Algunos Apuntes Comprender El Contexto Geopolítico
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¿inventores de la democracia?
ABRIL 13, 2022 / DEJA UN COMENTARIO / EDITAR
Son dos momentos significativos los que esta nota se propone exaltar. Pues bien,
no cabe duda de que siguen siendo muchas las lecturas e interpretaciones
necesarias en un Occidente que agoniza en múltiples niveles: ontológico,
geopolítico, económico, cultural. Ya previamente el estudioso Hamid
Dabashí había hecho el elogio de la persofilia como educadora de una Europa
buscadora del sentido, y la refutación de un constructo estadunidense de suyo
único, original y diferenciado, como lo prueba el hecho de que los padres
fundadores de esa nación, verbigracia Thomas Jefferson, hayan encontrado su
adecuada inspiración, entre otros, en el ejemplo de Ciro el Joven, el de
la Ciropedia del militar y filósofo Jenofonte, como tantos otros casos que el
investigador iraní refiere. El caso de Goethe y su Diwan de Oriente y Occidente es
uno de nuestros predilectos.
Pero a fuerza de repetición nos hemos hecho escuchar en la contundente
afirmación: la cultura es la primera forma que toma lo político, la vida política. La
teoría de los sistemas de gobierno, de ese modo, es la representación de un
acontecimiento antropológico palpable, cultural porque toda convivencia es un
hecho político. Su registro no es literatura sino ciencia política, en primer lugar.
En torno a la historia de la democracia, increíblemente, Cornelius
Castoriadis (En La ciudad y las leyes), destacado pensador griego, anota sobre un
testimonio de Heródoto la siguiente prueba de un Oriente del todo distinto a lo
que suele ser interpretado en el imperativo de la conciencia hegemónica. El
contexto es el de tres nobles persas que dialogan sobre el óptimo sistema
político. Analicémoslo puntualmente:
«Situemos nuestro pasaje. Cambises acaba de morir en Egipto, durante el verano
de 522 a.C. Un impostor, el mago Esmerdis, que se ha hecho pasar por un tocayo,
el asesinado hijo de Ciro, ha usurpado el poder. Otanes, un persa de alto rango, lo
desenmascara y, para desembarazarse de él, se alía con otros seis nobles, entre
ellos, Darío. Esmerdis y otros magos son eliminados. En consecuencia, los siete
conspiradores se adueñan del poder. Tres de ellos, Otanes, Megabizo y Darío,
que aparecen como individuos de una magnanimidad y un sentido de la justicia
incomparables –Solones y Pericles persas, en cierta forma-, cotejan entonces sus
opiniones sobre los méritos de los diferentes regímenes políticos. De alguna
manera, casi todos los argumentos presentados en el debate a favor o en contra
del poder de uno solo, de varios o de todos reaparecerán constantemente de allí
en más.
El primero en hablar, Otanes, para defender la democracia, comienza por
criticar la monarquía, ese régimen que da libre curso a la hybris de un hombre,
como acaban de comprobarlo, dicen, con los excesos de Cambises y luego con los
del mago Esmerdis. Y no podría ser de otra manera, dado que el monarca
es anéuthymos, irresponsable; no tiene que rendir cuentas a nadie. Les recuerdo
que todos los magistrados de las ciudades democráticas griegas debían, por su
parte, al abandonar su cargo, presentar una rendición de cuentas a la vez
económica, moral y política. El mejor de los hombres, una vez solo en el poder, se
sentirá infaliblemente impulsado –y la expresion es magnífica- “ektós son
eothoton noematon”, a apartarse de los pensamientos comunes y corrientes:
saldrá de sus casillas. Nuestra historia contemporánea lo prueba en abundancia.
¿Por qué es así? Porque, prosigue Otanes, el phthonos, la envidia, y la hybris son
innatas en el nombre, y ambos vicios empujan a quien sea a cometer las peores
monstruosidades. Uno envidia lo que poseen otros, y cuando tiene todo, quiere
aún más. Un siglo después, Aristóteles dirá lo mismo de otra manera: el deseo
adquisitivo es en el hombre un deseo que no conoce límites, un deseo sin fin,
absurdo y vano. El monarca, en esas condiciones, se verá en la necesidad de
transgredir los nomoi, las leyes y costumbres ancestrales, ejercer la violencia
contra las mujeres – notable precisión: la violación de las mujeres forma parte
del comportamiento habitual de un monarca – y matar a cualquiera sin juicio. En
tanto que, sigue Otanes, el poder del plethos, del pueblo, es el mejor de los
regímenes. Ante todo porque lleva el más bello nombre que pueda
existir: isonomía, la igualdad de todos ante la ley. Otanes no dice
democracia sino isonomía, en lo que es además una de las primeras
apariciones de la palabra. A continuación, porque no puede cometer ninguno
de los excesos de los que un monarca será forzosamente culpable: en ese
régimen, las magistraturas se echan a suerte; los magistrados son responsables
de sus actos; y todas las decisiones, los bouléumata, se presentan frente al
pueblo. Otanes concluye su discurso con esta frase magnífica y muy difícil
de traducir: “en gar to polló eni tan panta”, pues todo está en el pueblo. Esta
traducción es ambigua, desde luego, pero estamos en el contexto de un
elogio de la democracia: todos los talentos al servicio de la comunidad
están en el pueblo; e incluso: el interés del pueblo es el interés de la
comunidad como tal, etcétera.»
De manera análoga, el historiador italiano Luciano Canfora (Democracia en
Europa, la historia de una ideología) refiere la siguiente acta:
«Las guerras persas actuaron como un catalizador al crear la distinción entre
griegos y bárbaros. ¿Cuál podría ser la diferencia esencial entre ellos? Los griegos
vivían en ciudades y los bárbaros, no: los primeros eran libres y los segundos
subyugados a la autoridad de un líder. Desde la primera línea de la Historia de
Heródoto los bárbaros y griegos determinan los dos polos de la historia:
‘Heródoto de Halicarnaso muestra así su investigación, de suerte que los logros
humanos no sean olvidados en el tiempo y que las grandes y maravillosas
proezas, algunas alcanzadas por los griegos, otras por los bárbaros, no sean sin
su gloria’. La contraposición de Europa y Asia es denotada en Ésquilo en su
obra Los Persas (472 a.C.) por la imagen de dos hermanas, los dorios y los
persas, que son enemigos. Esta visión se proyectaría a la guerra troyana
retrospectivamente, por lo que los troyanos serían tildados de bárbaros. Por
mucho tiempo la idea de Europa correspondió a la manera en que los helenos se
definieron a sí mismos. En la Grecia de las ciudades-estado las siguientes
ecuaciones enraizaron profusamente: Grecia = Europa = libertad y democracia;
Persia = Asia = esclavitud. ¿Pero realmente todos los griegos concordaban en ese
punto? En un pasaje de su Historia, Heródoto argumenta muy claramente que,
antes de Clístenes, la democracia política había sido «inventada» en Persia
por uno de los dignatarios iraníes involucrados en la conspiración que
defenestró al usurpador Esmerdis. Heródoto se lamenta del hecho que los
griegos, durante las lecturas públicas de su trabajo, se hayan negado a
aceptar este hecho, claramente detallado, de manera contundente. Un gran
historiador de Grecia y Persia, David Asheri, ha escrito correctamente que, en
ese pasaje, Heródoto se encontraría haciendo una crítica implícita en la típica
equivocación de la época de que la democracia era una «invención» griega.»
Es importantísimo señalar que a nivel filológico los dorios no son otros sino los
espartanos o laconios. Reciben ese nombre debido a que hablaban en el dialecto
dorio, caracterizado por el uso de vocales abiertas y muy socorrido debido a su
musicalidad en la composición de los coros teatrales por los tragediógrafos
archiconocidos de la época. A su vez, los persas desde la antigüedad se asocian al
idioma farsi (parsi). Los famosos griegos atenienses hablaban y escribían, por su
parte, en dialécto ático.
