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Ponencia Samuel Moncada

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Nunca antes una alianza tan grande se había dedicado

a destruir a Venezuela y atacar al pueblo

Prensa MPP- Despacho (Ingrid Carvajal Arroyo/


26.05.2022).- El embajador Samuel Moncada,
representante permanente de la República Bolivariana
de Venezuela ante la Organización de las Naciones
Unidas, explicó este martes durante la sesión ordinaria
de la Asamblea Nacional, la confesión del exsecretario
de Defensa, Mark Esper, sobre los planes de Donald
Trump y Juan Guaidó para invadir a Venezuela y
asesinar al presidente Nicolás Maduro, en su
autobiografía, titulada "Un juramento sagrado".

En el contexto de que, la Asamblea Nacional como


Parlamento tiene la tarea de debatir, investigar y
aclarar al pueblo de Venezuela los grandes problemas
nacionales, el destacado historiador Samuel Moncada,
dio detalles de lo que consideró "uno de los más
graves problemas de la nación, cuál es, todas las
agresiones de carácter económico, sobre todo militar,
que ha sufrido Venezuela en los últimos cuatro años,
no nada más por parte de potencias extranjeras sino
dolorosamente con la ayuda de un grupo de dirigentes
políticos venezolanos que colaboran y colaboraron en
los planes de destrucción de Venezuela".

Al respecto, afirmó: "Nunca, en nuestra historia ha


ocurrido un hecho similar al que estamos viviendo
actualmente, nunca. Lo más grave que hemos visto
nosotros fue en 1902, hace ya 120 años exactamente,
cuando los puertos fueron bloqueados por cinco
potencias europeas y unas compañías de Estados
Unidos pagaron a un grupo de venezolanos para que
montaran un ejército y se insurreccionaran, en una
llamada revolución libertadora, contra el presidente
Cipriano Castro, que fracasó".

Consideró que nada de eso, por más grave que fue,


"es tan grave como lo que estamos viviendo hoy; está
ocurriendo contra 30 millones de venezolanos,
increíblemente hoy todavía está ocurriendo la peor
pandemia de la humanidad en más de 100 años (...) y
en los últimos años se dedicaron a tratar de matarnos
de hambre, por enfermedad, por ataques militares, de
dividirnos y provocar una guerra civil, y todavía los
agentes y factores que están ahí, siguen presentes y
esa es la alarma que vengo a traer", precisó.

Para entrar en materia, y luego de un breve resumen


de las agresiones desde 1998 hasta la fecha, desde
que el comandante Hugo Chávez, ganó las elecciones
presidenciales, consideró: "el periodo 2018-2022 es
incomparablemente peor", reiterando que no hay
comparación desde la Guerra de la Independencia "a
una situación tan grave como esta, y que no ha
cesado, porque no estamos hablando de historia, eso
es lo más grave".

Se nos trató de matar por hambre del 2018 al 2022

"El periodo de 2018-2022 se nos trató de matar por


hambre, por enfermedad y más de 30 millones de
venezolanos fueron cercados por múltiples medidas,
por una alianza multinacional, allí está Estados Unidos,
el Grupo de Lima con 14 países, la Unión Europea,
una alianza como nunca antes, ése es otro punto.
Nunca antes una alianza tan grande se había dedicado
a destruir a Venezuela y atacar al pueblo venezolano",
acotó.

Destacó que un grupo de venezolanos se dedicó,


deliberadamente, a favorecer los intereses extranjeros
atacando a Venezuela, y venezolanos atacando a
venezolanos.

En ese contexto, el embajador Moncada se refirió a los


ángulos de la historia reciente que requieren ser
conocidos por los parlamentarios y por el pueblo para
elevar el nivel de conciencia y de información, aunque
también para actuar sobre la realidad que, aseguró,
"no ha terminado".

De seguidas, analizó tres documentos públicos,


"hechos de la realidad comprobados, análisis
históricos, rigurosos hechos por tres testigos que no
son venezolanos, eso es lo interesante, son tres voces
de Estados Unidos quienes tienen ángulos de
información que son más desconocidos para nosotros,
que es importante lo incorporemos a la narrativa".

