muy escasas en las unidades de roca muestreadas, y fue necesario aumentar el
conjunto de datos disponibles para nuestro estudio. Por lo tanto, se obtuvieron seis nuevas edades medias ponderadas de
circonio UPb para muestras recolectadas en ambos segmentos geográficos de este estudio (Figura 3 y Tabla 1). Las edades
medias ponderadas obtenidas son 118,8 ± 0,8 Ma (LC02, n = 48), 75,8 ± 7,1 Ma (LC09, n = 24), 61,6 ± 0,7 Ma (LC11, n = 21),
46,5 ± 0,6 Ma (LC07, n = 24), 39,1 ± 0,9 Ma (LL02, n = 23) y 42,4 ± 0,8 Ma (LL08 n = 24; Figura 3, Tabla 1 e Información
complementaria 1).
Las nuevas edades UPb obtenidas y los datos geocronológicos disponibles publicados en esta región (Tabla 1 y Figura 3)
restringen la edad de cristalización de las unidades plutónicas de las que se han recolectado las muestras para el análisis
termocronométrico. Las unidades muestreadas en la Cordillera de la Costa, al norte y al sur de 31.5°S, consisten en rocas
plutónicas del Cretácico Inferior y Superior. Al norte de 31.5°S, las unidades muestreadas en la Cordillera Principal consisten
en rocas gneisicas del Pérmico Inferior y rocas plutónicas del Pérmico Inferior, Pérmico Medio, Triásico Medio, Triásico Superior,
Cretácico Inferior, Cretácico Superior al Paleoceno y Eoceno, mientras que las muestras recolectadas en el Frontal La cordillera
consiste en cuerpos granitoides del Triásico Medio. Finalmente, al sur de 31.5°S, las unidades muestreadas en la Cordillera
Principal consisten en rocas plutónicas del Eoceno y Paleoceno.
RODRÍGUEZ ET AL. 2871
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Tectónica 10.1029/2018TC004997
5.2. termocronología
En las Tablas 1, se presentan 28 nuevas edades agrupadas de AFT y 18 nuevas edades
medias de AHe con un error de ±1σ. El error en las edades medias de AHe es la desviación
estándar de ±1σ en las edades individuales. Las incertidumbres analíticas en las edades de
los granos individuales AFT están relacionadas con las mediciones U y la incertidumbre del
conteo de pistas (consulte la Información de apoyo 2 para conocer el número de granos
analizados para cada muestra), mientras que en las edades de los granos individuales AHe
el error analítico (Información de apoyo 3) está relacionado con las incertidumbres en las
medidas de U, Th y He y la incertidumbre de la longitud de grano.
5.2.1. Cordillera de la Costa
Al norte de 31,5°S, las edades AFT son 65,9 ± 2,7 Ma, 51,2 ± 3,3 Ma y 49,8 ± 3,3 Ma,
Figura 5. Edades Dpar versus AFT de muestras colectadas a lo largo de las Cordilleras disminuyendo de oeste a este (Figuras 3 y 4a y Tabla 1), con una longitud media de
de la Costa, Principal y Frontal. trayectoria (MTL) que oscila entre 14,22 ± 1,55 a 13,57 ± 2,11 μm. Los valores de Dpar son
generalmente altos, entre 2,53 ± 0,32 y 1,88 ± 0,14 μm (Tabla 1), lo que sugiere posibles
apatitas de alto recocido T (Donelick et al., 2005).
Al sur de 31,5°S, las edades AFT caen en un rango de edad de 68,3 ± 3,8 a 41,4 ± 2,2 Ma (Figura 3), similar al rango de edades AFT
obtenido para muestras de la Cordillera de la Costa en el segmento norte (Figura 4a). MTL son de 14,68 ± 1,34 a 13,88 ± 1,9 μm (Tabla
1). Las muestras recolectadas en el perfil vertical de rocas asignadas al cinturón plutónico del Cretácico Inferior (LC01, LC02, LC03 y
LC04) presentan edades AFT similares dentro del error (Tabla 1 y Figura 4a). Los valores de Dpar de las apatitas son generalmente
altos, oscilando principalmente entre 2,82 ± 0,2 y 2,01 ± 0,15 μm (Tabla 1), lo que indica que probablemente correspondan a apatitas
con hibridación de alta T (Donelick et al., 2005). Solo se observa un valor bajo de Dpar de 1,67 ± 0,11 μm (LC09; Figura 5), el más
representativo de una apatita de baja Trecocido (Donelick et al., 2005), entre las muestras de la Cordillera de la Costa en el segmento
al sur de 31,5 °S (Cuadro 1). Es importante señalar que la muestra LC09 arrojó la edad AFT más joven de la Cordillera de la Costa
(Figura 5). Con respecto a los datos de AHe, se obtuvieron cuatro edades medias de AHe de las rocas plutónicas del Cretácico Inferior
de la sección vertical en el segmento al sur de 31.5°S (Tabla 1 y Figura 3). Las edades medias de AHe son 30,5 ± 3,8 Ma (LC01, n = 5),
31,5 ± 1,6 Ma (LC02, n = 4), 23,5 ± 6,5 Ma (LC03, n = 6) y 28,5 ± 4,0 Ma (LC04, n = 3), correspondiente a la misma edad dentro del
error (Figura 4b).
5.2.2. Cordillera Principal
Al norte de 31,5°S, edades AFT obtenidas en unidades del Cretácico Superior al Paleoceno y Eoceno junto al frente topográfico entre
39,2 ± 2,3 y 31,3 ± 1,5 Ma, con MTL entre 15,00 ± 1,44 y 13,86 ± 1,30 μm y valores Dpar entre 2,86 ± 0,17 y 1,73 ± 0,11 μm,
representativos de apatitas de recocido de alta y baja T (Tabla 1 y Figura 3). Más al este, las edades AFT obtenidas para las muestras
JA07, JA05 y LE02 recolectadas del núcleo cristalino paleozoico de la Cordillera Principal presentan edades similares con errores de
20,3 ± 1,2 Ma, 19,6 ± 0,7 Ma y 22,0 ± 1,4 Ma, respectivamente (Cuadro 1 y Figura 3) con MTL de 14.12 ± 1.38, 14.10 ± 1.7 y 13.79 ±
1.52 μm (Tabla 1). Los valores de Dpar de JA07, JA05 y LE02 son 1,61 ± 0,19, 1,92 ± 0,13 y 1,68 ± 0,21 μm, respectivamente, lo que
puede implicar que las apatitas fechadas de esas muestras eran apatitas de recocido de baja T (Donelick et al., 2005) . Aún más al este,
las muestras LE03, LE04 y LE06, recolectadas a lo largo del borde oriental de la Cordillera Principal (Figuras 3 y 4a), presentan edades
AFT de 36,0 ± 3,1, 27,2 ± 2,1 y 36,0 ± 1,5 Ma, respectivamente, idénticas dentro de error (Tabla 1 y Figuras 3 y 4a).
