Vidal, Adolfo - Biofisica de La Audicion

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BIOFÍSICA DE LA AUDICIÓN

OBJETIVOS

Interpretar los cambios biofísicos de la señal sonora. Analizar los mecanismos de


la fonación. Identificar el trauma acústico e interpretar un audiograma.

SONIDO Y AUDICIÓN

Sonido

La compleja estructura del sistema auditivo de los mamíferos comienza en el


receptor y se extiende, mediante diversas vías y centros, en el tronco cerebral y el
tálamo hasta llegar a la corteza auditiva. Presenta además conexiones con la
formación reticular, el colículo superior y el vermis cerebeloso. Este sistema
sensorial se compone, por lo tanto, de múltiples conjuntos neuronales con
profusas intercomunicaciones desde el nivel más inferior hasta la corteza cerebral.
Funcionalmente esta complejidad está en la base de los diversos procesamientos
que realiza, tales como la discriminación de las frecuencias de sonidos y de su
intensidad y la localización de las fuentes sonoras en el espacio, además de
participar en funciones superiores como el aprendizaje y el desarrollo del habla en
los seres humanos, del canto en las aves, de la música, es decir, de la
comunicación en general.
Es necesario conocer aspectos de la física del sonido para comprender los
fenómenos que ocurren en el sistema auditivo.

Características físicas

El sonido es el fenómeno físico que estimula el sentido del oído, es un


movimiento oscilatorio, armónico o no, que se propaga por diferentes medios
materiales (no se propaga en el vacío).
Su frecuencia es de 20 a 20.000 ciclos / s y la definición de sonido está dada en
función del umbral de frecuencia del oído del ser humano. Sonidos con
frecuencias superiores se llaman ultrasonidos y sonidos con frecuencias inferiores
son infrasonidos.
Movimiento oscilatorio armónico: Es el movimiento que describe sobre un
diámetro la proyección de un punto que realiza un movimiento circular uniforme,
siguiendo una circunferencia a la cual pertenece dicho diámetro.

En la siguiente figura, el punto P efectúa un movimiento circular uniforme de


velocidad angular w, y mientras recorre la circunferencia su proyección P’ realiza
un movimiento vibratorio armónico sobre el diámetro AB efectuando
repetidamente el recorrido A, O, B, O, A.

El movimiento oscilatorio armónico se puede graficar representando la


elongación (ordenadas) en función del tiempo (abscisas), como se muestra en la
siguiente figura, para lo cual, por razones de claridad, hemos dispuesto
verticalmente el diámetro AB.
A diferencia de la visión, nuestro sistema auditivo está siempre abierto al mundo,
lo que implica una recepción continuada de estímulos y de informaciones sonoras
de las que no podemos sustraernos.
Gran parte de nuestra experiencia está relacionada con el sonido, que constituye
un estímulo importante y necesario, a la vez que es canal de comunicación con el
medio que nos rodea.
Según su procedencia, sus características e incluso, según nuestras
circunstancias en el momento en que los percibimos, los sonidos pueden
resultarnos suaves y agradables murmullos, es decir que las vibraciones tienen
una frecuencia regular; o estrepitosos y agresivos que son los ruidos y donde las
vibraciones que se producen tienen una frecuencia irregular.

Ondas de sonido
Ondas de ruido

La diferencia fundamental entre "sonido" y "ruido" está determinada por un


factor subjetivo: "ruido es todo sonido no deseado".
Un mismo sonido, como la música por ejemplo, puede ser percibido como
agradable, relajante o estimulante, enriquecedor o sublime, por la persona que
decide disfrutarla, o bien como una agresión física y mental por otra persona que
se ve obligada a escucharla a pesar de su dolor de cabeza, o por aquella otra que
ve perturbado su descanso.

En síntesis, la transmisión del sonido se produce mediante ondas, que son


oscilaciones periódicas alrededor de una posición de equilibrio. Este fenómeno es
básicamente transferencia de energía de un lugar a otro sin transferencia de
materia.

Puede ser una oscilación de moléculas de aire, como en el caso del sonido que
viaja por la atmósfera, de moléculas de agua (como en las olas que se forman en
la superficie del mar) o de porciones de una cuerda o un resorte. En todos estos
casos, las partículas oscilan en torno a su posición de equilibrio y sólo la energía
avanza de forma continua.

Estas ondas se denominan mecánicas porque la energía se transmite a través de


un medio material, sin ningún movimiento global del propio medio. Las únicas
ondas que no requieren un medio material para su propagación son las ondas
electromagnéticas; en ese caso las oscilaciones corresponden a variaciones en
la intensidad de campos magnéticos y eléctricos.

Tipos de ondas

Las ondas se clasifican según la dirección de los desplazamientos de las


partículas en relación a la dirección del movimiento de la propia onda.

Si la vibración es paralela a la dirección de propagación de la onda, la onda se


denomina longitudinal (ver figura 1).

Una onda longitudinal siempre es mecánica y se debe a las sucesivas


compresiones (estados de máxima densidad y presión) y enrarecimientos (estados
de mínima densidad y presión) del medio.
Las ondas sonoras son un ejemplo típico de esta forma de movimiento
ondulatorio.
Otro tipo de onda es la onda transversal (ver figura 2), en la que las vibraciones
son perpendiculares a la dirección de propagación de la onda.

Del mismo modo, si tiramos una piedra a un estanque, una serie de ondas
transversales se propaga desde el punto de impacto.
Una onda de sonido es una serie de compresiones y enrarecimientos sucesivos
del aire. Cada molécula individual transmite la energía a las moléculas vecinas,
pero una vez que pasa la onda de sonido, las moléculas permanecen más o
menos en la misma posición.

Propiedades de las ondas

Longitud de onda

En una onda transversal, la longitud de onda es la distancia entre dos crestas o


valles sucesivos. En una onda longitudinal, corresponde a la distancia entre dos
compresiones o entre dos enrarecimientos sucesivos.

Frecuencia

Es el número de vibraciones por segundo y se mide en Hertz, que es el número de


ciclos por segundo.

1 Hertz= 1 ciclo/seg.

Velocidad de propagación

Es igual a su longitud de onda multiplicada por su frecuencia.

V=f •λ

V= velocidad de la onda en m/s


f= frecuencia en Hertz (Hz)
λ= longitud de onda en metros

Amplitud

En una onda mecánica, su amplitud es el máximo desplazamiento de las


partículas que vibran. En una onda electromagnética, su amplitud es la intensidad
máxima del campo eléctrico o del campo magnético.

Comportamiento de las ondas

La velocidad de una onda en la materia depende de la elasticidad y densidad del


medio. En una onda transversal a lo largo de una cuerda tensa, por ejemplo, la
velocidad depende de la tensión de la cuerda y de su densidad lineal o masa por
unidad de longitud.

La velocidad puede duplicarse cuadruplicando la tensión, o reducirse a la mitad


cuadruplicando la densidad lineal. La velocidad de las ondas electromagnéticas en
el vacío (entre ellas la luz) es constante y su valor es de aproximadamente
300.000 km/s. Al atravesar un medio material esta velocidad varía sin superar
nunca su valor en el vacío.

En cambio las ondas sonoras, que necesitan moléculas para propagarse, varían
su velocidad entre medios sólidos, líquidos y gaseosos.

Cuando dos ondas se encuentran en un punto, el desplazamiento resultante en


ese punto es la suma de los desplazamientos individuales producidos por cada
una de las ondas. Si los desplazamientos van en el mismo sentido, ambas ondas
se refuerzan; si van en sentido opuesto, se debilitan mutuamente. Este fenómeno
se conoce como interferencia.

Cuando dos ondas de igual amplitud, longitud de onda y velocidad avanzan en


sentido opuesto a través de un medio se forman ondas estacionarias.

Las ondas estacionarias aparecen también en las cuerdas de los instrumentos


musicales. Por ejemplo, una cuerda de violín vibra como un todo (con nodos en
los extremos), por mitades (con un nodo adicional en el centro), por tercios. Todas
estas vibraciones se producen de forma simultánea; la vibración de la cuerda
como un todo produce el tono fundamental y las restantes vibraciones generan los
diferentes armónicos.
Cualquier sonido sencillo, como una nota musical, puede describirse en su
totalidad especificando tres características de su percepción: el tono, la
intensidad y el timbre.
Estas características corresponden exactamente a tres características físicas: la
frecuencia, la amplitud y la composición armónica ó forma de onda.

