Comida
Comida
Comida
COMIDA
NÚM. 883, NUEVA ÉPOCA
COMIDA
¿Te perdiste una edición previa? $50 ISSN 0185 1330
CONCIENCIA
CONTRACULTURA “¿Encontró todo lo que buscaba?”, me
pregunta la cajera. Y pienso que esa es la
DESCOLONIZACIÓN
aspiración del supermercado: tenerlo todo, ¿Qué comemos? ¿Quién produce
DOLOR cubrir cada deseo humano, ser un espacio La gastronomía, en cambio, no trata de nuestros alimentos y en qué
LA NOCHE total de consumo. necesidades ni de obligaciones, sino del simple condiciones? ¿Podemos retacarnos
VALERIA MATA y gratificante placer a partir de la ingesta de sin culpa mientras otros mueren de
EL CARIBE
algo por la boca —por ahora—. De un gran gusto hambre? ¿Cómo afecta la producción
EL DOBLE El pan es una de las comidas más viejas que para pocos. De un pecado burgués. de carne al clima de este planeta?
TRABAJO existen. Sus ingredientes son básicos: harina, JUAN CAPARRÓS
agua, algún leudante y calor. Si uno se pasea Luigi Amara • María Fernanda
IMPERIALISMOS
por los anaqueles de los supermercados, sin Hoy, nuestra percepción de que los animales
FIESTA
Ampuero • Rosalía Banet • Jazmina
embargo, podrá encontrar “panes” que nos temen y nuestra idea de que algunos Barrera • David Beytelmann • Edgar
FAMILIAS contienen hasta más de 27 ingredientes. realmente pueden sentir miedo de morir, como
Camacho • Juan Caparrós • Martín
DAVID BEYTELMANN lo sentimos muchos de nosotros, sostienen en
MAGIA Caparrós • Rodrigo Círigo
gran medida los argumentos para no comerlos.
Comienzo a juntarme con otras adolescentes
Fernando Clavijo M. • Andrea Cote
SCOTT KORB
dispuestas a hacer dietas. Son aburridas y no
Elisa Díaz Castelo • Javier Díaz-
hay quién nos voltee a ver. Pero nos hermana Guardiola • M. F. K. Fisher • Irma
Decimos que nuestra vida es dura.
el estribillo “qué gorda estoy”, nos basta La de la ostra es peor.
Gallo • Luis de Góngora • Han Kang
repetirlo para fortalecernos en nuestro Scott Korb • Luis Madrigal
M. F. K. FISHER
propósito de ser talla cero. Valeria Mata • Elena Mazzetto
YAEL WEISS Ronaldo Menéndez • Adalber Salas
Hernández • Javier Santaolalla
GARRINCHA: LA EXILIADAS EN
IMAGINACIÓN COSTA RICA
00883
9 770185 133008
RECTOR DIRECTORA
Dr. Enrique Graue Wiechers Dra. Guadalupe Nettel
COORDINADORA DE DIFUSIÓN CULTURAL COORDINADORA EDITORIAL
Dra. Rosa Beltrán Dra. Nayeli García Sánchez
18 BANQUETES 74 LA MERIENDA
DE ÚLTIMA HORA Andrea Cote
42 LA VEGETARIANA
Han Kang ARTE
46 ORFELIA ENCUENTRA 100 PARA COMERTE MEJOR: EL
LA GARANTÍA DEL ARTE DE ROSALÍA BANET
REFRIGERADOR Javier Díaz-Guardiola
Elisa Díaz Castelo
PANÓPTICO CRÍTICA
EL OFICIO 134 SERGE
YASMINA REZA
110 ESTRATEGIAS PARA Isabel Zapata
NARRAR LA REALIDAD
Y LA FICCIÓN 137 HUACO RETRATO
ENTREVISTA CON ROBERT
GABRIELA WIENER
JUAN-CANTAVELLA
María Fernanda Ampuero
Alejandro García Abreu
141 LAS GRATITUDES
EN CAMINO
DELPHINE DE VIGAN
114 EXILIADAS EN Irma Gallo
COSTA RICA
Yamlek Mojica
144 EL CUARTO JINETE
VERÓNICA MURGUÍA
Jazmina Barrera
ALAMBIQUE
PERSONAJES
SECUNDARIOS
125 GARRINCHA: LA
IMAGINACIÓN COMO
PRÓTESIS
Adrián Román
OTROS
MUNDOS
EDITORIAL
La comida constituye sin duda uno de los grandes placeres de este mun-
do. Pero comer no es solo una actividad hedonista: atribuimos una des-
comunal importancia simbólica a la ingesta de aquello que, en principio,
debería únicamente proporcionarnos las calorías necesarias para sobre-
vivir. No en vano Freud dedicó páginas enteras a la actividad mental que
comienza cuando un recién nacido succiona el pezón de su madre y a la
que regresamos cada vez que introducimos en nuestros labios un ciga-
rrillo, una botella de alcohol o cualquier objeto recurrente. Así como la
vida entra por nuestra boca en forma de nutrientes, la muerte también
puede alcanzarnos oculta en alimentos envenenados o en proceso de pu-
trefacción. La comida es herencia e identidad, distingue y cohesiona a
pueblos y culturas. Recibimos de nuestras abuelas diferentes maneras
de cocinar los platillos propios de tal o cual fiesta, así como una serie de
reglas y prohibiciones sobre lo que debemos o no ingerir. Ciertos plati-
llos tienen la facultad mágica de hacernos sentir en casa, aunque nos se-
paren de ella miles de kilómetros, o de viajar al pasado, como le sucedió
al narrador de En busca del tiempo perdido al probar una magdalena.
En el mundo desigual en el que vivimos, las prácticas alimenticias im-
plican problemas éticos y filosóficos. ¿Qué comemos? ¿Quién produce
nuestros alimentos y en qué condiciones? ¿Podemos retacarnos sin cul-
pa mientras otros mueren de hambre? ¿Cómo afecta la producción de car-
ne al clima de este planeta? Nuestra intención al editar este número es
reflexionar sobre estas y otras cuestiones. En un ensayo titulado “Para
una filosofía de la comida”, David Beytelmann retoma la antigua dis-
cusión entre epicurismo y ascetismo en el contexto moderno. Tanto él
como Scott Korb recuerdan los mitos primordiales de Occidente y re-
flexionan sobre las consecuencias sociales y fisiológicas de nuestras prác-
ticas alimenticias. Autor de un libro fundamental llamado Hambre, Mar-
4
©Smithsonian American Art Museum
tín Caparrós analiza las formas de comer en el siglo XXI con la distancia
histórica de un antropólogo del futuro. Su texto “La comida, entonces”
hará que no vuelvas a sentarte a la mesa sin examinar lo que tienes en-
frente y cómo llegó hasta ahí. Si te gusta la ficción literaria, preparamos
para ti el siguiente menú: un cuento desternillante de Ronaldo Menén-
dez, un adelanto de novela firmado por Yael Weiss, un fragmento de La
vegetariana de Han Kang y “Amor y muerte entre los moluscos”, clásico
de la literatura gastronómica estadounidense en el que M. F. K. Fisher te
hará ponerte en el lugar de una ostra e imaginar su vida antes de que se
la coman. En su ensayo “El ‘agua preciosa’ de los platillos rituales”, Elena
Mazzetto responderá a tus dudas respecto al canibalismo de los antiguos
pobladores del continente y las ceremonias sagradas donde se utilizaba
la sangre. En un artículo titulado “Un plato de perspectiva”, Fernando
Clavijo M. describe la importancia del arroz en las distintas cocinas del
mundo, mientras que en “La hora del arte” Juan Caparrós se pregunta si
la gastronomía puede ser algo más que una práctica o un oficio. También
reproducimos un fragmento del “Recetario canero”, elaborado por las in-
ternas de Santa Martha Acatitla, para que te convenzas de que incluso
en la precariedad es posible preparar platillos sabrosos cuando cocina-
mos con amigas y de que la imaginación nos hará libres.
Michael Pollan asegura que para vivir bien es mejor comer poco, nada
que nuestras bisabuelas no hubieran considerado comida y nada cuyos
ingredientes resulten incomprensibles para un niño pequeño. Con este
número no pretendemos conseguir que disfrutes menos la comida (nada
más lejos de nuestra intención), sino que cada vez que te sientes a comer
lo hagas en plena conciencia, con hábitos saludables tanto para ti como
para el planeta.
Guadalupe Nettel
5
Wayne Thiebaud, Levee Farms, 1998. ©Smithsonian American Art Museum
LA COMIDA, ENTONCES
Martín Caparrós
7
Eran ellos los que hacían que tres cuartos todo el año, más allá de climas y demás condi
de la comida consumida en el planeta en esos ciones. En muchos de estos lugares los quesos
días fueran arroz, trigo o maíz; solo el arroz eran franceses, las piñas panameñas, el café
era la mitad de todo lo que los 7 mil 800 mi keniata, la mermelada inglesa, las aceitunas
llones de humanos tragaban cada día. Y, aun griegas, las naranjas israelíes, el vino chileno,
que sus dietas cambiaban mucho según las las sardinas portuguesas, el arroz tailandés,
regiones, la mayoría seguía comiendo como el ron guatemalteco, el tomate español, el cho
habían comido sus ancestros durante siglos, colate suizo y así de seguido. Era el resultado
cuando lo conseguían: una base de hidratos de de un mercado internacional de los alimen
carbono —arroz, pan, yuca, papa— habitual tos dedicado a proveer a esos sectores que se
mente hervidos y completados a veces, sobre apropiaban de una parte decisiva de la rique
todo en las grandes ocasiones, con un trocito za alimentaria mundial.
de alguna proteína animal, terrestre o acuáti (La banana que se comía un chico alemán
ca según los lugares. Sus comidas solían con de abuelos turcos en Munich podía haber sido
sistir en ese solo plato, consumido con palitos cosechada en una finca privada cerca de Gua
o cuchara o tenedor o —sobre todo en la In yaquil, donde habría sido producida con mano
dia— con la mano; a veces se cerraba con algu de obra campesina muy barata y los mejores
na fruta. Bebían, generalmente, agua; a veces, abonos y un gran esfuerzo por respetar los cri
una cerveza o un jarabe. Su dieta era escasa terios alemanes —frutas sin un rasguño, de
en variaciones, repetida; solo cambiaba en las un color uniforme y un tamaño estándar— y
grandes ocasiones comunitarias o personales, lavada y tratada para detener su maduración
donde solían preparar algún plato más com y empacada con una serie de etiquetas biopu
plejo y más caro que la tradición local conside rafair y metida con otras miles en un container
raba parte de su acervo: la comida de fiesta. y enviada en un camión hasta el puerto donde
sería embarcada en un vapor que, en un mes o
Por encima de ellos, el sector privilegiado es dos, la llevaría hasta el puerto de Hamburgo
taba compuesto por los más ricos de los paí donde el container sería cargado en otro ca
ses pobres y por la mayoría de los habitantes mión que la llevaría hasta un gran depósito a
de los países ricos: el MundoRico comía a su temperaturas bajo cero que la conservarían sin
manera. Entre esos dos mil millones de per madurar el tiempo necesario para esperar que
sonas había muchas que comían como nunca un mayorista comprara su partida y se la lle
nadie había comido antes. La razón era simple: vara a sus propias instalaciones, donde la me
sus mercados, según las listas y las imágenes tería dos días en una cámara de gas para recu
que todavía subsisten, eran verdaderos empo perar el proceso de maduración y vendérsela
rios donde se acumulaban productos de todos a una cadena de supermercados que la recibi
los rincones del planeta en cantidad, calidad ría en sus depósitos centrales de la región y a
y variedad inéditas. Para ellos las estaciones y su vez la distribuiría en sus comercios. Allí la
las fronteras no existían: por primera vez, un madre del chico la compraría y se la daría para
funcionario belga o un comerciante indio po merendar, en cualquier estación del año y a 10
dían comprar uvas o cordero lechal durante mil kilómetros de su lugar de origen.
En 2013 Van Eelen se dio el gusto: discípu gara a sus voluntades; a principios del siglo XXI
los suyos presentaron, en Londres, la prime descubrían que ya no necesitaban a la natura
ra hamburguesa de carne cultivada. Pesaba leza. Que, además, no hubiera que matar —ani
un cuarto de libra y había costado un cuarto males, plantas— para comerlos, era un giro co
de millón de libras —pagados por el dueño de pernicano. Y los efectos, suponían entonces,
una empresa digital monopólica—, pero los serían extensos: todas esas tierras que se usa
catadores dijeron que sabía a verdadera car ban para criar ganado quedarían libres para
ne. El desafío, entonces, era mejorar la produc el cultivo o, incluso, para oxigenar el planeta.
ción para hacerla accesible. En Estados Unidos, El efecto invernadero cedería y, sobre todo, si
Europa, Israel, Corea, laboratorios de punta ya no fuera necesario usar más toda esa comi
de pequeñas empresas ambiciosas lo estaban da para alimentar vacas y cerdos, se podría ter
intentando; finalmente, en 2021, una de ellas minar con el hambre de una vez por todas. No
anunció que el año siguiente sus primeros pro pensaron en la contradicción de que fueran
ductos llegarían a los supermercados. empresas privadas, animadas por el lucro, las
Que la carne, lo más natural, lo más animal, que llevaran adelante la tarea: el riesgo de que
se volviera un artificio era una idea muy con las nuevas comidas se volvieran la propiedad
tranatura, y muchos fruncieron la nariz. Pero, de unos pocos, no el patrimonio de todos. No
poco a poco, empezaron a pensar que eso po sotros, ahora, ya sabemos.
dría producir una revolución solo comparable
al principio de la agricultura. Entonces, hace
más de diez mil años, los hombres descubrie Este texto es un fragmento inconcluso de un libro en prepara
ron la forma de hacer que la naturaleza se ple ción que quizás alguna vez se llame El mundo entonces. [N. del A.]
SÓCRATES
c. 399 a. n. e.
Cicuta.
JESUCRISTO
c. 30
Pan y vino.
NAPOLEÓN BONAPARTE
1821
Chuletas de hígado y tocino, riñones
al jerez y huevos revueltos con crema.
18
JOHN F. KENNEDY
1963
Huevos pochados, tocino, pan tostado
con mermelada, jugo de naranja y café.
MICHAEL JACKSON
2009
Atún de aleta amarilla sellado, ensalada
orgánica, zanahoria y jugo de naranja.
1
Cita ligeramente modificada de Ovidio, Metamorfosis, libro XV, líneas 60-85, Ana Pérez Vega (trad.),
Los Clásicos, Orbis Dictus, Sevilla, 2005.
20
En un universo de tanta abundancia, ¿cuál gativo, por si cabía dudas) que la industrializa
es la necesidad, parecen decir Pitágoras y Ovi ción de los alimentos tiene en la vida humana.
dio, de matar a un animal? Obviamente, el con
texto antiguo de este problema estaba tam LA COMIDA NO ES “LO QUE COMEMOS”
bién ligado al sacrificio. Plutarco, a manera de Hace unos años, el periodista e investigador
comentario sobre la misma doctrina, escribe estadounidense Michael Pollan publicó una
en sus Moralia un tratado “Sobre el hecho de serie de libros dedicados no solo a discutir
comer carnes”.2 El fundamento opositor a nu nuestra relación con la comida, sino los prin
trirse de carnes es que la matanza de anima cipios generales de lo que debería ser una bue
les inaugura el ciclo maldito de la violencia en na alimentación. Uno de sus libros, In Defense
la historia humana (en la trama mítica, el fin of Food,3 plantea una distinción importantí
de la Edad de Oro). Entre otros argumentos, sima en torno a lo que llamamos comida.