Los MTL de estas muestras oscilan entre 13,88 ± 1,76 y 12,97 ± 1,86 μm (Tabla 1). En general, las muestras con valores Dpar <2 μm
dieron las edades AFT más jóvenes (LE04), mientras que las muestras con valores Dpar >2 μm tienen las edades AFT más antiguas
(LE03 y LE06; Tabla 1 y Figura 5). A lo largo del mismo segmento, las edades medias de AHe desde el Cretácico Superior hasta el
Paleoceno y las unidades del Eoceno próximas al frente topográfico son 16,0 ± 2,1 Ma (LL08, n = 4), 19,0 ± 3,4 Ma (LL06, n = 4), 21,4 ±
2,5 Ma (LL07, n = 3), 17,6 ± 2,7 Ma (LL02, n = 4) y 18,1 ± 1,2 Ma (LL01, n = 4) de norte a sur (Tabla 1 y Figuras 3 y 4b). Más al este, las
edades medias AHe de la muestra LE02 recolectada a lo largo del núcleo cristalino Paleozoico de la Cordillera Principal y la muestra
LE03 recolectada en el borde oriental de la Cordillera Principal son similares dentro de los errores de 12,0 ± 5,4 (n = 4) Ma y 10,0 ± 1,2
Ma (n = 4), respectivamente (Figura 3).
Al sur de 31,5°S, las edades AFT de las muestras recolectadas junto al frente topográfico del perfil vertical en rocas del Eoceno son
generalmente las mismas dentro del margen de error, oscilando entre 41,7 ± 2,5 y 30,0 ± 1,6 Ma, excepto para la muestra LC16 que
tiene una edad mucho más joven. edad de 21,6 ± 1,4 Ma (Cuadro 1 y Figura 3). MTL están entre
RODRÍGUEZ ET AL. 2872
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Tectónica 10.1029/2018TC004997
14,96 ± 1,39 y 14,5 ± 1,9 μm, mientras que los valores de Dpar se encuentran generalmente entre 2,62 ± 0,18 y 2,32 ± 0,38
μm y son representativos de apatitas de alta Trecocido (Donelick et al., 2005; Tabla 1). La única excepción corresponde a
LC16, la edad AFT más joven en la sección vertical, que presenta un valor de Dpar de 1,61 ± 0,14 μm (Tabla 1) representativo
de apatitas de baja Trecocido (Donelick et al., 2005). Más al sur, las dos edades AFT obtenidas desde el cinturón plutónico del
Cretácico Superior al Paleoceno son 43,7 ± 2,5 (LC15) y 16,0 ± 1,7 Ma (LC11) de oeste a este (Figuras 3 y 4a), con MTL de
14,59 ± 2,17 y 14,57 ± 1,5 μm, respectivamente, y valores de Dpar representativos de apatitas de alta Trecocido (Donelick et
al., 2005). A su vez, las edades medias AHe (Tabla 1 y Figuras 3 y 4b) de muestras recolectadas de la sección vertical de
rocas del Eoceno son 16.0 ± 3.2 Ma (LC05, n = 6), 15.5 ± 0.9 Ma (LC07, n = 3), 11,8 ± 0,8 Ma (LC08, n = 4), 17,4 ± 3,9 Ma
(LC16, n = 3), 10,0 ± 1,4 Ma (LC17, n = 3) y 12,5 ± 4,5 Ma (LC18, n = 4) Finalmente, hacia el sur muestras de unidades del
Cretácico Superior al Paleoceno muestran edades medias de AHe de 10,5 ± 2,2 Ma (LC15, n = 4) y 5,6 ± 2,8 Ma (LC15, n = 4),
volviéndose más jóvenes hacia el este (Figura 4b) .
5.2.3. Cordillera Frontal
La muestra más oriental recolectada al norte de 31.5°S es LE05 (Figuras 3 y 4a) y presenta la edad AFT más joven de 8.4 ±
0.8 Ma en este segmento (Tabla 1 y Figura 4a) con MTL de 14.10 ± 1.48 μm (Tabla 1). El valor Dpar de 1,84 ± 0,4 μm de la
muestra LE05 es quizás representativo de las apatitas de baja Trecocido (Donelick et al., 2005). La edad media de AHe
obtenida para la muestra LE05 (n = 4) es de 6,9 ± 0,6 Ma, la más joven reconocida al norte de 31,5°S (Figuras 3 y 4b).
5.3. Composición del cloro de apatita
La mayoría de las apatitas que presentan valores altos de Dpar son ricas en cloro (> 1 % de error), alcanzando contenidos de
cloro de hasta 2,3 % en peso (LC02; Tabla 1). A partir de la información proporcionada en la sección 5.2., parece probable que
los valores de Dpar puedan indicar una cinética de recocido variable que controla las edades de AFT. De hecho, las muestras
de las Cordilleras Principal y Frontal con Dpar <2 μm tienden a presentar edades AFT más jóvenes que las muestras con Dpar
>2 μm (Cuadro 1). La Figura 5 muestra que existe una correlación positiva entre los valores de Dpar y la edad AFT en muestras
de las Cordilleras de la Costa, Principal y Frontal. La mayoría de las apatitas que presentan valores altos de Dpar son ricas en
cloro (> 1 % con error), alcanzando contenidos de cloro de hasta 2,3 % en peso (LC02; Tabla 1). Las temperaturas de cierre
correspondientes a los contenidos de cloro medidos se calcularon utilizando HeFTy (Ketcham, 2005) asumiendo una tasa de
enfriamiento típica de 10 °C/Ma (p. ej., Djimbi et al., 2015). Las temperaturas de cierre estimadas alcanzan los 137 °C (LC02;
Tabla 1), mucho más altas que la temperatura de cierre nominal de ~100 °C que suele considerarse para el sistema AFT
(Ketcham et al., 1999; Reiners & Brandon, 2006) . Al comparar las temperaturas de cierre predichas por el contenido de cloro
con las estimadas por los valores de Dpar en la misma muestra, se observan diferencias de hasta 18 °C en algunas muestras
(LC02; Tabla 1), mientras que otras no presentan diferencias notables (p. ej., CL15; Tabla 1). Independientemente, las
tendencias corroboran la correlación positiva entre las edades Dpar y AFT, lo que respalda la idea de que las diferencias
relacionadas con la composición en la sensibilidad térmica están influyendo en las edades. Como se explicará más adelante,
las divergencias en la temperatura de cierre prevista para el sistema AFT entre los parámetros cinéticos Dpar y wt%Cl pueden
ser críticas cuando se intenta explicar los datos AFT y AHe simultáneamente.
6. Modelado de datos termocronológicos
A continuación presentamos el procedimiento seguido para analizar los datos termocronológicos y discutimos la confiabilidad
de los datos Dpar medidos en apatitas ricas en cloro. Usamos el programa HeFTy de Ketcham (2005) para modelar la historia
térmica de nuestros datos termocronológicos. Se usaron fechas medias para las simulaciones de la historia térmica. El modelo
de recocido de Ketcham et al. (1999) se utiliza para datos AFT y el modelo de acumulación de daños por radiación (RDAAM)
de Flowers et al. (2009) para datos de AHe. El uso de RDAAM necesita una explicación adicional. Este modelo utiliza un
modelo de recocido de trayectoria de fisión para seguir la acumulación de daño por radiación debido a la eyección de partículas
alfa dentro del cristal de apatita en el sistema AHe (Flowers et al., 2009). El daño por radiación tiene un efecto en el sistema
AHe que es análogo al efecto del cloro en el sistema AFT, ya que mayores cantidades de daño por radiación están asociadas
con temperaturas de cierre de helio más altas (Shuster et al., 2006). La concentración efectiva de U (eU; Información de apoyo
3) es el proxy que se utiliza para tener en cuenta la acumulación de daño por radiación, siempre que los granos de apatita
experimenten la misma historia térmica (Flowers et al., 2009). El efecto del daño por radiación se manifiesta como una relación
positiva entre la fecha AHe de apatita y eU para muestras enfriadas lentamente o fechas uniformes independientemente de eU
para muestras enfriadas rápidamente (Flowers et al., 2009). Como punto de calibración, la apatita de Durango muestra un eU
~50 ppm, esto planteó su cierre
RODRÍGUEZ ET AL. 2873
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temperatura en unos 15 °C según RDAAM. Si bien la mayoría de nuestras muestras muestran valores medios de UE inferiores
a ~50 ppm, algunas muestras muestran valores medios de UE más altos (Información de apoyo 3), lo que sugiere que la
temperatura de cierre del helio puede ser mayor para esas pocas muestras debido al efecto de daño por radiación. Por esta
razón, se eligió el modelo RADAAM para modelar los datos de AHe.
