1 La Evolución Del Pensamiento Estratégico

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1 La evolución del pensamiento estratégico

el avance de las ciencias económicas, por una parte, y con el gran éxito de las grandes
empresas estadounidenses y la aplicación en ellas de nuevos modelos de gestión, por otra,
cuando se establecen las bases para que se hiciera posible su desarrollo como disciplina
independiente.

a Alfred Marshall1 , quien fue el fundador de la moderna economía basada en el cálculo


diferencial, sistematizando las teorías económicas clásicas. En sus obras expone sus ideas en
lenguaje sencillo, al alcance de cualquiera, relegando a notas a pie de página el tratamiento
matemático, basándolo en gráficos de fácil comprensión. Aunque Marshall, por otra parte,
creía que las ventas de cada empresa estaban bastante ligadas a su mercado particular y que,
aunque la producción se pudiera aumentar muy rápidamente, probablemente no ocurriría lo
mismo con las ventas. Además, pensaba que la expansión de la empresa más allá de sus límites
naturales la expondría más directamente a la competencia de sus rivales. Por todo ello,
opinaba que era poco probable que las economías de escala representaran un serio desafío
para el mantenimiento de las ventajas de la competencia.

Frederik Taylor4 acerca de la administración científica del trabajo, las prácticas de la gestión en
las grandes empresas, singularmente el papel de Alfred P. Sloan5 , director ejecutivo de
General Motors de 1923 a 1946 –aunque no publicó su libro, My Years with General Motors6 ,
hasta 1963–, junto a los avances en las estructuras organizativas y en las herramientas de
gestión que en el ámbito militar había supuesto la Segunda Guerra Mundial, tuvieron gran
influencia en la aparición del interés por la estrategia.

Peter Drucker7 , aunque en sentido estricto no haya sido un estratega, influyó decisivamente
en la formulación de los conceptos relacionados con la gestión de las empresas. En 1946, en
Concepts of the Corporation8 , donde analiza las grandes compañías estadounidenses como
General Motors, General Electric, IBM, Sears Roebuck, etc., deduce que una de las claves del
éxito de estas empresas está en la fijación centralizada de objetivos. Drucker fue el primero en
indicar el papel principal de los clientes en la actividad de las empresas: para él –fue el primero
en señalarlo–, la actividad de las empresas debía girar alrededor de la satisfacción de las
necesidades de los mismos.

De 1960 a 1973 la estrategia se desarrolla como tal disciplina. Es la época de oro de la llamada
planificación estratégica. La influencia de Strategy and Structure (1962)9 , Alfred Chandler10, y
Corporate Strategy (1965)11, de Igor Ansoff12, fue decisiva. Alfred Chandler, notable
historiador económico, analiza sistemáticamente en su obra la evolución de las empresas
estadounidenses de 1850 a 1920 e introduce las nociones de “estrategia”, “estructura
organizativa” y “capacidades de la organización”. Chandler fue el primero que puso de
manifiesto la relación entre estrategia y estructura.

Sentadas las bases, en la década de 1970, se expande la utilización de la planificación


estratégica bajo el impulso de las grandes corporaciones; pero no solo de ellas, también
tuvieron un destacado papel las escuelas de negocios y algunas empresas de consultoría, entre
las que destacan McKinsey & Co. y The Boston Consulting Group
La crisis

en 1973, Henry Mitzberg22, con The Nature of Managerial Work23, encabezó una corriente de
pensamiento en la que se propugnaba que la intuición, y no la planificación, era la clave del
éxito: los empresarios de éxito son hombres intuitivos y no analíticos, que usan más el
hemisferio cerebral derecho que el izquierdo para gestionar sus negocios

El resurgir de la estrategia

La clave para el comienzo del resurgir fue Michael E. Porter25, autor de 17 libros y más de 125
artículos sobre estrategia. , y se convierte en el gran referente mundial de la estrategia. En
estos libros sintetiza y desarrolla todos los conceptos relacionados con el análisis estratégico
de los sectores de actividad. Porter es genial como sintetizador y compilador; brillante y
pragmático, retoma la línea analítica, con modelos basados en la microeconómica, aunque
centrados, esta vez, en la estrategia de cada unidad de negocio, más que en la gestión de la
cartera de actividades. Definió que solo había dos formas genéricas de competir difícilmente
compatibles: por costes bajos o por diferenciación, debiendo buscar las empresas bien el
liderazgo en coste o bien el liderazgo en exclusividad percibida por el cliente como ventajas
competitivas

La orientación académica de la disciplina de la planificación estratégi

La planificación estratégica, como disciplina académica, está más bien orientada a


proporcionar un marco que facilite la comprensión del entorno estratégico en el que se
desenvuelve la actividad empresarial y a ayudar a entender mejor las claves de posible
actuación de las empresas en esos entornos; pero no tanto a adiestrar en la utilización de las
herramientas de análisis estratégico para el desarrollo, en la práctica, de un plan estratégico
real para un negocio concreto. Las herramientas de análisis estratégico son modelos inconexos
que aproximan al estudioso a la realidad estratégica de la empresa o a las características del
sector de actividad, pero no forman parte de un método integrado de análisis. Así, cuando se
ha de abordar un caso práctico, aunque se conozcan bien los modelos teóricos, se encuentran
muchas dificultades para ordenar el análisis; se utilizan las herramientas, sí –aunque pocas
veces con rigor–, pero no se suelen encadenar ni integrar adecuadamente, ni, tampoco, se
suele saber explotar estas para generar propuestas de actuación

La planificación estratégica como proceso participado del grupo de dirección

La planificación estratégica como proceso participado del grupo de dirección En la práctica, en


la empresa, recomendamos que se constituya un comité de estrategia para hacer todo el
proceso de análisis estratégico en grupo; aunque debe quedar muy claro que la planificación
estratégica es una responsabilidad exclusiva de la alta dirección, el análisis estratégico ha de
ser, en nuestra opinión, un proceso participativo que implique, al menos, al equipo de
colaboradores directos del máximo responsable con él.

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