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Rae I - Isaias - Jesús Perozo

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RESUMEN ANALÍTICO ESPECIALIZADO

Referencia del documento:


Harrison, R. K. “Los profetas en el antiguo testamento” en Introducción al Antiguo
Testamento: Los profetas mayores y los profetas menores. 1 – 31. Trad. de Pedro Vega,
vol. III. Jenison, MI: T.E.L.L, 1993.

Palabras Claves:
i. Antiguo Testamento, Crítica Literaria, Inspiración, Predicción, Profecía, Profetas
Anteriores, Profetas Posteriores, Profetas Mayores, Revelación, Vidente.
ii. Ipsissima Verba, Oráculo, Profetas Escritores.

Porcentaje de Lectura: 100%

Tipo de Trabajo: Capítulo de Libro

Resumen del Documento:


El libro "Introducción al Antiguo Testamento Vol. III" es un libro que describe en su
contenido un estudio profundo sobre los Profetas Mayores y Profetas Menores de las santas
escritura, y su papel en la historia de la revelación divina y de la teocracia judía. El interés
particular del presente resumen se enfocará en el capítulo uno (I) titulado los profetas en el
Antiguo Testamento.
El primer párrafo introduce a modo de conexión con el volumen anterior, la distinción
de dos grandes grupos de profetas: el primer grupo, conocido como los Profetas Anteriores,
que incluyen a Josué, Jueces, Samuel y Reyes. El autor examina cómo estos libros
históricos se relacionan con los profetas y cómo los profetas juzgaron la conducta de la
nación a la luz del Pacto con Dios en Sinaí. Y la segunda división, los Profetas Posteriores,
que incluyen a Isaías, Jeremías, Ezequiel y los Doce Profetas Menores, los cuales son
objetos de estudio del libro en cuestión. A éstos llama “profetas escritores”, de acuerdo al
canon hebreo.
La primera sección se centra en el desarrollo histórico conceptual de las palabras hebreas
que atribuían a la función profética. Estas son: Nabhi, Roeh y Hozeb. El “Nabhi” hebreo se
atribuía a alguien que había experimentado una vocación o llamamiento divino, y que era
fundamentalmente una figura religiosa, sin antecedentes políticos ni hereditarios para
reclamar su derecho al oficio. El autor explica que, además de esta palabra, también se les
aplicó otras dos, Roeh y Hozeh. La primera de éstas generalmente se traduce “vidente”, y la
segunda es una forma activa del participio de otro verbo que significa “ver” y al que se la
traduce normalmente “profeta”.
La segunda sección se titula “Escenario Profético y Cúltico del Antiguo Testamento”,
donde el autor examina cómo la profecía se relacionó con la religión cananea y cómo los
profetas se relacionaron con el culto en Israel. Comienza discutiendo los descubrimientos
realizados en Ugarit, que muestran que la profecía era parte integrante del escenario cúltico
en la antigua religión cananea. Además, señala que la profecía en la religión cananea a
menudo se centraba en la adivinación y la predicción del futuro, y que los profetas a
menudo se consideraban intermediarios entre los dioses y los seres humanos.
Posteriormente examina cómo la profecía se relacionó con el culto en Israel, señalando que
la profecía en Israel a menudo se centraba en la exhortación moral y la crítica social, y que