Para las muestras recolectadas del cinturón plutónico del Cretácico Inferior en la Cordillera de la Costa al sur de 31.5°S (LC01
a LC04) no se encuentran posibles historias térmicas que abarquen los datos AHe y AFT utilizando Dpar como parámetro
cinético. Aunque los valores de Dpar de estas muestras son superiores a 2 μm (Tabla 1), no son lo suficientemente altos para
predecir historias térmicas que también abarcan los datos de AHe asociados, debido a la gran diferencia entre las edades de
AFT y AHe y las trayectorias generalmente largas. (>14 micras). Debido a que los contenidos de cloro medidos generalmente
implican temperaturas de cierre más altas que las predichas por los valores de Dpar, el uso de Cl como variable cinética puede
ser más apropiado aquí. Sin embargo, debido a que los análisis de cloro no se realizaron exactamente en los mismos granos
en los que se contaron y midieron las huellas de fisión, se agrega una capa adicional de incertidumbre a nuestro modelo
termocronológico. A pesar de esta limitación, se corrieron algunos modelos para la muestra LC02 utilizando el contenido de
cloro como parámetro cinético. Se obtuvieron inversiones que podrían abarcar simultáneamente los datos de AHe y AFT para
LC02, lo que corrobora que, en este caso, el modelado térmico tiende a ser más exitoso al combinar los datos de AFT Cl con
AHe.
Para las Cordilleras Principal y Frontal, los modelos térmicos que abarcan datos AFT y AHe son posibles para muestras con
valores Dpar <2 μm, que pasan la prueba de chicuadrado. Esto está de acuerdo con el hecho de que las apatitas con Dpar <2
μm se consideran apatitas ricas en flúor, y no se esperan efectos de composición inusuales en las edades AFT (Ketcham et al.,
1999). Por lo tanto, aquí se presentan modelos térmicos solo para muestras con valores de Dpar <2 μm que pasan la prueba
de Chicuadrado.
Para la muestra LL07 la restricción inicial corresponde a la edad de la roca (Cuadro 1) a temperaturas superiores a 160– 200
°C. El número de valores de Dpar medidos en granos de apatitas individuales de la muestra LL07 es 179.
La mayoría de los valores de Dpar son <2 μm (176) con solo tres mediciones >2 μm. Estos tres granos que presentaban
valores de Dpar >2 μm se excluyeron del modelado ya que no se encontraron soluciones de modelado térmico cuando se
consideraron.
La muestra JA07 presenta una edad UPb de ~284 Ma que es mucho más antigua que su edad AFT de ~20 Ma (Cuadro 1).
MTL >14 μm y Dpar <2 μm indican que la muestra JA07 experimentó un enfriamiento acelerado a través de la zona de recocido
parcial (PAZ). La información geológica disponible es insuficiente para restringir la historia térmica de esta muestra antes de
que adquiriera su edad AFT. Por lo tanto, la restricción inicial utilizada es una edad de aproximadamente 2530 Ma, mayor que
su edad AFT de aproximadamente 20 Ma, a temperaturas superiores a 160 °C.
A pesar de su origen plutónico, LE04 presenta dos poblaciones distintas de apatitas con edades AFT, Dpar y valores de longitud
de pista divergentes. Esto podría estar relacionado con las diferencias de composición entre los granos de apatita individuales
analizados en esta muestra. Los modelos térmicos de LE04 se ejecutaron como una muestra de dos poblaciones, ya que pasan
la prueba de chicuadrado. La edad de la roca de la que se tomaron muestras de LE04 es de aproximadamente 285 Ma, mucho
mayor que su edad AFT de aproximadamente 27 Ma. De acuerdo con la información geológica disponible, la Falla de La Plata
(Figura 2) levantó el bloque donde se recolectó LE04 sobre rocas del Jurásico Superior hacia el este, probablemente durante
la fase orogénica peruana (Cretácico temprano tardío a temprano tardío) (p. ej. , Amilibia et al., 2008).
Por lo tanto, agregamos restricciones adicionales para explorar la posibilidad de recalentamiento o inactividad durante el
Cretácico superior al Paleoceno temprano, con una restricción inicial de 90– 85 Ma a temperaturas superiores a 200 °C.
La muestra LE05 fue recolectada de rocas PermoTriásicas, presentando una edad AFT mucho más joven de aproximadamente
8 Ma y una edad AHe de aproximadamente 7 Ma (Tabla 1). MTL >14 μm y Dpar <2 μm y edades similares de AFT y AHe
indican que la muestra LE05 experimentó un enfriamiento acelerado a través de PAZ y una zona de retención parcial.
La información geológica disponible no es lo suficientemente detallada como para limitar la historia térmica de esta muestra
antes de que adquiriera su edad AFT. Por lo tanto, la restricción inicial utilizada es una edad de 1011 Ma, mayor que sus
edades AFT y AHe, a temperaturas superiores a 160 °C.
6.1. Cordillera de la Costa
Al norte de 31,5°S, no se corrieron modelos térmicos para la muestra G4 recolectada del cinturón plutónico de la Cordillera de
la Costa del Cretácico Inferior ya que no se obtuvieron edades AHe para ellos. Hicimos esto para mantener una base consistente
para la comparación con muestras de la Cordillera Costera al sur de 31.5°S, donde los modelos térmicos incluyen datos AFT y
AHe. Sin embargo, la edad AFT de 65,9 ± 2,7 Ma, con MTL >14 μm y Dpar <2 μm obtenida en
RODRÍGUEZ ET AL. 2874
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Figura 6. (a) Modelos de inversión de la historia térmica de los datos termocronológicos obtenidos para las muestras LL07, JA07, LE04 y LE05 al norte de 31,5°S. Los resultados se muestran
como trayectorias de temperaturatiempo (Tt) para historiales de ajuste buenos (negro) y aceptables (gris). La ubicación de cada muestra se muestra en una sección transversal geológica
esquemática basada en Mpodozis y Cornejo (1988), Nasi et al. (1990) y Pineda y Emparán (2006). (b) Modelos térmicos de datos termocronológicos obtenidos para muestras
LL07, JA07, LE04 y LE05 al norte de 31,5°S. La ubicación de cada muestra se muestra en una sección transversal geológica esquemática basada en Rivano y Sepúlveda (1991) y Jara
y Charrier (2014). Los resultados se muestran como trayectorias de temperaturatiempo (Tt) para historiales de ajuste buenos (negro) y aceptables (gris).
muestra G4 del cinturón plutónico del Cretácico Inferior, sugiere que estas rocas se enfriaron rápidamente
aunque la ZAP durante el Cretácico Superior al Paleoceno.
