Bloque A. La Filosofía y El Ser Humano - 1

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A. LA FILOSOFÍA Y EL SER HUMANO.

El significado etimológico de “filosofía” es ‘amor a la sabiduría’. Antes de usarse el


sustantivo ya habían aparecido los términos “filosofar” y “filósofo” en textos de Heródoto y
Tucídides, y por fuentes de diversas tradiciones es usual hacer referencia a citas de Heráclito y
considerar a Pitágoras como el primero en llamarse a sí mismo “filósofo”, en el sentido
etimológico. Según la tradición, hacia el año 530 a. C., el tirano Leonte de Fliunte trató de sabio
(σοφóς) a Pitágoras, el cual respondió que él no era un sabio, sino alguien que aspiraba a serlo. No
obstante, su sentido será precisado y se hará habitual a partir del círculo socrático. El término fue
utilizado por Platón, como ya hiciera Pitágoras, para diferenciar lo que él hacía del saber antiguo de
los sophoi, los ‘sabios’. Sabios eran los que entendían en algún oficio en el contexto de Homero,
con el tiempo serán los que sepan acerca de lo más importante: el universo, la Naturaleza y la vida
de los ciudadanos, como los Siete Sabios de Grecia. Muy distinto era el contexto de pensamiento
sofista, en el que Platón, con la modestia de su maestro que reconoce el valor de la ignorancia en el
camino hacia la sabiduría, según el precepto délfico, primero, pero también socrático: “conócete a ti
mismo”, se llamó a sí mismo “filósofo” que es aquel que quiere llegar a ser sabio o sophós, que
‘ama la sabiduría’, pero que no lo es, ni llegará a serlo en su hambre de saber. Debemos entender la
filosofía pues, como una actitud, indicativa del apetito o deseo insaciable de saber, en el sentido de
que no encuentra limitación, pues este deseo no puede ser definitivamente saciado. Apetito o amor
de sabiduría tanto en sentido teórico como práctico, pues frente a la episteme o ‘conocimiento
teórico’, la filosofía supone un talante vital, una forma de vivir y estar en el mundo; es decir, la
teoría implica al mismo tiempo una praxis o conducta práctica. También Platón definió en el Fedro
al filósofo como amante de la belleza de la Naturaleza así describe al poseído por la locura divina,
el entusiasmado: “...Por eso, es justo que solo la mente del filósofo sea alada, ya que, en su
memoria y en la medida de lo posible, se encuentra aquello que siempre es y que hace que, por
tenerlo delante, el dios sea divino. El varón, pues, que haga uso adecuado de tales recordatorios,
iniciado en tales ceremonias perfectas, solo él será perfecto. Apartado, así, de humanos menesteres
y volcado a lo divino, es tachado por la gente como de perturbado, sin darse cuenta de que lo que
está es «entusiasmado». Y aquí es, precisamente, a donde viene a parar todo ese discurso sobre la
cuarta forma de locura, aquella que se da cuando alguien contempla la belleza de este mundo, y,
recordando la verdadera, le salen alas y, así alado, le entran deseos de alzar el vuelo, y no
lográndolo, mira hacia arriba como si fuera un pájaro, olvidado de las de aquí abajo, y dando
ocasión de que se le tenga por loco. Así que, de todas las formas de «entusiasmo», es esta la mejor
de las mejores, tanto para el que la tiene, como para el que con ella se comunica; y al partícipe de
esta manía, al amante de lo bello, se le llamará enamorado”. Al hablar de una cuarta forma de
locura, Platón está reconociendo la existencia de otras formas de sabiduría que acompañan a la
filosófica y científica en nuestra tradición cultural: la sabiduría profética, la de las musas que
inspiran a los poetas y la sabiduría dionisiaca, respecto a la filosofía, en este texto se refiere al amor
erótico como impulso que mueve al filósofo y no, simplemente, a la amistad que le une a la
filosofía.
Finalmente, podemos afirmar que el concepto de filosofía posee una especie de plasticidad
indefinida, “es eso que hacen los filósofos”, decía Ortega en ¿Qué es filosofía?, para evitar dar una
definición. La historia de la filosofía es testimonio evidente de que cada filósofo fija su objeto y
determina sus métodos propios y que, por tanto, el pluralismo metodológico es inherente a su
actividad. No obstante, toda filosofía se mueve en torno a la inquietud interrogativa y esclarecedora
de la experiencia personal humana que es universal.

M. Maceiras sostiene que la filosofía nace al enfrentarse el ser humano con su experiencia,
esto es, de las vivencias mismas de quien filosofa. La filosofía es expresión del pensamiento de una
persona que no puede evitar ser una “persona situada” vinculada a su Sitz im Leben, de ahí que la
historicidad sea una consecuencia inevitable de la filosofía: el ser humano es historia, decía Ortega,
y la importancia de lo pre-filosófico: los prejuicios. Todo pensador parte en su reflexión de ciertos
presupuestos básicos: prejuicios culturales, míticos y religiosos, que si bien, en la Ilustración fueron
considerados como creencias no fundamentadas, “ídolos” los llamó F. Bacon, con H.G. Gadamer y
la hermenéutica han sido revalorizados como estructuras previas de “precomprensión”: ámbito de
significación previo que es condición de posibilidad de todo juicio.