Plutarco menciona uno que quizás sigue di
bujando nuestro paisaje moral: nadie podría 3
Michael Pollan, El detective en el supermercado, Martinez Roca,
matar sin conflictos psicológicos a un animal Madrid, 2009.
2
Plutarco, Acerca de comer carne, Editorial J. Olañeta,
Palma de Mallorca, 2014. Jean Bernard, Alcachofa, 1797. Rijksmuseum
Según Pollan, los productos procesados por relación ecológica. Pollan da un ejemplo inte
la industria de los alimentos “no son comida”; resante: el pan es una de las comidas más vie
son sustancias comestibles diseñadas y fabri jas que existen. Sus ingredientes son básicos:
cadas enteramente por la misma industria. En harina, agua, algún leudante y calor. Si uno se
la actualidad, nuestra alimentación está esen pasea por los anaqueles de los supermercados,
cialmente determinada por estos productos: sin embargo, podrá encontrar “panes” que con
ya sea de forma directa, porque es lo que com tienen hasta más de 27 ingredientes.
pramos en los supermercados; ya sea de forma Pollan agrega una serie de reflexiones en tor
indirecta, porque es lo que compran quienes no al auge de enfermedades específicas ligadas
preparan lo que comemos. a lo que él llama “la dieta occidental moderna”.
La (verdadera) comida, en cambio, es un pro Las dos más importantes son la obesidad y el
ceso humano en el que se prepara una mezcla cáncer, aunque la lista también incluye enfer
de ingredientes simples generalmente me medades cardiovasculares ligadas al sedenta
diante la cocción y tiene como objetivo ali rismo y al consumo de carnes industriales. En
mentarnos en contextos sociales donde, en ge otro de sus libros, Food Rules,4 Pollan hace una
neral, compartimos con otros los alimentos y lista de consejos básicos para volver a lo que
el momento (y no un proceso puramente quí llamamos comida. Selecciono algunos:
mico desarrollado en plantas industriales por
máquinas). Esta forma de comida se apoya en 4
Michael Pollan, Saber comer: 64 reglas básicas para aprender a
una temporalidad, en una sociabilidad y en una comer bien, Laura Manero Jiménez (trad.), PRHM, Madrid, 2012.
tribución, la producción en masa a gran esca el mundo que nos rodea y con nosotros mis
la, la comida ya procesada (es decir, ya prepa mos. Si hay una región de nuestras vidas que
rada), la modificación de los ingredientes para debería preocuparnos, es la de aprender a co
lograr una mejor apariencia, un mejor sabor mer. La primera cuestión moral, que se vincula
y una mayor duración. En ese marco apare con las sociedades de cazadores y recolectores,
cen los nuevos científicos de los productos co parece ser la matanza de animales para consu
mestibles, una subdisciplina de la bioquímica mo humano. La segunda, al parecer más ligada
aplicada que mejora lo que comemos con el ob a la formación de sociedades agrícolas, es la do
jetivo de estandarizar el gusto y estabilizar mesticación de animales para uso humano.
nuestro propio paladar. Una consecuencia di Aquí se oponen radicalmente dos concep
recta de esta realidad es el recurso a produc ciones: la de las culturas que concebían a la
tos adictivos que enganchen a los consumido especie humana como parte constitutiva del
res, el primer lugar lo ocupan el azúcar y sus universo natural (y por ende con elementos
derivados (el jarabe de maíz, el glutamato, etc). comunes y compartidos con el mundo animal)
En mi opinión, toda reflexión sobre la comi y las culturas que consideran a la humanidad
da implica pensar en nuestro potencial de de como una entidad única y por encima del res
pendencia y adicción a lo que comemos. Nues to de las especies. Estas dos posturas han de
SACIEDAD
“Un sorbo más y no respondo
por el decoro de esta cena.”
Mi vientre expresa el estado de mi alma:
a punto de estallar
como un timbal exhausto.
26
CENA NEGRA
Creo que te conocí imaginando
los platos blancos de la cena negra.
Por culpa de un cuento de Villiers
o unas fotografías de Sophie Calle,
las tardes se nos iban en probar,
con el paladar de los párpados,
el banquete monocromo.
MENÚ
Caviar de esturión,
pan y aceitunas negras.
Sopa de huitlacoche con pimienta,
calamar en su tinta,
postre de zapote y zarzamoras.
Chocolate amargo.
Sambuca o tal vez fernet.
DOSSIER 27 POEMAS
MENÚ INSULAR
Ronaldo Menéndez
A mis padres
PANCHO
El avestruz del zoo. Solía ser tan dócil que, durante la misma hora de
todas las mañanas, estiraba su cuello periscópico fuera de la jaula hasta
alcanzar la ventana siempre abierta del director. El director le regalaba
trozos de pan viejo y cáscaras de plátano. ¡Ah, Pancho! Nunca un ave tan
28
fea había sido el bonito orgullo de un director. ocurrido que aquellos animales, que eran má
Pero el avestruz un día desapareció sin dejar quinas de devorar todo lo que no fuera su pro
rastro. Luego de pesquisas inquisitoriales, el pio cuerpo, podían domesticarse en las zonas
azar dio indefectiblemente con la respuesta. más residenciales de la urbe. Como las vivien
Una de las niñas del barrio comentó en el co das no contaban con la adecuada infraestruc
legio, sin que viniera del todo al caso, que en tura para la cría de cerdos, la gente comenzó
su casa no había qué comer y su papá había a criarlos dentro de las bañeras. Era el lugar
preparado para la cena un muslo de pollo ASÍ, idóneo, pues permitía, al abrir la ducha, cana
y al decir esto último abrió sus brazos tanto lizar los abundantes y muy olorosos detritos
como pudo. La maestra continuó indagando y que la máquina de devorar todo lo que no fue
la niña orgullosa confesó que el pescuezo del ra su propio cuerpo producía. Por lo demás,
pollo también era ASÍ, y el corazón y las alas una vez que la bestia pasaba de peso pluma a
eran ASÍ. Así fue como se supo que el director peso wélter y decidía dar la batalla por su li
del zoo había engordado a Pancho y lo había bertad (no hay nada más inquieto que un cer
servido en su mesa doméstica, pues casual
mente la niña era la hija del director. Cundió
el mal ejemplo, y poco a poco fue diezmada la
comunidad de cocodrilos, ciertas especies de
monos, todas las aves, algún que otro caméli
do y otros herbívoros. Al final el zoo se redujo
a las hienas y los lobos, que trataban de comer
se los unos a los otros, pues para ellos tampo
co había alimentos.
Nunca pude comprobar qué había de cier
to en aquella historia, y dónde el entusiasmo
vernáculo había decidido abrir compuertas a
las turbias aguas de la fabulación. Opté medi
cinalmente por aquel precepto según el cual
“ser es ser percibido”, y como yo nunca había
visto la susodicha ave exótica servida, y mucho
menos al director caníbal (téngase en cuenta
que las fuentes populares enfatizaban en lo
mucho de humano que tiene todo avestruz),
decidí descreer de lo que no había visto. Lo que
sí vi, escuché y olí profundamente, fueron
LOS CERDOS
Que desde tiempo inmemorial habían cons
tituido la carne angular del soporte gastronó ©Rubén Ojeda Guzmán, Hacer de tripas corazón, de la
mico dentro de la isla. A nadie nunca se le había serie La pintura en el mercado, 2015. Cortesía del artista
do citadino), los bordes redondeados y resbala trastea adentro por unos segundos, y de pron
dizos de la bañera anulaban tobogánicamente to alza el brazo enarbolando una jeringa con
toda posibilidad de éxito. El animal podía pa aguja metálica como de dentista, pero mucho
talear cuanto le viniera en gana, hasta que de más gruesa. Así que el experto se posiciona
tanto revolcarse hacia el fondo terminaba ago con virtuosismo, exactamente como lo haría
tado y hambriento. Pero quedaba un grave pro un torero a punto del pase de banderillas, y no
blema por solucionar: el escándalo. Como cada se me escapa que el puerco ha captado con esa
mañana, yo y todo el vecindario despertába sensibilidad de asado en potencia todo aquel
mos escuchando que un horizonte de cerdos tejemaneje amenazador. El cerdo desconfía y
chillaba muy lejos del río y muy cerca de nues se arrincona en la bañera. El torero de la jerin
tras vidas. Pero he aquí que un extraño día se ga se aproxima, y es el momento en que la má
hizo el silencio, y aunque ya mi madre me ha quina de devorar todo lo que no sea su propio
bía explicado la extraordinaria causa de esto, cuerpo decide proteger su pellejo, para ello se
quise verificarlo con mis propios ojos, por aque abalanza minotáuricamente contra el mata
llo de “ver para creer”. Entré en casa del último dor, pero este sabe su oficio, de modo que se
vecino que poseía un cerdo escandaloso, y allí aparta en abanico y mientras la bestia se va en
estaba blanco, el hombre del estilete baja su brazo con
velocidad de avispa y le clava la jeringa en el
EL VETERINARIO lomo. Con este disparo todo hubiera seguido
Comencemos, dice. un curso clínicamente previsible. Pero he aquí
Entonces he aquí lo que observo. El veteri que el cerdo se revuelve dando alaridos ensor
nario abre su típica maletita de médico rural, decedores, se restriega contra la pared tratan
Cuando tenía dos años, me caí en un Bodega Aurrerá mientras corría con
un biberón de vidrio por el pasillo de los cereales. Toda la boca me san
graba y mis padres, después de robar una camiseta de la tienda para de
tener la hemorragia, tuvieron que llevarme en brazos al hospital más
cercano, de donde salí con la cicatriz que hasta ahora llevo en el labio.
Una parte de la historia de mi cuerpo quedó marcada en el supermer
cado. Entonces no lo sabía, pero en ese accidente —el primero de mi
vida— ya se estaba forjando mi fascinación por esos espacios.
34
©Studio Ghibli, fotograma de la película Kiki: Entregas a domicilio, 1989
el estado del sistema alimentario y las decisio Comprar en un supermercado es una activi
nes que tomamos en sus pasillos tienen efec dad performática. Entramos en él con una se
tos en varios aspectos de nuestra vida. rie de comportamientos corporales, una ruti
Por las cosas que llevan en sus carritos po na aprendida, un entendimiento del espacio
demos intuir la forma de vida de los demás. que ahora damos por hecho, pero que en su
Cuando ponemos los productos en la banda de momento supuso una revolución. Cuando apa
la caja, exponemos nuestras costumbres ali recieron las primeras tiendas de autoservicio,
menticias, nuestros intereses más íntimos, poder tomar los productos con libertad y sin
nuestra economía y estructura familiar: ¿te ayuda era algo extraño, pues antes se hacía
nemos perro, gato, bebés, pareja? una lista de compra que se entregaba en un
El antropólogo Marc Augé dice que los su mostrador, en el que el encargado colocaba los
permercados son “no lugares”, al igual que los productos que iba seleccionando.
aeropuertos o los hoteles, caracterizados por Annie Ernaux, una de mis escritoras favo
alojar encuentros efímeros y circunstanciales. ritas, narra una visita que hizo en la década
En los no lugares ocurren transacciones poco de 1990 a un supermercado en Eslovaquia, el
significativas que olvidamos muy pronto, dice primero abierto después de la caída del régi
Augé, pero no me convence. Creo, más bien, men comunista. En ese entonces, los clientes
que el supermercado está inmerso en la his estaban en pleno aprendizaje del autoservicio
toria, la economía y la cultura como lo están y sus reglas, deambulaban desconcertados por
un restaurante o un avión. En todo lugar don los pasillos llevando una canasta que les ha
de esté presente la comida hay relaciones so bían impuesto en la entrada. Caminaban con
ciales y se construyen memorias. precaución, se detenían mucho tiempo fren
te a los productos sin tocarlos, eran “cuerpos
PEDAZO DE TOCINO
Rodrigo Círigo
41
LA VEGETARIANA
SELECCIÓN
Han Kang
Traducción de Sunme Yoon
42
Igual que la noche anterior, ignoró mi pre agenda y la cartera en los bolsillos, mi mujer
sencia y siguió tirando los paquetes de carne no se movió de la cocina. Por primera vez en
en la bolsa. La ternera y el cerdo, el pollo tro cinco años de casados, salí hacia mi trabajo sin
ceado y las anguilas marinas, que debían de que me ayudara a prepararme y me acompa
valer como mínimo 200 mil wones; todo fue ñara hasta la puerta.
a parar a la bolsa de la basura. —¡Se ha vuelto loca! ¡Totalmente loca!
—¿Te has vuelto loca? ¿Por qué estás tiran Metí los pies en los zapatos nuevos, que to
do todo esto? davía me iban estrechos, y salí abriendo con
Apartando las bolsas de plástico, me aba fuerza la puerta del apartamento. Al compro
lancé sobre ella y la agarré de la muñeca. No bar que el ascensor estaba en la última plan
me lo esperaba, pero la firmeza de su mano era ta, bajé corriendo los tres pisos por las esca
férrea. Tuve que utilizar la fuerza hasta que se leras. Cuando por fin logré subirme al metro,
me subió el calor a la cara para lograr que sol que justo estaba a punto de salir, me miré en
tara el paquete que sostenía. Masajeándose la el cristal de la oscura ventanilla. Me arreglé el
muñeca derecha enrojecida con la otra mano, pelo, me hice el nudo de la corbata y alisé con
habló con el mismo tono de siempre.
—He tenido un sueño.
Otra vez lo mismo. Me lo dijo mirándome a
los ojos, sin que se le alterara en lo más míni
mo la expresión. Entonces sonó mi móvil.
—¡Mierda!
Empecé a buscar en los bolsillos de la ame
ricana que había dejado sobre el sofá la noche
anterior. En el último bolsillo encontré el mó
vil, que sonaba desaforadamente.
—Lo siento muchísimo. Es que me surgió
un problema en casa… De verdad, lo siento. Me
daré mucha prisa para llegar lo antes posible.
No, no, puedo salir de inmediato. ¡Ahora mis
mo! No, no haga eso. Espéreme que ya voy. De
nuevo le pido mil disculpas. No sé qué decirle…
Colgué y entré corriendo al baño. Me afeité
con tanta prisa que me corté dos veces.
—¿No hay ninguna camisa planchada?
No me respondió. Soltando tacos, revolví la
cesta de la ropa sucia y encontré la camisa que
me había quitado la noche anterior. Afortuna
damente no estaba muy arrugada. Mientras
me colgaba la corbata al cuello como una bu ©Rubén Ojeda Guzmán, La pintura en el mercado,
fanda, me ponía los calcetines y guardaba la de la serie homónima, 2015. Cortesía del artista
DOSSIER 43 LA VEGETARIANA
Eran cientos de enormes y rojos
bultos de carne que colgaban de
unos maderos. De algunos de ellos
caían gotas de sangre todavía fresca.
las manos la arruga de la camisa. Fue enton
ces cuando me acordé de la escalofriante cal
ma que tenía la expresión de mi mujer y tam
bién de su voz dura y seca.
