Bor Dieu

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a Seid r=. COSAS DICHA Pierre Bourdieu exp licita los p resup uestos filosoficos de su bisqueds. E légica concreta de sus investigaciones. Refuta las objeciones que se le op usie mas frecuencia, Aclara ciertos asp ectos mal comp rendidos de su trabajo. os textos aqui reunidos, en su mayoria basados en ponencias y exposiciones espontineas ante especialistas de las mas diversas disciplinas, refle- jan la asombrosa amplitud del campo de investigacingde Pierre Bourdieu, Al lado de nuevas defi- niciones de la metodologia socio- logica, los criterios de ésta y su necesidad de una constante auto- critica, el autor analiza temas como “La disolucion de lo religioso”, “El espacio social y el poder simbdli- co”, propone un “Programa para una sociologia del deporte” y ataca las deficiencias y métodos dudosos de los sondeos. La vivacidad del discurso permite apreciar un modo de pensamiento que puede ser un instrumento libe- rador del socioanilisis. El autor se aplica a si mismo el método de anilisis de las obras culturales que estudia, ofreciendo los medios para lograr un conocimiento objetivo y comprensivo de su trabajo. Bour- dieu contribuye aqui también con valiosas reflexiones al debate entre las ciencias del hombre y Ja filoso- fia, situdndolo en el terreno de una confrontacién rigurosa y leal y evi- tando las oscuras insinuaciones de la denuncia disimulada y los falsos brillos de la polémica publica. todo fecal vein ei a4 e2ARIA d9'c.h, gaze Pierre Bourdieu COSAS DICHAS CoxecciOn: EL MaMIFERO PaRLANTE ‘SERIE Mayor abled Cael COSAS DICHAS Editorial Gedisa ofrece los siguientes titulos sobre SEMIOTICA Y CIENCIAS DE LA COMUNICACION PAOLO FABBRI Dominique Wotton JEAN MoucHon ELISEO VERON Isaac JosEPH ELISEO VERON Moniz Sopré Mary Doucias ELISEO VERON y LucrEciA ESCUDERO CHAUVEL (COMPILADORES) Lucrecia ESCUDERO CHAUVEL Marc AuGé PAOLO FABBRI El giro semistico Las concepciones del signo alo largo de su historia Internet gy después? Politica y medios Los poderes bajo infiuencta Efectos de agenda Erving Goffman y la microsociologia Esto no es un libro Reinventando la cultura Estilos de pensar Telenovela. Ficcién popular y mutaciones culturales Malvinas el gran retato Hacia una antropologia de los mundos contempordneos Taeticas de los signos Ensayos de semiética por Pierre Bourdieu gedisa editorial ‘Titulo del original en francés: Choses dites © Les Editions de Minuit, Paris, 1987 Director de la coleccién El Mamifero Parlante: Eliseo Verén Traduccién: Margarita Mizreji Disefio de cubierta: Marc Valls Primera edicién: mayo de 1988, Buenos Aires Primera reimpresién: septiembre de 1996, Barcelona Segunda reimpresién: julio del 2000, Barcelona Derechos reservados para todas las ediciones en castellano © Editorial Gedisa, S.A. Paseo Bonanova, 9 1°-1° 08022 Barcelona (Espafia) Tel. 93 253 09 04 Fax 93 253 09 05 Correo electrénico: gedisa@gedisa.com http:/www.gedisa.com ISBN: 84-7432-503-X Depésito legal: B. 33007-2000 Impreso por: Limpergraf Mogoda 29-31, 08210 Barbera del Vallés Impreso en Espaiia Printed in Spain Queda prohibida la reproduccién total o parcial por cualquier medio de impresién, en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o en cualquier otro idioma. Ala memoria de mi padre 82 La codificacién: Cuando comencé mi trabajo de etndlogo, quise reaccionar contra Jo que llamaba Ja juridicidad, es decir contra la tendencia de los etné- logos a describir e} mundo social en el lenguaje de la regla y a hacer como si se hubiera informado sobre las practicas sociales desde que se ha enunciado la regla explicita segdn la cual se presume que son producidas. Asi, me alegré mucho un dia encontrar un texto de Weber que dec‘a poco mas o menos: “Los agentes sociales obedecen ala regla cuando 4] interés en obedecerla la coloca por encima del interés en desobedecerla”, Esta buena y sana formula materialista es interesan- te porque recuerda que la regla no es automaticamente por sf sola y obliga a preguntarse en qué condicién una regta puede actuar, Las nociones que he elaborado poco a poco, como la nocién de habitus, nacieron de la voluntad de recordar que el Jado de Ja norma expresa y explicita o del cdlculo racional, hay otros principios genera- dores de las précticas. Eso sobre tedo en Jas sociedades en que hay pocas cosas codificadas; de suerte