Frecuencia
Los sonidos agudos, tales como los producidos por un silbato o una flauta, son de
altas frecuencias y contienen miles de ciclos por segundo. Los sonidos graves,
tales como los producidos por un trueno lejano o una tuba, son de bajas
frecuencias y contienen pocos ciclos por segundo.

Se observan
cuatro
sonidos de la
misma
intensidad
(amplitud),
pero de
frecuencia
creciente

Las vibraciones que varían entre los 20 y los 20.000 ciclos por segundo son
percibidas por el oído y se las denomina sonidos.

Amplitud

La amplitud de una onda de sonido es el grado de movimiento de las moléculas de


aire en la onda y ésta corresponde a la intensidad del enrarecimiento y de la

Se observan tres sonidos de igual frecuencia y de diferente intensidad

compresión que la acompañan. Cuanto mayor es la amplitud de la onda, más


intensamente golpean las moléculas el tímpano y más fuerte es el sonido
percibido.

La distancia a la que se puede oír un sonido depende de su intensidad, que es el


flujo medio de energía por unidad de área perpendicular a la dirección de
propagación.
La intensidad de los sonidos se compara con un sonido patrón y se expresa en
decibeles (dB).

La escala de decibeles (dB)

Se utiliza una escala cuyos incrementos son, a grandes rasgos, paralelos a los
incrementos de la sensación correspondiente. Es decir, los incrementos subjetivos
de la intensidad corresponden a incrementos iguales de la presión ejercida y, por
lo tanto, de la energía transportada por la onda, independientemente del valor
absoluto de presión.

El nivel de intensidad B de un sonido se define como:

B = 10 log Ix / I0 (decibeles)

o como:

B = log Ix / I0 (Bel)

Donde Ix es la intensidad el sonido e I0 es el nivel cero de intensidad que se


toma como igual a 10-16 vatios / cm2 o 10-12 vatios / m2 . El nivel de intensidad B
se expresa en decibeles (dB).
El dB es una magnitud relativa que tiene como referencia a la menor presión o
intensidad audible demostrada tras haber realizado esta medición a más de un
millón de personas, y que es de 2•10 -4 dyn/cm2 (P0) o 10-16 W/cm2,
respectivamente.
Como el Bel es una unidad relativamente grande para comparar dos sonidos, en la
práctica se usa el decibel, que es la décima parte del bel, y que constituye el más
pequeño cambio de intensidad que el oído puede apreciar.

Así si un sonido tiene una intensidad:

I = 10-14 vatios / cm2

Su nivel de intensidad es:

B = 10 log 10-14 / 10-16 db B = log 10-14 / 10-16 (Bel)

B = 10 log 100 db B = log 100

B = 20 dB B = 2 Bel

El umbral auditivo es de alrededor de 0 dB para personas jóvenes, en tanto que,


en el otro extremo, el nivel doloroso (sonidos muy intensos) se encuentra
alrededor de los 120 dB.
Cuanto mayor sea la amplitud, más serán los dB, y más intenso será el sonido
(por ejemplo, el zumbido de un avión comparado con el sonido de una respiración
suave).
Un adulto sano es más sensible a los sonidos que se encuentran en un rango de
frecuencias que va desde los 500 a los 8000 Hz, lo cual se corresponde con las
frecuencias de los sonidos del habla.
El sonido más suave (el umbral de audición) que un oído normal puede percibir, se
encuentra alrededor de los 0 dB.
El sonido más intenso que puede tolerar (umbral de inconfort) se encuentra entre
120-140 dB.

La figura que se presenta a continuación muestra la comparación entre un sonido


suave y uno más intenso, de la misma frecuencia. Fíjese que el sonido intenso (de
gran amplitud) alcanza puntos más altos de nivel de presión sonora (SPL) que el
sonido suave (de menor amplitud). Sonidos muy intensos pueden dañar el oído al
igual que si se tratara de un golpe físico.
Timbre

La mayoría de los sonidos naturales no contienen una sola frecuencia de una sola
amplitud, sino que contienen
muchas frecuencias y cada una de
ellas de una distinta amplitud. Esta
cualidad del sonido es lo que se
llama timbre. Es lo que hace que
el sonido de un trombón y el de un
clarinete sean diferentes incluso si
tocan la misma nota.
Esta es una representación de una
onda simple con una única
frecuencia y una única amplitud.
Este es el sonido que puede usted
oír cuando hace funcionar un
diapasón, o cuando enciende un
afinador de guitarra eléctrica.
También es conocido como un
sonido de tonos puros.
Si se toca el la situado sobre el do central en un violín, un piano y un diapasón,
con la misma intensidad en los tres casos, los sonidos son idénticos en frecuencia
y amplitud, pero muy diferentes en timbre.
De las tres fuentes, el diapasón es el que produce el tono más sencillo, que en
este caso está formado casi exclusivamente por vibraciones con frecuencia de 440
Hz.
Debido a las propiedades acústicas del oído y las propiedades de resonancia de
su membrana vibrante, es dudoso que un tono puro llegue al mecanismo interno
del oído sin sufrir cambios.
La componente principal de la nota producida por el piano o el violín también tiene
una frecuencia de 440 Hz. Sin embargo, esas notas también contienen
componentes con frecuencias que son múltiplos exactos de 440 Hz, los llamados
tonos secundarios, como 880, 1.320 o 1.760 Hz.
Las intensidades concretas de esas otras componentes, los llamados
armónicos, determinan el timbre de la nota.
En esta figura se muestra una onda compleja, como la que pudiera crear el habla
humana. Fíjese en que es muy difícil extraer conclusiones sobre la señal porque la
amplitud cambia constantemente con el tiempo.
El espectro de frecuencia de una onda
compleja muestra muchos
componentes de frecuencia, cada uno
a una distinta amplitud. Este puede ser
el espectro de una persona emitiendo
una única nota. Al analizar el sonido
de esta manera, podemos lograr la mejor
manera de ayudar a las personas con
problemas auditivos, amplificando las
frecuencias que les ayuden a comprender
el habla más fácilmente.

Velocidad del sonido

La frecuencia de una onda de sonido es


una medida del número de vibraciones por
segundo de un punto determinado. La
distancia entre dos compresiones o
dos enrarecimientos sucesivos de la
onda se denomina longitud de onda.
El producto de la longitud de onda y la
frecuencia es igual a la velocidad de
propagación de la onda, que es la
misma para sonidos de cualquier
frecuencia (cuando el sonido se
propaga por el mismo medio a la
misma temperatura).
Los cambios de presión a densidad
constante no tienen prácticamente
ningún efecto sobre la velocidad del
sonido. En muchos otros gases, la
velocidad sólo depende de su densidad. Si las moléculas son pesadas, se mueven
con más dificultad, y el sonido avanza más despacio por el medio. Por ejemplo, el
sonido avanza ligeramente más deprisa en aire húmedo que en aire seco, porque
el primero contiene un número mayor de moléculas más ligeras. En la mayoría de
los gases, la velocidad del sonido también depende de otro factor, el calor
específico, que afecta a la propagación de las ondas de sonido.
El sonido se mueve a mayor velocidad en sólidos que en líquidos, y en éstos que
en gases. Tanto en los líquidos como en los sólidos, la densidad tiene el mismo
efecto que en los gases; la velocidad del sonido varía de forma inversamente
proporcional a la raíz cuadrada de la densidad. La velocidad también varía de
forma proporcional a la raíz cuadrada de la elasticidad. Por ejemplo, la velocidad
del sonido en agua es de unos 1.500 m/s a temperaturas ordinarias, pero aumenta
mucho cuando sube la temperatura. La velocidad del sonido en el cobre es de
unos 3.500 m/s a temperaturas normales y decrece a medida que aumenta la
temperatura (debido a la disminución de la elasticidad). En el acero, más elástico,
el sonido se desplaza a unos 5.000 m/s; su propagación es muy eficiente.
La velocidad de propagación del sonido en aire seco a una temperatura de 0º C es
de 331,6 m/s. Al aumentar la temperatura aumenta la velocidad del sonido; por
ejemplo, a 20º C, la velocidad es de 344 m/s.