Dos veces me había dicho que todo se de
bía a un sueño que había tenido. Su cara pasó
como una ráfaga contra la oscuridad del túnel,
al otro lado de la ventanilla del metro en mo
vimiento. Era una cara desconocida, como si
la viera por primera vez. Pero no había tiem
po para pensar en su extraño comportamien
to puesto que solo tenía treinta minutos para Maurits van der Valk, Bosque de pinos, 1867-1935.
inventar una excusa que darle al cliente y re
pasar el borrador de la propuesta que iba a pre yo. De pronto el bosque se aclaró y aparecieron
sentarle. Brevemente me dije para mis aden árboles primaverales muy tupidos y verdes. El si-
tros que volvería a casa tan temprano como tio estaba atestado de niños y olía a cosas ricas.
pudiese. Desde que me habían cambiado de Varias familias que estaban de picnic. Era un pa-
sección, hacía meses que no salía del trabajo norama increíblemente luminoso. Corría un ma-
antes de las doce. nantial rumoroso, a su vera había gente sentada
sobre esterillas que comía rollos de arroz envuel-
*** tos en algas. A un lado asaban carne a la parrilla,
Era un bosque oscuro. No había nadie. Tenía la se escuchaba tararear canciones y resonaban las
cara y los brazos arañados por abrirme paso en- risas de alegría.
tre los árboles de hojas puntiagudas. Creo que es- Sin embargo, yo tenía miedo. Todavía llevaba
taba en compañía de otras personas, pero parece mis ropas manchadas de sangre. Me agaché y me
que me perdí. Hacía frío. Crucé un arroyo conge- escondí detrás de un árbol para que nadie me vie-
lado y descubrí un edificio iluminado que parecía ra. Tenía también las manos manchadas de san-
un granero. Entré apartando una cortina de ar- gre. Y la boca. Había comido los pedazos de carne
pillera y los vi. Eran cientos de enormes y rojos caídos en el suelo de ese granero. Me había emba-
bultos de carne que colgaban de unos maderos. durnado las encías y el paladar con la sangre roja
De algunos de ellos caían gotas de sangre todavía de esa blanda carne cruda. Mis ojos, que se refle-
fresca. Me abrí paso apartando los incontables jaban en los charcos de sangre, centelleaban.
trozos de carne, pero la puerta de salida del fondo No pudo ser más vívida la sensación de des-
no aparecía. La ropa blanca que llevaba puesta garrar con mis dientes esa carne cruda. Y mi cara,
se me empapó por completo de sangre. mis ojos… Me había vuelto una desconocida, pero
No sé cómo me escapé de ese lugar. Volví so- no había duda de que era yo. No, al revés. Era un
bre mis pasos corriendo y crucé de nuevo el arro- rostro visto innumerables veces, pero no era mi
DOSSIER 44 LA VEGETARIANA
¿Cómo podía ser tan egoísta? Me quedé mi
rándola fijamente. Ella había bajado los ojos,
pero se veía más serena que nunca. No me es
peraba aquello. No me imaginaba que pudiera
ser tan egoísta y que hiciera lo que le viniera en
gana. No sabía que era tan irracional.
—¿Quieres decir que a partir de ahora no
comeremos carne en esta casa?
—Tú, en general, solo desayunas en casa.
Seguro que comerás carne en la comida y en
la cena. No te morirás por no comer carne por la
mañana —respondió con parsimonia, como si
su decisión fuera lógica y apropiada.
—De acuerdo. En mi caso, vale, pero, ¿y tú?
Rijksmuseum ¿No vas a comer carne de ahora en adelante?
—Ella respondió asintiendo con la cabeza—.
cara. No puedo explicarlo. Conocida y desconoci- ¿Ah, sí? ¿Hasta cuándo?
da a la vez, fue una sensación vívida y extraña, —Hasta cuando sea.
terriblemente extraña. No supe qué más decirle. Sabía, de haberlo
leído y escuchado, que estaba de moda ser ve
*** getariano en estos días. La gente se hacía vege
La cena que había preparado mi mujer con tariana para tener una vida más sana, para
sistía en hojas de lechuga y pasta de soja, una cambiar su metabolismo y dejar de sufrir aler
sopa clara de algas que no tenía carne ni al gias y piel atópica, o simplemente para cuidar
mejas y kimchi. Eso era todo. el medio ambiente. Los monjes budistas que
—¿Pero entonces has tirado toda la carne hacían vida retirada también eran vegetaria
que había en el frigorífico por ese estúpido nos, pero lo eran por una buena causa: evitar
sueño? ¿Cuánto valía lo que tiraste? hacer daño a los seres vivos. ¿A qué venía esa
Me levanté de la mesa y abrí la puerta del extravagancia de mi mujer? Ni que fuera una
congelador. Estaba vacío. Solo había cereales adolescente caprichosa. No necesitaba bajar de
tostados, pimiento rojo en polvo, guindillas peso ni tenía que curarse ninguna enferme
congeladas y una bolsa de ajo picado. dad, pero había cambiado sus hábitos de ali
—Hazme aunque sea un huevo frito. Estoy mentación por una simple pesadilla. ¡Ni que
realmente agotado. Casi ni he almorzado. estuviera poseída por un demonio! ¿Cómo po
—También tiré los huevos. día ser tan tozuda e ignorar de aquella mane
—¿Qué? ra la oposición de su marido?
—Tampoco nos volverán a traer leche.
—¡Joder! ¿Pretendes que yo no coma carne?
—No podía dejar todo eso en el frigorífico. Han Kang, La vegetariana, Rata Books, Barcelona, 2017, pp.
No lo soportaba. 16-22. Se reproduce con autorización.
DOSSIER 45 LA VEGETARIANA
POEMA
46
Pienso en todo lo que quisimos mantener
fuera del tiempo. De nuestra visita
al centro de conservación del lobo gris
recuerdo esa pickup cargada de venados muertos.
¿Te acuerdas? La descubrimos por el olor. Ahí estaban
apilados uno sobre otro y no era claro
dónde terminaba o empezaba un cuerpo, eran
una sola masa de pezuñas, cornamentas,
pelaje ensangrentado y, sobre todo,
moscas. Tal era el hambre de los lobos.
Indiscreta y eterna, de límites desdibujados.
Es eso. El hambre
que se renueva. El mundo
que insiste. Sus bacterias. Mientras tanto
nuestro refrigerador en tu cocina
deshebra el aire con su quejido luctuoso
sigue cantándole a las cosas que guarda adentro:
quédate, quédate así, no cambies nunca.
Les confío todas las plantas que en la tierra engendran semilla, y todos los ár
boles con su fruto y su semilla, ellos les servirán de alimento. A todos los
animales de la tierra, y a todas las aves del cielo y a todos los seres vivien
tes que se arrastran por la tierra, la hierba verde les servirá de alimento. Y
así sucedió.
48
©Grandma Moses, Grandma Moses Goes to the Big City, 1946. Smithsonian American Art Museum
que los vegetales, les servirá de alimento. Yo lo tros lobos y leopardos, osos y leones, áspides
pongo a su disposición. y serpientes vegetarianos. Y, por supuesto, a
nuestro yo vegetariano, perdido largo tiem
Los antiguos creadores de mitos detrás del po atrás.
Génesis entendieron mejor de lo que normal Pero aún no llegamos a ese punto. Y, seamos
mente lo hacemos nosotros que el nuestro no sinceros, nunca volveremos a ese punto. Expli
es un mundo perfecto. Y tampoco sería posi car nuestra esencia imperfecta en este mundo
ble, pensaban, sin una intervención divina tan forma parte de la narrativa religiosa que pasa
cósmica y dramática como la creación original por Adán y Eva, Caín y Abel, Abraham y Moi
de Dios. Las utopías son los sueños de los pro sés, e incluso el paciente Job. También en ello se
fetas y los profetas tienen grandes sueños so sostiene la obra de los profetas hebreos, que
bre lo que Dios, en todo su misterio y majestad, estaban decididos a reformar su mundo bus
hará al final de los tiempos, no sobre lo que la cando sin cesar, incluso sin esperanza, alcan
humanidad, en toda nuestra mansedumbre y zar el Reino de Dios. Y si fuera posible despojar
temor y vergüenza y orgullo, es apenas capaz a nuestras mitologías de todo dogma religio
hoy en día. Según el Génesis, la profecía de so que se les ha adherido a lo largo de los si
Isaías en el siglo VIII a. n. e. refunda un mundo glos y acudir directamente a las enseñanzas
sin sufrimiento. Solo entonces se nos pide de nuestros grandes mitos, las discusiones so
dirigir la mirada a un futuro en el que nues bre nuestra imperfección básica y nuestra im
tros implementos de guerra se volverán herra perfectibilidad esencial podrían aportar mu
mientas agrícolas —“convertirán sus espadas cho para dar forma a una mejor cocina.
en arados”— para que podamos cultivar cada En lo tocante a nuestra relación con los ani
vez más plantas verdes que alimenten a nues males, cabe recordar que el manejo de su su
Jennie Cell, Butchering Day, ca. 1955. ©Smithsonian American Art Museum
con Jonathan Safran Foer— llevan una vida convivimos porque ellas “quieren” que lo ha
horrible y mueren de manera espantosa. gamos. Sin embargo, la mayoría de los come
Cuando vemos frente a frente a muchos de dores se siguen visualizando como el centro
los animales que comemos, parece imposible del mundo.
no preguntarnos una y otra vez: ¿Quiénes nos En gran parte de su obra, Pollan explica que
creemos que somos? Después de que en mi cla malinterpretamos nuestra relación con los ani
se leímos a Coetzee, muchos estudiantes es males que comemos en gran medida por culpa
tuvieron de acuerdo en que no importa quié de René Descartes, el padre de la filosofía mo
nes nos creamos que somos: lo que debemos derna, que ve a los animales como autómatas
ser es vegetarianos. El que no todos lo seamos sin conciencia ni alma, muy alejados del ser
no dice nada sobre lo justo de la causa, sino úni humano, que conoce su mente. Hoy acepta
camente que la mayoría somos demasiado dé mos comer carne industrial porque seguimos
biles o demasiado apegados a nuestras costum siendo “hijos de Descartes”: no hay operación
bres para dejar de comer animales. Pero ahí es más cartesiana que una granja industrializa
básicamente donde empezamos, un lugar no da. Sin embargo, para Pollan —y espero que
tan distinto de aquel en el que alguna vez viví para nosotros— Descartes debería ser mucho,
como un vegano engreído, al margen de po mucho menos importante en todo esto que
lémicas, alejado del pecado y el dolor del mun Charles Darwin, el padre de la biología evo
do, o eso pensaba. Hoy es un lugar en el que de lutiva. Darwin nos enseñó que los humanos
ninguna manera quisiera terminar. El lugar nos hemos desarrollado junto con los anima
en el que solía vivir en realidad no existe. les, domesticando a ciertas especies, y actual
Desde que se publicó hace una década La mente sus ideas nos hacen ver que a lo largo
botánica del deseo, Michael Pollan nos ha ofre
cido una forma de salir del Edén que tiene la 1
Del italiano concetto, en el sentido de metáfora hiperbólica.
ventaja adicional de proporcionar una cura [N. de la T.]
54
sa en el agua en la proximidad de las huevas,
mientras que las ostras del oeste se cobijan en
cámaras de crianza especiales de la concha ma
ternal, inseminadas y seguras, hasta que tie
nen dos o tres semanas. Se diría que las del este
son más audaces.
Nuestra ostrita nace en el agua. Al principio,
entre cinco y diez horas después de que este y
por lo menos cien mil huevos más de la madre
hayan sido fertilizados por el potente y desco
nocido señor, el retoño será una mera larva.
Es pequeña, pero nada a sus anchas… Y con
la misma libertad nadará durante unas dos
semanas hacia donde la lleven las mareas y Ostras, caracol, pichinas, del álbum Lombardo,
sus peculiares caprichos. En Estados Unidos 1560-1585. Rijksmuseum
la llaman spat.
Sentimentalmente al menos, es de esperar haven, ha encontrado una superficie agrada
se que la joven ostra —nuestra joven ostra— ble y moderadamente salada, batida por ma
se divierta. Estas dos semanas serán el único reas periódicas, donde no habrá suciedad que
sorbo de vagabundeo, de irresponsable holga la contamine ni arena que la asfixie.
zanería, de que disfrute en la vida. E incluso en Allí descansa sujeta con firmeza por el pie
este periodo no será del todo libre, pues es en la izquierdo, que a la inmutable manera de todos
juventud cuando ha de ocuparse de desarrollar los pies de ostras parece haberse convertido en
pies fuertes y una buena provisión de sustan una valva. Se dedica a beber y con gran rapidez
cia viscosa parecida al cemento. Si pensara, desarrolla una envidiable capacidad, tanta que
quizá se preguntaría el porqué. con buen tiempo, cuando la temperatura se
Transcurridas las dos semanas, de pronto mantiene en torno a los veinticinco grados, fá
se adhiere al primer objeto limpio y duro con cilmente puede ingerir algo más de dos litros
el que se encuentre. Las cincuenta millones de en una hora. Se las ingenia mejor que la ma
hermanas suyas que los peces no se hayan co yoría de las criaturas para combinar el traba
mido también podrán topar o no con algo lim jo y el placer, y de esta corriente de agua que
pio y duro; las que no tengan esa suerte mori pasa por sus branquias obtiene las deliciosas
rán. Pero nuestra ostrita es afortunada, y con y minúsculas diatomeas y los peridios que le
el mejor de los ánimos se adosa firmemente sirven de alimento.
a su hogar, con toda probabilidad para siem La casa —hablamos ahora de ostras do
pre. A estas alturas mide una treintésima de mesticadas— es una cesta repleta de conchas
centímetro, sea esto lo que sea… y ya es una viejas, o quizá un poste cubierto de cemento
ostra con todas las de la ley. plantado por un cultivador de ostras astuto.
Puesto que es una ostra del este de Estados También podría ser lo que el gobierno descri
Unidos, digamos de Chincoteague o de Lynn be triunfalmente como “colector de especial
©Daniela Edburg, Muerte por m&m’s, de la serie Drop Dead Gorgeous, 2001-2006.
