Mente y Cerebro 99 Completo-91-100
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muchas civilizaciones antiguas. Se quemaba en las cere- Sin embargo, el olfato no dejó de hacer carrera. Mé-
monias de culto, de manera que el olor (en latín, per- dicos higienistas como el parisiense Jean-Noél Hallé
fumum) ascendía hasta lo supraterrenal y, en sentido (1754-1822) lo definió como «sentido de la autoconser-
inverso, penetraba en los fieles a través de la inspiración. vación». Mucho tiempo antes de que Louis Pasteur (1822-
Los cristianos asociaban dicho aroma con el paraíso ce- 1895) identificara los microbios como causa de enferme-
lestial que los iba a acoger. dad, ya se sabía que las aguas sucias y, según las teorías
de Louis Pasteur y Hales, los llamados miasmas (emana-
Lo sagrado nunca atufa ciones venenosas procedentes, por ejemplo, del suelo)
«Se siembra un cuerpo corruptible, se resucita un cuerpo serían el origen principal de las dolencias; además, resul-
incorruptible», escribe el apóstol Pablo en la primera taban inconfundibles debido a su desagradable olor.
epístola a los corintios refiriéndose a ese anhelado lugar. La idea de los miasmas, que siguió vigente en la anti-
De acuerdo con esto, el hedor tras la muerte y la putrefac- gúedad, conllevó que a partir del siglo xvr los natura-
ción dibuja la imagen contraria a la del paraíso y forma listas investigaran de forma más exhaustiva la composi-
parte de la esfera de lo perverso y demoniaco. En pocas ción del aire y los procesos que este experimenta. Becher
palabras: el infierno. Las irritaciones que esta atribución intentó explicar el proceso de combustión a partir de una
podía desencadenar las describe Fiodor Dostoyevski materia invisible: el flogisto. Incluso en nuestros días, este
(1821-1881) en su novela Los hermanos Karamazov. Cuan- postulado no puede calificarse de «acientífico», ya que el
do el cadáver de un monje, tomado por santo, no despren- avance en el conocimiento requiere las suposiciones, que
de un aroma etéreo, como esperan sus partidarios, sino deben verificarse o refutarse, para acercarse a la verdad.
que simplemente empieza a heder, se produce una situación Por ejemplo, el supuesto de que una «materia oscura»
bochornosa. Según explica Le Guérrer, los fieles no solo mantiene unidas las galaxias merced a su acción gravita-
se alejaban del cadáver, sino también del propio santo, ya toria no se ha podido demostrar hasta ahora. Es probable
que el hedor que desprendía no se correspondía con el que un día esta teoría experimente lo mismo que ocurrió
«olor a santidad» que se imaginaban. con el flogisto: el químico Antoine Laurent de Lavoisier
Ahora bien, si se dejan de lado esas atribuciones mé- (1743-1794) reconoció que la existencia de dicha materia
dicas y religiosas, la mayoría de los filósofos de la Edad era innecesaria. Más bien, cada combustión tiene lugar
Media europea no prestaron gran atención al olfato, mediante un consumo de oxígeno, por lo que Lavoisier
puesto que lo asociaban con los bajos instintos animales. llegó a la conclusión contraria: cada respiración se expli-
Cuando Emmanuel Kant (1724-1804), en su Crítica de ca como un proceso de combustión.
