27 La Narrativa Del Primer Tercio Del Siglo XX
27 La Narrativa Del Primer Tercio Del Siglo XX
27 La Narrativa Del Primer Tercio Del Siglo XX
1ª EVALUACIÓN
Apuntes Tema 1
Los años finales del siglo XIX sufrieron una gran crisis social y política, a lo que
había que añadir un hecho trascendental: el desastre del 98 y la consiguiente pérdida de
las islas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. En este contexto de crisis surgió el Modernismo
como reacción al Realismo y al Naturalismo. El modernismo se ramificó en dos corrientes
o actitudes: una estética y decadentista representada por Rubén Darío, y otra combativa
y crítica representada por los miembros del 98. Ambas corrientes parten de la misma
insatisfacción personal y se desarrollan paralelamente hasta confundirse. Así, Rubén
Darío, máximo representante de la actitud estetizante, evolucionó hacia la corriente crítica
en Cantos de vida y esperanza, y lo mismo ocurrió con A. Machado. Y, la inversa, autores
se habían iniciado en una crítica social como Azorín, evolucionará hacia posiciones más
estéticas alejadas de todo compromiso social.
LA GENERACIÓN DEL 98
A diferencia del Modernismo, el origen del 98 fue exclusivamente español,
siguiendo sus precedentes los autores del realismo, los regeneracionistas y Ángel
Ganivet. Se llamó regeneracionistas a un grupo de intelectuales que durante el último
cuarto del siglo XIX se plantearon el problema de la decadencia española y defendieron
la necesidad de regenerar el país mediante un programa de reformas. Entre las reformas
se encuentran la distribución justa de la tierra, la modernización de la administración
pública y la mejora de la enseñanza. Joaquín Costa lo sintetizó en su lema: “despensa y
escuela”. Ángel Ganivet influyó en el 98 con su preocupación por el problema de España
en su Idearium español, obra en la que analizó las causas de la decadencia española.
En los últimos años del siglo XIX (1890) surgió un grupo de jóvenes escritores
con preocupaciones políticas, herederos del regeneracionismo, que comenzaron
publicando diversos artículos periodísticos y después emprendieron el camino en el
ensayo. Según Azorín, este grupo de autores constituyó la llamada Generación del 98.
Los rasgos comunes que identificarán a todos los componentes son la preocupación por el
estado social y político de la España de la época. Es difícil delimitar la nómina de
escritores que pertenecen a la G. 98, entre otras razones porque los autores no tuvieron
conciencia de pertenecer a ninguna generación. Se suele aceptar que estuvo formada por
Azorín, Baroja y Ramiro de Maeztu. A ellos se les suele añadir Unamuno, como precursor
y maestro, y Antonio Machado, como epígono o miembro tardío de tal generación. Azorín,
Baroja y Maeztu formaron el único grupo homogéneo dentro de la generación, y juntos
publicaron numerosos artículos firmados con el sobrenombre de Los tres, así como un
Manifiesto en el que denunciaban la situación del momento. No obstante el grupo se
deshizo rápidamente, y a partir de 1905 se separarán y cada uno evolucionará hacia
posturas ideológicas dispares.
Características generales:
Angustiosos son los versos de Lo fatal de Rubén Darío: ( ”Ser y no saber nada, y ser sin
rumbo cierto, y el temor de haber sido, y un futuro terror...y el espantoso seguro de estar
mañana muerto...! Y no saber adónde vamos ni de dónde venimos...!”) Igualmente, la
poesía inicial de Machado en Soledades gira en torno al tema del destino del hombre, el
tiempo, la muerte, la angustia de caminar perdido siempre buscando a Dios entre la niebla.
Las tres novelas de 1902 de los grandes del 98: Camino de perfección (Baroja) La
voluntad (Azorín) Amor y pedagogía (Unamuno) tratan el tema del dolor y la angustia
que nuestros autores llaman “la angustia vital o metafísica” que les llevará primero a no
creer en nada (un fuerte agnosticismo) y después a buscar desesperadamente a Dios.
Angustia que mencionaremos en obras como El árbol de la (Baroja) y El sentimiento
trágico de la vida (Unamuno).
Las tierras de España fueron recorridas por todos ellos y descritas con dolor y con amor.