CUESTIONES GUÍA:

1. ¿Cuál es la definición etimológica de “filosofía”?

2. ¿Qué actitud caracteriza a la filosofía?

A.1. LA REFLEXIÓN FILOSÓFICA EN TORNO A LA EXPERIENCIA PERSONAL.

“Filosofía es la reflexión del hombre en cuanto persona, encaminada a conocer y delimitar


la realidad y el sentido de los objetos de su experiencia, con el fin de dar coherencia intelectual a
sus vivencias y afirmarse como un ser subjetivamente libre y responsable de sí.” (M. Maceiras.
¿Qué es Filosofía. El Hombre y su Mundo?).

Si bien ya hemos introducido el concepto de filosofía, ahora es necesario comprender qué


entendemos por “experiencia personal”. Para ello vamos a analizar por separado los dos conceptos
que incluye la expresión.

1. Concepto de experiencia:

Es este uno de los conceptos más ambiguos. Su ambigüedad salta a la vista ante la pluralidad
de usos que manifiesta. No obstante, en toda experiencia se ponen de manifiesto dos aspectos: 1. Lo
experimentado: el campo objetivo sobre el que la experiencia recae. 2. El sujeto que experimenta,
que, por un lado, es receptividad, pero, por otro lado, tiene una participación activa como
configurador del significado. Ferrater Mora, en su Diccionario, precisa diversos sentidos del
término experiencia: 1 La aprehensión por un sujeto de cualquier tipo de realidad. 2. La aprehensión
sensible de la realidad externa. 3. La enseñanza adquirida con la práctica. 4. La confirmación de los
juicios sobre la realidad por medio de una verificación, por lo usual sensible, de esta realidad. 5. El
hecho de soportar o sufrir algo donde la experiencia aparece como un “hecho interno”. M. Maceiras
, precisa el concepto según las siguientes características: 1. Inmediatez: se origina en la recepción
inmediata de una impresión. 2. Permanencia: lo experimentado no es un fenómeno transitorio sino
un hecho que amplía y enriquece el pensamiento de modo estable. 3. Conocimiento: la experiencia
es conocimiento por un doble motivo: proporciona certeza y nos pone en contacto con el ser; la
experiencia lo es de algo, sin que este algo deba ser necesariamente ser físico o natural. En tanto
que conocimiento gnoseológico y ontológico la experiencia se justifica a sí misma sin necesidad de
otros argumentos que la legitimen. 4. Dualidad: puede ser interna y externa si tiene por objeto al
sujeto mismo que experimenta y a sus propios actos o si se dirige a lo que no es el sujeto,
respectivamente. En realidad, no puede darse una experiencia meramente interna o externa. El ser
humano no se percibe a sí mismo sino en sus actos intencionales, o sea, sobre sus actos en cuanto se
dirigen a otra cosa distinta del acto mismo: su significado.

2. Concepto introductorio de “persona”:

Del lat. persōna que procede a su vez del gr. prósōpon, su significado etimológico es el de
'máscara de actor', 'personaje teatral'; originalmente, la palabra “persona” nombraba la máscara que
los actores utilizaban en las representaciones teatrales. Este significado se halla muy próximo al de
nuestra palabra “personaje”: las personas eran los personajes de la obra.

Las definiciones dadas en la historia del pensamiento sobre el ser humano, pertenece a la
rama de la antropología filosófica y es tan antigua como la propia filosofía, que a diferencia de las
ciencias particulares, a las que tiene en cuenta, se sitúa en una específica manera de entenderlo.

En general, dos son las concepciones que se han formulado de persona, que, si bien no son
contrapuestas, tampoco coinciden. La primera manera de entenderla, por influencia del
cristianismo, insiste en que todo ser humano es persona en virtud de su cualidad de sustancia
racional independiente respecto a los demás. El ser humano, por tanto, por el hecho de serlo, es ya
persona. De ahí la célebre definición de Boecio: La persona es la sustancia individual de naturaleza
racional (De duabus naturis et una persona Christi) o como se hizo clásica en la modernidad: ser
dotado de razón, consciente de sí mismo y poseedor de una identidad propia. En tal concepción se
insiste en que tanto la racionalidad como la libertad son atributos originales del ser humano,
independientes de su realización existencial. La segunda concepción de la persona, afirmando
también que la racionalidad y la libertad son atributos esenciales del ser humano, insiste en que
estos atributos no pueden entenderse como realidades independientes de su ejercicio. En efecto, la
persona es una realidad que se hace en su propia existencia. Libertad y racionalidad no se aceptan,
por tanto, como hechos, como realidades dadas y acabadas, sino como realización a través de las
relaciones del ser humano con los demás y con la Naturaleza. Para esta concepción el ser humano es
individuo y debe llegar a ser persona; es decir, que el ser humano para ser persona depende de sus
obras y de su propio esfuerzo. La persona no es, en efecto, una realidad hecha de una vez para
siempre, sino en un continuo hacerse siempre.