Refracción, reflexión e interferencias

Son propiedades del sonido, así como la propagación rectilínea, ya que el


mismo avanza en línea recta cuando se desplaza en un medio de densidad
uniforme. Sin embargo, igual que la luz, el sonido está sometido a la refracción,
es decir, la desviación de las ondas de sonido de su trayectoria original.
El sonido también se ve afectado por la reflexión, y cumple la ley fundamental de
que el ángulo de incidencia es igual al ángulo de reflexión. Un eco es el resultado
de la reflexión del sonido. El sonar se basa en la reflexión de los sonidos
propagados en agua. Una bocina es un tubo cónico que forma un haz de ondas de
sonido reflejando algunos de los rayos divergentes en los lados del tubo. Un tubo
similar puede recoger ondas de sonido si se dirige el extremo ancho hacia la
fuente de sonido.
El sonido también experimenta difracción e interferencia. Si el sonido de una
única fuente llega a un oyente por dos trayectorias diferentes —por ejemplo, una
directa y otra reflejada—, los dos sonidos pueden reforzarse; sin embargo, si no
están en fase pueden interferir de forma que el sonido resultante sea menos
intenso que el sonido directo sin reflexión. Las trayectorias de interferencia son
distintas para sonidos de diferentes frecuencias, con lo que la interferencia
produce distorsión en sonidos complejos. Dos sonidos de distintas frecuencias
pueden combinarse para producir un tercer sonido cuya frecuencia es igual a la
suma o diferencia de las dos frecuencias originales.

CUESTIONARIO Y EJERCITACIÓN

1) En el sonido, ¿hay transferencia de materia?. Fundamente su respuesta.


2) Las ondas que forman los sonidos, ¿son mecánicas o electromagnéticas?.
Justifique su respuesta.
3) ¿Cómo se clasifican las ondas según la dirección de los desplazamientos
de las partículas en relación a la dirección del movimiento?
4) Describa las propiedades de las ondas.
5) ¿A que características del sonido corresponden las propiedades
anteriormente descriptas?
6) Explique los fenómenos de reflexión, difracción e interferencia de las ondas
sonoras.
7) ¿ En qué unidad de expresa el nivel de presión sonora, y como se calcula?
8) ¿A cuántos Hertz equivale un sonido que presenta 3,4 x 10 4 vibraciones por
hora?
9) Un joven que se encuentra en un concierto está expuesto a una intensidad
de 10-3 W/m2, ¿a cuantos decibeles corresponde?
10) ¿A cuantos Bel equivale un sonido cuya una intensidad es de 10 -5 W/cm2?.
¿Pasa el umbral doloroso?
11) En una habitación se ubican dos parlantes que emiten sonidos de 60 dB y
de 70 dB respectivamente, ¿cuál es el resultado de la suma de ambas
intensidades?

¿CÓMO OÍMOS?

El oído humano normal es capaz de detectar, identificar y diferenciar sonidos. Las


relaciones entre frecuencia, intensidad, y duración son complejas. En general, un
oyente puede detectar diferencias tan pequeñas como 1 Hz en frecuencia, 5 dB en
intensidad, y 2-3 ms en el tiempo, debido al mecanismo tan preciso de nuestro
sistema auditivo. La fisiología tan particular del oído se ha optimizado para oír los
sonidos más comunes e importantes de todos, es decir los sonidos
medioambientales y del habla. Durante estos últimos años, se ha modificado la
visión anatómica y fisiológica del oído. El siguiente diagrama nos muestra una
versión simplificada de la teoría acerca de cómo escuchamos los sonidos.

Anatomía del oído

S Q N

Representación esquemática del oído: A, pabellón de la oreja, B, conducto auditivo


externo, C, caja del tímpano, D, membrana del tímpano, E, martillo, F, estribo y ventana
oval, Q, ventana redonda, H, tabique, J, rampa vestibular, K, rampa timpánica, L,
helicotrema N, lámina espiral, P, conducto coclear, Q, órgano de Corti, R, membrana
de Reissner. S membrana basilar, T, estría vascular

Resonancia: Cuando a un
dispositivo llega un sonido
Oído externo. Está constituido por el pabellón de la de una frecuencia igual a la
oreja con sus sinuosidades y el conducto externo propia del sistema, éste
que llega hasta la membrana del tímpano. Las entra en vibración
diferentes resonancias producidas por las aprovechando la energía
sinuosidades de la oreja aumentan la presión que le llega. Se dice en tal
caso el sistema entra en
resonancia. Cuando ocurre
esto, el dispositivo acumula
la energía que le llega de
modo que el sonio se
refuerza en él.
sonora sobre el tímpano en las frecuencias de unos 2-7 kHz en el ser humano, lo
que mejora la eficiencia del sistema para la transmisión de los sonidos,
particularmente a esas frecuencias. Participa también en otras funciones; una de
ellas es la de colaborar en la localización de los sonidos en el espacio mediante
movimientos exploratorios de las orejas en los animales y movimientos de la
cabeza en el ser humano.

Oído medio. Es una cavidad llena de aire que tiene tres pequeños huesos y está
comunicada con la rinofaringe por la trompa de Eustaquio. La función de esta
comunicación con la faringe es la de igualar la presión del oído medio con la
presión en la boca, es decir, con la presión atmosférica. De esta manera, a ambos
lados de la membrana timpánica se obtiene la misma presión y por tanto la mejor
condición para vibrar frente a un sonido. La deglución, el habla, la prueba de
Valsalva, el bostezo, etc., producen la apertura de la trompa de Eustaquio, lo que
iguala las presiones y mejora la audición, como ocurre durante los cambios de
presión que suceden, por ejemplo, cuando un avión asciende o desciende.
Cuando el sonido pasa de un medio aéreo a un medio acuoso como el del caracol
o cóclea, pierde energía. Esto se debe a que los fluidos del oído interno se
resisten a desplazarse porque los líquidos tienen mayor
Impedancia: La inercia y, por lo tanto, se necesita una mayor presión para
impedancia acústica hacerlos vibrar. El oído medio actúa como un
es una expresión de la transformador de impedancia acústica que efectúa un
resistencia o dificultad
que ofrece un medio a
acoplamiento de energía entre el aire, de baja impedancia,
la propagación de las y los fluidos intracocleares, de mayor impedancia, y reduce
ondas sonoras. así la reflexión de energía que ocurriría de otra manera.
Sin la palanca que significa la cadena de huesillos, gran
parte de la energía sería reflejada sin producir cambios en el caracol.
Las vibraciones ocasionadas por el sonido son transmitidas desde la membrana
del tímpano al caracol por tres pequeños huesos denominados martillo, yunque y
estribo. Cuando el martillo es empujado por las vibraciones de la membrana del
tímpano, el yunque empuja al estribo que, actuando como un pistón, transmite las
vibraciones a los fluidos intracocleares. El estribo está asociado a la membrana de
la ventana oval. La palanca ejercida por la cadena de huesillos incrementa la
presión en la ventana oval, que se suma a la presión generada en el tímpano, de
mayor diámetro, la cual se concentra entonces en una ventana oval de mucho
menor diámetro, lo que agrega otro factor de amplificación del sonido. De esta
manera se incrementa el sonido entrante para introducirlo en el medio acuoso del
oído interno sin mayor pérdida de energía.
La supresión de la cadena de huesecillos aumenta en alrededor de 60 dB, la
intensidad más debil que el oído puede captar.
Las ondas de presión que llegan por el conducto auditivo externo ponen en
vibración la membrana del tímpano, y sus movimientos son transmitidos a la
cadena de huesecillos. Esta cadena hace las veces de una palanca que transmite
los desplazamientos de la membrana del tímpano a la ventana oval, reduciendo su
amplitud 1,3 veces.
Prácticamente, la membrana del tímpano no refleja la energía recibida, de modo
que todo el trabajo que la presión ejerce sobre ella se transmite al pie del estribo.
Los desplazamientos del sistema se hallan representados esquemáticamente en
la figura que sigue:
ΔV2
S1
P2
P1
ΔX2
S2
ΔV1
ΔX1

El trabajo que una onda de presión P1 ejerce sobre la membrana del tímpano
viene determinado por:

W = P1 . ΔV1

y como:

ΔV1 = S1 . ΔX1

resulta:

W = P1 . S1 . ΔX1

Por análogas razones, para la base del estribo tenemos:

W = P2 . S2 . ΔX2

De las dos últimas ecuaciones ecuaciones se obtiene:

P2 . S2 . ΔX2 = P1 . S1 . ΔX1

de la cual surge:

P2 = P1 . S1 / S2 . ΔX1 / ΔX2

Como la superficie de la membrana del tímpano es alrededor de 15 veces mayor


que la base del estribo y ΔX1 es 1,3 veces mayor que ΔX2 , la presión que se
ejerce en la ventana oval resulta:

P2 ≈ P1 .15 . 1,3 ≈ 20 . P1
Es decir, el oído medio transmite al oído interno una presión aproximadamente 20
veces mayor que la que recibe. Esta multiplicación es precisamente la adecuada
para la transmisión del sonido de un medio compresible como el aire a un medio
líquido, prácticamente incompresible.
La transmisión a través del oído medio puede ser controlada por sus músculos. Se
trata de dos pequeños músculos estriados que se insertan en los huesillos. El
tensor del tímpano o músculo del martillo se inserta en el martillo y esta inervado
por el V par craneal, el trigémino. El otro músculo, el estapedio o músculo del
estribo, se inserta en el estribo y depende del VII nervio craneal, el facial. La
contracción refleja de estos músculos produce cierta rigidez en la cadena de
huesillos y disminuye la conductancia del sonido. La atenuación producida por
este reflejo (reflejO de atenuación) es mayor para los sonidos de baja frecuencia y
por ello tiende a disminuir el proceso de enmascaramiento, lo cual hace más
discernibles las altas frecuencias en un ambiente con gran componente de bajas
frecuencias. La contracción de estos músculos puede ser provocada por sonidos
de gran intensidad (85 dB o más), por vocalizaciones propias, estimulación táctil
de la oreja o movimientos generales del cuerpo, y también se asocia a los
fenómenos fásicos del sueño paradójico. Puede servir para reducir la intensidad
de los sonidos y proteger al receptor, así como disminuir selectivamente la entrada
de estímulos con componentes de bajas frecuencias y gran intensidad. Es tal vez
por la acción de este reflejo de atenuación, que bloquea bajas frecuencias, que
casi no oímos nuestra voz cuando hablamos. Este reflejo posee una latencia de 50
a 100 ms, por lo que no ofrece protección para sonidos bruscos.

Oído interno: el caracol o cóclea. Sólo una parte del oído interno pertenece al
sistema auditivo: el caracol o cóclea, ya que el laberinto es la porción que
corresponde al sistema vestibular, con funciones relacionadas con el equilibrio. En
los seres humanos, la cóclea o caracol se encuentra tallada en el interior del
hueso temporal. Es como un tubo enrollado 2 1/2 veces que mide
aproximadamente 32 mm de largo y 2 mm de diámetro y se encuentra a su vez
dividido por membranas (el caracol membranoso) en tres cámaras: la rampa
vestibular (scala vestibuli), separada del conducto coclear (scala media) por la
membrana de Reissner, y la rampa timpánica (scala tympani), separada del
conducto coclear por la membrana basilar. Sobre la membrana basilar, de gran
importancia para el proceso de la audición, se encuentra ubicado el órgano de
Corti, que contiene células ciliadas de origen epitelial, los receptores auditivos.
Además, y como indica su nombre, la membrana tectoria se apoya como un techo
sobre el órgano de Corti.

En el ápice de la cóclea el conducto coclear se encuentra cerrado, mientras que la


rampa vestibular y la rampa timpánica se unen por un orificio, el helicotrema. Por
tanto, los fluidos de las rampas vestibular y timpánica están en comunicación. En
la base de la cóclea, la rampa vestibular se encuentra con la membrana de la
ventana oval y la rampa timpánica con la membrana de la ventana redonda.

La membrana de la ventana oval, empujada por los huesillos, genera una onda de
presión que se propaga por la perilinfa en la rampa vestibular, asciende hasta el
helicotrema y desciende por la rampa timpánica para terminar abombando hacia
fuera la membrana de la ventana redonda. El caracol membranoso no es
completamente rígido. La membrana basilar, la parte funcionalmente más
importante, es flexible y se mueve en respuesta a las ondas de presión generadas
por los sonidos. Primero, es más ancha en el ápex (cinco veces) que en la base
de la cóclea, y segundo, su relativa rigidez es mayor en la base que en el ápex
(100 veces más rígida).

Los movimientos de los líquidos intracocleares generados por los sonidos


determinan movimientos de la membrana basilar que comienzan en la base y se
propagan hacia el ápex formando una “onda viajera”.

¿Hasta dónde continúa esta “onda viajera”?. Eso depende de la frecuencia del
sonido que la genera. Si la frecuencia es alta, sonido agudo, la base de la
membrana, más rígida, vibrará mucho y disipará la mayor parte de la energía, que,
por lo tanto, no se propagará muy lejos. Los sonidos de baja frecuencia, en
cambio, generan ondas viajeras que llegan más arriba, hasta la zona donde la
membrana basilar es más ancha y menos rígida, hasta disipar toda su energía
mecánica.
Estas características de la membrana basilar crean un código para discriminar las
frecuencias que componen los sonidos, que se distribuyen a lo largo de esta
membrana. La máxima deformación se corresponde con un lugar preciso de la
membrana basilar para cada una de las frecuencias del sonido.

Los sonidos graves, que producen la máxima deformación de la membrana basilar


cerca del ápex, tienen su origen en esta parte de la cóclea, en tanto que los
sonidos agudos, que producen la deformación máxima en la base, se originan en
la región basal de la cóclea; entre ambos extremos se encuentran representados
todas las frecuencias audibles.

En los seres humanos jóvenes las frecuencias audibles se extienden entre 16 Hz


(en el ápex) y 20000 Hz (en la base).

En esta ilustración se
muestra la cóclea como si
estuviera extendida para
poder visualizarla mejor.

Estos movimientos de la membrana basilar determinan cambios en el órgano de


Corti que se encuentra apoyado sobre ella, más precisamente cambios en los
estereocilios de las células ciliadas.
T R

L
B

Esquema del órgano de Corti

B. Membrana basilar; C. Células ciliadas; L. Lámina ósea


Espiral; R. Membrana reticular; T. Membrana tectoria

¿Cómo se transducen los cambios mecánicos de los estereocilios en señales


neurales?
Cuando los estereocilios se inclinan en una dirección, la célula se hiperpolariza, en
tanto que cuando la inclinación es hacia el lado contrario, se registra una
despolarización.

Estas hiperpolarizaciones y despolarizaciones producidas por la inclinación de los


estereocilios constituyen el potencial del receptor, que oscila por arriba o por
debajo del potencial de reposo cuyos valores son de – 45 mV en las células
ciliadas internas y de – 70 mV en las células ciliadas externas. La diferencia de
potencial que se establece entre la endolinfa (+ 80 mV) y el interior de la célula
(por ejemplo – 45 mV) es de 125 mV, y esa energía puede ser usada para la
transducción.
La capacidad de convertir un tipo de energía en otra recibe el nombre de
transducción. Al alcanzar las vibraciones el oído interno, movilizan la membrana
tectoria y el órgano de Corti por un desplazamiento de la membrana basilar,
produciendo así un desplazamiento relativo entre ambas estructuras. Esto hace
que los cilios de las células sensoriales se flexionen, desencadenando un
potencial bioeléctrico que se transmite hacia la base de las células, donde se
encuentran las sinapsis con las terminaciones nerviosas. Así el oído convierte la
energía mecánica del sonido en energía bioeléctrica.
Puesto que tanto los fluidos como las paredes de la cóclea son incompresibles, es
preciso compensar el desplazamiento de los fluidos; esto se lleva a cabo en la
membrana de la ventana redonda, la cual permite "cerrar el circuito hidráulico".

A semejanza del neuroepitelio vestibular, en las células ciliadas del órgano de


Corti existen dos tipos de cilios: unos cortos y numerosos (estereocilios) y uno de
tamaño mayor (quinocilio) pero que se presenta solo en forma rudimentaria en el
órgano de Corti.
La teoría mecanoeléctrica de Davis postula que en estado de reposo existe una
diferencia de potencial entre ambas superficies de la membrana de la célula
ciliada en contacto con la endolinfa, que origina un flujo de corriente a través de la
célula, desde su polo apical hasta el basal; este potencial puede generarse en el
metabolismo propio de la célula (potencial de membranas) o de otras estructuras
vecinas (estría vascular). El desplazamiento de los cilios hace variar la resistencia
de la membrana de las células ciliadas a este paso de energía eléctrica.
El desplazamiento de los cilios hacia el quinocilio disminuye la resistencia, entra
K+ a la célula depolarizándola, activando canales de calcio, lo que causa
liberación de mediador químico y excitación de la fibra nerviosa. Lo contrario
sucede si los cilios se desplazan alejándose del quinocilio (se observa aumento de
la resistencia de la membrana).
La sinapsis es activada por mediadores químicos probablemente colinérgicos. La
liberación del mediador produce en la terminación nerviosa que contacta con la
célula en su base, un estímulo químico que provoca una respuesta eléctrica, que
se propaga a lo largo de la membrana del axón como una variación transitoria de
polaridad, hasta alcanzar centros nerviosos superiores sin perder su magnitud.
La teoría mecanoeléctrica del funcionamiento de las células ciliadas se basa en el
concepto de que la deformación o desplazamiento de los cilios produce un
cambio en la impedancia de la membrana celular.
La propagación de las oscilaciones del fluido en la escala vestibular a la timpánica
no sólo se lleva a cabo a través de la membrana basilar; para sonidos de muy baja
frecuencia, las vibraciones se transmiten a través de la abertura situada en el
vértice de la cóclea (helicotrema).
En conclusión, el sonido propagado a través del oído externo y medio llega hasta
la cóclea, donde las oscilaciones en los fluidos hacen vibrar a la membrana basilar
y a todas las estructuras que ésta soporta.