Al sur de 31,5°S, el contenido de cloro se usó como parámetro cinético AFT para la muestra LC02 del Bajo
Cinturón plutónico cretácico (Figura 6b). Los modelos térmicos obtenidos sugieren que las rocas del Bajo
El cinturón plutónico del Cretácico en la Cordillera de la Costa al sur de 31,5°S experimentó un enfriamiento acelerado de
aproximadamente 65– 45 Ma y finalmente se enfrió gradualmente desde aproximadamente 45 Ma (Figura 6b). Este resultado es similar
a la historia térmica deducida por los valores de edad AFT, MTL y Dpar para la muestra G4 del Inferior
Cinturón plutónico cretácico al norte de 31,5°S.
6.2. Cordillera Principal
Al norte de 31.5°S, la muestra LL07 fue recolectada del dominio próximo al frente topográfico y pertenece al
Faja intrusiva del Cretácico Superior al Paleoceno (Pineda & Calderón, 2008). Modelado térmico de AFT y AHe
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los datos de la muestra LL07 indican que las rocas de la Cordillera Principal próximas al frente topográfico en el segmento al
norte de 31.5°S se enfriaron progresivamente comenzando antes de los 40 Ma aproximadamente y extendiéndose hasta los
20 Ma (Figura 6a). Más al este, el modelado térmico de la muestra JA07 es consistente con una historia térmica en la que las
rocas del núcleo cristalino de la Cordillera Principal al norte de 31,5°S experimentaron un enfriamiento acelerado de
aproximadamente 22– 14 Ma. Aún más al este, la muestra LE04 fue recolectada a lo largo del borde oriental de la Cordillera
Principal en el mismo segmento. Los modelos térmicos de LE04 son consistentes con dos períodos de enfriamiento (Figura
6a), incluido un primer período de enfriamiento acelerado que comienza en algún momento durante el Cretácico superior o el
Paleoceno temprano (aproximadamente 90– 55 Ma) y el segundo período de enfriamiento continuo que comienza en algún
momento durante el Eoceno temprano al Oligoceno temprano (aproximadamente 4030 Ma) y extendiéndose hasta la actualidad
(Figura 6a).
Al sur de los 31,5°S, la muestra LC16 corresponde a una unidad plutónica del Eoceno que aflora junto al frente topográfico. El
modelado térmico de los datos AFT y AHe de la muestra LC16 es consistente con un enfriamiento acelerado de aproximadamente
22 a 14 Ma en toda la Cordillera Principal al sur de 31,5°S (Figura 6b).
6.3. Cordillera Frontal
La muestra LE05 de la Cordillera Frontal corresponde a la muestra más oriental recolectada en el segmento norte de 31.5°S
(Figura 3). El modelado térmico de los datos AFT y AHe de la muestra LE05 muestra un episodio de enfriamiento acelerado
alrededor de aproximadamente 7 Ma (Figura 6a).
7. Discusión
7.1. Efectos magmáticos versus tectónicos versus climáticos
En la región estudiada, los diversos cinturones intrusivos orientados de norte a sur (con edades decrecientes hacia el este)
indican actividad magmática relacionada con arcos casi continua desde el Jurásico temprano hasta el Mioceno medio (Figura
2). Por lo tanto, para interpretar los datos termocronológicos en términos de exhumación, primero es necesario excluir la
posibilidad de que las edades AFT y AHe se restablezcan por el magmatismo posterior.
7.1.1. Cordillera costera al
norte de 31.5°S, la edad AFT medida en la muestra G4 (Figura 3 y Tabla 1) es la misma dentro del error que las edades
disponibles de KAr y 40Ar39Ar biotita y UPb circón que oscilan entre 76 ± 2 y 63,8 ± 0,7 Ma para el cinturón del Cretácico
Superior al Paleoceno (Arévalo et al., 2009). Como se explicó anteriormente, los datos AFT de la muestra G4 sugieren que
estas rocas sufrieron un enfriamiento rápido a través de la ZAP durante el Cretácico Superior al Paleoceno. Aunque las rocas
pertenecientes al cinturón del Cretácico Superior al Paleoceno no intruyen el cinturón del Cretácico Inferior donde se recolectó
la muestra mencionada, se desconoce la geometría del subsuelo de los plutones del Cretácico Superior al Paleoceno, ubicados
aproximadamente a 30 km al este. Por lo tanto, no es posible descartar por completo el restablecimiento debido al magmatismo
posterior como una explicación probable de las edades AFT.
Sin embargo, según Arévalo et al. (2009) esta área de la Cordillera de la Costa sufrió un acortamiento cerca del límite Cretácico
Paleoceno. Por lo tanto, los datos de AFT en la muestra G4 posiblemente reflejen eventos de compresión que conducen a la
inversión tectónica de las cuencas extensionales del Mesozoico temprano durante la fase orogénica KT (límite Cretácico
Paleógeno) y el magmatismo sintectónico.
Al sur de 31.5°S, la muestra LC09 del sur del Valle del Choapa, que muestra una edad de circonio UPb de 75.8 ± 7.1 Ma
(Figura 3 y Tabla 1), se correlaciona con una serie de stocks del Cretácico Superior, con roca entera KAr y biotitas con edades
entre 83 ± 3 y 76 ± 3 Ma, que intruyen el cinturón plutónico del Cretácico Inferior principalmente en su borde oriental (Figura 3;
Rivano & Sepúlveda, 1991; Emparan & Pineda, 2006). Este rango de edad se superpone con el episodio de enfriamiento
acelerado que muestran algunos de los modelos térmicos con un ajuste aceptable para la muestra LC02 del cinturón plutónico
del Cretácico Inferior (Figura 6b). Sin embargo, estos stocks del Cretácico Superior han sido interpretados como sintectónicos
con episodios de inversión tectónica que afectaron las cuencas extensionales del Mesozoico temprano de la Cordillera de la
Costa durante las fases Peruana o KT (Emparan & Pineda, 2006). Por lo tanto, los datos termocronológicos a lo largo de la
Cordillera de la Costa en este segmento probablemente reflejan los efectos superpuestos tanto de la exhumación relacionada
con la tectónica como del magmatismo sintectónico.
7.1.2. Cordillera Principal
al Norte de 31.5°S, se recolectaron muestras próximas al frente topográfico de granitoides pertenecientes a las fajas plutónicas
del Cretácico Superior al Paleoceno y Eoceno (Figuras 3 y 6a), con edades de cristalización entre aproximadamente 69 y 67
Ma y aproximadamente 55 y 34 Ma, respectivamente (Pineda & Emparán, 2006; Pineda
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& Calderón, 2008). Las muestras LL01 y LL02 presentan edades AFT de 36,6 ± 1,8 y
39,2 ± 2,3 Ma, respectivamente, que son idénticas dentro de la incertidumbre a las
edades UPb de 39,1 ± 0,9 Ma obtenidas en este trabajo para LL02 (Tabla 1 y Figura
3). Así, las muestras LL01 y LL02 fueron enfriadas a través del PAZ del sistema AFT
casi simultáneamente con su emplazamiento. A su vez, las muestras LL06 y LL07 de
rocas del Cretácico Superior y la muestra LL08 de rocas del Eoceno medio arrojan
edades AFT del Eoceno tardío al Oligoceno temprano. Estas edades coinciden bastante
bien con las edades de emplazamiento de unidades intrusivas expuestas unos pocos
kilómetros al este (Pineda & Emparán, 2006; Pineda & Calderón, 2008; Figura 7a). Por
lo tanto, las edades AFT de LL06, LL07 y LL08 podrían reflejar, al menos en parte, los
efectos del enfriamiento ígneo después del emplazamiento de rocas plutónicas del
Eoceno tardío al Oligoceno temprano. Por el contrario, los análisis AHe de todas las
muestras recolectadas junto al frente topográfico (LL01, LL02, LL06, LL07 y LL08)
muestran edades entre 21 y 16 Ma (Figura 8a), mucho más jóvenes que las edades
AFT y UPb.