Por nuestra parte, vamos a seguir la segunda concepción desde una perspectiva ética que no
pierda de vista la dignidad del ser humano. Si ser persona depende de la acción, llegar a serlo
exigirá un modo, pues en este concepto el ser humano se valoriza por lo bueno que hay en él, la
persona es lo que hay de bueno en todos y cada uno de los individuos particulares. Si cada uno es
hijo de su madre y de su padre, y de la tierra a la que pertenece que posibilita que seamos diferentes
unos de otros, que cada uno de nosotros sea un universo particular, todo lo que de bueno en común
hay en nosotros significa persona. En la actualidad se ha demostrado como la primera definición es
insuficiente, pues no ha permitido que aflore lo mejor del ser humano sino precisamente lo
contrario. En el siglo XX hemos podido comprobar como el ser humano dejó de ser persona y
perdió su dignidad, por su comportamiento consigo mismo y con la Naturaleza. Por ello se ha
venido revalorizando su dimensión más animal, su corazón o afectividad, se ha demostrado que la
racionalidad no puede ser fría, sin sentimientos, pues ha sido eso lo que puede llevar a lo peor de
nosotros, la racionalidad es racionalidad afectiva, la inteligencia es inteligencia que siente y padece.

CUESTIONES GUÍA:

3. Explica el carácter dual del concepto de experiencia.

4. Definición etimológica de “persona”.

5. ¿En qué difieren las dos concepciones de persona que se han dado en la tradición filosófica
occidental?

6. Si no perdemos de vista la dignidad de la persona: ¿cómo podemos definirla?

A.1.1. Características de la experiencia filosófica y concepciones del saber filosófico.

1. Características de la experiencia filosófica en tanto que experiencia personal.

La experiencia filosófica que, como hemos visto, parte de la experiencia personal es una
experiencia intelectual en la que podemos observar con claridad su dualidad: es una experiencia
interna que se nutre de lo externo. Y ello puede provenir de diversos ámbitos de la realidad de modo
que podemos tipificar la experiencia humana como: 1. Experiencia físico-natural: introduce la
reflexión filosófica sobre la Naturaleza. 2. Experiencia gnoseológica: introduce los problemas
específicos del conocer humano, sus posibilidades y sus límites. 3. Experiencia axiológica: por ella
el ser humano se percibe un ser que valoriza al mundo, los objetos y las acciones. 4. Experiencia
metafísica: como exigencia de búsqueda de algo que no puede faltar y a partir de lo cual todo lo
demás adquiere sentido. 5. Experiencia del cuerpo propio: introduce los problemas específicos de la
comprensión psicológica, afectiva, sexual, etc., dando lugar a las filosofías de la corporeidad, la
afectividad, etc. 6. Experiencia religiosa: sugiere las filosofías de la religión, de la creencia, pero
también de la irreligiosidad y el ateísmo. 7. Experiencia estética: como sensibilidad humana ante lo
bello. 8. Experiencia del lenguaje: los distintos lenguajes sugieren distintas concepciones del
mundo. 9. Experiencia de la intersubjetividad como la experiencia de las otras personas. Y no
agotamos todos los ámbitos. Esta tipificación de la experiencia supone que la filosofía no es
susceptible de homogeneización ni en cuanto a los objetos sobre los que reflexiona, ni en cuanto a
los métodos. En un momento dado hay filosofías más comprensibles y aceptables porque se
aproximan más a la experiencia que un hombre, una mujer, una sociedad, una época viven con
mayor hondura.
2. Nacimiento y primera concepción: el paso del mito a la filosofía.