Cortesía de la artista
67
Grita “¡Aj! ¡Aj! ¡Aj!” mientras se sacude las ma Su punto débil es el arroz a la mexicana pin
nos pringosas. La bandeja cae a sus pies, preci tado con mucho jitomate, no puede parar de
samente donde están los pedales, así que tiene comerlo. En ocasiones no se sirve arroz en la
que orillarse. Está furioso. Justo en ese momen mesa durante una semana para que ella recu
to pasa por la banqueta un señor enorme con pere su peso y el dominio sobre sí misma.
un perrito en correa y mi padre ruge: “¡Miren! En mi casa no hay dulces ni postres. Por eso
¡Un señor que de seguro come en Arby’s!” en las fiestas infantiles me dedico a hacerme
A partir de ese día, los gordos que contamos de un botín. No me interesan ni los magos ni
en la calle son simplemente “arbys”. Un arbys, los juegos, solo la piñata. Escondo mis dulces
dos arbys, tres arbys. en las bolsas de mis shorts y en los calcetines,
Mi madre se sube a la báscula a diario. Sus para que no me los confisquen. Mi ropa que
dos kilos extras son como una ley de la física y da manchada de colores azules y rojos.
vuelven con tanta certeza como la luna llena. En una ocasión la mamá de una amiguita
me sorprende en plena noche con el bote de
Nutella y una cuchara, dentro de su alacena. No
es la primera vez que espero a que las luces se
apaguen y me cuelo al cuartito donde guardan
las galletas y los pastelillos, pero sí la prime
ra que me cachan. Me da vergüenza.
bien y se detiene en su cumpleaños siete. Has dor, y justo entonces me agarran del brazo y
ta abajo del buró hay revistas Playboy y dos me jalan bruscamente.
pistolas. Del lado de mi madre, solo hay libros —Señorita, ¡qué hace!
y pastillas. Quien grita es Vicencia, la muchacha que
Me agarro bien del cancel de aluminio y con ahora me rodea la cintura y me obliga a volver
templo el bosque, con los pies colgando sobre al departamento. No peso, así que me puede
el vacío. Es mediodía, el cielo está encapota manipular. Me doy cuenta de que estuve a pun
do, con una textura aterciopelada. Su color gris to de matarme sin planearlo siquiera, siento de
hace que los árboles brillen con un verde más pronto mucho miedo.
potente. A una distancia de quizá treinta me Pienso en ese momento a menudo. Cuan
tros hacia abajo, se extiende el jardín del edi do estoy desesperada, llena del deseo de mo
ficio. El pasto luce un verde aceitoso. Los co rir, recuerdo la ventana del cuarto de mis pa
lumpios, donde hasta hace poco aún jugaba, dres que abre hacia el bosque. Sé que para
están recién pintados de rojo, uno muy vivo. suicidarme necesito un ya no estar ahí des
Siento la poderosa atracción del espacio, las an de antes, y no la desesperación violenta que
sias de tocar los colores y con solo tender mi me hace ansiar la muerte pero que en reali
cuerpo siento ya que me acerco a los colum dad me amarra a la vida.
pios de metal, imagino que el impacto duele,
pero que es al mismo tiempo delicioso, libera Este fragmento forma parte de una novela en curso. [N. de la A.]
LA MERIENDA
Andrea Cote
74
sin prodigio
y solo para que tú supieras,
María,
que Dios está en todas partes
y también en tu plato de cebollas,
aunque te haga llorar.
DOSSIER 75 LA MERIENDA
EL “AGUA PRECIOSA”
DE LOS PLATILLOS RITUALES
Elena Mazzetto
C uando Hernán Cortés y sus tropas arribaron por primera vez al re
cinto ceremonial de la capital insular de los mexicas, Tenochtitlan,
tuvieron la oportunidad de visitar los templos que coronaban el impo
nente Templo Mayor: un espacio normalmente reservado a los minis
tros de culto y al tlatoani. Una narración vivaz de este acontecimiento
se halla en los escritos de los conquistadores, donde los cronistas des
criben las efigies de los dioses alojadas en este espacio. De entre todos,
un pasaje particularmente sugerente se encuentra en la obra de An
drés de Tapia:
Aquí estaba el ídolo principal de toda la tierra, que era hecho de todo género
de semillas, cuantas se podían haber, y estas molidas y amasadas con san
gre de niños y niñas vírgenes, a los cuales mataban abriéndolos por los
pechos y sacándoles el corazón y por allí la sangre; y con ella y las semillas
hacían cantidad de masa más gruesa que un hombre y tan alta, y con sus ce
remonias metían por la masa muchas joyas de oro de las que ellos en sus
fiestas acostumbraban a traer cuando se ponían muy de fiesta; y ataban esta
masa con mantas muy delgadas y hacían de esta manera un bulto [...].1
1
Andrés de Tapia, “Relación de algunas cosas de las que acaecieron al muy ilustre señor Don Hernando
Cortés, Marqués del Valle, desde que se determinó ir a descubrir tierra en la tierra firme del mar oceano”,
en La conquista de Tenochtitlan, G. Vázquez Chamorro (ed.), Historia 16, Madrid, 2002, pp. 59-118.
77
El “bulto” descrito por Andrés de Tapia era la alusión al sacrificio de niños y niñas vírge
una efigie comestible de Huitzilopochtli con nes, cuya sangre era amasada con las semillas
cebida como ixiptla, es decir, receptáculo y per para elaborar el bulto, es el pasaje más proble
sonificación del dios tutelar mexica. La men mático de la descripción.
ción sobre su composición con “todo género de
semillas” probablemente deba considerarse ¿LOS ANTIGUOS NAHUAS
como interpretación imprecisa del cronista es CONSUMÍAN SANGRE HUMANA?
pañol, pues únicamente las semillas de ama El culto a los ixiptla, elaborados con amaranto
ranto, y en ocasiones los granos de maíz tos y maíz tostado, se describe con detalle en las
tados, constituían las dos plantas utilizadas fuentes documentales del siglo XVI. A lo largo
para dar vida a los dioses comestibles. Estos de las veintenas —es decir, los dieciocho perio
eran sucesivamente consumidos por grupos dos de veinte días que conformaban el calenda
específicos de personas o eran repartidos en rio solar— diferentes efigies eran elaboradas
tre todos los habitantes de la ciudad, depen de esta forma, siendo celebradas y sucesiva
diendo de la fuente interrogada. Ahora bien, mente “sacrificadas”, para lo cual les extraían
el corazón y les cercenaban la cabeza; después
eran consumidas.
Bernardino de Sahagún y Diego Durán dan
las descripciones más detalladas. El primero
redactó sus obras con testimonios proporcio
nados por colaboradores nahuas, mientras que
el segundo se apoyó tanto en información pic
tográfica (códices), como en la tradición oral de
nativos y españoles. De acuerdo con ambos re
ligiosos, la masa (a la que llamaban tzoalli) era
obtenida mezclando únicamente semillas de
amaranto y miel negra de los magueyes, o agre
gando también maíz tostado. Su consistencia
pegajosa favorecía el moldeado de siluetas com
plejas que iban desde la creación de pequeños
cerros (encarnación de los dioses de las mon
tañas conocidos como Tepictoton), hasta figu
ras antropomorfas más imponentes, como en
el caso de Huitzilopochtli, cuya figura era ama
sada en armazón de ramas de mezquite.
Es de notar que ninguno de los evangeliza
dores menciona la elaboración del tzoalli con
sangre humana, sino exclusivamente con miel;
©Mariana Castillo Deball, Xipe Totec, Art Institute of Chicago I,
2018. Fotografía de Documentation art, 2019. Cortesía de la
y que, en cambio, en las crónicas de los con
artista y Kurimanzutto quistadores es frecuente que la sangre apa
84
La gastronomía concebida como arte debe miento posible de los mejores alimentos —pero
ser como los sueños: cada noche irrepetible y, creo que todo se debe a que el fantasma Bulli
cada mañana, un recuerdo tan difuso como todavía atemoriza y opaca a cualquiera—.
placentero. Pre-revolución Bulli, los grandes banquetes
En los últimos veinticinco años la gastrono renacentistas —tales como los auspiciados en
mía ha cambiado como pocas veces en la his el siglo XVII por el famoso François Vatel— se
toria. La revolución Bulli —el restorán español guramente fueron lo más cercano que estuvi
comandado por Ferran Adrià que fue por mu mos de concebir la gastronomía como un arte.
cho el mejor del mundo durante más de una Sin olvidar que estos consistían en una verda
década— renovó casi todas las técnicas de pre dera demostración de poder con todo lo que eso
paración y las formas de presentar y pensar lo implica: el trabajo esclavo de decenas de per
que podía llegar a ser un plato —o algo que se sonas, la escasez de alimentos para miles y la
engulla—; pero sobre todo cambió La Idea. La abundancia irrisoria para unas pocas. Pero la
Idea de la gastronomía mundial y su lugar en concepción de aquellos pocos que podían era ge
cada sociedad: en la pos-revolución, los chefs nerar una experiencia excepcional que con el
se transformaron en celebridades y los coci tiempo se fue diluyendo en pos de la democra
neros aficionados en expertos que deben te cia y la culpa burguesa. Los banquetes irrepeti
ner en sus alacenas —al menos— un frasco bles de unos pocos se transformaron en gran
de humo líquido y un poco de mostaza fran
cesa a la antigua. La revolución estableció los
nuevos cánones que dictan qué debemos co
mer cuando no solo queremos comer. Duran
te esas comidas que únicamente se tratan del
placer pasamos de poder disfrutar como mu
cho de tres o cuatro platos a regodearnos con
decenas. Además, en la pre-revolución sabía
mos rápidamente qué nos habían servido con
solo mirarlo o quizás, olerlo. Hoy aquello que
solía ser evidente ya no lo es.
La revolución Bulli dejó atrás a la nouvelle
cuisine, la olvidó. Entendió que el cambio no
tenía que ver solo con cómo servir, cómo tra
tar o combinar los alimentos, sino con cómo
modificarlos realmente: cocinarlos de formas
nuevas, transformarlos en elementos total
mente distintos, sorprender, pasmar, descon
certar y asombrar; jugar con todos los senti
dos. En los últimos años, luego del cierre del
Bulli en 2011, hubo una cierta vuelta a la nou-
velle cuisine: a la selección y el menor procesa Plato estilo El Bulli. Flickr
tas, platos ajenos. Se encerró en su laboratorio, la gastronomía puede ser arte tanto con una
se aisló, guardó los libros de cocina, olvidó a los salchicha como con un magret de canard. Se tra
grandes chefs franceses, entendió que todo lo ta de decidir y tener la posibilidad de brindar
servido hasta el momento no alcanzaba, y a una experiencia única cada vez y no simple
partir de allí empezó a vislumbrar una nueva mente una gran comida basada en segurida
gastronomía. De eso se trata: escapar de las se des y preceptos arraigados. Arriesgar, inventar,
guridades de la reproducción y la copia, saltar dejar de copiar y reproducir. Por supuesto, tam
a ese desconocido espacio de la creación. Eso poco todo aquello que sea nuevo será arte, pero
es lo que podría hacer de la gastronomía un estará en el camino. Se puede fracasar, apren
arte. El Bulli abría solo seis meses al año. Los der de él, habrá días mejores, pero nunca dos
otros seis Adrià trabajaba para crear la obra iguales.
única de esa temporada. Podríamos decir que Entrar a la cocina a eso de las tres de la tar
en aquella primera noche de cada temporada de, chequear la mise en place, ver qué produc
el arte más excepcional afloraba y luego, to tos del día anterior quedaron sin vender, reci
das las siguientes, era momento de la repro bir el pedido de verduras y de carnes y seguir
ducción más perfecta, de la mejor de las gran la misma larga y tediosa lista de tareas de cada
des comidas. día antes de que sea la hora del servicio: pelar
La gastronomía concebida como arte con el cajón de papas y destallar los 15 kilos de es
siste tal vez en cosechar hongos en las mon pinacas de 3:30 a 4:00, filetear los lenguados
tañas a las seis de la mañana, antes de que la hasta las 4:20, desvenar las dos cajas de lan
escarcha huya del sol. O quizás en conocer el gostinos congelados del Mar Argentino para
nombre y el humor de cada vaca que criemos antes de las 5:00, trozar los lomos en turne
para comer de la forma más exacta. O también dós de 300 gramos en menos de diez minutos,
en generar en un laboratorio el bife mejor mar poner a cocinar los pulpos al vacío a baja tem
molado o la costilla de cordero más artificial. peratura por cuatro horas; pelar, limpiar, her
A su vez, puede consistir en no comer nunca vir, procesar y tamizar las habas hasta obtener
en la vida un foie gras o una trufa, y engullir un puré aterciopelado. Son las 5:30 y la lista
cada noche el pollo más transgénico con las continúa y se repite incansablemente cada día.
Solo en una primera instancia existe en las grandes cocinas eso que
podríamos llamar “arte”: el momento de la creación y el subjetivismo.
hace cuando pierde toda espontaneidad y sub bir pedidos o exigencias fuera de los paráme
jetividad, cuando logra retirarle cualquier ras tros normales, tales como “soy alérgico a los
go personal a la tarea asignada. De eso se tra crustáceos o a la lactosa”, “no como verduras
ta el proceso de producción de la gastronomía, de hoja” o “prefiero no ingerir carnes de ani
de una cadena de montaje perfecta, histérica males con dientes prominentes”, el cocinero se
y acelerada. debe convertir por algunos minutos en artis
O sería un procedimiento científico, donde ta y crear, inventar algo que no tenía planeado,
las premisas deben ser reproducibles de igual preparado y automatizado. A veces, por ahora,
manera cada vez con el fin de alcanzar idénti el arte también surge por accidente, de forma
cos resultados. La exactitud y no la innovación inesperada: Massimo Bottura —el cocinero
es lo que prima, lo que se espera. La constata italiano más halagado— creó uno de sus pla
ción infinita basada en un método inductivo. tos icónicos y más rupturistas cuando a un co
Solo en una primera instancia existe en las cinero de su restorán se le cayó al piso un pos
grandes cocinas eso que podríamos llamar tre que estaba por salir al salón. La tarta de
limón se estrelló contra el suelo y formó una antes de prepararlos por quincuagésima vez.
figura que a Bottura lo inspiró para inventar: Al crear cada vez algo nuevo, único y descono
“Oops, se me cayó la tarta de limón”, plato que cido no se puede estar seguro de su resultado
ahora reproduce hasta el hartazgo. pero sí de su particularidad.
La gastronomía también puede acercarse Si cada comensal comiese algo único sus ex
al arte de la mano de la nueva moda, tan di periencias y sus placeres también lo serían. Se
fundida, basada en elogiar la podredumbre o, requiere, por supuesto, de más elementos e in
lo que es lo mismo, la maduración controlada genio para crear que para reproducir, pero para
de gran cantidad de alimentos: carnes, pesca que una obra sea única no sería esperable o
dos, fermentos, masas, salsas y hasta arroces. esencial que todo lo que la forme lo sea. Si mo
Allí cada bocado adquiere una impronta par dificáramos las posiciones o cantidades de la
ticular concebida por el artista, por su manejo espuma de mozzarella, la esferificación de to
irreproducible de cada producto, donde el tiem mates o el helado de aceite de oliva, o si, por
po es la variable fundamental. Allí el cocinero ejemplo, agregáramos un polvo de albahaca,
juega con los límites, se arriesga y, al arries esa ensalada sería única, sería arte; solo por
garse, por supuesto, también a veces falla. una vez.
Si la gastronomía llegase a ser un arte se La gastronomía como pura creación quizás
concretaría algo totalmente efímero y por tal, sea solo una meta o una mera ilusión, pero sin
su valor sería único, no material. Pero para eso dudas, su futuro se dirige a que cada plato —u
debemos salir del espacio de seguridad en don obra— parezca, aún si no lo es, cada vez más
de la gastronomía parece muy cómoda, ofre singular, inesperado y estimulante. Se trata, de
ciendo platos que sus productores o realizado una vez por todas, de que el reloj gastronómi
res consideran apetecibles, lindos y equilibrados co marque, cada vez más, la hora del arte.
