Drogadicción TIPOS

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1.

1 Drogadicción

El uso desmedido de drogas, puede llegar a producir la DROGADICCIÓN, definida por


la OMS como "el estado de intoxicación por el abuso de drogas". Esta intoxicación, es
debida a la incorporación al organismo de múltiples sustancias, tales como
estupefacientes, alcaloides, psicofármacos y otras drogas.

La drogadicción puede ser consecuencia de un tratamiento médico que implica el uso de


determinados fármacos; concluido el tratamiento, se continúa con el consumo en forma
indebida.

Muchas veces el camino de las drogas se inicia en ruedas de amigos, y se accede a ellas
por compañerismo, por no parecer cobarde o, simplemente, por curiosidad.

Otras veces la adicción a las drogas es reflejo de cierto disfuncionamiento familiar. La


falta de afecto y de comprensión puede impulsar a los jóvenes a tratar de evadir sus
problemas, y remplazar sus carencias afectivas buscando nuevas sensaciones.

El acceso a las drogas se ve facilitado por su tremenda difusión. Este negocio criminal
está manejado por poderosos intereses, que mediante redes de distribución existentes en
todos los países, ponen el consumo de drogas al alcance de cualquier persona.

1.2. Tipos de drogas: Legales e Ilegales

Drogas Legales

Dentro de las drogas legales (las que no se encuentran penalizadas por la ley) se
encuentran el alcohol, el tabaco y los psicofármacos.

Drogas Ilegales

Las drogas ilegales son aquellas que su uso está penalizado por la ley. Están la Cocaína,
Anfetaminas, Marihuana, Pasta Base, Neoprén, LSD, Heroina, Extasis. Entre ellas las
más conocidas
1.3 Las drogas más peligrosas

Heroína, la más peligrosa

La heroína, que provocó en 2004 la muerte a 744 personas en el Reino Unido, encabeza
este ranking de peligrosidad con un grado de 2,75 en una escala del 1 al 3.

La sigue la cocaína (2,25), la cual cuenta con el doble de consumidores que la heroína
en el país británico, según especifica el diario, que estima que estos pueden alcanzar los
800.000. Sólo en 2004, esta droga estimulante causó 174 muertes.

El tercer lugar está reservado para los barbitúricos (drogas sintéticas que se consumen
en discotecas y pastillas de dormir). En un año han causado 14 muertes y su consumo,
al menos en Reino Unido, es muy reducido.

Entre las drogas legales más peligrosas figuran el alcohol (quinto lugar) y el tabaco
(noveno), por delante del cannabis o el LSD.

Esta es la lista completa:

1 Heroína

2 Cocaína

3 Barbitúricos

4 Metadona

5 Alcohol

6 Ketamina

7 Benzodiazepina

8 Anfetaminas

9 Tabaco

10 Buprenorfina

11 Cannabis

12 Solventes
13 4-MTA

14 LSD

Esteroides
15
anabólicos

16 GHB

17 Éxtasis

1.4. Dependencia, adicción y vicio de las drogas

El adicto es una persona que sufre una atracción compulsiva, generalmente por algo
malo. ¿Por qué en la sociedad actual existen tantos adictos? Es verdad que en la
sociedad que nos toca vivir hay muchos pero, en la sociedad del siglo pasado, existía un
buen número a los que se les daba el nombre de viciosos. El vicio es la costumbre o
hábito irresistible de hacer algo malo. Lo opuesto del vicio es la virtud, es decir, el
hábito de hacer el bien.

Las adicciones más conocidas son: la drogadicción, el alcoholismo y el tabaquismo.

El vicio de las drogas se caracteriza por el impulso prácticamente incontrolable del


viciado en buscar satisfacción en el ilusorio placer que las mismas pueden
proporcionarle. La búsqueda de la droga evidencia la esclavitud en la que se encuentra
el viciado, que busca en la misma manifestar su independencia con relación a sus
semejantes, o a una situación que aparentemente disminuye su posición en la familia o
en la sociedad, y reacciona agresivamente, procurando evidenciar un sentimiento de
superioridad.

1.5 Porque las personas se drogan

En los últimos años, se viene observando una correlación entre el consumo abusivo de
drogas y el incremento del índice de criminalidad, alcanzando cada vez edades más
cercanas a la niñez.