los profetas a menudo se consideraban mensajeros de Dios. El autor también discute cómo
los profetas se relacionaron con el templo y el sacerdocio, y cómo a menudo desafiaron el
poder religioso establecido.
La tercera sección se centra en la naturaleza de la inspiración profética. En ésta sección
el autor examina cómo los profetas recibieron su inspiración y cómo se relacionó con su
mensaje. comienza discutiendo cómo la inspiración profética ha sido objeto de debate, y
que, aunque las visiones, los sueños, y formas de éxtasis parecen haber tenido parte
importante en la formulación del mensaje, se resalta el hecho que el profeta
invariablemente introducía su mensaje con la afirmación de que constituía la expresión de
una experiencia consciente, personal y directa con Dios. El autor además argumenta sobre
el medio activador de la revelación, comenzando con la disociación que algunos hacen del
“espíritu” y “la palabra”, y cómo esta no puede ser probada; seguidamente desarrolla su
argumento que no hay una sola forma o norma para recibir la revelación (como algunos
sugerían el éxtasis) y que la causa vital recae en la relación del Profeta y su mensaje con
Dios. El verdadero Profeta era una persona que conocía a Dios en una experiencia
inmediata, y que estaba obligado a comunicar la palabra tal como le había sido revelada por
inspiración divina, relacionando el mensaje con la derivada exhortación moral y crítica
social, y a menudo desafiando el poder establecido.
Seguidamente, el autor desarrolla la cuarta sección centrándose en la relación entre la
profecía y la predicción. En el mismo examina cómo el mensaje de los profetas bíblicos se
relacionaba con una función predictiva. A esto, el autor añade que la predicción del futuro a
menudo se consideraba una parte integral de la profecía en la antigüedad, y que su
cumplimiento era una forma de demostrar la autenticidad de su mensaje. Tal como señala el
autor, Isaías fue nada más y nada menos aquella persona quien apeló a la idea de la
predicción cumplida para vindicar la actividad profética.
Por último, la quinta sección del capítulo se centra en la crítica literaria de los profetas,
en el que se examina cómo se ha estudiado la literatura profética y cómo se ha interpretado
a lo largo de la historia. El autor señala que en el pasado se tendía a atribuir toda la
literatura profética a un solo autor a quien se le atribuye su nombre, pero la crítica literaria
moderna afirma que muchos de los libros proféticos son el resultado de la edición y
reedición en muchos períodos diferentes y por muchos escribas, que añadieron pasajes y
cambiaron el texto a voluntad. Sin embargo, el autor afirma que no hay argumentos válidos
para no atribuir a los profetas actividad literaria, y que la función de la tradición oral es
malentendida por los críticos modernos, ya que ellos afirman que el mensaje original es
cambiado por hombres a lo largo del tiempo, en lugar de sostener lo que afirmaban los
antiguos, sobre la preservación del mensaje mediante la comunicación oral y escrita. Sea
cual sea los procesos por medio del cual fueron compilado los Profetas posteriores, la
tendencia general de los eruditos rabínicos y padres de la Iglesia era atribuir la segunda
división del canon a una autoría profética.

