Desde Adentro

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1

Desde adentro

James Baker
Table of Contents

1 Viviendo en la ciudad acelerada 4


Presentación del barrio y ambiente urbano . . . . . . . . . . . . . 5
Descripción del Parque de los Poetas y su significado en la historia 6
Introducción a los personajes principales: Valeria, Andrés, Sofı́a,
Miguel y Mariana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
Primer encuentro del grupo en el parque y sus primeras conexiones
a través de la poesı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
Los desafı́os que enfrentan en sus vidas cotidianas: presión familiar,
búsqueda de aprobación, inseguridades personales . . . . . . 12
Brotes de conflictos y tensiones en sus entornos escolares y hogares 14
La constante lucha por adaptarse al ritmo de vida de la ciudad . 16
Escenarios secundarios: la escuela, la librerı́a y el café . . . . . . 18
Cómo estos lugares se convierten en refugio y espacio para la
creación poética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
La importancia de expresar sus sentimientos y pensamientos a
través de la escritura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Incidencias y discusiones que surgen por la vida en la ciudad acelerada 24
Reflexión sobre cómo la ciudad influye en sus vidas y la resolución
de seguir apoyándose y expresándose a través de la poesı́a . 26

2 Poesı́a como refugio emocional 29


La búsqueda de refugio en la poesı́a . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Expresión de sentimientos y emociones . . . . . . . . . . . . . . . 33
Conexión emocional con otros poetas del grupo . . . . . . . . . . 35
La dualidad entre el mundo interno y el externo . . . . . . . . . . 36
Desahogo e introspección a través de los versos . . . . . . . . . . 38
Temáticas comunes y situaciones compartidas . . . . . . . . . . . 40
La poesı́a como herramienta terapéutica . . . . . . . . . . . . . . 42
Sentimientos de pertenencia y aceptación . . . . . . . . . . . . . 44

3 La amistad y su importancia 47
Encontrándose en el parque: inicio de las amistades . . . . . . . 49
El valor de la confianza y la empatı́a en la poesı́a compartida . . 51

3
4 TABLE OF CONTENTS

Fortaleciendo lazos a través de los problemas familiares . . . . . 53


La amistad como apoyo en los conflictos escolares . . . . . . . . . 55
La importancia de la inclusión y aceptación en el grupo . . . . . 57
Compartiendo y enfrentando miedos e inseguridades . . . . . . . 59
La amistad como refugio en momentos de enamoramientos y de-
silusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
Enfrentando juntos los cambios corporales y la búsqueda de identidad 63
La colaboración en la creación del taller de poesı́a social en la escuela 65
Aprendiendo a superar los conflictos internos en el grupo de amigos 67
El poder de la amistad en la resiliencia y superación de los desafı́os
de la vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69

4 Enfrentando conflictos entre pares 72


Desconexiones y malentendidos entre amigos . . . . . . . . . . . 74
Enfrentando a los ”enemigos” o acosadores escolares . . . . . . . 76
Rol de las redes sociales en los conflictos entre pares . . . . . . . 78
Alianzas, lealtades y traiciones en las amistades . . . . . . . . . . 80
Diferencias culturales y discriminación en el grupo de pares . . . 82
Competencia y comparación entre los jóvenes poetas . . . . . . . 84
Abordar conflictos personales y familiares a través de la poesı́a . 86
Resolución de conflictos y fortalecimiento de amistades . . . . . . 88

5 Comunicación con los padres y su rol en la vida 91


Los padres y la vida familiar en la poesı́a de los protagonistas . . 93
Las expectativas familiares y la presión sobre los preadolescentes 95
Falta de comunicación entre padres e hijos, y el efecto en las relaciones 96
Abriendo la puerta a compartir sentimientos y pensamientos con
los padres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Aprendiendo a escuchar y entender a sus padres desde una nueva
perspectiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Padres como modelos de comportamiento y fuentes de inspiración 102
El impacto de la comunicación abierta y el apoyo familiar en el
bienestar emocional de los preadolescentes . . . . . . . . . . 104

6 Miedos e inseguridades preadolescentes 107


La presión de encajar y ser aceptado . . . . . . . . . . . . . . . . 109
El miedo al fracaso y a las expectativas . . . . . . . . . . . . . . 110
Ansiedad y sentimientos de soledad . . . . . . . . . . . . . . . . . 112
Preocupaciones por el futuro y la incertidumbre . . . . . . . . . . 114
Inseguridades en la apariencia fı́sica y autoestima . . . . . . . . . 116
El temor al rechazo y la humillación . . . . . . . . . . . . . . . . 118
La búsqueda de aprobación y validación . . . . . . . . . . . . . . 120
La comparación constante con los demás . . . . . . . . . . . . . . 122
El miedo a expresarse y ser juzgado . . . . . . . . . . . . . . . . 124
El enfrentamiento de los miedos a través de la poesı́a y la amistad 126
TABLE OF CONTENTS 5

7 Primeros enamoramientos y desilusiones 129


Valeria experimenta el primer flechazo . . . . . . . . . . . . . . . 131
La confusión en el corazón de Andrés . . . . . . . . . . . . . . . . 133
Sofı́a enfrenta sus inseguridades en el amor . . . . . . . . . . . . 135
Miguel y las complicaciones del romance adolescente . . . . . . . 137
Mariana y la desilusión de un amor platónico . . . . . . . . . . . 139
Compartiendo poemas sobre amor y desamor . . . . . . . . . . . 142
El apoyo mutuo ante las vicisitudes del primer amor . . . . . . . 143

8 Cambios corporales y la búsqueda de la identidad 146


Adentrándose en la pubertad: Inseguridades y dudas . . . . . . . 148
La poesı́a como herramienta para explorar la propia identidad . . 150
Autoaceptación y amor propio en tiempos de cambios . . . . . . 152
El descubrimiento de la sexualidad y el enamoramiento . . . . . 153
Las presiones sociales y estereotipos de género . . . . . . . . . . 156
Superando la vergüenza y rompiendo tabúes . . . . . . . . . . . . 158
El poder de la amistad y la importancia del apoyo mutuo en la
búsqueda de la identidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160

9 El desafı́o de la escuela y las expectativas 162


La presión académica y el miedo al fracaso . . . . . . . . . . . . 164
Relaciones difı́ciles con los profesores . . . . . . . . . . . . . . . . 166
La discriminación y el acoso escolar . . . . . . . . . . . . . . . . 168
La importancia de compartir dificultades para afrontar juntos los
desafı́os escolares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170
El estrés y la ansiedad que genera la carga de tareas y responsabil-
idades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172
La búsqueda de actividades extracurriculares que aporten un escape
y equilibrio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174
Problemas familiares y su impacto en el rendimiento escolar . . . 176
Apoyo escolar y la creación del taller de poesı́a social en la escuela 177
La superación de obstáculos y diferencias para mantener vivo el
taller . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
El poder de utilizar la poesı́a para expresar sus sentimientos y
desafiar las expectativas impuestas . . . . . . . . . . . . . . 181
La importancia de reconocer y agradecer el apoyo de aquellos que
los acompañan en su trayectoria escolar . . . . . . . . . . . 183

10 Encontrando apoyo y solidaridad en el grupo 186


Compartir experiencias a través de la poesı́a en el parque . . . . 188
Crear lazos de amistad y apoyo entre los jóvenes poetas . . . . . 190
Entender las problemáticas de otros miembros del grupo . . . . . 192
Descubrir el poder de la solidaridad y el apoyo colectivo . . . . . 194
Tomar conciencia de la presión social y cómo afecta a los demás 196
Fundar el taller de poesı́a social en la escuela . . . . . . . . . . . 198
TABLE OF CONTENTS 6

Invitar a otros estudiantes a unirse al grupo y apoyarse mutuamente200


Superar conflictos internos y mantener la esencia del grupo. . . . 202

11 El poder de expresión y comprensión a través de la poesı́a205


La importancia de expresarse a través de la poesı́a . . . . . . . . 207
Compartiendo experiencias y sentimientos en el grupo . . . . . . 209
Aprendiendo a comprender y apoyar a los demás a través de sus
versos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 210
El papel del lenguaje poético en la identificación de emociones . 212
Relacionándose con la poesı́a de otros autores y sus vivencias . . 214
Poesı́a como herramienta para superar conflictos emocionales y
sociales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216
Preservando la sinceridad y el propósito original en el taller de poesı́a218
Fortaleciendo la amistad y la solidaridad a través de la expresión
poética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 220

12 El crecimiento y la resiliencia ante los desafı́os de la vida. 223


Superando las adversidades: el poder de la resiliencia . . . . . . . 225
Los jóvenes poetas enfrentan sus miedos a través de la escritura . 227
Errores y aprendizajes: lecciones valiosas en la vida y la poesı́a . 229
Cómo la poesı́a ayuda a los preadolescentes a lidiar con el estrés y
la presión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231
La madurez emocional y el crecimiento personal en la adolescencia
temprana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233
Descubrir el poder de la empatı́a y la solidaridad . . . . . . . . . 235
La esperanza en el futuro y la transformación personal a través de
la poesı́a y el apoyo mutuo . . . . . . . . . . . . . . . . . . 236
Chapter 1

Viviendo en la ciudad
acelerada

Andrés, los ojos encendidos de cólera, alzó la voz lo suficiente para que todos
en el café lo escucharan: ”Basta, Miguel! Basta ya! Está claro que no sabes
la presión que tengo en casa. Nadie puede entenderlo, nadie!” Sus palabras
se perdieron en el ruido de la ciudad, pero dejaron un silencio frı́o sobre el
grupo que habı́a venido a huir de sus problemas en esos versos que solı́an
intercambiar.
El ruido del tráfico y el bullicio de la gran ciudad era incesante afuera,
pero todos en la mesa compartı́an esa sensación acelerada, de sentirse
constantemente agobiados y sin salida.
Miguel vaciló, sorprendido pero a su vez enfadado: ”Y por qué no nos lo
cuentas en lugar de aislarte? Estamos aquı́ para apoyarnos, no? Eres tú
quien se queda callado y se guarda todo, Andrés”.
Apenas habı́a terminado de hablar, cuando Sofı́a, conteniendo un sollozo,
dijo: ”No es solo Andrés creo que todos tenemos miedo de lo que está
pasando y de cómo nos está cambiando la ciudad, verdad? Yo no sé cómo
manejar las cosas en casa y las expectativas de mi familia son abrumadoras.
Cada dı́a me pregunto si soy lo suficientemente buena o si alguna vez podré
encajar en este mundo que nos persigue a cada momento, en cada rincón de
nuestras vidas”.
Mariana la abrazó, intentando consolarla, pero sus propios ojos estaban
llenos de lágrimas. ”Yo también siento esa presión constante”, confesó en
voz baja. ”A veces me gustarı́a desaparecer de la ciudad para siempre y

7
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 8

dejar atrás todas las exigencias y la soledad que la acompaña”.


Valeria, con un suave pero tı́mido tono, dijo: ”Pero hemos encontrado un
refugio en nuestras palabras, en esa poesı́a que compartimos y que nos hace
sentir menos solos, menos vacı́os. Tal vez la clave no sea huir, sino seguir
escribiendo lo que sentimos y enfrentarnos a esos miedos que nos oprimen
tanto. No podemos dejar que la ciudad nos atrape y nos quite nuestra voz”.
Andrés, los ojos todavı́a llorosos, asintió con la cabeza. ”Valeria tiene
razón. No importa cuánta presión sintamos o cuán complicada sea la vida
en esta jungla de concreto. Si no compartimos lo que nos duele, si no nos
permitimos abrirnos y buscar el apoyo de los demás, perdemos esa chispa
dentro de nosotros, esa voz única que hace que nuestra poesı́a tenga sentido”.
Todos en el grupo, a pesar de sus heridas y miedos, se levantaron de la
mesa y salieron del café, enfrentando otra vez la vorágine de la ciudad. Por
un momento, el ruido de los autos y el viento habı́a dejado de afectarles.
Todos sabı́an que aun en medio de ese caos, iban a transformar sus vidas a
través de la palabra y la amistad, porque tenı́an a los demás para enfrentar
cualquier desafı́o que la ciudad les arrojara. En sus corazones, forjaron una
promesa silenciosa: no permitirı́an que la ciudad les arrebate la poesı́a y su
enorme capacidad de encontrar consuelo el uno en el otro.

Presentación del barrio y ambiente urbano

Las primeras luces del alba se colaban entre los edificios de la gran metrópoli,
marcando el inicio de otro dı́a en la vibrante ciudad. Sus calles parecı́an
respirar, como si la fuerza infinita del hormigón y del metal se hubiera
fundido con una realidad en constante cambio que no dejaba espacio para
la quietud ni el silencio. La gente iba y venı́a, luchando por encontrar un
lugar en la vorágine de cuerpos y luces que parecı́a envolver todo a su paso.
La vida en esta jungla de asfalto era sinónimo de energı́a colosal, de fuerza
inagotable, pero también de presiones y desgastes de los que era difı́cil
escapar.
En medio de ese barrio caótico y abrumador, un pequeño grupo de
preadolescentes se abrió paso con paso decidido y emociones encendidas.
Valeria lideraba la expedición, seguida de cerca por Andrés, Sofı́a, Miguel y
Mariana. Sus rostros reflejaban una mezcla de esperanza, incertidumbre y
determinación.
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 9

- Ya falta poco! - gritó Valeria por encima del estruendo de los motores
y las voces de la gente que los rodeaba.
”Ya falta poco”, pensó Andrés. Pero, hasta dónde llegarı́an? Cuánto
tiempo podrı́an resistir la embestida de la ciudad y sus expectativas? La
presión en sus hombros empezaba a ser insoportable, y no sabı́a si estaba
listo para afrontarla. Sus ojos buscaban respuestas en los edificios grises y
en las sombras de la gente que pasaba junto a ellos, pero sólo encontraba
silencio.
El barrio cobraba vida bajo el meticuloso escrutinio de Sofı́a, que veı́a el
sufrimiento no sólo en cada grieta en el pavimento, sino en cada habitante
que encontraban en su camino. Todos parecı́an atrapados en un ciclo sin
fin, casi como si estuvieran condenados a repetir los mismos errores una y
otra vez, forzados a sobrevivir en un entorno que castigaba el liderazgo y
fomentaba la sumisión.
Miguel, con sus pensamientos puestos en el futuro, no pudo evitar
recordar las palabras de su madre la noche anterior: ”Tu padre y yo tuvimos
que luchar mucho para darte una vida aquı́, en esta ciudad. No des la espalda
a tus oportunidades. Construye tu futuro, hijo”. El peso de las expectativas
y la incertidumbre ante lo desconocido amenazaban con devorarlo por dentro,
pero se repetı́a a sı́ mismo que no iba a dejarse vencer por el miedo.
Mariana observó a sus compañeros con una mezcla de preocupación y
afecto. Sentı́a que todos ellos cargaban con una soledad inmensa en sus
corazones, y deseaba poder abrazar a cada uno y decirles que no estaban
solos. No era casualidad que se hubieran encontrado en medio de la multitud
de almas viviendo en ese rincón acelerado del mundo: quizás era el universo
diciéndoles que debı́an luchar juntos, como soldados en una guerra contra el
silencio y la opresión.

Descripción del Parque de los Poetas y su significado en


la historia

Arrastrando sus pies por el sendero de grava, el pequeño grupo de pread-


olescentes concluyó que no serı́an la próxima pandilla Poetas Muertos en
resurrección; pero la ciudad, siempre jactándose de conocer sus necesidades
mejor que ellos mismos, no pensarı́a en consentirles esa flor adolescente de
anhelo rebosante. A medida que se adentraban en el Parque de los Poetas,
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 10

cada uno de ellos llevaba en sus hombros el peso de sus propias preocu-
paciones con experiencia suficiente para saber que aquı́, en esta burbuja
protegida de la salvaje metrópoli que los engullı́a, habrı́a un espacio seguro
en el que podrı́an compartir sus inquietudes, sus palabras y sus versos,
buscando alivio y respuestas a preguntas que nunca se atreverı́an a formular
en voz alta en ningún otro lugar.
Era un parque pequeño y escondido, un verdadero oasis en medio de
la jungla de concreto. Rocoso, como la vida de los que lo frecuentaban,
pero lleno de secretos descubiertos por aquellos que estaban dispuestos a
hurgar un poco más profundo. En ese lugar, los árboles parecı́an murmurar
millones de rimas y sı́labas, como si todos los poetas que alguna vez se
habı́an sentado bajo sus ramas hubieran dejado en el aire un eco eterno de
su talento.
Valeria levantó la cara hacia el sol, y a través de sus párpados entrecer-
rados, vio a los otros cuatro jóvenes de pie en el camino, contemplando el
parque y sumergiéndose en sus propios pensamientos. Allı́ estaba Andrés,
con su ceño inexpugnable y siempre listo para la revolución; Sofı́a, ojos ilu-
minados por el peso del mundo y siempre dispuesta a llevar los problemas de
todos en su espalda; Miguel, temiendo siempre el juicio sobre su insistencia
en abordar las injusticias sociales; y Mariana, silenciosa pero infalible en su
temor a la soledad.
Andrés levantó su mano y extendió los dedos hacia el cielo, como si
estuviera en busca de un recuerdo lejano y perdido que quizás solo pudiera
encontrar en el parque, en medio de las raı́ces que se aferraban al suelo con
fuerza obstinada. Sofı́a caminó lentamente hacia uno de los añejos bancos de
madera y, con una sonrisa tı́mida, se sentó, extendiendo ambas manos como
si intentara absorber cada fragmento de historia y creatividad impregnada
en la madera gastada.
”Este lugar es como si tuviera vida propia”, suspiró Mariana, casi con
reverencia. ”Como si cada verso, cada palabra alguna vez pronunciada aquı́,
pudiera no sé hacernos sentir un poco más humanos”.
Miguel asintió, y con una voz profunda y reflexiva, añadió: ”Aquı́ es
donde realmente nos encontramos, amigos. En un mundo que nos exige
ser algo que tal vez no queramos ser, este parque, con sus historias y sus
recuerdos, es donde nos permitimos ser quienes realmente somos. Donde
nuestro lenguaje es la poesı́a y nuestras armas, las palabras que gritan desde
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 11

lo más profundo de nuestras entrañas”.


El silencio los rodeó, como un abrazo reconfortante en medio del caos
de la ciudad. La brisa mecı́a las hojas de los árboles y, en la lejanı́a, los
acordes de alguna vieja melodı́a resonaban de los rincones del parque. Con
vı́vidas emociones abriéndose paso a través de cada palabra pronunciada,
el grupo encontró su refugio en el Parque de los Poetas, un espacio que les
permitió enfrentar sus miedos y crear juntos una sinfonı́a inaudita de versos
y esperanza.

Introducción a los personajes principales: Valeria, Andrés,


Sofı́a, Miguel y Mariana

Aunque el Parque de los Poetas estaba oculto en el corazón de la ciudad,


contenı́a un mundo en sı́ mismo: un santuario de silencio y de palabras
preciosas como diamantes, donde los susurros de sus habitantes se deslizaban
como serpientes a través del césped y se elevaban con las voces de los pájaros.
Era un espacio protegido por sus muros invisibles, en el que cada sentimiento
-rı́tmico o deshilvanado, dulce o amargo- importaba.
El sol comenzaba a descender por la tarde cuando Valeria cruzó el umbral
de hierro oxidado del parque y se adentró en ese mundo apartado de realidad
y poesı́a. Llevaba consigo una libreta, cuyas páginas estaban desgastadas
en los bordes y manchadas por las lágrimas que habı́a derramado sobre
ellas. Era un objeto lleno de magia y pesar, un arma y un escudo que
salvaguardaba sus pensamientos más ı́ntimos y oscuros.
Valeria se deslizó bajo el arco de árboles y miró a su alrededor con
los ojos curiosos de una niña que ve lo invisible, que escucha lo inaudible.
Sus sentidos eran como antenas, absorbiendo la energı́a de aquel lugar
y sintiéndose, como siempre, unida al latido de sus secretos y sus vidas
entrelazadas.
Fue entonces cuando notó la presencia de otros. Una sombra que se
movı́a entre los árboles, dos siluetas caminando por la senda central y,
finalmente, una tercera figura que parecı́a haberse fusionado con uno de los
añejos bancos de madera. Con el corazón latiendo salvajemente en su pecho,
Valeria se acercó cautelosamente al grupo, pensando si aquel parque podı́a
contener el espacio suficiente para más poetas enclaustrados en sus torres
de marfil.
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 12

- Hola -dijo Andrés con una sonrisa insegura, las palabras temblando
ligeramente en sus labios. Valeria se detuvo, observándolo con aire cauteloso
mientras Sofı́a, Miguel y Mariana se acercaban, dibujando un cı́rculo invisible
alrededor del recién llegado.
Valeria frunció ligeramente el ceño, como si temiera que su refugio fuera
invadido, y los otros tres se miraron, sintiendo el peso del silencio en el aire
y la tensión que emanaba de las miradas cruzadas. Entonces, Miguel se
adelantó un paso, sus ojos buscando sinceridad y comprensión en las pupilas
profundas de Valeria.
- No estamos aquı́ para pelear ni robarte tus versos -murmuró en el tono
suave y cuidadoso de alguien que no desea herir. Valeria entrecerró los ojos,
su expresión tardando unos segundos en suavizarse, y asintió con la cabeza.
- Yo yo solo busco un lugar donde pueda ser yo misma -admitió, la
timidez en su voz haciéndole avanzar lentamente hacia ellos. Y en ese
momento, Sofı́a, Andrés, Miguel y Mariana entendieron que no estaban
solos en su cruzada; un lazo invisible se tejió en la penumbra del parque,
hilándolos entre sı́ en una cadena de esperanza y deseo.
Mariana, con una sonrisa tierna y abierta, le extendió la mano a Valeria,
quien la apretó con fuerza y se unió al cı́rculo, sintiendo por primera vez
que habı́a encontrado a personas que no solo comprendı́an el idioma secreto
de su corazón, sino que también llevaban sus propias cicatrices y anhelos.
- Y qué versos traes hoy en tu corazón? -preguntó Andrés, rompiendo el
hielo mientras la curiosidad brillaba en sus ojos.
- Tal vez tal vez deberı́amos compartirlos todos juntos -sugirió Valeria, su
voz firme y sin titubeos, y en sus palabras resonaba un timbre de entusiasmo
y determinación. Los demás asintieron, sintiendo que la conexión entre ellos
habı́a echado raı́ces en el suelo del parque y se extendı́a hacia el cielo, como
un árbol imponente que se nutrı́a de sus palabras y latidos.
Sofı́a fue la primera en leer un poema, un manifiesto triste contra las
injusticias del mundo y la indiferencia de aquellos que lo rodeaban. Andrés
compartió sus versos llenos de rabia y amor, mientras que Miguel habló en
lenguaje de protesta y Mariana susurró preguntas al viento. Valeria, por
su parte, les regaló un pedazo de su alma que hablaba de la soledad y la
necesidad de ser vistos y entendidos.
Y ası́, en el corazón de la metrópoli, en el Parque de los Poetas, el
grupo de preadolescentes se unió en una telaraña de versos y sentimientos,
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 13

convirtiéndose no solo en escapatoria de su realidad cotidiana, sino también


en una forma de dar voz a sus inquietudes y fortalecerse mutuamente con
la energı́a que emanaba de cada palabra.
A la sombra de los árboles y los secretos compartidos, estaban listos
para enfrentar juntos las embestidas de la vida en esa ciudad que devoraba
sueños y corazones. Porque, a través de la poesı́a y la conexión que habı́an
forjado entre sı́, descubrieron que el amor y la esperanza podı́an ser un hilo
conductor en sus vidas y un arma poderosa para combatir el desaliento y la
desesperanza.

Primer encuentro del grupo en el parque y sus primeras


conexiones a través de la poesı́a

Cuando Valeria llegó al umbral del parque, la tarde se estaba deshojando


hacia el anochecer y un cielo color pergamino se arrastraba sobre el esqueleto
de nubes encima de su cabeza. Su mochila descansaba sobre un hombro,
pesada con libros, bolı́grafos y dibujos en garabatos que nunca veı́an la luz
del sol. Estaba nerviosa por el grupo de poetas que comenzaba a congregarse
en el Parque de los Poetas, un espacio protegido que albergaba versos y
cuyas palabras eran tan persistentes como las raı́ces de los árboles.
El parque era un oasis en medio del laberinto de torres, calles transi-
tadas y escaparates brillantes de una metrópoli que exigı́a resultados, éxito,
referencias y credenciales. Pero los árboles del parque no hacı́an preguntas,
el pasto no evaluaba la cadencia de sus palabras ni la rima de sus versos, no
regañaba por la morbidez ni criticaba la estrofa floja. Solo era un espacio
para que las palabras y los corazones se dieran cita y compartieran su carga.
Valeria se detuvo un momento, insegura, contemplando aquellas sombras
en el crepúsculo, algunos de los cuales conocı́a por amigos de la escuela,
otros por desconocidos de los bares poéticos del barrio. Pasaba muchas
noches recorriendo estos lugares en los que sombras dibujadas con tiza
decı́an, en voz alta, lo que sus pensamientos susurraban en silencio. Pero
lo que realmente buscaba Valeria, lo que necesitaba con la misma hambre
con la que se bebe el aire, era el sonido del corazón humano, contada en
palabras que se rompieran y se volvieran a ningunear de la tensión.
Ahı́ estaba Andrés, ocultando su inseguridad detrás de un mechón de
cabello caı́do; Sofı́a, tratando de recoger los pedazos de su mundo en llamas;
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 14

Miguel, el temeroso luchador que solo podı́a hablar de sus demonios cuando
las estrellas brillaban en un cielo de tinta; y Mariana, cuya soledad se
escondı́a detrás de una sonrisa que aparentaba valentı́a en el trabajo de
vivir.
Valeria se unió a ellos en el anochecer, y comenzaron a hablar de las
maravillas del lenguaje y su habilidad de romper los grilletes que la vida y
sus responsabilidades les habı́an impuesto. En ese momento, comenzaron
una sinfonı́a inaudita de sus voces, atravesadas por la música de la ciudad y
del parque, creando una melodı́a que parecı́a atemporal mientras compartı́an
sus versos uno por uno.
Andrés comenzó con un poema que hablaba de los terrones de injusticia
que sus dientes encontraron cada vez que intentaba hablar con autoridad,
de la forma en que el poder aplasta cualquier intento de revuelta o cuestion-
amiento. Después, siguió Sofı́a, con un poema que lamentaba el estado roto
del mundo y cómo, a medida que la luna avanzaba a través del cielo y el ojo
de Dios se posaba sobre los mortales sufridos, los jóvenes se encontraban
atrapados, tratando de fijar todos los pedazos arremolinados de injusticia,
sin poder encontrar su lugar en el espacio ni en el tiempo.
Miguel interrumpió su silencio con palabras llenas de fuego, hablando
de cómo la propia tierra parecı́a achatarse bajo la carga de miseria y
desconfianza, cómo la oscuridad del presente parecı́a desdibujar el horizonte
y dar paso a una eternidad de sombras, matizando su poema con la perversa
lógica de un sistema que parecı́a condenar al olvido a los más vulnerables.
Por último, Mariana susurró un poema que hablaba de la sueño y el
recuerdo, del tormento de una soledad que se renueva como un rı́o que fluye
hacia un océano sin nombre. Habló de las noches en vela, de los espacios
vacı́os que su mente vagaba en busca de alivio, y cómo a veces, cuando
se encuentra con la luna en el cielo, siente que las paredes que la rodean
parecen querer tragarse su voz, su luz y toda esencia que lleva dentro.
Valeria escuchó con atención cada poema, sintiendo cómo su mundo se
unı́a con las palabras de sus nuevos amigos y compañeros de lucha. Sintió
los dolores y las esperanzas, las cicatrices y las lágrimas que formaban parte
de cada estrofa y verso. Y, cuando llegó su turno, se animó a compartir
sus propias palabras, que hablaban de la fractura y sutura del alma, de la
ternura y el éxtasis del primer amor, del canto solitario de las aves en el
crepúsculo y la agonı́a y la legibilidad de la palabra cuando se lucha por
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 15

existir en un mundo que demanda silencio.


Unidas, aquellas cinco almas se fundieron en una masa de lágrimas no
derramadas, risas enquistadas y suspiros desgarradores, y se convirtieron en
un grito armonioso de desesperanza y esperanza, a medida que aprendieron
a conocerse, a amarse y a sostenerse en aquel concierto de palabras y versos.
Porque, en ese anochecer, mientras la oscuridad se adueñaba de ese rincón
del mundo, descubrieron que su febril conexión al lenguaje y a la vida, al
fervor de la poesı́a y a la necesidad de abrazar lo terrible y lo desordenado,
les permitirı́a enfrentar el torbellino de la existencia y continuar, juntos, en
la búsqueda de un mañana lleno de luz y de palabras.

Los desafı́os que enfrentan en sus vidas cotidianas: presión


familiar, búsqueda de aprobación, inseguridades person-
ales

El sol se habı́a ocultado tras las fachadas de los edificios, lanzando a la


ciudad en un atardecer oscuro e invernal. Valeria caminaba a toda prisa
hacia el rincón habitual del grupo en el Parque de los Poetas, la libreta bajo
el brazo y los recuerdos del dı́a en la cabeza. Las caras de sus compañeros
de clase se agolpaban en sus pensamientos, como fantasmas reclinándose
sobre ella con una sonrisa burlona.
Cuando llegó al parque, los demás ya estaban allı́, sentados en el banco,
esperándola. Sofı́a jugueteaba con una rama caı́da y Mariana, con sus ojos
en los suyos, la saludó con un gesto de cabeza sereno. Pero Andrés y Miguel
no se miraban y, al notar la atmósfera tensa que flotaba entre ellos, Valeria
sintió una punzada de inquietud en su corazón.
- Un compañero me ha dicho que he sido muy grosero con él después de
que me regañó por no haber hecho mi tarea, Andrés -escupió Miguel antes
de que los demás pudieran preguntar - , crees que soy un mal compañero,
que no sé cuándo tengo que responder y cuándo callar?
Andrés bajó la cabeza, sus mejillas tensándose mientras mordı́a las
palabras.
- Miguel, no me gusta tener que hablar de esto -susurró, evitando la
mirada de sus amigos - , pero quizás deberı́as pensar un poco en cómo
influyen tus actitudes en los demás, incluso en nosotros.
Miguel parpadeó, sus labios se separaron en una mueca que parecı́a
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 16

duda y rabia entrelazadas. Valeria y Sofı́a intercambiaron una mirada tensa,


preguntándose si deberı́an intervenir o dejar que los chicos resolvieran el
problema por sı́ solos.
Andrés, con un suspiro que parecı́a partirle el alma, continuó:
- A veces siento que necesitas la aprobación de todos, y si alguien te da,
aunque sea, una pequeña crı́tica, reaccionas violentamente. No quiero creer
que seas ası́, pero no podemos obviar la verdad.
Miguel abrió la boca para protestar, pero Mariana se adelantó, sus
palabras tomando la forma de un suspiro que cruzó la distancia entre ellos.
- Todos cometemos errores, pero lo que importa es cómo nos enfrentamos
a ellos -dijo con una voz que denotaba sabidurı́a más allá de sus años - .
Nuestros encuentros en el parque no son solo para compartir nuestros versos
poco comprendidos y reaccionar a ellos en silencio; también, para escuchar
los sonidos de nuestras almas y conocernos a nosotros mismos. Si Miguel
tiene que enfrentar sus miedos e inseguridades a través de la aprobación de
los demás, deberı́amos estar ahı́ para apoyarlo, no para alejarnos de él.
Valeria sintió cómo su corazón se hinchaba de orgullo al ver a Mariana
enfrentarse al miedo y al enojo con valentı́a y comprensión. Sofı́a asintió,
su mirada brillante fijándose en los ojos de Miguel, quien sentı́a cómo las
palabras de Mariana penetraban en la coraza que habı́a erigido en torno a
su corazón.
A continuación, Sofı́a tomó la palabra:
- Ahora todo es tan complicado, lo sé. Las expectativas cayendo sobre
nosotros como una lluvia pesada. Nuestros padres, nuestros maestros,
nuestras amistades: todos quieren que seamos algo, que respondamos a sus
deseos y requirimientos. Pero, qué pasa con lo que nosotros queremos?
Andrés permaneció en silencio, su mirada encontrándose con los ojos
vidriosos de Miguel, quien temblaba ligeramente mientras escuchaba las
palabras de Sofı́a.
- Yo yo también quiero encajar. No quiero ser el chico conflictivo -confesó
Miguel, las palabras ásperas tallándose en su garganta como gubias en la
madera - , pero me siento como si estuviera atrapado en una jaula, tratando
de complacer a todos sin poder ser yo mismo realmente. Dónde está mi
aprobación? Cuánto tengo que ceder antes de ser aceptado por ellos?
Valeria sintió compasión por Miguel y extendió su mano para tocar su
rodilla.
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 17

- Aquı́ estamos, Miguel. Aquı́ estamos todos para escucharte, entenderte


y apoyarte, sin importar las circunstancias. No tienes que ser perfecto, solo
tienes que ser tú mismo -le aseguró, apretando su mano sobre la rodilla de su
amigo. Miguel bajó la cabeza y asintió en silencio, sus hombros relajándose
y su rostro ablandándose poco a poco.
Finalmente, Andrés interviene y se une a Valeria en su apoyo a Miguel:
- Si todos nos enfrentamos a nuestros demonios con sinceridad y humildad,
seremos más fuertes y entenderemos que no estamos solos en nuestras luchas
-dijo Andrés, su voz llena de convicción y resolución.
Miguel enjugó las lágrimas que comenzaban a caer por su rostro y asintió,
aceptando la sabidurı́a de las palabras de sus amigos.
- Amigos, sé que todavı́a tengo mucho que aprender -declaró - , pero no
hay personas mejores que ustedes para enfrentar estos desafı́os juntos, en el
Parque de los Poetas y en la vida que nos espera.
Y, como una danza de palabras y emociones, los cinco jóvenes poetas se
unieron en un abrazo, compartiendo sus versos, sus secretos y sus corazones,
mientras las sombras del mundo exterior parecı́an detenerse por un momento
en el borde del Parque de los Poetas, permitiéndoles ser ellos mismos y
enfrentar sus desafı́os con la fuerza de la amistad.
Ya unidos y renovados, el grupo se dispuso a compartir sus versos como
de costumbre, renovando su fuerza y su compromiso mutuo con cada palabra.
Encendı́an una vela en medio del parque, cuya llama titilante iluminaba
sus rostros expectantes y fervientes. A su alrededor, la noche enfundaba a
la ciudad de una profunda oscuridad, erigiendo un muro invisible que no
impedı́a a la luz de la esperanza y la conexión humana brillar.

Brotes de conflictos y tensiones en sus entornos escolares


y hogares

El viento soplaba con su tı́pico aliento fresco y agrio cuando los cinco jóvenes
se encontraron en el escalofriante recinto escolar. De todos los lugares del
universo, las paredes encaladas y descoloridas parecı́an ser el escenario más
improbable para sus sueños y pesadillas. Los profesores rondaban por los
pasillos, con sus batas orgullosas y libros llenos de cicatrices, mientras que
los compañeros de clase se enfrentaban unos a otros con miradas de desdén
y desprecio. El aire vibraba con el hambre de la dominación y el lamento
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 18

de los corazones solitarios.


Valeria arrastró sus zapatos por los escalones, sintiendo cómo la presión
de las sombras le aplastaba el alma. A su lado, Sofı́a caminaba como si
llevara las tribulaciones de todos los demás sobre sus hombros y su corazón
apenas pudiera bombear la sangre necesaria para mantenerla viva. Mariana,
con su capacidad innata para aprender los secretos siseantes, les lanzó una
mirada llena de comprensión y simpatı́a.
- Las pruebas otra vez? -susurró, y la preocupación anidó en sus palabras
como un ave inquieta.
Sofı́a asintió con la cabeza, dejando que el silencio importara lo que sus
labios no lograban decir.
- Mi madre quiere que estudie medicina -dijo, y las palabras le hubieran
arrancado un rastro de amargura si la tristeza no hubiera limado sus filos - ,
pero yo no quiero ser doctora, yo quiero escribir.
Mariana la abrazó, dejando que su dolor se volviera algo completo
y compartible. Valeria, por su parte, levantó la cabeza y puso sus ojos
en el cielo, como queriendo encontrar las palabras que pudieran expresar
solidaridad en los retazos de sol y nubes otorgados.
- Nosotros te entendemos -le aseguró, poniendo una mano en su hombro - .
En la vida hay muchas presiones, pero aquı́ estamos, juntas, para enfrentarlas
y recordar que nuestros sueños también cuentan.
Entonces, desde la penumbra de las entradas, Andrés y Miguel emergieron,
con las sienes hinchadas y los brazos cruzados como si llevaran la desazón
agazapada en sus codos.
- Tuvimos una pelea en clase -escupió Andrés, su voz rasgada y llena de
dolor - , porque Miguel me acusó de no defenderlo porque no quiero perder
mi puesto como delegado.
Miguel sabı́a que tenı́a razón, pero el orgullo le impedı́a aceptar el dolor
que sus palabras habı́an causado. Sintió la mirada de Sofı́a sobre él, casi
como si estuviera tomando la agonı́a de su ira y la transformara en algo
más suave y empático.
- No es tu culpa que tengamos tantos problemas en la clase -dijo Sofı́a,
y no habı́a culpa en sus palabras, sino un bálsamo que abrazaba sus grietas
convexas y cóncavas - , pero si podemos encontrar una forma de juntarnos y
apoyarnos, sin importar si estamos en la escuela o fuera de ella, podremos
enfrentar juntos estos conflictos y aprender a crecer pese a las adversidades
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 19

que se nos imponen.


Andrés y Miguel se miraron a los ojos, sus pupilas dilatándose al ritmo
de sus corazones mientras comprendı́an que su amistad y la comprensión
mutua eran más poderosas que cualquier ofensa pasajera.
- Discúlpame, amigo -susurró Andrés, extendiendo su mano con el
recuerdo de un temblor.
Miguel la tomó y, por fin, la tensión de sus hombros se desinfló como
una serpiente que, al reposar, abandona la furia de su enroscamiento.
- No importa lo que digan o hagan en esta escuela -prometió Valeria - .
Hemos aprendido que la poesı́a y la amistad tienen la fuerza para unirnos y
darnos las alas para volar hacia un futuro mejor.
Y, como el viento que arrastra las hojas caı́das, la resolución de los cinco
jóvenes poetas se convirtió en un huracán de esperanza y coraje, llevando
una luz inquebrantable a través de la oscuridad de sus vidas escolares y
hogareñas.

La constante lucha por adaptarse al ritmo de vida de la


ciudad

El dı́a se habı́a levantado como un pájaro negro con alas temblorosas, y las
calles, paralelas como las partituras de una canción olvidada, se estiraban
interminablemente hacia el infinito. Los preadolescentes caminaban juntos,
envueltos en un silencio espeso y viscoso como aceite en un motor apagado.
La voz de los edificios cantaba una canción monocorde y aguda, la lengua
del pavimento crujı́a bajo sus pies, y el aire, disipador de calor cargado por
la furia coagulada de millones de almas solitarias, les arrancaba suspiros
vacı́os que descendı́an sin remedio hacia el árido suelo.
Se apresuraron a través de las calles y las plazas, tratando de dejar
atrás la tristeza y el abatimiento que los encerraban en sus propias prisiones
de pensamientos oscuros y sueños aplastados. Valeria mordı́a el reborde
gastado de su delantal, arrancando con desesperación cada fibra rebelde que
se habı́a quedado atascada entre la tela y su febril piel. Sofı́a caminaba un
poco más lenta y, aunque sentı́a la presión del tiempo y las expectativas
en su estrecho pecho, no podı́a evitar detenerse y componer sus zapatos,
rehaciendo sus cordones con una meticulosidad exasperante.
Mariana, Andrés y Miguel, con los ojos en el camino y el corazón en la
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 20

boca, avanzaban en silencio, dejando que las cargas del dı́a se deslizaran
lentamente sobre sus hombros hasta amenazar con doblarlos hacia el suelo.
Únicamente habı́a una cosa que podı́a levantar sus espı́ritus y devolverles
la luz a sus ojos empañados por la bruma de la desilusión y la derrota: un
encuentro en el Parque de los Poetas, aunque fugaz, aunque efı́mero, con la
promesa de compartir sus versos y sus corazones desgarrados.
Pero, incluso antes de llegar a su destino consagrado y privado, la ciudad
les enseñó en el rostro las cicatrices de sus desencuentros y sus revoluciones,
caminos densos y tortuosos en los que se enredaban y se perdı́an sin tregua.
Andrés, apoyándose contra la pared de un edificio que albergaba una antigua
ferreterı́a, dejó escapar un gemido de frustración cuando vio a su madre
despedirse apresuradamente en el umbral de la puerta, apagando el ruido
del tráfico con una frase breve y hermética:
- Tienes que estudiar más, Andrés -le habı́a dicho, y las palabras, como
un ramillete de hojas afiladas y secas, le rasparon las mejillas, dejándole
arañazos invisibles pero dolorosos en la piel - . Quieres decepcionarme otra
vez?
Andrés no pudo responder, atrapado en una borrasca de rabia y vergüenza
que parecı́a entrar por sus oı́dos y descender por sus tubos auditivos para dar
vueltas y vueltas en el fondo de su estómago como una serpiente devoradora
de recuerdos. Recordó los dı́as de orgullo y felicidad, cuando sus poemas
de libertad y lucha encontraron una audiencia dispuesta en sus amigos
y compañeros del taller de poesı́a, pero cómo podı́a elevarse sobre las
expectativas de su madre, que descansaba sobre sus hombros como la cruz
de un mártir resignado?
- Discúlpame, Andrés -dijo Valeria, deteniéndose a su lado y sintiendo
cómo sus palabras se deslizaban entre sus labios extendidos en una sonrisa
de aliento - . Los padres no siempre entienden lo que sentimos o lo que
deseamos, pero eso no significa que no nos amen o que no se preocupen por
nosotros. También ellos viven en la ciudad, y quizás su amor esté atrapado
en los edificios y las calles que les enseñaron a ser duros y rı́gidos.
Andrés no pudo evitar esbozar una sonrisa, aunque fuera débil y despin-
tada como una acuarela mojada por la lluvia, al escuchar las palabras de
consuelo de su amiga.
- Gracias, Valeria. Aunque a veces no entendamos el amor de nuestros
padres, sé que está ahı́ -respondió, dejando que su gratitud se fundiera en el
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 21

aire, como dos gotas de agua que se unen en un rı́o turbio y desbordado.
Siguieron caminando, pero entonces Mariana chocó con una mujer que
salı́a apresuradamente de una librerı́a con un paquete de revistas arrugadas
bajo su brazo. Las palabras de la mujer fueron una ráfaga de hielo que cortó
la luz del sol y dejó una estela de eco en el aire:
- Aprende a caminar, niña! No tienes tiempo para perder en tus sueños
de poesı́a y arte.
Mariana parpadeó, sintiendo cómo sus labios se contraı́an en un gesto
de sorpresa y desdén.
- Espero que un dı́a aprenda a apreciar la poesı́a -dijo en voz baja, aunque
su voz temblaba y apenas logró contener las lágrimas que se agolpaban en
sus ojos. Para ella, era inconcebible cómo en ese momento alguien pudiera
pensar que sus sueños de poesı́a eran una pérdida de tiempo.
Los otros jóvenes asintieron, comprendiendo las heridas que habı́an sido
infligidas por las palabras descuidadas y, al reconciliarse en el abrazo de la
amistad y la comprensión, sus pies encontraron nuevamente el camino hacia
el Parque de los Poetas, hacia la esperanza y los ecos de sus voces solitarias
y rebeladas.

Escenarios secundarios: la escuela, la librerı́a y el café

La luz de la tarde se derramaba como el lı́quido dorado de un reloj de arena


en el patio de la escuela secundaria, donde Valeria, Sofı́a, Andrés, Miguel
y Mariana esperaban impacientes la campana que anunciara su libertad
temporal. Las sombras se alargaban como garras afiladas, aferrándose
al pavimento agrietado que reseñaba historias de los pequeños y grandes
conflictos en aquel recinto.
A lo lejos, una pareja de profesores intercambiaba palabras severas,
transformando la suave brisa en un hervidero de murmullos contenidos y
nervoisismo. Sofı́a apretaba contra su pecho sus libros y cuadernos, en un
intento inútil de neutralizar la ansiedad que burbujeaba en las espirales de
sus apuntes.
De repente, una voz llamó la atención del grupo:
- Andrés! -era el profesor Martı́nez, el encargado del departamento de
literatura, quien lo señalaba con un dedo acusador - . Sexta falta en el
semestre. Tu madre recibirá una carta.
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 22

Andrés sintió como si una gelatina viscosa se hubiera apoderado de sus


rodillas; su mirada buscó consuelo en sus amigos, quienes apenas podı́an
contener el aliento ante la injusticia. El profesor dio media vuelta, y Andrés,
en un acto de rebeldı́a apenas disimulado, alzó su mano izquierda y mostró
el puño cerrado.
Valeria se acercó, sigilosa como el humo de una vela recién apagada, y
posó una mano en el hombro de su amigo.
- No te preocupes, Andrés -dijo - . Tenemos lugares en los que podemos
ser libres, más allá de las paredes de esta escuela.
Andrés asintió, aún aferrándose a su desafiante mirada, y se dirigió junto
a sus amigos hacia el primer escenario secundario en su ruta de esperanza:
la librerı́a ”Verso y prosa”.
La campana anunció su anhelada liberación, creando un coro cacofónico
de risas y gritos contenidos. Su recorrido se cerraba en torno a sus corazones
como tonadas de un pasado no vivido pero todavı́a fresco, mientras se
adentraban en las estanterı́as repletas de libros y promesas literarias. Allı́,
en ese refugio de papel y tinta, sus almas volaban hacia las estrellas.
Doña Isabella, la dueña de la librerı́a, les ofreció un saludo cálido y
cómplice, antes de perderse de nuevo entre las páginas de un ejemplar
antiguo que acariciaba con devoción.
En aquella catacumba literaria, Valeria abrı́a su primera edición de
Federico Garcı́a Lorca como quien encuentra una puerta secreta; Sofı́a leı́a
un poema desconocido de Gabriela Mistral, hecha un ovillo en el rincón
más alejado de la librerı́a; Andrés murmuraba en voz baja un fragmento de
Pablo Neruda, dejando que las palabras fueran olas que lamieran la arena
de su ira; Miguel exploraba con voracidad las obras de César Vallejo, como
si quisiera devorar la esencia de su genialidad; y Mariana recorrı́a los versos
de Sor Juana Inés de la Cruz, hilando en sus dedos las imágenes desplegadas
ante sus ojos.
Para ellos, la librerı́a era un remanso de paz donde los demonios de
la excavación matutina no podı́an alcanzarlos, un espacio donde podı́an
refugiarse y encontrar inspiración para sus propias palabras, que arañaban
sus gargantas con la urgencia de un ave enjaulada.
Pero la tarde, tornasolada y engañosa, se desdibujaba en el horizonte y
les recordaba que, al igual que los héroes de sus libros prestados, también
debı́an enfrentar aventuras y peligros en la realidad.
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 23

Y ası́, se dirigieron al último escenario secundario de su periplo: el cálido


café ”Estrofas y aromas”.
Allı́, en la penumbra de las farolas, con el aroma del café y los poetas
muertos cadencias resonando desde la vieja radio en la esquina, los cinco
amigos se entregaban a su propio ritual. Sus versos se entrelazaban como
las ramas de un árbol milenario, sus mentes se expandı́an y se contraı́an,
buscando las palabras adecuadas para desgranar las angustias y los deseos
que la escuela y la adolescencia les imponı́an.
En aquel café, donde las conversaciones se alzaban como asteroides
sigilosos, donde los sollozos y las risas compartı́an una bebida humeante,
los cinco poetas encontraron, al menos por unas horas, el bálsamo para sus
heridas, el eco de su voz en los versos y estrofas compartidos con fervor y
desconsuelo.
Y cuando llegara la hora de cerrar, cuando el último largo de café se
consumiera y las sillas se apilaran contra la pared como una barricada contra
el olvido, Andrés, Valeria, Sofı́a, Miguel y Mariana se abrazarı́an en silencio,
sabiendo que sus corazones, ahora entrelazados con el hilo rojo de la poesı́a
y la amistad, podı́an resistir cualquier tormento, cualquier desafı́o que la
escuela, la familia y la vida les lanzaran.
Porque aunque sus escenarios secundarios -la escuela, la librerı́a y el café-
fueran efı́meros e inconstantes, sus palabras, sus versos, sus esperanzas eran
tan tangibles y poderosas como el palpitar de sus corazones, unidos por la
sangre y el fuego de la palabra y la poesı́a.

Cómo estos lugares se convierten en refugio y espacio


para la creación poética

Sobre el viejo parqué del café ”Estrofas y Aromas”, las sombras de los
cinco amigos se abrazaban a las suyas, empujadas contra la pared de cristal
por la luz desvaı́da de la tarde. Ya llevaban una hora, sentados alrededor
de una mesa circular y desgastada en la que se arremolinaban tinteros,
pliegos de papel y tazas humeantes de café aún por terminar. Habı́an
alzado un baluarte contra el estruendo de la ciudad y, curvados hacia el
centro de su refugio, sus jóvenes cuerpos y rostros palpitaban en éxtasis
creativo. Las palabras fluı́an y los versos se desgranaban como los dedos de
un prestidigitador que invocaba y arrebataba la mirada de sus incrédulos
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 24

espectadores.
- Siento que estos lugares -susurró con voz entrecortada Andrés, sintiendo
miedo de que las palabras pudieran escapar y evaporarse en el aire cargado
de humo y el roce de las sillas arrastrando contra el suelo- se han convertido
en nuestro refugio, nuestros pequeños oasis en medio de esta ciudad inhóspita
y frenética.
Sus manos torpes y arrugadas de escribir tiraban, apretaban y arrojaban
hojas de papel sobre la mesa, convencido de que sus palabras se desvanecı́an
como la tinta seca en un papel arrugado.
- Es verdad -respondió Valeria, dejando que el borde de su propia
servilleta de papel se deshilachara entre sus dedos, temiendo no poder
mantener aquella verdad sagrada envuelta en la selva de palabras que tenı́a
ante ella - . En estos lugares, podemos ser nosotros mismos. Podemos
pintar nuestras alegrı́as y miedos con palabras y versos, y compartirlos entre
nosotros.
Mariana, cautiva ante los ojos brillantes y el aliento ligero de sus
compañeros de cafeterı́a, levantó entonces su mirada gris desde su cuaderno.
Sus ojos exploraron un instante las toscas pinceladas de sus versos, antes
de preguntarse en voz baja, como un viento escuchado solamente entre los
oı́dos de aquel pequeño cı́rculo de amigos:
- Pueden los lugares cambiar quiénes somos? Pueden nuestras almas
rebelarse contra las limitaciones que nos ha impuesto la ciudad, encontrar
en cada estrofa compartida una verdad más allá de los muros de esta prisión
urbana?
La repentina invasión de palabras estimulaba a los amigos, haciendo
que alzasen la cabeza y buscasen en los ojos de los demás el consuelo y la
revelación que ansiaban en medio de tanta ansiedad y agitación.
- Me parece que -intervino entonces Miguel, hundiendo la pluma en el
tintero, como si quisiera encontrar el último recurso de un ánimo preparado
para el naufragio- no son tanto los lugares en sı́ lo que nos transforma, sino
lo que compartimos, cómo nos entregamos y cómo nos apoyamos en este
mundo caótico y solitario.
- Es cierto -asintió Andrés, permitiendo que una tenue sonrisa se abriera
paso entre sus labios recios - . Cada encuentro, cada poema compartido en
el Parque de los Poetas, en la librerı́a, en esta cálida cafeterı́a, va dejando
en nosotros una huella indeleble, una transformación que resulta invisible a
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 25

simple vista pero que se hace carne dentro de nosotros.


- Y sin embargo -suspiró Sofı́a, a la vez asustada y admirada ante el
fluir de sus palabras y la comprensión que parecı́a tocarse en aquel pequeño
rincón del café, en el abrazo de sus versos compartidos- debemos recordar
que esos mismos lugares que nos dan refugio y nos permiten encontrarnos a
nosotros mismos se pueden cerrar, desaparecer, y entonces solo nos quedará
la memoria de las horas vividas y las palabras escritas.
- Puede que los lugares cambien y desaparezcan, Sofı́a -respondió Valeria,
y su voz tenı́a la fuerza y la dulzura de una madre que canta una canción
de cuna para acunar a su hijo en los brazos del sueño y la esperanza - .
Pero, aunque el viento arrase nuestros corazones y nuestros recuerdos, son
nuestras palabras, nuestros encuentros, nuestra amistad la que nos resistirá
y nos unirá, como el hilo rojo de la sangre y el sueño que corre por nuestras
venas y atraviesa nuestras almas.
Un silencio estremecedor se apoderó del grupo, que quedó impotente
ante la revelación de que, en efecto, sus corazones siempre tendrı́an un
espacio donde encontrar refugio, apoyo y amor, a pesar del desplome del
cielo y la huida de sus recuerdos, a pesar de las luchas y tempestades que la
vida les impondrı́a.

La importancia de expresar sus sentimientos y pen-


samientos a través de la escritura

Las lágrimas de Miguel se balanceaban precariamente en el borde de sus


pestañas, sacudiéndose en un acto de equilibrio, mientras sostenı́a en sus
manos temblorosas el cuadernillo de Sofı́a, la mirada clavada en las palabras
exorcizadas y saboreando la opulencia del texto. Se sintió invadido por
un sentimiento intenso de tristeza y empatı́a; Sofı́a habı́a compartido con
él, en sus versos titubeantes, sus batallas secretas, el torbellino aterrador
que la acechaba en lo más profundo de su ser. Cada frase dibujada en la
bruma de sus recuerdos, cada sincopado latido se congelaba en el tiempo y
se desplegaba ante su mirada.
Valeria, sentada al lado del muchacho, se sintió extrañamente vulnerable
y expuesta, como si su propia piel se hubiera fundido con la tinta sobre el
papel que sostenı́a Miguel, y sus cántaras secretas se derramaran hacia un
torrente desconocido. A su vez, Andrés, sentado en el otro extremo de la
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 26

sala, lanzó una mirada preocupada a sus amigos absortos, y se preguntó,


con cierto temor, cuántas historias y cicatrices ocultas se refugiaban en el
vórtice de poesı́a de aquel cuaderno ahora abierto.
Mariana, en cambio, parecı́a invariable ante la revelación que se desple-
gaba en las manos de sus amigos. Emana alrededor una capa de silencio
casi palpable, como si su cuerpo herido absorbiera la luz y el oxı́geno del
aire en un gesto desesperado por luchar contra la realidad. Sus ojos se
posaron sobre Sofı́a, quien parecı́a luchar, también, por contener la marea
de emociones que surgı́an de su propio cuaderno y su propio corazón.
Fue entonces cuando Andrés, en un acto de solidaridad y comprensión,
se levantó de su asiento y caminó hasta Miguel y Valeria, dejando que sus
propias palabras selenitas brotaran con suavidad:
- No están solos. Todos tenemos miedos y secretos que desgarran nuestras
almas. Nosotros podemos ser su refugio, podemos ayudar a sanar esas heridas
ocultas con nuestras palabras y nuestro apoyo.
Un silencio tenso, cargado de reconocimientos y revelaciones, se extendió
entre el grupo de amigos, que se miraron a los ojos con una mezcla de
inseguridad y esperanza.
Valeria, sintiendo el eco de la confesión de Andrés y el peso de la verdad
en sus manos, decidió unirse a la conversación. Su voz, un susurro entre los
velos de la noche, se alzó con fuerza, impulsada por un nuevo sentido de
claridad y entendimiento.
- Andrés tiene razón -dijo - . A través de nuestra poesı́a, somos capaces
de expresar lo que a menudo se niega a las palabras habladas. La escritura
puede desterrar nuestros demonios, aunque sea por un instante, y a través
de ella, compartimos nuestros profundos miedos y anhelos. Es la prueba de
nuestra humanidad.
Las palabras de Valeria, tintineando como campanillas de plata bajo la
penumbra del café, hicieron eco en Sofı́a, quien, con la vista aún empañada
por un lágrimas cósmicas, asintió en silencio. Habı́a encontrado en la
escritura, en el bálsamo invisible de sus versos, una tabla de salvación ante
el mar tumultuoso de sus batallas, y estaba empezando a comprender que
sus amigos también esperaban encontrar un puerto seguro en sus propias
palabras.
- La escritura -dijo Sofı́a, la voz frágil como el cristal de un caleidoscopio-
es la red que sostiene nuestras almas cuando amenazan con desquebrajarse,
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 27

es el espejo en el que podemos reconocer nuestras cicatrices y compartir


nuestras heridas, buscando sanarlas.
Andrés, Valeria y Mariana se unieron entonces a Sofı́a en un abrazo
enmudecido, mientras Miguel, soltando el cuadernillo como si fuera un ave
que desea volar, volvió a su papel de pregonero y, con el corazón en la
garganta, declamó a sus amigos y a sı́ mismo:
- Compartamos nuestras sombras y nuestras luces, forjemos, en la fragua
de nuestras plumas y nuestras palabras, una armadura invencible contra
los embates de la vida y el dolor. Y recordemos, siempre, que aquı́, en este
santuario de poesı́a y amistad, somos libres de ser quienes somos, de vivir
nuestras verdades y enfrentar cualquier desafı́o con la seguridad de contar
con nuestro grupo para apoyarnos.
Miguel se desplomó sobre la mesa, agotado pero resuelto, y sus amigos
se unieron a él en un juramento silencioso y tácito. Aunque sus miedos y
secretos parecieran cuchillos afilados y sus corazones fueran una madeja
enredada de hebras frágiles, sus palabras, sus versos, y su amistad serı́an
ahora el escudo y la panacea que los protegerı́a del mundo y sus tormentas,
una bóveda de exploración, de autodescubrimiento y de sanación en los
rincones más oscuros de sus almas.

Incidencias y discusiones que surgen por la vida en la


ciudad acelerada

Las luces del sol, lanzadas como lentejuelas desde las ventanas plateadas de
los rascacielos, se derramaban sobre las calles de la ciudad en la que Valeria,
Andrés, Sofı́a, Miguel y Mariana caminaban hacia la vida, hacia los pedazos
conocidos y desconocidos del mundo que los esperaba, ansioso y tiránico
como un tigre sediento en la jaula de su destino.
Valeria se acompañaba con las puntas de sus uñas a cada paso aplastado
e incierto bajo las capas de escoria que cubrı́an las baldosas de las aceras, sus
ojos punzantes y preternaturalmente verdes se nublaban entre la humeante
maraña de los coches que pasaban, entre el desangramiento del tiempo que
convertı́a cada minuto en un movimiento sincopado de agujas y cuerpos
enmarañados en una desesperada danza de velocidades y desesperanzas.
- Estamos perdiendo tiempo, amigos -gruñı́a con la voz entrecortada e
inaudible de los minutos escabullidos en su retrato estirado y ahogado en
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 28

el sudor de la ciudad - . No lo sienten? No pueden ver cómo esos autos


que avientan el humo en nuestras caras, cómo esas pantallas luminosas nos
desgarran la piel, nos arrebatan los segundos, los instantes que necesitamos
para gritar, para llorar, para escribir?
Andrés, cuyos ojos azules se parecı́an con los de algún antiguo dios
del mar contemplando la férrea amenaza de un horizonte peligroso, asintió
en silencio, sin ceremonia como un cometa solitario que cruzaba el cielo y
desaparecı́a en lo desconocido mientras el vértice de la ciudad giraba en sı́
misma como un molino de viento intoxicado.
- Por desgracia -dejó que la palabra se deslizara en el espacio inexistente
entre las piedras y los coches, saboreando el ácido sabor de su derrota- no
podemos huir del tiempo. No podemos detener este motor de locura, de
asfixia, de derrota.
- Pero la poesı́a -susurró Sofı́a, como si sus palabras fueran un secreto
prohibido que, si se susurraba frágilmente en la cacofonı́a ahumada de la
ciudad, podrı́a crecer y, como una planta inmortal, consumir la ferocidad del
tráfico y la decadencia de sus rutas y horizontes- puede darnos ese tiempo
robado, esa bocanada de esperanza y eternidad que nos niegan nuestras
vidas cotidianas.
- La poesı́a puede ser nuestro salvavidas en medio de esta tempestad,
ası́ es -continuó Mariana, y su voz era dulce como una cascada de estrellas
fugaces en caı́da - . Nuestro refugio, nuestro bálsamo contra la velocidad
asesina del tiempo.
Un desconcierto se difundió por sus almas y cuerpos al darse cuenta
juntos, en aquel pequeño instante de eternidad y desasosiego, de que aún en
medio del tumulto y del ruido ensordecedor habı́a pequeños fragmentos de
quietud y rebeldı́a. De quietud, porque al corazón del caos se les antojaba
en ese momento un temporal encerrado en un camino improbable, como si
el clamor de cada Bogotá, Delhi, Chicago multiplicara su furor sólo para
desgarrar la violenta cadencia de sus propias sinfonı́as urbanas.
De rebeldı́a, porque sus palabras, sus versos de ı́mpetu y destierro salı́an
a la luz intrépida y brillante allı́ donde parecı́a que la velocidad y el miedo
dominaban el espectro de sus almas y sus deseos. Y en esa revelación fugaz,
habı́a una promesa que parecı́a agitarse sobre los tejados y las torres, en el
aire sofocante de sus nubes y sus sombras: que siempre encontrarı́an refugio
y esperanza en las palabras que compartı́an, en la retumbante intersección
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 29

de versos y lágrimas que eran sus corazones y sus destinos.


Un silencio aterrador se instaló en el grupo, revoloteando como una
paloma herida contra las fauces del tiempo y la histeria. Ya no tenı́an
palabras que se ajustaran a la confluencia de desesperanzas y urgencias que
palpaban bajo sus pies, en el corazón de sus sueños y batallas. En su lugar,
dejaron que sus dedos se rozaran tenuemente sobre las páginas, y los versos
que compartı́an en sus cuadernos se transformaran en las breves chispas de
infinito nacidas de sus propias carnes y alientos.

Reflexión sobre cómo la ciudad influye en sus vidas y la


resolución de seguir apoyándose y expresándose a través
de la poesı́a

Las llamas fatuas de los automóviles se encaramaban en el ocaso brotando


desde el cadáver acicalado del dı́a, una sinfonı́a disonante de bocinazos y
sollozos que golpeaban el aire como caballos desbocados, como hatchets
luminosos que se hundı́an en el cuerpo de los cinco poetas. Las nubes
mexclaron sus colores como lápices de cera derretidos, en un mosaico de
rojos y violetas que se extendı́a a lo largo del firmamento como las venas
encendidas y sinuosas de un león sediento, de un gigante postrado ante el
derrumbe del tiempo y sus palacios.
Miguel se dobló sobre el papel, la frente perlada de sudor enfebrecido y
el corazón luchando un tremor indecible, mientras sus palabras inundaban
las páginas con voracidad y colores. Sentı́a, bailando en su tórax, al fiel de
la lucha suspendido entre los sueños evasivos y los latidos calcinantes en sus
entrañas. Habı́a algo en el aire que le rebelaba, que se colaba en sus venas
y hacı́a violenta e inquebrantable su necesidad de vomitar versos ante cada
suspiro y palpitar inmarchitables.
- No hay tiempo -murmuró, las palabras empañadas por sus labios
convulsionados en una extraña mueca, una confesión asfixiante que apenas
rozaba el corazón de sus amigos paralizados frente a la cascada de tinta que
emanaba de cada lı́nea trazada por sus dedos magullados y febriles - . No
hay tiempo para nada, ni para soñar, ni para llorar, ni para escribir.
La desesperación se wifió ante los ojos de Valeria, Andrés, Mariana y
Sofı́a, una coralina tinta que se enredaba en sus párpados y en la tristeza
etérea de sus corazones sometidos al ritmo candente de la ciudad. Valeria se
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 30

abrazó a su cuaderno, aún temblorosas sus manos por la angustia y la beldad


de ese torrente que desbordaba las costuras del presente y los medrosos
versos de su amistad.
- Qué debemos hacer? -preguntó, aunque ya conocı́a la respuesta que
pululaba en las esquinas de ese silencioso espacio que habı́a tejido en sus
horas robadas al cronógrafo que se escabullı́a en sus pestillos y sus brazos,
en las entrepiernas de la vida.
La respuesta se encontraba en la piel de los edificios que circundaban
el parque en el que los mellizos espectros de la ciudad y la poesı́a habı́an
asentado sus gritos y sus susurros; en las sonrisas y las farsas que se cosı́an en
el tejido vibrante de los coches atascados en el laberinto de asfalto mientras
las señales luminosas se reı́an de sus sombras y sus alas ası́, impertérritas
y desvinculadas de sus propios cuerpos; en la melodı́a bulliciosa de las
cafeterı́as y las terrazas cuyos ecos se desgarraban en el aire hasta asirse,
incondicionales, a las páginas que flotaban en sus manos como los fragmentos
de un tiempo en gestación.
Se abalanzaron sobre esa respuesta, esa fotografı́a trémula y sepia que
se encaramaba a sus alientos, se vestı́an en sus pauelos y se reintegraban
en la cadena de ceros y unos desplegada en sus alientos cautivos. Y el eco
de esa revelación retumbó en los tejados, en las gargantas de las ardillas
que trepaban desconcertadas hacia el ojo tı́mido de la luna como preguntas
suspendidas en el veredicto infranqueable de la distancia y el olvido.
Ese eco resonaba en los pies del parque, en el aire que se consumı́a en la
jaula efı́mera de sus pulmones expectantes, en los susurros y los rezos que
se escapaban de las páginas de sus cuadernos como cascadas de palabras
encontradas, desperdigadas, emanadas en la violencia muda y furiosa de sus
esferas y sus deseos.
Esa respuesta, esa bolsa de secretos y de alas rasgadas que surcaba el
horizonte y sus sueños más insospechados, era la poesı́a.
- La poesı́a -les recordó Andrés, la voz humilde y poderosa como los
rayos divinos de un dios de dos caras enfrentados en el reflejo lı́quido de un
espejo nitidiosamente inexistente- es lo que nos salva, es lo que nos vuelve
libres e invulnerables ante el hastı́o y la picota de esta ciudad, de estas vidas
envenenadas por la urgencia y la incomprensión.
Fue entonces cuando comprendieron, con la cadencia y la perplejidad de
un oleaje suspendido en un solo instante de luz y agujas de niebla, que sus
CHAPTER 1. VIVIENDO EN LA CIUDAD ACELERADA 31

poemas, sus formas sin nombre y definición, eran su arma para enfrentar
sus inseguridades, sus batallas y sus miedos más profundos mientras los
coches los devoraban con sus bocas enmarañadas en la bruma.
Que la poesı́a, esa morada efı́mera y eterna a la vez, ese escudo de
átomos y vértigos, podrı́a ser su refugio y su voz cuando la ciudad, con sus
ronquidos y sus cruces y sus calles colmadas de nostalgias y sueños efı́meros,
quisiera desdibujarlos y devolverlos al abismo de tiempo en el que se habı́an
vuelto invisibles.
Y en ese reconocimiento primordial, en esa lucha sincopada y susurrante
en la que los versos y las piedras se enfrentaban en el desolador cadalso del
tiempo y el olvido, ella, la poesı́a, la balanza fatı́dica de sus palabras y sus
almas, les permitı́a encontrar la fuerza silenciosa y victoriosa para enfrentar
el mundo, sus vicios y sus trampas, y lesionar la ciudad acelerada con sus
estrofas y sus sinfonı́as inmortales.
Chapter 2

Poesı́a como refugio


emocional

Tarde en la tarde, entre los últimos rayos de luz y las sombras del crepúsculo,
el Parque de los Poetas susurraba como una sombra húmeda y triste oculta
bajo la sangre frı́a de los rascacielos. Los árboles se estremecı́an, libando
la última gota de sol que se juntaba en el horizonte furioso de cristal y
aluminio, una gota que, gota a gota, formaba un océano infinito de instantes
quebradizos hasta verse tragado por las fauces hambrientas de la noche.
- Odio los rascacielos -murmuró Valeria, mientras rastreaba con sus
dedos el perı́metro desgarrado de uno de sus muchos cuadernos de poesı́a,
trazando caminos clandestinos y sin salida en las hojas rugosas de papel - .
Quisiera que todos esos altos monstruos de vidrio y acero descendieran a la
tierra y dejaran que el cielo ocupara su lugar.
Sofı́a asintió en silencio, sus ojos oscuros y soñadores se enfocaron en
el contraste de los últimos rayos de sol en las ventanas de los rascacielos,
como si pudieran encontrar la llave del enigma que arrastraban sus almas
hasta el abismo, ese vértice de sombras y luces evaporándose en la saliva
universal de las palabras y suspiros.
- Pero es bajo esas sombras que las palabras pueden brotar -intervino
Miguel, con los brazos cruzados y la frente arrugada como una cicatriz de
pensamientos insurrectos- y al final, ellas son nuestras aliadas, no nuestras
enemigas.
No todos compartı́an su entusiasmo. Mariana jugueteaba con un mechón
de cabello, sus dedos trazando patrones ondulantes e inquietos.

