Etica Tema Sesión 2

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Etica y Filosofía

Universidad Nacional de Ingeniería Ética y Filosofía Política

Política
Dr. RILDO CAMPANA AÑASCO

La moral y la moralidad
Semana 2

El taller del pintor por el francés Gustave Courbet. Está realizado al óleo sobre lienzo.
Mide 359 cm de alto y 598 cm de ancho. Fue pintado en 1855, encontrándose
actualmente en el Museo de Orsay de París, Francia.

UNIVERSIDAD NACIONAL DE INGENIERÍA


Semana 2 | 15 Facultad
R I L Dde
O Ingeniería
C A M P A N A Industrial y de Página
Sistemas
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Universidad Nacional de Ingeniería Ética y Filosofía Política

LA MORAL Y LA MORALIDAD

Moral

La palabra «moral» tiene su origen en el término latino mores, cuyo significado es "costumbre".
Moralis (latín mos = griego "costumbre"). Por lo tanto, «moral» no acarrea por sí el concepto de
malo o de bueno. Son, entonces, las costumbres las que son virtuosas o perniciosas. La moral
podría definirse también como «la suma total del conocimiento adquirido con respecto a lo más
bueno a lo que una persona se apega».

El hombre a través de su vida va realizando actos, la repetición de los actos genera


"hábitos" y determinan, además, las "actitudes". El hombre, de este modo, al vivir se hace a sí
mismo. El carácter como personalidad es obra del hombre, es su tarea moral, es el cómo
"resultará" su carácter moral para toda su vida.

La moral también es identificada con los principios religiosos y con los valores que una
comunidad está de acuerdo en respetar. La moral es el conjunto de principios de conducta que
adquirimos por asimilación de las costumbres y valores de nuestro ambiente. Ejemplo: La
Familia, la Escuela y la Iglesia. También se refiere a las normas que nos imponen en esos
ambientes, pasivamente y sin cuestionamientos antes de adquirir nuestro uso de razón.

La moral es un fenómeno subjetivo, pues la mayoría de sus reglas no es un resultado de la


necesidad objetiva y la racionalidad. Las reglas morales son acerca de cómo vestirse, dónde y hasta
cuánto uno puede desnudar el cuerpo, qué giros de lenguaje son decentes y los que no lo son, de
qué uno debe sentirse avergonzado, lo que es “costumbre” hacer y lo que no lo es, etc.

La palabra moral se refiere, sin duda, a un rasgo central de la vida humana. Pero, ¿en qué
consiste? Esta pregunta parece tan difícil, porque nos vemos confrontados con aspectos
aparentemente contradictorios, y esto en varios niveles. El primero es que moral es solo una
palabra. ¿Cómo podemos entendernos uno al otro cuando usamos esta palabra sin negar
dogmáticamente que puede ser entendida de otras maneras? Segundo, aun cuando convenimos
entenderla de una manera, como refiriéndose a una estructura, parece que esta estructura formal
puede ser llenada por diferentes contenidos, ¿cómo podemos hablar de la moral en singular a
pesar del relativismo que existe entre diferentes sistemas morales? Tercero, por un lado, la moral
parece ser algo dado, por el otro, queremos poder preguntar, ¿cómo deberíamos entenderla?

Se toma como punto de partida la manera como la palabra se usa en la etnología: la moral
de una sociedad consiste en aquellas regularidades en el comportamiento de sus miembros que
están basadas sobre presión social. Una moral es el sistema de normas sociales bajo las cuales los
individuos se ven por toda su vida. Se dice "por toda su vida" para distinguir un tal sistema de
normas de aquellos otros sistemas normativos que constituyen las reglas de un juego. En un juego,
el individuo puede decidir libremente si quiere participar o no. Una moral en cambio restringe el
ámbito de libertad de aquellos que se consideran ser miembros de esta comunidad moral ellos
creen que tienen que someterse a estas normas — pero ¿por qué? Un sistema de reglas morales
existe solamente si aquellos que lo aceptan consideran justificadas dichas reglas.

A cada moral en este sentido pertenece también un concepto de buena persona. Una
persona es buena en el sentido moral cuando se comporta de la manera en que esto es exigido
recíprocamente por los miembros de la sociedad moral. Esta exigencia recíproca se expresa en un
tipo de oraciones de deber. ¿En qué tipo? Para darse cuenta del sentido de un deber parece
siempre útil preguntarse: ¿qué sucede cuando la persona que debe actuar de esta manera no lo
hace? En el caso de la moral, cuando alguien no actúa de la manera en que es exigido
recíprocamente, surge presión social, y lo que esto significa parece ser que la persona se ve
expuesta a la indignación de los otros miembros de la sociedad. Si la persona se considera como

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un miembro de esta sociedad moral, ella también reaccionará _ con indignación cuando otros
actúen así, y esto implica que en su propio caso ella interioriza la indignación de los otros, se siente
culpable. Este tipo de deber, que consiste en exigencias recíprocas, no se podría entender si,
cuando estas reglas son violadas, no hubiera una sanción. Esta sanción consiste precisamente en
los sentimientos complementarios de indignación y culpa.

Una moral en este sentido, es un sistema de exigencias recíprocas que están expresadas en un tipo
de oraciones de deber. La obligación expresada en estas oraciones se basa en los sentimientos de
indignación y culpa. Cada sistema tiene un concepto de buena persona, y el sistema tiene que ser
considerado por los miembros de la comunidad como justificado. Lo que se llama sociedad moral
está definido por el conjunto de personas que aceptan estas normas, es decir, están dispuestas a
los sentimientos correspondientes y consideran las normas como justificadas.

Una norma es un imperativo general y una norma moral un imperativo general recíproco. No
tiene sentido hablar de la justificación de un imperativo, pero sí tiene sentido justificarlo a una
persona a la cual está dirigido, porque entonces tiene sentido mostrarle que él tiene una razón
para aceptarlo. Si es un imperativo recíproco, los individuos tendrían que ser capaces de
justificarlo recíprocamente uno al otro, y como no es un imperativo singular sino una norma, la
justificación tiene que consistir en mostrar que cada individuo tiene una razón para aceptar la
norma, y esto significa estar dispuesto a los sentimientos de indignación y culpa hacia ella.

