Vida Secreta Quignard
Vida Secreta Quignard
Vida Secreta Quignard
Pascal Quignard
Vida secreta Pascal Quignard
El amor como una fuerza tragica y radical, como un salto al vacio, como una adiccion. Tan intenso, tan apasionado como el mas
exigente ideal politico, como una lucha que nos convierte en disidentes de nosotros mismos, en seres enfrentados a la sociedad
con una idea, con un enamoramiento por bandera, con nuestros sentimientos como fuente y origen de toda rebelion.
En Vida secreta Pascal Quignard nos sumerge en la historia de un amor oculto, absorbente, acuciante y arrasador contado en
primera persona que, como retazos de un rompecabezas hecho de recuerdos, se nos muestra a traves de evocaciones de su
protagonista con una insolita, lirica, brillante prosa narrada magistralmente y entreverada de refexiones sobre la verdadera
naturaleza de la pasion. Porque, como el autor afrma: “La vida de cada uno de nosotros no es una tentativa de amar. Es el unico
intento”.
Tras Terraza en Roma (Espasa, 2000) y Las tablillas de boj de Apronenia Avitia (Espasa, 2003), el polifacetico Pascal Quignard –
Premio Goncourt 2002 – vuelve a demostrar por que la poesia, su sensibilidad y esa intensa musicalidad de su pluma le han
convertido en uno de los autores mas aclamados de su pais.
Pascal Quignard nacio en 1948 en Vernuil-sur-Avre (Francia). Has sido profesor de la Universidad de Vicennes y de la Escuela
Practica de Estudios Superiores en Ciencias Sociales. Junto con Francois Mitterrand fundo el Festival de la Opera y Teatro Barroco
de Versalles. Desde abril de 1994 se consagra plenamente a ejercer su trabajo de escritor. Ha publicado una veintena de pequenos
ensayos donde la fccion se mezcla con la refexion. De todos ellos los mas conocidos son los ocho tomos de Pequenos tratados, La
leccion de musica y El odio a la musica: diez pequenos tratados. Tambien ha escrito numerosas novelas, entre las que destacan
Todas las mananas del mundo, adaptada para el cine por el y dirigida por Alain Corneau en 1991, El salon de Wurtemberg, Las
escaleras de Chambord, Terraza en Roma (Espasa, 2002), que obtuvo el Premio de Novela de la Academia Francesa, y Las tablillas
de boj de Apronenia Avitia (Espasa, 2003). Es uno de los escritores de mayor prestigio de las letras francesas contemporaneas,
aclamado tanto por la critica como por sus numerosos lectores. En 2002 obtuvo el Premio Goncourt de Literatura.
Traduccion de Encarna Castejon
Titulo original: Vie secrete (c) Pascal Quignard, 199
(c) Editions Gallimard, 1997 (c) Espasa Calpe, S. A., 2004
Asesoramiento linguistico: Teresa Sans
Diseno de la coleccion: Tasmanias
Ilustracion de cubierta: Juan Pablo Rada / Paso de Zebra
Foto del autor (solapa): Jacques Sassier, cedida por Gallimard Realizacion de cubierta: Angel Sanz Martin
Deposito legal: 44.543-2004 ISBN: 84-670-1537-3
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Vida secreta Pascal Quignard
I
Los rios se adentran eternamente en el mar. Mi vida en el silencio. Todas las epocas se desvanecen en su
pasado como el humo en el cielo.
En junio de 1993, M. y yo viviamos en Atrani. Este diminuto puerto se encuentra en la costa de Amalf,
debajo de Ravello. Apenas se puede llamar puerto. Apenas es una ensenada.
Habia que subir ciento cincuenta y siete escalones por el fanco del acantilado. Se entraba en un antiguo
oratorio construido por la Orden de Malta, con dos terrazas en angulo que daban al mar. Solo se veia el mar.
Alla donde uno dirigiese la mirada, lo unico que distinguia era el mar blanco, cambiante, vivo, frio de la
primavera.
Directamente enfrente, al otro lado del golfo, al alba, a veces, muy raras veces, se veia el promontorio de
Paestum y las columnas de sus templos intentaban auparse sobre la linea fcticia del horizonte, entre la
bruma y la inconsistencia.
En 1993, M. era silenciosa.
M. era mas romana que los romanos (habia nacido en Cartago). Era muy hermosa. Hablaba un italiano
magnifco. Pero M. iba a cumplir treinta y tres anos y recuerdo que se habia vuelto silenciosa.
En todas las pasiones hay un momento de saciedad espantoso.
Cuando uno llega a ese momento, sabe de repente que, impotente para acrecentar la febre de lo que esta
viviendo, o incluso incapaz de perpetuarla, esa febre va a morir. Uno llora de antemano, bruscamente, para
sus adentros, en una esquina de la calle, deprisa y corriendo, atemorizado por la posibilidad de atraer la
desgracia sobre si, pero tambien por proflaxia1, con la esperanza de despistar o retrasar el destino.
Argumento es una antigua palabra que designa la blancura del alba. Es todo lo que se aclara y se discierne en
esa palidez que sobreviene en unos pocos instantes. Perentorio es el argumento: nunca se puede desviar el
rio justo en el momento de la crecida.
Como tampoco puede detenerse el dia en el alba.
Uno espera.
Espera sin poder hacer nada, de repente, en una contemplacion que se ha vuelto desgraciada. O bien el amor
surge de la pasion, o no surgira nunca.
Cierto que no es facil desembrujar ese momento petrifcado. Cada cual debe cruzar ese
extrano pasaje en el que todo lo que era descubrimiento en el fondo del alma descubre que ya no seguira
descubriendo.
En el que todo empieza a reconocer.
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Vida secreta Pascal Quignard
*
Todo lo que ha sido contrastado en la primera dependencia tiende a refuir hacia la huella que lo atrae sin
cesar. Nunca nos alejamos del todo de nuestras madres. Nos quedamos en las faldas del tiempo, de la lengua
de los primeros dias, de los alimentos descubiertos entonces, de las formas de los cuerpos y de las
expresiones de los rostros experimentados en esos primeros momentos del mundo en nosotros. Somos
como las tortugas; pero no con relacion a las islas del Pacifco, sino de las voces de soprano. Tambien somos
como los salmones. Nuestras vidas estan fascinadas por el acto en el que nacieron. Por su origen. Por la
aurora. Por la primera aurora que nos descubrio la luz y nos deslumbro. Cierto que nos presentamos
humedos y antiguos ante ella.
*
Solo amamos una vez. Y no somos conscientes de la unica vez que amamos, porque la estamos
descubriendo.
*
Descubrir y reconocer no determinan regimenes semejantes. Descubrir y reconocer son como nacer y
envejecer. A partir de ese instante de maxima altura que imagino como el desbordamiento de un rio (como
levantarse de la cama), todo lo que esta a punto de ocurrir ya no desvela nada, pero lo recuerda todo.
Reconocer es un regimen tan terrible pero aun mas fascinado que lo que puede llegar a serlo el fulgor del
fechazo, y todavia mas despotico.
Pasar de la pasion al amor es una ordalia.
Es una peligrosa travesia, porque la eleccion a la que nos expone es radical: ora azarosa, ora mortal. Enfrente
–enfrente de la terraza, al otro lado de la bahia de Amalf–, el que salto del promontorio de Paestum, manos
juntas extendidas hacia delante, hace dos mil ochocientos anos, se zambullo en la muerte. Era un poco de
agua verde. Yo, al menor sobresalto, me zambullo en otro mundo. Vivia inmerso en otro mundo. Escribia al
alba, con el recuerdo de los suenos y de los periplos en coche de la vispera, aprovechando las viejas imagenes
que nos rodeaban para enredar en torno a ellas mis deseos y para interrogar el vinculo que me ataba cada
vez mas a ese algo pasmoso que sucede a todos los hombres y a todas las mujeres con el nombre latino,
bastante estupido y totalmente pueril, de amor.
Amor viene de una antigua palabra que busca el seno.
Una palabra de la antigua Roma que, curiosamente, llama de lejos al atributo que caracteriza a la clase de los
mamiferos viviparos, aparecidos en el transcurso de la era terciaria, cuando se formaron las condiciones mas
singulares de nuestro destino. Amor es una palabra que se deriva de amma, mamma, mamilla. Mamario y
mama son formas casi indiscernibles. El amor es una palabra similar a una boca que, mas que hablar, mama
espontaneamente, entreabriendo los labios hambrientos.
A lo largo del golfo, por encima de la costa, esos frescos antiguos en las paredes o en las entradas de las
cuevas de piedra, solemnes, sonando con el amor, aterrorizados, de un rojo y un amarillo intensos,
esperaban tambien. Esperaban absolutamente. Esperaban sin indignarse representar su deseo. Todos estaban
inmoviles poco antes del acontecimiento inevitable que iba a producirse y que nunca manifestaban en la
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II
El nombre de Nemie Satler es falso. Asi es como voy a llamar a una mujer que existio, que ya no esta, que
ame. Es dif́cil expresar nuestro pensamiento cuando nuestro pensamiento es nuestra vida. Lo que proviene
del pasado hacia el que tendemos desesperadamente la mano no solo sustituye a las nuevas horas, sino que
se deja ganar por las emociones que nacen en ellas. Sin embargo lo que nos conmueve, surgido de lo que un
dia nos emociono, sigue sintiendolo en el pasado. A veces nos pa parece que toda nuestra vida anterior no es
para nada una nueve de polvo o un jarron que se desvanecen en el fondo de nuestro cuerpo. Esa mujer a la
que ame hace anos, incluso decadas, ya no esta en este mundo –ni en ningun otro–, pero alfo que es su
cuerpo sigue fuyendo en el mio. Esta huella viva (puesto que estoy vivo mientras escribo esta frase) esta
domiciliada en el cuerpo que responde a la llamada de mi nombre: mas aun que el alma, que tal vez se separe
de el como un eco, todo cuerpo amado reside para siempre en el cuerpo donde no ha hecho otra cosa, desde
ese primer momento en que su forma consistio en la empresa, que recuperar el lugar que lo acechaba. Lo
que intento pensar no se distingue en nada de lo que he vivido y sobre todo de lo que vivo y quiero seguir
viviendo. Los que en otros tiempos llamabamos flosofos eran dichosos refexionando en publico, a los ojos
de todos. Pretendian afrmar que la primera persona del singular heria sus labios. Por el bien de la ciudad, su
cuerpo no les pertenecia, su domicilio no podria sustraerse a la investigacion publica, no podian ser
sospechosos de indiscrecion ni blanco de anecdotas. Nada en su vida personal se veia afectado por lo que
habian contemplado desde lo mas lejos que podian. El distanciamiento era su tecnica, el lenguaje los
espoleaba. Preferian un senuelo o una pantalla o una bandera antes que una red o un venablo. Decian lo que
la comunidad queria oir. Un poco como los sacerdotes que los habian precedido. Un poco como la television
en nuestros dias. La asociacion de los hombres entre si esta mas interesada en su futuro que el cuerpo de
cada hombre que medita. Por desgracia para quien me lee, a la familia, la lengua en la que esta se refejaba, o
la lengua que le imponia su tirania (la familia de mi madre se componia de gramaticos, al igual que la familia
de mi padre contaba, a lo largo de cinco generaciones, con unos sesenta musicos), a la mayoria de los
intimos y el lugar de origen les dio por rechazarme como una sobrecarga que planteaba demasiados
problemas con respecto a lo que esperaban, lo cual no me incito a zambullirme de cabeza en el alma del
grupo. Desde el momento en que el individuo se alegra de separarse de la sociedad que lo ha visto nacer y se
opone a sus entusiasmos y efusiones, la refexion se vuelve singular, personal, sospechosa, autentica,
perseguida, dif́cil, desconcertante y sin la mas minima utilidad colectiva. Ni siquiera es exacto por mi parte
retranscribir lo que siento ahora como si se tratase de una ensenanza profunda y llena de consecuencias que
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Vida secreta Pascal Quignard
deberia a una mujer –incluso si debo todo lo que voy a contar a la que he decidido llamar Nemie Satler–,
porque ni por un instante lo senti como tal mientras lo estaba viviendo. Este recuerdo se ha abierto paso en
mi pensamiento como un rayo que se hubiera tomado miles de dias para dar con el roble concreto que iba a
fulminar. A menudo parecemos efectos que esperan su causa. Son las palabras desenganadas de Tukaram en
Dehu, en 1640: “He venido de lejos. ¡He sufrido espantosos infortunios e ignoro lo que mi pasado me tiene
reservado todavia!”. Hace treinta anos era perfectamente consciente de que Nemie me estaba ensenando
algo, pero crei que se trataba de musica. Ahora sospecho que tal vez me estuviera ensenando simplemente lo
que con tanta tozudez intento buscar.
¿Creia ella que el adulterio es el vinculo mas intenso? ¿Y que el secreto absoluto es mas grave, mas denso que
la misma mentira? ¿Que la infdelidad era la brecha posible en el lenguaje humano, en la contiguidad
imperiosa, totalmente humillante de las relaciones e intercambios diarios y de la palabra dada? ¿Una brecha
en esa muralla, en esa montana que es, en sentido estricto, cualquier duracion, cualquier acto cotidiano, las
comidas, las noches, las tareas, las enfermedades, los dias?
*
Podria titular este capitulo el cuento de los labios mordidos.
Ella decia a todas horas, de todo lo que hacia, fuera lo que fuese, que le hacia morderse los labios.