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CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 33

- No todos tenemos tu empuje, Miguel -su voz temblaba como un vuelo


de pájaros hundiéndose en el ocaso- para algunos de nosotros, las palabras
son lo único que nos sostiene en el abismo de nuestros miedos, y la única
ventana frente a un ataque.
Fue Andrés quien interrumpió en la conversación, con su voz grave y
serena.
- La poesı́a es nuestro refugio emocional, es cierto -afirmó- pero también
es un arma y una llama que debemos abrazar en lugar de temerla. Es un
faro en la oscuridad que nos guı́a hacia nosotros mismos y nos protege de la
tormenta de nuestras propias emociones.
Las palabras de Andrés dejaron un poso en el aire caliente y estancado
de la noche, una melodı́a ausente que resonaba en sus oı́dos como el eco de
un canto olvidado.
- Pero, cómo enfrentamos esos miedos? -preguntó Valeria, sus manos
apretando la pluma que se doblaba bajo la furia de sus dedos- cómo nos
atrevemos a mostrar nuestras heridas y temores crucificados en las páginas
de nuestros versos?
Fue Andrés el primero en responder a esa pregunta, a esa invitación a
romper el silencio que envolvı́a la amistad y el terror de sus versos y sus
almas.
- La poesı́a es como una coraza, una armadura invisible que nos protege
de las crı́ticas y los juicios -declaró, y su voz era un cascabel en la penumbra,
un acorde de luz y fe en la tormenta implacable de sus palabras y amistades.
Valeria se estremeció al oı́rlo, pero lo miró con una determinación que
ensanchaba su pecho y lo reconfortaba al ver que esos delgados labios no se
abandonaban ante la vorágine de la desesperanza y del miedo.
- No son sólo tus miedos los que atormentan estas páginas -prosiguió
Andrés, envalentonado por la valentı́a y la confianza creciente que se filtraba
en el aire como un pequeño torrente entre las rocas afiladas del desamparo-
todos nosotros, todos nuestros corazones, tienen una batalla que librar,
algún monstruo devorador de sueños y alas que enfrentar en la prisión
clandestina de nuestro corazón. Por qué no mirarse entre sı́ y luchar juntos,
fundir nuestras voces y rebeliones para enfrentar nuestras inseguridades y
temores?
Entonces los cinco amigos se miraron, dejándose llevar por la fuerza
de sus miradas, de sus manos apretadas alrededor de las frágiles lı́neas
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 34

que se estremecı́an en sus cuadernos. Ahı́, entre sus sueños y sus silencios,
entre los dedos fatigados y las risas prematuras y angustiadas, las palabras
empezaron a brotar como rı́os oscuros, esos rı́os cuyas aguas estaban hechas
de emociones nunca antes exploradas y de amistades nunca antes soñadas.
Una a una, las palabras que salı́an de sus cuadernos se convirtieron en
estrellas, en plumas errantes, en versos suspendidos en el aire y en la noche,
entrelazados en un atardo de rebelión y consuelo. Cada palabra sanaba
una herida, cada palabra iluminaba una sombra, cada palabra encendı́a una
llama en el corazón de sus cuerpos y en el túnel de sus vidas.
La poesı́a era el refugio emocional que los protegı́a y los redimı́a en la
tormenta atronadora del mundo. Y al final, ella los salvó a todos.

La búsqueda de refugio en la poesı́a

Miguel deslizó su dedo sobre la húmeda corteza del árbol, dibujando un


signo de interrogación que se disipaba al ser absorbido por la rugosa piel
de la naturaleza. A su lado, Valeria dejó escapar un suspiro ahogado, la
sı́laba enmudecida del silencio inexorable que avanzaba sobre ellos como
un pterodáctilo dormido, su vuelo suspendido entre sombras y sueños
desgarbados.
- Dime -sus labios apenas se abrieron, pero la pregunta escapó de su
pecho como una convulsión que arrastraba los huesos y las cicatrices a su
deleznable mundo - , dime cómo las palabras no se escurren entre tus dedos
cuando intentas agarrarlas como arena desértica. Cómo logras sostenerlas
en tu voz sin que brote el temblor, el miedo, la vergüenza de confesar al
viento y a los oı́dos de tus amigos que tú también te rompes por dentro,
que el corazón se te desmorona en fragmentos por ese hueco negro y sin
escrúpulos.
Miguel levantó la cabeza, sus ojos astillados y perdidos en la bruma que
trepaba ahora por cada piedra y cada hoja de aquel parque en el que solı́an
calmarse de los zarpazos de la realidad.
- Lo siento -susurró en una lágrima invisible, en un torrente de gemidos
inalcanzables por la mano desollada de la memoria - , lo siento si te parezco
indiferente. Pero la poesı́a es para mı́ un refugio y a la vez un campo de
batalla. Frente a este abismo en el que vivo, en el que hemos crecido todos,
esta roca que nos arrastra hacia el árido desierto de las sombras, cada poema
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 35

es una súplica y un grito de guerra.


Valeria enjugó una lágrima que recorrı́a su mejilla, su dedo tembloroso
palideciendo a su paso.
- Pero Matı́as -intervino Andrés, su voz como un raso suspiro lilial
entre la niebla, como un beso compartido entre el alba y la aurora que se
cruzan en la encrucijada de las horas - , sabes que nosotros también nos
despedazamos cada vez que las palabras nos vomitan. Sabes que también
huimos y luchamos, con cada estrofa y cada soneto, cada metáfora o ironı́a
encadenada en nuestro aliento y nuestra piel.
Matı́as asintió en silencio, sus lágrimas ahora en andanada por las mejillas
cansadas y pálidas de su rostro desvencijado.
- Lo sé -confesó, la voz atropellada y lenta como una herida que se abre
y se cierra al compás del viento sur - , pero también temo que nuestros
pies nunca separen de este último latido si seguimos escribiendo versos
desgarrones en este edén de pelo y aire de bruma matinda.
Mariana apretó el cuaderno contra su pecho, las palabras temblorosas y
heridas palpando el aire hasta ser atrapadas por las manos conniventes de
sus amigos.
- La poesı́a me hace sentir viva -declaró, severa, apasionada, una heroı́na
babilónica asomándose ante el ejército de secretos y juglares que marchaban
sobre sus dorados hombros - , me hace creer en la magia de ese mundo que
solo existe en mi corazón, en ese mundo donde todos me conocen y me
aceptan tal como soy.
Sofı́a asintió, sus ojos oscuros y melancólicos suspendidos en una pregunta
secreta que se encerraba en las alpacas y en la aurora de los rascacielos.
Podı́a sentirla también, esa melancolı́a que se escurrı́a por las arterias de la
noche como una colección de sombras y trajes vacı́os.
- Yo también la vida en mis versos -añadió Sofı́a, dando vueltas un
mechón de su cabello entre su dedo gordito como una serpiente enredada en
la hiedra - , pero al mismo tiempo mi poesı́a es un espejo que me delata y
me hace enfrentar la crudeza y la inocencia de mis dı́as y mis sueños, mis
colegajes y mis desvelos.
- Esa es la belleza de la poesı́a -intervino Andrés, encendiendo una llama
de esperanza y renina en sus palabras y sus siluetas que danzaban en las
sombras - . Nos hace enfrentarnos a nuestros miedos y sufrimientos más
ı́ntimos, pero también nos permite atesorar nuestras alegrı́as y secretos en
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 36

una cápsula de tiempo inalterable que nos emancipa y nos arropa a la vez.
Los demás asintieron, su corazón suspendido en un solo balbuceo de luz
y arena perdida, sus dedos entreabriéndose para atrapar, una sola vez más,
los fotogramas fugaces de esa vida que se evaporaba en cada latazo y cisne
de sus noches y estrofas.
- Entonces sigamos -declaró Valeria, su voz debeble y firme como un
faro performando en la noche obscura, como un abrazo desvanecido en los
senderos de los codos y las rodillas - . Sigamos escribiendo hasta que nuestras
palabras y nuestras pasiones sean la savia y las raı́ces de este parque, de esta
ciudad que nos ha alumbrado y nos ha devorado con sus fauces de rascacielos
y sombras. Sigamos siendo poetas, sigamos siendo amigos, sigamos siendo
esas hormigas hibridadas de fuego y lluvia que riegan sus sueños y sus
esperanzas en estos versos y estos signos de pregunta.

Expresión de sentimientos y emociones

A medida que el sol descendı́a, dejando las nubes anaranjadas en su estela,


el viento mecı́a suavemente las ramas de los árboles, como si estuviesen
intentando alcanzar algo más allá de sı́ mismos. El Parque de los Poetas
estaba vivo con el murmullo de la vida; el canto de los pájaros y el zumbido
de insectos, el cada vez más lejano tráfico y las risas de los jóvenes que se
entrelazaban en un concierto que a la vez apaciguaba y avivaba las almas.
En el corazón de ese remolino de sonidos e imágenes, cinco amigos
conspiraban, sus miradas y palabras hilvanando un tapiz de luz y sombra
que desafiaba la opresión del tiempo y el espacio, ese voraz yucasari que
engulle sin cesar las estrellas y las esperanzas.
Valeria mordisqueaba el extremo de su pluma, su mirada perdida en el
azul serpenteante del cuaderno que reposaba en su regazo como una caracola
abandonada en la playa. Sus labios temblaban, como si estuvieran tratando
de alcanzar la respiración en una tormenta de angustia y desconsuelo.
Finalmente, la pluma se desprendió de sus dedos y comenzó a deslizarse
sobre el papel, como un cometa en la penumbra de una noche candente.
- En el cuenco de mis manos -murmuró Valeria, su voz apenas audible
sobre el susurro del viento y las hojas- ahogo un mar de lágrimas que no
atino a describir.
Sofı́a la miró, sus ojos en llamas pero empapados en un océano invisible,
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 37

esa nebulosa de miedos y enigmas que se ocultan en cada corazón humano.


- Pero no estás sola -murmuró, apretando la mano de Valeria como si
pudiera transferirle la fuerza del sol y la tierra a través de su contacto-
todos nosotros estamos aquı́, contigo, en este momento en que las palabras
parecen escapar de tus dedos como pájaros asustados.
Valeria asintió, aunque en sus ojos aún se encerraba un lamento desgar-
rado, un abismo cuyos lı́mites se perdı́an en las fronteras de sus sueños y su
piel.
- Por favor -su voz temblaba como una hoja de sauce- no me pidan que
hable sobre lo que duele, sobre lo que me hace arder por dentro cuando las
palabras se convierten en cenizas y vestigios.
Andrés la observaba, un suspiro contenido y lastimero en su garganta,
antes de dirigirse al resto del grupo.
- No te obligaremos a compartir tus tormentos si no te sientes lista
-prometió, su voz llena de determinación y comprensión. Miró ahora a
Mariana, que tenı́a un breve poema en las manos, tiñendo de lágrimas las
hojas- pero a veces, al enfrentarse a una herida abierta, uno encuentra el
consuelo más inesperado.
Mariana sollozó nuevamente, pero asintió, levantando los ojos para
encontrar la mirada de sus amigos. Sus palabras salieron lentas pero firmes,
como una candela de esperanza que se enciende en medio de la desolación.
- En los momentos más oscuros -declaró con voz quebrada pero firme- es
cuando más necesitamos de la luz de nuestros amigos, de nuestra familia, de
esa poesı́a que fluye en nuestras venas como el aliento de un sueño despierto.
La noche se cerró en torno a ellos, como el manto de terciopelo oscuro de
un gigante que duerme sobre la piel del mundo. Y, en ese parque atrapado
entre las luces como luciérnagas de la ciudad y el silencio que se enreda
entre las sombras y las estrellas, los cinco amigos compartieron sus dolores
y alegrı́as, sus secretos libertadores y aprisionados, como si cada palabra
y cada suspiro pudieran curar las heridas de un pasado que se niega a ser
olvidado.
El Parque de los Poetas y sus versos vulnerables, entrelazados en las
sienes y las albas de sus alientos y sus susurros, formaban un universo
paralelo, un refugio donde las emociones y las memorias no tenı́an más que
revelarse y renacer, como un eco que regresa, tras bambalinas, al bajar el
telón del dı́a.
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 38

Conexión emocional con otros poetas del grupo

Las palabras flotaban en el aire como pétalos de flores desprendidos por un


golpe de viento, revoloteaban ansiosas en busca de un lugar al que asirse,
de un alma que pudiera comprender la magnitud y la profundidad de los
sentimientos que portaban.
Valeria pasó los dedos con delicadeza por la página de su cuaderno.
El poema recién terminado parecı́a temblar a la luz de la lámpara que
descansaba sobre la pequeña mesa del Parque de los Poetas, como una
criatura viva que hubiese sido arrancada de su mundo interior. Alzó los
ojos, y su mirada se encontró con la de Andrés, que la observaba desde el
otro lado de la mesa, expectante, hambriento por escuchar cada frase y cada
estrofa que ella habı́a velado en su papel.
La noche habı́a cerrado sus alas sobre el parque, pero la luz mortecina
de la lámpara ofrecı́a un halo de esperanza y calor a los cinco amigos que,
juntos, urdı́an el tapiz invisible de sus emociones y sus palabras. Sofı́a, con
sus rizos sueltos y desordenados que parecı́an querer escapar de su cabeza,
lanzó a Mariana una mirada interrogante. Mariana se limitó a asentir, la
boca llena de nerviosismo y recelo, antes de empujar su propio cuaderno
hacia el centro de la mesa.
Miguel dejó escapar una risa contenida, pero no se atrevió a recoger el
cuaderno de Mariana. En cambio, extendió su mano hacia Valeria, como
pidiendo permiso para explorar las intimidades de su alma. Valeria titubeó,
pero al final depositó su poema en la palma abierta de Miguel, como un ave
atrapada que se resigna a su destino.
Miguel abrió la boca, dispuesto a leer en voz alta las palabras de Valeria,
pero ésta lo detuvo con un gesto tembloroso de la mano. Tragó saliva,
su corazón retumbando como el de un guerrero a punto de dar la última
estocada en medio de la batalla, y comenzó a recitar sus versos, mientras
la noche se estremecı́a con su voz y los oı́dos de sus amigos se abrı́an para
recibir aquel grito que brotaba de las entrañas del tiempo y la memoria:
”En el hueco de mis brazos, anida el arcoı́ris de lágrimas Que mis ojos
lloran cada vez que ruedan mis sueños Por el pozo infinito de sus ausencias
y desvelos. Cada noche, un gemido, un susurro, un lamento Se escapa de
ese laberinto sangrante y hambriento Que se encierra en el rincón oscuro
del pecho.”
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 39

Sofı́a dejó escapar un suspiro. Sus ojos habı́an adquirido un brillo especial,
esa mezcla de empatı́a y comprensión que sólo los corazones sinceros son
capaces de mostrar ante el sufrimiento ajeno. Sin querer, Valeria le habı́a
revelado un pedazo de aquellas sombras que la asfixiaban a solas, pero ahora
sentı́a una ligereza desconocida, como si hubiera roto la coraza de silencio
que la habı́a mantenido prisionera durante años.
Al escuchar el poema de Valeria, Andrés se sintió abrumado por una ola
de emociones. Su corazón, generalmente fuerte y firme como un anciano
tronco de árbol, parecı́a querer derrumbarse por la desesperada belleza de
sus palabras. La conexión emocional que sentı́a con ella y con los demás
poetas del parque lo dejaba sin aliento, lleno de esperanza y asombro por la
capacidad de la poesı́a para unirlos a pesar de las distintas corrientes que
les azotaban en sus vidas.
Mariana, que habı́a contemplado con aprensión la lectura de Valeria,
cogió aliento y empujó su cuaderno hacia Andrés. Al igual que su amiga,
sintió un alivio indescriptible al liberar las palabras que llevaba mucho
tiempo ocultando, amordazadas dentro de su estremecido corazón. Alzó la
mirada, sus ojos húmedos de lágrimas silenciosas, y escuchó, embargada por
la emoción, cómo Andrés convertı́a su dolor en poesı́a:
”Dónde se esconde la melodı́a de mi nombre en tus labios? Dónde fue
que se desbordó el cauce de tus lagrimales? Miro al cielo y sólo encuentro
una sábana desteñida Por la lluvia de ilusiones y promesas incumplidas.
Hoy soy pájaro que vuela roto, sin rumbo en el viento, Soy hilo suelto de
tus manos que ya no me tejen más.”
La lectura del poema de Mariana alcanzó las entrañas de sus amigos,
quienes entendieron que también compartı́an las penumbras y dudas que la
vida trajera consigo. Conmovidos por la fuerza, la empatı́a y la conexión
que les ofrecı́a la poesı́a, se abrazaron en silencio bajo la pálida luz de la
noche. En ese precioso momento, juntos y vulnerables, se prometieron un
amor incondicional y una solidaridad duradera, en las penas y las alegrı́as,
hasta el último resquicio de sus palabras y sus anhelos de vida.

La dualidad entre el mundo interno y el externo

A lo largo de los dı́as, Andrés comenzó a notar cómo la vida, con sus
frenéticas idas y venidas, parecı́a desgastarlo. Además de la carga escolar,
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 40

las expectativas de sus padres y las presiones sociales que lo rodeaban, sentı́a
una tensión interna que iba mucho más allá de esos factores. Era como si
habitara dos mundos a la vez; el mundo real y tangible, y otro, mucho más
complejo y misterioso.
”Esa dualidad entre lo interno y lo externo, ese enfrentamiento entre
lo que somos y lo que aparentamos ser; eso me está matando”, confesó
Andrés a sus amigos en una de sus reuniones en el Parque de los Poetas.
Sus palabras llevaban un eco de desesperación, una súplica silenciosa a todo
lo que lo conectaba con sus amigos y su pasión por la poesı́a.
Fue Sofı́a quien le respondió primero, sus palabras brotando como una
fuente en medio de una noche sin luna. ”Sé lo que quieres decir, Andrés. A
veces siento que esas dos partes de mı́ chocan y se golpean, como dos astros
errantes buscando su propio camino en el vasto espacio de mi ser”.
Miguel se inclinó hacia adelante para unirse a la conversación. ”Supongo
que todos sentimos esa dualidad en algún momento”, dijo, su voz teñida
por una mezcla de curiosidad e inseguridad. ”A veces parece que nuestra
verdadera esencia, nuestras ideas, nuestras emociones, simplemente chocan
con el mundo exterior. Es como si la vida fuera una constante lucha entre
lo que sentimos y lo que se espera de nosotros”.
Mariana observó el rostro de Andrés con ternura. ”Creo que esa tensión
entre lo interno y lo externo es lo que nos hace ser quienes somos”, susurró,
como si temiera molestar al silencio nocturno. ”Todas las cosas que nos
hacen únicos, todas nuestras experiencias, nuestras memorias, nuestras
esperanzas y sueños Todo eso se encuentra en nuestro interior, en ese mundo
que sólo cada uno de nosotros es capaz de comprender plenamente”.
Valeria asintió y añadió, ”Pero esa dualidad, esa lucha interna entre el
mundo exterior y el interior, es también lo que nos lleva a buscar refugio
y consuelo en la poesı́a. Es esa necesidad insaciable de entender nuestro
ser más profundo y de encontrar conexiones con otros que puedan entender
nuestras batallas y nuestras alegrı́as”.
Algo en el tono de sus palabras hizo que Andrés levantara la mirada, como
si hubiera oı́do la voz de su propia alma en esos momentos de incertidumbre
y de convulsión interna.
”Es cierto”, admitió, y un suspiro se deslizó por sus labios como un ave
que se arroja al vacı́o en busca de corrientes de aire. ”Pero es precisamente
esa dualidad la que también nos da fuerzas y nos impulsa a evolucionar y a
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 41

enfrentarnos a los obstáculos que la vida nos pone en el camino. Cada uno de
nosotros, con nuestras propias luchas y dilemas, con nuestras inseguridades
y conflictos, tiene ese poder de cambiar nuestro destino y de influir en el
mundo que nos rodea”.
Se produjo un silencio mientras sus palabras resonaban en el parque, y
en el corazón de cada uno de los presentes. Entonces, Mariana se levantó
y, de un salto ágil y elegante, trepó al árbol bajo el cual se encontraban
reunidos. Desde aquel improvisado trono de hojas, alzó la voz y dirigió su
mirada hacia sus amigos, hacia aquellos que, como ella, luchaban con la
dualidad entre lo interno y lo externo.
”Quiero compartir con vosotros un poema”, anunció. Sus palabras
parecı́an suspenderse en el aire, cautivas entre la magia de la noche y el
murmullo de sus amigos que aguardaban con los oı́dos aguzados. Y entonces,
con voz trémula pero firme, Mariana comenzó a recitar:
”Entre murallas de carne y hueso mi alma, silenciosa, se protege. De un
lado aguarda la realidad, con un rostro de amarga conocida, del otro lado,
el corazón, que arde de vida en sus latidos.
Mi escudo partido en dualidad, muestra la máscara que el mundo exige
y por dentro, abriga mi verdad, aquella que en versos y en susurros late.
Qué quiero ser, quién quiero ser? La lucha interna siempre guerrea, pero
en este campo de batalla también brota el milagro de la vida entera.
No temamos a las dos caras, ni al afuera abrumador, pues dentro de
cada ser que habita bullen una misma letras, y un eterno amor.”
Al escuchar el poema, los jóvenes poetas del parque sintieron en sus
corazones una poderosa resonancia, como si las palabras de Mariana hubieran
alcanzado ese lugar donde su propio espı́ritu se debatı́a entre la dualidad de
su ser y la vida que les tocaba enfrentar. Y entonces, por un instante, se
sintieron libres, sostenidos por sus amistades y aquellas letras que juntos
hilvanaban como una trama de luz y sombra capaz de desafiar incluso a la
más cruel de las dualidades.

Desahogo e introspección a través de los versos

Eran dı́as nubosos y taciturnos cuando las palabras fluı́an como rı́os desbor-
dados en sus almas. Ansiaban la inminente llegada de las lluvias, pues el
estruendo del agua era un bálsamo de verdad en las llagas de sus corazones.
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 42

Valeria solı́a caminar por las calles, abstraı́da en sus pensamientos y versos,
desentendiéndose de la multitud agitada que se movı́a a su alrededor.
”El mundo no comprende este caudal de sentimientos, esta huida con-
stante al refugio de nosotros mismos”, solı́a repetirse en la soledad de su
cuarto, mientras las sombras se entrelazaban y acariciaban, como hilos de
una tela invencible y lúgubre.
Fue entonces cuando, envuelta en papel de china y acompañada por un
ramo de flores marchitas, Valeria recibió un poema de lágrimas y suspiros,
un grito de desahogo que parecı́a resonar en las profundidades de su ser.
Andrés, cuyo corazón palpitaba escondido y pulido en aquellos versos, le
ofrecı́a un mosaico de pedazos de sı́ mismo, como estrellas hundiéndose en
el horizonte de una esperanza menguante.
Se encontraron a solas en su rincón predilecto del parque, donde los
ancianos sauces y las antiqüı́simas esculturas de poetas célebres parecı́an
suspirar el eco de sus palabras.
Andrés abrió su cuaderno carcomido por el tiempo y la letra apretada e
inclinada, y leyó a Valeria sus versos, despintando con cada sı́laba el dolor y
la desazón que lo atormentaban:
”Ay, de esta vida que se viste de hastı́o y nos zarandea en su trenza
impetuosa como hojas al viento errantes y mustias. Dónde hallaré, quién
me negro agua dará, que calme la sed de mis dı́as nauseabundos?
En el silencio de la noche, entre sábanas de sombra, me vislumbro a
mı́ mismo, frágil y orgulloso como armadura roı́da por la herrumbre del
tiempo. Quisiera hallar solaz en este rincón oscuro, devastado por alaridos
y recuerdos malditos.”
Valeria, con los ojos ardientes y las manos aferradas a su propio cuaderno,
se atrevió a leer en voz alta el poema que habı́a escrito aquella madrugada
de insomnio desvelado, sabiendo que Andrés se irı́a con un pedazo de ella
envuelto en sus palabras:
”Dime, soslayo amargo, dime, luto infausto, si hay rı́os en los que pueda
sumergir mis pesares, y en aguas salvadoras lavar mis desdichas. Que el
agua caiga de la boca del cielo, y en lágrimas incontenibles borre el polvo y
el cansancio acumulado de los años.
No ves que quiero huir de la luz que me ciega, y entregarme a la noche,
a su abrazo cálido? No ves que harto tengo de la máscara que llevo, que
deseo, por fin, ser sólo yo, la oscuridad despojada de muros, de miradas y
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 43

sombras?”

Temáticas comunes y situaciones compartidas

Durante muchos dı́as, el sol no mostró su rostro alegre y radiante. La ciudad


quedó sumida en una desequilibrante penumbra, como si el lodo gris de las
calles se hubiera filtrado por el aire y los confinara a todos en un estancado
limbo perpetuo. Los dı́as acortaban y las noches parecı́an estirarse en el
horizonte, como muñecos de cera derretida bajo el olvido del tiempo.
El grupo de poetas se habı́a impuesto una misión única y audaz: usar
sus quillines y folios no solo para suavizar sus propias heridas sangrantes,
sino también para traducir las del mundo que los rodeaba. Pero ahora que
el cielo se habı́a oscurecido y las vı́sceras de la ciudad dejaban ver la herida
abierta de la humanidad, la tarea era más ardua de lo esperado.
Al ver a Valeria, sentada en la penumbra como una estatua de mármol
embellecida por el paso de los años, Sofı́a sintió un nudo de simpatı́a y de
miedo en la garganta. La oscuridad dio al traste con la trampa de distancia
que habı́an intentado adoptar, aquella máscara que pronto se desmoronó en
hebras cuando sus realidades externas se desplomaron.
Valeria recitó uno de sus poemas más recientes con temblor en su voz:
”Son las madres desconsoladas, son los niños llorando hambre, son los
viejos perdidos en su senilidad. A veces, sólo a veces, la existencia contempla
al chiquillo que moribundo y esperanzado, que lloraba en soledad, anhelaba
ser lo que jamás pudo ser: lo invisible y lo sublime.”
Una ruina en cada esquina, expresaron las lágrimas que resplandecieron
en el rostro de sus amigos como un espejismo de estrellas. Sus lágrimas
brillaron tristemente, como si supieran que no podı́an cambiar la realidad
de la que se teñı́an.
A medida que cada uno de los jóvenes poetas compartı́a su visión del
dolor común y las situaciones compartidas, el cielo parecı́a abrumarse más,
cargado de nubarrones plomizos. Al unı́sono, seis manos se entrelazaron
fuertemente en una enredadera, un refugio temporal de fuerza frente a la
tormenta inminente.
”Esto lo escribı́ pensando en mi hermano”, murmuró Miguel, con los ojos
escudriñando la distancia antes de entrecerrarlos en un intento por contener
una lágrima rebelde. ”La vida no le ha tratado como todos esperábamos, y
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 44

me pregunto si, en algún momento, todo llegará a cobrar sentido”.


Miguel se secó los ojos con el dorso de la mano y comenzó a leer:
”Dentro de esta penumbra, hay almas luchadoras y perdidas. No pueden
ver lo que no quieren ver, no pueden oı́r lo que no quieren oı́r. En el abrazo
silencioso del vacı́o, los seres queridos caducan como hojas, llevándose los
ideales y los sueños en sus vórtices grises y devastadores.
Quién puede recuperar lo que se ha perdido? Quién puede encender la
llama de antorchas que se extinguieron? Quién, en esta tierra empedrada
y yerma, a través de tempestades y tormentos, puede pintarse a sı́ mismo
como el héroe de sus historias más punzantes y crueles? El cielo no responde,
solo truena, y llora incesante por los corazones rotos.”
Las palabras de Miguel se deslizaron por las caracolas de las almas
atónitas y conmovidas que lo escuchaban. Todo se quedó en silencio y se
hizo eterno; el grupo contenido de jóvenes abandonados en un terreno baldı́o
de rugientes tragedias, agotadas esperanzas y heridas indescifrables.
Mariana sintió la presión de los ojos desolados en su dirección y sacudió
la cabeza como si las palabras se anudaran en la garganta. Entonces, el cielo
se iluminó de manera súbita y temerosa, como si un ojo de Dios acechara a
los poetas desde lo tripas del firmamento. La pesadumbre y desesperanza
les golpeaba con fuerza y Mariana sintió la necesidad de devolver algo de la
luz que les habı́a sido arrebatada.
Levantó su voz por encima del sonido estruendoso de los rayos y gritó
sus versos al viento, en un estallido de energı́a, rabia y esperanza:
”Bajo este cielo tormentoso, hurgamos entre las grietas de nosotros
mismos, buscamos alguna fuerza en las ausencias, algún brillo de lo que
fuimos y seremos. Lo encontramos en las palabras y en las miradas, en las
lágrimas que brillan a la luz que se resiste a morir. Oh, vida, despliégate
en toda tu sosticada crudeza, danos las lecciones amargas que bebemos sin
poder evitarlo! Pues, unidos, seremos todos pequeñas llamaradas prendidas,
que a pesar del llanto y la ceniza, serán alguna vez, juntas, una inextinguible
constelación.”
El cielo estalló en una vorágine de llanto y luz, una confrontación del
tormento y la esperanza en el manto reluciente y goteante de la vida. Las
palabras de Mariana resonaron en el quebrantado parque y en los corazones
de sus amigos, aún cercados por el tormento, pero ahora unidos en un refugio
inmóvil donde sus almas enarbolaron juntas por un instante, un débil pero
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 45

perpetuo centelleo de triunfo.

La poesı́a como herramienta terapéutica

En aquellos sospechosos dı́as en los que cada instante parecı́a transcender


la vida misma, Sofı́a solı́a pasar sus tardes sumida en la melancolı́a y la
inquietud de sus propios pensamientos. Su alma inquieta parecı́a buscar
constantemente un consuelo, un abrazo en el vacı́o que le abrumaba. Se
preguntaba si acaso las calles bulliciosas que transitaba le sirvieran de algún
refugio ante el abismo creciente de su interior. De ese modo, una penumbra
habı́ase instalado en su espı́ritu como la lluvia que empapa, frı́a y despiadada,
las vidrieras deslumbrándose en sus propias luces fallidas.
Habı́a permanecido recluida en su habitación mientras las horas caı́an
una a una como hojas mustias de un roble en otoño. Y en esos momentos
de soledad y desdicha, la única compañı́a que parecı́a proporcionarle algún
consuelo en ese inmenso vacı́o era su pluma y su cuaderno. Cada pincelada
de letras parecı́a ser como un trazo de luz en una vorágine de sombras.
Esa noche, en un rincón oscuro del Parque de los Poetas, la atmósfera
parecı́a susurrar un himno de desasosiego y desesperanza. Las primeras
lluvias del otoño les habı́an pasado la factura, y el manto gris que cubrı́a el
cielo se habı́a filtrado en sus corazones enllagados. Sofı́a alborotó sus rizos
que ya no querı́an brillar y encaró a la semiluna oculta entre los pliegues
de las nubes, como si esperara que el rocı́o le otorgara voz a los versos
susurrantes en su mente, versos tı́midos y cautivos de su silencio.
Se armó de valor, con tal de enfrentar la tempestad que la acosaba, y
comenzó a leer en voz alta:
”Oh, niebla densa, mantón de dudas, cuándo has de levantarte de mi
espalda? Si callas, niego en tu silencio mi alma, Infierno angustioso, rueda
menguante. No es en el apretado puño de mis entrañas donde encontraré la
verdad huida?”
Valeria la miró con ojos de ternura y comprensión, como si viera en
su amiga el reflejo de su propio tormento. El grupo entero de seis almas
inquietas se vio envuelto en un silencio inexplicable; tan sólo el susurro
del viento mecı́a las copas de los árboles en una penumbra misteriosa. Era
Andrés quien habló por fin, en un tono que mezclaba admiración y empatı́a,
como si quisiera arrebatar a Sofı́a de las gélidas garras de la angustia
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 46

invadiéndola:

”No estamos solos en esta batalla, Sofı́a. Nuestras palabras, nuestras


almas, siguen brillando en medio de la noche más oscura y sombrı́a. Quiero
compartir contigo y con todos, un poema que he escrito en esos dı́as que
parecen no tener fin, esos dı́as en los que no puedo sacar de mi cabeza el
sinsabor de un abismo sin medida y sin descanso.”

El joven poeta abrió el cuaderno que apretaba contra su pecho como


si en él reposaran sus más aciagas vivencias, y comenzó a leer en un tono
tembloroso como la emocionada calma que precede a la esperanza:

”Leo en sus ojos, en las arrugadas páginas, la desazón que sus vidas
azoradas no alcanzan a pronunciar. Labios sellados por las espadas del
silencio encierran un grito de tormento, un lánguido lamento.

Y están aquı́, y están allá, latiendo y susurrantes, revueltas con hilos de


llanto y esperanza. Están, y no están.

La angustia se burla en la oscuridad, en los rı́os de lágrimas bajo la


tierra que no encuentran mar al que retornar. Cada sollozo un puñal que
me sacude, y siento el eco de mi estertor, la letanı́a universal de la herida
abierta.”

Un nudo de lágrimas contenidas y palabras no dichas parecı́a apresurar


a cada uno de los seis jóvenes en un éxtasis de desahogo y conmoción. La
noche lúgubre y borrascosa los envolvı́a en sus brazos anticipando la llegada
inmediata de las palabras liberadoras. Y de alguna manera, en medio de
aquel oscuro abatimiento que los acosaba, esa tenebrosa noche les dio un
alivio momentáneo, y les permitió apartar del Cielo a sus fantasmas para
escuchar nuevamente la asonante claridad.

Se levantaron de la tierra húmeda y nutricia que los habı́a abrazado en


la quietud, con la convicción de que la tormenta que los azotaba no serı́a
la última, pero en cada una de esas pruebas halları́an el consuelo de haber
sido atravesados por sus propias palabras. Y en este rincón protegido por
los árboles y los versos compartidos, entreabrirı́an los labios del silencio
para dar voz al torrente interior, y asirı́an el refugio, aunque efı́mero, de
encontrarse juntos con sus corazones desplegados a la intemperie de la ruda
existencia.
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 47

Sentimientos de pertenencia y aceptación

Las horas en el reloj de arena habı́an pasado en silencio, desgranándose


como la caricia invisible del tiempo en los momentos más esperanzadores de
la vida. El Parque de los Poetas, reducto de esperanzas y tristezas que se
esparcı́an entre sus senderos y bancas, habı́a acogido por meses a un grupo
de jóvenes nacidos bajo el signo de la pesadumbre y la belleza. Cada tarde
se confundı́an con los pájaros en fuga, con los tenues rayos solares que se
filtraban a través de las bóvedas de ramas; los oı́a la misma piel de la tierra
en la que hincaban sus talones, al compás de las historias que le dejaban
caer como gotas de rocı́o.
El dı́a de la celebración llegó sin previo aviso, recordatorio perenne de
que habı́a vida más allá del abismo de la noche. Los rostros del grupo
empezaban a desafiar el letargo de sus vidas renovándose en el espejo de
sus versos, unas veces mansos como sonrisas burlonas, otras ardientes como
espadas flamı́geras.
Valeria, quien cuando niña habı́a sangrado de pena al ver a su abuelo
morir en sus brazos, se sostenı́a de puntillas por un hilo de esperanza apenas
perceptible sacado de sus ojos difuminados por las sombras. Al otro lado
del árbol en el que se habı́a apoyado como blanda y humana enredadera
se hallaba Andrés, su cabeza reposando en la rugosidad del tronco como
buscando su eco; aquel eco que habı́a recorrido desde las entrañas del
parque hasta quedarse depositado en su sangre, como única herencia que le
concediera su osado hermano.
Los asistentes a la celebración eran, en su mayorı́a, jóvenes; los ojos
invisibles y cautelosos de apiñados adultos yacen entre ellos, aureolas de
espanto y de incertidumbre ante lo insólito. Cada uno de ellos cargaba en su
espalda el peso de la vida enmudecida, extraı́da de las fauces de sus agrietadas
ciudades, de sus angustiosas rutinas, de espinosas relaciones congeladas en
el frı́o dolor del desamor. El Parque de los Poetas se encontraba abarrotado
de almas mañosas clamando por su cuota de redención.
Cuando la última huella de sombra se hubo disuelto entre las copas
de los árboles y las últimas luces lozanas deshojaron sus colores sobre los
rostros juntos, Valeria y Andrés se encontraron a hurtadillas en el centro
deshabitado del parque, solo ellos y sus poemas recién visados y apuñados
contra el pecho. Andrés se incorporó con lentitud, como si el peso del miedo
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 48

le anudara las piernas, y miró a Valeria con el secreto ardor de la aprobación


esperada.
Lo hizo con todo su corazón; la cadena de amistad y de amirés habı́a
sido borrada lentamente de su vida por la tormenta de desilusiones y de
conquistas infructuosas. Andrés le tendió el papel con letras nacidas de su
más profundo yo, temblando de miedo e interna necesidad.
”Esto dice por ti, Valeria. Está aquı́, entre los surcos de la realidad y
del deseo, y entre mis propias cicatrices. Podrı́as. . . ?”
El corazón de Valeria imploraba a gritos no pronunciar las palabras
al descubierto, pero su inteligencia emocionalijo otra cosa, se abrazó a la
lı́nea que separaba el silencio y la poesı́a, abrazó a Andrés como una gota
infinitesimal de esperanza. El viento, que rondaba silencioso escudriñando
sus susurros, le arrulgó una gota de animo y empezó a leer el poema:
”Te encuentras en el espacio dividido, allı́ donde las cadenas de sombras
arrebatan sus latidos en constante caı́da. Y en ese lúgubre eterno, bajo el
jubileo de estrellas taciturnas, un corazón solitario grita a la oscuridad.
Pero en la penumbra, una voz responde, suave y dulcemente, y el corazón
solitario se pregunta, una y otra vez, si acaso el eco fugado de sus ansias no
será solo un sueño que se derrumba como las olas en el lecho de un desierto.
Te encuentras en el abismo del amor, un cruce de caminos, donde los
fantasmas y las promesas se precipitan para dar, para recibir, para sentir
ese inabarcable y destrozado torrente, histérico y sabio, valdiviano y claro”.
Una mano temblorosa tomó la suya, y alzó su voz en su cita final:
”Te encuentras en la frontera, y ahora dime, corazón, cómo cruzarla?”
El eco de sus palabras perduró en los frı́os árboles, serpenteó a través
de los páramos espinosos y la búsqueda sin tregua de solaz, hasta que se
desvanecieron en los claros del corazón. El abrazo repentino de Andrés y
Valeria tronzó la densa negrilla de mil sueños compartidos en la ranura que
separaba, por un finı́simo hilo de lágrimas, lo eterno lo efı́mero.
Se miraron fijamente, la comprensión barruntada de lo sobrecogedor y
definitivo que podı́a ser un poema compartido entre dos seres buscándose
en el laberinto de las palabras, de los encuentros y de los lamentos.
Y al final, cuando el sol alumbró sus escalofrı́os, supieron que la poesı́a
les habı́a brindado, al menos por esa noche, un lugar en el mundo en el que
ser, donde ser escuchados sin miedo a ser juzgados, ser amados sin miedo a
la reciprocidad. Y ası́, ya fuera en la cotidianidad o en la redención, hallaron
CHAPTER 2. POESÍA COMO REFUGIO EMOCIONAL 49

en sus versos y en su amistad un sentido y un refugio.


Chapter 3

La amistad y su
importancia

La tarde avanzaba cubierta por las sombras de las altas torres de oficinas y
viviendas que rodeaban el Parque de los Poetas, como si quisieran cercar
un pequeño oasis en medio del desierto de concreto que se extendı́a a sus
pies. La ciudad habı́a sido especialmente ruidosa ese dı́a; cada ocasional
crujir de neumáticos, el susurro de una sirena o el aleteo de alas de un ave
asustada resonaba en el corazón de Valeria como el eco de un grito lanzado
desde el fondo de un abismo infinito. Al cruzar la calle que la separaba de la
tierra prometida de tierra yerma y olor a hojas secas moliendo sus talones,
una errante lágrima se deslizó por su mejilla, como la transgresión de una
corriente de agua profanando el reposo de un océano tranquilo. Se detuvo
a limpiar, con un movimiento brusco de sus dedos temblorosos, la huella
emplazada en su rostro por el fugaz visitante salado.
Miguel se habı́a anticipado, como siempre, al silente llamado de su
compañera y refugiada en la poesı́a. Se encontraba sentado sobre una
banca verde de pintura descascarada, con aspecto de haber sido diseñada
con todas las intenciones de una comodidad frustrada por las manos del
artista, aunque a él le bastaba para su deseo de soledad y necesidad de
expresar sus más profundas emociones. Estaba inmerso en la escritura de
un nuevo poema, una serie de versos apenas esbozados, rebeldes, obstinados
en negarse a darle forma al pensamiento desasosegado que los acechaba. Al
oı́r la llegada de Valeria, alzó la mirada y la observó con una mezcla de
preocupación y ternura; aquel sentimiento dibujado en su rostro era el de

50
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 51

un hermano mayor regañante presagiando malas noticias. Al contemplar


el otro extremo del parque, el rostro de Miguel se relajó al ver la silueta
solitaria de Andrés, recostado sobre una de las enredaderas que abrazaban
con sus miembros vegetales las paredes gruesas de un callejón húmedo y
abandonado a la incertidumbre. El mismo Andrés que, aguzando el oı́do
hacia el sonido de pasos cada vez más lejanos, suspiraba sobre un mundo
que parecı́a querer despedazarse a sı́ mismo.
-Te estábamos esperando, Valeria -dijo Miguel, saliendo de su sombrı́o
rincón y acercándose lentamente a la chica, con los ojos fijos en la mancha
más oscura que su mejilla habı́a dejado en el frı́o vidrio de su copa - . He
oı́do decir que las cosas no han estado yendo muy bien en casa, por eso
pensamos que podrı́as querer venir un momento para ya sabes, estar con
nosotros. Después de todo, somos amigos y nos estamos aquı́, uno al lado
del otro, en estos dı́as llenos de tribulaciones y tinieblas.
Andrés, que habı́a estado observando en silencio el intercambio entre sus
amigos, apretó entre sus manos su cuaderno de poemas, como si aquellas
páginas buscaran atrapar su corazón en un abrazo más fuerte del que sus
brazos frágiles e inseguros, a veces, podı́an proporcionarle. Con voz serena,
pero teñida de la tristeza que encierra una confesión, miró a Valeria y le
preguntó:
-Te importarı́a si compartieras con nosotros lo que te ha afectado hoy?
Somos tus amigos, y nos preocupa verte de esta manera. Estamos aquı́ para
ayudarte a enfrentar las tormentas de la vida, y a compartir las naves que
hemos construido con nuestras palabras para que puedan servir de refugio
en momentos como este.
Valeria abrió lentamente su cuaderno, las páginas apenas arraigadas en
su mano, y comenzó a leer en voz baja, casi inaudible, como si temiera que
romper el silencio generado por su propia vulnerabilidad pudiera hacer que
aquel aro de tristeza terminara de derrumbarse ante sus ojos.
”He caminado descalza, sobre una tierra arada y mustia, sentı́ el amor
de mi madre como un susurro en el aire; he caminado descalza, buscando
refugio en las sombras, donde las espinas no puedan alcanzarme y los gritos
no me perturben Enciende la luz para que pueda ver, las llamas que arden
en el alma.
Y yo, deseosa del arrullo, me sumerjo en las nubes de angustia, hasta
que logre el abrazo gélido de la indiferencia que me rodea, acompañando a
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 52

mis hermanos en su silenciosa desesperación.


Mis pasos me conducirán, hasta el final del camino trazado, danzando
sobre el precipicio de mi propia ilusión, donde espero, única y etérea, la paz
que mi corazón añora.”
Terminada la lectura, un temblor contenido se apoderó del cuerpo
menudo de Valeria, y las palabras que necesitaba escuchar para continuar
afrontando la adversidad llegaron en eco de sus amigos.
-Estamos aquı́ para ti, Valeria -dijo Andrés, tendiendo la mano hacia
ella - . Somos tus amigos, y siempre estaremos a tu lado.
-Tus palabras nos han mostrado tu corazón y tus sueños -añadió Miguel,
con una voz suave como el tacto de una pluma - . Y aquı́, en el Parque de
los Poetas, tus sueños y los nuestros se mezclarán, y juntos los haremos
realidad.
Valeria, mirándolos, sintió un estremecimiento de esperanza recorrer
su espalda y llegar a su corazón. Aquellos chicos eran sus amigos, sus
compañeros de viaje en este camino incierto y lleno de desafı́os que era la
vida. Y la amistad, lo supo entonces, era el faro que iluminarı́a la tormenta,
el calor que la protegerı́a de los vientos frı́os de la duda y el temor, y el
abrazo que la sostendrı́a en los momentos más oscuros.

Encontrándose en el parque: inicio de las amistades

En lo más profundo del Parque de los Poetas, donde los senderos serpen-
teantes se fundı́an en laberintos de caminos suspendidos entre la luz y la
sombra de los altos árboles, un corazón solitario latı́a inmóvil, como el ojo
de una tormenta.
Valeria, con sus brazos abrazando con fuerza el cuaderno de poemas
maniatados por la urgencia y el temor, caminó por la vereda silenciosa como
un fantasma, buscando, oyendo, palpando el viento que cambia de color
cuando las palabras se unen y se funden en ráfagas de literatura. Poemas
olvidados y llorados en un silencio de meses y años, en medio de hogares
oscuros y desalmados, en viejas escuelas donde el odio y la indiferencia
creaban goteras en la alegrı́a de aprender.
Valeria sabı́a dónde encontrarlos; esos poemas, como hijos desamparados
errando con la neblina de comprender y de no ser comprendido, halları́an
refugio en la verde quietud del Parque de los Poetas, donde, entre las suaves
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 53

sombras, como notas olvidadas de un suspiro mágico, se condensaban y


fluı́an. Los habı́a sentido, a lo lejos, las frases rotas revoloteando alrededor
de las flores marchitas y sus aleteos en fuga, con los tenues rayos solares
que se filtraban a través de las bóvedas de ramas; los oı́a la misma piel de
la tierra en la que hincaban sus talones, al compás de las historias que le
dejaban caer como gotas de rocı́o.
Uno tras otro fueron llegando aquel atardecer, buscando un lugar en el
mundo en el que pertenecer. Suaves voces se sumergieron en el aire crepus-
cular, preguntando, rogando a las sombras maldecidas que se apoderaban
del Parque de los Poetas, cortando el cordón umbilical que separaba la
vida y la eterna poesı́a. Voces que, aun sin reconocer las caras que debı́an
enfocar, susurraban con anhelos compartidos y sintieron el abrazo letal de
la vulnerabilidad y el momento.
La primera voz que se escuchó fue la de Sofı́a, que luchaba por recomponer
el nido de sus cabellos revueltos donde, hasta hace minutos, se habı́an
cobijado sueños e inspiraciones de cuentos y versos que ella trataba de
substraer de sus profundas entrañas rocosas y llenas de desesperanza.
-Valeria, querı́as leer algo esta noche? algo nuevo tal vez? -preguntó
con su voz dulce y subyugante, con un toque de timidez y de sabidurı́a,
asomando los ojos enormes que parecı́an abrazar el mundo.
Valeria, mortificada por la interrupción de su ritual de búsqueda de
almas poéticas famélicas, se estremeció de pies a cabeza y cerró, como un
velo de secretos susurrantes como murmullos del viento, su librerı́a de paz
mental.
-No -contestó secamente - , no tengo nada que leer. No quiero leer ningún
poema esta noche. No. . . no puedo hacerlo, Sofı́a.
-Por qué no? -insistió Sofı́a, con una expresión de profunda tristeza en
su rostro - . Por qué no quieres compartir tus letras con nosotros? Ayer
parecı́as tan emocionada por leer y recitar tus versos a todos.
-No sé -respondió Valeria, frotándose la base del ı́ndice derecho sobre
la superficie de cartón de su álbum de poesı́a - . No puedo leerlos. No esta
noche.
El pequeño grupo que se habı́a unido en torno a la conversación cruzó
miradas ausentes, con un silencio inquietante que envolvı́a la palabra velada
de Valeria. A lo lejos, Andrés, con sus oı́dos encendidos por la urgencia
de saber qué estaba generando ese murmullo opresivo y el suspiro que
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 54

transmitı́a la ausencia de paz en el Parque de los Poetas, dudó entre ir y


preguntar qué estaba pasando, pero decidió esperar inerte, con los versos
atrapados en las entrelı́neas de sus dedos torpes y asmáticos.
Sofı́a dio un paso hacia Valeria y la tomó delicadamente por el brazo,
acercándola al centro del pequeño cı́rculo de amigos que se habı́a formado
en torno a ellas.
-Valeria -dijo dulcemente Sofı́a - . Tus palabras importan. Son bellas, y
debes decirlas. Nosotros las queremos escuchar.
Alrededor de ellas, los demás asintieron en silencio. Los ojos de Valeria
buscaron los de Andrés, pero él desvió la mirada ante su búsqueda.
Lentamente, Valeria abrió su cuaderno y comenzó a leer un poema que
habı́a escrito la noche anterior, lleno de secretos y anhelos misteriosos.
Cuando terminó, todos aplaudieron suavemente. Valeria se echó a llorar,
convirtiendo sus lágrimas en palabras silenciosas. Todos los presentes se
arroparon unos a otros en abrazos, en aquel rincón perdido del Parque de
los Poetas, donde las sombras se entrelazaban con las palabras, donde los
corazones solitarios y heridos podı́an encontrar un sentido a su existencia,
donde la amistad nacı́a entre los susurros de los versos.
Y aunque nadie pudo saberlo entonces, aquella noche, cuando Valeria
leyó su poema, en lo más profundo del Parque de los Poetas, donde los
senderos eran laberintos y los árboles eran altos y silenciosos, algo cambió.
Una conexión invisible nació entre aquellos jóvenes. Una conexión que los
fortalecerı́a en los dı́as venideros y les enseñarı́a las dificultades de la vida
mediante la poesı́a y la amistad.

El valor de la confianza y la empatı́a en la poesı́a com-


partida

La hora azul, cuando la tarde cae y los dı́as se vuelven más cortos, es la hora
en que, desde hace unas semanas, el crepúsculo hace brotar la poesı́a en el
Parque de los Poetas. Ası́ lo habı́an acordado aquellos cinco preadolescentes
que buscaban en los versos, como en un espejo secreto y mágico, el rastro
de sus emociones y de sus sueños, la verdad callada que se anidaba en el
centro de sus vidas innumerables y azarosas. Pero aquella tarde, cuando los
primeros versos comenzaron a fluir y a recorrer las venas de aquel pequeño
cı́rculo de amigos, un extraño estado de ánimo, como un viento opaco
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 55

cargado de polvo, se habı́a instalado en las piedras y los árboles del parque,
en los corazones de los poetas que temblaban a cada palabra.
Valeria, la más callada e insegura del grupo, habı́a acudido a la reunión
con una carta arrugada en su bolsillo y una presión incómoda en su corazón.
Traı́a consigo un poema que habı́a encontrado en su casa la noche anterior,
bajo su cama, olvidado y maltrecho, el testimonio audaz y aterrador de
sus más profundos pensamientos. A medida que sus amigos recitaban sus
poemas, compartiendo sus emociones profundas, sus dudas e inseguridades,
ella sentı́a que aquel poema secreto ardı́a bajo su piel, como si quisiera
revelarse, abrir una brecha por la que asomarı́a su rostro más doloroso, más
antiguo. Después de un tiempo, el miedo y la curiosidad fueron más fuertes
que el pudor, y el alma solitaria de la carta dejó salir su voz.
Sin apartar los ojos del papel, con una voz que fluctuaba como el viento
en un túnel oscuro, Valeria comenzó:
”En los rincones de mi mente, escondidos en laberintos de memoria, yacen
en silencio mis temores más profundos, esperando el momento propicio para
atacar. Las sombras murmurantes que me acechan en las noches donde la
soledad es mi única compañı́a, me susurran cosas que no deseo escuchar,
pero que, de alguna manera, siempre encuentran la forma de colarse en mis
pensamientos.”
Sus amigos la escucharon con atención, tratando de entender la oscuridad
que habı́a encerrado en esos versos. Pero, a medida que Valeria continuaba
compartiendo el poema, sus palabras se entrecortaban y su rostro adquirı́a
una expresión de angustia, una batalla interna que luchaba por mantener
escondida. Andrés, que habı́a estado observándola con atención y preocu-
pación, recogió su cuaderno de poemas entre sus dedos largos y huesudos, y
se levantó con decisión para acercarse a ella.
”Valeria, no tienes que leer esto si no quieres”, dijo Andrés en un susurro
que pretendı́a ser reconfortante. Pero Valeria, sintiendo que el momento
de devolverle su confianza y sinceridad habı́a llegado, siguió adelante, con
lágrimas en los ojos, como si estuviera enfrentando a los fantasmas que
habı́an gobernado su vida hasta aquel momento.
Cuando llegó al final, Valeria se encontró abrazada por Sofı́a, quien
intentaba consolarla y darle fuerza, y vio las caras de sus amigos Miguel
y Mariana, que habı́an comenzado a llorar también. La verdad habı́a sido
dicha, y, aunque estaba teñida de tristeza, aquel espacio compartido y
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 56

confesional en el Parque de los Poetas se volvı́a un lugar en el que cada uno


podı́a atravesar sus miedos y enfrentar sus demonios internos con la certeza
de que encontrarı́an apoyo y respeto por parte de sus amigos.
”No tengas miedo, Valeria”, susurró Sofı́a en su oı́do, mientras le acari-
ciaba el pelo. ”Estamos contigo. No permitiremos que ninguna sombra te
lastime más.”
Andrés, preocupado por ver a Valeria en ese estado de desesperación,
pensó en las palabras que habı́a escuchado en su poema y en la esencia
misma de su amistad.
”Valeria, gracias por compartir esto con nosotros”, dijo con ternura, sus
palabras oprimiendo el nudo de la tristeza que hicieron eco en el parque.
”Todos aquı́ sabemos lo difı́cil que puede ser enfrentarse a los temores, a lo
que nos atormenta desde dentro. Pero confiando en nosotros, en nuestra
amistad y en la forma en que conectamos a través de nuestra poesı́a, estoy
seguro de que podremos enfrentar estos desafı́os juntos. Entenderemos
nuestras miserias sin juzgar, y nuestra empatı́a nos hará más fuertes.”
En su abrazo, aquel atardecer, aquel grupo de jóvenes poetas comprendió
el valor de la confianza y la empatı́a que residı́an en su pequeño refugio de
palabras y sueños, en el poder sanador de enfrentar la oscuridad juntos, en
la amistad que crece, como un árbol, en la tierra cierta de un parque lleno
de poesı́a. Aquella tarde, en el Parque de los Poetas, los corazones solitarios
por fin encontraron un baúl donde guardar sus versos, un baúl que contenı́a
la certeza de que, en el futuro, siempre tendrı́an un lugar en el mundo donde
sus voces encontrarı́an eco y sus manos el calor de la amistad. Las palabras
de Valeria y de todos los poetas habı́an sido escuchadas y abrazadas; la
confianza y la empatı́a, como los versos de un poema fluı́an y se entrelazaban
hasta alzar una historia en que aquellos jóvenes, como valientes navegantes,
enfrentarı́an juntos los desafı́os más oscuros y profundos de la vida.

Fortaleciendo lazos a través de los problemas familiares

La luz habı́a revelado su capricho en los cielos, trazando nubes que parecı́an
anunciar los inicios de una tormenta. En el pequeño parque donde Andrés
y Valeria solı́an reunirse a menudo, sus sombras se mezclaban y bailoteaban
en las hojas de los árboles y la hierba mojada, como secretos que el tiempo
aún no habı́a llegado a decifrar.
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 57

- La vida se vuelve muy breve -le dijo Andrés, el rostro oculto en la


penumbra que se ensanchaba con la llegada de las tinieblas - . Quiero que
sepas que aún tenemos un largo camino por recorrer, juntos. Y quiero que
sepas que no estás sola.
Valeria sintió cómo cada palabra de Andrés traspasaba su piel como
rayos de sol, despertando sentimientos dolorosos que ella creı́a ya olvidados.
No pudo contener el inicio de un sollozo amargo, inseguro, que surgió de
un rincón escondido en su corazón. Andrés la miró con preocupación y se
acercó a ella, ofreciéndole su hombro como refugio de sus lágrimas.
- Me da miedo -susurró Valeria, compartiendo los secretos que la angus-
tiaban - . Mi madre tuvo una pelea con mi padre y todo en casa se siente
diferente ahora. Siento que todo caerá a pedazos y no sé qué hacer.
Andrés la abrazó con más fuerza, intentando transmitirle su apoyo y
cariño en silencio. Las lágrimas de Valeria mojaron su camisa mientras sus
brazos la rodeaban, protegiéndola del mundo exterior y asegurándole que,
al menos en ese momento, todo estaba bien.
- Las familias son complicadas -dijo Andrés en voz baja - . Los padres
también tienen problemas y quizás en este momento, tu madre y tu padre
están enfrentando eso; pero no significa que vayan a dejarte sola o que
dejarán de quererte. Por qué no tratas de hablar con ellos, comunicar tus
miedos y tus preocupaciones. A veces a veces simplemente no saben qué
estamos pensando si no lo decimos.
Valeria asintió con la cabeza, las últimas lágrimas cayendo sobre su
rostro. A lo lejos, se oyó el trino de un ruiseñor, como melancólico eco de
sus pensamientos. Andrés le ofreció un pañuelo, un ángel caı́do del cielo
que rescatara el brillo de sus ojos.
- Tienes razón -dijo, intentando contener un débil estremecimiento - .
Quizás deberı́a hablar con ellos. Pero me da miedo, Andrés. Me da miedo
que me vean vulnerable, que algo cambie entre nosotros por compartir mis
miedos.
Andrés posó una mano en su hombro, buscando sus ojos con una ternura
que penetró en los rincones perdidos de su alma.
- Valeria, acuérdate que siempre encontrarás refugio en nuestras palabras
y en nuestros poemas, en la amistad que hemos tejido en este parque,
este rincón de esperanza. Y nunca olvides que, aunque a veces los padres
parezcan inalcanzables, ellos también tienen miedo y se pueden equivocar.
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 58

Hablar con el corazón en las manos puede ser difı́cil, pero te prometo que,
al final, valdrá la pena.
La noche se habı́a adentrado completamente en el parque, desplegando
un manto de oscuridad que parecı́a unirse con las secuencias de sus memorias.
El canto del ruiseñor fue reemplazado por el zumbido constante de los grillos,
un coro nocturno que rompı́a el silencio en numerosos fragmentos.
Valeria, aferrada al pañuelo que Andrés le habı́a dado, suspiró aliviada
y sonrió agradecida hacia él. Por un momento, el tiempo se detuvo y solo
existieron ellos dos, envueltos en un abrazo invisible, bajo el cielo nocturno
y entre las sombras del Parque de los Poetas.
Esa noche, cuando Valeria regresó a casa, juntó el valor para enfrentar a
sus padres y hablar con ellos sobre sus temores e inquietudes. Las palabras
no siempre eran perfectas ni expresaban lo que realmente querı́a decir, pero
buscó la fuerza en su corazón y en el recuerdo de su amistad con Andrés.
Y aunque no todo se resolvió en un instante, los fragmentos rotos de
su vida familiar comenzaron a tomar nueva forma. La esperanza se filtró
en los espacios oscuros, y Valeria encontró en sı́ misma la resiliencia y el
coraje para enfrentar la realidad de su hogar con la entereza de una poeta
que entiende el valor de enfrentar la verdad desnuda.
Fue en ese momento de su vida cuando Valeria también comprendió la
importancia de fortalecer los lazos entre amigos y familiares a través de los
problemas y desafı́os que la vida les presentaba. En cada rincón del Parque
de los Poetas, en cada poema y confidencia compartida con sus amigos,
Valeria halló la fortaleza y la luz que necesitaba para seguir adelante, para
encarar las tempestades y nubarrones que la vida intentaba imponer en sus
inciertos horizontes.

La amistad como apoyo en los conflictos escolares

La campana anunció el fin de la lección y, con ella, el liberador túmulto de


estudiantes que se precipitaron afuera, al patio, compartiendo ese ánimo
festivo que recorrı́a los pasillos como un rumor oculto. Pero esa sensación
de júbilo no llegó hasta Valeria, cuyos pasos lentos y vacilantes la alejaron
de sus compañeros, buscando la solidez del muro que separaba el patio de
la cancha de baloncesto. Sus ojos, velados por una sombra de humillación
y temor, recorrieron el espacio expectantes, atisbando a lo lejos el rostro
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 59

familiar de uno de sus amigos, un refugio donde pudiera confiar lo que habı́a
sucedido y construir un relato de su angustia. Andrés, ocupado en una
discusión con Sofı́a y Miguel, entreabrió la puerta de ese refugio y, al ver a
Valeria en la lejanı́a, adivinó que habı́a una nube negra sobre ella, un oscuro
presentimiento que ella intentaba ocultar.
- Valeria - dijo Andrés al acercarse lo suficiente para susurrarle sin ser
escuchado por los demás compañeros de clase - Qué ocurre?
La respuesta fue un largo silencio, una pausa en la que Valeria, herida
y vulnerable, pareció resistirse a dejar aflorar lo sucedido en su garganta
lastimada.
- La profesora Pérez me humilló delante de mis compañeros. Dijo que
me falta talento y que deberı́a rendirme que nunca podré escribir bien -
comenzó a decir Valeria, sus palabras formándose entre lágrimas, como un
lamento que sólo ella sabı́a cuánto dolor encerraba.
El semblante de Andrés se ensombreció, su espı́ritu protector arremolinándose
en su pecho y buscando una manera de aliviar la amargura que habı́a im-
pregnado el corazón de su amiga.
- No puedo creer que haya dicho eso - exclamó, tomando las manos de
Valeria en las suyas y apretándolas en señal de apoyo - No puedes dejar que
las palabras de alguien te afecten de esa manera. Siempre habrá personas
que intenten hundirte porque no entienden la importancia de lo que haces;
pero nosotros, tus amigos, estaremos aquı́ para recordarte lo valiente y
talentosa que eres.
Sofı́a y Miguel, que desde lejos habı́an estado observando la escena, se
acercaron a Valeria casi al mismo tiempo, interrumpiendo el confortable
silencio que se habı́a tendido entre Andrés y ella.
- No te preocupes, Valeria - dijo Sofı́a, esbozando una sonrisa preocupada
- Sabemos que la profesora Pérez es dura y a veces crı́tica, pero también
sabemos que tú eres fuerte y capaz de superar este obstáculo. No dejes que
una mala experiencia te hunda.
Y, a medida que las palabras de sus amigos se entrelazaban, enraizando
en su alma como un himno de esperanza, Valeria sintió que lo que habı́a
sido una carga insoportable en su pecho se aligeraba, se convertı́a en una
nube distante que podı́a observar desde la seguridad del recuerdo. Las
sombras que creı́an haber encontrado un hogar en su espı́ritu comenzaron
a desaparecer lentamente, desvaneciéndose ante el brillo de los lazos de
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 60

amistad que se fortalecı́an con cada abrazo, con cada palabra de consuelo y
solidaridad.
El Parque de los Poetas se convirtió, en los dı́as siguientes, en el escenario
de una comunión secreta, donde se compartı́an secretos y confidencias, donde
se encendı́an risueñas discusiones sobre el poder de la palabra, sobre el
significado de la vida y el sentido de la amistad. Allı́, Valeria restauró
la confianza en sı́ misma y aprendió el suave equilibrio entre lo que otros
opinaban y lo que ella sabı́a sobre sı́ misma, sobre la amistad que crecı́a con
cada verso compartido y con cada batalla enfrentada.
Navegando entre lı́neas de poesı́a que habı́an comenzado a ser puentes y
no muros, Valeria entendió, en ese viaje hacia la adultez incierta y descono-
cida, que la amistad era el lugar donde el alma descansa y recupera fuerzas,
un puerto donde las palabras de consuelo crecen en el viento y el corazón
aprende a desafiar las tormentas y reconciliarse con ellas cuando amenazan
con destruir los cimientos de su identidad. Valeria y sus amigos, unidos
por los versos que compartı́an y por las promesas que intercambiaban, se
convirtieron en refugio del otro, en amparo inquebrantable en esa etapa
agitada e impredecible que cada uno atravesaba.
Y, de este modo, la vida continuó en el Parque de los Poetas, con los
jóvenes enfrentando sus miedos, derramando sus prejuicios y aprendiendo
las lecciones invaluables de la poesı́a compartida; lecciones que los ayudaron
a enfrentarse a los desafı́os y los conflictos que surgı́an en sus vidas, en la
certeza de que siempre encontrarı́an el abrazo de la amistad para calmar la
tempestad en sus corazones y aligerar la carga de los dı́as venideros.

La importancia de la inclusión y aceptación en el grupo

El sol ya habı́a comenzado a descender en el cielo cuando Valeria y Andrés


ingresaron al Parque de los Poetas, encontrando al resto de sus compañeros
repartidos en grupos de dos y tres sobre mantas y bajo la sombra de los
árboles. La expresión en sus rostros era de diversión y camaraderı́a, pero
también habı́an arrugas de preocupación y desconcierto.
Valeria y Andrés se acercaron a Miguel y Sofı́a, quienes parecı́an envueltos
en una discusión apasionada. Sin embargo, tan pronto como se dieron cuenta
de que sus amigos se acercaban, cambiaron su tono y Sofı́a preguntó algo
nerviosa:
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 61

- Qué nos cuentan? Cómo estuvieron sus tardes?


Valeria sonrió ante la repentina interrupción de su conversación; era
evidente que algo los inquietaba. Andrés, con una mirada más perspicaz,
preguntó:
- Está todo bien entre ustedes? Está pasando algo que quieran contarnos?
Miguel se alargó la camisa sobre el pantalón y suspiró profundamente,
como si hubiera sido atrapado con las manos en la masa. A pesar de su
nerviosismo, comenzó a hablar con sinceridad:
- La verdad es que estábamos discutiendo sobre Mariana. Ella ha estado
muy callada en las últimas reuniones y parece sentirse aislada del resto del
grupo. Nos preocupa que no se sienta parte de nosotros.
La preocupación por Mariana traspasó el aire del parque, y todos sabı́an
que el sentimiento de pertenencia y aceptación en el grupo era imprescindible
si querı́an continuar fortaleciendo sus lazos de amistad y apoyo mutuo.
Valeria recordó haber visto a Mariana en un rincón a la sombra de un
árbol solitario más temprano, hojeando un cuaderno de versos propios y
garabateando algo en la última página mientras una triste sonrisa se dibujaba
en su rostro. No habı́a hablado mucho con ella, pero habı́a percibido la
tristeza y la melancolı́a que cargaba en su espalda.
Más tarde en la tarde, cuando el grupo se reunió alrededor de una
improvisada fogata encendida por Miguel, Valeria levantó el tema de la
inclusión y aceptación en el grupo. Su voz, repleta de preocupación y
sinceridad, resonó con cada corazón presente:
- Nos hemos reunido aquı́ con el propósito de ser libres, de ser nosotros
mismos y de encontrar consuelo en nuestros versos y en cada uno de nosotros.
Es triste saber que alguien entre nosotros no se siente parte de este cı́rculo
de amistad y esperanza. Hay algo que podamos hacer para cambiar eso?
Su cuestión generó un silencio en el grupo, interrumpido solo por el
chasquido del fuego y el crepitar de los leños. Cada uno meditaba sobre
formas de hacer a Mariana sentir más aceptada en el grupo.
Andrés, cuyos ojos habı́an estado explorando la oscuridad en busca
de Mariana, finalmente la habı́a ubicado, sentada a unos pocos pasos de
distancia, bajo la luz de una farola que dejaba ver su rostro, cubierto de
lágrimas silenciosas. Se levantó de su lugar en el cı́rculo y caminó hacia
ella, sentándose a su lado. Hubo un momento de silencio antes de que él
comenzara a hablar.
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 62

- Mariana, no tienes idea de cuánto significa para nosotros que estés


aquı́, que puedas compartir tus versos y tus pensamientos con nosotros. Nos
hemos dado cuenta de que últimamente no te sientes parte de nuestro grupo.
Pero quiero que sepas que siempre serás bienvenida aquı́, y que siempre
seremos tu refugio cuando te sientas perdida o en peligro.
Ella trató de sonreı́r, pero las lágrimas fluı́an libremente en ese momento.
Agradecida por las palabras de Andrés, Mariana sabı́a que él habı́a dicho lo
que el resto del grupo pensaba, y que ellos realmente valoraban su presencia
y su amistad.
Miguel también se acercó a Mariana, acompañado de Sofı́a y Valeria.
- No importa lo que haya pasado, siempre serás parte de nosotros - le
aseguró Sofı́a, mientras le ofrecı́a una mano en señal de amistad.
Mariana los miró a todos y suspiró con alivio, como si hubiera estado
esperando este momento por largo tiempo. Aceptó las manos que le ofrecı́an
y se incorporó, dejando caer las lágrimas que aún brotaban de sus ojos.
- Gracias -susurró, mientras se unı́a nuevamente al cı́rculo alrededor de
la fogata.
El resto de la noche, el grupo compartió versos de amor, amistad y
solidaridad, reafirmando su compromiso de apoyarse mutuamente y hacer
que cada uno de ellos se sintiera perteneciente y aceptado en el grupo. Los
fuegos de la amistad iluminaron sus rostros y trazaron la senda de aquellos
jóvenes poetas hacia un futuro lleno de esperanza, en un mundo de inclusion
y amor compartido.

