Pensar Antes de Actuar

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PENSAR ANTES DE ACTUAR

1.- ¿QUÈ SÈ? ¿CÒMO LO SÈ?

¿Qué sé? ¿Cómo lo sé? ¿Tengo seguridad de que las fuentes son verídicas?

Si alguien habla, expresa lo que antes ha pensado más o menos bien. Si habla
mal, es porque no ha pensado bien, o porque no ha dedicado el tiempo suficiente
para reflexionar sobre el asunto.

Por desgracia, en un mundo donde corren noticias y rumores, donde muchos


opinan y externan sus valoraciones, hay quienes hablan, escriben, comentan, de
modo equivocado, porque no pensaron el tiempo requerido para hacerlo bien.

Es bueno, ante temas concretos, no juzgar según las “opiniones comunes”, ni


según lo primero que se nos pasa por la cabeza, ni según lo que otros empiezan a
decir con una seguridad sorprendente.

¿Un terrorista acaba de asesinar a varias personas? Antes de declararle loco, o


fanático, veamos los datos y reflexionemos sobre los mismos. La simple noticia no
basta.

¿Un político ha sido acusado de corrupción? Antes de lanzar críticas violentas


contra ese hombre o contra su partido, veamos quién formula la acusación, qué
hacen los jueces, cómo se desarrollan los hechos.

¿Un familiar parece haber malgastado parte de la herencia? No es correcto


lanzarse contra él con críticas ásperas sin haber controlado antes la información.

La lista podría ser mucho más larga. Ante hechos lejanos, y también ante hechos
cercanos, vale la pena detenerse un momento y pensar. ¿Qué sé? ¿Cómo lo sé?
¿Tengo seguridad de que las fuentes son verídicas? ¿No hay intereses en lanzar
un dato falso o en ocultar otros verdaderos?

Siempre es provechoso un esfuerzo sereno y maduro por pensar bien antes de


hablar y de actuar. Así evitaremos juicios de los que luego hay que arrepentirse, y
llegaremos a conclusiones más equilibradas, lo cual permite crear un ambiente
más disponible a la búsqueda seria ante tantos temas que nos interesan.

FORMACIÓN DE LA INTELIGENCIA

1.La Inteligencia

La inteligencia humana como capacidad de captar la esencia de las cosas,


constituye la ventana del espíritu. Ella es guía de la personalidad. Podemos decir
que la madurez de la inteligencia lleva necesariamente a la madurez humana, ya
que el desarrollo de la inteligencia implica el desarrollo de sus cuatro principales
funciones: analizar, sintetizar, relacionar y juzgar.

Analizar: descomponer con acierto un todo en sus partes. Analiza bien quien
reconoce el lugar al que pertenece una parte del todo. Por ejemplo, al ver una
película, se pone atención a los personajes, las acciones, los diálogos…por
separado para llegar después a la conclusión.

Sintetizar: Recomponer lo analizado; decir con exactitud y brevedad una idea que
se encuentra expresada en muchas páginas. Sintetiza bien quien sabe formar un
conjunto a partir de elementos hallados en distintas fuentes y quien con agilidad
sabe distinguir lo esencial de lo accidental y periférico.

Relacionar: Comparar, distinguir y unir los diversos aspectos de una realidad


hasta formar en su mente un todo unitario.

Juzgar: es el culmen de la actividad del entendimiento. Juzga bien quien capta y


valora con objetividad la verdad encerrada en mensajes, problemas, situaciones
humanas, actividades; quien no se precipita en sus opiniones, quien no se
contenta en pensar como la mayoría, quien supera los prejuicios personales,
familiares, ambientales, culturales o sociales; quien busca la verdad de las cosas
por encima de su propio juicio.

2. Cualidades de la inteligencia

 Capacidad de pensar con profundidad, de reflexionar para penetrar en la


esencia de las cosas.
 Claridad, precisión y rigor lógico
 Mente rápida, intuitiva y dinámica
 Pensar con objetividad e independencia sin que los sentimientos y
emociones influyan indebidamente sobre la capacidad de juicio
 Cultivar la flexibilidad contraria a la rigidez y a la terquedad.

