Vidal, Adolfo - Biofisica de La Audicion
Vidal, Adolfo - Biofisica de La Audicion
Vidal, Adolfo - Biofisica de La Audicion
OBJETIVOS
SONIDO Y AUDICIÓN
Sonido
Características físicas
Ondas de sonido
Ondas de ruido
Puede ser una oscilación de moléculas de aire, como en el caso del sonido que
viaja por la atmósfera, de moléculas de agua (como en las olas que se forman en
la superficie del mar) o de porciones de una cuerda o un resorte. En todos estos
casos, las partículas oscilan en torno a su posición de equilibrio y sólo la energía
avanza de forma continua.
Tipos de ondas
Del mismo modo, si tiramos una piedra a un estanque, una serie de ondas
transversales se propaga desde el punto de impacto.
Una onda de sonido es una serie de compresiones y enrarecimientos sucesivos
del aire. Cada molécula individual transmite la energía a las moléculas vecinas,
pero una vez que pasa la onda de sonido, las moléculas permanecen más o
menos en la misma posición.
Longitud de onda
Frecuencia
1 Hertz= 1 ciclo/seg.
Velocidad de propagación
V=f •λ
Amplitud
En cambio las ondas sonoras, que necesitan moléculas para propagarse, varían
su velocidad entre medios sólidos, líquidos y gaseosos.
Frecuencia
Los sonidos agudos, tales como los producidos por un silbato o una flauta, son de
altas frecuencias y contienen miles de ciclos por segundo. Los sonidos graves,
tales como los producidos por un trueno lejano o una tuba, son de bajas
frecuencias y contienen pocos ciclos por segundo.
Se observan
cuatro
sonidos de la
misma
intensidad
(amplitud),
pero de
frecuencia
creciente
Las vibraciones que varían entre los 20 y los 20.000 ciclos por segundo son
percibidas por el oído y se las denomina sonidos.
Amplitud
Se utiliza una escala cuyos incrementos son, a grandes rasgos, paralelos a los
incrementos de la sensación correspondiente. Es decir, los incrementos subjetivos
de la intensidad corresponden a incrementos iguales de la presión ejercida y, por
lo tanto, de la energía transportada por la onda, independientemente del valor
absoluto de presión.
B = 10 log Ix / I0 (decibeles)
o como:
B = log Ix / I0 (Bel)
B = 20 dB B = 2 Bel
La mayoría de los sonidos naturales no contienen una sola frecuencia de una sola
amplitud, sino que contienen
muchas frecuencias y cada una de
ellas de una distinta amplitud. Esta
cualidad del sonido es lo que se
llama timbre. Es lo que hace que
el sonido de un trombón y el de un
clarinete sean diferentes incluso si
tocan la misma nota.
Esta es una representación de una
onda simple con una única
frecuencia y una única amplitud.
Este es el sonido que puede usted
oír cuando hace funcionar un
diapasón, o cuando enciende un
afinador de guitarra eléctrica.
También es conocido como un
sonido de tonos puros.
Si se toca el la situado sobre el do central en un violín, un piano y un diapasón,
con la misma intensidad en los tres casos, los sonidos son idénticos en frecuencia
y amplitud, pero muy diferentes en timbre.
De las tres fuentes, el diapasón es el que produce el tono más sencillo, que en
este caso está formado casi exclusivamente por vibraciones con frecuencia de 440
Hz.
Debido a las propiedades acústicas del oído y las propiedades de resonancia de
su membrana vibrante, es dudoso que un tono puro llegue al mecanismo interno
del oído sin sufrir cambios.
La componente principal de la nota producida por el piano o el violín también tiene
una frecuencia de 440 Hz. Sin embargo, esas notas también contienen
componentes con frecuencias que son múltiplos exactos de 440 Hz, los llamados
tonos secundarios, como 880, 1.320 o 1.760 Hz.
Las intensidades concretas de esas otras componentes, los llamados
armónicos, determinan el timbre de la nota.
En esta figura se muestra una onda compleja, como la que pudiera crear el habla
humana. Fíjese en que es muy difícil extraer conclusiones sobre la señal porque la
amplitud cambia constantemente con el tiempo.
El espectro de frecuencia de una onda
compleja muestra muchos
componentes de frecuencia, cada uno
a una distinta amplitud. Este puede ser
el espectro de una persona emitiendo
una única nota. Al analizar el sonido
de esta manera, podemos lograr la mejor
manera de ayudar a las personas con
problemas auditivos, amplificando las
frecuencias que les ayuden a comprender
el habla más fácilmente.