A los trece años iba a una escuela en Bethesda y tenía un amigo mu
sulmán, Afshín, que ayunaba durante el Ramadán. A esa edad no me
sorprendía que un niño practicara el ayuno, y en efecto no tiene nada de
raro, pues más del 25 por ciento de la población mundial, es decir, unos
dos mil millones de personas, observan este periodo de plegaria, buen
comportamiento y ayuno durante abril. Más me hubiera extrañado sa
ber que abril es el noveno mes del año según el Corán. “¿Qué vas a comer
cuando oscurezca y termine el ayuno de hoy?”, le preguntábamos, re
firiéndonos a la caída del sol. Afshín sonreía y respiraba hondo ante la
idea de llegar a casa a disfrutar del iftar (es decir, el fin del ayuno), como
saboreando un aroma. Luego formaba una pequeña bóveda con las ma
nos, un gesto que seguramente para él era universal, y exclamaba: “Ahh,
un buen plato de arroz”.
¿Cómo?, pensé, ¿un plato de arroz? ¿Al lado de qué? Para mí el arroz,
como para muchos de mis compañeros norte y latinoamericanos, casi
siempre acompañaba algo. No se me había ocurrido que podía ocupar
el centro del plato o incluso ser el plato único. El arroz es común en las
cocinas americanas, va con los guisos dulzones del Caribe y es impo
Dioses, rishis y demonios en la fiesta del nacimiento de Rama, de Ramayana, ca. 1810
(detalle). The Cleveland Museum of Art
91
Originaria de China [...] la siembra
de arroz emprendió un viaje hacia
Occidente hace unos ocho mil años. parte esencial de ella. Comer es una de los po
cas actividades humanas que a la vez son na
sible imaginarse un plátano frito o frijoles sin turales y aprendidas, personales y comunita
un poco de arroz al lado. Los guisos picantes rias, y de las que además se puede hablar en,
de los mexicanos y de mi familia andina se digamos, la sobremesa.1
acompañaban siempre con arroz, en México Para terminar con la década de 1980, que
además con tortilla y en Bolivia con papa y fue cuando en Occidente se empezó a utilizar
chuño. Pero para gran parte del mundo, el arroz el término globalización, quiero comentar un
es un platillo completo, ya sean mendigos de ejemplo que se sale del tema de la comida pero
Delhi o jeques de Dubai. ilustra la ubicuidad del racismo. Un anuncio
de la época, de la campaña United Colors of
Para mí, la idea de desplazar un ingrediente Benetton, mostraba una foto supuestamente
del centro a un lado del plato me hace pensar multicultural con un chico rubio de ojos azu
en los mapas con los que crecimos durante casi les, otro castaño de ojos verdes, una mujer pe
todo el periodo escolar. Es raro encontrarlos lirroja, un niño africano y una muchacha de
pero hay algunos que no ponen a Europa en el ojos rasgados. El mundo visto desde la mirada
centro, porque los mapas que usamos para or de los europeos, en la que un poco de diversi
denar —y comunicar— el mundo son solo eso: dad étnica adereza un menú mayoritariamen
representaciones. Lo cual no impide que a ve te blanco. Si de verdad se buscara representar
ces hablemos de Occidente como protagonis a la población mundial, dos de cada tres perso
ta del principio y fin de la Historia. Solemos nas en la campaña deberían ser asiáticas.
pensar, incluso sin darnos cuenta, que todos Desde Occidente es fácil pensar que el trigo,
los que se alejan de nuestra idea memorizada y la base del pan y con ello de nuestra historia, es
mediatizada de un “común denominador” son el grano más abundante. Pero eso solo muestra
extranjeros, periferia. Para seguir con las ma otra cara de la predisposición al eurocentris
terias del colegio, en astronomía aprendimos mo, en el que también estamos sumergidos los
que el universo no tiene norte ni sur, pero que mexicanos sin ser siquiera parte legítima del
durante siglos se pensó que sí tenía centro y club. El trigo aporta poco más del 15 por cien
por supuesto que este era la Tierra. to de las calorías del mundo; nuestro adorado
Afshín, que por cierto era afgano, me en maíz tan solo el 5 por ciento. No es que este úl
señó otras cosas, como el martirio del Ayato timo se siembre menos, pero una parte muy
lá Jomeini —esto en pleno gobierno de Ro importante de esta producción se usa para ge
nald Reagan— y también me regaló un casete nerar combustible (etanol) y otro tanto se des
de Bronski Beat. Pero lo más importante que tina a engordar vacas.2
aprendí de él fue esta relativización de las cul El arroz es la comida más común del mun
turas por parte del discurso hegemónico de Oc do. Claro, puede acompañarse de frutos, vege
cidente, y qué mejor que haberlo hecho a través
de uno de mis temas favoritos: la comida. Todo 1
“El deleite oscila entre Dios, el paladar y el sexo”,
admite Byung-Chul Han en su libro Buen entretenimiento.
lo que hay entre ciencia y experiencia indivi 2
Una porción menor se transforma en fructosa
dual es cultura, y la comida y su discurso son y comida chatarra.
nación de origen.3 Los arroces Morelos A-08 y personas indígenas arrastradas hacia el emporio genético
industrial de los países del norte. Baste recordar que el 90
por ciento de la biodiversidad está en tierras indígenas y el 97 por
3
Sobre las patentes, valga mencionar que los miembros de las ciento de las ganancias de alimentos en países industrializados.
comunidades o jibwe de los Grandes Lagos en EE. UU. plantan arroz Como es de esperarse, Monsanto, la famosa empresa de
hace siglos, pero la empresa Nor-Cal mantiene una patente por el insecticidas, ha creado cepas estériles que, de combinarse
“wild rice”, arroz salvaje. Por ello, hay marcas de arroz industrial con el arroz indígena, pueden llegar a eliminarlo por completo.
Montsiá español, donde se encuentra la des En Kioto visité una casa productora de sake
embocadura del Ebro al Mediterráneo en el tradicional, donde me informaron que además
Delta de l’Ebre cerca del pueblo San Carles de de la calidad del arroz, la pureza del agua de la
la Rápita, Tarragona, se da el mejor arroz de la ciudad, que proviene de las montañas, es lo que
Península. El río es rico en nutrientes y con produce una bebida más fina. La horchata me
tiene angulas que se venden a unos 800 euros xicana lleva arroz en vez de chufa y es extraor
el kilo. Hay, como en el caso de México, patos dinariamente refrescante. Con su harina se
que migran a comer el grano. Algunos de ellos hace todo tipo de pasteles. También produce
caen en cacería regulada y otros terminan con un sonido relajante al contacto con el viento,
fitados para acompañar arroces a la banda (con de modo que en lugares como Bali se puede
fumet), caldosos (normalmente incluyen ma tomar un masaje con un fondo de terrazas de
riscos como galeras, espardenyas —alparga arroz acariciadas por la brisa del mar.
ta en catalán— y langostinos), y paellas (más No pretendo afirmar ahora que el centro de
al sur, hacia la comunidad valenciana). la Tierra sea Asia, pues no hay que ser astró
Otra lección del arroz es que es versátil, pues nomo para saber que el concepto es ridículo.
también se puede beber, como el masato colom Hace algunos años escuché a un comentaris
biano, el shaoxing chino, el makgeolli y el soju co ta argentino de futbol decir que “México está
reanos; y, por supuesto, el sake japonés, cuyo lejísimos”. Me causó mucha risa, pues ilustra
arroz lleva el nombre sakamai. El sakamai es perfectamente lo que es creerse el centro del
rico en proteína y grasa, y por ello debe pulirse mundo, ya sea literalmente o por aproximación
un 40 por ciento del grano para dejar primor aspiracional. Para volver a la discriminación,
dialmente el almidón, que es lo que se convier hay gente que cree que Polanco es el centro de
te en alcohol en un proceso de fermentación la Ciudad de México. Afortunadamente no, y
más cercano al de la cerveza que al del vino. el arroz está aquí para recordárnoslo.
Esta receta forma parte de Lo crudo, lo cocido y lo finamente picado: Sabores y Sinsabores de
las mujeres en prisión. Este proyecto fue desarrollado en 2019 por las internas del CEFERESO
de Santa Martha Acatitla en colaboración con el proyecto Mujeres en Espiral. Sistema de
justicia, perspectiva de género y pedagogías en resistencia de la UNAM.
96
Para: las de la estancia, 10 personas
Tiempo de cocción: 8 hrs
Tiempo de reposo: 11 hrs previo a cocción
Costo: $87
Complejidad: alta
FRIJOLES
Esta receta, que parece ser muy sencilla, aquí en SMA te puede llevar más de
medio día y el costo es muy elevado, en comparación que si lo hiciéramos en
casa. Se necesita una sarteneta eléctrica para su elaboración; y si se va la luz
ya no se pueden seguir cociendo los frijoles y ya no como. No contamos con agua
potable y tenemos que comprar un garrafón de 19L (lo compramos 2 veces a la
semana, $27 cada uno). A la recaudería vamos por una cebolla, con un costo de
$12, una cabeza de ajo que cuesta $10, una rama de epazote $3, sal $5 y un kilo
de frijoles con un costo de $30.
Dificultad: Que a mi visita le permitan ingresar el frijol, ya que tiene que dar
una cooperación para que no le pongan “peros”, $20 mínimo —o depende de
las cosas que traiga la visita—.
Ingredientes Utensilios
• frijoles 1kg • sarteneta
• cebolla 1/4 • cuchillo canero (tapa de una lata de
• ajo 1 cabeza atún. El atún está prohibido que entre
• sal 1 cucharada por visita, lo venden aquí en la tienda).
• agua 19 L aprox.
Preparación
• Se remojan los frijoles una noche antes; como cuando vas a audiencia, tam
bién te preparas un día antes.
• Se hierven muchas horas; como nuestro proceso que tarda mucho tiempo,
aún más cuando te difieren las audiencias. Es agotador y estresante.
97
POEMA
ÁNDEME YO CALIENTE
Luis de Góngora
Ándeme yo caliente
y ríase la gente.
98
ARTE
PARA COMERTE MEJOR:
EL ARTE DE ROSALÍA BANET
Javier Díaz-Guardiola
Selección del texto homónimo para el catálogo de la exposición de Rosalía Banet Para comerte
mejor (Hospital de Denia, Alicante, 2011). Todas las imágenes son cortesía de la artista.
100
The Empire of the Stomach, 2019. Acrílico sobre papel
110
tino; hay otro sobre el mito de la caverna ciente de que no puede ser un periodista
de Platón, que tiene lugar en el parking de gonzo Trebor Escargot (el protagonista) se
unos grandes almacenes y donde el filó- autodefine como periodista punk, crean-
sofo muere, con lo cual nunca llega a fun- do —dentro de la novela y como parte del
dar el conocimiento griego; otro sobre la juego— una etiqueta nueva: el Punk Jour-
fábula de la cigarra y la hormiga; otro so- nalism. La diferencia es que el periodismo
bre cómo, dentro de aquellos molinos de punk utiliza la ficción como uno más de
viento, efectivamente acechaban los gi- sus ingredientes, aunque no para falsear
gantes con los que se enfrentó don Qui- la realidad, sino como otra estrategia para
jote, y otro protagonizado por Trebor contarla.
Escargot, un periodista macarra que aca-
baría protagonizando mi siguiente nove- ¿De qué manera concibes la literatura fantás-
la, El Dorado (2008). tica, en función de “Las asombrosas aventuras
del Asesino Cósmico” en la novela Asesino
¿Cuál es el origen de tu reflexión acerca del perio- Cósmico (2011), con la fecha futurista y el lugar
dismo a través del Punk Journalism y Trebor inexistente: Isla Meteca, martes 20 de febrero
Escargot en El Dorado? de 2035?
Los sonetos es mi único libro de poesía. No ¿Qué te condujo a reunir tus crónicas en La Rea-
he vuelto a hacerlo. Está escrito como una lidad. Crónicas canallas (2016)?
forma de extremar, de forma lúdica, una es-
critura narrativa que se abandona a cier- Fue Jorge Carrión, escritor, colega desde
tos juegos retóricos. Ana Santos, editora hace décadas y, por aquella época, editor
de El Gaviero, y a quien tuve la suerte de de una colección de no ficción. La idea fue
conocer —murió muy joven hace unos suya. Sabía que yo había escrito un mon-
tón de crónicas para diversas revistas y me mientos de activismo y protesta del siglo
propuso seleccionar algunas para publi- XX que proponen la risa, la ironía y la bur-
carlas en un libro junto con un texto inédi- la como armas de guerrilla, con identida-
to, de cuya existencia él también sabía des inventadas para aunar la acción co-
aunque no había leído: el diario que llevé lectiva —como Karen Eliot, como Luther
cuando, a los veinte años, visité la selva Blisset—, y colectivos como la Oficina de
Lacandona fascinado por el movimiento Medidas Insólitas, Ariadna Pi, Class War,
zapatista. The Yes Men, El Comité Invisible, la Fiam-
brera Obrera, los Provo, los Yippies, los Ne-
En Nadia (2018) escribiste sobre tu percepción oístas… Nadia Europa, la protagonista, sería
de Europa: “¿De qué va esto de amada Europa y una más de estas identidades colectivas
amada mía que tanto repite?” ¿Qué opinas de —en este caso, inventada para la novela—.
tu cavilación sobre Europa —y la protagonista Los prejuicios que cristalizan con aquella
Nadia Europa— tras la escritura de la novela? frenología y criminología positivista si-
guen vigentes en la Europa del siglo XXI.
Con Nadia volví a proponerme, como con Aquello contra lo que luchaban todos esos
Y el cielo era una bestia, jugar con temas dis- colectivos de acción directa, también. Son
parejos. Esta vez fueron cierta medicina y como dos de las muchas caras de Europa,
anatomía del siglo XIX —Franz Joseph Gall por eso el apellido de la protagonista que,
y su frenología, Cesare Lombroso y su cri- en la acción de la novela, cabalga entre los
minología positivista—, y ciertos movi- tres siglos.
114
encarcelados por razones meramente políti- durante el contexto de la guerra civil tras la
cas. Actualmente el Mecanismo para el reco- Revolución Sandinista. En ese momento, los
nocimiento de personas presas políticas en Ni- nicaragüenses que llegaban a Costa Rica eran
caragua contabiliza casi 170 presos políticos, personas mayores de treinta años con baja es-
en un país que registra alrededor de seis mi- colaridad que buscaban mejores oportunida-
llones de habitantes. des laborales para apoyar a sus familias en su
Al inicio de la crisis, en 2018, el gobierno de país de origen. A partir de 2018 el perfil del
Ortega dirigía sus fuerzas contra líderes comu- migrante cambió: la migración comenzó a te-
nitarios, periodistas independientes, miem- ner rostro de mujer joven, estudiante, que no
bros de movimientos sociales y estudiantes tenía planes de vivir permanentemente en el
involucrados en los grupos opositores. Fue así exterior.
como se conformó el nuevo perfil de la migra- La Organización Internacional para las Mi-
ción: jóvenes que salen del país centroameri- graciones (OIM) reporta que en 2020 había más
cano por miedo a perder su vida. Los registros de 700 mil nicaragüenses migrantes alrede-
de la CIDH evidencian que entre abril y diciem- dor del mundo. Para un país pequeño, de 6.6
bre de 2018 al menos 70 mil nicaragüenses millones de habitantes, esto implica que al me-
salieron del país, 50 mil con destino a Costa nos el 10.8 por ciento de su población vive fue-
Rica. ra del territorio nacional.