*
Es un placer descubrir ante si a un ser cuyos ojos se iluminan al ver el plato que le sirven, que deja de
escuchar lo que le estan diciendo, cuya mirada huye, que lleva irresistiblemente el tenedor a la cinta de ceps,
al calamar negro, al higado de la becada, a la cresta dentada y gris del gallo, a la blanca rodaja de rape;
que ya esta en el otro mundo de bosque, de oceano, de animalidad, de caza a la que el hambre la ha devuelto;
que de repente coge con los dedos el hueso de liebre mondado con el cuchillo para repelar la pizca de carne
oscura que le queda;
que despues de tomarse el cafe coge por ultima vez la cucharilla para rascar un resto de salsa o de crema
inglesa que se ha acumulado en el borde del plato siguiendo la inclinacion de la mesa;
cuyas mejillas se colorean, cuyos ojos se abren de par en par hasta el punto de refejar lo que desean y de
hacer que rebote en su sustancia como sobre la superfcie de un espejo;
cuya lengua asoma, humedeciendo los labios muy deprisa;
que no se bebe de un trago la copa de Cote-de-Nuits que ha levantado;
que chupa un poco la espina o la vertebra de la anguila antes de escupirla;
que le sonrie al cocinero cuando sale de la cocina, que se levanta bruscamente cuando se
acerca a la mesa, que lo retiene para asegurarse de haber reconocido correctamente cada uno de los
ingredientes de lo que ha saboreado.
La he descrito.
*
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¿Por que tiembla el alma cuando el codo roza por casualidad el brazo de una mujer que todavia es una
completa desconocida?
*
En la calle, era una puerta marron. El vestibulo embaldosado de rombos blancos y negros daba
directamente, a la derecha, a los dos salones de musica. Al fondo se habia confnado una habitacion cuya
ventana se abria al jardin trasero y al foso que quedaba de las fortifcaciones normandas, por el que fuia el
Iton o uno de sus afuentes. El primer salon de musica era muy sencillo y estaba pintado de color de yema de
huevo. Habia un piano de pared, una larga libreria negra llena de partituras y de biograf́as de musicos, que
Nemie Satler me permitio leer una por una, y un piano de cola rodeado por todo un regimiento de pupitres.
El segundo era mucho mas esplendido, revestido hasta dos metros de altura de roble claro con molduras no
demasiado recargadas que databan del siglo XIX, una hermosa chimenea ya mas amarilla que blanca sobre
la que se apoyaba un espejo tremol y dos grandes pianos de cola.
A la izquierda del vestibulo estaba el comedor, luego la enorme cocina y el cuarto de bano (que se reducia a
dos barrenos de porcelana blanca, dos jarros grandes de porcelana blanca y una banera de hojalata, porque
no habia ni calefaccion central ni agua caliente y habia que hervir el agua en el hornillo), que daba al jardin
trasero y cuyo desague, a partir del sumidero de la cocina, iba a parar al foso, lo cual era un problema para
Nemie.
Todas las habitaciones estaban en el primer piso.
Nunca subi al primer piso de la villa de Nemie. Nunca me dio permiso.
*
La primera vez que Nemie me oyo tocar el violin, me dijo:
–¡No se anda usted con chiquitas!
Anadio que yo tenia razon, porque habia demasiadas manos languidas en el mundo de la musica. Y se callo.
Yo no entendia bien lo que queria decirme.
Una mano blanda e indecisa me da miedo.
En ruso, cuando una mujer tiende la mano languida, se dice que esta ofreciendo un nino muerto.
*
Nemie no solo decia “no andarse con chiquitas”, tambien decia “no hacer tiquismiquis”.
Estas expresiones corrientes, que yo no solia usar entonces, me importaban como si fueran
las llaves que abrian el mundo.
Su novedad me parecia de un valor inestimable.
El valor de lo rotundo.
Valioso como cuando se descubre por primera vez el sentido exacto de una groseria o de una palabra de
argot.
Lo malo es que, en cuanto las descubria, yo intentaba descifrar la manera en que estaba compuesta la imagen
para comprender el sentido. ¿De donde venian esos tiquismiquis, esas chiquitas, para decir mas o menos lo
mismo, lanzarse al fondo, hacer sonar con una energia no contenida?
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*
Acababamos de terminar el fragmento. Yo miraba al suelo.
Para el verdadero musico, la musica suscita, al acabar, un silencio solido y preciso rayano en las ganas de
llorar.
Creo que es un silencio que aplasta al interprete de la misma forma que el agua pesa sobre quien se zambulle
en el oceano.
Durante este silencio, yo alzaba la vista para mirarla.
Abrir por fn los ojos, cuando se toca de memoria, es como respirar. Como una foca que asoma el morro
fuera de su agujero.
Los esquimales, en lengua inuit, llaman “ojos” a esos agujeros que las focas excavan en los bancos de hielo
para sobrevivir tomando oxigeno del aire.
Esos agujeros oscuros sobre el fondo blanco del banco de hielo son como estrellas invertidas sobre el fondo
negro del cielo.
Los ojos de Nemie estaban en blanco. Ya no veia. Yo murmure:
–Es usted una pianista prodigiosa.
No contesto.
Fue ella quien me enseno la musica.
*
Su voz era insidiosa y baja. Siempre suave, comedida, placida, en modo alguno seductora, muy articulada,
sin mucha infexion, siempre decidida, siempre sensata, explicativa, abria sencillamente el alma,
argumentaba o mas bien ponia en movimiento dentro de mi sus propias razones, depositaba sus
indicaciones, penetraba en mi interior con una claridad que yo era incapaz de contrarrestar.
Yo obedecia a esa voz.
Al menos, obedeci desde que la oi.
Es posible que el nacimiento del amor sea la obediencia a una voz. A la entonacion de una voz.
La voz de Nemie atrapaba, no intentaba modular y excluia cualquier retorica. Ordenaba, no dejaba ninguna
eleccion, volvia una y otra vez sobre los mismos puntos, las mismas debilidades o mas bien los mismos
olvidos, y como siempre se hacia esperar, despertaba el recuerdo de lo que uno estaba seguro de que
repetiria, anticipandose a si misma en el alma, baja, apacible, desinteresada, absoluta. Yo esperaba el retorno
de esa voz desde que levantaba el arco o cuando lo dejaba colgar al fnal de mi brazo, esperaba lo que iba a
prescribir y que iluminaba la musica sin pretender ni una sola vez asignarle un signifcado.
Un suspiro de Nemie ante su piano, sin necesidad de que me mirase, me heria el corazon.
Ya habia entendido lo que ella queria decir. Sin embargo esperaba, con aprension, descubrir que adjetivos
crueles iba a utilizar. Y al fn llegaban, siempre donde los esperaba, y encontraban alli su lugar grave y
doloroso; se depositaban en mi como gotas de acido. Al hablarme, ella se dirigia al conjunto del gran cuerpo
que formaban nuestros dos instrumentos y nuestros dos cuerpos, al volumen de la habitacion pintada de
gris, a las molduras, incluso a la corriente que pasaba directamente entre nosotros desde que empezabamos
a tocar.
*
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La singularidad de Nemie saltaba a la vista de todo el mundo. Su atencion silenciosa e intensa rayaba en la
belleza. Sus ojos pequenos, negros e implacables, su habla lenta, intimidaban tanto a sus alumnos como a los
camareros de los restaurantes. La suavidad de su voz y la lentitud de su elocucion necesitaban el silencio. Su
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manera de hablar, suiza, por asi decir, y la necesidad de desarrollar hasta el fnal frases que habian dejado
claro el objeto que pretendia describir o el juicio al que queria llegar mucho antes de que acabasen, eran
exasperantes.
A mi me exasperaban a veces.
Esa epoca era otro mundo. He vivido en otro mundo. Pero el verdadero mundo siempre ha hecho caso
omiso de cualquier sincronia. Recuerdo que un dia trajeron barras de hierro. Hacia calor. Yo habia ido a dar
mi clase y, no se por que, aquel dia Nemie estaba sola en casa. El vendedor de hielo puso las barras en el
barreno grande, colocado sobre el embaldosado rojo de la cocina. Nemie me pidio que la ayudara a alinear
las barras, a cortarlas un poco, a envolverlas en toallas limpias antes de ponerlas en los compartimentos del
aparador que hacia las veces de nevera. Los compartimentos, encima del cajon largo de donde salia el
desague, estaban recubiertos de zinc gris que olia claramente a madera enmohecida. Yo tenia los dedos
entumecidos por el hielo. Todavia creo recordar lo que me costo volver a tocar. Pero lo cierto es que me lo
estoy inventando. Invento para que parezca verosimil. Invento acontecimientos que me dan la impresion de
haber vivido. Lanzo cosas verosimiles como senuelos para tentar lo que fue.
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Asi atravesaba Verneuil: caminaba como un nino pequeno que cruzara la cocina con unt azon lleno hasta el
borde de leche hirviendo para llevarlo –lo mas deprisa posible porque le quema las yemas de los dedos, lo
mas despacio posible para no derramarlo– a la mesa del comedor.
Empujaba la puerta de la casa de Sylviane. Subia la escalera de piedra gris, entraba en el comedor, me
adentraba en el humo de tabaco Scaferlati mezclado con Prince Albert.
Los miraba cenar. No sabia quien, ellos o yo, se habia trasladado a otro mundo y nunca volveria.
Cuando volvimos a vernos, el primer sermon que me echo fue para explicarme que no volveriamos a
vernos. Era a principios de marzo. El mes en que murio Dios. El mes de las primeras fores. La primavera
estaba a punto de llegar.
Hacia buen tiempo.
Era bastante lejos de Verneuil, al aire libre, en el jardin de un hostal.
Ella estaba sentada a pleno sol delante de una mesita redonda. Una mesita cubierta con un sencillo mantel y
un ramo de fores. Ya no recuerdo que clase de fores habia en el jarron. Quiza ya habia rosas. Era una mesa
escondida, al lado de la escalera que usaban los camareros, que llevaba del jardin a la escalinata propiamente
dicha.
Al acercarme a la mesa mis pasos rechinaban sobre los guijarros, y veia en la mirada de Nemie que esos
ruidos aplastados y desagradables, que a mi mismo me molestaban, la irritaban a ella porque atraian sobre
nosotros la atencion de otros clientes que comian o hablaban al sol.
Ella sonreia. Yo me quede de pie un momento. Miraba su cara grande y cuadrada. Sus ojos oscuros estaban
llenos de angustia.
–Sientese, sientese –murmuro al fn.
Me habria gustado abrazarla; pero deje caer los brazos y levante los largueros de hierro blanco del asiento
para que no rechinara sobre la grava. Me sente. Comimos deprisa, casi en silencio.
–Pero ¿que le ocurre?
–Nada. ¿Por que?
–Tiene cara de estar sufriendo.
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Nemie era un diccionario musical ambulante. Incluso para un musico de su virtuosismo y de su edad, tenia
una erudicion excepcional. El aprendizaje que nos exigia –pero que, por supuesto, ella se habia impuesto a si
misma– hacia que conociera de memoria la mayor parte de la musica. Me confeso que su aptitud para
recordar una partitura no le exigia el menor esfuerzo. A veces aprendia de memoria obras escuchadas en la
radio y las tocaba de oido.
El piano no es un instrumento musical. En algo donde el unisono siempre es falso, lo mismo que la octava y
la sensible, no puede reinar nada que se llame musica.
El piano solo era soportable bajo sus dedos.
Su mano izquierda era un puro gatillo. Era una percusion dolorosa, de una efcacia insensata en el alma.
Se sentaba al piano muy arqueada y a la vez proyectaba hacia delante toda la parte superior del cuerpo,
abriendo los brazos, de esa forma un poco chusca con la que los patos aterrizaban o se posan en los rios.
Tenia las munecas mas redondas de lo normal, los dedos caian sobre las teclas como u semicirculo cuya
infuencia parecia tan completa como inmovil. El busto apenas oscilaba. La concentracion era de una sola
pieza, no parecia haber ningun esfuerzo, la pulsacion era incomparablemente suelta, variada, violenta, seca,
saltarina, debil, sin que nada de eso se notara en su cuerpo o pudiera preverse en su frente o en sus
parpados. Lo primero que me fascino es que ponia los pies como un organista, como yo habia aprendido de
nino, listos para bailar, sobre la punta de la suela, aunque casi nunca utilizara los pedales.
Yo le suplicaba que me concediera una noche entera. Cuando pudo ser, resulto un terrible fracaso. Pasamos
la noche levantandonos. Bebiendo tragos de agua.
Cuando me despertaba y abria los ojos en la penumbra veia brillar, junto a la bombilla, la plata del crucifjo
sobre las verdes hojas de boj bendito que caian sobre el hombro de Dios.
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A Nemie le obsesionaba su origen social. Su infancia la habia herido, hasta el punto de que no podia hablar
de ella. Siempre imagine una pobreza inicial, pero no tengo nada en lo que basar este presentimiento. En
cualquier caso, le faltaba esa combinacion de confanza y falta de pudor que le habrian permitido tocar en
publico. Que ella se subiera a un escenario, ella, la interna cuyo internado habia pagado la madre de
Sylviane, era algo completamente ilicito.
No podia visitar un museo sin sentirse apurada y convertir el apuro en diligencia y apresuramiento, por no
decir carrera. Lo unico que no la ponia incomoda eran los restaurantes caros, pero los lujosos barrios donde
estaban situados la espantaban. La glotoneria podia con todas sus inhibiciones, por eso tendriamos que
haber seguido yendo juntos al restaurante. Pero cualquier cosa que no fuera la alimentacion contribuia a
volverla hurana, acentuaba su desconfanza, como si se tratara de una identidad, de una traba voluntaria en
la que se acurrucaba y se reconocia. Un secreto que oponia a la comodidad, a la riqueza, a la
despreocupacion, a la soltura relajada y amable que en su opinion caracterizaba “un mundo diferente” que
no era el mundo en el que deseaba vivir.
Un mundo al que nunca tendria acceso, porque no queria aventurarse en el.
He leido que uno de los signos certeros que demuestran, sin sombra de duda, el amor en quienes aman es el
intenso placer que sienten al ampliar de inmediato la vida de quienes los han seducido evocando su infancia,
que a fn de cuentas, junto con la confdencia de los suenos, es la narracion mas pesada que existe.