Compartiendo y enfrentando miedos e inseguridades

La sombra de la noche se habı́a extendido plenamente a través de las calles


de la ciudad, envolviendo a los edificios en una manta oscura y silenciosa. Sin
embargo, en el Parque de los Poetas, la luz de la luna y las risas alegres de los
jóvenes penetraron en el silencio que ansiaban alejar. La tensión burbujeaba
bajo la aparente felicidad del grupo, como si estuvieran sosteniendo una
complicada red de ansiedad y miedo que aguardaba para enredarlos en la
más sutil de las provocaciones.
Valeria era la primera en hablar, su voz apenas un susurro en la noche
mientras compartı́a un poema que acababa de escribir, en el que hablaba
de su miedo a no ser suficiente. Sus palabras, cargadas de vergüenza e
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 63

inseguridad, colgaron en el aire cargado, llegando hasta el corazón de cada


uno de sus amigos.
Todos se quedaron en silencio unos momentos, dejando que las lágrimas
de Valeria atravesaran su rostro y fusionándose con la tierra bajo sus pies,
donde echarı́an raı́ces y crecerı́an en puentes para aliviar la inseguridad y
rara vez se harı́a mención.
Fue entonces cuando Miguel se puso de pie, sus brazos tirantes y cruzados
sobre su pecho como si intentara contener el torbellino de emociones que
sucedı́a en su interior. Tomó una pausa antes de lanzarse a su propio
poema, uno sobre el peso de las expectativas de su familia y el miedo a
decepcionarlos, dejando que sus palabras espantaran a los espı́ritus invisibles
que lo acosaban.
Uno tras otro, cada joven enfrentó sus propias batallas internas y com-
partió sus miedos más profundos e inseguridades, sus seres más vulnerables
expuestos solemnemente al grupo. Las palabras fluı́an de sus labios como
un manantial de confidencias, un chorro de honestidad y autenticidad en el
amparo de la luna y sus amigos, unidos en la lucha por dar voz a sus propias
almas en ese espacio sagrado y protegido que era el Parque de los Poetas.
Andrés, al notar el cambio sutil y gradual del ambiente en el grupo, se
animó a compartir su más profundo secreto. Sus mejillas se sonrojaron y
tragó un nudo en la garganta mientras comenzaba a recitar sus versos, con-
fesando su enamoramiento secreto por Valeria y la constante incertidumbre
sobre si sus sentimientos eran correspondidos o no.
Los ojos de Valeria se agrandaron ante la revelación, y su corazón
palpitaba rápidamente. Un abismo de silencio creció entre ellos, lleno de
palabras no dichas, mientras el grupo mantenı́a la respiración, esperando ver
cómo se desenvolverı́a el delicado equilibrio de amistad y amor que habı́a
sido sometido a prueba.
Fue Mariana, que habı́a permanecido en silencio durante la mayor parte
de la noche, quien intervino para romper el silencio, con un poema que
hablaba sobre la aceptación y el amor incondicional. Sus palabras eran
como un bálsamo que aliviaba las heridas expuestas y las inseguridades
compartidas bajo el abrazo de la noche y la comprensión tácita de la amistad.
Los jóvenes se miraron unos a otros, con los ojos brillantes y las almas
más livianas que antes, habiendo dado un paso audaz y emocionante hacia
la camaraderı́a y la confianza en sı́ mismos. Sabı́an que habı́an compartido
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 64

algo temeroso e invaluable esa noche, un vı́nculo frágil pero poderoso que
sobrepasaba cualquier cosa que hubieran experimentado antes.
Cuando la luna comenzó a ceder su lugar en el cielo al amanecer, y los
primeros rayos de sol se filtraron a través de las copas de los árboles, el
grupo de jóvenes poetas se levantó lentamente, con los ojos soñolientos pero
el corazón lleno de gratitud y la determinación de enfrentar un nuevo dı́a con
la certeza de que ya no estaban solos en sus miedos e inseguridades. Hasta
en la oscuridad más profunda y la más frágil de las confesiones, sabı́an que
siempre podrı́an apoyarse en la fortaleza y la empatı́a del otro, un cı́rculo
sólido de amor y comprensión que rodearı́a sus corazones atormentados y
darı́a a luz a la hermandad poética que crecerı́a con cada flor que nacı́a en
aquel Parque de los Poetas.

La amistad como refugio en momentos de enamoramien-


tos y desilusiones

Mariana caminaba de regreso a su casa, con una mezcla de felicidad y


tristeza que no sabı́a cómo describir. Su pecho le dolı́a de una forma extraña,
algo que nunca habı́a sentido antes. Habı́a visto a Jaime, aquel chico de
sonrisa encantadora, más veces de las que podı́a contar, pero hoy habı́a sido
diferente.
Estaba absorta en sus pensamientos cuando sintió una mano en su
hombro. Al girarse, encontró la mirada preocupada de Valeria.
- Estás muy callada hoy, Mariana. Te encuentras bien?
Mariana suspiró, intentando poner orden a las ideas que revoloteaban
en su cabeza.
- No lo sé, Valeria. Es solo que algo me duele aquı́ adentro - señaló el
pecho con ambas manos - y no sé qué es
Valeria la observó con comprensión y estrechó su mano en un gesto
solidario.
- Creo que sé de qué hablas, Mariana. Tal vez necesites algo de tiempo,
quizá hablar de ello con alguien puede ayudarte a entender lo que sientes -
le aconsejó Valeria.
El tiempo en el parque, bajo los árboles y recitando versos al viento,
hizo que Mariana decidiera abrir su corazón. No pudo contener las lágrimas
que se amontonaban en sus ojos.
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 65

- Entonces estuve a punto de decirle que me gustaba mucho, pero


entonces apareció Sergio, y Jaime cambió completamente. No parecı́a la
misma persona - concluyó, mientras sus hombros se sacudı́an por los sollozos.
- Mariana, ven! - exclamó Andrés, quien la habı́a estado escuchando
desde lejos - Ven con nosotros! Estamos aquı́ para ti - con un fuerte abrazo,
como si fuera capaz de sostenerla con todo el conjunto de sus miedos y
esperanzas, Andrés la integró al grupo.
Todos rodearon a Mariana, dejándola saber que no estaba sola en su
sufrimiento. Incluso Andrés compartió su último poema, en el que hablaba
sobre el amor no correspondido y cómo enfrentarlo. Valeria, a su vez,
decidió compartir un poema en el que narraba un desengaño y cómo habı́a
aprendido, poco a poco, a aceptar el dolor y a seguir adelante.
Mientras los versos llenaban el aire, Mariana sintió cómo la tristeza y la
confusión que la atormentaban se disipaban lentamente, como si fueran las
hojas llevadas por el viento en aquel Parque de los Poetas. La comprensión
y el apoyo de sus amigos eran como un bálsamo para su corazón herido.
Un palpable silencio se apoderó del ambiente hasta que Miguel, que
hasta el momento habı́a estado dándole vueltas a las palabras en su cabeza,
comenzó a recitar un poema que hablaba sobre la importancia de la amistad
y cómo esta podı́a ser un refugio en momentos difı́ciles.
Al escuchar ese poema, el rostro de Mariana se iluminó lentamente,
iluminado por la luna y la honestidad de sus amigos. En el abrazo de la
amistad, quizás por primera vez, ella se permitió llorar, comprender y soltar
la angustia que rodeaba su corazón.
Después de aquella noche en el parque, Mariana no volvió a ser la misma.
Aprendió a leer el lenguaje del amor y de la desilusión en su propio corazón
y en el de sus amigos. Aunque la confusión y el dolor a veces regresaban a
visitarla, encontró en el cı́rculo de amistad que se habı́a formado en aquel
Parque de los Poetas un refugio en el que siempre podrı́a apoyarse y obtener
consuelo.
Juntos, los jóvenes poetas enfrentaron los retos y las alegrı́as que la
vida les ofrecı́a, y su amistad, ahora forjada en unión y comprensión, les
permitı́a abrazar el futuro con la seguridad de que nunca estarı́an solos.
Porque aunque el amor llegaba con sus tormentas y desilusiones, sabı́an que
siempre tendrı́an un refugio en sus amigos, en el parque, y en la poesı́a que
compartı́an.
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 66

Enfrentando juntos los cambios corporales y la búsqueda


de identidad

La tarde habı́a comenzado con una explosión vibrante de luz sobre el


horizonte, un eco lejano de un fuego ardiente que parecı́a estar consumiendo
el mismo cielo. Valeria se detuvo en la entrada del Parque de los Poetas,
mirando los últimos esbozos de la luz del dı́a desvanecerse en las sombras
crecientes.
Hoy simplemente deseaba recitar versos al viento en la soledad del parque,
pero sabı́a que sus amigos estarı́an esperándola, y no pudo evitar sentir que
su presencia no debı́a faltar en el encuentro semanal del grupo.
La tarde se deslizó suavemente en el parque, como un amante que susurra
promesas de dulce entrega en secreto oscuro. Valeria sintió una oleada de
emoción correr por sus venas al verse rodeada por Andrés, Miguel, Sofı́a y
Mariana, quienes también sentı́an el extraño magnetismo de esta atmósfera
donde sentimientos y emociones se mezclaban en versos.
Junto al suave murmullo de las hojas y el susurro etéreo de las ramas,
Valeria luchó por encontrar las palabras adecuadas para expresar el caos
que habı́a estado fermentando en su mente en las últimas semanas.
Inesperadamente, fue Mariana la que encontró una voz en esta oscuridad.
Tenı́a trazas de duda en la expresión de sus ojos mientras leı́a un poema
que habı́a escrito sobre su cuerpo que no parecı́a propio; un torrente de
confusiones y ansiedades.
Las palabras de Mariana brotaron con una fuerza desenfrenada, y Valeria
sintió cómo resonaban en lo más profundo de su ser. En momentos como
este, se sentı́a desnuda, como si su alma estuviera en exhibición a la merced
de sus amigos comprensivos. Pero no habı́a miedo en ese acto de exposición
- habı́a una fuerza unificadora en cada lı́nea que cruzaba la división entre
ellos.
Eso fue el punto de partida para que todos comenzaran a compartir
versos que expresaban sus propios sentimientos respecto a los cambios que
venı́an experimentando en sus cuerpos adolescentes. Andrés habló sobre el
estrés y la preocupación que le causaba ver cómo el vello facial comenzaba
a brotar en su rostro, y cómo su voz se quebraba en momentos inesperados.
Sofı́a compartió la incomodidad que sentı́a al tener que ocultar sus senos
en desarrollo en el gimnasio de la escuela, temiendo las miradas de sus
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 67

compañeros.

A medida que las palabras fluı́an, la oscuridad y la vulnerabilidad se


entrelazaban en un abrazo delicado y aceptador. En este momento, en este
rincón del parque donde sus espı́ritus agitados encontraron reposo, eran una
unidad indivisible.

En medio de las confesiones y el apoyo mutuo, la inseguridad de Valeria


comenzó a abrirse paso hasta la superficie. Con una mezcla de timidez
y coraje, compartió un poema reciente en el que describı́a su lucha con
las primeras menstruaciones y su angustia y confusión en cómo manejar
sus emociones. Sus amigos la escucharon con atención, y Miguel incluso
compartió la vergüenza que experimentó cuando se dio cuenta de lo poco
que sabı́a al respecto y su deseo de aprender para comprender a las mujeres
en su vida.

Andrés tomó la iniciativa y propuso que todos debı́an educarse en estos


cambios y apoyarse en el proceso de aprender y adaptarse. De esta forma
podrı́an enfrentar juntos los cambios corporales y la búsqueda de identidad.

Poco a poco, la oscuridad comenzó a iluminarse, y las palabras y las


confidencias compartidas parecı́an menos pesadas y opresivas. Cada uno de
ellos se sintió fortalecido por el conocimiento de que no estaban solos en sus
luchas y temores sobre los inminentes cambios de sus cuerpos y sus identi-
dades. Habı́an dado un paso más hacia la aceptación y la autoafirmación,
bajo el amparo de la amistad que habı́an forjado en el Parque de los Poetas.

Más tarde, cuando la luna se elevó suavemente, envolviendo el parque


en su abrazo plateado, los jóvenes poetas se levantaron uno a uno, sus
hombros un poco menos tensos y sus corazones aligerados. La carga habı́a
sido compartida, y se sentı́an más unidos por la experiencia.

Al caminar de regreso a casa, Valeria se encontró con una serenidad


recién descubierta en su paso. Sabı́a que todavı́a habrı́a momentos difı́ciles
por delante, pero ahora tenı́a la confianza de enfrentar estos desafı́os con
sus amigos a su lado, unidos en su crecimiento y resiliencia.

Después de todo, los cambios y los misterios de la vida no parecı́an tan


terribles cuando se enfrentaban juntos en unidad bajo las estrellas y el sutil
se refugio de la noche, en aquel Parque de los Poetas donde encontraron
consuelo y entendimiento en la poesı́a y en la amistad.
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 68

La colaboración en la creación del taller de poesı́a social


en la escuela

Las voces incesantes y cáusticas de los pasillos de la escuela asfixiaban a


Andrés mientras caminaba hacia la sala de reuniones. Tenı́a la esperanza de
que el taller de poesı́a social que estaban a punto de comenzar pudiera ser una
vı́a de escape para los jóvenes asfixiados por las demandas incesantes de sus
maestros, sus expectativas aparentemente infranqueables y la abrumadora
necesidad de encajar. Pero, por supuesto, no podı́a hacerlo solo.
Esperando en silencio junto a la puerta, Andrés reunió a los componentes
de su pequeño grupo de amigos: Mariana, Valeria, Sofı́a y Miguel. Sus
rostros reflejaban una mezcla de determinación e incertidumbre, conscientes
de los obstáculos que esta iniciativa encontrarı́a seguramente en el seno de
la rı́gida estructura escolar. Andrés les estrechó la mano y, con una resuelta
sonrisa, los guió al interior de la sala.
Ya dentro, Mariana, la inesperada alma del grupo, tomó la palabra con
su voz temblorosa pero decidida.
-Creo que todos estamos aquı́ por un motivo -comenzó Mariana - . Todos
hemos encontrado en la poesı́a una forma de expresar lo que sentimos, lo
que pensamos y lo que deseamos para nosotros y para los demás. Queremos
darles esa oportunidad a nuestros compañeros, a aquellos que no conocen el
poder que tienen las palabras.
-Ası́ es, Mariana -intervino Andrés con entusiasmo - . Además, la poesı́a
puede ser una herramienta poderosa para promover el cambio social, para
mostrar nuestro disconformismo y alentar a los demás a buscar la justicia y
la igualdad.
Los cinco jóvenes poetas se contagiaron de la energı́a de Andrés y
comenzaron a discutir apasionadamente cómo podrı́an llevar a cabo este
ambicioso proyecto. Pero, de repente, la señora Mendoza, directora de la
escuela, irrumpió en la sala. Su rostro no dejaba entrever nada más que la
urgencia y el recelo ante la reunión secreta.
-Qué significa esto? -preguntó severamente - . Qué están haciendo aquı́?
Miguel, cuya voz resonante siempre parecı́a transmitir un grado de
autoconfianza que parecı́a incompatible con los jóvenes de su edad, intervino:
-Señora Mendoza, estamos discutiendo la idea de crear un taller de
poesı́a social en la escuela. Creemos que podrı́a ser un espacio para fomentar
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 69

la creatividad, la empatı́a y también la reflexión sobre los desafı́os que


enfrentamos hoy en dı́a como adolescentes.

La señora Mendoza, visiblemente sorprendida por la respuesta de Miguel,


tartamudeó:

-Bueno, eso es muy interesante Pero, quién los guiarı́a? Quién se harı́a
responsable de este taller?

Valeria, que normalmente se mostraba más retraı́da en situaciones de


conflicto, levantó la mirada del suelo y dijo con voz suave pero decidida:

-Nosotros nos encargarı́amos, señora. Somos conscientes de que se trata


de una responsabilidad enorme y estamos dispuestos a enfrentarlo juntos.
Hemos estado investigando y compartiendo la poesı́a entre nosotros, y
creemos que otros estudiantes podrı́an beneficiarse de esta experiencia.

El silencio reinó en la sala mientras la señora Mendoza, con el ceño


fruncido, pero consciente de la pasión que sus estudiantes exhibı́an, empezó
a recapacitar.

-De acuerdo -suspiró, al fin - . Les daré una oportunidad para probar su
taller. Pero deberán presentar un plan detallado y elegir un maestro que
los apoye en esta iniciativa. No los dejaré responsables de algo tan serio sin
supervisión.

Los cinco amigos se miraron con alivio y gratitud. Habı́an recibido la


propuesta inicial de sustentar su proyecto y, aunque no serı́a fácil, tenı́an
la esperanza de que este taller pudiera llegar a convertirse en un faro de
expresión y solidaridad en la escuela.

Unidos por un propósito común, pero también por las luchas compartidas
y las debilidades que habı́an revelado entre ellos en el Parque de los Poetas,
los amigos trabajaron juntos para sentar las bases de lo que serı́a su taller
de poesı́a social. Poco a poco, comenzaron a darse cuenta de la fuerza que
podı́an tener cuando se unı́an, y de la profundidad de su resiliencia ante los
desafı́os que la vida les estaba presentando. En su corazón, cada uno de ellos
sabı́a que, a pesar de las diferencias y de los obstáculos que enfrentarı́an,
la poesı́a y sus vı́nculos les darı́an la capacidad de enfrentar cualquier cosa
que este nuevo capı́tulo les presentara.
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 70

Aprendiendo a superar los conflictos internos en el grupo


de amigos

Los últimos rayos de un atardecer melancólico acariciaron las copas de los


árboles del Parque de los Poetas, donde Valeria, Andrés, Sofı́a, Miguel
y Mariana se encontraron como cada tarde desde que iniciaron su taller
de poesı́a social. Sin embargo, en esta ocasión, las risas y la camaraderı́a
que solı́an unirlos se habı́an desvanecido, remplazadas por una atmósfera
cargada de tensión y reproches insinuados.
Andrés, siempre tan seguro de sı́ mismo, comenzó a leer un poema que
describı́a su ensoñación por un mundo más justo, pero su voz temblorosa lo
traicionaba. Sabı́a que las miradas de sus amigos ya no eran cómplices, sino
un coro silencioso de veladas crı́ticas. Valeria, con los ojos inusualmente
tempestuosos, condensaba sus pensamientos en una mirada implacable.
- Andrés! Acaso ahora solo piensas en tu utopı́a, en tus sueños de
cambio, pero no eres capaz de reconocer nuestros problemas humanos,
nuestras rencillas personales que surgen entre nosotros? - estalló Valeria al
fin.
La pregunta resonó en el ambiente. En su afán por cambiar el mundo a
través de la poesı́a, el grupo habı́a olvidado enfrentar las diferencias entre
sı́, dejando que las tensiones y discordias se acumularan hasta el lı́mite de
la ruptura.
Sofı́a, alarmada y casi al borde de las lágrimas, tomó la palabra en un
susurro apenas audible:
- No es solo Andrés todos hemos ignorado las grietas que se han ido
formando entre nosotros. Hemos dejado que este pozo de resentimientos
ahogue nuestra amistad, nuestro refugio.
La confesión airada de Valeria y las sentidas palabras de Sofı́a hicieron
estallar el diálogo que el grupo habı́a estado evitando. Miguel, el ı́mpetu
contenido en su pecho, se atrevió a criticar el enfoque cada vez más egoı́sta
de Mariana al momento de compartir sus versos, mientras que Mariana, a su
vez, le recordó cómo él habı́a fomentado la competencia entre los miembros
del taller.
Los versos solı́an ser un puente que unı́a sus inquietudes y aspiraciones,
pero ahora parecı́an ser el catalizador de una confrontación inevitable,
desagradable pero necesaria. Como torrentes liberados, las palabras de cada
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 71

uno de los poetas fluı́an en un intento de aligerar la carga de rencores y


reproches.
Cuando todos hubieron desahogado sus frustraciones y miedos, el silencio
se apoderó de nuevo del Parque de los Poetas. Pero este silencio ya no era
el de la angustia; era el del despertar y del reconocimiento.
Fue entonces cuando Mariana, con una voz temblorosa pero decidida,
comenzó a declamar un poema que, sin saberlo, habı́a estado preparando
durante meses en su corazón. Sus palabras, aunque adornadas por el lirismo
natural de un poeta, eran sencillas y profundamente honestas, un intento
por rescatar la confianza que se habı́an otorgado el uno al otro.
- Somos seres humanos, llenos de grietas e imperfecciones - decı́a el
poema- pero si aprendemos a mirar nuestras brechas y aceptarlas, podremos
encontrarnos en ellas, juntarnos y transformar nuestras debilidades en
conexión.
A medida que el grupo escuchaba a Mariana, se fueron dando cuenta
de que rehuir sus conflictos internos sólo habı́a debilitado sus lazos. Era
importante darse cuenta de lo que ocurrı́a en su interior y cómo afectaba la
dinámica entre ellos. En vez de esconderse tras los versos, debı́an utilizar la
poesı́a para abrir el diálogo, para ser honestos consigo mismos y los demás.
La tarde se despedı́a con un último adiós del sol, y el Parque de los
Poetas habı́a vuelto a ser testigo del nacimiento de una nueva etapa en la
vida de estos jóvenes. Una etapa en la cual decidieron enfrentar juntos sus
inseguridades, miedos y conflictos en vez de permitir que los separaran.
De rodillas en el césped, con las manos enlazadas y sus rostros bañados
por la luz dorada del atardecer, los amigos juntaron sus voces en una promesa
inquebrantable:
- Si nada se oculta, si enfrentamos juntos nuestros conflictos humanos y
nos permitimos descubrir la verdad en ellos, lograremos alcanzar el potencial
que vimos en aquel lejano dı́a en este mismo parque. Unidos en nuestra
vulnerabilidad, sanaremos y haremos de lo que creı́mos que nos hundirı́a,
nuestra fuerza.
Y ası́, en aquel Parque de los Poetas, empezaron a trazar un nuevo camino,
un camino de honestidad y resiliencia, dispuestos a enfrentar las sombras
que mantenı́an ocultas en sus corazones y a abrazar sus imperfecciones como
parte de un fortalecedor aprendizaje. Unidos en la poesı́a y, sobre todo, en
la amistad, Valeria, Andrés, Sofı́a, Miguel y Mariana enfrentarı́an juntos el
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 72

camino hacia la comprensión y la aceptación, sabiendo que en sus manos se


encontraba la clave para transformar las adversidades en versos inolvidables.

El poder de la amistad en la resiliencia y superación de


los desafı́os de la vida

Era una tarde frı́a de invierno y las veredas habı́an sido devoradas por la
sombra que proyectaban los rascacielos, una actividad frenética de peatones
y autos marcaba el ritmo de la ciudad que parecı́a no tener descanso. En
medio de aquella jungla de cemento, el Parque de los Poetas ofrecı́a su oasis
de paz y refugio, acurrucado entre edificios y calles ruidosas. Fue allı́ donde
Andrés, con su mirada inquieta, esperaba a sus amigos para confesarles una
verdad que lo habı́a estado atormentando durante semanas. Confesar sus
pasiones era su patente y necesidad, pero en aquel momento, la vehemencia
en revelar sus más profundos y oscuros sentimientos parecı́a transformarse
en un titubeante augurio para Andrés.
Valeria llegó abrazada a sı́ misma y acelerada, tratando de escapar del
viento gélido. Sofı́a, Miguel y Mariana aparecieron juntos, charlando y
riendo con esa familiaridad que sólo los amigos cercanos pueden entender.
Al ver a Andrés, sus rostros alegres se ensombrecieron y dejaron paso a la
preocupación.
- Andi -murmuró Sofı́a, dulce como siempre, mientras se acercaba a él
y lo rodeaba con sus delgados brazos- qué pasa? Tú no eres de los que se
dejan atrapar por la tristeza.
El joven poeta esquivó la mirada de sus amigos, pero no pudo evitar que
los sollozos traicionaran su voz al hablar.
- Lo siento amigos -sus palabras se difuminaban en un lamento apagado-
pero no puedo seguir ası́. Todo lo que he hecho, lo que he dicho y lo que he
sido me siento como un impostor.
Silencio. Nadie respiró, nadie se movió. Aquellas palabras, cargadas
de derrota y sufrimiento, eran pesadas como piedras en el corazón de sus
amigos.
Mariana, con el rostro tenso y la voz entrecortada, intentó hablar.
- No es cierto, Andrés -su voz sonaba como las cuerdas de una guitarra
desafinada- no puedes estar diciendo eso, es imposible. Acaso todos estos
años juntos han sido una mentira?
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 73

El parque habı́a sido testigo del crecimiento de aquellos jóvenes, que de


niños habı́an compartido su magia y transformado sus debilidades en versos
llenos de vida y esperanza. Sin embargo, ahora, sus sombras se alargaban
sobre ellos y parecı́an teñir de oscuridad todo lo que habı́an construido
juntos.
- Andi, no te presiones tanto -Miguel colocó su mano sobre el hombro
del afligido poeta y lo miró con una extraña mezcla de comprensión y temor-
todos somos humanos, todos hemos sentido en algún momento lo que tú
estás sintiendo. Aceptar nuestras imperfecciones es parte de crecer y de
aprender.
- Pero ustedes no están entendiendo. Es como si todo lo que he hecho
hasta ahora fuera una gran farsa. Mi éxito en la poesı́a, mis contribuciones
en el taller todo se siente falso. -El joven poeta levantó su mirada del suelo,
sus ojos desorbitados por la angustia y la desesperación- Estoy sintiendo
algo que nunca habı́a sentido antes me da miedo.
Valeria se arrodilló frente a Andrés, sus ojos buscando los de él en un
mar de lágrimas, y al fin pudo encontrar las palabras que tanto necesitaba
que la afligida alma escuchara.
- Andrés, no tienes que enfrentar esto solo. Cuántas veces nos levantamos
juntos de nuestras caı́das? Siempre pudimos apoyarnos y encontrar fuerza en
nuestra amistad. -Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero su voz se mantendrı́a
firme y resuelta- Los cinco somos fuertes porque somos uno. La amistad nos
ha mostrado que aún en los momentos más oscuros, juntos hay esperanza y,
sobre todo, hay amor.
En ese instante, el sol que peleaba por asomarse en medio del cielo
invernal, logró romper las nubes y bañó a los amigos en un reflejo dorado y
etéreo. Sofı́a se acercó a Andrés y, cogiendo su mano con ternura, pronunció
las palabras que selları́an un nuevo pacto entre ellos.
- La amistad, Andrés, es lo que nos hace más fuertes que cualquier
desafı́o que venga en nuestra vida. Ser amigos significa ser cómplices, pero
también estar dispuestos a luchar la batalla del otro. Juntos hemos superado
desilusiones, traiciones, incomprensiones
Miguel asintió con una sonrisa amarga pero satisfecha.
- Ası́ es -su voz resonaba entre los árboles del parque como si quisiera ser
escuchada por el mundo entero- Ser amigos es crecer y cambiar juntos, pero
también es enfrentarse y arriesgarse por el otro, sin importar qué batallas
CHAPTER 3. LA AMISTAD Y SU IMPORTANCIA 74

se nos presenten. Andrés, tu miedo y tus inseguridades se vuelven nuestras


batallas también, porque nos amamos, y eso es lo que hace la amistad. No
estás solo, amigo.
Los cinco jóvenes poetas se abrazaron en el centro del Parque de los
Poetas, dejando que la luz del atardecer los envolviera como un manto de
esperanza. Ahı́, en medio de la ciudad que nunca descansaba, la amistad se
convirtió en el faro que resplandecı́a en la oscuridad, recordándoles, incluso
en sus momentos más desolados y arduos, que juntos lograrı́an superar
cualquier prueba que la vida les pusiera en el camino.
Chapter 4

Enfrentando conflictos
entre pares

Los ecos del timbre que anunciaba el final de las clases aún vibraban en los
desgastados pasillos de la escuela. Andrés y Sofı́a caminaron juntos hacia
sus casilleros en un cómplice silencio, compartiendo una mirada cansada
que contenı́a la anticipación de un enfrentamiento inminente. Algungun dı́a,
aquel muro de silencio medio roto entre ellos que parecı́a igual de desgastado
que los pasillos tendrı́a que desaparecer y cambiar su relación de amigos
para siempre. Sin embargo, hoy no serı́a ese dı́a, pues el ambiente ya estaba
cargado con el peso de otro conflicto.
Al abrir sus casilleros para guardar sus libros y material de clase, un
sentido de urgencia invadió su espacio, haciendo que sus figuras parecieran
más pequeñas y vulnerables. De la nada, Mariana apareció a su lado con
las mejillas sonrojadas y el aliento entrecortado, como si acabara de correr
una maratón.
- Tienen que venir ahora mismo -dijo, agarrando el brazo de Sofı́a y
Andrés sin darles tiempo a reaccionar.
A pocos pasos de distancia, en la esquina del pasillo, un grupo de
compañeros se habı́a reunido en un cı́rculo cerrado y murmuraban entre ellos,
cubiertos en una cacofonı́a de risitas nerviosas y exclamaciones contenidas.
Podı́a adivinarse que uno de los chicos dentro del cı́rculo era Miguel.
El corazón de Andrés se aceleró al reconocer a uno de los acosadores
escolares entre el tumulto, un chico llamado Sebastián, quien tenı́a fama
de ser cruel y despiadado en sus burlas hacia los demás. Él era el lı́der

75
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 76

indiscutible de aquel pequeño grupo de sibilinas sombras que parecı́an


alimentarse del miedo y las lágrimas ajenas.
La forma en que sus amigos lo arrastraron hasta el lugar de la con-
frontación le permitió a Andrés sentir la tensión que se habı́a apoderado de
sus nervios. Sofı́a le apretó la mano y él, respirando profundo, buscó en su
corazón la fuerza para enfrentar lo que sabı́a que venı́a.
El grupo se abrió camino con dificultad hasta llegar al centro del revoltijo,
donde encontraron a Miguel de pie frente a Sebastián, retándolo con su
desafiante postura y mirada, mientras que sus amigos lo apoyaban con gestos
de ánimo y preocupación.
Sebastián levantó una hoja de papel arrugada en su mano, mientras
lanzaba una risotada desagradable.
- Esto es verdaderamente gracioso, Miguel -dijo, mofándose- De verdad
te atreves a escribir un poema sobre la igualdad y la bondad, esperando que
nos llegue al corazón?
Miguel, aunque visiblemente tembloroso, mantuvo la cabeza en alto y
respondió con una autoridad que sorprendeı́a incluso a sus amigos:
- No escribo para ti ni para ganarme tu aprobación. Escribo para darle
voz a aquellos que han sido silenciados por gente como tú.
A su espalda, Andrés sintió que sus amigos se unı́an en un silencioso
acuerdo, fortaleciendo su rendimiento escolar. El silencio que habı́a guardado
durante tanto tiempo por fin se rompı́a y dejaba paso a un espı́ritu de lucha
compartida.
Sebastián, visiblemente enfadado, lanzó el papel al suelo mientras soltaba
una carcajada.
- Qué risa me da tu patética actitud de salvador! Ve a escribir otro
poema sobre lo triste que es tu vida y cómo tus amigos te sostienen!
Pero antes de que pudiera seguir burlándose, Andrés, con una resolución
imprevista, lo interrumpió.
- Basta ya, Sebastián! -Se plantó frente al acosador y alzó la mirada-
Por qué te resulta malo que alguien encuentre refugio y fuerza en la amistad
y la expresión de sus sentimientos? Acaso te resulta amenazante que alguien
pueda construir algo importante a pesar de ti y de tus burlas?
La mirada sorprendida en el rostro de Sebastián le indicó a Andrés y
sus amigos que habı́a dicho lo que todos necesitaban escuchar. El pasillo,
que antes habı́a estado sumido en un murmullo incesante, calló de pronto,
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 77

dejando que las palabras de Andrés resonaran entre las sombras.


- Tú no tienes el poder de silenciar nuestras voces -concluyó Andrés, con
los ojos vidriosos, pero lleno de orgullo- porque nosotros juntos somos más
fuertes que cualquier palabra cruel que puedas decirnos.
Ante las firmes palabras de Andrés y el apoyo de sus amigos, Sebastián
retrocedió, su rostro ardiente de ira y humillación. El grupo de preadoles-
centes se mantuvo unido y firme, demostrando que, a pesar de sus miedos e
inseguridades, su amistad y su amor por la poesı́a les habı́a dado la fuerza
para enfrentarse a los retos que la vida les ponı́a en el camino. Unidos de
pie y rodeados por las sombras del pasillo, su resiliencia y determinación
iluminaban su camino hacia un futuro lleno de esperanza y cambio.

Desconexiones y malentendidos entre amigos

Era una tarde lluviosa de primavera, y las gotas de agua golpeaban furiosas
contra los cristales de los edificios, como si la lluvia intentase calmar el
frenesı́ que reinaba en la ciudad. Andrés caminaba con la cabeza gacha y
las manos en los bolsillos, llevando consigo un sentimiento de desorientación
y amargura, como si también él estuviera atrapado en aquella lucha entre
agua y acero.
Desde que el taller de poesı́a social habı́a comenzado a ganar popularidad
entre los estudiantes de la escuela, Andrés no pudo evitar sentir que él y sus
amigos estaban siendo empujados cada vez más a un rincón sombrı́o, donde
los malentendidos, las diferencias y las sospechas empezaban a desgarrar
el frágil tejido de su amistad. Aunque Valeria y Mariana eran las que se
mostraban más abiertas y comprensivas ante las nuevas incorporaciones al
grupo, lo cierto es que los encuentros en el parque y en el café habı́an dejado
de ser momentos de encuentro donde relajarse y compartir impresiones sobre
su vida y la escritura.
Por su parte, Sofı́a trataba de mantener viva la esencia del grupo original,
pero no podı́a evitar sentir que sus palabras cada vez transportaban menos
de su luz a los demás. Si bien los nuevos miembros del taller aportaban un
torrente de ideas y vivencias a sus encuentros, también creaban desencuentros
y desconexiones entre ellos, convirtiéndose en una maraña de nombres y
anécdotas que parecı́an diluir la esencia misma de su amistad.
En un intento por reconectar con sus viejos amigos, Andrés quiso organi-
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 78

zar una reunión en el Parque de los Poetas antes de que la lluvia estableciera
su dominio sobre la ciudad. Ya era tarde cuando los cinco se reunieron
bajo el árbol favorito de Sofı́a y, aunque las nubes parecı́an haberse con-
jurado para acorralar al sol en su lucha por parpadear entre ellas, el frı́o
y la humedad de la atmósfera no hacı́a más que poner de manifiesto el
distanciamiento que se estaba estableciendo entre ellos.
- No entiendo por qué tienen que ser todos nuestros encuentros tan
plagados de extraños -dijo Andrés, tratando de esconder la inquietud que se
colaba en su voz- antes éramos solo nosotros cinco, compartiendo nuestras
penas y alegrı́as, y ahora casi ni tengo espacio para leer mis versos sin que
alguien me interrumpa para darme su opinión no solicitada.
Sofı́a lo miró con una mezcla de comprensión y resignación, pues también
ella sentı́a que su relación con Andrés y los demás amigos se tambaleaba
bajo la presión de tantas voces nuevas e insistentes.
- Entiendo lo que dices, Andi -repuso, tomando la mano del joven poeta y
acariciándola con suavidad - , pero no podemos cerrarle las puertas a quienes
buscan apoyo y refugio en la poesı́a, como nosotros mismos lo hicimos en su
momento. No van a estar solamente los cinco de nosotros en este mundo.
Mariana se echó hacia atrás, enredándose en sus pensamientos como un
gato juguetón que persigue su propia cola. Sus ojos observaban los rostros de
sus amigos debajo de sus pestañas y su voz vibraba cargada de melancolı́a.
- El mundo cambia, sı́, pero nosotros también cambiamos. -Hizo una
pausa y respiró hondo- Todos hemos vivido nuestra lucha y, de alguna
manera, la poesı́a y nuestra amistad nos han sacado adelante. Si no somos
capaces de abrirnos al cambio y de escuchar y comprender a los demás,
entonces nos convertimos en lo opuesto a lo que nuestra amistad representa.
Miguel, que hasta ese momento habı́a permanecido en silencio, abrazado
a sus propias rodillas, finalmente alzó la mirada y compartió su punto de
vista:
- Creo que todos tenemos algo de razón, pero también creo que estamos
dejando que nuestras inseguridades y miedos nos confundan. No es el
propósito mismo del taller dar espacio a todas las voces, incluso aquellas
que nos puedan resultar ajenas o desafiantes? Debemos encontrar la forma
de aprender a convivir con esos cambios, sin que ello signifique renunciar a
nuestra esencia y a nuestra amistad.
Todos parecı́an estar de acuerdo con las palabras de Miguel, pero en lo
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 79

más profundo de sus corazones, un germen de duda y descontento empezaba


a germinar, amenazando con hacerles perder lo que más les importaba: la
calidez y la comprensión de la amistad que habı́an forjado a lo largo de los
años.
Fue Valeria quien encontró las palabras para expresar el sentimiento de
despedida que ahora se filtraba entre las grietas de su anterior compene-
tración y armonı́a.
- Está bien, amigos, tratemos de adaptarnos a este nuevo ritmo y de
recibir con los brazos abiertos a todos aquellos que encuentran en la poesı́a
un refugio que no hemos sabido proporcionar. Pero -hizo una pausa y tomó
aire, los ojos cristalinos- también tratemos de no olvidar lo que nos une,
lo que nos ha hecho crecer y lo que nos ha dado la fuerza para luchar por
nuestros sueños. Eso es algo que no debemos permitirnos perder, nunca.
Porque al final del dı́a, somos nosotros, juntos, quiénes hacemos la diferencia.
La lluvia se detuvo y, justo cuando parecı́a que los nubarrones grises
cedı́an en su lucha por oscurecer el cielo, el sol se asomó, tı́mido e incierto.
Los cinco amigos se miraron, y en aquel instante, todos ellos supieron que,
pase lo que pase, habı́a algo que nunca se romperı́a: su amistad, forjada en
el fuego de la poesı́a y la esperanza, y endurecida en las tempestades de la
vida.

Enfrentando a los ”enemigos” o acosadores escolares

El aire estaba espeso con la opresión de una tarde de verano plagada de


humedad. Cada respiración se adherı́a a los pulmones de los alumnos del
colegio San José, recordándoles a cada momento el inminente final de un
curso escolar más y acercándolos un paso más al abismo de cambios que la
transición de la adolescencia amenazaba con traer consigo.
Los cinco amigos se sentaron en su mesa habitual de la cafeterı́a, rodeados
por un remolino de murmullos y risas que, no obstante, no lograban ahogar
el lastre de cansancio y preocupación que se habı́a instalado en sus hombros.
- Has hablado con la directora acerca de lo que está pasando con Sebastián
y su grupo de acosadores? -Valeria preguntó, sin atreverse a levantar la
cabeza.
Miguel resolló, incapaz de contener la frustración que arañaba su gar-
ganta.
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 80

- Lo intenté -respondió, golpeando su puño contra la mesa - , pero ella


simplemente me dijo que no puede hacer nada hasta que haya ”pruebas
concretas” de acoso. Como si el miedo en nuestros ojos no fuera suficiente!
Mariana posó su mano sobre la de Miguel, tratando de calmar la tormenta
que amenazaba con estallar dentro de él.
- Tenemos que hacer algo -sollozó, las lágrimas atragantándose en su
pecho - , no podemos seguir permitiendo que gente como él nos haga la vida
imposible y vivir con miedo cada dı́a en nuestro propio colegio.
Un silencio lleno de desesperación cayó sobre ellos como una mortaja,
haciendo que la atmósfera se sintiera aún más sofocante de lo que hubieran
pensado posible.
Era Andrés quien finalmente se armó de valor para romper la maldición
de la inacción que los habı́an paralizado por tanto tiempo.
- Basta de esperar a que alguien más haga algo -dijo, con una energı́a
casi feroz encendiendo sus ojos - , nosotros podemos enfrentarnos a Sebastián
y a sus secuaces, utilizando nuestras palabras y nuestra poesı́a como armas.
Sofı́a levantó la mirada, al principio titubeante, pero luego con una luz
de determinación brillando en sus pupilas.
- Tienes razón, Andrés. Juntos somos fuertes, y podemos demostrarles
que no tienen el poder de causarnos más daño. Debemos enfrentarlos y
mostrarles que no nos rendiremos ante el miedo y la manipulación.
Al dı́a siguiente, en el patio del colegio, los cinco amigos se apostaron
frente a la entrada, esperando la llegada de Sebastián y sus cómplices. La
tensión en el aire era casi palpable; se respiraba el temor y la excitación de
un enfrentamiento inminente.
Cuando los bullies aparecieron al final del corredor, la mano de Andrés
tembló apenas perceptiblemente en el bolsillo de su sudadera, donde llevaba
un puñado de hojas de papel con poemas que habı́a pasado toda la noche
escribiendo.
Sebastián se acercó con una sonrisa maliciosa en su rostro, como un gato
que se deleita con el miedo de un ratón acorralado.
- Qué tenemos aquı́? -se mofó, clavando sus ojos sobre Andrés y su
grupo.
Andrés sacó una hoja de papel de su bolsillo, y, con voz temblorosa pero
firme, comenzó a recitar uno tras otro de los poemas que habı́a escrito, en
los que hablaba de la fuerza de la amistad, la necesidad de apoyo mutuo y
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 81

la lucha por liberarse del yugo del acoso y la discriminación.


Sus amigos se unieron a él, recitando sus propios poemas y mostrando
su solidaridad y fortaleza, a pesar del miedo y la ansiedad que luchaban por
ahogar sus palabras.
Sebastián y sus seguidores, ante la sorpresa y el desconcierto de esta
intervención poética, retrocedieron, derrotados por la valentı́a y el poder de
un grupo de amigos unidos en la causa común de la lucha contra el acoso
escolar.
A medida que los acosadores se alejaban, los cinco amigos se abrazaron,
y en aquel efı́mero instante de comunión, supieron que habı́an triunfado al
enfrentar sus miedos y defender lo que era correcto, armados únicamente
con las palabras y los indestructibles lazos de su amistad.
Y aunque sabı́an que la batalla no habı́a terminado, y que vendrı́an más
retos y adversidades en el futuro, aquel dı́a, en aquel patio, al enfrentar
juntos a la oscuridad, encontraron la luz en sus corazones y en sus palabras,
la chispa que encenderı́a el fuego de la esperanza y la resiliencia.

Rol de las redes sociales en los conflictos entre pares

A pesar de su comunión con la poesı́a, Andrés solı́a entrar de vez en cuando


en esa jungla feroz que son las redes sociales. Allı́, donde las palabras pueden
convertirse en máscaras veladas que nos ocultan como una neblina oscura,
era donde la mayorı́a de sus conflictos con compañeros y malentendidos
nacı́an sin cesar.
Un viernes por la noche, Andrés fue vı́ctima de la insaciable sed de rumor
que golpea las redes sociales con la ferocidad de una muerte anunciada.
Cuando Andrés revisó su cuenta de Instagram, encontró su página inundada
de comentarios despectivos y fotografı́as manipuladas con sus amigas Valeria,
Sofı́a, Mariana y él mismo como protagonistas. Encendido de cólera, Azael,
uno de los compañeros más ambiciosos por la atención y la aprobación de
sus iguales, habı́a desenterrado, sin piedad alguna, fotografı́as de la infancia
de los jóvenes poetas y las habı́a manipulado con Photoshop para obtener
la atención y aprobación que tanto habı́a deseado.
En las fotografı́as comprometidas, los jóvenes aparecı́an distorsionados y
grotescos, como monstruos deformes que desfilaban orgullosos en la ignoran-
cia de su vergüenza. La firma de Azael al final de sus burlas garantizaba
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 82

la infamia total de su obra y Andrés sabı́a que, si no actuaba rápidamente,


tanto la reputación como la confianza y amistad que habı́an construido con
tanto esfuerzo se verı́a destrozada por la ira ciega de un acto de crueldad
tan trivial como devastador.
- Ya viste lo que hizo Azael con nuestras fotos? - preguntó Andrés a
Sofı́a por mensaje de texto, tratando de contener su furia fermentada en la
amargura del desaliento.
- Sı́, lo vi - respondió sofia, su voz teñida de un dolor impotente que
parecı́a emanar de detrás de las palabras que le llegaban al teléfono de
Andrés. -Cuándo fue que el mundo en el que vivimos se volvió tan oscuro y
cruel? Será acaso que siempre fue ası́ y nos dimos cuenta solo ahora, cuando
las sombras han empezado a rozar nuestra propia humanidad?
Andrés dejó caer su teléfono sobre la almohada y se arrojó de espaldas
sobre la cama. No sabı́a qué decir para consolar a Sofı́a, ni siquiera qué
palabras utilizar para intentar calmar el torbellino de rabia e impotencia
que crecı́a en su corazón.
- No sé qué hacer al respecto - confesó, su voz entrecortada de angustia
y frustración. - Todas nuestras luchas, todo el amor y el sacrificio que
hemos puesto en nuestra amistad, en la poesı́a y en nosotros mismos, se
está desmoronando entre nuestras manos a causa de un simple chasquido de
dedos, un acto de crueldad que no tiene más sentido ni más origen que la
frustración y la oscuridad que habita en el corazón de quien lo perpetró.
Sofı́a suspiró al otro lado del mensaje, y Andrés pudo percibir las lágrimas
que amenazaban con asomarse en sus ojos oscuros. -Entonces lucha - dijo
con una voz apenas audible, como un gemido solitario en medio de una
vasta y desolada llanura. - Lucha por aquello que amas y por aquello que
te importa, para no dejar que todo se desvanezca en el cruel dominio de la
envidia y el odio.
Andrés se levantó, decidido a tomar acción. Escribió un poema sobre
la importancia de la amistad y la comprensión, y la crueldad de aquellos
que utilizan las redes sociales para crear discordia y sufrimiento. Colgó el
poema en su cuenta de Instagram, donde todos, incluso Azael, pudieron
verlo.
A medida que la lluvia de ”me gusta” y comentarios de respeto y ad-
miración comenzó a lavar a sus amigos de la humillación del chasquido burlón,
Andrés sintió una pequeña pero poderosa llama de esperanza encenderse en
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 83

su pecho.
- No podemos permitir que nos dobleguen - pensó, mientras veı́a el
poema subir de posición y ganar resonancia en su comunidad. - Si somos
fuertes, si nos mantenemos unidos en la lucha y en el amor de nuestra
amistad, no hay enemigo, ya sea humano o virtual, que pueda derribarnos.
Somos poetas, somos jóvenes, somos vida.
Y en su corazón, Andrés supo que, al enfrentar juntos el abismo de la
oscuridad, él y sus amigos habı́an encontrado la luz de la esperanza, la
certeza de que las tormentas que aún vendrı́an no serı́an capaces de ahogar
la voz de la amistad y la poesı́a que, en el ardor tembloroso de sus corazones,
habı́an forjado.

Alianzas, lealtades y traiciones en las amistades

Situado en una sombra discreta debajo de las imponentes ramas de un ficus


del Parque de los Poetas, Andrés observaba a sus amigos con una mezcla
de expectación y aprensión silenciosa. Los cinco habı́an acordado reunirse
más temprano ese viernes para que Sofı́a les leyera su nuevo poema. Aquel
era un ritual que se habı́a comprometido a cumplir hacı́a tiempo, pero en
esa semana, Sofı́a habı́a sufrido el tormento de las palabras que parecı́an
disolverse en lágrimas antes de alcanzar firmeza en su pecho. Ella habı́a
tratado de ocultar su pesar, pero Andrés habı́a notado el dolor detrás de
sus ojos.
Eso, sin embargo, no fue lo que lo mantuvo ahı́ en silencio, sintiendo
que su corazón luchaba en contra de su pecho como un pájaro aprisionado.
No pudo evitar notar la cercanı́a entre Valeria y Mariana mientras se
acomodaban en uno de los bancos de piedra del parque, riendo y comentando
sobre algún chiste compartido. Los celos envenenaron su garganta, ácido y
amargo a medida que su corazón crujı́a bajo su peso abrumador.
En respuesta, el tic en la comisura de los labios de Miguel fue la primera
señal de una fisura más profunda en el grupo de amigos. Andrés percibió,
en ese instante fugaz, una chispa de rabia en los ojos oscuros de Miguel,
como un trueno silencioso que precediera a una tormenta impensable. Du-
rante semanas, Miguel y Mariana habı́an estado acercándose en secreto,
compartiendo poemas y desahogando sus miedos bajo el halo protector de
la noche. Pero Andrés sabı́a, ası́ como Miguel debió haberlo visto también,
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 84

que Mariana sentı́a cada vez más el impulso de acercarse a Valeria, atraı́da
por su carácter misterioso y su talento para crear poesı́a llena de emoción y
verdad.
Finalmente, presa de su propia incertidumbre, Andrés abandonó la
seguridad de su refugio sombrı́o y se acercó a sus amigos con los hombros
pesados ante la carga invisible del conflicto y la traición que amenazaba la
armonı́a de su grupo.
- Te ves preocupado, sucede algo? -preguntó Sofı́a, sus ojos color miel
penetrantes como dagas en el corazón de sus miedos.
Detrás de Sofı́a, Valeria le lanzó a Miguel una mirada comprensiva,
pero incierta, sabiendo muy bien qué lo perturbaba tanto. Miguel, a su
vez, aunque trataba de controlar su malestar, dejó escapar un suspiro casi
inaudible que delataba su agitación interna.
- Sı́, hay algo que necesitamos discutir -respondió Andrés, sintiendo que
si no sacaba a la luz los sentimientos que bullı́an debajo de la superficie y
echando raı́ces en sus corazones, la amistad que tanto valoraba se quebrarı́a
irremediablemente.
”Sé que hemos sido amigos durante mucho tiempo, y la poesı́a nos ha
unido de maneras que nunca antes pensamos posibles. Hemos enfrentado la
adversidad juntos y hemos encontrado en nuestras palabras y en nuestro
arte un refugio. Sin embargo, últimamente he notado que a medida que
nos acercamos, algunos de nosotros comienzan a alejarse. Están surgiendo
alianzas y lealtades que amenazan con desgarrar la estructura misma de lo
que consideramos nuestra amistad. Valeria, Mariana, Miguel no podemos
permitir que las emociones y las pasiones no expresadas destruyan todo lo
que hemos construido juntos”.
Valeria se inclinó hacia adelante, sus dedos temblorosos entrelazándose
mientras un rubor ardiente le subió a las mejillas. Inmediatamente después,
Sofı́a preguntó a Andrés con preocupación visible en sus ojos:
- Quieres decir, entonces, que hay traiciones en nuestra amistad? Eso
no puede ser.
Ante las palabras de Sofı́a, Andrés tomó aliento, antes de responder con
firmeza y honestidad:
- Debemos enfrentar nuestros propios sentimientos y no dejar que el
miedo y el orgullo nos lleven a comportamientos en los que nos traicionamos
mutuamente. He observado cómo algunos de nosotros evitamos a los demás
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 85

y creamos alianzas con aquellos que creemos que nos entienden mejor. Si
permitimos que esto suceda, podrı́amos perder la conexión que nos hizo el
grupo de amigos que somos.
Las palabras de Andrés resonaban en el espacio ahora silencioso que
rodeaba al grupo, y él sostuvo la mirada de cada uno de sus amigos a su vez,
consciente de la importancia de abordar en voz alta sus preocupaciones y la
traición que crecı́a en sus corazones y ponı́a en peligro su amistad. Sabı́a
que la única forma de continuar juntos era enfrentar sus miedos y su dolor
y comprometerse a no dejar que las rupturas y las alianzas permitieran que
sus lazos se rompieran por completo.
Al final, todos permanecieron en silencio, con el peso de las palabras de
Andrés asentándose en sus corazones y sus pensamientos en espiral alrededor
de las complicaciones de sus lealtades y las traiciones que habı́an surgido en
sus relaciones. Pero aunque el camino hacia la reconciliación serı́a largo y
difı́cil, sabı́an que valı́a la pena luchar por la amistad que se habı́an forjado
y por el amor a la poesı́a que los habı́a unido en primer lugar.

Diferencias culturales y discriminación en el grupo de


pares

Esa tarde, la luz del sol comenzaba a apaciguarse en el Parque de los Poetas,
dejando poco a poco una serena penumbra que se sumergı́a en el aire,
como las notas de un réquiem olvidado. Sofı́a, con los ojos reflejando la
profunda tristeza que la invadı́a, leyó en voz baja el poema que habı́a escrito
durante su hora de almuerzo, revelando con palabras crudas y viscerales sus
sentimientos hacia Omar, ahora exiliado en un mar de miedos y silencios.
A medida que concluı́a la lectura, el resto del grupo permanecı́a en
silencio, sensibilizados por las emociones que resonaron a través de las
palabras de su amiga. Todos habı́an oı́do hablar del caso de Omar, el
hijo menor de una familia de inmigrantes refugiados que luchaban por
encontrar un lugar en la ciudad y que, por desgracia, habı́an sido vı́ctimas
de discriminación y odio en sus vidas cotidianas.
Andrés, que desde hacı́a dı́as no podı́a quitarse de la cabeza la imagen
de Omar llorando en el baño de la escuela después de que otros chicos lo
hubieran acosado brutalmente por su origen extranjero, fue el primero en
levantar la voz y romper el impas que se habı́a abierto entre ellos.
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 86

- No podemos permitir que esto siga ocurriendo - murmuró, su voz


firmemente decidida y teñida de una desesperación contenida. - No podemos
seguir callados mientras uno de los nuestros sufre de la manera en que Omar
lo ha hecho.
Valeria, que hasta entonces habı́a permanecido ensimismada en sus
pensamientos, levantó la cabeza para mirar a Andrés a los ojos. - Pero, qué
podemos hacer nosotros? - preguntó con cautela, temerosa de las respuestas
que pudieran surgir en sus corazones. - No podemos cambiar las actitudes
de aquellos que los discriminan, ni mucho menos las de un sistema que
parece haberse cegado a la humanidad de aquellos que simplemente buscan
una vida mejor.
Andrés asintió lentamente, como si asumiera la verdad incómoda y
angustiosa que emanaba de las palabras de Valeria. - No podemos cambiar
al mundo de una sola vez - admitió con un suspiro sordo - pero sı́ tenemos el
poder de usar nuestra poesı́a y nuestra voz para hacer a los demás conscientes
de la realidad en la que Omar y otros como él viven, y quizás comenzar
a despertar en el corazón de nuestra sociedad un impulso de empatı́a y
solidaridad.
Sofı́a secó sus lágrimas y se puso de pie, decidida a enfrentar ese abismo
oscuro que se habı́a abierto ante ellos. Miguel y Mariana la siguieron, y
pronto, todos estaban reunidos en torno a un abrazo colectivo que parecı́a
querer trascender las diferencias palpables y las luchas invisibles que reposa-
ban debajo de sus sonrisas ensombrecidas.
- Entonces usemos la poesı́a - dijo Sofı́a con una voz que resonó en el
silencio crepuscular que los rodeaba. - Hablemos de las diferencias culturales
que nos enriquecen y nos hacen únicos, y enfrentemos los prejuicios que
tratan de dividirnos y aplastarnos. Transformemos nuestro dolor y nuestra
rabia en versos que despierten en los corazones de nuestros compañeros,
nuestros profesores y nuestras familias la necesidad de escuchar y comprender
a quienes están siendo sometidos a juicios injustos, discriminados por cosas
tan insignificantes como su origen o su lengua.
Un aire de resolución y esperanza comenzó a inundar los corazones de
los jóvenes poetas, mientras sentı́an la llama de un propósito renovado y un
compromiso de luchar por la justicia y la igualdad a través de sus palabras.
Serı́a un sendero escarpado y difı́cil el que se proponı́an transitar, pero
sabı́an que sólo unidos y fortalecidos por la empatı́a y la indignación que
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 87

susurraban en cada lı́nea de poesı́a, podrı́an esperar hacer alguna diferencia


en un mundo que parecı́a haber olvidado las lecciones del pasado.
Al caer la noche, en ese parque donde tanto se habı́a compartido y
tanto se habı́a soñado, los cinco jóvenes poetas se prometieron entre sı́
que lucharı́an hasta su último aliento por un mundo más justo, un mundo
en el que el amor y la comprensión pudieran tejer lazos indestructibles de
humanidad y empatı́a, independientemente del origen, la cultura o el idioma
de quien los buscara.

Competencia y comparación entre los jóvenes poetas

La tarde se mecı́a entre tonos de amarillo y naranja, mientras los cinco


jóvenes poetas se congregaban en el Parque de los Poetas, su santuario
habitual de amistad y creación literaria. Andrés, siempre entusiasta y en
busca de inspiración, habı́a propuesto un reto que al mismo tiempo encendió
la curiosidad y la preocupación en los corazones de sus amigos: escribir un
poema en diez minutos y, sin adivinar quién lo habı́a escrito, votar por el
favorito del grupo.
Sofı́a tragó saliva con dificultad, sintiendo el embate abrupto de dudas y
temores en su mente, imágenes de papel rasgado y tinta que se desvanecı́an
en el fondo de un estanque crepuscular. La punzada de la inseguridad
amenazó con desmoronar sus fuerzas, pero se aferró a la presencia de sus
amigos y a la promesa de una tarde llena de emociones compartidas.
Valeria, por otro lado, apretó con fuerza su bolı́grafo, sintiendo el
cosquilleo de la excitación y el deseo de probarse a sı́ misma luchando
con la comparación constante con sus compañeros de creación poética. El
viento fresco y juguetón acarició sus cabellos negros alborotados, como
si quisiera entrelazarse en sus pensamientos y traer consigo el rayo de
inspiración que tanto necesitaba.
”Nosotros, los poetas”, murmuró Mariana, burlona pero llena de afecto,
esbozando una sonrisa ladeada mientras colocaba su bloc de notas en
su regazo y se dejaba llevar por la savia invisible de sus pensamientos,
buscando la palabra perfecta, el verso capaz de expresar sus sentimientos
más profundos en el tiempo dictado por el reto.
Al igual que sus amigos, Miguel sintió el peso de la competencia sobre sus
hombros, como si un enjambre de mariposas nerviosas se hubiera instalado
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 88

en su estómago, creando un torbellino de emociones en su interior. Sus


dedos tamborilearon sobre el papel en blanco, como si esperaran el momento
ideal para desplegarse en una danza de letras y simbolı́as, donde los sueños
y deseos más ı́ntimos se mezclaban con las sombras y los temores de sus
corazones.
Andrés, el provocador de esta avalancha de sentimientos enfrentados,
observó a sus amigos con una sensación de triunfo oculto detrás de su sonrisa
abierta y despreocupada. Sabı́a que, aunque el reto que habı́a planteado
podı́a tejer una manta cálida de miedo y ansiedad en el aire, al mismo tiempo
alentaba a sus compañeros poetas a enfrentar sus propias inseguridades y
prejuicios y abrazar la belleza fugaz de la creatividad espontánea.
La suave brisa que balanceaba las hojas del antiguo ficus en el centro
del parque parecı́a arrullar a los jóvenes con su murmullo apacible, testigo
silencioso y paciente de sus luchas interiores y sus triunfos efı́meros. Cuando
el reloj marcó el final del tiempo establecido, Andrés pidió a cada uno que
dejara sus poemas en un montón sobre el banco de piedra, con la única
condición de que no pudieran ver quién habı́a escrito cada poema mientras
lo leı́an.
Entonces, con voz temblorosa pero decidida, Sofı́a fue la primera en
levantar un papel al azar y leer en voz alta los versos que habı́a encontrado.
Sus palabras, aunque no revelaban la identidad de su autor, estaban im-
pregnadas de una tristeza melódica y un anhelo desesperado de una vida
más allá de las restricciones de su realidad.
Uno por uno, cada miembro del grupo fue recogiendo un poema y
leyéndolo en voz alta, permitiendo que las palabras resonaran en el aire
como melodı́as de una sinfonı́a invisible. Las emociones se derramaron y
envolvieron a los jóvenes poetas en un abrazo tierno y empático, mientras
reconocı́an sus propias inseguridades y luchas reflejadas en las metáforas y
sı́miles elaborados en el papel.
Cuando llegó el momento de votar por el poema favorito, las caras de los
jóvenes mostraban una mezcla de expectación y ansiedad contenida, cada
uno esperando ver cómo sus versos serı́an evaluados y comparados.
Sin embargo, Andrés, observando la quietud expectante y la tensión
que se instalaba en el parque, se detuvo antes de pronunciar su voto. Alzó
la mirada hacia sus amigos, uno por uno, y con una calidez iluminando
sus ojos castaños, les recordó una verdad fundamental: ”No estamos aquı́
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 89

para competir, sino para aprender, compartir y crecer juntos. La belleza


de la poesı́a reside en su capacidad de unirnos, no de separarnos. Cada
uno de nosotros tiene un don único, y nuestra fuerza colectiva reside en la
diversidad de nuestras voces y en la empatı́a con la que nos escuchamos y
nos entendemos.”
El silencio que siguió a las palabras de Andrés fue efı́mero, pero eterno
en su significado y en lo que dejaba en sus corazones. Los jóvenes poetas se
miraron entre sı́, con lágrimas en los ojos y una sonrisa que desafiaba las
barreras que la competencia habı́a intentado construir entre ellos.
Ese dı́a, en el Parque de los Poetas, mientras el sol derramaba sus rayos
dorados sobre sus almas, un pacto de amor y solidaridad fue sellado por
cinco jóvenes apasionados por la vida y las letras, que descubrieron juntos
que la verdadera maestrı́a en el arte de la poesı́a no reside en la comparación,
sino en la capacidad de escuchar y aprender el uno del otro y en el lenguaje
universal de la empatı́a y la comprensión.

Abordar conflictos personales y familiares a través de la


poesı́a

La tarde caı́a lenta y melancólica sobre la ciudad, y los gritos de los pájaros
en los árboles del parque se mezclaban con el murmullo de las conversaciones
de los transeúntes. El grupo de jóvenes poetas, agotados y con sus miradas
apagadas, se habı́an apeado de sus bicicletas y se reunió en su rincón ı́ntimo
en el Parque de los Poetas, un oasis de calma en medio del frenesı́ de la
vida cotidiana. Habı́an llegado a ese lugar después de otra dura jornada en
su escuela, en un dı́a en que cada uno de ellos habı́a tenido una experiencia
de conflicto en el hogar o con su ámbito personal.
Sofı́a, con sus mejillas empapadas en lágrimas, susurró tı́midamente,
como si hablara para sı́ misma, pero sabiendo que sus amigo estaban
dispuestos a escucharla en todo momento: - Solamente quiero encajar y que
me escuchen. . . Mi madre no entiende mi necesidad de escribir, de expresar
mis sentimientos.
- No estás sola en esto, Sofı́a - suspiró Valeria, acariciando las palabras
con una dulzura que contrastaba con la tristeza que encerraba. - En casa
siento la misma presión, la de buscar una explicación al vacı́o que llevo
dentro.
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 90

Andrés, cuya mirada se habı́a oscurecido como una nube sobre su corazón,
dijo con una voz ahogada por la frustración: - Mi padre no puede aceptar
nuestra manera de enfrentar el mundo. Dice que nuestros sueños son una
pérdida de tiempo, que no deberı́amos preocuparnos por las injusticias que
vemos todos los dı́as.
Miguel se levantó de un salto, dejando detrás su libro abierto y el lápiz
colgado debajo de su oreja, y dio un golpe en la vidriosa superficie del viejo
ficus, desahogando su cólera contenida. - No es justo que nos juzguen! -
gruñó. - Nuestra poesı́a es lo único que nos mantiene cuerdos, que nos da
una voz para alzar entre tantas otras
Mariana, silenciosa hasta ese momento, levantó la cabeza y se arrimó
al borde de la fuente en la que estaba sentada, las rodillas recogidas a su
pecho como rocas constreñidas por sus brazos.
- Quizás quizás deberı́amos hacer un evento en el taller de poesı́a - sugirió
con timidez, su voz apenas perceptible. - Donde compartamos nuestra poesı́a
con nuestras familias, pues a través de ella, nuestra lucha interna y deseos
más profundos podrán ser comprendidos por ellos.
Sus compañeros se quedaron en silencio, a la espera. La idea resonó en
sus corazones como los ecos expectantes que solamente la verdad es capaz
de generar.
- Hagámoslo - dijo Andrés, con un destello de esperanza surgido desde una
desesperación. - Compartamos nuestra poesı́a, nuestras historias, nuestras
voces, con ellos y, quizás, logremos realmente que sean ellos quienes nos
escuchen, por una vez. Que sea ese evento el espejo donde se vean reflejado
lo que somos y aspiramos. De esta manera, abordaremos nuestros temores
y conflictos personales y familiares por medio de los versos.
Cada uno de ellos asintió con determinación, con la mirada brillante que
solamente la convicción de su propósito traı́a. Y ası́, de la desesperación
y la tormenta, algo bello surgió: la decisión de unirse como grupo y como
individualidades, creyendo que a través de la poesı́a y el coraje de enfrentar
a sus seres queridos, podrı́an hacerles ver que aquello que los guiaba no era
un capricho, sino una vocación, un llamado imposible de obviar.
Lentamente, firmaron esa cita secreta, en tierras ignotas donde la poesı́a
y el deseo de ser entendidos se alzaban como banderas de lucha compartida,
como nudos de resistencia y amor en un mundo en el que ser escuchado
parecı́a una utopı́a.
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 91

Y ası́, sus corazones palpitantes de esperanza y miedo, se internaron


en la noche, sabiendo que cada uno, en su hogar, tendrı́a que enfrentar las
miradas juzgadoras de quienes juraban amarlos y protegerlos, de quienes no
podı́an comprender el fuego que arde en las almas de los soñadores. Y en
medio del estruendo de una ciudad que no duerme, habrı́an de enfrentar sus
mayores desafı́os y temores, y luchar la más difı́cil de las batallas: aceptarse
como son y llegar a ser entendidos por aquellos cuya aceptación era un faro
en una tormenta.

Resolución de conflictos y fortalecimiento de amistades

El sol se desprendı́a del horizonte bañando con su luz y calidez una nueva
mañana, un nuevo dı́a de escuela. El grupo de amigos ya se habı́an reunido
a las puertas de su colegio, como acostumbraban cada mañana antes de
enfrentar otro dı́a de aprendizaje en un ambiente, muchas veces, no tan
propicio para ello. Sin embargo, las cosas no estaban como siempre. Hacı́a
tiempo que una tensión se habı́a apoderado de todos aquellos jóvenes poetas
y el conflictivo encuentro del dı́a anterior lo habı́a agravado bastante.
Andrés trató de reunir todas sus fuerzas para hablar, para confrontar
aquella angustia, mas no encontraba las palabras apropiadas. Valeria,
consciente de lo que pensaba su amigo, se atrevió a dar el primer paso:
“Creo que no podemos seguir ası́. Si queremos que nuestras amistades
continúen y que nuestros vı́nculos se fortalezcan, debemos enfrentar nuestros
problemas antes de que nos consuman por completo”.
Una ola de suspiros, murmullos nerviosos y miradas evasivas se desató
entre el grupo. Todos sabı́an que las cosas no iban bien, que las divisiones y
los conflictos internos estaban erosionando aquella camaraderı́a que algún
dı́a se habı́a sentido inquebrantable. Pero habı́a algo que los atenazaba,
un sentimiento de temor a lo que pudiera resultar si decidı́an abrir sus
corazones y enfrentar sus propias debilidades y temores.
Miguel tomó la palabra, su voz tenue pero decidida expresó: ”Valeria
tiene razón. No estamos actuando como amigos y somos mentirosos si
creemos que no nos estamos hiriendo el uno al otro al evitarlos. Si queremos
sanar nuestras heridas, debemos hablar abierta y sinceramente sobre lo que
sea que esté sucediendo entre nosotros”.
Las palabras de Miguel resonaron en el corazón de cada joven poeta.
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 92

Todos sabı́an la necesidad de conversar, pero enfrentar sus conflictos generaba


un miedo intenso que se paralizaba de sólo pensarlo. A pesar de ello, más
fuerte fue la esperanza de recuperar la confianza y amistad que los habı́a
unido inicialmente.
Fue Sofı́a la que, reuniendo un inmenso valor, comenzó a abrirse ante
sus amigos, relatando aquel malentendido que habı́a sembrado la semilla
de la inseguridad en su corazón y habı́a fracturado su relación con Valeria.
Las lágrimas corrı́an por sus mejillas mientras sus palabras desnudaban su
espı́ritu, pero de alguna forma pareció que un peso habı́a sido retirado de
sus hombros.
Uno a uno, los jóvenes compartieron sus inseguridades y miedos con
sus amigos; los silencios incómodos y las miradas cargadas con rencores no
expresados fueron lentamente reemplazadas por caricias y palabras llenas
de amor y empatı́a. En el proceso de abrir sus corazones y exponer sus
vulnerabilidades, no sólo aprendieron a comprender a los demás sino también
a sı́ mismos.
Mariana, fortalecida por el candor y la sinceridad de sus amigos, decidió
enfrentar aquello que habı́a estado torturándola en los últimos dı́as. Confesó
su amargura e inseguridad al ver que miguel y Sofı́a habı́an estado compar-
tiendo momentos que ella no comprendı́a, dejándola en un estado de celos
que le habı́a llevado a creer que su amistad estaba en peligro. Al reconocer
la fuente de su dolor, fue capaz de reconocer que el problema no existı́a solo
en sus amigos, sino también en su propia falta de confianza en sı́ misma y
en su capacidad para ser amada.
Los ojos de sus amigos relucı́an llenos de lágrimas, pero también de una
comprensión inefable. Se abrazaron fuertemente entre sı́, como si quisieran
construir un escudo de protección en torno sus corazones, que ahora latı́an
acompasados por la conexión recién descubierta.
Una vez que las últimas palabras y las últimas lágrimas fueron compar-
tidas, los jóvenes sintieron que un nuevo vı́nculo se habı́a forjado entre ellos
y que las heridas, tan profundas como habı́an sido, comenzaban a sanar de
una manera auténtica. Al emprender el esfuerzo de enfrentar sus conflictos
y reforzar sus amistades, descubrieron que la verdadera fuerza no viene de
esconderse detrás de los miedos y las inseguridades que los acechan, sino de
enfrentarlos con valor, y de compartirlos con aquellos que pueden entender
y apoyarlos en su dolor y su lucha.
CHAPTER 4. ENFRENTANDO CONFLICTOS ENTRE PARES 93

Esa tarde, mientras los rayos del sol bajaban lentamente a lo largo de
las hojas de los árboles, y el cielo se teñı́a de colores y júbilo, cinco jóvenes
poetas renovaron el pacto de amistad y lealtad que habı́a sido sellado tiempo
atrás en el Parque de los Poetas, y abrieron sus corazones a una vida llena
de comunicación y amor. Ahora sabı́an que la verdadera amistad era un
viaje constante y valiente, que enfrentar aquellos problemas les permitirı́a
crecer, y que sus corazones no buscaban otra cosa que una vida llenó de
poesı́a y comprensión.
Chapter 5

Comunicación con los


padres y su rol en la vida

Era una tarde oscura e invernal. La llovizna arremolinaba alrededor de las


luces anaranjadas de las farolas mientras los jóvenes poetas buscaban abrigo
en el vestı́bulo del edificio de apartamentos de Valeria. La reunión de aquel
dı́a se habı́a cancelado debido al mal tiempo, y la desilusión lo impregnaba
todo, cubriéndolos con una sombra de tristeza. El desamparo de aquella
tarde los obligó a enfrentarse a los vacı́os y silencios en sus propias vidas y,
como en uno de sus versos ocultos, dejó claro el abismo que a veces separa
a los padres de sus hijos.
Sofı́a se asomó al oscuro pasillo y, por un momento, su corazón se llenó de
temor: temor a las sombras, al frı́o, pero, sobre todo, temor a la posibilidad
de encontrarse con su madre en aquel estado de ánimo sombrı́o.
Valeria, en un intento por desviar la negatividad y el amargo aire que
los envolvı́a, decidió plantear un tema a debate: ”Venimos aquı́ todas las
tardes, compartimos nuestras palabras y damos vida a nuestras emociones
a través de la poesı́a. Y siempre encontramos la sabidurı́a, el consuelo y la
comprensión en estos momentos. Por qué no podemos hacer lo mismo con
nuestros padres? Por qué parecen tan lejos de nosotros, cuando compartimos
el mismo techo y supuestamente deben amarnos incondicionalmente?”
Un silencio introspectivo se apoderó del grupo. La pregunta de Valeria
habı́a tocado los corazones de sus amigos y avivado los fantasmas que
cohabitaban con sus silencios, eclipsando sus anhelos y esperanzas.
Mariana habló primero, su voz temblorosa pero decidida: ”Creo que

94
CHAPTER 5. COMUNICACIÓN CON LOS PADRES Y SU ROL EN LA VIDA 95

Creo que cuando uno se siente incomprendido y solo, busca a alguien que
le escuche y le entienda. Y eso es precisamente lo que hacemos aquı́, en
nuestro rincón de poetas. Pero también es cierto que necesitamos que
nuestras familias nos escuchen, porque quizás ese sea el primer paso para
superar nuestras diferencias y aprender a convivir en armonı́a”.
Andrés asintió con la cabeza, y añadió: ”A veces me pregunto si les he
dado a mis padres la oportunidad de comprenderme, o si me he encerrado
en mi propio mundo, alejándome de ellos de forma premeditada. Y si
todo lo que necesitáramos es abrirnos un poco más hacia ellos y compartir
nuestras palabras y sentimientos ası́ como lo hacemos aquı́, en este parque
vespertino?”
El corazón de Sofı́a latı́a con fuerza ante aquel pensamiento. La verdad
era que ella siempre habı́a guardado un secreto rencor hacia su madre,
quien parecı́a lejana y frı́a en sus ojos de hija. Pero, acaso habı́a intentado
realmente conocer su perspectiva, comprender el mundo desde sus zapatos
ya desgastados? Acaso habı́a ofrecido su amor y comprensión de la misma
manera que habı́a buscado que la madre lo hiciera?
Las palabras compartidas aquella tarde fueron como poderosos destellos
de luz en la oscuridad del vestı́bulo, y cada joven sintió de alguna forma la
magnitud de lo que estaba en juego. Comprender y amar a sus padres no
serı́a fácil, pero tal vez valı́a la pena intentarlo.
Decidieron entonces, en ese instante tan revelador, llevar a cabo una
nueva misión: organizarı́an un evento especial en la escuela, en el que sus
padres y familiares serı́an invitados a participar. A través de la poesı́a,
creı́an que podrı́an establecer un diálogo entre su mundo interior y aquel
que habitaban sus padres, traspasando las barreras del silencio y del miedo.
Andrés, con una mirada llena de determinación, propuso: ”Hagamos
esto, no solo por nosotros mismos, sino por todos aquellos que buscan
comprensión y apoyo en sus vidas. Llevemos nuestra poesı́a a nuestras
familias y hagamos que nuestras inquietudes y deseos sean escuchados y
tenidos en cuenta”.
Los jóvenes poetas se pusieron en marcha, y la sombra de tristeza que
habı́a marcado aquella tarde cedió ante el brillo del propósito que ahora
compartı́an. Cada uno de ellos, a su manera, sabı́a que este serı́a un comienzo,
una nueva forma no solo de enfrentar su pasado y sus recuerdos, sino también
de construir puentes hacia un futuro lleno de esperanza, comprensión y
CHAPTER 5. COMUNICACIÓN CON LOS PADRES Y SU ROL EN LA VIDA 96

amor.
Y ası́, aquella lluviosa y oscura tarde de invierno se convirtió en el primer
paso de un emocionante y valiente proceso de autodescubrimiento, en el que
la poesı́a y el apoyo mutuo serı́an el faro que los guiarı́a en su búsqueda de
armonı́a y conexión en sus vidas.