CUESTIONARIO Y EJERCITACIÓN
¿CÓMO OÍMOS?
S Q N
Resonancia: Cuando a un
dispositivo llega un sonido
Oído externo. Está constituido por el pabellón de la de una frecuencia igual a la
oreja con sus sinuosidades y el conducto externo propia del sistema, éste
que llega hasta la membrana del tímpano. Las entra en vibración
diferentes resonancias producidas por las aprovechando la energía
sinuosidades de la oreja aumentan la presión que le llega. Se dice en tal
caso el sistema entra en
resonancia. Cuando ocurre
esto, el dispositivo acumula
la energía que le llega de
modo que el sonio se
refuerza en él.
sonora sobre el tímpano en las frecuencias de unos 2-7 kHz en el ser humano, lo
que mejora la eficiencia del sistema para la transmisión de los sonidos,
particularmente a esas frecuencias. Participa también en otras funciones; una de
ellas es la de colaborar en la localización de los sonidos en el espacio mediante
movimientos exploratorios de las orejas en los animales y movimientos de la
cabeza en el ser humano.
Oído medio. Es una cavidad llena de aire que tiene tres pequeños huesos y está
comunicada con la rinofaringe por la trompa de Eustaquio. La función de esta
comunicación con la faringe es la de igualar la presión del oído medio con la
presión en la boca, es decir, con la presión atmosférica. De esta manera, a ambos
lados de la membrana timpánica se obtiene la misma presión y por tanto la mejor
condición para vibrar frente a un sonido. La deglución, el habla, la prueba de
Valsalva, el bostezo, etc., producen la apertura de la trompa de Eustaquio, lo que
iguala las presiones y mejora la audición, como ocurre durante los cambios de
presión que suceden, por ejemplo, cuando un avión asciende o desciende.
Cuando el sonido pasa de un medio aéreo a un medio acuoso como el del caracol
o cóclea, pierde energía. Esto se debe a que los fluidos del oído interno se
resisten a desplazarse porque los líquidos tienen mayor
Impedancia: La inercia y, por lo tanto, se necesita una mayor presión para
impedancia acústica hacerlos vibrar. El oído medio actúa como un
es una expresión de la transformador de impedancia acústica que efectúa un
resistencia o dificultad
que ofrece un medio a
acoplamiento de energía entre el aire, de baja impedancia,
la propagación de las y los fluidos intracocleares, de mayor impedancia, y reduce
ondas sonoras. así la reflexión de energía que ocurriría de otra manera.
Sin la palanca que significa la cadena de huesillos, gran
parte de la energía sería reflejada sin producir cambios en el caracol.
Las vibraciones ocasionadas por el sonido son transmitidas desde la membrana
del tímpano al caracol por tres pequeños huesos denominados martillo, yunque y
estribo. Cuando el martillo es empujado por las vibraciones de la membrana del
tímpano, el yunque empuja al estribo que, actuando como un pistón, transmite las
vibraciones a los fluidos intracocleares. El estribo está asociado a la membrana de
la ventana oval. La palanca ejercida por la cadena de huesillos incrementa la
presión en la ventana oval, que se suma a la presión generada en el tímpano, de
mayor diámetro, la cual se concentra entonces en una ventana oval de mucho
menor diámetro, lo que agrega otro factor de amplificación del sonido. De esta
manera se incrementa el sonido entrante para introducirlo en el medio acuoso del
oído interno sin mayor pérdida de energía.
La supresión de la cadena de huesecillos aumenta en alrededor de 60 dB, la
intensidad más debil que el oído puede captar.
Las ondas de presión que llegan por el conducto auditivo externo ponen en
vibración la membrana del tímpano, y sus movimientos son transmitidos a la
cadena de huesecillos. Esta cadena hace las veces de una palanca que transmite
los desplazamientos de la membrana del tímpano a la ventana oval, reduciendo su
amplitud 1,3 veces.
Prácticamente, la membrana del tímpano no refleja la energía recibida, de modo
que todo el trabajo que la presión ejerce sobre ella se transmite al pie del estribo.
