Mediacion Intercultural
Mediacion Intercultural
Mediacion Intercultural
Recibido/Received: 13/05/2019
Modificado/Modified: 23/09/2019
Aceptado/Accepted: 3/10/2019
RESUMEN
Este trabajo describe las particularidades que pueden desarrollar las estrategias contempladas en una
política pública de resolución de conflictos para familias migrantes cuando se utiliza la mediación para
conseguir el respeto a la diversidad en el marco legal como es el caso de Chile para dar respuesta a la
sociedad compleja del siglo XXI. Para ello, describe la situación actual de las familias migrantes con las
problemáticas que enfrentan en la gestión de sus conflictos en el sistema de justicia chileno, avanzando
en la generación de algunos lineamientos implementados en el sistema privado, que pueden constituirse
en facilitadores para el acceso a justicia.
PALABRAS CLAVE
Interculturalidad; conflicto; política pública; procedimientos judiciales.
SUMARIO
1. Introducción. 2. Reacción de la sociedad chilena ante la migración: conflicto de contradicción e
integración. 3. Mediación intercultural: un espacio institucional de encuentro. 4. Requerimientos
observados en lo sustantivo del proceso de mediación con familias migrantes. 5. Conclusiones.
Bibliografía.
ABSTRACT
This paper describes the peculiarities that can develop the strategies envisaged in a public policy of
resolution of conflicts for migrant families when the mediation is used to obtain the respect to the
88 Caterine Valdebenito Larenas, Pilar Munuera Gómez y Pamela Donoso Norambuena
diversity in the legal framework as it is the case of Chile to respond to the complex society of the 21st
century. To this end, it describes the current situation of migrant families with the problems they face in
the management of their conflicts in the Chilean justice system, advancing in the generation of some
guidelines implemented in the private system, which can to become facilitators for access to justice.
KEYWORDS
Interculturality; Conflict; Public policy; Judicial procedures.
CONTENTS
1. Introduction. 2. Chilean society's reaction to migration: conflict of contradiction and integration. 3.
Intercultural mediation: an institutional meeting space. 4. Requirements observed in the substantive
process of mediation with migrant families. 5. Conclusions. References.
1. INTRODUCCIÓN
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 25, pp. 87-102, 2019, ISSN: 1575-0825
Mediación en familias migrantes en atención a la diversidad cultural en el Chile de hoy 89
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 25, pp. 87-102, 2019, ISSN: 1575-0825
90 Caterine Valdebenito Larenas, Pilar Munuera Gómez y Pamela Donoso Norambuena
… son personas que tienen otro estilo de vida, bulliciosos, viven como 10 por
departamento, están llegando con bichos (E1, dirigente vecinal de Quilicura).
La opinión de este dirigente vecinal por su categoría social en su comuna, puede influir en
las opiniones de los habitantes acrecentando con ello las diferencias por discriminación y
desinformación. Esta realidad ratifica que las personas en nuestra condición de seres
gregarios, acostumbramos a vivir en sociedad buscando el colectivo como espacio de apoyo
(Beck, 2006: 159), como una forma normal y deseable para el desarrollo personal y
colectivo, más allá de los actuales cuestionamientos al desarrollo tecnológico y cultural en
que nos encontramos.
Sin embargo, se olvida que la convivencia es inevitable, y en palabras de Maturana, el
conflicto aparece cuando en el encuentro de diferentes deseos en la convivencia, uno no se
detiene a reflexionar, a conversar con el otro (Maturana, 2002: 188), propiciando así la
aparición de los conflictos interpersonales y/o grupales (Moore, 2006: 85-92). Por ello, hay
que tomar en cuenta las expectativas e intereses que presentan todas las partes, los que se
encuentran a la base de los requerimientos que están encontrados y cuestionados en esa
situación en particular para conseguir el diálogo cultural.
Siendo las expectativas de los habitantes locales que no haya cambio en las condiciones de
vida de su hábitat cotidiano, en una lógica de estabilidad y continuidad más propia de la
sociedad industrial, que de la globalización en que nos encontramos inmersos hoy en día. Y
como contraparte, encuentran a una población nueva que quiere integrarse a la vida vecinal
como forma de protección a su actual condición de tránsito. Y que en el caos especial de los
haitianos, se complejiza por la diferencia idiomática que presentan: hablantes de creol en un
país de habla hispana, por citar un ejemplo.