Potenciales eléctricos registrables en la cóclea

Se describen dos tipos de potenciales cocleares:

a) independientes de estímulos sonoros.


b) relacionados con el sonido.

En relación con los primeros, si un electrodo adecuado atraviesa las diferentes


estructuras del caracol, se puede registrar, cuando penetra en el conducto coclear,
un potencial de + 80 mV con respecto a la rampa timpánica, llamado potencial
endococlear. Se presume que este potencial es generado por secreciones iónicas
producidas en la estría vascular.
Cuando el electrodo penetra en la zona del órgano de Corti propiamente dicho, el
potencial se hace negativo (– 50 mV). La presencia de estos potenciales es
esencial para el funcionamiento normal de las células ciliadas.

Los potenciales relacionados con los sonidos son varios:

1. El potencial microfónico coclear: Se obtiene en respuesta a un sonido y es


similar al que produce un micrófono, ya que reproduce ciclo a ciclo el sonido
estimulante. Se supone que no tiene latencia y su amplitud aumenta
paralelamente con la intensidad del sonido. Este potencial puede registrarse
desde lejos, por ejemplo, desde la ventana redonda. Pero su origen está en dos
generadores diferentes que son las células ciliadas internas y las externas, desde
donde un microelectrodo intracelular puede registrar la actividad microfónica.
2. El potencial de suma: Es un cambio de corriente continua producido en la
cóclea en respuesta al sonido. Se genera en las células ciliadas externas y
también en las internas, y recibe posibles contribuciones de cambios metabólicos
de las células de sostén y de la estría vascular.

3. El potencial de acción compuesto del nervio auditivo: Depende de la


existencia de un estímulo sonoro. Puede registrarse también en las cercanías del
nervio auditivo, por ejemplo desde la ventana redonda. Revela no sólo el grado de
excitación de las fibras del nervio auditivo, sino también el grado de sincronización
de sus descargas. Cuanto más fibras excitadas y/o sincronizadas, mayor amplitud
mostrará este potencial. La amplitud de la onda N1 del potencial de acción
compuesto del nervio auditivo es función directa de la intensidad del estímulo y del
número de fibras que descargan sincrónicamente.

El camino hacia el cerebro

El sonido se transmite por medio de impulsos electro-químicos generados por los


cilios internos y enviados por medio de las fibras de nervios, a través del tronco
cerebral hacia la corteza.
VÍA ACÚSTICA
A Órgano de Corti (Ganglio de Corti); B Núcleos cocleares; C
Complejo Olivar Superior; D Lemnisco lateral; E Colliculus
inferior; F Cuerpo geniculado; G Corteza cerebral.

Los distintos núcleos que se encuentran a lo largo de la ruta hacia la corteza


auditiva son los responsables de procesar la información contenida en el sonido.
Desempeñan las siguientes funciones:
 Mejoran la señal frente al ruido, disminuyendo el ruido de fondo y
enfocando la atención en algunos sonidos (por ejemplo el habla en presencia de
ruido).
 Localización (identificando la dirección de la fuente de sonido).
 Procesamiento auditivo tanto de sonidos simples (tonos puros) como
complejos, (habla).

El sonido está organizado por tonos (la frecuencia se determina por su localización
en la membrana basilar y en los nervios) a lo largo de todo el sistema nervioso
auditivo. La intensidad está codificada por medio del número de fibras nerviosas
que se activan y por el ritmo con que se envían los impulsos.

Mecanismos de feedback

El sistema auditivo utiliza varias rutas de feedback para ayudar al oído a


adaptarse a distintas situaciones de escucha, tal y como se indica en la figura
anterior.
El Sistema Eferente permite al cerebro controlar la sensibilidad del oído por medio
de señales de retorno a través de las Fibras Nerviosas Eferentes (EFF). Las EFF
controlan los cilios externos de la cóclea para restringir o permitir que las
vibraciones alcancen los cilios internos. Este sistema protege el oído en entornos
ruidosos a la vez que permite que el oído sea más sensible en entornos tranquilos.
También ayuda al oyente a extraer la señal de entre el ruido de fondo.
El tronco cerebral inferior controla el reflejo acústico para reducir la intensidad del
sonido bajo ciertas circunstancias. Concretamente, nos protege de los fuertes
sonidos que se producen cuando masticamos comida.
En la última década, se ha descubierto que el oído no sólo procesa sonidos, sino
que también produce sonidos (en la figura están representados por flechas negras
que apuntan hacia atrás). Estos sonidos (llamados emisiones otoacústicas) se
pueden medir, y a veces son audibles, lo cual se piensa que es señal de buena
audición. La carencia de determinados tipos de emisiones otoacústicas puede
indicar una pérdida auditiva.

Sensaciones de tono

La sonoridad de un sonido es una sensación experimentada por el observador, y,


aunque la sonoridad se relaciona con la intensidad del sonido, la relación entre las
dos no es sencilla. El oído humano puede percibir ondas transmitidas por el aire si
sus frecuencias oscilan entre 20 y 20000 Hz; la gama de intensidades audible por
el oído también depende de la frecuencia de la onda. La siguiente figura muestra
la gama de frecuencias y sus intensidades que son percibidas como sonido por el
oído humano normal; la intensidad de la onda se representa a lo largo del eje y,
mientras que la frecuencia de la onda se representa a lo largo del eje x. Una
escala muestra las intensidades en vatios/cm2. Otra escala muestra las
intensidades en función de los cambios de presión en la onda que incide en el
tímpano. La curva inferior representa el umbral de audibilidad.
Un punto de esta curva representa el umbral de audibilidad. Un punto de esta
curva representa la menor intensidad de un sonido de frecuencia dada que llega a
ser audible para el oído. Los puntos situados en la curva superior representan
intensidades tan grandes que resultan dolorosas. La región entre las dos curvas
representa la escala de audición.

10-2
(dB)
10-4

10-6 Intensidad
del sonido
10-8 Watts/cm 2
10-10

10-12

10-14

10-16
10 100 1000 1000
Frecuencia (Hz)

Frecuencia (Hz)

El oído de las personas mayores es menos agudo, sobre todo en las frecuencias
más elevadas. El grado en que un oído sensible puede distinguir entre dos notas
puras que difieran ligeramente en intensidad o frecuencia varía en los diferentes
rangos de intensidad y frecuencia de los tonos. En sonidos de intensidad
moderada situados en el rango de frecuencia para el que el oído es más sensible
(entre 1.000 y 2.000 Hz aproximadamente), es posible distinguir una diferencia de
intensidad de un 20% (1 decibel) y una diferencia en frecuencia de un 0,33%
(alrededor de una vigésima de nota). En este mismo rango, la diferencia entre el
sonido más tenue que puede oírse y el sonido más fuerte que puede distinguirse
como tal sonido (los sonidos más fuertes se ‘sienten’, o perciben, como estímulos
dolorosos) es de unos 120 decibeles, una diferencia de intensidad de
aproximadamente un millón de veces.
Todas estas pruebas de sensibilidad se refieren a tonos puros, como los
producidos por un oscilador electrónico. Incluso para esos tonos puros, el oído es
imperfecto. Dos notas con frecuencia idéntica pero una gran diferencia de
intensidad pueden aparentar una ligera diferencia de tono. Más importante resulta
la diferencia en las intensidades relativas aparentes en las distintas frecuencias.
A intensidades altas, el oído es aproximadamente igual de sensible a la
mayoría de las frecuencias, pero a bajas intensidades el oído es mucho más
sensible a las frecuencias medias que a las extremas.
Por tanto, un equipo de reproducción de sonido que funciona perfectamente
parecerá no reproducir las notas más graves y agudas si se reduce mucho la
intensidad.
Debido a la dirección de la onda que se propaga (de las altas a las bajas
frecuencias) y al incremento en el número de fibras nerviosas que se activan, los
sonidos intensos de bajas frecuencias tienden a enmascarar a los sonidos de altas
frecuencias. Como consecuencia, cuando estamos en presencia de un constante
ruido de fondo (bajas frecuencias), este fenómeno impide o dificulta la percepción
de los suaves pero muy importantes sonidos de altas frecuencias, los cuales son
indispensables para asegurar la inteligibilidad del habla.

