El Trasgu y Otros Seres Similares. Recopilación de Leyendas
El Trasgu y Otros Seres Similares. Recopilación de Leyendas
El Trasgu y Otros Seres Similares. Recopilación de Leyendas
Ilustrador de la portada:
John Bauer
Otros ilustradores:
Arthur Rackhman, Herbet Cole, John Batten, Anne Anderson
Colección:
Cuentos, leyendas y mitos de Asturias
Volumen II
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TRASGU
Mitología de Asturias
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PRESENTACIÓN
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En cuanto a la parte más personal, viene a ser nuevamente la que
despide este pequeño libro, con varios cuentos originales, inspirados en el
propio personaje y que ojala sirvan para que pueda el Trasgu, conocerse
un poco más, tanto en Asturias, como fuera de ella.
Xabier Susperregi
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PARTE
PRIMERA
LEYENDAS
DEL
TRASGU
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BREVE DICCIONARIO
* Gorru: gorro.
* Paxu: cesta de varas de avellano, poco honda y mucho más ancha por
arriba, con pequeñas asas laterales, usada para llevar la ropa al lavadero.
* Gargayada: carcajada.
* Barbes: barbas.
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EL TRASGU
Por las noches penetra en las casas cuando los moradores están
durmiendo y se entretiene en hacer labores domésticas, pero si está de
mal humor rompe cuantos cacharros hay en la casa, revuelve la ropa de
las arcas, trasiega el agua de una herrada a otra, saca el ganado del
establo y lo lleva al abrevadero dando voces y gritos que espantan a las
reses.
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Claro está que traer agua en un paxu le es imposible. Y la linaza,
conforme la va recogiendo, le vuelve a caer por un agujero que tiene en la
palma de la mano izquierda.
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Algunas familias que desconocían estos medios de despedir al
gracioso enano, por no poderle aguantar, se mudaban de casa. Y cuando
llegaban al nuevo domicilio, se presentaba allí el Trasgu a entregarles
algún cacharro viejo que habían dejado olvidado en la casa de donde
acababan de salir, y les decía:
- Esta casa es más guapa que la otra, me quedo aquí.
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LEYENDAS DEL TRASGU
BIRLE A LA IZQUIERDA
Allí nadie podía dormir; las vacas andaban sueltas por el corral
corneando los pesebres, las gallinas alborotaban el gallinero, y en el
desván se oía gran ruido, producido por los saltos y carreras del gracioso
Trasgu.
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- ¡Cuatrada! ¡Vale! ¡Ja, ja, ja!
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EL TRASGU DEL PALACIO DE ROZADIELLA
A lo cual contestó:
- Ya que todos vais,
de casa mudada,
también yo me mudo
con mi gorra encarnada.
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EL TRASGU EN EL MOLINO DE SOPEREDA
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¡UX, ME QUEMÉ!
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Entonces el Trasgu bajó muy contento, pero en vez de la torta
cogió la piedra ingrienta y soplando las manos subió por las calamiyeres
diciendo:
- ¡Ux, que me quemé!
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PARTE
SEGUNDA
EL TRASGU Y OTROS
PERSONAJES LEGENDARIOS
SIMILARES
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EL BOGGART
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Apenas había pronunciado aquellas palabras cuando fue el propio
Boggart quien se dirigió a él:
- Estoy revolteando, ya lo ves.
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TOM TIP TOP
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cinco madejas al día sabe hilar mi hija.
Se casaron y fue una mujer tan feliz como se pueda llegar a ser.
Tuvo cuanto quiso, pero al llegar el décimo mes, empezó a preocuparse
por las cinco madejas y se preguntaba si el rey lo recordaría.
El undécimo mes empezó a soñar con las madejas pero como quiera
que el rey jamás lo mencionaba, se sintió confiada.
Sin embargo, el último día del undécimo mes, el rey la llevó a una
habitación que nunca sus ojos habían visto antes. Tenía una ventana y
dentro, todo lo que encontró, fue un taburete y una rueca.
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Quedó asustada porque jamás había aprendido a girar la rueca.
¿Cómo iba a lograr hacer aquella labor en un día? Además, nadie tenía que
pudiera ayudarla y su propia madre no vivía cerca.
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- ¿Por qué lloras? –preguntó
- ¿Qué es eso? –preguntó ella mirando su cola.
- No mires mi cola si te asusta –dijo sonriendo-. Mira mis
dedos de los pies. ¿No son hermosos?
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Pues bien, al día siguiente, el rey la llevó de nuevo a la extraña
habitación, donde había comida, la rueca y también cantidad de lino.