Para entender la experiencia filosófica hay que prestar especial atención al origen de la
filosofía, a su nacimiento y primera concepción. La filosofía necesitó de unas condiciones
especiales para su surgimiento, la filosofía como saber especializado aparecerá en Grecia, nace en el
siglo VI a. C., en las islas jonias. Su surgimiento supuso la progresiva superación de la
representación mítica en la explicación racional. Mythos (μῦθος) en griego clásico significa
aproximadamente ‘discurso’, ‘palabras con actos’ o ‘acto de habla ritualizado’, como el de un jefe
en una asamblea, o el de un poeta o sacerdote. Pues bien, el mito es un relato tradicional en el que
intervienen personajes extraordinarios como dioses y héroes en un tiempo originario o de leyenda.
La filosofía se diferencia por el uso de un discurso lógico, que se apoya en argumentos, y no vive en
la memoria colectiva, sino que es obra de un pensador individual que cuestiona la tradición, y tiene
como objeto realidades puramente naturales que actúan por leyes necesarias y que forman parte de
la experiencia cotidiana o sincrónica. No obstante, F. M. Cornford en Principium sapientae. Los
Orígenes del Pensamiento Griego nos mostró como la filosofía hunde sus raíces en la tradición
mítica. La nueva filosofía responde a una estructura dogmática de premisas a priori tomadas del
mundo de los mitos. La idea fundamental hilo de continuidad entre representación mítica y
explicación racional es: el mundo ha tenido un comienzo a partir de una unidad primordial,
esquema genético que ya aparece en la Teogonía de Hesíodo. Elementos de representación mítica
encontramos en la filosofía presocrática, como en el hilozoísmo de los jonios, el carácter divino del
fuego en Heráclito, en el Amor y el Odio como fuerzas naturales en Empédocles, pero también los
mitos recorren el pensamiento platónico, y, en general, no podemos dejar de observar una constante
mítica en la historia del pensamiento. Por tanto, la ruptura en un primer momento no fue abrupta.

¿Cómo fue posible el surgimiento de la filosofía? El milagro griego tiene unos


condicionantes. Por una parte, autores como G.Vlastos y G.E.R. Lloyd subrayan la influencia de lo
político, la democratización de la polis en el surgimiento de la filosofía. En concreto, G.Vlastos en
The Presocratics sostiene que lo fundamental del nuevo pensamiento filosófico es la concepción de
la Naturaleza como un orden equilibrado, en el cual los poderes actuantes están sometidos a leyes
inmutables e impersonales frente a la idea de Naturaleza en el mito en la que hay un poder
hegemónico, el poder del rey Zeus. Según este planteamiento, el cambio en la nueva concepción se
debería a la obra política de Solón y la consecuente democratización de la “polis” griega a partir de
dos principios prácticos: 1) la necesidad de establecer un equilibrio en el cuerpo social y, 2) la
convicción de que la razón puede introducir una legalidad en todo ámbito de vida social. Por su
parte, G.E.R. Lloyd subraya como, desde un punto de vista formal, si la filosofía usa un lenguaje
argumentativo frente al mito que es un relato se debe a la experiencia democrática y judicial donde
hay que defenderse usando argumentos. Por otra parte, otras circunstancias sociopolíticas y
culturales que influyen en el nacimiento de la filosofía son:

1. Prosperidad económica en las colonias griegas de Asía menor. Muchas ciudades se constituyen
en importantes centros comerciales que entran en contacto con otras culturas (Mesopotamia, Italia,
Egipto). Estos contactos hacen que fluyan todo tipo de conocimiento de tradiciones míticas y
explicaciones del mundo que relativizan los propios planteamientos.

2. Hay un progreso en la técnica. El historiador de la ciencia B. Farrington ha destacado como la


originalidad de estos pensadores fue aplicar a la interpretación de los movimientos de los cuerpos
celestes modos de pensar derivados de su dominio de la técnica.

3. Aparición de la escritura. En el siglo VIII a.C. encontramos los primeros ejemplos de literatura
griega con los poemas de los teólogos Homero con su Ilíada y Odisea, y Hesíodo con los Trabajos y
los Días, así como su Teogonía. En realidad, el texto más antiguo que se conserva descubierto en
2010 es La tablilla de Iklaina que presenta un texto micénico en el que se describen instrucciones de
un tipo de proceso de fabricación desconocido. Se data entre el 1450 y el 1350 a.C. Si bien el mito
vive en la tradición oral, el nuevo soporte, la escritura, implica el progresivo acercamiento a la
filosofía pues supone la reflexión racional sobre lo que se escribe.

En la tradición socrática, Platón y Aristóteles ya consideraban a propósito del nacimiento de


la filosofía dos aspectos íntimamente relacionados en la experiencia filosófica. En primer lugar, la
filosofía proviene del “thauma” o ‘admiración, maravilla y extrañeza’. En el sentido de que quien se
admira lo hace ante algún problema que requiere solución; es decir, la experiencia filosófica supone
la admiración ante alguna maravilla de problema que exige solución. En segundo lugar, desde el
inicio acompaña a la filosofía la idea de la diferencia entre la apariencia y la realidad. Por una parte,
el filósofo no puede vivir en la opinión, “doxa”, sino que es necesario llegar a la verdad, por ello es
crítico con las opiniones poco fundamentadas, pero, por otra parte, en la misma explicación de la
realidad identifica una esencia que explica los fenómenos pero que no vemos, por lo que ya desde el
inicio la verdad se presenta en la filosofía como una esencia envuelta en apariencias que es como el
griego define la “verdad”, como ‘apariencia’ ‘desocultamiento’ o “aletheia”.