Los padres y la vida familiar en la poesı́a de los protago-


nistas

Capı́tulo 5: El desafı́o escondido en lo cotidiano


Cada tarde, bajo el cobijo de las hojas susurrantes del parque, los cinco
jóvenes poetas se entregaban al misterio y al poder transformador de la
creación poética. Verse reflejados en sus versos les permitı́a reconstruir el
sentido de su existencia y encontrar consuelo ante el peso y las exigencias
de la vida.
Las problemáticas familiares siempre encontraron un espacio en los
poemas de los preadolescentes. Cada uno de ellos lidiaba con sus conflictos
y frustraciones a la sombra de miradas desamparadas y tiempos robados al
sufrimiento y al desgaste de la realidad.
Un dı́a, mientras sus voces se entrelazaban en un mosaico de palabras y
emociones, Valeria levantó la vista de su cuaderno y les hizo una confesión
que dejó a todos en silencio: “A veces me gustarı́a ser como una mariposa,
ser capaz de volar hasta el rincón más lejano del mundo y alejarme de todo
lo que duele, de todo aquello que me impide expresar lo que siento en mi
hogar”.
Cuando el silencio se desvaneció, Andrés tomó la palabra, su voz trémula
pero firme: “A veces, nuestras familias pueden ser el lugar más difı́cil para
expresarnos, incluso más que el colegio o el parque. Puede ser que lo que
les decimos o, más aún, aquello que no decimos, les afecta más de lo que
pensamos”.
La observación de Andrés dejó a todos pensativos, preguntándose si
acaso la relación con sus familias habı́a sido realmente tan negativa o si
habı́a algo en ellos mismos que les impedı́a establecer una conexión profunda
y honesta con sus padres y hermanos.
“Mis padres siempre quieren que haga las cosas de cierta manera, que
siga sus pasos y cumpla con sus expectativas”, expuso Miguel, el dolor en
CHAPTER 5. COMUNICACIÓN CON LOS PADRES Y SU ROL EN LA VIDA 97

su voz apenas disimulado. “Y es por eso que no puedo mostrarme como soy
realmente, no puedo contarles sobre mis miedos, mis deseos y mi amor por
la poesı́a. Y si me descubren y piensan que soy un fracaso?”
Sofı́a, con una mirada cargada de tristeza, compartió su propia experi-
encia: “Mi madre me trata como si fuera una niña pequeña. No entiende
que he crecido y que tengo mis propios sueños y aspiraciones. Cada vez que
intento hablarle de mis inseguridades, ella simplemente se limita a decirme
que eso se pasará cuando sea mayor y tenga una familia propia. Qué debo
hacer para que me escuche realmente?”
Mariana escuchaba con atención, su corazón palpitando intensamente.
Suspiró antes de dar voz a su propia realidad: “Mis padres prácticamente
viven de un trabajo a otro, luchando por llegar a fin de mes. Apenas tenemos
tiempo juntos y cuando lo tenemos, están tan agotados y preocupados que
prefieren que esté callada para no añadirle más peso a sus cansados hombros.
Me da miedo que si les hablo de mis problemas, les parezca que soy una
carga o un estorbo”.
Las palabras de sus amigos reverberaron en el corazón de Valeria, quien
tomó su cuaderno y, con mano temblorosa, les mostró la poesı́a que habı́a
escrito momentos atrás: “Escribı́ esto pensando en lo que Sofı́a y Miguel
dijeron y creo que es cierto: nuestras familias pueden ser nuestras más
grandes fortalezas pero también nuestras cadenas invisibles, y nos es tan
fácil hablar de ello porque significa poner en tela de juicio el amor y la
lealtad que debemos sentir hacia ellos”.
El poema de Valeria capturaba con precisión el dilema que habı́an
enfrentado los jóvenes a lo largo de su vida: la frontera borrosa entre el
amor y la obligación que se entretejı́a con cada palabra que no decı́an y
cada conflicto que habı́an enterrado en su pecho.
Todos se dieron cuenta, en aquel momento sagrado en el que sus corazones
latı́an al unı́sono, que tampoco habı́an sido totalmente honestos consigo
mismos ni con sus familias. Que quizás la verdadera respuesta a su angustia
y tristeza no yacı́a únicamente en los poemas que compartı́an en la penumbra
del parque, sino en el coraje para enfrentar la realidad de sus vidas familiares
y la esperanza de poder reconstruirlas.
Esa tarde, bajo el respiro de un sol moribundo, los amigos decidieron
trabajar juntos para enfrentarse a sus miedos y, a través de la poesı́a, abrir
las puertas de sus hogares para que el amor y el entendimiento pudieran
CHAPTER 5. COMUNICACIÓN CON LOS PADRES Y SU ROL EN LA VIDA 98

fluir entre los abismos oscuros de sus corazones.

Las expectativas familiares y la presión sobre los pread-


olescentes

Capı́tulo 3: La expectativa de los padres y el peso del éxito


El sol aún no se habı́a puesto cuando Andrés, Sofı́a, Valeria, Miguel y
Mariana se encontraron nuevamente en el banco de madera bajo el sauce,
en su rincón secreto en el Parque de los Poetas. Todos llegaron temprano,
con los sudores helados de sus miedos y las huellas de la vergüenza todavı́a
frescas en sus mejillas.
Solo habı́an pasado unos dı́as desde el encuentro emocional en el vestı́bulo
del edificio de apartamentos de Valeria, pero las palabras compartidas y
las dudas plantadas habı́an crecido en sus mentes como una enredadera
rebelde. Cada uno habı́a tendido la mano a sus padres y esperaba ofrecer
una nueva perspectiva y conexión, pero todos habı́an sido recibidos con
rostros inexpresivos y manos frı́as e inseguras.
Andrés fue el primero en romper el silencio, con una voz llena de furia
contenida: “No tengo idea de cómo voy a hacer esto. Cómo se supone que
puedo cambiar años y años de expectativas y suposiciones? Cómo puedo
convencer a mis padres de que mis sueños no son absurdos y sin sentido?”
Valeria tomó su mano, apretándola con suavidad y ofreciéndole un sorbo
de consuelo. “Lo mismo me pregunté yo durante todos estos dı́as. A
veces, siento que quizás estemos obligados a continuar viviendo en nuestros
pequeños mundos, sin cruzar la lı́nea que nos separa de nuestros padres y
sin entender ni ser entendidos por ellos”.
Sofı́a dejó escapar un suspiro que se desvaneció en el viento frı́o. “Me
enfrenté a mi madre y la vi como por primera vez, a través de mis ojos de
niña y de adolescente en conflicto, a la vez, desafiante como nunca lo habı́a
sido antes”, confió en sus amigos reunidos a su alrededor.
“Le hablé de mi amor por la poesı́a y mis anhelos, aquellos que la plaza
y este grupo me habı́an ayudado a revelar como mis propios tesoros ocultos.
Le mostré mi cuaderno de versos, atesorado y casi enmohecido por el miedo
a dañar lo que habı́a en él. La oı́ decir, con la voz cargada de lágrimas,
que me sentı́a culpable por no haberme dado cuenta antes de todo lo que
ocurrı́a en mi corazón”, relató Sofı́a, mirando fijamente al suelo mientras
CHAPTER 5. COMUNICACIÓN CON LOS PADRES Y SU ROL EN LA VIDA 99

una lágrima solitaria bajaba por su mejilla.


“Mi madre me abrazó entonces, y supe que, aunque no supiese compren-
der totalmente mis anhelos y mi talento para la poesı́a, sentı́a profundamente
el peso de haber fallado en su empatı́a y comprensión como una madre a su
hija”, continuó Sofı́a.
La experiencia de Sofı́a despertó en cada uno de los jóvenes presentes
una mezcla de esperanza y desesperación. Las expectativas y presiones de
las familias parecı́an ser un peso difı́cil de soltar, pero también era cierto
que ese peso los estaba desgastando poco a poco.
Miguel, sintiéndose algo derrotado, no pudo evitar soltar un gemido
resignado. “Sospecho que todos llevamos cadenas invisibles a nuestros padres
y hermanos, y las arrastramos a lo largo de nuestras vidas como penitentes
en una procesión sin fin. Pero, fallamos nosotros, o fallan ellos? Debemos
condenarnos a nosotros mismos por no cumplir con sus expectativas, o
aceptar que no podemos forzarnos a seguir caminos que no son nuestros?”
La pregunta resonó en el aire, y sus ecos no encontraron respuesta en
las hojas susurrantes del sauce ni en los bancos de madera que envolvı́an a
los jóvenes poetas. Andrés, con un gesto decidido y valiente, dejó caer su
cuaderno de versos sobre el banco de madera, y las palabras se derramaron
sobre sus amigos en versos dulces y amargos.
“Esto es lo que somos, poetas y guerreros luchando contra las expectativas
y presiones de la vida en una jungla de hormigón. Nuestros corazones claman
por amor y justo juicio, y lo transmitimos a través de nuestras palabras
y versos. Si nuestros padres no pueden ver esa verdad, al menos nosotros
sı́ podemos y, al final, es nuestra verdad la que llevaremos a lo largo de
nuestros caminos”.
Las palabras de Andrés alimentaron un fuego de determinación y pasión
en cada uno de los presentes, y los versos compartidos en aquella tarde frı́a
se convirtieron en banderas flameantes en su batalla por la comprensión y
la autoaceptación.

Falta de comunicación entre padres e hijos, y el efecto


en las relaciones

Capı́tulo 5: Rompiendo las barreras


La áspera e imperturbable atmósfera de la última reunión habı́a dejado
CHAPTER 5. COMUNICACIÓN CON LOS PADRES Y SU ROL EN LA VIDA 100

una huella indeleble en sus corazones. Por primera vez, los cinco jóvenes
poetas se habı́an enfrentado al abismo que cada uno de ellos padecı́a, una
brecha en la relación más milenaria y esencial, la relación con sus padres.
Miguel se levantó de la cama con un sobresalto, preguntándose cómo
podı́a iniciar una conversación sincera sobre su vida y sus sueños con las
personas que lo habı́an criado desde siempre. Sus pensamientos, una vez
tan claros e inspiradores, ahora se habı́an vuelto oscuros y confusos, como
un eclipse que ensombrecı́a el sol de su esperanza y su autoestima.
En su cocina, la madre de Mariana clavaba la mirada en la pantalla del
teléfono mientras leı́a el mensaje que su hija habı́a enviado el dı́a anterior con
una expresión sorprendida y desconcertada en su rostro. El silencio tácito
entre ellas ahora parecı́a más ruidoso que nunca; estaba lleno de palabras
no dichas y de emociones contenidas, de promesas rotas y de preguntas sin
respuesta.
Andrés, aunque siempre tan dispuesto y valiente en sus convicciones,
apenas podı́a hacer contacto visual con su padre cuando se lo encontraba
en la sala de estar, en la hora del café y las noticias. La verdad era, que la
semilla plantada en su corazón por las palabras de Valeria habı́a empezado a
crecer en silencio y a encerrarle el pecho, sofocándolo con un nudo perpetuo
de incertidumbre y una súplica callada de comprensión.
Ese martes, en el parque, bajo la sombra majestuosa del viejo sauce,
la reunión tuvo un cariz diferente. Fue una tensión latente, como si, de
repente, aquel paraı́so que tenı́an entre sus manos se hubiera desmoronado
y ahora todo cuanto les quedaba eran los escombros de sus ilusiones rotas y
las ruinas de lo que solı́a ser su refugio.
Estaban reunidos en torno a su mesa y sus bancos de madera, donde
tantos tesoros habı́an desenterrado de sus corazones, donde tantas veces
habı́an librado batallas sangrientas contra sus propios miedos y sus inse-
guridades más profundas. Pero en aquella tarde tibia y silenciosa, Valeria
no pudo evitar preguntarse si aquel templo, aquel pequeño rincón de paz y
aceptación, se habı́a convertido en una cárcel más, una trampa de la que no
lograban escapar.
Fue Mariana quien rompió el silencio, con voz temblorosa pero firme:
”Hemos hablado de nuestros sueños, de nuestras aspiraciones y de nuestras
dudas. Nos hemos abierto el corazón en este grupo y nos hemos apoyado,
pero Nos hemos enfrentado a nuestras familias con la misma honestidad?”
CHAPTER 5. COMUNICACIÓN CON LOS PADRES Y SU ROL EN LA VIDA 101

El canto de los pájaros y el murmullo de las hojas se hizo casi inso-


portablemente ruidoso en ese momento. Cada uno de ellos se vio obligado a
enfrentar la realidad de la distancia entre ellos y sus familias. Las palabras
de Mariana dejaron un eco que retumbó en el fondo de sus almas y forzó la
rendición de sus ojos hinchados por el llanto y la derrota.
Sofı́a, siempre tan audaz y llena de vida, miró a cada uno de sus amigos
y dijo con lágrimas en los ojos: ”No quiero vivir mi vida en dos partes,
como si fuera una doble vida que no puedo compartir con la gente que más
quiero”.

Abriendo la puerta a compartir sentimientos y pen-


samientos con los padres

Fue la segunda mañana de septiembre, una de esas mañanas en las que el


aire otoñal comienza a rozar las almas desprevenidas y las hojas, que poco
a poco se tornan de tonos amarillos y rojizos, comienza a cubrir los suelos
de las calles y los parques. En este dı́a particular, Andrés sintió un peso
extraño en su corazón, una sensación que no podı́a ignorar. Estaba atrapado
entre el impulso desesperado de enfrentarse a su familia y la aprensión de
que este acto de valentı́a podrı́a ser recibido con desprecio y desdén.
La lenta agonı́a del malestar persistı́a en su garganta mientras caminaba
hacia la cocina. Tenı́a una urgencia en su ser; pero al igual que las hojas
otoñales, se sentı́a vulnerable y al borde de la desintegración. La cocina
estaba ocupada con la vida familiar: su hermana cortando trozos de manzana,
su padre leyendo el periódico y su madre preparando el desayuno. Andrés
sintió una punzada de vértigo. Blood flushed sus mejillas y su estómago se
obligó contra el peso en su corazón.
”Mi familia”, pensó Andrés, ”Qué les diré? Cómo lo expresaré?”. Su
corazón lanzado en su pecho como si ya estuviera en medio de una con-
frontación. Pero, realmente habrı́a una confrontación? o, era lo desconocido
lo que realmente lo aterrorizaba?
Reuniendo su valor, Andrés abrió la boca solo para descubrir que su
valiente voz habı́a sido remplazada por un ronco susurro. Miró a su madre
y vio su rostro preocupado y confundido. Claro que notó algo en el com-
portamiento de su hijo y, sin embargo, no pudo preguntar qué era lo que le
molestaba. Andrés lo meditó y, jadeando, comenzó a hablar.
CHAPTER 5. COMUNICACIÓN CON LOS PADRES Y SU ROL EN LA VIDA 102

”Quiero compartir algo con ustedes. Es algo muy importante para mı́
y espero que puedan entender”, Andrés finalmente soltó las palabras que
revoloteaban en su garganta. El ruido de la cocina se desvaneció, y todos
los ojos se dirigieron hacia él. La hermana de Andrés soltó un suspiro y se
apartó de la mesa con una suave sonrisa, sus labios tenuemente revelaron
sus dientes y su mirada clavada en la mesa.
El padre de Andrés levantó la mirada del periódico y asintió con la
cabeza ligeramente, apoyándolo en su deseo de comunicarse. Andrés tragó
saliva y siguió adelante, hablándoles del parque donde encontró la poesı́a y
su amor por el arte de las palabras.
”La poesı́a me ha ayudado a entenderme a mı́ mismo y al mundo. Me
ha dado un lugar al que pertenecer y amigos que me aceptan y me apoyan”,
continuó Andrés, con la pasión y determinación fluyendo por sus venas.
Pero lo más importante, les habló de cómo deseaba conectarse con
ellos, comunicándose a través de sus poemas y compartiendo libremente sus
pensamientos y emociones en un espacio seguro y enriquecedor. Su deseo
ardiente era abrir la puerta a una nueva dimensión de su relación con sus
padres y su hermana, un mundo lleno de empatı́a, comprensión y conexión
genuina.
El silencio llenó el aire de la cocina y Andrés contuvo el aliento mien-
tras sus palabras resonaban temerosamente en su familia. Se sentirı́an
amenazados o traicionados? Lo rechazarı́an o lo juzgarı́an por ser diferente?
Fue su madre quien rompió primeramente el silencio. Se acercó a él y,
con lágrimas en los ojos, lo abrazó.
”Lo siento, Andrés. Jamás nos dimos cuenta de todo lo que sentı́as. Ha
sido mi error no darte el espacio que necesitas para hablar y encontrarte a
ti mismo”, murmuró ella, su voz teñida de remordimiento. ”Estoy orgullosa
de ti y de tu valentı́a”, añadió después. ”Yo también quiero aprender acerca
de tu mundo y apoyarte en tus sueños”. Ese dı́a, las hojas caı́das en el
suelo de aquella cocina no eran solo de las ramas de los árboles. No, eran
también las barreras entre un hijo y sus padres, el miedo a ser juzgado
y la aprehensión ante lo desconocido. Aquel dı́a, el corazón de Andrés
encontró el valor que buscaba para abrir un espacio en el que su familia
y él pudieran sentirse libres para compartir y comprenderse mutuamente.
La conexión, la profundidad y la belleza de su relación se vio fortalecida,
permitiéndoles crecer juntos y valorarse más allá de las expectativas y las
CHAPTER 5. COMUNICACIÓN CON LOS PADRES Y SU ROL EN LA VIDA 103

presiones externas.

Aprendiendo a escuchar y entender a sus padres desde


una nueva perspectiva

Capı́tulo 6: Una nueva perspectiva


Andrés se sintió desplomarse en el estrecho sofá de su cuarto mientras
las palabras de Valeria resonaban en su mente, como una serpiente que lo
mordı́a suavemente, inyectándole un veneno doloroso pero a la vez revelador.
Sus padres estaban en la sala de estar, discutiendo sobre lo mismo de
siempre: dinero, trabajo, las preocupaciones cotidianas. Andrés se puso
los auriculares y, con un suspiro harto y cansado, se sumergió en la música
que siempre habı́a sido su escape, su salvación en momentos de tensión y
angustia.
”No te resulta curioso que escribamos tantos poemas sobre lo que senti-
mos, pero que no podemos hablar con nuestros padres sobre esas mismas
cosas?” Las palabras de Valeria habı́an sido una bengala en la noche oscura,
una luz pálida pero incuestionable que ahora iluminaba la triste y olvidada
verdad.
Andrés pensó en el último poema que habı́a compartido con sus amigos.
Hablaba de sus sueños, de sus inseguridades, de todo lo que tenı́a atragantado
en la garganta y solo podı́a liberarse cuando escribı́a. Sin embargo, nunca
habı́a tenido el coraje para confrontar y compartir su propio universo de
emociones con sus padres, quienes continuaban existiendo tras esas finas
barreras invisibles, tan cerca y a la vez tan lejos de él.
Esa noche, Andrés se acostó en su cama, las sábanas arrugadas y el
corazón lleno de incertidumbre. Cómo podrı́a hablar con sus padres, con
quienes siempre habı́a mantenido una relación basada en la apariencia de la
normalidad y la estabilidad? Cómo revelarles el miedo que lo habitaba, la
necesidad de escuchar y ser escuchado, de entender y ser entendido?
”Y si cambiamos de perspectiva? Si tratamos de ponernos en sus zapatos,
de imaginar cómo se sienten ellos?” habı́a sugerido Valeria en su última
reunión. Y aunque parecı́a difı́cil, Andrés sabı́a que todo cambio debı́a
empezar por algo, por un intento, por un paso en la oscuridad.
A la mañana siguiente, Andrés despertó temprano, antes de que sus
padres salieran de su habitación. Decidió esperarlos en el comedor, donde
CHAPTER 5. COMUNICACIÓN CON LOS PADRES Y SU ROL EN LA VIDA 104

habı́an dispuesto tostadas, fruta y café. Sus padres entraron, sorprendidos


y desconcertados, pero se sentaron a la mesa sin decir nada.
Andrés tomó aire y miró a sus padres, quienes parecı́an más vulnerables
de lo que hubiera imaginado. En ese instante, pudo ver más allá de las
máscaras de autoridad y responsabilidad, adentrándose en sus corazones
cansados y sumidos en preocupaciones.
”Padre, madre, quiero hablar con ustedes sobre algo importante”, comenzó
Andrés, con la voz temblorosa pero decidida. Sus padres lo miraron, expec-
tantes y algo inseguros ante la inusual situación. ”Últimamente he estado
pensando mucho en nosotros, en nuestra relación y en cómo ” Andrés se
detuvo un momento, buscando las palabras adecuadas, mientras su madre,
sin poder soportar la ansiedad, lo cortó.
”Qué pasa, hijo? Es algo malo? Hicimos algo que te haya lastimado?”
preguntó, con los ojos llenos de preocupación y confusión.
Andrés se mordió el labio inferior y continuó. ”No, no es que hayan
hecho algo malo. Es solo que quiero aprender a escucharlos. A entenderlos
y a compartir con ustedes lo que realmente siento”, confesó él, y su padre
bajó el diario que tenı́a en sus manos.
”Fı́jate que, justo anoche, tu madre y yo estábamos hablando sobre
lo mismo. Nos preguntábamos si estábamos haciendo lo suficiente para
apoyarte y conocerte”, admitió su padre, su voz suave y cálida como una
brisa de verano.
Y entonces, Andrés sintió que algo comenzaba a cambiar, un deshielo
gradual de las barreras que durante tanto tiempo habı́a mantenido a raya la
intimidad y la conexión emocional en su familia. Se descubrió hablando con
sus padres sobre sus miedos, sus sueños, sus inseguridades y deseos. Y a
cada confesión, a cada palabra lanzada al aire por fin, Andrés se encontraba
con la empatı́a y la comprensión de sus padres, quienes también revelaban
sus propias emociones y preocupaciones.
En ese desayuno compartido se volvieron a encontrar como padre, madre
e hijo, pero ahora también como seres humanos imperfectos, llenos de anhelos
y miedos, caminando el sendero de la vida y buscando sentirse menos solos.
A medida que se abrı́an y escuchaban unos a otros, comprendı́an que habı́an
estado luchando solos contra los mismos problemas y miedos que los demás
y se preguntaron por qué no habı́an dejado caer esas barreras antes.
La sinceridad y la comprensión entre Andrés y sus padres fueron un
CHAPTER 5. COMUNICACIÓN CON LOS PADRES Y SU ROL EN LA VIDA 105

fuego renovado que los unı́a y fortalecı́a. Aprendieron a mirarse a través de


una nueva perspectiva, a dejar de juzgarse por sus debilidades y a apoyarse
en sus fuerzas. Y aunque el mundo continuó girando a su alrededor, ellos
encontraron en ese instante una nueva forma de amarse y acompañarse en
el largo y sinuoso camino llamado vida.

Padres como modelos de comportamiento y fuentes de


inspiración

Las tardes de domingo solı́an ser rutinarias, llenas de apatı́a y una familiar
anticlı́max del fin de semana. Sin embargo, este domingo, en particular,
fue diferente para Andrés, ya que se encontraba inquieto en su habitación,
repasando mentalmente los consejos dados por Valeria en el parque la semana
anterior. Cautivado por la experiencia de reconocer sus propios sentimientos,
pero aún dudosa sobre su efectividad en otros, decidió armarse de coraje
y confiar en su familia. Decidió intentar construir una comunicación más
abierta con sus padres, modelar sus deseos y aspiraciones, y aceptarlos como
aliados en su lucha por encontrar su lugar en el mundo.
Andrés se deslizó por la puerta de su habitación mientras sus padres
se acurrucaban uno al lado del otro en el sofá de la sala. La televisión
emitı́a su irradiación áurea y monótona sobre el rostro hundido de su madre,
reflejando el deleite de la abstracción que la llevaba a otro mundo, lejos
del estrés y las preocupaciones. Su padre, sin embargo, mantenı́a fija la
mirada en el libro que parecı́a llevar una eternidad, una prı́stina lectura de
los posos de tungsteno y lágrimas que erotizó su profundo deseo de sentirse
conmovido.
Andrés se armó de valor y carraspeó su garganta, llamando la atención
de sus padres, quienes lo miraron con una mezcla de sorpresa y preocupación.
Dudó por un momento, pero al recordar las palabras de su amiga, dio un
paso adelante.
”Padre, madre, quisiera leerles un poema que escribı́”, comenzó, sintiendo
una temblorosa oleada de nerviosismo y emoción adueñándose de su voz.
Sus padres se miraron el uno al otro, capturando en sus miradas la mutua
comprensión del momento revelador que su hijo estaba ofreciendo y, con
una rápida inclinación de la cabeza, cedieron al deseo de Andrés de ser
escuchado.
CHAPTER 5. COMUNICACIÓN CON LOS PADRES Y SU ROL EN LA VIDA 106

Su voz comenzó casi en un susurro, pero a medida que las palabras


fluı́an libremente, Andrés sintió cómo poco a poco iba ganando fuerza en su
interior. Habló sobre el otoño, sobre cómo las hojas llegan a ser parte del
paisaje terrenal, y de cómo la naturaleza, en todas sus vivas facetas, hace
eco de nuestros propios miedos y anhelos humanos.
Al ver cómo sus padres escuchaban atentamente cada lı́nea, Andrés pudo
percibir el cambio en sus expresiones faciales, la mueca en los ojos de su
madre como si sintiera el dolor de las hojas caı́das sobre su corazón, y el
asentimiento casi imperceptible de su padre, que anunciaba su identificación
con la lucha del otoño.
Cuando terminó de leer, el silencio lo envolvı́a todo, incluso el habitual
murmullo de la televisión parecı́a haber cedido ante la desnudez vertiginosa
del poema. Andrés miró a sus padres y algo en su interior se rompió: las
lágrimas, como satélites de un sol desconocido, comenzaron a rodar por sus
mejillas.
Su madre corrió hacia él, abrazándolo fuertemente y dejando escapar
un sollozo ahogado. ”Eso fue tan hermoso, Andrés”, murmuró a través de
sus lágrimas, mientras el padre de Andrés mecı́a la cabeza con una sonrisa
húmeda y triste, incapaz de encontrar su voz.
Fue entonces cuando la comunicación entre ellos se volvió algo más, ya
no eran simplemente palabras y preguntas vacı́as, sino un atisbo directo al
corazón del otro, un mapa ı́ntimo de sus deseos y frustraciones más profundas.
Las palabras, ahora cargadas de un poder desconocido, comenzaban a liberar
toda la belleza y agonı́a escondida en ellos, permitiéndoles finalmente el
privilegio de encontrarse el uno al otro.
Esa noche, en la cálida intimidad de su hogar, Andrés, su madre y
su padre encontraron en la poesı́a no solo una experiencia terapéutica,
sino también una oportunidad para sanar las heridas que los separaban y
aceptarse como modelos de comportamiento y fuentes de inspiración más
allá de las estructuras de autoridad y obediencia.
El pasado, el presente y el futuro de sus vidas adquirieron un nuevo
significado con cada verso, cada pausa y cada mirada cargada de un amor
incondicional y renovado. Con cada silencio enfrentaron sus miedos, re-
conocieron sus fortalezas y forjaron un lazo indestructible enraizado en la
sinceridad y el entendimiento, una vez más reafirmando la verdad universal
que la poesı́a puede tocar no solo el corazón, sino también el alma.
CHAPTER 5. COMUNICACIÓN CON LOS PADRES Y SU ROL EN LA VIDA 107

El impacto de la comunicación abierta y el apoyo familiar


en el bienestar emocional de los preadolescentes

Capı́tulo 5: Un candado en el corazón


El aire era blando y suave, algodonoso, dulcemente invasivo. Andrés
respiró hondo. El temblor interno entre sus nervios le llegaba como un eco,
como una llamada de atención a algo que no habı́a estado haciendo bien.
Sus ojos encontraron los de sus padres y hubo un destello entre ellos, una
conexión áspera y sin pulir.
Un golpe sordo llenó sus oı́dos cuando cerró la puerta detrás de sı́, una
puerta que no se atrevı́a a cerrar cuando estaba compartiendo sus poemas
con sus amigos, pero ahora viéndose obligado a enfrentarse a quienes le
habı́an dado la vida, sentı́a la necesidad de imponer esa barrera. La fuente de
ese temor era un nudo de incomprensión, una extraña mixtura de gratitud
apabullante, de reconocimiento mudo, de amor profundo y total. Pero
también de silencio.
Frente a sus padres, Andrés desplegó el papel que llevaba en sus manos
y notó cómo el sudor en sus dedos humedecı́a el delicado material casi al
borde de la rotura. No quiso pensar en qué pasarı́a si su voz se quebraba, o
si sus nervios iniciaban un temblor irreparable en su cuerpo.
”Padre, madre ”, comenzó a leer en voz baja pero decidida. Las palabras,
nacidas en lo más profundo de su corazón, salieron como hilos de luz, finos,
indomables, encendidos. Sus padres, inevitablemente, lo escuchaban. No
habı́a forma de evitarlo. Comenzaron a vislumbrar en esos versos un retrato
de Andrés, nı́tido y a la vez inquietante. Una imagen que dibujaba parte de
su dolor y su esperanza, que revelaba un alma en aras de un cambio, de una
evolución. Padres e hijo compartı́an un piso y un techo, espacio y tiempo,
pero no el mundo interior de Andrés.
Esa tarde, en los brazos del silencio que siguió a la lectura del último
verso, Andrés y sus padres se descubrieron por completo. La conexión que
se habı́a liberado con cada palabra se reconfiguró en una suerte de candado
cuyo código se habı́a develado. El secreto, al fin entendido y asumido en las
miradas y las lágrimas compartidas en la sala, habı́a abierto las compuertas
de esa comunicación anhelada pero distante.
Su madre, con los ojos húmedos y la frente arrugada como una sábana
vieja, encontró la voz que habı́a perdido en el torrente de sentimientos
CHAPTER 5. COMUNICACIÓN CON LOS PADRES Y SU ROL EN LA VIDA 108

que se le habı́a venido encima. ”Hijo, nos has mostrado un mundo que
desconocı́amos. Pero un mundo que queremos explorar, que sigue siendo el
tuyo, pero que podemos compartir.”
Su padre, de espı́ritu duro y aparentemente infranqueable, abrazó a
Andrés con una ternura que traspasaba la piel. ”Siempre he tratado de
ser un buen padre, pero tal vez no sabı́a cómo.”, admitió él con humildad,
”Estas palabras, el amor y el miedo en ellas, son un nuevo amanecer para
poder encontrarnos.”
Andrés sintió la vida desplegándose ante él como un abanico de posibili-
dades y de momentos compartidos. El candado, abierto, se habı́a transfor-
mado en un puente que ahora unı́a las almas de todos. Una confianza nacida
del abismo de los peores temores ahora se alzaba, firme y valiente, como
una hoja de papel que se suelta al viento y se convierte en una bandera de
libertad.
Los dı́as siguientes tuvieron un sabor distinto para todos en la casa. Los
diálogos adquirieron connotaciones más profundas, sinceras, incluso hasta
convertirse en cuerdas de guitarra que vibraban al ritmo de los latidos más
internos.
Andrés compartió con sus padres el taller de poesı́a del que era parte,
y al hacerlo, exclusivamente compartió con ellos la gran familia de apoyo
que habı́a encontrado. Les mostró cómo sus amigos también luchaban por
expresarse, por descubrir su identidad, y cómo sus familias les ofrecı́an ese
espacio de amor y comprensión que les permitı́an afrontar la vida de una
manera más saludable y armónica.
Los retratos familiares en las paredes de la casa, antes frı́os y lejanos, se
volvieron cálidos y vivos. La casa, que habı́a sido el castillo inexpugnable
de cada uno, se abrió como un abrazo a las profundidades y anhelos de
sus habitantes. Ya no habı́a silencio, sino fluidez entre ellos, una corriente
mutua de sinceridad que les permitı́a entenderse y ayudarse mutuamente.
”Andrés”, dijo su madre una noche en la que compartı́an una taza de
té caliente, ”ojalá hubiéramos conocido antes este acceso a tu alma, a lo
que llevas dentro. Pero quiero que sepas que ahora nos tienes siempre, que
escuchamos tus versos y los lloramos y los amamos como a ti mismo.”
En sus ojos, Andrés descubrió la ternura y el amor inquebrantable de
una madre que se habı́a entregado por completo a su hijo y la gratitud
colmaba su corazón. Aprendió que a veces el candado solo se abre desde
CHAPTER 5. COMUNICACIÓN CON LOS PADRES Y SU ROL EN LA VIDA 109

adentro y necesitaba enfrentar sus miedos y inseguridades para compartirlos


con aquellos que más lo amaban.
Y en este nuevo mundo, donde ellas sólo habı́an hecho de puente a la
familia, las palabras se convirtieron en un bálsamo, en el fuego sagrado que
iluminaba la vida y daba sentido a sus emociones. En el tierno abrazo de
la comunicación abierta y el apoyo familiar, descubrieron juntos el camino
hacia el bienestar y el amor incondicional.
Chapter 6

Miedos e inseguridades
preadolescentes

Era la hora del almuerzo en la escuela secundaria, y los cinco descansaban


en el patio de concreto; Miguel y Andrés en una banca, mientras que Valeria,
Mariana y Sofı́a se sentaban en el suelo a sus pies. La luz del sol caı́a como
una red sobre ellos, pero los cinco, protegidos por la frondosa sombra de un
árbol centenario, parecı́an invisibles.
Los adolescentes apenas se daban cuenta del ir y venir de estudiantes a su
alrededor, cada uno atrapado en sus pequeños universos personales llenos de
presiones y desafı́os. Valeria miró al suelo nerviosamente, jugueteando con
sus dedos temblorosos mientras recitaba sus poemas internos, diciéndoselos
a sı́ misma en silencio y en secreto antes de atreverse a compartirlos con los
demás. Andrés observaba a sus compañeros, enojado con este mundo que
les exigı́a tanto, ese mundo que los presionaba a ser algo que no deseaban
ser.
Miguel repentinamente interrumpió el silencio, con una profunda an-
siedad en su voz. ”Alguna vez sienten ?”, comenzó, pero no pudo terminar
su frase. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras sus amigos lo miraban,
preocupados pero también expectantes. Tragó saliva y finalmente continuó
con sus palabras, como la última salida de una inundación represada: ”Al-
guna vez sienten que, simplemente, no encajan en este mundo? Que no
importa cuánto intenten adecuarse, siempre hay algo que los hace diferentes,
que los hace sentir menos que los demás”.
A medida que las lágrimas rodaban por sus mejillas, por un momento,

110
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 111

todos compartieron un sentimiento de entendimiento y conexión: cada uno


de ellos luchaba con sus miedos, inseguridades y expectativas personales.
Desde hace mucho tiempo se habı́an dado cuenta de que ser diferente no
era algo negativo. Valeria, tı́mida pero valiente, fue la primera en hablar.
”Yo también me siento ası́ a veces, Miguel”, admitió mientras se limpiaba
las lágrimas de los ojos. ”Últimamente he estado pensando mucho en mi
cuerpo y mi apariencia. No puedo evitar compararme con las otras chicas
de nuestra clase. Siento que no soy lo suficientemente delgada, o que no
tengo la ropa adecuada. Pero a través de la poesı́a, me he dado cuenta de
que mi valor no está enmi apariencia, sino en la belleza de mis palabras y
mis pensamientos”.
Entonces, cada uno a su vez comenzó a exponer sus propias batallas
internas. Andrés habló de la presión de tener un padre exitoso y cómo lidiar
con la expectativa de seguir sus pasos. Sofı́a compartió sus miedos sobre
el futuro, la preocupación de no poder encontrar un lugar en este mundo
donde se sintiera feliz, donde pudiera expresar sus emociones libremente,
sin miedo al juicio o ridı́culo.
Mariana, siempre sensible, confesó sus temores sobre la soledad y la
ansiedad que le provocaba la idea de estar siempre a la altura de los demás,
de mostrar que era igual de valiosa y fuerte cuando en realidad solo querı́a
gritar y huir. Por último, Valeria, sacó una hoja de papel arrugado de su
bolso, la cual habı́a estado sosteniendo como un cristal frágil durante toda
la conversación, y comenzó a leer en voz alta el poema que habı́a escrito.
El poema hablaba de las sombras que todos llevamos a cuestas, de
los miedos secretos y silenciosos que llenaban nuestras noches y que solo
compartı́amos con la almohada húmeda de nuestras lágrimas. Hablaba
de cómo esas sombras parecı́an amenazadoras y monstruosas, y cómo en
realidad, si las enfrentábamos y las compartı́amos con aquellos a quienes
amamos, podrı́an ser dispersadas por los rayos del sol de la comprensión y
la empatı́a.
Cuando Valeria terminó, un fuerte aplauso estalló desde el fondo del
patio, y antes de que los adolescentes pudieran darse cuenta, una gran
multitud de compañeros de clase los rodeaba, conmocionados y admirados
por la valentı́a y sinceridad de sus palabras. Y allı́, bajo el sol y la sombra,
en aquel rincón secreto del concreto en el que nadie podrı́a alcanzarlos, los
cinco se sintieron no solo vistos, sino también profundamente comprendidos.
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 112

En ese momento, los cinco se miraron y entendieron que, a pesar de sus


miedos y inseguridades, no estaban solos. Tenı́an los versos de sus poemas,
compañeros del mismo sueño compartido, y la amistad inquebrantable entre
ellos. Más que nunca, los cinco habı́an descubierto el verdadero poder de la
poesı́a: no sólo un arte de conectar palabras, sino de conectar corazones y
almas.

La presión de encajar y ser aceptado

Capı́tulo 6: La sombra del espejo


Sentada en la banca frenta a frente con sus amigas Sofı́a y Valeria,
Mariana no podı́a evitar mirar el grupo de chicas afuera del café. La voz
de Sofı́a llegaba sorda y apagada a sus oı́dos, pero las risitas del grupo le
parecı́an estentóreas y retumbantes. Los celulares que las chicas sostenı́an
en sus manos eran extensiones de sus brazos, como si estuvieran unidas
a ellas de alguna extraña manera, inseparables. A su alrededor, toda la
vitalidad de la vida urbana se desplegaba, todos enfrascados en sus propios
problemas y dilemas, ignorándose unos a otros, pero compartiendo el mismo
espacio. Una anciana pasó lentamente, arrastrando sus pies y cargando sus
bolsas pesadas.
Mariana, aferrándose a su refresco, sintió el peso del lı́quido aplastando
su garganta, haciéndola difı́cil de respirar. Soltó un suspiro. Pensaba en lo
mucho que habı́a cambiado en la última semana. Sus ojos se dieron cuenta
de que, de alguna manera, habı́a cambiado más que su reflejo en el espejo.
Cuando se miraba en el espejo por la mañana, apenas podı́a reconocer a la
adolescente que era ahora. Era como si una sombra misteriosa la hubiera
cubierto, haciéndola invisible, o peor aún, convertida en un monstruo.
Su corazón la giraba en su pecho cada vez que escuchaba las risas de las
chicas afuera. Mientras Valeria y Sofı́a hablaban en tonos bajos y extendı́an
sus cuadernos de poesı́a hacia ella, Mariana sentı́a que a su alrededor,
la presión entre sus sienes crecı́a como si alguien estuviera soplando una
burbuja e inflándola cada vez más hasta casi explotar.
Miguel certificó su preocupación cuando, desprevenido por la angustia de
Mariana, le soltó, ”Mariana, se te nota en el rostro el enojo y el agotamiento.
estás bien?”
”Sı́, estoy bien”, susurró ella en voz baja. Si bien sabı́a que eran risas
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 113

casuales, desde su perspectiva, cada sonido en el aire la asfixiaba. Tomó


una bocanada profunda de aire para contener la presión que se habı́a alzado
en su pecho y dijo: ”No se les hace raro? No, mirad al grupo de chicas que
están afuera.”
”Qué tienen? Qué ocurre con ellas?”, preguntó Sofı́a examinando a las
chicas desde el vidrio del café.
”No sé, es como si me hicieran pensar que no encajo aquı́”, contestó
Mariana, con un hilo de tristeza en sus palabras.
Las palabras de Mariana cayeron sobre ellos como gotas de lluvia en
dı́as nublados de primavera, y en vez de quedar a la deriva en el aire,
permanecieron suspendidas allı́ como cuentas de vidrio lı́quido, capturando
su angustia y su descontento.
Andrés se detuvo y levantó la cabeza, su expresión al principio preocu-
pada y luego serena. ”Mariana, cuando miro a esas chicas, veo a alguien que
aparenta ser feliz o cool, pero no sé si realmente lo son. No sé si les importa
cómo se ven, cómo hablan, cómo nos miran a nosotros. No puedo decirte
cómo identificarte a ti misma, pero puedo decirte esto: no estás sola”.
El sol comenzó a ocultarse detrás de las nubes, y cuando las primeras
sombras del crepúsculo se desplegaron sobre el parque, los adolescentes, ahora
reunidos fuera del café, se sintieron fortalecidos no sólo por la dulzura de las
palabras, sino también por el amor y comprensión mutua que compartı́an.
Sus corazones se calentaban, unidos en el sentimiento común de adversidad
y esperanza, y al unı́sono todos estaban dispuestos a enfrentar las tormentas
de la adolescencia.

El miedo al fracaso y a las expectativas

Capı́tulo 6: Miedo al fracaso y a las expectativas


Miguel rasgó un trozo de papel de su cuaderno, mostrando con orgullo
su poema a sus amigos reunidos en la cafeterı́a. El olor del café recién hecho
y pan caliente flotaba en el aire, mezclándose con la tensión y emoción
que se habı́a acumulado en todos ellos durante las últimas semanas. Sofı́a
apoyó su barbilla en sus manos apretadas, los ojos vacilantes escaneaban
nerviosamente el poema de Miguel antes de levantar lentamente la mirada
hacia él.
”Miguel, este poema es realmente hermoso”, murmuró Sofı́a, casi sin
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 114

darse cuenta de lo bajo que hablaba. Valeria asintió con la cabeza, su mente
corriendo por las palabras entrelazadas de Miguel, pero también sintiendo un
peso en el estómago que ni siquiera el aroma a café podı́a levantar. Mariana
miró a Miguel a los ojos y suspiró. ”Es hermoso, Miguel, pero no te sientes
asustado? Quiero decir, mostrar nuestra poesı́a a la escuela a los profesores
es como exponer nuestras almas para que el mundo las vea”.
Andrés agarró su taza temblorosa y bebió un sorbo de su bebida caliente.
”Lo entiendo, Mariana. Yo también estoy asustado. Y si no les gusta? Y si
nos burlan? Quiero decir mi padre ya se burla de mı́ por escribir poesı́a, no
es algo ’de hombres’, dice, pero yo siento la necesidad de expresarme con
las palabras, como una pintura creada por muchas pinceladas”. Sus ojos
azules siempre parecı́an llenos de tristeza, pero el brillo en ellos era ahora
más fuerte.
Los cinco amigos intercambiaron miradas cargadas y permanecieron
en silencio. Cada uno recordaba los momentos en los que habı́an sido
ridiculizados, los momentos en los que habı́an sido humillados. Les sucedió
a todos en algún momento de sus vidas: en la escuela o en sus hogares,
donde el apego a ciertos patrones y estereotipos aún dictaba el curso de las
relaciones humanas. Ser diferente, ser único, en este mundo era un lujo que
pocos podı́an permitirse.
Miguel retiró la mano de Sofı́a y bajó la vista hacia el poema, con la
otra sosteniendo la humeante taza de té en la mesa. Entonces habló, su voz
resonando en el ambiente saturado de nostalgia y temor. ”Yo también tengo
miedo, Mariana, no lo niego. Pero si algo he aprendido en nuestra ciudad,
es que todos, en el fondo, estamos luchando con nuestras propias sombras,
nuestras propias inseguridades y limitaciones. No somos solamente poetas,
somos supervivientes, y estamos aquı́ para luchar juntos”.
Sofı́a mordió lentamente sus labios, sintiendo que un nudo invisible en su
estómago se estaba deshaciendo. ”Tal vez tal vez sea hora de enfrentarnos a
nuestros miedos y y dejar que el mundo sepa que no estamos solos. Si pudiera
si pudiera saber que no soy la única que siente esta presión aplastante, esta
sensación de de fracaso al no ser suficiente, podrı́a sobrellevarlo un poco
mejor”. Sus palabras se desvanecieron en un susurro mientras las lágrimas
brotaban de sus ojos y caı́an en el papel del poema de Miguel.
Los otros asintieron, sus miradas ahora llenas de una nueva determinación,
una nueva fuerza. Sı́, compartir sus pensamientos e inseguridades con todo
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 115

el mundo era espantoso, pero juntos, apoyándose unos en otros, podrı́an


enfrentar el calor de las miradas ajenas, las crı́ticas y las expectativas.
Porque ellos eran poetas, y las palabras eran sus armas y escudos en este
mundo que les exigı́a tanto a cambio de tan poco.
A medida que se acercaba la fecha del evento de poesı́a en la escuela, los
cinco amigos continuaron forjando su camino a través de las palabras y las
promesas, entrelazando sus temores y esperanzas en versos que, en última
instancia, eran un reflejo de sı́ mismos, pero también de todos aquellos que
se sentı́an atrapados en una red invisible de expectativas y miedos.
Y cuando el dı́a finalmente llegó, y sus corazones latı́an al unı́sono
mientras sus palabras fluı́an como una ola inquebrantable de resistencia y
empatı́a, supieron que habı́an cruzado al otro lado del espejo de miedos e in-
seguridades: descubriendo la verdad detrás de las expectativas y derribando
la última barrera entre sı́.
Porque ellos eran jóvenes poetas en la ciudad, y no habı́a lı́mites ni
fracasos, solo versos que esperaban ser escritos y compartidos, y un amor
inquebrantable que se extenderı́a más allá de las sombras y las ausencias de
la adolescencia.

Ansiedad y sentimientos de soledad

El sol poniente proyectaba sombras Crespúsculares que se entrelazaban


como hilos oscuros en el Parque de los Poetas. Valeria, con el diario de
tapa roja en su regazo, leı́a en voz baja las palabras que habı́a escrito en
la página, mientras que la expresión pensativa de Sofı́a hacı́a eco en la
frı́a brisa del atardecer. Mariana, de espaldas a un viejo árbol, tenı́a las
manos temblando un poco mientras terminaba su último poema, la tinta
azul dibujando espiras de soledad sobre el pergamino.
A la distancia, Andrés y Miguel discutı́an acerca de la competencia de
poesı́a que se celebrarı́a en la escuela al dı́a siguiente. Sus voces se mezclaban
con las risas de los niños en el parque, los gritos de los vendedores ambulantes
y el aroma de las castañas asadas, pero las mentes de las chicas estaban
muy lejos de allı́, encerradas en el laberinto de sus propias inseguridades y
miedos.
”En qué estás pensando?”, preguntó Sofı́a a Valeria, sin poder ocultar
los temblores en su propia voz, robándola de sus pensamientos.
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 116

”No sé. No puedo dejar de pensar en la competencia de mañana. Estaba


realmente emocionada, pero ahora me siento atrapada en una nube de
ansiedad”.
Valeria levantó la cabeza y miró a Mariana, quien se habı́a congelado
con la pluma en su mano. Sus ojos se encontraron, pero no fue el fuego de
la camaraderı́a lo que compartieron, sino un silencio opresivo y helado, que
envolvı́a las palabras no pronunciadas en el aire.
Miguel escuchó la tensión en sus voces y dejó de hablar para dar el paso
y unirse a ellos. Andrés soltó un suspiro y siguió, preocupado. Cuando
estaban todos juntos, Andrés preguntó: ”Qué ocurre? Están nerviosas por
la competencia de mañana?”
Las tres chicas asintieron en silencio, los matices de la ansiedad y el
miedo tejiendo una red difı́cil de escapar. Uno tras otro, relataron sus
preocupaciones: Valeria temı́a la reacción de sus padres, quienes esperaban
que ganara la competencia; Sofı́a temı́a que sus compañeros de clase se
burlaran de ella si no lo hacı́a bien; y Mariana estaba atrapada en una
espiral de auto - duda que intensificaba sus miedos mientras se acercaba el
dı́a decisivo.
Andrés y Miguel escucharon con atención la letanı́a de preocupaciones
de sus amigas e intercambiaron miradas preocupadas, pero al mismo tiempo,
hubo una conexión profunda y comprensiva entre ellos. Ya que también, en
el fondo, estaban lidiando con esos mismos miedos e inseguridades. Por un
momento, las palabras quedaron suspendidas entre ellos con la anticipación
de un desenlace sombrı́o.
Pero entonces, Sofı́a tomó una respiración profunda y confesó lo que
todos compartı́an en secreto en el alma, ”Pero saben, a pesar de todo me
aterra no poder romper este aislamiento, esta soledad sepulcral que me
desgasta el alma”. Al confesar esto, las lágrimas comenzaron a deslizarse
por su rostro, y Valeria la abrazó con fuerza, reconociendo el sentimiento de
soledad como algo intrı́nseco a sus propias luchas.
Las palabras provocaron algo en ellos, una tormenta emocional que
comenzó a batirse como una ráfaga de viento. Andrés tomó un paso
adelante y, en un tono de voz firme y decidido, dijo: ”Tal vez, aunque cada
uno tenga sus propias luchas y miedos, la respuesta esté en no enfrentarlos
solos, sino en hacerlo juntos”.
En esta confesión espontánea pero visceral, todos descubrieron que,
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 117

independientemente de su dolor y ansiedad, compartı́an la misma soledad.


En su poesı́a y su unión como grupo, encontraron una suerte de consuelo
y un sentido de pertenencia que les permitió enfrentar estos desafiantes
momentos juntos.
Ası́ que, mientras el sol se ponı́a y brillaba en un nuevo atardecer, los
cinco amigos se aferraron con fuerza a sus esperanzas y preocupaciones,
compartiendo con valentı́a y honestidad sus miedos e inseguridades. Unidos
en su ansiedad y soledad, cada uno sintió la oscuridad disminuir a medida
que la noche oscurecı́a el cielo, permitiendo que la constelación de su amistad
brillara como un faro en lo profundo de sus almas.

Preocupaciones por el futuro y la incertidumbre

El sol habı́a descendido por debajo de las grises nubes de la tarde, llevándose
consigo sus delgados rayos de luz y dejando atrás una frı́a penumbra. Los
cinco amigos estaban reunidos en uno de los cafés cercanos al Parque de los
Poetas que habı́an comenzado a frecuentar cada vez con más asiduidad. Va-
leria estaba concentrada en algunos apuntes sobre poemas, mientras Andrés
acariciaba una taza de chocolate caliente que se habı́a vuelto tétricamente
frı́a y apática. Sofı́a jugueteaba con una servilleta, arrugándola en sus
pequeñas manos y soltándola nerviosamente. Miguel estaba enfrascado en
un aire distante mientras recitaba uno de sus últimos poemas a Mariana,
quien intentaba no demostrar su preocupación, aunque era evidente que
algo pesado anidaba en su mente.
”Chicos, alguna vez no se sintieron aterrorizados por el futuro?”, preguntó
Sofı́a con voz temblorosa, entrecortada por un sollozo contenido.
De repente, un silencio lleno de preguntas se instaló en la mesa. Los
cinco amigos miraron a Sofı́a, asintieron lentamente y se sumieron en sus
propias inseguridades y dudas. La voz de Sofı́a habı́a abrasado los muros
impenetrables que cada uno de ellos habı́a construido alrededor de sus miedos,
solo para derrumbarlos con la fuerza de su sinceridad y vulnerabilidad.
Andrés fue el primero en hablar. ”Sı́, Sofı́a. Creo que creo que todos
tenemos miedo del futuro, no? Pero no es como si pudiéramos hacer algo
al respecto. Simplemente tenemos que seguir adelante, mantener la cabeza
en alto y la mirada fija en el horizonte aunque a veces el horizonte parezca
bastante lejano y oscuro”.
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 118

Valeria asintió con la cabeza, su voz se deslizó lentamente como una


suave caricia. ”Es cierto, a veces la vida parece desmoronarse delante de
nosotros. Qué pasa si no logrimos obtener las becas que anhelamos?, qué
será de nosotros si nuestras familias siguen metiendo presión?, qué será de
nuestras vidas?”.
La voz de Mariana se sumó al coro descorazonado de preguntas. ”Y
si, en el futuro, ya no queremos ser poetas, si todos estos años de lucha y
desafı́os se quedan atrapados en un pasado distante que no tiene relación
con nuestra vida adulta, qué hacemos entonces?”.
Miguel apretó los labios, tratando de articular palabras que no pudieran
hacer justicia a sus tormentas internas. ”Todo esto parece tan ajeno,
intangible y lejano. No sé ni siquiera por dónde empezar a tener miedo, o
qué hacer para enfrentarlo”.
La desesperación fluı́a como una corriente inquieta entre ellos, en-
marañándose y enredándose en sus pensamientos y sentimientos. La idea
del futuro trazaba una lı́nea invisible en sus vidas, un umbral oscuro más
allá del cual se ocultaban abismos voraces y misterios lejanos.
Pero entonces, Sofı́a levantó su mirada hasta donde los ojos de sus
amigos se encontraban, emitiendo un destello de coraje insolente. ”Tal vez
”, comenzó, ”tal vez lo que deberı́amos hacer en lugar de temer al futuro es
aprender a enfrentarlo, abrazarlo y convertirlo en un aliado, en lugar de un
enemigo”. Su voz creció más fuerte y decidida mientras hablaba, desafiando
todas esas sombras y fantasmas que acechaban en los rincones oscuros de
sus mentes.
”Sı́, Sofı́a, puede que tengas razón”, dijo Mariana con una sonrisa
renovada. ”Tal vez, si enfrentamos el futuro juntos y compartimos nuestras
victorias, fracasos y miedos, tengamos una oportunidad de superarlos”.
Valeria, Andrés y Miguel asintieron, sus rostros aliviados por la idea
de enfrentar las tormentas y tinieblas del futuro juntos. Se miraron con
ternura y convicción, como si una llama encendida dentro de ellos desafiara
a la oscuridad a extinguirla.
Y ası́, reunidos en esa penumbra, en ese último refugio de la noche antes
de la llegada del amanecer, decidieron desafiar sus temores y liberarse de
las cadenas que los ataban a la incertidumbre del futuro. Unidos por su
profundo amor por la poesı́a y la amistad que habı́an construido, prometieron
enfrentarse y superar cualquier desafı́o que la vida pudiera arrojarles.
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 119

Porque, sı́, el futuro a veces podı́a parecer aterrador, oscuro e incierto;


pero si estaban dispuestos a arriesgarse y a abrir su alma a la luz de un nuevo
amanecer, tal vez tendrı́an la oportunidad de ver que lo que encontraron a
la luz del sol no era el abismo terrorı́fico que se habı́an imaginado, sino una
tierra abierta y fértil en la que se sembrarı́an sus sueños y esperanzas.

Inseguridades en la apariencia fı́sica y autoestima

Era viernes por la tarde, y el sol se ocultaba detrás de las nubes mientras el
grupo caminaba hacia el Parque de los Poetas. Luego de una semana de
tensiones en la escuela, todos ansiaban las sesiones de poesı́a en el parque,
un rincón en donde podı́an expresar sus pensamientos y sentimientos sin
temor al rechazo, solo con la confianza de ser entendidos y apoyados por
sus amigos.
Al aproximarse al verde césped del parque, Andrés notó una tensión y
tristeza a flor de piel en la expresión de Sofı́a. Caminando más despacio
que el resto, tenı́a la cabeza gacha, y sus brazos cruzados contra su pecho,
como un escudo protector. Sus ojos parecı́an como si hubieran sido visitados
por las lágrimas recientemente. A pesar de que sus amigos intentaron
involucrarla en sus conversaciones, la inseguridad y tristeza seguı́an siendo
sus más fiables compañeras ese dı́a.
Andrés no pudo evitar preguntar, con su caracterı́stico tono empático y
genuino: ”Sofı́a, te encuentras bien? Pareces más introspectiva de lo normal”.
Los otros amigos apoyaron con la mirada la interrogante, compartiendo su
preocupación.
Sofı́a soltó un suspiro y simplemente se encogió de hombros, evadiendo
la mirada y la pregunta.
Mariana se acercó a ella y le rodeó los hombros con su brazo, invitándola
a sentarse junto al viejo roble que les daba sombra durante sus sesiones.
Sofı́a dejó caer su mochila en el suelo y, instigada por la ternura de su amiga,
se sentó en silencio, las lágrimas luchando por escapar de sus ojos.
Valeria se sentó a su lado, tomándole la mano con delicadeza y mirándola
a los ojos, una expresión de amor y apoyo brillando en los suyos. ”Sofı́a, es
evidente que algo te perturba. No tienes que contárnoslo si no estás lista,
pero quiero que sepas que estamos aquı́ para ti, no importa qué suceda”.
Después de un momento de titubeo, Sofı́a finalmente dejó escapar las
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 120

palabras, como si temiera que ellas solas causaran más dolor: ”He estado
sintiendo una gran angustia por mi apariencia Y a cada minuto que pasa,
se vuelve más insoportable. Me siento constantemente vigilada, juzgada y
no sé cómo manejarlo. Es como si mi autoestima hubiera desaparecido por
completo y no puedo encontrarla por más que busque”.
Inmediatamente, Miguel puso su mano en el hombro de Sofı́a. ”No
estás sola en esto, Sofı́a. Los cambios corporales no son fáciles de afrontar.
Yo mismo tengo cicatrices en mi espalda debido al acné al principio me
avergonzaba de ir a la piscina con mis amigos por miedo a que se burlaran
de mı́”.
Oyendo las palabras de Miguel, Andrés agregó: ”Todos tenemos nuestras
inseguridades y miedos. En mi caso, mis piernas son tan delgadas que
algunas veces pienso que me van a llamar ’pata de palo’. Pero algo que he
aprendido es que nuestro valor como personas no está en nuestro fı́sico, sino
en nuestro corazón y nuestra mente”.
Mariana asintió, compartiendo también su conocida inseguridad respecto
al tamaño de su nariz. ”Siempre oı́ a mi mamá decir que tenı́a la nariz
perfecta, pero en el espejo yo solo veı́a la nariz más extraña del mundo”,
suspiró, antes de agregar con una sonrisa tenue: ”Pero con el tiempo, he
empezado a aceptarla y apreciarla como parte de quién soy y eso ha hecho
una gran diferencia en mı́”.
Valeria acarició con dulzura el dorso de la mano de Sofı́a y le dijo
suavemente: ”Eres una persona hermosa por dentro y por fuera, Sofı́a.
Estas sensaciones están impulsadas por los pensamientos negativos que se
han colado en tu mente, y es importante que puedas expresarlos en un
ambiente seguro, como el de nuestro grupo. Nuestro amor y apoyo no se
basan en cómo lucimos, sino en quiénes somos realmente, en las personas
que se han tomado el tiempo de conocernos a través de nuestros versos y
nuestras experiencias compartidas”.
Ese dı́a, al igual que muchos otros, las palabras fluyeron en sus poemas
bajo el poder del Sol crepuscular, pero en medio de la fragilidad revelada
por Sofı́a, también emergió una fuerza y una determinación en la voz de
cada amigo, quienes dejaron caer todos sus miedos en las hojas de papel
impregnadas con tinta.
A medida que recitaban sus versos, los jóvenes poetas se enfrentaron a
sus propias sombras, descubrieron que todos compartı́an sus inseguridades
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 121

y miedos, y abrazaron la idea de que, unidos, podı́an enfrentarse a ellos.


Aquella tarde, se dieron cuenta de que la plenitud de la vida no era inalcan-
zable, sino posible si se sostenı́an unos a otros, llenando los vacı́os en sus
corazones con el amor y comprensión de sus amigos.
La luz habı́a desaparecido del parque, el inminente amanecer en el
horizonte apenas se percibı́a en las luchas internas de los jóvenes poetas.
Pero los ideales esperanzadores y la divina energı́a del amor y la amistad
fueron suficientes para devolver la bruma a la oscuridad y mantener en
marcha un dulce y reconfortante ritmo en sus corazones. Y ası́, en medio
de la eterna danza entre la oscuridad y la luz, los cinco amigos encontraron
consuelo en su amistad y en su cercanı́a, sus corazones inundados de sı́misma
amor, cariño y, sobre todo, la necesidad de avanzar juntos hacia un futuro
más brillante.

El temor al rechazo y la humillación

El silencio se habı́a instalado imponente sobre el aula, apenas sostenido por


el sonido monótono y solitario de la tiza que raspaba contra el pizarrón.
La clase de matemáticas se habı́a convertido en una cárcel sombrı́a para
Sofı́a. El respirar de sus compañeros parecı́a conspirar con la angustia que
iba acumulando en su garganta, como si la oprimiera con sus manos frı́as y
crueles. El miedo al rechazo y a la humillación le nublaba el pensamiento.
Se habı́a quedado con dudas sobre la explicación de ecuaciones, pero no
se atrevı́a a levantar la mano, temiendo que la profesora, la severa doña
Margarita, le lanzase un comentario inquisitivo, cuestionándola en voz alta
delante de todos sus compañeros.
Miguel parecı́a notar el sufrimiento de Sofı́a. En un susurro apenas
audible le preguntó: ”Quieres que te explique después de clases?”.
Sofı́a asintió con un hilo de gratitud en sus ojos, pero el miedo al rechazo
seguı́a atormentándola.
La joven Mariana, por su parte, habı́a decidido unirse al equipo escolar
de natación, pero mientras se enfrentaba al diminuto traje de baño en el
vestuario, dejó escapar su terror a ser juzgada. Temblorosa en la penumbra
artificial del vestuario, tragó saliva y se obligó a pensar en las metas que
habı́a soñado alcanzar, en la pasión que sentı́a por el agua y cómo su cuerpo
se volvı́a grácil y poderoso a medida que surcaba las corrientes con sus
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 122

brazadas perfectamente sincronizadas.


Apretando los puños, Mariana abrió la puerta y se enfrentó a sus
compañeras. Los ojos de las demás chicos la recorrieron de arriba abajo,
sus risas y sus murmullos aguijoneándola con un dolor que reverberaba en
su médula. La jóven luchó con un impulso casi incontrolable de echar a
correr y esconderse en un rincón donde nadie pudiera observar su cuerpo,
despojado de toda dignidad y a merced de las burlas. Pero se mantuvo
firme, su rostro tratando de no delatar el desasosiego que latı́a en su pecho.
De vuelta en el aula, Andrés no podı́a concentrarse en la prueba de
inglés. Su corazón latı́a con fuerza y su mente se llenaba de pensamientos
negativos, todos prediciendo el fallo inminente que iba a enfrentar. Cada
vez que alguien entregaba su prueba al profesor, sus palmas sudaban aún
más, y una sensación de humillación lo invadı́a, como si el simple hecho de
entregar la prueba fuese un reconocimiento público de su inferioridad. En
ese momento, todos sus fracasos se hacı́an visibles en la mirada del profesor
y de sus compañeros, como una marca quemada en su frente.
Un rumor comenzó a esparcirse por la clase, el susurro de la vergüenza,
el preludio de la humillación que acechaba como una sombra amenazante a
cada uno de los amigos. Sofı́a se obligó a levantarse y a caminar hacia su
profesora en medio de un silencio interminable, como si el aula entera pudiera
percibir su vulnerabilidad y su angustia. Con voz temblorosa, preguntó,
”Profesora, tengo una duda sobre las ecuaciones”.
El eco de su pregunta pareció retumbar en la sala, y Sofı́a sintió cómo
una manta de humillación la envolvı́a. Asustada, esperó la respuesta de
doña Margarita. La profesora frunció el ceño y, en lugar de soltar una
respuesta brusca, simplemente asintió y la invitó a pasar al pizarrón.
Fue entonces cuando Valeria, con valentı́a, tomó la palabra y dijo en
voz alta y clara, ”También tengo algunas dudas sobre lo explicado, puede
aclararnos las ecuaciones?”.
En el vestuario, Mariana encontró consuelo en las palabras de apoyo de
Valeria, que también habı́a decidido unirse al equipo de natación, y juntas
enfrentaron las miradas crı́ticas de sus compañeras, despojándolas de su
poder corrosivo.
Y ası́, en medio del caos y la lucha por sobrevivir a la avalancha de miedos
e inseguridades, los cinco amigos se dieron cuenta de que no estaban solos
en su sufrimiento, y de que compartı́an preocupaciones similares y temores
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 123

avocado al rechazo y la humillación. Pero con el poder de la solidaridad,


enfrentaron esos terribles monstruos que amenazaban con devorarlos, y
los hicieron retroceder, fortaleciendo sus lazos de amistad y haciéndolos
conscientes de que no habı́a ninguna derrota ni humillación que no pudieran
superar juntos.