Con sus hermosos pies colgando y girando su cola tan rápido que
apenas lo podía ver.
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Le dio el lino, cerró la puerta y comió los manjares porque ya
saben que tenía buen apetito. Comió a su antojo y al llegar la noche, oyó
nuevamente el ruido extraño en la ventana. Abrió y allí estaba el enano
con las cinco madejas hiladas, bajo el brazo.
Giró la cola más rápido que nunca, sonrió y le entregó las cinco
madejas.
Y al decirlo, rió, rió y rió y giró su cola tan rápido que no se podía
ver, parecía que volaba.
Luego le dio las buenas noches y cerró la puerta con llave y allí la
dejó.
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A la mañana siguiente le llevó de nuevo lino fresco y alimentos
aún más delicados.
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Ella se encontraba tan mal que ni siquiera tenía ganas de comer.
Escuchó la llegada del rey y trató entonces de aparentar estar alegre y así
sonrió.
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Cuando oyó aquellas palabras la reina, casi saltó fuera de sus pies
de alegría. Pero se las arregló para disimular y comió la cena
tranquilamente.
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- Bueno, mi belleza –le dijo dándole las cinco madejas-.
¿Cuál es mi nombre?
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Desapareció entonces en la oscuridad y ya nunca volvió a verlo.
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LEPRACAUN O LEPRAHAUN
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El Leprehaun es alegre, pequeño y trabajador pero que hace todo el
trabajo de zapatero y sastre de la alta burguesía de las hadas. Y sen ven a
menudo, bajo el seto, cantar y coser. Ellos conocen todos los secretos del
tesoro escondido y si se encaprichan con alguna persona, lo guiarán hasta
el lugar de las hadas, donde la olla de oro está enterrada.
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Se creía que una familia de Castlerea obtuvo sus riquezas de forma
extraña, todas gracias a la ayuda de un Leprahaun y esa leyenda se fue
transmitiendo de generación en generación:
“Había una vez un niño pobre que conducía su carro de hierba todos
los días hacia atrás y hacia delante. Y vivía con el dinero que ganaba por
su venta.
Ahora que había leído en los libros antiguos, cómo los Leprahauns
conocían todos los lugares secretos donde las hadas escondían su oro, un
día alcanzó a descubrir desde lejos al zapatero y escuchó el clic, clic de su
martillo mientras estaba sentado bajo el seto, remendando los zapatos.
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- Es fácil ahora –le dijo el Leprehaun- yo te contaré todo, pero
fíjate que yo podría hacerte daño si quisiera porque tengo
poder para ello. Pero no lo voy a hacer porque somos primos.
Y así, como tenemos relación, voy a ser bueno contigo y te
mostraré el lugar secreto al que nadie puede acceder, salvo
quién es de raza y sangre de las hadas. Venga conmigo, a la
antigua fortaleza de Lipenshaw, porque no se encuentra. Pero
date prisa, porque cuando el último resplandor rojo se
desvanezca, el oro también desaparecerá y nunca lo
encontrarás de nuevo.
- Salgamos pues –dijo el muchacho.
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Cuando llegó a casa, contó sus riquezas y todas las piezas de
brillante oro amarillo, suficiente para el rescate de un rey.
Él era muy sabio y no dijo nada a nadie. Al día siguiente fue a Dublín
y puso todos sus tesoros en un banco y se encontró que de pronto era tan
rico como un Lord.
Luego huyó hasta casa tan rápido como pudo y cuando estuvo
seguro con el Leprahaun en la casa, lo ató con una cadena de hierro a la
encimera.
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- Ahora, dime –dijo él-, ¿dónde voy a encontrar una olla de oro?
Quiero saber el lugar o si no, te voy a castigar.
- No conozco ninguna olla de oro –le dijo el Leprahaun- pero
déjame ir para que pueda terminar de reparar los zapatos.
- Entonces, voy a hacer que me lo digas –dijo el muchacho.
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pero el que vaya, deberá ir en una noche oscura y que se
guarde de llevar a su esposa.
Con aquel pensamiento salió y corrió como el viento hasta que llegó
a la cantera y empezó a deslizarse hacia abajo, tranquilamente en la
oscuridad. Pero había una gran piedra en el camino y tropezó con ella y
cayó al suelo, yendo hasta abajo, hasta llegar a la parte inferior. Y allí
quedó, quejándose, porque su pierna estaba rota por la caída.
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Sin saber qué hacer quedó, porque la noche era tan oscura que nada
se podía ver, ni una mano tan sólo por delante suyo.
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EL INTXIXU
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Que habitaban las cuevas de Arditurri, era creencia muy extendida.