Así entonces, la subjetividad que emana de la configuración de los elementos señalados,
es vivida con alta intensidad por cada persona, y desde allí tiñe los contenidos de la vivencia
marcando los espacios de movilidad y asentamiento de ideas y creencias al respecto, la forma
de entender la situación en particular, como también en imaginar y atribuir opciones de
acción y emociones al actuar de la otra persona en la misma realidad. Y lo que cabe ahora es
preguntarse por la intensidad y duración de esta interdependencia y sus efectos en la relación
de convivencia y permanencia en el territorio compartido.
Y cuando marca posiciones y deseos contrarios o incompatibles en temas relevantes en
momentos determinados hace difícil su administración y aceptación en la vida cotidiana, lo
que en palabras de Freud, constituye el narcisismo de las pequeñas diferencias, que pasa a
adquirir el rol de causas de diferencias cuando se acuña como elemento de identidad personal
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 25, pp. 87-102, 2019, ISSN: 1575-0825
Mediación en familias migrantes en atención a la diversidad cultural en el Chile de hoy 91
y de poder en relación al otro (Freud, 1921: 2585), y que podríamos estar encontrando en la
experiencia de interculturalidad del día de hoy.
Que esta situación de diferenciación y de rechazo a la persona del inmigrante, se visualiza
en el cambio de valor y rol que le adjudica a las diferencias entre el yo y el otro, evaluándolo
como elemento crítico de identidad personal y de poder por su condición de sujeto originario
que se distancia del otro diferente (Olmos, 2009: 66), y por ello pasa a poseer un valor en sí
mismo, distinto al elemento o situación inicial de la diferencia constituyendo así un nuevo
factor interviniente en la situación de diferenciación y de discriminación, generando una
mesa despareja de poder y por ende de desencuentros.
Esto elemento personal de diferenciación y de poder entre el chileno y el extranjero,
pasaría entonces a teñir la calidad de la relación a existente entre las personas y el medio
circundante, dificultando y rigidizando los roles de los sujetos de un modo que mezcla y
superpone en la figura del otro, la imagen de la diferencia y la incompatibilidad subjetiva
como una causalidad y fin en sí misma, que finalmente en una linealidad de pensamiento,
puede construir la idea que es el otro ser humano la causa del problema, y por ende su
presencia es el obstáculo para la consecución del propósito en cuestión, siendo entonces la
actitud en consecuencia de rechazo al otro.
Lo crucial de entender este punto, es que cambia el foco de diferencias de deseos,
intereses de los sujetos en la relación que existe entre ambos, a personificar en la figura del
otro y esto puede darse en uno o en todos los intervinientes- la base del problema; pasando
del concepto relacional del conflicto, a un concepto de sujeto como origen del problema, y
que por ende solo puede ser resuelto cuando se elimine o desaparezca la causa del mismo, es
decir la persona del otro (Tzvetan, 1993). Lo que fue recogido desde las palabras de los
sujetos entrevistados en términos de:
…deberían expulsarlos a todos, denunciar a los ilegales para que los saquen (dirigente
vecinal de Quilicura).
La existencia de este planteamiento, que depende de la existencia o no del otro sujeto, se
encuentra a la base de las ideologías totalitarias, que personalizan en grupos humanos o
clases sociales el origen y fin de los conflictos, generando prácticas de invisibilización de la
condición de personas humanas de los integrantes de los grupos opositores, que les permiten
entonces la cosificación de los mismos, y por ello, en su condición de objeto pueden ser
manipulados al antojo, en vistas a ser modificados hasta conseguir el producto esperado, que
permitirá obtener el interés personal de quién se encuentra en la condición de manipulador,
en una lógica de todo o nada, habiéndose desarrollado graves crímenes contra la humanidad
desde esta conceptualización, lo que sucedió en Chile durante el siglo XX y está aún presente
transversalmente en la memoria colectiva de la ciudadanía.