El segundo y final instante que nos gustaría enmarcar implica al volumen Vida de
Licurgo (capítulo XXVI), donde el célebre cronista Plutarco describe el modo
democrático en que los dorios elegían a representantes populares importantes,
dicho en el argot de hoy, «a mano alzada», como contrapeso a los posibles
excesos de la diarquía imperante, lo cual no es, a nuestro juicio, sino el
precedente del concepto moderno de democracia participativa. Aristóteles
en su crítica a la Constitución espartana contenida en el tratado Política, describe
este método como «pueril». ¡Más que normal proviniendo de un ateniense a
ultranza! El pasaje es el siguiente:
«Al principio nombró el mismo Licurgo a los senadores, como hemos dicho, de
entre los que le habían aconsejado y sostenido; pero luego, en lugar del que
moría, estableció que se eligiese el que fuese reputado por más virtuoso entre los
que pasaban de sesenta años. Contienda era ésta, sin duda, la más grande y
más digna de disputarse de cuantas pueden ocurrir entre los hombres;
porque no se trataba de elegir entre los ágiles el más ágil, entre los fuertes
el más fuerte, sino de que el que fuese reputado por más virtuoso y
prudente entre los prudentes y virtuosos tuviese para toda la vida por
premio de la virtud un gran poder en la república, siendo dueño de la muerte,
de la infamia, y en general de las cosas de más entidad. Hacíase la elección de esta
manera: reunido el pueblo, elegía ciertos hombres de probidad, los que eran
encerrados en una estancia próxima, donde, no pudiendo ni ver ni ser vistos,
oían, sin embargo, la gritería de los congregados; porque era el clamor público
el que decidía de la elección entre los candidatos, los cuales, no todos de una
vez, sino de uno en uno por suerte, daban en silencio un paseo ante la junta. Los
encerrados tenían unas listas, y en ellas señalaban el punto a que respecto de
cada uno subía la gritería, no sabiendo de quién se trataba, sino sólo que fue el
primero, el segundo, el tercero, u otro, según el número de los que habían ido
pasando; y aquel por quien había sido de mayor número y más sostenida, era el
que quedaba nombrado. Coronábase éste y visitaba los templos, llevando en su
seguimiento a muchos jóvenes que lo ensalzaban y proclamaban, y también
muchas mujeres, que con cánticos le elogiaban y le daban el parabién. Cada uno
de sus apasionados le obsequiaba con un convite, diciéndole: “Con esta mesa te
honra la patria.” Pasaba de allí al banquete público, donde todo se hacía según
costumbre, excepto que al presentarle la segunda porción la tomaba y la
guardaba; y después del banquete, a la puerta misma del edificio, concurriendo
allí las mujeres de su parentela, llamaba a la que tenía en más aprecio, y, dándole
la porción, le decía: “Que habiéndola recibido como premio, se la regalaba”; con
lo que las demás, elogiándola también, la acompañaban a su casa.»
Se observa que la típica distinción politizada entre dorios y
persas (historizada dramáticamente por Ésquilo) exploró y fatigó los principios
democráticos que le dieron carta de naturaleza a sus correspondientes leyes. Es
necesario no confundir al sustantivo con sus atributos o, lo que es lo mismo, al
hecho en sí con sus principios constitutivos. A su vez nos pareció más propicio
hacer énfasis en los principios democráticos de la antigüedad persa por abonar a
los argumentos que se proponen deconstruir la enemistad Occidente-Oriente de
cara a la formación de nuevas misiones diplomáticas de pacificación ante los
conflictos contemporáneos en 2022.
Sería tal vez exagerado pensar, pues, y con afán de ser justos, que los iraníes
inventaron exclusivamente como tal la democracia a la que se ciñe Occidente,
pero es innegable, no obstante, el hecho de que exploraron sus principios
correctivos antimonárquicos, antidogmáticos y antiabsolutistas: un hecho
escasamente conocido que necesita propalarse más ante el advenimiento
anticolonial de un nuevo orden multipolar con regionalismos soberanos
pluriétnicos.
Miguel Cabrera
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¿Refinar o no refinar?
JUNIO 13, 2022 / DEJA UN COMENTARIO / EDITAR
Miguel Cabrera
El nuevo acomodamiento multipolar de naciones, el cual pone un dramático
punto final al imperialismo estadunidense y anglosajón que dominó desde el fin
de la Guerra Fría 1.0, nos ha legado algunas importantes reflexiones sobre la
defensa de la soberanía a nivel energético. Ya habíamos referido en este espacio
que, según la misma industria petrolera, hacia 2050 podría realizarse la
transición a las nuevas energías. Que de la mano del neoliberalismo financierista
se haya hecho creer a la opinión pública de la rápida puesta en marcha de esa
natural evolución en el marco más cortoplacista , verbigracia 2020 o 2030, sólo
puede significar la premeditada presencia de una mano invisible, una mano muy
sesgada.
Ello en el marco de las recientes declaraciones de Andrés Manuel López Obrador,
quien informó en su conferencia matutina (13/6/2022) que la parte de Shell
adquirida por el Estado recientemente en la refinería de Deer Park, Texas, ha
comportado hasta el momento utilidades por 400 millones de dólares mientras
se desarrolla en México un doble proceso: 1) la extracción de petróleo con el fin
de procurar ante todo el abastecimiento del mercado interno más que el de
exportación, dado el lento pero seguro declive de la industria petrolera y 2) el
fortalecimiento en el área de la refinación para volver al país menos dependiente
de las importaciones de gasolina y, con ello, estabilizar el precio de las mismas
con su respectivo impacto en la salvaguarda de la economía contra la inflación en
un contexto geopolítico mundial adverso.
En relación a la estrategia y sentido soberanistas de la defensa por los
energéticos, la inauguración de la nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco, por
ejemplo, comportará de ese modo el desenvolvimiento de una tendencia
internacional que contrapone los intereses financieros a los de la economía real
de la población, si bien no olvidamos que la mega-especulación ha modificado la
correlación de fuerzas a favor de una minoría internacional privatizadora y en
detrimento incluso del prestigio de la llamada clase política de los países
intervenidos por el capital global imperialista.
«Hudson nos recuerda la manera en que las políticas públicas de China ‘fueron
semejantes al proteccionismo estadunidense de entre 1865 y 1914, a saber,
subsidio estatal para la industria, una poderosa inversión de capital en el sector
público, y el aumento en el gasto social en educación y salud para optimizar la
calidad y productividad en el trabajo. Esto no fue llamado marxismo en los
Estados Unidos sino que se trata simplemente de la manera más lógica de
procurar la industrialización, como parte de un amplio sistema social y
económico.»
«la apropiación pública de los recursos naturales así como de los proyectos clave
en infraestructura; la autosuficiencia soberanista en la creación de crédito y
moneda; la protección del consumidor y el trabajador; controles de capital para
prevenir el endeudamiento en moneda extranjera; […] fiscalización progresiva;
autosuficiencia nacional de alimentos.»
Imprescindible como los postulados económicos del ruso Sergey Glazyev, -una de
las voces más autorizadas en el diseño conceptual de la nueva economía
multipolar y miembro del Comité Financiero Internacional del Banco de Rusia- la
argumentación de Michael Hudson, así como la presencia de la voluntad
colectiva, representan el nuevo vector que guiará la lucha por un mundo más
equitativo.
«Cada espíritu construye para sí una casa; más allá de su casa construye un mundo;
más allá de su mundo construye un paraíso. Conoce, pues, que el mundo existe para ti:
Para Ahmad Fardid, filósofo persa de la escuela de pensamiento de Martin Heidegger, el planeta
ha sufrido una apabullante y tóxica occidentalización o gharbzadegi, en lengua irania, traducible
a nivel geopolítico en la invisibilización de la gran pluralidad cultural del mundo o, lo que es lo
mismo, en la existencia instrumental, ahora en franca decadencia, del supremacismo clasista,
racista y belicista proveniente del hegemón político que ha traído gran desigualdad, marginación
y peligro para amplios sectores planetarios. El mero surgimiento de un concepto que describa estas
características vuelve inevitable la confrontación con la historia en términos de identidad.
¿Quiénes somos como pueblos del mundo? Lo cierto es que el concepto de la democracia, tal como
refiere en este brillante ensayo de Alastair Crooke, necesita de un profundo revisionismo que logre
vincular nuevamente a las hoy en día tan menospreciadas instituciones con los sujetos que tendrían
que ser representados.
Por otra parte, la época que vivimos de transición a un mundo multipolar implica la doble navaja
1) des-occidentalizadora como 2) re-organizadora a nivel geográfico, es decir, la creación o
vislumbre de nuevas regiones. Diferente a la idea de un soberanismo clásico de naciones, la
desglobalización implica la construcción de grandes bloques geográficos que gravitan en torno a
los principales ejes de poder, ya sea el alicaído EEUU, Rusia o China. Lo que no se balcanizó se
soberanizó dentro o hacia una nueva región autónoma. Buenos ejemplos son los concepto de
Norteamérica, Latinoamérica o Eurasia que atraen con fuerza gravitatoria a los países de sus
respectivos orbes geográficos, económicos, etc.