la razón pura, se ocupó de la percepción y de los juicios El botánico Jan Ingenhousz (1730-1799) descubrió en
estéticos, ignoró el sentido olfativo, al cual situaba en el 1779 la fotosíntesis de las plantas y su importancia para
último escalón de la jerarquía de los sentidos. Al parecer, el intercambio de gases en la atmósfera. En aquel tiempo,
no esperaba obtener ningún tipo de conocimiento racio- se consideraba que el aire era una mezcla de gases, de los
nal del olfato. cuales solo algunos pueden olerse. De esta forma, la
Para el polímata Alexander von Humboldt (1769-1859),
el sentido del olfato era portador de codicia e impulsivi-
dad. El padre del psicoanálisis, Sigmund Freud (1856-
1939), pensaba de manera similar. Sostenía que los
APPALOOSA (COMMONS. .WIKIMEDIA.ORG/WIKI//FILE:GDR_STASI_DUFTPROBEN.JPG) /
humanos tenemos un olfato muy inferior al de los ani-
males, lo cual tiene una forzosa consecuencia para el CC BY-SA 3.0 (CREATIVECOMMONS.ORG/LICENSES/BY-SA/3.0/LEGALCODE)
los humores corporales y la salud de los órganos. Una policía sanitaria. Los urbanistas intentaban controlar
tarea principal del médico consistía en establecer un higiénicamente los barrios obreros que surgían, así como
diagnóstico a partir del olor de su paciente. llevar aire y luz incluso en las áreas edificadas con alo-
Las sustancias aromáticas cayeron en descrédito jamientos hacinados. Estas exigencias chocaban en
cuando, en los años cincuenta del siglo xv11, los quími- muchos aspectos con las dinámicas de la industrializa-
cos demostraron que apenas alteran la composición del ción que obligaban a los obreros a trabajar en centros
aire. Las moléculas portadoras del olor, pese a nuestra industriales de rápido crecimiento con condiciones de
intensa percepción, representan solo una mínima parte vida inaceptables.
de la mezcla de gases que compone el aire. Corbin ve en A ello se sumaron atribuciones éticas y racistas. En
este fenómeno la explicación de por qué cambió la moda Europa, se transmitió de generación en generación y du-
del perfume en París durante la transición de la prime- rante siglos el cliché de «hedor judío». Ese concepto surgía
ra edad moderna a la contemporánea, aproximadamen- porque los judíos no pertenecían al cristianismo y forma-
te entre 1750 y 1850. En la segunda mitad del siglo xv1I1, ban parte del pueblo que mató a Cristo, lo que los situaba
los médicos extendieron el temor de que el olor a putre- cerca del diablo y del infierno, y, por ende, del hedor a
facción originaba enfermedades al olor intenso de los putrefacción. En el siglo xx se utilizaba cada vez más el
animales, como el almizcle, el ámbar gris o la algalia. En cliché de los «judíos hediondos» como elemento antise-
consecuencia, los perfumes de origen animal se consi- mita; finalmente, como propaganda nacionalsocialista.
deraron «fecales» y peligrosos para la salud. Una alter-
nativa la ofrecían los perfumes más ligeros, los cuales Los cerdos husmean trufas, los perros, drogas
no solo curaban la «depravación» del aire o atenuaban La transición de la temprana edad moderna a la contem-
el propio olor corporal, sino que, literalmente, los sus- poránea se podría considerar un proceso de «desodori-
tituían. Sobre todo el aroma floral se tenía por natural y zación», mientras que luego aconteció un proceso de
agradable. «reodorización», describe Corbin en su obra sobre la
La política de higiene de los servicios de salud muni- historia del olor. Determinados olores debían eliminarse
cipales que, por ejemplo, previó la separación espacial de la vida cotidiana, mientras que era necesario introdu-
de letrinas y fuentes, de agua potable y residual, fomentó, cir otros. Corbin interpreta este proceso como un cambio
además, un cambio de actitud frente al agua. Ya no se antropológico profundo.
trataba de considerarla solo un potencial peligro para la Cuando nos ocupamos de los olores, nos estamos
salud, sino que se utilizó como medio de higiene perso- refiriendo a las narices animales: desde los cerdos en-
nal. Una cultura de lavarse para luchar contra el olor trenados para encontrar las codiciadas trufas hasta los
propio relevó la costumbre cortesana de aplicarse polvos perros adiestrados para detectar con el olfato drogas o
y perfumes. Desde las cortes se difundió el nuevo ideal explosivos. El servicio estatal de seguridad de la Repú-
de la higiene corporal entre la clase social alta. Por el blica Democrática Alemana, la Stasi, llegó a conservar
contrario, la naturalidad se impuso como moda mucho muestras de olores de potenciales disidentes para, dado
más tarde. el caso, utilizar perros amaestrados para detectarlos. Sin
Sobre todo en Europa central, desde principios del embargo, por mucho que el sentido olfativo humano
siglo xrx, esa tendencia dividió a la sociedad, como haya podido perder su importancia en el mundo actual
ocurriera en la antigiiedad: una clase superior, «que en comparación con las percepciones ópticas y sonoras,
apenas olía», se contraponía al pueblo que supuesta- cuando el aroma de un pan recién horneado llega a
mente «olía a animal». Los pobres y los lugares donde nuestra nariz, la boca se humedece y los recuerdos se
moraban estaban estrictamente controlados por una despiertan. *
El perfume o el miasma. El olfato y lo imaginario social, siglos xvIH1 y xIx. Alain Corbin. Fondo de Cultura Económica, 1987.