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 25, pp. 87-102, 2019, ISSN: 1575-0825
92 Caterine Valdebenito Larenas, Pilar Munuera Gómez y Pamela Donoso Norambuena
neutral ayuda a las partes a negociar para llegar a un resultado mutuamente aceptable
(Álvarez, 1996: 131-133), respeto del conflicto que los aqueja y al mismo tiempo promueve
la participación ciudadana en espacios diferentes al tradicional juzgado.
La mediación se configura como sistema donde subyace una filosofía de diálogo, respeto
mutuo, sinceridad y perdón que son necesarios para crear un espacio de comunicación entre
las partes en orden a alcanzar acuerdos válidos y aceptados por todos (Munuera, 2014), con
la participación de un tercero neutral que se convierte en garante del proceso y facilita los
objetivos de las partes. Se insiste en que la mediación es más que un conjunto de técnicas.
La riqueza de este mecanismo de gestión colaborativa de conflictos (Baruch y Folger,
2006: 32-40), se centra en la necesidad de mejorar y/o recuperar canales de comunicación
entre dos o más sujetos que se encuentra inmersos en la misma situación de conflicto y que
tienen interés en resolver, con el apoyo de un/a tercero/a imparcial que pueda aportar a la
construcción de un escenario neutral para ello. Por su parte, Moore (1995: 79), se refiere a la
mediación como la intervención en una disputa o negociación de un tercero aceptable,
imparcial y neutral que carece de poder autorizado de decisión para ayudar a las partes en
disputa a alcanzar su propio arreglo mutuamente aceptable.
Ahora bien, el concepto de mediación intercultural es relativamente reciente y agrega a las
definiciones tradicionales, aspectos como el origen de los sujetos que intervienen, el contexto
social y cultural en que se desarrolla y los fines que persigue. En esta labor destaca Giménez
que describe la mediación intercultural como:
…una modalidad de intervención de partes, en y sobre situaciones sociales de
multiculturalidad significativa, orientada hacia la consecución del reconocimiento del otro y
el acercamiento de las partes, la comunicación y comprensión mutua, el aprendizaje y
desarrollo de la convivencia, la regulación de conflictos y la adecuación institucional, entre
actores sociales o instituciones etnoculturales diferenciados (Giménez, 2001: 142).
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 25, pp. 87-102, 2019, ISSN: 1575-0825
Mediación en familias migrantes en atención a la diversidad cultural en el Chile de hoy 93
las partes debe ser indígena y es realizada por abogados conciliadores de la Corporación
Nacional para el Desarrollo Indígena (CONADI), en la perspectiva de ofrecer una
herramienta cercana a la costumbre entre indígenas pertenecientes a una misma etnia
(artículo 54, Ley 19253).
No existen al día de hoy cuerpos normativos que se hayan ocupado de la regulación de
otros ámbitos de la mediación que incluyan especial consideración a los pueblos originarios
como a los migrantes, quedando a discrecionalidad de las distintas instituciones la utilización
de herramientas de gestión colaborativa de conflictos para el fortalecimiento de la
convivencia social y prevención de conflictos (Correa, 2009: 64).
En Europa, y en particular en España, ya en el año 2008 se reconoció la figura del
mediador intercultural como un profesional (Antonin, 2014: 69), señalando las características
y objetivos de esta modalidad de mediación, así como la obligación de llevar un registro
oficial de mediadores. Esta consideración ha tenido un importante rol en organismos
públicos, como hospitales, escuelas o centros penitenciarios, contribuyendo a crear un
espacio de encuentro, comunicación y comprensión en la relación que suele ser asimétrica,
producto de las condiciones sociales, económicas y de acceso al poder de los grupos
indígenas como de los inmigrantes respecto de los habitantes locales, durante los últimos
treinta años.
Su eficacia ha permitido levantar a la mediación comunitaria como una instancia de
intervención profesional que fortalece la construcción de la ciudadanía, entendida esta como
la relación funcional entre pertenencia, identidad, derechos y deberes, y no como una
situación jurídico-administrativa ligada a la proveniencia.
La mediación comunitaria, tal y como ha sido definida en el país europeo, no se orienta a
subsanar las dificultades originadas por la distinta proveniencia de las personas, como si esta
proveniencia diferente fuera per se el motivo de conflicto entre los ciudadanos llegados a la
ciudad en momentos distintos (Diputación de Barcelona, 2005: 9). Este proceso se dirige a
los conflictos que se producen por el hecho de compartir, de manera diversa, el espacio, los
servicios, las relaciones, las responsabilidades y los desafíos entre las personas, respetando
las diferencias existentes.
