Guatemala Nunca Mas

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GUATEMALA NUNCA MAS

Esther Eugenia Sebastiana González García

Facultad en Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Mariano Gálvez

12023-5011-202-A: Sociología de Guatemala

Lic. Miguel Santos Hernández Zapeta

30 de mayo de 2,023
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Introducción
Guatemala nunca más, es un informe del proyecto “Recuperación de la memoria Histórica” un
análisis de la historia de Guatemala que da a conocer los testimonios de muchas víctimas que
sufrieron durante el conflicto armado interno, que causó un inmenso impacto en la sociedad de
Guatemala. El impacto que tuvo la violencia no solo afectó a nivel individual y colectivo, sino
que además quitó a los guatemaltecos del derecho a la palabra, cada uno de los testimonios
contados son un grito de dolor, pero al mismo tiempo son los grandes deseos de vivir.
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Consecuencias individuales de la violencia


En el momento de los hechos

En primer lugar, la represión produjo amenaza vital, tristeza por lo sucedido en una gran

mayoría de los casos y muy frecuentemente sufrimiento extremo con hambre, sentimiento de

injusticia y problemas de salud. El duelo alterado por la muerte de los familiares, el

cuestionamiento de su dignidad y la impotencia e incertidumbre respecto al futuro, forman un

segundo grupo de efectos que indican un cambio global en el sentido de la vida. Aunque sus

efectos individuales sean muy graves, probablemente el impacto traumático con severas secuelas

en los momentos siguientes a los hechos (problemas graves de salud mental, etc.) no fue tan

importante como los efectos anteriores. (Fundación Pro derechos humanos, 1998)

La mayor parte de los efectos individuales aparece de forma similar en los testimonios de

hombres y mujeres. Predomina algo más en los hombres la descripción de efectos asociados a su

dignidad como personas y su rol social como hombres, mientras que las mujeres muestran en sus

testimonios más afectación personal (problemas de salud, alteración del duelo), y más efectos en

su condición de mujeres. Respecto a los hechos, es mayor el porcentaje de hombres que de

mujeres que hablan de las masacres, mientras que las mujeres refieren mayor número de

asesinatos y hechos de violencia individuales describiendo más pérdidas familiares directas.

(Fundación Pro derechos humanos, 1998)

El impacto traumático en la actualidad

En la actualidad, se ha dado una disminución global de los efectos, pero la mayor parte de

las personas ha mostrado todavía consecuencias de la violencia sufrida, que tiene probablemente
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tanto que ver con las contínuas experiencias de violencia como con la persistencia de sus efectos

más severos.

Los sobrevivientes describen como efectos individuales más frecuentes en la actualidad,

una sensación de tristeza, de injusticia, de duelo alterado, y en menor medida (uno de cada tres

que lo manifestaron en el momento de los hechos) de problemas psicosomáticos, hambre,

soledad, recuerdos traumáticos y pesadillas. (Fundación Pro derechos humanos, 1998)

DEL MIEDO AL TERROR

En la misa de nueve días les avisaron de unos cadáveres en la Verbena. Los cadáveres

estaban en condiciones terribles. Vieron un cadáver quemado. Llevaron al dentista ... para que

viera ese cadáver y dijo que no era. Necesitaba una fe de edad de su hijo para tramitar la

pensión del IGSS y decidió pasar por la Policía Nacional a preguntar por el carro. Esa misma

noche la llamaron amenazándola para que dejara de buscar el carro y de ver cadáveres o los

iban a matar a ella y al niño. La casa siguió vigilada. Siguió su vida, pero dejó de ver a sus

amigos para evitarles problemas. Dos veces la amenazaron. Buscó apoyo psicológico: era muy

joven y estaba muy impactada por lo visto en las morgues. Caso 5080, Guatemala, 1980.