Enmascaramiento

Cuando un sonido débil queda tapado por un sonido más fuerte, se dice que
queda enmascarado por él. El sonido fuerte se denomina enmascarador, y el débil
enmascarado o señal. El enmascaramiento puede asimilarse a un defecto de
audición: el enmascarador aumenta nuestro umbral de audición, es decir
incrementa la intensidad que tiene que tener el sonido para que lo podamos oír.
Un sonido intenso y grave puede enmascarar un sonido débil y agudo, pero lo
contrario no sucede. Esto se debe al funcionamiento del oído interno. El punto de
máxima excitación de la membrana basilar para tonos de baja frecuencia está en
el extremo apical de la cóclea y para tonos de alta frecuencia en el extremo basal.
La onda excitada por un tono de alta frecuencia no alcanzará nunca el punto de un
tono de baja frecuencia. Por el contrario, para llegar a su punto receptor, las ondas
producidas por tonos de bajas frecuencias han de pasar por los puntos receptores
de frecuencias mayores. Por tanto, cabe esperar que la excitación de la
membrana basilar en estos puntos pueda interferir con la percepción de tonos de
alta frecuencia, y esto es lo que sucede precisamente si el tono de baja frecuencia
es lo suficientemente intenso.

Hipoacusia

La hipoacusia es la disminución del nivel de audición de una persona por debajo


de lo normal.
Actualmente en el mundo nace un niño sordo por cada 1000 nacidos vivos. De los
nacidos vivos sanos, uno cada 1000 desarrollará hipoacusia en el transcurso de
su vida. Esta alteración afecta de forma especial a las personas que la padecen ya
que su integración en la sociedad es muy difícil. Alrededor de un 10% de la
población padece problemas de audición. Afecta a todas las edades y sus
consecuencias son leves o graves. Un 1% de la población es sordo profundo, es
decir, tiene una pérdida de audición tan importante que no se beneficia de
aparatos de amplificación. Los duros de oído o sordos leves y moderados pueden
beneficiarse, en grado variable, de los audífonos.

Trauma acústico

Hace tiempo, se descubrió que las personas que trabajaban en ámbitos ruidosos,
luego de un lapso de años, comenzaban a perder audición. Esto era muy evidente
en los operarios de fábricas ruidosas (antes la mayoría lo eran) y en los que
manejaban martillos neumáticos.
Simultáneamente se observaba que los tractoristas también sufrían el mismo
sindrome (conjunto de síntomas y signos que caracterizan una enfermedad). Sin
embargo, en algunos casos, el ruido no era tan intenso como para compararlo con
el de una fábrica. Esto llevó a la conclusión de que no era sólo el ruido el factor
dañino, sino la vibración que la onda sonora determina.
Actualmente, el tema es conocido, aun cuando todavía socialmente no se han
tomado todas las previsiones debidas.
Hoy sabemos que el escuchar música fuerte en un 'boliche bailable' o escuchar
walkmans es potencialmente peligroso.
A tal punto, que es posible que ruidos de menor intensidad puedan causar
hipoacusias más silenciosas y que se superponen a otras ya conocidas. Este es el
caso de la Presbiacusia, la cual es una hipoacusia perceptiva por progresivo
deterioro del Órgano de Corti, a partir de los 45 años.
Hoy se discute la posibilidad si las llamadas presbiacusias no incluirían entre sus
factores causales, trauma acústico de intensidad menor al de una fábrica.
Sea como fuere, si una persona tiene un deterioro auditivo de tipo perceptivo,
producido por cualquier causa, tendrá más posibilidades de incrementar su
deterioro si se expone a ruidos, drogas ototóxicas, trauma craneano, que una
persona normal.
La norma ISO 1999, define "déficit auditivo" (hipoacusia) como el aumento
permanente del umbral auditivo. Siendo el umbral auditivo el mínimo nivel sonoro
audible suficientemente importante como para afectar la inteligibilidad de la
palabra (este aumento resulta ser de alrededor de 25 dB para los tonos de
frecuencias medias).
Si bien, la exposición al ruido produce daños relacionados con la sensibilidad
propia de cada individuo, en la mayoría de los casos se puede correlacionar la
intensidad del ruido con la cantidad de años y obtener un porcentaje de déficit. (lo
que sigue está relacionado con personas que trabajan 48 horas semanales en
ámbitos ruidosos).
Así, una persona que trabajó 10 años, con una intensidad de 90 dB de ruido,
podrá tener un 10% de pérdida auditiva.
En cambio si el ruido fue mas intenso, por ejemplo de 115 dB, en 10 años, la
pérdida será de 26%.
Hay tres factores que inciden en el trauma acústico:

1. intensidad sonora: particularmente mayores a 90 dB, causan deterioro de


las células ciliadas del Órgano de Corti.
2. duración del ruido: en horas por día y durante años.
3. labilidad coclear: entre oídos sanos, siempre hay unos más vulnerables que
otros a la misma intensidad sonora. De hecho, si un oído tiene un deterioro previo
al trauma acústico, sufrirá más el mismo.

Grados en que se clasifica el avance del trauma acústico

1. La vía ósea tiene umbral elevado en el tono 4.000, con recuperación en el


8.000. En ésta etapa, los acúfenos de tono agudo, particularmente molestos a la
noche cuando se halla en silencio y que a la mañana siguiente desaparecen.
Responden a irritación de las células ciliadas que se recupera durante la noche.
Esto también ocurre los fines de semana, en que la persona no trabaja. El
paciente no nota que escucha menos, ya que la elevación del umbral de audición
es leve a moderada y en un solo tono, el 4.000, con poco compromiso del área de
la palabra (se llama área de la palabra, al área de tonos que utiliza la palabra
hablada).

2. La vía ósea tiene umbral elevado en el tono 2.000, más en el 4.000 y el


8.000 no presenta recuperación de umbral, situándose en un mismo nivel
que el 4.000. El acúfeno es permanente y no cede de noche ni en los fines de
semana. El paciente reconoce escuchar menos.

3. Los tonos a partir del 500 en adelante muestran incremento del umbral de
audibilidad. En éste estadio, el paciente sufre particularmente la hipoacusia, más
que el acúfeno. Incluso puede experimentar mareos y especialmente alteraciones
psicológicas.
La protección sonora de los dispositivos (tapones, auriculares) no es completa y
sólo es útil cuando la patología no está instalada. En pacientes afectos de
acutrauma (trauma acústico), deberán ser alejados del ámbito ruidoso, ya que
tarde o temprano sobrevendrá la pérdida de la audición.

Clasificación y etiología de las hipoacusias

Se distinguen 4 tipos:

 Transmisión o de conducción
 sensorineural
 mixta
 central

La hipoacusia de transmisión o de conducción, se produce cuando la


transmisión del sonido desde el oído externo hasta la ventana oval (límite
fisiológico del oído medio con el oído interno) está alterada por cualquier causa.
De éste modo, si bien el oído interno sano puede percibir el sonido, no le llega.
Puede mejorar con audífonos y puede corregirse con tratamiento médico o
quirúrgico.

En la hipoacusia sensorineural la conducción del sonido hasta la ventana oval


es normal, pero existe una lesión a nivel del caracol, nervio auditivo o vías
nerviosas centrales. Aquí el sonido es conducido hasta el oído interno, pero falla la
percepción. En ellas, lo que falla no es la conducción del sonido, sino que cuando
el sonido llega al oído interno, pueden suceder varias posibilidades:
 Lesión del oído interno: que el oído interno no tenga capacidad para
percibirlo, por una lesión del órgano de Corti.
 Lesión en el nervio auditivo: que el oído interno funcione bien, pero el
nervio auditivo que lleva la información del oído interno al cerebro, esté dañado.
 Lesiones cerebrales: que el oído interno y el nervio funcionen bien pero
estén dañados las áreas cerebrales encargadas de procesar la información, o bien
lesiones en todos los elementos citados.
La pérdida auditiva es mayor en unas frecuencias que en otras y queda
distorsionada la percepción sonora aunque el sonido se amplifique. En este caso,
los audífonos no son útiles.