que, para dar cuenta de Jo que la gente hace, es necesario suponer que obedecen a una suerte de “sen- tido del juego” como se dice en deporte, y que, para comprender sus practicas, es necesario reconstruir el capital de esquemas informacio- nales que les permite producir pensamientos y practicas sensatas y regladas sin intencién de sentido y sin obediencia consciente a reglas explicitamente enunciadas como tales. Sin duda se encuentran por todas partes normas, reglas, hasta imperativos y el “prederecho”, co- mo decia Gernet: son los proverbios, los principios explicitos que con- ciernen al uso del tiempo o el bando de las cosechas, las preferencias codificadas en materia de casamiento, las costumbres. Pero la estadis- tica, muy Util en este caso, muestra que las practicas no se conforman sino excepcionalmente a la norma: por ejemplo, los casamientos con la prima paralela, que en las tradiciones drabes y bereberes estén und- nimemente reconocidos como ejemplares, son de hecho, muy raros, y una buena parte de ellos estan inspirados por otras razones, alaportar Comunicacién presentada en Neuchatel en mayo de 1983 y publicada en Ac- tes de ta recherche en. sciences sociales, 64, septiembre dle 1986. 83 laconformidad de lo practico con la regia un beneficio simbélico suple- mentario, el que trae el estar, 0, como se dice, el ponerse en regia , pa- ra rendir homenaje a la regia y a los valores del grupo. Habiendo partido de esta suerte de desconfianza con respecto a Ja juridicidad, y a los etndlogos que se inclinaron a menudo por ella, porque es mds facil recoger los aspectos codificados de las practicas, llegué hasta a mostrar que, en el caso de Kabilia, el mas codificado, es decir el derecho consuetudinario, no es sino el registro de veredictos sucesivamente producidos, a propésito de transgresiones particula- res, a partir de los principios del habitus. Pienso, en efecto, que se pue- den reengendrar todos los actos de jurisprudencia concretos que estén registrados en las costumbres a partir de un pequefio numero de prin- cipios simples, es decir a partir de las oposiciones fundamentales que organizan toda ja visién del mundo, noche/dia, adentro/afuera, et ‘un crimen cometido por la noche es mas grave que un crimen come! do de dia; cometido en la casa, es mAs grave que fuera de la casa, ete. Una vez que se han comprendido estos principios, se puede predecir que aquel que cometié tal falta, recibird tal multa, 0, en todo caso, que recibird una multa mds fuerte, o mds débil, que aquel que cometeré tal otra falta. En suma, aun lo que hay de més odificado —lo mismo vale para el calendario agrario— tiene por principio no principios explici- tos, objetivados, por Jo tanto ellos mismos codificados, sino esquemas practicos. Como prueba, las contradicciones que se observan por ejem- plo en el calendario agrario, que esta sin embargo codificado por el hecho de que la sineronizacién es, en todas las sociedades, uno de los fundamentos de la integracién social. Elhabitus, como sistema de disposiciones para la prdctica, es un fundamenio objetivo de conductas regulares, por lo tanto de la regula- ridad de las conductas, y, si se pueden prever las practicas (aqui, la sancién asociada a. una cierta transgresién), es porque el habitus hace que los agentes que estsn dotados de él se comporten de una cierta manera en ciertas circunstancias. Siendo asi, esta tendencia a actuar de una manera regular que, cuando el principio esta explicitamente constituido, puede servir de base a una previsién (equivalente cultode las anticipaciones prdcticas de la experiencia ordinaria), no encuen- tra su principic en una regla o una ley explicita. Es lo que hace que las conductas engendradas por e} habitus no tengan la hermosa regula- ridad de las conductas deducidas de un principio legislativo: el habi- tus tiene parte ligada con lo impreciso y lo vago . Espontaneidad que se afirma en la confrontacién improvisada con situaciones sin cesar renovadas, obedece a una /égica prdctica, la de lo impreciso, del més o menos, que define la relacién ordinaria con el mundo. Esta parte de indeterminacién, de apertura, de incertidumbre, es lo que hace que no pueda remitirse completamente aélen las situa- ciones criticas, peligrosas. Se puede enunciar como ley general que 84 cuanto mds peligrosa es la situacién, mas la practica tiende a ser co- dificada. Bi