Estrategia del terror

La violación de los derechos humanos ha sido utilizada como estrategia de control social

en Guatemala. Ya sea en los momentos de mayor violencia indiscriminada o de represión más

selectiva, la sociedad entera se ha visto afectada por el miedo. El terror ha constituido no sólo

una consecuencia del enfrentamiento armado (el miedo es el efecto más frecuentemente descrito

en los testimonios), sino también un objetivo de la política contrainsurgente que utilizó distintos

medios en los diferentes momentos del conflicto armado.


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1) La represión selectiva sobre líderes

Las desapariciones forzadas y los asesinatos y de líderes de organizaciones sociales

fueron estrategias utilizadas a lo largo de todo el conflicto, pero predominantes en los años 65-68

y 78-83. La represión selectiva ha tenido como objetivo desarticular los procesos organizativos

considerados como amenaza para el Estado. En esos casos, el modo de proceder y la actuación

de la policía y cuerpos de seguridad estuvieron destinados a evitar la identificación de los

responsables, la ostentación de la violencia y la presencia permanente de mecanismos de control,

paralelo a una ausencia total de referentes públicos de protección como instituciones de justicia,

medios de comunicación etc.

Lo detuvieron dos noches en la cárcel pública, allí fue donde lo interrogaron, hicieron

con él lo que todas las autoridades quisieron y después lo mandaron a descansar a su casa,

como a eso de la media noche llegaron los agentes de la G-2, tenían una grabadora encendida a

todo volumen en la comandancia, luego lo encapucharon para interrogarlo, y al día siguiente en

estado agonizante lo sacaron de la cárcel y lo llevaron atado en un vehículo de la G-2, con

cuerdas de utilidad general, con destino a Salamá, dejándolo a mi finado padre atado y

acribillado a balazos y su rostro totalmente destruido, para que la familia no lo identificáramos,

dejándolo en ese lugar llamado el Palmar. Esto fue porque el finado era muy religioso, muy

activo, y le gustaba integrar comités de mejoramiento, y él era muy apreciado en la

comunidad. Caso 2024, San Miguel Chicaj. Baja Verapaz, 1982.

2) Hostigamiento familiar

Los asesinatos selectivos de líderes tuvieron a menudo una dimensión de hostigamiento

también a sus familias, ya fuera antes o después de los hechos de violencia. En ocasiones los
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familiares fueron posteriormente objetivo de la estrategia del terror, para evitar que denunciaran

los hechos.

Entonces después se dieron cuenta los del Ejército y nos llamaron a una reunión a la

aldea El Culeque y nos amenazaron, y nos dijeron que si alguien está yendo de aquí a dejar

quejas allá con el Apoyo Mutuo, las vamos a dejar colgadas en un palo en la montaña donde las

encontremos. Y por eso nosotras dejamos de ir con el grupo y cuando vamos nos sentamos hasta

atrás, hasta ahora que ya estamos dando la declaración otra vez. Caso 1509 (Desaparición

Forzada), Santa Ana, Petén, 1984.

Sin embargo, la familia también fue objeto directo de represión en los casos en que los

propios familiares fueron secuestrados o asesinados al no encontrar a la persona a quien

buscaban.

3) Hostigamiento comunitario

El hostigamiento hacia la población civil por parte de las fuerzas militares, tuvo en

muchos lugares del país una dimensión comunitaria. Las acusaciones de participación o apoyo a

la guerrilla involucraron globalmente a muchas comunidades que fueron tildadas de

"guerrilleras". De tal manera que el origen geográfico o el lugar de procedencia se convertía en

una acusación, cuando no en una agresión directa.

Fuimos huyendo a Santa Clara (1982-90), pero siempre en plan de emergencia y no

pudimos regresar a la aldea porque no había vida. Estando en esa comunidad empezamos a

sembrar maíz, malanga, caña, siempre estuvimos perseguidos y el Ejército cuando entraba,

cortaba todo y quemaba las casas, eso fue en septiembre del 85. En 1987 el Ejército llegó a
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Amachel y constantemente entraba a la comunidad y siempre estuvimos huyendo a la

montaña. Caso 4524, Sta. Clara, Chajul, Quiché, 1985-87.