En el caso de niños chicos los padres son la autoridad. Ahora, cuando una moral tiene en su
totalidad una estructura autoritaria, la justificación tiene en general un sentido religioso. En el
cristianismo, por ejemplo, las normas morales son los mandamientos de Dios. En todos los casos
de justificación moral nos podemos ilustrar la manera de justificación por la manera como los
padres contestarían la pregunta de su niño sobre ¿por qué debemos actuar de esta manera?
Contestarían los padres dentro de la tradición cristiana, porque somos hijos de Dios, esto es parte
de nuestra identidad y Dios promulgó estos mandamientos.

Ahora, una justificación religiosa presupone un acto de creencia, además, el niño podría
preguntar: ¿el sistema moral es bueno porque Dios lo manda o lo manda Dios porque es bueno?
Si los padres contestan que Dios manda solo lo que es bueno, esto significa que lo que define a
una buena persona tiene que ser justificado independientemente del mandamiento divino. En
este caso la concepción religiosa conduce de por sí a la justificación recíproca. Pero la justificación
autoritaria nos ayuda a entender por qué en la historia ha habido un número tan grande de
morales diversas.

Moralidad

Sobre el origen de la moral dice De Waal1 que básicamente hay dos corrientes de pensamiento:
una considera que la moralidad es una innovación cultural propia de la especie humana. No
considera las tendencias morales como propias de la naturaleza humana. Son una elección, pero
en el fondo no somos verdaderamente morales. Es La teoría de la capa De Waal originada en las
ideas de Thomas Henry Huxley: “La moralidad es un revestimiento cultural, una fina capa que
oculta una naturaleza egoísta y brutal”2.

La otra corriente, a contrario sensu, sostiene que la moralidad es el resultado de la


prolongación directa de los instintos sociales que son comunes a otros animales. No es una
decisión personal nacida en un momento histórico concreto, sino el resultado de la evolución
social. El sustento de esta concepción es la teoría de la evolución de Darwin. Esa moralidad se
hace evidente hasta en los animales que cooperan entre sí, muestran lealtad y se ayudan. Esta

1
DE WAAL, Frans. Primates y filósofos. La evolución de la moral del simio al hombre. Barcelona: Paidós, 2007, pp. 30–50.
2
Ibid., p. 31.

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conducta se observa con mayor razón en los seres humanos al mostrar sentido de la justicia,
tolerancia, empatía.

En medio de las dos concepciones extremas dice De Waal hay una visión integral que
incluye a los animales y los humanos; a la evolución y a la cultura. Es el rompimiento de la cultura
dualista cuyo representante fue Edward Westernmarck (1862-1939) que rescata una tradición
filosófica fundamentada en la moralidad como esencia misma y deseo natural de los seres
humanos. Son de la esencia de la moral innata las emociones retributivas que van más allá del
ajuste de cuentas e incluyen actitudes y acciones positivas como la gratitud y la colaboración.

En este sentido, existe una gramática moral con la cual nacemos y el medio ambiente
influye, pero no hace nada sin la base innata. Los juicios morales no proceden de la religión, la
familia, el Estado u otras instituciones, sino que es un instrumento milenario de supervivencia
heredado que ha permitido que la sociedad progrese. Si bien, por ejemplo, en las religiones, y en
general en las diferentes culturas, existen notables diferencias todas tienen como común
denominador unos principios comunes a todos los humanos que son transversales a sus juicios
morales.

Hauser3 sostiene que existen unos universales morales que rigen en los humanos las
decisiones y juicios, para distinguir el bien y el mal. Estos principios morales universales se ubican
en un espectro así:

a) En un extremo, una posición innatista que habla de la existencia de reglas o normas


morales precisas en la persona al nacer. Desde entonces se sabe que es reprochable hacer
el mal y que hacer el bien está mejor.

b) En el otro extremo, la idea de que la facultad moral es solo formal, carece de contenidos,
pero dota de un dispositivo con capacidad para adquirir normas morales; es decir, no hay
reglas ni contenidos, sino procesos generales, para adquirir lo que la educación ofrezca.

c) En el centro, la posición intermedia. Se nace con reglas o principios abstractos en los


cuales la educación gradúa los parámetros y guía hacia la adquisición de sistemas morales
particulares. Con fundamento en esta propuesta intermedia es que Hauser plantea su
tesis: “…hay algo en el cerebro que nos permite adquirir un sistema de normas morales”4
y ese sistema se adquiere con la educación y se dan con las variantes propias de cada
cultura

Con esta misma orientación otros autores han argumentado que Los seres humanos
nacemos con habilidades rudimentarias, como la empatía, que son los cimientos de nuestra
inteligencia moral. Antes de que tengamos dos años, ayudamos naturalmente a quienes tienen
algún inconveniente, y a los cuatro o cinco años tenemos una clara idea de lo que nuestros padres
y allegados piensan que es bueno o malo. Nuestro hardware moral está instalado a priori y las
actuaciones llegan en línea, con rapidez asombrosa.

Veamos ahora qué ocurre con nuestro software moral, es decir, el contenido de la brújula
moral que nos guía para tomar decisiones morales. Si dos personas comparan su software moral,
encontrarán que una parte de él es idéntica, mientras que otros aspectos son específicos, se
relacionan con la cultura o la familia en la que crecimos5. Si nacemos con unos dispositivos

3
HAUSER, Marc. La mente moral. Cómo la naturaleza ha desarrollado nuestro sentido del bien y del mal. Barcelona: Paidós, 2008,
p. 26.
4
Ibid., p. 204.
5
LENNICK, Doug y KIEL, Fred. Inteligencia moral. Bogotá: Aguilar, 2006, pp. 81–82.

