Sesion 2 de Un Llamado Al Gozo Discipulo
Sesion 2 de Un Llamado Al Gozo Discipulo
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A. 1 Juan 5:11-13: Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en
su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Les
escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que
tienen vida eterna.
¡Dios quiere que usted sepa con certeza que su salvación es eterna!
ILUSTRACIÓN: ________________________________________________
Cuando no estoy en comunión con Dios, puedo tener _________________ falsas.
ILUSTRACIÓN: ________________________________________________
¡Podemos ________________ en el perdón de Dios y ____________________ en su salvación!
_______________________________________________”.
¿EN QUÉ CONSISTE TENER UN MOMENTO DEVOCIONAL DIARIO?
DEFINICIÓN: El Momento devocional es la porción de su día que usted aparta para tener
_________________________. Por lo general incluye una lectura bíblica, oración y una
decisión de poner en práctica algún concepto bíblico.
ILUSTRACIÓN: _______________________________________________________
Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro
Señor (1 Corintios 1:9).
Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y
se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar (Marcos 1:35).
Sin embargo, la fama de Jesús se extendía cada vez más, de modo que acudían a él
multitudes para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades. Él, por su parte, solía
retirarse a lugares solitarios para orar (Lucas 5:15, 16).
Para el Señor Jesús tener sus momentos devocionales era una absoluta ____________.
Jesús le respondió: —Escrito está: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4)
La Biblia es nuestra fuente de ______________________________________ espiritual.
D. Lea el tratado Cómo obtener paz con Dios y haga una pausa para darle gracias a
Dios por su salvación personal.
Por eso, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, vivan ahora en él
(Colosenses 2:6).
Antes de aprender a cómo caminar, uno tiene que aprender a gatear; caminar y
madurar son parte de este proceso. No sucede que, de pronto, en un momento dado
uno madura. Sucede lo mismo en nuestro peregrinaje espiritual: Primero uno nace
(recibe a Cristo). Después gatea, camina y, por último, corre. Esto involucra años
maravillosos de ir desarrollando una comunión con Dios. El apóstol Pablo se refiere a la
madurez cristiana como correr una carrera hasta el final (1 Corintios 9:24; 2 Timoteo
4:7).
Caminar requiere energía, y así como el alimento nos hace más fuertes físicamente,
necesitamos alimentarnos espiritualmente. En 1 Pedro 2:2, el apóstol dice: deseen con
ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella,
crecerán en su salvación... Al nacer, lo primero que uno necesita es alimento. El infante
necesita leche. Uno no tiene que enseñarle a que la quiera; quererla es algo natural.
Hay entusiasmo y una hermosa satisfacción cuando esa necesidad es suplida. En la vida
espiritual, el anhelo por conocer la Palabra de Dios corresponde al apetito natural del
infante. Por esta razón, con frecuencia se escucha decir que la Palabra de Dios es
alimento espiritual.
¿Cómo se alimentará usted al ir aprendiendo a andar con Cristo? Dios nos ha dado
cinco sentidos. Uno de ellos es la habilidad de oír. La Biblia dice: Así que la fe viene
como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo
(Romanos 10:17). Cada vez que usted asiste a un estudio bíblico o un culto, tiene la
oportunidad de oír la Palabra de Dios. Cada vez que escucha, recibe nuevas verdades
espirituales. Esta es la forma como Dios aumenta nuestra fe. Jesús dijo: Escrito está:
“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”
(Mateo 4:4). La Biblia misma es nuestra fuente de alimento espiritual.
Escuchar nos brinda una de las mejores maneras de crecer espiritualmente; pero existe
un obstáculo inesperado que todos tenemos que superar. La ciencia ha comprobado
que olvidamos después de 72 horas aproximadamente el 90 al 95 por ciento de lo que
oímos. Si escuchara usted a su predicador favorito o aun escuchara al apóstol Pablo,
todavía en tres días olvidaría el 90 por ciento de lo que dijeron. Lo cierto es que la
mayoría no puede recordar mucho del sermón del domingo pasado. Y no se debe a la
falta de dedicación. ¡Nuestro problema es que no retenemos lo escuchado! A menos
que lo que oigamos supla una necesidad muy específica en nuestra vida, sencillamente
no lo recordaremos.
Por lo antes dicho, tomar apuntes es algo importante. Compensa nuestra tendencia
humana propensa al olvido; es un aliento para los que predican y enseñan la Biblia y
nos ayuda a meditar sobre lo que escuchamos de manera que podemos aplicar la
Palabra de Dios a nuestra vida.
Es posible que usted haya tenido una experiencia parecida. Fue a una conferencia, a un
culto de su iglesia, a una campaña evangelística y se sintió muy bendecido. Pero a las
pocas semanas se volvió a sentir vacío. Recuerde, su problema no es necesariamente
por falta de dedicación, sino sencillamente por falta de retención.
Algunos creyentes repiten muchas veces su primer año de vida cristiana. En lugar de
crecer, parecen estar en una rutina, aprendiendo y olvidando las mismas lecciones año
tras año. El objetivo del desarrollo espiritual no es repetir muchas veces el primer año
de vida cristiana, ¡sino vivir años progresivos de la vida cristiana!
