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Maternidad Subrogada y Derecho Canónico

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Maternidad subrogada1

perspectiva en el derecho
canónico*
Surrogacy Maternity in canon law perspective
Vilma Moreno Díaz**

Recibido: 19/02/2016
Aceptado: 27/03/2016

«La herencia que da el Señor son los hijos;


su salario, el fruto del vientre: son saetas en
mano de un guerrero los hijos de la juventud».
(Salmo 127, 3-4)2.

1 Maternidad subrogada o sustituta (Gestación por cuenta de otro) el embrión de una pareja es
implantado en el útero de otra mujer que lleva a cabo el embarazo y da a luz al hijo con beneficio
de la pareja. Del mismo modo mujeres que han consentido ser inseminadas para concebir el
hijo, que una vez nacido, se obligan –gratuitamente o por un precio– a entregarlo al matrimo-
nio constituido por el dador del semen y su esposa. En puridad, la (maternidad subrogada) o
(maternidad sustituta) se da en el primer caso, ya que en el segundo la mujer inseminada es
genéticamente la madre del hijo concebido (Wagmaister, 1990: 20). La práctica de mujeres
que han dado hijos a otros se consagró en el pueblo Hebreo tal como se lee en el Antiguo Tes-
tamento, también se permitió expresamente en el Código de Hamurabi y en el Derecho Romano
a fin de que el Pater Familia tuviese un hijo varón que lo sucediera y le garantizara el culto y la
continuidad de mando.
* Artículo de reflexión que muestra los avances en las técnicas de reproducción asistida desde
la perspectiva del Derecho canónico.
** Autora, abogada de la Universidad Santo Tomás, Bogotá, Especializada en Derecho de Familia
de la misma universidad, Magíster en Derecho Canónico de la Universidad Pontificia Comillas,
Doctora en Derecho Canónico de las universidades Pontificia Javeriana y Pontificia Comillas
de Madrid. (III Congreso Internacional de Derecho Privado. Universidad Militar Nueva Granada.)
E-mail: vismodi@yahoo.es.
2 Otra traducción bíblica expresará «He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el
fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud».

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Vilma Moreno Díaz

Resumen
El proceso de los avances en las Técnicas de Reproducción Asis-
tida, presentado en las últimas décadas, genera la necesidad de hacer
una serie de precisiones como punto de partida desde una perspec-
tiva teológica y del Derecho Canónico, para una reflexión ética más
profunda por parte del lector. El objetivo central de este artículo es
explicar cómo estos medios que hoy aporta la ciencia, no pueden de-
jar de lado el reconocimiento del carácter divino de la vida humana.

Palabras clave
Procreación, vida humana, familia, matrimonio católico, técni-
cas de reproducción humana asistida, maternidad subrogada, dere-
cho de los niños, simulación, doctrina de la Iglesia.

Abstract
The process of advances on Techniques of Assisted Reproduc-
tion, presented in the last decades, generates the need to make a
series of precisions as a starting point from a theological perspective
and of Canon Law, for a deeper an ethical reflection on part of the
reader. The main objective of this article is to explain how these
means that science contributes today, cannot leave aside the recogni-
tion of the divine character of the human life.

Keywords
Procreation, human life, family, catholic marriage, techniques
of assisted reproduction, surrogacy, right of children, simulation,
Church doctrine.

1. Introducción
Cabe traer a colación el nombre de la Encíclica Donum vitae –El
don de la vida humana– (Juan Pablo II, 1987), en la que se trata

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el respeto de la vida humana naciente, las técnicas de reproducción


humana asistida trha y la dignidad de la procreación, que será
mencionada a lo largo del artículo, pero desde ya se parte del hecho,
de que en el Derecho natural3 y el Derecho canónico, el origen del
ser humano es siempre un don Divino que se espera surja dentro del
matrimonio y donde los esposos son solo un instrumento para la ge-
neración de la vida humana, tal como lo expresa el salmista «Yahveh,
tú me escrutas y conoces; … Porque tú mis riñones has formado, me
has tejido en el vientre de mi madre…». (Biblia de Jerusalén, 2002:
Salmo139, 1-13).

Sin embargo, los avances científicos han generado un cambio en


las formas de procreación, con todas las ventajas y problemas que de
ello se derivan, entre otros, el de la filiación materna del hijo; basta
buscar en Internet para ver el gran número de ofertas de alquiler
de vientres, los casos y experiencias dadas, así como los problemas
jurídicos alrededor del tema, por lo que el objetivo principal de este
artículo es hacer una revisión desde la doctrina de la Iglesia católica y
la normatividad canónica, que rige para los bautizados en la misma4
que permitan otra mirada y dé parámetros a la hora de analizar el
tema desde diferentes concepciones. Como objetivos específicos se
desarrollarán, el concepto de la maternidad subrogada, la visión teo-
lógica y de la antropología cristiana sobre la procreación, partiendo
del hijo que se procrea frente a los derechos de los futuros padres,

3 Existen Sentencias de la Corte Constitucional que reconocen que los Principios del Derecho
Natural sirven de criterio adicional de interpretación en Colombia, conforme al artículo 230
de la Constitución Nacional. Sentencias: T- 406 de 1992; C- 1026 de 2001 y C- 284 de 2015.
Mientras en Colombia no exista una Ley que regule las trha, a pesar de ser reconocidas en el
art. 42 de la C. N., cabe estudiar la oportunidad de dichos principios.
4 Conforme al canon 96 del Código de Derecho Canónico, se es «persona», dentro de la Iglesia
católica, con poder vinculante de sus normas, a partir del bautismo. Por lo mismo el canon 11
del mismo Código reza «Las leyes meramente eclesiásticas obligan a los bautizados en la “igle-
sia católica...”». Por otra parte cabe precisar que el derecho canónico se diferencia del derecho
de los Estados en general en que no ejerce coacción externa sobre sus miembros, respecto de
los aspectos que tienen incidencia directa con el fuero interno de las personas. Por lo tanto su
fuerza vinculante está dada por parámetros teológicos diferentes a los del derecho en general.