grado de codificacién varia como el grado de riesgo. Eso se ve bien en el caso del casamiento: desde que se examinan /os ca- samientos y no ya ed casamiento, se ve que existen variaciones consi- derables, en particular bajo la relacién de la codificacién: cuanto mds el casamiento une grupos alejados, por lo tanto prestigiosos, mas grande seré el beneficio simbélico, pero también el riesgo. En este caso se tendrd un grado muy alto de formalizacién de las practicas; habré. las formulas de cortesia mas refinadas, los ritos mds elaborados. Cuanto mas grande sea la situacién de violencia en estado potencial, cuanto mas sea necesarioimponer formas, mas la conducta libremen- te confiada a las improvisaciones de] habitus cederé el lugar ala con- ducta expresamente reglada por un ritual metédicamente instituido, hasta codificado. Basta pensar en el lenguaje diplomdtico o en las reglas protocolares que rigen las precedencias y las conveniencias en Jas situaciones oficiales. Lo mismo ocurriaen el caso de los casamien- tos entre tribus alejadas, donde los juegos rituales, el tiro alblanco por ejemplo, podian siempre degenerar en guerra. Codificar, es ala vez poner en forma y poner formas, Hay unavir- tud propia de la forma, ¥ el dominio cultural es siempre un dominio de las formas. Es una delas razones que hacen que la etnologia sea tan dificil: este dominio cultural no se adquiere en un dia... Todos esos juegos de puesta en forma que, como se ve con el eufemismo, son otros tantos juegos con la regla del juego, y, por alli, dobles juegos, son lama- nera de ser de Jos virtuosos. Para ponerse en regla, es necesario cono- cer al dedillo la regla, los adversarios, el juego. Si fuera necesario pro- poner una definicién transcultural de la excelencia, dirfa que es el hecho de saber jugar con la regla del juego hasta los limites, hasta la transgresién, permaneciendo en regla. Es decir que el andlisis del sentido prdctico va mucho més allé de las sociedades sin escritura. En la mayor parte de Jas conductas ordinarias, somos guiados por esquemas practicos, es decir por “prin- eipios que imponen el orden a la accién” (principium importans ordi- nem ad actum, como decia la escoldstica), por esqzemas informacio- nales. En suma, todo lo que permite a cada uno de nosotros distinguir las cosas que otros confunden, operar una diacrisis, un juicio que sepa- ra,son los principios de clasificacién, los principios de jerarquizacién, los principios de divisi6n que son también principios de visin, La per- cepeidn es profundamente diacritica; distingue la forma del fondo, lo que es importante de lo que no lo es, lo que es central de loque es secun- dario, lo que es actual de lo que es inactual. Estos principios de juicio, de andlisis, de percepcién, de comprensién, son casi siempre implici- tos, y al mismo tiempo, las clasificaciones que operan son coherentes, pero hasta un cierto punto, Esto se observa, como lo he mostrado, en el caso de las prdcticas rituales: si se Neva demasiado lejos el control 85 légico, se ven surgirlas contradicciones a cada paso. ¥ sucede lomismo si se pide a los investigados que clasifiquen a las personalidades po- Iiticas o partidos, o aun las profesiones. Los esquemas clasificatorios, disposiciones casi corporales, que funcionan en estado practico, pueden en ciertos casos pasar al estado objetivado. {Cudl es el efecto de la objetivacién? Interrogarse sobre la objetivacién, es interrogarse sobre el trabajo inclusive del etnélogo, que al modo de los primeros legisladores, codifica, por el solo hecho del registro, las cosas que no existian sino en estado incorporado, bajo forma de disposiciones, de esquemas clasificatorios cuyos productos son coherentes, pero con una coherencia parcial, Es necesario guardarse de busear en las pro- ducciones del habitus mds Iégica de la que hay en él: la légica de la practica es ser légica hasta el punto donde ser légico cesaria de ser practico. En el ejército francés se ensefiaba, se ensefia quizés ahora, cémo hacer un paso; es claro que no se marcharfa si se debiera confor- marse a la teorfa del paso para marchar. La codificacién puede ser antinémica con la puesta en aplicacién del eédigo. Todo trabajo de codificacién debe, pues, acompafiarse de una teorfa del efecto de codifi- cacién, bajo pena de sustituir inconscientemente la cosa de la légica (el e6digs) por