No obstante, la línea se vuelve más borrosa
con los años y ahora se persigue a toda perso- SADIE Y LAS MUJERES
na que manifieste no estar de acuerdo con las Hoy Sadie Rivas cuenta su historia con tran-
acciones de Ortega y su gabinete. La migración quilidad desde un rincón de la capital costarri-
nicaragüense está en su apogeo. cense, el lugar que la recibió cuando hace casi
Nicaragua y Costa Rica comparten profun- cuatro años su país la expulsó. Pasó de ser una
das relaciones migratorias, rodeadas por cri- estudiante universitaria normal a tener que re-
sis sucesivas. Un estudio del Banco Interame- construir con sus propias manos, en un país
ricano de Desarrollo (BID) rastrea el inicio de que hasta hace poco era desconocido para ella,
movimientos migratorios masivos de nicas una vida que le fue arrebatada. Hoy organiza
hacia el país vecino desde inicios de los años eventos para migrantes emprendedoras en
setenta, primero a causa de un terremoto que Costa Rica y sigue siendo fiel activista para
destruyó Managua y luego por la crisis eco- denunciar las violaciones de derechos huma-
nómica causada por la dictadura somocista.1 nos que ocurren en su país.
El estudio también afirma que los movi- Sadie pensó que iban a ser los meses más
mientos migratorios repuntaron a finales de difíciles de su vida, pero que al cabo de un bre-
los ochenta, con el bloqueo comercial de Es- ve tiempo, cuando Daniel Ortega renunciara
tados Unidos contra el gobierno (también li- al poder, podría regresar a su casa. Conoció
derado en ese momento por Daniel Ortega), a las mujeres con las que ahora construye re-
des para sostenerse, con la idea de que frecuen-
1
Alberto Mora y Marisol Guzmán, “Aspectos de la migración
nicaragüense hacia Costa Rica”, Banco Interamericano de
tar a migrantes nicaragüenses como ella iba
Desarrollo, 2018. Disponible en https://bit.ly/36bamZO a disminuir el “golpe” emocional del regreso.
ron en cuestión de poco tiempo. El futuro apre- zó un punto crítico. El turismo, una de las fuen-
miaba. “Yo pensé que venía por unos meses, tes con mayor oportunidades para ellos, entró
pero han pasado más de tres años y sigo aquí, en la temporada cero: cero ingresos, cero clien-
intentando hacer mi vida”, cuenta Sadie. tes y cero visitas. Los trabajadores de este sec-
Los nicaragüenses que llegaron a Costa Rica tor fueron los primeros despedidos de sus em-
entre 2018 y 2019 por razones políticas se au- pleos, muchos se quedaron sin ningún tipo de
tocalifican como “la primera camada de refu- ingreso.
giados”. El grupo de estudiantes con los que Además, Costa Rica congeló todos los pro-
Sadie llegó a Costa Rica, por ejemplo, no inició cesos legales migratorios en el país, dejando a
su proceso migratorio de solicitud de refugio miles de nicas con trámites en el limbo. Sadie
sino seis meses después de entrar irregular- entre ellas. Esa fue la razón por la que comen-
mente al país. zó a hacer trueques con las mujeres migran-
tes que hasta hace pocos meses eran solo ami-
EL UNIVERSO SE HACE
DE LA VISTA GORDA
Javier Santaolalla
118
Parece curioso que ni el universo
respete sus propias reglas. Se las
Ley de conservación de la energía. Pero, ¿y si
salta allá donde le interesa.
dijera que el universo, cuando le interesa, se sal-
ta la ley “haciéndose de la vista gorda” para crear das que son más interesantes aún para nues-
nuevas partículas? El universo también tiene tro caso: la energía y el tiempo.
una chistera y de allí también saca conejos. En virtud de este principio, energía y tiem-
Miremos primero cómo lo hace el mago de po tendrán un valor para una partícula, pero
los espectáculos. Su sombrero tiene dos fondos, su indeterminación, su desconocimiento, no
uno que es el que se ve, y otro que es el doble puede ser nula a la vez, y además están conec-
fondo, escondido. Primero muestra el sombre- tados: cuanto más pequeño es uno, más pe-
ro vacío. Luego saca el conejo del doble fondo, queño tendrá que ser el otro. Es decir, energía
lo enseña y acaba el truco. La clave está en ese y tiempo tienen cierta libertad, dentro de los
doble fondo. límites de este principio, para “bailar” en tor-
La chistera del universo es el vacío. Hablo del no a sus valores centrales, los valores “reales”.
vacío normal, el de toda la vida, ese que hace el Pero esto lo podemos interpretar de otra ma-
charcutero cuando le pides “ponme el jamón nera muy interesante: durante un intervalo de
al vacío que mi hijo se lo lleva a Alemania”. Yo tiempo muy corto, el dado por la indetermina-
lo llamo el vacío charcutero, el cual consiste en ción en el tiempo, y antes de ser observada, la
sacar del espacio toda la materia. Por ejemplo, energía puede ser mayor o menor que el valor
de una habitación habría que sacar sillas, me- que le corresponde; lo permite su indetermi-
sas, el póster de Luis Miguel, el cubo de Rubik, nación. Sí: la energía puede aumentar espon-
todo. Luego habría que sacar el aire también. táneamente de modo que se puede crear ener-
Ahora ya tendríamos el vacío charcutero. Pero gía de la nada. Sin aporte externo. Entonces,
en esta chistera también hay un doble fondo ¿quién dijo que la energía no se crea ni se des-
que permite sacar cosas escondidas, ese es el truye? Porque el universo sí puede hacerlo, gra-
vacío cuántico. ¿Cómo lo hace? Todo es culpa cias al Principio de indeterminación, que nos
del Principio de incertidumbre. permite, por un tiempo suficientemente corto
Este principio nos dice que dos magnitudes y mientras no se observe, saltarnos la ley más
que están conjugadas no se pueden conocer con fundamental del cosmos, la Ley de la conser-
infinita precisión, están indeterminadas. Es vación de energía. Pero, además, recordemos
más, cuanto más sabes de una, menos puedes la famosísima ecuación de Einstein: E=mc2 .
saber de la otra. Como un globo de esos largos Como energía y materia son intercambiables,
que usan los payasos, en los que si aprietas por dos caras de una misma moneda, y como el uni-
un lado se hincha por el otro, y viceversa. Con verso nos permite crear energía, en realidad lo
estas magnitudes ocurre lo mismo. Por ejem- que nos está permitiendo también es… ¡crear
plo, dos cantidades conjugadas son la posición materia!
y la velocidad. Según este principio, yo no pue- Todo esto, ¿no recuerda un poco al “luz ver-
do saber con exactitud dónde está una cosa y de, luz roja” de El juego del calamar? Uno puede
conocer a la vez su velocidad. Cuanto mejor sé hacer todo tipo de monerías en el corto tiempo
su posición, peor voy a conocer su velocidad. que tarda el muñeco ese feo en darse la vuelta.
Pues bien, hay otras dos magnitudes conjuga- En ese momento te paras y sigues las leyes.
121
trasladaba gas argelino a Marruecos, país ri- Hoy no hay sociedad que pueda subsistir
val, para perjudicar así sus intereses. Y hoy, la sin energía; la falta de suministro energético
invasión de Ucrania ha puesto de manifiesto en un país tendría consecuencias devastado-
la vulnerabilidad energética de Alemania ante ras: sectores como la industria pesada o el
Rusia. Todos estos acontecimientos, y otros transporte se verían obligados a reducir su
tantos, muestran la importancia de la energía actividad, lo que acabaría perjudicando al co-
en la geopolítica global y viceversa. mercio en su conjunto. Esto conllevaría a su
Pese a ello, por norma general su relevancia vez una subida en los precios de los productos
es algo desconocida. Esta tendencia, por otro de primera necesidad, generando inflación en
lado, resulta razonable, pues no siempre se evi- la economía. Ante la falta de energía, empre-
dencia la relación entre acontecimientos a es- sas de mayor y menor tamaño, y los propios
cala nacional o incluso a nivel cotidiano (como ciudadanos, se verían obligados a racionar su
una subida de precios en la luz o en los bienes consumo, lo que reduciría la actividad económi-
de consumo diario) con acontecimientos de ca y el bienestar común. Además, a ello habría
magnitud internacional (como puede ser un que sumarle un mayor gasto público para hacer
conflicto entre dos países, un acuerdo comer- frente a las compras de combustibles en el mer-
cial o una guerra). cado o quizá incluso a subsidios a la energía.
SECUNDARIOS
GARRINCHA:
LA IMAGINACIÓN
COMO PRÓTESIS
Adrián Román
PRIMER TIEMPO
Mané Garrincha y Pelé fueron invencibles mientras ju-
garon juntos. Dos veces levantaron la copa del mundo.
Son la mejor dupla que ha jugado con la verdeamarela.
Juntos disputaron cuarenta partidos, empataron solo
cuatro, el resto fueron victorias.
Pelé y Garrincha parecen opuestos. Sus destinos se bi-
furcaron hacia rumbos completamente distintos; ambos
provenían de la pobreza extrema y estaban dotados de
habilidades extraordinarias para manejar la pelota. Uno
llevaba el mote de O’ rei, al otro le apodaban el reyezuelo
y murió en un hospital para enfermos mentales doble-
gado por su dipsomanía. João Carvalhais fue el primer
psicólogo de la selección brasileña y calificó a Garrincha
con un coeficiente intelectual bajo, incapacitado men-
talmente, y dijo que tenía una botella de alcohol en lu-
gar de cerebro.
La primera gran hazaña de la dupla Pelé-Garrincha
ocurrió en el Mundial de 1958. Luego de empatar a cero
contra Inglaterra, los brasileños corrían el riesgo de que-
dar fuera del torneo. Los soviéticos habían conseguido
una disciplina y un perfeccionamiento en el juego bauti-
zados como “futbol científico”.
El temor de enfrentar a los rusos era tal que desde
una noche antes del encuentro abundaban ofrendas de
macumba en las calles brasileñas. Pelé y Mané Garrincha
arrancaron como titulares en su debut mundialista. Edson
125
Arantes con 17 años, Manoel Francisco dos Fue adicto al tabaco desde los diez años, a
Santos con 24. Garrincha llevaba en el dorsal las mujeres toda la vida y al alcohol desde los
el número 11, Pelé el 10. catorce. El espíritu del aguardiente le sobaba
Los primeros tres minutos del encuentro las piernas. El humo le contaba sus secretos.
son puro virtuosismo. Garrincha se convierte “Aprovechar la adversidad” parece su lema, su
en una amenaza escurridiza desde el primer mantra. Tuvo trece hijos con distintas mujeres,
balón que toca. Nada de lo que los rusos espe- solo uno con el amor de su vida.
raban. Lev Yashin, el mejor portero del mun- Manoel Francisco Dos Santos inventó otra
do, tiene el rostro desencajado ante el bom- posibilidad de ser humano, fue una especie
bardeo brasileño. Con pura magia, un menor de ciborg que usaba la imaginación como
de edad y un hombre que había padecido po- prótesis, la creatividad para cubrir lo que no
liomielitis provocan que la Máquina Soviética le permitía hacer el cuerpo con el que nació.
luzca destartalada. Brasil gana 3-0, llega has- ¿Quién lo habrá ensamblado?
ta la final y la conquista. Mané puede interpretar el samsara y aco-
modarlo a su modo. Deforma el balón, el cuer-
MEDIO TIEMPO po y la cancha con su mente. Garrincha lo es
Garrincha no existe. Se trata de una invención todo; la carencia y los excesos, el sabio y la ne-
del sincretismo religioso, un santo urbano como cedad, el loco y la locura, la inspiración y la pe-
el leproso San Lázaro o la Santa Muerte. Es una lota. Garrincha es pesadilla de los defensas y los
leyenda creada para que los teporochos y los de- bien portados, ángel pornográfico, obrero en
formes tengan un representante en el futbol, un una fábrica de hilos, indigente, holograma, uno
santo venerado por los pobres que se encarga de de los 32 hijos que se presume que tuvo su pa-
cuidar a los niños prodigio de las favelas, como dre. Garrincha, monstruo de 2 mil 222 piernas
Romário, Rivaldo, Ronaldinho o Neymar. que mueve al mismo tiempo para esconder
Garrincha es el ave que se muestra indefen- la pelota y luego hacerla aparecer unos me-
sa y al atraparla nada encuentras, más que el tros más allá, alegría del pueblo, desgracia
rastro de su risa. Nació en 1933 en Pau Grande, individual, césped bendecido con chorros de
hacía mandados de niño y casi cualquier cham- cachaza.
bita para comprarse una pelota. Para driblar hay
que saber mentir con el cuerpo. Garrincha supo SEGUNDO TIEMPO
extraer fantasía de su larga lista de defectos fí- “Vivimos entre el dolor y el deseo hasta el fi-
sicos: rodillas torcidas hacia adentro (al menos nal,” dijo una vez ella, Elza Soares, con su voz
60 grados), columna vertebral en “s” y la pier- forjada en lumbre y aguardiente. Sus palabras
na derecha seis centímetros más corta que provenían del fondo de un tambo lleno de re-
la izquierda. cuerdos, venían de una noche bien vieja, y en
TIEMPO EXTRA
Pelé sufre una lesión en el segundo partido y
sus tacos no pisan más el césped durante todo
el torneo. Walter Winterbottom, técnico britá-
nico, blinda el costado donde atacará Mané.
Ray Wilson es el encargado de marcarlo, reci-
be ayuda de Bobby Charlton, Ronald Flowers
y Maurice Norman.
El primero en enfrentar a Garrincha es un
perro. Un perro negro y callejero que se coló a
la cancha para interrumpir el juego. Mané
intenta atraparlo. El perro lo finta hacia la iz- Imagen de portada de El Gráfico, Buenos Aires, 1962
MUNDOS
EN EL LUGAR DEL
HOMICIDA: UNA ESQUINA
DE NUEVA ORLEANS
Luis Madrigal
129
bamos que ahí podíamos rematar la visita con respuestas eran verdaderas. Muchas gracias
algo de jazz en vivo. La música no empezaba por venir, dijo Tim. Significa mucho para la ciu-
sino hasta la noche, pero tenían cerveza, afue- dad que ustedes vengan y gasten su dinero
ra hacía calor, y había algo en el lugar, al mismo aquí. Muchas gracias, dijo de nuevo, y se tocó
tiempo acogedor y vacío, que nos hizo quedar- el corazón. Ya van a ver que Nueva Orleans
nos. Nos sentamos en la barra y fue ahí donde no se parece nada al resto de Estados Unidos,
Tim, cerveza en mano, dijo algo sobre el par- apuntó antes de darle un trago a su cerveza.
tido de los Santos. El que más vocabulario Me parecieron algo forzados el gesto cardiaco
NFL tenía entre nosotros estableció el primer y el cliché, pero no dije nada y levanté al aire
contacto. mi propia botella.