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y los alcances y efectos jurídicos que esta práctica genera desde la


perspectiva del derecho canónico.

2. Metodología de la investigación
Esta es una investigación documental, ya que la investigación
se realiza mediante la recopilación, selección, lectura y crítica de va-
riados textos que referencia la temática central del proyecto5. Igual-
mente es de carácter descriptivo, en el entendido de que se trata de
describir las características más importantes del objeto de estudio
con respecto a su aparición y comportamiento, o buscar describir
las maneras o forma en que este se parece o diferencia de él mismo
en otra situación o contexto determinado, con esta se busca también
plantear nuevas investigaciones y para desarrollar formas más ade-
cuadas de enfrentarse a temas semejantes en proyectos futuros6.

También se diseña el proyecto en la línea de la investigación


explicativa, pues desde este punto de vista la investigación permite
ir más allá queriendo encontrar una explicación del fenómeno en
cuestión, para lo cual busca establecer, la naturaleza de la relación
entre uno o más efectos o variables dependientes y una o más causas
o variables independientes.

La investigación explicativa es más estructurada y proporciona


un ‘sentido de entendimiento’ del fenómeno en estudio, a partir de
sus causas y no a partir de una mera correlación estadística verificada
con otras variables7.

5 Ávila Baray, Héctor l. (2006). Introducción a la Metodología de la investigación. Cuauhtémoc:


Instituto Tecnológico de la ciudad de Cuauhtémoc.
6 Sin autor (s. f.). Métodos de investigación. Disponible en www.psicol.unam.mx/Investiga-
cion2/pdf/METO2F.pdf
7 Cazau, Pablo (2006). Introducción a la investigación en ciencias sociales, Buenos Aires. Dispo-
nible en http://alcazaba.unex.es/asg/400758/materiales/introducci%C3%93n%20A%2LA%20
investigacI%C3%93n%20en%20CC.SS...pdf

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Lo anterior se realiza bajo el tipo o enfoque teórico cualitati-


vo , estableciendo los diferentes criterios que complementan a las
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demás estructuras, buscando definiciones precisas que comprueben


de manera general lo que se expone en el marco teórico, dando una
explicación a la hipótesis y a la pregunta bajo la cual se desarrolla el
proyecto de investigación, toda la estructura y el análisis de la inves-
tigación se fundamenta mediante un método histórico-descriptivo9,
el cual contiene un nivel de análisis simple y elemental de las varia-
bles conceptuales de los acontecimientos que han sucedido en torno
al problema de investigación, por lo general estos análisis, quedan
reducidos en el planteamiento general del problema, sin ubicarlo en
el contexto total. Se conforman por la suma de datos, sin reconstruir
el objeto en su integridad y no tienen como exigencia confrontar
hipótesis y marcos teóricos, sin que ello signifique obviar los reque-
rimientos metodológicos y técnicos científicos, propios de la investi-
gación dentro de las ciencias sociales10.

3. La maternidad subrogada
Partiendo del eje que da origen al tema tratado, debe tenerse en
cuenta que la asistencia científica para la generación de la vida hu-
mana se puede dar en términos generales, de tres maneras o formas
distintas: a) Inseminación artificial11, b) Fecundación in vitro12, c)
Maternidad subrogada o alquiler de vientres. Solo se analizará la úl-
tima de ellas, por ser el objeto del artículo, que se define en la Juris-
prudencia de la Corte Constitucional Colombiana, específicamente
en la Sentencia T 968 de 2009:

8 Elgueta Rosas, María Francisca y otro, La investigación en ciencias sociales y jurídicas, Edicio-
nes orion Colección Juristas Chilenos, pp. 125, 137 y siguientes.
9 Hernández Sampieri, Roberto (1992). Metodología de la Investigación. México: 1992.
10 Ander-Egg, Ezequiel (1993).Técnicas de investigación social. Buenos Aires: Magisterio del Río
de la Plata.
11 En la Inseminación artificial la mujer recibe por medio científico el semen del varón, será ho-
mologa si es de su pareja o heteróloga si lo recibe de un tercero.
12 En la fecundación in vitro, todo el procedimiento de unir el óvulo y el espermatozoide se hace
en el laboratorio y luego se implanta en la madre gestante.

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El alquiler de vientre o útero, conocido también como materni-


dad subrogada o maternidad de sustitución, ha sido definido por
la doctrina como el acto reproductor que genera el nacimiento de
un niño gestado por una mujer sujeta a un pacto o compromiso
mediante el cual debe ceder todos los derechos sobre el recién
nacido a favor de otra mujer que figurará como madre de éste.
En este evento, la mujer que gesta y da a luz no aporta sus óvu-
los. Las madres sustitutas aceptan llevar a término el embarazo y
una vez producido el parto, se comprometen a entregar el hijo a
las personas que lo encargaron y asumieron el pago de una suma
determinada de dinero o los gastos ocasionados por el embarazo
y el parto.

En esta sentencia se dice que el alquiler de vientre no está regu-


lado ni prohibido, y exhorta a hacer una regulación exhaustiva del
tema13. Desde agosto del 2015 se encuentra en curso en el Congreso
de la República, el Proyecto de Ley 55 –Ley Lucía–, y en su artículo
18 se define la Maternidad Subrogada (Congreso de la República,
2015), acogiendo los conceptos doctrinales previamente recogidos
en sentencias como la citada14.