La búsqueda de aprobación y validación

La muchedumbre rugı́a frente al aula de clases, sus voces destilando un


veneno acre de desprecio por todo lo que Sofı́a representaba. Se sentı́a
angustiada, encerrada en una burbuja de humillación y fracaso, su cuerpo
tembloroso bajo la escrutinio implacable de sus compañeros de clase. En
el epicentro de ese torbellino de burlas y risitas apenas contenidas, Sofı́a
temblaba como una hoja a merced del viento, tratando desesperadamente
de encontrar algo que aferrarse que le permitiera evocar la dignidad que
sentı́a deslizarse irrevocablemente fuera de su alcance.
A su lado, Valeria luchaba por establecer contacto visual con Sofı́a,
su mirada brumosa de lágrimas reprimidas de rabia e impotencia. Sentı́a
como si su propio corazón estuviera siendo desgarrado, su amigo espectral
y vacilante en medio de ese mar cruel de rostros burlones. Con un suspiro
valiente que limitaba a la rendición, se dirigió hacia Sofı́a, rodeándola con
la protección de su amistad con la firmeza de un guerrero dispuesto a
enfrentarse a los enemigos.
”Basta!”, exclamó, su voz algo desgarrada por la emoción, pero al mismo
tiempo llena del poder de la lealtad y el compromiso. De repente, el pasillo
se transformó en un campo de batalla donde no solo estaban en juego la
dignidad y el orgullo de Sofı́a, sino también la autenticidad de los lazos que
unı́an a esos cinco jóvenes poetas, enfrentados a las fuerzas oscuras que
querı́an verlos aplastados por debajo de sus dedos despiadados.
Un silencio involuntario se apoderó de los presentes, estremecidos por
la furia de Valeria, pero al mismo tiempo cautivados por el brillo intenso
que sus palabras parecı́an provocar en los ojos de Sofı́a, como si un ascua
ardiente hubiera sido encendida en lo más profundo de su ser.
Recogiendo el coraje para enfrentar a sus tormentadores, Sofı́a se volvió
hacia la multitud, las lágrimas finalmente brotando libremente por sus
mejillas, pero su expresión ahora retaba al miedo, al odio y a la vergüenza
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 124

que habı́a acechado cada rincón oscuro de su corazón y su mente. Sus


palabras salieron de algún lugar profundo dentro de ella, imbuidas de un
poder antiguo.
”Soy Sofı́a Córdova, y tengo quince años”, comenzó, su tono inseguro
al principio, como si estuviera presentándose a sı́ misma tanto al mundo
como a los rostros distraidamente crueles que le rodeaban. ”Crecı́ soñando
con un futuro en el que podrı́a expresarme, en el que podrı́a compartir
los sentimientos más ı́ntimos y las penas más oscuras que habitan en mı́ e
intentar entenderlos, en lugar de ceder al miedo y al dolor.”
Ella tomó aliento y continuó, su voz adquiriendo confianza y fuerza con
cada palabra. ”Todos ustedes ven la clave de mi autoestima en mis manos,
señalándome como si no tuviera valor, como si fuera menos que ustedes.
Pero ellos están equivocados, y yo estoy equivocada al permitirles que me
hagan sentir ası́.”
Las palabras resuenan por todo el pasillo, salpicando a todos los presentes
como agua helada en una mañana de invierno. Andrés, Miguel y Mariana
observaban a Sofı́a con una mezcla de asombro y admiración, unidos en su
apoyo a su amiga y en su desafı́o a los detractores que habı́an tratado de
empujarla al abismo del dolor y la humillación.
”Pueden verme como una persona débil, pero hoy les muestro mi fort-
aleza”, concluyó Sofı́a, sus palabras poniendo fin a la tormenta de lágrimas
que habı́a secundado su epifanı́a. ”He encontrado amigos que me compren-
den, que me apoyan en mis momentos de debilidad, y juntos nos enfrentamos
a un mundo que parece empeñado en herirnos y destruirnos. Pueden burlarse
de mı́, pero no pueden herirme más de lo que lo he hecho a mı́ misma al
buscar su aprobación y su validación.”
Con la firmeza de un superviviente que ha librado batallas contra de-
monios invisibles, Sofı́a se enfrentó a la multitud, sus ojos resueltos a no
volver a sucumbir al miedo y al rechazo que los seres humanos infligen
tan fácilmente a los demás en su deseo de dominar y controlar. Detrás de
ella, Valeria, Andrés, Miguel y Mariana se erigı́an como guardianes de su
corazón, su propia fuerza indomable creciendo con cada paso que daban
en ese sendero que los llevarı́a a volver a enfrentarse a los horrores y las
agonı́as de la vida, sabiendo que nunca más tendrı́an que enfrentarlos solos,
siempre rasgando las tinieblas con la verdad y el poder de la amistad.
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 125

La comparación constante con los demás

El pasillo del tercer piso de la escuela parecı́a haber sido corrompido por una
oscuridad que no procedı́a de ningún rincón en especı́fico, sino que emanaba
de los propios cuerpos de los adolescentes que deambulaban nerviosos por el
espacio confinado. Todos parecı́an llevar en sus espaldas una pesada carga
invisible que los hundı́a en la miseria y las sombras, sus risas crispadas
resbalando como cuchillos por las frágiles pieles de sus compañeros. En el
centro de esta vorágine interminable de comparaciones y crı́ticas sofocantes
se encontraba el grupo conformado por Valeria, Andrés, Sofı́a, Miguel y
Mariana, todos aparentemente inmunes a las corrientes de amargura y
desprecio que desgarraban los corazones de aquellos que los rodeaban.
Sin embargo, esta aparente invulnerabilidad se debı́a en parte a la feroz
protección que se brindaban mutuamente y al consuelo que encontraban en
la poesı́a, que les permitı́a traducir sus angustias y miedos en palabras y
versos que en cierto modo también les servı́an como un bálsamo para las
heridas autoinfligidas por el ego y el orgullo.
Un dı́a cualquiera, el destino quiso que los cinco amigos descubrieran,
casi simultáneamente, el poder destructivo de la comparación con los demás.
Valeria, habitualmente tan segura de sı́ misma y de sus habilidades como
poeta, no pudo evitar sentir una punzada de envidia cuando se enteró de que
su compañera de clase habı́a obtenido una beca para asistir a un prestigioso
taller de escritura creativa en el extranjero. Aunque al principio intentó
ocultar sus sentimientos y felicitar a la joven con fingida sinceridad, su
máscara comenzó a quebrarse lentamente en cuanto estuvo a solas con sus
amigos, dejando escapar un amargo lamento y la clara expresión de sentirse
menos por no haber sido elegida.
También Andrés se topó ese mismo dı́a con un obstáculo que no sabı́a
cómo superar. En su último ensayo de boxeo, habı́a sido derrotado por
un adversario que no solo mostró una habilidad superior la técnica, sino
también una actitud de aparente indiferencia y arrogancia que dejó a Andrés
sumido en la humillación y la ira. La ansiedad que le generó la derrota lo
llevó a meditar de manera obsesiva en lo mucho que se habı́a esforzado para
perfeccionar su arte, y cómo todo ese esfuerzo parecı́a haber sido en vano
frente al éxito de otro.
Sofı́a, por su parte, se habı́a enamorado de un compañero cuyos encantos
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 126

parecı́an haber seducido también a otras chicas de su clase, por lo que, al


verse comparada con ellas, sus propias inseguridades y baja autoestima
comenzaron a carcomerla por dentro.
Esa misma tarde, el grupo de amigos se reunió en el Parque de los Poetas,
el anochecer envolviéndolos en una atmósfera de melancolı́a y desesperanza.
Sentados en un cı́rculo precario, los jóvenes se miraban expectantes, como si
cada uno de ellos esperara que los otros comenzaran a hablar y a compartir
sus propias desdichas. Fue Mariana quien dio el primer paso, su voz
temblorosa abriendo una vı́a para que sus compañeros dejaran fluir sus
emociones.
”No sé qué me pasa, pero siento que todos se están alejando de mı́ ”,
confesó, sus palabras casi inaudibles, pero el resto del grupo descubrió en
ellas el eco de sus propios miedos.
Andrés fue el siguiente en hablar, su voz adquiriendo fuerza a medida
que relataba su reciente derrota en el boxeo y cómo habı́a logrado derrumbar
su autoestima. Sofı́a, sin mirar a ninguno de sus amigos, reveló la fuente
de su tristeza al sentirse menos que las otras chicas que compartı́an sus
sentimientos hacia el mismo chico. Valeria, por último, abrió su corazón
y expresó la envidia y el temor que sentı́a ante el éxito de su compañera
de clase, reconociendo en voz alta lo difı́cil que era no compararse con los
demás y sentir que siempre se quedaba atrás.
”No deberı́amos tener miedo de compartir nuestras angustias y nuestros
miedos”, dijo Miguel con decisión, llevando el hilo de las confesiones hacia
una búsqueda de comprensión y apoyo mutuo. ”Esta comparación constante
con los demás solo nos convierte en seres frágiles, incapaces de ver nuestras
propias virtudes y de celebrar las victorias de otros sin sentir que también
son nuestras derrotas”.
Un silencio cargado de tristeza, pero también de esperanza, se apoderó
del grupo, mientras cada uno de ellos dejaba que las palabras de Miguel
calaran en lo más profundo de sus corazones. Con el paso de los minutos, el
aire comenzó a sentirse más ligero, como si un velo invisible hubiera sido
retirado por el poder del amor, la compasión y la empatı́a que habı́a surgido
entre ellos.
Fue ası́ que, en ese momento, los cinco amigos hicieron un pacto para
combatir juntos la plaga de la comparación, recordándose a sı́ mismos
y a cada uno de ellos la importancia de la autovaloración y el respeto
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 127

hacia sı́ mismos y sus propios logros. Después de todo, la vida no era una
competencia, sino una oportunidad de crecer y aprender, de transformar las
penas y las derrotas en versos y canciones que iluminaran el sendero hacia
la comprensión de uno mismo y el mundo.

El miedo a expresarse y ser juzgado

El viento se deslizó suavemente por entre las hojas de los árboles del parque,
entonando una melodı́a antigua que los cinco amigos conocı́an de memoria.
El Parque de los Poetas era un lugar especial para ellos, un santuario que
los habı́a visto enfrentarse a sus miedos más oscuros y brillar intensamente
a través de la oscuridad. Ese dı́a, sin embargo, algo estaba cambiando en su
sagrado espacio, una presencia casi palpable que amenazaba con consumir
la energı́a vital que cada uno de ellos habı́a logrado instilar durante sus
encuentros bajo sus ramas protectoras.
Sofı́a estaba sentada en uno de los bancos, su mirada perdida en algún
lugar lejano mientras sus compañeros ensayaban con gran energı́a para el
próximo recital de poesı́a en la escuela. Por primera vez, estarı́an recitando
sus creaciones frente a todos sus compañeros y profesores, y la idea de
abrirse de esa manera ante un público tan conocido la llenaba de un miedo
indescriptible. Aunque en su corazón sabı́a que su poesı́a era poderosa y
que tenı́a mucho de valor para compartir, no podı́a evitar sentir el temor de
ser juzgada por aquellos que la conocı́an como una persona callada y sumisa
en su vida cotidiana.
Mariana se acercó a ella, preocupada por la actitud distante y aparente-
mente abatida de su amiga, y se sentó a su lado, buscando las palabras
adecuadas para animarla. Sus ojos se encontraron durante un instante,
y Mariana pudo percibir el torbellino de emociones que Sofı́a trataba de
contener a duras penas.
- Qué sucede, Sofı́a? Pareces preocupada - inquirió Mariana, su voz
suave y cálida.
Sofı́a suspiró, soltando el nudo que parecı́a estrangular sus pensamientos
y su voz. - Estoy aterrada, Mariana - admitió, las palabras saliendo atropel-
ladas, como si hubieran sido prisioneras durante demasiado tiempo. - Me
da miedo leer mis poemas frente a la gente. Ya sabes cómo soy, siempre
trato de pasar desapercibida en la escuela y en casa. No quiero que nadie se
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 128

burle de mı́ o piense que soy rara por todos los sentimientos que muestro en
mis versos.
Mariana tomó la mano de Sofı́a, dándole una apretón cariñoso. - Escucha,
amiga - comenzó, su voz firme y decidida. - Todos nosotros hemos sentido
ese miedo en algún momento, la angustia de ser juzgados por abrir nuestras
almas a través de la poesı́a. Pero no podemos permitir que ese temor
nos silencie, porque nuestras palabras pueden cambiar el mundo, nuestros
propios mundos y el de quienes nos rodean. Lo que tú escribes es hermoso
y profundo, y sé que hay muchas personas en esa audiencia que conectarán
con lo que dices, que se sentirán menos solas gracias a tus palabras.
Por un momento, Sofı́a asintió con la cabeza y pareció reencontrarse con
su fuerza interior, pero pronto su rostro se oscureció y volvió a susurrar. -
Pero es que yo no soy como ustedes. A veces siento que no pertenezco aquı́,
que mi voz no merece ser escuchada, que mis versos me condenarán a ser
juzgada y rechazada. Y si recito mi poesı́a y todos me señalan y piensan
que soy una extraña que no merece ser parte de su mundo?
Fue entonces cuando Andrés, Valeria y Miguel se unieron a la conver-
sación, conscientes del sufrimiento de Sofı́a y dispuestos a ofrecer todo su
apoyo. - Sofı́a, todos sentimos miedo - dijo Andrés con una sonrisa apacible,
como si su temor pudiera ser instintivamente reconocido y entendido. -
Pero nuestro miedo no define quiénes somos ni lo que llevamos dentro.
Tú perteneces a este grupo tanto como nosotros, y tu poesı́a merece ser
escuchada porque nos hace ver el mundo de una manera diferente, a través
de tus ojos y de tu corazón.
Valeria se dirigió a Sofı́a con una seriedad inusual. - En nuestras manos
llevamos un arma poderosa, las palabras que hemos cultivado con esfuerzo y
amor a lo largo de estos meses. Serı́a un crimen negarle al mundo la belleza
de tu arte, Sofı́a. No dejes que el miedo escriba tu historia por ti.
Miguel, en un gesto solidario, buscó sus propios poemas y los mostró a
Sofı́a. - Mira, aquı́ tengo unas palabras que escribı́ porque estaba al borde
del miedo, de rendirme ante mis propias debilidades. Pero siempre que
digo mi poesı́a, me siento más fuerte, no porque mi dolor desaparezca, sino
porque estoy luchando, resistiendo. Cuando compartas tus palabras, Sofı́a,
todos nosotros estaremos a tu lado, luchando juntos, porque eso es lo que
hacemos, lo que hemos hecho desde el primer dı́a que nos reunimos en este
parque.
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 129

Las palabras de sus amigos resonaron en el corazón de Sofı́a, y aunque


el miedo seguı́a siendo una sombra inescapable, supo que no estaba sola en
esa batalla. Levantó la cabeza y asintió, sintiendo una calidez brotar en su
interior por la solidaridad y el amor de los que la rodeaban.
- Está bien - dijo Sofı́a, encontrando un nuevo brillo en su voz. - Lo
intentaré. Me enfrentaré al miedo y recitaré mi poesı́a junto a ustedes.
Porque aunque soy pequeña, también soy fuerte, y sé que no estoy sola en
esto.
Con una hermosa mezcla de humildad y determinación, Sofı́a volvió a
unirse a sus amigos en el ensayo antes del recital, convencida de que sus
palabras serı́an recibidas con amor y comprensión, y de que, incluso en
medio del miedo y la incertidumbre, siempre tendrı́a a sus amigos a su lado,
compartiendo y defendiendo el poder salvador de la poesı́a y la amistad.

El enfrentamiento de los miedos a través de la poesı́a y


la amistad

El Parque de los Poetas se vestı́a de sombras y penumbras mientras la tarde


agonizaba. Las siluetas retorcidas de los árboles parecı́an cobrar vida, y
el viento juegueteaba con las hojas caı́das, asemejándolas a pequeños y
alocados seres bailando al compás de una música sombrı́a e inaudible. Sofı́a
contemplaba la escena con el corazón en un puño, un torbellino de emociones
surcándole las mejillas en forma de lágrimas amargas y desesperadas.
La tarde anterior habı́a sido una catástrofe. Los cinco amigos se habı́an
reunido, como siempre, bajo el manto protector del Parque de los Poetas, en
busca de consuelo y comprensión en sus versos compartidos. Pero esta vez,
la tensión que se habı́a ido acumulando durante semanas alcanzó su punto
de ruptura. Los rencores y resentimientos largamente contenidos salieron
a la luz, y las palabras afiladas como navajas se desataron con una furia
despiadada.
- No te atrevas a decir eso! - habı́a vociferado Mariana, su rostro pálido
y desencajado por la ira contenida durante tanto tiempo. - No tienes ni idea
de lo que es vivir con este miedo, con esta angustia que corroe el alma y
nos encadena al silencio y la sumisión!
Andrés, igualmente herido, habı́a respondido con un desdén mal disimu-
lado. - Quién te crees para decirme lo que sé o no sé? Yo también tenga
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 130

miedos, como todos nosotros. Pero no por ello hago de mi vida un drama.
Al menos no lo hago público en mis poemas como tú lo haces, Sofı́a.
La pequeña Sofı́a, paralizada por el asombro y el dolor, apenas pudo
articular una respuesta. Su pecho se contrajo con un sollozo inaudible,
mientras las lágrimas asomaban en sus ojos como cristales rotos. Su voz,
apenas un susurro, temblaba como una hoja a merced del viento.
- Nunca quise yo solo querı́a expresar - comenzó, antes de que Miguel
interviniera con un tono conciliador.
- Basta, todos, basta - dijo, levantándose del suelo y mirando a cada uno
de sus amigos. - Hemos llegado aquı́ como hermanos unidos por nuestro
amor a la poesı́a y nuestra necesidad de ser escuchados y entendidos. Vamos
a permitir que los miedos que nos han atormentado toda la vida nos separen
ahora, cuando más nos necesitamos? Vamos a renunciar a todo lo que hemos
construido juntos, solo porque ahora nos enfrentamos a un desafı́o mayor,
uno que exige que compartamos nuestra verdad y expongamos el pálido
corazón de nuestras penas y esperanzas?
El grupo se sumió en un silencio angustioso, apenas salpicado por el
goteo incesante de las lágrimas que caı́an al suelo sin nombre ni dueño.
- Tienes razón - admitió Valeria, pasándose una mano por la mejilla
en un gesto de fatiga y resignación. - Hemos estado bailando al borde del
abismo durante demasiado tiempo, y ha llegado el momento de enfrentarnos
a nuestros miedos, juntos, como siempre lo hemos hecho. Pero también
debemos aprender a ser más compasivos los unos con los otros, a escuchar
las palabras que no se dicen y aceptar que cada uno de nosotros lleva un
lastre invisible, una cruz de miedo y dolor que pesa tanto como nuestras
esperanzas y anhelos.
La poesı́a, que siempre habı́a sido una aliada fiel, un bálsamo para las
heridas y un abrazo cálido en las noches solitarias, se habı́a vuelto en su
contra, convirtiéndose en un arma de doble filo, capaz de sanar y herir
con igual intensidad. Pero en palabras de Miguel, brillaba también una
promesa. Si eran capaces de enfrentar sus miedos y abrir sus corazones no
solo a través de sus versos, sino también en sus acciones y palabras diarias,
podrı́an alcanzar una comprensión en la que los miedos perdieran su poder
sobre ellos, disipándose como la oscuridad ante el amanecer.
Y ası́, al dı́a siguiente, en el Parque de los Poetas, Sofı́a alzó la voz por
primera vez, recitando sus versos con la frágil y valiente determinación de
CHAPTER 6. MIEDOS E INSEGURIDADES PREADOLESCENTES 131

quien se enfrenta a sus miedos. Y uno por uno, sus amigos se unieron a ella,
entrelazando sus palabras en un murmullo tan dulce como la melodı́a que el
viento susurraba entre las ramas de los árboles. Porque en el enfrentamiento
de sus miedos, en la aceptación de su humanidad y la comprensión del dolor
ajeno, se encontraba también la promesa de la amistad, la certeza de que,
mientras el fuego de su poesı́a ardiera en sus corazones, las sombras de la
angustia y el temor podrı́an ser vencidas, juntas, en una unión indestructible
e inquebrantable.
Chapter 7

Primeros enamoramientos
y desilusiones

El Parque de los Poetas brillaba con el resplandor dorado del crepúsculo


mientras los cinco amigos se congregaban bajo el suave abrazo de las ramas
protectoras de un viejo roble. Los jóvenes poetas habı́an asegurado su lugar
bajo el gran árbol como si el propio destino lo hubiese puesto allı́ para
ellos, un espacio libre de juicios y expectativas donde podı́an explorar el
desconocido e inquietante terreno del corazón.
Era un dı́a particularmente sofocante, la adhesiva humedad del verano se
enredaba en sus cabellos y se pegaba a sus pieles, pero eso no podrı́a detener
a Valeria de sumergirse en una nueva ola de emociones, una avalancha de
sentimientos revueltos y frescos que burbujeaban como un rı́o indomable
bajo su alegre sonrisa. Sus ojos brillaban con una emoción que apenas podı́a
expresar en palabras, aunque la poesı́a le permitı́a al menos un atisbo de
esa nueva vida que florecı́a dentro de ella.
”Amigos,” dijo con un timbre melodioso en su voz ”he descubierto algo
nuevo, algo que nunca antes habı́a experimentado.” Sus amigos la rodearon
mientras continuaba: ”Hoy, he sido flechada por el amor.” Abrió su cuaderno
de notitas desordenadas y recitó el nuevo poema que habı́a escrito, lleno de
metáforas y emoción, mientras los demás escuchaban con atención.
Valeria habı́a caı́do presa del primer amor, una inesperada revelación
que desencadenaba una cascada de emociones y sus amigos no podrı́an
estar más encantados y preocupados al mismo tiempo. Andrés sostuvo la
mano de Valeria durante un momento, emitiendo palabras de consuelo y

132
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 133

apoyo. Sofı́a se limitó a sonreı́r, sintiendo una calidez en su pesar, una


chispa de entendimiento compartido en la agridulce revelación del deseo y
el miedo que envuelve el primer amor. Miguel y Mariana intercambiaron
una mirada cómplice, recordando sus propias aventuras románticas y cómo
habı́an crecido en el proceso.
Mientras continuaban compartiendo sus experiencias y sentimientos
a través de los versos, Andrés descubrió que su corazón se sumı́a en la
incomprensible oscuridad de sus propias emociones. La esencia misma de
su ser parecı́a retorcerse alrededor de esta nueva realidad, la inevitable y
tortuosa metamorfosis del deseo que tanto habı́a evitado hasta ese momento
fugaz e inolvidable en el Parque de los Poetas. De repente, la temperatura
sofocante del verano parecı́a haberse convertido en un témpano de hielo que
le magullaba los labios y lo dejaba mudo.
Valeria habı́a hecho lo impensable: habı́a destapado una urgencia violenta
e incontrolable en su pecho y habı́a desatado una tormenta de consecuencias
emocionales que amenazaban con sumergirlo en el mismı́simo abismo de sus
propias pasiones.
Cuando Sofı́a se enteró de esto, sintió una espina de resentimiento
apuñalándola en alguna parte entre su corazón y sus costillas, una mezcla
cruel y devastadora de celos y amistad. No era la primera que enfrentaba
un desengaño amoroso, pero era la primera vez que se veı́a ensombrecida
por esa bestia verde y monstruosa que amenazaba con arrastrarla lejos de
sus amigos y la propia cordura. Se sentı́a paralizada, incapaz de tomar una
decisión que pudiera salvarla del inevitable dolor de perder a Andrés como
amigo.
Miguel, el siempre optimista y enérgico ballenero que cazaba las tor-
mentas emocionales en las turbulentas aguas de sus amigos, aplaudió a la
desencantada Sofı́a y se aventuró a ofrecer un consejo que pudiera aclarar
las nieblas inquietantes de su corazón: ”Sofı́a, amiga, tú ya conoces el poder
de la poesı́a y el apoyo que todos nosotros te brindamos en este grupo. No
permitas que una mala experiencia te defina ni te arrastre. No importa
cuán doloroso pueda parecer, debes encontrar fuerzas para seguir adelante y
recobrar la pasión, tanto por la vida como por la poesı́a.”
Mientras tanto, Mariana se aseguró de estar siempre cerca de Valeria,
lista para escuchar las fluctuaciones emocionales y erráticas de su amiga.
Saboreando aquellas palabras confusas y llenas de esperanza, no pudo
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 134

evitar acordarse de su propio desengaño amoroso, el desmoronamiento de


su castillo en las nubes cuando descubrió que su amor platónico habı́a sido
completamente ignorado por la persona que lo habı́a provocado con su
presencia. Pero como con toda tragedia en la vida, ese dolor también fue
transformado en arte y sabidurı́a, y encontró consuelo al compartir sus
versos con sus amigos.
La noche cayó sobre el Parque de los Poetas justo cuando los cinco amigos
abrazaron sus emociones juntos, compartiendo sus primeros enamoramientos
y desilusiones pero enfrentándolos con fuerza y unidad. El amor, en todas
sus hermosas y espantosas manifestaciones, ahora se habı́a convertido en un
invitado habitual en sus versos y conversaciones, una fuerza tan poderosa y
enigmática como la misma poesı́a que los unı́a.
Y ası́, los cinco amigos continuaron recitando sus poemas escritos con
lágrimas y tinta, buscando en ellos la fuerza y el coraje para enfrentar
juntos todos los desafı́os y revelaciones que sus corazones les presentaran
en el futuro. Poemas de deseo y miedo, anhelo y celos, alegrı́a y tristeza,
trenzados y entrelazados como las venas de sus propias vidas. Porque si algo
habı́an aprendido al caminar por el sendero escabroso y emocionante del
amor y la amistad, era que incluso en las sombras más profundas y oscuras
de sus emociones, habı́a un resplandor de esperanza, y ese resplandor llevaba
el nombre de la poesı́a.

Valeria experimenta el primer flechazo

Hacı́a calor aquella tarde en el Parque de los Poetas. El caldo agónico


del verano parecı́a no haber llegado a su fin todavı́a, siguiendo al mando
del cielo como un rey tirano fastidiado. El ardiente sabor del final del dı́a
pintaba de rojo las copas de los árboles que rodeaban el parque, y dejaba
un rastro violeta en las primeras sombras difusas que invadı́an las sendas.
A pesar de la sofocación del clima, los cinco amigos fieles a su tertulia, se
reunieron una vez más en su refugio predilecto. Satisfacer el hambre voraz
de sus corazones por el verso era un mandato insoslayable.
Las plumas de Valeria se estaban haciendo ablución en esas lı́neas que
la sorpresa del amor floreciente casi le obligaba a escribir. Habı́a una nueva
concitación en sus ojos, impetuosa y desenfrenada, que a ratos se balanceaba
entre el asombro y el miedo. En sus mejillas se dejaba ver de vez en cuando
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 135

el carmı́n esquivo e impredecible del primer amor. Sentı́a como si una


descarga eléctrica la amordazase, la atravesase y nadase junto a ella a sus
adentros, empapando cada uno de sus pensamientos.
- Amigos - comenzó Valeria con tono de canto melodioso -, he descubierto
algo nuevo, algo que nunca antes habı́a experimentado. - Hizo una pausa,
mirando a sus amigos y saboreando el inicio de aquella revelación, para
luego soltar con emoción contenida -: Hoy he sido flechada por el amor.
La mirada atónita de sus amigos no se hizo esperar. Mariana, quien se
encontraba sentada junto a ella, meneó la cabeza:
- El amor, Valeria, estás segura de su poder sobre ti? Una vez que
sus raı́ces se fijan en tu corazón, es difı́cil arrancarlas. Es algo hermoso y
aterrador a la vez.
Valeria levantó su cuaderno de notas con gesto confiado y audaz. Parecı́a
dispuesta a batallar contra cada uno de los desconocimientos de un corazón
que apenas conocı́a.
- Lo sé y lo siento. Y más allá de eso, he comenzado a ponerlo en
palabras y aquı́, en este poema, quiero compartirlo con todos ustedes. Quizá
no tenga músculos y huesos para enfrentar a los monstruos que me acechan,
pero en los versos construiré ángeles invulnerables. Mis amigos, ustedes son
mi sustento y, mis versos, mi fuerza en esta efı́mera danza entre el deseo y
el miedo.
Los ojos de Sofı́a vibraron como cristales azules heridos de melancolı́a.
Un amargo lamento la llenó de pesar. En sus pupilas erráticas se deslizaba
un recuerdo doloroso, una historia que ya no querı́a escuchar, de cuanto la
esperaba tras el umbral del amor. Esas horas contadas ante la angustia de
conocer un verdugo gobernado por el desdén, y ella, náufraga en un mar de
temblor y añoranza.
Miguel percibió en la mirada de Sofı́a aquel fantasma a la deriva y, casi
arrepentido de haberla empujado a enfrentarlo, tomó su mano con un gesto
lleno de compasión.
- Puedo ver que ahora el amor nos une aunque sea en una moneda de
dos caras - dijo Miguel, tratando de recuperar el aliento perdido en sus
palabras y compartiendo el embate del oleaje en el ánimo de Sofı́a -. Uno
viva, la otra anhelando; una luz presente y otra ausente. Ası́ es el amor,
amigos mı́os, tan cierto como incierto.
Los corazones palpitantes de los jóvenes poetas mareados por las palabras
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 136

de Valeria se convirtieron en arrecifes donde las nuevas historias de deseo,


celos y lamentos naufragaron y se encallaron.
Durante las semanas siguientes el amor se apoderó de cada tertulia en un
abrazo tempestuoso, al tiempo que enfermedad que nutrı́a todos y cada uno
de sus versos. En cada poema compartido habı́a una página recién escrita
en las tablas del primer amor, una universidad de emociones compuestas y
descompuestas, una aventura embarcada en la pluma del corazón capaz de
solazar con palabras lo que duhalde en un corazón ávido de respuestas.
Los cinco amigos se sumergieron en las mareas del amor a medida que sus
cuerpos y su entorno cambiaban. Su parque no era solamente el Parque de
los Poetas; ahora pertenecı́a a Cupido, a Neptuno y a todas las deidades de
las maravillas humanas. La primavera siempre darı́a lugar al verano, pero en
ese parque la tarde nunca cesarı́a mientras la voluntad de los jóvenes poetas
permaneciera en prendarse de sus versos ante las inexorables preguntas de la
vida y el amor. Y ası́, Valeria, Sofı́a, Andrés, Miguel y Mariana continuaron
iluminando el crepúsculo del parque, con la promesa de un amor que, cómo
la poesı́a, siempre estarı́a a la vanguardia de sus encuentros.

La confusión en el corazón de Andrés

La ciudad parecı́a brotar como una montaña de sueños despiertos y humeantes


nubes improvisadas. La fiebre del ir y venir se mezclaba con el palpitar
de cientos de miles de corazones, todos hambrientos del futuro y el fulgor
del mañana. El Parque de los Poetas, en cambio, era un refugio obstinado
camuflado entre los edificios y las avenidas. Era un espacio de ensoñación
y juego, para muchos, pero para aquel grupo de amigos era hombro cálido
donde recostarse al amparo de los versos que escribı́an y resonaban entre
las historias de sus vidas.
Se encontraban allı́, los cinco, como testigos de una tarde pintada de
firmamento anaranjado y el crepúsculo que no querı́a desaparecer. Dentro
de aquel oasis multiplicado en sonrisas y palabras recı́procas, la tarde no
conocı́a el amargo despertar a través de la aguja lacerante del estrés y la
ansiedad.
Valeria habı́a cambiado en aquellos dı́as, y se veı́a en la tonicidad de sus
manos mientras cruzaba su cuaderno de poemas bajo el brazo. Era pareja
de Andrés, quien en medio de las primeras tempestades de la adolescencia
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 137

se asomaba a los recovecos tan maldita y encantadoramente impredecibles


del corazón.
Esa tarde, Andrés no llegó al Parque de los Poetas con los demás. No
era común en él, quien era parte esencial de las tertulias lı́ricas en aquel
oasis verde en la ciudad. Sus amigos lo esperaron unos minutos y, al no
verlo llegar, comenzaron a leer sus poemas, uno a uno, bajo la mirada fija
del sol que se alejaba con parsimonia.
Fue entonces cuando por fin apareció Andrés. Su rostro era un nublado
lienzo de pintura borrosa. Su mirada parecı́a haber envejecido y sus labios
no se hilaban como siempre en palabras amables. Su andar era zozobra;
desconcierto encarnado en la pisada de un joven que se enfrentaba al misterio
insondable del amor.
Fue Valeria quien lo recibió, sus brazos se enlazar alrededor de su cintura
en un gesto de refugio. Andrés no tardó en zafarse sutilmente y se dirigió al
grupo principal con algo entre furia y miedo navegando en sus pupilas.
Los otros también pudieron notar esa novedad en Andrés. Mariana
arqueó una ceja, indagando en sus acciones y sus palabras venideras. Miguel
y Sofı́a se miraron cómplices, casi creyendo que Andrés les estaba jugando
una broma torva.
- Amigos - comenzó Andrés con un susurro que no se dejaba atravesar
ni por la brisa del parque ni por el rumor de las otras conversaciones -, hoy
quiero compartir con ustedes una idea, una nebulosa que irrumpe en mi
cabeza y no me deja en paz.
La voz de Andrés se quebró tı́midamente. Valeria, fiel a su modo de
ser, se adelantó para sostener el cuaderno de poemas que él traı́a consigo y
ofrecerle una pluma a modo de consuelo.
- Hoy - prosiguió Andrés - me he dado cuenta de que ya no soy el mismo,
algo ha crecido dentro de mı́ y no puedo evitar rendirme ante el enigma que
me atormenta.
Sus amigos formaron un semicı́rculo abierto, expectantes, sus rostros
reflejando la incertidumbre y la preocupación. Se respiró una gran pausa
antes de que finalmente lo soltara:
- He descubierto, amigos mı́os, que no tengo corazón solo para un amor.
Las palabras se desbordaron como un rı́o furioso, inundando el parque y
desmoronando los cimientos de lo que creı́an conocer sobre Andrés. Ninguna
brisa, ninguna hoja o pájaro cantarı́n lograba colarse entre sus palabras
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 138

ahora enfebrecidas.
- No puedo amar solo a Valeria, pero tampoco puedo evitar amar a nadie
más. No es un juego, no es un capricho. Es una confusión en el corazón de
la cual no puedo escapar, y me somete a un destino que aún no llega.
El rostro de Valeria evidenció una tristeza profunda y contradictoria,
pero sin dejar de lado la fuerza y el compromiso con Andrés. Se unió a la
conversación, mirándolo con una mezcla de furia y amor:
- No tienes por qué experimentar esto solo, Andrés. No lo vivas en la
penumbra de los rincones de tus pensamientos. Si este es un laberinto que
te somete hoy, aquı́ estamos nosotros, tus amigos, para recorrerlo contigo
y encontrar - agregó Valeria con voz entrecortada -, encontrar una salida
juntos.
A su lado, los demás asintieron con vehemencia, mientras Andrés juntaba
las manos en agradecimiento y se sumergı́a aún más en el torbellino de
emociones que se desataba en su corazón, sabiendo que no lo enfrentarı́a
solo. En lugar de rechazarlo o ignorarlo, sus amigos eligieron, con sus versos
y empatı́a, abrazar ese extraño monstruo que emergı́a de su pecho y hacerlo
parte de su convivencia, de su comprensión mutua de la complejidad de la
vida y el amor.
Los jóvenes poetas sabı́an que el corazón, como sus versos, era una
criatura salvaje, indomable y en constante transformación, tanto henchida
de dolor como de luz. En los misterios de la poesı́a y las palabras que
tejı́an juntos, encontraron, si no las respuestas, sı́ el valioso y cálido consuelo
de saberse uno en el otro, y saberse juntos en la exploración incierta y
apasionada de los laberintos del corazón.

Sofı́a enfrenta sus inseguridades en el amor

Aquel viernes la brisa del otoño nos sorprendió en el Parque de los Poetas.
Lo hizo como un espı́ritu travieso de niebla y aire fresco. Los árboles, con
sus hojas tintadas de ocre y amarillo dorado, cantaban ligeramente el coro
melodioso y lánguido del fin de una época. Ese viernes el parque estaba
cubierto por el manto de un atardecer antiguo y nostálgico, hecho a la
medida de los corazones inquietos que bullı́an inconformes en el pecho de
cada uno de mis amigos.
Sofı́a fue la primera en llegar, siempre puntual y dedicada. La vi
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 139

preparada con su cuaderno de tapas bordadas, trazado algunas frases con


una delicadeza casi maternal en su semblante. Sus ojos eran de un azul
profundo y tormentoso; reflejaban un mundo de ilusiones y esperanza que
solo lograban ser alcanzados a través de sus versos.
Me acerqué a ella con cautela, pues en su sopor se vislumbraba algo
ı́ntimo y privado. Llevaba una camisa color crema que resaltaba la ternura
de su rostro. Las hojas caı́an lentamente alrededor de ella mientras sus
dedos trazaban el siguiente verso encadenado a su pecho.
- Hola, Sofı́a - le dije con una sonrisa de afecto auténtico en mis labios.
Sobresaltada, Sofı́a levantó la vista hacia mı́. Comencé a disculparme
inmediatamente.
- Lo siento, Sofı́a, no querı́a asustarte.
- No te preocupes, Andrés - respondió ella con una sonrisa forzada, como
si apenas pudiera levantar las comisuras de sus labios y sus parpados -.
Estaba escribiendo un poema para compartir con todos esta tarde. - Sofı́a
me mostró las lı́neas que habı́a escrito y pude ver, incluso desde lejos, que el
papel estaba ligeramente humedecido por lágrimas previas. Alcé una ceja y,
aunque querı́a preguntarle al respecto, decidı́ que lo mejor, en ese momento,
era guardar silencio.
El resto del grupo fue llegando poco a poco, volviendo a llenar el parque
con risas y susurros. El sol se deslizaba perezosamente hacia el horizonte,
transformando sus rayos en una danza dorada al filtrarse a través de las
hojas.
Miguel comenzó a leer el primer poema que habı́a traı́do. Hablaba de
amores imposibles, de corazones que se rompen en mil pedazos. Miré hacia
Sofı́a, que, en lugar de escuchar, tenı́a la vista clavada en sus manos que
sostenı́an su cuaderno. Luego, parpadeó y cerró su cuaderno con decisión.
Habı́a sido desconsolador ver el destello de miedo en sus ojos.
Finalmente, Sofı́a se levantó y nos pidió que prestáramos atención al
poema que leerı́a. La elegancia de sus movimientos y el temblor casi
imperceptible de sus palabras nos atraparon en completo silencio.
- Amigos - comenzó Sofı́a con una voz quebradiza y vulnerable como un
cristal helado -, hoy les traigo un poema que viene desde el fondo de mi ser,
que ha atravesado el duro camino de mis inseguridades y mis temores. Su
tı́tulo es ”Desvaneciéndome en sus brazos”.
Una brisa oportuna agitó las copas de los árboles, dotando de un telón
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 140

de fondo melódico al inicio de su lectura. Con cada verso, Sofı́a dejaba


entrever un pedazo de su alma torturada por el miedo al rechazo, por las
discrepancias entre sus deseos y sus inseguridades. A medida que leı́a, su voz
comenzó a elevarse en una bella tristeza, envolviéndonos en una oleada de
emoción comprensiva y solidaria. Nos habló de cómo amaba a alguien pero
temı́a que su amor fuera aplastado por el peso de sus propias inseguridades
y expectativas.
Cuando su lectura llegó a su fin, Sofı́a dejó escapar un largo suspiro
y miró a cada uno de nosotros con una mezcla de alivio y aprensión. En
ese instante, la compasión y la empatı́a estaban a flor de piel en nuestros
rostros.
Era Miguel quien decidió romper el silencio.
- Sofı́a - dijo con un suave y cauteloso tono -, querida amiga, tus
palabras nos llegan al corazón. No tienes por qué cargar todo el peso de tus
inseguridades por ti misma. Estamos aquı́ para apoyarte y comprenderte,
para llevarte de la mano a través de los oscuros rincones de tus temores.
Sofı́a sonrió con lágrimas en sus ojos y, por un momento, pareció liberar
un peso invisible. Extendió sus brazos hacia nosotros y nos abrazamos en
un gesto de solidaridad y fortaleza compartida. Ası́, con los brazos cruzados
sobre los hombros de los que éramos sus amigos más cercanos, se permitió
llorar en paz.
En el Parque de los Poetas, bajo la mirada compasiva de los árboles,
Sofı́a nos mostró lo que significaba enfrentarse a sus inseguridades y temores.
Nos demostró el poder de la palabra y las lágrimas para sanar heridas
profundas y guiar a un corazón atribulado de regreso a la calidez del amor
y la amistad. Y, en ese abrazo, nos prometimos, sin palabras, sostenernos
el uno al otro a través de la tormenta y el mar dorados.

Miguel y las complicaciones del romance adolescente

El Parque de los Poetas se vestı́a de nubes violeta y remolinos de viento


asombrado. Los árboles danzaban al compás de un himno nocturno, como
fieles centinelas y cómplices de aquellas almas inquietas que recorrı́an sus
veredas pisando sombras y suspiros.
Miguel, acostumbrado a ser el corazón que protegı́a a todos sus amigos, se
sintió extrañamente perdido al enfrentarse al turbio mar de su propio corazón.
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 141

Alicia, la joven e hipnotizante chica que habı́a ingresado recientemente a su


vida, habı́a despertado en él un caudal de emociones que solo podı́a describir
a través de versos, intentando capturar el torbellino de sus pensamientos y
sus anhelos.
Los otros miembros del grupo habı́an notado los cambios en Miguel. La
melancolı́a y la confusión que teñı́a su rostro cada vez que su mirada recaı́a
por casualidad sobre Alicia. Los ojos de Sofı́a destilaban una mezcla de
sorpresa y preocupación al verlo tan diferente. Valeria se estrechó preocupada
contra Andrés, ambos observando la transformación de su amigo como si
fuera a desaparecer frente a ellos.
Miguel se alejó del grupo y caminó hacia un árbol apartado, sumergiéndose
en su fragor. Navegó entre el papel y la tinta tratando de salvar su naufragio
interior. Valeria se aventuró a seguirlo, los pensamientos abrumadores de
Miguel parecı́an quitarle el aire al ambiente.
- Hey, Miguel, estás bien? - preguntó Valeria con una preocupación
genuina mientras se acercaba a su amigo, quien se encontraba recostado en
un árbol.
Miguel levantó la vista hacia ella por un momento antes de volverla a su
cuaderno. Suspiró y trató de inclinar el cuaderno para que ella pudiera ver
lo que habı́a escrito recientemente, sus dedos temblaban ligeramente.
- Estoy enamorado, Valeria - confesó con un hilo de voz casi inaudible,
sin soltar el cuaderno y con la mirada perdida en los trazos de sus palabras.
El efecto fue un golpe suave en el estómago de Valeria. Su amigo, el que
habı́a sido cimiento de lo que llamaban su pequeña familia debatı́a ahora el
misterio de sus propias emociones.
- Quiero que leas esto - agregó Miguel, ofreciendo a Valeria su cuaderno,
que contenı́a los versos de su enamoramiento inexperto y refulgente.
Valeria tomó el cuaderno con manos cuidadosas, como si sostuviera
un pájaro herido. Sus ojos recorrieron las palabras escritas con fervor y
candidez, cada letra como un susurro de amor en busca de un refugio.
- Es maravilloso, Miguel - aseguró Valeria, devolviéndole el cuaderno
con una sonrisa triste. - Pero también es doloroso. Te atreves a enfrentar
ese torbellino que llevas dentro?
Miguel asintió con firmeza, aunque en su interior temblaba por la mag-
nitud de lo que estaba por hacer. Se puso de pie y se dirigió hacia donde
charlaban Alicia y el resto de sus amigos. Valeria lo siguió, entendiendo que
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 142

era tiempo de enfrentar lo inminente y lo incierto.


- Amigos, quiero compartirles este poema que acabo de escribir - anunció
Miguel, temeroso pero decidido. Todos giraron hacia él, instintivamente
conscientes de la gravedad del contenido que estaba por revelar.
- Se titula ”Enredado en el cabello de un sueño” - prosiguió Miguel,
tomando una bocanada de aire y, mirando a Alicia con dulzura y vehemencia,
comenzó a leer.
Las palabras brotaron como una cascada intensa de emoción y asombro,
y los otros observaban a Miguel mientras exponı́a su corazón y dejaba fluir
el torrente de su amor en versos. La complicidad y la magia en la mirada
de Alicia mientras Miguel leı́a transportaron a todos a un lugar en el que la
poesı́a era el único lenguaje que importaba.
Cuando finalizó el poema, palpable en el aire quedó un silencio casi sacro.
Fue Alicia quien rompió el hechizo al extender su mano hacia Miguel, sus
ojos brillantes como estrellas que se encendieron con su poesı́a.
Miguel tomó la mano de Alicia con ternura, y aunque sabı́a que las
complicaciones del amor adolescente podı́an sellar en llanto y dolor los
destinos, también entendió que sin riesgo no habı́a poemas ni pasiones que
valieran la pena. En el fresco atardecer que los rodeaba, Miguel descubrió que
las complicaciones del amor también formaban parte del torrente inagotable
de la poesı́a y la vida.

Mariana y la desilusión de un amor platónico

El atardecer estival en el Parque de los Poetas caı́a como postal de un


cuento de hadas, con el aire lleno de murmullos de ramas y suspiros de gente
apresurada por sus asuntos cotidianos. En un rincón apartado del parque,
casi abrazado por las sombras de los árboles, se encontraba el grupo de
amigos, sumergidos en lo que habı́a sido un sinfı́n de poesı́as y confidencias
compartidas.
Las emociones latı́an en el aire mientras escuchaban con atención las
palabras de sus amigos al leer versos ı́ntimos y personales, versos que, muy
a menudo, retrataban con precisión los miedos, esperanzas y sueños de cada
uno. Sofı́a, con su rostro melancólico y reflexivo, habı́a acabado de leer
su último poema, y los demás la elogiaron por su fuerza y su elección de
palabras. Sin embargo, Mariana, siempre en silencio, no habı́a traı́do nuevos
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 143

versos, y su mirada parecı́a más perdida de lo usual, como si la sombra que


la acompañaba se hubiera vuelto más oscura y abrumadora.
Miguel, preocupado por el estado de su amiga, se adelantó a hablar.
- Mariana, nos preocupa verte tan callada - dijo, midiendo cada palabra
con tacto - Hay algo que te esté molestando? Por favor, sabes que nos tienes
aquı́, y que la poesı́a nos puede ayudar a entendernos mejor a nosotros y a
los demás.
Mariana, con una mirada que llevaba vislumbrada el peso de una tristeza
sin nombre, inspiró profundamente y, como un lirio trémulo, comenzó a
hablar.
- Es que ya no sé qué decir. La voz de la poesı́a a veces me asusta,
especialmente porque me veo atrapada en sentimientos que no entiendo -
explicó, con dificultad.
Valeria, con un gesto cálido y madre, la animó a abrirse, a compartir esas
emociones que la debilitaban y descubrir un atisbo de reflexión y consuelo
en los rostros de sus amigos.
Mariana, con titubeo, se levantó y les habló a sus amigos, con la voz
rasgada y entrecortada por la vergüenza.
- Ustedes saben que no he hablado mucho del chico que me gusta. Creo
que, en el momento de atrapar mi amor en palabras, el miedo es tal que no
logro ni siquiera decir su nombre en un verso
Miradas de comprensión y empatı́a se dibujaron en los rostros de los
otros jóvenes, cada uno recordando su propio viaje a través de las luces y
sombras del amor joven.
- Pero siento que tengo que decı́rselo. Tengo que enfrentar esos miedos
que atan mis versos y mi alma, y decir algo, aunque sea solo en palabras im-
perfectas y vacilantes - concluyó Mariana, con una mezcla de determinación
y miedo.
Los demás asintieron en silencio, ofreciendo a Mariana un impulso de
solidaridad y coraje. Andrés, con su vocecilla de consejero sabio, la animó
a redescubrir el poder de la poesı́a, no solo para describir deslumbrantes
puestas de sol o escenarios de realidades inalcanzables, sino también para
desentrañar ese diálogo interno y conflictivo con el corazón y la esperanza.
Mariana decidió, entonces, que ese dı́a en el parque harı́a una declaración
a su amor platónico, a través de un poema especial que intentarı́a escribir con
la ayuda de sus amigos. Se sentaron todos juntos en un cı́rculo, compartiendo
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 144

ideas y palabras que destilaban la esencia del amor, el llanto y, sobre todo,
el coraje.
Unas horas más tarde, Mariana tenı́a su poema, un canto agridulce de
amor y desilusión. Se dirigieron raudos y audaces hacia el destino donde el
joven al que ella amaba estaba sentado, conversando con sus amigos en una
cafeterı́a.
Mariana, sintiendo que sus piernas temblaban como gelatina y que su
corazón choquearı́a ferozmente contra su pecho, comenzó a leer su poema
en voz alta. Su voz era firme y lı́rica, y, al principio, el chico la miró con
interés y curiosidad.
Pero, a medida que las palabras fueron tomando más fuerza y la pasión
y el deseo en los versos de Mariana se hicieron más evidentes, su rostro se
transformó en una expresión de arrogancia y desprecio. Fue como si, al
comenzar a entender el mensaje, decidiera que no valı́a la pena prestarle
atención.
Mariana, su corazón apretado como puno, leyó hasta el final del poema.
Ahora, las últimas palabras yacen en el aire, frágiles y solemnes como un
réquiem. El amor de Mariana, con una risa burlona, se puso de pie y se
marchó con su grupo de amigos, dejándola ahı́, con su alma y su poesı́a
desgarradas.
El silencio que siguió fue como una guadaña que amenazaba con arras-
trarse y devorar las emociones desbordantes. Y, aunque en su amigo habrı́a
un devastador sentimiento de desilusión y pesadumbre, Mariana levantó la
vista, con sus amigos a su lado, y supo que, al menos, habı́a encontrado
el coraje para enfrentar sus miedos y hablar en voz alta, a pesar de las
lágrimas y las amargas palabras.
Fue entonces cuando la poesı́a dejó de ser solo un murmullo melódico
de sentimientos y palabras hermosas y se convirtió en un arma, llena de
poder y decisión, y en un escudo que protegı́a el corazón de sus amigos de
las asechanzas del mundo.
Mariana, con sus amigos abrazándola y su poema en las manos, supo
que el amor, aunque doloroso y efı́mero, no la iba a destruir. Poetisa de
corazón y alma, tomó sus versos y marchó hacia el futuro con decisión y la
certeza de que, pase lo que pase, siempre tendrı́a sus palabras y sus amigos
para sostenerse.
Esa noche en el Parque de los Poetas, bajo un cielo de estrellas y de
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 145

versos clandestinos, se oyó una voz valiente y desafiante que hablaba de


amor y de esperanza. Y, aunque esa voz rompı́a con fuerza en la silenciosa
ausencia de una caricia, sabı́a que el tiempo y la poesı́a serı́an sus bálsamos,
sus consuelos y, finalmente, su alas.

Compartiendo poemas sobre amor y desamor

La mañana en el Parque de los Poetas habı́a amanecido con la promesa de


un dı́a fresco y lleno de vivacidad. Era una de esas raras mañanas en la que
el sol no quemaba la piel, sino que parecı́a que la acariciaba con ternura.
El grupo se encaminó hacia su rincón favorito, sumergiéndose en la dulce
sinfonı́a de las hojas danzantes y los cantos de los pájaros que desplegaban
como un idilio melódico y despreocupado.
Y ası́, en una cámara de susurros y sombras en el corazón del parque,
los jóvenes se dieron cita en aquel ritual sagrado de versos compartidos y
secretos fungibles. Fue Valeria quien rompió el silencio inicial, leyendo un
poema que afloraba de su dolor interno y de un enamoramiento frustrado.
Sus palabras se fundieron en el aire, formando arabescos y espirales, y
retumbaron con amarga dulzura en el corazón de todos los presentes.
El poema versaba sobre un amor desdichado, sobre una caricia no
correspondida y sobre el peso abrumador de lo que pudo ser y no fue.
Narraba, a su vez, los instantes compartidos entre Valeria y un compañero
de clase en negro romance, alguien que la habı́a hecho wellar emociones
que ella no podı́a contener. Los otros escucharon con atención, cada uno
de ellos sabiendo que su amor habı́a sido un fracaso y que la poesı́a era el
único bálsamo que podı́a sanar sus corazones.
Cuando Valeria terminó de leer, un silencio apesadumbrado se instaló
sobre el grupo. Fue Andrés quien dio el siguiente paso, midiendo las palabras
con cuidado y eligiendo un poema suyo que aún no habı́a compartido con sus
amigos. Un poema sobre un amor marchitado, un sueño que se desvaneció
antes de realizar.
- Este poema - empezó Andrés, con un temblor en la voz - lo escribı́
pensando en una chica que conocı́ hace un tiempo. Ella me hizo sentir cosas
que nunca antes habı́a sentido. Pero ahora, solo queda el recuerdo y las
palabras de nuestro amor efı́mero.
Sus versos fluı́an como torrentes, desgarrando por completo el velo de la
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 146

tı́mida confesión. Mariana, que habı́a estado escuchando en silencio, sintió


cómo las palabras reverberaban en su alma y cómo su amor propio también
era deshecho en pedazos esparcidos por poetas. Sofı́a miraba a su amiga
con una mezcla de inquietud y comprensión, sabiendo que su corazón habı́a
sido tamizado por las ruedas de la desesperanza y el miedo.
- Andrés - susurró Mariana, con la voz llena de emociones encontradas
- entiendo cómo te sientes. Yo también he estado en esa situación, donde
las palabras que escribimos son solo un consuelo para un alma y espı́ritu
despedazados por el desamor.
Miguel, que hasta entonces habı́a observado en silencio, añadió:
- No es curioso cómo nuestras palabras, en su intento de liberarnos, nos
atan a sentimientos y recuerdos que nos lastiman? Y aún ası́, no podemos
dejar de escribir, porque ese dolor y esa tristeza son lo que nos mantienen
vivos y humanos.
Por un instante, solo se escucharon las voces del viento y el susurro de
las hojas que los rodeaban. Fue en ese momento, en el epicentro del amor
desgarrado, que cada uno de ellos comprendió la importancia de las palabras
compartidas. Sus versos y sus vivencias eran el puente que los conectaba y
les permitı́a enfrentar sus propias sombras y anhelos.
- Entonces, qué haremos con este dolor? - preguntó Sofı́a, con una voz
casi imperceptible.
Una sonrisa distante cruzó el rostro de Valeria, en un gesto por camuflar
sus heridas internas.
- Seguiremos escribiendo, seguiremos compartiendo nuestros versos, nue-
stros miedos y nuestra esperanza - aseguró Valeria, percibiendo la indeleble
huella que sus palabras habı́an dejado en cada uno de ellos.
El dolor paladeado por cada alma se convirtió en una hebra que los
unı́a más que nunca. Todos sintieron el llanto y las lamentaciones que
callaban tras el perfume de la poesı́a. Y en esas palabras de amor y desamor,
entendieron que su amistad les darı́a la fuerza para enfrentar las ilusiones
quebradas y sembrar esperanzas renovadas en el jardı́n de sus corazones.

El apoyo mutuo ante las vicisitudes del primer amor

La plácida luz de la tarde se desdibujaba en el Parque de los Poetas mientras


los últimos rayos solares se refugiaban en las esquinas sombrı́as de las aceras.
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 147

El grupo de amigos caminaba en silencio hacia su rincón predilecto, donde


Virginias, Jacarandas y Sauces rodeaban con sus encantos un espacio que
ya sentı́an como un hogar, un hogar atrincherado de versos y confesiones.
Cada uno de ellos llevaba a cuestas sus propias inquietudes, pero se
sabı́an capaces de encontrar consuelo en el cauce emocional que la poesı́a
frecuentaba. Sin embargo, Andrés sabı́a que esta vez, las palabras que traı́a
entre las páginas de su cuaderno difı́cilmente podrı́an mitigar el llanto en
sus entrañas.
Aquella tarde, cual gota que colmó el profundo vaso de su desesperación,
Andrés habı́a descubierto que la chica a la que anhelaba en secreto habı́a
comenzado a salir con otro chico. Ese cruel descubrimiento desnudó ante
sus ojos la fragilidad de su curación autoilusionada, y Andrés comprendió
que las heridas aún laceraban candentes su corazón.
Mientras su amiga Sofı́a hilaba versos que escapaban de su voz, Andrés
permitió que un susurro amargo poblara sus pensamientos.
- No te duele, Sofı́a? No sientes que, en realidad, el amor es un abismo
al que nos lanzamos una y otra vez?
Sofı́a, que caminaba a su lado en silencio, sostuvo la mirada de Andrés y
asintió con lentitud, como un suspiro que dejara ver las sombras de su dolor.
- Créeme, Andrés, que sı́ me duele y que sé lo que notas en tu alma,
porque lo vivo a diario. Pero también sé que estamos aquı́, juntos, y que
con nuestras palabras y nuestra amistad, podemos aliviar un poco ese dolor,
ese peso que soportamos en el pecho.
Andrés le sonrió con tristeza, sabiendo que Sofı́a hablaba desde su propia
experiencia, desde esa bruma de desilusiones que también la habı́a agobiado.
- Es por eso que esta tarde - continuó Sofı́a - os pido que compartamos
nuestros versos y pensemos al mismo tiempo en aquellos que nos cruzamos
por el camino. Si os parece bien, me gustarı́a que cada uno de nosotros
mire a los ojos a algún otro miembro del grupo y sienta en ese mismo
momento, mientras nos inundamos de nuestras estrofas y rı́os de tinta, que
ese aliento que recibimos, ese consuelo que nos transmitimos, es el mismo
que deberı́amos procurarnos a nosotros mismos frente al dolor.
Los amigos aceptaron la propuesta con un murmullo de asentimiento.
Ası́, Andrés se sentó frente a Mariana, Sofı́a lo hizo con Miguel y Valeria
quedó ante otro joven poeta que habı́a llegado hace poco al grupo, Javier.
Todos estaban sorprendidos de encontrar en esta idea de Sofı́a una suerte
CHAPTER 7. PRIMEROS ENAMORAMIENTOS Y DESILUSIONES 148

de ceremonia donde sus pensamientos y palabras, sus manos y miradas se


entrelazarı́an en una cadena de sanación.
Mientras las palabras comenzaban a fluir, un torrente de imágenes y de
sombras desgarradoras les golpeaban en el pecho. Andrés susurró sus versos
con la garganta cerrada y Mariana, con los ojos anegados en lágrimas, sintió
cómo el tiempo se fundı́a en un abrazo atemporal, donde amor y desilusión
tejı́an sus destinos.
Cuando todos hubieron terminado, un intenso silencio cayó sobre el
Parque de los Poetas, como si un hada invisible cortara la cuerda que unı́a
cada verso al siguiente. Y fue entonces, en aquel instante suspendido, que
cada uno de ellos sintió que el dolor, el deseo y los recuerdos que compartı́an
salı́an de la penumbra de su soledad y encontraban un nuevo sol en los ojos
de sus amigos.
Andrés, dándose cuenta de que en aquel lacónico primer amor habı́a
adquirido alas sin darse cuenta, miró a sus amigos, sintiendo en cada mirada
una fuerza reconfortante y un abrazo lleno de esperanza.
Y ası́ fue como los jóvenes poetas comprendieron que, unidos en su dolor
y en su resistencia, podrı́an desafiar a los demonios del desamor y encontrar
en la solidaridad y la confianza un refugio ante las sombras del amor callado.
En aquella tarde de atardecer melancólico, apenas sosegado por los últimos
rayos de sol, los corazones adolescentes hallaron la alquimia de la amistad y
el apoyo mutuo en los lindes de la vida y la poesı́a. Y aunque el amor, en
sus variados matices y laberintos, nunca dejó de sorprenderlos ni de herirlos,
supieron siempre confiar en el lenguaje de los versos y en las manos de los
poetas.
Chapter 8

Cambios corporales y la
búsqueda de la identidad

La melancolı́a del ocaso se tambaleaba sobre el Parque de los Poetas,


mientras los amigos se despedı́an con la promesa de encontrarse de nuevo al
amanecer en ese pequeño refugio. Mariana se detuvo un momento y observó
las pocas estrellas que aún lograban iluminar el creciendo manto grisáceo
que cubrı́a su ciudad natal. Sintió una opresión en el pecho y no supo si era
a causa de las turbias emociones que le abrumaban o si era simplemente su
cuerpo, esa biologı́a rebelde que le dirigı́a hacia inevitables cambios.
Aquella noche, a solas en su habitación mientras la luna hacı́a oscilar
su luz entre las cortinas y paredes, Mariana comenzó a trazar pluma sobre
papel, dejando escapar sus incertidumbres y miedos. Sentı́a que su cuerpo
ya no le pertenecı́a, que la traicionaba despierta y durmiente, rompiendo el
molde que la mantenı́a unida.
Al dı́a siguiente, Mariana llegó al parque con los párpados hinchados y
una temblorosa confianza. Se refugió en la sombra de un viejo jacaranda
cuando vio aparecer a Valeria, Sofı́a, Miguel y Andrés con sus cuadernos y
corazones abiertos. Mariana sabı́a que si habı́a alguna esperanza de hallar
consuelo en medio de este torbellino de emociones y cambios, serı́a en las
palabras y abrazos de sus amigos.
Valeria, que llegó percatándose de las sombras que nublaban el brillo de
los ojos de Mariana, decidió romper el hielo y lanzar una pregunta al viento,
con la esperanza de que algún verso lo acunara y purificara.
-Hoy no traigo un poema, pero sı́ una pregunta -repuso, en tono inquis-

149
CHAPTER 8. CAMBIOS CORPORALES Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTI- 150
DAD

itivo - . No os parece que a veces la vida nos obliga a cambiar sin darnos
cuenta, sin dejarnos un instante para respirar?
Andrés esbozó una torpe sonrisa y abrazó con fuerza su cuaderno entre sus
dedos, como si esperara que las palabras aprisionadas en sus páginas pudieran
responder a la pregunta que flotaba en el aire, esa pregunta que helaba su
corazón y su juventud. Pero no fue él quien se aventuró a responder, sino
Sofı́a, que carraspeó y buscó las palabras entre sus pensamientos vaporizados
de temores.
-A veces, esos cambios, ya sean fı́sicos, emocionales o mentales, no están
en nuestras manos. Nuestro cuerpo se transforma como un rı́o que fluye y
se lleva consigo la tinta de los versos que fuimos. A su paso, también nos
obligan a repensar quiénes somos y quiénes queremos ser, y eso, amigos
mı́os, es algo que solo podemos experimentar por nosotros mismos.
Sofı́a miró a Mariana a los ojos, entendiendo que esas palabras resonaban
en su interior como lamentos de hojas cayendo en el viento otoñal. Mariana
sintió la necesidad de compartir algo, de revelar parte de su desazón que
atormentaba sus sueños y despertares.
-Esta noche no pude dormir. Me sentı́a como si mi cuerpo no fuera mı́o.
Acaso no os parece raro cómo crecemos y nos transformamos sin apenas
control alguno? Somos prisioneros de nuestra naturaleza y, a veces, me
pregunto si realmente tengo algún poder sobre mı́ misma -susurró Mariana
entre sollozos contenidos.
Miguel posó su mano sobre el hombro de Mariana, sabiendo bien que no
habı́a palabras de consuelo suficientes para aligerar la carga del desasosiego,
pero se atrevió a erguir su voz y buscar una esperanza en medio de la
oscuridad.
-Es cierto, Mariana. A veces la vida nos pone pruebas que parecieran
no tener respuestas claras y nos preguntamos qué es lo que buscamos. Pero
también creo que somos lo que somos por el amor a nosotros mismos, por la
búsqueda de quiénes somos en este mundo donde los cambios fı́sicos y las
expectativas nos invaden. Y es a través de la poesı́a, de las palabras que
compartimos, que logramos retomar la brújula y recobrar nuestra identidad.
Entonces, en aquel remanso de emociones y versos, los jóvenes poetas
aceptaron los estertores de asombro y desconcierto que dominaban sus
cuerpos y sus vidas. A través de la mancomunión y la poesı́a, pudieron
afrontar juntos la incertidumbre que acompañaba sus transformaciones
CHAPTER 8. CAMBIOS CORPORALES Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTI- 151
DAD

internas y externas. Cada luna y cada amanecer, entre la sangre y las


tinieblas de sus intrigas, supieron reencontrar en los versos la esperanza y
la luz que les guiase en cada nuevo cambio y en cada nuevo comienzo.

Adentrándose en la pubertad: Inseguridades y dudas

Mariana deambuló por la calle con manos cubiertas de sudor frı́o, temblorosas
bajo el peso de la mochila que colgaba de sus hombros. Sus aletas nasales
vibraban inquietas, reconociendo el hedor urbanı́stico de escape y asfalto.
Su caminar errático la conducı́a hacia el Parque de los Poetas: aquel oasis
que le esperaba para desenredar sus angustias de adolescente.
Sofı́a se encontraba en el parque, acurrucada sobre una rama caı́da del
jacaranda, salpicada por las ligeras manchas azules que sus flores dejaban
al caer. Aquella visión, pensaba, señalaba un potente y trágico alejamiento
de aquella lógica académica que habı́a estado gobernando su vida. De
pronto, sintió los brazos de Mariana rodeándola por detrás en forma de
agradecimiento. Sofı́a no hizo preguntas; respetó el silencio como cualquier
poeta con empatı́a hubiera hecho.
Andrés estaba allı́, como cada dı́a, con la mochila a sus pies, en una
condición evidentemente insoportable para un adolescente de su edad. Ob-
servaba con inquietud las sombras indecisas de las ramas de los árboles, en
un claro conflicto con la luz del sol. Con las manos en los bolsillos, como
si llevara siglos esperando, Andrés se aproximó a Miguel brindándole un
saludo mudo, con el alma desgarrada ante aquellas tempestades que ponı́an
a prueba su capacidad para reconocerse.
Fue entonces cuando, en aquel entorno de un parque donde la humanidad
en su mejor momento se filtraba a través de los intersticios de la civilización,
Valeria arrojó su mochila al suelo y se dejó caer entre las flores. Su pelo
ondulado yacente describı́a el laberinto truncado que vagaba en su mente, y
sus manos pálidas, que se aferrarán al musgo como si demostraran un acto
de revolución, revolvı́an sus nociones de su ser propio. En esas manos, pensó,
estaba la vida que la sociedad esperaba de ella, y ese musgo se resistı́a a
adherirse a sus expectativas.
Entonces, bajo la sombra de un sauce que lloraba sobre sus destinos,
los jóvenes poetas se despojaron de sus mochilas y dejaron a sus espaldas
las cargas que la escuela y la vida les habı́an arrojado. Se sentaron en
CHAPTER 8. CAMBIOS CORPORALES Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTI- 152
DAD

semicı́rculo, como preadolescentes solitarios forjados por el caos de la vida y


de la ciudad, unidos por el deseo de explorar esos misterios tan terribles y
hermosos que emergı́an de sus propios cuerpos.
Fue Andrés el primero que se atrevió a hablar, mirando hacia el suelo
con un turbio desconcierto en sus ojos.
- Es terrible, pero desde hace dı́as no, tal vez semanas, no logro re-
conocerme en el espejo. Estaba acostumbrado a ver aquel niño frágil, pero
entonces vi que algo habı́a cambiado, que estaba cambiando.
Miguel lo miró con una amarga empatı́a, con la picante sensación de un
joven tratando de resolver una ecuación indescifrable ante sus ojos.
- No eres el único, amigo mı́o. A veces me levanto por las noches y siento
como si algo extraño me estuviera espiando desde adentro. Y doy vueltas
en la cama, aterrado y curioso por saber qué mi ser me tiene preparado.
Sofı́a no pudo resistirse a agregar su voz a aquel lamento colectivo. Sus
palabras resonaban con la fuerza de la desazón con la que habı́an cargado
sus hombros, tan ı́ntimos y al mismo tiempo tan ajenos.
- Yo también he sentido eso. Esa dilatada ansiedad, ese temor a no
conocerme, a no saber quién soy o quién deberı́a ser.
Mariana, con sus ojos mojados por el coraje de sus amigos, consiguió
dar forma a sus palabras y enfrentarse a su propia confesión.
- Y qué podemos hacer? Cómo enfrentamos estos cambios, estos los
miedos que nos persiguen?
Valeria suspiró y sacó su cuaderno de anotaciones. Leyó con voz serena
y firme un poema que habı́a escrito dı́as atrás, despojándose de la máscara
de silencio que el miedo habı́a colocado en su rostro.
”Al otro lado del espejo, allı́ donde mi piel no sabe, mis entrañas me
observan. Un desconocido hecho de mı́, Demudado, silente y extraño. Nos
miramos a hurtadillas, sin que el mundo nos espante, ofreciendo, en cambio,
Un susurro de comprensión.”
Y fue entonces, en aquel parque bajo los árboles, con lágrimas cavernosas
trepando por sus mejillas, que los jóvenes atesoraron el descubrimiento de
sus propias inseguridades y el reconocimiento de las existentes en sus amigos.
Miguel cerró los ojos, permitiéndose sentir por primera vez la savia que
hacı́a brotar el árbol de su pubertad, y abrazó con gratitud la idea de que
no estaba solo en esa senda insondable. Los demás, tomándose de las manos,
vislumbraron un destello de resiliencia y fuerza en medio de aquel torbellino
CHAPTER 8. CAMBIOS CORPORALES Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTI- 153
DAD

de cambios y dudas, anclado en la amistad y en la profundidad de la poesı́a


que los asistirı́a en cada revés y en cada victoria.

La poesı́a como herramienta para explorar la propia


identidad

La tarde comenzaba a desvanecerse en sombras empolvadas detrás de los


edificios grises y desmoronados que bordeaban el Parque de los Poetas,
como una bruja del tiempo que se afanara en tejer oscuros mantos con las
hebras del dı́a. Un remolino de palomas y hojas giraban en piruetas caóticas,
siguiendo el ritmo atormentado de los pensamientos de los jóvenes poetas
que se hallaban en aquel santuario esmerilado por la ciudad.
Sentada en un banco cubierto de musgos y recuerdos, Mariana fruncı́a
el ceño ante su cuaderno de hojas empapadas en sueños e incertidumbres,
sopesando con la punta de su pluma las palabras que se agolpaban en su
pecho, buscando descifrar el acertijo de su propia identidad. Cuando se dio
cuenta de que Andrés la observaba por encima de su hombro, Mariana se
sobresaltó y cerró el cuaderno con sigilo.
-No te miraba a ti, si no al atardecer -dijo Andrés, con la certeza
melancólica de quien ha visto demasiadas sombras correr a esconderse bajo
los edificios - . Pero sı́ me pregunto, Mariana, qué es lo que se esconde detrás
de tu opaca mirada y tus puñados de palabras. Te he visto llorar entre
versos y esconderte tras los árboles como si te temieras a ti misma. Dime,
qué es lo que te atemoriza tanto de la verdad que inscribes en tu cuaderno?
Mariana lanzó un suspiro temeroso, como si acarreara en su pecho la carga
de un millar de silencios, pero al ver la mirada empática y genuinamente
preocupada de Andrés, decidió confiar en él y en sus inquietudes compartidas.
-No sé cómo decirlo -comenzó, casi en un susurro - . Es solo que
últimamente me siento como una desconocida en mi propio cuerpo. Acaso no
es extraño cómo cambiamos sin pedirnos permiso, cómo nos transformamos
sin avisar en mariposas desconocidas que no saben a dónde volar?
Andrés asintió, dejando que sus recuerdos de adolescencia atormentada
naufragaran entre las olas de simpatı́a que le causaban las palabras de
Mariana. Con una sonrisa que intentaba ser reconfortante, tarareó unas
palabras que habı́a titubeado tiempo atrás en un momento de duda e
iluminación dolorosa.
CHAPTER 8. CAMBIOS CORPORALES Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTI- 154
DAD

-Credere al volo, per apprendere al volo. Creo que es eso lo que estás
buscando al explorarte en tus versos -dijo Andrés, fijando su mirada en el
horizonte glauco que se mezclaba con el humo de los automóviles - . Creer
en el vuelo para aprender sobre él. No podemos detener estos cambios,
Mariana, pero sı́ podemos intentar comprenderlos.

La joven reflexionó sobre las palabras de su amigo, dejándose mecer por la


dulzura de su voz y la sabidurı́a que parecı́a emanar de su sonrisa temblorosa.
Aprendieron a volar mientras sus cuerpos y sus almas se sumergı́an en la
oscuridad de una noche que se vestı́a de secretos y penas confesadas, y se
encontraron en la otredad de sus propias metamorfosis.