Se vuelve indispensable, por lo tanto, y ante al ascenso irresistible del mundo euroasiático, hacer
una calibración de tales megaregiones para entender el modo en que el nuevo orden mundial se
asienta, asumiendo que el desenlace de los más recientes acontecimientos tienda a la homeostasis u
equilibrio interno y externo de los cuerpos de naciones. ¡La realidad es que nadie desea una
conflagración termonuclear o termobárica!
En recientes artículos para los portales Zero Hedge y The Cradle, el geoanalista brasileño Pepe
Escobar critica el tecno-feudalismo del G-7 como medio para contener la unificación del Sur
Global (El sureste asiático, Asia Central, Asia Occidental, África y Latinoamérica). Aunado a
ellos, los BRICS+ (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica + Kazajistán, Arabia Saudí, Egipto,
Indonesia, Nigeria, Senegal, Emiratos Árabes Unidos y Tailandia), de ese modo, representan un
mundo alternativo sustentable recientemente catalizado en parte a su máximo nivel de
implementación debido a las sanciones impuestas a Rusia por la guerra en Ucrania desde un
Occidente-OTAN-G7 que perdió su creatividad para armonizar sus intereses con los del resto del
concierto de naciones.
Con las medidas restrictivas impuestas sobre Rusia a nivel económico, Putin logró diversificar su
portafolio de exportaciones de energéticos a India y China incrementando sus ganancias,
cincelando con ello, delineando, así, con precisión, el rostro de la más reciente versión unificada
del bloque euroasiático. De continuar la tendencia traerá consigo el surgimiento de una moneda
alternativa basada en la canasta de divisas BRICS, y su inevitable estructura de pagos
internacionales como lo sugiere el sistema ruso MIR, principal apuesta del Kremlin para liberarse
de la Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales, SWIFT, por sus
siglas en inglés, con sede en Bruselas. A su vez y en mancuerna con el Banco Asiático de Inversión
en Infraestructura (AIIB por sus siglas en anglosajón), el Nuevo Banco de Desarrollo de los
BRICS, que recientemente añadió a Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay, traza
los vectores para el desarrollo cooperativo sustentable del Gran Sur.
En resumidas cuentas, con un PIB mundial del 27.4%, 66% de la población mundial (!) y una cuota
en el Fondo Monetario Internacional mayor al 15%, el megabloque BEAMS representa, según
refiere el importante Club Valdai, el imprescindible advenimiento de una multipolaridad
geoeconómica flexible cuyos brazos se disponen a continuar la forja de alianzas con los países del
Sur Global.
El caso Norteamérica
Por su parte, según comenta el experto en geopolítica Alfredo Jalife-Rahme con aritmética
precisión:
«El PIB conjunto para 2022 de Norteamérica es uno de los principales en la competencia regional
de los bloques geoeconómicos del planeta, con un total de 28.8 billones de dólares (trillones en
anglosajón): EU, con 25.3 billones (primer sitio); Canadá, 2.2 billones (sitio seis) y México 1.3
billones de dólares (sitio 16). El PIB del T-MEC es muy superior al de la Unión Europea, de 27
países, de más de 15 billones de dólares: ¡Casi el doble! El PIB aproximado de Sudamérica (12
economías), donde pesa exageradamente Brasil (1.8 billones de dólares: décimo sitio global), es
de 3.25 billones de dólares.»»
Esto quiere decir desde nuestro punto de vista que pese al increíble auge del Oriente de la mano
de su multipolaridad pluricultural, soberanista y estratégica, los epígonos del occidentalismo
perduran junto a su sistema pretrodólarcéntrico defendido con las armas nucleares de EEUU. El
mismo Club Valdai indica que:
«De manera interesante, las variaciones del megabloque BEAMS se encuentran apenas a la par en
términos del PIB con los acuerdos de integración regional más extensos del mundo, a saber, el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), el cual en 2016 sumó el 28.1% del
PIB global y sólo el 6% de la población planetaria. Al mismo tiempo, en términos de PIB, los
BEAMS se encuentra notablemente detrás de plataformas tan potenciales como el Acuerdo
Transpacífico de Cooperación Económica (TPP junto con los EEUU) y la Asociación
Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP), los cuales suman 38.3% y 46.5% del PIB
global respectivamente.
El camino posible para que una alianza de economías en desarrollo se aproxime a estos niveles de
PIB agregado podría ser el de unificar todos los acuerdos comerciales regionales del Sur Global
sobre la base del BEAMS tales como la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN) y
el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (GCC). Esto permitiría funcionar
como un puente para disminuir la brecha con lo que actualmente parece ser la alianza potencial
más grande en el mundo, a saber, la combinación de las plataformas del TPP y el TTIP juntos, las
cuales sumarían más del 60% del PIB global. Sin embargo, el balance de poder gira en favor de la
integración de plataformas del Sur Global si la aritmética se hace partiendo de la Paridad de Poder
Adquisitivo (PPP en inglés) o si son tomadas en cuenta proyecciones de mayor largo plazo de los
respectivos PIB’s añadidos para llegar a agregados más grandes desde los bloques regionales. De
acuerdo a las estimaciones del Ministerio Ruso de Desarrollo Económico, tomando el PPP como
base, las economía de los BRICS ya superan a las del G7 en términos de PIB unificado, a saber,
$44 billones (trillions en inglés) contra $40 billones.»
De lo anterior parece claro concluir que tanto el Sur como Norte globales, así como la antigua
dicotomía Oriente y Occidente parecen ser los principales vectores y cuadrantes que guiarán la
diplomacia internacional en los próximos años. Más allá del desenlace en la guerra en Ucrania, la
cual reverbera con indeseables efectos colaterales en el resto del mundo como la inflación o la
carestía de alimentos, es claro que las políticas que reorienten el destino común de la humanidad
tendrán que buscar el equilibrio exacto para redistribuir el ingreso en función de una economía de
bienes y servicios que permita poner fin a cualquier crisis exacerbada por las coyunturas militares.
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Más allá de los simbolismos y tradiciones, la Corona británica sigue jugando un papel muy
importante en la configuración de alianzas y políticas de Occidente. La transición a un nuevo
monarca británico no dejará de representar desafíos para la Commonwealth como para sus
aliados contra Rusia.
No estamos enfrentando una crisis energética en Europa, sino una crisis de liderazgo.
Según nos recuerda la visión realista del Wall Street Journal, pese a haber permanecido como jefa
de Estado de 14 países, la Corona perdió India en 1947 y, no menos importante, Hong Kong en
1997 lo que, aunado a los hálitos independentistas de Escocia, del insalvable Brexit, y del
surgimiento de nuevos valores occidentales que cuestionaron seriamente la funcionalidad de la
clase monárquica, así como los continuos escándalos familiares, no parece sino confirmar la crisis
sistémica de la aristocracia británica, extensible a las otras del rubro occidental en el cada vez más
asiduo cuestionamiento sobre la factibilidad total de los sistemas de gobierno desde la monarquía
neoliberal hasta la democracia (no en pocas ocasiones disfrazada de oligarquía) durante la fase de
su decadencia diplomática.
Por su parte el New York Times se deshace en panegíricos de estabilidad y aceptación populares.
Así pues rememora los aires festivos y las declaraciones de Tony Blair a inicios del nuevo milenio:
«El alcance de su éxito quedó evidenciado en 2002 cuando, a los 76 años, Isabel celebró 50 años
como reina con una fiesta nacional de cuatro días. El evento finalizó con lo que Warren Hoge de
The Times llamó «la ola tradicional desde el balcón del Palacio de Buckingham mientras los coros
cantaban ‘Tierra de esperanza y gloria'». […]
“Los noticiarios maniqueos de 1952 mostraban un país muy diferente al de hoy», dijo Tony Blair,
entonces Primer Ministro, al brindar por la reina en 2002 en un almuerzo formal en el Guildhall
del siglo XVII. «Usted ha logrado adaptar exitosamente la monarquía al mundo moderno, lo cual
ha sido un desafío porque es un mundo que puede prestar poca atención a la tradición y, a menudo,
valora las modas pasajeras por encima de la fe duradera».»
Es necesario recordar que Reino Unido pertenece a la poderosa alianza anglosajona de inteligencia
conocida como los Cinco Ojos, conformada por Australia, Canadá, Estados Unidos, Nueva
Zelanda y Reino Unido cuya vigilancia militar, económica y cultural, guste o disguste, perdura
como epígonos antigravitatorios en la segunda década del siglo XXI ante el ascenso de las
potencias euroasiáticas de Rusia, China, Irán o India. Esta nueva dicotomía es el verdadero legado
de la hegemonía occidental y anglosajona.