En conclusión, las cosmologías de los filósofos van dando entrada a elementos nuevos que
desacralizan el mito a favor de un pensamiento más racional basado en la observación y la
experiencia. En su nacimiento observamos que la experiencia filosófica es una experiencia de
problemas o preguntas que tienen que ser tratadas racionalmente, y que requiere de la satisfacción
de unas ciertas condiciones materiales y una cierta cultura del ocio. Un hilo de continuidad que
desde entonces conservará la historia de la filosofía es la caracterización de la sabiduría como
conocimiento sobre la Naturaleza, incluyendo el ser humano y la sociedad, al tiempo que camino de
autoconocimiento.

CUESTIONES GUÍA:

7. Diferencia la filosofía del mito.

8. Resume en pocas palabras cómo fue posible el surgimiento de la filosofía.

9. ¿Qué dos aspectos consideraron Platón y Aristóteles en el nacimiento de la filosofía?

10. ¿Cuál es el hilo de continuidad que ha conservado la filosofía desde su nacimiento?


3. Breve recensión histórica de la filosofía. Las divisiones tradicionales de la filosofía, así como
las áreas actuales de investigación.

Podemos analizar la experiencia filosófica a partir de lo que algunos de los principales


filósofos y corrientes de pensamiento han elaborado bajo el nombre de filosofía. La experiencia
humana que es intersubjetiva nos permite hablar de un aire de familia entre los distintos filósofos,
según las distintas épocas; es decir, nos permite hablar de una historia de la filosofía.

A. FILOSOFÍA OCCIDENTAL

Se remonta más de 2500 años a la antigua Grecia y se la puede dividir en cinco grandes
períodos: antigua, medieval, renacentista, moderna y contemporánea, que se corresponden con la
periodificación tradicional de la Historia Universal.

La filosofía antigua, influida por la filosofía egipcia y la astronomía babilónica, que


comprende la filosofía griega: presocrática y helenística, y romana, pero también la filosofía judía y
cristiana, así como hay que tener en cuenta la filosofía persa preislámica que comienza el trabajo de
Zoroastro uno de los primeros promotores del monoteísmo y la defensa de un dualismo del bien y
del mal que influirá en desarrollos iraníes posteriores como el maniqueísmo. Así tenemos la
filosofía como surgimiento de la racionalidad en la interpretación de la Naturaleza en los
presocráticos, como saber práctico referido al ser humano y su vida en sociedad en sofistas,
Sócrates y Platón, además de saber teórico e inicio de las ciencias empíricas en Aristóteles, como
modo de vida en estoicos, epicúreos y escépticos, así como en la filosofía judía y cristiana.
Respecto a la filosofía cristiana encontramos la patrística, el estudio del cristianismo de los
primeros siglos por los padres de la iglesia, es el inicio de la teología cristiana que abarca desde el
fin del cristianismo primitivo, con la consolidación del canon neotestamentario, hasta alrededor del
siglo VIII en los que la filosofía cumple el papel de sierva de la fe. En la patrística encontramos
como principales representantes a los llamados padres apologistas o apologetas: Cuadrato,
Arístides, San Justino, Taciano, Atenágoras; por otra parte, Orígenes y Clemente de Alejandría; los
padres Capadocios: San Basilio el Grande, San Gregorio Nacianceno y San Gregorio Niseno de la
Iglesia ortodoxa, y San Agustín de Hipona como principal representante.

La filosofía de la Edad Media se caracteriza principalmente por intentar conciliar las


doctrinas cristianas, pero también judía e islámica con la filosofía heredada de la antigüedad clásica.
En los siglos XII y XIII una gran cantidad de trabajos de Aristóteles viajaron a Europa Occidental
desde Al Ándalus y Constantinopla; es decir, a través de la filosofía árabe, antes Aristóteles, Platón
y Plotino fueron inaccesibles a los estudios medievales, el pensamiento de estos autores fue
conocido a través de los pensadores latinos. Este hecho permite dividir la filosofía medieval en
filosofía de la alta y de la baja Edad Media. Al primer período pertenecen Boecio, Juan Escoto
Eriúgena y san Anselmo de Canterbury. La escolástica fue el movimiento teológico y filosófico
dominante del segundo período en el que las universidades ocuparon el lugar de los monasterios.
Después de las conquistas musulmanas la filosofía islámica temprana desarrolló las tradiciones
filosóficas griegas en nuevas direcciones innovadoras, las dos principales corrientes de pensamiento
son: Kalam que se centra en la teología islámica y la escuela falsafa que se basó en el aristotelismo
y el neoplatonismo, falsafa fueron Al Kindi, Avicena y Averroes. En Irán siguieron floreciendo
después de la Edad Dorada corrientes como el Iluminacionismo o la filosofía sufí.