Especialmente en el período 78-83, el hostigamiento a través de incursiones militares,

bombardeos o masacres tuvo un carácter masivo en comunidades de las áreas

consideradas rojas por el Ejército (Ixcán, Verapaces, región Ixil, altiplano central, a finales de

los años 70-80). Posteriormente, a partir del año 84 ese hostigamiento comunitario se centró

especialmente en las poblaciones refugiadas en las montañas de Alta Verapaz, Cuchumatanes y

las selvas de Ixcán y Petén, especialmente en las autodenominadas Comunidades de Población

en Resistencia (CPR).

4) Terror ejemplificante

En el caso de Guatemala esta estrategia de terror se desarrolló hasta las manifestaciones

más extremas del desprecio por la vida, con la realización de torturas públicas, exposición de

cadáveres, y con la aparición de cuerpos mutilados y con señales de tortura.

Le habían sacado la lengua, tenía vendados con venda ancha o esparadrapo ancho los

ojos, y tenía hoyos por donde quiera, en las costillas, como que tenía quebrado un brazo. Lo

dejaron irreconocible; sólo porque yo conviví muchos años con él, y yo le sabía de algunas

cicatrices y vi que él era. Y también llevaba una foto reciente de cuerpo entero y le dije yo al

médico forense que él era mi esposo. Entonces ‘sí’, me dijo, ‘él era su esposo, sí se lo puede

llevar’. Caso 3031 (Secuestro en Salamá y Asesinato en Cuilapa), Cuilapa, Santa Rosa, 1981.
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5) El miedo para la colaboración

Parte de la propia estrategia del terror puede incluso afectar a los propios victimarios. En

los testimonios recogidos se dan numerosas muestras de cómo el miedo opera como un

mecanismo de control interno entre ellos.

Y ese oficial nos decía que, si no los matábamos nosotros, a todos nos iban a matar. Y

así sucedió de que tuvimos que hacerlo, no lo niego que sí tuvimos que hacerlo porque nos

tenían amenazados. Caso 1944 (Miembro de las PAC), Chiché, Quiché, 1983.

La mayoría de los testimonios describen en los años 80-83 una gran presión militar sobre

las comunidades, incluyendo la acción de Comisionados militares y la obligación de formar las

PAC. A partir de entonces, la estrategia del miedo pasó a poner su peso en los mecanismos de

control interno con la actuación de las PAC.

El temor era muy grande en esos días, se tuvo que sacar algunos turnos de patrulla pero

con mucho miedo. Al mismo tiempo la guerrilla llegó también después que por favor no se

patrullara. Allí sí que uno se hallaba con mucho temor, porque uno llegaba a organizar la

patrulla y otro llegaba a impedir, pues para uno era un gran problema. Desde ese momento se

empezó a sentir que ya no se iba a poder vivir en ese lugar. Caso 2267, Aldea Nojoyá,

Huehuetenango 1980.

Efectos sociales del miedo

Pero cuando uno se da cuenta del gran número de personas que hay, que han sido

asesinadas, entonces uno comparte ese dolor y sabe que es una obligación moral, un deber

también, no sólo para ellos que no tienen voz, sino para toda una sociedad que está

atemorizada, porque también dentro de los secuestros se da esa psicología de terror ¿verdad?,
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como se llevaron a fulano, se van a llevar a las demás personas que tienen amistad con él. Caso

5449. Guatemala, 1979.

a. Inhibir la comunicación

Era muy peligroso y arriesgado pasar el día, era muy peligroso, no se podía hablar ni

decir nada, a cada rato se llamaba al orden para no comentar nada. Así oía yo, era muy

peligroso como vivía cada una de las personas. Caso 553, Chiquisis, Alta Verapaz, 1982.

b. Desvincularse de procesos organizativos

Como en ese tiempo se empezaban a ver las muertes, ya había mucho temor en la

gente, empezaron a retirarse. Caso 2267, Nojoyá, Huehuetenango, 1980.