Así, junto a una mirada crítica que descubre la pobreza y el atraso, encontramos también
una exaltación lírica de los pueblos y su paisaje. Nos dejaron visiones inolvidables de
casi todas las regiones, pero sobre todo de Castilla, que la veían como médula de
España. La Historia fue otro centro de interés, ya que buscaban en ella las “esencias” de
España. Muy significativo es que por debajo de esta Historia de reyes, héroes y hazañas,
está lo que llamó Unamuno la intrahistoria, es decir, la “vida calladade los millones de
hombres sin historia” que, con su labor han hecho la Historia más profunda. Además de
este amor por España, hay que señalar sus deseos de europeización, la aventura hacia
Europa. Este doble deseo se ve muy bien cuando Unamuno dice: “Tenemos que
europeizarnos y chapuzarnos de pueblo”. En cuanto al estilo literario, no muestran un
estilo uniforme, pero se caracterizan por su voluntad antirretórica, aunque exigen un
cuidado en el estilo. La precisión, la claridad y la sencillez son los conceptos básicos que
defienden. Otro rasgo común será el gusto y recuperación de localismos y arcaísmos, por
las palabras tradicionales y “terruñeras”: entresijo, meollo, rejuela, tundidor...
AUTORES
MIGUEL DE UNAMUNO. (1864-1936)
Su obra es una continua meditación sobre el hombre, la muerte y Dios. El tema central de
sus obras es la perduración del hombre tras la muerte, que le lleva a plantearse el sentido
de la vida y la existencia de Dios. Mantiene una postura racionalista, exponiendo que al
hombre sólo se le puede conocer a través de la razón, pero a Dios sólo accedemos a él a
través del sentimiento y la fe. Esta constante contradicción está siempre presente en sus
obras. Cultivó con éxito el ensayo, tratando los temas comunes al 98: la preocupación por
España, analizando la Historia y, sobre todo, la intrahistoria en obras como: En torno al
casticismo, y Paz en la guerra. La preocupación por la religión surgió por su interés por
la muerte y el más allá, y defiende que el hombre necesita que exista un Dios que garantice
su existencia más allá de la muerte, aun cuando la razón lo niegue. Estas ideas están en:
El sentimiento trágico de la vida y La agonía del cristianismo. En cuanto a sus novelas,
Unamuno escribe sobre sus problemas vitales y, para centrarse en estos temas vitales, evita
situar la acción en un tiempo o lugar concretos, prescinde de descripciones y rechaza el
análisis psicológico de lso personajes. Por ello, al ser diferentes sus novelas las llamó
nivolas. Obras: Amor y pedagogía, Niebla, San Manuel Bueno mártir y La tía Tula.
En todas su estilo se caracteriza por sobrio, conciso donde la brevedad: oraciones cortas,
párrafos cortos, capítulos cortos...es lo más característico. Utiliza la descripción
impresionista tanto de personajes como de paisajes, en donde los detalles se suman a modo
de pinceladas.
“El paisaje somos nosotros, el paisaje es nuestro espíritu, sus melancolías, sus
placideces, sus anhelos”
Aunque escribió poesía y ensayo, Baroja es ante todo un novelista. Consideraba que la
novela debe estar basada en la observación directa de la realidad, y lo mismo que la vida
se presenta como una sucesión abierta de acontecimientos, sus novelas se presentan sin
plan alguno, predominando la acción. La protagonista de sus novelas es la acción y los
ambientes y los personajes se suceden rápidamente para dar lugar a otros y otros y más y,
así no aburrir nunca al lector con demasiadas descripciones de lugares o personajes. Sus
novelas se clasifican en:
El grupo del 98 fue “una generación excesivamente literaria. Creyó encontrarlo todo en
los libros. Pretendió conocer lo que era España, lo que era Europa, y pretendió sanear el
país. Si al intento hubiera podido unir un comienzo de realización, hubiera sido de esas
generaciones salvadoras de una patria. Pero la cosa era difícil, imposible”. (Baroja)
El tema de España se prolongará en la generación de Ortega y Gasset, cobrará nuevas
dimensiones a raíz de la guerra civil y se hará obsesiva en los años de posguerra, tanto
en el interior como en el exilio.