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morales a los cuales la educación y la cultura les dan contenido es importante entonces recordar
qué es la cultura y la educación.

La cultura “son todas las manifestaciones de la vida de una comunidad: su lengua, sus
creencias, sus usos y costumbres, su indumentaria, sus técnicas y, en suma, todo lo que en ella se
practica, evita, respeta y abomina”6. No obstante, esta definición la critica el mismo Vargas como
light, porque la cultura debe ser “entendida no como un mero epifenómeno de la vida económica
y social, sino como realidad autónoma, hecha de ideas, valores estéticos y éticos, y obras de arte y
literarias que interactúan con el resto de la vida social y son a menudo, en lugar de reflejos, fuente
de los fenómenos sociales, económicos, políticos e incluso religiosos”.

Cultura es cultivo, es proceso que da frutos. Muchas definiciones se pueden encontrar:


“Diseño para vivir”, “comprensiones compartidas que las personas usan al coordinar sus
actividades” o “un patrón de vida que es adquirido mediante el aprendizaje”7. En relación con los
elementos de la cultura todos los grupos de personas tienen sus propios estilos de vida, sus
distintas maneras de vivir juntos, el diseño total de vida transmitido, mediante el aprendizaje de
generación en generación y que tiene elementos comunes llamados por Brown8 “universales
humanos” entendidos como valores específicos y creencias comunes en todas o la gran mayoría
de las culturas como la prohibición del incesto y el canibalismo.

El origen, de los elementos universales dicen Gelles y Levine9 ha sido duramente debatido,
pero los científicos sociales están de acuerdo en que todas las culturas tienen seis elementos
principales:

1) Creencias (explicaciones compartidas de experiencia, ideas comunes sobre cómo opera


el mundo),
2) Valores (criterio de juicio moral, estándares compartidos de lo que es correcto, deseable
y digno de respeto),
3) Normas y sanciones (pautas específicas para el comportamiento, reglas sobre lo que
las personas deben o no deben hacer, decir o pensar en una situación determinada),
4) Símbolos (representaciones de creencias y valores o imágenes, objetos o sonidos que
pueden expresar o evocar un significado),
5) Lenguaje (sistema de comunicación simbólica) y
6) Tecnología (conjunto de conocimientos prácticos e instrumentos que refuerzan la
efectividad del trabajo humano y modifican el medio ambiente para el uso humano).

La Educación “es un proceso de formación permanente, personal, cultural y social que se


fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y
de sus deberes”10. El ser humano puede desarrollar toda su capacidad moral. Ese desarrollo está
en función de la educación con el significado más amplio de sus posibilidades: educación formal,
educación para el trabajo y el desarrollo humano, y la educación informal. Los valores se
fortalecen y definen, mediante una continua interacción con los otros, para fortalecer la identidad
personal, adquirir habilidades profesionales y personales para la vida y la convivencia.

La educación debe formar y sobre todo transformar al ser humano para enfrentar con éxito
los inevitables conflictos de la vida, en este mundo tan multicultural y diverso. Hay que recordar

6
VARGAS LLOSA, Mario. La civilización del espectáculo. Bogotá: Alfaguara, 2012, p. 35.
7
GELLES, Richard y LEVINE, Ann. Op. cit., p. 88.
8
BROWN, Donald. Human universals. Filadelfia: Temple University Press, 1991. Citado por LENNICK, Doug y KIEL, Fred. Op. cit.,
p. 64.
9
GELLES, Richard y LEVINE, Ann. Op. cit., pp. 91–98.
10
REPÚBLICA DE COLOMBIA - CONGRESO DE COLOMBIA. Ley 115 de 1994. Ley general de educación. Diario Oficial, 1994,
número 41.214. Artículo 1.

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que entre los fines de la educación están el desarrollo integral de la persona, formar en los valores
que sustenten la convivencia civilizada dentro de un régimen democrático, enseñar a aprender,
creando hábitos intelectuales y metodologías de trabajo científico, impartir una formación
humanística, científica, técnica, histórica y estética, capacitar efectivamente para el desempeño
de oficios y profesiones, formar para la participación activa en lo social, lo económico y lo cívico,
formar para la convivencia y la cooperación entre los pueblos.

Aprovechar la educación y la herencia es un imperativo si se aspira a formar y fortalecer


sociedades más justas y democráticas, para lo cual es necesario tener en cuenta que:

Toda la evidencia acumulada en las últimas décadas indica que los valores asumidos por los
individuos humanos son el resultado de la combinación de tendencias innatas y aprendizaje. La
mayor parte, con gran diferencia, se adquiere por observación y adoctrinamiento por parte de otros
miembros del grupo cultural. Pero parece que los individuos varían mucho en su capacidad de
asimilar las normas morales de su grupo. Esta capacidad innata para adquirir normas éticas y adoptar
conductas éticas es la contribución crucial de la herencia11.

La acción moral

Es cualquier acto que haya sido ejecutado obedeciendo a los mandatos de las leyes
morales. Por tanto, no todas las acciones humanas son susceptibles de recibir una cualificación
moral. En este sentido, desde el punto de vista ético el estornudar no puede merecer ninguna
valoración moral propiamente dicha, salvo que lo hagamos encima de una persona para
fastidiarla, con lo cual lo valorable moralmente sería nuestra intención de dañar a esa persona,
no el acto de estornudar en sí.

En la función de fundamentación de la ética está la respuesta a la pregunta: ¿por qué nos


comportamos moralmente? Muchas respuestas se han dado y aquí se pondrán en evidencia las
que sustentan el origen innato de la Moral:

El origen del sentimiento moral, sin embargo, es empírico, y natural, aunque luego
medie el “artificio” para mejorar y fortalecer ese sentimiento de empatía que, como afirma
Adam Smith, es experimentado por todos los seres humanos: por más egoísta que quiera
suponerse al hombre, evidentemente hay algunos elementos en su naturaleza que lo hacen
interesarse en la suerte de los otros de tal modo que la felicidad de éstos le es necesaria,
aunque de ello nada obtenga, a no ser el placer de presenciarlo 12.

