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Siete fiestas

y una cena
Indice
Prologo 7
Introducción 11
La Pascua 17
Los panes sin levadura 47
Las Primicias 67
Pentecostés 113
La fiesta de las trompetas 141
El día de la expiación 165
El día del jubileo 177
La fiesta de los tabernáculos 197
Bibliografía 227
IntroduccIón

Al considerar las fiestas del pueblo de Israel no tuve como


objetivo hacer con ellas un análisis exhaustivo, sino más bien
comparativo con la Cena del Señor y tratar de conocer
el propósito de Dios al instituirlas.
Para quienes deseen ahondar en alguno o todos los temas
que trataremos, encontrarán en la bibliografía a los autores
que ya hicieron un estudio más profundo de cada uno de ellos.
Las Fiestas Judías
Podemos separarlas en dos grupos de acuerdo a la fecha de
su celebración y su significado profético.
Siete fiestas y una Alfredo
1) Primer grupo de cuatro
fiestas
La fiesta de la Pascua, los panes sin levadura, las primicias y
pentecostés, se celebran desde el 14 de abib o nisán
(marzo/ abril) hasta aproximadamente el 6 de siván
(mayo/junio). Se las denomina Fiestas de primavera, porque
se realizan durante esta estación en Israel y están
relacionadas con la primera venida de Cristo.
2) Segundo grupo de tres
fiestas
La fiesta de las trompetas, el día de la expiación y la fiesta
de los tabernáculos se celebran del 1 al 23 del séptimo mes,
etanim o tishrei (septiembre/octubre). Se las llama fiestas de
otoño y anuncian la segunda venida de Cristo.
Las siete fiestas y La Cena del
Señor
Cuando Dios dispuso la celebración de las siete fiestas por
parte del pueblo de Israel, Él mismo las denominó “Las
fiestas solemnes de Jehová”, señalando claramente el motivo
de las fiestas. Dice Levítico 23:4: “Estas son las fiestas
solemnes de Jehová, las convocaciones santas, a las cuales
convocaréis en sus tiempos”.
Pasaron varios siglos hasta llegar al tiempo del ministerio
de nuestro Señor Jesucristo en el Nuevo Testamento y las
fiestas de Jehová ya se habían transformado en la fiesta de los
judíos:
“Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos” Juan 6:4.
“Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos”
Juan
7:2

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Antes de morir en la cruz, el Señor Jesucristo instituye la
celebración de una fiesta para que participen de ella todos
los creyentes. El apóstol Pablo llama a esta fiesta “Cena del
Señor”, señalando el objetivo de la fiesta como lo estableció
el mismo Cristo: “En memoria de mí”. Pasaron los años y,
así como los judíos, los creyentes no estamos exentos de
transformar

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esta fiesta en “La cena de los creyentes”, considerándola
simplemente una fiesta de comunión hermanable, un simple
ritual religioso donde se participa del pan y del vino o una
buena oportunidad para participar públicamente a través de
la oración o la exposición bíblica.
En la palabra de Dios no encontramos una descripción
detallada de cómo celebrar la Cena del Señor como sí la
tenemos de las fiestas de Jehová en el Antiguo Testamento,
pero eso no nos habilita a celebrarla descuidadamente,
según nuestros pensamientos e imaginación creativa.
El árbol de la doctrina (enseñanza) cristiana del N. T.
tiene sus raíces en el A.T. Al considerar las siete fiestas de
Jehová, intentaremos descubrir el propósito de Dios al
instituirlas, comparándolas con la Cena del Señor. Para ello
partiremos de esta premisa:
El Dios de las Fiestas solemnes de Jehová es el mismo Dios de
la
Cena del Señor.
Por eso el estudiar las siete fiestas de Jehová nos será de
gran ayuda para comprender y celebrar la Cena del
Señor, no conforme a un ritual establecido, sino conforme a
lo que Dios espera recibir desde el corazón de cada uno de
sus hijos como expresión de adoración.
El apóstol Pablo, ante el esfuerzo religioso de los judaizantes
de imponer el cumplimiento de la Ley, dice: “Porque toda la
ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como
a ti mismo” Gálatas 5:14
Así también, tal vez podríamos decir: “Las siete fiestas de
Jehová en una sola se cumplen: en la Cena del Señor”.
Porque es también Pablo quien se ocupa de aclarar que
todas las festividades judías solo eran una sombra, un tipo de lo
que habría de venir, señalando a Cristo como el cuerpo que
proyectaba esa sombra en el A. T. y manifestándose
visiblemente en el N. T.

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Colosenses 2:16-17 dice: “Por tanto, nadie os juzgue en
comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva
o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de
venir; pero el cuerpo es de Cristo”.
La importancia del texto original
En nuestro estudio consideraremos algunas palabras bíblicas
en el original que nos ayudarán a entender mejor el texto
bíblico. No porque conozca el hebreo o el griego, sino porque
hermanos generosos han volcado su conocimiento de los
originales en diccionarios y comentarios bíblicos para que
usted y yo los podamos consultar en nuestro provecho.
Mayormente utilizaremos el Diccionario Strong de Palabras
Originales del A. T. y N. T. (Strong, 1999), a menos que se
indique lo contrario. Utilizaremos la Biblia en versión
Reina Valera 1960 y la Nueva Versión Internacional (NVI).
Miremos la palabra “fiesta” en el A. T. a modo de ejemplo.
¿Qué le sugiere la palabra fiesta? A mí me recuerda la
celebración de un cumpleaños, un agasajo de bienvenida o un
festejo de bodas.
Si nos atenemos a su significado según el diccionario castellano
dice: celebración religiosa o nacional, diversión, agasajo,
reunión, día feriado, etc.
Pero ¿qué significaba la palabra fiesta para un judío? Si
examinamos su significado en el original, descubrimos que la
palabra fiesta es la traducción de varias palabras hebreas, las
dos más usadas son kjag y kjagág, en tercer lugar moéd, que
generalmente es traducida como ‘reunión’ y en cuarto
lugar atséret que también se traduce ‘asamblea’.
Kjag: festival o la víctima para ello: animales sacrificados,
fiesta, fiesta solemne, sacrificio.
“Moisés respondió: Hemos de ir con nuestros niños y
con nuestros viejos, con nuestros hijos y con nuestras hijas;
con
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nuestras ovejas y con nuestras vacas hemos de ir; porque
es nuestra fiesta (kjag) solemne para Jehová” Éxodo 10:9
“No ofrecerás con pan leudo la sangre de mi sacrificio, ni
la grosura de mi víctima (kjag) quedará de la noche hasta
la mañana” Éxodo 23:18
Kjagág: marchar en procesión sagrada, observar un festival;
por implicación estar alegre: celebrar, celebrar fiesta, hacer
fiesta solemne.
“Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de Faraón
y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi
pueblo a celebrarme fiesta (kjagág) en el desierto” Éxodo 5:1
Moéd: tiempo fijo o año, festival o fiesta, asamblea (debido a
que se reúnen con un propósito definido), congregación ,
lugar de reunión, etc.
“En el tabernáculo de reunión (moéd)…” Éxodo
27:21
“Estas son las fiestas (moéd) solemnes de Jehová…”
Levítico
23:4
Atséret: asamblea, especialmente en un festival o fiesta:
asamblea (solemne), fiesta, congregación.
“Seis días comerás pan sin levadura, y el séptimo día será
fiesta (atséret) solemne a Jehová tu Dios; no trabajarás en él”
Deuteronomio 16:8
Al considerar las palabras en el original, podemos entender un
poco más lo que significaban para el pueblo de Israel, de
modo que celebrar una fiesta, según el concepto judío,
implicaba:
1. El sacrificio de un
animal.
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2. Marchar en peregrinación al lugar escogido por Dios


para celebrarla

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3. Una reunión con un propósito
definido.
4. Una asamblea solemne dedicada a
Dios.
Si estos cuatro pasos se cumplían, entonces podían decir que
estaban celebrando una fiesta para Jehová y, como
consecuencia de realizar esta celebración, estaban alegres.

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la Pascua

la Pascua en el antIguo
testamento
El libro de Éxodo, en los capítulos 7 al 10, nos relata las
nueve plagas enviadas por Dios a la tierra de Egipto
procurando convencer al Faraón de que dejara salir a su
pueblo Israel para que celebraran fiesta. El corazón del
Faraón se endurece aún más y no lo permite, por lo tanto
Dios en el capítulo 11 anuncia la décima plaga que traería la
muerte sobre todos los primogénitos de los hombres y de las
bestias. En el capítulo 12 (que es el que consideraremos)
vemos cómo Dios establece la celebración de la Pascua para
librar a su pueblo Israel de la muerte de los primogénitos y
procurar su liberación de la esclavitud.
Siete fiestas y una Alfredo

La Pascua como inicio del


año
“Este mes os será principio de los meses; para vosotros será
este el primero en los meses del año” Éxodo 12:2
“Guardarás el mes de Abib, y harás pascua a Jehová tu
Dios; porque en el mes de Abib te sacó Jehová tu Dios de
Egipto, de noche” Deuteronomio 16:1
La celebración de la pascua establecía el principio de un
nuevo año y de una nueva vida para el israelita, libre de la
esclavitud de Egipto. Hasta ese momento el año comenzaba,
según las costumbres de los pueblos paganos, en el mes
séptimo o etanim (septiembre/octubre), pero ahora Dios
establece un nuevo comienzo para el pueblo de Israel a
partir del mes de abib, nombre que más tarde sería
cambiado por el babilónico nisán: “En el mes primero, que es
el mes de Nisán…” Ester 3:7
Por eso, el pueblo de Israel tiene dos calendarios en la
actualidad, el civil que se inicia en el mes de etanim o tishri
con la celebración de Rosh Hashanna (cabeza de año) y el
religioso que comienza en el mes de abib o nisán
(marzo/abril).
El sacrificio Pascual
1) El cordero escogido
“El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de
las ovejas o de las cabras.” Éxodo 12:5
El día 10 de abib cada jefe de familia debía escoger un
cordero de un año, macho y sin defecto, porque era una figura
de Cristo. Este cordero sería sacrificado en lugar del
primogénito de la familia como lo haría Cristo por cada uno
de nosotros, ocupando nuestro lugar en la cruz.

