Ensayo Final

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES

PROFA: GARAY TORILLO JOSEFINA


ALUMNA: MONTAÑO CISNEROS GEIDY ANGÉLICA

MATERIA: LENGUAJE CULTURA Y PODER


GRUPO: 9327

ACTIVIDAD: ENSAYO
FECHA: 14/ 12/ 2023
Introducción

El lenguaje forma parte integral de nuestra existencia, hasta el punto de que no es


posible concebir una sociedad humana, sin que los individuos posean una lengua.

Aún más, los estudios acerca de los “lenguajes” de los animales y de los hombres han
inducido a filósofos, psicólogos, antropólogos y lingüistas, a la conclusión de que la
posesión del lenguaje constituye la característica que más define al hombre. Si
queremos obtener una dimensión más exacta del hecho de ser hombre, es necesario
conocer esta propiedad que realmente lo define: posesión del lenguaje.

Es claro que el medio principal con el cual se realiza la educación es el lenguaje, y este,
como hemos visto, nunca es neutral; esta siempre permeado por elementos
ideológicos o puntos de vista, indicándonos que, necesariamente, los significados se
imponen por base social; punto de referencia que dedica Bruner en sus estudios, y
sobre el cual da una explicación al respecto, planteando que hay cambios en el
individuo cuando el contexto cambia, y este sentido agrega: “ los significados
negociados pueden cambiar cuando se produce un cambio en el contexto”

Desde sus apartes iniciales, el presente articulo esboza algunos marcos conceptuales
referentes a los planteamientos plasmados en la relación entre lenguaje y cultura.

Se tiene en cuenta aspectos históricos, estructurales y funcionales, al tiempo que se


indaga en la estructura, la aplicación y el impacto del lenguaje; se esclarece el
fenómeno de la cultura como pilar fundamental en el ascenso del hombre, pero
también se sugiere que el lenguaje es producto de contexto cultural.

1. Dinámica funcional del lenguaje

El encuentro del lenguaje y la cultura, constituyen los que Halliday llama una semiótica
cultural; es decir, una codificación de signos y símbolos derivados, tanto del
pensamiento lógico, como del imaginario mental, desde este punto de vista, el sistema
social es un sistema de significados, y el lenguaje termina siendo solo un medio en el
cual la gente representa los significados inherentes a dicho sistema social.
1 BRUNER, Jerome. Acción, pensamiento y lenguaje. Madrid: Alianza, 1984, p 194.

2 DUCROT,Oswald, TODORO,Tzvetan.Diccionario Enciclopédico de las ciencias del


lenguaje. México: Siglo XXI, 1988, p.41.

L a Semiótica Social de la Comunicación de Masas* del investigador y maestro de la