Así como se ha dicho que estamos irremediablemente condenados a ser libres, también
puede decirse que estamos predispuestos a ser morales:

Todos los hombres son inevitablemente morales –han dicho con acierto dos filósofos tan
nuestros como Xavier Zubiri y José Luis Aranguren-, pero no son iguales a lo largo del
tiempo y a lo ancho de las culturas los contenidos de esa moralidad, sino que se suceden
los personajes admirados por las generaciones –el héroe, el santo, el sabio-, como expresión
acabada de nuestras más íntimas aspiraciones 13.

Estamos obligados como seres humanos, dice Cortina, a comportarnos moralmente, por
estar dotados de una estructura moral o “protomoral”, que debe distinguirse de la moral como
contenido. Todo ser humano por tener esa estructura es constitutivamente moral y puede actuar
de forma correcta o incorrecta ante determinadas concepciones del bien, pero estructuralmente

11
MAYR, Ernest. ¿Puede la evolución explicar la ética? [En línea]. Ars Médica. Revista de Humanidades, 2008, vol. 7 (2), 222–
240.
12
GUISÁN, Esperanza. Sentimiento moral. En: CORTINA, Adela (Dir). 10 palabras clave en Ética. Navarra: Verbo Divino, 1994,
pp. 383–384.
13
CORTINA, Adela. El quehacer ético. Madrid: Santillana, 1996, p. 14.

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hablando, no hay ninguna persona más allá del bien y del mal. Solo podemos hablar de acciones
morales o inmorales cuando cumplan al menos un conjunto de condiciones:

(1) Ser una acción que afecte a normas, principios o valores morales.
(2) Haber sido realizada con libertad, es decir, haber tenido la oportunidad de elegir entre
varias opciones antes de realizar la acción. En el caso de que no exista esa libertad, cuando
alguien me obliga a realizar un acto apuntándome con un revólver, el individuo no puede
ser considerado responsable moral de esa acción.
(3) Que haya sido realizada voluntariamente y siendo consciente de los efectos que iba a
producir esa acción. Por ejemplo, si yo realizo un acto y, sin que yo lo sepa, ese acto causa
trastornos graves a otra persona, no puedo ser considerado responsable moral del daño
causado involuntariamente.
(4) Las intenciones o fines con los que yo he llevado a cabo esa acción, puesto que puede darse
el caso de realizar un acto bueno en sí mismo, aunque las intenciones que motivaron ese
acto fueran inmorales. Por ejemplo, alguien que ayuda económicamente a una familia
pobre, aunque lo hace con la secreta intención de obtener favores sexuales. O a la inversa:
provocar un daño, aunque mis intenciones sean buenas.

El filósofo Kant afirmó al respecto que sólo podían ser consideradas como buenas
moralmente aquellas acciones que hubieran sido ejecutadas exclusivamente por puro respeto al
deber moral, es decir, sin que nos moviera ningún interés particular en realizarlas. Según él,
existen las "acciones conformes al deber", las cuales no son estrictamente acciones morales,
porque el fin que las motivó fue el interés personal y no el respeto al deber. Él mismo pone un
ejemplo de "acciones conformes al deber": un comerciante que no practica la usura puesto que
mantiene bajos sus precios, pero lo hace para tener más clientes y enriquecerse, no porque
considere que ésa es su obligación moral.

En una sociedad democrática y pluralista como la nuestra en la mayoría de los países del
mundo, asistimos a una de las muchas modas que aparecen en cada período posterior a una crisis
de valores morales y/o éticos, o bien a un relativismo moral exacerbado. La ética se ha puesto de
moda. Todos hablan de ética: los políticos, los científicos, los medios de comunicación, los
abogados, los jóvenes, los no tan jóvenes, o sea, todos los sectores de la sociedad.

Tener presente que la conducta del hombre refleja la moral individual y la moral individual
es el fundamento de la moral social. Las acciones del hombre, instintivas o habituales,
espontáneas o reflexivas, son los elementos constitutivos de la conducta: este debe seguir las
inducciones del sentido moral. La conducta, está constituida por acciones, y son éstas las que
llegan a señalar la tendencia de la moralidad. El sentido moral solo puede ser conocido mediante
la experiencia. Ejemplo: un marino se encuentra en el mar, entre millares de horizontes de la
circunferencia que sirve de límite a su vista, pero su experiencia humana ha marcado el rumbo a
la bitácora de la embarcación.

En las pasiones momentáneas el acto humano, es el resultado de un progreso psicológico,


en el que intervienen impulsos, instintos, sentimientos y pasiones, más o menos subordinados al
discernimiento. Los instintos y las pasiones, impiden la formación del sentido moral. El punto de
partida de la moral kantiana es el factum, es decir, el hecho, pero el hecho moral. Como escribe
Kant: "...que la razón pura puede ser práctica, es decir, puede determinar por sí misma la voluntad
independientemente de todo dato empírico, y esto lo manifiesta por un hecho, en el cual la razón
pura se muestra en nosotros realmente práctica".

El imperativo moral, es un imperativo de la razón que determina la voluntad en el acto, en


cambio, la ley moral que se encuentra más allá de la experiencia, proporciona un hecho que
anuncia y se desenvuelve en el mundo puro del entendimiento, este hecho es la ley. La ley moral
se impone por sí misma, es un hecho de la razón pura, es un principio a priori.

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El filósofo Kant afirmó al respecto que sólo podían ser consideradas como buenas
moralmente aquellas acciones que hubieran sido ejecutadas exclusivamente por puro respeto al
deber moral, es decir, sin que nos moviera ningún interés particular en realizarlas. Según él,
existen las ‘acciones conformes al deber’, las cuales no son estrictamente acciones morales,
porque el fin que las motivó fue el interés personal y no el respeto al deber. Él mismo pone un
ejemplo de ‘acciones conformes al deber’: un comerciante que no practica la usura puesto que
mantiene bajos sus precios, pero lo hace para tener más clientes y enriquecerse, no porque
considere que ésa es su obligación moral.