En fin, con una aprobación del 75% en una reciente encuesta, lo cual legitimaría la existencia
misma de la monarquía, tal como anota el portal Vox, Isabel II alcanzó a nombrar a Liz Truss
como Primer Ministro de Reino Unido el pasado 5 de septiembre tras el agónico y desangelado
gobierno de Boris Johnson.
Contrariamente a la opinión general de la prensa que afirma la salubridad política en que Isabel II
dejaría a Reino Unido, la realidad es que el contexto de la guerra en Ucrania, con sus
ramificaciones como metástasis económica en todo el mundo, colocan al imperio insular en la
primera fila de las crestas de la inestabilidad inflacionaria, resultado de las sanciones a una Rusia
que ha logrado diversificar la exportación de gas al orbe asiático. En ese sentido, la prensa británica
no dejará de reportar con particular eficacia y mordacidad el estado de precariedad económica de
la sociedad inglesa, asolada por exorbitantes incrementos en los bienes y servicios más elementales
(¡una inédita inflación de 10.1% al corte de caja de julio!), según refiere Martin Jay del rotativo
Strategic Culture Foundation, ante la amenaza de un invierno más gélido que la sombra de la
Segunda Guerra Mundial.
Antes de ser muy posiblemente engullida por la crítica y la prensa, y según publica el Financial
Times, Liz Truss no dejará de reactivar el veto contra la extracción de hidrocarburos del subsuelo
con la polémica técnica del fracking para intentar legitimar la primera fase de su administración
ante la carencia del preciado gas en el orbe europeo, ocasionada por su dependencia, en general,
de las importaciones provenientes de Rusia a través de sus importantes gasoductos que atraviesan
Ucrania.
La formación
Bowland-Hodder y la cuenca de Weald, epicentros de los yacimientos de shale gas británico.
Como se puede apreciar, los corolarios de la guerra civil eslava (Ucrania contra Rusia) reverberan
en el orbe occidental con propulsión mayor e inversa a la razón de las políticas anti-rusas que
provocaron una crisis de escasez de energéticos, real efecto boomerang que hace peligrar la
orquestación económica de los bloques globalistas, y que zahiere tanto el orden económico
establecido y la planeación de políticas contra el cambio climático.
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Las más recientes coyunturas militares y de salud han llevado a la implementación de nuevas
medidas regionalistas de producción, así como de inversión y desarrollo en enclaves de alta
importancia, lo que no sólo fomentará la competencia entre Estados Unidos y China sino que
reordenará a partir de ello la política internacional y la diplomacia.
La transición a energías renovables en el auge del mundo multipolar gira en torno a dos nociones
fundamentales: la seguridad energética nacional y el fortalecimiento de las cadenas de suministro
a través de su regionalización o nearshoring. Así lo han comprendido grandes súper potencias
como EEUU y China en su carrera por la supremacía tecnológica. No podría entenderse de otro
modo la más reciente visita del secretario de Estado, Anthony Blinken a suelo mexicano en el
marco del Diálogo Económico de Alto Nivel entre México y Estados Unidos el pasado lunes 12
de septiembre. Es claro para Washington que las crisis de la Covid-19 y la guerra en Ucrania
compromete ya no solamente su desarrollo económico sino su propio grito existencial como centro
de sentido y fundamento de la democracia en Occidente.
Ko Lyng Cheang del portal IndyStar refiere que al día siguiente de su visita en la capital mexicana,
Blinken y la secretaria de comercio, Gina Raimondo, viajaron estratégicamente al Centro de
Nanotecnología Birck de la Universidad Purdue en la ciudad de West Lafayette, Indiana, en
compañía del gobernador Eric Holcomb, el senador republicano Todd Young, —quien busca su
re-elección en las elecciones intermedias de noviembre—, y el rector universitario Mitch Daniels.
El objetivo fue promover el desarrollo de un ecosistema productor de semiconductores, piezas
tecnológica de altísimo nivel indispensables para el desarrollo computacional (5G) y militar
(misiles hipersónicos) de vanguardia, y tema nodal para entender en gran medida qué está detrás
del conflicto por Taiwán. La promoción de dicho sector con la inversión por 52mil millones de
dólares es el resultado de la recientemente aprobada Acta de CHIPS y Ciencia para Indiana, estado
que aspira a ser uno de los enclaves principales en el desarrollo de los cotizados semiconductores.
Tan sólo para el caso de México, la banca de inversiones JP Morgan calcula que el efecto-
nearshoring podría aumentar su PIB en 2.6 puntos porcentuales y significar un aumento de entre
80 y 170 mil millones de dólares a las exportaciones mexicanas.
Aunado a ello es necesario referir la creación de la iniciativa tecnológica CHIP 4 conformada por
EEUU, Taiwan, Japón y Surcorea, lo que puede interpretarse como el esfuerzo de contener a China
en este sector, cuyo complemento geopolítico bien podría ser la conformación conceptual del
diálogo estratégico QUAD constituido con la iniciativa del anterior presidente japonés Shinzo Abe
en 2007 por Australia, India, Japón y EEUU.
En segundo lugar es significativo dar cuenta del más reciente capítulo en la «carrera de los chips»
tal como informa Scott Foster de Asia Times, con el importante descubrimiento que comporta para
la industria de semiconductores el uso del óxido de galio, ampliamente investigado en Japón y país
líder en ese rubro. Al respecto de este nuevo material y tal como lo comentó la empresa Taiyo
Nippon Sanso , «su rendimiento teórico como mecanismo de energía es mucho mayor que el del
silicio, superando al carburo de silicio y al nitruro de galio, lo que lo convierte en un material
óptimo». Las tres principales empresas que lo desarrollan y producen son Kyma Technologies, de
EEUU, y las japonesas FLOSFIA y Novel Crystal Technology.
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La interpretación geopolítica de
las elecciones presidenciales en
Brasil 2022
PORSOMACLESEN SEPTIEMBRE 26, 2022 • ( DEJA UN COMENTARIO )
Fuente: El Faro Luz y Ciencia, lunes 26 de septiembre de 2022, Ciudad de México
Las próximas elecciones a celebrarse en octubre en Brasil serán determinantes para definir la
afiliación de sectores económicos de influencia para el desarrollo de las nuevos prismas
geopolíticos.
El día que Bolsonaro ganó
Es imperativo recordar el contexto social del 2018 cuando Jair Bolsonaro ganó las elecciones
presidenciales de Brasil. En ese momento los principales problemas del país sudamericano de 220
millones de habitantes gravitaban en torno a los grandes índices de pobreza, criminalidad y
corrupción. En este último ámbito, baste recordar los escándalos que involucraron a la empresa
estatal Petrobras o a la constructora Odebrecht. La percepción en el clima electoral era la de una
necesaria renovación, y Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal, parecía satisfacer exactamente
esa demanda.
Resulta significativo que hayan llegado a anteponerse el perfil de Bolsonaro con el del carismático
de Luiz Inácio Lula da Silva, conocido entre otras cosas por sus políticas de redirección del
presupuesto gubernamental hacia los sectores menos privilegiados. Lo cierto es que en 2018 y pese
a la participación de Brasil en el importante bloque BRICS (conceptualizado por el economista de
Goldman Sachs Jim O’Neill), los anteriores enclaves de corrupción junto al impeachment de
Dilma Rousseff por las mismas acusaciones lograron generar la aceptación suficiente para que
Bolsonaro llegase al poder.
Cuatro años después y tras un conjunto de políticas públicas criticadas por la opinión internacional
de excesivamente militarizantes como aprobar legislación a favor de la posesión particular de
armas de fuego, sumadas a la afrenta de Bolsonaro con la Suprema Corte a través de sus
declaraciones de escasa corrección política, un ineficaz manejo de la pandemia por Covid-19 (se
calcula el fallecimiento de 680,000 brasileños) y su conocida afinidad con el supremacismo al
estilo Trump, la administración del ultraderechista se tambalea ante el claro avance de una
izquierda que se percibe nulamente representada en el contexto de su creciente reconquista de
plazas en América Latina. Revisemos brevemente este aspecto:
Para Lyuba Lulko, columnista y editora del portal Pravda, lo anterior debe interpretarse como la
pérdida de la influencia de Estados Unidos en Latinoamérica y el fortalecimiento en la región del
binomio Rusia-China y traza un paralelismo de la actual situación con la victoria de las izquierdas
latinoamericanas tras la elección de Hugo Chávez en Venezuela en 1998.