Falso.
No supe nada de ella. Mantenia a distancia las confdencias. O mas bien las expulsaba. Su rostro se contraia
en una mueca. Las ahuyentaba de un manotazo. La verdad es que no se nada de su vida. Cuando insistias en
preguntarle sobre su infancia, Nemie solo pronunciaba una frase. La decia una y otra vez, en voz muy baja:
“Lo unico que podia hacer era morderme los labios, ¿lo entiende?”. Y luego se quedaba callada, como si lo
hubiera dicho todo. Y en cierto sentido lo habia dicho todo, puesto que se trataba de callar. Me gustaba
mucho esa frase. Pensaba en mi propia infancia desgarrada entre dos lenguas, y al fn conquistada por el
silencio y la musica que, hablando con franqueza, yo habia mezclado hasta formar con ambas una pequena
demencia.
Nemie la de los labios mordidos, la de los ojos entrecerrados para despedirme. Nos sumergiamos juntos en
la intensa complicidad del silencio ritmico y vacio que precede a la despedida.
Al acabar la sonata nos volviamos a encontrar, juntos y atonitos, en la orilla de lo real.
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Despues, en cuatro ocasiones (ademas de Nemie), y sobre todo en dos, cuando estaba organizando un
festival de opera barroca en el castillo de Versalles y otra vez, antes, cuando Jordi Savall me pidio que le
ayudase a dirigir el Concert des Nations para que pudiera tocar en todas las capitales europeas, me encontre
cara a cara con esos virtuosos que, aunque tienen un talento musical incomparable, de pronto ya no pueden
tocar el instrumento que, sin embargo, dominan a la perfeccion.
De repente, desisten de si mismos.
Nadie entiende el motivo. (Solo mas tarde empiezan a beber, se drogan, se encierran, se desesperan, se
matan. Como si recurriendo a esos comportamientos extremos, intentaran dar con la explicacion de una
decision que, evidentemente, ha precedido a su causa.)
A cada uno de ellos, sin mucha delicadeza, pensando en Nemie, le preguntaba la razon de ese casi suicidio
musical, o al menos profesional.
Todos te miran con cara de confusion. Se lo piensan.
Se lo piensan sinceramente, pero no consiguen dar con la razon de una decision que hace demasiados
estragos en su vida y que casi les ha sido arrancada contra su propia voluntad, o al menos contra su deseo
manifesto. Dos de ellos tuvieron la humildad de confesar que ni ellos mismos lo sabian. Estaban
deprimidos. Decian que tenian miedo y que no podian tocar. Sin embargo, el motivo esta tan claro como
puede estarlo el agua de un manantial. Lo dijo Racine al dejar de escribir despues del alboroto que acabo con
Fedra. Le explico a Gourville que el placer que sentia al crear era menor que el disgusto que le causaban las
criticas. Ya no sentia el “deseo de exponerse a las heridas”. A algunos hombres les resulta insoportable
aceptar la competencia a muerte. Competir, rivalizar, ocupar el lugar de otro, arriesgarse a morir en la
prueba de cada novedad, renovar constantemente el desafio, es matar o morir constantemente. Es el duelo.
Lo que consigue asustar a quienes han sido ninos no es ni siquiera matar. Es la posibilidad de morir. Y la
posibilidad de morir otra vez cada vez.
Algunos seres humanos no pueden enfrentarse a esta perspectiva.
Creo que esa “posibilidad de morir” la detenia.
Tocar en publico, crear, exponerse, poder morir no se distinguen entre si. Por eso, ademas, vemos a personas
rebosantes de talento que se quedan en la opcion de matar. Las llamamos criticos. ¿Que es un critico?
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Vida secreta Pascal Quignard
Alguien que ha tenido mucho miedo a morir. En las grandes capitales de las naciones occidentales y
norteamericanas podemos ver cara a cara a quienes pueden morir y resucitar y a quines no pueden resucitar
y matan. A eso lo llamamos vida cultural. Debo anadir que la palabra cultura no es adecuada. Pero subrayo
que la palabra vida es aun mas impropia.
Entonces, ella era mi maestro. Lo que decia una autoridad absoluta sobre mi. Me dormia pensando en las
observaciones que me habia hecho y las repasaba mentalmente. En el momento en que dejaba el arco en el
pupitre y me masajeaba los dedos esperando su juicio sobre lo que habia tocado, todo lo que yo era
sucumbia a la fascinacion.
Recuerdo una por una, con tristeza, con una sensacion de ridiculo, todas las triquinuelas que tuvimos que
usar para vernos.
La casa estaba alli, a la derecha del puentecillo que cruzaba el rio y que la mayor parte del tiempo no servia
para nada, de estrecho que era el foso cavado por los antiguos islandeses. Desde el puente no se veia la casa,
oculta por el follaje de los enormes nogales plantados a lo largo del rio. Yo seguia el curso del rio. Saltaba
agarrandome a una gruesa rama del laurel de Nemie tendida sobre el afuente del Iton, que en aquel lugar era
casi un arroyo ancho, y, sin soltarme, porque la hierba era fangosa, subia al jardin de Nemie pasando por
delante de las conejeras.
Ella corria las cortinas sobre la varilla de cobre, procurando que no quedara ningun resquicio, ya que no se
podian cerrar las contraventanas exteriores. Nuestros ojos se acostumbraban a la oscuridad.
Nos amabamos en la sala del fondo, contigua al salon de los pianos.
17
Vida secreta Pascal Quignard
Al principio la oscuridad parecia completa y luego, poco a poco, la ventana de mica de la estufa, cuando a
fnales de marzo y en abril volvio el frio, irradiaba su resplandor, se veian los carbones y las astillas
mezclados. Despues nos veiamos a nosotros mismos, cubiertos por un refejo rojo. Al fnal incluso aquel
matiz se volvia familiar. Veiamos cada vez con mayor claridad nuestros refejos en el azogue del espejo que
habia encima de la estufa y cuya base se apoyaba en la repisa de la chimenea de marmol.
No era una cama de verdad; apenas era mas que un sofa rodeado por un montante de madera. La cama
estaba encastrada entre dos pequenas estanterias de madera negra donde se alineaban libros, objetos
fragiles, cosas raras. En el estante superior habia platos antiguos y ceramicas decoradas.
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Vida secreta Pascal Quignard
En el universo todo se estira, se polariza. Todo se dilata en el cielo o en el mundo. Esta expansion del silencio
sobre el lugar que se enraiza, esta expansion del secreto sobre el cuerpo que se oculta, esta expansion y este
acotamiento, este oceano que se extiende y esta insularizacion que se concentra en la intimidad extrema
creaban una profundidad que los dos compartiamos mas aun porque no la compartiamos con nadie mas.
No estaba en el punto de mira de nada ni de nadie. Nemie era silenciosa, severa. Mas impudica que sensual.
Tenia un temperamento silencioso, que solo enardecia el gesto. El amor abria de repente lo incomunicable,
como una llave. Tambien los libros, cuando son hermosos, no solo echan abajo las defensas del alma, sino
todas las fortifcaciones del pensamiento al que, de pronto, pillan desprevenido.
Tambien los grandes cuadros que colgamos en las paredes, cuando son admirables, abren la pared mejor que
una puerta, una ventana, un mirador, una tronera, etc.
Al igual que la musica conmueve mas alla de uno mismo e impone sus ritmos al corazon y a la respiracion y
a la separacion primera, y a la angustia primordial que la acompanaba, y a la espera que nace de ella a lo
largo de toda la vida.
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Vida secreta Pascal Quignard
Con Nemie, la relacion sexual dejo de ser, para mi, unicamente humana. Es decir, mas o menos anonima.
La desnudez dejo de ser un estado intermitente, extraviado, que se descarriaba de vez en cuando en el
arrabal del instituto. Una aparicion azarosa bajo el pantalon o el vestido. Un origen devuelto al olvido en el
instante en que lo vemos. Se volvio personal. Despues, singular. Y luego multiple. Apasionante. Portentosa.
Imprevisible. ¿Habria algo que no me ensenara? Nemie juraba, sin duda por delicadeza, que descubria lo
mismo que yo y al mismo tiempo. Que no sabia que existia lo que haciamos hasta que lo haciamos. Sin
embargo no haciamos nada que no haga todo el mundo, pero manteniamos la puerta resueltamente abierta
a esa nada.
Debo confesar que este estado de union ha sido poco frecuente en mi vida. No entiendo bien por que en el
curso de los anos, las decenas de anos que siguieron, no lo eche de menos mas a menudo. Con otras
mujeres, en otros abrazos, el respeto, la relacion social, la admiracion que les tenia, la distancia voluntaria (la
terrible aprension que durante anos me provoco su talento para la intuicion), el simple miedo, la
convencion, el pudor contrariaron a menudo mis deseos. La afectacion, o la preocupacion por que no me
amaran lo sufciente, o un amor excesivo, o mas bien excesivamente expresado, culpabilizaron la codicia. La
costumbre que nacia de todo ello, la repeticion que la seguia, la consideracion o la simpatia que se
consolidaban son consejeros muy restrictivos.
Con Ibelle descubria un amor fisico irresistible, pero cuyos gestos se volvian de inmediato mutuamente
inadecuados y casi voluntariamente monotonos. Como si la manifestacion controlada y paciente del deseo
fisico hubiera hecho dudar del amor que sentiamos el uno por el otro.
*
Uno siempre se sorprende al descubrir hasta que punto pueden estar desunidas la pasion amorosa y las
audacias del abrazo. Pero hay un motivo: no provienen del mismo mundo. Y no penetran en una misma
oscuridad. A veces los dos mundos forman uno, pero solo por puro azar. Si se encuentran es casi en contra
de su propia naturaleza y de su innegable intensidad. Y a decir verdad no es que se encuentren: coinciden. Es
como un accidente: el encuentro de un arbol y un coche rojo. Es imprevisible en la medida en que no hay
manera de organizarlo de antemano.
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Vida secreta Pascal Quignard
Ella llevaba medias grises o ahumadas. Y botines marrones con cordoneras. Nunca habia que hacerle
preguntas sobre nada.
En casa, cuando no tenia clases, solia llevar un viejo traje sastre de lana blanca, cerrado con un broche.
El pelo moreno con raya en medio, el mono limpiamente recogido, justo encima de la nuca, sujeto por una
peineta de concha casi roja.
La habitacion era oscura y estaba parcamente amueblada. Una cama verde, un sillon tapizado con una tela
que representaba a Saul cantando. Sobre la chimenea, un gran espejo inclinado en el que uno se veia de
cuerpo entero. Delante de la chimenea una estufa moderna de color verde, un cubo para el carbon, una pala,
una escobilla amarilla y rosa.
El fuego ronroneaba ruidosamente. Nemie era friolera.
Las llamas lamian la mica.
A la derecha habia un aparador de dos cuerpos donde guardaban la ropa blanca.
El papel que cubria las paredes repetia motivos rojos que y ano recuerdo.
La puerta esta cubierta por una vieja pintura rosa y arana el suelo al abrirse. Encima de la estufa, cerca del
tubo de zinc que forma un codo para no superponerse a su refejo, esta el enorme espejo rectangular,
inclinado, enmarcado en concha negra y roja.
Ella esta muerta, pero la veo trabajando, tumbada en un divan amarillo. Siempre estaba descalza, con los pies
recogidos contra los muslos, delante del espejo.
Indica en las partituras el dedo con el que hay que tocar. Lee.
A veces mira su refejo en el espejo inclinado, le gusta ver su imagen duplicada.
Ya no veo realmente su imagen, pero ella forma como un circulo dentro de si misma –circulo que su imagen
duplicada termina, mitiga, afanza– y se esfuerza aun mas.
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Vida secreta Pascal Quignard
No le gustaba el sexo que la contingencia o el nacimiento le habian otorgado. Si lo pienso, creo que puedo
decir que solo las mujeres, en el curso de mis encuentros, han sido capaces de despreciar con tal
encarnizamiento la apariencia genital que el azar les habia reservado. Nunca la vi elogiar una hermosa fgura
femenina. Era uno de sus defectos. No creo que un hombre, ante la inestabilidad y la irregularidad
anatomica y antiquisima de su sexo, haya depositado nunca en el tanta esperanza, ni sentido por el tanto
despecho.
22
Vida secreta Pascal Quignard
III
EL PIANO SILENCIOSO
El jardin era estrecho. No habia un arbol en el centro.
A las gallinas les encanta deambular entre las ortigas. Me alegra expresar el paraiso que calla dentro de
nosotros y que tan poca cosa exhuma.
Las veia deslizarse bajo la tela de alambre a ras de suelo, tras haber picoteado un tunel de evasion. Parece que
las ortigas eran su lugar ideal para poner.
Yo levantaba la tela de alambre. Cogia a los polluelos todavia humedos que acababan de nacer y titubeaban
junto a su madre. Los cascarones, rosas y pardos, estaban rotos junto a sus patas. Ver un polluelo provoca en
hombres y mujeres una emocion curiosa. A ellos tambien los han llamado polluelos mas de una vez. Tienen
la impresion de volver a ver la fragilidad de su nacimiento. Suprimen toda la suciedad. Lo rodean con la
ternura de las palidas plumas. Los hombres, en sus enganosas visiones, se sienten mas polluelos que
mamiferos.
La eclosion les parece un origen mas verosimil que las espantosas imagenes de la gestacion y la escena,
mucho mas dramatica, de la expulsion estridente a la boca del sexo de su madre.
Y entonces el general De Gaulle cedio el Sahara a Argelia.
Cuando los generales Challe, Jouhaud, Salan y Zeller vieron que el general De Gaulle renunciaba a las
pinturas paleoliticas del Tassili n'Aj-jer, se rebelaron.
A veces quedan, incrustados en un gesto, en uno de nuestros gustos, en el sonido de nuestra voz, ciertos
desechos indecibles y casi inconscientes. Son patitas de cangrejos verdes o fragmentos de caracolas que la
marea baja no ha sabido llevarse consigo al retirarse. Asi es como pienso en el piano silencioso.
