Codependencia

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La codependencia tiene sus inicios en los años 50 en el círculo naciente de los grupos Alcohólicos

Anónimos (AA). Las personas adictas que eran rehabilitadas se dieron cuenta que las familias de
ellos también arrastraban problemas semejantes a la adicción por lo que estos familiares
aceptaron necesitar tratamiento distintito e independiente de los grupos AA. Se dieron cuenta que
la problemática no terminaba simplemente con el cese del consumo, sino que el factor familiar era
tan fuerte que en muchas ocasiones se producía la recaída por la sola convivencia. Es así como
nacen los grupos Al-anón dirigidos a las familias que tenían miembros adictos.

La codependencia se ha definido como un estado emocional, psicológico y conductual


desarrollado a partir de un individuo adicto que ha mantenido un contacto prolongado con otras
personas, donde se oprime la abierta expresión de sentimientos evitándose las discusiones de
problemas personales e interpersonales (Guevara, 2002).

Como menciona Guevara “el codependiente presenta rasgos de personalidad claramente


identificables con formas de pensar irracionales que son muy difíciles de cambiar ya que van
acompañados de patrones afectivos perturbadores como angustia, ansiedad, depresión, ira
incontrolable, así como baja autoestima, temor al abandono, déficit en la toma de decisiones,
incapacidad de autocrítica, descontrol de impulsos, sentimiento de culpa, entre otros”. Esto quiere
decir que la persona codependiente ha mantenido durante años una conducta reforzada que
connota una finalidad adaptativa disfuncional dentro del círculo familiar. Una conducta que no ha
sido reforzada desde el afecto, confianza y empatía, sino desde la manipulación, mentiras y
necesidades personales.

Además, se ha mencionado que la etiología de esta enfermedad es multicausal, pero


necesariamente debe haber un trastorno de tipo adictivo en los miembros de la familia. La
adicción es de carácter crónico y esta cronicidad permite al codependiente profundizar en la
relación con el adicto formando una íntima conexión llena de engaños y manipulaciones por
ambas partes (Cueto Prieto, 2021).

Por otro lado, se han mencionado factores como: en relación al maltrato físico o psicológico
familiar, relacionados al afecto como pérdidas o abandono, a la estructura familia como el orden
de nacimiento y culturales como la diferencia de género y machismo actual teniendo como base la
epidemiología femenina de esta enfermedad. Este panorama amplía la idea de codependencia y
no la circunscribe a la relación directa con el adicto.

Cuando el paciente adicto que ha decidido llevar su prolongado tratamiento donde se lleva a cabo
una serie de cambio estructurales físicos y mentales, esta persona termina saliendo no como la
misma persona que entró. Con pensamientos, ideas, proyecciones distintas al inicio el individuo
regresa al hogar de donde salió con la enfermad y es en este momento donde empieza un
conflicto pues este ya no encaja en esa misma dinámica familiar. Cuando el adicto se ha
recuperado intentando lograr la independencia el codependiente inconscientemente boicotea el
tratamiento tratando de recuperar el poder y dominio de la persona rehabilitada reiniciándose
nuevamente el ciclo (Guevara Ortega, 2020).

Sin embargo, hay que entender que este sabotaje por parte del codependiente no es consciente,
sino que debido a las dinámicas y conductas mantenidas durante años esto se da
inadvertidamente, tratando de recuperar el control. Como menciona Kellog (1990) en el fondo de
la codependencia, como en el fondo de todas las adicciones, hay un inmenso vacío.

El comportamiento codependiente se origina en los sentimientos de culpa y responsabilidad que,


a su vez, genera que los familiares o cuidadores se hagan cargo de la situación a pesar de su propia
calidad de vida, centrándose totalmente en el otro.

Sin embargo, hay que entender que un codependiente arrastra el sufrimiento de haber convivido
con una persona dependiente a drogas o alcohol, que ha formado su carácter en el sufrimiento de
esa convivencia por mucho tiempo y para una debida recuperación por parte de ellos se necesita
una terapia especializada a ellos.

La codependencia es una enfermedad crónica que aumenta cada vez más en la sociedad. Es por
esto que es necesario promover programas preventivos que estimulen los patrones de crianza
adecuados, positivos y constructivos que formen personas con carácter resiliente, honesto y
empático.

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