Aunado a ello debe tomarse en cuenta el asentamiento de tropas rusas en el país de Nicaragua por
petición del presidente Daniel Ortega, fuertemente sancionado por EEUU, según expone el portal
France 24, tras la firma de la controvertida Ley de Regulación de Agentes Extranjeros, también
llamada «Ley Putin» en septiembre de 2020, la cual declara como «agente extranjero» a personas
que se dediquen a actividades políticas en interés de países extranjeros y que reciban
financiamiento desde el exterior.
Por tanto, puede observarse que desde el punto de vista geopolítico, las elecciones próximas del 2
de octubre en Brasil representan para EEUU la continuación del declive de su esfera de influencia
más cercana. Respecto a ello el prominente estratega estadunidense Robert Kaplan ha reiterado la
analogía entre la importancia del Mar del Sur para China y el Caribe y el Amazonas para EEUU.
En efecto, Kaplan comentó en una conferencia reciente que para los chinos el Mar del Sur es para
ellos lo que el Gran Caribe lo ha sido para Estados Unidos.
Kaplan cita a Nicholas Spykman, estratega de origen neerlandés, quien pronunció en 1940 en la
Universidad de Yale que Estados Unidos controlaría el hemisferio occidental cuando llegase a
controlar el Gran Caribe, lo que ocurrió en la administración de Teddy Roosevelt. Así, Washington
logró controlar el espacio entre Yorktown hasta las junglas del Amazonas. Para Spykman, el
Amazonas es el verdadero límite entre Norte y Sur América. Al dominar de ese modo el
hemisferio occidental, Estados Unidos podría afectar el balance de poder con el Hemisferio
Oriental. «Y eso es de lo que en esencia trataron dos Guerras Mundiales y la Guerra fría», refiere
Kaplan. «Todo comenzó en el Mar Caribe».
Debe notarse, finalmente, que Brasil es una súper potencia agrícola sólo detrás de la Unión
Europea y Estados Unidos. Con el control del 20% de la flora mundial, el boom agrícola tuvo su
piedra de toque en 1970 con la creación de la corporación estatal Empresa Brasileña de
Investigación Agropecuaria, Embrapa. Tan sólo en los últimos cuarenta años la producción en este
fundamental sector ha crecido un 385% y al ser el primer exportador de granos de soya del mundo
en una fuerte mancomunidad con China como socio comercial, lo que explica que el sector agrícola
represente el 24.4% de su PIB, el 43% de sus exportaciones y el 19% de los empleos, con cifras
de 2019.
En conclusión, en el caso Brasil nos encontramos ante una disputa principalmente entre Estados
Unidos y China. De manera semejante a los influyentes semiconductores (chips) que prohijarán el
desarrollo de la Inteligencia Artificial y recordando las palabras de Henry Kissinger, quien domine
el agua y los alimentos logrará fundamentar su orden político.
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Es claro que en su asociación con Rusia y China, Alemania es el principal país afectado con la
fuga de gas de los gasoductos Nordstream 1 y 2 en el Mar Báltico. Existen, no obstante, razones
desde la teoría y la integración energética que invitan a pensar sobre el importante rol de los
países euroasiáticos en el auge del mundo multipolar frente a la alianza histórica de la anglósfera.
La analista recuerda la conferencia conjunta de Joe Biden y Olaf Scholz en febrero de 2021 en la
que el mandatario estadunidense afirmó que si Rusia invadía Ucrania, EEUU irrumpiría los
gasoductos Nordstream 1 y 2. La realidad es que ello termina por afectar las políticas energéticas
entre Europa y el Kremlin, ciertamente, pero con mayor énfasis en las de Alemania —tan
dependiente de estas venas gaseras— con Rusia, máxime del hecho de la deuda contraída por
contratos de importación de gas ruso a Berlín por 40 mil millones de metros cúbicos por año hasta
2030.
Refiere que la principal razón por la cual Alemania sería el objeto de estas maniobras es para
distanciarla geoestratégicamente de su asociación con Rusia y China. Aquí Cynthia Chung recurre
al clásico teorema de Sir Halford MacKinder, quien en su conferencia El pivote geográfico de la
historia, el 25 de enero de 1904 afirma tácitamente la necesidad de separar al orbe germánico del
ruso, pues el fortalecimiento del cinturón euroasiático (área pivote que implica a China)
conllevaría un importante desarrollo económico y militar de la mano de sus importantes recursos
naturales.
Da cuenta de uno de los más recientes acercamientos entre Alemania y China a través de Peter
Altmaier, ministro de asuntos económicos y energía, quien revela la existencia de un nuevo e
impresionante recurso natural conocido como «hidrógeno verde». Altmaier comentó en una
entrevista a la cadena CNBC en enero de 2021: «nos percatamos que el hidrógeno verde es la pieza
perdida (missing link) de la transición energética en la mayoría de los países industrializados.
Tendremos que importarlo de otros países».
Describe que este recurso se extrae del agua a través del método conocido como electrólisis,
generada por energía renovable, cuya producción es más «limpia» que extraerla del carbón o el
gas natural, y nos revela un hecho fundamental, a saber, que la región mongólica de China aprobó
un proyecto energético que usará la energía solar y eólica para su producción en las ciudades de
Ordos y Baotou con el objetivo de generar 66,900 toneladas de dicho hidrógeno, y afirma que
Rusia busca hacerse del 20% global de este mercado. El Foro Económico Mundial lo propone
como una alternativa al uso de carbón y como combustible de unidades automóviles. Por su
parte, la Unión Europea aprobó en septiembre la inversión en este mismo rubro por 5 mil millones
de dólares. Ello entraña grandes desafíos pues la guerra en Ucrania ha devuelto a Europa y a
Estados Unidos al uso indiscriminado de este energético decimonónico. Aquí es importante
mencionar que el ocaso de los gasoductos Nordstream trajo el ascenso de su versión asiática, el
proyectado gasoducto Siberia 2, el cual gasificaría a China desde Rusia a través de Mongolia.
Al margen que por ahora estas fuentes renovables sean menos preponderantes respecto al dominio
de los hidrocarburos hasta 2050, es claro que el aislamiento de Alemania respecto a China y Rusia
involucra también la irrupción en el rubro energético de la región euroasiática de cara al futuro.
Otros sectores futuristas no menos importantes son la extracción de Helio-3 en el lado oscuro de
la Luna y la construcción de generadores de fusión nuclear (soles artificiales) por parte de China.
Nos prodiga una silva histórica, pues en el contexto de la animadversión de EEUU hacia los
gasoductos Nordstream 1 y 2, y las desavenencias entre Europa y la anglósfera, refiere que en 1963
el presidente francés Charles de Gaulle vetó a Gran Bretaña de la conformación del Sistema
Monetario Europeo conformando de ese modo el Tratado del Elíseo celebrado con su par, el
canciller Conrad Adenauer, de Alemania Occidental. La idea de este acuerdo era crear un frente
que pudiera anteponerse al dominio de dicha anglósfera, atrayendo a la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP) y uno de sus miembros preponderantes, Irán, en intercambio de
energéticos por tecnología, intento que el binomio Estados Unidos-Gran Bretaña finalmente
frustraría por presiones del presidente Jimmy Carter en la década de los setenta, en concordancia
con los axiomas postulados por su entonces asesor de Zbigniew Brzezinski —de ascendencia
polaca— en su posterior libro El Gran Tablero de Ajedrez, en que se propone la división entre los
países del orbe euroasiático.
Se deduce de ello que a la anglósfera le preocupa la conformación de los nuevos prismas de poder
mundial hacia 2050 y que por tanto se encarga de delinear su postura en términos geopolíticos y
geoenergéticos con varias décadas de antelación. De llegarse a concretar, el eje Alemania-Rusia-
China definiría, ipso facto, la inevitable multipolaridad tan extensamente denostada por Estados
Unidos y Gran Bretaña a nivel histórico, algo que Washington no va a simplemente a atestiguar.
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La necesidad de concretar un objetivo común frente a los desafíos del siglo XXI colocan a países
como México, Indonesia, Nigeria, Turquía y Surcorea en el radar de un nuevo auge y desarrollo
económico y social.
Ya recientemente nos habíamos preguntado por el lugar de México en el concierto de las naciones
de cara al futuro en el siglo XXI ante la dicotomía Oriente y Occidente. Estas interrogantes tienen
un valor apremiante y parecen perderse de vista ante la falta de argumentos conceptuales.