De seguidas, mencionó los documentos: el libro de


John Bolton, exdirector del Consejo de Seguridad de
Estados Unidos durante el año 2019, en el periodo del
expresidente Donald Trump; además, la demanda en
un tribunal de Florida, de Jordan Goudreau contra J.J.
Rendón, donde cuenta con exactitud, bajo juramento,
demandando por 30 millones de dólares a J.J. Rendón
por incumplimiento de contrato, y relata cómo fue el
contrato para asesinar al presidente constitucional,
Nicolás Maduro, "entiéndase bien, a miles de
dirigentes regionales y locales, porque ese contrato
duraba 497 días y se iba a ocupar de la limpieza de
todo tipo de oposición al nuevo gobierno por la vía de
la fuerza. Un asesinato en masa que se contrató y fue
firmado por Juan Guaidó y sus secuaces", señaló.

El tercer documento, refirió, trata del libro "Un


juramento sagrado", de Mark Esper, exsecretario de
Defensa de Estados Unidos, publicado hace dos
semanas y contiene gran cantidad de información poco
conocida hasta este momento.

EL LIBRO DE JOHN BOLTON: ¿QUÉ DICE EXACTAMENTE


SOBRE VENEZUELA Y POR QUÉ?

Desde que Donald Trump asumiera la presidencia de los


Estados Unidos ha sido confrontado y hasta amenazado de ser
depuesto de su cargo bajo procesos judiciales e institucionales,
campañas mediáticas y tramas escandalosas desprendidas del
ala liberal-demócrata y otros sectores opuestos al magnate.
Es cierto que el presidente republicano ha estado a la altura
histórica del cargo, siendo responsable de políticas criminales
mal llamadas sanciones sobre poblaciones y estados contrarios
a la hegemonía estadounidense y asesinatos políticos de gran
envergadura como el martirio del general iraní Qasseim
Soleimani. Pero también es cierto que lo hecho en estos cuatro
años al frente de la Casa Blanca no dista demasiado de lo que
hicieron sus predecesores más inmediatos, quienes iniciaron
guerras genocidas y no convencionales en Medio Oriente y
otras regiones del mundo.
El conflicto inter-élite en Estados Unidos ha provocado una
retahíla de golpes y tramas cruzadas (de distintos espectros) en
la que tanto los demócratas como los republicanos han sido
puestos en entredicho a los ojos de la población
norteamericana y, además, mundial

Un nuevo elemento ha devenido: el flamante libro de John


Bolton, ex asesor de seguridad nacional de la Administración
Trump, titulado In The Room Where It Happened: A White
House Memoir ( En la habitación donde sucedió: una
memoria de la Casa Blanca ), producción editorial que
está siendo usada por tirios y troyanos para dispararle al
magnate presidente en un contexto de sumido preelectoral en
la crisis económica-financiera, la combustión social y la trágica
gestión de la pandemia en Estados Unidos.
El libro comprende un capítulo entero a la estrategia
de la Casa Blanca contra Venezuela en los últimos
años. Vamos a referirnos primero a lo que escribe Bolton en
este apartado para luego entender el contexto en el que sale
dicha publicación.

Capítulo “Venezuela Libre”