Lo amoral

Su significado estricto es "aquello que carece de moral". Utilizando una expresión del filósofo
Nietzsche, podríamos decir: "aquello que está más allá del bien y del mal". Es importante señalar
que ‘amoral’ no significa lo mismo que ‘inmoral’, puesto que lo inmoral es algo contrario a lo
moral, y es catalogado así por comparación con las normas morales. Sin embargo, lo amoral se
encontraría tan alejado de lo inmoral como de lo propiamente moral.

En filosofía, “amoral” también se suele utilizar como calificativo que acompaña a todas
aquellas disciplinas que tratan los hechos sin valorarlos desde una perspectiva ética o social. Por
ejemplo, con la expresión "el conocimiento científico es amoral" queremos significar que estudia
los hechos prescindiendo de cualquier valoración moral. Se ha discutido si existen o no individuos
“amorales”, esto es, que carezcan de cualquier norma moral.

En general, se acepta que no pueden existir, puesto que toda persona se guía por uno u
otro código de conducta que lleva implícito ciertos valores morales. Ni siquiera los psicópatas con
graves alteraciones emotivas y conductuales carecerían de normas y valores propios. Únicamente
en el caso de personas con gravísimas deficiencias mentales, y por tanto carentes de una mínima
racionalidad, podríamos hablar de individuos amorales.

La doble moral

Se aplica para reflejar casos donde un individuo mantiene una conducta contradictoria en el
ámbito moral, de tal manera que actúa de una u otra forma en situaciones similares dependiendo
de su propio beneficio. Por ejemplo, alguien se declara contrario al aborto por motivos morales;
sin embargo, cuando una hija suya, menor de edad, queda embarazada de manera causal y no
deseada, autoriza y financia el aborto.

La expresión se utiliza especialmente para expresar contradicciones entre lo que un


individuo defiende públicamente (ética pública) y lo que hace en privado (ética privada). Así, es
frecuente que numerosas personas actúen moralmente en su vida privada de manera diferente a
lo que proclaman en público. En tales casos, hablamos de doble moral o moral hipócrita. También
cuando un individuo defiende la existencia de ciertas normas morales para todos los demás o para
los que no son como él, y sin embargo no se aplica las mismas normas a él mismo.

TIPOS DE MORAL

Moral fundamental

Teología moral fundamental es la reflexión teológica del comportamiento humano responsable,


en cuanto catalogable como bueno o malo. Juicio que tiene en cuenta no sólo la reflexión racional,
sino que tiene como base los contenidos de la revelación y de la fe. Aspecto que la diferencia de la
ética filosófica la constituye en una disciplina de la teología.

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Desde el magisterio de Juan Pablo II presenta la definición eclesial de la teología moral


fundamental: “La reflexión moral de la Iglesia, hecha siempre a la luz de Cristo, el “Maestro
bueno”, se ha desarrollado también en la forma especial de las ciencias teológicas llamada teología
moral; ciencia que interpela la divino Revelación y responde a la vez a las exigencias de la razón
humana.

La teología moral es una reflexión que concierne a la “moralidad”, o sea, al bien y al mal
de los actos humanos y de las personas que los realiza, y en este sentido está abierta a todos los
hombres; pero es también teología, en cuanto reconoce el principio y el fin del comportamiento
moral en Aquel que “solo es bueno” y que, dándose al hombre en Cristo, le ofrece la
bienaventuranza de la vida divina”.

Moral social

La dimensión de la persona no responde a una diferencia de la estructura, sino de su falta de


vocación existencial. Muchas personas pierden el sentido de la vida, y al suceder esto, pierden del
todo su nivel de exigencia, porque llegan a parecer islas en medio de un mundo que por momentos
parece no ser de ellos. Muchos viven creyendo que el mundo se convierte a base de sueños, otros
a base de armas, y existen los que piensan que la vida es solo el recorrer de tiempo. Pero la vida
va más allá, va por la vía de la autorrealización.

La moral social es el encuentro entre las personas y exige la convivencia organizada porque
la convivencia garantiza el encuentro. La elaboración de la moral social del momento es un reto o
un desafío frente al grito de varias víctimas de la violencia, ante las personas que con la pérdida
de un ser querido pierden tanto la perspectiva de vida personal como la de vida comunitaria. La
pobreza es un obstáculo para la convivencia pacífica, porque la necesidad de alimento es la base
de la disputa de la muchedumbre que piensa en calmar sus necesidades con las sobras de los
poderosos.

La sociedad desea comprender cuál es el rumbo de su existencia, por eso el hombre de


nuestro tiempo especialmente el pensador, debe guiar a la humanidad a la vivencia de su propia
existencia, que se convenza que no es el único que existe y que su comportamiento afecta tanto el
entorno como las relaciones. Es competencia del hombre de nuestro tiempo vivencia su
corporeidad, su ser en el mundo, hacerse uno con los otros, alteridad, ser sociable, pero en
comunidad, desde el aspecto cristiano ser ágape. El carácter social del hombre se afirma de un
modo radicalmente superior al que puede reconocerse en algunas especies animales. De ahí que
cuando el hombre se ve privado de la sociedad, no se le despoja sólo de un complemento
importante, sino que se le impide alcanzar su propia condición de hombre.

VALORES Y NORMAS MORALES

Valores

“En términos generales, valor es la cualidad por la que una persona, una cosa o hecho despierta
mayor o menor aprecio, admiración o estima. Es decir, un valor nos indica la importancia,
significación o eficacia de algo. Los valores éticos o morales son principios respecto a los cuales
las personas sienten un fuerte compromiso de conciencia y los emplean para juzgar lo adecuado
de las conductas propias y ajenas, dichos valores influyen en nuestra forma de pensar, en nuestros
sentimientos y forma de comportarnos y suponen un compromiso real y profundo de la persona
ante sí misma y ante la sociedad en que vive”14.