c. Aislamiento social

A veces pensaba que me moría, ¿con quién me calmaba yo?, ya no tenía a mi mamá, y

mi papá tenía miedo de estar conmigo, porque el único consuelo que me daban era que me

iban a llegar a matar a mí y a mis hijos. Caso 5334, Pozo de Agua, Baja Verapaz, 1983.

d. Cuestionamiento de valores

Metieron miedo, entonces uno se humillaba, uno no podía decir nada. Caso 6259,

Nentón, Huehuetenango, 1983.

e. Desconfianza comunitaria

La gente cambió sus ideas del Ejército. Era difícil ya de creer en ellos. Caso 771, Ixcán,

Quiché, 1975.
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Sin embargo, y a pesar de que los efectos sociales de descohesión y desmovilización

hayan sido enormes, la arbitrariedad y crueldad de la violencia también generó en mucha gente

una mayor conciencia sobre la violencia y la acción del Ejército. Paradójicamente, esa

conciencia del terror ha contribuido a desarrollar formas de resistencia.

Efectos individuales del miedo

Las descripciones de la influencia del terror en la vida cotidiana de la gente, incluyen

también las consecuencias individuales producidas por el miedo. Muchas de esas consecuencias

no han sido sólo una reacción aguda al clima de violencia. Los efectos del miedo a largo plazo

llegan todavía hasta nuestros días, debido al mantenimiento, durante años, de formas de amenaza

y control militar.

Entonces después vivimos el tiempo de la zozobra. Vivimos unos 10 años de zozobra, y

créame que para mí fue duro en el estado un poco de decadencia, porque todo era tomado,

cualquier vendedor, cualquier gente que venía, uno lo tomaba por sospechoso, entonces no

había una tranquilidad para trabajar, tampoco había deseos de salir a trabajar. Caso 5362

(Intento de secuestro/amenazas) Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, 1979

En muchos de los testimonios, el miedo se refiere como susto o enfermedad que tiene

consecuencias más allá del momento de amenaza (afectación de distintos órganos, problemas de

salud de carácter psicosomático y afectivo, alteración de la inmunidad, dolores y quejas

somáticas poco específicas). Especialmente en la cultura maya, el susto se identifica como una

enfermedad que se manifiesta después de un hecho violento o en condiciones de vulnerabilidad

de la persona, y que es preciso sacar del cuerpo mediante acciones curativas. (Fundación Pro

derechos humanos, 1998)


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VERDAD, JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS

La defensa de los derechos humanos

El valor de la conciencia

El valor del respeto por la vida se vislumbra en los testimonios que describen las crueldades que

caracterizaron las acciones ejercidas contra la población; en ellos subyace no sólo el daño a la

identidad sino, sobre todo, un esfuerzo de afirmación de la dignidad humana. Más allá de lo

formal, el reconocimiento de los propios derechos tiene, para las poblaciones afectadas, un

sentido de afirmación individual y colectiva, y una conciencia de la responsabilidad de las

autoridades por su respeto.

Esperamos que haya mayor apoyo para tener una vida como personas, que no se viole los

derechos de cada uno de nosotros porque tenemos una identidad como personas, tenemos ese

derecho. También espero que quede plasmado en un papel para que las autoridades tomen

cartas en el asunto y que los derechos humanos sean respetados. Caso 6009, Aldea Jolomar,

Huehuetenango, 1993.

Desde la perspectiva de muchas de las personas afectadas, el conocimiento de los propios

derechos de carácter individual y colectivo, es un instrumento importante para evitar que la

violencia contra la gente se repita.

Hablar de la verdad, conocer sus derechos personales y tener más capacidad para saber qué es

Derechos Humanos a de nivel comunidades y pueblos indígenas. Caso 1642, Aldea Chicaj,

Cahabón, Alta Verapaz, 1980.


