Solemne Análisis
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Solemne Análisis
Valentina Letelier
La importancia de una historia no radica solamente en lo que cuenta o en lo que está
relatando, ya que otro aspecto relevante es el cómo está narrando. Esa facultad se le
atribuye al narrador, quien corresponde a “la voz que refiere las acciones que se desarrollan
en un relato” (Pérez y Merino párr.4). En otras palabras, es quien cuenta la historia. El
narrador se puede dar de varias maneras en diversos textos y autores, pues es algo
sumamente esencial que no es igual en todos los libros de la literatura universal. Debido a
su gran importancia, parece relevante indagar en cómo este puede actuar a lo largo de una
historia. En el caso de “El gigante ahogado” de J. G. Ballard pareciera que el narrador no
tiene mayor importancia, que no cumple una función relevante en el relato; sin embargo, se
puede plantear que este dirige su narración a una fundamental reflexión respecto a la
sociedad y la manera en la que esta se comporta.
“El gigante ahogado” trata sobre la extraña historia de un hombre que observa a un
coloso que llegó por el océano a la playa de su ciudad. Los datos que se entregan son
bastante escasos, pues no se sabe cómo se llama el hombre ni a qué se dedica
específicamente ni el nombre de la ciudad en la que vive. El cuento se enfoca
principalmente en la manera en la que el personaje principal observa el comportamiento y
las reacciones que tienen los ciudadanos con el cuerpo del gigante. En primer lugar, el
personaje cuenta que escuchó algunos rumores, pero que no había creído hasta el momento
en que llegó a la playa y lo vio con sus propios ojos. Después, comienza a ir muy seguido a
la playa a observarlo para una investigación que está realizando. En las visitas que realiza
se va dando cuenta de que las personas se le empiezan a subir encima al coloso y,
posteriormente, de que le empiezan a sacar partes de su cuerpo. Finalmente, sus
extremidades terminan en distintos lugares de la ciudad.
Respecto al narrador del cuento, hay varios aspectos que valen la pena señalar y
analizar. Primero, hay que mencionar que, en un principio, la voz gramatical corresponde a
una primera persona plural, que después se transforma en una primera persona singular.
¿Por qué ocurre este cambio? ¿Qué relación podría tener con la historia? Como bien se
comentó, el cuento se centra en las observaciones que realiza el personaje principal, del
cual no se tiene mucha información, solo se sabe que trabaja en una biblioteca y que acude
constantemente a la playa por fines investigativos sobre el gigante, por lo que se podría
decir que el narrador es bastante impersonal. Por otra parte, este cambio se debe a que, al
comienzo de la historia, el hombre asiste con sus colegas para observar al gigante, y luego,
él asiste solo a la playa porque sus amigos tenían que seguir trabajando. Además de esta
razón ya mencionada, ¿podría haber otra que explique esto? Se puede inferir que el
narrador, poco a poco, se empieza a sentir un poco extrañado e incluso, desconcertado por
las actitudes morbosas que muestran los ciudadanos con el gigante. Por lo tanto, se podría
postular que este cambio corresponde a un fiel reflejo de la lejanía que siente hacia su
comunidad.
Respecto a la comunidad mencionada anteriormente, parece interesante indagar en
esta y hacer énfasis en la relación que se puede establecer entre la comunidad y el narrador.
En primer lugar, el personaje principal poco a poco se va individualizando a lo largo de la
historia. Al inicio, está narrando de la siguiente manera: “En el momento en que
alcanzamos las dunas sobre la playa, ya se había reunido una multitud considerable, y
vimos el cuerpo tendido en el agua baja, a doscientos metros” (Ballard párr. 2). Es decir, se
está refiriendo a un nosotros, pero después el relato es así: “Descubrí sorprendido que le
habían amputado la mano izquierda al gigante” (Ballard párr. 29). Habla en primera
persona singular, o sea, de sí mismo. Respecto a esto, el personaje, a lo largo del cuento,
observa a los ciudadanos ejercer cierto poder sobre el gigante; él no hace nada de eso y
siente cierta condolencia por el coloso. También, de alguna manera, es como si el narrador
se cuestionara las actitudes de la sociedad, específicamente, el por qué tratan al gigante
como un objeto de su propiedad o como un adorno. En el fondo, pareciera que el coloso
estuviera mucho más vivo que la comunidad, que está cometiendo un acto inhumano.