Asisti dos veces a esta asombrosa experiencia, durante la cual Nemie creia tocar el piano sin tocarlo.
Se quedaba inmovil, con los ojos bajos, muy inclinada sobre el teclado, con las manos simetricamente
curvadas sobre los muslos, o suspendidas sobre las rodillas, en el aire, sin alcanzar del todo la altura del
teclado: exactamente en la misma actitud que cuando releiamos interiormente, en el fondo de nuestros
cuerpos, el conjunto de la partitura antes de interpretarla, como ella me habia ensenado, salvo que entonces
los musculos se tensaban, ella se balanceaba, el cuerpo estaba mas presente y mas energico, y ella gastaba
mas energia.
Pero en esos casos, sencillamente, la segunda vez no era mas sonora que la primera.
He dicho que su forma de tocar recordaba un aterrizaje.
En esos casos ella creia haber aterrizado: en realidad, se habia quedado en el aire.
Despues, cuando yo le decia que solo habia tocado la sonata en suenos, no me creia. Se reia como si quisiera
23
Vida secreta Pascal Quignard
*
Ahora la entiendo, por fn. Entiendo por fn a Nemie Satler. A veces pienso, al menos en lo tocante a la
mayor parte de las obras europeas compuestas desde el Renacimiento hasta la Segunda Guerra Mundial, que
las hemos oido tanto que nos cuesta oirlas, y que en las salas de conciertos solo deberian interpretarse como
una muda pantomima. Seria una misa muy especial. Toda la sala, en el teatro o en la opera, estaria en
silencio. Cada cual, con lo ojos cerrados, evocaria en su fuero interno el recuerdo de lo que tanto se ha
machacado. Incluso se podrian eliminar los aplausos como si fueran una chochez del mismo estilo. O un
insulto a la convocatoria desacostumbrada, excepcional, semelfactiva de la musica.
¿Hay alguna diferencia entre un lector, un escritor, un interprete, un traductor, un compositor, etc.? Dudo
que estas palabras quieran decir gran cosa. Todo traductor interpreta como si hubiera escrito. Todo
interprete traduce como si hubiera compuesto. Nemie decia que nadie deberia tocar lo que no desearia
ardientemente haber escrito.
Muchos virtuosos de nuestra epoca deberian hacer suya esta indicacion de Nemie.
Porque, segun ella, lo que habria que tocar no es la notacion de la partitura, ni siquiera el espiritu de la obra;
lo que habria que exhumar es la fuerza que habia poseido al compositor. Exhumar no es volver a expresar.
Exhumar es destruir. El arte siempre destruye. El arqueologo, cuando desentierra un pozo o una tumba,
descompone irremediablemente lo que saca a la luz.
La musica debia ser dicha cada vez, surgiendo de su nombre impronunciable, de igual modo que el nombre
de quien amamos no recibe una misma entonacion si se dirige a quien amamos o si por casualidad lo lleva el
camarero de un restaurante, el cajista de una imprenta de pie ante los tipos, el empleado del banco detras de
su cristal o el hijo pequeno de la panadera que quiere, a toda costa, ser quien devuelva el cambio.
La creacion debia esperar el brote; el fragor del rayo en el cielo oscurecido por la tormenta; la apertura de la
noche subterranea; la irrupcion. Todo lo que crea, todo lo que procrea hace oir el origen.
Una buena interpretacion musical da la impresion de un texto originario.
De un signifcante que precede al lenguaje.
Su astro inminente.
Uno lee la partitura, que luego resuena dentro del cuerpo como las imagenes nocturnas se proyectan en los
suenos, detras de los ojos cuyos parpados se cerraron hace mucho tiempo. En la musica, para Nemie, no
habia ni yo, ni cuerpo, ni instrumento. Ni siquiera un autor. No es Purcell en persona por las calles de
Londres. Y sobre todo no es el mismisimo Bach lo que invocan las letras de su nombre, que el creyo
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Vida secreta Pascal Quignard
disponer. Lo que resuena es el “puro signo”. Ese “algo impersonal” acude a su fuente; en ese afuir que
sorprende al propio Bach. En aleman, Bach quiere decir rio. La partitura canta su parte, fascinandose.
Creyendose el origen de la musica misma.
Un hermoso texto se oye antes de sonar. Es la literatura. Una hermosa partitura se oye antes de sonar. Es el
esplendor preparado de la musica occidental. La fuente de la musica no esta en la produccion sonora. Esta en
ese Oir absoluto que la precede en la creacion, que el componer oye, con lo que el componer compone, que
la interpretacion debe hacer surgir no como oido sino como oir. No es querer decir: no es mostrarse.
Es puro Oir.
Interpretar mudamente.
Una lengua se habla. Por eso toda lengua se oye. Una lengua que se escribe puede leerse. Pero por eso
mismo, incluso antes de que nadie la lea, lo que se oye en ese leer es la lengua misma.
Por eso toda literatura mantiene un vinculo personal con las lenguas muertas, que deberiamos llamar
expresiones anteriores.
Leer en silencio las notas de la musica, interpretarla mudamente (sin pizzicati, sin arco), interpretarla, todo
es un mismo oirse. Es el mismo tanido; pero que se desfasa para siempre en el adios cuando la musica se
escribe. En ello radica la extraneza, la cualidad sublime, la alteridad propias del otro mundo de la musica
culta: esta desfasada en su aliento, en el oirse y hasta en su reverberacion sonora a causa de su notacion.
Incluso para quien la compone.
Este oirse previo (mudo) esta, por defnicion, por debajo del umbral sonoro (es el sub de ese limen): es la sub
limitas propia de la musica culta comparada con la musica improvisada. Los musicos de Oriente se inclinan
mas hacia el Antano que hacia el signo (letra o nota). Se inclinan hacia lo retenido, la huella memorizada en
el cuerpo en el momento del aprendizaje, varian y deambulan al igual que el chaman modela y provoca su
viaje y su sueno. El musico europeo es un chaman que despierta después de su sueno, que cuenta su sueno.
Como cuando Ulises, ocultando su identidad, coge el mantel, se cubre con el la cabeza y llora en la corte del
rey de los feacios mientras el aedo cuenta, en su presencia, el imposible retorno de su vida que compuso para
su vida, como su estuviera muerto, el poeta que la esta cantando.
La musica, en relacion con el cuerpo (con la doble articulacion no sincrona del ritmo respiratorio a partir
del ritmo cardiaco), contrae un muelle hasta su tope.
Luego el impulso (o la insufracion, o la inspiracion, como cuando el banista saca la cabeza del agua, o la
animacion).
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Vida secreta Pascal Quignard
Hay algo en el lenguaje que se desganita, algo que demuestran los cantos de los pajaros cuando el sol se
levanta en el cielo y despeja las sombras. Este fenomeno esta tan ligado, en todos los sentidos, a la
diferenciacion fotofonica de la vida en el volumen del espacio (la invencion inmovil de las formas vegetales,
la invencion movediza de las formas animales, la invencion alucinante de los colores, la invencion inaudita
de los sonidos), que la unidad continua que sella la noche se pierde en ella. Que la oscuridad del universo
desea estar perdida.
A sus ojos, nuestro amor –aunque ya no comparto esa manera de concebir el amor– se confundia con
nuestro punto de silencio.
Ese punto de silencio se confunde con el punto ciego social.
Para amarnos, teniamos que estar completamente decididos a callarnos. Entonces seriamos el grupo
antitodos. Para ella, eso eran los amantes; todo el resto del mundo debia quedar excluido; esa exclusion nos
uniria mas; lograria nuestra eterna fdelidad. Cuanto mas lo pienso –y estas investigaciones sobre el amor
que le tenia a Nemie solo son ese esfuerzo, ese alfo que pesa, que me angustia todavia, cada vez mas, a
medida que avanzo–, mejor recuerdo que ella pensaba exactamente asi, pero que se equivocaba al hacer que
el amor se apoyase en la exclusion de todos los demas; la exclusion de todos los demas solo defnia el secreto.
Nos alojabamos en el mismo hostal silencioso, con la ensena de la alcoba prohibida.
Yo me ocultaba en ella como un ladron.
¿Que es el amor? Antes de conocerla, yo no imaginaba un “mundo del amor” comparable a una experiencia
fundamental como la musica (o la atraccion por los libros) y cuyo acceso fuera el abrazo de la desnudez
humana. Ella me hizo entrar en ese mundo, como un anftrion que llevara a un amigo a visitar y descubrir su
tierra. Al igual que un hombre que viaja por mar abraza una medida del tiempo y una idea de la naturaleza
diferentes a las que se experimentan en el suelo mas frme y mas estable de la tierra y de los arboles o las
montanas que rodean su pueblo, cuando la travesia dura meses. (Nuestro amor solo duro tres meses y seis
dias. Nuestro amor duro exactamente noventa y seis dias.)
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Vida secreta Pascal Quignard
Los enamorados, los amantes, los esposos no designan a los mismos seres humanos. El amor se opone a la
vez a la sexualidad y al matrimonio. El amor se asemeja al robo y no al intercambio social.
Lo que ocurre es que, desde la noche de los tiempos, quien se enamora designa a la mujer o al hombre que se
sustrae al intercambio que los suyos, los aliados y el grupo le han preparado desde hace mucho tiempo.
Los cuentos oponen de forma bastante similar tanto el amor al matrimonio como la huida a la alianza.
El amor siempre se defne en los cuentos antiguos a partir de tres caracteristicas: una gemelidad
incomprensible (dos extranos descubren un entendimiento casi incestuoso), el fechazo (la fascinacion
subita, no preparada, silenciosa, no mediatizada), y fnalmente la muerte voluntaria o el homicidio o el
crimen pasional que acaba con el amor o maldice a los amantes. Esta cualidad asocial que marca el amor,
que ,o arrebata de golpe tanto a la conyugalidad como a los acostumbrados lazos sociales, se traduce en las
historias antiguas del siguiente modo: estar desgrenado, estar completamente desnudo, no tener casa, vivir
de aire y de agua fresca, comer alimentos crudos, convertirse en pajaro.
Nemie tocaba el piano de manera prodigiosa. En el transcurso del tiempo, cada epoca se sorprende al
imaginar que los pintores mas importantes nunca se hayan expuesto en ningun sitio. Yo solo los conozco a
ellos. Siempre tenia esta impresion cuando, anos despues, iba a Bagnolet, al taller de Jean Rustin. Ocurre asi
en cada siglo, desde el alba. Llamo alba a la noche de los tiempos. Desde el alba, el mas anciano prefere la
estacion anterior, cuando era mas joven.
Era sorprendente constatar que los mejores interpretes estaban encerrados tras muros tan gruesos, y
entumecidos por una timidez o un terror de niveles tan patologicos que nadie les habia oido nunca.
Que incluso sus conyuges o sus hijos solo podian oirlos por sorpresa y, por asi decir, haciendo trampa.
Que su concierto era mudo.
Incluso cuando la criada estaba alli, Nemie se prohibia tocar con libertad.
Nadie cree que exista un escritor de gran talento de quien no se haya leido una sola linea; ni que no haya
consentido alguna vez en confesar la febre que se apoderaba de el cada noche, en un pequeno sotano,
apartado de los suyos. Sin embargo es lo que ocurrio con el duque de Saint-Simon antes de que se
encontraran, ochenta anos mas tarde, cinco cajas llevadas en carreta en pleno invierno, cinco cajas selladas y
consignadas en el mes de diciembre de 1760 en el Deposito de Asuntos Exteriores, por aquel entonces en el
quai du Lovre. Es Lucrecio antes del Pogge. Es la gruta que esta encima de Montignac antes de 1941.
Es la gruta Cosquer antes de Henri Cosquer.
Con la diferencia de que algunas civilizaciones han sido exterminadas con cuerpos y bienes, lenguas y
vestigios.
Creo que desconoceremos para siempre jamas la mayoria de las obras maestras que la humanidad ha creado.
Son como ese concierto mudo. Todas fueron ese brote. Fueron ese eterno instante en su surgimiento.
Su ausencia en la memoria de los hombres debe estar presente como tal. Como carencia. Esta es mi fe.
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Vida secreta Pascal Quignard
Creo que no se trata, en absoluto, de una imagen. Creo que debemos imaginar ese instante de musica
exactamente como un brote en primavera, replegado sobre si mismo, empujando con la cabeza, irreprimible.
La primavera en la naturaleza es la creacion misma.
Nacer, entre los viviparos, proviene de ella.
Buscar la primavera, esperar los signos que la anuncian, fue la primera caza constelar.
El brote empuja con su cabeza pegajosa contra lo visible.
Lo que examinaba la ensenanza de Nemie Satler no era la tecnica, sino la propia atencion, la posibilidad de
concentracion y de surgimiento irreprimible en el seno del silencio. Esta concentracion modifcaba la
tecnica. Pero, sobre todo, lo que se veia enteramente afectado, de forma casi dramatica, era el silencio sobre
cuyo fondo podia desplegarse la musica. El sonido surgia en el silencio, desde el fondo del instrumento,
como el hecho de nacer. El terrible acto de nacer. Un silencio total. Luego, como un primer grito.
Como la imprevisibilidad irrevocable del placer.
Mi admiracion por la ensenanza de Nemie era servil, total. Presiento alfo detras del nombre de Nemie Satler
que habria dado cualquier cosa por conocer. Nunca lo descubri. No he logrado restituirlo. Pero tengo el
presentimiento de una emocion, el estremecimiento de una criatura animada que se habria ocultado bajo el
nombre. Que lo habita de repente y lo levanta, asoma el morro, se retira, que se mueve realmente dentro de
la palabra cuando alguien la pronuncia, con una efcacia pasmosa.
Que realmente llama desde lejos.