La hipoacusia mixta se produce por problemas tanto en el oído externo o medio


como en el interno.
La sordera puede ser debida a una enfermedad, a un accidente, o congénita. La
exposición continua o frecuente a niveles de sonido superiores a 85 decibelios
(dB) puede causar sordera sensorineural progresiva.

Exploración de la audición

Conociendo los diferentes tipos de hipoacusia, de acuerdo a la zona afectada del


oído, tenemos que la audición puede ser medida de diferentes maneras.
Pruebas subjetivas

Son llamadas subjetivas porque su resultados depende de la participación del


paciente en responder si escucha o no el sonido emitido por distintos mecanismos.
De estas pruebas veremos las siguientes:

Acumetría

Son exámenes que se basan en instrumentos simples como los diapasones. Aquí
no se utilizan medios electrónicos.

Acumetría con diapasones: El diapasón es un instrumento de acero, que consta


de dos ramas iguales y paralelas unidas en un extremo por un mango recto.
Ambas ramas entran en vibración al ser golpeadas, generando de este modo un
tono puro. Las frecuencias más usadas son 256, 512 y 1024 Hz. No sirven para
cuantificar la pérdida de audición, pero son de suma utilidad en el topodiagnóstico
de la lesión, ya que nos indican el tipo de hipoacusia que presenta el paciente.
Para ello debemos conocer las dos principales pruebas con diapasones para
realizar topodiagnóstico.
 Prueba de Rinne: consiste en comparar la vía ósea (VO) apoyando el
mango del diapasón sobre la apófisis mastoidea con la vía aérea (VA), colocando
el diapasón a 3 cm. del pabellón auricular. Normalmente el sonido se percibe con
mayor intensidad por vía aérea (recordemos que es debido a todos los
mecanismos amplificatorios del oído medio). Cuando el paciente oye mejor por vía
aérea el Rinne es + (positivo).

VA > VO = RINNE (+) = oído normal

Cuando tenemos una respuesta inversa, el Rinne es negativo. Clínicamente


habla de una hipoacusia de conducción, ya que existe alguna patología que anula
los mecanismos de amplificación, razón por la cual se escucha mejor por la vía
ósea.
VA < VO = RINNE (-) = hipoacusia de transmisión

La patología debe producir una pérdida auditiva de 25 dB o más para que el Rinne
sea negativo.
Cuando el paciente oye mejor por la vía aérea que por la vía ósea brevemente o
cuando sólo oye por la vía aérea se debe pensar en una hipoacusia de
percepción. Esto se llama Rinne (+) acortado.

VA > VO = RINNE (+) acortado = hipoacusia de percepción

Por último cuando las vías aéreas y ósea son percibidas como de igual intensidad
se debe pensar en una hipoacusia de conducción de menos de 20 dB de pérdida,
este es el Rinne =.
 Prueba de Weber: se basa en la activación simultánea de la vía ósea en
forma bilateral, esto se logra apoyando el mango del diapasón activado en algún
lugar central de la calota craneana, especialmente la frente. Realizada la maniobra
se le consulta al paciente hacia donde se dirige la sensación sonora, si lateraliza
hacia algún oído o si lo percibe más intenso en algún lado.

El Weber es indiferente cuando el sonido es percibido igual con ambos oídos, o se


percibe en el medio de la cabeza. Esto significa normalidad o hipoacusia de igual
intensidad bilateral ya que ambos oídos fueron estimulados simultáneamente.

Cuando existe una hipoacusia de percepción el Weber lateraliza al lado sano, ya


que la cóclea enferma es incapaz de recibir el sonido en igualdad de condiciones
que el otro lado. Weber lateralizado al lado sano = hipoacusia perceptiva
contralateral.

En cambio si hay una hipoacusia de conducción, el Weber lateraliza al lado


enfermo, debido a que existe una mejor vía ósea absoluta (hay como una especie
de retumbe o refuerzo del sonido en el lado taponado o enfermo, por lo cual
paradójicamente se oye mejor).

Weber lateralizado al lado enfermo = hipoacusia conductiva homolateral.

Prueba de Weber que lateraliza hacia el lado Prueba de Weber que lateraliza hacia el
enfermo. Hipoacusia conductiva contralateral lado sano. Hipoacusia perceptiva
(en el esquema por tapón de cera)

Audiometría

Es una técnica que se emplea para medir la audición. Los audiómetros,


instrumentos para efectuar dicha medición, son utilizados por especialistas del
oído, nariz y garganta, otorrinolaringólogos (ORL), técnicos auditivos que trabajan
en departamentos de ORL de hospitales y otros centros, médicos generales y
todos aquellos relacionados con las pruebas de audición y el diagnóstico selectivo
de la sordera, en especial en los niños. El audiómetro es un instrumento sencillo
que produce tonos puros de varias frecuencias determinadas que pueden ser
escuchados a través de auriculares. La persona que está siendo examinada se
suele encerrar en una cabina insonorizada que elimina los ruidos externos y está
provista de un interruptor (ver Fig). Cada oído se estudia de forma independiente.
En esta imagen observamos al profesional frente al audiómetro y al paciente
dentro de una cabina insonorizada.

Cada vez se emite un tono con una intensidad suficiente como para ser
escuchado con facilidad y después se desciende el volumen de forma gradual. En
el instante en el que el tono deja de ser oído, la persona que está siendo
examinada presiona el botón. Esto indica a la máquina el nivel más bajo a partir
del cual el sujeto deja de escuchar un tono de dicha frecuencia. El operario puede
variar las frecuencias y el proceso se repite con cada una de ellas. Por lo general,
la sensibilidad se puede examinar a frecuencias de 125 Hz (hercios o ciclos por
segundo), 250 Hz, 500 Hz, 1.000 Hz, 2.000 Hz, 4.000 Hz, 8.000 Hz y 12.000 Hz.
Otra forma alternativa a la escucha a través de auriculares es el examen de la
audición por conducción ósea. En este caso, los auriculares se sustituyen por
vibradores recubiertos de goma que hacen presión contra el hueso por detrás de
la zona inferior de la oreja. Estos dispositivos producen vibraciones en un rango de
frecuencias similar.
El audiómetro imprime automáticamente los resultados de la prueba en una ficha
que se conoce como audiograma. Éste presenta una escala para cada oído que
muestra las frecuencias a las cuales se ha efectuado la prueba e indica el nivel
inferior normal para cada una de ellas de forma independiente.
Existe un sistema de símbolos establecidos convencionalmente para las vías
aéreas y óseas de cada oído y un color para cada uno, así el oído izquierdo es
azul en la anotación y el derecho es rojo. Esta simbología es conocida como
Monigote de Fowler.
< >

Monigote de Fowler

La audición nunca es uniforme en todas las frecuencias y suele variar mucho con
cada una de ellas. La sensibilidad se exhibe en decibelios por debajo de lo normal,
que viene representado por el 0, que es el valor normal en adultos jóvenes. La
escala desciende de 10 en 10 decibelios hasta los 100 decibelios —donde el
decibelio es la unidad comparativa de la intensidad del sonido—, un nivel
indicativo de sordera casi total.
Hay que destacar que cada frecuencia tiene un umbral diferente ya que la
sensibilidad auditiva así lo determina, pero por convención y a los fines prácticos
todos los umbrales tanto óseos como aéreos han sido llevados a 0 (cero),
igualándose ambas vías, ósea y aérea (fisiológicamente la ósea es unos 30 dB
menor que la vía aérea, por los mecanismos amplificatorios).
Esta audiometría es la llamada tonal o liminar, donde se busca determinar el
umbral o lo que es lo mismo, la mínima intensidad en dB, a que es percibido cada
tono, determinando además de acuerdo a la zona del audiograma distintos grados
de pérdida auditiva. Por otro lado también nos permite determinar normalidad (Fig.
A ) o anormalidad (Fig. B,C y D).