13 EL artículo 42 de la Constitución Política de Colombia establece: «La familia es el núcleo


fundamental de la sociedad. Los hijos habidos en el matrimonio o fuera de él, adoptados o
procreados naturalmente o con asistencia científica, tienen iguales derechos y deberes. …»
(Subrayado del autor)
14 MADRID, 18 Mar. 16 / 12:01 pm (ACI).- Por 16 votos contra 15 la Comisión Europea decidió
que el proyecto sobre vientres de alquiler no pasará al Comité Social y de la Salud de la Asam-
blea Parlamentaria del Consejo de Europa, en la sede de la Comisión Europea en Estrasburgo
(Francia). El proyecto había sido presentado por el ginecólogo transexual, Petra De Sutter,
jefe del Departamento de Ginecología del Hospital de Gante (Bélgica) que ofrece servicios de
vientres de alquiler, planteaba la legalización de los vientres de alquiler sin fines comerciales.
De haberse aprobado, hubiera sido el primer paso hacia la legalización total de la maternidad
subrogada en cualquier circunstancia. El informe planteaba que las madres vientres de alquiler
no reciban ninguna compensación económica. En gran parte de Europa la contratación de
vientres de alquiler está prohibida; se permite en Rusia, Canadá, India y ocho estados de Es-
tados Unidos. En diciembre de 2015 el Parlamento Europeo se había manifestado ya en contra
de esta práctica en la «Relación anual sobre los derechos humanos en el mundo y la política
de la Unión sobre estas materias». Tomado de la página de la Arquidiócesis de Bogotá http://
pnuestrasenoradetorcoroma.arquibogota.org.co/es/noticias/6791-comision-europea-dice-
no-a-vientres-de-alquiler.html

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A su vez la Corte Constitucional en la Sentencia T-528 de 2014,


reconoce expresamente que «el derecho a la reproducción humana se
deriva de los derechos a la libertad y a la autodeterminación, al libre
desarrollo de la personalidad, a la intimidad personal y familiar y a
la libertad para fundar una familia…».

4. La maternidad subrogada
desde la teología y la antropología
Tratándose del matrimonio católico regulado por el Derecho
Canónico, no se puede analizar lo jurídico sin antes entender su di-
mensión teológica y antropológica, pues de allí se derivan los efectos
en lo jurídico y toda consecuencia tiene una causa proporcionada,
que lo diferencia sustancialmente del derecho civil en general.

En lo teológico se debe insistir primero en el origen divino del


hombre y su realidad natural de convivir en pareja y procrear, con-
forme al relato del Génesis:

Entonces dijo Dios15 Hagamos al hombre a nuestra imagen, con-


forme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en
las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo
animal que se arrastra sobre la tierra…; varón y hembra los creó.
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la
tierra y sojuzgadla… (Biblia de Jerusalén, 2002: Gen 1, 26-28),
(Subrayado del autor).

En segundo término, si bien es cierto, por la época en que se


escribió el Antiguo Testamento, no se puede hablar de la maternidad
subrogada como trha, en la Biblia se dan dos relatos sobre la cos-
tumbre aprobada en el derecho mesopotámico, en la que además de

15 Génesis 15, 5-6 «Mira al cielo, y cuenta, si puedes, las estrellas. Pues así, le dijo, será tu
descendencia. Creyó Abram a Dios, y su fe reputósele por justicia». Génesis 21, 1-2 «Y visitó
el Señor a Sara como lo había prometido: y cumplió la promesa que le hiciera. Y así concibió y
parió un hijo en su vejez».

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mostrar la importancia y necesidad de la prole al interior de la fami-


lia, la esposa le podía conceder permiso al esposo para que procreara
con otra mujer, veamos:

Y dijo Saray a Abram Mira, Yahveh me ha hecho estéril. Lléga-


te, pues, te ruego, a mi esclava. Quizá podré tener hijos de ella.
Y escuchó Abram la voz de Saray (Biblia de Jerusalén, 2002:
Génesis 16, 2).
Vio Raquel que no daba hijos a Jacob Ella dijo Ahí tienes a mi
criada Bilhá; únete a ella y que dé a luz sobre mis rodillas: así
también yo ahijaré de ella. Diole, pues, a su esclava Bilhá por
mujer; y Jacob unióse a ella. Concibió Bilhá y dio a Jacob un hijo.
Y dijo Raquel Dios me ha hecho justicia, pues ha oído mi voz y
me ha dado un hijo. (Biblia de Jerusalén, 2002: Génesis 30, 1-6).

La antropología cristiana, desde sus diferentes enfoques, explica


el origen del ser humano, así como la índole natural del matrimonio,
desde la sexualidad y la necesidad de relación y convivencia social.
La realidad biológica o sexual: varón (vir) y mujer (mulier) hace que,
desde el origen, el ser humano, tenga una relación constitutiva y fun-
damental (Moreno, 2007) y que en su alteridad se complementen.

Precisa María Domingo (2002) que «con base en el principio


de carácter antropológico según el cual el hombre es una unidad
compuesta por cuerpo y alma (Gaudium et spes, núm. 14), el acto
conyugal no puede considerarse como un mero hecho biológico»
(Subrayado del autor)16.

La sexualidad, en el matrimonio comprende el {ius in corpus -


ius ad coniugales actus}, o derecho al acto conyugal, por lo que se
constituye en un elemento esencial del matrimonio la cooperación

16 El cuerpo humano no es independiente del espíritu, lo mismo que el espíritu no es indepen-


diente del cuerpo, ya que existe una unidad profunda y una mutua conexión entre ambos (Juan
Pablo II, Discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias, 23 de octubre de 1982, núm.3).

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sexual, y tendrá gran incidencia a la hora de entender la posición de


la Iglesia frente a las Técnicas de Reproducción Humana, descritas
anteriormente.