Asimismo, el narrador de “El gigante ahogado” se puede caracterizar como un
narrador neutro, que parece que no se inquieta mucho ante los sucesos, pero que sí le
transmite cierta decepción de la sociedad al lector. “La cara del gigante ahogado asomaba a
mi derecha; las cavernosas ventanas de la nariz y las inmensas y empinadas laderas de las
mejillas se elevaban como el cono de un extravagante volcán” (Ballard párr. 26). En la cita
anterior, se expone una descripción que se podría considerar explícita e incluso, fría, pues
el narrador no muestra ningún tipo de impresión ante eso. No obstante, en extractos como:
“Cuando visité otra vez la playa, a la tarde del día siguiente, descubrí, casi con alivio, que
se habían llevado la cabeza” (Ballard párr. 35), se da a entender que él siente empatía con el
cuerpo. Se podría establecer que ambas citas se pueden contrastar y complementar, ya que
son dos planteamientos distintos que expresa el narrador, pero que, al fin y al cabo, se
dirigen a la misma idea de lo repugnante que es la actitud que tienen los ciudadanos con el
cuerpo del gigante. Además, hay otra parte en el texto en la que el narrador refuerza esta
idea: “La ironía es que se lo identifica equivocadamente como el miembro de un cachalote,
y por cierto que la mayoría de la gente, aun aquéllos que lo vieron en la costa después de la
tormenta, recuerda ahora al gigante (si lo recuerda) como una enorme bestia marina”
(Ballard párr. 43). Es decir, al final de la historia, a pesar de todo lo que hicieron con su
cuerpo, ni siquiera lo recuerdan. Lo llamativo de la cita anterior es que pese a la neutralidad
con la que se narra, es prudente que, después de leerla, el lector se pregunte qué es el
gigante para la comunidad, qué es el gigante para el narrador, para qué los ciudadanos
querrían conservar parte de su cuerpo, y el cómo funciona la memoria colectiva después de
un suceso histórico.
A modo de conclusión, el cuento de Ballard presenta a un narrador que se podría
considerar frío, pero que, al mismo tiempo, transmite bastante intensidad, ya que hace
reflexionar al lector sobre la comunidad y cómo esta trata lo desconocido. Por otra parte,
este narrador tan impersonal sirve para que el lector pueda sentir mucho más la historia, y
para que la interprete como la reacción de una persona normal, que no actúa desde el
morbo, ante un hecho tan inhumano que es llevado a cabo por otros. Personalmente, este
cuento me pareció bastante interesante y no solo por la historia en sí, sino que por la
manera en la que son presentados los acontecimientos del relato. Durante mi lectura, sentí
que aquel que contaba la historia lo hacía con bastante frialdad, pero creo que, gracias a esa
misma frialdad, pude cuestionarme sobre la sociedad y la vulnerabilidad de otras personas,
especialmente de las que suelen ser transgredidas. Finalmente, me parece correcto plantear
que, para mí, la gracia del narrador de Ballard está en lo mucho que hace reflexionar al
lector.
Bibliografía:
Ballard, J. "El gigante ahogado". De letras y maullidos, 29 de diciembre de 2016,
letrasymaullidos.blogspot.com/2016/12/el-gigante-ahogado-j-g-ballard-cuento.html.
Pérez, Julián y María Merino. "Definición de narrador protagonista". Definición.de, 2019,
definicion.de/narrador-protagonista.