Cuando terminó el juego, la plática giró ha- Mi abuelo, siguió Tim, era un gerente im-
cia el tema inevitable: de dónde éramos, qué portante de General Motors. Vaya, dijo uno de
hacíamos en Nueva Orleans. Uno de nosotros nosotros. Mi mamá nació en Perú, por su tra-
dijo que quería conocer plantaciones y panta- bajo, y vivió también con él en México, en la
nos. Otro dijo que estaba ahí por los amigos. Ciudad de México. Qué curioso, dijo otro de
El último dijo que no estaba de visita, que ahí nosotros. Siempre me dijeron que era peligro-
vivía, que recién se había mudado. Todas las so, ellos iban con guardaespaldas a todos lados.
Lee Harvey Oswald es arrestado en el Teatro Texas, 1963. History Matters Archive
134 CRÍTICA
el fallecimiento de la matriarca familiar embarca en una visita al cam-
po de exterminio de Auschwitz. Ahí, entre turistas sacándose selfies y
guías haciendo un esfuerzo por narrar lo inenarrable, salen a relucir los
delicados hilos —que no por ello menos fuertes— que sostienen y dan
forma a su relación.
A los lectores, la autora nos brinda un par de puntos de vista. Por
un lado vemos todo a través de Jean, el hermano de en medio, atrapa-
do entre Serge, un hermano mayor desconsiderado, controlador y ob-
sesionado con la numerología, y Nana, una hermana menor casada con
un insulso señor español con el cual ha formado una familia cuyo al-
truismo forzado es irritante y, al mismo tiempo, conmovedor. Su rela-
to, un tanto fracturado, salta en el tiempo entre lo que acaba de suceder
o está sucediendo y los episodios del pasado que ponen el presente en
perspectiva, como ese en el que su padre, sentado en el WC, ponía a sus
hijos varones a estudiar las partidas de ajedrez que en el futuro mar-
carían el pedregoso territorio de su relación.
Al otro lado del espectro de esta memoria tan íntima está la me-
moria histórica, esa bolsa llena de prejuicios, rencores y expectativas
que los padres les entregan a sus hijos sin pensarlo demasiado. ¿Es po-
sible recordar cosas que no vivimos, pero que se quedaron tan marca-
das en nuestra historia familiar que, si nos descuidamos, pueden lle-
gar a definir nuestra identidad? ¿Cuáles son los mandatos que dichos
episodios imponen y qué papel juega el silencio en nuestra manera de
afrontar esos grandes temas?
Confiesa Jean:
CRÍTICA 135
Auschwitz, 2018
136 CRÍTICA
HUACO RETRATO
GABRIELA WIENER
CRÍTICA 137
a una criatura extraordinaria llamada Qué locura enamorarme yo de ti.
Evisceración monólogo. Catarsis de celos y amor y sexo y partos y una
cama gigante para ti, para Jaime, para Roci, para Coco, para Amaru.
Cuántas cosas son capaces de sostener esas manitos tan pequeñas
que tienes, palomitas tierreras, bomboncitos rellenos.
Se murieron tu padre y el mío. Gente entró y salió de nuestras vidas.
La familia se encogió y creció, como un pulmón turbio que le echa ganas.
Nos volvimos grandes, pata, y a la vez pequeñas: eso que pasa cuan-
do te haces mayor.
Ya eras la escritora gigantesca y la amiga favorita de mi pequeño
Melusina, universo cuando me regalaste Huaco retrato en el cumpleaños de Roci.
Tenerife, 2008 Empiezas con una cita de Heinrich Böll: “Entre padres e hijos la
perplejidad parece ser la única forma de comprensión”.
Ya está, listo, lancéame.
A veces pasa con un libro que sabes que va a ser maravilloso, aunque
no sabes exactamente en qué versión de la palabra maravilloso. Basta
tan poco para saber que algo te deslumbrará.
Acostumbrada a no deslumbrarse la piel se eriza, la columna se retuer-
ce y se yergue como una culebra, sube la sangre a los pezones, la cabeza,
las fosas nasales. Se anticipa la felicidad de que un libro te haga mierda.
No sé cómo hiciste este viaje, pero lo que de verdad me pregunto
es cómo volviste.
Te fuiste sola, carajo, sin un Virgilio que te diera la mano. Sabes de
lastres, Virgilio se hubiera muerto.
Literatura Random
House, Madrid, 2009 No dejas de sorprenderme. Parece que siempre serás de esa gente
que se autodestruye para escribirlo. Periodista gonzo se parece bas-
tante a periodista bonzo.
Para saber qué se siente te quemas viva delante de todos.
En Huaco retrato te inmolas buscando a tu ancestro, un tal Charles
Wiener que fue a Perú en los 1800, un ladrón y un charlatán o un explo-
rador, según a quién le preguntes, que sacó de tu tierra lo que pudo, in-
cluso a un niño, el niño Juan, hijo de todas.
Ciento cincuenta años después, en París, el mismo lugar donde ha-
bía zoológicos humanos para deleite de las familias francesas absolu-
tamente convencidas de su superioridad ante esas pobrecitas bestias
marrones, recorres una exposición de huaco retratos, las figuras cerá-
micas que representan rostros; las fotos, pues, de nuestras gentes an-
tes del bulldozer de la Colonia.
Miras los huacos retratos encarcelados tras cristales —como los hom-
bres, mujeres y niños durante la Exposición Universal de París— y re-
138 CRÍTICA
conoces tu cara y reconoces que tu apellido tiene el nombre del violador,
del delincuente, del robaniños, del cuco, del coco, del hombre del saco.
Wiener: Den Buhmann.
El fuego de los Incas cauterizado con saña. Una muñeca negra que
se oculta detrás de las de porcelana blanca.
Los demenciales caminos del mestizaje.
Ese Wiener se perdió en los caminos del Inca, estuvo cerquita, pero
Machu Picchu se le escondió al puto austriaco. Esta Wiener fue a bus-
car al ancestro y también se perdió (¿qué se te perdió a ti? ¿Quién?).
Laberinto dentro del laberinto. Degeneración en degeneración.
Ese Wiener buscó lo sagrado no para admirarlo, sino para destro-
zarlo. Esa sangre corre —también— por nuestras venas. Eso —tam-
bién— hacemos.
Forasteras de todo.
Wiener, tú.
El blanco fue, la mestiza vino. La españolísima abuela de Roci, tu mu-
jer, te pregunta en qué casa limpias. El nombre del cuadro es Dama mi-
rando un huaco retrato.
El estigma, el prejuicio, el rechazo: nos expoliaron hasta los oficios.
Pero tú te follas a la nieta. Y le das carapulcra en la boca.
Escribes:
Yo leo a una mujer furiosa y una mujer dolida y una mujer que quie-
re y no quiere ser lo que es.
Lo mejor de tu escritura, pero sobre todo de este libro, es que nos Estruendomudo,
muestras tus heridas, pero también tus coronas, te vale mierda que Lima, 2017
CRÍTICA 139
unas sean las otras y viceversa, te vale mierda generar compasión y
temor. Eleos y phobos, los rasgos esenciales de la tragicidad, según
Aristóteles.
Ahí te va lo que dice:
140 CRÍTICA
LAS GRATITUDES
DELPHINE DE VIGAN
CRÍTICA 141
Paul Gauguin, Arlésiennes (Mistral), 1988. The Art Institute of Chicago
142 CRÍTICA
está mi escuela? No apagues la luz, ¿eh? ¿Me llevarás tú si mamá no
puede?”. Pero ya los papeles se han invertido: ahora Michka es la niña
que tiene miedo, que está sola, y Marie la adulta que puede protegerla.
En 1970, a los 62 años de edad, la también francesa Simone de Beau-
voir escribió:
He aprendido mucho desde los veinte años, pero de año en año me vuelvo
relativamente más ignorante porque los descubrimientos se multiplican,
las ciencias se enriquecen y a pesar de mis esfuerzos por mantenerme al
tanto, por lo menos en ciertos sectores, el número de cosas que permane-
cen desconocidas para mí se multiplica. 1
1
Simone de Beauvoir, La vejez, Penguin Random House, Bogotá, 2013, p. 473.
CRÍTICA 143
pre, nadie— y no avanza si el camino por el que ha decidido que tiene
que seguir está ocupado. La entrada es angosta, pero bien se puede ro-
dear a una persona y pasar por el espacio que queda a un lado. Imagino
que la señora siente que la van a tirar, tan precario percibe su propio
equilibrio. Solo puedo adivinar la angustia que este tipo de situaciones
le produce. Eso también es la vejez: el espacio que se vuelve inmenso,
incontrolable, o en el caso de Michka, que se reduce al mínimo: una ha-
bitación limpia, aparentemente acogedora, pero en la que no están sus
cosas, todo lo que la ha acompañado a lo largo de la vida, los objetos
que nos hacen ser quienes somos. Michka ha conseguido llevarse sus
cuadernos y Jérôme le proporciona lápices, pero ya también escribir le
cuesta mucho trabajo. Quien huyó de la guerra y fue una niña refu-
giada, adoptada por una familia amorosa, sabe que ha llegado el mo-
mento; se retirará con dignidad, antes de que no pueda valerse por sí
misma para lo más elemental. La muerte es la consecuencia natural
de la existencia; no hay drama en la partida de Michka, solo el amor de
Marie y Jérôme, que la podrán recordar con el reconocimiento de que
cuando murió seguía siendo, a pesar del trastorno del sistema nervio-
so central, lo más parecido a ella misma.
EL CUARTO JINETE
VERÓNICA MURGUÍA
A VECES LA BONDAD
Jazmina Barrera
144 CRÍTICA
siasmó con el tema y cuenta que cuando conoció a su esposo, el escritor
David Huerta, hace más de treinta años, él le preguntó qué estaba le-
yendo y ella le respondió que sobre la peste negra. Han pasado más de
veinte años desde que Verónica empezó a trabajar la novela que ahora
nos entrega. Las personas que habíamos leído o escuchado fragmentos
ansiábamos el momento de leerla entera, quizás incluso llegamos a
imaginar que ese punto no llegaría, porque la tarea que Verónica se ha-
bía impuesto, recrear el mundo medieval, a ratos parecería imposible.
¿Cómo puede una mujer en el siglo XXI, que habla un idioma distinto,
que vive en un lugar tan lejano, recrear un escenario tan distante del
suyo en cultura, tiempo y espacio? ¿Cómo adentrarse en la mente de SM, Madrid, 2013
esos humanos, cómo comunicar lo que pensaban y sentían?
Para empezar, trabajando. Incansablemente. Haber estudiado his-
toria en su juventud le dio a Verónica las herramientas metodológicas,
el rigor y la disciplina necesarios para adentrarse con lupa y telescopio
en los mundos del pasado. Ya en otros libros suyos, como Loba, Auliya
y El ángel de Nicolás, por nombrar algunos, deslumbraba su habilidad
para evocar e imaginar otras épocas, para transportarnos a universos
antiguos y nuevos con detalle y precisión. Los olores, los instrumen-
tos, los imaginarios culturales están ahí, con una nitidez que se me
antoja mágica. Aunque no es magia, por supuesto. Como ya decía, es
trabajo, muchísimo trabajo y paciencia y devoción para leer los libros, Ediciones Era,
los manuscritos y los poemas, escuchar la música y asimilar el arte que Ciudad de México, 2005
le permiten ir bordando, en este caso, el contexto material, histórico
y cultural de la Edad Media. Recuerdo una vez que Verónica se quejó
amargamente de una novela en que los personajes aparecían toman-
do chocolate y ese dato era imposible por anacrónico. Un error así sería
impensable en una obra suya.
Pero regreso a la palabra sensibilidad, porque lo que hace de esta no-
vela una obra de arte y no un documento o un tratado de erudición y
preciosismo es la sensibilidad de su autora. Empezando por la prosa.
La música, la capacidad de narrar en un español actual que sin embar-
go se siente antiguo, que recupera y traduce las metáforas, las imáge-
nes, la melodía de la época sin dejar fuera a quienes leemos en el siglo
XXI. En la presentación virtual de esta novela, le preguntaron a Veróni-
ca qué de la lúgubre Edad Media le da esperanza. Ella respondió que la
belleza, el anhelo ferviente de belleza, la aspiración a la belleza que te-
nían las personas en el medioevo. Ese anhelo está presente en cada línea
del libro, en el sonido de las palabras, la contundencia y la gracia de las
imágenes y la perfección de las frases.
CRÍTICA 145
Otra vez vuelvo a la sensibilidad. Cuenta mi madre que una vez se
encontró a Verónica desconsolada después de haber escrito una escena
terrible de su libro El ángel de Nicolás. Y es que Verónica posee una em-
patía radical con los seres que la rodean, sean reales o literarios, que le
permite crear personajes complejos y entrañables, sujetos de todo tipo,
humanos y más que humanos, muchos muy distintos de ella. Así es
como El cuarto jinete nos conmueve con Guy de Comminges y su men-
tor, el médico Pedro de Hispania —que antes se llamó Abu Alí Ibn
Mohamed—, con María la cicatricera y con la hermana Béatrice, entre
muchos otros. A la manera polifónica de Boccaccio y Chaucer —dos in-
fluencias fundamentales para la novela, según la autora— el duro pe-
regrinar de los personajes se cuenta desde un coro de voces hetero-
géneas que representan la diversidad del medioevo —una diversidad
que resulta refrescante, pues la Edad Media es a menudo caricaturi-
zada y estereotipada—. Además de los médicos y las monjas, están
también los mendigos, las mujeres, los huérfanos, los judíos y los ára-
bes del París de 1350. Verónica no se olvida nunca de los excluidos y los
más vulnerables, aunque en el mundo de la peste la muerte y la des-
dicha atacan por igual a mujeres y niños, sabios y dementes, ricos y
pobres (egestatem, potestatem dissolvit ut glaciem, la pobreza y el poder
se derriten como el hielo ante su presencia —la de la Fortuna—, dice el
manuscrito de Carmina Burana). Una tercera parte de la población de
Europa murió durante la peste negra. Cuenta Verónica que una de las
escenas de la época que más la conmociona no está en la novela (ima-
gino que por motivos geográficos), es la del fraile irlandés John Clyn,
que escribió su testimonio “esperando entre los muertos a que llegue
la muerte”, pensando que era el último hombre en la Tierra, porque
todas las personas a su alrededor habían muerto.
Lo más hermoso de El cuarto jinete son esos personajes, la forma en
que ante nuestros ojos cobran vida y nos recuerdan que hace 672 años,
en una pandemia anterior, éramos tan humanos como ahora. La com-
paración es inevitable, abrumadora e iluminadora. Las certezas que nos
ha dado la ciencia, con todo y sus múltiples incógnitas, se oponen a la
angustia y la incertidumbre, incluso a pesar de la fe y la religión. La
diferencia entre no saber qué nos está matando (o quién y en ese caso
—y en ese caos— por qué) y saberlo es crucial, el conocimiento posibi-
lita la esperanza, las vacunas y las curas.
Y sin embargo, tantas cosas no han cambiado. Duele leer estos rela-
Ediciones Era, tos de personas que mueren, igual que hoy, lejos de sus seres queridos,
Ciudad de México, 2006 aisladas o completamente huérfanas en el mundo. Duelen los duelos de
146 CRÍTICA
Apocalipsis in dietsche (detalle), 1401-1500, Bibliothèque Nationale de France
PANZA DE BURRO
ANDREA ABREU
ESCACHAR PALABRAS
Adalber Salas Hernández
CRÍTICA 147
a diario, presentarlo a sus hermanos, acompañarlo en las comidas fa-
miliares, oler azufre cuando volviera del trabajo, tolerar que me brin-
dara su apellido. Demontre definitivamente sonaba menos peligroso.