Los fragmentos publicados en diferentes medios por
periodistas y comentaristas políticos antes del lanzamiento
oficial del libro, este 23 de junio, han sido reseñados
extensamente y no vale la pena sino analizar los tópicos más
distinguidos.
Primero que nada, John Bolton solo confirma lo que las
mayorías pueden concluir desde hace un tiempo ya: la política
exterior del gobierno de los Estados Unidos hacia Venezuela
ha sido errática, criminal y poco efectiva a los multas del
“cambio de régimen”.
Aunque esta no es una característica propia de la actual
administración, sí lo es la maximización de los esfuerzos por
asfixiar a la economía y la población venezolanas, en
consonancia con la misma estrategia que usa Trump sobre
otros países y pueblos como China, Corea del Norte. , Cuba,
Irán, Irak, Rusia y Siria.
Sin embargo, la política estadounidense contra Venezuela sí
encuentra un consenso entre demócratas y republicanos de
“línea dura”, dice Bolton, “de manera casi uniforme”. Lo más
honesto hubiera sido que abandonara el adverbio “casi”.
Lo cierto es que, como acepta el ex funcionario de la Casa
Blanca, los distintos medios usados para deponer a Nicolás
Maduro de la presidencia venezolana requerían “de
determinación por nuestra parte y presión constante, completa
y firme. No estuvimos a la altura”: así comienza el capítulo
“Venezuela Libre”, donde Bolton detalla el proceso a la toma
de decisiones de la Administración Trump y comenta algunas
de sus consecuencias.
Una cosa es segura: tanto Donald Trump como sus asesores
tomaron en cuenta un plan para derrocar por distintas vías a
Nicolás Maduro luego de que fuera evidente un
estrechamiento de los lazos estratégicos que unen a diferentes
poderes en ascenso como China, Irán y Rusia. El factor
geopolítico siempre ha sido importante y diferencial para los
decisiones de la política exterior estadounidense siempre y
cuando limita su capacidad hegemónica en variadas áreas de
interés estratégico, a saber (con relación a Venezuela): los
recursos energéticos y minerales.
Bolton juzga que era inaceptable una alianza interestatal de
gran importancia como la comentada, y que Trump secunda
esta opinión. Por ello se trazó un plan que consistía en el
reconocimiento de Juan Guaidó como “presidente interino” de
Venezuela (medida supuestamente ideada por el ex asesor) y el
corte de flujos de capital a través de medidas unilaterales
coercitivas contra la economía, las finanzas y el comercio del
país.
De hecho, en el capítulo que analizamos se menciona que,
luego del intento de magnicidio a través de drones-bomba en
agosto de 2018 contra el presidente Maduro y la alta
oficialidad militar e institucional venezolana, Trump autorizó a
Bolton usar lo que estuviera a su alcance para derrocar al
chavismo. Realmente se trataba de una continuación de los
diferentes planos que venían aplicando diferentes organismos
y sectores de poder en Estados Unidos contra Venezuela: por
un lado, las “sanciones” ya tenían en el Decreto Obama de
2015 una ruta de avance bien definida y, por el otro, los grupos
de presión en el sur de Florida y en Colombia habían
proyectado recursos de distinto calibre con el “cambio de
régimen” como fin en los últimos años.
Bolton también menciona en su libro que a Trump le parecía
“cool” (“genial”) la idea de una invasión militar sobre
Venezuela ya que (según el ex funcionario) a juicio del
presidente el país sudamericano es “realmente parte de los
Estados Unidos”. ”, y que sus asesores estaban en contra de
dicha medida, entre ellos Bolton. Ya sabemos que la “opción
militar” siempre estuvo en la mesa, expresada públicamente
por el mismo magnate presidente en 2017, sin embargo no
parece verídico que el mismo Bolton haya desaconsejado
semejante decisión.
Estamos hablando de un John Bolton que literalmente, en
años recientes, ha pedido bombardear (incluso de manera
nuclear) a Irán y asesinar a millones de personas, de un tipo
que apoyó la destrucción de Irak, de alguien que abogó por la
disolución de todos los tratados de armas por parte de Estados
Unidos. Es un reconocido guerrerista quien asegura haber
desaconsejado la guerra convencional contra Venezuela, lo que
parece un engaño propio de Bolton para imponer una relación
de Trump como personaje errático y poco reflexivo.

