Tomicus
Tomicus
Tomicus
PERFORADORES DE PINOS
Tomicus piniperda (Linnaeus, 1758)
Tomicus destruens (Wollaston, 1865)
COLEÓPTERO. FAM. CURCULIONIDADE, ESCOLYTINAE
BIOLOGÍA
CICLO DE DESARROLLO Y OBSERVACIONES BIOLÓGICAS
En Aragón, tanto T. destruens como T. piniperda presenta una única generación anual.
Resumen del ciclo biológico de T. destruens en Aragón. Resumen del ciclo biológico de T. piniperda en Aragón.
E F M A M J J A S O N D E F M A M J J A S O N D
Los adultos de T. destruens y T. piniperda son casi indistinguibles morfológicamente. Tienen un tamaño
aproximado de 4 a 4,5 mm de longitud, presentando la cabeza y el tórax de color negro. T. destruens
generalmente posee los élitros y las patas de un color marrón rojizo, mientras que T. piniperda los presenta
con mayor frecuencia negros (Fig. 4). De todos modos no son caracteres constantes y la única forma certera
de determinación es el análisis por PCR o la microfotografía electrónica de barrido. El dimorfismo sexual es
muy poco notable, tan solo presente en el último terguito adominal.
Se trata de especies monógamas, la hembra inicia la colonización principalmente en árboles debilitados,
realizando en la madera un orificio que conduce a la cámara de apareamiento. Tras la cópula, la hembra
excava una galería vertical de 15-20 cm de longitud, donde deposita los huevos en pequeñas hendiduras
situadas a ambos lados de la misma (Fig. 5). Ambas especies presentan una única generación anual, aunque
la hembra puede ser varias veces fecundadas, dando al menos a dos generaciones hermanas anuales. Los
huevos, de aspecto blanquecino, eclosionan a las dos o tres semanas después de la puesta, dando lugar
a unas larvas ápodas y con el cuerpo ligeramente curvado, que rápidamente comienzan a alimentarse de
los tejidos del floema construyendo unas galerías, perpendiculares a la materna, que aumentan de grosor
a medida que avanza su desarrollo. Finalizada la fase larvaria, esta se transforma en pupa dentro de una
cámara, de donde emerge el adulto inmaduro y despigmentado, el cual se dirigirá a las copas de los árboles
para alimentarse de la médula de los ramillos y completar su desarrollo y maduración sexual.
El periodo de reproducción de T. piniperda abarca la primavera y el verano, mientras que T. destruens
realiza esta actividad desde el otoño a la primavera, realizando una parada invernal de mayor o menor
duración en función de los rigores del invierno. En zonas con temperaturas relativamente poco frías, la parada
invernal apenas puede durar unas pocas semanas.
Existe una clara segregación espacial de ambas especies. T. destruens ocupa la mayor parte del territorio
de Aragón, ligado a los pinares de P. halepensis y en menor medida a los de P. pinaster. T. piniperda es de
distribución más restringida, con presencia en los pinares de P. sylvestris de Teruel y Pirineos. (Fig. 2)
Fig. 2 (Autor: Diego Gallego)
Fig. 3
Fig. 6
DAÑOS Y ELEMENTOS DE DIAGNÓSTICO
T. destruens y T. piniperda están consideradas como unas de las principales plagas de insectos
perforadores que afectan a las masas de pinar de toda la geografía peninsular. En Aragón ocasionan graves
daños fundamentalmente en repoblaciones, entre las que destacan las de P. halepensis. En caso de ataques
masivos estas especies pueden causan daños de gran importancia al provocar mortalidad del arbolado. Los
daños producidos sobre las masas forestales son de dos tipos. Por un lado, el de los adultos inmaduros
que, para alcanzar la madurez sexual, se alimentan de la médula de los ramillos terminales de las copas
provocando la muerte de los brotes, los cuales se fracturan por la zona de penetración del insecto, cayendo
al suelo por efecto del viento. (Fig. 3). Por otro lado, los daños de mayor gravedad son los ocasionados por
las larvas al alimentarse del floema y parte exterior del xilema (Fig. 5), construyendo galerías que impiden la
circulación de la savia y provocan la muerte del árbol en un corto espacio de tiempo.
Aunque los ataques a ramillos se producen en arbolado sano y vigoroso, los adultos seleccionan árboles
en estadíos iniciales de decaimiento para realizar las puestas. Este hecho conlleva que rara vez se produzca
mortalidad de árboles sanos y que vegetan en buenas condiciones, localizándose por el contrario los ataques
en arbolado debilitado por diferentes factores como sequía, derribos, granizo, daños mecánicos, presencia
de restos de corta, etc.
También hay que destacar los daños indirectos que pueden provocar estas especies por su amplia
asociación con hongos, entre los que se encuentran especies pertenecientes a los géneros Ceratocistis,
Leptographium y Ophiostoma, todos ellos causantes del azulado de la madera.
Respecto a los elementos de diagnóstico de ambas especies, puede resultar de gran ayuda la detección
de ramillos terminales amarillentos en los que se puede observar en su interior la galería de alimentación del
adulto, indicando la presencia de la especie en la zona. Estos síntomas suelen ser muy llamativos cuando se
producen intensos ataques, en cuyo caso la base de los pinos suele rodearse de gran cantidad de ramillos
(Fig 3). El signo que evidencia la infestación del árbol es la existencia de perforaciones con grumos de
exudado de resina amarillenta en el orificio de penetración a las galerías reproductoras. En estas últimas,
dependiendo de la época del año, es posible observar individuos en diferentes fases de desarrollo (Fig. 5).