la légica de la cose (los esquemas practicos y la légica par- cial de Ja prdztica que eng:.ndran). La objetivacién que opera la codificacién introduce la posibilidad de un control légico de la coherencia, de una formalizacién. Ella hace posible la ins tauracién de una normatividad explicita; la dela gramé- tica o el derecho. Cuando se dice que la lengua es un cédigo, se omite precisar en qué sentido, La lengua no es un c6digo hablando con pro- piedad: no se vuelve eédigo sino por la gramatica, que es una codifica- cién casijuridica de un sistema de esquemas informacional :s, Hablar de cédigo a propésito de la lengua es cometer la fallacy por excelencia, a que consiste en poner en la conciencia de las personas que se estu- dian lo que se debe tener en la conciencia para comprender lo que ha- cen. Bajo pretexto de que para comprender una lengua extranjera es necesario poseer una grématica, se hace como si aquellos que hablan Ja lengua obedeciesen a una gramatica. La codificacién es un cambio de naturaleza, un cambio de estatuto ontolégico, que se opera cuando se pasa de esquemas lingiiisticos dominados en estado practico a un eddigo, una graméatica, por el trabajo de codificacién, que es un traba- jojuridico, Es necesario analizar este trabajo para saber alavezlo que pasa en la realidad cuando los juristas hacen un cédigo y lo quesehace automaticamente, sin saberlo, cuando se hace la ciencia de las prae- ticas. La codificacién tiene parte ligada con la disciplina y con la nor- malizacién de las practicas. Quien dice en alguna parte que los siste- mas simbélicos “regimentan” lo que codifican, La codificacién es una operacién de puesta en orden simbélica, ode mantenimiento del orden 86 simbélica, que incumbe a menudo a las grandes buroeracias de E::- tado, Como se ve en el caso de la conducta automovilistica, la codifica- cidn aporta ventajas colectivas de clarificacién y de homogeneizacién. Sabe a qué atenerse; se sabe con una previsibilidad razonable que en todos los cruces aquellos que llegan por la izquierda deberdn ceder el paso. La codificacién minimiza e] equivoco y la imprecisién, en parti- cular en las interacciones. Se muestra particularmente indispensable y también eficaz en las situaciones donde los riesgos de colisién, de conflicto, de accidente, donde el dlea, el azar (palabra, que como decia Cournot, designa el encuentro de dos series causales independiente), son particularmente importantes. E] encuentro de dos grupos muy alejados es el encuentro de dos series causales independientes, Entre personas del mismo grupo, dotadas del mismo habitus, por lo tanto es- pontaneamente orquestadas, todo es evidente, hasta los conflictos; se comprenden con medias palabras, ete. Pero con los habitus diferentes aparece Ja posibilidad del accidente, dela colisién, del conflicto..,La co- dificacién es capital porque asegura una comunicacién minima. Se pierde allf en encanto... Las sociedades muy poco codificadas, donde Jo esencial esta dejado al sentido del juego, a la improvisacién, tienen un encanto loco y, para sobrevivir a él, y sobre todo para dominarlo, es necesario tener el genio de las relaciones sociales, un sentido del juego absolutamente extraordinario, Es necesario sin duda ser mucho mds maligno que en nuestras sociedades. Algunos de los efectos principales dela codificacién estan ligados ala objetivacién que ella implica y que estan inscritos en el uso de la escritura. Havelock, en una obra sobre Platén, analiza la nocién de mf- mesis, que se puede traducir por imitacién, en el sentido ordinario, pe- ro que significa en primer término el hecho de mimar. Los poetas son mimos: no saben to que dicen porque forman cuerpo con lo que dicen. Hablan como se danza (por otra parte bailan y miman al cantar sus po- emas) y, si es cierto que pueden inventar, improvisar (e] habitus es principio de invencién, pero entre limites), no poseen el principio desu invencién, El poeta segin Platén es la antitesis absoluta del filésofo. Dice el bien, dice lo bello, dice, como en las sociedades arcaicas, si hay que hacer la paz o la guerra, si hay que matar o no a la mujer adulte- ra, en una palabra, cosas esenciales, y no sabe lo que dice. No tiene el principio de su propia prodnccidn. En esta condensacién del poeta, en realidad, hay una teoria implicita de la practica. E] mimo no sabe to que hace porque forma