También, siempre según Bolton, el presidente


republicano había expresado cierta admiración por
Nicolás Maduro, calificándolo de “muy hábil y muy
resistente”, en detrimento de Guaidó, a quien
supuestamente lo compara con Beto O'. Rourke, ex
congresista demócrata por Texas y ex precandidato a
las elecciones presidenciales, por lucir débil y
desconocido políticamente ante las mayorías a la hora
de su autoproclamación.
En otro momento del relato, el ex funcionario de la
Casa Blanca asegura que no existía una relación de
dependencia entre la oposición venezolana
representada por Voluntad Popular y el gobierno
estadounidense. Pero en todo el capítulo se detallan las
claras coordinaciones existentes entre una parte y otra,
como el episodio del 23 de febrero de 2019, el famoso
intento de “ingreso de la ayuda humanitaria”, en el que
la ayuda del Pentágono y la USAID fue clave, así como
la solicitud de Washington para que el Grupo de Lima y
otros países satélites de Estados Unidos reconocieran a
Guaidó como “presidente legítimo” de Venezuela. O el
apoyo directo de Washington a la junta ad
hoc antichavista de Citgo, filial de PDVSA, secuestrada
por el aparato de poder gringo.
El bigotón neoconservador también culpa
exclusivamente a Steven Mnuchin, secretario del
Tesoro; a Mike Pompeo, secretario de Estado; ya Cuba y
Rusia de haber minado su estrategia, una aseveración
patéticamente jocosa tomando en cuenta que él admite
haber intentado sublevar vía Twitter al alto mando de la
Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). En
efecto, usa la figura de Fabiana Rosales, esposa de
Guaidó, para lanzarse rosas a él mismo, poniendo en
boca de ella que “el régimen se pregunta si la amenaza
militar de Estados Unidos es creíble, ¡pero se asusta
más cuando John Bolton!” ¡Empieza a tuitear!”.
Lo evidente es que la estrategia de Bolton contra
Venezuela fue un rotundo fracaso, y ha sido
contraproducente tanto para los fines del “cambio de
régimen” como para la población venezolana, que sufre
los embastes del bloqueo económico, financiero y
comercial de Estados Unidos. al mismo tiempo que el
estado venezolano ha reforzado sus lazos estratégicos
con los países y pueblos que la Administración Trump
ha declarado enemigos directa e indirectamente.
Tampoco puede desprenderse del libro de Bolton una
primicia real, alguna información privilegiada, sobre los
entresijos de la ofensiva estadounidense contra el
gobierno de Maduro y la población venezolana. Los
objetivos de la Casa Blanca han sido claros desde que el
principio, y, ya dicho antes, no son propios de la
presente administración sino del establishment
estadounidense y los hilos poderosos que lo dirigen.

En la guerra interélite estadounidense


La mayoría de las ideas que se expondrán a
continuación provienen de un extenso hilo publicado
por Diego Sequera, investigador y columnista de este
tribunal, que se puede leer dando clic aquí .
Las “memorias” de Bolton sobre su paso por la
Administración Trump son el cuarto libro que
promueven políticos y medios corporativos
estadounidenses como la versión definitiva de los
hechos que expulsará al magnate presidente,
considerada una “anomalía” según la nomenclatura
demócrata-liberal, de la Casa Blanca.
Pero es seguro que, luego de un momento de ruido, la
narrativa en torno al libro en cuestión se desinflará y
morirá en la irrelevancia, como ha sucedido con los
otros libros.
De todas las administraciones de la Casa Blanca han
surgido memorias y reportajes, a favor o en contra de
tal o cual gestión, pero en este caso ha ido más allá de
autobiografías del personal de confianza y los
biopics autocomplacientes . El “fenómeno Trump” se
ha convertido en una megaindustria en Estados Unidos.
Primero se publicó Fuego y furia (2017) de Michael
Wolff. Luego vino Desquiciado (2018) de Omarossa
Manigault. Le siguió Fear (2018) de Bob
Woodward. Ahora este del desequilibrado
Bolton. Todas estas publicaciones se venden como
versiones de “insiders” en la Casa Blanca.
En el de Wolff se cuela con mayor peso la perspectiva
de Steve Bannon, ex jefe estratégico de Trump, y Roger
Aisle, el difunto fundador de Fox News.
El de Manigault, ex asistente y ex director de la oficina
de relaciones públicas del magnate presidente, proyecta
el ángulo racista.
Bob Woodward, uno de los periodistas insignia
del Washington Post que se hizo “leyenda” a raíz del
caso Watergate, se basó en cientos de horas de
entrevistas a personal de la administración.
Todos comparten dos cosas: el “revuelo” y el
oportunismo. Retratan a un Trump mentalmente
incapaz para gobernar (apelando a la Enmienda 25).
El libro de Bolton, hasta ahora, pareciera retratar más
bien a un Trump incapaz y contradictorio, y no tanto
como un loco.
Todos estos libros realmente comparten sus posibles
consecuencias legales y la expectativa del campo anti-
Trump de que, ahora sí, el magnate republicano va a
caer, con el valor agregado de las elecciones en apenas
cuestión de meses.
Las diferencias del libro de Bolton con relación a los
otros, yacen en la primera “memoria” de alguien de alto
nivel de la administración; su publicación es antecedida
por la campaña electoral más controversial hasta los
momentos en Estados Unidos; y el autor es… John
Bolton: amado por nadie y odiado por todos.
Su estancia en la Casa Blanca supuso una guerra de
goteo entre el Consejo de Seguridad Nacional, el cual
lideraba, y el Pentágono. Lo mismo en política
exterior. Es su acción insignia, más allá de su fanatismo
delirante y destructivo.