En esa búsqueda compartida, se dieron cuenta de que la poesı́a no


solo servı́a para encontrar alivio en los protagonistas de sus estrofas, sino
también para desentrañar sus propias dudas y miedos. Mientras Mariana
plasmaba su desconcierto en sus poemas, Andrés se permitı́a sumergirse en
sus propios abismos, enfrentando sus demonios y aprendiendo a volar en el
aire enrarecido de sus inseguridades.

-Creo que, en última instancia -dijo Mariana, finalmente - , es eso lo que


buscamos en nuestros poemas. No solo refugio, sino revelación. No solo
consuelo, sino claridad.

A medida que el grupo de poetas comenzó a encontrarse con mayor


frecuencia en el Parque de los Poetas, cada uno de ellos fue atesorando las
palabras compartidas en sus memorias y en sus creaciones. Al darse cuenta
de que cada compañero enfrentaba sus propios conflictos y se sumergı́a en
sus propias tormentas, aprendieron a buscar consuelo y solaz en la poesı́a y
en la comunidad que se iba tejiendo a su alrededor, como migas de pan que
los guiaban en el intrincado laberinto de la adolescencia.

Al abordar el tema de la identidad a través de la poesı́a y la amistad,


los jóvenes poetas recobraron no sólo el sentido del volar ciegamente, sino
también la comprensión y el sentido de la camaraderı́a en tiempos de
adversidad. Y mientras sus versos y sus almas se entrelazaban en aquel
crisol de esperanzas y temores, descubrieron el poder de la poesı́a como
herramienta para explorar la propia identidad y reconciliarse con sus propias
transformaciones, como ángeles que aprenden a volar en pleno caer.
CHAPTER 8. CAMBIOS CORPORALES Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTI- 155
DAD

Autoaceptación y amor propio en tiempos de cambios

Los jóvenes poetas de elevada imaginación, afligidos por la presión social


invisible de transformarse en sus estereotipos y cumplir con expectativas
creadas por el mundo exterior, se enfrentaban a los cambios corporales y
emocionales que la adolescencia traı́a consigo como si estuvieran atrapados
en una melodı́a llena de notas discordantes. A través de relampagueantes
encuentros en los cuales asomaba la luna, deshilachada por entre las casi
infinitas ramas de árboles soportados por la perpetua esperanza, la verdad
azotaba por turnos las llamas de su autoencendido fuego.
Cansados de sentir que eran barcos a la deriva en la inclemente tempestad
de sus propias dudas y conflictos, decidieron a trazar un mapa de surcos
de amistad, empatı́a y amor por sı́ mismos tan ahondado que ni el más
sofisticado geógrafo hubiera podido diseñar algo semejante. Rostral, talismán
de su esperanza, se encontrarı́an en un café rincón de la ciudad, bajo una
colectiva promesa de abrir sus recónditas almas sobre la superficie del
papel. Una sola palabra retumbaba en los corazones de cada uno de los
preadolescentes que se reunió en el pequeño café de paredes manchadas por
las impresiones digitales de artistas, músicos y poetas que habı́an pasado
por allı́: autoaceptación.
Ası́ fue que, con temblorosas manos sobre las cubiertas de sus cuadernos
de secretos, embarcaron en un viaje de palabras y versos a través de los
mares de sus inseguridades, reconociendo en cada tempestad y cada calma
chicha, un jaque - mate a su enemigo silente: la vergüenza.
Valeria, quien hasta no hace mucho escondı́a su sexualidad en la maraña
de palabras y el susurro de versos, alzó primero su copa de inquietudes y,
con voz trémula, compartió lo que su espı́ritu prendido en la tempestad
imploraba.
”Quiero aprender a amarme sin miedos, a rodear cada curva y cada
protuberancia de este retrato al óleo que soy, aunque me tiemble la mano
en cada trazo. Porque me aterra no reconocer en mi reflejo más que un
conjunto de trozos desparramados, como si nunca pude armarme completa.”
Como respuesta al eco provocador de sus palabras, Mariana alzó su voz,
vibrante en su confesión que tanto tiempo llevó encerrada en los pliegues de
su corazón.
”Y yo, temerosa de dar a conocer mi rostro bajo esta máscara que todos
CHAPTER 8. CAMBIOS CORPORALES Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTI- 156
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ven y asumen es mı́a, quiero entregarme al vuelo delajar cada una de mis
inseguridades en su pedestal, hasta que pueda volar libre, sin juzgarme ni
juzgar a los demás.”
Andrés, siempre alentador y comprometido en la lucha, sentı́a la presión
de las expectativas de los demás, y se dejó abrazar por la autoaceptación
como un visitante antiguo, un amigo que le susurraba al oı́do las verdades
que nunca imaginó.
”Creı́ que debı́a ser fuerte por los demás, que si revelaba mis dudas y
temores, los mirarı́a como iguales que yo apenas puedo soportar. Hasta hoy
no supe que mi única lucha es conmigo, y no con los demás. La tierra firme
de mı́ que quiero amar y aceptar, sin prejuicios ni sombras, sin pensar más
que en mi sonrisa.”
La noche se desplegó ante ellos como un estallido de plumas negras en
la constelación desdibujada de la ciudad. Con cada verso que dibujaban, se
adentraron en el laberinto de sus cambios, abrazándolos con amor propio y
la complicidad de su amistad.
Miguel, casi en secreto, susurró un poema a sus manos temblorosas y sus
ojos llorosos, confesando sus inseguridades que lo atrapaban y prometiendo
amarse en cada recodo.
”Me declaro paloma mensajera de mi mismo, Atravesaré tormentas y
vientos huracanados, Llevo en mis plumas este mensaje escrito: A mı́ mismo
he aceptado y estoy en paz.”
La llave se habı́a encontrado y se habı́a girado hacia la liberación. Juntos
surcaron las palabras y redescubrieron sus cuerpos, sus almas, su razón de
existir. El horizonte que la pubertad insinuaba parecı́a menos amenazador, y
las lı́neas que se alzaban ante las sombras ya no eran murallas, sino estrechos
senderos que cambiarı́an el curso de sus vidas. Unidos en esa fragua de
autoaceptación y amor propio bajo la misericordia del lenguaje, supieron
que aunque les restaran mil tormentas por atravesar, miles de nubarrones
por enfrentar, al fin y al cabo siempre contarı́an con el bálsamo de la poesı́a
y el mejor refugio de todos: sus amigos y ellos mismos.

El descubrimiento de la sexualidad y el enamoramiento

El sol distante y menguante de la tarde arrojaba una luz dorada sobre las
verdes y anárquicas hiedras que corrı́an junto a las viejas rejas del Parque
CHAPTER 8. CAMBIOS CORPORALES Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTI- 157
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de los Poetas, como fieles espectadoras de las mil batallas, las mil preguntas
y anhelos de la juventud en su lucha contra sı́ misma. El banco solitario
-refugio de Mariana en tantas ocasiones- era testigo de una nueva grieta en
su corazón, una incertidumbre naciente nunca antes experimentada.
Cuando el reloj de la iglesia distante marcó las seis de la tarde, Andrés
emergió de entre las sombras, sus pasos titubeantes y su cuerpo encogido,
como si temiera interrumpir una ceremonia sibilina, el vuelo silente de unos
versos que solo vivı́an en el aire sereno del parque.
-Hola, Mariana -murmuró Andrés, jugando con su cuaderno de notas
como si fuera un amuleto precioso en sus manos - . He estado pensando
en lo que discutimos ayer sobre los cambios y transformaciones que nos
atraviesan. Y descubrı́ algo nuevo hoy. Algo que me asusta.
Mariana lo observó en silencio, sus ojos oscuros y acuosos reflejaban
una conmoción similar a una corriente eléctrica, una vibración subterránea
que recorrı́a su cuerpo y su alma. Se estremeció bajo la preocupación
creciente que le estrujaba el estómago como si fuera una bola de demolición,
y juntó sus manos sosteniendo el cuaderno que albergaba sus más ı́ntimas
confesiones.
-Dime, Andrés -susurró, tratando de no sonar preocupada, pero incapaz
de ocultar la desazón que iba naciendo en su pecho - . Qué es lo que te
atormenta? Qué has descubierto en los laberintos de tu cambiante cuerpo y
tu tempestuosa mente?
Andrés esquivó su mirada, perdido en su propio abismo de confusiones y
temores, antes de confesar, casi con un suspiro, las palabras que le quemaban
el alma.
-Creo que me he enamorado -dijo en voz baja, el pulso acelerándose y
los dedos crispándose en torno a su cuaderno - . No solo eso, sino que he
descubierto la desnudez de mi corazón, la fragilidad de los latidos que lo
sostienen y que crecen y se enlazan como enredaderas enredadas en torno
a un árbol de sueños y desilusiones. No sé No sé qué hacer con estos
sentimientos que brotan como chispas de un fuego eterno y arden en mis
entrañas.
El miedo y temblor que se dibujaban en las arrugas de su frente eran como
una llamada a una revolución silenciosa, un grito de auxilio que Mariana no
podı́a dejar de atender. Sus manos se desprendı́an de su cuaderno con una
decisión que contrastaba con la inseguridad que le pisaba los talones.
CHAPTER 8. CAMBIOS CORPORALES Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTI- 158
DAD

-Quizás -comenzó Mariana con suavidad, buscando en sus propias ex-


periencias el consuelo que su amigo necesitaba - , quizás estos sentimientos
son como mariposas que atraviesan un campo de flores y llenan de colores y
fragancias nuestros dı́as, a pesar de la lluvia y la sombra. El enamoramiento
y el descubrimiento de la sexualidad son también parte de ese vuelo incon-
trolable que nos lleva hacia el futuro, hacia la adultez que tanto tememos y
anhelamos.

-Pero, qué pasa si estos sentimientos me lastiman? Qué pasa si lo único


que encuentro en esta selva de emociones y deseo es el dolor y la soledad?
-preguntó Andrés, la voz temblorosa.

Mariana buscó en su memoria los versos que alguna vez habı́a escrito
sobre un amor desesperado y visceral, las palabras que eran como pavesas
que se encendı́an en su mente, brillando en la profunda oscuridad de las
preguntas sin respuesta. Confesó, con los ojos llenos de lágrimas y una
certeza trepidante en su voz, lo que habı́a aprendido en ese lejano dı́a cuando
sus emociones se desbordaron en forma de poesı́a.

-Es cierto que pueden lastimarte -dijo, con la sinceridad de quien ha


visto sufrir al amor en bandeja de plata - . Pero también podrı́an enseñarte
a volar con las alas remendadas de la esperanza y el coraje, a enfrentar tus
peores miedos, y a sanar las heridas que se abren en tu pecho al entregarte
a sı́ mismo sin restricciones. El amor y la sexualidad no son solo tormentas
que arrasan con todo y dejan sólo desolación a su paso; también pueden
ser calmas chichas y atardeceres dorados si aprendemos a fundirnos con sus
caprichos y sinuosidades.

Andrés luchó por contener las lágrimas que amenazaban con derramar
la carga de sus miedos e inseguridades, y asintió con una profunda gratitud
pintada en su rostro. Con el coraje de los héroes de sus poemas, abrió su
cuaderno y comenzó a escribir, dejándose llevar por la brillante vorágine de
ideas y emociones que le tatuaban el corazón.

Entrelazados en la espiral ascendente de sus palabras y sus sentimientos,


Mariana y Andrés se dejaron abrazar por el sentimiento de comunión y
revelación que los hermanaba en su lucha compartida por comprenderse a sı́
mismos y aprender a amar.
CHAPTER 8. CAMBIOS CORPORALES Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTI- 159
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Las presiones sociales y estereotipos de género

El rumor del mundo les llegaba como el eco distante de un sueño, las voces
de sus padres y los sonidos de la ciudad reverberando en sus oı́dos como si
fueran lluvias suaves en el dédalo de sus secretos. En ese rincón abrigado
por la paz esquiva de la luna, en ese encuentro furtivo en las sombras del
parque, los jóvenes poetas encontraron un oasis en el desierto de las presiones
sociales y los estereotipos de género, un pequeño respiro en el mundo al que
parecı́an estar condenados.
Miguel no pudo contener el torrente de palabras que se acumulaban en
su mente, tropiezos de emociones y pensamientos asaltándolo como ladrones
de la intimidad: ”A veces siento que no puedo huir de lo que todos esperan
que sea, que llevo una máscara cosida con hilos de cristal que no me atrevo
a romper, porque si la rompo me rompo yo también. Ser el hombre valiente,
el que siempre está firme y no llora estoy cansado de cargar esa mochila.”
El susurro de la brisa alcanzó sus palabras y las llevó a los oı́dos de Valeria,
que comprendı́a la angustia de Miguel a través de la cortina disonante de
sus propias inseguridades. Sus ojos encontraron en la penumbra el reflejo
de una hermandad y reconfortaron esa ira contenida.
”Y yo”, intervino Mariana con una voz que parecı́a recién nacida de un
capullo de emociones desordenadas, ”me siento presa del patrón impuesto,
encerrada en un molde que no me corresponde. Todas esas miradas de
desaprobación cuando no represento lo que se espera de una mujer, cuando
prefiero el caos de mi imaginación a las normas establecidas qué somos sino
prisioneros de esquemas que simplemente no nos pertenecen?”
Sofı́a y Andrés, caminantes solitarios de sendas desoladas, también
sintieron el peso abrumador de las expectativas, el conflicto de huir de su
propia naturaleza y, a la vez, luchar por encajar en el laberinto de lo social.
El alma de Sofı́a temblaba ante la perspectiva de enfrentar cada dı́a el cinismo
demoledor de aquellos que no entendı́an su mundo, y Andrés se ahogaba
en el silencio de una renuncia forzada, de doblegarse ante estereotipos que
maldecı́an hasta el más fútil de sus actos.
”Es como si estuviéramos sometidos a un juicio eterno,” exclamó Sofı́a,
las palabras brotando de su corazón como llamas ascendientes, ”encerrados
en prisiones de identidad que, aunque hayamos aceptado como propias, no
logran apaciguar el conflicto que nos desgarra. Todas esas reglas y normas,
CHAPTER 8. CAMBIOS CORPORALES Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTI- 160
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todas esas expectativas no son más que cadenas que nos atan a la negación
y la conformidad.”
Andrés, empapado en la cadencia de sus propias luchas, asintió con un
gesto melancólico, sumándose al eco de las palabras de Sofı́a con el fervor de
una esperanza menguante: ”Y yo me siento un rehén, un fugitivo condenado
a esconderse en el oscuro abismo de su intimidad, luchando por liberarse de
las garras de lo que se supone que debo ser porque si no, quién soy?”
Las palabras se trenzaban en ese santuario de sombras como una melodı́a
llena de notas de agonı́a y revelación, una sinfonı́a de los desesperados y
los oprimidos. Y en ese lugar, en esa espiral armónica y visceral de la
solidaridad, Valeria sintió que podı́a tomar las riendas de su voz, alzarla
como un estandarte de desafı́o ante el mundo y dejarlo atravesar la piel de
quienes aguardaban en silencio el advenimiento de una voz más poderosa
que sus cadenas.
”No estamos solos,” dijo, la promesa de la luna tejiéndose en las sombras
de sus palabras, ”debemos recordar que la verdadera libertad reside en la
fuerza de nuestra voz, en el coraje de nuestras palabras y en la rebeldı́a de
nuestra imaginación. Es hora de dejar de esconder nuestros corazones en la
oscuridad de la negación y la apatı́a. Si luchamos juntos, nuestras almas no
serán prisioneras del laberinto de estereotipos y expectativas, sino las que
lo derrocarán.”
El silencio resonó en los recovecos del parque, como si una verdad
contenida finalmente se rebelase y tomase el poder de una voz colectiva que
se alzara en un unı́sono perfecto. Y allı́, en ese callado acuerdo, decidió caer
la noche y les entregó un don imperecedero: un espacio en el que, lucha
tras lucha, palabra tras palabra, podrı́an enfrentar sus opresiones y hallar
la salvación en la voz y los brazos de sus amigos y compañeros.
Porque en ese rincón sombrı́o del parque, en ese oasis en el desierto de
las expectativas, encontraron un puerto seguro, una fortaleza, un refugio
donde la poesı́a y la amistad se convertı́an en armas que, poco a poco, iban
forjando el amanecer de su propia libertad, quebrando los estereotipos y
desafiando todas las presiones sociales que los sometı́an.
En ese momento, unidos por sus convicciones, por la rebeldı́a de sus
corazones y por el poder de la poesı́a, supieron que no habı́a nada que no
pudieran enfrentar juntos. Austero y fecundo, el desierto de sus dı́as se
transformó en un jardı́n en el que sus palabras nacı́an y evolucionaban y,
CHAPTER 8. CAMBIOS CORPORALES Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTI- 161
DAD

como flores valientes que se abren al sol, encontraban en su espı́ritu un


solaz y una fuerza mayor que los desafı́os impuestos del mundo exterior. Y,
aunque las sombras del juicio y las fuerzas de la decisión aún rondaban sus
almas, el ı́mpetu de su revolución poética habı́a surgido, claro como una
nueva aurora.

Superando la vergüenza y rompiendo tabúes

Aquel dı́a en el Parque de los Poetas parecı́a más brillante, más vivo, como
si las sombras que inquietaban sus almas hubieran sido reducidas por el
fuego lento de una verdad revelada. La tarde bailaba con languidez en sus
retinas, arrullando la luz suave en sus rostros cada vez más maduros. Las
sonrisas que se entrelazaban en sus semblantes dejaban ver el triunfo de una
victoria ganada: después de meses de introspección, de ampliar los lı́mites
de su ser y surfear las marejadas de sus propios recovecos, habı́an llegado a
una encrucijada tan temida como ansiada, la madre de todas sus batallas.
Allı́, en el cı́rculo aún estrecho aunque robusto de sus amigos, en la
fortaleza de los sentimientos anudados y la poesı́a que se escabullı́a con
timidez en sus labios, Valeria se habı́a armado de valor para pronunciar, con
voz temblorosa pero cierta, lo que habı́a estado rumiando en su corazón.
-No sé cómo decirlo sin sentir vergüenza -habı́a susurrado al inicio de la
tarde, refugiándose aún en su propio miedo - . Pero creo que es algo que debo
hacer, que no puedo seguir callando como si fuera un secreto inconcebible.
La anticipación y el silencio, como abrazos etéreos que encapsulaban
el parque, lo rodearon. Los ojos expectantes, pero firmes en su empatı́a y
sincero afecto, eran como farolillos que guiaban el descenso de Valeria por
el laberinto de emociones que la atormentaban.
Y, con un titubeo digno de una princesa despojándose de su capa, su
voz se elevó, firme y vacilante como el canto lastimero de un ave en la
madrugada, y confesó aquello que temı́a: su enamoramiento y sus primeros
impulsos sexuales, la confusión que le inundaba el pecho y le llenaba la piel
de rojeces y sudores frı́os, la sensación de culpa y la sospecha de no estar a
la altura de lo que se esperaba de ella como mujer y como hija.
-Esta tarde escribı́ un poema -dijo al fin, a duras penas conteniendo el
lloro y jugueteando con las arrugas del papel que escondı́a en su mano - , y
creo que creo que debo compartirlo con ustedes, antes de que este miedo se
CHAPTER 8. CAMBIOS CORPORALES Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTI- 162
DAD

apodere de mı́ y me hunda en un abismo del que no pueda salir.


Sus amigos asintieron, tomándola de las manos con ternura y respeto,
como si comprendieran la tormenta que se gestaba en su pecho y le ofrecieran
un remedio al dolor todavı́a innombrable.
Y Valeria respiró hondo, como si las palabras que se abalanzaron en su
lengua fueran a ser al mismo tiempo juez y verdugo, y comenzó a recitar.
Su poema fue como un torrente tempestuoso que empujaba las retamas
de su corazón, las voces de sus sentimientos y sus anhelos germinando como
semillas en las almas de sus amigos, que compartieron en la intimidad de
la brisa y el susurro de their melodı́a el sabor amargo de la vergüenza y el
dolor.
A medida que los versos se enlazaban unos con otros, creando una trama
intrincada de emociones y revelaciones, Valeria sintió cómo sus miedos se
desmoronaban ante la luz de la verdad y el principio de la aceptación.
Miguel apretó el hombro de Valeria con una ternura que derritió los
icebergs que ocultaban en sus corazones, mientras Andrés buscaba palabras
de consuelo y solidaridad en su repertorio poético. Mariana y Sofı́a, con
sus propias batallas de amor y pasión, tomaban la mano de su amiga y le
transmitı́an la fuerza y el coraje de una hermandad indeleble.
-No estás sola, Valeria -murmuró Sofı́a, con el aura de una madre
protectora y guerrera - . Tus sentimientos, tus miedos, tus confusiones todos
ellos son parte de lo que nos trae aquı́, de lo que significa ser humano y
vivir en este plano de tinieblas y luces. No te avergüences de tu deseo, de tu
sensualidad. Son energı́as que nos conectan con la vida, con la naturaleza,
con nuestra esencia misma.
-Y no dejes que la vergüenza te robe el derecho a explorar, a preguntar y
a sentir -añadió Mariana, esbozando una sonrisa sabia y comprensiva - . Que
el miedo no te defina ni te limite. Eres más grande que tus temores, más
libre que las cadenas que te imponen. Crea tu propio camino, tu verdad,
y rómpelo todo. Rompe tabúes, derroca estereotipos, conquista tu propio
corazón.
En ese momento, ante la verdad desnuda de Valeria y la fuerza de sus
palabras, el cı́rculo se cerró como un pacto eterno de amor y respeto, de
rebeldı́a y crecimiento. El sol se despidió con un guiño melancólico, casi
como si quisiera decirles que, en el reflejo dorado de sus pies, habı́an dejado
de ser niños y estaban en camino de convertirse en las personas que siempre
CHAPTER 8. CAMBIOS CORPORALES Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTI- 163
DAD

habı́an soñado ser.


Ante el desafı́o de la vergüenza y los tabúes que marcaban sus vidas, y
por las manos entrelazadas de la aceptación y la unión, habı́an iniciado la
revolución silenciosa que sacudirı́a el mundo desde su propia piel.

El poder de la amistad y la importancia del apoyo mutuo


en la búsqueda de la identidad

La tarde moribunda no se atrevı́a a caer por completo, desafiando a los


destellos rosáceos del ocaso, como jugando con los ojos de los jóvenes que
se congregaban en torno a su santuario poético. Las voces del mundo, las
palabras que cargaban la impronta de las almas cansadas, llegaban acalladas
en ese rincón de sombras, donde los murmullos se entretejı́an como hélices
ascendentes de luz y vapores de esperanza. En ese manto que cubrı́a sus
corazones, lo que fuera de allı́ era bruma y ruido de hojas despojadas por
un entorno despiadado, allı́ ellos encontraban su razón de ser, su verdad
suprema y su propia redención.
Valeria contemplaba el abismo de su evolución, los recuerdos difusos de
una niña temerosa y sometida al cinismo del mundo, el capullo enredado
en la nuez de su ser, lentamente desapareciendo en el éter del crecimiento.
Ante sus ojos, un rostro de hierro fundido se deshacı́a en gestos blandos
y difusos, como los rastros de una canción desvaneciéndose en el viento.
Jamás imaginó que podrı́a enfrentar sus miedos y darle voz a su corazón,
como si su pecho se hubiera vuelto cristalino y sus secretos se expandieran
como cristales de nieve en el lienzo impoluto de su valentı́a.
La escena que se desenvolvı́a frente a ella parecı́a recién surgida de los
relieves de su piel: ella, sentada en la hierba en un rincón del Parque de
los Poetas, en una actitud solitaria y contemplativa, con un poema alzado
en una mano y el peso de la fragilidad que la circundaba en la otra. Y
alrededor de ella, Andrés, Sofı́a, Miguel y Mariana, conectando las manos
en un cı́rculo de fuerza y confianza, sus ojos dirigidos hacia ella con una
aceptación y una comprensión que Valeria nunca consideró posibles.
Las palabras de Miguel llegaron como un viento cálido y reconfortante:
”Recuerdas la primera vez que nos reunimos aquı́ en el parque? Todos
éramos tan diferentes entonces, tan inseguros sobre quiénes éramos y qué
significaba encajar”.
CHAPTER 8. CAMBIOS CORPORALES Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTI- 164
DAD

La mirada de Andrés recogió la esencia de la evocación, y en la lóbrega


mansedumbre de su sonrisa brilló un fuego de coraje y renovada fuerza:
”Todavı́a tenemos muchas luchas por vencer, cada uno de nosotros. Pero
ahora no lo hacemos solos, lo hacemos con la seguridad de que siempre
habrá una mano amiga dispuesta a sostenernos en momentos de debilidad e
incertidumbre”.
Sofı́a, que parecı́a haber arrojado una gruesa capa de dudas y miedos a los
pies de su ser, asintió con la certeza y la esperanza de una flor desafiando las
heladas del invierno: ”Y es entonces cuando nos damos cuenta de que nuestra
verdadera identidad no reside en lo que los demás esperan de nosotros, sino
en la fuerza de nuestra amistad y la capacidad que tenemos de apoyarnos
mutuamente en nuestras luchas por encontrar nuestro verdadero ser”.
Mariana, sonriente y lúcida, cogió la mano de Valeria en una promesa
de hermandad inquebrantable: ”Juntos somos más fuertes que cualquiera
de nosotros por separado. Somos como una cadena invulnerable, un escudo
contra la tempestad, una luz en la oscuridad que nos guı́a y nos sostiene.
No importa cómo evolucionemos o cuáles sean nuestras luchas, siempre
podremos contar con la amistad del otro para ayudarnos en la búsqueda de
nuestra identidad”.
Profundamente conmovida, la voz de Valeria ascendió como el susurro
de un ángel alado: ”Gracias por mostrarme que la identidad no es algo que
se descubre de la noche a la mañana, que es una lucha perpetua, un camino
sinuoso y sin fin hacia la verdad de quién realmente somos. Gracias por
enseñarme el poder de la amistad y la importancia de la solidaridad en esta
búsqueda”.
En ese instante, bajo el resplandor crepuscular y la mirada cómplice
de la luna que se asomaba por el horizonte, el grupo de poetas se abrazó,
palpitando al unı́sono el verdadero poder de su amistad, vencedores y libres,
con la determinación de enfrentar juntos cada desafı́o, resplandecientes en el
conocimiento de que la verdadera identidad nace de la unión y no se somete
a las leyes ni a las opiniones del mundo exterior. Su fuerza colectiva, su
abrazo eterno y su alianza indeleble, se convirtieron en el germen de su
rebeldı́a y en el nexo indomable de su identidad plural: eran un solo corazón,
un solo grupo, un solo amanecer que aliñaba la dureza de la vida con el
fulgor de un universo donde la palabra y la amistad brillaban desafiantes,
victoriosas y eternas.
Chapter 9

El desafı́o de la escuela y
las expectativas

La lluvia golpeaba sobre la ventana del aula, como una metáfora de las
presiones y expectativas que los agobiaba. Sentados en sus pupitres, perdidos
en un enjambre de pensamientos y temores, apenas percibı́an los débiles
ecos de las palabras de la maestra de matemáticas, que se sumı́an en el
letargo plomizo del mediodı́a.
Valeria, con un nudo en la boca del estómago, arrugaba la hoja en blanco
de su cuaderno, donde los ejercicios se desprendı́an como fantasmas siniestros
de su comprensión. Andrés, con la cabeza apoyada en la palma de su mano,
el eco de sus pensamientos alejándose del quatricromı́o de la pizarra. Sofı́a,
con dibujos asomando inesperadamente en su libreta, escondiendo bajo la
sombra del dı́a la presión de los anhelos y la indiferencia camuflada de
los adultos. Mariana, mordisqueando el lápiz con los ojos anclados en la
ventana, como si quisiera desgarrar la cotidianeidad del aula y lanzarse
al vuelo. Y Miguel, junto a ellos, rubricando sin sentido las fórmulas y
números, la silueta de su esperanza difuminada en el desencanto escolar.
Sofı́a suspiró y se volvió hacia Valeria.
-No puedo soportarlo más -murmuró, sus ojos suplicantes como el reflejo
de una estrella perdida en el fondo de un estanque - . Esta presión me
consume, me desgasta. No sé si podré llevar el peso de estas expectativas
que todos ponen en nosotras.
Valeria asintió con un gesto comprensivo. Sin reparo articuló lo que
todos sentı́an en ese momento.

165
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 166

-A veces nos convertimos en marionetas en manos de un sistema que ni


siquiera comprendemos, y estamos atrapados, agonizando en la trampa de
querer llegar a ser alguien que ni siquiera somos.
El silencio envolvió a los cinco jóvenes poetas, teñidos por esa invisible
pátina de angustias y desesperanzas.
-Y qué podemos hacer al respecto? -exigió Andrés - . Cómo escapar de
este laberinto, cómo liberarnos del peso de la presión y las expectativas que
nos asfixian?
Miguel, sin levantar la mirada del pupitre, esbozó un semblante pensativo.
-Quizás no haya un escape directo, una solución mágica. Pero podemos
seguir armando nuestro refugio a través de la poesı́a, seguir escribiendo,
compartiendo, alzando la voz frente al eco de nuestras inseguridades y la
angustia de no encajar en este mundo. Luchar nuestras propias batallas y
buscar nuestro propio camino en medio de la confusión y las ataduras.
Mariana lo miró, con una chispa de esperanza en sus ojos.
-Y si llevamos nuestro taller de poesı́a social a la escuela, como una
forma de expresar nuestras luchas y emociones en un espacio donde todos
puedan participar y encontrar consuelo en las palabras y la solidaridad?
Los otros cuatro asintieron, sintiendo cómo la semilla de una idea comen-
zaba a germinar en sus almas, arrojando ramas en sus esperanzas y sueños.
De repente, la voz estridente de la maestra reclamaba su atención.
-Señorita Córdova, señorita Sandoval. Le agradeceré que volviera su
atención a la pizarra.
Sofı́a se sintió como un ave enjaulada, trató de mantenerse fuerte bajo
la mirada severa de la maestra. Sus ojos brillantes reflejaban un indomable
deseo de rebelión y libertad.
Dı́as más tarde, el grupo se reunió en el Parque de los Poetas, convirtiendo
su espacio abierto y lleno de vida en una plataforma para expresar sus
temores, anhelos e inseguridades a través de la poesı́a y sus palabras.
La lucha por la identidad y la búsqueda del propósito trascendı́an el confı́n
solitario de una simple poeta. De repente, eran un imparable torbellino
de emociones y versos, ansiando liberarse de las cadenas de la presión, el
desencanto y la temida conformidad a un sistema y expectativas ajenas.
A medida que fueron compartiendo sus poemas y sus historias, el pequeño
taller de poesı́a comenzó a ganar fuerza, y más estudiantes se sumaron a
esa creciente ola de resistencia y empatı́a.
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 167

Los cinco jóvenes poetas, a pesar de encontrarse en medio de esa maraña


de temores, conflictos y expectativas, se abrazaron en el crepúsculo del
parque, reafirmando la luz inextinguible de su amistad y solidaridad, la
poderosa comunión de corazones y almas en esa lúcida y necesaria rebelión
contra un mundo que los querı́a ver sometidos y conformes.
Juntos, habı́an dado inicio a una nueva revolución en el corazón de su
escuela y encendido una llama de esperanza en medio de los laberintos de
una vida que ni siquiera sospechaban poder desafiar.

La presión académica y el miedo al fracaso

La llovizna se congeló contra los cristales del aula, como si la tibieza del
cuarto pudiera ablandarla, convertirla en agua o en tinta, en poesı́a o en
verdad, y en sus fugaces formas, cada uno de los jóvenes poetas vislumbraba
un mensaje oculto, un rastro de luz o de esperanza detrás de la penumbra
del sueño y la vigilia. En sus pupitres, Valeria, Andrés, Sofı́a, Miguel y
Mariana contemplaban el vertiginoso ritmo de la pizarra, incapaces de seguir
las ecuaciones, los teoremas, la cruel danza numérica que los encandilaba
sin contemplaciones ni remordimientos.
Valeria suspiró y sacudió la cabeza, intentando dispersar el torbellino de
inquietudes que la asediaba. La prueba de matemáticas del dı́a siguiente la
llenaba de terror y angustia, como si la conjugación imposible de las cifras
y las variables fuera el dictamen final y absoluto de su valı́a y su identidad.
Sentı́a la presión de su madre sobre sus hombros, sus persistentes palabras
deshojadas con aparente amor y preocupación, pero en realidad cargadas de
expectativas y temores propios, tan arraigados en el deseo del éxito como
en el prejuicio y la incomprensión.
Andrés, desviando la vista de los sı́mbolos escurridizos en la pizarra,
le tendió un papel doblado a Valeria. Sus palabras urgentes y secretas
brotaron de las lı́neas escritas a toda prisa, como un lamento desgarrador
en la certidumbre compartida de su mutua aflicción: ”Cómo escapar de
esta ilusión mundana y hallar refugio en la desnudez de nuestra creación,
en la serenidad de nuestra voz silenciada tras el velo de los números y las
fracciones, las incógnitas y las equis que nos aprisionan en la oscuridad
insondable del miedo y la certeza de nuestro fracaso?”
Valeria esbozó una sonrisa triste y comprensiva mientras le pasaba el
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 168

papel a Sofı́a, cuyos ojos se humedecieron ante las palabras de Andrés.


La conexión entre ellos era más fuerte que las barreras levantadas en la
árida geometrı́a de la pizarra, y acariciaban la herida invisible que cada uno
llevaba en el alma, como el eco de un grito espectral en la resonancia de la
amistad y la empatı́a.
Miguel no pudo evitar unirse a la conversación clandestina, escondiendo
su mensaje en la pluma intrincada de un ángulo y un paréntesis, como
emparedando el secreto en un mordisco de aire: ”La presión es un arpón
cruel que nos desgaja y nos desangra, mientras el mundo sigue girando en
su rueda insensible y eterna. Siento que los números me persiguen, como si
fueran sombras hambrientas y despiadadas, colmillos y garras al acecho de
mi corazón y su debilidad”.
Mariana, con un abrazo imaginario y una plegaria poética, respondió en
confabulación: ”No estamos solos, llevamos en nuestra sangre y en nuestra
pluma la fuerza indeleble de la poesı́a, la marea suave y poderosa que nos
redime, que nos alienta en cada verso y en cada desvelo. Juntos somos
invencibles, juntos derrotamos el miedo y la angustia, la presión y el fracaso,
en un solo aliento, en un solo palpitar”.
Sofı́a se levantó de su asiento, los párpados inflamados y el corazón en
llamas. Dirigió sus ojos audaces y fieros al profesor de matemáticas, un
hombre severo y agrietado por los años y la contienda con el polvo y las
tizas de la rutina implacable.
-Señor Miranda, nos puede explicar, por favor, el propósito real de
estas fórmulas y ecuaciones? Por qué debemos marcharnos a casa con la
carga de sus expectativas y las argollas del miedo como cadenas pesadas e
ineluctables? Por qué no podemos vivir nuestras vidas en paz, en la maraña
dulce y consoladora de la poesı́a, en lugar de someternos a la tiranı́a cruel y
despiadada de los números?
La voz del profesor retumbó como un trueno, y todas las miradas
convergieron en la figura solemne y petrificada de Sofı́a.
-Porque la vida es ası́, señorita Córdova. La vida es un rompecabezas
infinito de números y ecuaciones, de retos y desafı́os, de luchas y fracasos.
Si queremos sobrevivir en este mundo, debemos ser resilientes, aprender a
superar nuestras barreras, a enfrentar nuestras debilidades con valentı́a y
determinación. La vida no es siempre la brisa suave del verso ni la prosa de
un gran poeta. La vida también es el arduo trabajo del dı́a a dı́a, la labor
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 169

paciente y meticulosa del espı́ritu, la fuerza y la perseverancia ante el miedo


y la incertidumbre.
En el silencio estallido e inmóvil que siguió a sus palabras, los cinco
jóvenes poetas se miraron, profundamente conmovidos y desgarrados, y
sintieron que el manto gris de la lluvia y la presión se apartaban lentamente,
revelando el resplandor de la luna y la persistencia de su amistad, unido
a la certeza redimible e inconmovible de la poesı́a y su inagotable fuerza,
como una pregunta eterna y un desafı́o incorruptible, un manantial infinito
de luz y esperanza en la oscuridad constante de sus corazones atormentados
y guerreros.

Relaciones difı́ciles con los profesores

El viento se colaba por las ventanas abiertas del aula, picoteando la piel de
la quietud como un ave insolente, llevándose consigo fragmentos de números,
de letras, de fórmulas que quedaban flotando en los poemas del parque, que
quedaban atrapadas en las canciones de la lluvia sobre el grupo reunido
alrededor de sus sueños e ilusiones.
Aquella mañana, Andrés habı́a sufrido el embate del sarcasmo del profesor
de matemáticas, el señor Miranda, cuyos ojos afilados y brillantes como
estelas de cristal se clavaban en los corazones de sus alumnos como punzantes
agujas, como gemidos de ángeles caı́dos. Andrés habı́a levantado la mano
y habı́a osado, en un arrojo de valentı́a que tenı́a sus raı́ces abiertas y
trepidantes en el sustrato del corazón y las entrañas, confrontarlo con una
pregunta que pugnaba entre los escombros de números y las ruinas de su
dı́a a dı́a.
-Profesor Miranda -habı́a comenzado Andrés, su voz ligeramente titubeante,
pero teñida de un aura de determinación y coraje que asombraba incluso a
sus propios sentidos - , qué es más importante en nuestras vidas: ser unos
sabios de las matemáticas, o ser nosotros mismos, poetas y soñadores, en un
mundo que nos exige ser versiones cada vez más forzadas e irreconocibles
de nuestra esencia?
Todas las miradas se centraron en la figura tensa y orgullosa de Andrés,
que aguantaba el aliento y esperaba la respuesta con el alma en vilo, con la
esperanza de un destello de comprensión, de empatı́a, en los ojos implacables
del profesor Miranda. Este clavó la vista en Andrés, su rostro enfebrecido
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 170

por un rictus de indignación y disgusto.


-Mis queridos alumnos, estamos aquı́ para aprender matemáticas, ciencias
y leyes de la vida, no para preguntarnos qué cosas sin sentidos son las que
ocupan nuestra mente. Si a usted, señor Vargas, le parece que la poesı́a
es el único camino que quiere seguir, entonces su lugar no es este aula, y
mucho menos esta escuela.
El silencio se instaló en el aula como un manto de hierro, sofocante
y opresivo. Valeria miró a Andrés, un torrente de solidaridad y consuelo
inundando sus ojos. Furiosa, se enfrentó al profesor Miranda, su voz cortante
como un estilete en la espesa bruma del silencio.
-Señor Miranda, acaso hacemos algo mal al intentar comprender el
mundo a través de nuestras palabras, de la poesı́a como herramienta, en
nuestro interminable esfuerzo por hallar belleza en lugar de encerrarnos
en estos muros grises y frı́os que tanto nos constriñen? No es un acto de
valentı́a y humanidad enfrentarse al destino y buscar nuestra propia verdad
en cada verso, en cada sueño que perseguimos?
El profesor Miranda la miró, estupefacto ante la audacia de Valeria,
mientras los demás alumnos contenı́an la respiración y se enraizaban en
sus sillas, como si pudieran desaparecer bajo el peso súbito de la tensión
opresiva y la electricidad crepitante que arrebujaba el aire.
El profesor bufó y golpeó el libro de matemáticas sobre el pupitre con
un gesto implacable y definitivo.
-Señorita Sandoval, hágame el favor de volver a su lugar y dejar de inter-
rumpir la clase. Aquı́ se respeta la autoridad y se acatan las instrucciones.
Si no le gusta, usted y su amiguito pueden marcharse por donde vinieron.
Aquı́ se viene a aprender, no a divagar en insensateces.
Andrés y Valeria se miraron con el alma destrozada y el corazón encen-
dido, sabiendo que aquel dı́a habı́an plantado una semilla insolente en la
certeza cotidiana de la escuela y sus rectores, como un aluvión de palabras
y esperanzas que luchaba por romper las cadenas de la indiferencia y el
autoritarismo. Pero sabı́an que allı́ afuera, en el Parque de los Poetas, en la
silueta de las palabras y los versos, en la tibia espera de sus amigos y sus
confidencias, habı́a un mundo por descubrir y una lucha que ganar.
Y ası́, recogieron sus libros y salieron del aula con la cabeza en alto, y
se dirigieron hacia la libertad lı́rica, hacia sus amigos y su destino, hacia el
enfrentamiento inevitable y necesario con las convenciones y normas que los
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 171

querı́an ver rendidos y sumisos, hacia la cima luminosa e inexplorada de su


voz y su verdad.
Miguel, Sofı́a y Mariana siguieron a sus amigos desde el aula a través
de la mirı́ada de pasillos y rincones, sus corazones condenados a un campo
de batalla entre la lealtad y la desobediencia irreverente, entre el temor y
la necesidad de unirse a sus compañeros de lucha. Sin dudarlo, juntaron
sus libros y salieron del aula, abandonando las paredes frı́as y opresivas en
busca de sus amigos y de la poesı́a que sanaba sus almas.
Juntos, se dirigieron hacia el Parque de los Poetas, donde en el eco de los
versos y en la caricia de las palabras, entre las amistades y las complicidades,
encontraban la lucha y la victoria diarias por afirmar, borrar y transformar
el rostro de su destino y su identidad en las huellas y las alas de la poesı́a, del
amor, de la humanidad indomable y eternamente soñadora que los abrazaba
e iluminaba en su huida y su combate, en su camino de ser quienes realmente
querı́an ser.

La discriminación y el acoso escolar

El dı́a comenzó igual a los demás. El sol asomaba sus rayos tı́midos y
dorados entre los rascacielos y los hombres de negocios, mientras los pájaros
canturreaban sobre el orinoco de automóviles y ciclistas que surcaban las
avenidas y callejones estrechos e implacables. Pero cuando entraron al aula,
todos sintieron en el aire el temblor sutil de la maldad acechante, la cólera
enrevesada y exultante de los fanfarrones y desalmados que no entendı́an
el poder de la poesı́a, la ternura del verso y la fuerza inescrutable de la
amistad y el amor.
Vı́ctor Acevedo, un joven fornido y arisco, los esperaba en la puerta, una
sonrisa engreı́da e hiriente trepada en su rostro. Sus ojos centelleaban de
malicia y de odio irracional, y en su puño sostenı́a los poemas de Valeria
y de Andrés, como si fueran trofeos de guerra o reliquias despreciables y
execrables. Les negaba el paso y se mofaba de sus palabras, interpretándolas
con una voz chillona e irreverente, como un sacrificio arbitrario y despiadado
a sus propias inseguridades y altiveces.
Valeria, con el alma infinita y cálida de la paciencia y la empatı́a, intentó
hablar con Vı́ctor, como si pudiera desentrañar los nudos de su amargura y
su agravio, como si pudiera repajar las sombras de su desdén y su prejuicio.
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 172

-Vı́ctor, por favor, no hagas esto. Nuestros poemas no buscan herirte ni


humillarte. Solamente queremos expresar lo que sentimos en el fondo de
nuestro corazón, y encontrar paz y entendimiento en la leve brisa del verso y
la rima. Por qué no nos cuentas qué te molesta tanto de nuestras palabras?
Vı́ctor la miró con desprecio, apretando más fuerte los poemas en su
mano.
-Acaso no entiendes, niñita tonta? No ves cómo estas palabras nos
escupen en la cara, como si fueran culebras bifurcadas y retorcidas en su
odio venenoso e imperdonable? No entiendes cómo nuestras almas también
sangran y lloran ante las tempestades de la vida? Cómo no somos capaces de
encontrar belleza ni alivio en la tristeza y la pérdida que también nos acosan
y nos lastiman? Y si en lugar de parlotear nonsense y sermonear como
pastores desesperados, aprendieran a escuchar y entender lo que realmente
importa, lo que realmente nos importa a nosotros, los que ya no sabemos
cómo aferrar nuestras manos temblorosas ni nuestras voces roncas a las
palabras mágicas y las caricias fantasmas de la poesı́a?
Sofı́a sintió un nudo indomable y estremecedor en la garganta, como si
pudiera llorar las lágrimas contenidas y desgarradoras de la incomprensión
y la tristeza. Tomó la mano de Valeria y se acercó a Vı́ctor, sus ojos
abandonando la furia y la agitación. Andrés, Miguel y Mariana los seguı́an,
como un ejército silencioso e imperturbable en la lucha por la humanidad y
la esperanza, en el despliegue inadaptado e inconquistable de la empatı́a y
la comprensión.
-Vı́ctor -balbuceó Sofı́a, con una mezcla de valentı́a y apaciguamiento -
, no tienes por qué hacer esto. No tienes por qué pelear nuestras batallas
con armas y escudos de violencia y desdén. Tú también puedes escribir
poesı́a, puedes enfrentar tus demonios y tus miedos con las palabras y los
versos, con la música suave y nostálgica de la tinta y el papel. Podemos
unirnos y luchar juntos contra la vida y sus desplantes, y proteger al parque
y sus secretos, a nuestros sueños y deseos, en la fortaleza y la hermandad
inquebrantable de la poesı́a y la amistad.
Vı́ctor se mordió el labio y respiró hondo. Por un instante, la máscara de
crueldad y de burla se desvaneció, revelando el rı́o herido y encallejónado de
sus sentimientos y rencor, el puente en ruinas de sus palabras y de su corazón.
Miró a los cinco jóvenes poetas, al Parque de los Poetas en la lejanı́a y en
los recuerdos, a la vida espinosa y angustiosa que lo esperaba con brazos
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 173

abiertos y ojos cerrados. Y con un suspiro sollozante y desarmado, dejó caer


los poemas de Valeria y Andrés, dejó caer las murallas y las garabatos de su
alma y de sus estriptisios, y comprendió, entre las lı́neas y las estrofas, entre
la calle y el ruido, que habı́a encontrado un lugar donde pertenecer y sanar,
donde soñar y luchar por la belleza y la justicia, un lugar bajo las estrellas
y la lluvia de la poesı́a y su imperativo anhelo de ser quien realmente querı́a
ser.

La importancia de compartir dificultades para afrontar


juntos los desafı́os escolares

Capı́tulo 11: Enfrentamientos y batallas compartidas


La tarde caı́a suavemente en el bosque de concreto y vidrio mientras los
últimos rayos dorados del sol se deslizaban por las ventanas polvorientas
y quebradas del aula donde los jóvenes poetas se habı́an reunido en busca
de calma y conexión, de respuestas y resignaciones a los desafı́os que los
acosaban y desesperaban. Sentı́an la presión cada vez mayor de las pruebas
y los exámenes, de las expectativas desmedidas y los sueños interrumpidos
de sus padres y profesores, de las miradas enjuiciadoras y burlonas de
sus compañeros que no entendı́an ni valoraban los versos en los que ellos
encontraban refugio y consuelo.
Andrés arrugó su frente y dejó caer el lápiz sobre el escritorio con un
ruido sordo y doloroso. Sofı́a le echó un vistazo preocupado, su mano
rozando la de él en una caricia fugaz, como la sombra de un ángel que
atraviesa la noche en una nube de neblina y nostalgia.
-No puedes hacerlo? -susurró ella, su voz asustada y tierna como aleteos
de mariposa.
Andrés negó con la cabeza, sus ojos perdidos en las ilusiones esparcidas
y desamparadas de su mente torbellino, en las promesas rotas y las tristezas
volátiles. Entonces, miró hacia el cuaderno abierto sobre la mesa y susurró,
como un lamento atrapado entre sus labios resecos:
-No entiendo estos números, estas fórmulas sin alma ni música. No
entiendo cómo puedo forzar mi mente a cambiar los versos que tanto amo
con estas ecuaciones y operaciones aritméticas que solo me hablan de vacı́o
y desesperación.
Valeria apretó con suavidad el brazo de Andrés y le susurró palabras de
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 174

consuelo, palabras de electricidad y fuego en una noche de verano, palabras


de amor y esperanza que se entrelazaron con el aire suspendido y los sueños
disueltos en el aula.
-No estas solo en esto, Andrés -murmuró ella - . Estamos aquı́ contigo, y
juntos enfrentaremos estos desafı́os y los derrotaremos, como hemos hecho
con tantos otros. El poder de nuestra amistad y nuestra poesı́a nos hará
invencibles, y no habrá enigma ni problema que no podamos resolver juntos.
En aquel momento, la puerta del aula se abrió de un golpe y Miguel entró,
su rostro enrojecido y las lágrimas corriendo como rı́os sobre las colinas de
su corazón. Sus amigos se acercaron a él, un torrente de preocupación y
afecto ardiendo en sus almas.
-Qué pasó? -preguntó Mariana, su voz suavesita y estremecida como un
solitario pájaro en la rama de un sauce.
-No lo soporto más -sollozó Miguel - . No puedo seguir siendo el blanco
de sus burlas, de sus ataques. Hoy no pude siquiera terminar mi examen
por la humillación y el dolor.
Sofı́a ofreció a su amigo un abrazo cálido y solidario, lleno del temple y
la ternura que encendı́an sus sueños y sus esperanzas.
-Recuerda, Miguel -le dijo - . La poesı́a y la vida son también la lucha
por vencer el odio y el desprecio, por desentrañar los enigmas y los desiertos
de nuestros dı́as, por encontrarnos a nosotros mismos en el eco de nuestras
palabras y nuestras verdades. No estás solo: nos tienes a nosotros, a nuestras
manos, a nuestras voces, a nuestras almas.
Miguel levantó la vista, las lágrimas mansas y refrenadas en sus ojos
oscuros como la maraña de una selva húmeda, y asintió, como si en la voz
de Sofı́a hubiera entendido el preludio y el misterio de la huida y el combate,
de la lucha y la entrega, de la supervivencia y la trascendencia.
La puerta del aula volvió a abrirse entonces. El profesor Rodrı́guez los
miró con los brazos cruzados y una expresión de preocupación en su rostro.
-No pueden esconderse aquı́. Deben enfrentar sus problemas de frente,
unidos como grupo y con el apoyo necesario. La vida está llena de obstáculos
y desafı́os, y es nuestra tarea ayudarles a superarlos y aprender a mejorar
cada dı́a.
Los cinco jóvenes se levantaron de sus asientos y miraron al profesor con
los ojos llenos de gratitud y valor. Supieron que en la escuela, en su grupo
de amigos y en la poesı́a compartida, encontrarı́an las herramientas y el
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 175

coraje para superar sus dificultades escolares y aprender a luchar juntos por
un futuro mejor.
Juntos salieron del aula, los brazos entrelazados y sus corazones henchidos
de esperanza y emoción, como un ejército de guerreros que enfrenta las
batallas y las derrotas, las penumbras y los silencios, como un clamor y una
insurrección de alma y verdad que abraza y redime, que niega y renace, que
brilla y se estremece en la luz y la sombra de la poesı́a y el amor, de la vida
y sus insondables misterios y desplantes.

El estrés y la ansiedad que genera la carga de tareas y


responsabilidades

Capı́tulo 13: El peso de la responsabilidad


El viernes, la tarde pesaba en el aire como un cielo de plomo, arras-
trando las hojas y los recuerdos por las ventanas abiertas del aula donde
treinta alumnos se afanaban para descifrar las preguntas que torturaban sus
mentes y corazones. El profesor López deambulaba entre los escritorios, su
mirada escrutadora descendiendo como un ave de rapiña sobre las respuestas
dubitativas y torturadas de los jóvenes, que doblegaban su voluntad y su
determinación a un altar sin esperanza.
Sofı́a sintió el sofoco que la asfixiaba y la aprisionaba en aquel rincón de
pesadumbre y ansiedad, como una telaraña invisible y colérica que despojaba
de vida y risas a aquel aula luminosa y severa. Alzó la vista y vio a Valeria,
en la otra esquina del cuarto, con su rostro compungido y ensimismado en
el laberinto de números y letras que desafı́an su entendimiento y desposeı́a
de alegrı́a y paz a su ser juguetón y atormentado.
Las horas transcurrı́an para Sofı́a y Valeria como una procesión de
sombras y lamentos, de sollozos y silencios ensordecedores, en una batalla
perdida contra el tiempo y la duda que las consumı́a y las desbastaba
en una interminable secuencia de reglas, operaciones, interpretaciones y
desventuras.
Entonces, Valeria dejó caer su lápiz y apoyó la frente en sus manos
temblorosas. Levantó sus lágrimas y sus ojos suplicantes hacia Sofı́a, quien
se debatı́a entre la impotencia y la desolación. La fraternidad inigualable y
eterna de aquellas dos almas que se encontraban en la poesı́a y en los sueños
parecı́a en aquel momento una ironı́a cruel y desoladora.
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 176

El profesor López se acercó a Valeria, sus pasos cortantes e implacables


resonando en el silencio de aquel cáliz sagrado y ominoso. Ella lo miró con
el vértigo derrotado y errático de sus ansias y miedos, de su desesperación
cifrada y resquebrajada en un corazón desgarrado y saqueado.
-Profesor -susurró Valeria, como si desatara las cadenas que oprimı́an su
alma - , por favor, ayúdenos. No podemos soportar tanto estrés y ansiedad.
No podemos entregar nuestra vida y nuestros sueños a esta tarea inhumana
y cruel. Déjenos ver el mundo más allá de las ecuaciones y las fórmulas,
más allá de los ensayos y los teoremas.
El profesor López respiró hondo y se dejó caer en una silla junto a Valeria,
su espalda encorvada y vencida bajo el peso del deber y la comprensión. La
miró con sus ojos azules, antiguos y solitarios como la inmensidad del mar
en una noche eterna y convulsiva, y susurró como un murmullo de sueños y
añoranzas olvidados en el vértice del adiós y la huida, del encuentro y el
abismo:
-Valeria, mi niña, no puedo hacer nada, no puedo detener las fuerzas
que nos arrastran y nos someten, que nos inmovilizan y nos devoran como si
fuéramos mariposas atiborradas de desesperanza y desamparo. Pero puedo
ofrecerte las palabras y los versos que compartes con tus amigos, y quizá,
en esa lucha y en ese susurro de belleza y resistencia, podamos hallar las
respuestas y los alivios que buscamos y nos merecemos.
En aquel instante, sonó el timbre, y el profesor López se levantó con una
parsimonia y una dignidad que conmovı́a a Valeria y a Sofı́a, quienes se
unieron a Andrés, Miguel y Mariana en el corredor, entre los gritos y las
risas, las burlas y los llantos, la inocencia y la tristeza perdida en el remoino
y el vértigo de la vida y sus desventuras.
-Amigos -dijo Valeria, tomando las manos de sus compañeros poetas, sus
ojos y su voz cargados de esperanza y de lucha - , esto no puede continuar,
no podemos ser carceleros y vı́ctimas de nuestras propias inseguridades y
debilidades. Debemos enfrentarnos a este desafı́o y superarlo juntos, porque
en la amistad y en la poesı́a encontramos la fuerza y la sabidurı́a que nos
darán el valor y el temple para vencer.
Andrés, Miguel, Mariana y Sofı́a la abrazaron, en un torbellino de besos
y lágrimas, entre las sombras y las brumas de aquel atardecer convulso y
sacudido por la tormenta y la paz, por el sol y la penumbra.
Y, en el fondo de sus corazones y en la verdad que se atesoraba en sus
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 177

versos y en sus palabras, los cinco jóvenes poetas comprendieron que, aun
en la oscuridad y la soledad de aquel testamento al estrés y la ansiedad,
sus manos y sus almas podı́an hallar luz y redención, en un coro y una
insurrección de entrega y resiliencia, de tesón y superación que los elevarı́a
por sobre las impotencias y las derrotas, por sobre la incomprensión y la
desesperanza, hasta el firmamento inquebrantable y etéreo de la poesı́a y el
amor, de la empatı́a y la comprensión.

La búsqueda de actividades extracurriculares que aporten


un escape y equilibrio

Capı́tulo 14: Un equilibrio necesario


Las tardes en la ciudad parecı́an ser un inquietante espectáculo en el que
las luces se encendı́an como heridas sangrantes y los murmullos de coches
y peatones se mezclaban con la cacofonı́a de alarmas, gritos y risas que
resonaban y eran aplastadas entre los muros de concreto y las sombras de
los edificios. Mariana caminaba lentamente hacia la escuela, las manos en
los bolsillos de su abrigo y las miradas ausentes y perdidas en los adoquines
y las nubes que se arrastraban desdichadas por encima de las fachadas grises
y mohosas. Su corazón latı́a inquieto y alocado dentro de sus pechos, como
un pájaro en trampa de lazo, atrapado entre el dulce susurro del viento y el
abismo infinito del cielo.
Las puertas de la escuela parecı́an alejarse cada vez más, un espejismo
traidor en el que Mariana se hundı́a y se escapaba sin conseguir refugio ni
consuelo. Sabı́a, al igual que todos sus compañeros y amigos, que debı́a
buscar un bálsamo para su inquietud y su desespero, una actividad que la
acercara al equilibrio y le permitiera escapar del vértigo y el ahogo que a
veces se encaramaban en su pecho y en su garganta, obstinadas y agazapadas
como una vı́bora silenciosa e invisible.
Andrés y Valeria se acercaron a Mariana cuando esta llegó, por fin, al
vestı́bulo de la escuela tras sombras de miedo y de aprensión.
-Has pensado en qué actividad extracurricular podrı́as realizar? -preguntó
Valeria, sus ojos llenos de preocupación y ternura - . Creemos que todos
deberı́an buscar un escape, un oasis en medio de este torbellino de ansiedad
y desesperación que a veces nos consume y desgasta.
Mariana asintió, como si sus palabras fueran un eco lejano de sus propios
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 178

pensamientos y su propia avidez.


-Sı́, lo he estado pensando -murmuró ella - . Pero no sé por dónde
empezar, cómo encontrar algo que me devuelva el equilibrio y la paz en
medio de este caos y esta soledad. Quizás sea una quimera, una ilusión que
no acabará cumpliéndose y que me abandonará una vez más en los brazos
de la desesperanza y el sufrimiento.
-Mira -dijo Andrés, señalando un tablón de anuncios en la pared del
vestı́bulo - . Aquı́ hay una lista de actividades que ofrece la escuela y que
quizás puedan interesarte. Todas pueden aportarte algo distinto: la música
podrı́a darte una voz para cantar tus penas y tus esperanzas, el teatro
podrı́a ayudarte a explorar las múltiples caras de tu persoanalidad y la
soledad, el deporte podrı́a ofrecerte una forma de liberar tu energı́a y de
enfrentarte a tus miedos y a tus desafı́os. La clave está en encontrar algo en
lo que puedas escuchar el eco de tus sueños y también de tus limitaciones,
porque solo ası́ podrás crecer como persona y como poeta.
Mariana examinó detenidamente la lista de actividades y suspiró, como
si el horizonte se ensanchar y se abriera entre sus manos y su corazón con
la promesa y el desafı́o de la belleza y la inquietud. Entonces, sus dedos
tocaron la hoja de papel con una caricia tı́mida, apenas perceptible, y su
voz resonó en el silencio de la escuela como un murmullo lleno de vida y de
certidumbre:
-Creo que voy a intentarlo con el teatro. Quizás allı́ pueda encontrar una
forma de enfrentarme a mis temores y de descubrir en mı́ misma y en los
demás la hermandad y la solidaridad que nos une y nos salva del abismo y
del olvido, que nos hace crecer en la luz y en la sombra de nuestros cuerpos
y nuestros sueños.
La tarde se deslizaba por los tejados de la escuela cuando Valeria y
Andrés la abrazaron y ofrecieron con una sonrisa la salida y la entrada,
el eco y la voz de una vida nueva y cambiante, de una esperanza que
se multiplicaba y se extenuaba en la búsqueda de una actividad que les
devolviera el equilibrio y la superación, que los llevara por sobre el vértigo
y la angustia y los uniera a sus compañeros y amigos en una danza de
verdades y enigmas descubiertos y conquistados, en un coro y una armonı́a
de valentı́a y de transformación que les permitiera tejer la red de sus almas
y de sus voces entre la poesı́a y el dolor, entre la emoción y el silencio, entre
el deseo y el aprendizaje infinitos de la vida y sus desafı́os compartidos.
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 179

Problemas familiares y su impacto en el rendimiento


escolar

Capı́tulo 15: Un torrente de conflictos


La noche descendió sobre la ciudad y los apartamentos se encendieron en
un desfile de ventanas abiertas y cerradas, de sombras y siluetas recortadas
en un feroz laberinto de sueños, esperanzas y desolación. Los gritos y los
llantos, las risas y las voces enmudecidas del amor y el resentimiento se
mezclaban en el aire con el susurro del viento y el gemido del asfalto, como
los ecos lejanos de batallas y desastres perdidos en el espacio y en el tiempo.
Sofı́a se asomó a su ventana, las manos en los cristales frı́os y opacos
que reflejaban su rostro tembloroso y desconsolado. En aquel instante, la
puerta de su habitación se abrió con un golpe, y el volcán de la cólera y la
impotencia explotó en una tormenta de gritos y acusaciones, de súplicas y
lamentos desesperados:
-No puedo creer que hayas sacado un 5 en matemáticas! -rugió la voz de
su padre, como un eco de rayos y truenos en la lejanı́a - . Tú sabes que era
de esperar mejor rendimiento, tienes que esforzarte más!
Sofı́a apretó los dientes y el puño, y su voz se alzó con el coraje y la
indignación que se atesoraba en su corazón y en su mente torturada:
-Papá, estoy haciendo lo mejor que puedo -murmuró ella, desviando
sus ojos llenos de lágrimas hacia el suelo - . No soy perfecta, y no puedo
controlar siempre mis resultados en la escuela. Tienes que entender que yo
también estoy bajo una gran presión, y lidiando con todo este estrés.
Su padre la miró con un cóctel de despecho y decepción, de furia y
amargura, y sus labios, temblorosos y desafiantes, pronunciaron palabras
que hirieron a Sofı́a como espinas en su costado y en su garganta, como un
hierro candente que devoraba su esperanza y su inocencia:
-Entonces quizás no tienes tiempo para pasar horas en ese parque escri-
biendo poesı́as inútiles y soñando con tonterı́as! Deberı́as pasar más tiempo
estudiando y asegurándote de que haces lo necesario para ser exitosa.
Las palabras de su padre golpearon a Sofı́a como un vendaval, desatando
en su pecho un huracán de rabia, dolor e impotencia que la dejó casi sin
aliento y sin refugio. Siguió mirándolo, en silencio, y finalmente dejó escapar
un grito, una jaculatoria, un abrazo de huida y de revuelta que se retorcı́a y
se esfumaba en su mirada y en su voz angustiada y desbordada:
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 180

-No entiendes, papá! La poesı́a es la única forma que tengo de sobrellevar


todo lo que enfrento. Es mi refugio, mi bálsamo, mi verdad compartida con
amigos que sufren igual que yo a manos de la escuela y de las expectativas
de nuestros padres.
En el fondo de sus ojos y de sus palabras, la verdad y la conciencia
desgranada y rota en un infinito abrazo de amor y espanto, Sofı́a supo que no
podı́a sustraerse ni huir de aquellas fuerzas que la sometı́an y la aniquilaban,
pero que, tal vez, juntas, ella y Valeria, Andrés, Miguel y Mariana, podrı́an
hallar una respuesta, un consuelo, una voz y un sueño donde, en la poesı́a
y la amistad compartidas, podrı́an volver a nacer, a descubrir, a creer y a
amar, por encima de la farsa y el abismo, por encima de los silencios y las
heridas, más allá de las derrotas y las esperanzas que se desvanecı́an y se
consumı́an en el aire frı́o y metálico de aquel final de tarde impregnado de
angustia y de dolor, de pasión y de vida.

Apoyo escolar y la creación del taller de poesı́a social en


la escuela

Capı́tulo 10: La creación del taller de poesı́a social en la escuela


El timbre sonó, anunciando el fin del recreo en la escuela. Los pasillos se
llenaron de un oleaje de ruidosas corrientes de estudiantes que fluı́an de un
aula a otra, sus voces mezclándose con el sonido de los zapatos golpeando
los suelos de baldosas y el retumbar de sus ansiedades y emociones. Los
cinco amigos, Valeria, Andrés, Sofı́a, Miguel y Mariana, se reunieron en el
patio, donde habı́an encontrado un rincón solitario donde podı́an hablar sin
ser interrumpidos.
-Escúchenme atentamente -dijo Andrés, levantándose sobre una jardinera
y mirando a sus amigos con una mezcla de exaltación y temor - . Tenemos
que encontrar una forma de llevar lo que compartimos en el Parque de
los Poetas a la escuela. Estoy harto de ver cuánta gente sufre en silencio,
sintiéndose solos e incomprendidos. No puede ser que seamos los únicos que
buscamos una forma de expresarnos y de liberarnos de todo este dolor y
tensión.
Todos asintieron, cada uno sumido en sus pensamientos y temores, sus
sueños e inseguridades. Valeria fue la primera en romper el silencio, sus
palabras escapándose como un suspiro de sus labios llenos de pigmentos
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 181

poéticos y de refugio:
-De acuerdo, Andrés. Pero, cómo podemos hacer algo ası́ en la escuela?
Todos sabemos que aquı́ reina el miedo y la opresión, y que nuestras voces
serı́an ahogadas tan pronto como intentáramos levantarlas en nuestras aulas
y nuestros pasillos.
-Y si creamos un taller de poesı́a social en la escuela? -propuso Mariana,
con una sonrisa tı́mida-. Podrı́amos utilizarlo como una plataforma para que
otros estudiantes se unan a nosotros y compartan sus poemas, sus conflictos,
sus sueños. Quizás, si somos lo suficientemente valientes, podamos convencer
a la dirección de que nos permita hacerlo.
Los demás lo contemplaron con entusiasmo y aprensión, como si un
destello de esperanza y desafı́o se hubiera encendido en sus corazones y en sus
miradas, abrasándolos desde dentro con la llama ardiente de la solidaridad
y del cambio.
-Si trabajamos juntos, yo creo que podemos lograrlo -dijo Miguel, su
voz firme y decidida - . Tenemos que unir nuestras fuerzas y demostrar que
somos capaces de ser la voz de los que sufren en silencio, de los que buscan
una forma de expresión y de liberación en medio de una vida que a veces
parece no tener sentido ni esperanza.
Valeria, Sofı́a y Andrés asintieron, sus rostros ruborizados y resplan-
decientes con el brillo de la determinación y del coraje, como si la idea
de Mariana fuera un faro que los guiara hacia un futuro más brillante y
habitable.
-Entonces estamos de acuerdo -dijo Andrés, bajando de la jardinera y
estrechando la mano de Mariana - . Crearemos un taller de poesı́a social en
la escuela, para que nadie tenga que sufrir en silencio o sentir que está solo
en esta lucha.
Comenzaron a trabajar juntos en su plan, cada uno contribuyendo con
sus ideas y habilidades, cada uno enfrentando sus miedos y prejuicios. Pero,
a medida que se acercaba el dı́a en que debı́an presentar su proyecto a
la dirección de la escuela, los cinco amigos comenzaron a sentir el peso
de la responsabilidad y la incertidumbre en sus hombros, como una mano
gigantesca que los empujara hacia el abismo de la derrota y la desesperación.
-Y si nos dicen que no? -preguntó Sofı́a en voz baja, sus ojos llenos de
lágrimas - . Y si nos castigan, si nos humillan y nos obligan a abandonar
nuestro sueño?
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 182

Mariana la abrazó, tratando de transmitirle su fuerza y su consuelo a


través del contacto cálido y cercano de sus cuerpos y de sus almas unidas
por la poesı́a y la verdad.
-Sı́, podrı́an decirnos que no -admite Mariana - , pero al menos habremos
intentado. Habremos luchado por algo en lo que creemos, que puede cambiar
nuestras vidas y las vidas de otros estudiantes que buscan lo mismo que
nosotros: una voz y un refugio en medio del caos y el sufrimiento.
Y ası́, con el corazón lleno de miedo y esperanza, amor e incertidumbre,
los cinco amigos se dirigieron hacia la oficina de la dirección, su plan
temblando en sus manos y en sus miradas como una carta de amor, una
súplica y una cancion de cuna que cantaban al unı́sono, un coro de valientes
y hermanos unidos y enlazados por los hilos invisibles y eternos de la amistad
y la poesı́a, de la lucha y el deseo, de la ternura y la compasión que fluı́an y
se desplegaban entre ellos como un abrazo y un sueño compartidos hasta el
último latido de sus corazones y el último suspiro de sus almas entregadas
al vértigo y al misterio infinito y sublime de la vida y sus caminos.

