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ACTIVIDAD PRÁCTICA
CASO PRÁCTICO - TEÓRICO
Nadie duda hoy que el fútbol se ha convertido en un gran negocio a escala mundial.
Sigue siendo un deporte que levanta pasiones y que se practica en cualquier lugar del
planeta, pero su dimensión económica lo ha cambiado radicalmente en los últimos
años. Para bien en algunos aspectos y para mal en muchos otros.
La globalización tiene sus pros y sus contras y de ellos no podía escapar tampoco un
deporte que se ha convertido en mucho más que eso, en un imparable negocio. Y
como en otras actividades económicas, a medida que algo se hace global y genera
cada vez más riqueza y beneficios paralelamente también conlleva más intereses,
grupos de presión, codicia y corrupción. Lo hemos visto en otras industrias y el fútbol
no podría ser una excepción como estamos comprobando recientemente con
numerosos escándalos de corrupción en sus principales organismos.
Santiago Segurola
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Segurola también abogaba por “recuperar al hincha, al auténtico aficionado, porque se
está perdiendo poco a poco en los estadios. Ahora vas al Bernabéu y al Nou Camp y
cada vez hay más rusos, chinos o qataríes”. El alto precio de las entradas en España
hace que cada vez más aficionados prefieran verlo en televisión mientras en los
estadios cada vez se ven más turistas de alto poder adquisitivo. En cambio, otros
países como Alemania, con entradas a precios realmente asequibles, siguen llenando
sus recintos de aficionados locales y el ambiente en las gradas es mucho más
auténtico.
Para hacernos una idea de lo que mueve el fútbol tan sólo basta leer algunas cifras
significativas. En España el fútbol supone cerca de un 1% del PIB, mueve casi 8.000
millones de euros anuales mientras a nivel mundial su inversión anual supera los 65
mil millones de euros entrando entre las veinte principales industrias del planeta. Otro
dato sorprendente es que en Brasil o Argentina cerca del 3% de las exportaciones de
los últimos años han correspondido a la venta de jugadores ya que son los dos
grandes exportadores de talento futbolístico. Al igual que los productos chinos invaden
los mercados mundiales, los jugadores argentinos y brasileños nutren las ligas
europeas y de otros continentes.
Todo ello hace que las ligas europeas busquen vender su producto a toda costa a
nivel global, tanto mediante derechos de televisión adaptando los horarios de los
partidos para otras latitudes como utilizando la mercadotecnia o incluso organizando
partidos fuera.
Pero Europa poco a poco va perdiendo la primacía a medida que el fútbol se globaliza.
Según el último informe de la empresa Euroamericas Sport Marketing, un 16% del total
invertido en el último año proviene de China, India y los países árabes cuyos
patrocinios han desembarcado con fuerza en Europa mientras poco a poco refuerzan
sus ligas nacionales y la Major Soccer League de Estados Unidos aspira a convertirse
en una de las más potentes del mundo en unos años. Además, en la última década
también se ha producido la compra de muchos grandes clubes por magnates rusos,
árabes, chinos o estadounidenses que ven el fútbol como una inversión rentable,
incluso por encima de la volátil bolsa. Además, dirigir clubes de prestigio les permite
un estatus idóneo para hacer negocios ya que hoy en día los palcos son auténticos
puntos de encuentro entre grandes empresarios.
La corrupción en el fútbol
La globalización en sí no es negativa pero que la economía del fútbol sea cada vez
más poderosa tiene su lado oscuro al concitar demasiados intereses económicos. Así
vemos cada vez más tramas de amaño de partidos, más investigaciones sobre fraudes
a la Hacienda Pública de clubes y futbolistas o escándalos como la presunta compra
de votos en la elección de sedes de mundiales o Eurocopas. Y es que su organización
supone un enorme negocio por los suculentos contratos de promoción y retransmisión
que conllevan además de un escaparate inmejorable para el país organizador.
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Mientras el fútbol sigue globalizándose y convirtiéndose en un negocio cada vez
mayor, entre muchos aficionados hay nostalgia por un fútbol más auténtico, aunque
estuviera menos profesionalizado. Nostalgia por el barro de los estadios de antes, por
los bocatas en el descanso, por un deporte más genuino y menos contaminado por
tantos intereses. Ahora hasta los futbolistas salen engominados y oliendo a colonia y
parecen más modelos de pasarela que auténticos jugadores. Por eso muchos
reivindican el fútbol de los ochenta y los noventa, menos explotado comercialmente,
más deporte y menos negocio.
Y es que, más o menos negocio, parafraseando a Jorge Valdano, una de las personas
que con más precisión lo analizan “El fútbol es lo más importante entre las cosas
menos importantes”. O al menos eso parece hoy en día.
Fuente: http://deporadictos.com/la-globalizacion-y-la-corrupcion-en-el-futbol/
3. “Más deporte y menos negocios”, el fútbol ya no tiene vuelta atrás, pero hay otros
deportes que han podido mantener la esencia del deporte, en dónde no importa
cuánto dinero tenga un club, eso no influye en la obtención de jugadores. ¿Qué
deportes han podido luchar y salir victoriosos de mantener una competición
equitativa y real, deportivamente y financieramente hablando? ¿Qué estrategias,
normas y acciones han tomado?
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