Consistentemente, el modelado térmico de los datos AFT y AHe de la muestra LL07
indica que estas rocas se enfriaron progresivamente comenzando antes de los 40 Ma
aproximadamente y hasta los 20 Ma (Figuras 6a y 8a). Debido a que el enfriamiento
magmático ocurre en menos de 1 Ma, el patrón observado de enfriamiento continuo y
progresivo podría no estar reflejando tal efecto.
De acuerdo con datos geocronológicos y estructurales a lo largo de la Falla Vicuña
vergente al oeste (Figuras 3 y 6a), el acortamiento habría ocurrido durante el Eoceno
mediotardío entre 45 y 35 Ma (Pineda & Emparán, 2006; Pineda & Calderón, 2008).
Por lo tanto, las edades de AFT que oscilan entre aproximadamente 39 y 33 Ma junto
al frente topográfico (Figura 8a) probablemente reflejen los efectos del enfriamiento
ígneo y la exhumación relacionada con la deformación por contracción a lo largo de
esta falla y la construcción de la Cordillera Incaica al norte de 31.5°S. como se
interpretó previamente para los datos AFT obtenidos a lo largo de la Cordillera Principal
junto al frente topográfico en el Valle de Elqui (Cembrano et al., 2003; Lossada et al.,
2017). El enfriamiento progresivo hasta hace aproximadamente 20 Ma concuerda con
las reconstrucciones paleogeográficas que señalan que la Cordillera Incaica fue una
característica morfológica principal mucho después del evento tectónico del Eoceno
mediotardío (Bissig & Riquelme, 2010; Charrier et al., 2009; Riquelme et al. al., 2007).
Sin embargo, las principales fallas a lo largo del frente topográfico occidental en este
segmento han sido selladas por unidades intrusivas con edades entre aproximadamente
45 y 35 Ma (Pineda & Emparán, 2006; Pineda & Calderón, 2008). Por lo tanto, la
Figura 7. Ubicaciones en la Figura 3. (a) La imagen en relieve sombreada que muestra
cultivos de unidades plutónicas dentro del valle del Limarí con edades AFT (en azul) y permanencia de la Cordillera Incaica como el principal lugar de exhumación hasta
edades KAr para unidades plutónicas del Eoceno y Oligoceno (en negro) de Pineda y principios del Mioceno puede estar en parte relacionada con el clima seco en esta
Calderón (2008). (b) La imagen en relieve sombreada que muestra exposiciones de parte de los Andes. Es posible que el secado asociado con el rápido enfriamiento
unidades plutónicas dentro del sur del Valle del Choapa con edades AFT (en azul) y
global del clima en la transición EocenoOligoceno (p. ej., Zachos et al., 2001; Dupont
edades KAr para unidades plutónicas del Mioceno (en negro) de Rivano y Sepúlveda (1991).
Nivet et al., 2007) haya impedido el avance hacia el este de la erosión retrógrada hacia
el interior de la Cordillera Principal.
Más al este, a lo largo del segmento al norte de 31,5°S, se recolectaron muestras JA05, JA07 y LE02 del núcleo cristalino
paleozoico de la Cordillera Principal (Figuras 3 y 6a). Como no hay rocas plutónicas del Mioceno inferior a medio en esta parte
de la Cordillera Principal, el período de enfriamiento acelerado a través de la ZMP alrededor de aproximadamente 22– 14 Ma
reconocido para la muestra JA07 (Figuras 6a y 8a) está más probablemente relacionado con la exhumación. Hacia el sur de
donde se recolectó JA07, pero aún en el segmento al norte de 31.5°S, la muestra LE02 presenta un Dpar <2 μm. Similar a
JA07, esta muestra presenta una edad AFT de aproximadamente 22 Ma (Figura 3) y largas huellas de fisión (>14 μm; Tabla 1)
que indican que se enfrió a través de la PAZ poco después de los 22 Ma. Tomando en conjunto la edad AFT y la edad AHe de
12 ± 5.4 Ma para la muestra LE02 (Figura 3 y Tabla 1), son consistentes con una exhumación rápida a través de la ZAP y la
zona de retención parcial durante el Mioceno temprano a medio. Por lo tanto, los datos de AFT y AHe de esta muestra son
consistentes con el modelo térmico de AFT
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Figura 8. Resumen de datos termocronológicos para los segmentos (a) al norte de 31,5°S y (b) al sur de 31,5°S. AFT envejece en azul, AHe envejece en verde e historiales térmicos
derivado del modelado de datos termocronométricos marcados con cuadrados grises. Eventos tectónicos marcados por cuadrados de color amarillo pálido y eventos de tectónica de placas a gran escala
marcada por líneas rojas.
datos de JA07. Finalmente, los datos AFT y AHe de las muestras JA07 y LE02 se interpretan como un reflejo de la exhumación inducida
por la tectónica durante el Mioceno temprano a medio a lo largo del núcleo Paleozoico de la Cordillera Principal en
el segmento al norte de 31,5°S. Aunque no está claro qué fallas pueden estar involucradas en esta exhumación
evento en la latitud del río Elqui, la Falla Pinte vergente al este (Moscoso & Mpodozis, 1988) puede ser
responsable de la exhumación acelerada del Mioceno temprano a medio en el área del río Huasco en el norte
parte de la región estudiada.
Todavía más al este a lo largo del segmento al norte de 31,5°S, en el borde oriental de la Cordillera Principal, se reconoce el primer
período de enfriamiento acelerado durante el Cretácico tardío o Paleoceno temprano (ca. 90– 55 Ma) para la muestra LE04 (Figuras 6a
y 8a) no puede relacionarse con efectos magmáticos ya que afloran rocas intrusivas de tal edad
más al oeste, en el límite entre las Cordilleras de la Costa y Principal (Figuras 2, 3 y 6a). El enfriamiento acelerado durante el Cretácico
tardío o el Paleoceno temprano se interpreta más bien como un reflejo de la exhumación de rocas.
relacionado con la inversión tectónica parcial de las cuencas extensionales del Mesozoico temprano durante el Perú (finales Temprano a
principios del Cretácico Tardío) o KT (límite CretácicoPaleógeno) fases orogénicas como se ha demostrado que
se han presentado a lo largo del límite entre las Cordilleras Principal y Frontal en la zona del río Copiapó aproximadamente a 50 km al
norte de la región de estudio (Martínez et al., 2012). El siguiente período de enfriamiento observado en
esta muestra que comenzó en algún momento durante el Eoceno o el Oligoceno temprano (aproximadamente 4030 Ma) no es
fácilmente explicable (Figuras 6a y 8a). Durante el Oligoceno se desarrolló una cuenca intraarco extensional en el
Cordillera Frontal, representada por los afloramientos del Cerro Doña Ana (Figuras 2 y 6a). Sin embargo, las condiciones extensionales
comenzaron hace aproximadamente 27 Ma (Winocur et al., 2015), estrictamente después del comienzo del segundo período de
enfriamiento identificado en la muestra LE04. Por lo tanto, el enfriamiento que comienza entre aproximadamente 40 y 30 Ma puede no ser
relacionado con la exhumación inducida por las condiciones extensionales que conducen al desarrollo de la cuenca intraarco
hacia el este.