La aplicación de los principios de voluntad de participación, confidencialidad,
imparcialidad, igualdad y confidencialidad (Valdebenito y Donoso, 2018:38-44) se
encuentran consagrados en la ley vigente en Chile, complementados con los criterios de
interés superior de niño y participación de terceros (Ley 19968, art. 105). Estos aspectos son
claves en la mediación familiar como herramienta orientada a la generación de procesos de
participación que propician la solución a los problemas de la postmodernidad (Fuentes, 2011:
60) y la construcción de escenarios de cuidado y protección a la niñez.
De allí, que la confidencialidad y horizontalidad que se establece en la relación
profesional para el abordaje y transformación de las dinámicas conflictivas existentes, se
traduce en movimientos de trabajo de deconstrucción y reconstrucción de las historias
vividas (Sluzki, 1998). Esta intervención favorece la revisión de los roles materno y paterno
en el ejercicio de nuevos patrones culturales en su ejercicio, conforme a las demandas y
necesidades que han acordado necesarias de ser satisfechas en el proceso de formación,
cuidado y protección a los hijos en la sociedad globalizada de hoy en día.
Los ejes rectores ya enunciados para que sean efectivos, implican que quienes asisten a los
procesos de mediación, hayan sido informados respecto que es esta herramienta, como
funciona y que consecuencias o efectos se pueden alcanzar por este mecanismo respecto de
la situación problemática que les afecta. Esta información es una condición necesaria para el
inicio del ejercicio de toma de decisiones de forma libre en la temática. Permitiendo así
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 25, pp. 87-102, 2019, ISSN: 1575-0825
94 Caterine Valdebenito Larenas, Pilar Munuera Gómez y Pamela Donoso Norambuena
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 25, pp. 87-102, 2019, ISSN: 1575-0825
Mediación en familias migrantes en atención a la diversidad cultural en el Chile de hoy 95
involucrados, sino enfocarlo desde la perspectiva relacional, para que ambas pates se puedan
involucrar en la búsqueda de soluciones.
La violencia estructural que existe en nuestras sociedades, que visibilizamos en este caso
en las condiciones mínimas de sobrevivencia que enfrentan los migrantes y los indígenas al
estar insertos mayoritariamente en empleos de baja calificación o subempleos de bajos
ingresos, sumado a las manifestaciones de discriminación que son objetos, pone en los
hombros del profesional mediador una tarea compleja a ser desarrollada en la sala de
mediación.
Al mismo tiempo, se debe propender en las partes la capacidad de participar en el proceso
de mediación. Es decir, para proceder las personas se encuentren en similares condiciones
físicas, intelectuales y psicológicas para conocer, entender y tomar decisiones respecto del
conflicto que presentan como del proceso de mediación propiamente tal.
Aquí se incluye especialmente que los participantes cuenten con la información necesaria
y similar, para poder tomar las decisiones que estimen más adecuadas en función resolver el
conflicto en cuestión, donde las precisiones idiomáticas deben estar especialmente
consideradas para evitar mensajes duales o malas interpretaciones que afecten la
consideración de igualdad del ser humano.
Una mención especial requiere el uso del lenguaje, como herramienta de encuentro entre
las personas, que presenta usos particulares y modismos en personas de distintas
nacionalidades para designar un mismo objeto. Lo que coloca al profesional, la tarea de
solicitar reiteradas aclaraciones ante conceptos confusos, pudiendo con ello tensionar la
relación de mayor horizontalidad con los usuarios, afectando la fluidez del diálogo que se
requiere en el trabajo de despejar la confrontación.
Lo anterior, finalmente aporta a que las partes toman la responsabilidad de sus acciones
pasadas y de su comportamiento futuro, al decidir libremente la mejor opción, participando
en la búsqueda de una solución creativa a su disputa. Estos acuerdos surgen del
entendimiento de uno mismo, y de una voluntad de comprender y respetar a la otra parte.