Los desplazamientos del sistema se hallan representados esquemáticamente en
la figura que sigue:
ΔV2
S1
P2
P1
ΔX2
S2
ΔV1
ΔX1
El trabajo que una onda de presión P1 ejerce sobre la membrana del tímpano
viene determinado por:
W = P1 . ΔV1
y como:
ΔV1 = S1 . ΔX1
resulta:
W = P1 . S1 . ΔX1
W = P2 . S2 . ΔX2
P2 . S2 . ΔX2 = P1 . S1 . ΔX1
de la cual surge:
P2 = P1 . S1 / S2 . ΔX1 / ΔX2
P2 ≈ P1 .15 . 1,3 ≈ 20 . P1
Es decir, el oído medio transmite al oído interno una presión aproximadamente 20
veces mayor que la que recibe. Esta multiplicación es precisamente la adecuada
para la transmisión del sonido de un medio compresible como el aire a un medio
líquido, prácticamente incompresible.
La transmisión a través del oído medio puede ser controlada por sus músculos. Se
trata de dos pequeños músculos estriados que se insertan en los huesillos. El
tensor del tímpano o músculo del martillo se inserta en el martillo y esta inervado
por el V par craneal, el trigémino. El otro músculo, el estapedio o músculo del
estribo, se inserta en el estribo y depende del VII nervio craneal, el facial. La
contracción refleja de estos músculos produce cierta rigidez en la cadena de
huesillos y disminuye la conductancia del sonido. La atenuación producida por
este reflejo (reflejO de atenuación) es mayor para los sonidos de baja frecuencia y
por ello tiende a disminuir el proceso de enmascaramiento, lo cual hace más
discernibles las altas frecuencias en un ambiente con gran componente de bajas
frecuencias. La contracción de estos músculos puede ser provocada por sonidos
de gran intensidad (85 dB o más), por vocalizaciones propias, estimulación táctil
de la oreja o movimientos generales del cuerpo, y también se asocia a los
fenómenos fásicos del sueño paradójico. Puede servir para reducir la intensidad
de los sonidos y proteger al receptor, así como disminuir selectivamente la entrada
de estímulos con componentes de bajas frecuencias y gran intensidad. Es tal vez
por la acción de este reflejo de atenuación, que bloquea bajas frecuencias, que
casi no oímos nuestra voz cuando hablamos. Este reflejo posee una latencia de 50
a 100 ms, por lo que no ofrece protección para sonidos bruscos.
Oído interno: el caracol o cóclea. Sólo una parte del oído interno pertenece al
sistema auditivo: el caracol o cóclea, ya que el laberinto es la porción que
corresponde al sistema vestibular, con funciones relacionadas con el equilibrio. En
los seres humanos, la cóclea o caracol se encuentra tallada en el interior del
hueso temporal. Es como un tubo enrollado 2 1/2 veces que mide
aproximadamente 32 mm de largo y 2 mm de diámetro y se encuentra a su vez
dividido por membranas (el caracol membranoso) en tres cámaras: la rampa
vestibular (scala vestibuli), separada del conducto coclear (scala media) por la
membrana de Reissner, y la rampa timpánica (scala tympani), separada del
conducto coclear por la membrana basilar. Sobre la membrana basilar, de gran
importancia para el proceso de la audición, se encuentra ubicado el órgano de
Corti, que contiene células ciliadas de origen epitelial, los receptores auditivos.
Además, y como indica su nombre, la membrana tectoria se apoya como un techo
sobre el órgano de Corti.
La membrana de la ventana oval, empujada por los huesillos, genera una onda de
presión que se propaga por la perilinfa en la rampa vestibular, asciende hasta el
helicotrema y desciende por la rampa timpánica para terminar abombando hacia
fuera la membrana de la ventana redonda. El caracol membranoso no es
completamente rígido. La membrana basilar, la parte funcionalmente más
importante, es flexible y se mueve en respuesta a las ondas de presión generadas
por los sonidos. Primero, es más ancha en el ápex (cinco veces) que en la base
de la cóclea, y segundo, su relativa rigidez es mayor en la base que en el ápex
(100 veces más rígida).
¿Hasta dónde continúa esta “onda viajera”?. Eso depende de la frecuencia del
sonido que la genera. Si la frecuencia es alta, sonido agudo, la base de la
membrana, más rígida, vibrará mucho y disipará la mayor parte de la energía, que,
por lo tanto, no se propagará muy lejos. Los sonidos de baja frecuencia, en
cambio, generan ondas viajeras que llegan más arriba, hasta la zona donde la
membrana basilar es más ancha y menos rígida, hasta disipar toda su energía
mecánica.
Estas características de la membrana basilar crean un código para discriminar las
frecuencias que componen los sonidos, que se distribuyen a lo largo de esta
membrana. La máxima deformación se corresponde con un lugar preciso de la
membrana basilar para cada una de las frecuencias del sonido.
