Bosquejo - La Firmeza de Betesda
Bosquejo - La Firmeza de Betesda
Bosquejo - La Firmeza de Betesda
Colosenses 4:12
INTRODUCCIÓN:
Cada año millones de turistas visitan Londres Inglaterra por sus museos, por sus palacios, y también para
visitar el palacio real y ver los guardias con sus uniformes rojos y sus gorros altos de piel de oso negro. Lo
admirable de estos guardias es que No se mueven, No desvían su mirada. Están allí erguidos a las puertas
del palacio real, que hasta parecen de cera. Aunque algunos turistas, a propósito, han tratado de llamar su
atención, No se mueven. Porque ellos han sido enseñados y puestos allí entre otras cosas para que estén
firmes. Estar firmes No solo debe ser una característica de estos soldados, sino también en sentido
espiritual de todo cristiano.
B. NECESITAMOS LA ORACIÓN
1) La oración es sencillamente hablar con Dios, es pasar un momento con Dios.
2) Es entrar hasta su misma presencia y hablarle.
a) Como Daniel le hablaba a Dios (Daniel 9:21)
b) Y Ana también le hablaba a Dios. (1 Samuel 1:12-13).
c) Todos los que somos hijos de Dios necesitamos hablarle a Dios.
d) Porque la oración No es una técnica, sino una relación entre dos personas.
e) Es aquí donde nos acercamos al oído de Dios y le pedimos que nos ayude. solos No podemos.
f) Nos dirigirnos a Dios como nuestro Padre, Porque como Padre está dispuesto a bendecirnos.
3) Muchos de nosotros estamos aquí hoy de pie, gracias a la oración que nosotros hemos hecho, o a la
oración que otros han hecho por nosotros.
a) Hoy en día debemos tomar con seriedad esta advertencia de Juan porque se han multiplicado los
cultos denominados “cristianos” que dicen tener manifestaciones del Espíritu Santo en sus cultos y
que en realidad No lo son.
b) Pero debemos mantenernos aferrados a la verdad de las enseñanzas de Cristo porque nuestras
vidas y las vidas de los demás dependen de eso.
CONCLUSIÓN: Dios espera que se mantenga en el lugar que Él lo ha puesto como un soldado. Solo
le pide que confié en Él y No en usted, para cumplir la misión que Él le ha encargado. Así que,
enderece los pies de su vida y manténgase firmes en la lucha cristiana, porque solo así, un día,
podrá regresar a casa como un soldado que ha peleado la buena batalla de la fe.