Análisis del documento:


i. ¿Qué elementos abordados por el texto le parecieron interesantes? ¿por qué razón?
El autor aborda una exposición general sobre la originalidad, inspiración, atribución y
crítica de los escritos de los Profetas posteriores, comenzando principalmente por el oficio
profético, su definición y la inspiración divina del mensaje, en el que discute brevemente
sobre las formas y medios, concluyendo que la base de la inspiración radica en la relación
del Profeta con Dios. Otro aspecto interesante que el autor aborda es la relación de la
Profecía con la Predicción, y como este último era como un sello de autenticidad de la
fuente de inspiración del mensaje.
El documento también explora la función de la tradición oral en la transmisión de los
dichos proféticos, así como la hipótesis de la edición y reedición de los libros proféticos. Se
discute la estructura editorial de los libros proféticos y la interpretación de las actividades
de los Profetas Posteriores.
En general, el documento es interesante ya que proporciona una visión general de los
Profetas en el Antiguo Testamento y su papel en la historia de la teocracia, y como sus
mensajes y actividad literaria se preserva y autentican por el sello divino del cumplimiento
de la palabra del Señor y aun vigencia de sus escritos.

ii. ¿qué falacias, contradicciones encontró en el texto?


Aunque la naturaleza del capítulo es meramente expositiva, el autor no solo se limita a
exponer los puntos de vista personales sino también de otros autores con posturas anti-
bíblicas para contrastarlos con la verdad que se sostiene en las escrituras. El mismo autor,
haciendo referencia a aquellos autores, cita un argumento falaz de Mowinckel quien realiza
una disociación del “Espíritu de Dios” y de “la Palabra”. En ese sentido, el autor cita:
El hecho de que algunos pasajes de algunos profetas (e. g. Os. 9:7; Mig. 2:11; Jer.
5:13; Zac. 13:3) podrían ser interpretados como devaluando la obra del Espíritu
divino como instrumento de revelación llevó a Mowinckel a sostener que los
principales profetas pre-exílicos no pretendieron haber sido activados por el Espíritu
de Dios, sino más dijeron ser poseedores de la Palabra divina.1

El problema aquí es meramente semántico, y por supuesto, doctrinal. No se puede


asumir una postura de que, si tal profeta no alude a la fuente de inspiración del Espíritu
Santo, entonces esa palabra no proviene del espíritu. Entonces necesariamente se origina la
siguiente pregunta: ¿Cómo llegan a ser poseedores de la Palabra Divina? ¿Simplemente la
poseen sin intervención de Dios? Si afirman que no es por inspiración divina, entonces
¿Cómo pueden afirmar que es Palabra de Dios? Y si sostienen que si es palabra de Dios
¿Por qué negar la obra activa del Espíritu Santo en los profetas? Simplemente, es un
argumento liberal, de negación y herético sostener la no acción del Espíritu Santo en la
naturaleza de la inspiración divina de algunos escritos de los Profetas Mayores, cuando se
tiene un texto del nuevo testamento que afirma que los santos hombres de Dios hablaron
siendo inspirados del Espíritu Santo (2 Pe 1:21).

iii. ¿Qué aprendizaje le genera el texto a nivel personal?


Tal vez uno de los aprendizajes significativo que se puede tomar de la lectura es el
conocer las divisiones de los profetas del antiguo testamento en anteriores y posteriores, los
cuales particularmente desconocía, y que los profetas posteriores, generalmente conocidos
como “escritores”, fueron aquellos que escribieron los libros proféticos que se encuentran
en el Antiguo Testamento a los que se le atribuyen, y que su trabajo fue fundamental para
preservar las enseñanzas y mensajes proféticos, entre los que se destacan Isaías, Jeremías y
Ezequiel conocidos como profetas mayores, escribieron los libros que llevan sus nombres
(en ocasiones con la ayuda de escribas personales), significando en la providencia divina un
fascinante aporte al canon de las escrituras.

1
R. K. Harrison, “Los profetas en el antiguo testamento” en Introducción al Antiguo Testamento: Los
profetas mayores y los profetas menores, Trad. de Pedro Vega, vol. III. (Jenison, MI: T.E.L.L, 1993), 14.
Otra enseñanza a resaltar, es el hecho que los Profetas en el Antiguo Testamento tenían
una función predictiva y moral, ya que no solo anunciaban el futuro, sino que también
llamaban al pueblo de Israel a arrepentirse y volver a Dios. Que sus mensajes estaban
determinados principalmente por la obra sapiencial del Espíritu Santo y por la relación y
experiencia inmediata con Dios.
Finalmente, y en línea general, la lectura del capítulo permitió conocer y ampliar una
visión general, útil y accesible de los Profetas en el Antiguo Testamento, los cuales puede
ser una excelente introducción para aquellos que desean aprender más sobre este tema, y
profundizar en los escritos veterotestamentarios.

iv. ¿Qué preguntas le general el texto?


De la lectura realizada surgen las siguientes interrogantes:
 Al llamarles “vidente” u “oráculos” a algunos profetas de Jehová en el antiguo
testamento ¿No podría confundirse el oficio del profeta con la adivinación en el
paganismo del mundo antiguo?
 En cuanto a la mecánica de la inspiración, el autor señala que en la antigüedad el
éxtasis era visto como un elemento propio de la profecía, pero que ha sido
malentendido por muchos, dando a entender el autor que el mensaje que recibían los
profetas era el “producto de un estado de auto control a la luz de la revelación
divina”2, es decir, no era un éxtasis inconsciente. Sin embargo, surge la siguiente
pregunta: ¿Puede llamarse éxtasis al estado en que el profeta recibe el mensaje
estando en su pleno juicio y control consciente?
 Otra pregunta surge del siguiente comentario: “Los profetas continuamente
predecían el futuro sobre la base perfectamente lógica de que, como San Agustín lo
ha dicho, lo que ha de ocurrir ya está inherente en la situación presente”. 3 ¿No
podría dar a entender este comentario que la función predictiva no es más que una
mera intuición natural? ¿No disminuiría lo dicho en el comentario el acto de
revelación divina con respecto a la predicción en la profecía?