Esperamos que la siguiente nota coadyuve en ese rubro aunque presentamos aquí solamente una
panorámica del tema, al mismo tiempo fascinante y necesario, que podría ser detallado más
adelante. Por lo pronto parece sugerente considerar a su vez la dicotomía Norte y Sur Globales.
El término BRIC apareció por primera vez en un artículo de la banca de inversión Goldman Sachs
con el título Construyendo mejores bloques globales mundiales (Building better global economic
BRICs), rubricado por el economista Jim O’Neill, del 30 de noviembre de 2001. Su principal foco
de atención fue el importante prospecto de crecimiento del PIB en mercados emergentes, los del
ya conocido eje Brasil, Rusia, India y China. Sudáfrica se añadiría posteriormente por invitación
de Beijing.
N-11
Más tarde, en 2005, el mismo O’Neill propondría la clasificación de los Próximos-11 (Next-11)
integrada por Bangladesh, Egipto, Indonesia, Irán, México, Nigeria, Pakistán, Filipinas, Turquía,
Surcorea y Vietnam.
CIVETS
Tres años después, en 2008, según refiere el rotativo Financial Times, un grupo rival de
economistas dirigido por Robert Ward de la Unidad de Inteligencia del relevante semanario El
Economista propuso el acrónimo CIVETS conformado por Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto,
Turquía y Sudáfrica.
Del G7 al E7
En marzo de ese mismo año y como una clara antípoda del G7, John Hawksworth y Gordon
Cookson publicarían el documento El mundo en 2050. Más allá de los BRIC: una mirada más
amplia a las prospectivas de crecimiento de los mercados emergentes (The world in 2050. Beyond
the BRICs: a broader look at emerging market growth prospects) para
PricewaterhouseCoopers. En él se proponía el concepto de E7 o de los «7 Emergentes»
(Emerging 7) donde apareció México junto a China, India, Brasil, Turquía, Rusia e
Indonesia.
Nótese que restando al grupo BRICS de las anteriores clasificaciones se repiten en el N-11, el E7
y los CIVETS las economías de Turquía e Indonesia. Este último país, por cierto, con la mayor
cantidad de población musulmana en el mundo.
MIST y MINT
El prolífico O’Neill no podría dejar de evolucionar en sus ideas y en 2012 (dos años después de la
incorporación de Sudáfrica al bloque BRICS), refiere la agencia Bloomberg, el economista
presentó a la palestra del debate el concepto MIST conformado por México, Indonesia, Surcorea
y Turquía, el cual, finalmente, cedería en 2013, y de acuerdo a Business Insider, a la propuesta de
los MINT, del mismo autor, tejida por México, Indonesia, Nigeria y Turquía. Este acrónimo parece
que tuvo en su momento mayor impacto mediático al grado que la BBC Radio le dedicaría una
serie de cuatro programas especiales, aunque su concepto hermano, los MIST, alcanzó a ser
referido en libros como La Ruta de la Seda de Peter Frankopan en tanto referencia al declive de la
hegemonía del unilateralismo occidental.
Norte y Sur Globales
2050: de los BRICS a los MINTS
Una mirada a la aritmética geoeconómica podría dar luz sobre la importancia del tema referido a
intentar responder la pregunta, ¿qué lugar tiene México en la configuración del nuevo orden
político del siglo XXI? Ante la determinación de la geografía no parece inviable imaginar nuevas
posibilidades diplomáticas y comerciales. Proponemos en esta nota la investigación en el
acrónimo MINTS como un desenvolvimiento natural de los MINT originales. En definitiva, la
preservación de Nigeria y la adición de Surcorea en las siglas nos parecen algo absolutamente
necesario. En lo general, ambos se caracterizan por su preponderante aumento demográfico. En el
ámbito particular, Nigeria es uno de los países petroleros más importantes del orbe energético y,
no menos importante, Surcorea ha destacado y ha sido considerado en los bloques alternativos
debido a la considerable urgencia con que su gobierno se ha entregado al desarrollo
tecnológico, como comenta el portal Project Syndicate, lo que abre nuevas vías a la negociación
en transferencia de tecnología, un tema trascendente.
En términos de cuota de mercado global, pues, logramos notar que los tres grandes megabloques
internacionales que hemos detectado, a saber, el RCEP, Norteamérica y BEAMS, comportan
cada uno o tienden a aproximarse a cerca de una tercera parte del PIB mundial de
aproximadamente $100 millones de millones o billones (pero «trillions» en inglés) con cifras
aproximadas a 2022 y a intervalos de tiempo afines. El Dr. Alfredo Jalife refiere sobre la
primera asociación:
«Según Andrew Mullen (AM), del SCMP, portal chino de Hong Kong, el 15-RCEP ‘cubre la
tercera parte de la población global y 30 por ciento del PIB mundial‘ –que alcanzaría 50 por
ciento en 2030, de acuerdo con proyecciones del banco británico HSBC–.»
«El PIB conjunto para 2022 de Norteamérica es uno de los principales en la competencia
regional de los bloques geoeconómicos del planeta, con un total de 28.8 billones de dólares
(trillones en anglosajón): EU, con 25.3 billones (primer sitio); Canadá, 2.2 billones (sitio seis) y
México 1.3 billones de dólares (sitio 16). El PIB del T-MEC es muy superior al de la Unión
Europea, de 27 países, de más de 15 billones de dólares: ¡Casi el doble! El PIB aproximado de
Sudamérica (12 economías), donde pesa exageradamente Brasil (1.8 billones de dólares: décimo
sitio global), es de 3.25 billones de dólares.»
«…con un PIB mundial del 27.4%, 66% de la población mundial (!) y una cuota en el Fondo
Monetario Internacional mayor al 15%, el megabloque BEAMS representa, según refiere el
importante Club Valdai, el imprescindible advenimiento de una multipolaridad geoeconómica
flexible cuyos brazos se disponen a continuar la forja de alianzas con los países del Sur Global.»
La economía de los MINTS en 2050 (proyección del PIB con cifras de 2007)
México: $9,343
Indonesia: $7,010
Nigeria: $4,640
Turquía: $3,948
Surcorea: $4,073
Total: $29,014
Lo que indicaría para el concepto MINTS el status de megabloque con los datos actuales pero de
cara al 2050, que siguen siendo menores al RCEP en 2030, el cual sumará 50% del PIB global.
Veamos ahora la desafortunada situación de los números para el caso de México en 2050 con la
información de 2017 proporcionada por PricewaterhouseCoopers:
La economía de los MINTS en 2050 (proyección del PIB con cifras de 2017)
México: $5,563
Indonesia: $7,275
Nigeria: $3,282
Turquía: $4,087
Surcorea: $3,539
Total: $23,746
El siguiente es el principal vector en esta nota, pues no sería falso afirmar que México se encuentra
en la conjunción inamovible y geográfica de Norteamérica como en la visión estratégica y
conceptual de los MINTS. Con la misma información proporcionada en el reporte de Goldman
Sachs de 2017 es posible, por tanto, hacer la suma del siguiente modo sin implicar la creación de
un nuevo bloque, es decir, que la siguiente operación aritmética equivale a la suma de la posible
participación de México en dos bloques diferenciados.
Norteamérica y los MINTS en 2050 (proyección de los PIB con cifras de 2017)
Canadá: $3,100
México: $5,563
Total: $42,765
Indonesia: $7,275
Nigeria: $3,282
Turquía: $4,087
Surcorea: $3,539
Total: $18,183
Esta suma se equipara aproximadamente al PIB de China en 2050 tanto al nivel nominal de
$49,853 como su PIB medido en PPP (Paridad de Poder Adquisitivo) de $58,499 del mismo año.
¿Son buenas noticias para la nación mexicana? En cualquier caso ello se traduce como la posible
coparticipación en el volumen de un mercado emergente agregado y, complementariamente, el de
la propia vecindad geográfica. Por cierto que en inglés la palabra «mints» se traduce por «casas de
moneda», donde se acuñan las mismas. En este sentidos los MINTS metafóricamente podrían ser
algunas de las las nuevas casas donde se acuñan economías no hegemónicas o que no han
conformado el G7 clásico.
Finalmente:
Los economistas suelen usar la expresión latina cæteris paribus (todo lo demás constante) para
indicar que las comparaciones se hacen entre iguales. De algún modo los países MINTS responden
a intereses semejantes en un perfil internacional con antiguas culturas muy notables, sumado al
hecho de que son parte del Sur Global, como suele mencionarse en los medios de opinión, análisis
y resistencia progresistas.