Al principio, este nombre me hacia temblar. Buscaba a alguien que mi mente hubiera olvidado, o que tal vez
se hubiese extraviado en el amor que yo le tenia.
Tambien me daba esa impresion entonces, cuando tocaba musica a su lado.
Era una consecuencia imprevista de la tecnica que la propia Nemie me habia ensenado. No interpretabamos
una sonata: buscabamos una idea perdida, que se habia olvidado, y que era la obra misma. A decir verdad no
buscabamos un apellido, un nombre, un rostro o una persona olvidados, sino un estado que el lenguaje
habia escindido y que no podria reconocer.
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Vida secreta Pascal Quignard
IV
DEL nombre de satler
El nombre de Vivaldi, por mucho que en cierta epoca fuera famoso entre los musicos, llego a ser objeto de
desprecio en vida del compositor. Esto le causo al anciano una gran tristeza. Pero sobre todo, mas alla de la
amargura que pudo sentir ante el desden que rodeaba las obras que habia compuesto y que,
indiscutiblemente, eran tan hermosas, empezo a tener autenticas difcultades fnancieras, por no decir
apuros, que ensombrecieron los ultimos anos de su vida.
Tuvo que resignarse a alquilarle una habitacion a un casero que se llamaba Satler.
Antonio Vivaldi murio a fnales del mes de julio de 1741 en casa de Herr Satler, en Viena, cerca de la puerta
de Carintia, y fue inhumado en el cementerio de los indigentes.
Por toda musica, solo tuvo derecho a las campanadas de los pobres.
El Kleingeläut.
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Vida secreta Pascal Quignard
V
Todavia me digo: “No se lo que ella sentia. No se cual era su verdadera naturaleza. Se que no la posei, porque
al poseer a una mujer no se posee nada. No se penetra en anda al penetrar a una mujer. Se que no la abarque
al abrazarla. Pero la amaba”.
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Vida secreta Pascal Quignard
VI
Ya no teniamos derecho al restaurante. Andabamos en circulos en cinco metros cuadrados. Con la nariz
pegada a una alfombra de cartas y, encima de esta, una cesta de fchas y una caja de juegos.
Las peleas de pareja tambien son partidas de cartas.
Robamos cartas a la culpabilidad del otro, en silencio.
Nos cuidamos de no ensenar la carta que hemos cogido. Despues, bruscamente, desplegamos la victoria ante
los ojos del adversario, que palidece. Cuando, al cabo de algunos anos, lo hemos ganado todo, lo hemos
desvalijado todo, podemos irnos. Los divorcios son esos juegos. Por joven que fuese, esos juegos ya me
parecian partidas fastidiosas o que se volvian indefectiblemente sadicas a fuerza de ser lentas. Jugamos
durante dos semanas. Voy a contar como nos interrumpimos bruscamente.
No cuando tocaba, sino en publico, sin duda por culpa de su timidez o de sus terrores, o por la ausencia
repentina de musica, ella no tenia muy buen oido. Por eso me hacia repetirle lo que acababa de decir.
Yo tengo la voz apagada.
Nada ha conseguido que la coloque tras una muda desastrosa que hizo que me rechazaran en las dos corales
que eran mi mayor alegria. Muda que me desterro para siempre no solo de todos los cantos, sino incluso de
todos los tarareos. Para colmo, yo tenia el malhadado habito de dejar la frase en el aire apenas empezada,
como si ya entranase no una evidencia sino una traicion, como si ya arrastrara su destino de ridiculo error.
Esta costumbre irritaba a Nemie, que una vez mas se empenaba en hacerme repetir lo que yo ya no deseaba
decir.. La habria matado. No soportaba el ridiculo interior en el que me sumia la repeticion de una frase
anodina, la reiteracion de una broma sin gracia, el refrito del refrito del refrito de una inacabable estupidez.
Para no tener que repetirla, la solucion mas simple que se me ocurria siempre era abstenerme de hablar. Su
propia timidez recelosa me animaba a callar. Y asi llegue a recurrir a una taciturnidad sistematica que casaba
con la genuina devocion que ella sentia por la autenticidad y el silencio.
Los silencios, que estan compuestos de una sustancia mas privada y menos belicosa que el lenguaje
colectivo, se fascinaron. Encajaron.
Lo curioso es que al principio mis silencios la hicieron sufrir (cierto que sustituian a una frase incompleta
cuyo signifcado ella no habia entendido bien, hasta el punto de que en el acto me imponia que volviera a
decirla). Luego, estos silencios que la llenaban de rabia se ajustaron a los instantes concentrados y mudos en
los que ella le gustaba moverse y vivir.
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Vida secreta Pascal Quignard
Empezamos a contener las preguntas para ser feles a nuestro nuevo modo de vida. Nada es mas doloroso
que esas frases formadas, que uno tiene ganas de decir y que debe dejar disolverse en su fuero interno,
aunque su expresion es la unica forma conocida de deshacerse de ellas. Yo consegui poco a poco hacerlas
vacilar dentro de mi, tomarlas a broma para perderlas. Cuando no lo lograba, las escribia y luego rompia su
endeble soporte. Tenia que ganarle por la mano a ese lenguaje mas fuerte que el alma, a toda costa. Tambien
lleve un diario. No lo he conservado. La violencia y la estupidez del ejercito pasaron por encima de todo ello
y ya no se que destino tuvieron esas paginas de desahogo.
Negandonos a explicarnos, tal vez evitabamos caer en las redes que despliega el lenguaje, en sus reglas del
juego codifcadas, pueriles, escolares, agonisticas, retoricas, autoritarias, demostrativas. Asi nos librariamos
de la trampa donde la relacion de fuerzas de los saberes y la guerra de posicion de las edades prevalecian,
imperceptiblemente, sobre la transmision de la emocion, es decir, sobre la infuencia directa de la sensacion
del pensamiento.
Todo lo que venia a los labios debia perecer. Al abrir la boca habriamos perdido el halito del alma. Incluso la
conciencia tenia que desocuparse un poco de todo. Ya no era una reserva de rencores ni, sobre todo, un
deposito de armas.
Poco a poco, juntos, percibimos cosas que no tenian nombre.
Mas exactamente, cosas que no correspondian a nombres.
Todo lo que era ajeno al lenguaje, todo lo que era aspero, sin refnar, indivisible, tenaz, solido, imperceptible
nos abordaba, se acrecentaba. En el silencio, los olores eran mucho mas numerosos. Se aglomeraban
resplandores nunca vistos, colores nuevos.
Nuestros cuerpos se resistieron muy deprisa, con una sutileza y una rapidez que sin duda la mente de
quienes viven hablando a todas horas nunca podra imaginar.
Ser ajeno al lenguaje descubria algo. Dragaba algo. Aunque solo fuera la extraneza de todo, como un nuevo
sentido. Como un tacto mudo y conmovedor.
No entender nada de nada es un organo maravilloso.
Durante los tres dias que defnen la Pascua segun la liturgia de los cristianos, los maitines se llaman
tinieblas.
El lenguaje se apaga hasta impregnarse de la noche que lo precede.
La Pascua cristiana esta formada por tres momentos: el jueves de agonia, el viernes del calvario y el sabado
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Vida secreta Pascal Quignard
del sepulcro.
La literatura entera se halla presente en las caracteristicas de este ritual, cuyo origen parece mas antiguo que
el propio cristianismo. Es el sacrifcio de las litera, letra por letra. Son los tres dias en que se extinguen las
letras del alfabeto, una tras otra. Se trata del alfabeto hebreo, es decir, fenicio. Se extingue aleph. Se extingue
bet. Se extingue gimel, luego dalet... La voz las adorna mucho tiempo, las engalana de un modo maravilloso,
las cercena de forma conmovedora antes de abandonarlas al silencio. Asi se extinguen una a una las letras
que componen no solo las palabras de los hombres, sino el libro donde el Eterno se revelo antes del exilio en
Babilonia, en resumen, el nombre indecible de Dios mismo.
Entonces cesa el signo. Cesan todas las moleculas que de el se derivan (nuestros nombres, nuestras
genealogias, nuestras ciudades, nuestros amores ya no son nada).
Entonces muerte el Verbo.
Por lo demas el carnivorismo, la antropofagia, la teofagia cesan durante tres dias.
Como en el amor, durante el triduum pascual, lenguaje y luz se identifcan, noche y silencio se confunden.
Cuando llegaban los gestos del impudor, las partes del cuerpo que quedaban al desnudo, como otras tantas
letras descompuestas, hicieron surgir una realidad mas grave. El mutismo acarreo una voluptuosidad mas
concentrada y mas lenta. Los vaivenes mismos, que son como el origen involuntario del ritmo en el
advenimiento de la alegria, al aumentar en numero se volvieron mas imprevisibles y mas lentos.
Su arritmia, su irregularidad pueden compararse a las pequenas suites francesas de la epoca barroca –que en
nuestros dias nunca se interpretan como habria que hacer–, mucho mas dolorosas y desarmadas, mas
desconcertantes de lo que se suele creer, mas impregnadas de danza –el placer inherente, fuyendo,
brotando, erigiendo, el placer evidente de levantarse, de bailar– de lo que las reinterpretamos.
Las grabaciones las repiten como si se pudieran leer, tocar y escuchar sentados.
El amor es anacronico, y la lentitud –el mas anacronico de los tempi, es decir, el estremecimiento menos
depredador– le conviene tanto como el no-lenguaje. Jean Racine decia que en las representaciones del amor
habia que instilar cierto alejamiento, cierta inverosimilitud, cierta tristeza majestuosa. El estupor casa con el
deseo. El deseo solo puede nacer concediendose poco a poco, y no habiendose concedido.
Cuanto mas silencioso es el lenguaje, tanto mas se derrite como una vela su disidencia y mas arcaico se
vuelve.
Los amantes estan aislados del mundo y deben vivir como lo que queda de un pueblo primitivo que el
tiempo mismo ha perdido.
Los amantes deben vivir desamparados por el amor que se tienen, mucho mas en el tiempo que en el
espacio. De igual modo que fue mucho antes de la historia, en el tiempo puro, o al menos en el instante aun
sustraido al tiempo, cuando la genitalidad se extravio al posarse en sus cuerpos.
Entonces, en ese tiempo sin conciencia, los primeros hombres la experimentaron mucho antes de percibirla.
El lenguaje es un fltro de receptividad organizada, una hospitalidad exogamica y a la vez muy selectiva. Es
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Vida secreta Pascal Quignard
un guardafronteras extraordinariamente obsesivo. Esta hecho para decir lo que no es, bajo la forma de lo que
ya no es o de lo que deseariamos que compusiera lo eral o de lo que querriamos que lo real estuviese
dispuesto a hacer. El lenguaje es una coleccion colectiva. Siempre es algo de todos, disponible para todos,
antes de ser para si, si es que alguna vez lo es.
Los deseos, las perdidas, las decepciones, las nostalgias, las recriminaciones, las quejas forman dentro de
nosotros un coro antiguo que busca una victima, a ser posible externa, para lincharla.
Siempre es un coro de moda. Una coral juvenil que repite las palabras de la generacion del padre y de la
madre.
Un codigo que incrimina y recrimina.
El lenguaje no es una herramienta de la felicidad y nunca es una creacion individual o singular.
El lenguaje se convirtio en mi adversario personal, si es que no lo habia sido desde que lo reconoci en el aire
atmosferico, en forma de odiosas ondas. Nadie hace de la musica y luego de la literatura las pasiones de su
vida por capricho. Si queremos sobrevivir, las palabras son cosas sospechosas, recientes, futiles.
Al principio, la vida fue expresion de si misma.
La carne que la manifesta y la reproduce sigue siendo su unico rostro verdadero. Las palabras no
constituyen un rostro. La vida puede prescindir del lenguaje. La palabra es un lujo sin el cual la vida es
posible. Cuando hablamos, no habla el origen: somos nosotros quines lo adornamos o quienes, mediante la
palabra, mediante nuestros propios rodeos y la propia division de nuestro rio en varios brazos, formamos
una pantalla ante lo que invento la palabra. La inmensa extension del mar disimula el manantial minusculo y
fresco que contuvo y lo contiene aun en lo alto de cada montana. Asi que marchitamos de antemano lo que
iba a abrirse como una for en un extrano acto.
Por eso la palabra es, obviamente, aun mas inutil que nefasta.
Durante el reinado de Luis XIV, los jansenistas tomaron prestada de los monjes del desierto esta frase: toda
conversacion es peligrosa.
Lejos de recogernos y de dejarnos absorber por entero en el amor que nos habia lanzado el uno contra el
otro y en la comunicacion directa, no verbal, encantada, fragante, desnuda, turbadora que nuestros abrazos
entreabrian, habiamos hablado tanto... Acurrucados uno frente a otro en la cama deshecha, desnudos, en la
oscuridad, en el resplandor rojo que venia de la estufa a fnales de invierno, hablar interminablemente de
nosotros mismos nos habia vuelto a sumir en una soledad, una preocupacion por nosotros mismos que
ningun yo en nuestro fuero interno merece, una autentica miseria, una pose miserable.
Nos convertiamos en mentiras a fuerza de pretender ser sinceros.
Nos apegabamos absurdamente a las palabras o a los juicios que pronunciabamos. Nos enardeciamos con lo
que el otro decia de si mismo para sacar de ello ventajas cuyo uso resultaba perverso.
Al lenguaje le gusta contradecir. Y no solo le gusta contradecir: el lenguaje nos vuelve impacientes por
hablar. Busca el ascendiente. Su funcion es el dialogo, y el dialogo, digan lo que digan en nuestros dias, es la
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Vida secreta Pascal Quignard
La pureza en el amor es que la desnudez, la pobre desnudez silenciosa, pasa a primer plano. La pureza (llamo
pureza a la diferencia sexual) se yergue de manera inevitable, irresistible, ridicula, maravillosa, intratable.