2
R. K. Harrison, “Los profetas en el antiguo testamento” en Introducción al Antiguo Testamento, 15.
3
R. K. Harrison, “Los profetas en el antiguo testamento” en Introducción al Antiguo Testamento, 19.
Conclusiones:
Del capítulo leído, se derivan las siguientes conclusiones:
 Los Profetas mayores, también conocidos como profetas escritores, corresponde
a una sección sumamente importante del antiguo testamento, ya que los mismos
tiene un papel fundamental como mensajeros de Dios y la responsabilidad de
exhortar al pueblo llamándolos al arrepentimiento y la obediencia al Señor.
 Aunque en el hebreo se ha hecho uso de tres palabras para distinguir el oficio y
la actividad profética, es importante señalar que cada una de ellas refleja una
parte importante de lo que implica el llamado y servicio del profeta,
principalmente porque aluden a una persona que tiene una vocación o
llamamiento divino, y que se presenta como un mensajero o portador del mensaje
de Dios para su Pueblo.
 Aunque hay evidencias de que la actividad profética estaba relacionada con el
escenario cultico y actividad sacerdotal, no hay que asumir que la misma siempre
tendría que ser así en todos. Habían profetas que técnicamente también sirvieron
como sacerdotes, pero otros no tuvieron vinculación alguna con el oficio
sacerdotal. Sin embargo, no debería extrañar que al ser profetas de Dios, los
mismos a la vez participen de la adoración pública e individual al único Dios
verdadero.
 El oficio de los profetas lleva implícito una función predictiva, y que se
considera a menudo una parte integral de la profecía en el antiguo testamento, ya
que el cumplimiento del mensaje era la forma de demostrar que la palabra es
verdad y auténtico mensaje de Dios; sin embargo, en los escritos de los profetas
posteriores, la profecía se tipificaba por enunciar más que por predecir, y es
donde recaía la responsabilidad del profeta.
 Igualmente, el autor expuso temas concernientes a la mecánica de la inspiración,
así como la crítica literaria y transmisión de los escritos proféticos en la tradición
oral y escrita, y que, aunque ha sido una terma de amplio debate, concluye que
no hay argumento que contradiga la paternidad de los libros y la originalidad y
autenticidad de los mismos, el cual Dios mismo preserva para comunicar su
palabra en el tiempo actual.
Referencias Bibliográficas empleadas en el documento:
A. Cook, The OT: A Reinterpretation (1923)
A. Guillaume, Prophecy and Divination (1938).
A. Haldar, Associations ofCult Prophets Among the Ancient Semites, pp. 79ss.
B. D. Eerdmans, The Religión of Israel (1947).
E. Dhorme, Revue de Histoire des Religions, CVÜI (1933).
E. Kónig, Hebrüisches und aramüisches Wórterbuch zum AT (ed. 1936).
E. Jacob, Theology ofthe OT, (1958).
G. Widengren, Literary and Psychological Aspects of the Hebrew Prophets (1948).
H. Junker, Prophet und Seher in Israel (1927).
J. D. W. Watts, Vision and Prophecy in Amos (1958).
J. Skinner, Prophecy and Religión: Studies in the Life of Jeremiah, (1930).
M. A. van den Oudenrijn, Biblica, IV (1925).
N. Micklem, Prophecy and Eschatoogy (1926).
S. Mowinckel, Acta Orientalia, XDI (1935).

Autor del RAE: Jesús Enrique Perozo Herrera

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