5. La maternidad subrogada en el Derecho Canónico:


De la teología y la antropología recoge el Derecho Canónico17
la relación entre:

Sexo ----------------- Matrimonio ----------------- Procreación

veamos:

El canon 1055 del Código de Derecho Canónico (1989), que


regula el matrimonio católico reza:

«1. La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer* cons-


tituye entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su mis-
ma índole natural18 al bien de los cónyuges y a la generación19* y
educación de la prole20, fue elevada por Cristo Señor a la dignidad

17 El Derecho Canónico es un ordenamiento jurídico con principios y fuentes propias (Decreto de


Graciano {La 2.a parte contiene la causa matrimonial} y el Corpus Iuris Canonice). El concepto
de persona física en el Código de Derecho Canónico, Canon N.° 96 «Por el bautismo, el hombre
se incorpora a la Iglesia de Cristo y se constituye persona en ella, con los deberes y derechos
que son propios de los cristianos…».
18 «El hombre está naturalmente constituido como varón y mujer, natural es la mutua atracción
y natural es la tendencia a unirse en matrimonio Las exigencias de justicia, los derechos y
deberes entre los cónyuges, el orden justo y adecuado a la condición de personas que regulan
la vida matrimonial, etc., dimanan de la naturaleza humana: no son producto de la cultura, de la
ley positiva o de condicionamientos sociales». (Hervada Javier, Derecho Canónico, Ed. Eunsa,
Pamplona: 1975, p. 385).
19 Canon 1137 «Son legítimos los hijos concebidos o nacidos de matrimonio válido o putativo».
20 «Los hijos son don excelentísimo del matrimonio y contribuyen grandemente al bien de los
mismos padres» (Gaudim Spes N.° 50) ; «Es, por fin, un amor fecundo que no se agota en la
comunión entre los esposos sino que está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas»
(Humanae Vitae, n. 9, Pablo VI) ; «Según el designio de Dios, el matrimonio es el fundamento
de la comunidad más amplia de la familia, ya que la institución misma del matrimonio y el amor
conyugal están ordenados a la procreación y educación de la prole, en la que encuentran su
coronación» (Familiares Consortio, n. 14, Juan Pablo II).

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de sacramento entre bautizados 2. Por tanto, entre bautizados, no


puede haber contrato matrimonial válido que no sea por eso mismo
sacramento». (Hervada, 1975). (Subrayado del autor)21.

Cristian Conen (s. f.), catedrático del Instituto de la Persona y la


Familia de la Universidad de la Sabana; trayendo a colación a Aris-
tóteles, resalta «En el matrimonio también se dan las 4 causas para
identificar una realidad:

1. La material, es decir de qué está hecho el matrimonio católico.


Según su estructura natural es la diversidad sexual; 2. La formal,
que corresponde a la comunión personal de los esposos y al com-
promiso; 3. La causa eficiente que corresponde al acto voluntario
del consentimiento y la 4.ª causa que es la finalidad o sentido del
matrimonio, cuales son el bien de los cónyuges y la procreación».
(Subrayado del autor).

En relación a las trha es pertinente desarrollar dos de las cua-


tro causas enunciadas por ser propias del matrimonio católico, la
heterosexualidad y los fines:

1. En lo material, la índole natural del matrimonio católico con-


lleva necesariamente a la heterosexualidad, en tal sentido para el De-
recho Canónico no son de recibo las trha que pudieran desconocer
dicha heterosexualidad y el acto conyugal en sí mismo al momento
de concebir un hijo.

Monseñor Álvarez Botero (2002) expresa:

Hoy más que nunca, cuando se ha podido separar la sexualidad


de la procreación, es decir concebir la vida fuera del acto sexual

21 El cuerpo humano no es independiente del espíritu, lo mismo que el espíritu no es indepen-


diente del cuerpo, ya que existe una unidad profunda y una mutua conexión entre ambos (Juan
Pablo II, Discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias, 23 de octubre de 1982, núm. 3).

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propio de los esposos con la fecundación artificial, el magisterio


de Juan Pablo II, recogiendo la tradición precedente enseña el
valor profundo del acto sexual con el cual los esposos son una
sola carne y se unen en una íntima comunión de vida y de amor,
según las leyes inscritas por Dios en la naturaleza de las personas
y del mismo acto sexual. … El recurso médico para alcanzar la
fecundidad cuando hay problemas de esterilidad en la pareja, no
podrá jamás sustituir la acción humana, solo podrá ayudar a que
el acto sexual pueda alcanzar el objetivo de la concepción cuando
ya se ha realizado normalmente. Este principio marca una pauta
fundamental para entender el sentido de la procreación dentro del
matrimonio mediante un acto sexual de entrega de los esposos, y
no mediante una acción de laboratorio sustituyendo lo dispuesto
por Dios en la naturaleza humana. (Subrayado del autor)22.

En este punto cabe hacer la precisión etimológica del concepto


del matrimonio, como referente para abordar el tema de la procrea-
ción:

La palabra matrimonio Matrimonium, proviene del Latín (Co-


rral, 1989) matris: genitivo de madre y munus que significa, carga
u oficio23, es decir, que de dicha concepción contempla el –oficio de
madre–, el cual requiere la sexualidad compartida con el padre, que
le permite concebir un hijo, llevarlo en su vientre, parirlo y educarlo
con amor. (Subrayado del autor).

Domingo (2002, p. 94) dice «El acto conyugal tiene dos aspec-
tos o significados: uno “unitivo” y otro “procreativo”. El aspecto
unitivo hace referencia a la relación carnal entre los esposos como

22 El cuerpo humano no es independiente del espíritu, lo mismo que el espíritu no es independien-


te del cuerpo, ya que existe una unidad profunda y una mutua conexión entre ambos (Ibidem)
23 Esta definición se recoge en las Decreto de Graciano –siglo xii – Corpus Iuris Canonice. En la
Suma Teológica de Santo Tomás –siglo xiii – y en Las Siete Partidas del Alfonso X el Sabio del
mismo siglo.

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unión corporal y espiritual entre ambos… y la probabilidad de en-


gendrar vida».

Dentro de los elementos esenciales del matrimonio (C.1101 n.°


2) están el derecho al acto sexual24 y el derecho deber de no hacer
nada contra la prole. Aquí se resalta una vez más la concepción an-
tropológica cristiana, según la cual, el ser humano está dotado de
cuerpo, espíritu y razón, para establecer desde ya, que la sexuali-
dad no satisface solo una necesidad fisiológica25, sino que representa
también la satisfacción de una necesidad emocional que nace de la
psiquis y de la razón que complementan el amor de pareja y su recí-
proca aceptación.