La filosofía renacentista se desarrollo principalmente en los siglos XV y XVI, comenzando


en Italia como movimiento artístico que abarca al resto de Europa. El humanismo fue la corriente de
pensamiento correspondiente a este movimiento artístico que enfatizó el valor e importancia del ser
humano en el universo. El cultivo de los estudios humanísticos: gramática, dialéctica, retórica,
historia, poética y ciencias morales, basados en el cultivo de la filología y el aprecio del texto
clásico, en latín y griego, alejándose así de la tradición escolástica y la filosofía árabe, desde un
nuevo concepto de ser humano acorde desde un punto de vista social los ideales cívicos de la
aristocracia comercial en cuyo ambiente nace, alejado de los modelos eclesiásticos y nobles o
caballerescos de «hombre» y del modelo medieval de mundo, y que pretende inspirarse en la
antigüedad clásica. Este humanismo renacentista recuerda y renueva los antiguos ideales clásicos de
cultura de la antigua humanitas romana o de la paideia griega. Como humanistas destacan, en Italia,
Francesco Petrarca (1304-1374), considerado el primero de los humanistas, fuera de Italia, son
humanistas notables Nicolás de Cusa (1401-1464), Erasmo de Rotterdam (1467-1537), el español
Luis Vives (1492-1540), el inglés Tomás Moro, el francés Michael de Montaigne. Igualmente, se
desarrolla una filosofía de la Naturaleza, antecedente de la revolución científica moderna, a la que
se considera aún impregnada de alma y belleza como tratan de captar los artística desde una
concepción holística del saber. Finalmente, la filosofía de la Naturaleza del renacimiento comenzó a
pensar progresivamente en la Naturaleza desde un punto de vista cuantitativo, aplicando las
matemáticas en términos de fuerzas, causas físicas y mecanismo desprovisto de alma. Nicolas
Copérnico, Giordano Bruno, J. Kepler, Galileo fueron precursores y protagonistas de la revolución
científica, auténticos héroes de la historia del pensamiento pues tuvieron que vencer el miedo a una
Inquisición que impedía la libre investigación. Galileo, último filósofo de la Naturaleza renacentista
y primer físico moderno, será precursor del método científico hipotético deductivo, basado en las
matemáticas y el experimento, que tanta importancia tendrá en la filosofía posterior.

El siglo XVII marca el inicio de la filosofía moderna. A diferencia de lo que ocurre con la
filosofía medieval, respecto al renacimiento se da una transición. Este momento histórico de la
filosofía se caracteriza por la búsqueda de la verdad y el fundamento de la ciencia. Dos causas
sociales que influyeron decisivamente fueron el protestantismo y la Contrarreforma católica. El
protestantismo ayudó a seguir pensando en Dios desde el libre pensamiento en buena parte de
Europa y a la libre investigación científica, la Contrarreforma católica, a pesar de seguir subrayando
la trascendencia de un Dios alejado de la Naturaleza, dio lugar en la España católica a la poesía
mística del siglo de Oro con san Juan de la Cruz, santa Teresa de Jesús o Fray Luis de León dando
forma al peculiar modo del filosofar español bajo el ropaje de la literatura y el sentimiento poético
en armonía con la Naturaleza. El coste de este enfrentamiento religioso fue la guerra de los treinta
años a la que se puso fin con la paz de Westfalia y que supuso una reducción considerable de la
población europea. Las figuras más importantes se pueden agrupar en las siguientes corrientes de
pensamiento: El racionalismo, dominante en Francia y Alemania que argumentaba que todo
conocimiento tiene que comenzar a partir de ideas innatas en la mente influido por la parte
matemática del método científico. Racionalistas fueron René Descartes, B. Spinoza, G. Leibniz y N.
Malabranche. El empirismo, por su parte, defendió que el conocimiento empieza siempre por la
experiencia sensorial que recibimos a través de los sentidos influido por la parte experimental del
método científico. Empiristas fueron D. Hume, J. Locke y G. Berkeley. Por su parte, la ética y la
filosofía política cobraron una renovada importancia con figuras como Th. Hobbes y J. J. Rousseau
quienes retoman el antiguo debate sofista del pacto social y el fundamento moral de las leyes en sus
teorías sobre el contrato social que tanto influirán en la revolución francesa y el republicanismo
sentando las bases teóricas de la democracia como mejor forma de sistema de gobierno político.

Otro momento histórico de la filosofía moderna corresponde a la Ilustración que podemos


resumir como el esfuerzo racional por cambiar el mundo donde las ideas de razón y progreso,
claves para sacar al ser humano de su culpable minoría de edad. Al final del siglo XVIII, I. Kant
estableció un sistema filosófico conocido como idealismo trascendental conciliando empirismo y
racionalismo, e influyendo en el posterior desarrollo del idealismo del romanticismo alemán que
identificando Naturaleza y absoluto fusionó pensamiento y ser en unas mismas categorías
culminando en la obra de G. W. F. Hegel y su despliegue dialéctico en la historia. La posterior
división de la filosofía en izquierda y derecha hegeliana llevo a la profesión de ateísmo en la
historia de la filosofía en figuras como L.A. Feuerbach y F. Engels y K. Marx quienes hicieron de la
teoría filosófica acción social, quedaban excepciones románticas como Schopenhauer y su
metafísica de la voluntad, F. Nietzsche, quien popularizó la expresión hegeliana sobre la muerte de
Dios alertando sobre la supuesta muerte de la fe en el Dios del cristianismo y sus consecuencias, y
Kierkegaard y su defensa de un individualismo cristiano que sentaron las bases para la filosofía
existencialista.