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2) El cordero inmolado
“Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo
inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las
dos tardes” Éxodo 12:6
El cordero estaba en observación durante cuatro días antes
de ser sacrificado (el día 14) por el jefe de familia, quien
debía oficiar como sacerdote sacrificándolo entre las dos tardes,
desde que el sol comenzaba a caer hasta la puesta del sol.
Recordemos que aún no estaba establecido el sacerdocio
levítico que luego se encargaría de esta tarea.
“Y sacrificaron la pascua; y esparcían los sacerdotes la sangre
recibida de mano de los levitas, y los levitas desollaban las
víctimas” 2a Crónicas 35:11
3) La sangre aplicada
“Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en
el dintel de las casas en que lo han de comer” Éxodo 12:7
No bastaba con sacrificar el cordero y comerlo según lo
establecido por Dios, también tenían que tomar la sangre y
aplicarla “no en el umbral de la puerta donde podría ser
pisoteada, sino sobre el dintel y los postes de la puerta”
(Jamienson, Fausset, Brown,
1994), a la vista de todos, para que la viera Dios (veré la
sangre y pasaré de vosotros) y también los que no conocían a
Dios. La Biblia dice: “Conoce el Señor a los que son suyos” 2a
Timoteo
2:19. Sí, sin duda alguna el Señor los conoce, pero los
incrédulos,
¿conocen que somos hijos de
Dios?
En la Pascua Dios ejecutó sus
juicios
“Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y
heriré a todo primogénito e¬n la tierra de Egipto, así de los
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hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos
los dioses de Egipto. Yo Jehová.” Éxodo 12:12

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“…mientras enterraban los egipcios a los que Jehová
había herido de muerte de entre ellos, a todo primogénito;
también había hecho Jehová juicios contra sus dioses”.
Números 33:4
Según la escritura, esa noche Dios ejecutó sus juicios sobre
todos los primogénitos, tanto de los hombres como de las
bestias que no se refugiaron bajo la sangre del cordero, y
hubo gran mortandad en Egipto.
Según la tradición judía, todos los ídolos de Egipto fueron
destruidos por Dios esa misma noche (Jamienson, Fausset,
Brown, 1994)
Mientras los egipcios lloraban sus muertos, los judíos no
habían sufrido daño alguno porque habían escuchado y
obedecido a Dios al pintar con sangre el dintel de sus casas.
La Pascua como un memorial
“Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta
solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por
estatuto perpetuo lo celebraréis.” Éxodo 12:14
“Es noche de guardar para Jehová, por haberlos sacado en
ella de la tierra de Egipto. Esta noche deben guardarla para
Jehová todos los hijos de Israel en sus generaciones.” Éxodo
12:42
Los textos leídos señalan claramente que al celebrar la pascua
se debía hacer memoria de cómo Dios los había sacado de
Egipto, y por tres veces (para que no haya duda) se dice que
esta fiesta es “para Jehová”, por lo tanto el propósito de ella
(además de hacer memoria como en la Cena) era honrar y
reconocer el señorío de Dios.
Lo mismo espera Dios de cada uno de sus hijos cuando
celebramos la Cena del Señor.

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¿Cuándo celebraban la Pascua?
“Los hijos de Israel celebrarán la pascua a su tiempo. El
decimocuarto día de este mes, entre las dos tardes, la
celebraréis a su tiempo; conforme a todos sus ritos y conforme
a todas sus leyes la celebraréis” Números 9:2-3. Notemos que
dos veces el texto bíblico aclara que se debía celebrar “a su
tiempo”, según lo establecido por Dios el 14 de nisán, no
cuando ellos quisieran.
La celebración de la Cena no tiene una fecha establecida
por Dios, pero la iglesia del N. T. se reunía a partir el pan el
primer día de la semana, cuando resucitó Cristo, y así lo
hacemos en la actualidad.
“El primer día de la semana, reunidos los discípulos par
partir el pan…” Hechos 20:7
¿Dónde celebraban la pascua?
“No podrás sacrificar la pascua en cualquiera de las ciudades
que Jehová tu Dios te da; sino en el lugar que Jehová tu
Dios escogiere para que habite allí su nombre, sacrificarás la
pascua por la tarde a la puesta del sol, a la hora que saliste de
Egipto” Deuteronomio 16:5-6
Si bien la Pascua se comía en las casas, el templo donde se
sacrificaba el cordero pascual estaba en Jerusalén, el
lugar escogido por Dios para habitar en medio de su pueblo.
Por este motivo la Pascua era una de las tres fiestas de
peregrinación y todo Israel tenía que ir a Jerusalén para
celebrarla cada año.
La Cena del Señor se puede celebrar en el templo, en una casa
o en cualquier lugar donde la iglesia esté reunida. “Porque
donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos” Mateo 18:20
¿Cómo celebraban la Pascua?

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“Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes
sin levadura; con hierbas amargas lo comerán.” Éxodo 12:8

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“Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en
vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo
comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová.” Éxodo
12:11
“Se comerá en una casa, y no llevarás de aquella carne fuera
de ella, ni quebraréis hueso suyo.” Éxodo 12:46
Así como los judíos cenaban el cordero sacrificado en
lugar del primogénito listos para viajar, los creyentes en la
Cena del Señor participamos de pan y vino, símbolos del
cuerpo de Cristo sacrificado en la cruz por vos y por mí,
dispuestos a partir con el Señor cuando regrese a buscarnos.
¿Quiénes podían comer la Pascua?
“Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Esta es la ordenanza de
la pascua; ningún extraño comerá de ella. Más todo siervo
humano comprado por dinero comerá de ella, después que lo
hubieres circuncidado.” Éxodo 12:43-44
“Mas si algún extranjero morare contigo, y quisiere celebrar
la pascua para Jehová, séale circuncidado todo varón, y
entonces la celebrará, y será como uno de vuestra nación;
pero ningún incircunciso comerá de ella.” Éxodo 12:48
Comer la pascua era un privilegio reservado para el pueblo
de Dios, pero si algún extranjero quería comer de ella, tenía
que circuncidarse para formar parte del pueblo de Dios y así
poder participar de la celebración. Así también en la Cena
del Señor solo participan del pan y del vino los que han
confiado en Cristo como su Salvador y se han bautizado
conforme a la palabra de Dios.
Impedimentos para celebrar la Pascua
“…porque entonces no la podían celebrar, por cuanto no
había suficientes sacerdotes santificados, ni el pueblo se había
reunido en Jerusalén.” 2a Crónicas 30:3

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Siete fiestas y una Alfredo
El texto bíblico destaca dos impedimentos para celebrar la
Pascua:
El primero es que en ese tiempo no había suficientes
sacerdotes santificados, es decir, purificados para realizar la
tarea de sacrificar el cordero pascual. Estaban
contaminados por el pecado y así no podían presentarse
para cumplir con su oficio sacerdotal delante de Dios,
porque serían consumidos en su presencia.
El segundo es que el pueblo había faltado a la cita,
manifestando su olvido o falta de interés no solo por la fiesta,
sino por Dios.
Por ambos motivos se decidió celebrar la Pascua en el
mes segundo, comunicándolo a todo el pueblo de Israel:
“Y determinaron hacer pasar pregón por todo Israel, desde
Beerseba hasta Dan, para que viniesen a celebrar la pascua
a Jehová Dios de Israel, en Jerusalén; porque en mucho
tiempo no la habían celebrado al modo que está escrito” 2a
Crónicas 30:5
Para poder participar de la Cena del Señor, Dios ha provisto
un medio de purificación para sus hijos: “Si confesamos
nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 1a Juan 1:9, y así
celebrar la Cena del Señor, a menos que faltemos a la cita con
Dios.
Los que no podían celebrar la Pascua a su tiempo
“Habla a los hijos de Israel, diciendo: Cualquiera de vosotros
o de vuestros descendientes, que estuviere inmundo por causa
de muerto o estuviere de viaje lejos, celebrará la pascua a
Jehová. En el mes segundo, a los catorce días del mes,
entre las dos tardes, la celebrarán; con panes sin levadura y
hierbas amargas la comerán.” Números 9:10-11
Dios, conociendo la condición pecadora del pueblo y su frágil
memoria, dispuso una segunda oportunidad para celebrar la
Pascua conforme a lo establecido; un mes después, pero
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siempre el día 14, no un día antes ni un día después. Esto es
justamente lo que hizo el rey Ezequías durante su reinado.

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“Y el rey había tomado consejo con sus príncipes, y con toda
la congregación en Jerusalén, para celebrar la pascua en el
mes segundo.” 2a Crónicas 30:2
“Entonces sacrificaron la pascua, a los catorce días del mes
segundo; y los sacerdotes y los levitas llenos de vergüenza se
santificaron, y trajeron los holocaustos a la casa de Jehová.”
2a Crónicas 30:15
Aparentemente, los creyentes somos más desmemoriados que
los judíos porque debemos celebrar la Cena cada primer día
de la semana para no olvidarnos del Señor.
Castigo para el que no quería celebrar la
Pascua
“Mas el que estuviere limpio, y no estuviere de viaje, si
dejare de celebrar la pascua, la tal persona será cortada de
entre su pueblo; por cuanto no ofreció a su tiempo la ofrenda
de Jehová, el tal hombre llevará su pecado.” Números 9:13
Si una persona que estaba en Jerusalén y no tenía
impedimento alguno para celebrar la Pascua no lo hacía,
tenía como castigo la muerte (será cortada) por haberse
negado voluntariamente a reconocer y honrar a Dios como el
Salvador de Israel.
En la actualidad, la gracia de Dios se extiende sobre los
creyentes que no asisten a la Cena deliberadamente, pero
ellos, si bien no pierden la vida, pierden la bendición de estar
en comunión con el Señor y su pueblo.
¡Gracias Señor por tu gran misericordia para conmigo,
cuando no asisto a celebrar la Cena pudiendo hacerlo!
Celebrar la Pascua motiva la adoración a
Dios
“…vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de
Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de
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Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró
nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró.” Éxodo
12:27

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Celebrar la Pascua es hacer memoria de la misericordia
que tuvo Dios con Israel. Ante esta salvación tan grande, el
pueblo se inclina humillándose en la presencia de Dios para
expresarle su adoración. Al celebrar la Cena recordando la
muerte de Cristo en la cruz por mí, ¡cómo no postrarme y
adorar a mi Señor!
la Pascua en el nuevo
testamento
Es el Señor Jesucristo quien, dirigiéndose a sus discípulos,
pronuncia estas palabras: “Sabéis que dentro de dos días se
celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para
ser crucificado.” Mateo 26:2
Había llegado la hora en que se conocería el verdadero
propósito de la Pascua. Sin duda alguna, su celebración
anunciaba el sacrificio de Cristo, tal como lo expresa el
apóstol Pablo: “Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para
que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque
nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.”
1a Corintios 5:7
Cristo fue el cordero escogido
No fue una casualidad que Cristo se hiciese hombre para
luego morir en la cruz en nuestro lugar.
La Biblia declara que Dios Padre escogió a su hijo
Jesucristo para cumplir la tarea de anunciar el juicio divino
y también quiso que muriese en la cruz en nuestro lugar.
“He aquí mi siervo, a quien he escogido; Mi Amado, en
quien se agrada mi alma;
Pondré mi Espíritu sobre él, Y a los gentiles anunciará
juicio.” Mateo 12:18
“Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a
padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación
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Siete fiestas y una Alfredo
por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la
voluntad de Jehová será en su mano prosperada.” Isaías 53:10

