Encuentra A Dios Cuando Mas Lo Necesitas
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Editorial Mundo Hispano
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Las citas bíblicas han sido tomadas de la Santa Biblia: Versión Mundo
Hispano, a menos que se indique lo contrario.
ISBN: 0-311-47054-8
EMH Núm. 47054
6.5 M 8 14
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
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CONTENIDO
Reconocimientos 4
Introducción 5
2. En tiempos de crisis 33
Notas 224
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Reconocimientos
P
rimero y más importante, quiero reconocer la benevolencia y
gracia de un Dios soberano que permitió que el dolor, el
sufrimiento y las dificultades llegaran a mi vida en momen-
tos estratégicos para guiarme a una relación más profunda, rica e
íntima con él mismo y su Hijo, el Señor Jesucristo.
También tengo una profunda deuda con mi esposa, Theresa, y
nuestros cuatro hijos: Eric, Jason, Ryan y Annie por su amor, ejemplo
y ánimo durante mis tiempos de necesidad.
Este proyecto habría sido imposible sin las contribuciones de
Connie Neal, Neil Wilson y Vicki Crumpton, quienes me ayudaron
a tomar grabaciones, bosquejos y manuscritos, y transformarlos en
capítulos claros y confiables.
Personas más allegadas: Annette Kypreos, mi secretaria ejecutiva,
y Sealy Yates, mi amigo y agente literario, ambos fueron protago-
nistas en tomar una “buena idea” y llevarla a la realidad.
Mi reconocimiento final es para aquellos que toman este libro en
su propio “tiempo de necesidad”, y tienen un poderoso encuentro
con Dios. Mi recompensa y gozo es saber que he tenido el privilegio
de ser una parte pequeña de ese encuentro divino.
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Introducción
E
ra una noche oscura, sin luna. Debe haber sido una noche de
sábado, porque recuerdo estar sentado en el piso de la sala con
mi esposa e hijos mientras doblábamos los boletines de la
iglesia para el culto dominical. De repente, unos feroces ladridos
explotaron en nuestra calle y unos pasos sonaron en el pasillo. Al-
guien golpeó nuestra puerta. Me puse de pie de un salto, corrí hacia
la puerta y la abrí de golpe. Allí estaba parado Michael, un amigo de
mis hijos mayores. Estaba sudoroso y respiraba con dificultad. Se
veía como si acabara de ver un fantasma.
—¡Déjeme entrar! ¡Déjeme entrar! —rogó en un suspiro.
—¿Qué ocurre? —pregunté.
—Hay un perro enorme. Me viene siguiendo. Me va a matar—.
El cuerpo de Michael se sacudió mientras giraba para mirar a su
asaltante.
Para entonces toda mi familia estaba junto a la puerta. Los ladridos
se hicieron más fuertes. Todos observamos, esperando al atacante de
Michael. Cuando encendí la luz de la entrada, un pequeño perro
quedó a la vista. ¡Su ladrido era mayor que su tamaño! Todos explo-
tamos en risotadas.
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Introducción
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H
ay momentos de nuestra vida que permanecen para siempre
frescos en nuestra memoria. Como si fuera la escena de una
película arraigada en nuestra alma, podemos rememorar con
claridad sobrenatural ciertos eventos que tuvieron lugar hace años, tal
vez décadas. Esta historia que les comparto es una de esas, un mo-
mento inolvidable y dramático de mi vida cuando el mundo me
pareció absolutamente injusto. Ese momento me dejó tan destruido
que estaba a punto de traicionar mi relación con Dios y renunciar a
la vida cristiana. Pero Dios vino a mi encuentro en ese tiempo de
necesidad como nunca antes.
Tenía veintiún años de edad y había tomado la decisión más
difícil de mi vida. Luego de meses de lucha, elegí voluntariamente
permitir que Cristo fuera el Señor de mi vida. Tomar esa decisión
significó terminar la relación con una chica a la que amaba profun-
damente y que había asumido que un día sería mi esposa. Habíamos
estado saliendo por más de dos años y habíamos hecho todo lo que
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El trato injusto
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un animal. Me siento como una bestia. ¡Estoy tan enojado! ¿Por qué
les va tan bien a las malas personas? ¿Por qué las personas que no
caminan con Dios se quedan con todas las cosas buenas? Y, ¿por qué
en lugar de recibir lo bueno cuando trato de hacer lo bueno, recibo
lo peor? ¿Por qué la vida es tan injusta? Esto está mal. Dios, ¿por
qué permitiste que esto pasara?”.
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SALMO 73
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tales decisiones en las vidas de otros puede evitar que hagamos algo
lamentable, de lo que tendríamos que arrepentirnos.
Tal vez estas palabras de advertencia lleguen tarde para ti. Puede
ser que ya hayas abandonado tu fe o hayas dejado que tu vida cris-
tiana se adormezca. Quizás te hayas alejado de tu grupo de estudio
bíblico o diste por terminada una relación en un momento de ira.
Puede ser que te hayas sentido bien al hacerlo, en el momento, pero
desde entonces lo has lamentado, tienes remordimientos, te pesa, a
ti y a otros. Es posible que estos últimos párrafos hayan removido
viejas heridas que habían estado habitando en el subsuelo de tu vida
por largo tiempo.
Quizás tú seas alguien que aún le dedica momentos ocasionales
a Dios y se mantiene activo a un nivel superficial del ministerio, pero que
nunca hayas enfrentado realmente el trato injusto que él permitió
que recibieras hace algunos años. Reaccionaste a un nivel emocional
y ahora estás viviendo a la sombra de decisiones que ahora recono-
ces que no fueron las mejores para ti o para otros. Ahora ves el perjuicio
que has ocasionado, pero no sabes cómo repararlo.
Si esto te describe, la Palabra que Dios te da hoy es que nunca
es tarde para reconsiderar y escoger un curso de acción mejor. La
vida no es justa, pero no enfrentar lo que te sucedió o distanciarte de
Dios porque él permitió que sucediera no es la mejor decisión. No
resuelve nada, no cambia lo que ocurrió. No alivia el dolor. Espero
que hoy elijas reconsiderar, porque tarde o temprano terminamos
enfrentando lo que nos sucede, de una manera o de otra. Es mejor
traerle a Dios el trato injusto recibido y dejar que él te ayude a
manejarlo.
Que el Espíritu de Dios tenga libertad en tu corazón en este mo-
mento para darte el valor de examinar honestamente en qué punto
estás, en qué punto has estado y dónde Dios quiere llevarte. Nunca
es tarde para reconsiderar el impacto de las decisiones que tomaste
en aquellos momentos en los que habías sido lastimado.
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