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de acerarse porque estaba habitado por unos seres pequeños que podían
causarles algún mal.
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PARTE
TERCERA
CUENTOS
DEL
TRASGU
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LA FÓRMULA MÁGICA
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El encontrar todos los platos y objetos destrozados antes, ahora
perfectamente recompuestos, sin duda alguna, les hacía sentirse mejor.
¿Y qué es lo que hizo? Pues comerse todas las rosquillas menos una,
que dejó mordisqueada; con el deseo de malhumorar al Trasgu y que
comenzara a hacer de las suyas.
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Así ocurrió. Prontamente comenzaron a escucharse gritos y ruido de
platos rotos. Entonces, el granjero se acercó a la puerta y la entreabrió tan
sólo un poquito, lo suficiente como para ver y escuchar lo que pudiera
hacer y decir el Trasgu.
Allí estuvo largo rato, hasta que los ruidos cesaron. Aunque no había
logrado verlo, sí que pudo escuchar lo que dijo cuando todo quedó en
calma:
- Todo lo roto,
giro en el tiempo,
quede compuesto.
Compuesto quede,
tiempo en el giro,
roto lo todo.
Extraña fórmula que repitió tres veces. Las veces suficientes como
para que el granjero se la aprendiera, porque finalmente cayó en la cuenta
que la segunda parte de aquellas palabras mágicas, no era otra más que la
misma que la primera, invirtiendo el orden de las palabras.
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Aprovechó el granjero aquel momento en que el Trasgu se
ausentaba de la casa para romper el primero de los platos. La mujer le dijo
que era suficiente para comprobar el efecto de la fórmula y que
ciertamente la recordaban. Pero el granjero estaba convencido de su
buena memoria. Por eso siguió rompiéndolo todo: todos los platos y vasos,
todas las cristaleras, puertas, candiles, hasta la rueca de su esposa o el
reloj de pared que habían adquirido recientemente. Todo quedó destrozado.
El semblante de preocupación de la esposa, nada tenía que ver con el del
granjero que aunque nervioso, se sentía enormemente feliz por lo que
estaría a punto de acontecer.
Y ante los ojos atónitos de la esposa y del granjero, todo quedó igual
que antes, igual que antes de decir la fórmula pues todo continuaba
destrozado.
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- Todo lo roto,
giro en el tiempo,
quede compuesto.
Compuesto quede,
tiempo en el giro,
roto lo todo.
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EL HOMBRE DEL CASTILLO Y EL TRASGU
Había un hombre que era tan rico como avaro, poseedor de gran
cantidad de tierras que arrendaba a agricultores y granjeros y que le
daban gran beneficio. Así iba acumulando y acumulando riqueza. Y lo que
más odiaba era el gastar dinero, pues vivía sin ningún sirviente en el
castillo. Tampoco iba nadie a visitarlo porque nadie lo apreciaba suficiente.
Así, vivía solo o casi...
Digo casi porque en la parte alta del castillo habitaba un Trasgu que
sacaba de sus casillas al avaro dueño al que lo que más gustaba era la
tranquilidad que le daba el vivir en medio del campo, sin más ruidos que el
de los animales salvajes y así trataba de disfrutar de la lectura, pues tenía
cantidad de libros, que había heredado, claro, porque comprarlos no los
había comprado.
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Cuando notó que el Trasgu empezaba a jugar y divertirse, subió las
escaleras y le llamó. El ruido se detuvo y el Trasgu, aunque sin dejarse
ver, le preguntó qué es lo que quería.
- Siento tristeza por ti, siempre tan solo jugando con tus
bolos. Si yo sería más joven, jugaría contigo y lo
pasaríamos estupendamente.
- No importa, así me he acostumbrado y además, gano
siempre.
- Eso es cierto pero no es lo mismo, un Trasgu debe aspirar
a ganar a cualquier adversario. Además, muy cerca de
aquí hay una gran casona, ideal para ser habitada por un
Trasgu. Allí vive una familia con varios jóvenes con los
que podrías jugar y pasarlo estupendamente.
Pero ese día no parecía llegar nunca. El Trasgu continuaba con sus
ruidosos juegos y el señor del castillo continuaba malhumorado.
Cada día, cuando empezaban a caer los bolos, tras ser fuertemente
golpeados, el dueño subía y le repetía aquello de que lo pasaría mucho
mejor jugando acompañado y que un Trasgu debía de aspirar a derrotar a
cualquier adversario.
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porque quería cumplir aquel deseo de jugar a los bolos acompañado y
poder derrotar a cualquier adversario.