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El apóstol Pedro nos dice que Cristo, como cordero, estaba
preparado para ser sacrificado no cuatro días antes de la
Pascua, sino antes de la fundación del mundo. “…sabiendo
que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual
recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como
oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un
cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde
antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los
postreros tiempos por amor de vosotros...” 1a Pedro 1:18-20
Los sacerdotes eran los que examinaban y dictaminaban si
un cordero era apto o no para el sacrificio a Dios. En este
pasaje vemos al sumo sacerdote Caifás hablando sobre la
conveniencia de que Cristo muriese por todos: “Entonces
Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo:
Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un
hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación
perezca.” Juan 11:49-50
Cristo fue el cordero observado y
aprobado
El cordero escogido era observado minuciosamente durante
cuatro días por si aparecía algún defecto en él, luego era
aprobado para ser el sacrificio de la Pascua. Así Cristo fue
examinado minuciosamente antes de su sacrificio en la cruz.
- Dios Padre pronuncia las primeras palabras de aprobación
hacia Cristo: “Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este
es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” Mateo 3:17
- Después lo dice Pilato: “Y Pilato dijo a los principales
sacerdotes, y a la gente: Ningún delito hallo en este
hombre.” Lucas 23:4
- Luego lo hace Herodes: “Y ni aun Herodes, porque os
remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este
hombre.” Lucas 23:15
- Los sacerdotes no hallan motivos para matarle: “Y los
principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio,
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Siete fiestas y una Alfredo
buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la
muerte, y no

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lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se
presentaban…” Mateo 26:59-60
- Un ladrón en la cruz reconoce su pecado y la inocencia de
Cristo: “Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque
recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste
ningún mal hizo” Lucas 23:41
- El Centurión Romano se convence de la justicia de Cristo:
“Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria
a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo.”
Lucas
23:47
- Judas con gran remordimiento dice: “Yo he pecado
entregando sangre inocente…” Mateo 27:4
- Pedro, hablando de Cristo, manifiesta la aprobación de
Dios: “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno,
varón aprobado por Dios…” Hechos 2:22
Cristo fue el cordero inmolado
El profeta Isaías, Juan el Bautista y Cristo mismo coinciden
en que era necesario que el Mesías padeciese muriendo en la
cruz para ocupar el lugar que nosotros merecíamos como
pecadores.
“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se
apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado
de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca;
como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante
de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.” Isaías
53:6-7
“El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He
aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”
Juan 1:29
“…y diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre padezca
muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los
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Siete fiestas y una Alfredo
principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y
resucite al tercer día.” Lucas 9:22

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Siete fiestas y una Alfredo
El juicio de
Dios
El sacrificio de Cristo en la cruz elimina o retarda el
juicio de Dios. ¿Cómo es posible esto? Eliminar no es lo
mismo que retardar. Lo explicaremos con la palabra de Dios.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a
su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el
que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el
nombre del unigénito Hijo de Dios.” Juan 3:16-18
En primer lugar, Cristo nos dice que el amor de Dios hacia
las personas (el mundo) se manifestó entregando a su propio
hijo para que muriera por nosotros en la cruz.
En segundo lugar, declara que el que cree en Cristo no es
condenado, es decir, si confió en que Cristo murió por él en
la cruz, está libre de condenación.
En tercer lugar, aquel que rechaza a Cristo no creyendo
en él, ya ha sido condenado. Aunque su condena aún no se
haga efectiva, solo se retarda por la misericordia de Dios, que
espera su arrepentimiento.
Para los que confiamos en Cristo como nuestro Salvador, el
juicio se ha eliminado porque ya lo padeció Cristo por
nosotros y para los que no creen en Cristo, el juicio solo se ha
postergado por un tiempo, dándoles la oportunidad de
arrepentirse antes de presentarse ante el Juez Justo.
“Y de la manera que está establecido para los hombres que
mueran una sola vez, y después de esto el juicio.” Hebreos
9:27
“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen
por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no
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Siete fiestas y una Alfredo
queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento.” 2a Pedro 3:9

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Si usted aún no ha confiado en Cristo como su Salvador,
hágalo ahora, porque delante del Juez Justo ya no podrá
hacerlo. Solo podrá escuchar su condena y sufrir su castigo.
“Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y
los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es
el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas
que estaban escritas en los libros, según sus obras.” Apocalipsis
20:12
“Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue
lanzado al lago de fuego.” Apocalipsis 20:15
¿Está usted inscripto en el libro de la
vida?
la últIma Pascua
El Señor Jesucristo sabía que el tiempo de morir en la cruz
había llegado, como escribe Juan: “Antes de la fiesta de la
pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que
pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos
que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.” Juan 13:1
Cristo conocía el ceremonial de la Pascua como Dios, porque
fue quien la instituyó; y como hombre, porque sus padres
terrenales “iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la
pascua”. Sabiendo que esta sería la última celebración con sus
discípulos, les dijo: “¡Cuánto he deseado comer con vosotros
esta pascua antes que padezca!” Lucas 22:15
A la celebración de la Pascua ordenada por Dios a Moisés, se
le habían agregado muchas tradiciones que consideraremos
más adelante, pero destacaremos ahora las que encontramos
en el texto bíblico.
La preparación de la Pascua daba comienzo cuando, entre las
dos tardes, se sacrificaban los corderos para la fiesta. “El
primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando
sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron:
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Siete fiestas y una Alfredo
¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la
pascua?” Marcos
14:12

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Siete fiestas y una Alfredo
Cristo les señala un lugar donde preparar la Pascua:
“Fueron sus discípulos y entraron en la ciudad, y hallaron
como les había dicho; y prepararon la pascua.” Marcos
14:16. Seguramente limpiaron el lugar de restos de
levadura y asaron el cordero para luego servirlo en la mesa
pascual. En la mesa, además de cordero, había pan, vino y
una salsa donde mojaban el pan o las hierbas amargas.
Desarrollo de la cena pascual
Según el relato bíblico, podemos ver algunas de las
costumbres introducidas en la celebración de la Pascua.
Durante la cena se servían cuatro copas de vino. Lucas
menciona dos de estas copas y Cristo hace referencia a las
otras dos.
La primera copa es la que da inicio a la fiesta y se
menciona en Lucas 22:17: “Y habiendo tomado la copa,
dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros.”
Es la copa kidush (santificación) sobre la que se oraba para
santificar la fiesta.
La segunda copa es la copa de ira o de juicio que no se
bebía (recordando el juicio de Dios sobre Egipto). No es
mencionada durante la cena, pero Cristo hace referencia a ella
en Getsemaní: “Yendo un poco adelante, se postró sobre su
rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí
esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” Mateo
26:39
La tercera copa recuerda la misericordia de Dios y se
bebía después de comer el cordero. Es la copa de
salvación que menciona el salmista: “Tomaré la copa de la
salvación, E invocaré el nombre de Jehová” Salmos 116:13.
También es la copa de bendición que menciona Pablo: “La
copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la
sangre de Cristo?”
1a Corintios 10:16. Lucas también hace mención a esta copa
en Lucas 22:20: “De igual manera, después que hubo cenado,

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Siete fiestas y una Alfredo
tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi
sangre, que por vosotros se derrama.”

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Siete fiestas y una Alfredo
La cuarta copa es la copa del reino y alude a la esperanza de
Israel. Esta copa tampoco se nombra durante la cena, pero
Cristo hace referencia a ella con estas palabras: “De cierto
os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día
en que lo beba nuevo en el reino de Dios.” Marcos 14:25
La cena del señor fue instituida al final del ceremonial de la
Pascua y le dio un nuevo significado al pan y al vino del
que siempre participaban. La celebración cerraba, como
en la actualidad, con la entonación del Halel (alabar):
“Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de
los Olivos.” Marcos 14:26
la fIesta en la actualIdad
La Pascua judía
En la actualidad, los judíos celebran la Pascua (Pésaj) y la
fiesta de los Panes sin Levadura (Hag HaMatzah) cada año. A
través de los siglos, los judíos esparcidos por el mundo fueron
añadiendo distintas tradiciones a la celebración del Pésaj y
hasta el día de hoy cada comunidad judía conserva su
manera de celebrarlo. En algunas comunidades los
primogénitos acostumbran ayunar el día anterior al Pésaj,
recordando cómo fueron librados de la muerte en Egipto.
No se puede precisar cuándo ni cómo se introdujo el
ceremonial del Seder (orden) de la cena pascual, pero ya en
la celebración de la Pascua del N. T. se ven algunas de estas
tradiciones.
Después de haber examinado minuciosamente y comprobado
que en la casa no quede ni un gramo de Jametz (levadura),
comienzan los preparativos para celebración.
A continuación, veremos un resumen del ceremonial de
Pésaj
que es observado por la mayoría de las comunidades
judías.
Tradiciones de Pésaj

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Siete fiestas y una Alfredo
La Keará: la bandeja pascual que se coloca en la mesa con
los seis alimentos simbólicos del Pésaj:

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Siete fiestas y una Alfredo
Maror (amargo): rábano picante o lechuga
romana.
Jaroset: especie de salsa o mermelada color marrón, hecha
con manzanas, peras, nueces, miel y vino. Simboliza el barro
con el que hacían los ladrillos en Egipto.
Karpas (vegetales): puede ser perejil, cebolla,
etc.
Jaseret (lechuga
amarga)
Beitzá (huevo duro): para algunos simboliza la dureza de
corazón del Faraón; para otros, la fertilidad y permanencia
de Israel; y para otros, el sacrificio festivo.
Zeroá (brazo extendido): un hueso de cordero, ala o cogote
de pollo asado, símbolo del cordero que se sacrificó en lugar
de los primogénitos en Egipto. Es importante destacar que
zeroá es la palabra que utiliza Dios para expresar la
manifestación de su poder al redimir a su pueblo. “Por tanto,
dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVÁ; y yo os sacaré de
debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su
servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios
grandes” Éxodo 6:6
Los quince pasos del
Seder
1) Kidush (Santificar). Al igual que en cada Shabat
(Sábado). Kidush es el acto de santificar y bendecir el vino antes
de la cena como se hace con el pan. Esta costumbre se
remonta al exilio babilónico. Algunos utilizan una copa
especial, la copa Kidush que es de plata o cristal labrado, para
esta ceremonia. Desde esta copa se reparte el vino a las copas
individuales de los asistentes a la cena.
2) Urtjatz (limpiar). Es el momento de lavarse las
manos.
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Siete fiestas y una Alfredo
3) Karpas (vegetales). Como aperitivo, se comen
vegetales mojados en agua salada, recordando las lágrimas
derramadas en Egipto.