Son muchas las variables que en el decurso geopolítico podrían suscitarse en las próximas décadas,
pero también es cierto que la arquitectura global se encamina a nuevas fronteras de lo posible como
el inevitable ascenso del mundo euroasiático, el surgimiento de nuevas tecnologías o el creciente
auge de los regionalismos conjuntos con sus propias esferas de soberanía cultural. Por último,
resulta interesante verificar que las proyecciones en PPP colocan a México dentro de las primeras
diez economías del mundo para 2050. Adjuntamos algunas imágenes al respecto.
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La experta en temas de energía y autora de 14 libros, otrora ministra del exterior de Austria y
colaboradora del rotativo The Cradle, Karin Kneissl, nos presenta en una de sus más recientes
columnas un significativo revisionismo a favor de los hidrocarburos que toda política de transición
a nuevas fuentes debe tomar en cuenta.
La analista rememora que el pasado 6 de octubre la Unión Europea estableció un límite al precio
del petróleo como parte del nuevo paquete de sanciones contra Rusia. Ese mismo día se reunieron
23 ministros de la OPEP+, quienes concordaron la reducción de la producción en dos millones de
barriles diarios, en una clara antítesis de las medidas occidentales.
Refiere que desde diciembre de 2016 la OPEP clásica y su añadido de diez países se han
coordinado para establecer las políticas de producción de energéticos pese al círculo de
escepticismo que se formó en la palestra internacional sobre su asociación.
Anota que, en contraste con el período entre 1973 a 1985, el cual se caracterizó por la desarticulada
relación de los integrantes de la OPEP, hoy en día antiguos rivales como Rusia y Arabia Saudita
han logrado armonizar sus intereses en este importante rubro, y que en esa época bastaba una
llamada telefónica de Washington a Riad para lograr influir en las decisiones de dicho gremio
petrolero.
Nos recuerda que pese a que el poderío de las «siete hermanas», a saber, Standard Oil of New
Jersey (hoy Exxon), Standard Oil of New York (Mobil), Standard Oil of California (hoy Chevron),
Gulf Oil Corporation, Texaco, Royal Dutch Shell y la Anglo-Iranian Oil Company (hoy British
Petroleum), llegó a su fin en la década de los setenta, es usual escuchar en Washington los reclamos
de propiedad del petróleo oriental, como lo demostró la ocupación de Irak en 2003.
Hace un énfasis en la importante distinción entre los mercados financieros (controlados por las
potencias occidentales) y los mercados energéticos (dominados por los países asiáticos y de Medio
Oriente) para entender que el conflicto en Ucrania es básicamente una prolongación de la guerra
por energéticos que ha dominados las décadas anteriores. En este caso la de intentar disminuir la
importancia geopolítica que Rusia ejerce a través de sus importante producción de hidrocarburos.
Hace una crítica al hecho de que Estados Unidos, a través de su poder financiero, haya impreso
tan sólo en 2022 más papel-moneda (dólares) que en toda su historia reciente, algo conocido como
facilitación cuantitativa o QE por sus siglas en inglés, lo que ha creado los incentivos para que
países como Arabia Saudita busquen hoy en día el desacoplamiento del sistema petrodólar a través
de su acercamiento a China para posibilitar el comercio en yuanes, multipolaridad del orbe
euroasiático que consolida geopolíticamente a la OPEP+.
Con razón Joe Biden no planea reunirse con el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin
Salman, durante la próxima reunión del G-20 a celebrarse en Bali, Indonesia, el próximo 15 de
noviembre.
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La «modernización pacífica» de
Xi Jinping estipulada desde el
XX Congreso Nacional del
Partido Comunista
PORSOMACLESEN OCTUBRE 24, 2022 • ( DEJA UN COMENTARIO )
Fuente: El Faro Luz y Ciencia, lunes 24 de octubre de 2022, Ciudad de México
Refiere que el plan maestro del PCC presenta dos caras de la misma moneda. Por una parte,
finalizar la «modernización socialista» en el período 2020 a 2035 y, por otra parte, construir a
China en un país socialista «próspero, fuerte, democrático, culturalmente avanzado y armonioso»,
de manera pacífica, y de cara al 2049, año en que se celebrará el centenario de la fundación del
partido.
Uno de los aspectos nodales es la necesidad de China por alcanzar el óptimo nivel de desarrollo
tecnológico, rubro en el que destaca el fundamental rol de los semiconductores o chips, con los
cuales es posible fabricar y programar desde misiles hipersónicos hasta computadoras de alto
coeficiente artificial.
China es crítica de las alianzas regionales como la OTAN o el AUKUS conformado por Australia,
Reino Unido y Estados Unidos, este último diseñado para contenerla militarmente en la importante
región comercial del Pacífico.
Cita a Martin Jacques, a quien considera el autor del mejor libro sobre el desarrollo del gigante
asiático (Cuando China gobierne el mundo, 2009), —otrora miembro del Departamento de Política
y Estudios Internacionales de la influyente Universidad de Cambridge—, dentro del contexto del
liderazgo Occidental. Aquí valdría la pena recordar a Pepe Escobar que fue EEUU el que prohijó
el crecimiento económico tanto de China como de la Unión Soviética al incorporarlos al sistema
del dólar desde el año de 1971, (año, por cierto, del desacoplamiento de la moneda estadunidense
del patrón oro) tal como lo demuestra en un brillante artículo el analista argentino Mauricio Metri.
También cita al economista Mikhail Delyagin, para quien el PCC «fue capaz de adaptar
creativamente el marxismo del siglo XIX y su experiencia política del siglo XX a los más actuales
requerimientos e implementar así valores eternos con nuevos métodos».
Como uno de los objetivos de la Ruta de la Seda es conectar a China con el resto de Asia y Europa,
Escobar refiere algunos proyectos de entre los varios que existen como los ya funcionales Puente
Peljesac en Croacia y el tren China-Laos, así como algunos actualmente en construcción como el
tren de alta velocidad Jakarta-Bandung en Indonesia y el tren China-Tailandia.
Escobar finaliza su artículo retomando las ideas de Halford Mackinder, quien sugirió a inicios del
siglo XX la balcanización de Europa y Rusia, cuya natural vecindad geográfica va en contra de los
intereses de la anglósfera. Es importante subrayar que Rusia posee un tercio de los recursos
naturales planetarios. La realidad es que la guerra en Ucrania, al obstaculizar la integración asiática
con Occidente a través de Rusia, sólo ha logrado unificar a China con Asia occidental y a Rusia
con importantes compradores de sus hidrocarburos como India.
Lo cierto es que se siguen contorneándose los límites políticos e ideológicos de dos regiones, a
saber, Eurasia y Occidente, confrontados nuevamente como en el pasado remoto durante las
Guerras Médicas V a.C., en que se quebraron las lanzas y se rompieron las picas y escudos de los
ejércitos griego y persa. «La historia no se repite, pero rima», sentenció Mark Twain.
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Para el francés Thierry Meyssan, fundador del portal geopolítico Red Voltaire y autor del reciente
artículo Estados Unidos declara la guerra a Rusia, Alemania, Países Bajos y Francia, el sabotaje
a los gasoductos Nord Stream y Nord Stream 2 representa, en analogía con la caída de la Unión
Soviética y el caso Chernóbil, el inevitable retroceso y caída económica de la Unión Europea.
Para el galo, estaríamos ante el mayor sabotaje de la historia, lo que representa la declaración de
guerra de Estados Unidos a Rusia y Alemania, copropietarios de un 51% y un 30% del proyecto
respectivamente, pero también a Países Bajos (9%) y Francia (9%).
Rememora que tras el fallido golpe de Estados y los subsecuentes intentos de asesinato a Charles
de Gaulle a partir de 1961, el presidente francés trasladaría el mando de la OTAN a su actual sede
en Bélgica y clausuraría las 29 bases militares de ese bloque.
Refiere que tras el colapso de la Unión Soviética, Estados Unidos se dedicó a redistribuir las zonas
de influencia con el objetivo de imponer determinadas rutas de transporte a los recursos
energéticos, algo de lo que se encargó Al Gore en la administración Clinton, y actualmente Amos
Hochstein, asesor en seguridad energética en la de Biden.