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El respeto a los derechos humanos es una condición básica para la reintegración social. En un

clima de polarización y división como consecuencia de la guerra y represión política, el respeto a

los derechos humanos tiene un carácter de reconstrucción de la convivencia social en las

comunidades. Las consecuencias de la división y polarización extrema y la ideologización a que

ha sido sometida una parte importante de la población, hacen del conocimiento y respeto mutuos

un valor a rescatar por encima de autoridades o grupos dominantes. Dado el papel que

cumplieron las acusaciones de "guerrilleros" en los ataques a la población civil, la educación y

medidas efectivas para el cumplimiento de los derechos humanos deberían tener como objetivo

central la superación de los prejuicios y promover actitudes sociales de apertura y solidaridad.

Organizarse para defender la vida

La defensa de los derechos humanos requiere mecanismos efectivos por parte del gobierno y

autoridades. Muchos sobrevivientes ven en la organización colectiva un mecanismo útil para

exigir su cumplimiento. Además, para defenderse de las amenazas a la vida, la organización de la

gente es vista como una necesidad para hacer frente a la pobreza y las condiciones materiales

precarias.

Estamos dispuestos a seguir luchando, a que se nos escuche, a que seamos libres, que se nos vea

como gentes no como animales. Nosotros somos humanos, somos gentes, somos personas que

pensamos, pero ellos quién sabe como lo piensan. Construir una nueva Guatemala y estar

dentro de un país realmente democrático y que el Ejército sea castigado por los hechos que ha

cometido... en la sociedad mas pobre, en el pueblo pobre campesino, luchador por su tierra, por

su comida, por sus hijos. Caso 7386, Caserío Almolonga, Tiquisate, Escuintla, 1981.
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Que nos respeten nuestro derecho como guatemaltecos que somos, porque cuando hablamos,

cuando hacemos alguna manifestación por alguna cosa, es porque realmente lo necesitamos,

por eso lo hacemos; no tenemos energía eléctrica, no tenemos carreteras, no tenemos agua

potable, no tenemos escuelas, muchas cosas nos hacen falta, pues. Caso 7727, Caserío Palob,

Nebaj, Quiché, 1982.

Sin embargo, aún muchas personas tienen que superar dos obstáculos claves para replantearse la

participación en grupos organizados. Uno: en varios lugares la palabra organización suscita el

recuerdo de sus propias experiencias pasadas de violencia. Dos: la criminalización de que fue

objeto cualquier organización social que no estuviera bajo control militar, hace del miedo un

desafío aún actual.

Que la comunidad ya no se deje engañar, que se organice en una buena organización para

lograr lo que necesitamos, porque no es justo que el rico coma y el pobre no. Si necesitamos un

autobús, la comunidad se junte para lograrlo. Quiero hacer esto cuando llegue a Guatemala,

pero la gente puede creer que soy de la guerrilla porque hablo de organización. Tengo que

saber decirlo en mi pueblo. Caso 8390 (Asesinato y persecución) Concepción Huista,

Huehuetenango, 1979-80.

Esas demandas y esfuerzos de reconstrucción organizativa deberían acompañarse de mecanismos

locales y regionales que garanticen la libre asociación y fomenten la reconstrucción del tejido

social organizativo en concordancia con formas tradicionales de organización popular o

indígena, y cuyo poder de interlocución de la comunidad sea reconocido por las diferentes

instancias del Estado.


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Respeto contra discriminación

La reivindicación del respeto a los derechos humanos es parte de los esfuerzos de la gente por

afirmar su dignidad. En un contexto de grave discriminación social hacia las poblaciones

indígenas, la reivindicación del respeto a la persona está en muchas ocasiones teñida del respeto

a una identidad colectiva. Las referencias al diálogo intercultural son frecuentes entre los

testimonios. Mucha gente indígena ha visto en los ataques a la población civil, y especialmente

en la política de tierra arrasada en contra de las comunidades campesinas, una muestra de la

continuidad del desprecio histórico que han sufrido por parte de los sectores dominantes. Sin

embargo, la lucha contra la discriminación de los más pobres forma parte de una demanda de

respeto más global y que no tiene sólo un carácter étnico.

