Anemia
Anemia
Anemia
Anemia se produce cuando no hay suficientes glóbulos rojos sanos o hemoglobina para
transportar oxígeno a los tejidos del cuerpo. La hemoglobina es una proteína que se encuentra
en los glóbulos rojos y transporta el oxígeno desde los pulmones a los demás órganos del
cuerpo. Tener anemia puede provocar cansancio, debilidad y falta de aire.
Hay muchas formas de anemia. Cada una tiene su propia causa, la misma puede ser de corta
o larga duración, puede variar de leve a grave o también puede ser una advertencia de una
enfermedad grave.
Grupos de riesgo.
Algunas personas corren mayor riesgo de padecer anemia, incluidas las mujeres durante sus
períodos menstruales y el embarazo. Las personas que no obtienen suficiente hierro o ciertas
vitaminas y las personas que toman ciertos medicamentos o tratamientos también corren un
mayor riesgo.
Fisiopatología de la Anemia
Epidemiología
La anemia constituye el trastorno hematológico más frecuente en la edad pediátrica, Según
datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (2021), más de 2 billones de personas
tienen deficiencia de hierro, lo que representa casi el 25% de la población mundial.
En Argentina, presentan anemia 16% de los menores de 5 años, 35% de los niños de 6-24
meses de edad y 20% de mujeres en edad fértil, con prevalencia variable en distintas
regiones, en relación directa con las condiciones socioeconómicas.
Etiología
¿Que es lo que produce la anemia?
La anemia se produce cuando la sangre no tiene suficientes glóbulos rojos o hemoglobina.
El cuerpo no produce suficientes glóbulos rojos o hemoglobina.
Los sangrados provocan una pérdida de glóbulos rojos y hemoglobina más rápida de lo que
pueden reemplazarse.
El cuerpo destruye los glóbulos rojos y la hemoglobina que contiene.
Mala absorción del hierro, deficiente aporte de la dieta, pérdida de hierro.
Síndrome mieloproliferativo.
Tratamiento con eritropoyetina.
Déficit de vitamina B12.
Aumento de demandas como en el crecimiento, embarazo y lactancia.
Ahora de acuerdo al tipo de anemia tienen causas diversas. Entre las cuales están:
Anemias hemolíticas.
Este grupo de anemias se debe a que los glóbulos rojos se destruyen más rápido de lo que la
médula ósea puede reemplazarlos. Ciertas enfermedades de la sangre hacen que los glóbulos
rojos se destruyen más rápidamente. Algunos tipos de anemia hemolítica pueden ser
hereditarias, es decir, que se transmiten de padres a hijos.
Anemia de células falciformes.
Esta afección hereditaria y algunas veces grave es un tipo de anemia hemolítica. Un nivel de
hemoglobina inusual fuerza a los glóbulos rojos a adoptar una peculiar forma de media luna
que se conoce como falciforme. Estas células sanguíneas irregulares mueren muy pronto.
Esto provoca una escasez continuada de glóbulos rojos.
Factores de riesgo.
● Dieta pobre en vitaminas y minerales. No consumir suficiente hierro, vitamina B 12 y
folato aumenta el riesgo de anemia.
● Problemas con el intestino delgado. Padecer de alguna alteración que afecte al modo
en que el intestino delgado absorbe los nutrientes aumenta el riesgo de anemia.
Ejemplos son la enfermedad de Crohn y la enfermedad celíaca.
● Períodos menstruales. En general, tener menstruaciones abundantes puede aumentar
el riesgo de anemia. La menstruación causa la pérdida de glóbulos rojos.
● Embarazo. Las embarazadas que no toman un multivitamínico con ácido fólico y
hierro tienen un mayor riesgo de anemia.
● Enfermedades persistentes, llamadas crónicas. Tener cáncer, insuficiencia renal,
diabetes u otra enfermedad crónica aumenta el riesgo de anemia por enfermedad
crónica. Estas afecciones pueden derivar en una escasez de glóbulos rojos.
● La pérdida lenta y crónica de sangre por una úlcera u otra fuente dentro del cuerpo
puede agotar la reserva de hierro del cuerpo y provocar anemia por deficiencia de
hierro.
● Antecedentes familiares. Tener un familiar con un tipo de anemia que se transmite de
padres a hijos, denominada hereditaria, puede aumentar el riesgo de sufrir anemias
hereditarias, como la anemia de células falciformes.
● Los antecedentes de ciertas infecciones, enfermedades de la sangre y trastornos
autoinmunes aumentan el riesgo de padecer anemia. Beber mucho alcohol, estar en
contacto con sustancias químicas tóxicas y tomar ciertos medicamentos pueden
afectar a la producción de glóbulos rojos y derivar en anemia.
● Edad. Las personas de más de 65 años tienen un mayor riesgo de anemia.
Sintomatología.
Los síntomas de la anemia dependen de la causa y de su gravedad. La anemia puede ser
sutilmente leve que no muestre síntomas al principio. No obstante, los síntomas acaban
apareciendo y empeoran a medida que lo hace la anemia.
Si la causa de la anemia es otra enfermedad, esta puede enmascarar los síntomas de la
anemia, en examen de otra afección puede encontrar la anemia. Determinados tipos de
anemia tienen síntomas que apuntan a la causa.
Complicaciones.
Si no se la trata, la anemia puede causar muchos problemas de salud, tales como:
1. Cansancio extremo. Anemia grave que puede imposibilitar la realización de las tareas
cotidianas.