Comenta que hasta antes del 26 de septiembre de 2022, Rusia era el principal distribuidor de gas
de la Unión Europea a través de los gasoductos Turkish Stream, Brotherhood (que cruza Ucrania)
y Nord Stream. Sobre Nord Stream 2 se afirma que será sustituido por hidrógeno fabricado, el cual
se transportará a través de la readaptación del gasoducto Brotherhood, y recuerda el axioma de
Lord Ismay, primer secretario general de la OTAN, para quien la «gran estrategia» de los
anglosajones consiste en «mantener a los estadunidenses dentro, a los rusos fuera y a los alemanes
bajo tutela», doctrina que ha sido puesta en marcha de manera ininterrupida desde 1950.
El geopolitólogo da cuenta de dos errores cometidos por el canciller alemán Olaf Scholz, y que a
su juicio consistieron en 1) resistirse a la presión de EEUU que le instaba a renunciar al gas ruso
después de su visita a la Casa Blanca el 7 de diciembre de 2021. Recordemos aquí que en la
conferencia de prensa de dicha reunión, Joe Biden mencionó que EEUU se encargaría de destruir
los proyectos Nordstream si Rusia invadía Ucrania. Y 2) declarar el 16 de septiembre de 2022 que
el ejército alemán debía declararse el pilar de la defensa convencional en Europa, lo cual
contraviene la doctrina belicista de los neostraussianos estadunidenses establecida en 1992
por Paul Wolfowitz en la Defense Policy Guidance, la cual establecía que todo intento por parte
de los europeos por emanciparse de la esfera de influencia de Washington sería considerado
un cassus belli.
Es de suma importancia destacar que el analista observa en el sabotaje de los gasoductos nórdicos
el fin de la hegemonía de la industria alemana alimentada con gas ruso y la transferencia de ese
rol a Polonia impulsada por gas noruego (Baltic Pipe). Por cierto que de Polonia debe subrayarse
que Estados Unidos construye ahí su primera central nuclear, y que Varsovia exige considerables
indemnizaciones económicas de Berlín por la Segunda Guerra.
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Es imprescindible hacer una lectura, menos coyuntural y aislada, que estructural y de largo plazo
en torno al tema de las elecciones intermedias de Estados Unidos, las cuales se llevarán a cabo el
martes 8 de noviembre de 2022. Es ya usual que estas elecciones suelen ser menos analizadas y
observadas que las presidenciables de cada cuatro años; no obstante, las intermedias de este año
son distintas de las anteriores por cuanto el contexto internacional se suma o abona a su
desempeño. Me explico.
En primer lugar habría que recordar que el surgimiento de los soberanismos y sus esferas de
regionalismo creativas se explica como una consecuencia o reacción ante el neoliberalismo
financierista y privatizador (inaugurado por Margaret Thatcher y Ronald Reagan en la década de
los ochenta) que desarmonizó la distribución del ingreso, lo que conllevó un significativo aumento
de la pobreza en los países occidentalizados y un notable descenso en los índices de bienestar. La
desglobalización de estos estándares, que es la que ahora vivimos, y que se da a la par de una
notable interdependencia en las comunicaciones gracias al internet, implica la disminución del
poder del dólar, otrora hegemónico gracias a las armas nucleares de Estados Unidos pero
dependiente del petróleo, recurso energético que lo sostiene y apalanca desde que Washington
abandonase el patrón oro en 1971. El carácter de este fenómeno es lo que explica el surgimiento
de un presidente atípico como lo es Donald Trump en la súper potencia norteamericana, quien pese
a ser republicano, se opuso a las políticas neoliberales y desindustrializadoras del off-shoring que
ambos partidos prohijaron previamente, las cuales desplazaron la manufactura, y con ello el
Producto Interno Nacional a otros países como China, el cual se volvió una potencia exportadora
e industrial, disminuyendo así el poder económico del país americano.
En segundo lugar habría que destacar que desde 1971 hasta 2001 la implementación del sistema
petrodólar hizo gozar a los estadunidenses de un período de bonanza debido a la nueva posibilidad
tecnológica/computacional de imprimir dinero (facilitación cuantitativa de la Reserva Federal)
cuando fuese necesario, lo que consolidó la alianza con países productores de petróleo como
Arabia Saudita. Desde entonces y en connivencia con las monarquías musulmanas, Washington
tuvo el control exclusivo del precio del petróleo. No solamente esto permitió descender su precio
para acabar con la Unión Soviética (lo que condujo a la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre
de 1989) sino que ahora los saudíes como imprescindibles aliados recibieron dólares a cambio del
valioso energético así como apoyo militar contra sus enemigos en el orbe oriental.
El desequilibrio económico de Estados Unidos que condujo a la pérdida del poder adquisitivo del
dólar y el gradual empobrecimiento de su población se manifestó como la suma de los fenómenos
previamente descritos: la gradual pérdida de la producción en la economía real (bienes y servicios)
que es una parte del PIB, por una parte, y la desorbitante impresión de dólares de la Reserva
Federal, que multiplica artificialmente a través de las artes financieras el valor del barril de petróleo
y con ello del crédito a futuro de la Casa Blanca. Ello explica tal vez las fallidas intervenciones
militares en Medio Oriente. Se necesitaba más petróleo para pagar la deuda de las décadas previas
y para garantizar ese crédito en los años venideros. El resultado es el de EEUU como el país más
endeudado del mundo sin capacidad económica (producción interna) para paliarla. Así, la
administración de Joe Biden de algún modo ha aceptado el surgimiento de los regionalismos (y
por tanto de la desglobalización financierista) a través de la implementación del near-
shoring (algunos también le llaman ahora ally-shoring), que no es sino relocalización de
importantes sectores económicos e industriales dentro de la esfera de influencia de Washington,
en la que por cierto México juego un papel preponderante en el ámbito del T-MEC norteamericano
con el episodio de la extracción del litio, mineral estratégico por cuanto permitirá el desarrollo,
entre otras cosas, de los misiles hipersónicos con los que EEUU muy probablemente seguirá
defendiendo el sistema petro-dólar.
Vale la pena poner el acento en un aspecto nodal de la guerra en Ucrania, a saber, que esta ha
terminando de catalizar la redistribución de las fuerzas que generan importantes vórtices de
gravedad hacia Oriente y Occidente, aparentemente dos polos antitéticos, pero claramente
delineados cómo proveedores de sistemas-mundo. Con ello, la esfera asiática, con su cosmovisión
e historia particulares, ha comenzado un proceso de emancipación del eje dolarcentrista
fundamentado en el trinomio de sus pletóricos hidrocarburos, los misiles hipersónicos de Rusia y
la fortaleza económica de China.
El segundo es la reciente victoria de Lula en Brasil pero que tiene más sabor a bolsonarismo
deslactosado en la medida en que el indiscutible líder latinoamericano tuvo que acercarse al
electorado evangelista y declararse en contra del aborto para ganar la intencionalidad de voto del
sector más conservador del gigante sudamericano.
El cuarto es la decisiva importancia que representa la adquisición de Twitter por parte de Elon
Musk, el hombre más rico del mundo y otro aliado de Trump. La plataforma juega un papel
indispensable en la comunicación estratégica y viral de los acontecimientos políticos más
importantes del mundo. En fechas recientes el fundador de Tesla ha resucitado las cuentas
bloqueadas de numerosos influencers estadunidenses republicanos justo antes de las elecciones
intermedias, y de otro tanto a nivel internacional de cuentas bloqueadas por criticar la
instrumentalización del algoritmo y las granjas de bots.
De este modo, las elecciones intermedias en 2022 no son solamente de facto un referéndum del
gobierno de Biden como en situaciones normales también lo podrían ser, sino la contienda de cara
a las elecciones de 2024 y el posible triunfo de la agenda republicana de corte trumpista, la cual
podría poner fin, de hacerse con la presidencia, al conflicto en Ucrania, y con ello fin a una parte
de la peligrosa inflación que está acabando con el nivel de vida del ciudadano promedio
estadunidense, así como la probable implementación de algún acuerdo que permita a EEUU
negociar su espacio vital en el nuevo orden multipolar de naciones que se gesta con el nacimiento
de la alianza euroasiática dirigida por Rusia y China ciertamente, pero que subsume al importante
conjunto de países que abanderan la antihegemonía occidental como Irán, India y Turquía, aunque
este último también suele posicionarse en algunos aspectos en sincronía con las potencias del
llamado Norte Global.
La realidad es que independiente del partido, demócrata o republicano por igual, es más bien el
enfoque geopolítico, neostraussianismo vs trumpismo económico lo que está por definir el futuro
inmediato de EEUU, es decir, el declive de la hegemonía de Washington es inevitable; sólo hace
falta ver si se dará por las armas (de los súper halcones) o de manera diplomática al intentar un
acercamiento no beligerante a la nueva alianza euroasiática.
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