cuerpo con lo que hace. No puede objetivar, ob- jetivarse, especialmente porque le falta lo escrito y todo lo que hace posible el escrito: y, en primer término, la libertad de volver sobre lo que se ha dicho, el control légico que permite la vuelta atrds, la con- frontacién de los momentos sucesivos del discurso. La légica es siem- pre conquistada contra la cronologia, contra la sucesién: por tanto tiempo como estoy en el tiempo lineal, puedo contentarme con ser 87 légico en todo (es lo que hace que las ldgicas practicas sean viables). Lalégicasupone laconfrontacién delos momentos sucesivos, de]as co- sas que fueron dichas o hechas en momentos diferentes, separados. Cémo Sécrates, aque] que no olvida nada, y que pone a sus interlocu- tores en contradiccién con ellos mismos (pero no decias recién que...) al confrontar los momentos sucesivos de su discurso, la escritura, que sincroniza (“los escritos quedan”), permite captar de una sola mirada, uno intuito, es decir en e] mismo instante, los momentos sucesivos de la prdctica que estaban protegidos contra la ldgica por el desarrollo cronolégico. Objetivar, es también producir a la luz del dia, hacer visible, publico, conocido por todos, publicado, Un autor en el verdadero sentido, es aquel que hace publicas las cosas que todo el mundo sen- tia confusamente, alguien que posee una capacidad especial, la de publicar lo implicito, lo técito, que cumple un verdadero trabajo de cre- acién. Cierto mimero de actos se vuelven oficiales desde que son publicos, publicados (los bandos de casamiento). La publicacién es el acto de oficializacién por excelencia. Lo oficial es lo que puede ser he- cho publico, afichado, proclamado, frente a todos, ante todo-el mundo, por oposicién a lo que es oficioso, hasta secreto y vergonzoso; con ja publicacién oficial (“en el Boletin oficial”), todo el mundo es a la vez tomado como testigo y llamado a controlar, a ratificar, a consagrar, y ratifica, y consagra, por su silencio mismo (es el fundamento antropo- légico dela distincién durkheimiana entre la religién, necesariamente colectiva y publica, y la magia, que se condena, subjetiva y objetiva- mente, por el hecho de disimularse). El efecto de oficializacién se identifica con un efecto de homologacién. Homologar, etimoldégica- mente, es asegurar que se dice la misma cosa cuando se dicen las mis- mas palabras, es transformar un esquema practico en un cédigo lingitistico de tipo juridico. Tener un nombre o un oficio homologado, reconocido, es existir oficialmente (el comercio, en Jas sociedades in- doeuropeas, no es un verdadero oficio, porque es un oficio sin nombre, innombrable, negotium, no-ocio). La publicacién es una operacién que oficializa, por lo tanto legaliza, porque implica la divulgacién, el des- cubrimiento frente a todos, y la homologacién, el consenso de todos so- bre Ja cosa asi descubierta. El efecto de formalizacién es el ultimo rasgo asociado a la codi- ficacién, Codificar, es terminar con lo impreciso, lo vago, las fronteras mal trazadas y las divisiones aproximativas ai producir clases claras, al operar cortes netos, al establecer fronteras tajantes, libre para eli- minar a las personas que no son ni una cosa ni otra. Las dificultades de la codificacién, que son el pan cotidiano del socidlogo, obligan a re- flexionar sobre esos inclasificables de nuestras sociedades (como los estudiantes que trabajan para pagar sus estudios), esos seres bastar- dos desde el punto de vista del principio de divisién dominante. Y se 88 descubre asf, a contrario, que lo que se puede codificar facilmente, es Jo que fue ya objeto de una codificacién juridica o casi juridica. La codificacién hace las cosas simples, claras, comunicables; ha- ce posible un consenso controlado sobre el sentido, un Aomologein: se esta asegurando de dar el mismo sentido alas palabras. Es la defini- cién del cédigo lingiiistico segan Saussure: lo que permite al emisor y al receptor asociar el mismo sonido al mismo sentido y el mismo sen- tido al mismo sonido, Pero, si se traspone la férmula al caso de las pro- fesiones, se verd enseguida que no es tan simple: {todos los miembros de una sociedad se ponen de acuerdo para acordar e] mismo sentido alos mismo nombres de profesién (maestro) y para dar el mismonom- bre (y todo lo que se sigue, salario, ventajas, prestigio, etc.) a las mis- mas practicas