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Ricardo L Plaul

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Ricardo L. Plaul.

* LA EXPOSICIÓN:

Es la técnica más antigua y quizás una de las más usadas por los docentes de todos
los tiempos. La crítica a la llamada educación tradicional y a la didáctica verbalista la
desacreditó y los docentes llegaron a pensar que estaba prohibido usarla bajo la pena
de ser acusado de ser un docente tradicional. Afortunadamente algunas de las buenas
tradiciones logran sobrevivir y una lectura atenta del constructivismo (al que todos
dicen pertenecer), permite descubrir que la tarea informativa del docente es
imprescindible. Como toda técnica tiene que cumplir con ciertos requisitos y está bajo
ciertos condicionamientos para no convertirse en instrumento para la memorización
mecánica y a-crítica de contenidos. Pero no está necesariamente ligada a la misma.
La técnica (considerada un método por algunos autores) expositiva consiste en
presentar oralmente un tema, lógicamente estructurado. El lenguaje oral, se convierte
así en objeto de máxima atención del docente, que si bien suele adecuarlo a las
posibilidades de comprensión del grupo, no debe perder de vista que el saber a
enseñar debe conservar las características de claridad, precisión y comunicabilidad,
propias del conocimiento científico.
La exposición puede asumir distintas formas:

* La exposición dogmática:

La comunicación es unidireccional, del docente hacia el alumno. El contenido


transmitido no puede ser discutido, debe aceptarse a-críticamente como la verdad que
deberá luego ser reproducida textualmente en ocasión de las pruebas o exámenes. El
alumno no debe intervenir mientras el docente expone. Es la técnica propia de las
clases teóricas o magistrales que aún subsisten en distintos niveles de la enseñanza,
aunque son más comunes en las universidades ante grandes auditorios.

* La exposición dialogada:

La comunicación es bidireccional. El mensaje presentado por el docente es un


pretexto para dar pie a la participación de la clase. Es posible entonces la pregunta, la
discusión, el aporte de los alumnos cada vez que sea oportuno y necesario.
Esta técnica requiere una cuidadosa preparación de la temática a tratar por parte del
docente, quien sin embargo no debe sentirse temeroso de las posibles preguntas de
los alumnos sobre algún aspecto que él desconozca. Si bien la mayor profundización
le va a dar al docente mayor seguridad (que es percibida y respetada por los
alumnos), nunca puede llegar a agotar el tema y es lícito y aceptable que haya
aspectos que desconozca o que haya olvidado y que pueda reconocer esto frente a
los alumnos.
No sólo requiere buenos conocimientos sobre el asunto a tratar, sino qué a la fluidez y
a la clara expresión verbal, el docente debe adquirir cierta capacidad de
dramatización.
En una época en que los alumnos parecen ser sólo atraídos por las pantallas y les
cuesta concentrarse en algo fijo durante más de quince minutos, el docente debe
esforzarse por hacer amena la exposición. Deberá recurrir al lenguaje gestual, a los
distintos tonos e intensidad de la voz, a la ejemplificación interesante, a las anécdotas
pertinentes, a la ilustración adecuada (láminas, fotos, mapas, medios audiovisuales,
etc.) al humor, a la capacidad de síntesis, al uso correcto del pizarrón.
El docente debe tener claros los objetivos de su exposición y debe planificar la
secuencia de tópicos que constituyen la temática. A veces es útil contar con un mapa
conceptual que represente la estructura lógica del tema y grafique las relaciones entre
las ideas más importantes de la exposición.
El docente, sobre todo si la exposición es necesariamente extensa, debe mantener al
auditorio en actitud reflexiva, planteando de tiempo en tiempo interrogantes que exijan
razonamientos., con la presencia de situaciones problemáticas, relativas al tema en
cuestión. Debe darle cierto tono emocional a lo que dice: si el docente no manifiesta
entusiasmo, interés, compromiso afectivo, dinamismo, etc. menos puede esperar del
alumno cierta motivación e interés por el tema.
Al concluir la exposición es conveniente hacer una revisión sintética de lo expuesto y
aclarar las dudas, volver sobre aspectos que no se hayan asimilado correctamente y
extraer conclusiones con la participación de la clase. Se pueden dejar planteados
interrogantes para un próximo encuentro.