Que esta situación no se vuelva a repetir. Creo que tal vez en base a desarrollo, a una

educación para nosotros, para todos los ciudadanos de Guatemala. Pero que realmente

respeten nuestros derechos como indígenas, porque soy indígena y tengo mis derechos y tengo

voz para decir algo. Caso 2176, Aldea Salquil, Nebaj, Quiché, 1980.

Que se conozca la verdad

De la verdad a la memoria

El conocimiento de la verdad es una parte consustancial del proyecto REMHI y de las

motivaciones de la gente para dar su testimonio. En un contexto social en el que la denuncia fue

criminalizada y las víctimas tuvieron que guardar silencio para no poner en peligro su vida, la

necesidad de conocer la verdad y hacerla pública se ha mantenido latente en la memoria de la

gente. Para las personas que dieron su testimonio, el reconocimiento de la verdad es el primer

paso para la dignificación de las víctimas y sobrevivientes.


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Muchas personas tienen todavía un grado de confusión importante sobre los hechos concretos

que vivieron sus familiares, otros no saben dónde están o se preguntan aún en la actualidad por

qué murió. Es probable que algunas de esas preguntas sigan sin tener respuesta debido a la

enorme dificultad de asimilar esos hechos traumáticos, pero el conocimiento de la verdad puede

ayudar a los familiares a salir de la confusión.

Para ello, la verdad no puede quedarse en el ámbito privado, sino que tiene que difundirse en la

sociedad y darse un reconocimiento público de los hechos por parte de las autoridades.

La recolección de los testimonios tiene un valor importante en la elaboración de una memoria

colectiva que ayude a la gente a buscar un sentido a lo sucedido y a afirmar su dignidad: el

recuerdo como forma de reconocer que eso ocurrió, que fue injusto y que no se debe repetir.

Al estar grabando esto me siento tranquila porque sé que este testimonio que estoy dando es

para bien de todos nosotros los que sufrimos esas tormentas. Nos sentimos contentos. Yo

entiendo que es un bien para nosotros, todos nuestros demás hermanos lo pensarán así, lo

sentirán y todos aquellos que dieron sus testimonios también. Caso 6029 (Asesinato) San

Francisco, Huehuetenango, 1982.

El valor social de la verdad

El esclarecimiento de los hechos y el reconocimiento de las atrocidades contra la población civil

por parte del Ejército y las demás fuerzas son, por tanto, un primer paso para las víctimas y para

la memoria de toda la sociedad. La verdad tiene un valor social muy importante también para

aquellos que no fueron directamente afectados por las pérdidas. En una sociedad sometida a la

censura, la manipulación informativa y el aislamiento social durante años, el conocimiento de los

hechos de violencia y atrocidades puede contribuir a aumentar el nivel de conciencia sobre lo


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sucedido (conocer su propia historia y evitar las versiones falseadas de la realidad), promover la

sanción social a los perpetradores y asumir la necesidad de reparación a las víctimas.

Lo que espero es que un día el Ejército va a reconocer todo lo que ha hecho y que no sigan,

verdad, violando la ley, da cólera, sólo pobres seguimos. Caso 0785 (Asesinatos) Cuarto Pueblo,

Ixcán, Quiché, 1991.

Sin embargo, también el papel reparador de la verdad puede ser puesto en entredicho, si no va

acompañado de justicia. Si al conocimiento de los hechos le sigue el silencio y la impunidad, la

verdad puede convertirse en un insulto para las víctimas. En los testimonios analizados, las

demandas de conocimiento de la verdad están asociadas a las demandas de justicia.

La demanda de justicia

El deseo de justicia está muy presente en los testimonios. Para las víctimas y sobrevivientes, el

impacto de la violencia en sus vidas y la de sus familias y comunidades ha dejado un profundo

sentimiento de injusticia, no sólo por el dolor de la pérdida, sino por el mantenimiento de las

condiciones de impunidad hasta la actualidad.