Este complemento unitivo es el que justifica que la impotencia


«coeundi» (cópula) sea un impedimento para contraer matrimonio
católico, tal como lo establece el canon 1084, veamos:

Canon 1084 1. La impotencia26 antecedente y perpetua para rea-


lizar el acto conyugal, tanto por parte del hombre como de la
mujer, ya absoluta ya relativa, hace nulo el matrimonio por su
misma naturaleza…

2. Desde una perspectiva teleológica, se identifican dos fines en


la unión matrimonial: primero está el bien de los cónyuges27, que se

24 Pablo II, en su Teología del cuerpo, donde, entre otras cosas se resalta el hecho de que la
sexualidad permite la comunidad en el matrimonio, la pareja es complemento el uno del otro,
sin que con esto se pretenda decir que sean incompletos como individuos.
25 «la Iglesia ha descartado también la actitud opuesta, que pretende separar, en la generación,
la actividad biológica de la relación personal de los cónyuges » (Pío XII, 1956).
26 La impotencia antecedente y perpetua, se predica tanto del varón como de la mujer y la que
genera la nulidad es la coeundi (cópula), y se predica del varón cuando no tiene la suficiente
capacidad de erección, de penetración y una eyaculación ordinaria, y respecto de la mujer cuan-
do no tiene la capacidad suficiente para ser penetrada de recibir el miembro viril y de recibir la
eyaculación ordinaria. Contraio sensu, el varón que se ha hecho la vasectomía doble y la mujer
que carece de todos los órganos postvaginales son potentes, porque la Impotencia generandi o
esterilidad, por si mismas, no anulan el matrimonio (Tomado en parte del Corral, 1989).
27 El Código de Derecho Canónico asumió la Teología del Vaticano II, suprimiendo la jerarquía de
los fines que contemplaba el Concilio de Trento y el CDC de 1917, según la cual su fin constitu-
cional era la procreación.

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desarrolla en el numeral anterior, y el segundo fin del matrimonio


–la procreación–.

Entendida la procreación como la consecuencia de la unión


sexual de los cónyuges, esta puede darse o no. Por esta razón, la
impotencia generandi, también llamada esterilidad, no invalida el
sacramento del matrimonio, tal como lo expresa el canon 1084 del
Código de Derecho Canónico, veamos.

Canon 1084: “… 3. La esterilidad no prohíbe ni dirime el ma-


trimonio, sin perjuicio de lo que se prescribe en el c.109828 (dolo
provocado para obtener el consentimiento del otro cónyuge)29.
(Subrayado del autor).

El Canon 1096 del CDC resalta:

Para que pueda haber consentimiento matrimonial, es necesario


que los contrayentes no ignoren al menos que el matrimonio es
un consorcio permanente entre un varón y una mujer, ordenado a
la procreación de la prole mediante una cierta cooperación sexual
(…). (Subrayado del autor).

Respecto a las trha, como solución a la esterilidad30 la doc-


trina de la Iglesia, es pertinente en relacionar los valores funda-
mentales con las técnicas de procreación artificial humana es dos
sentidos: la primera que afirma que la vida del ser humano está

28 El ocultamiento doloso de la esterilidad puede generar error en el otro contrayente y una posi-
ble nulidad del vínculo matrimonial.
29 Se debe precisar que la esterilidad por sí sola no invalida el matrimonio, pues nadie está obli-
gado a lo imposible, pero si el que la padece la oculta para obtener el consentimiento del otro
y lo hace caer incluso en error sobre esta cualidad, el error y el dolo generado si son vicios del
consentimiento y como tal invalidan el contrato matrimonial.
30 «Los científicos, principalmente los biólogos, los médicos, los sociólogos y los psicólogos,
pueden contribuir mucho al bien del matrimonio y de la familia y a la paz de las conciencias si
se esfuerzan por aclarar más a fondo, con estudios convergentes, las diversas circunstancias
favorables a la honesta ordenación de la procreación humana». (Gaudium et spes 5).

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llamado a la existencia31 y la segunda es la originalidad con que esa


vida es transmitida en el matrimonio. En relación con la transmi-
sión de otras formas de vida en el universo, la comunicación de la
vida de los seres humanos posee una originalidad propia, derivada
del desarrollo de la persona, especialmente de estar de acuerdo con
«las leyes sacrosantas, inmutables e inviolables de Dios, las cuales
han de ser conocidas y respetadas por todos» (Congregación para la
Doctrina de la Fe, 1987).

Los progresos de la técnica científica en reproducción humana


hacen posible en la actualidad, una procreación sin unión sexual,
mediante el encuentro in vitro de células germinales extraídas pre-
viamente del varón y de la mujer, no obstante, tal proceso ser posi-
ble, se entiende desde la perspectiva analizada en este artículo que
por esa sola razón, se constituya en moralmente admisible, a ma-
nera de ejemplo se pregunta ¿si bien son lícitas las intervenciones