En esta ilustración se
muestra la cóclea como si
estuviera extendida para
poder visualizarla mejor.
L
B
El sonido está organizado por tonos (la frecuencia se determina por su localización
en la membrana basilar y en los nervios) a lo largo de todo el sistema nervioso
auditivo. La intensidad está codificada por medio del número de fibras nerviosas
que se activan y por el ritmo con que se envían los impulsos.
Mecanismos de feedback
Sensaciones de tono
10-2
(dB)
10-4
10-6 Intensidad
del sonido
10-8 Watts/cm 2
10-10
10-12
10-14
10-16
10 100 1000 1000
Frecuencia (Hz)
Frecuencia (Hz)
El oído de las personas mayores es menos agudo, sobre todo en las frecuencias
más elevadas. El grado en que un oído sensible puede distinguir entre dos notas
puras que difieran ligeramente en intensidad o frecuencia varía en los diferentes
rangos de intensidad y frecuencia de los tonos. En sonidos de intensidad
moderada situados en el rango de frecuencia para el que el oído es más sensible
(entre 1.000 y 2.000 Hz aproximadamente), es posible distinguir una diferencia de
intensidad de un 20% (1 decibel) y una diferencia en frecuencia de un 0,33%
(alrededor de una vigésima de nota). En este mismo rango, la diferencia entre el
sonido más tenue que puede oírse y el sonido más fuerte que puede distinguirse
como tal sonido (los sonidos más fuertes se ‘sienten’, o perciben, como estímulos
dolorosos) es de unos 120 decibeles, una diferencia de intensidad de
aproximadamente un millón de veces.
Todas estas pruebas de sensibilidad se refieren a tonos puros, como los
producidos por un oscilador electrónico. Incluso para esos tonos puros, el oído es
imperfecto. Dos notas con frecuencia idéntica pero una gran diferencia de
intensidad pueden aparentar una ligera diferencia de tono. Más importante resulta
la diferencia en las intensidades relativas aparentes en las distintas frecuencias.
A intensidades altas, el oído es aproximadamente igual de sensible a la
mayoría de las frecuencias, pero a bajas intensidades el oído es mucho más
sensible a las frecuencias medias que a las extremas.
Por tanto, un equipo de reproducción de sonido que funciona perfectamente
parecerá no reproducir las notas más graves y agudas si se reduce mucho la
intensidad.
Debido a la dirección de la onda que se propaga (de las altas a las bajas
frecuencias) y al incremento en el número de fibras nerviosas que se activan, los
sonidos intensos de bajas frecuencias tienden a enmascarar a los sonidos de altas
frecuencias. Como consecuencia, cuando estamos en presencia de un constante
ruido de fondo (bajas frecuencias), este fenómeno impide o dificulta la percepción
de los suaves pero muy importantes sonidos de altas frecuencias, los cuales son
indispensables para asegurar la inteligibilidad del habla.
Enmascaramiento
Cuando un sonido débil queda tapado por un sonido más fuerte, se dice que
queda enmascarado por él. El sonido fuerte se denomina enmascarador, y el débil
enmascarado o señal. El enmascaramiento puede asimilarse a un defecto de
audición: el enmascarador aumenta nuestro umbral de audición, es decir
incrementa la intensidad que tiene que tener el sonido para que lo podamos oír.
Un sonido intenso y grave puede enmascarar un sonido débil y agudo, pero lo
contrario no sucede. Esto se debe al funcionamiento del oído interno. El punto de
máxima excitación de la membrana basilar para tonos de baja frecuencia está en
el extremo apical de la cóclea y para tonos de alta frecuencia en el extremo basal.
La onda excitada por un tono de alta frecuencia no alcanzará nunca el punto de un
tono de baja frecuencia. Por el contrario, para llegar a su punto receptor, las ondas
producidas por tonos de bajas frecuencias han de pasar por los puntos receptores
de frecuencias mayores. Por tanto, cabe esperar que la excitación de la
membrana basilar en estos puntos pueda interferir con la percepción de tonos de
alta frecuencia, y esto es lo que sucede precisamente si el tono de baja frecuencia
es lo suficientemente intenso.
Hipoacusia
Trauma acústico
Hace tiempo, se descubrió que las personas que trabajaban en ámbitos ruidosos,
luego de un lapso de años, comenzaban a perder audición. Esto era muy evidente
en los operarios de fábricas ruidosas (antes la mayoría lo eran) y en los que
manejaban martillos neumáticos.