Ya en el siglo XIX, Auguste Comte acuñó el término positivismo y popularizó la escuela del
mismo nombre en un nuevo intento por aplicar los buenos resultados de las ciencias aplicadas al ser
humano, en la ética J. Bentham y J. S. Mill elaboraron el utilitarismo. En los EE.UU CH. Pierce, W.
James y J. Dewey dieron origen a la escuela pragmatista, y al final del siglo E. Husserl desarrolló la
escuela de la fenomenología trascendental, en el último tercio de siglo G Frege empezó con su
trabajo en lógica matemática que habría de proveer las herramientas para la filosofía analítica que
es esencialmente una actualización del empirismo tradicional, acomodado a la invención de la
lógica moderna, pero también supuso el inicio del giro lingüístico en filosofía con su teoría del
significado lingüístico.

La filosofía contemporánea que es el periodo actual de la historia de la filosofía, se suele


fijar su inicio a finales del XIX o principios del XX y las tradiciones filosóficas más representativas
fueron la filosofía analítica en el mundo anglosajón y la filosofía continental que incluía la
fenomenología, el existencialismo que tiene como figura destacada en España a M. de Unamuno y
el positivismo lógico que tiene a L.Wittggenstein a su principal representante. Destacan por sus
aportaciones a la teoría social la escuela de Frankfurt con figuras como M. Horkheimer, Th.
Adorno, E. Fromm, H. Marcuse, W. Benjamin, pensadores que se tuvieron que afrontar no solo
teóricamente, sino en sus carnes un hecho que conmocionó a Europa: el nazismo, la Segunda
Guerra Mundial y los campos de exterminio de los totalitarismos europeos. En la actualidad
vivimos un tiempo calificado por muchos como “pos-moderno” caracterizado por un “pensamiento
débil”, nihilista, alejado de la verdad e incapacitado para la acción al que se opone el personalismo
como corriente de pensamiento actual que rastrea entre las mejores tradiciones filosóficas para
seguir defendiendo la Verdad, la Bondad y la Belleza del ser humano como persona, y de la
Naturaleza con pensadores como E. Mounier, G. Marcel o K.Wojtila.

CUESTIONES GUÍA:

11. Haz un esquema-resumen de las principales corrientes de pensamiento de la filosofía


occidental y algún ejemplo de los principales representantes.

A.1.2. Función de la filosofía en la cultura y relación con otros campos del saber y la actividad
humana.

1. Concepto de cultura.

“Cultura” proviene del latín cultus (‘cultivado’, ‘cuidado’), que a su vez deriva de la voz
colere, que tenía varios significados como ‘cultivar’, ‘habitar’, ‘cuidar’. Con el paso del tiempo,
desde el renacimiento, se habló del cultivo del alma o cultivo de las aptitudes propias del ser
humano, sentido que se hará habitual en el siglo XVIII con la Ilustración.

Resultamos conformados por la cultura a nivel evolutivo y educacional; a nivel evolutivo, dando
lugar a la emancipación de lo biológico, y a nivel educacional socializando los procesos biológicos,
afectivos y cognitivos, y no todos los aspectos están a la vista, algunos se hallan implícitos. La
cultura es propia del ser humano y mediadora de todas sus manifestaciones, la cultura es
coextensiva a la realidad social del ser humano.

Este cultivo personal ha asumido distintas formas según las épocas:

1) Época clásica: remite al proceso de instrucción para alcanzar el ideal contemplativo de la


sabiduría.

2) Edad Media: la educación en los deberes religiosos y la preparación para la salvación eterna.

3) Modernidad: el modo de vivir de la mejor manera en este mundo uniendo trabajo y


conocimiento.

4) Ilustración: patrimonio universal de la humanidad y como conocimiento enciclopédico o general


del saber.

5) Tradición de la filosofía alemana desarrollada a partir de Hegel con autores como Dilthey,
Rickert, Simmel, M. Scheler, N. Hartman. Insisten en la oposición cultura / Naturaleza, mientras
que la Naturaleza es indiferente a los valores, en la cultura se hallan incorporados valores.

6) En el siglo XIX remite a las actividades lúdicas que las personas bien educadas realizan en sus
tiempos de ocio.
7) Época actual: se refiere tanto la competencia especializada en conocimientos pragmáticos como
el cultivo integral del individuo.

Para Ortega y Gasset la cultura es un “movimiento natatorio”, un bracear del hombre en el


mar sin fondo de su existencia con el fin de no hundirse, una tabla de salvación por la cual la
inseguridad radical y constitutiva de la existencia puede convertirse provisionalmente en firmeza y
seguridad.