Han pasado muchos años desde entonces. Mi abuela, por resigna-
ción o tedio, terminó por aceptar esa juntura de inercias que forman mi
personalidad. Incluso llegó, creo, a sentir algo así como orgullo por mí.
De ella recibí un vocabulario peculiar, que me separó de los otros niños
durante mi infancia: un catálogo de canarismos, las palabras de quien
migra, esas que ocultan un mapa sumergido. Gracias a ellas empecé a
entender el lenguaje como un cuerpo móvil, flexible, atravesado por via-
Elefanta Editorial, jes inesperados. Al final, nos tratábamos con un cariño suave, distendi-
Ciudad de México, 2021 do. Ya no me exigía nada.
Murió al otro lado de un océano que no he vuelto a cruzar.
Luego pasaron más años. No tantos, la verdad; apenas los necesarios
para que se publicara Panza de burro, yo tuviera la suerte de participar
con Andrea Abreu en una lectura y lleváramos a cabo el trueque ceremo-
nial de libros que suele acontecer tras eventos como ese. El libro se que-
dó en mis manos, intrigándome con su peso frágil. Había sido una lec-
tura de poesía, pero Andrea había preferido leer un capítulo entero de
la novela y un fragmento de otro. El primero se titulaba “comerme a
isora” y lo escuché como quien aprende a quedarse sordo. Así: he per-
dido la audición y ahora debo entendérmelas con este lenguaje de
señas, todos estos ademanes que significan, pero que no son como las
palabras porque los puedo tocar. El torrente verbal que compone “co-
merme a isora” es una corriente que sacude y arrastra, que va de de-
talles concretos como guijarros:
ver a isora me hacía sentir tranquila como cuando escuchaba el potaje hir-
viendo a las doce y media,
cuando nací mi madre pensó que yo era ciega y fue corriendo a pregun-
tarle al médico yo no tenía casi pelos en el pepe y mi madre solo me dejaba
recortármelos con una maquinilla yo quería afeitármelos con la hojilla de
mi padre pero mi padre no me dejaba,
148 CRÍTICA
la barriga grande dentro cuerpo de isora dentro isora besándome la barri-
ga por dentro yo quería comerme a isora y cagarla pa que fuera mía guar-
dar la mierda en una caja pa que fuera mía pintar las paredes de mi cuar-
to con la mierda pa verla en todas partes y convertirme en ella yo quería
ser isora dentro de isora.
Contra la silla del colegio, así, como se estriegan los animales contra la
mierda, contra las ranas en descomposición, así, nos estregábamos noso-
tras contra la silla del colegio.
Y concluye:
CRÍTICA 149
Y allí, en la orilla de ese mar, de esa lámina de metal terco y vaga-
mente amenazante, nos dejó su lectura.
Una vez más, pasa algo de tiempo. En esta ocasión, apenas un año.
Finalmente me siento a leer Panza de burro luego de que ha atravesa-
do sucesivas reimpresiones y muchas nuevas ediciones. Y me sorpren-
de la factura de este libro que no pretende encandilar, que no nos quie-
re hacer perder la vista. Al contrario, insiste en que miremos, en que
nos concentremos en cada detalle de la vida palpitante y minúscula
que nos presenta. En él seguimos, a través de capítulos breves y ágiles,
el verano de dos niñas: la protagonista e Isora, amigas literalmente in-
separables. Atrapadas en un pueblo tinerfeño entre el lejano horizon-
te oceánico y un banco inamovible de nubes, esa panza de burro que da
título al volumen. La protagonista narra la novela de principio a fin con
una voz que parece no ser capaz de parar, ni siquiera para tomar alien-
to. Emula con habilidad singular la urgencia de los relatos infantiles,
esos que había que contar sí o sí, que no podían esperar un minuto más.
Y lo hace, además, entregándonos un genuino caudal de detalles: nos
devuelve a la mirada horizontal de la niñez, la que aún no había apren-
dido el mal vicio de mirar desde arriba, con soberbia. El relato mira
de frente las cosas más pequeñas y las más grandes por igual. Pan-
za de burro es un libro que mira sin miedo.
De hecho, diría que esta mirada tiene no poco de obscenidad. No en
el sentido peyorativo que damos al término, claro. Pienso más bien en la
etimología falsa que hace de obsceno lo que debe permanecer fuera de
la escena. También hay acierto en los orígenes inventados. Panza de burro
es una novela obscena en la medida en que nos habla y, sobre todo, nos
muestra todo lo que hemos dejado fuera del escenario de la infancia: los
vínculos fluidos del afecto que se derraman en todas direcciones, el
género aún no moldeado dictatorialmente, la confusión triste que pro-
duce la vida de los adultos, las primeras incursiones dolorosas o gozo-
sas en el terreno de lo sexual, la violencia insensata de la adolescencia
que se asoma, los apegos brutales, las tristezas no menos escarpadas.
Un antídoto contra la mirada aséptica que adoptamos al crecer, que
convierte la niñez feral en un terreno dócil.
Leí atiborrándome. No podía soltar el libro, como cuando era mucho
más joven. No solo por lo que contaba, sino por esa manera de hacerlo
tan fluida, inagotable. Y por las palabras, la textura que Abreu consi-
gue darle a las palabras. Quiebra la sintaxis, desmiembra los párrafos,
introduce los diálogos con soltura en la cascada de la narración, cam-
bia la grafía de los vocablos para amoldarla a la dicción de la protago-
150 CRÍTICA
nista. La ortografía al servicio del sonido. Por momentos leía en voz alta:
este es un libro escrito con oído. Cautivado, además, por otra cosa: se
trata de un relato donde constantemente asoma el diccionario íntimo
de mi infancia. Uno que no podía compartir fuera del ámbito familiar
porque resultaba ininteligible: constantemente tenía que explicar cómo
era el gofio, cuánto era un fisquito, qué significaba escachar. Y quién el
demontre, por supuesto.
Y este último verbo me da la clave de lo que busco decir: Andrea Abreu
escacha las palabras. Las contrae, las estira, las aplasta, trabaja su masa
feroz y hace con ellas un relato indomable.
Hay libros que nos han leído antes de que tengamos oportunidad de
leerlos. Panza de burro fue, para mí, uno de ellos. A través de su voca-
bulario específico, de sus personajes, de la intimidad que volvía legible,
me decía. Amarraba el mapa hundido que había heredado a otro, a un
atlas más grande. Me arropaba e incorporaba a esa lengua incansable
con la que estaba hecho, como una mata a punto de reventar el centro
de la Tierra.
CRÍTICA 151
EL BAILE Y EL INCENDIO
DANIEL SALDAÑA PARÍS
152 CRÍTICA
que los ayuden a comprender lo que ella tiene en mente. Les enseña un
cuadro del artista argentino Xul Solar: San Danza, en el que tres muje-
res, representadas de forma esquemática, bailan en un mismo sentido;
una de ellas defeca mientras baila. Con estupefacción, los bailarines pre-
guntan si Natalia está esperando que se caguen durante la danza.
Yo les digo que no tienen que hacerlo, pero que estén abiertos a vivir su cuer-
po de un modo excepcional durante las horas que dure la performance.
CRÍTICA 153
Los tres personajes, a pesar de la amistad y el amor que se tenían en
la preparatoria, han dejado de verse con entusiasmo pueril y efervescen-
cia, para verse con una ternura que todavía les resulta extraña. El bai-
le y el incendio es, en gran parte, una novela sobre lo que los años hacen
con las amistades de la adolescencia, que lo prometieron todo y termi-
naron convirtiéndose en un fantasma seductor e inalcanzable, o senci-
llamente escurridizo. O tal vez no sea una novela sobre las amistades
tempranas y sí un ensayo sobre las formas de volver a ellas, con menos
entusiasmo que en el pasado, con cierta compasión.
Natalia, conforme avanza en los preparativos de El Gran Ruido, duda
sobre sus convicciones y se pregunta por qué hacer cualquier cosa:
Una parte de mí sabe que solo desde la decepción, desde el fracaso antici-
pado y la falta absoluta de esperanza aprenderé a arder en el grado justo
que mi voluntad decida.
154 CRÍTICA
Erre, por su parte, camina afuera del Museo Brady y observa la
colección de máscaras en su interior que le recuerdan sus frecuentes
dolores:
CRÍTICA 155
NUESTROS AUTORES
(Ciudad de México, 1988) estudió es doctor en filosofía política y escribe y dibuja comics, ha ganado
letras inglesas en la UNAM . Ganó profesor de historia y de filosofía; diferentes concursos de cómic e
el premio Latin American Voices ha trabajado también en políticas ilustración como Secuenciarte y el
de ensayo 2013 y su libro Cuerpo públicas de la cultura. Músico Premio Nacional de Novela Gráfica
extraño fue publicado por Literal aficionado y gran amante de las Joven. Su obra Piel de cebolla ha
Publishing. Es parte del equipo músicas afroamericanas, vive sido traducida al inglés y al
de Ediciones Antílope y autora de actualmente entre Colombia francés. Tiene una serie original
Cuaderno de faros (2017), Linea y Francia. para Webtoon LATAM , Gume Gum.
nigra (2020) y Punto de cruz (2021).
Juan Martín
Caparrós Caparrós
(Buenos Aires, 1991) es politólogo, (Buenos Aires, 1957) es periodista,
periodista y escritor, pero siempre escritor e historiador. Editor de la
ha sido, o ha estado a punto de ser, revista El Porteño, formó parte de
cocinero, campo que ha estudiado, la creación de Página/12 y fundó
trabajado e impartido en el aula. Babel. De entre su amplia obra,
Sobre este mismo tema lleva el destacan las novelas La patria
sitio web Sin Reservas. capicúa y Valfierno. En 2011 obtuvo
el Premio Herralde de Novela por
Los Living. Su obra más reciente
es Ñamérica.
156
Rodrigo Fernando Andrea
Círigo Clavijo M. Cote
(Ciudad de México, 1992) obtuvo el (Lovaina, 1972) estudió economía (Barrancabermeja, 1981) es poeta
premio del Concurso 39 de punto en el ITAM y administración y doctora en literatura
de partida. Ha sido becario de la de empresas en la Universidad de hispanoamericana por la
FLM y del programa Jóvenes Stanford; trabaja como consultor Universidad de Pensilvania, autora
Creadores de la Secretaría de independiente. Es autor del libro de Cosas frágiles (2008), La ruina
Cultura. Egresado de El Colmex, es cinegético Marismas de Sinaloa y que nombro (2015) y En las praderas
candidato a doctor en sociología actualmente es columnista para del fin del mundo (2019), entre otros.
por la London School of la revista Este País. Produce los Es profesora de la maestría en
Economics and Political Science. “bonus track” de la Revista de la escritura creativa de la Universidad
Universidad de México. de Texas en El Paso.
Irma Alejandro
Gallo García Abreu
es periodista y escritora. (Ciudad de México, 1984) es
Fundadora de La Libreta de Irma, ensayista, editor, periodista
obtuvo el Premio Nacional de cultural y traductor. Autor de El
Periodismo Cultural René Avilés origen eléctrico de todas las lluvias
Fabila 2018. Es autora de Profesión: y coautor de Géographies du
mamá (2014), #YoNomásDigo Vertige dans l’œuvre d’Enrique
(2015), Cuando el cielo se pinta de Vila-Matas, entre otros libros.
anaranjado. Ser mujer en México Colabora en publicaciones
(2016). TW: @irmagallo españolas y mexicanas. Fue
IG: @irmaevangelinagallo becario de la FLM y del Fonca.
157
Luis de Han Scott
Góngora Kang Korb
(Córdoba, 1561) fue un sacerdote, (Gwangju, 1970) estudió literatura es director de la maestría en
poeta y dramaturgo de los Siglos en la Universidad de Yonsei. creación literaria en la Universidad
de Oro, máximo exponente de la Ganó en 2016 el Man Booker del Pacífico. Es autor de The Faith
corriente literaria conocida como International Prize con La Between Us, Life in Year One y
culteranismo o gongorismo. Es vegetariana y también es autora de Light Without Fire y editor de
autor de obras como la Fábula de Actos humanos, libro que le ha Gesturing Toward Reality: David
Polifemo y Galatea y las Soledades. valido el Manhae Literary Award y Foster Wallace and Philosophy.
el Korean Literature Novel Award.
Maestras
cocineras de
Luis Santa Martha Valeria
Madrigal Acatitla Mata
Elena Ronaldo
Mazzetto Menéndez
es profesora de tiempo completo y (La Habana, 1970) es fundador de
coordinadora de la licenciatura de la escuela de escritura Billar de
historia de la división del SUAyED Letras, en Madrid, donde reside
en la Facultad de Filosofía y Letras desde hace más de una década.
de la UNAM . Es tutora en el Entre sus obras destacan El
posgrado de estudios derecho al pataleo de los ahorcados
mesoamericanos (UNAM) y (1997, Premio Casa de las
pertenece al Sistema Nacional Américas), De modo que esto es
de Investigadores nivel 1. la muerte (2002), La piel de Inesa
(1999) y Río Quibú (2008).
158
Yamlek Adrián Adalber Salas
Mojica Román Hernández
periodista nicaragüense radicada es cronista, guionista y poeta. es autor de los libros Palabras sin
en Costa Rica desde 2018. Nació y creció al oriente de la dueño. Variaciones sobre la
Actualmente escribe en La Voz de ciudad, en Iztacalco. Ha publicado traducción literaria y De ningún viaje
Guanacaste y ha colaborado con Pinche paleta payaso, La noche del se vuelve, entre otros. Ha traducido
múltiples medios, como Pikara Sandunga y La piedra de las a Marguerite Duras, Antonin
Magazine, La Razón, Distintas galaxias. Tiene dos cocker negros. Artaud, Charles Wright, Pascal
Latitudes, entre otros. Está Quignard, Mark Strand, Louise
enfocada en temas de migración, Glück, Anne Boyer, Frankétienne
medioambiente, género y políticas y Patrick Chamoiseau.
públicas.
Yael Isabel
Weiss Zapata
editora, escritora y traductora. (Ciudad de México, 1984) estudió
Publicó Las cicadas (2021), ciencia política en el ITAM y la
Hematoma (2019), Cahier de maestría en filosofía en The New
violence (París, 2009) y School for Social Research, en
Constelación de poetas francófonas Nueva York. Escribe, edita y
de cinco continentes. Diez siglos traduce. En 2015 fundó Ediciones
(selección, traducción y notas, con Antílope. Es autora de los libros
Verónica Martínez Lira, 2010). Es Una ballena es un país e In vitro.
editora digital de la Revista de la
Universidad de México.
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LAS FRONTERAS DEL MEDIO AMBIENTE
WIRIKUTA
UN ACUERDO DE VIDA
Participan: El Consejo regional Wixárika AC., el Comité por el
Cuidado y Defensa del Agua y la Tierra de Catorce, el ecólogo
Alfonso Valiente y la historiadora Regina Lira.