Simultáneamente se observaba que los tractoristas también sufrían el mismo
sindrome (conjunto de síntomas y signos que caracterizan una enfermedad). Sin
embargo, en algunos casos, el ruido no era tan intenso como para compararlo con
el de una fábrica. Esto llevó a la conclusión de que no era sólo el ruido el factor
dañino, sino la vibración que la onda sonora determina.
Actualmente, el tema es conocido, aun cuando todavía socialmente no se han
tomado todas las previsiones debidas.
Hoy sabemos que el escuchar música fuerte en un 'boliche bailable' o escuchar
walkmans es potencialmente peligroso.
A tal punto, que es posible que ruidos de menor intensidad puedan causar
hipoacusias más silenciosas y que se superponen a otras ya conocidas. Este es el
caso de la Presbiacusia, la cual es una hipoacusia perceptiva por progresivo
deterioro del Órgano de Corti, a partir de los 45 años.
Hoy se discute la posibilidad si las llamadas presbiacusias no incluirían entre sus
factores causales, trauma acústico de intensidad menor al de una fábrica.
Sea como fuere, si una persona tiene un deterioro auditivo de tipo perceptivo,
producido por cualquier causa, tendrá más posibilidades de incrementar su
deterioro si se expone a ruidos, drogas ototóxicas, trauma craneano, que una
persona normal.
La norma ISO 1999, define "déficit auditivo" (hipoacusia) como el aumento
permanente del umbral auditivo. Siendo el umbral auditivo el mínimo nivel sonoro
audible suficientemente importante como para afectar la inteligibilidad de la
palabra (este aumento resulta ser de alrededor de 25 dB para los tonos de
frecuencias medias).
Si bien, la exposición al ruido produce daños relacionados con la sensibilidad
propia de cada individuo, en la mayoría de los casos se puede correlacionar la
intensidad del ruido con la cantidad de años y obtener un porcentaje de déficit. (lo
que sigue está relacionado con personas que trabajan 48 horas semanales en
ámbitos ruidosos).
Así, una persona que trabajó 10 años, con una intensidad de 90 dB de ruido,
podrá tener un 10% de pérdida auditiva.
En cambio si el ruido fue mas intenso, por ejemplo de 115 dB, en 10 años, la
pérdida será de 26%.
Hay tres factores que inciden en el trauma acústico:
3. Los tonos a partir del 500 en adelante muestran incremento del umbral de
audibilidad. En éste estadio, el paciente sufre particularmente la hipoacusia, más
que el acúfeno. Incluso puede experimentar mareos y especialmente alteraciones
psicológicas.
La protección sonora de los dispositivos (tapones, auriculares) no es completa y
sólo es útil cuando la patología no está instalada. En pacientes afectos de
acutrauma (trauma acústico), deberán ser alejados del ámbito ruidoso, ya que
tarde o temprano sobrevendrá la pérdida de la audición.
Se distinguen 4 tipos:
Transmisión o de conducción
sensorineural
mixta
central
Exploración de la audición
Acumetría
Son exámenes que se basan en instrumentos simples como los diapasones. Aquí
no se utilizan medios electrónicos.
La patología debe producir una pérdida auditiva de 25 dB o más para que el Rinne
sea negativo.
Cuando el paciente oye mejor por la vía aérea que por la vía ósea brevemente o
cuando sólo oye por la vía aérea se debe pensar en una hipoacusia de
percepción. Esto se llama Rinne (+) acortado.
Por último cuando las vías aéreas y ósea son percibidas como de igual intensidad
se debe pensar en una hipoacusia de conducción de menos de 20 dB de pérdida,
este es el Rinne =.
Prueba de Weber: se basa en la activación simultánea de la vía ósea en
forma bilateral, esto se logra apoyando el mango del diapasón activado en algún
lugar central de la calota craneana, especialmente la frente. Realizada la maniobra
se le consulta al paciente hacia donde se dirige la sensación sonora, si lateraliza
hacia algún oído o si lo percibe más intenso en algún lado.
Prueba de Weber que lateraliza hacia el lado Prueba de Weber que lateraliza hacia el
enfermo. Hipoacusia conductiva contralateral lado sano. Hipoacusia perceptiva
(en el esquema por tapón de cera)
Audiometría
Cada vez se emite un tono con una intensidad suficiente como para ser
escuchado con facilidad y después se desciende el volumen de forma gradual. En
el instante en el que el tono deja de ser oído, la persona que está siendo
examinada presiona el botón. Esto indica a la máquina el nivel más bajo a partir
del cual el sujeto deja de escuchar un tono de dicha frecuencia. El operario puede
variar las frecuencias y el proceso se repite con cada una de ellas. Por lo general,
la sensibilidad se puede examinar a frecuencias de 125 Hz (hercios o ciclos por
segundo), 250 Hz, 500 Hz, 1.000 Hz, 2.000 Hz, 4.000 Hz, 8.000 Hz y 12.000 Hz.