El consumo de drogas se presenta como un hecho social derivado de otros factores


previos como son la marginación social o integración de los individuos, las expectativas
socio profesionales, la integración o desintegración familiar, etc.; en suma, de todo
aquello que favorece o dificulta la consecución de una estabilidad afectiva que lleve al
individuo a una situación de madurez.

En general, podemos afirmar que la mayoría de las veces, las personas las usan para
intentar cambiar el estado de ánimo, siendo su fin sentirse más felices, quizá buscando
escapar de sus problemas, de dolores, de la ansiedad o de frustraciones; y aunque, en
algunos casos, se consumen para satisfacer una curiosidad o probar lo prohibido, el
peligro que se corre en la mayor parte de las ocasiones procede del desconocimiento de
la sustancia utilizada, de los peligros y perjuicios que la droga puede acarrear por sí
misma o por las mezclas que a menudo realiza el traficante para obtener más
rendimiento a la "mercancía".

La droga, por sí sola, no resuelve los problemas; tan solo pospone, y, casi siempre,
los agrava; lo que suele hacer que su resolución sea cada vez más difícil. Dicen algunas
personas que en ocasiones, al utilizar las drogas por su cuenta, se sienten mejor. No es
cierto, y sus efectos ficticios, como no perduran, inducen a volverlas a consumir,
aumentando generalmente la cantidad para sentir los efectos apetecidos.

Factores asociados al consumo de las drogas

Factores de tipo personal:

• La Edad.- Se da un inicio entre los 10/12 años, un consumo masivo entre los 16/20
años, y un descenso a partir de los 20 años

• El sexo.- No determina un mayor o menor consumo el hecho de ser hombre o mujer.


Se da muy por igual en ambos sexos, si bien los varones son un porcentaje mayor.

• Ocupación: El consumo se da por igual ente estudiantes, trabajadores y jóvenes en


paro (Si bien entre estos últimos las tasas de consumo son proporcionalmente más
elevadas)

Factores de tipo grupal:

• Entre los que cabe señalar principalmente el grupo de referencia de amigos, las
personas con quienes se vive (hay más consumo entre quienes viven con un grupo de
iguales, no con la familia de origen). No hay que olvidar que el consumo de estas
drogas ilegales está envuelto en toda una mística y ritual grupal y no tanto individual.

Factores de tipo estructural:

• El medio familiar, particularmente en familias con situaciones anómalas.

• La actividad socio profesional, particularmente la insatisfacción profesional y las


situaciones de paro a que se ven obligadas las generaciones más jóvenes, ya que este
ocio forzado, favorece notablemente el consumo de tóxicos.

• El medio educativo, ya que la rigidez del sistema educativo origina no pocos fracasos
escolares que revierten en situaciones personales de marginación y consiguientemente
favorecen el ocio, obligando al consumo de drogas.

• Medios de comunicación social, dada su capacidad de manipulación, con la insistente


incitación al consumo de tóxicos legales, favorecen notablemente el hecho.

1.6 Las drogas más consumidas en el mundo

Todo tipo de drogas naturales o artificiales son adictivas y dañan a la gente, hasta el
punto de acabar con su vida.

Las drogas más consumidas del mundo son:

1. Alcohol

2. Tabaco

3. Marihuana

4. Cocaína

5. Anfetaminas

6. Éxtasis
7. Barbitúricos

8. Alucinógenos

9. Opio y sus derivados

10. Inhalantes

1.7 Peligros de la drogadicción

Todas las drogas afectan a la salud de las personas y su desarrollo personal. Sin
embargo, este dato se potencia aún más en el caso de los jóvenes, puesto que cada vez
que se recurre a las drogas como muleta para disfrutar de la vida o enfrentarse a sus
exigencias, se está limitando la oportunidad de demostrar y desarrollar los recursos y las
capacidades propias.

El consumo de drogas induce, por otra parte, a comportamientos "descontrolados" que


se llevan a cabo bajo los efectos de las drogas, conductas, en muchos casos, en las que
no se miden los riesgos, ni las consecuencias de lo que se está haciendo.

Un riesgo de las drogas (quizá el más importante) es su capacidad de crear dependencia.