El amor ya esta en esa inevitable audacia. En ese desnudamiento de lo que precede al lenguaje, de lo que el
lenguaje no domina y la sociedad quiere olvidar mientras indica un origen natural, deshonroso y no social
para su renovacion. Lo sexual es lo innombrable. Todo amor se consagra a este secreto de lo innombrable.
Desde la pureza bestial e indecible a lo social humano, hipocrita, parlanchin, confusisimo. El viejo eremita
que esta entre las piernas desvela su rostro.
Pero la palabreria retuerce la realidad en el lenguaje y poco a poco la desarraiga y la olvida.
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Vida secreta Pascal Quignard
No es posible mentir a los afasicos. Los afasicos no comprenden las palabras, pero la percepcion que tienen
de la sinceridad del cuerpo de quien habla es, en todos ellos, un sentido infalible.
Los medicos cuentan que cuando por suerte (¿por desgracia?) consiguen que un afasico recobre el lenguaje,
pierde en la misma proporcion la intuicion directa del signifcado mas alla de las palabras, el signifcado
extraverbal, tonal, musical, emocional.
A medida que una enfermera o un profesor les ensenan los rudimentos del lenguaje (mas concretamente, a
medida que comienzan a esperar un sentido tras las palabras pronunciadas) se viene abajo ese acceso
directo, sponte sua, involuntario a la expresividad sensorial del cuerpo que tienen delante.
Los hombres y las mujeres solo pueden entretejer relaciones profundas cuando empiezan por hacerse cargo
de los hilos verbales y emotivos mas espontaneos que preceden a la lengua adquirida, por remontar uno a
uno los telares de los rituales mas antiguos que constituyeron las sociedades animales: tal vez entonces
puedan pasar a lo humano, a pensar con el lenguaje, a componer musica, a pintar, a anudar lazos de amistad,
a vivir mas profundamente, a amar. Quien quiere saltarse las etapas de una vez cae, no dice nada, vocifera, es
mas animal que un animal, extiende la mano delante de su cara, hacia el tirano, dando alaridos.
Los buenos musicos hacen sonar la morada mas antigua del cuerpo (la morada anterior, la caja de
resonancia, el vientre, la cavidad uterina).
No hay duda de que la musica es el arte mas antiguo. El arte que precede a todos los demas. El arte que toca
ritmos desfasados del corazon que late y ensangrienta la carne, de los pulmones que inspiran y espiran el
aire del que la boca toma una pequena parte para hablar. Y que despues los asocia a los de las piernas que
patean, las manos que golpean.
Al igual que las tortugas hacen su nido en la misma arena donde su madre puso sus huevos, como su madre
y la madre de su madre,
al igual que los salmones desovan en el mismo manantial donde sus padres fueron a morir para alumbrarlos,
quienes aman de verdad no se averguenzan de buscar el amor antiguo que ha precedido su existencia
singular, o al menos autonoma.
Esa verguenza que no hace acto de presencia entre quienes se aman recibe el nombre de impudor.
El impudor silencioso es la decencia extrema del amor.
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Vida secreta Pascal Quignard
El amor antiguo extraia la vida del deposito activo que el prelenguaje habia dejado en nosotros. Porque
durante anos hemos confado huellas al deposito, en el cuerpo, de lo que precedia a la memoria. Este
deposito es el tesoro. Esta area no verbal es el espacio mismo del silencio. Aprender una lengua quiere decir
que nunca hemos hablado.
Al principio fue un juego de inhibicion psiquica, un juego de estupor sexual. Que se inclino hacia la mistica
sin que nunca nos atrevieramos a insinuar una palabra tan pretenciosa. ¿Por que se habra vuelto tan
incomoda esa palabra? En griego, mystikos, ese pequeno adjetivo, quiere decir silencioso. No tienen un
matiz mucho mas profundo que la palabra latina infans, igualmente sencilla, y conmovedora.
El silencio dejo de ser un «callarse». Se convirtio en una jerga de sensaciones y signos que conseguian
traspasar la piel gracias a la complicidad del silencio.
Al principio, la penumbra lo ofuscaba todo. Solo se distinguian las cuatro minusculas lumbreras de mica de
la estufa. Luego enrojecian y empezaban a irradiar un resplandor que progresivamente que progresivamente
nos permitia ver nuestras formas, luego nuestros gestos, luego los refejos que proyectaban en la superfcie
del espejo.
El acecho esta vinculado a las tinieblas. Despues, a la inmensidad desconocida y fotante se suma la noche
antigua. Despues, antano, sobre el fondo negro de esta tiniebla se atisbo el camino de los astros que avanzan
en el cielo nocturno.
La densidad del pensamiento en la oscuridad es vecina de la intensidad de la excitacion en la incomodidad.
El olor oscuro y por ello mas fuerte que la impregnaba, el resplandor que revelaba su cuerpo, lo volvian
fantasmagorico. A fuerza de ser el cuerpo singular de Nemie y su silencio, ya no era Nemie.
Quiero defender el siguiente argumento: la desnudez y la sombra son colaterales. La desnudez iluminada
por la lampara, o cuya carne dispuesta brilla en el espacio social, no esta desnuda. Todo lo que se despoja de
su forma va hacia la desnudez. Por el contrario, todo lo que se exhibe se perfla, reclama la mirada, se
muestra, afrma una voluntad de aparecer que es lo opuesto a la desnudez, o al menos lo opuesto al
desvelamiento de lo que se oculta.
*
Los dos ganamos con el curioso juego del silencio. De la no separacion. El juego del Silencio hospitalario.
Inventamos, por casualidad, una pared de silencio. Es curioso que esto se me ocurriera a mi, cuando el logro
era totalmente de Nemie o, al menos, cuando esta nocion se derivaba directamente de lo que Nemie me
ensenaba al mismo tiempo: grabar el conjunto de la partitura en el cuerpo antes de tocar.
En la musica, en efecto, se trataba de separarse de la partitura para grabarla como una letra unica, una cifra
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Vida secreta Pascal Quignard
unica, en el cuerpo.
Si hablar es un medio de investir al projimo y colonizar asi la morada interior, la cavidad interior –el alma–
con el pensamiento, con una sustancia de si casi inmaterial, uno no puede pretender acercarse al otro
hablandole de si mismo al oido.
El silencio permite escuchar y no ocupar el espacio que deja desnudo en el alma del otro.
Solo el silencio permite contemplar al otro.
Callando, ni el uno ni el otro se parapetan tras su pensamiento, no pisan la tierra de la otra patria. En el
silencio, extrano frente a extrano, ambos intiman. Es el estado de la extraneza intima. En el verdadero
abrazo descubrimos que el cuerpo habla una lengua extranjera, extraordinariamente silenciosa. Hablando
no la entendemos. Pero si escuchamos el silencio, podemos aprenderla.
Ella no tenia derecho a gritar; yo no tenia derecho a responder; ambos nos mordiamos los labios; una
especie de candado nos aherrojaba hasta el alma; todo refuia dentro de nosotros; cada sensacion se
transformaba, por prudencia o con una leve culpabilidad, en una extrana omision voluntaria. El lenguaje
dejaba de refrescar la memoria; ninguna ocasion parecia ya oportuna para su cotorreo; el humor se resentia,
a pesar de las alegrias o a causa de ellas, porque estas y ano podian reproducirse en las confdencias o
verifcarse en susurros; mendigabamos poco a poco, en el cuerpo del otro, mas silencio que reconocimiento;
no habia bienestar; no habia futuro porque no habia pasado; pero fue la puerta. Fue la extrana puerta. Todo
se desplazo poco a poco; lo forzado se convirtio en audacia; lo desasosegado se transformo en una especie de
sentido, lo que nos llevaba al desacuerdo mediante la palabra se desvanecio; el silencio llego a ser una mano
que entraba en contacto con algo situado mucho antes de lo que disimulaban o revelaban las palabras y sus
pudores y sus precisiones escisiparas en el alma y las evaluaciones sociales que acarreaban; detras de la
desnudez, tocamos lo desconocido. Esta experiencia, tan dificil de describir, es lo que me empuja a escribir
estas paginas. Tuve la impresion de una piedad, de una leccion, tal vez de una iniciacion que se sumaba a las
clases de interpretacion que Nemie seguia dandome; a fuerza se separarnos al uno del otro, nos abrimos aun
mas al abrazo mismo; nos olvidamos mas. A fuerza de encerrar en nuestro pecho o nuestro craneo nuestros
pobres comentarios interiores sobre lo que estabamos viviendo el uno con el otro, desaparecio la conciencia
de tal vivencia, y con ella el disimulo; se desmorono la reserva, que no es mas que el orden colectivo al reves;
el pudor se transformo en algo sucio. La mano de nuestro silencio gano en sentido del tacto. Una vez
repudiado todo juicio, lo que este tacto se permitia anadia a la alegria fisica una especia de luz, una especie
de lucidez, y a la lucidez la indecencia. Ocultar un secreto puede matar, pero este gusto por el secreto no
mato la pasion, sino la idea que nos habiamos hecho de nosotros mismos, y no dano nuestra desnudez. Este
rechazo a cualquier revelacion, tanto a nosotros mismos como a los demas, de lo que estabamos viviendo,
absorbio en su oscuridad los papeles, los usos de la epoca, las fdelidades requeridas o esperadas, nuestras
edades. Nemie ya no me hablaba de sus hijos, de su marido, de su vida, de la musica: poco importaba. Yo
descubri algo distinto y, evidentemente, a ella le paso lo mismo. Libres del lastre del lenguaje, eramos cada
vez mas perspicaces sobre el grado de sinceridad o de presencia de nuestros cuerpos ante si mismos; ya no
mentiamos; la piel entre ambos habia perdido grosor; sentiamos lo que el otro sentia con una susceptibilidad
de cuyo alcance no puedo dar medida.
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Vida secreta Pascal Quignard
VII
La musica evoca el adulterio. Cada adulterio es una maravillosa sonata, porque la esencia de la audicion esta
ligada al acecho que nace en el silencio. En cuanto se creyo culpable, Adan oyo a Dios en las hojas del jardin.
Solo despues, en la sombra, se descubrio desnudo. Fue mucho despues de Nemie y de la villa de Verneuil
cuando senti ese vinculo que va del sonido a la sombra. El pomo de la puerta de la casita que daba a la playa
era de ceramica. Parecia un huevo humedo y reluciente en el calor de fnal de verano. Era como aceite fresco
en la yema de los dedos.
El menor ruido era peligroso.
Yo empunaba aquel huevo blanco de porcelana.
Giraba suavemente el pomo, que daba una vuelta sobre si mismo.
El pestillo se retraia en la cerradura pero yo no soltaba el pomo, que mi propio miedo habia cubierto de
sudor.
Esperaba el debil chasquido del pestillo al salir otra vez.
Entonces dejaba que el pomo blanco volviese al punto de partida. Empujaba suavemente el panel de madera
de la puerta a la vez que tiraba del pomo hacia mi, para que la puerta se abriera sin hacer ruido.
Evoco las sonatas que a los hombres infeles les gustan mas que nada en el mundo. Yo tenia miedo de
reunirme con la mujer que amaba. Todos los hombres desean ese miedo.
Su deseo es su miedo.
Se hace un nudo en el vientre. Me gusta ese miedo en la oscuridad, acrecentado por la oscuridad. El corazon
late mas deprisa. Camino en el secreto como en la oscuridad.
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Vida secreta Pascal Quignard
Caminar de un modo absurdo, sosteniendo en la mano el par de zapatos con las suelas mojadas y un olor
todavia tibio. No voy a describir esas noches en las que el lenguaje era ridiculo. Lo seguiria siendo. Siempre
lo sera.
*
Nos despertabamos apresuradamente. No podiamos encender la luz sin peligro. Apenas nos vimos. Apenas
pudimos vernos. No hay duda de que solo nos vimos el tiempo de enamorarnos. Saliamos corriendo, cada
cual por su lado, para ir a trabajar.
En las primeras horas del dia, bajo los ojos de las mujeres y de los hombres sigue habiendo sombras de
oscura beatitud que no confesarian a nadie en el mundo.
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Vida secreta Pascal Quignard
VIII
EL SECRETO
Tener alma quiere decir tener un secreto.
Corolario. Poca gente tiene alma.
El amor y el secreto del otro son lo mismo. El amor al borde de la desnudez es como el secreto: se halla al
borde de la desnudez.
Con nadie, en ningun momento, he sido capaz de superar esa distancia de soledad que afecta de entrada a
todo lo que siento.
Que lo transporta a una parte secreta donde se deposita.
Nunca he logrado arrancar de su rincon a esta grieta de silencio mia en la que todo cae nada mas empezar.
Sin embargo, el amor es eso: la vida secreta, la vida alejada y sagrada, la vida apartada de la sociedad. La vida
apartada de la familia y de la sociedad porque recuerda la vida antes de la familia y de la sociedad, antes del
dia, antes del lenguaje. Vida vivipara, en la sombra, sin voz, que ignora incluso el nacimiento.
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Vida secreta Pascal Quignard
IX
EL SECRETO II
Caminaba con mi secreto esperando la noche.
Un rio atravesaba los parados que los alamos separaban entre si. Era el Avre. A dos metros, lo fanqueaba un
bosquecillo de alisos.
Habia muchas cornejas y pequenas mirlas de color castano claro. Me apoyaba en el muro en ruinas de la
fortifcacion del duque Guillaume. Encajaba los pies en las piedras desprendidas que habia entre la hierba.
Me rodeaban zarzales y moras.
Contemplando el pueblo y los tejados de pizarra que brillaban bajo el sol poniente.
Cuando llegaba a los alrededores de la plaza Saint-Jean, mientras avanzaba silenciosamente al otro lado del
Iton, lo primero que notaba era el olor de las conejeras que habia al fondo del jardin de Nemie. Cuando la
noche era oscura, la sofocante pestilencia de los conejos me permitia orientarme con seguridad.
Luego me agarraba al laurel.
