Clases Sociales en Roma
Clases Sociales en Roma
Clases Sociales en Roma
1. Introducción
2. Organización social durante la Monarquía latino-sabina
3. Organización social durante la Monarquía etrusca
4. Inicio de la República: conflicto patricio-plebeyo
5. La sociedad republicana
6. La crisis de la República: aspectos sociales
7. Las clases sociales en etapa imperial
1. Introducción
Cada gens es autónoma, pero se reúne con las otras gentes para tratar los asuntos
relativos a toda la comunidad. Ello viene a demostrar la existencia de una cierta
organización política y militar para su gobierno y defensa. Por último, el conjunto de las
gentes constituye el populus.
Las familias patricias, haciendo frente común a los nuevos grupos sociales, manifiestan
su ambición de consolidar su poder en el terreno político de forma exclusivista. Entre
tanto, la plebe carece de privilegios políticos. Esta desigualdad entre los habitantes de
una misma ciudad empieza a molestar a los plebeyos tanto más cuanto que algunos
consiguen equipararse a los patricios no en nacimiento, pero sí en riqueza.
La situación requiere una solución que contente a patricios y plebeyos. Por ello se
emprenden reformas que permitirán la integración de los nuevos ciudadanos. El primer
paso consistirá en dividir el territorio en cuatro tribus urbanas y un número
indeterminado (16-26) de tribus rústicas, y asignar cada habitante a una de esas tribus en
función de su domicilio.
Desde ese momento, todos aquellos que poseen una propiedad deben contribuir con el
pago de un tributo a las necesidades de la ciudad. La condición de ciudadano,
determinada por la pertenencia a una tribu, trae consigo una serie de deberes (participar
en la defensa de la comunidad) y de derechos (participar en el gobierno de la
comunidad).
Los primeros tiempos de la República se vieron agitados por los enfrentamientos entre
patricios y plebeyos, que no son tan antiguos como parece deducirse de los analistas e
historiadores de aquellas épocas.
Quizá esto explique la reacción violenta de la plebe al verse privada de derechos que ya
tenía. Por otra parte, estas agitaciones no pueden considerarse como lucha de clases, ya
que dentro de la plebe se iba produciendo una distinción cada vez mayor entre los ricos
y los pobres, y, en definitiva, lo que se pretendía con ello era la igualdad de derechos
civiles. En cierto modo, podría considerarse como enfrentamiento entre ciudadanos y no
ciudadanos.
Puede considerarse que al final del siglo III a. C., se había conseguido la igualdad civil
entre patricios y plebeyos.
5. La sociedad republicana
Esta nueva Roma se define como SPQR (Senatus PopulusQue Romanus): el Senado,
integrado por la nobleza patricio-plebeya, y el pueblo, conjunto de todos los ciudadanos
romanos.
5.1. Ciudadanos
a. Ricos y privilegiados
- Nobilitas: está integrada por los patricios y plebeyos que se dedican a la
política, integrando el orden senatorial.
- Equites: plebeyos dedicados al comercio y las finanzas. En estrecha relación
con la nobleza debido a su poder económico. Ocupan el orden ecuestre.
b. Pobres y no privilegiados
- Plebes: se componía de la plebe rústica, que eran pequeños propietarios
rurales, y de la plebe urbana, artesanos y pequeños comerciantes.
5.2. No ciudadanos
a. Esclavos: sin derechos; se era esclavo por nacimiento, por deudas o por ser
prisionero de guerra. Eran considerados como res, cosas, con unas condiciones de
vida bastante duras, sobre todo los del campo y las minas.
b. Libertos: antiguos esclavos liberados por su amo mediante la manumissio
(emancipación). Sus hijos adquieren el derecho de ciudadanía. Estos forman
también la clientela, acogidos a la protección de un hombre rico, sea patricio o
plebeyo, que votan a sus patronos en los comicios, y estos les ofrecen protección
judicial, política, víveres y dinero.
5.3. Derechos y deberes sociales durante la República
a. Privados: ius connubii (matrimonio legal), ius commercii (propiedad), ius legis
actionis (acción judicial).
b. Públicos: ius suffragii (voto), ius honorum (elección como magistrado, ius
provocationis (apelación), ius sacrorum (elección como sacerdote).
c. Deberes: census (inscripción en el censo), militia (servicio militar), tributum (pago
de impuestos).
Los cien años aproximadamente que median entre el tribunado de la plebe de Tiberio
Graco (133 a. C.) y el inicio del Imperio (31 a. C.) constituyen un período crítico en la
historia de Roma.
La increíble expansión territorial que, tras cinco largos siglos de conquistas, había
alcanzado la ciudad tuvo consecuencias imprevisibles que abocaron a la ruina al ya
desgastado régimen republicano. Los sólidos cimientos de la sociedad romana se
derrumbaban irremisiblemente: la plebe rústica prácticamente desaparece y pasa a
engrosar las filas de la ya empobrecida plebe urbana. Entre tanto, nobles y caballeros
llenan sus arcas con los beneficios obtenidos de las guerras.
Para la plebe, se traduce en una crisis del campesinado: la plebe rústica estaba obligada
a prestar servicio en el ejército. En un Estado en el que la condición de ciudadano, la de
propietario rural y la de soldado iban indisolublemente unidas, la mayor duración del
servicio militar, prestado ahora en lejanos teatros de operaciones, obligó a estos
soldados-campesinos a abandonar sus tierras vendiéndolas a bajo precio.
Por otro lado, supuso una afluencia masiva de la población rural a la ciudad: la plebe
urbana, a la que se suman estos nuevos inmigrantes, se convierte en un instrumento
político en mano de líderes ambiciosos. El control de las multitudinarias asambleas
populares será, a partir de ahora, el blanco al que apunten las miras de algunos grupos
políticos.
Por otro lado, hubo un enriquecimiento: las conquistas militares, con la consiguiente
recaudación de tributos y apertura de nuevos mercados, acentuaron las diferencias
sociales. La ambición y la corrupción hicieron mella en las clases senatorial y ecuestre,
principales beneficiarias de estas conquistas.
También dinamitó la lucha por el poder: la clase política romana estaba integrada por
los nobles, quienes se adherían, según aconsejaban las circunstancias y siempre con
vistas a conseguir sus propósitos, a uno de los dos “programas” políticos existentes:
Cayo Graco, nombrado tribuno en el 123 a. C., continuó la labor iniciada por su
hermano Tiberio. Emprendió la distribución del ager publicus y la fundación de
colonias; atajó los problemas de carestía de la plebe urbana con una lex frumentaria que
regulaba las distribuciones mensuales de trigo a precios estables; mediante una lex
militaris consiguió responsabilizar al Estado del equipamiento de los soldados.
La reforma agraria había fracasado y el poder recaía nuevamente en manos del Senado.
La línea divisoria entre los estamentos sociales se manifiesta con más claridad que
durante el Alto Imperio. Por un lado están los propietarios de la tierra, los potentiores u
honestiores, frente a los pequeños propietarios libres, humiliores, y los colonos. Solo los
primeros tendrán acceso a los altos cargos de la administración central.