31 Gaudium et spes… ¿Qué respeto se debe al embrión humano en virtud de su naturaleza e


identidad? El ser humano ha de ser respetado —como persona— desde el primer instante
de su existencia. Los procedimientos de fecundación artificial han hecho posible intervenir
sobre los embriones y los fetos humanos con modalidades y fines de diverso género: diag-
nósticos y terapéuticos, científicos y comerciales. …. La Iglesia por su parte, en el Concilio
Vaticano II, ha propuesto nuevamente a nuestros contemporáneos su doctrina constante
y cierta, según la cual «la vida ya concebida ha de ser salvaguardada con extremos cuida-
dos desde el momento de la concepción» … «Desde el momento en que el óvulo es fecun-
dado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un
nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no lo ha
sido desde entonces. … Con la fecundación inicia la aventura de una vida humana, cuyas
principales capacidades requieren un tiempo para desarrollarse y poder actuar»... Esta
doctrina sigue siendo válida y es confirmada, en el caso de que fuese necesario, por los
recientes avances de la biología humana, la cual reconoce que en el cigoto* resultante de
la fecundación está ya constituida la identidad biológica de un nuevo individuo humano.
*[El cigoto es la célula resultante de la fusión de los núcleos de los dos gametos]. Cierta-
mente ningún dato experimental es por sí suficiente para reconocer un alma espiritual; sin
embargo, los conocimientos científicos sobre el embrión humano ofrecen una indicación
preciosa para discernir racionalmente una presencia personal desde este primer surgir de
la vida humana: ¿cómo un individuo humano podría no ser persona humana? …«La doc-
trina recordada ofrece el criterio fundamental para la solución de los diversos problemas
planteados por el desarrollo de las ciencias biomédicas en este campo: puesto que debe
ser tratado como persona, en el ámbito de la asistencia médica el embrión también habrá
de ser defendido en su integridad, cuidado y sanado, en la medida de lo posible, como
cualquier otro ser humano» (Subrayado del autor).

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terapéuticas sobre el embrión humano, de cualquier modo y desde


la vista ética es aceptable? A lo cual se contesta que es aceptable
mientras el embrión humano tenga incólume su vida e integridad,
así como no exponerlo a riesgos desproporcionados, y cuyo fin
de la intervención sea la mejora de sus condiciones de salud o su
supervivencia individual. (Congregación para la Doctrina de la Fe,
1987).

Por su parte la Academia Pontificia para la Familia (2004) ha


afirmado que para que una pareja heterosexual tengan hijos, «con-
viene que el comprensible y lícito “deseo de un hijo” no se transfor-
me en un pretendido “derecho al hijo”, incluso “a toda costa”, a lo
cual se está de acuerdo pues el hijo o hija no puede considerarse un
“objeto del deseo”, y bajo modo alguno pueden lícitamente desde
la vista canónica determinar ese inicio de reproducción humana
mediante el encargo de “hacerla” en un laboratorio, “a manos de
técnicos que nada tienen que ver con la pareja misma”, de esta
manera se puede afirmar que son admisibles las técnicas que se
configuran como una ayuda al acto conyugal y a su fecundidad
(Lacadena, s. f.), no obstante el respeto de tres bienes fundamen-
tales: 1) el derecho a la vida de cada persona, 2) la integridad física
de cada ser humano, y 3) la unidad del matrimonio a través del res-
peto reciproco de los cónyuges» (Congregación para la Doctrina
de la Fe, 1987).

Es una realidad que parejas que han celebrado el sacramento


del matrimonio, ante el hecho de presentarse impotencia generandi
en alguno de los cónyuges, han acudido a las Técnicas de Repro-
ducción Humano Asistidas, y hoy día tienen hijos gracias a estas
técnicas todo lo cual queda en el fuero interno relativo a la inten-
ción y el deber moral de los mismos.

Se hace énfasis en la incidencia jurídica que dichas técnicas


eventualmente pueden tener en el matrimonio católico. Ya se expli-

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có que la Impotencia coeundi32 antecedente y perpetua es un impe-


dimento dirimente que invalida y que la esterilidad por sí sola no
invalida el matrimonio.

Otro aspecto a tener en cuenta es la Simulación, que en Derecho


Canónico tiene una naturaleza propia y diferente a la del Derecho
Civil. El CDC establece en el numeral 2.° del canon 1101:

… Pero si uno de los contrayentes, o ambos, excluye33 con un


acto positivo de la voluntad el matrimonio mismo34, o un ele-
mento esencial del matrimonio o una propiedad esencial, contrae
inválidamente.

Si se excluye, previamente al matrimonio, un elemento o una


propiedad esencial del mismo, se está en presencia de una Simula-
ción parcial, que habrá invalidado el sacramento, al respecto y en
desarrollo del canon citado anteriormente, María Domingo (2002)
precisa que:

… las trha tienen una incidencia jurídica en el ámbito de la


Simulación parcial por exclusión del bien de la prole … los con-
trayentes que deciden recurrir a la procreación artificial tienen
ciertamente la intención de tener hijos, a pesar de lo cual cabe que
excluyan el bien de la prole si, junto con esa voluntad35, concurre

32 Si el matrimonio no se consuma (Canon 1061: El matrimonio válido entre bautizados se llama


solo rato, si no ha sido consumado…). Cabe estudiar dos posiciones frente al vínculo ma-
trimonial. 1.a El vínculo matrimonial, siendo válido, sería objeto de disolución, conforme al
Canon 1142: «El matrimonio no consumado entre bautizados, o entre parte bautizada y parte
no bautizada, puede ser disuelto con causa justa por el Romano Pontífice ; 2.a posición, Es
la ya expuesta de que el matrimonio es invalido, dado que la impotencia si es antecedente y
perpetua es un impedimento que genera la nulidad, conforme a lo explicado anteriormente.
33 La Simulación requiere o necesita un acto positivo previo al matrimonio de rechazo o intención
de no obligarse: Exclusión de 1.- la prole (comprende el acto para procrear). 2.- de la unidad
(fidelidad); 3.- de la indisolubilidad; 4.- de la sacramentalidad.
34 La exclusión del matrimonio en sí, genera Simulación total y no es del caso del presente estudio.
35 Canon 1101. 1. El consentimiento interno de la voluntad se presume que está conforme con las
palabras o signos empleados al celebrar el matrimonio. Canon 1057: El matrimonio lo produce
el consentimiento de las partes legítimamente manifestado entre personas jurídicamente hábi-
les, consentimiento que ningún poder humano puede suplir

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la intención previa a la emisión del consentimiento conyugal, de


que el proceso procreativo transcurra fuera de sus bases natura-
les36… y causar por lo tanto, la nulidad del matrimonio …

Explica el padre Héctor Serrato (2004) «Toda doctrina jurídica


sobre la simulación en el matrimonio y toda norma canónica a este
respecto tienen su origen en los principios que se contienen en el ca-
non 1057: es el consentimiento de los contrayentes el que produce el
matrimonio. Este consentimiento no puede ser suplido por nadie».

