Relajación Progresiva
Relajación Progresiva
Modelo: Cognitivo-conductual
Esta técnica, nos permite entrar en un estado de adormecimiento, que nos relaja físicamente
y nos permite desconectar, es muy eficiente al tratar con pacientes que poseen moderados o
altos niveles de estrés.
Se trata de seguir una secuencia ordenada y procurar que sea la misma en todas las
ocasiones (comenzando por las manos y acabando por los pies, o viceversa).
Si se olvida algún músculo por tensar y relajarse, se aconseja continuar con el
siguiente. No obstante, para evitar los olvidos lo más adecuado es hacer un repaso
mental de los músculos antes de comenzar la relajación.
El tiempo de duración de la tensión deber ser de unos cuatro segundos
aproximadamente, para pasar inmediatamente a relajar el músculo dejando lo suelto,
como si se separara de repente de los tendones que lo sujetan. Debe mantenerse el
músculo relajado durante unos quince segundos aproximadamente antes de tensar
de nuevo.
Lo que se pretende al tensar un músculo es facilitar la distensión, por lo que no se
debe tensar con demasiada fuerza pues se pueden producir contracturas y malestar.
Al relajar debe soltarse el músculo de repente, no hay que distenderlo lentamente
pues ello requiere un control mayor de los músculos antagonistas.
Es útil imaginar en cada momento los músculos que está tensando y relajando, su
forma, especialmente cuando el músculo está relajado, y notar cómo se sigue
distendiendo por sí mismo después de soltarlo.
Es aconsejable concentrarse durante un tiempo en la agradable sensación de relajar
cada músculo.
Una vez que han relajado todos los músculos, es aconsejable hacer un repaso mental
de ellos, comenzando del final al principio de la secuencia. Se facilita así la
autoexploración de las partes que no se haya logrado relajar convenientemente, no
siendo preciso tensar ningún musculo en esta fase, también dar cierre con imaginar
algo agradable, algo que te guste, que sea relajante, una música, un paisaje, etc., o
bien deja la mente en blanco.