Mapas geológicos publicados recientemente (Salazar & Coloma, 2016) y análisis morfoestructural (Rossel et al.,
2016) reconocen que la contracción del Eoceno tiene lugar en el límite entre las Cordilleras Principal y Frontal
a lo largo del río Huasco en la parte norte de la región de estudio. Además, las firmas geoquímicas de
Rocas plutónicas del Eoceno emplazadas en la zona del río Elqui (stocks de Bocatoma, Winocur et al., 2015) indican que
estas rocas se desarrollaron en un ambiente de arco compresivo. Por lo tanto, el inicio del enfriamiento aproximadamente a los 40–
30 Ma para LE04 y AFT edades aproximadas 36– 27 Ma para LE03 y LE06 (Figura 8a) se interpretan como reflejo de la exhumación de
rocas debido a la compresión del Eoceno tardío que afecta el borde oriental de la Cordillera Principal
al norte de 31,5°S. Los movimientos inversos a lo largo de la falla de La Plata vergente este (Figuras 2 y 6a) pueden haber
levantó el borde oriental de la Cordillera Principal durante el Eoceno tardío en el área donde se recolectó LE04. A partir del Eoceno
tardío, la exhumación presenta una tendencia progresiva tras este evento contraccional,
similar a lo descrito en el borde occidental de la Cordillera Principal (muestra LL07) a lo largo de la misma
segmento (Figura 8a). No existen registros geológicos de acortamiento posterior al Oligoceno a lo largo
el borde oriental de la Cordillera Principal al norte de los 31,5°S (Salazar & Coloma, 2016; Nasi et al., 1990). Por lo tanto,
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se interpreta que el paisaje en esta área ha estado en un estado transitorio desde el Oligoceno como consecuencia de las
condiciones climáticas semiáridas a áridas establecidas después del rápido enfriamiento del clima en la transición Eoceno
Oligoceno (eg, Zachos et al., 2001; Dupont Nivet et al., 2007).
En el segmento al sur de 31.5°S, la muestra LC16 recolectada junto al frente topográfico, es la única muestra para la cual se
obtuvo una historia térmica coherente (Figura 6b). Según este modelo, el área próxima al frente topográfico sufrió un episodio
de enfriamiento acelerado ca. 2214 Ma, lo que está en buen acuerdo con las edades de AHe entre ca. 17 y 10 Ma obtenidos
para el resto de muestras recogidas junto al frente topográfico (Figura 8b). Las exposiciones de rocas plutónicas del Mioceno
se limitan principalmente al área al sur de los 32°S (Figura 2), y por lo tanto, el magmatismo del Mioceno no pudo haber
restablecido las edades termocronológicas. Por lo tanto, el enfriamiento acelerado entre 22 y 14 Ma (Figura 8b) sugiere que las
rocas próximas al frente topográfico al sur de 31,5°S sufrieron un período principal de exhumación inducida por la tectónica
durante el Mioceno temprano y medio.
Los movimientos tectónicos a lo largo de la Vergente Oeste de la Falla Llimpo podrían ser los responsables del levantamiento
del bloque donde se recolectó LC16 (Figuras 2 y 6b). No se obtuvieron modelos térmicos para el resto de las muestras
recolectadas junto al frente topográfico debido a la gran diferencia entre las edades de AFT y AHe, largas trayectorias de fisión
>14 μm y valores de Dpar demasiado pequeños. Sin embargo, las edades AFT medidas de aproximadamente 43– 30 Ma
(Figura 8b) no se pueden descartar, ya que indican que las rocas de la Cordillera Principal próximas al frente topográfico al sur
de 31,5°S se enfriaron a través de la ZAP coetáneamente o poco después de su emplazamiento dado por UPb envejece
aproximadamente a los 46 Ma (Figura 3). Aunque no se han reconocido fallas inversas del Eoceno tardío al sur de 30°S, las
reconstrucciones paleomagnéticas muestran que las rotaciones de bloques entre 31,5 y 33°S ocurrieron principalmente a
principios y mediados del Mioceno, pero después de una fase inicial del EocenoOligoceno (Arriagada et al. , 2013). Por lo
tanto, las edades de AFT de aproximadamente 43– 30 Ma cerca del frente topográfico al sur de 31,5°S probablemente estén relacionadas c
Se necesitan más trabajos de geología estructural para comprender mejor la Orogenia Incaica en este segmento. Una
posibilidad es que la falla de Llimpo también estuvo activa durante el acortamiento del Eoceno tardío. La muestra más oriental
recolectada al sur de 31,5°S, LC11, presenta una edad AFT de 16 ± 1,7 Ma (Figura 8b), que es similar a las edades de
emplamento de rocas intrusivas del Mioceno temprano que afloran unos pocos kilómetros al este (Figura 7b ). Aquí la extensión
más al sur de la Falla Llimpo no está clara (Figura 2). Sin embargo, dado que se ha interpretado que esta falla levantó el bloque
oriental de aproximadamente 22 a 14 Ma en el mismo segmento, pero más al norte, una posible explicación es que la edad
AFT de 16 ± 1,7 Ma podría estar reflejando tanto el enfriamiento después del emplazamiento del cinturón del Mioceno temprano
y exhumación coetánea debido a movimientos tectónicos vergentes al oeste a lo largo de la falla Llimpo. Por el contrario, la
edad AHe de 6,9 ± 0,4 Ma para la muestra LC11 (Figura 8b) es mucho más joven y no puede relacionarse con ninguna intrusión
(Figura 7b). Por lo tanto, se interpreta que la muestra más oriental recolectada al sur de 31.5°S, LC11, fue exhumada hace
aproximadamente 7 Ma. Se ha sugerido que la aceleración global de la erosión glacial en los cinturones montañosos puede
estar relacionada con el inicio de la glaciación en los polos (p. ej., Herman et al., 2013). En particular, se sabe que la glaciación
en la Patagonia comenzó hace aproximadamente 7 Ma (Mercer & Sutter, 1982). Sin embargo, la muestra LC11 se recolectó
cerca del fondo de un valle fluvial que no presentaba signos de erosión glacial previa. Por lo tanto, la exhumación alrededor de
7 Ma no puede relacionarse con un aumento de la erosión glacial y, por lo tanto, probablemente fue inducida por la erosión
impulsada por la tectónica, aunque no está claro qué falla puede ser responsable de la exhumación.
7.1.3. Los modelos térmicos
de la Cordillera Frontal para la muestra LE05 apuntan a un período principal de enfriamiento acelerado que afecta a la Cordillera
Frontal hace aproximadamente 7 Ma (Figuras 6a y 8a). Al no reconocerse para esta zona unidades intrusivas que presenten
una edad similar (Bissig et al., 2011), se descarta un recalentamiento magmático. Como se explicó para la muestra más oriental
recolectada en el segmento al sur de 31.5°S, la muestra LE05 se recolectó cerca del fondo de un valle fluvial que no presentaba
signos de erosión glacial previa. Por el contrario, el enfriamiento acelerado alrededor de 7 Ma indica que la exhumación es
coetánea con las etapas finales de inversión de la cuenca intraarco del Oligoceno tardío (Winocur, 2010) y el levantamiento de
las superficies de planación cerca de la frontera internacional con Argentina (Bissig et al. , 2002). Los movimientos tectónicos a
lo largo de la falla Vergente este de Baños del Toro pueden ser responsables de la exhumación de aproximadamente 7 Ma a lo
largo de la Cordillera Frontal en el valle de Elqui, donde se recolectó LE05.