Cambiar las relaciones de poder

En primer lugar, la demanda de justicia tiene que ver con una readecuación de las relaciones de

poder en el ámbito local y en la prevención de nuevas formas de violencia. Sin sanción social la

posibilidad de que se reproduzcan hechos de violencia es mucho mayor, dado que se rompen las

normas sociales básicas de convivencia. Además, la posición de ventaja social que han sacado

muchos victimarios aumenta el sentimiento de profunda injusticia de las víctimas y

sobrevivientes que han tenido que vivir todos estos años con la humillación del silencio y su falta

de poder.
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Esa posición de poder se mantiene en muchos lugares –incluso una vez finalizado el conflicto

armado, como en el caso de muchos ex-comisionados militares–, supone un riesgo de nueva

violencia y genera miedo a que se repita la represión. En la perspectiva de las víctimas, la justicia

opera ahí como una forma de reajustar las relaciones sociales y la gestión del poder en la

sociedad.

Que el gobierno haga una justicia cabal, porque también que lo haga retirar estas gentes malas,

pues es su responsabilidad. Porque si estas gentes que hicieron todos los daños siguen todavía

en su responsabilidad puede ser que la represión vuelva. Caso 1271, Pueblo Chajul, Quiché,

1985.

Sin embargo, a pesar de que frecuentemente tiende a pensarse que los deseos de justicia de las

víctimas responden a un afán revanchista, en los testimonios no se encuentran demandas de

venganza o pena de muerte.

Pues que no haya venganza, porque por la venganza se empiezan otra vez las violaciones, por

un pedazo de tierra. Caso 7442, Plan de Sánchez, Baja Verapaz, 1982.

Ojalá que se busquen unas leyes para dar un su par de castigos, porque quitar la vida yo creo

que no sale, digo yo, castigo sí. Un castigo sí, porque quitar la vida yo creo que no. Entonces ya

nos volvemos asesinos otra vez. Caso 1274, Pueblo Chajul, Quiché, 1982.

Recuperar el sentido de la autoridad

Las demandas de justicia incluyen la lucha contra la impunidad y contra la corrupción que en

muchas ocasiones han caminado juntas. El primer paso para acabar con ellas debería ser la

destitución de los cargos militares o civiles que han tenido responsabilidades importantes en la

violencia contra la población civil, incluyendo a quienes han participado en las estructuras de
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inteligencia militar. Sin cambios en los responsables de esas estructuras militares que tienen

graves responsabilidades en las atrocidades cometidas, se mantendrá la impunidad, dado su

poder de coacción hacia la sociedad y otras estructuras del Estado, y la red de complicidades que

han tejido en los años del conflicto armado. Además, dichas destituciones son pasos que pueden

ayudar a superar los sentimientos de humillación e injusticia por la muerte de sus seres queridos.

Ya nunca queremos más armas, ya no queremos más bombardeos, ya no más masacres, ya no

más secuestros, asesinatos, nunca más impunidad, ya no queremos más corrupción, la

destitución de los altos cargos militares que están involucrados en estos hechos sangrientos, que

miles y miles de víctimas ofrendaron sus vidas para exigir sus derechos y defender lo suyo y de

su familia. Caso 1885 (Asesinato de Comisionado por la guerrilla) Cobán, Alta Verapaz, 1983.

Acabar con la impunidad

Los deseos de justicia no son tampoco ingenuos. Algunas personas están muy conscientes de la

dificultad de tener justicia en las condiciones actuales. La falta de voluntad política y el poder del

Ejército hacen ver a mucha gente la necesidad de que esos deseos de justicia se expresen de una

manera organizada para que puedan ser una realidad.

Yo diría que va a depender del esfuerzo del pueblo para poder enjuiciarlos en algún futuro corto

o largo, verdad, es la única esperanza, nada más que tal vez un día se termine para

siempre. Caso 7336 (Asesinato) Patzún, Chimaltenango, 1984.