Universidad de Copenhague (Dinamarca) Klaus Bruhn Jensen, es el resultado de 10
años de trabajo interdisciplinar en las áreas de la teoría de la comunicación, estudio de
los medios y teoría de la ciencia, donde se incluyen también la obra de Charles Sanders
Peirce y las teorías lingüísticas. La formación en lengua y literatura inglesas, el
doctorado en lingüística y comunicación, con énfasis en el estudio de los medios, así
como el tránsito por diversas áreas de la investigación tal vez expliquen porque Jensen,
aunque tenga reservada la última parte del libro para analizar el discurso científico
contemporáneo en la perspectiva de la Semiótica Social, lo hace repasando todo el
volumen, lo que acaba por tornarse el punto más relevante de su propuesta teorico-
metodologica. No es que, para la comunicación de masas, en especial la recepción
televisiva, su objeto de estudio haya dejado de recibir atención, al contrario, pero su
esfuerzo y muchas veces parece que su tentación, lleva la discusión a un nivel que
secundariza el objeto propiamente dicho. Se puede considerar al mismo tiempo el
punto alto y la fragilidad del texto, pues para quien va en busca de un modelo analítico
acabado, como sugiere el título, no lo encuentra, en cambio se encuentra con una
discusión teórica y epistemológica raramente encontrada entre autores del área. El
libro está organizado en tres partes, la primera dedicada a la recuperación de las
fuentes de la semiótica social, la segunda al tratamiento de la teoría de la
comunicación como una Semiótica de primer orden y la tercera es una reflexión sobre
el discurso científico como una semiótica de segundo orden. En la primera parte,
dividida en tres capítulos, el autor recorre una trayectoria que se inicia en Platón,
pasando por el estructuralismo en dirección al Posestructuralismo, y teniendo como
destino el encuentro con el Pragmatismo, origen de la Semiótica Peirciana, una de las
bases que sustenta el modelo que Jensen defiende para el estudio de la recepción de
la comunicación de masas. La estrategia utilizada es la crítica al estructuralismo
partiendo del punto de vista del Pos-estructuralismo, como sería lógico, volviéndose
hacia el Pragmatismo de forma que al mismo tiempo pudiera reconstruirlo
históricamente y argumentar en favor de su adopción, proponiendo finalmente una
salida posible (la que presenta), para superar el esfacela miento provocado por Pos-
estructuralismo, que es a la vez el Pragmatismo. Es posible imaginar que, por el hecho
de atravesar 24 siglos de filosofía para tratar de los orígenes, de la construcción y de la
defensa del Pragmatismo muchas cosas fueron presupuestas y/o tratadas de manera
implícita, lo que para lectores desacostumbrados en el recurso de la historia de las
ideas puede dificultar el entendimiento de ciertas insinuaciones, ironías, juego de
palabras, imágenes y referencias a los debates y/o diálogos ocurridos recientemente o
en siglos atrás. El tratamiento del tema, por lo tanto, y del libro como un todo,
persigue un deseo de construir un discurso erudito. La idea más relevante para la
defensa del Pragmatismo, y a su vez de la Semiótica, es la de semiosis, por tratarse de
in proceso continuo de significación y no de un sistema de significados predefinidos
como defendía la teoría de los signos en la tradición estructuralista. Jensen emprende
esta tarea utilizando las llaves teóricas de la propia Semiótica, presentando
constitutivamente el ejemplo de su propuesta, a la que llamo de "acción semiótica", en
la recuperación del Pragmatismo, aprovechando para hacer "una breve historia de los
signos" para llegar a la Semiótica Peirciana propiamente dicha, cuando presenta sus
principales categorías y conceptos, hasta llegar al Pragmatismo propuesto por Peirce.
En este punto comienza a esbozar su propuesta teórica para estudiar la recepción,
aproximando la noción de Comunidades Interpretativas en las audiencias empíricas de
los medios de comunicación, incorporando también la tirada de los "interpretantes
peircianos", el inmediato, el dinámico y el final, como una cadena analítica para
entender el proceso de relación con los medios, así como el de la semiosis de la cual
ellos forman parte.

Es esta costura que hace entre los estudios del discurso, de los signos y de las ciencias
sociales, muchas veces tropeza en el vocabulario, practica aun común entre los que
trabajan con la investigación de la recepción (esto mismo, un término problemático si
pensamos su origen teórico), como el uso del término "decodificación" en un contexto
reflexivo donde se defiende que la relación con los medios no es un instante frente al
mensaje, pero si un proceso más ancho de interpretación infinita, la semiosis, y que
también entiende el uso de los medios como un recurso de integración social. Para
Jensen, la lógica entendida como Semiótica es de fundamental importancia para el
avance de la ciencia, donde la noción de abducción es el punto clave, pero advierte
que es preciso hacer una distinción entre la lógica formal y otras formas de inferencias
que caracterizan a la práctica científica. Presenta tres ejemplos de investigación de
recepción a través de los cuales comenta estas diferencias. Termina el volumen con el
capítulo 11, donde propone una política de la comunicación basada en el pragmatismo
para pensar el futuro de los medios de comunicación como esfera pública. Lo hace
valiéndose de un análisis crítico de las obras de Rorty y Habermas y apuntando para
una concepción minimalista de la política de comunicación dirigida a una futura acción
social, que supere el simple discurso. Este libro, sin duda, puede desencadenar un
nuevo proceso de semiosis en el campo de la recepción, pues además de la
presentación de una nueva propuesta teorico-metodologica, ofrece a los lectores e
investigadores del área una serie de ideas e hipótesis susceptibles de ser desarrolladas
e identifica problemas a ser enfrentados, esto con el objetivo de avanzar no solamente
en este campo, sino incluso en el de las relaciones generales entre la cultura y la
comunicación.