En tanto que Arboleda, siguiendo el planteamiento de Bernal y Bernal, postula que lo
clave del mediador (2014: 201), es la entrega de herramientas para la toma de decisiones con
libertad e información por las personas afectadas.
La esencia de la mediación está en la libertad para participar que tienen las personas. Este
tipo de participación está unido a la voluntariedad, donde los y las participantes podrán e
incluso el mediador puede retirarse de la mediación en cualquier momento. Pero aquí
encontramos la primera barrera de entrada al este sistema, y que está dada por aspectos
administrativos tales como que los adultos, padres de los niños ser protegidos, y que aún no
disponen, de una cédula de identidad nacional, no pueden realizar los procedimientos legales
necesarios al igual que los habitantes chilenos o extranjeros que cuentan con residencia
definitiva.
Cabe señalar la importancia que puede revestir en este punto, la incorporación de otros
criterios de reconocimiento de identidad que ya se están utilizando en la atención en los
ámbitos de educación y salud pública, como es la utilización del número de pasaporte como
instrumento único de identificación.
Desde una mirada epistémica, Suares (2005: 30), entrega una profundidad a este principio
que se garantiza en la mediación, argumentando que la ventaja a nivel de procedimiento se
basa en que los acuerdos alcanzados tienen mayor grado de cumplimiento, basado justamente
en la premisa que las partes han concurrido voluntariamente a su confección.
Los procesos colaborativos que incluyen la multiculturalidad, la voluntad de participación,
deben considerar de forma especial como facilitan el acceso a las personas que son
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 25, pp. 87-102, 2019, ISSN: 1575-0825
96 Caterine Valdebenito Larenas, Pilar Munuera Gómez y Pamela Donoso Norambuena
pertenecientes los grupos minoritarios para que presencia haya sido razonada y ponderada
como un espacio de integración a la vida colectiva del lugar donde se encuentran habitando,
trabajando y/o estudiando. Como ya se señaló, la presencia de un facilitador o intérprete
puede ser necesaria para la traducción cuando las personas hablan idiomas diferentes.
Desde la gnoseología de este principio, conviene preguntarse si el mediador debe cumplir
este papel de intérprete como ha sugerido algunos autores entre los que destaca García-
Castaño (2004: 123) al indicar que esta tarea debe ser apropiada por las personas en general,
y no es necesario y/o exclusivo de un tercero imparcial lo que permite entender la
comunicación como elemento central para la gestión de un conflicto.
Se cree que colocar la tarea de traducción e intérprete en el mediador, puede servir para
fortalecer los canales de comunicación, pero al mismo tiempo puede constituir un factor que
incida en la percepción de imparcialidad que construyan las partes respecto del profesional.
Por lo que se propone sea negociada la figura del intérprete como un ejercicio para fomentar
la confianza en las partes desde el inicio de la intervención social que es toda mediación en
contextos de multiculturalidad.
Las ventajas de asumir esta labor en conjunto con el quehacer propio de la mediación,
radica en que permite fortalecer los lazos de confianza entre los participantes al constituir un
subsistema integrado de comunicación que aporte al fortalecimiento de la participación,
además de evitar la interferencia que pude provocar la presencia de un segundo externo al
conflicto.
En el mismo sentido, parece necesario explicitar que es posible trabajar con intérpretes en
la sala de mediación, que permitan ser el puente de diálogo con personas que no hablan
español en nuestro caso. Lo que al ser preparado con antelación por el intérprete y el
mediador/a, minimiza el efecto de su presencia en la gestión del conflicto. Y de todas formas
construye un mejor escenario para quienes están inmersos en la situación de conflicto
En tanto que se debe tener especialmente presente la importancia de resguardar la idea de
terceridad en la figura del mediador, que sea un externo ajeno a la problemática existente,
que aporta a la reordenación y transformación de la relación conflictiva, como catalizador del
proceso (Cohen, 1997: 250) al mismo tiempo que favorecedor de la participación ciudadana
de los involucrados, en un contexto de mayor horizontalidad en la comunidad intervenida
donde establecerá un vínculo de trabajo y realizará un seguimiento de los casos (Vargas,
2013: 142).