Todas las drogas presentan esta característica. Aunque se afirma que algunas drogas no
generan dependencia física (cannabis, alucinógenos, éxtasis, etc.), éste es un asunto
controvertido. En lo que sí hay unanimidad es en la capacidad de las drogas para
provocar dependencia psicológica o emocional. Es cierto que la facilidad para que se
cree una dependencia física depende de muchos factores, también lo es que no hay
ninguna persona tan segura que pueda afirmar que controla plenamente los riesgos de
hacerse dependiente.

Además, muchas de las drogas que se encuentran en el mercado ilegal están con
frecuencia sometidas a procesos de adulteración. En estos casos, el posible consumidor
no sabe qué es lo que está tomando y, por lo tanto, se sitúa ante unos imprevisibles
riesgos añadidos.

Todas dañan la salud y, si se toman con frecuencia, algunas pueden provocar daños
irreparables, biológicos o psicológicos. Asimismo, se pueden correr riesgos muy serios
si se padece algún tipo de patología, como, por ejemplo, cardíaca o hipertensión, que
puede que aún no se haya manifestado o no la haya diagnosticado el médico.

Muchas veces las drogas se ingieren mezcladas unas con otras, por ejemplo; porros y
alcohol, éxtasis y alcohol, cannabis y cocaína, etc., sometiendo, de esta forma, al
sistema nervioso a sacudidas contradictorias o multiplicando los efectos de ambas
sustancias.

También existen riesgos relacionados con comportamientos que los consumos facilitan
o impiden controlar (comportamientos impulsivos).

CAPÍTULO 2: LA MARIHUANA

2.1 ¿Qué es la marihuana?

La marihuana es una planta (Cannabis Indica) cuyas propiedades sobre la conducta


humana se conocen desde la antigüedad, se fuma en pipa o en cigarrillos hechos a mano
y es relativamente fácil de conseguir aún para los niños y adolescentes. Actualmente la
marihuana es 25 veces más potente de la que se producía hace 30 años, pues contiene
más tetrahidrocanabinal (THC), el ingrediente principal de la marihuana. Entre más
consuma una persona, más THC se queda en su cuerpo y se tarda hasta varias semanas
en eliminarlo. Además del THC, la marihuana contiene más de 400 sustancias químicas
que también pueden causar daños a la salud.

2.2. Formas de Consumo

La mayoría de los usuarios fuman la marihuana en cigarrillos hechos a mano llamados


"porros", "canutos", "churros", "motos", "maduros", "patazos", "dedos", "petardos",
"quingsaiz", o "grifos", y conocidos en inglés como "joints", entre otros nombres.
Algunos usuarios usan pipas o pipas de agua llamadas "bongs". Los cigarros de
marihuana llamados "blunts" también han crecido en popularidad. Para hacer los
"blunts", los usuarios cortan los cigarros y reemplazan el tabaco con marihuana, a
menudo combinándola con otra droga como la cocaína crack. La marihuana también se
utiliza para hacer una infusión de té y a veces se mezcla en los alimentos.
2.3. Efectos

Los efectos dependen de la concentración de THC, de las características y enzimas de


cada persona, de la vía de administración y la experiencia, incluso del ambiente. Sus
efectos son peores en jóvenes.

Fumar marihuana puede provocar la sensación de relajamiento, el sujeto se siente


adormilado, aumenta el apetito, ojos rojos, garganta y boca seca, aumentan los latidos
del corazón, hay poca retención mental, ansiedad, ataques de pánico o paranoia,
alteraciones en los sentidos de distancia y tiempo, disminución de las inhibiciones y
aumento de la sugestibilidad. El uso continuo de marihuana produce en los niños y
adolescentes, disminución en la cantidad de esperma y niveles bajos de testosterona,
periodos de menstruación y ovulación irregulares que pueden conducir a la infertilidad,
daño a los pulmones y al corazón, cáncer, problemas de memoria, dependencia
psicológica a la droga, cuadros psicóticos y alucinaciones, entre otras. La persona que
fuma marihuana puede tener dificultad para pensar, oír, hablar, recordar cosas, resolver
problemas y establecer ideas claras; además, manejar en automóvil o cualquier
máquina, o practicar deporte bajo su efecto es sumamente peligroso. En la adolescencia,
los sentimientos acerca de la sexualidad son ambiguos y el fumar marihuana puede
confundirlos y llevarlos a embarazos no deseados o enfermedades de transmisión
sexual, incluyendo al Sida.