profesionales? Una parte de las luchas sociales se de- be al hecho de que, precisamente, todo no esta homologado y que, si hay homologacién, ella no pone fin a la discusién, a la negociacién, hasta a la controversia (aun si las instancias que producen las clasi- ficaciones sociales juridicamente garantizadas, como Jos institutos de estadisticas y la burocracia de Estado, se dan las apariencias de la neutralidad cientifica). En efecto, si el cédigo de vialidad (como el eddigo lingiiistico) se impone sin gran discusién, es porque, salvo ex- cepciones, tercia entre posibilidades relativamente arbitrarias (aun si, una vez instituidas en la objetividad y en los habitus, como la conductaa derecha oa izquierda, cesan de serlo) y porque no hay gran- des intereses en juego, de un lado o de otro (es una consecuencia ig- norada de “lo arbitrario del signo lingiifstico” de que hablaba Saussu- re). En este caso, las ventajas cole~.ivas de caleulabilidad y de previ- sibilidad ligadas a la codifieaci6n la colocan sin discusién por sobre los intereses, nulos o débiles atribuidos a una u otra eleccién. Siendo asf, la formalizacién, entendida tanto en el sentido dela l6gicao dela matematica como en el sentide juridico, es lo que permite pasar de una ldgica que esté inmersa en el caso particular a una légi- ca independiente del caso particular, La formalizacién es lo que permite conferir alas practicas, y especialmente a las practicas de co- municaci6n y de cooperacién, esta constancia que asegura la calcula- bilidad y la previsibilidad por encima de las variaciones individuales y las fluetuaciones temporales. Se puede recordar aqui, dandole un uleance general, la critica que Leibniz dirigia a un método fundado, como el de Descartes, sobre la intuicién, y expuesto, por ese hecho, a intermitencias y a accidentes. Y la evidencia cartesiana proponia re- emplazarja por la evidentia ex terminis, la evidencia que sale de los términos, de los simbolos, “evidencia ciega”, como decia también, que resuita del funcionamiento automatico de instrumentos légicos bien construidos. A diferercia de aquel que no puede contar mds que con su intuicién, y que corre siempre el riesgo de la desatencién o del olvi- do, aquel que nosee un lenguaje formal bien construido puede remi- 89 tirse a él, y se encuentra al mismo tiempo liberado de la atencién constante al caso particular: Del mismo modo, los juristas, para liberarse de la justicia fu- dada sobre el sentimiento de Ja equidad que Weber, sin duda por una simplificacién algo etnocéntrica, llamada Kadijustiz, justicia del ca- di, deben establecer leyes formales, generales, fundadas sobre los principios generales y explicitos, y enunciados de modo de proveer respuestas valederas en todos los casos y para todo el mundo (para to- dox). “El derecho formal, dice Weber, toma en cuenta exclusivamen- te las caracterfsticas generales univocas del caso considerado”. Esta abstraccién constitutiva del derecho que ignora la prudencia practica del sentido de la equidad, es la que va directamente del caso particu- lar al caso particular, de una transgresién particular a una sancién particular, sin pasar por la mediacién de concepto o de la ley general. Una de las virtudes (que es también una tara...) de la formaliza- cién es la de permitir, como toda racionalizacién, una economia de invencién, de improvisacién, de creacién. Un derecho formal asegura Ja caleulabilidad y la previsibilidad (el precio de abstracciones y de simplificaciones que hacen que el juicio mds conforme formaimente con las reglas formales del derecho puede estar en contradiccién com- pleta con las evaluaciones del sentido de la equidad: summum jus summa injuria). Asegura sobre todo la sustituibilidad perfecta de los agentes encargados de “hacer justicia”, como se dice, es decir de apli- car sequin las reglas codificadas, reglas codificadas. No imporza quién. pueda hacer justicia. Noes mas necesario un Salomén. Con el derecho consuetudinario, si se tiene un Salomén, todo va bien. Si no, el peli- gro de arbitrariedad es muy grande. Se sabe que los nazis profesaban una teorfa carismdtica del nomoteta, confiando al Fuhrer, colocado por encima de las leyes, la tarea de inventar el derecho a cada thomen- to. Contra esta arbitrariedad instituida, una ley, aun inicua, como las leyes raciales de los afios 35 sobre Jos judios (que eran ya