Entre las dificultades percibidas se encuentra la ineficacia y corrupción del sistema judicial. Las

demandas de funcionamiento de las leyes frente a la arbitrariedad del poder de coacción suponen

la reforma del sistema de justicia y la remoción de los jueces y fiscales corruptos, o que hayan

tenido participación en la impunidad.


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Frente a los modelos de seguridad basados en el incremento del control social y las nuevas

formas de militarización de la vida cotidiana, algunas personas ponen de relieve cómo es

necesaria la renovación de los aparatos de seguridad y un cambio en sus modelos para evitar

nuevas formas de violencia provenientes de la concentración del poder.

Lo ideal sería que esta ley fuese castigada, porque de nada nos sirve llevarlos a un tribunal, la

corrupción en Guatemala cada día está peor y gana el que tiene más dinero. Si yo tengo y le

pago a un buen abogado incluso al que me va a juzgar, entonces voy a salir beneficiada yo, pero

si yo no tengo dinero no voy a lograr eso y queda libre. Que tuviera más autoridades, más

drásticas, más competentes, porque ahora se está poniendo más autoridad, digamos más

policías, pero todo ese dinero se está perdiendo porque son los policías los que están más bien

haciendo esas cosas. Siempre la prensa dice que los policías mataron, robaron carros. Caso

3077 (Secuestro y tortura) Salamá, Baja Verapaz, 1982.

Justicia para el futuro

La justicia tiene también importancia para que los propios autores de las atrocidades puedan

cambiar su condición. En ausencia del reconocimiento de los hechos y sin ponerse a disposición

de la sanción social nunca van a tener la posibilidad de enfrentarse con su pasado, reconstruir su

identidad y replantear sus relaciones con las víctimas y la sociedad.

Hay que pensar que si uno ha hecho una cosa es mejor que se le castigue, dependiendo de su

delito, que sea castigada y no matada. Si se ha cometido un gran error o haya matado a otro,

sería la ley la que va a investigar. Caso 9524 (victimario) Huehuetenango, 1980-82.


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Algunas personas destacan el valor de la justicia para las nuevas generaciones. Sin un sentido

ético claro de condena de las atrocidades cometidas, la violencia corre el riesgo de convertirse en

un patrón de conducta habitual con impacto en los jóvenes y el futuro de la sociedad.

Lo que queremos es que haya procesos en contra de los hechores o responsables para que

prueben, ya que no les dio lástima dañar a nuestras familias, que haya una justicia legal, que se

investigue a todos los responsables de estos mártires porque ellos están contentos y tranquilos

con dos o tres casas, mujeres, carros, tiendas. Caso 5339, Masacre Plan de Sánchez, Rabinal,

Baja Verapaz, 1982.


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Conclusión

La historia de Guatemala relata los sucesos que fueron marcados para la población guatemalteco,

con un impacto inmenso marcando la falta de derecho en la población, la falta de equidad

durante el conflicto armado interno por lo que se responsabiliza el 94% de la violación a

Derechos humanos al estado de Guatemala.


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Recomendación

Estudiar una de las historias de Guatemala, la historia que impactó más en el pueblo

guatemalteco, nos ayuda tomar medidas y prevenciones sobre los pequeños sucesos de hoy en

día que puede llevar a una determinación mala, por lo que debemos luchar por nuestros derechos,

de mantener el trato justo hacia la sociedad guatemalteco, que se haga cumplir los valores y la

justicia.
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Trabajos citados
Fundación Acción Pro Derechos humanos. (24 de Abril de 1998). Derechoshumanos.Net. Obtenido de
https://www.odhag.org.gt/publicaciones/remhi-guatemala-nunca-mas/
Fundación Pro derechos humanos. (1998). Informe REMHI. Guatemala. Obtenido de
http://www.derechoshumanos.net/lesahumanidad/informes/guatemala/informeREMHI-
Tomo1.htm#top-t1c1

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