Oído derecho Oído izquierdo

Fig, A : Audiograma Normal Fig, B : Audiograma con hipoacusia


de conducción
Oído derecho Oído izquierdo

Fig.C: Audiograma con hipoacusia Fig. D: Audiograma con hipoacusia


de percepción mixta

Los audiómetros se fabrican en una amplia gama de formas y tamaños, desde


instrumentos portátiles, casi de bolsillo, hasta grandes máquinas que requieren su
propia mesa o carrito. La tendencia es hacia la disminución del tamaño y la mayor
parte se pueden utilizar sobre una mesa. Todos están equipados con botones u
otros mecanismos para variar las frecuencias y las amplitudes y con algún tipo de
indicador que muestra su posición. También está dotado de un dispositivo que
imprime el audiograma, lo que se suele hacer en unas fichas estándar. Esto
proporciona un registro exacto y permanente de la prueba realizada al paciente en
un fecha determinada.
En su interior, el audiómetro está formado por un oscilador de audio de frecuencia
variable transistorizado —que suele ser un dispositivo sencillo de
retroalimentación— capaz de producir una señal sinusoidal (casi una onda
sinusoide). La señal sinusoide es necesaria y como otras ondas presenta armonía
a distintas frecuencias.
Pruebas Objetivas

Son pruebas donde, a través de un estímulo sonoro, se mide la respuesta del


sistema auditivo, y esta respuesta no depende de la percepción del paciente.
Algunas de estas pruebas son:

Impedanciometría

La impedancia es la resistencia que debe vencer la onda sonora al atravesar el


sistema timpanoosicular del oído medio. La prueba consiste en ocluir el conducto
auditivo externo (CAE) con un tip o chupete y aplicar presiones positivas desde
200 mm de agua hasta presiones negativas de 400 mm de agua, para ver el
movimiento del sistema timpanoosicular. A través de este estudio podemos
analizar:
 Reflejo acústico: Un sonido que supere los 70 u 80 dB, genera una
contracción del músculo del estribo, aumentando la rigidez de la cadena para
proteger el oído interno de los ruidos intensos. El reflejo auditivo está ausente en:

- Hipoacusias profundas, ya que resulta imposible estimular a 70 u 80 dB sobre el


umbral.
- Disrupción de la cadena osicular.
- Ocupación del oído medio (sangre, pus, líquido seroso).
- Timpanoesclerosis (rigidez de la membrana por degeneración de la capa
elástica).
- Otoesclerosis.

 Compliancia timpánica: Es la capacidad de moverse del sistema


timpanoosicular que se traduce en un timpanograma. La compliancia normal es de
0,3 a 0,7 cm3. El punto de mayor compliancia es cuando el tímpano tiene similar
presión por fuera que por dentro, es decir en su posición de reposo (entre – 50 y +
50 mm de agua).

Potenciales evocados auditivos

Son un conjunto de pruebas que permiten determinar de una manera rápida y


segura, los umbrales auditivos, los tipos de hipoacusias y el topodiagnóstico de la
lesión.
Frente a un estímulo acústico es posible detectar gracias a un electrodo ubicado
en el promontorio óseo de la cóclea, la actividad eléctrica del oído interno y de la
rama coclear del VIII par craneal, y por medio de electrodos de superficie en la piel
del cráneo, la actividad eléctrica de las diferentes neuronas de la vía auditiva, a
una distancia considerable del lugar de generación.
Estas respuestas o potenciales eléctricos, se transmiten con un retardo de 1 ms
aproximadamente en cada sinapsis dando una serie de ondas con características
propias. Del análisis de ellas es posible extraer conclusiones objetivas sobre las
alteraciones que sufre el sistema frente a diferentes patologías.
Estos estudios en definitiva detectan los cambios eléctricos generados luego del
estímulo acústico, y aparecen en una pantalla como ondas, con picos y valles. En
ellos se puede identificar las estructuras de la vía activada, la amplitud eléctrica de
la misma y obtener el tiempo que tardó en estimularse dicha estación neuronal.
La B.E.R.A. (Brainstem Evoked Responses Audiometry) es la respuesta evocada
del tronco cerebral y es la prueba más difundida dentro de los potenciales
evocados. Originan 5 ondas principales casi siempre constantes, denominadas T1
a T5 (Ver Fig. debajo)

Esquemas de ondas
del
B.E.R.A.

Onda I: Nervio auditivo


Onda II: Núcleo coclear
Onda III: Núcleo olivar superior
Onda IV: Lemnisco lateral
Onda V: Colliculus inferior
Onda VI: Cuerpo geniculado
Onda VII: Corteza
Cada onda presenta una latencia determinada y del análisis de este parámetro y la
morfología de la onda se pueden detectar patologías endo y retrococleares con
gran certeza y establecer umbrales.

FONACIÓN

Los órganos de la fonación son: pulmones, laringe, faringe, nariz y boca. La


laringe, faringe y boca (y en los sonidos nasales también la nariz), constituyen el
tracto bucal, el cual tiene función de cámara de resonancia, semejante a la que
podría producir, por ejemplo, el cuerpo de un violín. Los movimientos de los labios,
mandíbula y lengua constriñen o dilatan el tracto bucal y la protrusión de los labios
o el descenso de la laringe produce aumento en la longitud del mismo. Todos
estos hechos modifican la resonancia dentro del tracto.

El órgano de la voz consta de tres partes:


1. Pulmón, que aporta un exceso de presión al aire que atraviesa las cuerdas
vocales (140-240 mmH2O).
2. Oscilador, (cuerdas vocales).
3. Resonador, (el tracto bucal).

El exceso de presión del aire debajo de la glotis, fuerza a las cuerdas vocales a
separarse. El aire que pasa entre las cuerdas vocales genera una fuerza de
Bernouille, la cual inmediatamente cierra la glotis. Luego la presión del aire que
arriba nuevamente la abre, y así sucesivamente. La frecuencia de vibración está
dada por la presión del aire en los pulmones y por las propiedades mecánicas de
las cuerdas vocales, las cuales a su vez están reguladas por los músculos
laríngeos. El sonido generado por las cuerdas vocales está compuesto por una
frecuencia fundamental (determinado por la frecuencia de vibración de las
cuerdas vocales), y por armónicos o sobretonos. La amplitud de las ondas
generadas en la laringe desciende con la frecuencia.
El tracto bucal tiene 4 importantes medios de vibración o resonancia llamados
"formantes". Estos son producidos por la oscilación de las columnas de aire en el
tracto bucal.
Dicha oclusión puede ser producida por los labios, punta de la lengua, base o
cuerpo de la misma.
Como resultado de dichas oclusiones parciales se generan ondas estacionarias
(formantes) los cuales tienen una frecuencia de 500 – 1500 – 2500 - 3500 Hertz.
La presencia de los formantes modula al sonido producido en las cuerdas
vocales. Es esta perturbación del sonido original la que produce la voz.

Se puede concluir que: el sonido inarticulado producido por las cuerdas vocales,
es modificado en su altura, timbre e intensidad por el aparato resonador.
ACTIVIDAD PRÁCTICA

1) Realice junto con sus compañeros la acumetría con diapasones (Rinne y


Weber).

2) Efectúe una audiometría en base al programa que se encuentra en el


siguiente sitio de Internet:
http://www.sinfomed.org.ar/Mains/infopaci/audiome2.htm, en la planilla que le
proveerá su J.T.P. y con los símbolos del monigote de Fowler.

PREGUNTAS MODELO

El nivel de ruido tolerable para el ser humano es de unos 70 dB. Si la intensidad del
sonido aproximada de un lavarropas es de 10 –3 W/ m2, señale cual es su intensidad
relativa, y si supera el nivel tolerable.

a) 50 dB y supera el nivel tolerable


b) 70 dB y no lo supera
c) 90 dB y supera el nivel tolerable
d) 120 dB y no lo supera
e) 100 dB y si lo supera

Analice las siguientes afirmaciones respecto a los mecanismos biofísicos que se


dan en el oído interno, indique cuál es verdadera (V) y cuál es falsa (F) y luego
señale la secuencia correcta:

La membrana de la ventana oval, empujada por los huesecillos, genera una


onda de presión que se propaga por la perilinfa en la rampa vestibular.
Distintas frecuencias sonoras excitan diferentes poblaciones de células ciliadas
y fibras nerviosas lo que contribuye a su discriminación sonora.
Los sonidos graves se discriminan en la región basal de la cóclea y los sonidos
agudos en la membrana basilar cerca del ápex.
La excitación acústica de los componentes del oído interno genera un potencial
denominado microfonía coclear.

a) V V F V
b) V V V V
c) F V F V
d) F F F V
e) V V V F

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