EL INTERROGATORIO:

El docente debe estar preparado para formular en el transcurso de la clase, preguntas


claras y concisas. Debe dar tiempo para que los alumnos puedan reflexionar sobre las
preguntas formuladas, requerir la fundamentación de las respuestas y trabajar a partir
del error sin desechar en principio ninguna respuesta.
Es el docente el que debe organizar el interrogatorio, designando a quien le
corresponde responder y tratar de lograr la mayor participación posible, confrontando
pareceres, comparando respuestas, completando y aclarando, con la colaboración de
todos, las respuestas confusas o incompletas. Los alumnos deben poder expresar sus
dudas, objeciones y dificultades durante el transcurso del interrogatorio dirigido.
Las llamadas preguntas convergentes son aquellas que por lo general se centran en
requerir la evocación de contenidos factuales (datos, hechos) y exigen una sola
respuesta determinada. La llamada escuela tradicional o verbalista abusó de este tipo
de preguntas favoreciendo la memorización mecánica de información.
Las preguntas divergentes, en cambio, son las que estimulan la variedad de
respuestas, el descubrimiento, la elaboración de soluciones creativas, etc. Es
necesario que el docente utilice ambos tipos de preguntas. Es necesario que el
alumno recuerde cierta información básica y que la pueda utilizar para responder
aquellas preguntas que requieren la realización de operaciones intelectuales
(relacionar, definir, describir, sintetizar, clasificar, identificar, criticar, etc.).
El docente debe exigir respuestas completas y no simples monosílabos (sí, no). Las
preguntas, si bien algunas pueden surgir espontáneamente en el transcurso de la
clase, deben ser planificadas cuidadosamente (sobre todo por el docente sin
experiencia o por el practicante) para responder con precisión y brevedad a los
objetivos previstos. Deben ser precisas, concisas, claras, simples y seguir una
concatenación lógica.
Las preguntas son útiles para evaluar los saberes previos, para orientar el
razonamiento y estimular el pensamiento reflexivo. También sirven para realizar una
revisión o síntesis final de las ideas analizadas. No deben limitarse a verificar si se ha
memorizado ciertos conocimientos, sino que deben estar orientadas a evaluar si los ha
comprendido.

EL ESTUDIO DIRIGIDO:

Si bien esta metodología tuvo su auge con la Escuela Nueva y en cierta medida diluyó
el rol docente en el de un simple coordinador o facilitador, pienso que puede constituir
una herramienta didáctica útil en el proceso de lograr mayores niveles de autonomía
en el alumno.
El Estudio Dirigido abarca una serie de técnicas y/o actividades que tiene como
objetivo guiar y orientar al alumno en el campo del estudio productivo y en el desarrollo
del pensamiento reflexivo. Implica el aprendizaje de habilidades y hábitos de estudio
aplicables a las distintas áreas del currículo.
"...es un proceso regular de enseñanza que abarca una serie de pasos lógicos y que
busca concretarse en conocimientos o comprensiones, en la adquisición de
habilidades y en la resolución de problemas..." Elena Echegaray de Juárez 1982.

La aplicación de esta metodología implica un primer momento de evaluación


diagnóstica de las dificultades de aprendizaje de los alumnos y de elaboración de
objetivos que se pretenden lograr con su aplicación.
Luego se instrumentará al alumno para que adquiera independencia en el estudio y
conozca nuevos caminos en el aprendizaje. Se le enseñarán al alumno técnicas de
trabajo intelectual e instrumentos propios de la investigación en la realidad. Orientado
por el docente el alumno será capaz de enfrentar ciertas problemáticas, de estudiarlas,
analizarlas y resolverlas.
Echegaray de Juárez describe cinco fases del método que pueden adaptarse a las
circunstancias áulicas e institucionales:

1. Planeamiento:

El docente analiza los contenidos, selecciona los temas, prepara el material y elabora
las guías de estudio. Es aconsejable que informe e interese a los padres en las
actividades planificadas. Los alumnos analizan los contenidos y actividades junto al
docente y manifiestan sus intereses.