Cuando ya habia cruzado a la otra orilla, a poca luna que hubiera, veia los ojos rojos y fosforescentes de los
conejos; luego, a partir de los ojos, distinguia sus siluetas, las orejas erguidas, sentados como leones o
esfnges sobre sus patas traseras. Los aterrorizaba al pasar junto a ellos en la oscuridad. Veia que tenian
miedo, que habrian huido de haber podido hacerlo.
A veces armaban un estrepito que Nemie oia oculta tras la ventana, ansiosa.
Tertuliano decia: Incluso en el paraiso hay que disimular. La primera mujer, en el Eden, tendria que haber
guardado su secreto. Incluso Dios lo guarda: a nuestros ojos, es inescrutable. Es impenetrable en sus
designios. Es eternamente silencioso.
Eva tendria que haber callado. Esta era la tesis a la que volvia una y otra vez el teologo cismatico de Cartago.
Tendria que haber guardado en su corazon lo que la serpiente le habia susurrado a la sombra del arbol. No
tendria que haber manifestado su deseo a Adan, ni comunicar el tenor del mensaje, ni tan siquiera tener en
cuenta su existencia.
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Vida secreta Pascal Quignard
Los ermitanos repliegan sus pinzas rojas para que no asomen del nacar de la caracola en la que se ocultan.
El paguro es el senor del pagus. Lo cual quiere decir: es el senor de la concha abandonada.
Toda lengua es una concha abandonada.
Los ermitanos se acurrucan mas al fondo.
Sus pinzas tiemblan ante la idea de que puedan descubrirlos.
Los ermitanos no dejan de replegarlas. De hacerlas retroceder desde la boca de la pequena gruta que
parasitan. Viven encerrados. Se concentran. Es mucho mas intenso vivir encerrado que expuesto. Hay
especies que guardan secretos, perlas. Hay animales expuestos, alados, hay fores, criaturas extrovertidas, la
bola blancuzca del diente de leon que mendiga el viento y la dispersion.
Los secretos propios del amor son los unicos que permiten entreabrir e incluso abrir las seis puertas de
hierro de las prisiones de la subjetividad, el sexo, el tiempo, el espacio, el sueno y la desaparicion.
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Vida secreta Pascal Quignard
Vi los objetos metidos en las cajas de madera que rodeaban el camion de mudanzas. La cama de la alcoba
estaba apoyada contra la verja. Vi la alfombra enrollada.
No la vi a ella.
Vi su espalda en el coche de su marido.
Entonces vi el Simca blanco alejarse lentamente. Adelanto al camion de mudanzas. Giro a la derecha y luego
avanzo a lo largo de la nave de la iglesia. Tomo la carretera de Paris. Despues desaparecio. No pude hablarle a
nadie de mi dolor. Lo expreso aqui. O mas bien lo disimulo en estas paginas.
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Vida secreta Pascal Quignard
X
-¡Es usted! –le grite a Nemie–. ¡Es culpa suya! Es usted quien ha matado nuestro amor condenandolo al
secreto. Desechandolo, apartandolo de todo y de todos. ¡Como si nuestro amor fuera basura!
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XI
la relacion despiadada
El amor es la relacion sin piedad. Nada lo satisface. No puede esperar paz alguna. Y si es asi no es por culpa
del amor ni es responsabilidad de uno de los dos miembros de la pareja que el amor unce y a la vez exilia,
que instala en la pared del otro (tras la piel del otro) a la que siempre hace caso omiso,
que encaja y mata.
Lo que no puede ser tratado ni conciliado ni superado ni trascendido es la diferencia sexual que se halla en
el origen de cada ser humano.
Que es pura.
Que es absoluta.
Esa diferencia es lo incomprensible, lo incesante, lo inherente, la reproductora, la proliferante, la coriacea, la
no estacional, la obsesionante.
Lo ineluctable de las relaciones sexuales es que son ambivalentes. No estan vinculadas a la desnudez, sino al
desnudamiento. Pureza animal contaminada por lo que llamamos asco humano o pudor. No hacia la
desnudez, sino hacia el desnudamiento humano. El odio al amor esta en el amor como su conciencia. Y la
conciencia le resulta tan util como las plumas a los peces.
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Vida secreta Pascal Quignard
Xii
Nada rebaja y envilece tanto como dejar de ser amado.
Casi puede decirse que el abandonado no puede abandonar el organo misterioso en el que se ha convertido
y que interpreta todo el pasado.
Corolario. Por eso el nacimiento de un nino siempre equivale al fnal del amor: se ha reproducido una
apariencia, abandonando tras de si la apariencia fulgurante.
La apariencia primera se ha abandonado a si misma.
La «cosa» se ha reincorporado a otro lugar.
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Vida secreta Pascal Quignard
Todo hombre o toda mujer que renuncia a su deseo rechaza su propio abandono.
Su nacimiento.
Es decir, el abismo que es el verdadero nucleo.
Este abismo es el que se abre a los pies del saltador de Paestum cuando llega al limite del promontorio que se
alza sobre el mar.
Somos nosotros quienes traicionamos la region misteriosa. Pero el otro mundo es inolvidable, porque
precede al nacimiento mismo. No vimos la escena que nos formo. No la vemos, continuamente. Esta imagen
que falta nos obsesiona. La imaginamos hasta que logramos reproducirla. Todos somos misteriosos. Y lo
seriamos mas si estuviesemos menos recargados: comicamente revestidos, ordenados, asalariados,
divididos, compuestos, locuaces, trabados. La region misteriosa donde todo se confunde: desde la rotacion
de la Tierra al tiempo, al ciclo de las estaciones, a la reproduccion sexuada, a la muerte que cerca a los seres
para rejuvenecer y resucitar, a los astros que distribuyen el retorno de los solsticios, desde la gravedad de las
piedras a los cantos y las alas de los pajaros, desde el silencio y la espera de los peces en el fondo de los lagos
oscuros al brote de las hojas en el aire, desde la luz solar a la noche estelar.
Pero todos viviremos la confusion, la inmensidad, su explosion, su expansion.
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Vida secreta Pascal Quignard
Xiii
la escena
Hay una mirada a la que no podemos resistirnos.
Una mirada que existia incluso antes de la humanidad.
A partir de esa mirada, los cuerpos encajan como las presas en las mandibulas de los carnivoros.
Las mariposas, que son simetrias de fores, las fecundan por pura fascinacion.
Fue en Atrani donde me di cuenta una manana, de repente, de que en los antiguos textos romanos que leia al
sol, a principios de junio de 1993, en la terraza que miraba a la playa y a la srocas negras donde se estrellaba
el Mediterraneo espumoso y blanco de la primavera, reaparecia una y otra vez una palabra tan sencilla
curiosamente traducida. Esta extrana palabra era fascinus. Los romanos nunca dijeron «phallus» para dar a
entender lo que los antiguos griegos llamaban phallos. Decian fascinus, y llamaban fascinatio a la relacion
que se establece entre el sexo masculino erguido y la mirada que lo sorprende en esta contractura. Los
traductores franceses decian sexo, lo cual era poco exacto y ademas tenia un sentido mixto, particularmente
impensable para un Antiguo. Por otra parte, mientras traducia estos textos, veia que conservando esa
palabra barbara (fascinum, fascinus) las escenas descritas cobraban un sentido completamente distinto al
que traslucian hasta entonces.
Decidi conservar en todas partes la palabra latina en el cuerpo textual de la traduccion.
Podemos llamar «palabra barbara» a la palabra no traducida.
Un mago de la antigua Caldea (Oráculo caldaico, CL, 103) prescribe no traducir nunca las palabras antiguas,
porque si no pierden su poder. No se puede domesticar a las feras. El verbo que emplea el mago caldeo es
allaxes. Se trata de no convertir en allos (otra) la materia del elnguaje que se ha revelado efcaz en su origen.
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Vida secreta Pascal Quignard
La fascinacion hipnotica y paraliza a la victima en su forma durante el tiempo necesario para darle muerte
(para devorar su fgura). Es una automutilacion de la «gran forma» (compuesta por las dos morfologias
petrifcadas que se miran mutuamente, inmoviles, en el transcurso de la fascinacion, o que se abrazan
durante la copula). Es una automutilacion de la relacion fascinante-fascinado (que linda con el
engullimiento del paramecio): la relacion se devora los ojos comiendose a si misma.
El fascinado es una pieza que se pronto encaja exactamente en el rompecabezas especular del rostro
imprevisible y esperado, de la forma soberana del acecho. La forma al acecho es como una cerradura; la
forma mas pequena, que es la victima, se hunde en ella como la llave que la abre.
Es la primera caracteristica del amor.
Al igual que la pequena boa contrita (la rata) se convierte en la gran rata constrictor (la boa) que su forma
petrifcada imitaba (ha sido devorada), de la misma forma que la pieza suelta del rompecabezas pierde su
forma desconcertante en el momento en que encuentra la escotadura, el pais, la casa, las fauces, la
dentadura, al frontera escarpada que la espera, al igual que el galo se convierte en romano, que le franco se
hace galorromano o que, en China, el ghyana se transforma en ch'an y que en Japon el ch'am se convierte en
zen, etc., todo ser fascinado padece su semejanza.
El fascinado es un ojo que hace al que ve convertirse en lo visto a fuerza de mirar el ojo que, frente a el, lo
mira fjamente: el fascinado es un instante extático ante la forma autoritaria (ante la preforma flogenetica)
que lo domina.
En la gran despensa del universo, la vida derrocha, prueba formas vivas que se devoran simetricamente.
Las dos escenas. Hay dos escenas invisibles para cualquier mujer o cualquier hombre: la primitiva y la ultima.
Son las dos escenas sin presencia. (Son las dos escenas de lo que es irrepresentable para cada individuo
presente, es decir, con vida.)
La escena que quien esta presente nunca ha visto es la escena primitiva (la concepcion de nuestro cuerpo, las
condiciones del deseo que la presidio, la posicion elegida, la identidad del hombre que cubre el cuerpo de la
madre, etc.)
La escena que quien esta presente nunca vera es la del enfrentamiento con la muerte, la escena ultima (las
circunstancias de la parada del pulso cardiaco que se inicio en el feto, y las de la asfxia del ritmo pulmonar
que invadio con un alarido al recien nacido, mezclandolo al lenguaje).
Si lo decimos en latin, estas imagenes son las Espantosas.
Si lo traducimos a palabras griegas, estas escenas son las Fobicas.
Sin embargo, atormentan como tales tanto la vision voluntaria como el espectaculo involuntario de los
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Vida secreta Pascal Quignard
suenos. La memoria del pasado, la imaginacion del futuro se confunden en su revulsiva carencia.
Tocar estas dos escenas que son los extremos de nuestra singularidad es tan desagradable y tan intimo como
tocar la desnudez viscosa de nuestros ojos sin que el parpado se cierre.
La skené. La palabra escena, en griego antiguo, signifcaba el toldo, en segundo plano, del area visible, del
espacio contemplable (en griego, literalmente, teatral). Alli, ocultos por la tela del toldo, o por la pantalla de
una simple cortina, o por los paneles de una especie de cabanuela hecha con cualquier cosa, los actores se
quitaban las mascaras que acababan de usar para ponerse otras.
Luego esa palabra, skené, que habia servido para designar la parte oculta al fondo del espacio visible, abrazo
todo el espacio que la precedia.
De hecho, solo hay una escena para las especies sexuadas, y la expresion «escena primitiva» es una
repeticion. El lugar donde se cambian las mascaras (donde se truecan las fguras, donde se renuevan los
rasgos y los rostros humanos en el curso de la copula) es la escena primitiva. Es el cambio de personajes a la
sombra de un toldo.
Fascinatoria. Los antiguos romanos se sorprendieron del movimiento irresistible de los ojos que el
desvelamiento del sexo antepasado imponia de inmediato, deteniendo la mirada en la metamorfosis
erigente, perturbadora, petrifcante, creciente, tumescente, colorante que proviene de el.
El deseo hace nacer esa piel distinta, esa pintura tumefacta, tensa, mucho mas fna y mas suave, mucho mas
roja, a veces azulada, que informa y alza por encima del cuerpo corriente.
El deseo arquea el cuerpo que hincha y que despues esculpe hasta la metamorfosis de la postura, abriendo los
ojos de par en par a una vista sepultada, una vista ahogada (el que ve convertido en lo visto).
La fascinatio que ejerce el fascinus sobre la otra forma codiciada esta ligada al pavor. A esa obsesion fobica.
Al espanto.
¿Que es el pavor? ¿Que es el espanto? Es quedarse clavado en el sitio. Es estar sometido tanto a la
imposibilidad de la huida como a la imposibilidad del contacto.
Una forma que se queda petrifcada se ve enfrentada a lo irregrediente. Como todos esos heroes de los mitos
o los cuentos a quienes les esta prohibido mirar hacia atras o volver sobre sus pasos.
La regresion imposible y la fascinacion son inherentes.
Salvo en un caso: en el sueno. Cuando suena, el durmiente sufre regresiones (imagines colocadas en el
pequeno armario del atrio, es decir, bustos de antepasados muertos surgiendo al fondo de los ojos cerrados)
al mismo tiempo que su vision mental erige el fascinus.
En el sueno, la representacion humana linguistica, codifcada e ilustrada vuelve a su material de imagenes: el
sueno (no la vista) es la fascinacion optica en estado puro.
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Entonces el ojo regresa hacia su imagen, donde el cuerpo cae, mientras que a causa de esta caida se yergue el
deseo mamifero. En el transcurso del sueno, volviendo a recorrer el circuito del pasado (el recorrido por el
que el ser vivo ha pasado), el hombre vuelve a ser el carronero ante su carrona (la forma descompuesta).
Es el secreto de la escena pintada en el fondo del pozo de Lascaux y que unos ninos descubrieron a
comienzos de la Segunda Guerra Mundial encima de Montignac.
