Técnicas de Conversación.

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Técnicas para la conversación en la clase de ELE

Asunción Lorenzo
Graciela de Coulomb
(Profesoras colaboradoras del Instituto Cervantes de Río de Janeiro)

INTRODUCCIÓN

Es sabido que para un estudiante de ELE la adquisición de la competencia co-


municativa es su principal objetivo. El ejercicio comunicativo es absolutamente
indispensable en el estudio de un idioma extranjero, pues el dominio de la lengua
hablada es insustituible tanto para quienes desean estudiarlo en profundidad, con
fines específicos, o para aquellos que simplemente desean comunicarse en ese
idioma.

Ahora bien, ¿en qué consiste la tan ansiada competencia comunicativa?

En el esquema que se detalla a continuación (Vázquez, 2000) podemos obser-


var las diferentes destrezas que un alumno debe conocer y practicar si desea al-
canzar esta competencia comunicativa y a la que llegará a través de una práctica
sistemática y organizada de las mismas.

COMPETENCIA COMUNICATIVA
FLUIDEZ
COMPETENCIA
LINGÜÍSTICA COMPETENCIA COMPETENCIA COMPETENCIA
ESTRATÉGICA DISCURSIVA CULTURAL
— Dominio léxico. — Cómo salir del — Producir cadenas — Gestos.
paso. de lengua, no — Mímica.
palabras. — Valores.
— Dominio sintáctico. — Titubeos necesarios. — Adaptar mensajes.
— Dominio — Corrección (no
fonológico. mucha).
— Intencionalidad.

Es oportuno mencionar que el concepto de fluidez no significa solamente co-


municación espontánea y eficaz, sino que incluye varios otros aspectos, además
de los mencionados arriba, como una entonación y pronunciación aceptables;
seguridad y convicción en nuestras exposiciones; atención a las características de
la lengua hablada; observar el ritmo y la expresividad propias de la lengua, entre
otras.

Existe una idea generalizada de que la conversación es el lado menos serio del
aprendizaje de una lengua extranjera. Sin embargo no es así, puesto que una bue-
na «charla» permite que el alumno desarrolle su habilidad comunicativa mediante
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el intercambio de experiencias, intereses y opiniones; practique las destrezas
necesarias para lograr una interacción comunicativa más extensa, consiguiendo,
por ejemplo, introducir nuevos temas, respetar la distribución de turnos de pala-
bra, y mantener conversación en momentos difíciles.

TÉCNICAS PARA LA CONVERSACIÓN

Son muchas y variadas las técnicas que se pueden utilizar en las clases de con-
versación y que aparecen en todos los manuales sobre este asunto. Sin embargo,
no todas se adecuan al grupo y al momento; cada profesor deberá observar muy
bien a sus alumnos para introducir la que considere más conveniente en un deter-
minado momento.

Mencionaremos a continuación las que nos parecen más usuales.

— La simulación y los juegos de rol son prácticas lingüísticas controladas y


pre-comunicativas donde los estudiantes deben actuar a partir de los papeles que
les son asignados, actuando ellos mismos, de acuerdo con pautas predeterminadas
por el profesor.

Se les pide que asuman un papel concreto en una situación determinada


(p. ej. encontrar casualmente a un amigo al que no ve hace años) y a partir de ahí
crear los diálogos pertinentes.

— La técnica de la improvisación es una práctica menos controlada en la que


normalmente a los estudiantes se les ofrece como estímulo solo una situación, que
pueden interpretar y explotar como deseen. Un ejemplo de esta técnica podría
realizarse a través de la explotación de una fotografía en la cual se ve a una perso-
na (o a un grupo de personas) observando el paisaje. Actuando solo o conjunta-
mente con otro estudiante deberá imaginarse personaje de esa fotografía y explicar
las situaciones que llevaron a ese momento e imaginarse lo que ocurre después.

Como se puede observar, no hay una frontera precisa entre la improvisación y


las otras formas de juego de rol comentadas. La improvisación es quizás la forma
de juego en que los estudiantes pueden ser más creativos porque se ven menos
limitados en su representación personal de la situación. Sin embargo, esta creati-
vidad se ve limitada en situaciones fuera del aula, donde hay un límite impuesto
por lo que hay que decir y hacer dependiendo de las circunstancias. Si bien la
improvisación no prepara al alumno para situaciones «concretas» no se puede
negar que le da confianza y seguridad emocional en el manejo de la misma.