El tratamiento académico de la cultura ha venido de la mano de la antropología cultural, la


ciencia cuyo objeto de estudio es la cultura y se dedica a comparar los distintos modos de vida y
comportamiento de los seres humanos buscando los aspectos comunes que asumen. E. B. Tylor
fundador de la antropología académica la define como: “El complejo que comprende el
conocimiento, las creencias, arte, moral, derecho, costumbres y otras capacidades y hábitos
adquiridos por el hombre en tanto que miembro de la sociedad”. Definición de cultura más
influyente durante todo un siglo.

Desde la antropología académica la definición depende del paradigma que se adopte. Cada
uno se fija en distintos aspectos de la cultura:

1) Evolucionismo lineal, L. Morgan, E.B.Tylor: prestan atención al desenvolvimiento de la


cultura en general, sometida tanto a una evolución unilateral – desarrollo a través de una serie de
etapas fijas- cuanto a un paralelismo cultural – logro en todas las sociedades de unas mismas
condiciones.

2) Difusionismo, W. Perry, W. River: presta atención a las culturas individuales y explican la


diversidad por las relaciones de préstamo.

3) Funcionalismo, B. Malinowski, R.C. Brown: conciben la cultura como totalidad orgánica,


como sistemas sociales de elementos inseparables e interconectados; cada elemento cumple una
función vital para el funcionamiento del conjunto.

4) Estructuralismo francés, Lévi-Strauss: desplaza la atención desde la estructura social


visible y consciente, al estudio de la infraestructura mental, inconsciente.

5) Ecologismo cultural, estructuralismo marxista o dinamismo: prestan atención a aspectos


específicos como la relación medio-sociedad, subordinación de lo cultural a lo económico o al
juego de tensiones, conflictos y desarrollos periódicos de la sociedad respectivamente.

Los rasgos del concepto de cultura más relevantes son:

1) Es un modo de adaptación al ambiente cambiante de forma más plástica, versátil y eficaz que la
adaptación biológica.

2) Es información que se aprende y se transmite mediante símbolos y también es creación: somos


cultura creadora en acción. Proporciona un sentido a la vida, una orientación, una forma de ver el
mundo y de interpretar la realidad.
3) Da respuestas para satisfacer las necesidades y deseos humanos.

4) Es el resultado del quehacer histórico de los grupos humanos.

5) Es factor de humanización.

6) Son sistemas de símbolos compartidos.

El concepto de cultura presenta tal generalidad e implica tal complejidad que desborda lo que es
propio del discurso científico, pero es necesario para el discurso científico-antropológico pues de
hecho se utiliza o se presupone. Por tanto, es necesaria una reflexión filosófica sobre la realidad
cultural del ser humano, imprescindible para la antropología de la cultura.

CUESTIONES GUÍA:

12. Sentido de cultura como cultivo personal según las distintas épocas.

13. Definición clásica de la antropología cultural de E. B. Tylor.

14. ¿Cuáles son los rasgos de la cultura más relevantes?

2. Funciones de la filosofía en el conjunto de la cultura.

Necesitamos responder a la pregunta de ¿para qué la filosofía? Aristóteles pensó que la filosofía
constituye un saber “inútil” que surgió “por afán de conocimiento” y como actividad ociosa
(Metafísica Libro I. Capítulo 2). Esto es debido a la concepción aristotélica y griega del mundo, a su
modo de entender la vida cuya máxima felicidad reside en la ‘contemplación’ (theoria), el saber
intelectual puro, lo que supone una infravaloración de la téchne o técnica, a diferencia de nuestras
sociedades en las que vivimos una sobre-valoración de lo útil. Algunas de las funciones que la
filosofía ha desempeñado en su devenir histórico muestran su posible utilidad:

1. La filosofía como investigación sobre la Naturaleza en los presocráticos, quienes buscaban una
explicación racional de la totalidad de lo real y llegar a los principios explicativos últimos.

2. Como saber práctico en los sofistas, Sócrates y Platón en la relación ser humano-ciudad.

3. Como saber teórico para Aristóteles, en quien, a pesar de la inutilidad que atribuye a la filosofía,
la función de esta sería la de investigar las causas y principios de las cosas y en última instancia el
principio de los principios o causa última.

4. Como modo de vida en el período helenístico con estoicos, epicúreos y escépticos, así como
neoplatónicos quienes atribuyen a la filosofía una finalidad individual y privada en la búsqueda de
la felicidad: vivir acorde a la Naturaleza.

5. Como conocimiento racional de la fe en Santo Tomás y la Edad Media, en general.

6. Como búsqueda de la verdad y fundamento de la ciencia en la Modernidad.

7. Como esfuerzo racional por cambiar el mundo con la Ilustración, donde las ideas de razón y
progreso son las claves para sacar al hombre de su culpable minoría de edad.

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