Otra forma alternativa a la escucha a través de auriculares es el examen de la
audición por conducción ósea. En este caso, los auriculares se sustituyen por
vibradores recubiertos de goma que hacen presión contra el hueso por detrás de
la zona inferior de la oreja. Estos dispositivos producen vibraciones en un rango de
frecuencias similar.
El audiómetro imprime automáticamente los resultados de la prueba en una ficha
que se conoce como audiograma. Éste presenta una escala para cada oído que
muestra las frecuencias a las cuales se ha efectuado la prueba e indica el nivel
inferior normal para cada una de ellas de forma independiente.
Existe un sistema de símbolos establecidos convencionalmente para las vías
aéreas y óseas de cada oído y un color para cada uno, así el oído izquierdo es
azul en la anotación y el derecho es rojo. Esta simbología es conocida como
Monigote de Fowler.
< >
Monigote de Fowler
La audición nunca es uniforme en todas las frecuencias y suele variar mucho con
cada una de ellas. La sensibilidad se exhibe en decibelios por debajo de lo normal,
que viene representado por el 0, que es el valor normal en adultos jóvenes. La
escala desciende de 10 en 10 decibelios hasta los 100 decibelios —donde el
decibelio es la unidad comparativa de la intensidad del sonido—, un nivel
indicativo de sordera casi total.
Hay que destacar que cada frecuencia tiene un umbral diferente ya que la
sensibilidad auditiva así lo determina, pero por convención y a los fines prácticos
todos los umbrales tanto óseos como aéreos han sido llevados a 0 (cero),
igualándose ambas vías, ósea y aérea (fisiológicamente la ósea es unos 30 dB
menor que la vía aérea, por los mecanismos amplificatorios).
Esta audiometría es la llamada tonal o liminar, donde se busca determinar el
umbral o lo que es lo mismo, la mínima intensidad en dB, a que es percibido cada
tono, determinando además de acuerdo a la zona del audiograma distintos grados
de pérdida auditiva. Por otro lado también nos permite determinar normalidad (Fig.
A ) o anormalidad (Fig. B,C y D).
Impedanciometría
Esquemas de ondas
del
B.E.R.A.
FONACIÓN
El exceso de presión del aire debajo de la glotis, fuerza a las cuerdas vocales a
separarse. El aire que pasa entre las cuerdas vocales genera una fuerza de
Bernouille, la cual inmediatamente cierra la glotis. Luego la presión del aire que
arriba nuevamente la abre, y así sucesivamente. La frecuencia de vibración está
dada por la presión del aire en los pulmones y por las propiedades mecánicas de
las cuerdas vocales, las cuales a su vez están reguladas por los músculos
laríngeos. El sonido generado por las cuerdas vocales está compuesto por una
frecuencia fundamental (determinado por la frecuencia de vibración de las
cuerdas vocales), y por armónicos o sobretonos. La amplitud de las ondas
generadas en la laringe desciende con la frecuencia.
El tracto bucal tiene 4 importantes medios de vibración o resonancia llamados
"formantes". Estos son producidos por la oscilación de las columnas de aire en el
tracto bucal.
Dicha oclusión puede ser producida por los labios, punta de la lengua, base o
cuerpo de la misma.
Como resultado de dichas oclusiones parciales se generan ondas estacionarias
(formantes) los cuales tienen una frecuencia de 500 – 1500 – 2500 - 3500 Hertz.
La presencia de los formantes modula al sonido producido en las cuerdas
vocales. Es esta perturbación del sonido original la que produce la voz.
Se puede concluir que: el sonido inarticulado producido por las cuerdas vocales,
es modificado en su altura, timbre e intensidad por el aparato resonador.
ACTIVIDAD PRÁCTICA
PREGUNTAS MODELO
El nivel de ruido tolerable para el ser humano es de unos 70 dB. Si la intensidad del
sonido aproximada de un lavarropas es de 10 –3 W/ m2, señale cual es su intensidad
relativa, y si supera el nivel tolerable.
a) V V F V
b) V V V V
c) F V F V
d) F F F V
e) V V V F