Lo que hemos visto corroborado en atenciones a familias extranjeras, donde la presencia
del intérprete que ya es conocido por ellos y con quien tiene un lazo de confianza, se ha
convertido en un facilitador, como hemos observado en las atenciones realizadas a familias
iraníes.
En definitiva, cualquiera sea la forma en que opte por abordar la atención en escenario de
idiomas extranjero, hay que recordar que si estas comunidades logran adquirir confianza y
reivindicar sus intereses pueden cumplir un importante papel de puente futuro entre las
personas para facilitar la comunicación y una nueva forma de pensar. Por ello, es clave
iniciar el proceso de mediación desde el rol profesional imbuido de respeto a la diversidad.
El profesional debe resguardar debidamente la confidencialidad de la información que las
partes entregan voluntariamente en la mediación en vistas a buscar un acuerdo al conflicto
que presenten; para ello debe ocuparse de contar con las condiciones físicas y de registro
adecuado que lo garanticen.
Al aplicar la confidencialidad a la mediación intercultural, cabe preguntarse cuáles son los
límites existentes, considerando la confluencia de varias culturas y a la presencia de un
intérprete en las sesiones de trabajo. Y la respuesta nuevamente se concentra en el ejercicio
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 25, pp. 87-102, 2019, ISSN: 1575-0825
Mediación en familias migrantes en atención a la diversidad cultural en el Chile de hoy 97
del rol del mediador para la confección de los acuerdos de trabajo entre y con los
participantes de manera de favorecer la participación, donde la consideración a la diferencia
de conceptos y valores será clave para ello.
Este encabezado orientador se propone sea abordado de forma explícita al inicio del
trabajo de la mediación, como aspecto relevante de acordar entre las personas en conflicto,
considerando el cuidado de sus relaciones posteriores en los espacios comunes de la vida
social que comparten, ya afectados por las diferencias culturales de origen.
La experiencia de atenciones de casos con estas características, permite señalar que es
necesario ocuparse de las formas de presentación de la información sobre este principio,
particularmente sus excepciones, que suele provocar confusiones e inquietud en los padres y
adultos por el desconocimiento de las leyes chilenas. Además que la idea de delito coloca un
temor adicional, afectando la estabilidad subjetiva cuando están tramitando sus visados de
permanencia; lo que hace necesario prestar atención a los efectos de dicha aclaración, de
modo de acompañar y contener a las personas que se han visto afectadas.
Profundizando en este aspecto, parece necesario detenerse en las prácticas de crianza que
difieren entre las diversas culturales; que en Chile por las recientes modificaciones legales y
culturales son garantes de mayores cuidados a la niñez y juventud, penalizando actitudes de
violencia como elemento disciplinario; lo que constituye una clara diferencia respecto de
pautas de formación que muestran las familias inmigrantes y que queda visibilizado en el
proceso de derivación de instituciones y durante la atención.
Donde por ejemplo, aparece el uso de palmadas, correas y gritos como herramientas
legitimadas para disciplinar a los varones; el traspaso de actividades domésticas y de cuidado
de hermanos menores a las niñas, que constituyen prácticas normalizadas en sus países de
origen, siendo cuestionadas en el Chile urbano de hoy.
Ante estas experiencias, es clave el criterio profesional que permite problematizar estas
costumbres en el marco de la cultura social vigente, aportando en la generación y acceso a
espacios de contención y apoyo mediante redes de servicios que acompañen el tránsito
cultural, minimizando el accionar punitivo por el carácter educativo que aporte a la inserción.
Lo que puede constituir un aporte sustantivo a la vivencia de esta familia que está
solicitando acceso a justicia para un mejoramiento de sus condiciones actuales de vida, y por
estar en proceso de ajustes, puede mostrar mayor permeabilidad ante la exigencia de otros
cambios en su forma de vida, para así ajustarse a la nueva realidad que le toca enfrentar.
Una manera clara de evaluar la imparcialidad, la encontramos descrita en la pauta de
evaluación de la calidad de mediación, conocida por la sigla ECAME, que identifica aspectos
actitudinales y conductuales tales como la equidistancia, lenguaje analógico y tiempos de
diálogo con las personas involucradas .
