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Cinismo en filosofía
El término “cínico” (y buena parte de su significado) proviene de la
Antigua Grecia, y particularmente de la escuela cínica de filosofía
fundada por Antístenes (444-365 a. C.) En esta escuela, inicialmente
llamada Escuela Socrática Menor, el máximo exponente fue Diógenes de
Sinope (412-323 a. C.), apodado “Diógenes el cínico” o “Diógenes el
perro”.
Estos apodos provienen del vocablo griego para perro: “kynós”, de donde nace también
kynikós, o sea, cínico. La razón de ello está en que, al poner en práctica sus creencias, estos
filósofos elegían vivir la vida “como los perros”: desconfiar de las instituciones sociales, de
la enseñanza y de todo tipo de convenciones y normas sociales, que se suponían impuestas al
ser humano en contra de su naturaleza.
Por lo tanto, los cínicos eran una mezcla de pordioseros y filósofos altaneros, dispuestos
siempre a la burla, la ironía y las actitudes procaces, ya que se consideraban a sí mismos un
recordatorio viviente de lo que en el fondo era la humanidad, por debajo de todas aquellas
capas de supuesta civilización. De allí que los apodaran “los perros”, dado que vivían como
tales.
Eduardo Infante:
"Necesitamos cínicos,
gente que nos cuestione
y nos obligue a
examinar nuestras
vidas"
Sócrates había enseñado y dicho muchas veces en sus discursos, que en la virtud
consiste el bien real, verdadero y único del hombre: y, exagerando y desfigurando el
sentido de esta gran verdad, Antístenes comenzó a enseñar que la virtud es el bien
supremo, el último fin del hombre, felicidad suma y única a que éste debe aspirar. Las
riquezas, los honores, el poder y los demás bienes son cosas indiferentes en el orden
moral; son despreciables, y hasta aborrecibles, por consiguiente, para el hombre
virtuoso. El placer sensual, lejos de constituir el bien, la felicidad verdadera del hombre,
es, en realidad, un mal, y un mal de los mayores, a causa de los vicios a que arrastra.
Los orígenes nos remontan a la Antigua Grecia y a la
mitad del siglo IV a. C., cuando el filósofo Antístenes
(444-365 a. C.), discípulo de Sócrates, decidió expresar
su desencanto con la filosofía imperante y fundó su Con el tiempo, el concepto de cinismo fue mutando, y
propia escuela y santuario, que llamó Cinosargo (del hoy se asocia a la tendencia a no creer en la sinceridad o
griego kynosarges: “Mausoleo del perro”). A los bondad humana, ni en sus motivaciones ni en sus
discípulos de Antístenes, por lo tanto, se les conoció acciones, así como una tendencia a expresar esta actitud
como “cínicos” (kynikós), un nombre que a menudo se mediante la ironía, el sarcasmo y la burla. Casi 2000 años
asociaba con el carácter “perruno” de quienes allí se después de que ciertos filósofos griegos hubieran
formaron: llevaban vidas sencillas pero excéntricas, con abrazado el cinismo clásico, en el siglo XVII y XVIII
poca preocupación por la higiene y la apariencia. escritores como Shakespeare, Swift y Voltaire, siguiendo
las tradiciones de Geoffrey Chaucer y François Rabelais,
Los cínicos rechazaban los lujos y los excesos, pues utilizan la ironía, el sarcasmo y la sátira para ridiculizar la
consideraban que el ser humano ya lleva en sí mismo lo conducta humana y reactivar el cinismo. En el aspecto
necesario para ser feliz, y la sociedad se empeñaba más literario, figuras del siglo XIX y XX como Oscar Wilde,
bien en quitárselo. Por eso, cuando estaban en Mark Twain, Dorothy Parker y H. L. Mencken utilizaron
sociedad, practicaban la anaideia, es decir, la burla, la el cinismo como forma de comunicar sus opiniones bajo
provocación y la desvergüenza como una forma de algunas manifestaciones de la naturaleza humana.
recordar a la gente el engaño que vivía.
or ello, los cínicos, más que forjar un sistema o una doctrina moral,
forjaron ejemplos de comportamiento: la virtud para ellos no es un saber,
sino una forma de conducta o un modo de vida. La autarquía consiste,
pues, en lo opuesto al νόμος (nomos) en cuanto que todas las costumbres
regladas, las creencias religiosas transmitidas por tradición y las leyes son
opuestas a la auténtica naturaleza.
1. Un político llega al poder luego de que su partido cometiera fraude en las elecciones. Todo el mundo lo sabe y lo
reclama, pero se hace con el poder de todos modos y en su primer discurso público da las gracias “a la voluntad
popular que me encargó este poder” y afirma que “la democracia es una institución clave de nuestro modo de vida”.
2. Un hombre descubre que su mujer le es infiel y la confronta. Ella al principio lo niega, pero al verse contra la pared
le responde que el matrimonio no tiene por qué ser monógamo y que la fidelidad es un valor sobreestimado.
3. En un mundial de fútbol, un jugador mete un gol con la mano en lugar de la cabeza, y cuando se lo anulan,
protesta efusivamente. Más tarde, al ser entrevistado por la prensa, se ríe y dice que tenía que intentar confundir al
árbitro.