7.2. Variabilidad de norte a sur en el momento de la exhumación
Los datos termocronológicos del centronorte de Chile muestran que la exhumación en esta región andina se desplazó
gradualmente hacia el este en el Cretácico tardío hasta el Neógeno tardío. Sin embargo, los datos obtenidos indican latitudinal
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Figura 9. Evolución cronológica esquemática de los Andes del centronorte de Chile y el desarrollo del frente topográfico occidental desde
el Eoceno en los segmentos (a) al norte de 31,5°S y (b) al sur de 31,5°S. Leyenda geológica en la Figura 2. La
las flechas negras marcan áreas que sufrieron exhumación inducida por levantamiento a lo largo del Cenozoico interpretadas a partir de
datos termocronológicos. CC = Cordillera de la Costa, MC = Cordillera Principal, FC = Cordillera Frontal. VSFF = Falla VicuñaSan Félix,
RF = Falla Rivadavia, LPF = Falla La Plata, PF = Falla Pinte, BDTF = Falla Baños del Toro, LF = Falla Llimpo.
variaciones en los principales períodos de exhumación relacionadas con el desarrollo del frente topográfico occidental
al norte y al sur de 31,5°S (Figuras 8 y 9).
Para el segmento entre 28,5° y 31,5°S, los datos AFT indican una exhumación inducida por la tectónica relacionada con la
El desarrollo del frente topográfico occidental comenzó antes de aproximadamente 40 Ma (Figura 8a), construyendo
la Cordillera Incaica (Charrier et al., 2007; 2009; Lossada et al., 2017; Martínez et al., 2017) a lo largo del borde occidental de
la Cordillera Principal (Figura 9a). Edades AFT de aproximadamente 36– 27 Ma (Figura 8a) y el período de
exhumación a partir de algún punto entre aproximadamente 40 y 30 Ma (Figura 8a) identificado por térmica
modelos indican que la exhumación también tuvo lugar en el borde oriental de la Cordillera Principal durante
el Eoceno tardío (Figura 9a). Además de la Cordillera de la Costa, los límites occidental y oriental del Main
Cordillera son los dominios donde se encuentra la arquitectura heredada del período extensional mesozoico temprano.
RODRÍGUEZ ET AL. 2880
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conservada en su mayoría (Figuras 2, 6a y 9a). Las fallas inversas VicuñaSan Félix y Rivadavia a lo largo del borde occidental de
la Cordillera Principal y la Falla de La Plata a lo largo del borde oriental de la Cordillera Principal (Figura 6a) corresponden a fallas
de rift del Mesozoico temprano, invertidas en el Eoceno tardío según los datos presentado aquí (Figura 9a). Esto concuerda con
trabajos previos que muestran que el acortamiento del Eoceno en los Andes chilenos está controlado principalmente por fallas
extensionales del Mesozoico temprano preexistentes (Amilibia et al., 2008; Martínez et al., 2017). En este escenario, el núcleo
cristalino paleozoico de la Cordillera Principal (Figura 6a) parece haber actuado como un contrafuerte durante la inversión del
Eoceno, lo que permitió que se produjera un acortamiento solo en los bordes occidental y oriental de la Cordillera Principal, donde
las fallas de ruptura invertidas del Mesozoico temprano están ubicados (Figura 9a). Los modelos térmicos indican que los paisajes
a lo largo del borde occidental y oriental de la Cordillera Principal han estado en un estado transitorio hasta el día de hoy (Figura
9a). Esto puede deberse en parte a las condiciones climáticas predominantes de semiáridas a áridas después del enfriamiento
global en la transición EocenoOligoceno en el centronorte de Chile. Tal patrón de exhumación es consistente con la baja tasa de
denudación milenaria (Carretier et al., 2013; Aguilar et al., 2014) y la gran proporción de superficies de bajo relieve preservadas en
las cuencas de esta región (Farías et al., 2008; Rehak et al., 2010; Aguilar et al., 2013; Rodríguez et al., 2015). Los modelos
termocronológicos y la interpretación de los datos de AFT y AHe indican que la exhumación se reanudó en el Mioceno temprano a
medio y afectó el núcleo cristalino de la Cordillera Principal aproximadamente entre 22 y 14 Ma (Figura 8a), al mismo tiempo que
las primeras etapas de inversión tectónica de finales del Mioceno. La cuenca del intraarco del Oligoceno se desarrolló a lo largo de
la Cordillera Frontal hacia el este (Figura 9a). Finalmente, el modelado de los datos AFT y AHe indica que el lugar de la exhumación
se desplazó hacia el este en la Cordillera Frontal hace aproximadamente 7 Ma (Figura 8a) al mismo tiempo que las últimas etapas
de inversión tectónica de la cuenca del intraarco del Oligoceno tardío (Figura 9a, Winocur , 2010).
Para el segmento entre 31,5° y 32°S, el modelado térmico de AFT y AHe muestra un período principal de exhumación acelerada
y acortamiento en aproximadamente 22– 14 Ma junto al frente topográfico occidental en la Cordillera Principal (Figura 8b),
coetáneamente con la inversión tectónica de la cuenca intraarco del Oligoceno tardío se desarrolló hacia el este (Figura 9b).
Antes de este período principal de acortamiento en el Mioceno temprano a medio, las edades AFT de aproximadamente 43– 30 Ma
(Figura 8b) sugieren que ocurrió un período inicial de exhumación en el Eoceno tardío (Figura 8b). La ausencia del núcleo cristalino
paleozoico de la Cordillera Principal (Figura 6b), que aparentemente actuó como un contrafuerte durante el acortamiento del Eoceno
tardío, pudo haber impedido que ocurriera un acortamiento y un levantamiento importantes al sur de 31,5°S (Figura 9b). Finalmente,
los datos de AHe de la muestra más oriental recolectada al sur de 31.5°S (Figura 8b) indican que el lugar de exhumación a lo largo
de la Cordillera Principal se movió hacia el este hace aproximadamente 7 Ma (Figura 9b).
7.3. Controles tectónicos a gran escala en la exhumación inducida por levantamiento
Algunos autores han interpretado que los principales períodos de exhumación y acortamiento en el centronorte de Chile son
consecuencia de la llegada a la región de estudio de la subducción que se propaga hacia el sur de la dorsal de Juan Fernández
(Arriagada et al., 2013; Cembrano et al., 2003). La dorsal alcanzó el límite norte de la región de estudio a los 28°S hace unos 12
Ma y el límite sur a los 32°S hace unos 10 Ma (Yáñez et al., 2001). Los datos de AFT y AHe presentados aquí indican que los
principales períodos de exhumación en toda la región estudiada ocurrieron alrededor de aproximadamente 22– 14 Ma y
aproximadamente 7 Ma. Por lo tanto, la exhumación parece no estar relacionada con la migración hacia el sur de la cordillera de
Juan Fernández. Esto es comprensible considerando que el inicio de la subducción plana es lo que realmente impulsa un régimen
tectónico altamente compresivo en el margen continental, no el paso de la dorsal de Juan Fernández (Pardo et al., 2002). Martinod
et al. (2010) explicaron que el retraso entre la llegada de la dorsal y el inicio de la subducción plana puede deberse a un volumen
insuficiente de la dorsal subducida en ese momento para hacer que la placa sea flotante o a la rápida migración hacia el sur de la
dorsal antes de los 10 Ma. que impidió el desarrollo de una losa horizontal. Estos autores también enfatizan que la evidencia más
aceptada del inicio de la subducción plana proviene de la evolución del vulcanismo de arco.