— Técnica de las imágenes. A nuestro modo de ver las imágenes se presentan


como la técnica más productiva, la que más moviliza al alumno y, en consecuen-
cia, estimula su producción oral. Se pueden utilizar en cualquier nivel y en cual-
quier fase de la clase, y por ofrecer una gran variedad de soportes influyen positi-
vamente en la dinámica de la clase. Con ellas no solo se activa el intelecto sino
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también la parte afectiva del estudiante. Vivimos rodeados de imágenes; todas y
cada una nos inspiran diferentes sensaciones; así resulta mucho más fácil expresar
oralmente lo que se «aprehende» visualmente.

Es sabido que la mejor forma de trabajar con los alumnos es estimular el pen-
samiento dialéctico para alcanzar el equilibrio que nos lleve al suceso de nuestro
emprendimiento. Pensamiento dialéctico es una forma de observar las posibilida-
des de una proposición, el arte de razonar, argumentar o discutir. Para inducir a sus
alumnos a ponerlo en práctica el profesor propone un tema y los alumnos deben
analizarlo y tratar de mostrar los opuestos y sus consecuencias. En este sentido, las
imágenes representan un soporte importantísimo para fomentar este pensamiento
dialéctico. Además, trabajando de esta manera, el profesor se aleja de una situa-
ción maniqueísta mediante la cual tiende a dirigir a los alumnos hacia una deter-
minada opinión.

Ahora bien, ya sea con las imágenes o con cualquier otra técnica, lo ideal es
que el profesor evite manipular la conversación y estimule lo que nosotras deno-
minamos tolerancia social o tolerancia de opinión y que nos ha dado excelentes
resultados en nuestras clases de conversación.

Pero antes de continuar hablando de la tolerancia social nos gustaría mencionar


la definición de la palabra tolerancia, aunque sabemos que es por todos conocida:
«Tolerancia es el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son
diferentes o contrarias a las propias». ¿Y cuál es la relación entre tolerancia y prác-
tica comunicativa? Como generalmente es a través de las imágenes que se nos
presentan las situaciones más controvertidas, es también mediante el análisis de las
mismas que se elaboran las opiniones más «fuertes». El profesor debe tener muy en
cuenta que trabaja con seres humanos y que como tales son susceptibles ante toda
y cualquier opinión contraria a la suya. El profesor debe hacer comprender a los
alumnos que no se trata de querer imponer nuestra idea como única y verdadera y
sí de mostrar nuestro acuerdo o desacuerdo utilizando la mayor cantidad de pala-
bras o frases posibles en español. Poniendo en práctica la tolerancia social o tole-
rancia de opinión se evita que la emoción se anteponga a la lengua. Si los alumnos
no lo entienden así es muy probable que la emoción grite más alto y la clase termi-
ne en un debate en la lengua común a todos y entonces habremos fracasado en
nuestro intento. Fomentar la tolerancia en el aula es sin duda una de las herramien-
tas más útiles que el profesor debe utilizar para lograr una buena interacción entre
los alumnos. Esta «tolerancia social» debemos observarla tanto con alumnos de una
misma nacionalidad como entre los de nacionalidades diferentes, y sobre todo con
estos últimos. Pero también es importante mencionar que esta tolerancia no se apli-
ca solo a los alumnos sino también a los profesores.

Para ilustrar esta «tolerancia social» hemos seleccionado una imagen del artista
«Plantu» en la que ha querido representar el fuerte contraste entre dos culturas
diferentes: la occidental y la oriental. Nos parece perfecta para poner en práctica la
«técnica» de la tolerancia ya que seguramente despertará opiniones encontradas.
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La cultura occidental, en el lado izquierdo de la imagen, la ha representado
mediante una joven sentada en lo que se supone una barra de bar, con una copa
en la mano, usando pantalones muy bajos, mostrando sus nalgas y transmitiendo
la sensación de ser una persona feliz.