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Siete fiestas y una Alfredo
4) Iajatz (partir). En la mesa hay tres Matzot (panes sin
levadura) apilados uno sobre otro. Se escoge el del medio y
se parte en dos; el pedazo pequeño se comparte entre los
presentes y el más grande se envuelve en una servilleta como
Afikomen (el que viene después) y los padres o los niños, según
la costumbre familiar, lo esconden en la casa hasta después de
la cena.
5) Maguid (contar). Los niños preguntan el porqué de la fiesta
y los padres leen el Hagada (libro que relata la historia del
éxodo) con los detalles de las diez plagas enviadas por Dios.
Al final del Maguid, se sirve la segunda copa de vino, la copa
de ira o de juicio. Algunos solo derraman un poco del vino;
otros no la beben y derraman toda la copa porque simboliza
la ira de Dios derramada en Egipto.
6) Rajtzá (lavar). Se lavan las manos por segunda vez
pronunciando una bendición.
7) Motzí (pan). Se toman los tres Matzot de la mesa, dos
enteros y uno partido. Sobre ellos y sobre todos los productos
de grano que se han de consumir se pronuncia esta
bendición: “Bendito eres Tú, nuestro Dios, Rey del Universo,
Quien saca el pan de la tierra.”
8) Matzát (pan sin levadura). Se reparten los panes entre los
presentes para preparar el sándwich.
9) Maror (amargo). Es el momento de comer las hierbas
amargas. Pueden comerse rábanos o lechuga mojada en el
jaroset.
10) Korej (envolver). Recordando la costumbre del
rabino
Hillel, comen un sándwich de matzát, hierbas amargas y
carne.
11) Shuljan Orej (servir la mesa). Llega la hora de cenar,
de comer el plato principal. Este puede ser carne, pescado o
aves, según la costumbre de cada comunidad.

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Siete fiestas y una Alfredo
12) Tzafún (oculto). Se busca el Afikomen (pedazo de
Matzát
escondido) y se comparte como si fuera un postre entre los

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Siete fiestas y una Alfredo
presentes. Es obligatorio comer un pequeño trozo de
Matzát porque representa el cordero Pascual (como en la
Cena del Señor) que hoy no se puede sacrificar porque no existe
el templo.
13) Beraj (bendecir). Se agradece a Dios por haber
participado de la cena, se sirve y se bebe la tercera copa de
vino, la copa de bendición, salvación o redención, recordando
cómo Dios los libró de la muerte y de la esclavitud en Egipto.
14) Halel (alabar). Se recitan o se cantan los salmos
(Tehillim)
115 al 118 de alabanza mientras se sirve la cuarta y última
copa
de vino, la copa del reino, que alude a la esperanza de reinar
junto al Mesías. Se sirve una copa más destinada al profeta
Elías
que viene a anunciar la llegada del Mesías. Mientras tanto,
se
abre la puerta para permitir su entrada. Todos esperan que
el
Mesías venga durante Pésaj, sin reconocer que ya vino y
murió
por ellos en la cruz para librarlos de la esclavitud del
pecado.
15) Nirtzá (aceptado). Si los pasos anteriores se cumplieron, es
una ceremonia aceptada por Dios. Después de beber la
última copa de vino, concluye el Seder de la Pascua con gran
alegría y renovadas esperanzas, pronunciando estas
palabras como expresión de deseo: “El próximo año en
Jerusalén.”
La Pascua Cristiana
La Biblia, en el libro de los Hechos, nos cuenta cómo fue el
inicio de la iglesia, su crecimiento, sus pruebas, su fidelidad y
sus costumbres: “Así que, los que recibieron su palabra
fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil
personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en

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Siete fiestas y una Alfredo
la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en
las oraciones.” Hechos 2:41-42
Las Epístolas nos revelan el número de iglesias establecidas
en el mundo conocido, pero nada dicen acerca de la
celebración de una Pascua cristiana. La fecha de la Pascua
cristiana, tal como la conocemos en la actualidad, fue
establecida en el concilio de Nicea en el año 325 d. C. (D. B.
M. H., 2003)

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Siete fiestas y una Alfredo
A través de los siglos, muchas tradiciones fueron
introducidas en esta festividad.
1) El miércoles de Ceniza marca el final del festejo de
carnaval, tiempo de fiestas y excesos antes de comenzar la
Cuaresma. Es el momento en el que los fieles se presentan a
misa. El sacerdote les aplica cenizas en la frente marcando
una cruz con su mano en señal de duelo o arrepentimiento
por los pecados cometidos hasta el final del carnaval y ante la
proximidad del recordatorio de la muerte de Cristo durante la
Pascua. “Las cenizas usadas en esta ceremonia se hacen
quemando los restos de las palmas bendecidas el Domingo de
Ramos del año anterior” (E.C.O.)
2) La Cuaresma fue impulsada por San Atanasio, quien
proclamaba que se debían guardar cuarenta días de ayuno
para poder celebrar la Pascua debidamente (E.C.O.).
La imposibilidad de cumplir con esta demanda llevó a realizar
muchas modificaciones a través de los años, reduciendo el
tiempo del ayuno a una semana, luego a cuarenta horas y
finalmente a un solo día: el miércoles de Ceniza. Sin embargo,
se siguen observando cuarenta días de penitencia desde el final
del carnaval, comenzando el miércoles de Ceniza hasta el
Domingo de Ramos, día del inicio de la Semana Santa.
3) La prohibición de comer carne en Pascua fue
introducida por San Gregorio en una carta a San Agustín
de Inglaterra: “Nos abstenemos de carne y de todo aquello
que viene de la carne, como la leche, el queso y los huevos”
(E.C.O.).
Desconociendo lo que anunciaba la palabra de Dios sobre
lo que habría de suceder en los postreros tiempos: “…
prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que
Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos
los creyentes y los que han conocido la verdad.” 1a Timoteo
4:3
Desde entonces, el comer pescado durante la Pascua es una
costumbre aceptada.
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Siete fiestas y una Alfredo
4) Los huevos de Pascua surgen, según la tradición, ante la
imposibilidad de comerlos en esas fechas. La gente los hervía,
los pintaba y los regalaba al finalizar la fiesta, pero en
realidad son símbolos de la diosa Easter. Pascua en inglés se
denomina “Easter”, que no es una traducción de la
palabra Pésaj, la traducción correcta es “passover”. Easter,
Eostre u Ostara es el nombre de la diosa anglosajona de la
primavera, la luz y la fertilidad, cuyos símbolos son el
conejo y el huevo (Grimm,
1835).
Existen muchas leyendas sobre esta diosa que son
incomprobables y de origen desconocido. Una cuenta que la
diosa encontró un pájaro herido y al curarlo se convirtió en
conejo, conservando su capacidad de poner huevos (de colores)
en primavera.
El nombre Easter también hace referencia a “east” (‘este’
en inglés), lugar donde nace el sol y motivo de adoración
de muchas religiones paganas: de allí su título de diosa de la
luz.
Las diosas del equinoccio de
primavera
La celebración del equinoccio de primavera con su diosa de
la fertilidad tiene su raíz en las fiestas paganas de Babilonia
en honor de su diosa Ishtar. “Era la diosa del amor y la diosa
de la guerra, ella tenía prostitutas femeninas y masculinos en
sus templos. Era también la ‘señora de los cielos’ y fue
identificada con el planeta Venus. La frase ‘reina del cielo’ en
Jeremías: 7:18,
44:17, 18, 19, 25 es probablemente un título de Ishtar”
(Pfeiffer,
1982)
Ishtar también es conocida como:
- Inanna para los sumerios (Melgar Valero, 2008), luego
copiada por distintos pueblos paganos.
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Siete fiestas y una Alfredo
- Asera para lo cananeos: “Además derribó los lugares de
prostitución idolátrica que estaban en la casa de Jehová, en
los cuales tejían las mujeres tiendas para Asera.” 2a Reyes
23:7

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- Astarot: “Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a
Astarot.” Jueces 2:13
- Astoret para los sidonios: “Porque Salomón siguió a Astoret,
diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los
amonitas.” 1a Reyes 11:5
- La reina del cielo: “Los hijos recogen la leña, los
padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa,
para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a
dioses ajenos, para provocarme a ira.” Jeremías 7:18
- Afrodita para los
griegos.
- Isis para los
egipcios.
- Venus para los
romanos.
- Easter, Eostre u Ostara para los anglosajones. En la
actualidad es adorada por los Wicca (brujos).
Origen de la Cuaresma
El dios consorte de Ishtar era Tamuz (Domuzi para los
sumerios, Adonis para los Griegos y Osiris para los Egipcios).
Tamuz, dios de la vegetación, muere atacado por un jabalí a
los cuarenta años; su consorte Ishtar desciende al averno para
resucitarlo en primavera (D. B. M. H., 2003).
Por eso todos los años, cuarenta días antes de la primavera
(un día por cada año), se hacía duelo por Tamuz, esperando
que junto con su resurrección también floreciera la
vegetación. Cuando se cumplían los cuarenta días de duelo,
comenzaba el festival de primavera, una suerte de carnaval
donde todo estaba permitido incluyendo la participación de
orgías en el templo de Ishtar (W. M. Nelson, 1998).

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Siete fiestas y una Alfredo
La Biblia hace referencia a este duelo en Ezequiel 8:14: “Y
me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Jehová, que
está al norte; y he aquí mujeres que estaban allí sentadas
endechando

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Siete fiestas y una Alfredo
a Tamuz”. Las mujeres guardaban los cuarenta días de
duelo (cuaresma) llorando por Tamuz, sentadas en la
entrada del templo de Dios.
La adoración al sol
El relato bíblico continúa y describe a veinticinco
hombres postrados hacia el este adorando al sol: “Luego me
dijo: ¿No ves, hijo de hombre? Vuélvete aún, verás
abominaciones mayores que estas. Y me llevó al atrio de
adentro de la casa de Jehová; y he aquí junto a la entrada
del templo de Jehová, entre la entrada y el altar, como
veinticinco varones, sus espaldas vueltas al templo de Jehová y
sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol, postrándose
hacia el oriente.” Ezequiel 8:15-16
El texto bíblico, además, nos brinda detalles de cómo era esta
adoración al sol: “Y me dijo: ¿No has visto, hijo de hombre?
¿Es cosa liviana para la casa de Judá hacer las abominaciones
que hacen aquí? Después que han llenado de maldad la
tierra, se volvieron a mí para irritarme; he aquí que aplican el
ramo a sus narices.” Ezequiel 8:17
El comentario de Jamienson, Fausset y Brown transcribe
un párrafo de Estrabón (Geógrafo e historiador griego 63 a. C.
- 24 d. C.) “Más bien, ellos tenían una rama de tamarisco a su
nariz al alba, mientras cantaban himnos al sol naciente”.
[Estrabón
1:15, p. 733.] Lo que confirma que la celebración del
equinoccio de primavera en honor a Ishtar y Tamuz también
incluía una adoración al dios sol en el preciso momento de su
salida, al alba.
El paganismo introducido encubiertamente en la Pascua
La influencia pagana es innegable, comenzando por los
judíos que nombraron tamuz a uno de los meses del año y
en la keará (bandeja de Pascua) uno de los seis símbolos de
la fiesta es un huevo que no se menciona en la Torá.
Siguiendo por los cristianos, que incluyeron en su
celebración de la Pascua la Cuaresma, el miércoles de
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Siete fiestas y una Alfredo
Ceniza, los conejos, los huevos pintados y el festival de
primavera con todo su desenfreno, que en Babilonia se
realizaba al final de los cuarenta días de duelo