La superación de obstáculos y diferencias para mantener


vivo el taller

Capı́tulo 14: Despertares y revueltas en el taller de poesı́a


La lluvia caı́a con furia y desconsuelo sobre la ciudad, tejiendo en sus
calles y azoteas un torrente inagotable de secretos y suspiros, de anhelos y
rencores, de nostalgias y tristezas encarnadas en sus infinitos hilos deshi-
lachados y enmarañados. En el refugio de aquella aula, donde los jóvenes
poetas se habı́an congregado alrededor de sus chejovianas trincheras, aplas-
tados por el aullido de la naturaleza y el estruendo de sus propios corazones
y timpanias, un aire de desequilibrio e inquietud vibraba en el espacio y
las miradas, como un gemido ahogado y perentorio, como un arrebato y
una súplica que se desvanecı́a y se derramaba entre las manos y las voces
desencontradas, entre los lápices y los papeles que se mezclaban y enredaban
en un abismo de desesperanza y de impotencia.
Aquella tarde, en la penumbra del crepúsculo y la tormenta, una densa
maraña de pasiones y conflictos habı́a arrastrado a Valeria, Andrés, Sofı́a,
Miguel y Mariana hacia el borde de un precipicio, hacia una encrucijada de
deseo y hastı́o, de amistad y traición, de sueños consumados y abandonados
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 183

en el laberinto de palabras y de ideas que se enfrentaban y desafiaban,


como relámpagos y tinieblas, como un eco de esperanzas y renuncias que se
alzaba hasta las colinas y las ventanas del pasado y del futuro susurradas
y desgarradas en la voz y en el silencio de aquellos cinco amigos que,
juntos, habı́an descubierto la magia y el poder de la poesı́a y que, ahora, se
veı́an aprisionados y desolados en la trampa y en el pulso descompuesto y
agonizante de su taller social y sus turbios reflejos.
-No puedo entenderlo, Valeria! -gritó Andrés, su rostro demacrado y
angustiado, su mirada empapada de lágrimas - . Por qué de repente todo se
ha vuelto tan oscuro y amenazador, tan lejano e incomprensible, hasta el
punto de que ya no sé ni siquiera si puedo confiar en ti, ni siquiera si puedo
confiar en mis propios sentimientos y sueños?
Valeria clavó sus ojos en los de Andrés, tratando de encontrar una
respuesta, una verdad, un consuelo donde pudieran reconstruir los cimientos
y los muros de su amistad y de su pasión poética, pero sólo encontró un
vacı́o y un gemido, un grito y una sombra que se escurrı́an y se morı́an en el
abismo de aquel silencio desgarrador que los envolvı́a y los abrazaba, como
una sábana y un fantasma, como un nudo y un desgarro perdido en medio
del fragor y el tumulto de la vida y la ciudad agazapadas allá afuera, en
las calles inundadas y en el arrebato de una metrópoli mercenaria y ciega
que no conocı́a ni temı́a la ternura de un verso ni la súplica de una mirada
desvalida y entregada al misterio infinito y sublime de la existencia.
-No puedo responder a tu pregunta, Andrés -balbuceó Valeria, sus manos
temblorosas y sudorosas, su voz quebrada y herida - . Sólo sé que estoy
tan perdida y confundida como tú, y que me duele hasta el fondo de mi
alma y mi sangre haber sido arrastrados hasta aquı́, hasta el borde de este
barranco y este abismo de desconfianza y desamor, y temo que nuestros
destinos y sueños puedan romperse en mil pedazos si no juntamos nuestras
manos y nuestras fuerzas, si no unimos nuestras voces y nuestras esperanzas
en esta batalla que nos enfrenta a nosotros mismos y al mundo entero, a
un universo doloroso e indomable que clama y se retuerce en silencio y en
agonı́a en cada una de nuestras palabras y en nuestros versos encendidos
por la luz y el fuego de nuestras sombras y nuestras heridas.
Sofı́a, Miguel y Mariana observaban en silencio aquel duelo y diálogo,
aquel hermanamiento y enfrentamiento que se enlazaba y se desgarraba
en el aire y en el espacio de aquella aula inundada por la lluvia y por la
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 184

angustia, por el aroma de la desesperanza y la bruma del frescor y el abismo


susurrantes, y en sus miradas y en sus alientos, en sus miedos y en sus
anhelos, como espinas en sus costados y como esferas en sus entrañas, como
alfileres enceguecidos en medio de un extinto y omnipresente destello, aquel
instante en que, a pesar de la tormenta y la hostilidad, a pesar de los vértigos
y los silencios, ellos, los cinco amigos y poetas, se habı́an sentido unidos y
hermanados en el desconsuelo y en la lucha, en el flujo y el vértigo, en la
adolescencia y la belleza abrasadora y etérea de su paso y de sus caminos
por la vida, por las lágrimas y las risas, por los abismos y las ciudades,
por las palabras y por los sueños, desprendidos y consumados, esquivos y
encarnados, nacidos y liberados en las letras y en el viento, en la poesı́a
y en la amistad, en la súplica y en el pasado, en el presentimiento y en el
secreto descomunal y único de un verso y un refugio escritos y susurrados
al borde de un precipicio y al borde de un abrazo, en el umbral de la vida y
de la muerte.

El poder de utilizar la poesı́a para expresar sus sen-


timientos y desafiar las expectativas impuestas

Capı́tulo 13: Un paso fuera del abismo


El sol se habı́a ocultado bajo las sombras de las nubes plomizas, como
si una despedida taciturna y silenciosa hubiera marcado el atardecer con
su mezcla de nostalgia y desesperanza. En aquella sala, donde los jóvenes
poetas habı́an encontrado un refugio y un espacio para volcar sus corazones
y sus angustias, un aire de sentencias y ultimátums vibraba y se desplegaba
en el espacio y los rostros, como un vaho y una condena, como un llanto y
una herida abierta que se desgarraba y gemı́a entre las manos y los pechos
de Valeria, Andrés, Sofı́a, Miguel y Mariana.
Las palabras habı́an dejado de fluir, encadenadas y atrapadas en el
abismo y en la prisión de sus labios sellados y sus voces silenciadas, como
si el miedo y las expectativas ajenas las hubieran convertido en sombras y
piedras, en fragmentos de un sol que un dı́a les habı́a iluminado y abrazado
con ternura y esperanza, pero que ahora parecı́a haberlos abandonado a
la deriva y al tormento de un mundo indiferente y despiadado. Los cinco
amigos, cuyos corazones antes latı́an al unı́sono en sus versos y sus susurros,
ahora se sentı́an desgarrados y desamparados por la presión y el peso de las
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 185

miradas de aquellos que, ajenos a su lucha y a sus ansias, se alzaban y se


posicionaban como jueces y verdugos de sus almas y sus vidas, de sus pasos
y sus sueños.
-No puedo soportarlo más -gritó Andrés, su voz tensa y destemplada,
teñida de un dolor que parecı́a inmenso y profundo como un océano turbio
y hirviente - . Toda mi vida, he tratado de complacer a mis padres, a mis
profesores y amigos, y ahora me siento asfixiado por todas esas expectativas
que me oprimen como un puño que me aprieta el corazón y me quema
el espı́ritu. Qué sentido tiene seguir componiendo poesı́a si no puedo
expresarme con libertad, si no puedo ser yo mismo frente al mundo y a los
demás?
En el rostro de Valeria, una mezcla de valentı́a y prudencia se dibujaba
como un collage de luces y sombras, como un lienzo pintado con los colores
y los pigmentos del vértigo y la resistencia, del fuego y la redención que
fluı́an y se agitaban en su ser como un torrente de vida y de lucha, de amor
y de rebeldı́a.
-Quizás no se trata de abandonar la poesı́a, Andrés -dijo suavemente,
tratando de apaciguar su furia y su congoja- sino de encontrar la forma
de utilizarla para enfrentar y desafiar esas expectativas que nos oprimen
y desgarran. En cada palabra, en cada verso que escribimos, existe un
poder tan grande y transformador que no podemos permitir que nos sea
arrebatado ni silenciado por aquellos que nos intentan moldear a su antojo.
Indignada pero resuelta, Sofı́a levantó la vista hacia sus amigos, y su
voz se desplegó en el espacio como un estandarte y un juramento, como un
llamado y una exhortación que atravesaba y sacudı́a el aire impregnado de
desesperación y de dudas, de sueños desamparados y de promesas deshechas.
-Valeria tiene razón -dijo, su rostro afilado y luminoso, sus ojos centel-
leantes de una convicción y una esperanza que parecı́an eternas y decididas -
. En nuestras manos, en nuestras voces y nuestras letras, se esconde y se
revela un poder que puede cambiar todo lo que nos duele, que puede destruir
las cadenas que nos someten y las murallas que nos separan de nosotros
mismos y de los demás. Tenemos que seguir luchando por mantener nuestra
voz y nuestra identidad, por expresar nuestros miedos y nuestras alegrı́as
con la valentı́a y la sinceridad que nos caracteriza, incluso si el mundo parece
estar en nuestra contra.
Miguel y Mariana asintieron, sus corazones y sus almas unidos y encen-
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 186

didos por la llama y el vuelo de sus palabras y sus sueños compartidos, de


sus desafı́os y sus esperanzas luchadas y desplegadas en aquel rincón de
aquel aula donde el sol parecı́a haberse ocultado y escondido, pero donde
la luz refulgente y ardiente de su amistad y su poesı́a aún se mantenı́a
encendida y feroz, como un faro en medio de la tormenta de sus vidas y de
la desesperanza que los perseguı́a y azotaba entre los pasillos y los patios de
aquella escuela que los acogı́a y los arrojaba al abismo de sus miedos y sus
renuncias.
-Entonces estamos de acuerdo -susurró Andrés, su mirada perdida y
esperanzada en la ventana empañada por la lluvia y el vaho de sus alientos,
en el reflejo efı́mero y borroso de aquel mundo que parecı́a desmoronarse y
renacer en cada gota y cada sollozo, en cada palabra y cada silencio que
se tejı́an y se deshacı́an en aquellos cinco corazones hermanos y unidos, en
aquellos cinco amigos y poetas que, a pesar de las sombras y las distancias,
a pesar de los sueños y las ruinas, seguı́an caminando y cantando juntos,
enfrentando y desafiando el vértigo y el precipicio, la vida y las expectativas,
con la valentı́a y la ternura de un verso y una mirada, de un paso y una
esperanza que se desplegaban y se fundı́an en el horizonte infinito y doloroso
de sus almas y sus caminos, entregados y abrazados a la comunión y a la
poesı́a, al viento y al misterio sublime y trascendental de la existencia, de
la soledad y del amor, de la amistad y del abismo que les esperaba allá
afuera, en la ciudad y en el tiempo, en el torrente y en el latido de sus vidas
compartidas y en lucha.

La importancia de reconocer y agradecer el apoyo de


aquellos que los acompañan en su trayectoria escolar

Cada mañana, como si se tratase de un ritual, Andrés, Sofı́a, Miguel,


Mariana y Valeria se detenı́an frente al mural de mosaicos que adornaban
uno de los muros del colegio. Aquellos fragmentos de cerámica, debidamente
acomodados, mostraban imágenes de jóvenes en pleno vuelo, sosteniendo
entre sus alas el tı́tulo ”El Futuro Aleteo”. Fue la colega de Santiago, la
profesora Alicia, quien habı́a ideado y ejecutado aquel mural como una
metáfora de la educación y el apoyo a los estudiantes. Sin embargo, aquel
dı́a, la contemplación de aquella obra de arte iba más allá de lo visual;
era una muestra de agradecimiento a quien les habı́a acompañado en su
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 187

trayectoria escolar, impulsándoles a seguir a pesar de las dificultades y los


nubarrones que empañaban sus sueños.
Esa mañana, Valeria, de cabellos lacios como la lluvia, centró particular-
mente su atención en una de las figuras aladas. La abrumadora emoción la
embargó de tal forma que sus ojos se humedecieron y no pudo evitar soltar
un suspiro desgarrador. Andrés, quien caminaba junto a ella, abrazó su
hombro con un gesto solidario, sabiendo que las emociones de Valeria no
eran distintas a las suyas.
-Sabes? -murmuró Valeria - . Si no fuera por la señorita Alicia, quizás
jamás nos hubiéramos atrevido a iniciar este camino que nos ha llevado a
descubrirnos a nosotros mismos y a enfrentar nuestros desafı́os.
-Es cierto -asintió Andrés - , ella fue quien nos mostró el valor de nuestra
voz y el poder de la poesı́a para transformar nuestra realidad. Si no hubiera
sido por su apoyo y comprensión, tal vez no serı́amos el grupo unido que
somos hoy.
-Y no solo eso -intervino Sofı́a, con el brillo de la emoción en su mirada -
. Ella nos enseñó a ser resilientes y a seguir adelante en medio del caos de
la vida escolar y personal. Nos mostró cómo enfrentar a quienes intentan
silenciarnos y enseñarnos el verdadero valor de lo que somos.
Miguel y Mariana asintieron en silencio, sintiendo como un torrente
de emociones se desataba en sus corazones y luchaban por encontrar las
palabras adecuadas para expresar su gratitud y reconocimiento hacia la
persona que les habı́a ayudado a desplegar sus alas y emprender el vuelo
hacia un futuro prometedor.
Más tarde, ya en el aula, los cinco amigos debatı́an sobre qué podrı́an
hacer para mostrar su agradecimiento y dejar un legado de esperanza a sus
compañeros alumnos y a la señorita Alicia. Andrés, siempre impulsivo pero
enérgico, propuso una idea que encandiló a sus amigos:
-Se me acaba de ocurrir algo genial! Y si creamos un poema colectivo,
con versos de todos nosotros, en el que hablemos de nuestras vivencias
y agradecimientos a aquellos que nos han apoyado en nuestra educación?
Luego podrı́amos seleccionar los versos más representativos y crear un mural
que los muestre, como un homenaje al esfuerzo y la dedicación de personas
como la señorita Alicia. Qué opinan?
De inmediato, la idea prendió en el grupo como una chispa que desata
una fogata, y la emoción y la disposición para llevar a cabo el proyecto
CHAPTER 9. EL DESAFÍO DE LA ESCUELA Y LAS EXPECTATIVAS 188

llenaron el ambiente de una energı́a vibrante y cálida. Poco a poco, cada


uno comenzó a escribir sus versos, imbuidos de gratitud y reconocimiento
hacia aquellos que habı́an sido su faro en el difı́cil camino de la educación.
Y ası́ fue como, con las palabras de cada uno de los amigos, comenzó a
cuajar un poema que prometı́a ser no solo un testimonio de sus vivencias, sino
también una expresión de agradecimiento a aquellos maestros y mentores
que habı́an hecho posible su crecimiento y desarrollo académico y personal.
Dı́as más tarde, cuando el mural con los versos acabados estuvo listo para
ser presentado, los cinco jóvenes poetas, con sus manos todavı́a manchadas
de pintura y una mezcla de nervios y satisfacción en sus rostros, llamaron a
la señorita Alicia para mostrarle el resultado de su esfuerzo y emoción. El
silencio tenso que precedió a sus palabras apenas pudo contener las lágrimas
que brotaron de emoción cuando finalmente la profesora pudo hablar.
-Esto es lo más hermoso que he visto en toda mi vida -dijo, su voz
entrecortada por el sollozo contenido - . Ustedes han logrado captar el
verdadero espı́ritu y significado de la educación, y han plasmado en estas
palabras y en este homenaje la esencia misma de lo que es ser un estudiante
y un maestro. Gracias, de todo corazón, por este regalo inolvidable.
Y en aquel aula, en aquel rincón de la escuela que habı́a sido testigo
de tantas luchas y victorias, los cinco amigos y poetas compartieron con
la señorita Alicia un momento de profunda conexión y agradecimiento,
conscientes de que, gracias a personas como ella, sus vidas estaban llenas
de color, esperanza y poesı́a.
Chapter 10

Encontrando apoyo y
solidaridad en el grupo

Los nubarrones se habı́an acumulado sobre la ciudad, ocultándola bajo un


cielo de plomo y convirtiendo las calles en pasillos oscuros y pesadumbrosos.
Era el dı́a del gran evento de poesı́a en la comunidad, pero parecı́a que
la furia de la naturaleza amenazaba con aplastar los sueños y la voz de
aquellos jóvenes poetas que se habı́an congregado en el Parque de los Poetas,
refugiados bajo una carpa improvisada, ansiosos y temerosos por compartir
sus versos y su alma con un mundo que parecı́a sordo y ensombrecido por
las tempestades y los torrentes que se desataban desde el cielo.
A pesar de la adversidad, el parque estaba lleno de lugareños ansiosos por
escuchar las palabras y las historias de aquellos adolescentes que, valientes
y soñadores, habı́an decidido enfrentarse a los monstruos y los abismos de
sus propios corazones, de su propia angustia y desesperación, desplegándose
y desentrañando sus vivencias y sus lágrimas en versos y metáforas que se
tejı́an y se deshacı́an en el viento y en la lluvia que caı́a como un lamento y
una plegaria desgarradora, como una confesión y una ofrenda silenciosa a
la naturaleza y al misterio que habitaban y se desbordaban en su ser y en
cada palabra que en sus labios se posaba y fluı́a, como un rı́o y una lágrima
que se unı́an y se fundı́an en el eco y en el temblor de sus voces y sus pechos
encendidos y henchidos de poesı́a y de vida.
-Gracias por estar aquı́ en el parque con nosotros -dijo Valeria, alzando
la voz sobre el murmullo del agua y el trueno, enfrentando las miradas
expectantes y temerosas, las manos aferradas a paraguas y pañuelos, a los

189
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 190

brazos y hombros de aquellos que habı́an decidido quedarse a pesar de la


tormenta y la furia del cielo - . Hoy queremos compartir con ustedes nuestro
corazón, nuestras luchas y nuestras esperanzas, nuestras palabras y nuestras
vidas que se trenzan y se desenredan en cada verso y en cada suspiro que nos
atraviesa y nos ilumina, como un sol y una constelación que resplandecen y
finjen en la oscuridad y en la incertidumbre que nos atenaza y nos sobrecoge,
pero que también nos fortalece y nos enseña a seguir adelante, a descubrir
en nosotros mismos y en los demás el brillo y el vuelo de nuestras almas y
de nuestras canciones, de nuestras angustias y nuestras ofrendas que aquı́,
en este parque, en este mundo que parece derrumbarse y renacer a cada
instante, os regalamos y entregamos como un sı́mbolo y un llamado, como
un deseo y una promesa de seguir unidos y luchando por un futuro en el que
nuestras voces y nuestras vivencias se soporten y se abracen en un abrazo
eterno y sublime, en una comunión que no se rompa ni se desmorone ante
el peso y el abismo de nuestras vidas y de nuestra ciudad.
Las caras de los presentes se iluminaron con una combinación de esper-
anza, sorpresa e incredulidad ante las palabras honestas y apasionadas de
Valeria. Andrés, Sofı́a, Miguel y Mariana permanecı́an firmes detrás de su
amiga, sus corazones también latiendo con intensidad, esperando unirse a
la corriente de palabras y emociones en una demostración de solidaridad y
apoyo.
Uno tras otro, tomaron la palabra y pudieron sentir el poder de sus
versos tocar y hacer vibrar a la audiencia reunida. Pero, más allá de las
emociones provocadas en sus vecinos, se dieron cuenta del apoyo mutuo que
habı́a nacido y crecido entre ellos, un apoyo que les brindaba fuerza y coraje
para enfrentar sus miedos más profundos y desafiar al mundo.
Fue Sofı́a quien tuvo el último turno de leer:
” - Esta es la última entrega -dijo ella, su voz casi ahogada por la carga
emocional del momento, y prosiguió - :
Todo está en mi pecho, descosido y enmarañado, pero aquı́, en este
rinconcito llamado amistad, sé que puedo desplegar mi corazón, simiente de
nuestras voces, en cada latido, en cada verso.”
La multitud reunida bajo la lluvia, en medio del Parque de los Poetas,
estalló en aplausos y vı́tores tras escuchar las palabras finales de Sofı́a.
Pero, detrás de ese sonido ensordecedor y efervescente, los cinco amigos
se encontraron con una serenidad que contrastaba con la tormenta y los
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 191

aplausos que los rodeaban, un silencio y una paz que solo se pueden hallar
en la comprensión e intimidad compartida, en el desafı́o y la lucha, en la
comunión y la poesı́a que les habı́a unido y les habı́a enseñado a volar y a
soñar, incluso en medio de la tempestad.
Ahora, cuando los truenos eran aplausos y felicitaciones, y las estrellas
emergı́an de la oscuridad como palabras encendidas, los cinco amigos sabı́an
que lo más importante no era el reconocimiento o el éxito del evento, sino
la transformación en sus propias vidas, la fuerza y el apoyo mutuo que
habı́an encontrado en la poesı́a y en su amistad. Con esa certeza y dicha,
se abrazaron bajo el cielo tormentoso, prometiéndose proteger y cuidar
siempre aquel espacio donde sus almas se habı́an desdoblado y renacido,
donde sus corazones y sus letras habı́an encontrado la redención y el solaz
entre las manos y las voces de sus amigos, en aquel rincón donde todo habı́a
empezado y donde, a pesar de todo, el vuelo y el canto de la poesı́a seguı́a
resonando y brillando, como un faro eterno y sublime, como un soplo de
aire puro y esperanzador entre las sombras y las tensiones de su ciudad y
de sus vidas compartidas y luchadas.

Compartir experiencias a través de la poesı́a en el parque

Un abanico de nubes perezosas giró bajo el cielo anaranjado de la tarde,


extendiéndose sobre la ciudad como una cortina que intentaba ocultar el
estruendo del plomo y la algarabı́a de la metrópoli. La voz masculina
terminó con un tono de triunfo y desgaste, como si la última sı́laba hubiera
albergado todo el corazón y el desgarro de los versos que habı́a declamado.
Al romperse el crescendo y desvanecerse el viaducto de palabras tensas
y punzantes, un silencio casi cósmico abrazó al pequeño grupo de preadoles-
centes reunidos al pie del viejo roble en el Parque de los Poetas. Los ojos
entrecerrados del orador se clavaron en las miradas abiertas y expectantes,
haciendo mutis al corazón que latı́a en cada verso.
Andrés exhaló un profundo suspiro, como si el peso de la humanidad
estuviera posada en sus hombros, y dejó caer el cuaderno sobre sus rodillas.
Mariana, Sofı́a y Miguel aplaudieron efusivamente, mientras Valeria,
lejos de aquel momento de celebración, miraba a su amigo con una mezcla
de saltos y temblores en sus ojos castaños, esperando por fin revelar su
propio secreto.
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 192

-Eso fue increı́ble -susurró Valeria, con un hilo de voz temblorosa - . No


puedo creer que realmente hayas vivido todo eso.
Andrés se encogió de hombros, tratando de ocultar su vulnerabilidad
bajo la capa de humildad.
-La poesı́a no miente -dijo - . Y si la verdad duele, es porque hay algo en
nuestra vida que necesita ser sanado.
Sus compañeros asintieron en silencio, sintiendo que las palabras de
Andrés eran como el eco de sus propias heridas y búsquedas, un sismo que
sacudı́a su ser y su ciudad en la danza abismal de los versos y el caos.
Valeria levantó la mirada, enfrentándose al paisaje de rostros compren-
sivos, y tomó una decisión férrea y urgente.
-Creo que es hora de mostrarles algo que he estado ocultando durante
mucho tiempo -dijo, con una voz que crepitaba como un corazón destrozado
entre sus manos - . Pero primero, necesito saber que todos ustedes me
entenderán, que no me van a crucificar por lo que lleva mi sangre y mis
lágrimas.
Los otros cuatro jóvenes se miraron en silencio, llenos de sorpresa y
sentido de protección ante la angustia de su amiga. Entonces, casi como un
juramento, extendieron sus manos hacia ella, creando un cı́rculo de confianza
y apoyo que Valeria anhelaba y temı́a al mismo tiempo.
-Siempre -murmuró Sofı́a, y los otros la acompañaron en su promesa,
sintiendo como sus corazones se fundı́an en una profunda unión y solidaridad
que nunca antes habı́an conocido en sus amistades.
Valeria tomó un aliento profundo, como si quisiera conjurar todo el
valor que residı́a en sus propias entrañas, y comenzó a leer su poema con
temblorosa voz.
Los versos fluı́an como riachuelos de estrellas y lágrimas, desgarrándose
y cantándose en la profundidad de sus seres, que revelaban historias de
abandono y sobrevivencia, de búsqueda y derrota, de amor y odio como dos
astros en constante eclipse y colisión.
Cuando terminó, su voz era casi inaudible, como un suspiro arrastrado
por el viento de sus palabras y sus recuerdos.
Los otros jóvenes se quedaron en silencio, abrumados por la honestidad
y el dolor que habı́a desbordado la poesı́a de Valeria. Cada uno a su manera,
sintieron que sus propias historias resonaban en aquel poema que habı́a
destapado la oscuridad y la esperanza de sus corazones, sus propios abismos
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 193

y goces que jamás habı́an tenido el valor de compartir con otros, incluso
con aquellos a quienes llamaban amigos.
En aquel parque, aquel rincón de sus vidas compartidas y luchadas, los
cinco jóvenes poetas se abrazaron entonces, como un faro y una llama que
se encendı́a en la noche y en la tormenta que a cada instante los esperaba
y los desafiaba, que a cada instante los atenazaba y los llamaba, como un
vendaval y un lamento que no se esfuma ni se apaga, pues en él reside la
belleza y el regocijo de sus almas que se encuentran y se abrazan en la poesı́a
y en la amistad, en ese rincón y en ese cofre donde habı́an depositado sus
secretos y sus esperanzas, en esos versos y en esos sueños que se alzaban y
se desvanecı́an, como un sı́mbolo y un juramento, como un grito y un beso
de los jóvenes amigos.

Crear lazos de amistad y apoyo entre los jóvenes poetas

Las estrellas parecı́an haber quedado colgadas en el cielo como un adorno


fugaz, titilando indolentes y esquivas, como si se hubiesen arropado en un
manto de silencio y de sueño, un manto que a cada paso se volvı́a más espeso
y lejano, y que ya no resonaba ni se desgarraba en las palabras y en los
susurros de aquellos amigos que caminaban hombro con hombro, como una
constelación intrusa y desafiante en el crepúsculo de su ciudad y de su vida.
Los dı́as habı́an pasado como ráfagas de viento y astros en fuga, y la
poesı́a palpitaba y vibraba en cada poro y en cada aliento que los jóvenes
compartı́an y custodiaban, como un secreto y un aliento que les daba fuerza
y esperanza, que les enseñaba a escuchar y a entender el lenguaje y el eco
de sus corazones y de sus caminos que ahora se cruzaban y se entreveraban,
como hilos y estrellas que se enlazaban y se deshacı́an.
-Vuestros versos me han mostrado un lado de ustedes que no conocı́a, un
lado que jamás hubiese creı́do existente o accesible, si no fuera por la magia
y la sabia de la poesı́a -dijo Andrés, mirando a sus amigos que caminaban
junto a él, como reflejos y huellas de sus anhelos, de sus luchas y de sus
triunfos - . Hoy, aquı́, en el parque, en este breve reducto de silencio y de
luz, entre las sombras y los suspiros que nos rodean y nos engullen, me
doy cuenta de la importancia y del valor de nuestras palabras, de nuestras
amistades, y de nuestra entrega al ritmo y a la esencia que la poesı́a nos
trae y nos ofrece con sus manos abiertas y engañosas, con sus laberintos y
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 194

sus promesas que nos invitan y nos envuelven.


Valeria y Miguel asintieron, con los ojos encendidos y expectantes.
-Y tú, Andrés, has sido una inspiración para nosotros -dijo Valeria,
apretando la mano de su amigo, todavı́a trémula y momentáneamente
despojada del coraje y la convicción que en sus versos relucı́a y se encendı́a -
. Me has enseñado que nuestros miedos y nuestros errores no nos definen,
que podemos crecer y cambiar, transformar nuestras vidas y nuestras almas
en un refugio y un canto, desbordado y transfigurado en los versos y las
crónicas que juntos hemos comenzado a crear y a desentrañar, como una
senda y una constelación que nos guı́an y nos alumbran en medio de las
penumbras y las pesadillas que nos ahogan y nos acechan.
-La amistad es una fuerza poderosa, amigos mı́os -dijo Andrés, sus
ojos oscuros reflejando el brillo y la esperanza de sus palabras y sus pasos
desplegándose y deslizándose en el pavimento y en los minúsculos dı́as que
aún les aguardaban - . Hemos aprendido juntos y de nuestros encuentros
y nuestras confesiones, que no hay adversidad ni tempestad que pueda
doblegar al corazón, ni declarar derrotado al amor, a la vida, que lucha y se
reverdece a cada instante, y que se aferra y se abre, como nuestras manos y
nuestras voces, en cada encuentro y en cada tormento, en cada fulgor y en
cada verso que a nuestros corazones regresa y se estruja, en un himno eterno
y sublime, en un clamor y un llanto que no se desvanece ni se silencia.
Mariana y Sofı́a caminaban retrasadas, como adormecidas y cautivas de
sus propios pensamientos y de las sombras que las acechaban y las perseguı́an
en los recovecos de sus almas y sus vidas, que parecı́an volverse más oscuras
y tenebrosas a medida que el sol caı́a y el crepúsculo morı́a en la penumbra
del parque y de la ciudad que no dormı́a ni perdonaba.
-No puedo evitar preguntarme si alguna vez seremos libres, si alguna
vez escaparemos de este laberinto y de estas trampas que nos rodean y
nos afixian -dijo Mariana, mirando a Sofı́a y al resto de sus amigos que
resonaban y se desplegaban como sombras y estrellas en el tı́mido vuelo y
en el temblor de la noche - . No os parece extraño e injusto que, en medio de
esta serenidad y de este abrazo que nos da y nos ofrece el parque, el mundo
y la vida se desgarren y se desangren en tormento y desesperanza, como
un lamento y un enigma que nos desvela y nos aterra, que nos arrastra y
nos sofoca en la furia y la desmesura de la metrópoli y del hastı́o que, a
cada paso y a cada suspiro, nos oprime y nos desnuda, nos condena y nos
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 195

extravı́a?
Sofı́a apretó la mano de su amiga, tratando de contener y de disipar
las lágrimas y los temores que los versos y la amistad habı́an desvelado y
liberado en sus caminos afiebrados y errantes.
-Pero ahora no estamos solas, Mariana -dijo Sofı́a, con voz temblorosa y
cautiva - . Quedémonos aquı́, en este instante y en este abismo de ternura
y de poesı́a que nos hemos creado y descubierto, en este paraje donde
nuestras palabras y nuestras almas no se marchitan ni se esfuman, sino
que se entrelazan y se alzan, como una constelación que resplandece y se
desgarra, como un abrazo y un deseo que nos cobijan y nos renuevan, en
cada encuentro, en cada poema, en cada espesa noche de soledad y de
alianza que juntos hemos aprendido a desvelar y a conjurar, con nuestras
manos, con nuestras voces, con las venturas y desventuras que juntos hemos
presenciado y quebrantado, como nubes y sombras que se retuercen y se
aferran, pero que también se desprenden y se despiden, como el murmullo
eterno y sublime de los cinco amigos que, en el Parque de los Poetas, en
el corazón mismo de sus vidas y de sus amistades, han sido redimidos y
transformados, como lágrimas y destellos, como abrazos y tormentos, en
un susurro y un llanto que aún resuena y se desgaña, allá en la acelerada
metrópoli y en las estrellas que apenas finjen en el crepúsculo y en la bruma
desvanecida y rebelde.

Entender las problemáticas de otros miembros del grupo

La amanecida del dı́a siguiente vistió el Parque de los Poetas con una palidez
frágil y suspendida, como una neblina que descendı́a y se aferraba a los
senderos, los árboles y las almas que caminaban ensombrecidas y expectantes.
Antes de su encuentro de poesı́a, los cinco jóvenes habı́an decidido darse
cita en la dulce lejanı́a de aquel trozo de cielo y de refugio, para conversar
y, en el embeleso y la osadı́a de sus sueños, decidir el próximo paso y el
siguiente anhelo que el taller escolar de poesı́a requerı́a y también, anhelaba.
Valeria miró a sus amigos, pensativa y cautelosa, con la semilla del pánico
y del desvalimiento germinando en su pecho, como un clamor silencioso y
desesperado que buscaba arroparse y esconderse en las sábanas de la tristeza.
Andrés, Sofı́a, Miguel y Mariana la miraban en silencio, preocupados y
ansiosos, esperando a que sus palabras brotaran y desgajaran, como un
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 196

suspiro que tiembla y resquebraja el aire.


-Este último encuentro en el taller fue muy distinto a los demás -musitó
Valeria, con una voz que apenas lograba deshacerse y disolver el nudo de
angustia que la apresaba - . No sé qué pasó, pero algo en mi poesı́a, en
mis palabras y en mis versos, se quebró y desapareció, como un rı́o que se
desborda y se derrumba, y que no encuentra, ni sabe, cómo llegar al mar y
al refugio.
Sofı́a extendió una mano hacia su amiga, resonando y palpando las
profundas heridas y anhelos que Valeria albergaba y escondı́a.
-Valeria, todos estamos aquı́ para apoyarte y comprender, sea lo que sea
que estés pasando -dijo Sofı́a, suave y cohibida, como un ángel que tiembla y
se descubre en su flaqueza y en su ternura - . Ahora, tú no tienes que cargar
con toda la responsabilidad y con todo el dolor. Estamos aquı́, contigo y
para ti, en cada lágrima, en cada tormento y en cada instante desgarrado y
desvelado por la cruel guardia de nuestros preadolescentes corazones.
Valeria sonrió con amargura, como si un sol oscuro y devastado brotara y
se encendiera en el abrazo y en el vilo de sus labios atrapados y derrotados.
-Yo no sé qué está pasando, pero algo está cambiando en mı́ y en la
forma en la que veo la vida, en la que respiro y vuelo en ese olvido y en ese
desatino que a veces llamamos poesı́a -confesó Valeria, sus ojos castaños
nadando y desbordándose en la angustia y en la oscuridad - . Últimamente
me siento tan perdida como si las palabras fueran solo rémoras y despojos
que le sobreviven a un naufragio cruel y amargo, una oscura sombra que no
puedo borrar ni comprender, un espasmo y un fragmento que me llena y
me desgarra, pero que también me ahoga y me desvanece en la bruma y el
infortunio de mis dı́as y mis noches.
Andrés apretó el puño, sintiendo que una tormenta se gestaba y ar-
remolinaba en el corazón y en las entrañas desgajadas y asfixiadas de
Valeria.
-Valeria -dijo, su voz grave y serena, como una paloma que ruge y
desentraña en los estertores y los embates de la vida - , aunque en tu soledad
y en tu insomnio, en el vuelo profugo y solitario de tus pensamientos y de
tus recuerdos, no encuentres consuelo ni razón alguna debes saber que no
estás sola, que no caminas errante ni perdida en una senda de sombras y
desolación. Estamos contigo, con tus lágrimas y tus risas, con tus versos y
tus temores, pues en ellos reconocemos y abrazamos nuestros propios mares
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 197

y desgarros, nuestras batallas y luchas que, al encontrarse y palparse, se


funden y se traban en una luz y en una justa que jamás se apagan ni se
silencian, ni en la presión asfixiante de la escuela, ni en la lejanı́a y la ilusión
de nuestra metrópoli que vuela y se separa, que aún no nos comprende ni
abraza.
Los otros jóvenes asintieron y extendieron sus manos en un rito y en
una palabra muda, que se alzaba en el vértigo y en la unión de sus miradas
y sus alientos, en la epopeya y el himno de su amistad.
-Valeria -susurró Miguel, su rostro inundado y tembloroso en las arcas y
arenas de la ternura y la vida - , no existe ningún secreto, ningún dolor ni
naufragio que se vuelva grande e invencible si se comparte y se pronuncia
entre amigos, entre aquellos corazones que, como tú y como nosotros, a cada
instante resbalan y recorren, avanzan y retroceden, en la marejada que no
ceja, en la vida y en la poesı́a que no desiste.
Y en aquella mañana de versos y desvelos, de sombras y destellos
en sus caminos y sus almas que, en una comunidad perdida y solapada,
se encontraban y se abrazaban, los cinco poetas juraron seguir adelante,
deslizándose y desdoblándose en la palabra y en la vida compartida, en el
silencio que prende y se enciende en las miradas y las voces que estremecen
y renuevan, como lágrimas y estrellas en la inmensidad de sus corazones y
sus almas desnudas y resonantes, en la maraña y el amparo imperturbable
y vibrante de aquel Parque de los Poetas.

Descubrir el poder de la solidaridad y el apoyo colectivo

El sol descendı́a lentamente sobre el Parque de los Poetas, sumiendo sus


bancos y senderos en un crepúsculo tembloroso y melancólico. Los cinco
jóvenes se encontraban en su rincón predilecto, donde habı́an aprendido a
confiarse secretos y temores, donde habı́an desenredado el hilo de la vida
con la punta de sus versos y sus lápices. Hacı́a varias semanas que habı́an
decidido llevar su pasión por la poesı́a a los demás estudiantes, a través de
un taller en el cual aspiraban a brindar un espacio de expresión y liberación
a través del lenguaje poético. Sin embargo, esta aventura habı́a resultado
más difı́cil de lo que habı́an imaginado. Pronto comprendieron que no eran
los únicos que buscaban lidiar con sus conflictos internos y externos a través
del arte y la palabra.
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 198

Valeria acarició los bordes de su cuaderno, recordando las horas en las


que habı́a abrigado sus penas y sosiegos en sus páginas y renglones. Sus
palabras le eran vitales, como un aliento que la sostenı́a en los momentos en
los que se desmoronaban los puentes y los encuentros que la unı́an a sı́ misma
y a sus seres queridos. Sin embargo, últimamente sentı́a que sus poemas
e historias habı́an comenzado a desdibujarse y alejarse, como mariposas
heridas y desesperadas que no hallaban consuelo ni asilo en sus brazos y sus
pupilas. A su lado, sus amigos parecı́an igual de desconcertados y apenados,
como enredados y atrapados en una telaraña estrecha y opaca, poblada de
sombras y desvelos.
-Por alguna razón -comenzó a decir Andrés, su voz firme y a la vez
temblorosa en el vuelo profundo de sus palabras - , creo que todos estamos
enfrentando nuestros desafı́os y conflictos en el taller. Al principio, yo
pensaba que serı́a una tarea fácil y que todos querrı́an compartir y explorar
sus vidas y sus vivencias a través de la poesı́a. Pero me equivoqué no todos
tenemos la misma valentı́a o el mismo coraje de abrir nuestros corazones y
mostrar nuestras cicatrices a otros, por miedo al rechazo, al desprecio o a la
indiferencia.
Valeria levantó los ojos y miró a Andrés, temerosa e intrigada por la
sombra y el fuego que se albergaban en los ojos de su amigo.
-Pero nosotros sı́ lo hicimos, Andrés -murmuró, sus manos temblando y
resquebrajándose en el abrazo de su cuaderno - . Por qué no podemos lograr
lo mismo con los demás? Por qué no podemos brindar ese espacio y esa
libertad a otros, para que también se sumerjan y se desaten en las aguas y
las corrientes de la poesı́a y de la vida, en la esperanza y en la infinitud de
sus versos y sus miedos?
Sofı́a esbozó una triste sonrisa, como un rayo de sol que atraviesa la
oscuridad y se esconde tras la bruma.
-Puede que no sea tan fácil como creı́mos, Valeria -dijo, mientras se
acercaba a su amiga y apoyaba suavemente su mano en su hombro - . Cada
uno de nosotros ha enfrentado sus propios desafı́os y miedos, incluso entre
nosotros mismos. Es posible que lo que nos funcione a nosotros, no funcione
para las demás personas que se suman al taller. Tal vez debemos aprender
a escuchar y a ser pacientes, a dar el espacio y el tiempo necesario para que
otros encuentren su voz y su fuerza en la poesı́a.
El Parque de los Poetas parecı́a sumirse en una penumbra trémula y
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 199

fantasmal, en la que ni siquiera las luces del atardecer, ni los murmullos


lejanos de la ciudad, podı́an penetrar o disipar. Los cinco jóvenes sintieron
como si la esperanza y la energı́a que los habı́a impulsado a crear el taller
de poesı́a en su escuela se desvaneciera poco a poco, como las palabras y
los recuerdos en las arenas y las orillas del tiempo y del olvido.
-No nos rindamos, amigos mı́os -exclamó Miguel, levantándose de su
banco y caminando hacia el centro de su cı́rculo, con los ojos resueltos y
brillantes como luciérnagas y estrellas en la noche - . Hemos enfrentado
tantas cosas juntos, hemos compartido tanto en estos meses en los que la
poesı́a y la vida nos han unido y transformado. Si hemos podido enfrentar
nuestros miedos y nuestras desilusiones en nuestras propias vidas, entonces
no hay razón alguna para que no podamos hacerlo en el taller, en esa
comunidad y ese abrazo que nosotros mismos hemos fundado y alentado.
Solamente debemos aprender a confiar en nosotros mismos, y en los demás,
en la vasta y estremecida humanidad que a cada instante nos rodea y nos
aterroriza, pero también nos sostiene y nos alienta en los versos y en las
batallas que nos afligen y nos acompañan en cada paso, en cada huella y
silbido de nuestro destino y nuestra libertad.
Los cinco amigos se miraron, desafiando al miedo y al desánimo que
los amenazaba y los devoraba en la penumbra y el silencio del Parque de
los Poetas. Y cuando sus manos se encontraron y se aferraron, como un
juramento y una promesa inquebrantable que se fundı́a y dispersaba en el
fuego y la oscuridad, supieron que nada ni nadie podrı́a derribar o vencer la
amistad y la solidaridad que entre ellos habı́a brotado y se habı́a enraizado,
como un árbol sagrado e indestructible, en aquel trozo de tierra y de cielo,
de sombras y de sueños, donde sus palabras y sus inquietudes aún resoplan
y palpitan, en el alba y en la bruma inmortal de sus vidas y de su poesı́a
compartida.

Tomar conciencia de la presión social y cómo afecta a


los demás

El Parque de los Poetas se envolvı́a en una manta de silencio y quietud


mientras la tarde comenzaba a despedirse, sumiendo sus senderos y el abrazo
perdido de sus bancos en el crepúsculo del adiós. Valeria, Andrés, Sofı́a,
Miguel y Mariana permanecı́an en su rincón predilecto, donde habı́an tenido,
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 200

y también enfrentado y desafiado, a través de sus versos, sus lágrimas y


sus risas, tantas experiencias de vida y sombra, de esperanza y desamparo.
Habı́a pasado ya medio curso desde que habı́an decidido llevar su fuego y su
anhelo por la poesı́a a otros compañeros, a través de un taller en su escuela
que buscaba extender lazos y abrazos de palabra, arte y comunidad.
-Es increı́ble cómo nos hemos reunido todos aquı́ por el poder de la
poesı́a -dijo Andrés, su voz fuerte y apasionada, como si llevara dentro de sı́
el poder y la fuerza de todos los rı́os, mares y océanos que componen la vida
- . Las palabras, esos sı́mbolos que parecen tan simples e insignificantes en la
página, se convierten en nuestras manos y corazones en algo tan poderoso
e ineludible, tan inesperado y tan necesario en nuestra lucha y resistencia
cotidianas.
Mariana levantó la vista y miró a Andrés, intrigada por la precisión y la
pasión de sus palabras, que parecı́an derribar y traspasar las barreras y las
sombras que los rodeaban y amenazaban con las implacables fuerzas de la
soledad y la indiferencia.
-Pero observando lo que estamos pasando todos juntos en este taller
-continuó Andrés, sus palabras cayendo como estrellas fugaces en su pecho,
inesperadas y devastadoras en su fuerza y consternación - , a veces me
pregunto si habrá algo más allá de nuestras palabras, de nuestros versos
y nuestras penas, algo que aún no logramos ver y comprender pero que
en silencio y en secreto también nos explora y nos devora, en la esperanza
compartida y sincronizada, en la profundidad y la oscuridad de nuestros
poemas y nuestras vidas.
Miguel se aclaró la garganta, como si tratara de desalojar y desenterrar
un secreto sepultado y abandonado en el abismo y el desdén de su silencio.
-Desde que comenzamos el taller en la escuela -susurró, su voz suave y
vacilante, como si le costara soltar un tesoro que habı́a llevado consigo desde
tiempos inmemorables-, me he dado cuenta de que no solo nosotros cargamos
con nuestras penas y nuestros temores en el camino y la inmensidad de las
aulas y las calles, de los hogares y los parques que tejemos en nuestras almas
y en nuestros sueños, sino también muchos de nuestros compañeros, que en
la creciente sombra y el temor de la vida se desmoronan y se hunden en la
desesperación y en el vacı́o, en el vuelo profundo y amargo de sus miedos y
su existencia.
Los otros jóvenes lo miraban, atentos y conmovidos ante la revelación
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 201

que los golpeaba y se alzaba, como una marea que brota y invade la arena y
las aguas, y que en su camino y en su vuelo implacable también custodia y
resguarda fragmentos y destellos de luz y de rostro.
-Tomar conciencia de eso -confesó Sofı́a, su voz llena de ternura y de
determinación, como si en sus palabras y en su mirada encontrara el resquicio
y la esperanza que siempre habı́an buscado y suplicado a la vida - , nos
permite descubrir nuestro propósito y nuestro compromiso no solo con
nosotros y nuestras penas, sino también con todos aquellos que nos rodean
y nos acompañan en cada instante, en cada encrucijada y en cada vértigo
que en la vida y en la poesı́a nos abrazan y nos enfrentan en el arrebato y
la luz de esta ciudad que vuela y se dispersa entre almas y edificios, entre
susurros que estremecen y transforman.
Los cinco jóvenes se tomaron de las manos, en un gesto de solidaridad
y de empatı́a, en el acto sublime y el silencio infinito de su conciencia
compartida y arremolinada en el encuentro de la vida, en el abismo y en el
resplandor de sus palabras y de sus alientos que se envolvı́an y se perdı́an en
las sendas de sus sombras y sus anhelos, en los recuerdos y los presagios que
aún sobrevivı́an y se levantaban en el horizonte y en la herida del atardecer
de aquel Parque de los Poetas, donde nadie estaba solo, ni desamparado, ni
perdido en el olvido y en la oscuridad.
Y en aquel abrazo, en aquella red y aquel horizonte de esperanza y
quietud, Valeria comprendió que el poder de la poesı́a y el amor no residı́a
únicamente en las palabras y las sonrisas, en las lágrimas y las miradas
que se entrelazan y desvanecen, sino también en el acto y el gesto de la
conciencia y la empatı́a, en el regalo y en la memoria del amor y la amistad
que en cada llanto y en cada despedida aún sobreviven y se conquistan,
como un faro que jamás se apaga ni se marchita, en la maraña y en el
resguardo inquebrantable de la vida y la poesı́a compartida.

Fundar el taller de poesı́a social en la escuela

La mañana habı́a amanecido gris y frı́a, presagiando tormenta, cuando


Valeria, Andrés, Sofı́a, Miguel y Mariana se reunieron en uno de los pasillos
de la escuela, justo antes de que comenzaran las clases. A pesar del alboroto
y la confusión de la vida escolar a su alrededor, los cinco amigos se sentı́an
como si estuvieran aislados en una burbuja de nerviosismo y esperanza,
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 202

como si se encontraran en la grieta incierta y preciosista entre el temor y el


atrevimiento, el silencio y la voz de sus versos inmortales.
-Creen que realmente podremos hacer esto? -preguntó Sofı́a, su voz
temblorosa y apagada, como la incierta y melancólica música de una canción
que se extingue en el olvido - . Quiero decir, llevar nuestro amor por la
poesı́a, nuestra conexión y nuestra comunidad a los demás estudiantes de la
escuela no creo que haya nada igual en ninguna otra parte.
Miguel apoyó su mano sobre el hombro de Sofı́a, su gesto lleno de
determinación y esfuerzo, como si quisiera infundirle coraje y valentı́a, pero
también reconocer su vulnerabilidad y temor.
-Tal vez no hayamos vivido ni enfrentado algo ası́ antes, Sofı́a -murmuró,
sus palabras cargadas de comprensión y de deseo-. Pero, no hemos aprendido
el uno del otro y de nosotros mismos, a través de nuestras penas y batallas,
a través de nuestras alegrı́as y logros? No hemos descubierto, en el Parque
de los Poetas y en la vastedad de nuestros corazones, un refugio y una luz
en la incertidumbre y la tristeza, en la soledad y el desaliento de los años y
las palabras que hemos compartido juntos?
Sofı́a esbozó una triste sonrisa, agradecida y noche a la vez por el apoyo
de su amigo, pero también consciente de que el taller de poesı́a serı́a un
desafı́o muy diferente a cualquier cosa que hubieran enfrentado antes.
Andrés, ajeno a las dudas de sus compañeros, se habı́a acercado a su
mochila y extrajo un póster que él mismo habı́a diseñado durante la noche,
con una explosión y tempestad de floraciones y susurros en su mente y en
sus manos. En el póster, las palabras del taller de poesı́a resplandecı́an y se
entrecruzaban, como un laberinto y un juramento que ninguna otra voz o
sombra podı́an disipar ni refutar en sus nombres y sus memorias.
-Esto es lo que hemos logrado, amigos mı́os -declaró Andrés, su voz
fuerte y resuelta mientras desplegaba el cartel con las manos temblorosas - .
Esto es lo que hemos creado, y lo que ahora queremos llevar a los demás,
para que también encuentren consuelo y liberación en la poesı́a, en la vida
y en la resistencia de la palabra y del espı́ritu.
Valeria, Mariana, Miguel y Sofı́a miraron el póster con asombro y ad-
miración. Aunque sabı́an que Andrés habı́a estado trabajando en él durante
dı́as, ninguno de ellos habı́a esperado tal obra de arte, una obra que de
algún modo lograba capturar la esencia y el espı́ritu de lo que habı́an estado
tratando de lograr en sus propias vidas y poemas.
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 203

Sin decir una palabra, Valeria tomó el póster de manos de Andrés y,


junto con los demás, comenzó a caminar hacia el tablón de anuncios de la
escuela, donde acontecimientos, reuniones y anuncios eran proclamados y
olvidados en el abrazo efı́mero y silencioso de sus letras y sus inclinaciones.
A medida que se acercaban al tablón de anuncios, los corazones de los
cinco jóvenes latı́an acelerados y ansiosos, y se dieron cuenta de que estaban
a punto de dar un paso que no solo los transformarı́a a ellos, sino también a
todos aquellos que se adentrasen en las profundidades y en los desafı́os, en
las esperanzas y en los sueños, de la poesı́a y de la vida que les esperaban
más allá de sus abrazos y sus temores.
Y cuando Valeria clavó el póster en el tablero, y los cinco amigos se
unieron de nuevo en la promesa y la determinación de sus manos enlazadas
y sus palabras reunidas, supieron que habı́an comenzado una aventura que
no solo los enfrentarı́a a sus propios miedos y desafı́os, sino a los de sus
compañeros y de sus seres queridos, en aquel taller de poesı́a que, como un
ave salvaje y herida, clamaba y exigı́a también su libertad, su solidaridad
y su camino en el diluvio y en el consuelo de sus versos y sus alientos
compartidos y desgarrados.

Invitar a otros estudiantes a unirse al grupo y apoyarse


mutuamente

La mañana habı́a amanecido gris y frı́a, presagiando tormenta, cuando


Valeria, Andrés, Sofı́a, Miguel y Mariana se reunieron en uno de los pasillos
de la escuela, justo antes de que comenzaran las clases. A pesar del alboroto
y la confusión de la vida escolar a su alrededor, los cinco amigos se sentı́an
como si estuvieran aislados en una burbuja de nerviosismo y esperanza,
como si se encontraran en la grieta incierta y preciosista entre el temor y el
atrevimiento, el silencio y la voz de sus versos inmortales.
-Creen que realmente podremos hacer esto? -preguntó Sofı́a, su voz
temblorosa y apagada, como la incierta y melancólica música de una canción
que se extingue en el olvido - . Quiero decir, llevar nuestro amor por la
poesı́a, nuestra conexión y nuestra comunidad a los demás estudiantes de la
escuela no creo que haya nada igual en ninguna otra parte.
Miguel apoyó su mano sobre el hombro de Sofı́a, su gesto lleno de
determinación y esfuerzo, como si quisiera infundirle coraje y valentı́a, pero
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 204

también reconocer su vulnerabilidad y temor.


-Tal vez no hayamos vivido ni enfrentado algo ası́ antes, Sofı́a -murmuró,
sus palabras cargadas de comprensión y de deseo-. Pero, no hemos aprendido
el uno del otro y de nosotros mismos, a través de nuestras penas y batallas,
a través de nuestras alegrı́as y logros? No hemos descubierto, en el Parque
de los Poetas y en la vastedad de nuestros corazones, un refugio y una luz
en la incertidumbre y la tristeza, en la soledad y el desaliento de los años y
las palabras que hemos compartido juntos?
Sofı́a esbozó una triste sonrisa, agradecida y noche a la vez por el apoyo
de su amigo, pero también consciente de que el taller de poesı́a serı́a un
desafı́o muy diferente a cualquier cosa que hubieran enfrentado antes.
Andrés, ajeno a las dudas de sus compañeros, se habı́a acercado a su
mochila y extrajo un póster que él mismo habı́a diseñado durante la noche,
con una explosión y tempestad de floraciones y susurros en su mente y en
sus manos. En el póster, las palabras del taller de poesı́a resplandecı́an y se
entrecruzaban, como un laberinto y un juramento que ninguna otra voz o
sombra podı́an disipar ni refutar en sus nombres y sus memorias.
-Esto es lo que hemos logrado, amigos mı́os -declaró Andrés, su voz
fuerte y resuelta mientras desplegaba el cartel con las manos temblorosas - .
Esto es lo que hemos creado, y lo que ahora queremos llevar a los demás,
para que también encuentren consuelo y liberación en la poesı́a, en la vida
y en la resistencia de la palabra y del espı́ritu.
Valeria, Mariana, Miguel y Sofı́a miraron el póster con asombro y ad-
miración. Aunque sabı́an que Andrés habı́a estado trabajando en él durante
dı́as, ninguno de ellos habı́a esperado tal obra de arte, una obra que de
algún modo lograba capturar la esencia y el espı́ritu de lo que habı́an estado
tratando de lograr en sus propias vidas y poemas.
Sin decir una palabra, Valeria tomó el póster de manos de Andrés y,
junto con los demás, comenzó a caminar hacia el tablón de anuncios de la
escuela, donde acontecimientos, reuniones y anuncios eran proclamados y
olvidados en el abrazo efı́mero y silencioso de sus letras y sus inclinaciones.
A medida que se acercaban al tablón de anuncios, los corazones de los
cinco jóvenes latı́an acelerados y ansiosos, y se dieron cuenta de que estaban
a punto de dar un paso que no solo los transformarı́a a ellos, sino también a
todos aquellos que se adentrasen en las profundidades y en los desafı́os, en
las esperanzas y en los sueños, de la poesı́a y de la vida que les esperaban
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 205

más allá de sus abrazos y sus temores.


Y cuando Valeria clavó el póster en el tablero, y los cinco amigos se
unieron de nuevo en la promesa y la determinación de sus manos enlazadas
y sus palabras reunidas, supieron que habı́an comenzado una aventura que
no solo los enfrentarı́a a sus propios miedos y desafı́os, sino a los de sus
compañeros y de sus seres queridos, en aquel taller de poesı́a que, como un
ave salvaje y herida, clamaba y exigı́a también su libertad, su solidaridad
y su camino en el diluvio y en el consuelo de sus versos y sus alientos
compartidos y desgarrados.

Superar conflictos internos y mantener la esencia del


grupo.

El sol estaba en su más alto punto y el Parque de los Poetas habı́a cambiado.
Las palabras impresas en los bancos y árboles de poetas celebres se habı́an
desvaı́do, como si hubieran sentido el abandono de su lugar sagrado al
reunirse en la escuela, en su taller de poesı́a social. Los cinco jóvenes poetas
lo sabı́an, pero no hablaban al respecto. Durante semanas, prisioneros en las
aulas y con el alma oprimida por deberes, tareas y exámenes, habı́an recur-
rido al parque, en silencio, buscando casi desesperadamente la inspiración
para sus poemas en las edades muertas y en los sueños de los demás, de los
autores que algún dı́a esperaban emular y, quién sabe, incluso superar en
talento y audacia.
”La culpa es mı́a,” musitó Mariana, mientras intercambiaba un cuaderno
de papel tractorado donde habı́a registrado precavidamente sus poemas
durante los últimos meses. Apenas Valeria lo tuvo en mano, se pudo ver en
sus ojos la verdad silenciada, la verdad inconfesable, pero también la verdad
que, como una flor en el asfalto, estaba destinada, de un modo u otro, a
abrirse paso y a florecer en la sombra y en la ira de sus corazones unidos.
El taller de poesı́a en la escuela, por virtud del número creciente de
participantes, se habı́a vuelto tan grande y tan ruidoso, tan desorganizado y
sitiado, que los cinco jóvenes ya no podı́an reconocer en él su antiguo refugio
y su solaz, aquel que, hasta hace algunos meses, habı́a sido todo para ellos.
Ahora, ese espacio se los devolvı́a lleno de las palabras, las inseguridades
y los temores de extraños, de compañeros que nunca hubieran imaginado
prendre parte en su taller, cuya adhesión por protesta les habı́a oscurecido
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 206

aún más el camino y la esperanza.


La culpa era y no era de Mariana, quien habı́a invitado a algunos amigos
suyos a unirse al taller sin recordar que la conexión, la complicidad y la
acogida que habı́a experimentado durante tantos meses en el Parque de los
Poetas no iba a poder resistir la avalancha de nuevos rostros, de nuevas
palabras y de nuevas ansiedades que la aguardaban y que la oprimieron,
hasta que ya no quedó sino el silencio y la resignación.
Andrés, el más valiente y decidido de todos, se levantó sin miedo de su
banca y enfrentó a sus amigos, en medio de aquel parque que ahora parecı́a
infestado de sombras y de sueños imperecederos, como hacı́a tanto tiempo
no habı́a sido capaz de hacer. Miró a Sofı́a, a Miguel, a Mariana y a Valeria,
uno a uno, y sus ojos le quemaban, porque no pudo más que reconocer la
tristeza y la derrota que veı́a en ellos.
Acaso la poesı́a no era, al fin y al cabo, la forma más elevada y despiadada
del amor? Acaso la poesı́a no podrı́a volver a ser, aún contra toda certeza y
toda condena, el lecho donde asentarı́a, de nuevo, el futuro y las esperanzas
de aquellos cinco jóvenes, unidos más allá de toda trinchera y de toda
separación?
-Amigos, escúchenme -gritó, en un último esfuerzo, Andrés - . Hemos
perdido nuestro espacio en la escuela, sı́, porque lo hemos compartido y
porque a veces, hay que aprender a perder para poder ganar. Pero no hemos
perdido lo más importante, lo más valioso que hemos cultivado en el parque,
en nuestros corazones y en nuestros poemas. Eso que, al final del dı́a, nos
define y nos hace libres, nos hace eternos en nuestra lucha por la justicia
y el autoconocimiento, en nuestra lucha por la resistencia y la ternura del
espı́ritu.
Los demás se levantaron, lentamente, y se reunieron junto a Andrés,
uno por uno. Y aunque no pudieron encontrar palabras en ese momento,
supieron que el taller era y debı́a ser un sitio en constante cambio, pero
también un faro y un santuario que, a pesar de los conflictos y las traiciones,
encontrarı́an en cada rincón de sus almas y de sus poesı́as, siempre que
supieran mirar y ver realmente más allá de las apariencias, más allá del fin
y del olvido.
Juntos, como hermanos y hermanas, cada uno de ellos, muy en lo
profundo de su ser, compartió un abrazo, un susurro y una promesa de
lealtad, y supieron que el grupo y la esencia -aunque ya no iguales a sı́
CHAPTER 10. ENCONTRANDO APOYO Y SOLIDARIDAD EN EL GRUPO 207

mismos y a sus sueños y deseos de antaño- seguirı́an adelante, encontrarı́an


su camino en la penumbra y en el hambre, en cada uno de ellos, unidos por
siempre y una vez más en el poder y en la furia de sus versos, en la gloria y
en la desesperación de sus vidas compartidas y ajadas.
Chapter 11

El poder de expresión y
comprensión a través de la
poesı́a

El parque estaba callado, como si esperara el advenimiento de una tormenta


furiosa, como si buscara refugio y abrigo en los versos que eran leı́dos y
repetidos por aquellos cinco jóvenes poetas que se arrodillaban y se erguı́an
frente a una vieja fuente de piedra desmoronada y muda, en lo más profundo
de su oscuro santuario.
Valeria sostenı́a en sus manos temblorosas las palabras escritas en un
papel, palabras que parecı́an imposibles de vocear, tan atrapadas como
estaban por las paredes de su miedo y su inseguridad, tan llenas de una
ansiedad casi devoradora, de una desesperación y un desprecio por sı́ misma
que dejaba poco o ningún espacio para la calma o la serenidad.
No obstante, sus ojos se encontraron con los de Andrés, Sofı́a, Miguel
y Mariana, y en ese cruce fugaz but precipitado de miradas y de almas
temblorosas y abrasadas, Valeria halló la fuerza y la convicción necesarias
para elevar sus palabras y compartirlas con sus amigos, con aquel universo
rotundo y comprometido de vidas y experiencias entrelazadas y combatientes,
en el silencio pretérito y futuro de sus esperanzas y palabras enfrentadas.
-Yo -empezó, con una voz apenas audible, casi un susurro-. Yo he querido
hablarles de mi padre, de aquel hombre cuya sombra y cuya presencia se han
vuelto tan opresivas y tan incomprensibles en mi corazón y en mi vida, que
no sé si dejarlo ir o aferrarme a él, a sus enseñanzas y a sus fallas, hasta que

208
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 209
DE LA POESÍA

la poesı́a ese lecho inalcanzable, ese horizonte indecible que, por más que lo
intento, no parece ni puede comprender o aceptar en mı́ y en mis oraciones
en las plegarias mutiladas y furtivas de mis versos y mis lagrimaciones.
No hay desesperanza más profunda que la de aquel que no puede hacerse
escuchar, ni siquiera en el santuario secreto e infinito de su propio corazón.
Pero en ese grupo, en aquel taller de poesı́a que habı́an encontrado en el
Parque de los Poetas y en las almas desterradas y alentadoras de sus amigos,
Valeria habı́a hallado una conexión, una voz y una sangre compartida que
le daba aliento y esperanza, incluso en la aversión y la indiferencia casi
asfixiante a veces presente en su hogar y en su familia, donde toda emoción
y sentimiento parecı́an empañados por una historia de culpas, abandonos y
silencios abrumadores e inquietantes.
Andrés se acercó a Valeria, con la esperanza de que su calidez y apoyo
le dieran algo de consuelo en su tormenta emocional.
-Valeria -murmuró suavemente, mientras su mano rozaba el brazo de
la joven poeta - , lo que has compartido con nosotros hoy es algo valiente
y hermoso. Compartir estas palabras acerca de tu padre no solo ayuda a
liberarte a ti misma, sino que nos muestra algo muy profundo en tu ser que
también nos ayuda a comprendernos mejor a nosotros mismos, a nuestras
propias relaciones con nuestros padres y nuestras propias luchas. La poesı́a
puede ser ese puente, esa conexión que nos salva del aislamiento y el silencio,
y en este grupo, en este recinto sagrado compartido, somos todos testigos y
aliados, unidos por esa fuerza indescriptible pero inquebrantable que es la
palabra y el verso, la vida y la comunión en la adversidad y en el aprendizaje.
Las palabras de Andrés parecieron tener un efecto palpable en Valeria,
que asintió con la cabeza, aceptando, aunque con cierta renuencia, el apoyo
y la empatı́a que le ofrecı́an sus amigos. Era cierto que todos ellos tenı́an
algo para dar, cada uno de ellos habı́a sentido el temor y el temblor del
enfrentamiento, cada uno habı́a luchado en interminables batallas en la
oscuridad de la noche y de la humanidad, y cada uno de ellos buscaba
estrañamente la comprensión, el amor y la fusión en las letras y las suplicas,
en los desafios y las caricias de sus poemas y sus almas prosadas y liberadas.
En aquel dı́a, en aquel parque en el que los cinco jóvenes poetas com-
partieron sus miedos, sus anhelos y sus corazones, aprendieron el verdadero
poder de la expresión y la comprensión a través de la poesı́a. En aquel
dolor y aquel consuelo, en aquel abrazo inmortal de las palabras y las
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 210
DE LA POESÍA

emociones reveladas y protegidas, encontraron una fuerza y una destreza


que los acompañarı́a durante toda su vida y su aprendizaje, y supieron,
en sus corazones afligidos y decididos, que siempre habrı́a una hoguera de
esperanza y de lucha en el fuego y el vino, en el éxtasis y la angustia, de
sus versos y de sus fraternidades exaltadas y azuzantes.

La importancia de expresarse a través de la poesı́a

La tarde caı́a en el Parque de los Poetas, y el sol embellecı́a con sus últimos
rayos del dı́a aquel lugar que, para los cinco jóvenes, ya era un santuario.
Habı́an sentido el poder de la literatura, la potencia de los versos y habı́an
comenzado a vislumbrar el significado profundo de las palabras durante
aquellas magicas tardes. A lo largo de cada poema compartido, descubrı́an
que algo nuevo emergı́a en ellos, algo indescriptible y auténtico que se
derramaba en el papel y encontraba resonancia en los demás, despejando la
soledad y el desconcierto, uniéndolos y transformándolos al compartir sus
secretos más profundos.
La luz que se filtraba entre los árboles los bañaba de oro y sombras,
desdibujando las fronteras del tiempo y del espacio, y las páginas de sus
cuadernos, como ventanas abiertas al alma, ofrecı́an una visión de su ser
más individual y escondido. Allı́ se encontraban, Valeria, Andrés, Sofı́a,
Miguel y Mariana, sentados en un cı́rculo de otoño y resistencia, dispuestos
a desafiar el silencio y el caos, a alzar sus voces allá en donde otros callaban
y temı́an.
Se habı́a iniciado aquella tarde un ritual que les habı́a asomado al
misterio de sus vidas y a la posibilidad de comprender lo que hasta entonces
les parecı́a inalcanzable: sı́, el Parque de los Poetas era un refugio a la
soledad y un desafı́o a la injusticia y la opresión, pero también, y quizá
más importante, era un encuentro entre ellos y la libertad de revelar sus
verdades a través de las palabras. Con cada encuentro, cada poema, cada
suspiro o lágrima compartida, reivindicaban y afirmaban una verdad más
allá de las expectativas y normas sociales: la verdad de ellos mismos, más
allá de temores e inseguridades.
El silencio cayó, tenso y expectante, e hizo su entrada la Poesı́a. Y
Andrés, tomando la palabra, inició:
-Quiero compartir mi último poema con ustedes -anunció, con firmeza - .
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 211
DE LA POESÍA

No sé si es mi mejor obra, pero es un poema que revela algo muy importante
y que he aprendido aquı́, en este parque y entre ustedes.
Valentı́a y emoción animaron su voz, y sus palabras sembraron en los
demás la esperanza de encontrar, también en sus propias letras, el refugio y
la verdad que hasta entonces les habı́a sido esquivo.
Andrés comenzó a leer su poema, titulado ”Nuestra lengua”:
Somos heraldos de la palabra escondida, hermanos del silencio atravesado
por truenos, rompemos cadenas con los versos, un pueblo unido por la risa
y la herida, la comunión hallada en los sueños.
Los demás lo escucharon, absortos y devotos, sabiendo muy bien que
aquel poema no solo era un tributo a la literatura y a la poesı́a, sino también
a la amistad y al compromiso que ellos compartı́an, enfrentándose juntos y
hombro a hombro a los retos del mundo.
Sus palabras resonaron en el corazón de sus amigos, que se sintieron
conmovidos y agradecidos al verse reflejados en aquellos versos. Y aunque
cada uno de ellos tenı́a un camino diferente y una historia personal única,
supieron, sin dudarlo ni un momento, que la lengua del poeta, la lengua del
corazón que ellos compartı́an y exploraban, era su verdadera patria, su sitio
de revelación y de encuentro.
El poema llegó a su fin, y las palabras de Andrés, con la última sı́laba,
dejaron su eco en el aire, rebelde y eterno. Entonces Sofı́a, con voz tem-
blorosa, tuvo el coraje de tomar la palabra y confesar el secreto que hasta
ese momento habı́a callado, pero que, animada por el espı́ritu de unidad y
de osadı́a de los versos de Andrés, ya no podı́a, ya no querı́a ocultar más:
-Yo también escribı́ un poema, pero este no querı́a compartirlo -confesó,
y sus ojos brillantes revelaban, por un lado, el miedo a la exposición y, por
el otro, la esperanza de ser sobre todo escuchada y comprendida.
-Leelo, Sofı́a -dijo Valeria, alentándola, dándole la fuerza que necesitaba
para hacer frente a su temor y a la inseguridad que parecı́a haberla devorado.
Y Sofı́a, a pesar de sus miedos y de los prejuicios que dentro de sı́ llevaba,
leyó su poema, que no solamente derrumbó sus barreras sino las hizo renacer.
Porque su poema puso de manifiesto cuán importante era aquella comunión,
aquel encuentro de almas en el Parque de los Poetas, y cómo la fuerza de la
amistad y de la creatividad los habı́a llevado a confrontar, y quizá acariciar,
la verdad más honda y conjunta de sus sueños y de sus mismas vidas.
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 212
DE LA POESÍA

Compartiendo experiencias y sentimientos en el grupo

Las sombras del crepúsculo se deslizaban por el rostro de Valeria mientras


se acercaba al pequeño cı́rculo de sus compañeros. El parque, recargado
de un murmullo inminente y ávido de sus secretos y confidencias arropado
bajo las ramas protectoras de los añosos árboles, los acogı́a en su regazo
verde y solitario, como si supiera que en ese momento, en ese refugio de
luz menguante y esperanzas titilantes, se frotarı́a la voz de cinco jóvenes
poetas que habı́an aprendido a sobrevivir y luchar gracias a las palabras
que compartı́an con fervor y temor, impregnándolas de sus inquietudes y
deseos, de sus sueños y dolores.
-Hoy quisiera compartirles un poema -dijo Valeria con voz temblorosa,
su mirada clavada en los ojos de sus amigos, buscando en ellos la fuerza y
la ternura para seguir adelante - . Un poema que escribı́ hace poco, cuando
me enteré de bueno, no sé si sea el momento adecuado para hablar de esto,
pero creo que si no lo digo ahora, quizá nunca lo haga.
Todos escucharon en silencio, esperando el momento monumental en
que Valeria romperı́a su propio miedo y se desnudarı́a ante ellos, palpando,
como si flotara entre parcelas de polvo y luz dorada, el eco inmarcesible de
sus ocultas inquisiciones.
Sofı́a acercó su mano a la de Valeria y la apretó, como un gesto solidario
que entendiera, sin decir una palabra, las vicisitudes por las que estaba
pasando su compañera y el coraje que le habı́a llevado a compartir su voz
y sus secretos con sus amigos, en esa tarde marchita y ufanada de vida y
destino entre los árboles del Parque de los Poetas.
-Valeria -dijo Andrés, conmovido y decidido a la vez - , si sientes que
este es un espacio en el que puedes ser tú misma y hablar de tu realidad,
entonces no dudes que aquı́ estaremos siempre para apoyarte y acompañarte
en tu sendero de lágrimas y valentı́a.
Sus palabras resonaron en las atalayas de los espı́ritus de todos los pre-
sentes, quienes asintieron y sonrieron con aprobación y emoción, respaldando
a Valeria en su momento de vulnerabilidad.
-Bueno -suspiró Valeria, aliviada y consciente de que ya no tenı́a vuelta
atrás - , mi poema se titula ”El vacı́o”:
”En las rendijas de mi silencio busco mi refugio. mi oasis de serenidad
cruzado por lágrimas, un espacio donde pueden morir mis miedos y renacer
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 213
DE LA POESÍA

mis esperanzas. Un vacı́o que resuena con el eco de los ecos más profundos
y lacerantes, donde mi corazón despliega sus alas y se desangra en palabras,
en lı́neas de dolor y rabia que conforman el mapa de mi vida, el espejo roto
que intento reconstruir a través del canto de mi alma.
La noche me abraza con sus sombras, testigo muda de mis batallas con
monstruos que solo yo puedo ver, y ahı́ encuentro mi fuerza, en esa oscuridad
que se funde con mi pena pero que al mismo tiempo me revela quiénes son
aquellos que nunca me abandonarán, que serán parte de mı́ aun en ese vacı́o
que parece haberme tragado entera.
Y aquı́ estoy, sacudiéndome el polvo de las heridas, convirtiendo mi histo-
ria en poesı́a, en un recorrido por el universo ı́ntimo que todos compartimos
sin saber, un vacı́o que no es ausencia, sino oportunidad, donde podemos
conectar nuestras vidas y construir un puente que nuestros corazones tanto
anhelaban.
Valeria terminó de leer su poema, sus ojos negros brillando con la fuerza
de sus palabras y de la verdad que habı́a desgarrado su miedo y su anhelación,
y los otros jóvenes se levantaron, uno a uno, y abrazaron a Valeria como
un acto de amor y reconocimiento, sabiendo que en ese festı́n de versos y
caricias habı́an encontrado algo más que un grupo de amigos y una tarde de
inesperada y efı́mera paz. Habı́an encontrado el más poderoso antı́doto para
el dolor y la impotencia, la comprensión y el lenguaje de sus experiencias
y sentimientos, compartidos y transfigurados en las páginas de sus diarios
y corazones, y muy pronto en las aulas y en la vida de otros jóvenes como
ellos, en busca de alivio y empatı́a en los vericuetos y ansiedades de una
vida enmudecida y refulgente.