Como una forma de representar a la sociedad oriental, del lado derecho de la


misma imagen se observa, surgiendo progresivamente de las nalgas de la joven, un
rostro que, finalmente, se muestra como el rostro de una mujer con los cabellos y
la cara cubiertos con una especie de velo; solo se le ven los ojos que expresan
tristeza y de los cuales cae una lágrima.

Con esta excelente imagen, que se explica por sí sola, podemos estimular la
producción oral de los alumnos pidiéndoles no solo la explicación de lo que ha
querido significar el artista sino también sus opiniones, las cuales, seguramente,
conducirán a un interesante debate.

CONCLUSIONES

Con frecuencia se dice que el aula es un ambiente artificial para aprender y


usar una lengua extranjera. Si tomamos como referencia que «lo» real son las si-
tuaciones fuera del aula para las que se están preparando los estudiantes, sin duda
alguna es así. Sin embargo, no deberíamos olvidar que el aula en sí misma es
también un contexto social real, en el que los estudiantes y el profesor entran en
relaciones sociales igualmente reales entre ellos. Ahora bien, para que estas situa-
ciones reales alcancen su objetivo, el profesor tiene que tener muy claro y organi-
zado cómo llevar a cabo una determinada actividad oral para motivar y no obsta-
culizar la autonomía comunicativa del alumno.

A continuación mencionamos algunos conceptos cuya práctica nos ha dado


buenos resultados en nuestras clases de conversación:

— Basar los diálogos en la propia experiencia de los alumnos suele ser po-
sitivo pues el alumno al hablar de su contexto social se siente motivado
y la expresión fluye más naturalmente.
— El profesor debe actuar como «comunicador-colaborador» y no como
«director»; puede orientar y estimular pero no suplantar la responsa-
bilidad de los estudiantes en su condición de participantes; la clase de
conversación ha de servir como actividad de interacción social.
— Modificar el ambiente del aula, si fuera necesario, beneficia la comu-
nicación; el dominio excesivo del profesor puede reducirse mediante
una distribución más informal de las sillas, colocándolas por ejemplo en
círculo; esto refuerza la igualdad de los estudiantes como «comunica-
dores-colaboradores».
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— El profesor debe contener cualquier impulso de intervenir ante cada
duda o comienzo fallido del alumno, inevitables en el aprendizaje de
una lengua extranjera.

Todas y cada una de las técnicas comunicativas aquí mencionadas, como tan-
tas otras ya reconocidas, son válidas desde que los profesores no dejen que la re-
lación profesor-alumno domine la clase de conversación de un modo tan rotundo
que permita la aparición de una forma típica de interacción pedagógica: el profe-
sor siempre lleva la iniciativa y el estudiante se limita a responder. Esta actitud
restringe en gran medida las funciones comunicativas que los estudiantes necesi-
tan usar y las destrezas de interacción que necesitan practicar.

Una práctica que también nos parece de la mayor importancia, juntamente con
la tolerancia social, es la flexibilidad. El profesor no debe utilizar la técnica elegida
de forma rígida, debe estar atento al desarrollo de la conversación y «sentir» cuan-
do el alumno ha agotado sus posibilidades de comunicación, ya sea por falta de
vocabulario o porque el tema no ofrece más atractivo. En ese momento debe usar
la flexibilidad y modificar el rumbo de la clase. Insistir seguramente perjudicará la
comunicación ya que, desinteresado, el alumno disminuirá la calidad de su pro-
ducción oral.

Para finalizar, solo nos cabe recordar que es mediante la comunicación oral, y
solamente a través de ella, que los alumnos consiguen «incorporar» la lengua
«extranjera» y no manejarla como un instrumento ajeno a ellos.

BIBLIOGRAFÍA

Busquets, Loreto, y Bonzi, Lidia, 1985, Curso de conversación y redacción, Madrid,


SGEL.
Cuadrado, Charo, Díaz, Yolanda, y Martín, Mercedes, 1999, Las imágenes en la
clase de ELE, Madrid, Edelsa.
Vázquez, Graciela, 2000, La destreza oral, Madrid, Edelsa.
Woodward, Tessa, 2002, Planificación de clases y cursos, Madrid, Cambridge.

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