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Siete fiestas y una Alfredo
para celebrar la resurrección de Tamuz. El “mundo
cristiano” ha trasladado este festival al principio, antes de la
cuaresma, y lo denominó carnaval. “El origen del ceremonial
carnavalesco quizá pueda vincularse con el culto a Isis u
otra divinidad femenina asimilada, propiciadora de la
vegetación y a la que se rendía culto al inaugurarse la
temporada primaveral” (G. E. R., 1991)
El carnaval es una fiesta que se celebra sin límites antes
de comenzar la Cuaresma, donde tendrán que abstenerse
de alimentos y fiestas. El diccionario de la Real Academia
Española y Joan Coromines coinciden en que el término
‘carnaval’ procede del italiano carnevale, y este del antiguo
carnelevare, expresión compuesta de ‘carne’ y ‘levare’ (retirar,
quitar), que transmite el concepto del ayuno de la Cuaresma.
(J. Coromines, 2000)
La Enciclopedia Católica Online explica correctamente la
palabra maitines “del Latín Matutinum o Matutinae, viene
de Matuta, el nombre latino para la diosa griega Leucothae
o Leucothea, diosa blanca, o diosa de la mañana (Aurora)”
(E.C.O). Sin embargo, al referirse a la oración matutina
cristiana dice: “Por ejemplo, los cristianos han orado durante
siglos mirando hacia el Este, al ver en el sol un símbolo de
Cristo resucitado, luz del mundo” (E.C.O). Cuando en realidad
esta era una costumbre pagana de adoración al sol.
Qué lejos han quedado los propósitos de Dios al instaurar la
Pascua de las prácticas del hombre de hoy, por eso es preciso
conocer lo que Dios quiso enseñar a su pueblo con la
celebración de esta fiesta, primeramente a los judíos y luego a
los creyentes. El término ‘creyentes’ refiere a todos los que
han confiado en Cristo como su Salvador personal, porque
‘cristianos’ (seguidores de Cristo) es una expresión
lamentablemente devaluada, ya que no todos los que se
llaman cristianos son seguidores de Cristo.
En los próximos párrafos consideraremos la relación de la
Pascua con la Cena del
Señor.

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Siete fiestas y una Alfredo

la Pascua y la cena del señor


La primera Pascua hebrea fue celebrada antes de que el
juicio de Dios cayera sobre Egipto y los que se refugiaron en
la sangre del cordero fueron salvos del juicio de Dios y
liberados de la esclavitud de Egipto. Así también la primera
Cena del Señor fue celebrada antes de que Cristo soportara
el juicio de Dios sobre el pecado del hombre, ocupando
nuestro lugar en la cruz. Refugiados en su sangre, somos
salvos de la condenación eterna y libres de la esclavitud del
pecado.
Recordar la muerte del Cordero es recordar el juicio de
Dios
En la Pascua judía, el juicio de Dios vino sobre todos los que
no se refugiaron en la sangre del cordero, en ese caso los
egipcios. En el juicio realizado en la cruz, Dios se pronunció:
1) Juzgando el pecado del hombre al aceptar el sacrificio
de Cristo como el Cordero de Dios. Refugiados en su sangre
podemos ser libres de condenación. “Y a vosotros, estando
muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os
dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,
anulando el acta de los decretos que había contra nosotros,
que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola
en la cruz.” Colosenses 2:13-14
Ya no hay demandas en nuestra contra porque Cristo pagó
por ellas en la cruz.
2) Juzgando al diablo, quien nos tenía sometidos a esclavitud:
“…y despojando a los principados y a las potestades, los
exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.”
Colosenses
2:15
Así como en Egipto en la noche de Pascua los ídolos
fueron destruidos, en la cruz Satanás fue derrotado: “Así que,
por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él
(Cristo) también participó de lo mismo, para destruir por
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Siete fiestas y una Alfredo
medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte,
esto es, al diablo, y librar a

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Siete fiestas y una Alfredo
todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda
la vida sujetos a servidumbre.” Hebreos 2:14-15
Por eso, aceptar a Cristo como Salvador marca el
principio de una nueva vida para el creyente que ahora es
libre de la esclavitud del pecado. Significa un nuevo
nacimiento, por eso recordamos ese día tan especial. “De modo
que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” 2a Corintios 5:17
La verdadera vida comienza con Cristo
“El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo
de
Dios no tiene la vida.” 1a Juan
5:12
“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al
que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación,
mas ha pasado de muerte a vida.” Juan 5:24
Así como en la Pascua, la Cena del Señor conlleva la idea
de sustitución. En la Pascua un cordero inocente era
sacrificado en lugar del primogénito. Al celebrar la Cena,
recordamos que Cristo ocupó nuestro lugar en la cruz, como lo
expresa el Apóstol Pablo en 1a Corintios 5:7: “…porque
nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.”
Jesucristo mismo, al partir el pan como un símbolo, dice: “este
es mi cuerpo que por vosotros es dado”, es como si dijera que
es el cordero pascual que será sacrificado. Luego, al compartir
la copa, dice: “tomad bebed, esta es mi sangre que por
vosotros se derrama”, indicando que es su sangre la que va a
derramar en la cruz para que pintemos con ella el dintel de
nuestros corazones y seamos así librados del juicio de Dios.
Personalmente, me hubiera agradado celebrar la Cena del
Señor comiendo un cordero asado (con lo sabroso que es),
pero Dios quiso instaurar la celebración de esta fiesta con dos
elementos sencillos al alcance de todos, pan y vino.

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Siete fiestas y una Alfredo

Ya no es necesario sacrificar un cordero porque el


sacrificio de Cristo realizado una vez y para siempre satisfizo
a Dios, y su sangre derramada es poderosa para limpiar
todos nuestros pecados: “…la sangre de Jesucristo su Hijo nos
limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado,
nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en
nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda
maldad.” 1a Juan 1:7-9
Para evitar la realización de nuevos sacrificios, Dios permitió
la destrucción del templo en el año 70 d. C. y la
discontinuidad de la línea sacerdotal consagrada para realizar
tales sacrificios porque “Cristo nuestra Pascua ya fue
sacrificada” y ya no es necesario otro sacrificio.
“…pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un
solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de
Dios.” Hebreos 10:12
“…porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a
los santificados.” Hebreos 10:14
Cristo no solo fue el cordero, la ofrenda perfecta, sino
también es el gran Sumo Sacerdote perfecto y realiza su tarea
sacerdotal en el tabernáculo celestial: “…donde Jesús entró
por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para
siempre según el orden de Melquisedec.” Hebreos 6:20
“Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente,
sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime
que los cielos.” Hebreos 7:26
¿Quiénes pueden participar del pan y del vino en la Cena
del Señor?
De la celebración de la Pascua solo participaban los que
estaban dentro de la casa: los integrantes de la familia,
los siervos que habían sido comprados por dinero y los
extranjeros que voluntariamente decidían formar parte del

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Siete fiestas y una Alfredo
pueblo de Dios. La condición era que todos los varones debían
estar circuncidados.

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Siete fiestas y una Alfredo
Participar de la Cena del Señor no depende de mérito
alguno que podamos hacer, sino de lo que Cristo hizo por
nosotros en la cruz para que disfrutemos de ese privilegio. Es
maravilloso comprobar cómo las escrituras nos habilitan a
participar de la Cena a todos los que confiamos en Cristo como
nuestro Salvador y manifestamos públicamente esa decisión a
través del bautismo.
1) Antes no pertenecíamos a Dios, ahora
sí.
“Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a
Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de
Dios.” 1a Corintios 6:20
2) Antes no teníamos una marca o sello de pertenencia, ahora
sí. “En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no
hecha
a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en
la
circuncisión de Cristo.” Colosenses
2:11
Y habiendo circuncidado nuestros corazones por la fe en
Cristo, llevamos como marca de esta decisión el sello del
Espíritu Santo: “En él también vosotros, habiendo oído la
palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y
habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de
la promesa.” Efesios 1:13
3) Antes no pertenecíamos al pueblo de Dios, ahora sí. “…
vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora
sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais
alcanzado
misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.” 1a
Pedro 2:10

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4) Antes éramos extranjeros, no formábamos parte de la
familia de Dios, ahora sí.
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino
conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de
Dios.” Efesios 2:19
5) Antes estábamos lejos y no estábamos incluidos en las
promesas de Dios, ahora sí.

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“En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la


ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin
esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús,
vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos
cercanos por la sangre de Cristo.” Efesios 2:12-13
Celebrar la Cena es un ejercicio de fe
Moisés celebró la primera Pascua según lo establecido por
Dios por la fe, sin dudar, porque estaba seguro de que Dios
cumpliría su palabra librando de la muerte a los
primogénitos. Hebreos
11:28 “Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre,
para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a
ellos”.
Participar de la Cena sin fe, sin esperanza, es solo un ritual
religioso que no agrada a Dios.
“En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que
cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe
y que recompensa a quienes lo buscan.” Hebreos 11:6 (NVI)
Por eso, participar de la Cena del Señor debería ser el anhelo
de todo creyente, porque el hacer memoria del sacrificio de
Cristo fortalece nuestra fe y nuestra esperanza, y no
participar de la Cena las debilita.
“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra
esperanza, porque fiel es el que prometió.” Hebreos 10:23
¿Cómo participamos de la Cena del Señor?
La Pascua se celebraba participando del cordero con
panes sin levadura (sin pecados), vestidos y calzados para el
viaje, así también participamos de la Cena, después de
habernos examinado y confesado nuestros pecados delante de
Dios: “Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así
del pan, y beba de la copa” 1a Corintios 11:28. Los creyentes
deberíamos participar del pan y del vino, símbolos del
sacrificio de Cristo, preparados y dispuestos para el viaje,
6 6
Siete fiestas y una Alfredo
pensando que tal vez esta sea nuestra última Cena, porque el
Señor viene a buscarnos.