Se da la simulación parcial porque el consentimiento es un ele-


mento de validez como en cualquier contrato, pero más aún, tratán-
dose de un pacto conyugal que contiene obligaciones personalísimas,
por lo que «la ley humana no puede reconocer un matrimonio como
válido si existe algún vicio que lo haga nulo por derecho natural, a
causa de defecto o vicio sustancial en el consentimiento naturalmen-
te suficiente» (Código de Derecho Canónico, 1989).

Santo Tomás (s. f.), dirá además, corroborando lo dicho antes


por Aristóteles, que «la causa del matrimonio es el pacto conyugal»37.

Explica Veira (1975) en la simulación parcial se encuentran tres


hipótesis diferentes:

1) Exclusión de todo derecho al acto conyugal, expresión legal


con la que se alude a la exclusión del llamado bien de la prole (in-

36 Sentencia Laurence De Lanversin, del 26 de enero de 1994. «Bien de la prole … 11. … En


efecto, el bien de la prole se refiere tanto al derecho a los actos de suyo aptos para la gene-
ración (can. 1061 § 1 CIC), como al otro fin al cual por su naturaleza se ordena el matrimonio
(can. 1055 § 1 CIC). Pero esto se ha de entender y analizar correctamente en la doctrina canó-
nica. Pues el matrimonio « no confiere a los cónyuges el tener hijos, sino que da el derecho
a los actos naturales que se han de poner, que de suyo se ordena a la procreación» (Congreg.
Para la Doctrina de la Fe. Bonum Vitae, 22 de febrero de 1987, en AAS, vol. xxxv, p. 97)…
Subrayado del autor
37 Dice que hay tres cosas en el matrimonio que no deben confundirse: La causa del matrimonio,
que es el pacto conyugal; su esencia, constituida por el vínculo; y sus fines, que son la procrea-
ción y educación de la prole, la regulación del instinto sexual y la mutua ayuda.

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tentio contra bonum prolis); 2) Exclusión de la fidelidad (intentio


contra bonum fidei); 3) Exclusión de la indisolubilidad (intentio
contra bonum sacramenti)… Exclusión de la prole, tiene lugar
cuando, de la manera que dijimos se excluye [todo derecho al acto
conyugal] (Subrayado del autor).

La relación que existe entre la necesidad canónica de la relación


sexual y el bien de la prole, se encuentra de forma expresa en el canon
1096 que reza:

Para que pueda haber consentimiento matrimonial, es necesario


que los contrayentes no ignoren al menos que el matrimonio es
un consorcio permanente entre un varón y una mujer, ordenado
a la procreación de la prole mediante una cierta cooperación se-
xual... (Subrayado del autor).

Monseñor Darío Álvarez (2002), comenta: «La jurisprudencia


canónica ha asumido la norma sobre la exclusión del consentimiento
tal como lo establece el can. 1101 y 2. Aplicándolo en las múltiples
sentencias de nulidad que se han producido en los últimos años»

Sentencia c. Burke Mediolanen, 19-10.1995 … explica que se da


la simulación a pesar de la manifestación externa conforme a lo
que enseña el Legislador se excluye un elemento o una propiedad
esencial con plena libertad, y pone por ejemplo la exclusión de la
donación sexual dentro del consentimiento matrimonial…

El presente estudio no se ocupa de la exclusión, por el hecho de


no desear tener los hijos, sino de la hipótesis que implica tenerlos, a
través de las trha, específicamente por medio de la «Maternidad
subrogada», en la que, se practica la inseminación artificial a la ma-
dre que alquila o presta su útero, por excluir previamente38, el acto

38 Si la práctica de la maternidad subrogada, se acuerda por los cónyuges después de casados,


no estamos en presencia de la simulación que es causal de nulidad del matrimonio.

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conyugal, según lo ya manifestado en su momento, sobre el «bien


de los cónyuges», en relación a la necesidad del acto sexual, como
participación requerida, según el derecho natural, para concebir el
hijo. Cabe analizar aquí dos supuestos:

1. Que se trate de una práctica homóloga, donde el óvulo y el


esperma, sean de los mismos cónyuges y que la madre de
alquiler solo preste su vientre.
2. Que se trate de una práctica heteróloga, donde haya parti-
cipación de un tercero ajeno al matrimonio, como sería el
caso de que la madre sustituta solo recibe el esperma del
esposo de la pareja que serán los padres que criarán ese hijo.

Conforme al Derecho Canónico, en el primer caso, aun siendo


el material genético de ambos cónyuges, el hecho de no cumplir
con el requisito de lo «unitivo»39, que como se explicó, conlleva los
actos sexuales (Álvarez, 2002)40, propia del «bien de los cónyuges»
como inicio de lo «procreativo», es decir que se excluye de ese mis-
mo modo, el bien de la prole.

En el segundo caso, se complica aún más el tema, porque al en-


trar a ser un tercero, dueño, por decirlo de alguna manera, del mate-
rial genético, se excluye además una de las propiedades esenciales del
matrimonio, cual es la «unidad», que implica que, en el matrimonio
católico, los hijos son fruto de la unión sexual del hombre y de la
mujer (monogamia) que contrajeron dicho sacramento.

En este punto se debe aclarar que la Simulación parcial que pue-


den generar las trha, para el Derecho Canónico, parte del hecho
de un consentimiento viciado, ya que previamente al matrimonio,

39 Canon 1151 «Los cónyuges tienen el deber y el derecho de mantener la convivencia conyugal».
40 Sentencia Coram Palazzini, 1971 «El amor conyugal se sostiene con los actos sexuales, que
mantienen y expresan el sentido de la donación ». Tomado del libro de monseñor Darío Álvarez
Botero, citado.