2. Asignación:

El docente ofrece una visión panorámica del tema, presenta las problemáticas a
resolver, entrega las guías de estudio y aclara posibles dudas. Los alumnos analizan
sus guías de estudio, seleccionan con la ayuda del docente el material bibliográfico.
Redactan notas solicitando entrevistas, visitas, etc. Trata de ponerse en contacto con
expertos en el tema. En las guías de estudio deben figurar el tema, los objetivos, las
actividades y la bibliografía.

3. Estudio:

El alumno, aplicando las técnicas de trabajo intelectual y los instrumentos de


investigación, indaga en fuentes bibliográficas o en la realidad, siguiendo su guía de
estudio. Prepara fichas e informes, realiza experiencias y entrevistas. Extrae
conclusiones personales. El docente evalúa, informa y sugiere permanentemente
durante todo el proceso.

4. Consulta:

En la práctica esta fase se cumple durante todo el proceso. El alumno recurre al


docente en todas las ocasiones que así lo requieran: para solicitar aclaraciones, en
busca de nuevas fuentes de información. También puede consultar a expertos,
profesionales y centros de documentación. En ningún caso se debe sustituir la
actividad personal del alumno.

5. Debate en grupo y conclusión:


La discusión final en plenario le aporta al método el aspecto socializador necesario.
Los alumnos deben colaborar activamente en la elaboración de la conclusión final. El
docente puede utilizar en esta fase alguna de las técnicas de dinámica grupal.
Observa el comportamiento del grupo y evalúa el informe final.

EL TALLER:
Es una modalidad operativa que incluye trabajo individualizado y colectivo. Se lo
considera una metodología activa que integra la teoría y la práctica, la reflexión y la
acción. Desarrolla la capacidad de análisis, la creatividad y la evaluación para hacer
una lectura crítica de la realidad. Afianza las conductas participativas y la
comunicación. El taller procede del establecimiento del vínculo a la producción de la
tarea. A través del grupo se logra una síntesis del hacer, el sentir y el pensar.

"...pensamos el taller como un tiempo y un espacio para el aprendizaje; como un


proceso activo, de transformación recíproca entre sujeto y objeto; como camino con
alternativas, con equilibraciones y desequilibraciones en un acercamiento progresivo al
objeto a conocer. El sujeto de este aprendizaje en Taller es un sujeto protagonista, con
pensamiento crítico, capaz de problematizar." María Teresa González Cuberes. 1988.

Se parte de la capacitación del alumno en técnicas de trabajo intelectual y en métodos


y técnicas de investigación con un enfoque tanto individual como grupal. En un
segundo momento el alumno guiado por el profesor se enfrenta con distintas
problemáticas para analizarlas, estudiarlas y resolverlas.
El docente formula los objetivos y los ofrece a la discusión grupal. Planifica las
actividades con sus alumnos y coordina las actividades individuales y grupales.
Estimula la participación, enseña a respetar las opiniones propias y ajenas, pone
límites, propicia un clima grupal oportuno para la realización de la tarea. Observa y
evalúa la dinámica grupal integralmente.
El alumno evalúa su propio aprendizaje para asumir la responsabilidad de sus
acciones y ser el motor de su propio cambio de actitudes. Construye su conocimiento
individual y colectivamente a partir de interrogantes y problemas que lo inquieten.
El taller busca un progreso acorde con cada individuo. Se evita uniformar o privilegiar
a un participante por sobre otro. Se promueve que cada uno sea competente desde
sus posibilidades. Se parte desde lo que el sujeto es capaz, fortaleciendo así el deseo
de aprender y la autoestima.
Durante la interacción entre los participantes y entre éstos y el tema o tarea que los
convoca, siempre aparecen conflictos, confusiones y resistencias. Las intervenciones
del docente y de los propios participantes deben promover la explicitación de lo que
está ocurriendo. El grupo debe enfrentar los obstáculos y resolver las dificultades.
Todos deben hacerse responsables y convertirse en innovadores.
De acuerdo a los propósitos enunciados o producción prevista, el taller puede tener
una duración más o menos prolongada. Se evaluará tanto el proceso como el
producto. La producción puede ser real y concreta o abstracta y simbólica.
"En un taller se puede modelar, diseñar, reparar, o bien planear, relacionar, conjeturar,
o extraer conclusiones. A lo largo del taller, se hace algo, se reflexiona sobre ese algo
y se conceptualizan logros y descubrimientos." M. T. González Cuberes.

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