2.3.1 En los jóvenes

Entre los efectos a corto plazo se encuentran:

 Problemas con la memoria y aprendizaje;


 percepción distorsionada (visual, auditiva, y del tacto), y del sentido del paso del
tiempo;
 problemas para pensar claramente y para resolver problemas;
 menor coordinación física; y
 ansiedad y aceleración del corazón. Estos efectos son aún más graves cuando se
mezcla la marihuana con otras drogas. En muchas ocasiones, la persona ni
siquiera sabe qué otro tipo de drogas pueden haber sido agregadas a la
marihuana.
2.3.1 En las mujeres embarazadas.

Los doctores recomiendan que las mujeres embarazadas no usen ningún tipo de drogas
o alcohol, ya que podrían afectar al feto. Un estudio en animales ha conectado el uso de
la marihuana a la pérdida del feto durante los primeros meses del embarazo.

Algunos estudios científicos indican que los bebés de madres que fuman marihuana
nacen pesando y midiendo menos, y las dimensiones de sus cabezas son menores que
los bebés de madres que no usan la droga. Los bebés más pequeños tienen mayor
tendencia a sufrir problemas de salud. También existen estudios que indican que los
niños de madres que fuman marihuana tienen problemas del sistema nervioso.

Los investigadores aún no saben si los problemas causados por la marihuana en los
bebés pudieran continuar a medida que ellos/ellas crecen. Investigaciones preliminares
muestran que niños de madres que usaron marihuana regularmente durante el embarazo
pueden tener problemas de concentración.

2.4. Tratamiento y rehabilitación

Hasta hace algunos años era muy difícil encontrar programas específicamente diseñados
para personas dependientes a la marihuana.

Ahora, los investigadores están estudiando diferentes maneras de ayudar a estas


personas a abstenerse de fumarla. Hasta la fecha, no existen medicamentos para tratar la
adicción a la marihuana, así es que los programas de tratamiento se concentran en
consejería y sistemas de grupos de apoyo. También existen muchos programas
diseñados especialmente para ayudar a los adolescentes que abusan de las drogas. Los
médicos de familia también son una buena fuente de información si se necesita
asistencia en tratar de ayudar a un adolescente con problemas de uso de marihuana.
CAPITULO 3: EL CRACK

3.1. ¿Qué es el crack?

El término crack (sinónimo de piedra), también conocido como crac, es el nombre


vulgar de un derivado de la cocaína; en concreto, del que resulta de la mezcla de base
libre de cocaína con una parte variable de bicarbonato de sodio.

El término crack es una onomatopeya que sugiere el ruido que hacen las piedras de esta
droga al calentarse por la evaporación de la cocaína en base que contienen, al liberarse
de la mezcla con el bicarbonato de sodio. También recibe nombres vulgares por parte de
los usuarios a esta droga, como rocas, chulas, pops, piedras, niñas, duras, hielos,
rock&roll , rockstars o Chespi, entre otros; a veces erróneamente se le confunde con la
pasta básica de cocaína, llamada también bazuco, paco o pitillo, que es la costra que
queda en la olla donde preparan la cocaína y está compuesto por los alcaloides de la
planta sin refinar ni purificar.

3.2. Formas de consumo

Dado que el crack se fuma, ingresa rápidamente al torrente sanguíneo, produciéndole al


individuo una sensación de euforia, pánico, insomnio y la necesidad de repetir la toma
de crack. Debido a la ansiedad por mantener la sensación tope del momento del
consumo y por la mecanización ritual de su preparación, que contribuye a sosegar la
sensación de pánico y el delirio de persecución.

Se hizo muy popular en la década de los ochenta, entre otras razones por su precio
relativamente bajo frente a la cocaína y por la facilidad que presenta para procesarlo y
adquirirlo. Sus efectos secundarios son similares a los de la cocaína, solamente que el
riesgo de padecer alguna complicación es más alto, por las vías de consumo, propensa a
producir accidentes cardio y cerebro vasculares.