Según un sondeo entre pastores, el pastor promedio dedica veinte horas por semana a
la preparación de sus sermones. Ha de ser desalentador para él caer en la cuenta de
que domingo tras domingo, el creyente promedio retiene apenas tres minutos de su
sermón de treinta minutos. Si quiere alentar a su pastor, hágale saber que usted lo
escucha en serio. Al saludarlo después del culto, en lugar de decir: “Todo estuvo muy
lindo”, mencione específicamente un versículo, una nueva verdad que captó, o una
ilustración que le fue de ayuda. Cuéntele cómo Dios utilizó su sermón a fin de
impactarlo para bien. Así, él sabrá que usted escuchó lo que el Espíritu Santo
expresaba por medio del mensaje.
¿Por qué se pusieron de pie? ¿No hubieran estado más cómodos sentados? Sí. Pero se
pusieron de pie en señal de respeto por la Palabra de Dios. ¿Se imagina una
congregación así? ¿Puede creer que eligieron permanecer de pie todo ese tiempo?
En la actualidad, es difícil conseguir que la gente asista para escuchar, aun contando
con todas las comodidades. Pero para la congregación de Esdras, las incomodidades no
tenían importancia.
El hecho de que todo el pueblo se pusiera de pie cuando Esdras se dispuso a leer la
Palabra de Dios cobró un significado especial para mí hace unos años cuando, estando
en una reunión en África, la congregación se ponía de pie cada vez que se leía la Biblia.
El respeto demostrado por esa congregación hacia las Escrituras me convenció de que
somos demasiados los que no valoramos la Palabra de Dios como algo sagrado.
En los últimos años, algunos países han tenido la bendición de contar con muchas
traducciones actualizadas de la Biblia que incluyen una amplia variedad de referencias,
concordancias y otros datos útiles. Al contar con todas estas bendiciones modernas,
debe usted tener cuidado de valorar debidamente su Biblia. El privilegio de leer sus
páginas sagradas está todavía fuera del alcance de un alto porcentaje de la población
mundial. Solo a la luz de su verdad abrumadora podemos empezar a apreciar lo que
significa tenerla a nuestra disposición.
La escasez de Biblias en muchos países me impactó por primera vez hace unos años al
estar capacitando a consejeros para una campaña evangelística en un país de África
Occidental. Aunque ha habido una presencia cristiana en el área durante décadas, la
población era mayormente animista (aquellos que se aferran a las antiguas creencias
paganas de múltiples dioses y espíritus, por lo general manifestándose en elementos
de la naturaleza). Desconociendo muchos de los problemas particulares de dicho país,
escribí de antemano para organizar la cruzada como siempre lo hacía. El estudio
bíblico que por norma requeríamos, obligó a los que se capacitaban como consejeros a
caminar muchos kilómetros, a veces descalzos, para reunirse con un hermano que
poseyera ese tesoro: Una Biblia. Después de unos meses, al arribar para predicar, me
conmovió profundamente comprobar lo insensible que habíamos sido por haber dado
por sentado que cada creyente poseía una Biblia.
En la época de Esdras, el problema era aún peor. El pueblo tenía que reunirse para oír
y escuchar la Palabra de Dios leída de los rollos escritos a mano que habían sido
meticulosamente copiados.
LLEVE SU BIBLIA
Poseer una Biblia es un privilegio, y llevarla consigo es, en sí, un testimonio. Spurgeon,
el famoso predicador británico, solía decir: “¡Lleve su Biblia a todas partes porque
predicará mil sermones por día!”, cuán cierta es esta afirmación. Cuando alguien vea
su Biblia, pensará automáticamente en su mensaje, y el Espíritu Santo le dará
convicción, consuelo o esperanza.
Aprendí esa valiosa lección siendo aún estudiante. Un día, en clase, se me cayó la Biblia
de encima de la pila de libros, yendo a dar al suelo. La profesora, agnóstica,
interrumpió la clase diciendo: “Billie, se te cayó la Biblia al suelo”. Aunque ella nunca
había aceptado a Cristo como su Salvador, su profundo respeto por lo 50 LECTURAS DE
INSPIRACIÓN que representaba, la movió a honrar espontáneamente la Palabra de
verdad. Este sencillo episodio me brindó la oportunidad de conversar con ella
privadamente. Le expliqué que si la Biblia ya significaba algo para ella, su mensaje
inspirado la afectaría aún más cuando llegara a conocer a su Autor. Aunque era mucho
mayor que yo y era también mi profesora, fue evidente, por su mirada, que recibió mi
sugerencia con sincero aprecio.
Tengo un amigo que fue invitado a predicar en una iglesia famosa por sus cultos largos.
Después de una hora de canto congregacional y testimonios, hubo un hermoso solo de
piano. Una señora, en uno de los bancos traseros, se puso de pie y dijo: “Sí, Señor, sí”.
Pasaron unos minutos, y otra persona se puso de pie y dijo lo mismo. Al rato, la
mayoría de la congregación se había puesto de pie y dicho: “Sí, Señor, sí”.
¿Ha asistido alguna vez a un culto donde lo menos que deseaba hacer era adorar al
Señor? Tenemos que cuidar nuestra actitud mental y adorar con un espíritu lleno de
esperanza. Esto exige planificar de antemano porque, invariablemente, todo el mundo
parece reclamar nuestra atención justo antes del culto. Qué impacto hará en su vida el
hecho de llegar al culto diciendo: “Sí, Señor, sí”. Cuando esa es la actitud de su
corazón, ¡Dios empezará a utilizarlo de maneras maravillosas!
Al usar la sección de tomar apuntes de su Diario espiritual, ¿se compromete usted con
el Señor a fin de profundizar su fe por medio de tomar apuntes sobre lo que oye de la
Biblia? ______ Sí ______ No
Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la
palabra de Cristo (Romanos 10:17).