6 6
Siete fiestas y una Alfredo
¿Estoy preparado para el viaje? ¿O me he conformado a
la corriente de este mundo, olvidándome que solo soy un
peregrino camino a la tierra prometida?
Ojalá tengamos siempre presente la exhortación de una
conocida canción: “Pueblo prepárate, Cristo ya viene, nos
vamos al hogar”.
“…porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que
buscamos la por venir.” Hebreos 13:14

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Siete fiestas y una

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2

los Panes sIn levadura

los Panes sIn levadura en el antIguo


testamento
¿Qué es la levadura?
Antes de abocarnos de lleno en el estudio de esta fiesta,
consideraremos qué es la levadura y su uso en la Biblia. Se
denomina ‘levadura’ a un conjunto de hongos micro
celulares que tienen la capacidad de corromper ciertos cuerpos
orgánicos con los que entra en contacto, provocando su
fermentación.
Espiritualmente hablando, podríamos decir que la levadura
corrompe al igual que el pecado al hombre.
Siete fiestas y una Alfredo

La levadura ya era conocida por los caldeos y por los egipcios


y se utilizaba para la elaboración de pan y de cerveza. Cuando
se quería cocinar pan rápidamente, se prescindía de ella
evitando el tiempo de fermentación.
“Entonces Abraham fue de prisa a la tienda a Sara, y le dijo:
Toma pronto tres medidas de flor de harina, y amasa y haz
panes cocidos debajo del rescoldo.” Génesis 18:6. Lo mismo
hace Lot cuando invita a los dos ángeles a su casa: “Mas él
porfió con ellos mucho, y fueron con él, y entraron en su
casa; y les hizo banquete, y coció panes sin levadura, y
comieron.” Génesis 19:3
La Levadura y la
Ofrenda
La prohibición de utilizar levadura no solo era para esta
fiesta, sino también para todo sacrificio u ofrenda dedicada
a Dios: “No ofrecerás cosa leudada junto con la sangre de mi
sacrificio.” Éxodo 34:25
Dios no explica en ese momento el porqué, pero deja en
claro lo que no tenían que hacer: no se debía mezclar la
sangre del cordero sacrificado con la levadura. Esta
enseñanza sería ampliada al establecerse el sistema de ofrendas
en Levítico 2:11: “Ninguna ofrenda que ofreciereis a Jehová
será con levadura; porque de ninguna cosa leuda, ni de
ninguna miel, se ha de quemar ofrenda para Jehová.”
No se debía ofrecer junto con las ofrendas dedicadas al
Señor ninguna clase de miel porque era utilizada en los
rituales paganos como ofrenda a sus dioses, ni tampoco
levadura. De esta manera se estableció lo que después se
explicaría, que la levadura es una figura del pecado y, como
tal, Dios no lo acepta en su santa presencia. Así lo expresa el
profeta: “Muy limpio eres de ojos para ver el mal.” Habacuc
1:13
En el libro de Amós podemos ver claramente el desagrado
de Dios por el pecado de su pueblo y un reproche cargado de
ironía tratando de hacer reflexionar a Israel para que se
4 4
Siete fiestas y una Alfredo
arrepintieran y le obedecieran. Él esperaba que el pueblo
dejara la dualidad

4 4
Siete fiestas y una Alfredo
del corazón al pretender agradarle con las ofrendas y al
mismo tiempo seguir pecando.
“Vayan a Betel y pequen; vayan a Guilgal y sigan
pecando. Ofrezcan sus sacrificios por la mañana, y al tercer día
sus diezmos. Quemen pan leudado como ofrenda de gratitud
y proclamen ofrendas voluntarias. Háganlo saber a todos,
israelitas; ¡eso es lo que a ustedes les encanta! Afirma el
Señor Omnipotente.” Amós 4:4-5 (NVI)
La fiesta
La sola mención de la levadura me lleva a mi niñez. Me
parece ver a mi madre con un volcán de harina agregando el
agua y la levadura para luego amasar los bollos de pan que
dejaba reposar sobre la mesa cubriéndolos con un mantel.
Yo, de a ratos, levantaba el mantel para espiar el milagro
del crecimiento del pan. Esto era lo que sucedía seguramente
en cada casa del pueblo hebreo allí en Egipto. El pueblo de
Israel comía diariamente el pan con levadura.
Dios toma un elemento cotidiano, de uso diario, para
enseñar verdades espirituales. ¿Qué es lo que Dios quería
enseñarles?
“No comerás con ella pan con levadura; siete días comerás
con ella pan sin levadura, pan de aflicción, porque aprisa
saliste de tierra de Egipto; para que todos los días de tu vida
te acuerdes del día en que saliste de la tierra de Egipto.”
Deuteronomio 16:3
En este mandato, Dios se refiere al pan sin levadura
calificándolo de tres maneras, en primer lugar como pan de
aflicción, después como pan de prisa y por último como pan
de recordación.
1) Pan de Aflicción
Desde que el hombre pecó desobedeciendo a Dios, ha tenido
que buscar su alimento con esfuerzo y aflicción.

5 5
Siete fiestas y una Alfredo

“Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a


la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al
polvo volverás.” Génesis 3:19
Esta sentencia de Dios se cumple hasta nuestros días, y los
hebreos la habían experimentado de manera especial en su
esclavitud allí en Egipto. Al comer el pan sin levadura, los
hebreos debían tener presente el esfuerzo y sacrificio
realizado siendo esclavos durante cuatrocientos años para
obtener un pedazo de pan y compartirlo con su familia. “Y
los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza, y
amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y
ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al
cual los obligaban con rigor.” Éxodo 1:13-14
Sin duda alguna, alimentarse en Egipto fue comer pan de
aflicción.
2) Pan de Prisa
El pan sin levadura siempre fue la opción más rápida para
un pueblo nómade como los hebreos, pero en este caso tiene
una connotación especial porque hace referencia a su salida
rápida de Egipto.
“Y los egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa a
echarlos de la tierra; porque decían: Todos somos muertos.
Y llevó el pueblo su masa antes que se leudase, sus masas
envueltas en sus sábanas sobre sus hombros.” Éxodo 12:33-34.
“Y cocieron tortas sin levadura de la masa que habían sacado
de Egipto, pues no había leudado, porque al echarlos fuera
los egipcios, no habían tenido tiempo ni para prepararse
comida.” Éxodo 12:39
Esto era lo que el pueblo debía tener presente al comer el
pan sin levadura, su rápida salida de Egipto.
3) Pan de Recordación

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Siete fiestas y una Alfredo
Si hay algo que caracteriza al hombre es la memoria
selectiva que posee. Difícilmente nos olvidamos de algún mal
padecido,

5 5
Siete fiestas y una Alfredo
pero cuán rápidamente olvidamos los beneficios recibidos.
Por eso el salmista dice: “Bendice, alma mía, a Jehová, Y no
olvides ninguno de sus beneficios.” Salmos 103:2
Al comer el pan sin levadura, el pueblo podía recordar.
“Recordar es más que acordarse, significa guardar en la
mente”, dice W. Vine cuando explica la palabra hebrea
Zakar que significa
‘recordar’.
Esto es justamente lo que Dios quiso instaurar. Él quería que
su pueblo no se olvidara del pan de aflicción que comían
en Egipto; que tuvieran presente cómo salieron
rápidamente de cuatrocientos años de esclavitud; y que, al
celebrar esta fiesta cada año, los hechos portentosos de Dios
guardados en su mente los hicieran reflexionar sobre el
poder y la misericordia de Jehová.
Cuándo celebraban la
fiesta
La fiesta daba comienzo después de haber sacrificado el
cordero pascual el 14 de abib por la tarde, continuaba la noche
del 15 de abib y su duración era de siete días hasta el 21 de
abib inclusive. “Y a los quince días de este mes es la fiesta
solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis
panes sin levadura.” Levítico 23:6. La Pascua y los panes sin
levadura se consideraban como una sola fiesta porque desde el
día 14 por la tarde tenían que abstenerse de comer leudado:
“En el mes primero comeréis los panes sin levadura, desde el
día catorce del mes por la tarde hasta el veintiuno del mes por
la tarde.” Éxodo 12:18
Cómo celebraban la fiesta
Cada uno de los integrantes del pueblo tenía que cumplir los
tres pasos señalados por Dios para evitar padecer las
consecuencias de haber desobedecido a Jehová.

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Siete fiestas y una Alfredo
1) Examinar
Para poder celebrar la Pascua y seguidamente la fiesta de
los panes sin levadura, debían examinar cuidadosamente
cada uno su casa procurando que no hubiese quedado algún
resto de levadura. “Por siete días no se hallará levadura en
vuestras casas.” Éxodo 12:19
2) Quitar
La levadura debía ser quitada no solo de la casa, sino de todo
el territorio para poder realizar la fiesta, de lo contrario
estarían desobedeciendo a Dios conviviendo con ella en sus
casas y pretendiendo agradar al Señor celebrando la fiesta
instituida por Él. “Y no se verá levadura contigo en todo tu
territorio por siete días.” Deuteronomio 16:4
3) Abstenerse
Durante siete días tendrían que abstenerse de utilizar
levadura en sus casas. Esto no significaba un gran sacrificio
para los hebreos acostumbrados a comer pan sin levadura,
sino una oportunidad de obedecer a Dios. “La fiesta de los
panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes
sin levadura, como yo te mandé.” Éxodo 23:15
Dios se ocupó de explicar detalladamente lo que su pueblo
tenía que hacer, primero examinar, luego quitar y después
abstenerse de comer levadura durante siete días. No obedecer
el mandato de Dios traía sobre el transgresor serias
consecuencias. “Siete días comeréis panes sin levadura; y
así el primer día haréis que no haya levadura en vuestras
casas; porque cualquiera que comiere leudado desde el
primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel.” Éxodo
12:15
La palabra hebrea karat (cortado) se traduce como
‘exterminar’ cuando aparece por primera vez en Génesis 9:11:
“Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más
toda carne con aguas de diluvio…”. Luego, según el contexto,
se traduce como
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Siete fiestas y una Alfredo
‘cortar’ o ‘quitar’ en Éxodo 8:9; ‘destruir’ en Deuteronomio
19:1;
‘dividir’ en Josué 4:7; ‘matar’ en Miqueas
5:10.
Por lo tanto, la expresión “cortado de Israel” significa más
que ser excomulgado, quiere decir, como se traduce en
varias versiones de la Biblia, “eliminado de Israel”.
“Durante siete días comerán pan sin levadura, de modo
que deben retirar de sus casas la levadura el primer día. Todo
el que coma algo con levadura desde el día primero hasta el
séptimo será eliminado de Israel.” Éxodo 12:15 (NVI)
Muchas veces estamos más dispuestos a obedecer a un médico
que a Dios. Supongamos que acudo al médico para
hacerme un chequeo, este me examina y en su diagnóstico
me dice que debe operarme de urgencia ya mismo, y que
después tendré que hacer una dieta estricta (abstenerme) de
lo contrario mi vida corre peligro. Seguramente aceptaría
muy convencido. Pero cuando Dios me dice que debo
examinarme delante de él, quitar el pecado (levadura) que
tolero cada día en mi vida y abstenerme de pecar para evitar
las consecuencias de su justo juicio, mi respuesta no es la
misma. Quiero agradar a Dios, pero también me agrada el
pecado y a veces, lamentablemente, procuro hacer las dos
cosas.
El rey David comprendía la importancia de ser examinado
por Dios y estaba dispuesto a corregir su camino
obedeciendo al Señor: “Examíname, oh Dios, y conoce mi
corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si
hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino
eterno.” Salmos 139:23-24
Esta fiesta, al igual que las otras, fue una fiesta olvidada por
Israel; sin embargo, todas las veces que la celebraron fue
motivo de gran alegría para el pueblo de Dios.
Las fiestas de Ezequías, Josías y
Esdras
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Siete fiestas y una Alfredo
En el A. T., la palabra de Dios destaca las fiestas que
celebraron estos tres grandes líderes del pueblo de Israel:

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Siete fiestas y una Alfredo

1) La fiesta de
Ezequías
“Y levantándose, quitaron los altares que había en
Jerusalén; quitaron también todos los altares de incienso, y los
echaron al torrente de Cedrón.” 2ª Crónicas 30:14
“Así los hijos de Israel que estaban en Jerusalén
celebraron la fiesta solemne de los panes sin levadura por
siete días con grande gozo; y glorificaban a Jehová todos los
días los levitas y los sacerdotes, cantando con instrumentos
resonantes a Jehová.”
2ª Crónicas 30:21
2) La fiesta de
Josías
“A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho,
comenzó a buscar al Dios de David su padre; y a los doce años
comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos,
imágenes de Asera, esculturas, e imágenes fundidas. Y
derribaron delante de él los altares de los baales, e hizo
pedazos las imágenes del sol, que estaban puestas encima;
despedazó también las imágenes de Asera, las esculturas y
estatuas fundidas, y las desmenuzó, y esparció el polvo sobre
los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios.” 2ª
Crónicas 34:3-4
“Y quitó Josías todas las abominaciones de toda la tierra de
los hijos de Israel, e hizo que todos los que se hallaban en
Israel sirviesen a Jehová su Dios. No se apartaron de en pos de
Jehová el Dios de sus padres, todo el tiempo que él vivió.” 2ª
Crónicas
34:33
“Y los hijos de Israel que estaban allí celebraron la pascua en
aquel tiempo, y la fiesta solemne de los panes sin levadura
por siete días.” 2ª Crónicas 35:17

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Siete fiestas y una Alfredo
3) La fiesta de
Esdras
“Porque los sacerdotes y los levitas se habían purificado a
una; todos estaban limpios, y sacrificaron la pascua por todos
los hijos de la cautividad, y por sus hermanos los sacerdotes,
y por sí mismos. Comieron los hijos de Israel que habían
vuelto

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Siete fiestas y una Alfredo
del cautiverio, con todos aquellos que se habían apartado
de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a
Jehová Dios de Israel. Y celebraron con regocijo la fiesta
solemne de los panes sin levadura siete días, por cuanto
Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey
de Asiria hacia ellos, para fortalecer sus manos en la obra de
la casa de Dios, del Dios de Israel.” Esdras 6:20-22
En el A.T. no encontramos una comparación tan clara y
directa de la levadura con el pecado como las que veremos más
adelante en el N. T. Aun así, los hombres y mujeres que
procuraban obedecer a Dios de corazón entendieron
claramente que debían examinar y quitar todo aquello que
ofendía al Señor para poder celebrar esta fiesta.
En las fiestas realizadas por Ezequías, Josías y Esdras podemos
destacar algunas palabras: quitaron, echaron, limpiar, quitó,
derribaron, despedazó, desmenuzó y esparció, purificado,
limpios, apartado. Todo esto fue hecho con un propósito
claro y definido; Esdras lo expresa diciendo: “para buscar al
Dios de Israel”.
Para celebrar la Cena dignamente deberíamos hacer lo
mismo: examinar nuestras vidas en la presencia de Dios con
la firme decisión de cambiar aquello que no le agrada a
nuestro Señor.
Levantándonos de nuestro abatimiento espiritual,
derribando los altares idolátricos que tal vez hemos construido
en el corazón y que ocupan el lugar que solo le corresponde a
Dios.
Quitando las imágenes que quizás introdujimos en el templo
de Dios a través de nuestros ojos, echándolas lejos,
desechándolas como algo inútil y nocivo para nuestra vida de
comunión con Dios.
Limpiando, purificando el templo de nuestro corazón, la
morada de Dios con el agua de la palabra del Señor.

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Siete fiestas y una Alfredo
Apartándonos de la inmundicia del pecado para vivir una
vida santa para nuestro Dios.

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Siete fiestas y una Alfredo

la fIesta en el nuevo
testamento
La levadura en el Nuevo
Testamento
El significado de la levadura es explicado claramente por el
Señor y los Apóstoles. Ellos la comparan con el crecimiento
del pecado y con el pecado mismo. En una sola ocasión Cristo
la compara con el crecimiento del reino de los cielos: “Otra
parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la
levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de
harina, hasta que todo fue leudado.” Mateo 13:33
La acción de la levadura es siempre la misma, una
pequeña cantidad, al entrar en contacto con la masa, hace
que esta se corrompa, produciendo cambios lentos pero
visibles. Esta transformación, que siempre es comparada de
manera negativa con el pecado, es usada por el Señor de
manera positiva para ejemplificar el crecimiento del reino
de los cielos. Así, un pequeño grupo de discípulos
predicando las buenas nuevas de salvación transformó el
mundo conocido.
La levadura y los
fariseos
La levadura es usada en las escrituras en reiteradas ocasiones
para hablar de las enseñanzas y la conducta de los fariseos,
saduceos, Herodes y también de algunos creyentes.
“Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los
fariseos y de los saduceos.” Mateo 16:6
“Entonces entendieron que no les había dicho que se
guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los
fariseos y de los saduceos.” Mateo 16:12
“Y él les mandó, diciendo: Mirad, guardaos de la levadura
de los fariseos, y de la levadura de Herodes.” Marcos 8:15
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Siete fiestas y una Alfredo

La doctrina de los fariseos, constituida por tradiciones y


mandamientos de hombres, era como la levadura que
corrompía sus vidas y cambiaba la palabra de Dios para su
propio provecho.

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Siete fiestas y una Alfredo
Esto se ponía de manifiesto en su manera de vivir, se
creían superiores a sus hermanos judíos, por eso Cristo
dice en Lucas 12:1: “Guardaos de la levadura de los fariseos,
que es la hipocresía.”
Los fariseos vivían contaminados por la levadura (pecado),
pero algunos de estos fariseos como Nicodemo y Pablo se
arrepintieron y recibieron a Cristo como el Mesías. No
ocurrió lo mismo con Herodes que, al no querer quitar la
levadura de su vida, padeció de inmediato el juicio de Dios:
“Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio
la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.” Hechos 12:23
Lamentablemente la levadura a veces actúa también en la
vida de los creyentes afectando nuestro testimonio. Pablo le
escribe a los corintios diciéndoles: “No es buena vuestra
jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la
masa?” 1ª Corintios
5:6. Y más adelante agrega: “No erréis; las malas
conversaciones corrompen las buenas costumbres.” 1ª
Corintios 15:33. Entrar en contacto con el pecado no solo nos
afecta individualmente, sino que también contamina a todo
el cuerpo que es la iglesia. De modo que el pecado que tolero
en mí no solo será de tropiezo para mi vida, sino también para
toda la iglesia.
La fiesta
La fiesta de los panes sin levadura ha estado relacionada con
la Pascua desde el principio. Se fusionaron de tal manera que
en el N. T. era considerada una sola celebración como vemos
en el evangelio: “Estaba cerca la fiesta de los panes sin
levadura, que se llama la pascua.” Lucas 22:1
Esta afirmación de Lucas muestra su conexión inseparable
con la Pascua y la importancia de esta fiesta ya que era la
primera de las tres fiestas de peregrinación a la que todo
Israel debía concurrir cada año.
La Pascua, los panes sin levadura y la fiesta de las primicias
se celebraban como una sola fiesta y la mayor preocupación
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Siete fiestas y una Alfredo
de todo judío era preparar la comida para la fiesta que debía
tener

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Siete fiestas y una Alfredo

lista el día anterior: “El primer día habrá santa convocación,


y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación;
ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que
preparéis lo que cada cual haya de comer.” Éxodo 12:16
El día 14 de nisán, por la tarde, se sacrificaba el cordero
pascual que se comería horas después, la noche del 15 de
nisán, cuando comenzaba la fiesta de los panes sin levadura.
“Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará
toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos
tardes.” Éxodo
12:6
“Entre las dos tardes” se refiere al comienzo de la caída del
sol y la puesta del sol. Recordemos que los judíos hasta hoy
tienen un calendario lunar y el nuevo día comienza con la
aparición de la primera estrella en el cielo (aproximadamente
a las 18 h).
La preparación para celebrar la fiesta era de suma
importancia, tanto como la fiesta misma, pues se debía
cumplir con todo lo establecido por Dios. Como ya vimos, se
examinaba toda la casa para confirmar que no hubiese
quedado ni un gramo de levadura. No tenemos detalles de
cómo se desarrollaba la fiesta durante los siete días, pero sí de
su preparación, que coincidía con la cena pascual. Tal vez esto
era lo que Dios quería destacar con esta fiesta, la
importancia de cómo nos preparamos para acercamos al
Señor, sin un gramo de levadura (pecado) para estar delante
de un Dios Santo.
la fIesta en la actualIdad
Como ya sucedía en el N. T., la fiesta se ha integrado a la
Pascua para conformar una sola fiesta de siete u ocho días,
según la costumbre de cada comunidad judía. Por eso a estas
dos fiestas juntas se la denomina Jag Ha-Matzot (fiesta de
los panes sin levadura); Jag Ha-Pésaj (fiesta de Pascua); Jag
Ha-Aviv (fiesta de la Primavera); Z´man Cheiruteinu (tiempo
de la liberación)

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Siete fiestas y una Alfredo
La preparación
La preparación para celebrar la fiesta comienza por lo
menos una o dos semanas antes con la limpieza minuciosa de
toda la casa, especialmente la cocina, donde puede quedar
alguna miga de pan leudado.
El día anterior a la fiesta, la noche del 14 de nisán, se
realiza la ceremonia Bedikat Jametz (búsqueda de levadura),
donde el padre de familia oculta diez pequeños trozos de pan
leudado en diferentes lugares de la casa y luego los busca con
los niños a la luz de una vela encendida. Estos diez trozos de
pan recuerdan las diez plagas de Egipto. Los trozos de pan y
aun las migas son barridos con una pluma, recogidos con una
cuchara de madera y envueltos en papel o tela para ser
quemados juntamente con un lulav (ramillete de hojas de la
fiesta de Sucot del año anterior) en la ceremonia de Biur
Jametz (exterminio de la levadura).
Toda la levadura que haya quedado en la casa debe ser
quemada antes de la fiesta o vendida a un gentil.
Realizada la ceremonia, se pronuncia una bendición:
“Bendito seas Tú, Jehová, nuestro Dios, Rey del universo,
que nos has santificado por tus mandamientos, y nos has
mandado que eliminemos la levadura.” (Edersheim, 1997)
La noche de la fiesta se lucirá ropa nueva, lavada en
tintorería o cepillada varias veces para evitar ser portadores
de alguna migaja leudada.
La fiesta como
Mitzva
Es destacable la preocupación del pueblo judío por cumplir
la Mitzva (mandamiento) de esta fiesta más todas las
tradiciones añadidas, recordando su liberación y salida de
Egipto, pero con pocas reflexiones sobre el propósito de Dios
para esta fiesta.