perseguidos, espoliados, etc.) pudo ser acogida favorablemente por Jas victimas porque, frente a lo arbitrario absoluto, una ley, aun inicua, asigna un limite a lo arbitrario puro y asegura una previsibilidad minima. Pero la forma, la formalizacién, el formalismo no actuan sola- mente por su eficacia especifica, propiamente técnica, de clarificacién y de racionalizacién. Hay una eficacia propiamente simbélica de la forma. La violencia simbdlica, cuya realizacién por excelencia es sin duda el derecho, es una violencia que se ejerce, si puede decirse, en las formas, poniendo formas. Poner formas, es dar a una accién o a un discurso la forma que es reconocida como conveniente, legitima, apro- bada, es decir una forma tal que se puede producir publicamente, frente a todos, una voluntad o una prdctica que, presentada de otra manera, seria inaceptable (es la funcién de] eufemismo). La fuerza de Ja forma, esta vis formae de la que hablan los antiguos, es esta fuerza 90 propiamente simbdlica que permite a la fuerza ejercerse plenamente alhacerse desconocer en tanto que fuerzay al hacerse reconocer, apro- bar, aceptar, por el hecho de presentarse bajo las apariencias dela uni- versalidad —la de ta razén o de la moral—. Puedo volver ahora al problema que planteaba al comienzo, {E's necesario elegir entre Ja juridicidad de aquellos que creen que laregla actiia y el materialismo de Weber que recuerda que la regia no actiia sine cuando se tiene interés en obedecerla, y mas generalmente, en- tre una definicién normativa y una definicién descriptiva de la regla? En realidad, la regla actiia vis formae, por la.fuerza de la forma, Bs cierto que si las condiciones socialcs de su eficacia no estan reunidas, no puede nada por si sola. Sin embargo, en tanto que regla con pre- tensién universal, agrega su fuerza propia, la que esta inscrita en el efecto de racionalidad o de racionalizacién. Debiendo Ja palabra “racionalizacién” ser tomada en el doble sentido de Weber de Freud: la vis formae es siempre una fuerza a la vez Iégica y social. Retine la fuerza de lo univeral, de lo légico, de lo formal, de la }égica formal, y Ja fuerza de lo oficial. La publicacién oficial, conforme a las formasim- puestas, que convienea las ocasiones oficiales, tiene de por siunefecto de consagracién y de licitacién. Ciertas prdcticas que eran vividas en el drama tan largo tiempo que no habia palabras para decirlas y pa- ra pensarlas, de estas palabras oficiales, producidas por las personas autorizadas, médicos, psicélogos, que permitan declararias, a si mis- moy a los otros, sufren una verdadera transmutacién ontolégica des- de que, siendo conocidas y reconocidas publicamente, nombradas y homologadas, se encuentran legitimadas, hasta legalizadas, y pueden por Io tanto declararse, publicitarse (es el caso por ejemplo de la no- cién de “cohabitacidn juvenil” que, en su chatura de eufemismo bu. .- cr&tico, ha desempefiado un papel determinante, sobre todo en el cam- po, en el trabajo de acompafiamiento simbélico de 1.aa transformacién silenciosa de las prdcticas). Asi, veo reencontrarse hoy dos caminos <3 sentido inverso que realicé sucesivamente en mi investigacién. El esfuerzo por rompercon lajuridicidad y fundar una teoria adecuada de Ja practica co... icfa a ir de las normas a os esquemas y de los designios con zcientes o de los planes explicitos de una conciencia calculadora a las intuiciones os- curas del sentido prdctico. Pero esta teorfa de la practica encerraba los principios de una interrogacién teérica sobre las condiciones sociales de posibilidad (especialmente la schole) y los efectos propios de esa juridicidad que habfa sido necesario combatir para construirla. La ilu- sidn juridicista no se impone solamente al investigador. Acttia en la realidad misma. Y una ciencia adecuada de la practica debe tomarla encuentay analizar, como traté de hacer aqui, los mecanismos que es- t4n en su principio (codificacién, canonizacién, etc.). Lo que vuelve a “ plantear en toda su generalidad, si se va hasta el fin de la empresa, el o1 problema de las condiciones sociales de posibilidad de la actividad misma de codificacién y de teorizacién, y de los efectos sociales de es- ta actividad tedrica, de la cual el trabajo de investigador en ciencias sociales representa él mismo una forma particular. 92

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