La Filosofía de la Vida tiene su surgimiento y origen en las protestas del siglo XVIII
contra el formalismo, el racionalismo y de hecho contra toda forma de pensamiento
abstracto que no tenga en cuenta la totalidad de la persona, el vivir, el sentir, la
personalidad deseante en su plenitud. La palabra vida en aquellos momentos fue un
grito de guerra contra la fijeza y determinaciones de la convención. La vida se refería al
conjunto de poderes internos del hombre, especialmente a los poderes irracionales del
sentimiento y la pasión frente al poder imperante de la comprensión irracional.
Wilhelm Dilthey fue uno de los representantes de esta corriente filosófica el cual se
planteó como horizonte de su filosofía de la vida el problema de la formulación de una
teoría de las ciencias humanas. La importancia de su pensamiento radica en sus
investigaciones sobre la gnoseología de las ciencias del espíritu y sobre la psicología, a
la cual dio el nombre de Psicología Descriptiva y Analítica, Psicología Estructural o
Psicología de la Comprensión. Por lo tanto, teniendo como objeto a la Filosofía de
Dilthey se pretende determinar sus principales aportes a la teoría hermenéutica a
través de su concepción de las Ciencias Humanas. Si la hermenéutica es la
interpretación general de las manifestaciones del espíritu expresadas en signos y
alusivas a las vivencias, el fundamento metódico de esta hermenéutica no es la
explicación, sino la comprensión. La comprensión como acto original mediante el cual
se capta el mundo del espíritu manifestado en exteriorizaciones y se refiere a lo
objetivado al ser que lo objetiva, esto es el hombre como creador de la cultura,
determinándola y siendo a su vez parte de ella. El significado es inmanente a la textura
de la vida. El significado no es subjetivo, no es una proyección del pensamiento sobre
el objeto, es una percepción real dentro de un nexo previo a la separación del sujeto y
el objeto en el pensamiento. En este sentido, el texto es la expresión de los
sentimientos de su autor y los intérpretes deben intentar ponerse en el lugar del autor
para revivir el acto creador. Sin embargo, el problema de esta concepción es
principalmente su exceso de fe en el género humano: presupone que todo el mundo
tiene la misma capacidad para superar las dificultades que entraña todo proceso de
comprensión. Se basa en la creencia de que es posible alcanzar una única
interpretación correcta. Con la contribución de Dilthey a la hermenéutica se amplió el
horizonte de esta disciplina sacándola de los marcos de la interpretación de textos y
del análisis psicológico de Schleiermacher llevándola a un ámbito más general y
abarcador en el cual integra diversas disciplinas para la explicación en el contexto de la
interpretación de los estudios humanos.

CONCLUSIÓN

La cultura de un país juega un papel determinante en el desarrollo de los seres


humanos, sin importar la condición social o económica que estos tengan, siempre el
factor cultural está inmerso en su desarrollo conductual, social y económico, que de
una u otra manera influye para que las personas alcancen un nivel de vida acorde a
sus condiciones donde se desarrollan.
Bibliografía

Reseña de “La semiótica social de la comunicación de masas” de Klaus Bruhn Jensen


estudios sobre las culturas contemporáneas, vol. VI, núm. 11, junio,2000, pp.159 164

Dilthey, Wilhelm, (1944): Hegel y el Idealismo. Fondo de Cultura Económica. México.

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