2. Complicaciones en el embarazo. Las embarazadas que tienen anemia por deficiencia
de folato pueden tener más probabilidades de sufrir complicaciones, como un parto
prematuro.
3. Problemas cardíacos. La anemia puede derivar en latidos del corazón irregulares o
acelerados, lo que se denomina arritmia. En caso de anemia, el corazón debe bombear
más para compensar la escasez de oxígeno en la sangre lo cual deriva en un corazón
dilatado o insuficiencia cardíaca.
4. Muerte. Algunas anemias hereditarias, como la anemia de células falciformes, pueden
derivar en varias complicaciones que ponen en riesgo la vida. Perder mucha sangre
rápidamente provoca una anemia grave y puede ser mortal.
Diagnóstico.
Para diagnosticar anemia, el médico puede evaluar los factores de riesgo y solicitar análisis
de sangre u otras pruebas de diagnóstico. También puede realizar un examen físico para
buscar síntomas de anemia, como lengua pálida o uñas quebradizas y tener un interconsulta
con en Hematología.
Hemograma
● Tamaño y color de los glóbulos rojos. En la anemia por deficiencia de hierro, los
glóbulos rojos son más pequeños y de color más pálido de lo normal.
● Hematocrito. Este es el porcentaje de tu volumen sanguíneo compuesto por glóbulos
rojos. Los niveles normales varían generalmente entre 35,5 y 44,9 % en las mujeres
adultas y entre 38,3 y 48,6 % en los hombres adultos. Estos valores pueden cambiar
según la edad.
● Hemoglobina. Los niveles de hemoglobina inferiores a los normales indican anemia.
El rango normal de hemoglobina varía generalmente de 13,2 a 16,6 gramos (g) de
hemoglobina por decilitro (dL) de sangre en los hombres y de 11,6 a 15 g/dL en las
mujeres.
● Ferritina. Esta proteína ayuda a almacenar hierro en el cuerpo, y un nivel bajo de
ferritina, por lo general, indica un nivel bajo de reservas de hierro
Pruebas de médula ósea
Las pruebas de médula ósea verifican si su médula ósea está sana y si produce cantidades
normales de glóbulos, las cuales son; aspiración y biopsia que con frecuencia ambas se
realizan al mismo tiempo, en aspiración se recolecta una pequeña cantidad de líquido de la
médula ósea a través de una aguja.
Las pruebas de biopsia implica recolectar una pequeña cantidad de tejido de la médula ósea a
través de una aguja más grande. Ambas pruebas pueden ayudar a encontrar la causa de
recuentos de glóbulos bajos o altos.
Tratamiento.
Los tratamientos para la anemia implican tomar suplementos o someterse a procedimientos
médicos. Llevar una alimentación sana puede evitar algunos tipos de anemia.
Los suplementos de hierro pueden aumentar el hierro en su cuerpo. Esto puede ayudar a tratar
la anemia por deficiencia de hierro. Los suplementos de hierro generalmente no se
administran a personas que no tienen anemia por deficiencia de hierro porque demasiado
hierro puede dañar sus órganos.
Los suplementos de vitamina B12 o las inyecciones pueden ayudar a tratar la anemia por
deficiencia de vitamina B12.
Transfusión de sangre.
Una transfusión de sangre es un procedimiento médico común y seguro en el que se le
administra sangre sana a través de una línea intravenosa que se inserta en uno de sus vasos
sanguíneos. Las transfusiones de sangre reemplazan la sangre que se pierde a través de una
cirugía o lesión, o la proporcionan si su cuerpo no la produce adecuadamente.
Las transfusiones ayudan a las personas con anemia grave a aumentar rápidamente la
cantidad de glóbulos rojos en la sangre. Su médico puede recomendar esto si tiene
complicaciones graves de anemia.
Trasplante de sangre y médula ósea
Un trasplante de médula ósea (o de sangre), también llamado trasplante de células madre
hematopoyéticas, reemplaza las células madre productoras de sangre defectuosas con células
sanas.
Los trasplantes de sangre o de médula ósea generalmente se realizan en un hospital. A
menudo, debe permanecer en el hospital durante una o dos semanas antes del trasplante para
prepararse. También recibirá medicamentos especiales y posiblemente radiación para destruir
sus células madre anormales y debilitar su sistema inmune para que no rechace las células del
donante después del trasplante.
Cirugía
Es posible que se necesite cirugía para detener el sangrado interno.
Prevención.
Muchos tipos de anemia no se pueden prevenir. No obstante, llevar una alimentación sana
puede prevenir las anemias por deficiencia de hierro y por deficiencia de vitaminas.
Hierro. Los alimentos ricos en hierro incluyen ternera y otras carnes, frijoles, lentejas,
cereales enriquecidos con hierro, verduras de hoja verde oscuro y frutas deshidratadas.
Folato este nutriente y su forma natural de ácido fólico se pueden encontrar en frutas y jugos
de frutas, verduras de hojas verdes oscuras, arvejas verdes, porotos rojos, maní y productos
de grano enriquecidos tales como pan, cereales, pasta y arroz.
Vitamina B 12. Los alimentos ricos en vitamina B 12 incluyen la carne, los productos lácteos
y los productos enriquecidos a base de cereales y soja.
Vitamina C. Los alimentos ricos en vitamina C incluyen frutas y jugos cítricos, pimientos,
brócoli, tomates, melones y fresas.