14
Canseco, G. (1997). Desarrollo humano y calidad. Valores y Actitudes. México: Limusa.

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Se considera Valor a aquellas cualidades o características de los objetos, de las acciones o de las
instituciones atribuidas y preferidas, seleccionadas o elegidas de manera libre, consciente, que
sirven al individuo para orientar sus comportamientos y acciones en la satisfacción de
determinadas necesidades. “Por su configuración mental o espiritual, el hombre no vive en un
mundo sumergido por cosas materiales, sino en un ambiente de valores, símbolos y señales. Ante
esto, es necesaria una exacta comprensión de los valores. Los valores se fundan en dos puntos:

 Un sujeto dotado de necesidad de motivación.


 Un objeto, una persona, una actitud, algo, en fin, capaz de satisfacer o atender la exigencia
del sujeto”15.

En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual
perdería la humanidad o parte de ella, “el valor se refiere a una excelencia o a una perfección.
Hablar de valores humanos significa aceptar al hombre como el supremo valor entre todas las
realidades humanas, y que no debe supeditarse a ningún otro valor terreno, dinero, estado o
ideología, por ello los valores están presentes en toda sociedad humana. La sociedad exige un
comportamiento digno en todos los que participan de ella, pero cada persona se convierte en un
promotor de valores, por la manera en que vive y se conduce. Desde un punto de vista socio-
educativo, los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el
comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona. Los valores
son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada
grupo social”16.

Un valor es algo que perfecciona al que lo posee, es algo valioso que lo enriquece, el hombre
lo busca porque para él representa algo que lo va a hacer mejor o le va a dar más. Cada hombre
tiene su propio orden de valores dependiendo de lo que quiera hacer en su vida, todo lo que lo
acerque a esta meta va a ser valioso para él, y rechazará todo lo que lo aleje de su fin. Si un hombre
no tiene claro lo que quiere lograr en su vida y vive por impulso, siguiendo la inspiración del
momento, nunca va a lograr nada. Su vida será un dar vueltas sin sentido en un laberinto que no
tiene principio ni fin. ¿Puede haber algo más espeluznante que esto? Tal hombre se tomará a sí
mismo como un ser racional, pero la realidad es que vive a un nivel infra- humano. Si quiero vivir
mi vida a un nivel humano tengo que esforzarme.

Normas morales

Las normas morales, a diferencia de las reglas que cada uno estipula para el desarrollo de la forma
de vida individualmente elegida (autonomía personal)17, exigen ser compartidas. A diferencia de
las normas jurídicas, no dependen de la coacción externa –no poseen órganos específicos de
institución y sanción (con el respaldo de la violencia monopolizada por el Estado)–, sino que el
individuo debe encauzar internamente su conducta siguiendo las obligaciones morales. La
dificultad de la moderna autonomía moral radica en este doble aspecto de las normas morales:
ser autoimpuestas y a su vez compartidas.

En este sentido, la vinculación de la necesidad de ser normas compartidas, tal criterio se


entiende en relación con la capacidad de universalización de la norma en cuestión. Por tratarse
precisamente de regulaciones que tienen sentido en tanto suscitan expectativas de cumplimiento
recíproco y deben ser aceptadas por individuos autónomos, el problema radica en que deben ser
presentadas como normas que puedan ser reconocidas por todos como igualmente obligatorias
para cualquiera, y dada la autonomía moral, como obligaciones a las que cada uno pueda dar su

15
Gonzales, L (2003). Ética. Editorial: El Buho. Bogotá, Colombia.
16
Ídem.
17
Cfr. Heler, M., “La idea moderna de autonomía personal”, en Cuadernos de Ética Nº 23-24, Bs. As., 1998.

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libre consentimiento (apelando solo al ser racional que hay en nosotros, y no a la compleja
realidad humana).

Dos modalidades predominan en la interpretación moderna del criterio o principio de la


moralidad: o bien se acentúa la universalidad incondicionada de la norma (en la tradición
kantiana) o bien se enfatizan los beneficios generales que las normas morales deben perseguir
como condición de su aceptación universal (en el utilitarismo). Pero la primera modalidad
conduce a un formalismo vacío y se hace objeto de las críticas a la ética de la convicción; en tanto
que la segunda, halla inconvenientes para precisar la manera en que se contribuye a la felicidad
de la mayoría18.

Ambas modalidades se preocupan principalmente por la determinación de la validez de


las normas situacionales. Para ello se pretende explicitar la meta-norma racional capaz de
determinar tal validez. Se descuenta su aceptación universal en tanto apela a la racionalidad
presente en todos los hombres homogéneamente. Desde la perspectiva de la Ilustración, la razón
debe, y por ende puede, ordenar a la voluntad por sí misma con exclusividad. La cuestionabilidad
de tal presupuesto lleva a calificar a la razón práctica moderna de “inerte”, en contraste con la
razón “erótica” de la antigüedad que, por estar enraizada con la identidad de los individuos, tenía
sí firmeza en la motivación moral del individuo19.

El proceso real por el cual las normas morales adquiere consenso, se hace compartidas y
operan como tales normas, nunca alcanzan el nivel ideal, ya que en ese proceso se mezclan
cuestiones de poder, y exigen cada vez de nuevo ser separadas de las de validez. Se debe por
consiguiente admitir la impureza –y tal vez hasta la inmoralidad– de las normas que una sociedad
considera éticas, si bien se posee un criterio para evaluarlas. Se busca entonces la eficacia por el
lado de las reglamentaciones jurídicas. Sin que este expediente resuelva la cuestión, ya que el
sentido que orienta la institución de las leyes positivas arraiga en los consensos morales de la
sociedad. No existe una ordenación o clasificación única de los valores; las jerarquías valorativas
son cambiantes, fluctúan de acuerdo a las variaciones del contexto, aquí una de ellas:

Valores morales:
El valor moral te lleva a constituirte como hombre, a hacerte más humano, pero eso solo podrá
lograrse sí decides alcanzar dichos valores mediante el esfuerzo y siendo perseverante. Algunos
valores morales son la justicia, la libertad, la honestidad.