Aprendiendo a comprender y apoyar a los demás a través


de sus versos

Valeria y Sofı́a caminaron juntas hasta la banca donde se reunı́an cada tarde,
sus pasos desencajados y acompasados, cada una cargando sus propios
temores y esperanzas en sus mochilas escolares y en los versos que, como
mariposas cautivas, esperaban liberar en el Parque de los Poetas. El sol,
todavı́a alto en su trono de fuego y aire, revisaba con franca indiferencia
las hojas de los árboles y, lejos, allá abajo, donde la tierra se volvı́a roca
y desesperanza, Valeria y Sofı́a buscaban la claridad que solo sus propias
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 214
DE LA POESÍA

palabras y las de sus amigos podrı́an otorgarles.


-Valery -dijo Sofı́a, rompiendo el silencio que se habı́a instaurado entre
ellas desde que salieran de la escuela - , tengo miedo de leer mis versos hoy
no sé cómo los tomarán los demás, y no quiero que piensen mal de mı́.
Valeria la miró a los ojos y en ellos vio, detrás de las pupilas grises y
frágiles, no solo el miedo de Sofı́a sino también el suyo propio y el de Andrés,
Miguel y Mariana, quienes, en esa misma tarde y en ese mismo instante,
sufrı́an, cada uno a su propio modo, la tortura que significa enfrentar
la verdad y la humillación, la soledad y la risa, la tristeza que solo la
incomprensión y el rechazo pueden imprimir en el rostro más dispuesto a la
alegrı́a.
-No tienes por qué preocuparte, Sofı́a -le dijo Valeria, sonriendo y
apretándole la mano con una solidaridad forjada en el fuego de todas
las penas y todas las luchas - . No recuerdas lo que escribió Pedro Salinas,
ese poeta español del que nos habló Andrés la semana pasada? ”Si el hombre
del otro dı́a / supiera que lo que tú vives hoy es solo su afán por otro hoy
mejor / entenderı́a su propio dolor / y el tuyo”. Todos llevamos un peso
en nuestros corazones, Sofı́a, y eso es lo que nos hace fuertes, a la vez que
vulnerables.
Sofı́a sonrió y, a pesar de sus inseguridades y temores, se aferró a Valeria
y juntas siguieron caminando, como dos guerreras dispuestas a enfrentar el
espejo de sus propias vidas, a pesar de las sonrisas maliciosas o las lágrimas
representadas por otros que, quizá, jamás lograrán comprender que el dolor
y la realidad cada ser humano se encuentran en lugares insondables y únicos,
allá donde los versos pudieran cantar y la vida se volviera inmortal.
Los cinco jóvenes se encontraron en la luz amarillenta y plomiza del
Parque de los Poetas, entre los árboles suavemente mecidos y sus nerveless
congestionados de savia y secretos. Uno a uno leyeron sus versos, como
si sus voces pudieran exorcizar los miedos y dudas que les atormentaban,
como si las sı́labas que formaban sus palabras y las metáforas que tejı́an
en sus estrofas pudieran encontrar el lugar en donde el universo y el alma,
Dios y el hombre, el tiempo y la eternidad se unieran y se convirtieran en
una llave para el amor y la aceptación, en un abrazo de ternura y confianza
mutua.
Sofı́a, al final, con todos los ojos fijos en ella y todos los corazones
abiertos de par en par, como devorados por el llanto y la esperanza, se armó
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 215
DE LA POESÍA

de valor y leyó sus versos, esa su voz temblaba apenas:


”Árbol sin nombre ni sombra, quién eres tú en esta tarde oscura, en este
mundo absurdo y desangelado, en esta hora mı́a cuando apenas puedo decir
mi nombre, mi rostro, mis pasiones?
Te abrazo, hermano sin rama ni raı́z, te abrazo y lloro con tu silueta
esquiva, tu piel de hojas y tus venas de savia que murmuran poemas y
secretos de cuando el mundo estaba unido por la risa y la ternura.
Y en este abrazo, en esta comunión de luz y sombra, de miedo y libertad,
encuentro, por fin, la paz y la respuesta que tanto he buscado en las calles
vacı́as y en los ojos fugaces de quienes jamás han escuchado el canto de sus
propias almas.”
Las lágrimas de Sofı́a, gruesas y acuáticas como las perlas más preciosas
del abismo, rodaron por sus mejillas y en el pecho de cada uno de sus amigos,
quienes, mientras la escuchaban, se sintieron profundamente conmovidos,
como si acariciaran por primera vez el fuego y la niebla de sus verdades, de
sus dolorosos pero reveladores rincones donde morı́a la soledad y renacı́a la
empatı́a y la comprensión mutua.
Sı́, aquel dı́a, en el Parque de los Poetas, cinco jóvenes aprendieron que
compartir, amar y apoyar a los demás a través de sus versos era la mayor
forma de vida, el mayor refugio y el mayor sueño que jamás pudieran esperar
o alcanzar. Porque, en aquel momento, todo fue silencio y todo fue luz,
como un sol que muriera y se reinventara en cada corazón y en cada alma
confundida y milagrosa.

El papel del lenguaje poético en la identificación de


emociones

Era un dı́a lluvioso en la ciudad que parecı́a no dormir nunca, y el Parque


de los Poetas estaba tan quieto y silencioso como si un gigante se hubiera
sentado encima de él, aplastándolo bajo su peso invisible. Una fina niebla
cubrı́a el parque como un manto de terciopelo gris que invitaba a la reflexión
y el recogimiento, y tan solo el murmullo del agua de la fuente parecı́a cobrar
vida, como un contrapunto melódico e inesperado a la quietud dominante
en el ambiente.
Los cinco jóvenes se habı́an sentado bajo el conjunto de pergolas cubiertas
de plástico que protegı́an sus bancos y mesas, y Valeria sintió que el ronroneo
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 216
DE LA POESÍA

del agua la llamaba a sumergirse ella también en ese mundo de versos y


revelaciones que estaba seguro en el fondo de su corazón, pero que tal vez
no habı́a tenido el valor de explorar todavı́a, por miedo a lo que pudiera
encontrar allı́, bajo las sombras del deseo y la incertidumbre.
-Chicos -dijo su voz, temblorosa pero firme al mismo tiempo, como si
quisiera atrapar una estrella lejana por un segundo y dejar que se le escapara
al siguiente - , yo yo quiero leerles algo, pero no es un poema como tal es
más bien un diario, una serie de versos y pensamientos que escribı́ mientras
lloraba y buscaba consuelo en la soledad de mi habitación, y quizá no tenga
mucho sentido, pero creo que es parte de mi verdad y bueno, me gustarı́a
compartirla con ustedes.
Los otros no sabı́an cómo responder, porque el miedo de Valeria era
evidente en su rostro, y no querı́an atemorizarla aún más con preguntas
o abrumarla con la presión de leer sus escritos; pero al mismo tiempo
sentı́an que era algo importante para ella, algo que necesitaban escuchar
y entender para poder acercarse realmente a su corazón y, tal vez, a sus
propias emociones escondidas que esperaban ser descubiertas e identificadas.
Valeria comenzó a leer, mientras la lluvia repiqueteaba sobre las pergolas
y el viento traı́a consigo un fragor de hojas y pensamientos, un vendaval
inaudible que tenı́a el poder de sacudir no solo sus cuerpos, sino también
sus almas:
”La luna estaba allı́, plena y altiva, brillando como el último adiós antes
del sueño. Y la besé con mis labios, aunque los sentı́a secos e incapaces
de amar, porque sabı́a que allı́ radicaba la fuerza, la identidad que todos
anhelamos, aunque a veces los latidos del miedo sean más fuertes que los
del corazón.
Beso la luna y la cubro con mis lágrimas, con mis pensamientos que
oscilan entre el sı́ y el no, entre el amor y el desespero. Y al hacerlo, lo puedo
sentir: todo aquello que en mı́ se esconde, aquellos monstruos insondables y
terribles que acechan en la oscuridad y me susurran historias de miedo y
coraje, de esperanza y abismo.
Será difı́cil abrazarlos y comprenderlos, porque al fin y al cabo nuestra
mente es un laberinto y el lenguaje el único farol que podemos sostener en
nuestras manos, como un talismán protector y revelador. Tal vez muchas
veces nos sentimos perdidos y confundidos, sin saber qué significan esas
palabras que se nos escapan del alma y que, como lágrimas de fuego, nos
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 217
DE LA POESÍA

hieren y nos regeneran.


Pero debemos recordar que el lenguaje es nuestra aliado, incluso en
la más absoluta soledad y desconsuelo. Es un puente entre acá y allá, es
un ancla que nos permite aclarar lo que sentimos y, de alguna manera,
convertirnos en quienes queremos ser, a pesar de nuestras incongruencias y
nuestros miedos.
No sé si haya una respuesta final a todas estas preguntas que me ator-
mentan, a todos estos silencios que me pesan y me oprimen el pecho como
una mano gigante e invisible. Pero al menos puedo hacer esto: escribir y
versar, plasmar en mi diario esos pensamientos y odiseas que nadie, aparte
de la luna y yo, puede captar en su totalidad.
Y con eso, con esa promesa incierta y clara, busco la identificación de
mis emociones y, tal vez, de mis destinos.”
Valeria terminó de leer su diario, y se quedó en silencio, casi como
esperando recibir el impacto de las crı́ticas y los juicios, pero lo que vino,
después de unos momentos de suspenso, fue simplemente un abrazo y unas
palabras de aliento, un gesto de comprensión que, de alguna manera, les
hizo a todos más humanos y cercanos a sus propias emociones y latidos.
Porque en ese momento, en esa tarde susurrante y llena de misterios en
el Parque de los Poetas, todos comprendieron no sólo el papel del lenguaje
en la identificación de emociones, sino también en la transformación de sus
corazones y sus vidas, en la hora mágica y luminosa cuando las palabras y
los lazos se convierten en llaves que pueden abrir las puertas más terribles y
hermosas de nuestra existencia.

Relacionándose con la poesı́a de otros autores y sus


vivencias

Bajo la inacabable lejanı́a de la tarde, los cinco amigos se encontraban


inmersos en su burbuja de emociones que, como un verso extendido por el
viento, los conectaba con aquellos poetas que en otras tierras y en otros
tiempos habı́an hurgado en las profundidades del amor y la desesperanza,
la soledad y el éxtasis. Como un coro deslumbrante y reivindicativo, las
voces de Neruda y Blake, de Mistral y Rilke, de Akhmatova y Senghor
se mezclaban con las suyas, formando una sintonı́a casi inaudible, pero
infinitamente poderosa y transformadora.
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 218
DE LA POESÍA

-Quiero leerles algo de Akhmatova -dijo Andrés, con voz entrecortada y


vibrante, como el eco de un murmullo antiguo y persistente - . Miguel, el
otro dı́a encontré este poema en la librerı́a ”Verso y prosa” y al leerlo, no
pude evitar pensar en tu hermana y todo lo que está viviendo en su relación
con Ricardo. Me gustarı́a compartirlo con ustedes, porque siento que en
cada lı́nea se esconden fragmentos de nuestras propias historias, de nuestros
sueños y angustias, de aquello que nos hace humanos y distintos a la vez.
Andrés abrió el libro de Akhmatova, las hojas crujieron como astillas de
hielo, y comenzó a leer en voz alta, mientras los otros cuatro lo escuchaban
con atención y emoción:
”La noche vierte en nuestras venas negruras Y en nuestro espı́ritu
desconsuelos; Sólo entonces te veo en mis sombras, Sólo entonces entramos
en los lugares Donde vivimos la historia, Donde morimos de amor y de
odio, Donde, como gaviotas en agónicas playas, Mis palabras y mis lágrimas
buscan las tuyas.”
Terminó la lectura, y un silencio de respeto se adueñó del ambiente,
como un velo de misterio y revelación. Las palabras de Akhmatova, tanto
insondables como el abismo como lı́mpidas como la luz, resonaron en cada
uno de ellos, dándoles un atisbo de la inmensidad maravillosa y terrible
de la existencia, de los vı́nculos que los unı́an a los poetas que los habı́an
precedido y los que, quizá, seguirı́an sus pasos y sus versos con el paso de
los dı́as y las eternidades.
Miguel habló entonces, con una voz llena de gratitud y tristeza, como el
llanto de una estrella que se desangra en una inmensa noche sin luna:
-Gracias por compartir ese poema, Andrés. Ciertamente, mi hermana
vive una situación difı́cil, y es cierto que encuentra consuelo en las palabras
de otros y se siente comprendida en sus versos. Pero, no puedo evitar notar
que muchas veces, la poesı́a nos pone frente a un espejo donde nuestros más
profundos anhelos y temores se reflejan con claridad. ”Morimos de amor y
de odio”, ası́ describe Akhmatova ese estado perpetuo del ser humano, y no
puedo evitar relacionarme con ello.
-Es cierto -dijo Mariana - , al leer a otros autores y analizar lo que han
escrito, nos identificamos con ellos en un nivel muy profundo. Hay algo casi
mágico y liberador en ver nuestras propias emociones y vivencias en los
versos que ellos han plasmado en papel, como si hubieran logrado capturar
la esencia de lo que nosotros intentamos, a veces en vano, expresar.
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 219
DE LA POESÍA

-Creo que eso es lo que nos hace sentir tan conectados con ellos -añadió
Sofı́a - , porque en su poesı́a podemos encontrar reflejos de nuestra propia
vida, nuestras propias luchas y nuestras propias emociones. A pesar de que
puedan haber vivido épocas distintas o experiencias muy diversas, al final,
la esencia humana siempre encuentra un punto en común en la poesı́a.
Valeria asintió con un gesto solemne y melancólico, como si sus pen-
samientos se hubieran volado hacia tierras nuevas y extrañas, hacia las
playas solitarias donde los poetas caminan con sus versos y sus sombras.
-La próxima vez que me encuentre en la librerı́a ”Verso y prosa”, buscaré
poesı́a de autores menos conocidos -dijo con una sonrisa y una voz trémula
y soñadora - . Me gustarı́a encontrar aquellos poemas que esconden verdades
que solo podemos descubrir y entender si somos capaces de abrir nuestro
corazón y nuestra razón a todos esos mundos y voces que nos esperan, con
la luz del dı́a y la oscuridad de la noche.
Los cinco jóvenes, con la lucidez y la sabidurı́a que a veces solo el miedo
y la incertidumbre pueden brindar, se prometieron seguir explorando poesı́a
de otros autores y tiempos, en ese maravilloso pero a menudo incomprendido
lenguaje que los unı́a y, al mismo tiempo, los transportaba hacia lugares
desconocidos, donde sus versos y sus corazones no tendrı́an más remedio
que encontrarse y converger, como un rı́o que, al final, muere y renace en el
inmenso océano de la vida.

Poesı́a como herramienta para superar conflictos emo-


cionales y sociales

La tarde se habı́a teñido con las últimas luces del sol cuando Sofı́a regresó
del colegio. Desde la ventana de su habitación se podı́a contemplar cómo
el astro se despedı́a del mundo con aromas de fuego y melancolı́a, entre
las sombras que se extendı́an como mantos de llanto y un azul profundo y
exquisitamente doloroso que flotaba en las alturas.
Las palabras de Eduardo, uno de sus compañeros de colegio, todavı́a
resonaban en su garganta, como alfileres de hielo que se insertaban una y
otra vez en su carne y su alma, abriéndola y desgarrándola sin reparos ni
remordimientos. ”Cállate ya!”, le habı́a gritado en el escritorio, después
de que Sofı́a intentara explicarles los logros del taller de poesı́a social que
habı́an fundado con tanto esfuerzo y que habı́an logrado mantener contra
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 220
DE LA POESÍA

viento y marea durante los últimos meses del año lectivo.


”No entiendo por qué tienes que andar contándole a todo el mundo sobre
tus idioteces poéticas”, habı́a continuado Eduardo, lanzándola al suelo con
sus puños llenos de ira y desprecio. ”Acaso no te das cuenta de que esos
versos no sirven para nada, de que no cambian las cosas y solo te hacen
parecer una idiota soñadora y estúpida? Nadie se va a hacer poeta solo
porque tú les enseñes a escribir cuatro lı́neas tristes sobre sus miserias. Más
bien parecerı́a que te gusta hundir a los demás en la miseria para que no
puedan ver lo patética que eres!”
Las lágrimas habı́an brotado entonces de sus ojos, como cascadas anun-
ciadoras de una desolación sin consuelo ni resurrección. Y entre sus sollozos
silenciosos y sus pensamientos enredados, su corazón le recordaba que, a
pesar de las palabras y los insultos, todavı́a quedaba una esperanza velada,
una suerte de faro frágil e inquebrantable que no podrı́an apagar ni los más
temibles vientos y tormentas.
Volvió su mirada hacia la ventana y sus ojos se posaron en el parque que
se erguı́a allá en la distancia, donde el verde y las hojas bailaban al compás
de la brisa y las fuentes murmuraban leyendas de serenidad y rebeldı́a.
Y entonces supo lo que tenı́a que hacer: sentarse y escribir, sacar de su
pecho y sus entrañas esa amalgama de emociones y recuerdos que, aunque
a veces parecı́an abismos oscuros, también podı́an ser la clave, el último
aliento capaz de redimir y salvar a los que se encontraban al borde de la
desesperación y la soledad.
Mientras deslizaba su pluma sobre el papel, sintió que sus palabras
cobraban vida, que adquirı́an un poder mágico y liberador que jamás habrı́a
podido imaginar en sus horas más sombrı́as y desamparadas. ”Ayer el sol
lloraba sus últimos destellos y yo, ante la noche, ante la oscuridad intrusa y
apabullante, no pude más que estremecerme y llorar también, porque, en mi
corazón herido y atormentado, el fuego del atardecer se habı́a extinguido
para siempre.”
Al dı́a siguiente, Valeria, Andrés, Miguel y Mariana la encontraron
sentada bajo el roble, con el cuaderno en sus manos y los rastros de las
lágrimas aun dibujados en sus mejillas como un poema de sal y esperanza.
Sin preguntar, sin interrumpir su murmullo tembloroso, cada uno de ellos se
sentó a su lado y comenzó a leer sus propios versos, sus propias emociones y
miedos, como si quisieran rescatar a Sofı́a del abismo en el que habı́a caı́do
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 221
DE LA POESÍA

y tejer una red de solidaridad y amor que pudiera protegerlos y guiarlos en


sus caminos hacia una luz más clara y diáfana.
Y en ese instante, bajo el roble y la frágil cascada del sol en sus últimos
jirones, Sofı́a comprendió que, aunque a veces las palabras pudieran parecer
inútiles y vacı́as, también tenı́an el poder de curar y de construir un mundo
mejor, un mundo en el que todos pudieran encontrar su voz y su verdad, y
donde los monstruos del odio y del silencio no serı́an más que sombras en el
viento, lejanas y olvidadas como el eco de un suspiro en la inmensidad de la
noche.

Preservando la sinceridad y el propósito original en el


taller de poesı́a

El taller de poesı́a de aquella tarde tenı́a un sabor amargo. La lluvia habı́a


mojado las ventanas, dejando en las cristalinas gotas los rezagados reflejos
de los nubarrones. En el aula, donde por lo general se levantaba un coro
de risas y murmullos entusiastas, la energı́a vibrante habı́a comenzado a
disiparse. En sus distintas sillas, Valeria, Andrés, Sofı́a, Miguel y Mariana
estaban sumidos en sus pensamientos, cada uno sintiendo en su pecho el
peso de las palabras y las tensiones que habı́an surgido en los últimos dı́as.
La organización del evento poético en la escuela habı́a despertado una
vorágine de emociones y expectativas. Los cinco poetas, ya no tan jóvenes, se
dieron cuenta de que las miradas y juicios externos, las inseguridades propias
y ajenas, amenazaban con repartir sus versos y sus sueños en múltiples
esquinas, dejándoles sin un faro que los condujera al corazón verdadero, a
la esencia misma del taller de poesı́a que tanto les habı́a dado.
Un puñado de ese desasosiego planificada cayó sobre Sofı́a como una
fruta madura, enredándose en las ramas de su cabello castaño y azaroso.
”No los entiendo,” lanzó ella, sombrı́a y perdida. ”Parece que ahora todo
lo que queremos es agradar a los demás, ser protagonistas de historias que
no nos pertenecen. Me pregunto si aún recordamos por qué comenzamos
este taller y qué fue lo que nos unió aquella vez en el Parque de los Poetas.”
Cuando Miguel intentó responder, ella lo cortó en seco: ”Las respuestas
conocidas no servirán esta vez. Todos llevamos la redención y la sombra en
nuestras vidas. Pero creo que olvidamos que la poesı́a es un instrumento de
crecimiento y no de espectáculo.”
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 222
DE LA POESÍA

Las palabras de Sofı́a cayeron como mazos, en el centro de la conciencia


colectiva de aquel microcosmos de sentimientos y versos ı́ntimos. Valeria, no
queriendo dejar que la situación desembocara en el derrumbe de la amistad
y la fraternidad que habı́an construido, buscó en sus bolsillos una carta de
esperanza y reconciliación.
”Cuando nos fundimos en el vı́nculo poético que nos unió, cuando
decidimos ser parte de este taller, hacı́amos un pacto, casi invisible y etéreo,
con nuestros corazones y nuestras almas.” Ella exhaló profundamente, sus
ojos encendidos como faros resplandecientes. ”Ese pacto es el que nos ha
dado fortaleza y luz en la oscuridad de nuestro dolor y nuestras dudas. No
lo olvidemos, no lo ignoremos ni lo despreciemos, porque en ese pacto está
nuestra fuerza y nuestra verdad.”
Una tı́mida lágrima resbaló por su mejilla, y entonces Andrés, con la
fuerza y la decisión de un guerrero que va a la batalla por sus creencias y
sus hermanos, tomó la palabra y pidió, casi suplicó, a sus compañeros que
no dejara que el veneno del miedo y los egoı́smos manchase sus versos y sus
vı́nculos.
”Sı́, es verdad que hemos cambiado y crecido, desde aquellos dı́as en
los que nos sentábamos en el parque para compartir nuestras emociones
y nuestros sueños. Pero eso, lejos de ser una debilidad, puede convertirse
en la fuerza que nos lleve a superar cualquier tormenta y llegar al puerto,
tan ansiado y temido, de la autenticidad y la valentı́a.” Sus ojos estaban
fijos en los de sus amigos, y sus palabras se elevaban como estandartes
de esperanza y porvenir. ”No dejemos que los obstáculos del camino nos
desvı́en de nuestro propósito. Somos poetas, seres que buscan la verdad
en cada rincón de este mundo extraño y nuevo, como aventureros en la
búsqueda de la voz de aquellos que han sido silenciados y las estrellas que
aún no han brillado en el firmamento.”
Miguel y Mariana, conmovidos y fortalecidos por las palabras de sus
compañeros, se levantaron y les ofrecieron sus manos y sus corazones, en un
gesto de unión y redención que dejarı́a atrás todas las heridas y las barreras,
y permitirı́a que la llama de la fe y la lealtad siguiera ardiendo a lo largo de
los dı́as y las lunas.
Aquel taller de poesı́a y aquel puñado de jóvenes soñadores, parados en
el umbral de sus vidas adultas, recordaron entonces el valor y el poder de la
sinceridad, de mantenerse fieles a sus propósitos y sus luces, a pesar de las
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 223
DE LA POESÍA

tentaciones y los tropiezos que pudieran acecharles en el camino. Porque


el taller de poesı́a era, y lo seguirı́a siendo, un faro donde sus versos y sus
almas encontrarı́an siempre un hogar y una senda, unirse y volar por encima
del tiempo y las palabras.

Fortaleciendo la amistad y la solidaridad a través de la


expresión poética

El sol de la tarde se habı́a hundido en su eterno abrazo al horizonte cuando,


una vez más, los cinco preadolescentes se encontraron en el Parque de los
Poetas, sus rostros y corazones marcados por las cicatrices y tensiones de
las últimas semanas. Los desafı́os y conflictos que habı́an enfrentado, tanto
dentro como fuera de las paredes de la escuela, habı́an dejado a todos con
un cansancio tan profundo como la tristeza de un faro abandonado en medio
de un océano lejano y salvaje.
Valeria, Andrés, Sofı́a, Miguel y Mariana se sentaron sobre la hierba
húmeda y fresca, rodeados por el murmullo de las hojas que bailaban sus
últimas canciones de otoño antes de rendirse al frı́o y solemne invierno que
se aproximaba. Sus miradas se cruzaron sin decir palabra, como si cada
uno de ellos estuviera buscando en los ojos de los demás el hilo invisible
que los uniera, el eco de un poema que hubiera sido necesario para sanar
las heridas y limpiar las sombras que, como pesadillas, habı́an invadido sus
almas en las jornadas anteriores.
Fue entonces cuando Mariana, con su voz temblorosa y cargada de una
dulzura triste y serena, decidió desenterrar el poema que habı́a estado
guardando en su cuaderno, sin ánimo ni valor para compartirlo con sus
amigos hasta ese momento. Sin embargo, allı́, bajo el manto de una tarde
que se desangraba lentamente sobre el mundo, supo que habı́a llegado el
instante de enfrentar sus miedos y entregar sus palabras como ofrenda y
testamento en el altar del amor y la solidaridad que los cinco habı́an jurado
defender y honrar.
”Amigos”, comenzó, sus dedos presionando las páginas de su cuaderno
hasta dejarlos pálidos y temblorosos. ”Quiero compartir con ustedes algo
que escribı́ hace unas noches, algo que quizá no tenga la fuerza ni la belleza
de los poemas que hemos estado escribiendo y compartiendo en nuestras
reuniones, pero que, creo yo, también tiene su luz, su verdad y su lugar
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 224
DE LA POESÍA

en esta amistad que nos ha dado tanto y que, más que nunca, necesitamos
preservar y sostener en el aire.”
Respiró hondo, como si estuviera a punto de sumergirse en un océano
de palabras y recuerdos que la llevarı́an lejos, muy lejos, y la transportarı́a
a otro tiempo y otro espacio, donde el silencio y la soledad no pudieran
alcanzarla, donde los sueños y los abrazos de sus amigos podrı́an tejer, sin
prisa ni temor, una red de ternura y cariño que envolviera y protegiera a
cada uno de ellos.
”Estrellas rotas de una noche interminable,/ somos polvo y verso,
lágrimas y música,/ hilos de fuego y melancolı́a que se unen/ en el tejido
de la vida, bajo la constelación/ de nuestros dı́as y nuestras noches./ Más,
mi corazón, mi alma, que se encuentren/ tus manos en mi pecho y tus ojos
sobre mi cara,/ no me dejes caer en esta oscuridad de nombres y colores/
que me abruma y me enmudece,/ del otro lado del espejo que se hunde en
mi garganta,/ donde la soledad se convierte en miedo puro y silencioso.”
Sintió cómo las lágrimas se arremolinaban detrás de sus pupilas y las
retuvo con el último aliento de sus versos, como quien aprieta a un ser
querido al borde del abismo: ”Solo quiero pedirte, amigo, hermano del
camino, que no me abandones en mi nado,/ que me ayudes a escalar, dı́a
tras dı́a, esta pirámide de cristal y esperanza, esta montaña de locura y
amor que solo puedo sortear si siento tu mano en mi hombro, tu voz en mi
oı́do, y la complicidad de tu risa en el aire que nos rodea.”
Todos guardaron silencio al terminar Mariana, un silencio lleno de
reverencia, de reconocimiento y comprensión, como el que se siente al
contemplar la obra de un gran maestro o al escuchar el susurro de la lluvia
en los tejados de una ciudad dormida. Lejos de las intrigas y las envidias
que estuvieron a punto de despedazarlos, en aquel momento compartieron
un profundo sentido de pertenencia e identificación con la poesı́a de su
compañera y amiga.
Valeria, Andrés, Sofı́a y Miguel se miraron, y sus manos se buscaron y
entrelazaron, como las raı́ces de un árbol que no puede sobrevivir sin sus
hermanos y sus frutos. A través de la palabra y la amistad, encontraron la
fuerza y la claridad para mantener vivos sus sueños, dejando atrás el pesar
y el resentimiento y siendo testigos de cómo la poesı́a unı́a sus corazones en
un abrazo eterno e inquebrantable, recordándoles a cada uno de ellos que,
en el fondo, todos somos estrellas rotas y mágicas, que juntas componen el
CHAPTER 11. EL PODER DE EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN A TRAVÉS 225
DE LA POESÍA

universo infinito del amor y del arte.


Chapter 12

El crecimiento y la
resiliencia ante los desafı́os
de la vida.

Los ecos resonantes de la ciudad se fusionaban como manchas de acuarela en


la mente nublada de Valeria, mientras caminaba sin rumbo, arrastrando su
alma con la indiferencia de una sombra. Las luces incandescentes chocaban
y refulgı́an entre sus pensamientos oscuros, como astros enredándose en el
mar nocturno de sus sueños.
Escuchó un trueno, tan lejano y profundo como el fragor de un batir
de alas, y su corazón comenzó a latir tan precipitado, tan acongojado, que
hubiera implorado que todo se derrumbara en un torrente de silencio.
A lo lejos, casi invisible entre la avalancha de edificios y la oleada de
neón asfixiante, descubrió la figura de Andrés, tan perdido y azotado por el
viento como ella. El fuego de sus cabellos, también él, era dulce y terrible,
evocando las llamas que consumı́an reinos protervos y agentes de oscuridad.
Se sintió, entonces, azuzada por una ráfaga de compasión y tristeza, sabiendo
que ambos, niña y joven, eran rehenes de sus tormentos, prisioneros de sus
incertidumbres y sus quimeras.
Un puñado de pasos la separaba de él, y su voz, débil pero firme, trepó
el abismo como un canto de luna en la noche más oscura. ”Andrés, sé que
no deberı́a hablar, que mi dolor solo tiene sentido en la piel de mis palabras
Pero no puedo seguir ası́, no puedo quedarme callada y silenciarme entre
las espinas y las jerarquı́as.”

226
CHAPTER 12. EL CRECIMIENTO Y LA RESILIENCIA ANTE LOS DESAFÍOS 227
DE LA VIDA.

Él la miró, y encontró en sus ojos la quintaesencia de ternura y fortaleza


que tanto habı́a extrañado y ansiado. ”Valeria, sé que cargamos con el
lastre de nuestros miedos, de nuestros fantasmas y agonı́as. Pero también
sé que solo juntos, tomados de la mano y del corazón, podemos enfrentarlos
y superarlos como los héroes y las heroı́nas de nuestros versos.”
Lágrimas, como abismos y estigmas, como destellos y jeroglı́ficos del alma,
surcaron el espacio entre ellos, creando un puente de cristal y esperanza
donde aleteaban ecos y susurros secretos. ”Comprendo tu miedo”, musitó
Valeria con ternura, dejando que sus manos se entrelazaran en un gesto de
comunión y redención. ”Pero no permitamos que la oscuridad nos arrastre en
el abismo. Busquemos, en el paraje solitario y dormido de nuestro corazón,
el ánfora donde habita nuestra resiliencia y nuestra valentı́a.”
El abrazo que compartieron, cuando la lluvia era aún boceto y hiato en
el cielo, fue como una melodı́a arrebujada en la sangre de un colibrı́, un
canto de hermandad y resistencia que resonarı́a por los eones y las galaxias.
Entretanto, Sofı́a y Mariana, bajo el techo destartalado y azul de la
librerı́a, sus almas frı́as y perdidas como estrellas errantes en un cosmos
mudable, se esforzaban por traspasar la jaula de niebla y de sombras que les
oprimı́a el pecho y los labios. Habı́an intentado, como guerreras impertérritas
y lı́ricas, desterrar los miedos y las traiciones a través de la tinta y el papel,
despojándose de los vestigios y las angustias como quien se libera de un
vestido malsano y marchito.
Pero a medida que la tarde se desmoronaba en girones de soledad y
ceniza, sus fuerzas menguaban y sus esperanzas se diluı́an, como arroyos
perdidos en un desierto de alquitrán. ”Cómo podemos seguir?”, se preguntó
Sofı́a, sus ojos semejantes a la angustia y el suplicio en el hueco de su mente.
”Cómo puedo ser yo misma, con cada gota de miedo y rabia que me ahoga,
que me atenaza como un samsara de dudas y pesadumbres?”
Mariana, dejando a un lado el desasosiego y la turbulencia que carcomı́a
su entraña, buscó en su alma y en su lengua la antorcha y el manantial
de aliento que su hermana tanto necesitaba. ”Sofı́a, no somos perfectas
ni invulnerables, pero tampoco somos viles ni infames. Nuestro valor y
resistencia, como monstruos y musas, como soles y tormentas, es nuestra
fuerza invisible, nuestra llama que nunca se extinguirá en el páramo.”
Su voz parecı́a, a medida que concluı́a y despertaba el fuego de sus
palabras, un destello indeleble en el último suspiro de la noche yernel. ”La
CHAPTER 12. EL CRECIMIENTO Y LA RESILIENCIA ANTE LOS DESAFÍOS 228
DE LA VIDA.

poesı́a, el arte que nos cura y nos guı́a, es nuestro escudo y nuestra brújula
en la estepa y en la angustia. Juntas, como hermanas y amigas, como diosas
y titanes, cosecharemos las lluvias y los truenos, y sembraremos la resiliencia
y la ternura en cada rincón de nuestras almas y nuestras vidas.”
Los jóvenes amigos, abrazados en el fuego de sus palabras y la soledad de
una tarde esquivo, encontraron entonces en la penumbra y en los pliegues de
su amistad, la certeza y la seguridad de que, con la poesı́a y la hermandad
como faros imperturbables, podrı́an superar, uno a uno, los desafı́os, los
miedos y las incertidumbres que yacı́an como serpientes y sombras en el
camino hacia el crecimiento y la redención.

Superando las adversidades: el poder de la resiliencia

Miguel caminó sin rumbo por las calles de la ciudad, perdido en su propia
desconexión y desconcierto, con el corazón arrancado de su pecho y arrojado
a un abismo de sombras donde ni siquiera el canto de las hadas ni los
susurros de los sueños lo alcanzarı́an en el aterrador amanecer de un dı́a
sin luz y sin esperanza. Los rostros de desconocidos que pasaban a su
lado, ajenos a su desesperación y a sus lágrimas que ardı́an detrás de sus
ojos como estrellas a punto de extinguirse, parecı́an monstruos y fantasmas
en alguna pesadilla que no lograba despertar y librarse de su asfixiante e
incendiaria agonı́a.
Mientras a lo lejos, desde el ojo de cristal de la librerı́a donde se hallaban
Sofı́a y Mariana, Valeria y Andrés también estaban aturdidos, confundidos
y apesadumbrados, como niños atrapados en un huracán que les robaba las
únicas certezas y recuerdos donde creyeron que algún dı́a, algún momento,
podrı́an encontrar consuelo, refugio, y fortaleza para enfrentarse a un mundo
tan hermoso como devastador, tan mágico como mortı́fero.
Los cuatro amigos se encontraron de pronto al borde del mismo precipi-
cio, esperando que algún milagro, alguna intervención, o al menos, alguna
palabra, los salvará de la caı́da, del hundimiento inexorable, en las mareas
del pánico y la soledad que amenazaba arrastrarlos y devorarlos sin mis-
ericordia alguna. Ansiaban, más que ningún tesoro ni gloria, la compañı́a
y la solidaridad de esos hilos de sentimientos y pensamientos que habı́an
compartido en las tertulias poéticas, que habı́an tejido y entrelazado en sus
corazones como un nudo gordiano de ternura y amor, pero que, en aquel
CHAPTER 12. EL CRECIMIENTO Y LA RESILIENCIA ANTE LOS DESAFÍOS 229
DE LA VIDA.

momento, parecı́a deshacerse y evaporarse en el aire como la niebla y el


humo en un puente de amanecer.
Fue entonces, cuando la oscuridad y el vuelo de los pájaros en la última
hora de la noche acariciaban e invadı́an todas las esquinas y secrecijos de la
ciudad, que Miguel, arrastrando su alma como si fuera un fardo de dolores
y fracasos, encontró de forma insólita y deslumbrante a su amiga Valeria, al
final de una calle atestada de faroles y grafitis donde ya ningún poema serı́a
lo suficientemente hermoso ni eterno como para consolarlos y rescatarlos de
las conspiraciones y tormentas que habı́an sido desatadas por sus manos y
sus palabras, aun sin saberlo, y con la única intención de honrarse y buscarse
a sı́ mismos y a sus sueños en el laberinto de lo imposible y lo perecedero,
de lo surreal y lo imaginario.
”Miguel”, dijo Valeria, su voz llevada y quebrada por los vientos que
asomaban tras la desolación y la fatiga de su cuerpo y su espı́ritu, ”no
sé qué hacer, no sé cómo enfrentar esta prueba, esta tentación que nos
arranca el alma y nos obliga a decidir y a enfrentar nuestras miserias sin
temor ni precaución, sin poder acceder a la gracia y la serenidad de aquel
pudor que nos permitı́a, de alguna forma, sobrevivir y sortear todas las
espadas y las lanzas que nos fueran atribuidas por nuestra propia rebeldı́a y
desesperanza”.
Miguel, también descorazonado y confuso, pero con la lucidez y la
valentı́a de quien ya no tiene nada que perder, sino mucho que ganar por
aquellos amigos y compañeros de porvenir y destino, encomendó todos sus
deseos a un abrazo y un compromiso con Valeria, un pacto que les ayudarı́a
a conjurar y a superar juntos todas las fuerzas cósmicas y humanas que
amenazaban con pulverizarlos y profanarlos, con maldecirlos y burlarlos
sin ofrecerles siquiera el último saludo ni el eco de los versos que habı́an
compartido y celebrado con sus amigos en el Parque de los Poetas.
”Valeria, mi amiga, mi hermana del alma, no te preocupes ni te inquietes
tanto por estos embates y embrollos que nos han sido destinados, que nos
han arrojado sin piedad al abismo y a la inquietud. Juntos, con todas
nuestras fuerzas y sueños, con la magia y la resiliencia inagotable de nuestra
lucha y de nuestra amistad, lograremos salvarnos el uno al otro, y ası́ salvar
también a nuestros amigos, a Sofı́a, Andrés y Mariana, y a ese taller de
poesı́a social que siempre fue, desde el principio hasta el fin, y siempre será,
en cada respiro y cada instante, nuestro motivo y nuestra más profunda
CHAPTER 12. EL CRECIMIENTO Y LA RESILIENCIA ANTE LOS DESAFÍOS 230
DE LA VIDA.

razón.”
Valeria, conmovida y llorosa, sintió cómo el torrente de su fe y su
confianza la recorrı́a y la estremecı́a en el más recóndito e intangible de
sus fibras y sus pensamientos: sabı́a, en ese instante eterno, que podı́an,
debı́an, y se debı́an, enfrentar cualquier obstáculo, cualquier desafı́o, juntas,
como aquellas farolas que brillaban en la noche y en la desesperanza, como
aquellos poemas que habı́an tejido y cantado en secretas noches y dı́as de
lluvia y tempestad que, aunque fraguales y mortales, nunca habı́an logrado
quebrarlos ni dividirlos más allá de la sombra y del ápice del mismo viento.
Y, cuando sus manos se fundieron y sus corazones fueron uno solo,
Miguel y Valeria supieron que el poder de su amistad, de su vivencia y de
su resiliencia, les darı́a las alas y las voces para, a través de sus poemas y
de su confesión, unir a los otros tres amigos, a Sofı́a, Andrés y Mariana,
bajo el manto y el refugio de sus palabras, de sus dudas y certezas, y ası́,
todos juntos, como héroes y heroı́nas de un mito y un destino soñado y
descubierto, enfrentarı́an y vencerı́an, más allá de sus inseguridades y sus
pesadillas, todas las adversidades y todas las pruebas que les hubieran sido
encomendadas y que, hasta el más sublime y liberador de los versos, podrı́an
superar y escribir, mano a mano, corazón a corazón, en el último resplandor
de un atardecer en el Parque de los Poetas y alternativa la insondable y
tumultuosa ciudad.

Los jóvenes poetas enfrentan sus miedos a través de la


escritura

Las sombras se deslizaban en torno a ellos como las alas de un ángel negro
desesperado, como las lenguas de ácido y de pena susurrantes que buscaron,
infructuosamente, devorar la luz que se albergaba en sus corazones de hierro,
de fuego y de nácar. Los preadolescentes se encontraban en el Parque de
los Poetas, cuyos árboles sus brazos extendı́an en señal de renuncia y de
invocación, bajo el pálido temblor de una luna menguante y violácea que
atisbaba los miedos y las esperanzas en cada espejo y en cada grieta de sus
pieles.
Valeria, la mirada perdida en la lejanı́a de los rascacielos erguidos como
eternas ascuas y testigos de la urbe, entonó un poema amargo y melancólico,
un cántico donde resonaban los escombros y los truenos de su pecho:
CHAPTER 12. EL CRECIMIENTO Y LA RESILIENCIA ANTE LOS DESAFÍOS 231
DE LA VIDA.

”Oh alondra sombrı́a, dónde escondes tu canto y tus deseos? Entre las
hojas de ametzalabagana, en las grietas del muro prohibido y silente, donde
duermen los colibrı́es abandonados, donde languidecen las rosas envenenadas,
oh alondra sombrı́a, alondra mı́a.”
Sofı́a se sintió, entonces, turbada y desconsolada ante la cascada de
imágenes y de suplicios que emanaban y brillaban en los versos de Valeria,
como un rı́o de lágrimas y de metáforas que se precipita desde lo alto de
una montaña de aceradas y transparentes penas. Quiso, instintivamente,
ofrecerle un abrazo, pero algo en su interior la retuvo, le susurró y le rogó que
esperara, que esperara el momento adecuado y propicio para la comprensión
y la ternura.
Miguel, por su parte, experimentó un escalofrı́o de temor y de angustia
por la entereza y los dolores que Valeria no querı́a, no podı́a, revelarles a
sus amigos, pero a la vez, se instigó y se arremangó (metafóricamente y
literalmente) para ofrecer su respuesta, su apoyo emocional, su voz y su
palabra de poeta y amigo:
”Yo soy el trueno y el maremoto, Valeria, en mi noche y en mi mañana,
colosos de sombra y de lágrimas, columnas de bruma y de sueños, pero
también soy tempestad y clamor, dejaré que los vientos arrastren mis penas
y asechanzas, dejaré que las estrellas apacigüen mis nubes y mi lamento.”
El silencio, otra vez, se hizo presente como un corcel oscuro e implacable,
guiando por un instante la mirada y el ánimo de todos en dirección a los
venideros batallas, las incógnitas que aún permanecı́an sin ser exploradas
y desveladas por cada uno de sus corazones. Andrés, que contemplaba a
Valeria y Miguel con expresión de duda y pena, acarició la guitarra que su
abuela le habı́a regalado hacı́a mucho tiempo y que nunca habı́a podido (o
querido) afinar más allá de los sueños, y recordó:
”No olvidemos el fuego, Mis amigos, el fuego que nos consume y nos
vitorea, que nos abrasa como un látigo, pero también nos acaricia como una
caricia, que nos aniquila y también nos redime, no olvidemos el fuego, hijo
y madre del viento, del horizonte, abrigo de la fragua y solaz de la llama.”
La colaboración en la creación del taller de poesı́a en la escuela habı́a
dado alas a sus espı́ritus, alianzas de papel que resistı́an el embate del tiempo
y el buzón de tinta en los sentidos. No obstante, todos eran conscientes, de
alguna forma inextricable y esquiva, que la vida en la ciudad acelerada, con
sus sombras y sus sinsabores, con sus amores y desamores, su vertiginosa
CHAPTER 12. EL CRECIMIENTO Y LA RESILIENCIA ANTE LOS DESAFÍOS 232
DE LA VIDA.

locura y su soledad que los devoraba a raudales, aún ponı́a a prueba sus
lazos de amistad, sus miedos e inseguridades obstaculizando, como enemigos
y espectros de luz y sombra, el curso del rı́o de ternura y comprensión que
fluı́a y vibraba en sus corazones y sus palabras.
En ese momento crucial, con la oscuridad y el vuelo de los pájaros de
la noche acariciándoles e invadiéndoles todas las esquinas del alma, todos
los jóvenes, Valeria, Sofı́a, Andrés, Miguel y Mariana, encontraron una
nueva conciencia y una nueva resolución: compartiendo, reconociéndose y
desafiando, en la única forma de poesı́a y hermandad, sus miedos y sus
tormentos, podrı́an, uno a uno, de la mano y del espı́ritu, vencerlos juntos y
seguir siendo una llama brillante en la oscuridad y la soledad de una ciudad
que -para ellos, para nosotros, para siempre- jamás volverı́a a ser igual.

Errores y aprendizajes: lecciones valiosas en la vida y la


poesı́a

Habı́an pasado semanas desde el fatı́dico incidente en la cafeterı́a, donde


los lenguajes de amor y guerra se habı́an desdibujado en estrofas y re-
criminaciones. El taller de poesı́a social en la escuela habı́a vuelto a la
normalidad aparente y los cinco amigos reanudaban sus vidas en medio del
caos siempre renovado de la ciudad, pero un abismo invisible aún perduraba
en sus corazones.
Cierta noche en el Parque de los Poetas, la luna llena parecı́a interrogar
a los jóvenes congregados en el banco envuelto por la sombra de un árbol
robusto. Fue entonces cuando Mariana, la voz temblorosa y sincera, rompió
el silencio que se habı́a enquistado en sus pensamientos:
”Creo que cometı́ un error, amigos mı́os. Y no solo yo, sino todos nosotros.
Creı́mos que nuestras palabras y nuestros versos serı́an suficientes para
protegernos de nuestras propias debilidades, de nuestras propias flaquezas,
pero nos equivocamos.”
Sofı́a, la mirada fija en la luna llena y sus ojos inundados de palabras y
lágrimas, intervino, como quien se debate en una tormenta de fuego y agua,
de certeza y duda:
”Sı́, Mariana, quizás hemos cometido errores, pero no pienso que debamos
culparnos por ello. Al fin y al cabo, somos seres humanos imperfectos, en
construcción, en búsqueda, en evolución Y cada uno de nuestros versos y
CHAPTER 12. EL CRECIMIENTO Y LA RESILIENCIA ANTE LOS DESAFÍOS 233
DE LA VIDA.

sentimientos es testimonio de ese viaje, de esa lucha, de ese anhelo que nos
mantiene vivos y despiertos en las noches más oscuras y sombrı́as del alma.”
Andrés, aún angustiado y desorientado por las palabras y gestos con que
habı́a herido a Valeria y a Miguel en aquel enfrentamiento en la cafeterı́a, no
pudo más que suspirar y recordar el poema que habı́a leı́do aquella mañana
en una vieja antologı́a de poesı́a encontrada bajo una pila de libros en la
biblioteca:
”El poeta es un ave fénix que, naciendo Desde el fondo de su propia
destrucción, Se convierte en un héroe, un ángel, un demonio, Para cruzar
a nado el rı́o caudaloso de sus sueños, Y volver a nacer, incesante, voraz,
Desde el lodo y el polvo de sus éxitos y desastres.”
Miguel levantó la cabeza, como si el viento y la luna lo desafiaran a
declarar, a confesar, las verdades y los enigmas que lo torturaban desde
hacı́a semanas, desde que Valeria habı́a rechazado su mano y su amor en la
suave bruma de un atardecer en el Parque de los Poetas:
”Amigos, Andrés, Sofı́a, Valeria, Mariana, mis cómplices y compañeros
de letras y de fatiga, reconozco y acepto vuestra sabidurı́a, vuestras palabras
de consuelo y aliento. Pero no puedo evitar sentir en el fondo de mi corazón
que, en algún momento, en algún recodo de mi vida y de mi aprendizaje,
he traicionado y ridiculizado la esencia, el sueño, de nuestra amistad y
de nuestra poesı́a, y no sé si podré volver a confiar en mı́ mismo para no
fallaros.”
Valeria, palpando y sopesando la sinceridad y el temor de Miguel, sin
atreverse a tocarlo ni a estrecharlo entre sus brazos por la culpa y el desamor
que todavı́a la aguijoneaban y la asfixiaban, recitó, invocando en su pecho
un fervor y una fe inéditos:
”Invictus, Miguel, mı́rate y mira a tus pies, tus manos, a las nubes que
te acarician y que desafı́an la desesperación y la agonı́a de tus pensamientos,
y recuerda, nunca olvides, que en cada verso y cada abrazo tuyo, en cada
soledad y cada error, está la semilla y el sendero por donde juntos, uno a
uno, saldremos de la oscuridad y de las paradojas que nos acechan.”
Los cinco amigos, como desde el comienzo de su amistad y su epopeya
de poetas y soñadores en la ciudad acelerada, sintieron en aquel instante
las alas del corazón, los rı́os y arroyos del aprendizaje, renovarse y fluir,
inagotables y eternos, por cada una de sus palabras y memorias, por cada
uno de sus misterios e inseguridades que, a partir de entonces, nunca dejarı́an
CHAPTER 12. EL CRECIMIENTO Y LA RESILIENCIA ANTE LOS DESAFÍOS 234
DE LA VIDA.

de enfrentar y desvelar, más allá de las sombras y los espejismos, en el alba


y la dulce esperanza de una noche sin fin, una vida sin lı́mites, una poesı́a
sin olvido.

Cómo la poesı́a ayuda a los preadolescentes a lidiar con


el estrés y la presión

La noche frı́a y agitada abrazaba a Valeria mientras se deslizaba en el


banco del parque donde, innumerables veces, habı́a encontrado consuelo y
sabidurı́a en las palabras de sus amigos y su propia pluma. Esta vez, sin
embargo, el peso del mundo parecı́a descansar en sus hombros, opacando el
refugio familiar que los árboles, las estrellas y el silencio le ofrecı́an.
Los pensamientos tumultuosos que arrasaban con la paz de su mente la
mantenı́an prisionera en un laberinto de dudas y miedos. Las burlas de sus
compañeros de clase y las expectativas de sus padres le causaban un estrés
insostenible, dejándola al borde de la desesperación. Era entonces, en esos
abismos de la existencia, cuando la poesı́a afloraba en las grietas de su alma
y la sacaba a flote, como un faro que iluminaba las sombras en la oscuridad.
Transcurrieron horas desde que Valeria habı́a llegado al Parque de los
Poetas y todavı́a no habı́a sido capaz de escribir un solo verso. La angustia
le impedı́a encontrar palabras que reflejasen su sentir. Con un impulso
casi desesperado, arrancó una página de su cuaderno y la puso en el banco,
esperando aprovechar el milagro de la inspiración.
Casi al mismo tiempo, Sofı́a llegó al parque. Sus ojos se encontraron
con los de Valeria: ambas comprendieron que estaban allı́ por la misma
razón. La tristeza y el cansancio que oscurecı́an sus miradas eran un espejo
de las tormentas interiores que compartı́an sin necesidad de palabras. Sin
embargo, sabı́an que enfrentar ese vértigo juntas era la única oportunidad
de redimirse y liberarse.
Sin más preámbulos, Sofı́a se sentó junto a Valeria y susurró:
-Val, yo también lo siento. A veces, me siento como si todo el mundo
me estuviera juzgando y ningún esfuerzo mı́o fuera suficiente.
Valeria tomó la mano de Sofı́a y reconoció en sus palabras la verdad que
ambas portaban como una mochila de rocas y espinas:
-No puedo dejar de preguntarme si todo esto vale la pena, Sofı́a. El
estrés y la presión nos sumergen en nuestras peores pesadillas, pero Las
CHAPTER 12. EL CRECIMIENTO Y LA RESILIENCIA ANTE LOS DESAFÍOS 235
DE LA VIDA.

pesadillas también son parte de nuestros sueños, no?


A medida que la conversación se desplegaba entre ellas, Andrés, Miguel y
Mariana llegaron al parque, conscientes de la intensidad y la carga emocional
que compartı́an sus amigas. Andrés, siempre observador y atento, propuso
un desafı́o para ellos:
-Amigas, amigos, sé que enfrentamos desafı́os y batallas arduas en
nuestras vidas. Muchos de nosotros estamos temblando y sin saber cómo
salir de nuestros laberintos de miedos e inseguridades. Pero yo os desafı́o a
convertir esos temblores en terremotos, en tsunamis de versos y canciones,
en la rebeldı́a y la fuerza que nos darán cobijo y alivio ante la tempestad.
Todos asintieron y, sin dudarlo, comenzaron a recitar sus poemas,
abriendo sus corazones y revelando las heridas que el estrés y la presión de
la vida habı́a dejado en sus almas. Uno a uno, los versos fueron bordando
una manta de consuelo y esperanza que los cubrı́a y transformaba a cada
instante.
Miguel se alzó y proclamó, como quien desafı́a al mismı́simo destino y a
los medidores de su capacidad:
”Somos fuego y tormenta, acero y mariposa, lı́mites y cicatrices, pero
también halcones y cometas que despiertan y estallan, en cada noche de
miedo y tristeza, en cada gota de angustia y desolación.”
Nadie pudo permanecer indiferente ante estas palabras. El llanto de
Mariana se fundió con la voz temblorosa de Miguel, mientras su lágrima
recorrı́a las marcas de la historia tatuadas en sus rostros. Esa gota de
emoción, que tenı́a el poder de unirlos aunque estuvieran desgarrados, fue el
catalizador que necesitaban Andrés, Valeria y Sofı́a para soltar sus propias
lágrimas y reparar las heridas de su corazón.
Aquel encuentro en el Parque de los Poetas, en la oscuridad de una
noche plagada de desesperanza, se convirtió en el bálsamo, el manantial y
el principio de una nueva comprensión: la poesı́a era su arma y su amuleto,
más poderosa que todas las presiones y temores que yacı́an en los rı́os de su
sangre. Nada podrı́a resistir, ni siquiera el tiempo y la distancia, el vı́nculo
que habı́an forjado en las palabras, en los poemas que los mantenı́an vivos
y unidos en las tinieblas. Los cinco aprendieron que al enfrentar el estrés y
la presión a través de la poesı́a, se volvı́an capaces de soportar, superar y
transformarse ante los desafı́os de la vida.
CHAPTER 12. EL CRECIMIENTO Y LA RESILIENCIA ANTE LOS DESAFÍOS 236
DE LA VIDA.

La madurez emocional y el crecimiento personal en la


adolescencia temprana

Donde el viento y la luna fluyen, en la verde margen del Parque de los


Poetas, Mariana, Sofı́a, Miguel, Andrés y Valeria se encontraban a orillas
del rı́o de la esperanza y la despedida, en un mundo que parecı́a detenerse
en cada latido y mirada, en cada ademán y silencio suspendidos en la frı́a
noche otoñal. Sus almas, sus cuerpos, sus veredas soñadas y recoletas, se
asomaban al abismo y al horizonte de la madurez, de la decisión, de la
despedida y el encuentro, sin saber exactamente cómo afrontar el futuro,
cómo reconciliarse con el pasado y sus sombras.
Mariana, la piel luminosa y el vestido azul de la paz y el amor, sus pasos
quemándose en la hierba y en la tierra húmeda del parque, exclamó con voz
trémula, aniñada, inmortal:
-Amigos mı́os, sentid estos latidos, esta sangre, este brillo en nuestros
ojos llenos de vida y ternura! No os parece increı́ble que estemos aquı́, ahora,
en esta encrucijada de nuestras almas, aprendiendo cómo se bifurcan y se
reconcilian los caminos de la adolescencia y la infancia, los laberintos de la
tristeza y la esperanza?
Valeria tomó suavemente la mano de Mariana, como si quisiera entregarle,
ofrecerle, un poema palpitante en sus venas y en su memoria, un poema
donde todos los amores y desvelos hallaban su razón de ser, su consuelo, su
resonancia. Y le dijo, con el secreto calor que solo el corazón y el fuego de la
amistad pueden parir en el estı́o y la tempestad del aprendizaje, del dolor:
-Mariana, Sofı́a, Andrés, Miguel, mis compañeros y amigos en este viaje
mágico y tortuoso por los senderos y las cavernas de nuestra adolescencia,
os digo, os imploro, que siempre seamos hermanos y hermanas, aliados
y confidentes, uno a uno, en nuestra lucha y nuestro sueño por convertir
nuestro temor, nuestra fragilidad, en una fortaleza y una madurez que llene
de gozo y plenitud nuestros dı́as y nuestras noches sin fin.
Miguel, sumido en sus pensamientos y sus miedos, sus celajes y sus
lágrimas heridas por el desamor y la traición, apenas atinó a murmurar,
como el eco de un canto lejano que se acerca y se funde con el viento y la
luna en ese atardecer de sombras y resplandores:
-Yo os prometo, desde lo más profundo de mi ser, desde lo más hondo
de mi vida y mis esperanzas, que siempre estaré a vuestro lado, que nunca
CHAPTER 12. EL CRECIMIENTO Y LA RESILIENCIA ANTE LOS DESAFÍOS 237
DE LA VIDA.

dejaré que tañan las horas de la despedida y el olvido en nuestro corazón,


que siempre seré fiel, noble, entusiasta a vuestros llamados y vuestros latidos,
por más oscuro y difı́cil que sea el sendero que nos aguarda.
Andrés, con el talante de un guerrero y un poeta, de un soñador y un
moribundo, se agachó hasta tocar el suelo que los unı́a y los desdoblaba en
la arcilla y en el rostro de la tierra, y recitó, como si invocara el lenguaje y
el espı́ritu de la eternidad, del firmamento:
-Aquı́, bajo las estrellas y los labios del universo, sellamos y cimentamos
nuestro pacto, nuestra unidad, más allá de las tristezas y las tempestades que
nos azotan, más allá de las incertidumbres y los escollos que se interponen en
nuestro crecimiento y en nuestra madurez, en nuestro fundirnos y brotar con
el alba y la luna de nuestras secretas llamaradas, nuestras fugaces lágrimas.
Sofı́a, erigiéndose como testigo y profetisa de aquel juramento, de aquel
acto simbólico y solemne que consagraba sus existencias y sus evoluciones,
no pudo evitar derramar una lágrima de dicha y de tristeza, de desesperanza
y de fe, mientras pronunciaba las últimas palabras que selları́an, escribirı́an,
para siempre, la historia y la verdad de sus corazones, de sus amistades
tejidas y recordadas en las manos y en las huellas del tiempo y la memoria
abiertas en ese paraje solitario y resonante del Parque de los Poetas:
-Que sean las estrellas y las lágrimas de nuestras almas y nuestros versos,
las alas que nos acompañen y nos eleven por el sendero del aprendizaje, de la
madurez, de esos años y décadas que ahora nos parecen lejanos y cercanos,
misteriosos e inamovibles. Que nunca olvidemos, amigos mı́os, que la fuerza
que nos une y nos guı́a, nos abraza y nos sabe superar y trascender, surgirá
siempre de ese abismo oscuro y luminoso donde nuestras manos, nuestras
vidas, se encontrarán en el destello y la noche de un universo inagotable,
sin lı́mites ni fronteras.
La noche, el parque, la luna y los amigos, en ese instante y en ese sueño
insondable y etéreo, se fundieron y respiraron en la promesa y la certeza, en
la música y la quietud, de una madurez emocional y un crecimiento personal
que serı́an, desde ahora y hasta el confı́n y el aliento de sus almas y sus
verdades, el faro y el manantial, la savia y la ternura de sus tiempos y sus
vuelos rejuntados en el fuego y el polvo de una poesı́a, de una amistad que
los acompañarı́a, más allá de las lágrimas y las sonrisas, en cada latir de la
vida y en cada hebra del destino.
CHAPTER 12. EL CRECIMIENTO Y LA RESILIENCIA ANTE LOS DESAFÍOS 238
DE LA VIDA.

Descubrir el poder de la empatı́a y la solidaridad

Las notas de una triste y melancólica melodı́a poco a poco se deslizaron por
las calles de la ciudad, llegando hasta los oı́dos de Valeria, que se detuvo para
escuchar mejor. La música parecı́a venir de una callejuela cercana, apenas
visible entre la maraña de los altos edificios. Siguiendo el hilo invisible de
las notas, Valeria entró en la callejuela y vio a un anciano sentado al pie de
un muro. El hombre sostenı́a con esmero una gastada armónica con la que
tocaba la hermosa melodı́a que flotaba en el aire.
Valeria se dejó arrastrar por la emotividad de la música y se sentó junto
al anciano, que parecı́a estar ausente del mundo, completamente entregado
a su instrumento. A los pocos minutos, Andrés y Mariana, atraı́dos también
por la música, se encontraron con Valeria en la estrecha calle.
-Sin duda, hay algo en esta melodı́a que llega al corazón, no os parece?
-comentó Andrés, mientras Sofı́a y Miguel también se unı́an al grupo.
-Es como si cada nota resonara con nuestras almas. . . -respondió Mari-
ana, y un silencio repleto de pensamientos y emociones compartidas se tiñó
en el aire a medida que la música continuaba tejiendo su tela sobre ellos.
Cuando la última nota se extinguió, el anciano miró a los jóvenes frente
a él y, con voz temblorosa, comenzó a hablar, como si estuviera desnudando
su alma en cada palabra.
-Hace años que vengo tocando esta melodı́a. Llegó a mı́ en un sueño, en
uno de los momentos más oscuros de mi vida, cuando habı́a perdido toda
esperanza. Desde entonces, la he compartido con aquellos que, como yo,
necesitan una chispa de esperanza, un atisbo de solidaridad.
Los jóvenes escuchaban, inmóviles, sin pronunciar palabra. El anciano
continuó:
-Quisiera dejaros una tarea. Llevad esta melodı́a con vosotros y compar-
tidla con aquellos que lo necesiten. Que su poder os muestre la importancia
de la empatı́a y la solidaridad, porque en un mundo lleno de indiferencia,
la verdadera magia está en la capacidad de conectar con los demás, en la
compasión y la comprensión. Aceptaréis mi desafı́o?
Los cinco amigos asintieron al unı́sono.
-Lo aceptamos, -respondió Andrés- y prometemos honrar su significado.
Aquella noche, en el Parque de los Poetas, los cinco amigos se encontraron
una vez más, cada uno con sus lápices y cuadernos, listos para escribir versos
CHAPTER 12. EL CRECIMIENTO Y LA RESILIENCIA ANTE LOS DESAFÍOS 239
DE LA VIDA.

inspirados por las notas que parecı́an latir en sus corazones. Entre versos y
palabras compartidas, los olvides y los recuerdos que vibraban en el aire de
la ciudad, una inmanencia de solidaridad y abrazo les unı́a a todos, a cada
uno de ellos, en ese rito de la música y el silencio, en ese rincón secreto y
fugaz de sus almas hermanadas por las cicatrices y la ternura, la huella y el
espı́ritu del viejo músico calvero.
Mariana, como nunca antes, desgarró los versos que brotaron de su
pluma como gritos de esperanza y fuego, gritos de renacimiento y redención
que se mezclaban con los aires de aquella melodı́a:
”En tus notas, anciano sabio, que atraviesan cada vena y cada suspiro,
encuentro el refugio y el sueño, la llama y el abecedario, de aquellos seres
olvidados, que aman, lloran y despiertan, en el último latido de la noche.”
Uno a uno, Valeria, Andrés, Sofı́a y Miguel siguieron a Mariana en su
inquebrantable marcha por los abismos y los cielos de la poesı́a, adentrándose
en la melancólica melodı́a y bebiendo su elixir de amor y esperanza en cada
palabra cantada, en cada vocal y consonante tejida con los hilos de oro y
plata del ensueño y la invocación.
Al finalizar la velada, convencidos más que nunca del poder de la empatı́a
y la solidaridad, juraron que compartirı́an aquel mensaje y aquella música
encantada con todos aquellos que aspiraban a descubrir la fuerza y la
sabidurı́a de sus corazones, de sus dolores y tempestades desvelados bajo la
luz de la luna, en el parque de los poetas y la memoria, en ese rı́o vivo y
eterno de palabras y notas que les conducı́a a la plenitud y al encuentro, a
los abismos y al horizonte.

La esperanza en el futuro y la transformación personal


a través de la poesı́a y el apoyo mutuo

Las noches en el taller de poesı́a social eran cálidas como los esquivos rayos
del sol otoñal que se colaban por las ventanas de la escuela, en el aula
improvisada regada por pizarrones y bancos de madera añeja, un espacio
destinado a ser capitaneado por los jóvenes advenedizos de la palabra poética
y el atrevimiento del pensamiento.
Andrés, asumiendo las riendas de la decadencia y el renacimiento inmi-
nente, erigı́a su crisol, su premisa moral y ética, el llamado de su corazón
y su razón para continuar sus luchas y dilemas en el arduo sendero de
CHAPTER 12. EL CRECIMIENTO Y LA RESILIENCIA ANTE LOS DESAFÍOS 240
DE LA VIDA.

la literatura y la vida ataúdica que los envolvı́a y los liberaba en cada


encuentro de sus diálogos y sus risas, sus llantos y desvelos prendidos en la
leve levadura del tiempo y de la esperanza que ahora, a pesar de las sombras
y tormentas que las han habitado y parido, se vuelven luminosas y llenas de
vida en sus manos y sus silencios sellados con el fuego y la alegrı́a de sus
compañeros y amigos.
Tomando asiento en su escritorio improvisado, Andrés exclamó, con una
voz firme y desgarradora, unixia al murmullo y a la tempestad de otras
voces ocultas y abiertas en ese aula que ahora se convierte en su casa y en
su hogar, en el espejo y en el silencio curvilı́neo de sus sueños y sus años
moribundos, en los abismos de sus tristezas y de sus victorias ejemplares,
en los brazos de sus almas hermanadas y aliadas en ese rito de la existencia
y la resplandores:
”Amigos mı́os, compañeros mı́os, os digo e imploro desde lo más hondo,
lo más profundo, que encontréis y encendáis, en el fondo, en el origen, en la
ley, en el secreto de la poesı́a y la amistad, en ese último o primer latido
de vuestras vidas y vuestras penas, esa llama, ese faro que nos guı́e y nos
sostenga en este viaje y en esta búsqueda hacia lo desconocido y lo sagrado,
lo humano y lo etéreo, en esa senda del conocimiento y la revelación que
empezamos, juntos, aquı́, ahora!”
Miguel, con un temblor de rebeldı́a y de látigo en sus palabras, surgió
de la bruma de las expectativas y las dudas que lo rondaban desde hace
meses, desde hace décadas, desde aquel dı́a ya lejano e irrepetible en el
café de los meses y los susurros, en el café de los poetas y los enamorados
desdichados, en el café de aquellos seres desesperanzados y mágicos que
siempre habitarán y recorrerán, como espectros y sombras, sus recuerdos y
rencores, en aquellas costuras y cimbras desgarradas y reunidas en aquel
crisol invisible y taciturno, en aquel estrado solitario y letal que ahora
preside y merma, como el vacı́o y el sol, como el fuego y la lluvia caı́da
en este momento, en este convulsivo y necesario movimiento de catarsis y
reflexión sobre su vida y su existencia.
”Yo yo me sumo, me uno, os sigo y os venero, en cada estrofa y cada
letra que vibren y respiren en nuestros cuerpos, en nuestras memorias y
olvidos, en nuestras travesı́as y naufragios, en nuestros cuentos y leyendas
tejidas y urdidas por la ira, la esperanza, la verdad y el destino que nos
esperan, que nos llaman y nos lloran, que nos funden y nos desvelan, allá,
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DE LA VIDA.

en cada hora y cada instante inmorales y entrelazados por la matriz y la


bóveda de las lágrimas y las besanas, de la semilla y el fruto de nuestro
esfuerzo y nuestra voz, insomne y redentora, aquı́, ahora.”
Y en ese instante, en ese nudo y ese pensamiento unificador, las manos
y los corazones, las luchas y las voces de Valeria, Sofı́a, Mariana, Andrés y
Miguel se encontraron, se fundieron y se abrazaron en el origen y la esencia
de ese aula, de ese rincón de desesperanza y esperanza, de sombra y sol, de
pan y hambre, de arte y ceniza que ahora sostendrá y regirá, desde este
momento y hasta el confı́n y el abrazo de sus quimeras y verdades arrojadas
al borde y al desnudo, desde este lugar y hasta el término y la metamorfosis
de sus existencias y sus batallas, en un regazo y un eco, en un cantar y un
despertar, en un último suspiro y vuelo de palomas y miradas, en un último
poema y un último brindarse al viento, a la calle, al espı́ritu y al tiempo
inmortal y etéreo de la poesı́a y la amistad, aquellos que ahora los hacen
hermanos, compañeros y confidentes, en ese rito y en esa misión solemne
y sagrada de honrar, de recrear y de enaltecer los senderos y pistos de la
vida y la magia, en la palabra, en la sangre, en el alma y en el fuego de sus
manos y sus lágrimas, en la savia indómita e inamovible de la esperanza que
resuena y palpita en sus secretos y sus sueños, desde lo más hondo y lo más
herido, desde lo más alto y lo más oscuro de sus corazones y sus caminos
terciados y sedientos.

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