El raton ante el gato, el pajaro ante el milano estan en estado de sueno ( en la no-motilidad propia del sueno;
esta no-motilidad es la huida impedida, es lo irregrediente).
Sea cual sea la forma en que consideremos lo que los antiguos romanos llamaron fascinacion, es inutil
buscar las palabras, barbaras o no, para domesticar la imagen, para velarla, para amansar lo visible en
silenciosa alerta antes de la depredacion.
El argumento que debo presentar es simple: la imagen es muchisimo mas antigua que las palabras. La
depredacion es muchisimo mas antigua que la especie humana. Ni siquiera las imagenes de los suenos son
caracteristicas de los hombres. Los pajaros suenan.
Otros mamiferos suenan.
Los hombres suenan noventa minutos al dia y los tigres, como los gatos, doscientos.
Fascinus repentino: nos damos de bruces con la puesta en escena que hace de nosotros su elemento. «De
bruces» expresa bien el caracter frontal y coalescente de la fascinacion de las verdaderas imagenes. Toda
juntura fascinante hace que nos encaremos con ella. Ojo contra ojo, nariz contra nariz, diente contra diente,
boca contra boca, sexo contra sexo, poco importan los atributos del cuerpo (cuerno contra cuerno) que se
polarizan o que se aparejan: el abismo donde caemos es la situacion frontal.
Es el toro –o el bisonte– que se da la vuelta ante el trapo rojo –o el lancero– y lo encara.
(No se puede estar fascinado lateralmente: de ahi proviene la larga evolucion de la obsesion supersticiosa
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Las pinturas, desde el origen de los frescos en las paredes de las grutas mas antiguas, no presentan nada a
este mundo que le pertenezca de hecho. Representan la presencia fascinante. Representan la escena que para
cada uno, individualmente, es invisible. La presencia fascinante es la presencia que desencadeno la vida en
nosotros, que «nos» hizo presentes. El amor, como la pintura, tiene su origen en la unica imagen que es
imposible a ojos de quien proviene de ella.
Por eso somos nosotros los re-presentados, es decir, re-producidos por la renovacion de esa escena, sea cual
sea el juicio que nos merezca o el desagrado que evocarla nos provoque.
La reproduccion humana sexuada nos convierte en reproducciones sexuales.
La palabra imagen se remonta a un antiguo rito funerario romano. Originalmente, imago queria decir la
cabeza del muerto cortada, colocada bajo el hogar; luego modelada, clavada en una pica y afrmada en el
tejado; luego la mascara de cera del rostro; luego la pintura de cera que representaba sus rasgos sobre las
vendas de la cabeza momifcada.
La manera propia de cada pintor es una manera fascinada. Un verdadero pintor ignora lo que hace. A veces
el pintor cree que es como un aguila con los lebratos de las imagenes bajo sus garras, cuando en realidad
todos los pintores son lebratos, ratas, pequenos pajaros sobre los que se abren el pico y las garras de la gran
aguila de las imagenes nocturnas que yergue cada noche varias veces su fascinus.
Lo que nos concierne, lo que esta hecho para nosotros, lo que nos corresponde, lo que es mas nosotros
mismos que nosotros mismos, consiste en los que nos hicieron, en la fgura a la que se sometieron cuando
nos hicieron, es decir, en los que nos miran desde el fondo de la fguracion.
Nuestra fguracion fue nuestro cuerpo, que resulto de ese abrazo en el que no estabamos, en el que nunca
estaremos, en el que empezamos a ser sin que fuesemos todavia.
En eso consiste el tabu de la curiosidad.
El fechazo tiene su origen en la imagen invisible que nos atormenta en el fondo de la vision y nos vuelca en
ella hasta renovar el abrazo del que provenimos. Es la primera fascinacion.
Con lo que llamaba cristalizacion, Stendhal daba a entender un proceso que tambien inmovilizaba el cuerpo
y llenaba el alma de estupor. La fascinacion animal es una confanza absoluta, hasta la muerte. Stendhal
resumia la belleza del cuerpo cristalizado en esta pregunta ciertamente extrana: ¿como llegamos a dotar al
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En consecuencia, el amor recibe una primera defnicion negativa: el amor se nota por el aniquilamiento
inmediato de todos los demas placeres (comer, leer, estar atento a una tarea o a un juego, dormir, etc.). La
mente esta obsesionada por la idea de fundirse con el fascinator que la atrae y que traba todos sus gestos en
un tiempo suspendido.
En el amor, la alternativa es siempre la mas simple: o soy amado, o me muero.
Por lo demas, es lo antisocial por excelencia: desacredita todos los demas valores, deseculariza la epoca,
desnacionaliza los individuos, desocializa las clases sociales, etc. Ya solo cuenta ese rostro unico que de
repente polariza el mundo.
En el mundo animal, los dos medios que los machos tienen a su disposicion para conseguir el
consentimiento de la hembra al acto sexual son la violencia palpitante o la paralisis por fascinacion. Esta es
la segunda fascinacion. Esta estupefaccion, o fascinacion, es visual o sonora. La fascinacion sonora confna
la palabra romana obediencia al borde de la obediencia mortal. Es la musica. Es el rugido del gato sobre la
hembra.
O el aturdimiento de la pata mientras el pato acomete su cabeza son el pico.
El hipnotizado regresa a la fase de nino impersonal, recobra la sumision hipnotizada del bebe a la voz y a la
mirada de la madre.
El animal que se hace el muerto no siempre aleja al depredador que lo mira fjamente.
En el mundo vegetal, la fascinacion se precede a si misma. Es el entorno lo que se refeja a si mismo en el
mimetismo. La fascinacion es el resto de una experiencia en la que lo patetico (lo psicopatologico) y lo
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El pasado ataca. El tiempo pasado muerde el presente como si fuera su presa. Cuando el pasado ataca, los
Modernos lo llaman angustia, pero la angustia solo describe la tonalidad de la escena y no evoca en absoluto
la accion que se desarrolla en ella.
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Como los labios de una madre que se entreabren y de los que aprendemos a comer y aprendemos el
lenguaje.
(Labios de los que aprendemos el lenguaje antes del lenguaje.
Labios que, al comer, nos dejan estupefactos; nos hipnotizan el ruido hambriento y a la vez saciante del
lenguaje que la madre nos dirige a pesar de nuestra incomprension, fascinando nuestra incomprension.)
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En la biblioteca municipal de Rouen, en la seccion de manuscritos, hay un libro escrito a mano por
Monsieur de Cideville en la primera mitad del siglo XVIII que se titula Traits, notes et remarques. En la
pagina 87 se lee: «Monsieur de Fontenelle decia: ¿Que es lo mas dicifl de aprender, que la gente que ni
piensa en ensenarlo ensena a la gente que ni piensa en aprenderlo? La lengua, que sin duda es lo mas dificil
que existe. ¿Como puede ser? Monsieur de Fontenelle dice que lo ha pensado mucho y que nunca ha hallado
la respuesta».
El amor es una forma de inteligencia (de hambre en los labios, de viaje en la mirada) a la que solo le
concierne la alteridad del otro. Es un modo de conocimiento cuya primera caracteristica consiste en que su
clarividencia esta en contradiccion con el lenguaje. La lengua constituida, nacional, aprendida (aprendida
tras haber sido leida en los labios maternos) siempre esta en una posicion anacronica respecto a la armonia
de mas antigua infuencia: porque, a diferencia de la concupiscencia, es esta armonia lo que el amor
despierta.
La pasion es el apego involuntario e irresistible a la proximidad de otro cuerpo distinto al nuestro. Este
apego mudo y subito suscita acciones que exaltan el alma –o que incluso la enloquecen– y que ponen en
peligro la situacion familiar, conyugal o social.
La pasion, al contrario que el deseo (el deseo que es lo contrario de la passio, que es impaciente) es, a mis
ojos, forzosamente desinteresada, porque despierta un estado en el que la identidad aun no estaba
construida. O, mas bien, el amor «no es interesado»: todo su interes es la proximidad respecto al otro. Esta
proximidad no es apropiacion dentro de si, porque se suena como incorporacion al cuerpo del otro, en la
alteridad de la que provenimos. Puesto que se suena como una fusion, poco frecuente y casi imposible (salvo
en los casos de devoracion), o al menos, una confusion, de ello se deduce que
1. El amor va en contra de sus intereses.
2. El amor desafia los intereses de la sociedad.
3. Todos los actos irreprimibles que engendra tienen un caracter de expansion, de desinterés. De belleza. De
jubilo, es decir, de desbordamiento. De contraste con todos los demas comportamientos humanos
socializados. Estos perturbadores acting out, estas conmovedoras estupefacciones, estas perversiones
distantes, estas manias obsesivas, estas audacias que desprecian cualquier seduccion suscitan desde el alba
del lenguaje relatos con los que la sociedad se consuela y se venga (o, a posteriori, se arrepiente). La sociedad
siempre se arrepiente de sus malas acciones cuando ya no tiene que temer las consecuencias de su
arrepentimiento.
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En el amor, el ser que nos es mas cercano no esta cerca. Esta mas lejos que nadie. Tan lejos como la escena
inalcanzable cuyo producto (lo reproducido) somos. Es antiquisimo.
Es el Antiguo entre las piernas.
Mas lejano todavia es lo que sentimos, y aun mas lejano esta la otra desnudez, la desnudez que descubrimos
en el otro la primera vez que lo desnudamos.
Hay movimientos a los que nos resistimos violentamente, pero cuya infuencia es tan poderosa que nos
empujan con brusquedad a situaciones que no nos atraen. Cedemos a nuestro pesar. Cedemos como cederia
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un dique. Nuestros astros mas antiguos nos siguen atrayendo hacia sus orbitas apasionadas. Esos astros son
nuestros palacios odiosos.
Los tomanos llamaban sidera a estos astros. Los oponian a las estrellas (stellae) como grupos de stellae que
formaban imagenes, «constelaciones», una serie de signos que se siguen, que sobrevienen y luego se retiran
del fondo nocturno en el transcurso del invierno: un rinoceronte, un cazador, un bisonte, las Pleyades. Estas
cuatro sidera eran los astros que culminaban a fnales de invierno y que anunciaban sobre el fondo negro de
la boveda celeste la inminencia de la primavera, el retorno de las crias, los brotes y los colores, el
renacimiento del Primus tempus, la inmanencia de la caza en cuanto nacian las camadas viviparas.
Estos astros, que nos observaban en el momento de nuestro nacimiento, sideran 1 el tiempo de los hombres y
prescriben las alegrias, los partos, los sacrifcios de las primicias y de los recien nacidos, las recolecciones de
los frutos, las depredaciones renovadas, los ritos que garantizan el retorno anual (la supervivencia anual) de
todas las cosas.
Estos astros sideran a los animales, sus copulas, el recorrido del sol, las lluvias, los brotes, las fores, los
frutos, a nosotros.
Uno de esos astros, y uno delos primeros, es un gesto femenino inexorable e inexorablemente impudico.
El primer gesto de las mujeres, por puritanas que sean, incluso antes de que se corte el cordon que liga al
recuerdo de su mundo interior al nino que acaban de expulsar al aire y la luz, consiste en abrirle las piernas
para descubrir su sexo.
Seguimos siendo algo que grita, es decir, que no habla, observado desde la primera mirada a partir de la
diferencia sexual y no a partir del rostro.
Despues nos confian a esa mirada que ha visto, que empieza a hablar de cierta manera a partir de lo que ha
visto, que nos da un nombre a partir de lo que ha visto, que comienza a enunciar una lengua incomprensible
y la supone nuestra a partir del primer signo. Es lo que tanto los naturalistas como los sociologos llaman
impronta. Pero queda ese resto sin lenguaje, ese brusco gesto inicial que no podemos olvidar: nuestras
piernas abiertas con violencia y esa mirada avida y rapida que clasifca a partir del sexo desnudo que
descubre, que nombra, que a partir de ese momento –quizas el mas violentamente sexual de todos los que
podamos experimentar– habla para siempre en nosotros y pos nosotros.
______________
1
En frances, sidérer signifca pasmar, desconcertar, apabullar, dejar estupefacto. El termino deriva del latin sideratus, alcanzado
por la infuencia de los astros. Dado el juego constante del autor con el termino, asi como con el vocablo por el fraguado désidérer
y el verbo considérer a lo largo de los capitulos siguientes, en lugar de optar por traducciones mas ortodoxas pero menos
consonantes nos hemos tomado la licencia, para facilitar la coherencia del discurso, de emplear el galicismo «siderar» y sus
derivados «desiderar» (des-siderar) y «considerar» (con-siderar). EL caso se repite, como el lector tendra ocasion de comprobar,
con algunos otros terminos, a los que esperamos que el propio desarrollo del texto conceda cartas de naturaleza durante la lectura.
(N. de la T.)
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Despues, solo elegimos las distintas vidas que nunca nos separaran por completo del azar.
No somos concebidos.
Ningun ser humano ha sido concebido.
En la pareja que se abraza nadie concibe lo que ha de venir cuando, a posteriori, somos concebidos. Por
mucho que lo intentasemos, lo concebido no corresponderia en absoluto a lo engendrado. Durante tres
millones de anos, la copula de las mujeres y los hombres no ha sido un acto que decidiera una concepcion y
anticipara, diez lunas despues, un parto sangriento.
Al abrazar su desnudez, los cuerpos apagan una sed que los precede y sacian una excitacion que ignora su
fn.
El nacimiento no es una eleccion.
La posibilidad de morir no es una eleccion.
Nuestros antepasados no son una eleccion.
La lengua que nos impregna antes de que la hablemos no es una eleccion. Nuestra racionalidad no es una
eleccion. No podemos hacer nada contra el dia, la semana, las lunas, las estaciones, el ano, el envejecimiento,
le tiempo. Nunca nos libraremos del hambre. Ni del sueno. No hemos elegido estar fascinados. Estamos
fascinados en la total dependencia de los primeros meses.
¿Que es el amor?
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