Valores éticos:
Son medios adecuados para conseguir nuestra finalidad.

Valores infrahumanos:
Son aquellos que sí perfeccionan al hombre, pero en aspectos más inferiores que comparte con
otros seres como los animales, por ejemplo, el placer, la fuerza, la agilidad, la salud.

Valores humanos inframorales:


Son aquellos valores que son excluidos del hombre, y entre ellos están los valores económicos, la
riqueza, el éxito, la inteligencia, el conocimiento, el arte, el buen gusto. De manera social: la
prosperidad, el prestigio, la autoridad etc.

Valores instrumentales:
Son comportamientos mediante los cuales conseguimos los fines deseados.

Valores terminales:
Son metas que al individuo le gustaría conseguir a lo largo de su vida.

18
Cfr. Baier, K., The moral point of view. A rational Basis of Ethiks, Ithaka, New York, 1964.
19
Cfr. Domènech, A., De la ética a la política. De la razón erótica a la razón inerte, Barcelona, Crítica, 1989.

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Valores Sociales:
Perfeccionan al hombre en su relación con los demás. Por ejemplo: amabilidad, honestidad,
servicio, solidaridad, patriotismo.

Valores Intelectuales:
Perfeccionan al hombre en su aspecto, razón, intelecto, memoria. Ejemplo: ciencia, conocimiento,
sabiduría. Dentro de esta clase. Podemos mencionar los relacionados con el arte.

Valores Técnicos:
Perfeccionan al hombre ayudando a tener mejores condiciones de vida. Por ejemplo: estudio,
organización, trabajo, creatividad.

Valores Vitales:
Perfeccionan al hombre en su aspecto fisiológico. Por ejemplo: agilidad, fuerza, salud, deporte,
placer, ejercicio”20.

El ser humano posee aspiraciones, y de esa manera proyecta su futuro y traza pautas para
su comportamiento. Así carga de sentido y responsabilidad sus acciones para convertirse en un
ser íntegro. La ética da sentido a la convivencia humana. Albert Einstein decía que ella (beneficia
primero al ser que la practica). “La importancia de los valores radica en que se convierte en un
elemento motivador de las acciones y del comportamiento humano, define el carácter
fundamental y definitivo de la organización, crea un sentido de identidad del personal con la
organización, describen lo que es primordial para sus implicados, porque identifican los
resultados que la mayoría espera”21.

Cuando los valores están en línea, obtenemos varios beneficios como son: moral alta,
confianza, colaboración, productividad, éxito y resultados. Por lo tanto, los valores son
formulados, enseñados y asumidos dentro de una realidad concreta y no como entes absolutos en
un contexto social, representando una opción con bases ideológicas con las bases sociales y
culturales. “Los valores éticos son los principios esenciales y perdurables de una organización.
Como tal conjunto de principios no necesitan una justificación externa, tienen una importancia
intrínseca para quienes forman parte de la empresa. Son aquellos valores irrenunciables y
fundamentales de la compañía que deben guiar todas nuestras acciones y comportamientos los
cuales determinaran si nuestra organización tendrá éxito”22.

CONCIENCIA MORAL

La conciencia se define como el conjunto de procesos cognitivos y afectivos que forman un


gobierno moral interiorizado sobre la conducta del individuo. La noción de conciencia moral
designa el sentido innato del bien de la naturaleza humana y su aplicación a la acción, y
confusamente, coincide con las nociones de sindéresis y de recta razón. Además, comprende, dice
Sastoque (2001) una conciencia psicológica que varía de una persona a otra y que puede ser
definida como la actividad de la conciencia del sujeto que se examina así mismo, sus actividades,
su experiencia y su comportamiento, sea externo o interno. Conciencia moral y conciencia
psicológica se integran y se influencian recíprocamente.

“La conciencia moral es un hábito del cual surge el acto de la conciencia moral. Él, está
unido al hábito de la razón práctica y de la sindéresis que suministra los principios de los cuales
se sacan las conclusiones que vienen determinadas en el acto de la conciencia: Aquel hábito del

20
Moreno, H. (1985). Manual de la Secretaria Moderna, Vol.1. México: Grijalva.
21
Bohlander-S-S, (2001). Administración de Recursos Humanos. México: Thonson
22
Schiayoni, F. (2006). Ética y Recursos Humanos. México.

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cual surge el acto de la conciencia no es un hábito separado de aquel de la razón y de la sindéresis,


porque el hábito de los principios no es diverso de aquel de los cuales se sacan las conclusiones
correspondientes” (Sastoque 2001, pág. 237).

Elementos constitutivos de la conciencia moral

Son elementos racionales que concurren a la formación de los juicios. Los juicios son formulados
antes y después del acto moral. Los juicios previos al acto moral establecen los principios. Por
ejemplo, hay que hacer el bien y evitar el mal. En otras palabras, se juzga que, si tal acto es bueno,
debe ser realizado; si es malo, debe ser evitado. Los juicios después del acto. Una vez realizado el
acto, la conciencia lo acepta si fue bueno lo rechaza en el caso de que haya sido malo. La conciencia
juzga también si el acto fue digno de recompensa o de castigo. Si fue malo se pronuncia sobre la
obligación de reparar los males causados. Los sentimientos morales antes del acto: El hombre
naturalmente tiene la tendencia de hacer el bien y evitar el mal. Experimenta, a la vez, respeto al
deber y, por ende, aprecia la conducta buena y menosprecia la conducta mala.

Los sentimientos morales después del acto. El deber cumplido produce en el hombre
alegría. Al no cumplir con su deber, el hombre suele llenarse de tristeza y, a veces, de vergüenza o
remordimiento por el mal causado. Los elementos activos: Son actos de la voluntad. Una vez que
la inteligencia ha concebido el objetivo, la voluntad elige los medios necesarios para alcanzarlo y,
finalmente, busca su ejecución.