No podemos pretender que todas las personas tengan parecida capacidad


intelectual, hay diversos grados y distintas características. Lo interesante es que
cada quien alcance el máximo desarrollo de sus propias cualidades intelectuales y
que la inteligencia se encause a la búsqueda de la verdad. Para ello debemos
procurar una preparación sólida, profunda y selecta, que nos permita conocer
adecuadamente las verdades de la fe y de la moral cristiana, los problemas del
mundo y las corrientes culturales de la época. A demás es necesario combatir la
pereza y la mediocridad intelectual, que restan eficacia a nuestro trabajo y
formación.
La inteligencia se mide por la consistencia de las ideas. Bajo este parámetro
podemos comparar al hombre con el barro y la roca.

• Los hombres los débiles, no tienen una estructura mental propia. Como el barro,
adquieren una forma esculpida por un agente exterior, se moldean bajo cualquier
forma, quedan marcados por cualquier huella; se asemejan al recipiente donde lo
depositan, sufren el desgaste de cualquier viento de la opinión, las circunstancias
(tiempo, lugar, ambiente) pesan más que ellos mismos y se resignan a no tener
voz, a ser apenas un eco. Los hombres de barro no deciden, son manipulados,
son borregos.
• Los hombres fuertes son siempre iguales, son siempre ellos idénticos consigo
mismos; no se dejan manipular. Ellos son los protagonistas de su propia biografía.

3. Formación de la inteligencia

Se puede enseñar, llevando a la persona a hacer por sí misma la experiencia.


Debe aprender a pensar, pensando; a analizar, analizando, etc. Y nuestra tarea
principal como formadores es ayudarles a reflexionar continuamente.

Sin embargo, la finalidad de la formación de la inteligencia, es que esta se


convierta en la facultad que guíe a la persona. Si analizamos el ambiente que
nos rodea, sobre todo, el ambiente con que se tienen que enfrentar nuestros
alumnos, nos damos cuenta que vivimos en un ambiente donde todo se capta
mediante los sentidos, así, lo que más llama la atención, lo que más agrada, lo
que más gusta o satisface, lo que provoca cierto placer, lo que se antoja en el
momento, eso, eso es lo que se elige. Por ello es importante enseñar al alumno a
que sea su razón, bien formada e iluminada por la fe, la que señale el camino a
seguir siempre y no los sentimientos, los gustos o las pasiones.

Una acertada formación de la inteligencia no consiste sólo en la adquisición


cuantitativa del saber, lo que podríamos llamar la acumulación de la información,
sino, en el uso adecuado de la razón, en la penetración de la verdad buscada por
encima de todo, en la capacidad de emitir juicios rectos y equilibrados sobre sí
mismos, las demás personas, los acontecimientos de la historia de la sociedad y
de la cultura.

4. Peligros

Afán de intelectualismo: Es la característica de las personas que prefieren


convivir más con los libros que con sus semejantes. Hay que encausar ese sano
deseo de adquirir conocimiento para que no caigan en el peligro de aislarse del
mundo que les rodea, en una forma de asilamiento personal.

Racionalismo autosuficiente: Características de aquellos que buscan medir y


valorar todo exclusivamente en función de sus razonamientos y conocimientos,
mostrándose autosuficientes y apegados a su propio juicio.
Complejo cartesiano: Es la característica de las personas que dudan de todo.
Viven en la incredulidad, la confusión y la desconfianza.

Pereza: Típico peligro en el adolescente. Es simplemente evitar todo esfuerzo que


implique razonar.

Mediocridad intelectual: no poner esfuerzo al hacer las cosas.

Irreflexión: Creer todo aquello que se oye y se ve sin reflexionar en la objetividad


de las cosas.

Imprudencia: actuar precipitadamente impulsada por la pasión o deseo de decir lo


que se sabe o piensa sin considerar personas, circunstancias y momentos.

Negligencia: perder el tiempo, no ejecutar lo que se debe hacer en el momento.

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