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Siete fiestas y una Alfredo
Como contrapartida, algunos judíos mesiánicos (judíos que
aceptaron a Cristo como el Mesías) han espiritualizado
todo el ceremonial a tal extremo que afirman, por ejemplo,
que “la

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Siete fiestas y una Alfredo

cuchara de madera significa el madero de la cruz y la


levadura nuestros pecados cargados sobre ella” (Chumney)
Cumpliendo un ritual
Cuando leemos acerca de las actitudes del pueblo judío
para con Dios, es fácil criticarlos sin darnos cuenta de que
nosotros, los creyentes, no estamos exentos de hacer lo
mismo. A veces estamos más dispuestos a cumplir con el
ceremonial de asistencia a las reuniones que a cumplir con
las demandas de Dios para nuestra vida personal de no
contaminarnos con el pecado que nos impide tener una buena
comunión con el Señor.
Si transformáramos la Cena del Señor en un simple ritual en
el que se participara de pan y vino, también el Señor tendría
que decirnos estas palabras:
“Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene
aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de
soportarlas.” Isaías 1:14
“Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de
delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a
hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced
justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice
Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren
como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si
fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca
lana.” Isaías 1:16-18
Deseo de todo corazón que este no sea mi caso ni el tuyo y
que podamos participar de los símbolos (el pan y el vino) en
santidad, libres de la contaminación del pecado que es un
impedimento para adorar y hacer memoria del Señor.
la fIesta y la cena del señor
Recordemos que la Cena del Señor fue instituida durante la
cena pascual y el inicio de la fiesta de los panes sin

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Siete fiestas y una Alfredo
levadura: “…y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo:
Tomad, comed;

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Siete fiestas y una Alfredo

esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto


en memoria de mí.” 1ª Corintios 11:24
Al comer el pan partido, se estaba obedeciendo un
mandato del Señor y al hacerlo, además, se estaba
estableciendo un recordatorio de Cristo, quien entregaría
su cuerpo para ser sacrificado en la cruz por cada uno de
nosotros. El pan, en la Biblia, es una figura de Cristo. El
Señor mismo lo enseñó en Juan 6:48: “Yo soy el pan de
vida.”
Cristo es el pan
1) Nació en Belén (casa de pan). “Pero tú, Belén Efrata,
pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me
saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el
principio, desde los días de la eternidad.” Miqueas 5:2. Cristo
es el Mesías anunciado y esperado por Israel.
2) Es el pan que descendió del cielo. “Este es el pan que
descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná,
y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.”
Juan
6:58. El pan sin levadura y el maná que descendía del cielo
cada día fueron el sustento del pueblo de Israel en el desierto.
Cristo es el pan que sustenta nuestro espíritu diariamente
hasta que él venga a buscarnos.
3) Es el pan de vida. “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida;
el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree,
no tendrá sed jamás.” Juan 6:35
4) Es el pan sin levadura (pecado). “…Cristo padeció por
nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el
cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca…” 1ª
Pedro
2:21-22
5) Es el pan partido. “…y habiendo dado gracias, lo
partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por

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Siete fiestas y una Alfredo
vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.” 1a
Corintios 11:24

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Siete fiestas y una Alfredo

Al participar del pan en la Cena del Señor, recordamos su


sacrificio por nosotros en la cruz.
Para celebrar la Cena del Señor dignamente, debemos
cumplir algunos requisitos como en la fiesta de los panes sin
levadura. Es preciso aclarar primero que no existió, no existe,
ni existirá persona alguna considerada digna de participar del
pan y de la copa por méritos personales.
Cuando la palabra de Dios dice en 1ª Corintios 11:27: “De
manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta
copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la
sangre del Señor”, no está diciendo que para participar hay
que ser digno o merecedor por cualidades personales (algo
imposible); no se refiere a la cualidad de la persona, sino a
la actitud, al modo de participar del pan y del vino, que por
ignorancia o no pueden ser ofensivos para Dios.
No se debe participar de los símbolos indignamente, de
forma irreverente, inapropiada, sin discernir, diferenciar,
distinguir o entender el significado profundo del pan y del
vino como símbolos de Cristo. Esto mismo es lo que Dios
demandaba de su pueblo Israel cuando se acercaban a su
presencia.
“Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo
y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo
no limpio.” Ezequiel 44:23
Si pasamos por alto este requisito, somos responsables de
quebrantar el mandato de Dios y quedamos sujetos a sufrir
el justo juicio del Señor.
Para evitar ser juzgados, Dios estableció los pasos que se
deben seguir antes de participar de la fiesta de la Cena del
Señor, que coinciden —¿casualmente? — con los de la fiesta
de los panes sin levadura: examinar, quitar, abstenerse y
recordar para evitar el juicio de Dios.

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1) Examinar
“Así que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de
comer el pan y beber de la copa.” 1ª Corintios 11:28 (NVI)
Antes de participar de los símbolos, es preciso realizar una
búsqueda por todos los rincones de nuestra vida para ver si
encontramos algún resto de pecado que nos impida
participar de esta fiesta del Señor. Supongamos que por error
— o no— me llevo un objeto sin pagarlo del
supermercado. Al salir, sonará una alarma y el guardia de
seguridad me detendrá para examinarme. Lo mismo sucede
cuando me acerco a la presencia de Dios en la Cena del
Señor, empujando el carrito con mi ofrenda y algunos
pecados. La diferencia es que la alarma suena en los cielos y es
Dios quien no me permite avanzar, impidiendo que mi
pretendida adoración llegue hasta su misma presencia.
Aunque tal vez ninguno de mis hermanos escuche la
alarma delatora, Dios se encarga de que yo la escuche
primero: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te
acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu
ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu
hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.” Mateo 5:23-
24
2) Quitar
La palabra de Dios es muy clara cuando habla del pecado
del hombre: “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra,
que haga el bien y nunca peque.” Eclesiastés 7:20. Por si
quedara alguna duda, 1a Juan 1:8 dice: “Si decimos que no
tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la
verdad no está en nosotros.”
Cuando Dios nos dice que debemos examinarnos es
porque sabe que hay levadura (pecado) en nuestra vida y que
tenemos que quitarla para poder acercarnos a su presencia
sin ser detenidos, leamos su consejo en 1ª Corintios 11:31:
“Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos
juzgados.”

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El propósito de Dios no es condenarnos, Él desea que estemos
dispuestos a quitar el pecado de nuestra vida acudiendo a
Cristo:

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“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para


perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 1ª
Juan 1:9
Esto es lo que deberíamos hacer antes de presentarnos a
celebrar la Cena del Señor.
3) Abstenerse y
Recordar
Abstengámonos de pecar contra Dios, obedeciendo como
esclavos a los deseos pecaminosos de nuestro cuerpo. “Por lo
tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo
mortal, ni obedezcan a sus malos deseos.” Romanos 6:12
(NVI)
Al participar de los símbolos, recordemos las palabras del
Señor en 1ª Corintios 11:23-25: “Porque yo recibí del Señor
lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche
que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo
partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por
vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo
tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta
copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las
veces que la bebiereis, en memoria de mí.”
Así como el pueblo de Israel al comer el pan sin
levadura recordaba su salida de la esclavitud de Egipto, los
creyentes al participar del pan y del vino en la cena del
Señor recordamos la muerte de Cristo por cada uno de
nosotros y también nuestra salida de la esclavitud del pecado
para servir al Dios vivo.
“Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos
siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y
como fin, la vida eterna.” Romanos 6:22
4) Juicio
“Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el
cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual
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hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos
duermen, más siendo juzgados, somos castigados por el Señor,

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para que no seamos condenados con el mundo.” 1ª Corintios


11:29-32
Cuando algún integrante del pueblo de Israel no cumplía con
los tres pasos establecidos por Dios: examinar, quitar y
abstenerse, estaba sujeto a sufrir el justo juicio de Dios: era
cortado (karat), eliminado de Israel. Los creyentes que
celebramos la Cena del Señor y no cumplimos con sus
demandas nos exponemos al juicio divino, con la diferencia
de que ese juicio no tiene como fin la condenación eterna,
sino evitar que seamos condenados con el mundo.
Hay quienes consideran que la expresión “enfermos y
debilitados” es solo una descripción de un estado espiritual y
que “duermen” quiere decir “adormecidos espiritualmente”.
Pero no es esto lo que dice la palabra de Dios. El texto
explica claramente que ese estado de enfermedad y
debilidad es el resultado del juicio de Dios, al igual que
“duermen” es una expresión bíblica para hablar de la
muerte. Esto también es consecuencia de su justo juicio.
“Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que
nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida
del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el
Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con
trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en
Cristo resucitarán primero.” 1a Tesalonicenses 4:15-
16
Es preciso aclarar que no le corresponde a ningún creyente,
sin importar su responsabilidad o ministerio en la iglesia,
juzgar o determinar si algún hermano está padeciendo o no la
disciplina de Dios.
Solo Dios conoce y disciplina a sus hijos, aplicando su justicia y
ejerciendo su soberanía.
“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello:
Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de
iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.” 2ª
Timoteo 2:19

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“Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el
que recibe por hijo.” Hebreos 12:6
Nuestro Dios es un Dios Santo, Justo, Misericordioso y
Soberano, que no tolera el pecado en su presencia y nos juzga
con justicia y misericordia para que no seamos condenados
con el mundo, gracias a la muerte de Cristo. “…mas siendo
juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos
condenados con el mundo.” 1a Corintios 11:32
conclusIón
Por todo lo antes mencionado, no deberíamos participar del
pan y del vino en la Cena del Señor de manera descuidada
y sin considerar las consecuencias. Quitemos la levadura de
nuestra vida antes de celebrar la fiesta del Señor y elevemos
sin hipocresía una adoración sincera a nuestro Dios.
“Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva
masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es
Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la
fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de
malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de
sinceridad y de verdad.” 1a Corintios 5:7-8
La levadura nos infla y puede hacernos creer que somos
más importantes que los demás. Esto se pone en evidencia si
en la Cena, en lugar de hablar del Señor exaltando su
persona y su obra, nos dedicamos a hablar de nosotros
mismos, exaltando nuestra persona y nuestra obra, actuando
como el fariseo de la parábola: “El fariseo, puesto en pie,
oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias
porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos,
adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la
semana, doy diezmos de todo lo que gano.” Lucas 18:11-12
Que el Señor nos libre de caer en el engaño de la levadura
y al celebrar la cena del Señor podamos recordar, exaltar,
alabar, adorar y agradar a nuestro Dios cumpliendo su
mandato: “Haced memoria de mí”.

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