Así, el inicio del aplanamiento de losas en la región de estudio ocurrió en algún momento entre 9 Ma, cuando terminó el
magmatismo andesítico en el arco principal, y 5 Ma, después de lo cual el vulcanismo de arco se restringió a las Sierras Pampeanas
(Kay & Gordillo, 1994). . Regionalmente, la exhumación acelerada del Mioceno temprano a medio entre 22 y 14 Ma al norte y al sur
de 31.5°S se correlaciona mejor con un período principal del Oligoceno tardío al Mioceno medio. et al., 2012; Jordan et al., 2010)
a la Cordillera Principal de Chile central a 32– 36°S (Charrier et al., 2002; Farías et al., 2010). Se cree que este episodio de aumento
de la deformación es causado por el dramático aumento en la tasa de convergencia entre las placas oceánica y continental que
ocurre después
RODRÍGUEZ ET AL. 2881
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Tectónica 10.1029/2018TC004997
ruptura del Farallón en las placas de Nazca y Cocos ca. 23 Ma (PardoCasas & Molnar, 1987; Seton et al., 2012; Somoza,
1998). A su vez, la exhumación acelerada del Mioceno tardío alrededor de 7 Ma en la Cordillera Frontal al norte de 31,5°S y en
los tramos orientales de la Cordillera Principal al sur de 31,5°S puede estar relacionada con el inicio de la subducción plana y
el desplazamiento concomitante de la deformación hacia el este como lo reconoce Fosdick et al. (2015) para la Cordillera
Frontal en Argentina a 30°S. Por lo tanto, la ausencia de edades de exhumación del Mioceno tardío al Plioceno junto al frente
topográfico en la región estudiada parece correlacionarse mejor con el desplazamiento concomitante de la deformación hacia
el este, que con los gradientes de precipitación actuales a lo largo del rumbo de los Andes.
También es importante discutir cómo el conjunto de datos presentado aquí se ajusta a los modelos tectónicos propuestos para
la región estudiada. Se han propuesto dos modelos morfotectónicos principales para el área del centro de Chile hacia el sur,
que difieren en la interpretación de la vergencia principal asignada a la estructura de primer orden que controla la evolución
morfotectónica. Farías et al. (2008, 2010) propone un desprendimiento a escala de la corteza debajo del orógeno andino como
la estructura de primer orden y una falla asociada de segundo orden hacia el oeste, la falla de San Ramón, que controla el
levantamiento del antearco. Por otro lado, Armijo et al. (2010) reconoce la propagación de fallas hacia el oeste y el plegamiento
relacionado a lo largo de la falla de San Ramón (también llamada WAT, West Andean Thrust), que desciende hacia el este,
constituyendo la estructura de primer orden. Armijo et al. (2010) argumentaron a favor de una actividad posterior a 25 Ma del
WAT a lo largo del frente topográfico occidental en la latitud de Santiago, 200 km al sur de la región estudiada, extrapolando
sus resultados para la totalidad de los Andes Centrales. Sin embargo, las edades termocronológicas y el modelado presentado
aquí muestran que no ocurrió ninguna exhumación significativa antes del Mioceno medio a lo largo del frente topográfico
occidental en la región estudiada. Por lo tanto, el WAT, posiblemente correspondiente a las fallas VicuñaSan Félix y Llimpo
con vergencia oeste, no ha jugado un papel significativo desde mediados del Mioceno en el centronorte de Chile entre 28,5 y
32°S.
8. Conclusiones
Las grandes diferencias entre las edades AFT y AHe y el modelado térmico de los datos termocronológicos indican que hubo
poca exhumación en la Cordillera de la Costa durante la mayor parte del Cenozoico, probablemente después de la deformación
tectónica durante el Cretácico tardío o Paleoceno temprano.
Agradecimientos Este
estudio fue apoyado en parte por el Gobierno La Cordillera Principal muestra diferencias latitudinales en los patrones de exhumación al norte y al sur de 31.5°S. Al norte de
de Chile a través de la Comisión los 31,5°S, la exhumación del Cenozoico comenzó antes de aproximadamente 4030 Ma en los límites occidental y oriental de
Nacional de Ciencia y Tecnología
la Cordillera Principal, formando la Cordillera Incaica, que fue progresivamente exhumada en un estado transitorio hasta el
(CONICYT) (proyecto Anillo ACT18,
AMTC), el Centro de Tecnología Minera Mioceno temprano. Posteriormente, la exhumación acelerada se concentró en el núcleo de la Cordillera Principal y en la
Avanzada (AMTC) de la Facultad de Cordillera Frontal en aproximadamente 22– 14 Ma y aproximadamente 7 Ma, respectivamente. Al sur de 31,5°S, la exhumación
Ciencias Físicas y Matemáticas
Universidad de Chile, FONDECYT
acelerada en la Cordillera Principal ocurrió principalmente alrededor de ~ 22– 14 Ma junto al frente topográfico, mientras que
(Fondo Nacional de Desarrollo hacia el este la exhumación ocurrió hasta finales del Mioceno.
Científico y Tecnológico) proyectos
11085022, 1120272 y 1161806, y Las diferencias latitudinales en el momento de la exhumación al norte y al sur de 31,5°S podrían explicarse por la ausencia del
programa ECOSSudConicyt (proyecto núcleo cristalino paleozoico de la Cordillera Principal al sur de 31,5°S, que parece haber actuado como un contrafuerte durante
C11U02). Se obtuvo apoyo adicional del
el acortamiento del Eoceno tardío, impidiendo un acortamiento importante y la exhumación ocurrirá hacia el sur desde 31.5°S.
Proyecto IRD “Erosión en los Andes”.
Este estudio es parte de la tesis doctoral de
MP Rodríguez, que fue apoyada por una
El episodio de exhumación acelerada del Mioceno temprano a medio reconocido al norte y al sur de 31.5°S es probablemente
beca de cuatro años de CONICYT.
Agradecemos profundamente a Ken Farley una consecuencia de un aumento considerable en la tasa de convergencia entre las placas oceánica y continental que ocurrió
por abrir su laboratorio a MP Rodríguez para después de la ruptura de Farallón en las placas de Nazca y Cocos en 23 Ma.
realizar análisis de AHe y a Lindsey Hedges
por ayudar con la preparación de muestras Finalmente, la exhumación del Mioceno tardío a lo largo de la Cordillera Frontal al norte de 31.5°S y los tramos orientales de la
de AHe. Agradecemos a Ray Donelick por
Cordillera Principal al sur de 31.5°S es probablemente la consecuencia del inicio de la subducción plana en toda la región
adquirir en su laboratorio los datos AFT.
También agradecemos a David Shuster por estudiada.
los valiosos debates sobre la interpretación
de datos de AHe durante una visita invitada
a la región de estudio. El manuscrito
mejoró mucho con los comentarios de
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