La importancia que revisten estos puntos dentro de un proceso de afrontamiento
colaborativo para la resolución de un conflicto se traduce en la construcción de un espacio de
confianza, que permite la validación de la mediación como herramienta prejudicial en una
instancia de acceso a justicia por la ciudadanía más allá de sus diferencias.
Es claro que el mediador/a dispone, y es esperable que así sea, de su propia carga de
valores y vivencias que han aportado para la elección de la profesión. Y en el mismo sentido
la orientación profesional determina que aborde este aspecto como un ejercicio desde la
curiosidad, que le permite adentrarse en la conversación de las partes conflictuadas para
comprender sus vivencias (Diez y Tapia, 2010: 91), y al mismo tiempo modelar formas de
comunicación carentes de juicios de valor.
En dicho ejercicio, el mediador/a se incorpora como uno más a los diálogos de la
mediación, practicando un doble rol; que es el incorporarse en el conflicto, preguntando
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 25, pp. 87-102, 2019, ISSN: 1575-0825
98 Caterine Valdebenito Larenas, Pilar Munuera Gómez y Pamela Donoso Norambuena
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 25, pp. 87-102, 2019, ISSN: 1575-0825
Mediación en familias migrantes en atención a la diversidad cultural en el Chile de hoy 99
identidad formada por múltiples experiencias y por ende de la empatía intercultural, lo que
posibilita que un grupo específico de mediadores puedan desempeñarse en este ámbito.
En una postura distinta encontramos a autores como Correa, que en relación al trabajo con
pueblos originarios, recalca la importancia que el profesional conozca la cultura y los códigos
de la comunidad en que se interviene (2009: 95), sin que exista el imperativo que el
mediador/a pertenezca a la misma etnia.
En el mismo sentido, es posible considerar que lo central en ambas posturas, se encuentra
orientado a garantizar que el profesional en el ejercicio de la mediación en espacios de
diversidad cultural, desarrolle un alto conocimiento de sí mismo, autorreflexión y control de
sus juicios ante vivencias de terceras personas (Ayala, 2011: 80), de modo de no empañar el
trabajo en torno a generar movimientos en la percepción del problema que tiene la persona
(Diez y Tapia, 2010: 93), con vistas al diálogo, que pueda construir una nueva forma de
comprender el conflicto, avanzado con ello a una co-construcción intercultural y no a una
imposición de la sociedad.
Se debe garantizar que durante todo el proceso, ninguna de las partes pueda ser objeto de
amenaza, coacción o daño a su persona como a sus bienes, sea por parte de la otra parte o
partes involucradas o por consecuencia de las decisiones que se tomen en la mediación, para
lo que se requiere disponer de respaldo institucional que posibilite la intervención privada en
caso de ser necesario, de igual forma que se establece en el caso de habitantes chilenos.
Y este respaldo debe venir desde las políticas del Estado Chileno, que potencien los
espacios profesionales de intervención de la mediación con otros entes públicos que en
conjunto generen sinergia en la atención ofertada a las familias migrantes, de modo que
favorezcan la convivencia en la diversidad, como también la valoración de la diferencia,
ambos como aportes en la construcción de una sociedad justa, inclusiva y democrática.
5. CONCLUSIONES
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 25, pp. 87-102, 2019, ISSN: 1575-0825
100 Caterine Valdebenito Larenas, Pilar Munuera Gómez y Pamela Donoso Norambuena
intercultural, una adecuación institucional, pero hay que tener precaución en creer que
institucionalizando la mediación se resuelven todos los problemas, pues hay que preocuparse
de los operadores y sobre todo de la práctica como tal.
Esta intervención mediadora lleva a la a las personas que participan al valor de la
tolerancia, el respeto a la alteridad y la diversidad y de la validez de cada experiencia humana
aún dentro del desacuerdo y la inevitable divergencia que es propia de diversidad.
BIBLIOGRAFÍA
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 25, pp. 87-102, 2019, ISSN: 1575-0825
Mediación en familias migrantes en atención a la diversidad cultural en el Chile de hoy 101
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 25, pp. 87-102, 2019, ISSN: 1575-0825
102 Caterine Valdebenito Larenas, Pilar Munuera Gómez y Pamela Donoso Norambuena
Breve currículo:
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 25, pp. 87-102, 2019, ISSN: 1575-0825