Sus procedimientos propios para la promoción de su


libro son procedimentales y leguleyos. A meses de salir
por la puerta de atrás de la Casa Blanca, “filtra” que va a
sacar un libro con información “explosiva” y pone en
alerta legal a la Casa Blanca.
La batalla legal por la publicación del libro ha sido
ganada por Bolton. Al mismo tiempo, los
medios liberales y prodemócratas ondean la bandera de
la “libertad de expresión”, teniendo en cuenta que su
enemigo a batir en las próximas elecciones es el mismo
Donald Trump. El producto ya está casi colocado en el
mercado.
Lo que ya se ha hecho público del libro parece repetir
un patrón: falacias convenientes (el caso Ucraniagate) y
caricaturización de su ex jefe (en relación al caso
Venezuela) sin afectar las líneas maestras del consenso
belicista general en Estados Unidos (contra China, Irán,
Rusia). Todo está en la línea para revivir el
fracasado impeachment contra Trump y tratar de
perjudicar aún más su ya afectada imagen.
No debe haber dudas de que haya mucho de cierto del
festival de barbarie que son las escenas que “narra”
Bolton sobre su relación “laboral” con Trump. Al mismo
tiempo, es difícil de imaginar que lo que dice sobre
Venezuela y Guaidó sea cierto, pero al mismo tiempo él
también se autoblanquea. Y ese patrón mezclado con
verdad, aprovechándose del momento en el que sus
“enemigos” defienden sus ataques contra el presidente
estadounidense, será una constante de todo esto. Y
tendrá su propio ciclo de proyección histórica.
Existen otras razones para juzgar a Trump, pero todo lo
que se enmarque dentro de las coordenadas generales
del Russiagate y el Ucranigate no son suficientes, ya se
ha comprobado. La corrupción de su administración o
el desastre por la gestión del Covid-19 en Estados
Unidos sí podría afectarlo más, pero involucra a mucha
gente que conviene no ser tocada. De esta manera se
dejan muchas más cosas intactas.
A lo mejor la inestabilidad del momento político en
Estados Unidos puede contribuir al impacto de la
publicación, y hasta puede usar (y se usa) como una
desviación de atención de las protestas sociales. El uso
literal del contenido por otro sector del mismo sistema
de relaciones de poder de la clase dominante ya lo
convierte en sospechoso. Y si proviene de John Bolton,
mucho peor.
Además, quienes defienden el libro del bigotón
ultraimperialista califican su lectura de “tediosa”, tal
como lo descalifica a Trump. Está por verso cuánto
dura la porra de los liberales a Bolton por haberse
unido a la “resistencia” contra Trump.
En medio de la escena, Venezuela sigue teniendo el
mismo presidente de manera legítima y John Bolton
volverá a la cesta del olvido junto con su estrategia
chucuta para exterminar al chavismo de una vez por
todas

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