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LLARA Y EL TRASGU
Llara era una joven muy, muy, muy hermosa, pero muy, muy, muy
pobre. Al quedar huérfana siendo todavía una niña, tuvo que apañárselas
como pudo pero logró salir adelante sin por entonces darse cuenta que la
muerte le habría llegado muy pronto de no haberse colado en su casita de
madera algunos Trasgu que desde entonces estuvieron ayudándola sin que
ella lo supiera.
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significaba, de alguna forma, como tener parte de sus padres con ella, que
además la habrían estado protegiendo.
- Escoba viene,
escoba va;
de allí a acá
y aquí a allá.
En cuanto la escoba,
se ponga a descansar;
al pueblo yo,
habré de marchar.
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Desde la casa de madera hasta el pueblo había más de una hora de
caminata, por eso los Trasgu permanecían tranquilos en la casa, campando
a sus anchas, sin sospechar que Llara, pasados tan sólo unos minutos, ya
se había dado la vuelta para tratar de descubrir y ver por fin cómo eran
los Trasgu.
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tranquilizada a Llara también y pensaba que si había llegado su hora no
habría de ser tan malo porque habría cumplido los dos mayores deseos
que tuvo en la niñez: conocer a los Trasgu y reunirse con sus padres.
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reflejaban gran simpatía. Era cierto que vestían blusa y gorro colorado, al
menos, la mayoría de ellos, pero no todos. Sí que había uno cojo, otro con
la mano agujereada y uno con una oreja mucho más grande que la otra o la
otra mucho más pequeña que la una. Prepararon una pócima para que
olvidara cuanto había ocurrido pero me dio tiempo a escribir sobre ellos y
a hacer también algunos dibujos de cómo son. Cuando encuentre esto y lo
lea, destruiré estas cuartillas para siempre para proteger a los Trasgu.
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EL TESORO DEL TRASGU
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A veces, los enfados del Trasgu, asustaban un poco a la esposa,
pues pensaba que aunque sin quererlo, podría algún día causarles algún
daño.
Allí tenían ciertamente casi todo lo que deseaban, digo casi todo
porque algo deseaban desde hacía años, por encima de todas las cosas
materiales. Esa niña o niño que no acababa de llegar.
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principio, se fue tornando poco a poco en preocupación. ¿Cómo iban a
arreglárselas cuando naciera el bebé? No podrían dejarlo ni tan sólo un
momento a solas con el Trasgu, pues un enfado de éste podría poner en
peligro su vida.
Sin embargo tuvieron que pedir ayuda para marcharse sin que
cayera en la cuenta el Trasgu, porque sabían lo dificultoso que era librarse
de él y que no les siguiera a la nueva morada. Por eso evitaron hablar del
tema, para que el Trasgu no llegara a escucharles y descubrir lo que
planeaban.
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Fue un poco duro para el matrimonio, pues no conocían a las gentes
del pueblo al que fueron y tampoco estaban acostumbrados a tener
vecinos tan cerca. Ciertamente, echaban de menos su pequeña casita.
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Al ir a abrirlo, cayeron en la cuenta de que estaba cerrado con un
candado que no lograron romper, a pesar de golpearlo fuertemente con
una piedra que allí hallaron.
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INDICE
PRESENTACIÓN: - página 7
PARTE PRIMERA: LEYENDAS DEL TRASGU – página 9
Breve diccionario- 10
El Trasgu- página 11
Birle a la izquierda- página 13
El Trasgu del palacio de Rozadiella- página 16
El Trasgu en el molino de Sopereda- página 17
¡Ux, me quemé!- página 18
PARTE SEGUNDA: EL TRASGU Y OTROS PERSONAJES
LEGENDARIOS SIMILARES- página 21
El Boggart- página 22
Tom Tit Tot- página 24
Lepracaun o Leprahaun- página 35
El Intxixu- página 43
PARTE TERCERA: CUENTOS DEL TRASGU- página 47
La fórmula mágica- página 48
El hombre del castillo y el Trasgu- página 53
Llara y el Trasgu- página 57
El tesoro del Trasgu- página 63
Índice- página 69
Índice de ilustraciones- página 70
Bibliografía utilizada- página 71
Otras obras publicadas de la
Biblioteca de las Grandes Naciones- página 73
69
INDICE DE ILUSTRACIONES
70
BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA
* Yeats, William Butler. Fairy and Folk Tales of the Irish Peasantry.
London: Walter Scott, 1888.
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TÍTULOS PUBLICADOS
CUENTOS TRADICIONALES
MIL Y UN POEMAS SAHARAUIS
SAHARAUIS
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