Desde los años 80, el crack se fuma en pipa de vidrio, con ceniza de cigarro, sobre una
lata con orificios, en un gotero de cristal, en un cigarro como primo (nombre que se le
da a un tabaco mezclado con cocaína), entre otras. Otro instrumento utilizado para
consumir crack es un tubo metálico similar a una antena de radio (en muchos casos lo
es) a la que se le introduce una suerte de alambre y se utiliza para fumar crack
simulando una pipa. Este método es utilizado principalmente por adictos de muy pocos
recursos.

3.3 Efectos

En lo que al crack se refiere, se multiplican las advertencias de que es instantáneamente


adictivo, lo que haría imposible su consumo ocasional o intermitente. Y ciertamente el
crack produce una intensa ansia de consumo, que en algunos consumidores se convierte
rápidamente en un patrón de gran abuso de crack. Estudios realizados con personas que
han consumido crack muestran, de todas formas, que no todos se convierten en
consumidores diarios y adictos, y que cuando esto pasa es después de algunos meses de
consumo.

Las propiedades euforizantes de la cocaína y el crack se deben a que estimulan al


cerebro a liberar cantidades de dopamina más altas de lo normal.

La dopamina, neurotransmisor químico, se une a los receptores cerebrales que activan


las sensaciones de excitación y placer.

Los efectos son mucho más rápidos e intensos que los de la cocaína, empezándose a
sentir a los cinco segundos y con una duración aproximada de 5 a 10 min. Se produce
una subida inicial con unos estados de euforia y desinhibición enormemente
placenteros, vigor y disminución de fatiga, autoestima e hiperactividad. Posteriormente
se produce una bajada (15 a 20 min) en la que aparece fatiga y confusión depresiva. En
el aspecto físico se produce una disminución del flujo sanguíneo, hipertensión y
aumento de la frecuencia cardiaca.

3.4 Consecuencias

Presenta unos efectos secundarios muy agresivos que pueden aparecer de forma
inmediata con una sola fumada, o en consumidores habituales a largo plazo. En el
primer caso se pueden dar arritmias o ataques cardíacos. En el segundo los efectos son
muy variables:

 Aspecto psíquico: paranoias, alucinaciones y pérdida progresiva de memoria


 Aspecto físico: cefaleas, daños pulmonares ocasionando el llamado “pulmón de
crack” (con sintomatología similar a la neumonía crónica), daños en el hígado y
hemorragias cerebrales. En mujeres embarazadas existe un riesgo muy elevado
de roturas en la placenta

Estos efectos psicológicos desagradables pueden combatirse fumando más, con lo que
la persona adquiere la necesidad de utilizar la droga continuamente, durante muchas
horas, para sentirse de nuevo relativamente bien; aunque raramente volverá a presentar
la embriaguez o euforia iniciales. Los usuarios describen este tipo de reacción como
ansiedad, pero en realidad es un estado complejo de angustia asociado con una
necesidad imperativa de fumar más.

La sobredosis ocasiona la muerte instantánea.

Produce adicción psíquica altísima y casi inmediata (con una sola fumada),
originándose un síndrome de abstinencia psicofísica (que puede durar varios meses).
Períodos alternos de insomnio y somnolencia, irritabilidad, confusión y deseo-necesidad
de la droga.

3.5. Tratamiento y rehabilitación

El tratamiento de cocaína y crack comienza con un diagnóstico que comprende la


evaluación de los factores biológicos, psicológicos y sociales que interactúan en la
enfermedad de cada persona, y que implica exámenes y análisis médicos y psicológicos.
Tras el diagnóstico y el diseño del proceso a seguir, el tratamiento continúa con la
desintoxicación hospitalaria.

Pero aquí es importante señalar que la desintoxicación se puede entender de diversas


maneras. En los tratamientos tradicionales, la desintoxicación se centra en el control de
los síntomas más evidentes de la adicción, esto es, en el control del síndrome de
abstinencia. Según esta concepción, tratar la adicción a la cocaína significa ante todo
limpiar al organismo de la droga. Sin embargo la desintoxicación, tal y como se
entiende en tratamientos avanzados, implica no sólo la eliminación de los síntomas de la
abstinencia, sin sufrimiento, sino también, y de manera fundamental, la recuperación de
los daños cerebrales causados por la droga, y de las funciones cognitivas y afectivas que
han sufrido alteraciones. Desde esta segunda concepción, más que hablar de
desintoxicación se habla de neurorregulación, es decir, tratar la adicción a la cocaína
significa no solo limpiar el organismo, sino más bien, reparar los daños cerebrales que
esta adicción ha causado en el tejido cerebral del paciente.