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se pudo haber tenido la intención expresa, ya sea, de no tener hijos


o de tenerlos solo por la vía de dichas técnicas, excluyendo de esta
manera, lo unitivo de la unión conyugal, explicada al comienzo del
artículo. Si la maternidad subrogada, así como cualquier otra trha
se da en desarrollo del matrimonio, no cabría la simulación como
causal de nulidad antes explicada, ya que cabe reiterar que las cau-
sales de nulidad se predican de hechos o circunstancias anteriores o
concomitantes a la manifestación del consentimiento matrimonial,
no después.

Hay otro tema que es pertinente mencionar aun cuando no se


desarrolle en este momento y es que en cualquier evento de la uti-
lización de las trha, el hijo resultado de la misma, que sea tenido
como tal por los esposos, conforme a la legislación canónica, segui-
ría teniendo la calidad de legítimo, pues el canon 1137 del cdc reza:
«Son legítimos los hijos concebidos o nacidos de matrimonio válido
o putativo41». Otros aspectos que pueden ser objeto de estudio en
relación al tema, son los vicios del consentimiento por error, dolo o
ignorancia.

Respecto a la posibilidad de los esposos de celebrar un contrato


civil que regule la maternidad subrogada, cabe tener en cuenta lo
consagrado en el canon 1290 del cdc:

Lo que en cada territorio establece el derecho civil sobre los con-


tratos, tanto en general como en particular, y sobre los pagos,
debe observarse con los mismos efectos en virtud del derecho
canónico en materias sometidas a la potestad de régimen de la
Iglesia, salvo que sea contrario al derecho divino o que el derecho
canónico prescriba otra cosa.

41 «recibe el nombre de putativo el matrimonio inválido, si por lo menos uno de los dos cónyuges
ha procedido de buena fe y hasta que los dos conozcan con certeza la nulidad. (Hervada, 1975,
p. 392).

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6. Conclusiones
La mayoría de escritos sobre las trha dirigen su mirada ha-
cía los derechos de los adultos de procrear, pero existe otra mirada
que debe considerarse y es hacia los seres humanos –que se van
a procrear–. Es claro que en las legislaciones civiles se es persona
con derechos a partir del hecho físico del nacimiento, así antes se
reconozcan las expectativas de esos derechos, pero para la doctri-
na cristiana y el Derecho Canónico, teniendo en cuenta también
el derecho y esencia de la procreación para los padres, es de mayor
importancia el ser humano que se concibe, el cual tiene derechos
desde su concepción y de ahí el enfoque y efectos dados a las
trha.

Aún si se parte de la procreación como propiedad esencial en


el matrimonio católico y derecho de los cónyuges, la unicidad y
cooperación sexual no se puede excluir voluntariamente al momen-
to de expresar el consentimiento matrimonial pues esto genera la
simulación parcial dentro del Derecho Canónico.

Debe resaltarse que las trha son medios no fines, que el ser
humano debe ser mirado siempre como sujeto de derechos y no
como «objeto» de derecho y que independientemente de que las
legislaciones civiles de los países dicten leyes que legalicen la prác-
tica de las trha , los cristianos deben tener en cuenta, que para el
Derecho Canónico, los hijos deben ser fruto de un proyecto propio
del amor conyugal y no solo de realización de vida personal.

Como lo expresó Juan Pablo II (1995) «La vida siempre será


un bien», pero está claro que para la doctrina cristiana, involucrar
a un tercero en el proceso de gestación, como sucede en la ma-
ternidad subrogada, ya sea que se alquile solo el vientre o que se
contrate además el óvulo de la mujer, rompe el esquema conyugal
canónico, y esto genera en el orden civil y familiar, problemas jurí-

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dicos que ya se evidencian en el mundo entero, como es el caso de


la mujer que alquila su vientre y se niega a «entregar al hijo» que
fue objeto del contrato.

También debe tenerse en cuenta que en el ámbito internacional


como en el Derecho Colombiano se reconoce que prima el interés
superior del niño42 sobre el derecho de los padres y por lo mismo
estos gozan de protección especial, así se recoge en la Declaración
de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, el principio
N.° 2 que establece: «El niño gozará de una protección especial y
dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por
la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, men-
tal, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal,
así como en condiciones de libertad y dignidad. Al promulgar leyes
con este fin, la consideración fundamental a que se atenderá será el
interés superior del niño» (Subrayado del autor).

Tanto la Iglesia como los Estados en sus Constituciones pro-


claman el Derecho del niño a tener identidad43 y una familia; esto
implica «el conocimiento de sus padres biológicos». Esa es la razón
por la que en la Investigación o Impugnación de la Paternidad y
Maternidad, al hijo nunca le prescribe el término para iniciar las ac-
ciones44 tendientes a conocer su verdadera filiación, por eso mismo
también se le permite al hijo adoptivo levantar la reserva del trámi-
te y proceso en que se dio la adopción, así sea solo para conocer a
sus padres biológicos.

42 Sentencia T 844 de 2011 Principio del Interés Superior del menor de 18 años: «La calidad de
sujetos de especial protección constitucional de los niños, las niñas y adolescentes, deviene
del (i) artículo 44 Superior que establece que sus derechos prevalecen sobre los derechos de
los demás, y del (ii) marco internacional, que consagra el principio del interés superior de los
menores de dieciocho años. …».
43 Art. 25 Código de la Infancia y la Adolescencia: «Los niños, las niñas y los adolescentes tienen
derecho a tener una identidad y a conservar los elementos que la constituyen como el nombre,
la nacionalidad y filiación conformes a la ley. …». Subrayado
44 Art. 217 del Código Civil, Modificado por el art. 5. ° de la Ley 1060 de 2006: «El hijo podrá
impugnar la paternidad o la maternidad en cualquier tiempo».

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No se debe olvidar que los hijos siempre querrán saber su origen


e identidad, por lo que se termina este artículo con lo expresado por
Pablo: «Todo me es lícito, pero no todo conviene, todo me es lícito,
pero no todo edifica. Ninguno busque su propio bien sino el de
otro» (1 Co 23,24).

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