Formación de la conciencia moral

La teoría del desarrollo moral fue iniciada por Jean Piaget en su obra “El Juicio Moral del Niño”
publicada en 1937 en la que da a conocer los fundamentos y ciertos resultados de investigaciones
realizadas.

Piaget se propuso describir en términos cualitativos cómo los modelos de pensamiento


que emplean los niños al razonar, se desarrollan a través del tiempo, de modo que, problemas que
a una edad parecen no tener solución pueden resolverse fácilmente varios años más tarde. Para
su investigación, empleó el método clínico que consistía en proponer problemas específicos a los
niños y permitirles la libertad de resolverlos como mejor pudieran. De esta manera, Piaget
encontró que las diferencias fundamentales en el modo en que razonan los niños están
relacionadas con la edad y reflejan las distintas formas de razonamiento que en distintas edades
emplean para resolver problemas.

Piaget observa cómo se forma en los niños la conciencia de la regla y de su práctica. Esta
perspectiva es novedosa respecto del modo filosófico de tratar la moral, el tema de los valores y la
conciencia moral. La observación de cómo juegan los niños con reglas, es una metodología
diferente a pensar la moral por la vía especulativa y desde la perspectiva del adulto. Piaget se
propuso estudiar el juicio moral y no las conductas ni los sentimientos. Con este fin nos dice que
se propuso interrogar a muchos niños de las escuelas y a mantener con ellos conversaciones sobre
los problemas morales, del mismo modo como en otros experimentos clínicos había mantenido
conversaciones sobre temas relativos a la representación del mundo y a la causalidad. “Partimos
del análisis de las reglas del juego social en lo que tienen de obligatorio para la conciencia del
jugador honrado. De la regla del juego pasamos a las reglas específicamente morales, prescritas
por los adultos y buscamos la idea que el niño se hace de estos deberes concretos. Por esto, las
ideas de los niños sobre la mentira nos han servido de ejemplo privilegiado. Finalmente
estudiamos las nociones surgidas de las relaciones de los niños entre sí y elegimos la idea de
justicia como tema especial de nuestras entrevistas” (Piaget 1977, pág. 7).

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Las investigaciones de Piaget sobre la práctica de la regla y la conciencia de la regla le


permitieron concluir que las primeras formas de la conciencia del deber en el niño son
esencialmente formas de heteronomía moral. La moral heterónoma es una moral de obligación.
La moral autónoma es una moral de la cooperación. La cooperación o reciprocidad es un factor
de autonomía. En el nivel de la moral autónoma, las reglas son obligatorias en la medida en que
se basan en un consenso. Las reglas, por lo tanto, son modificables. Los actos son juzgados en
función de la intención y teniendo en cuenta las circunstancias del sujeto. La mentira es mala en
sí misma, cuando existe la intención de engañar, porque viola la confianza mutua. En este nivel,
emerge la noción de solidaridad y de responsabilidad colectiva.

En el nivel de la moral heterónoma, es el respeto del niño por el adulto el que da lugar a la
noción inicial de deber, porque respeta a los mayores, respeta las normas impuestas por éstos. El
nivel de la moral autónoma la alcanza el niño en el momento en que descubre que la veracidad es
necesaria en las relaciones de simpatía y respeto mutuo. La reciprocidad parece ser un factor de
autonomía: efectivamente, hay una autonomía moral cuando la conciencia considera necesario
un ideal independiente a toda presión exterior.

Constitución del sujeto moral

Se refiere a la forma en que cada individuo se relaciona con el código, mediante la cual se
constituye en un sujeto moral, distinto de los demás, aunque la conducta observable de varios
individuos sea la misma. Aquí, el sujeto se convierte en su propio objeto para moldearse en la
clase de sujeto moral que desea convertirse. Es la parte más creativa donde, como diría el filósofo
norteamericano Richard Rorty (1931-), “cada uno es poema de sí mismo”.

Cuando se habla de sujeto moral, se refiere a aquel individuo que tiene la capacidad de
discernir entre lo bueno y lo malo, basándose en la formación que obtiene el hombre según las
concepciones morales y éticas engendradas a través del curso de la vida. Los filósofos utilizan el
término para referirse al individuo que elige y reflexiona sobre asuntos morales o éticos. El
helenista Jean Pierre Vernant, por ejemplo, lo define como “la persona vista en su aspecto de
agente, el yo considerado como fuente de actos de los que no es solamente responsable ante otros,
sino con los que se siente a sí mismo interiormente comprometido”.

Con esa concepción, Jean Pierre afirma que el sujeto “es responsable de lo que hizo ayer,
y que experimenta con tanta mayor fuerza el sentimiento de su existencia y de su cohesión interna
en cuanto que sus conductas sucesivas se encadenan e insertan en un mismo marco”. Tomás de
Aquino está de acuerdo con el filósofo Aristóteles en la concepción teleológica de la naturaleza y
de la conducta del hombre: toda acción tiende hacia un fin y el fin es el bien de una acción. Como
sujeto moral, el hombre tiene conciencia moral, responsabilidad, libertas, sabiduría práctica y
dignidad.

Referencias bibliográficas según APA


Molina, N. (2013). Revista Colombiana de Bioética. Vol. 8 No 1. Universidad El Bosque. Bogotá,
Colombia.
Heler, m. (2008). La construcción social de las normas morales. Universidad Católica de Santa Fé.
Tópicos, núm. 16. Santa Fé, Argentina.
Sáenz, B. (2009). Actitudes y prácticas éticas de la secretaria ejecutiva dentro de su ejercicio
profesional. La Universidad Católica de Loja. Esmeraldas, Ecuador.
Tugendhat, E. (2001). Ética y bioética, ¿Cómo debemos entender la moralidad? Cátedra Manuel
Ancizar. Bogotá, Colombia.
Vargas, J. E. (2009). Formación de la conciencia moral: referentes conceptuales. Revista Educación y
Desarrollo Social. Volumen 3- No. 1. Bogotá, Colombia.

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