El primer enfoque de tratar la adicción se puede ejemplificar así. Cuando una persona se
rompe un hueso, es decir, sufre una fractura, se puede tratar el dolor, hacer que
desaparezca, pero eso no quiere decir que se haya curado si a la vez el hueso no es
reparado para que recupere su funcionalidad.

Esto no quiere decir que no sea importante tratar los síntomas de la abstinencia cuando
se quiere dejar de consumir cocaína, ya que de hecho el síndrome de abstinencia es un
reto y un obstáculo para la recuperación de la adicción. Un síndrome que ocurre porque
el organismo se ha acostumbrado a la presencia de la cocaína (se ha vuelto dependiente)
y el cerebro deja de producir las sustancias químicas naturales que la droga reemplaza,
sobre todo un neurotransmisor llamado dopamina. Es decir, el organismo depende de la
droga para funcionar “normalmente”, y por eso cuando al dejar de consumir cocaína
después de un tiempo prolongado de consumo, el organismo no cuenta ni con las
sustancias químicas naturales que ha dejado de producir, ni con el sustituto químico que
supone la droga, y sufre alteraciones. Unas alteraciones que se experimentan como
síntomas opuestos a los efectos de la cocaína, fundamentalmente con depresión,
insomnio o hipersomnia, fatiga, irritabilidad, agitación y desórdenes psiquiátricos.
Síntomas que sólo desaparecen, si no hay tratamiento adecuado, cuando se vuelve a
consumir cocaína. De hecho, el síndrome de abstinencia se convierte en el principal
miedo cuando se quiere abandonar el consumo de droga, así como en el principal riesgo
de recaída, por la necesidad de aliviar el malestar que produce dicha abstinencia.

Más allá de la desintoxicación de cocaína: La Recuperación Neuronal en el


tratamiento de cocaína y crack

Pero más allá de la desintoxicación o retirada de la cocaína del organismo, es necesario


recuperar las zonas del cerebro que han sido dañadas por la adicción, es decir, es
necesario que haya una neuroadaptación, ahora no patológica del tejido cerebral. Porque
los métodos “tradicionales” de desintoxicación sirven para limpiar el organismo.
controlando los síntomas de la abstinencia, pero no restauran esas zonas cerebrales en
las que la droga ha causado cambios neuroquímicos, especialmente en los sistemas
serotoninérgicos y dopaminérgicos, con el riesgo adicional de que este tipo de
desintoxicaciones puede enmascarar los síntomas de daño cerebral.
Esta recuperación neuronal se hace hoy en día por medio de una avanzada intervención
farmacológica llevada a cabo por profesionales de la medicina, psicología y enfermería
y con un control continuo del paciente en un entorno hospitalario. Mediante el
procedimiento de neuroadaptación, se actúa en los receptores cerebrales y en sistemas y
estructuras como el área ventral tegmental (VTA), el núcleo accumbens, y la corteza
prefrontal, que además están asociadas con el síndrome de abstinencia, por lo que al
intervenir en la recuperación de estas áreas, se previene la aparición de los síntomas de
abstinencia. Así, por un lado, la recuperación de las estructuras cerebrales permite la
eliminación de los síntomas de abstinencia y permite que desaparezca el ansía, el deseo
irrefrenable de consumir cocaína. Y por otro lado, esta intervención, al recuperar las
funciones cerebrales alteradas por la droga, hace que se restauren procesos avanzados
de cognición y afectividad, como la capacidad de atención, la capacidad para leer, la
conciencia o la serenidad.

Bajo estas condiciones, el tratamiento de la adicción a la cocaína tiene varios logros


inmediatos: proporciona un abandono seguro de la adicción bajo control médico;
permite una abstinencia sin síndrome, es decir, sin sufrimiento; recupera en el paciente
procesos cognitivos y afectivos que habían sido alterados; y permite que el paciente
tenga una buena disposición a la psicoterapia ambulatoria.

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