Lo limpio y lo sucio: La higiene del cuerpo desde la Edad Media. Georges Vigarello. Altaya Editorial, 1997.
Geruch. P. A. Heuser en Enzyklopádie der Neuzeit, vol. 4. F. Ed. J.B. Metzler, 2006.
Der Geruch als Gegenstand historischen Lernens. Beispiele vom 16. Jahrhundet bis zam Gegenwart. P.A. Heuser
en Geschichte fúir Augen, Ohren und Nasen. Sinnliche Wahrnehmungen in der Geschichte. B. Kuhn y A. Windus.
Róbrig Universitátsverlag, 2016.
EN NUESTRO ARCHIVO
MIND
FIXERS
MIND FIXERS
PSYCHIATRY
'S TROUBLED SEARCH FOR THE BIOLOGY OF MENTAL ILLNESS
Por Anne Harrington
W.W. Norton and Company, New York, 2019
occidental desde los tiempos de Aristóteles. Esas mismas produce comportamientos complejos con pocas neuro-
preguntas se las plantean ahora los neurocientíficos, que nas. Contiene unos dos millones y medio de neuronas
han desarrollado nuevas técnicas y nuevos modelos virtuales, cifra muy inferior a los 86.000 millones de
teóricos para aproximarse al funcionamiento del cerebro, neuronas reales de un cerebro humano, si bien suficien-
sede de la representación neurobiológica. En última tes para reconocer series numéricas, realizar operaciones
instancia, ello nos remite al permanente debate entre aritméticas elementales o solucionar problemas de ra-
reduccionistas y antirreduccionistas: ¿puede la función zonamiento. Esa red unificada es una simulación de
mental reducirse a una función neuronal? Pero no es un computador: remeda la fisiología de cada una de sus
conflicto entre neurocientíficos y filósofos. Hay filósofos neuronas, desde las espigas hasta los neurotransmisores.
que opinan que la neurociencia es la única capaz de ex- Las células de computación se dividen en grupos, corres-
plicar con propiedad la función mental, así Patricia pondientes a partes específicas del cerebro que procesan
Churchland. Y hay neurocientíficos que sostienen que la imágenes, controlan movimientos y almacenan recuer-
neurociencia no será nunca capaz de explicar determi- dos a corto plazo. Esas regiones están cableadas de una
nados aspectos de la función mental, como el premio forma realista e incluso responden a estímulos que imitan
Nobel John Carew Eccles. Una posición pretendidamen- la acción de los neurotransmisores. A medida que una
te intermedia ocupa Eliasmith, al conceder a la neuro- red unificada observa una serie de números, va extra-
ciencia una importancia determinante de la función yendo rasgos visuales, de suerte que pueda así reconocer
mental. los dígitos. Puede luego realizar una serie de al menos
Las neuronas, por sí solas y en su individualidad, no ocho tareas diferentes, desde tan elementales como copiar
pueden hacer mucho; en cambio, agrupadas en redes una imagen hasta otras más complejas, similares a las
pueden alcanzar tipos de representación mental muy presentadas en los tests de cociente intelectual (por ejem-
robustos, conceptos incluidos, imágenes y reglas. La red plo, descubrir el siguiente número de la serie). Al ter-
unificada de arquitectura de marcado semántico, ideada minar, escribe la respuesta con un brazo físicamente
por Eliasmith, se distingue de otros proyectos de simu- modelado.
lación del cerebro como el Proyecto Blue Brain, porque —Luis Alonso
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Los sueños pueden resultar más valiosos de lo que
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