Demanda Accidente Maquina Imaco

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CONTESTA DEMANDA DE INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS

S.J.L. en lo Civil de Ancud

Ricardo Espina Vío, abogado, en representación de Ingeniería, Maquinaria


y Construcción Limitada, sociedad de giro de su denominación, ambos con
domicilio para estos efectos en calle Huérfanos 1480 Of 203 Santiago, en los
autos rol N° C-531-2021, a S.S. con respeto digo:

Que en este acto vengo en contestar la demanda de indemnización de


perjuicios interpuesta en contra de mi representada, por don José Perez
Coñoecar y doña Bernilda Almonacid Hernandez, solicitando desde ya su
absoluto rechazo por las consideraciones de hecho y derecho que paso a
exponer:

I.- ANTECEDENTES DE LA DEMANDA

1.1. Los actores demandan, fundado en el estatuto de responsabilidad


extracontractual, a mi representada, como presunto responsable solidaria de
los daños causados en el accidente de tránsito ocurrido el día 4 de Agosto de
2019

1.2. Señala el actor Sr Perez, que el día del accidente, aproximadamente las
13:00 horas, en circunstancias que se dirigía con su cónyuge, en su vehículo,
en la localidad de Quemchi fue impactado por la máquina patente YG 8872 de
propiedad de mi representada, la cual se encontraba trabajando arreglando el
camino.

Señala que dicha máquina habría salido sorpresivamente desde un terreno


donde se encontraba la chancadora de la misma empresa, hacia la ruta, y al
tiempo de enfrentar un cruce de camino viró hacia la derecha impactando
frontalmente su vehículo.

1.3. El actor Sr perez asevera que producto de dicho accidente resultó con
una serie de lesiones, entre ellas una fractura de rodilla.

Además de ello precisa que hubo daños de consideración en su vehículo

1.4.- El actor afirma que mi representada es responsable solidaria del


accidente, en su calidad de propietaria de dicho vehículo, demandando por

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concepto de daño emergente la suma de $10.000.000, la suma de $5.000.000
por concepto de lucro cesante y la suma de $10.000.000 por concepto de daño
moral para el Sr Perez y la suma de $2.000.000 para la Sra Almonacid.

II.- EXCEPCIONES Y DEFENSAS

2.1.- LA PRETENCIÓN DEDUCIDA ES IMPROCEDENTE. NO CONCURREN


EN LA ESPECIE LOS PRESUPUESTOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL
ECTRACONTRACTUAL DEL CÓDIGO CIVIL SUBJETIVA O POR CULPA.

La demanda de autos deberá ser rechazada en todas sus partes desde que, en
la especie, no concurren, respecto de mi representada los supuestos
necesarios para configurar la pretendida responsabilidad civil.

Antes de referirnos a los requisitos de la responsabilidad civil extracontractual,


rechazamos todos y cada uno de los hechos descritos en el libelo de la
demanda controvirtiendo las imputaciones fácticas que se formulan en contra
de las demandadas, desconociendo completamente las circunstancias del
accidente que los actores relatas, siendo de cargo de los demandantes la
prueba de las afirmaciones infundadas que realiza.

Los elementos o requisitos necesarios para la configuración de la


responsabilidad civil extracontractual son: la existencia de una acción u
omisión antijurídica de un sujeto capaz de delito o cuasi delito, que mediando
dolo o culpa genere un daño en un tercero y la existencia de una relación de
causalidad entre la referida acción u omisión y el daño provocado.

La demandante afirma que el accidente se produjo como consecuencia de


diversas infracciones reglamentarias que señala, a saber, infracción de los
artículos 108, 165 y 167 de la ley de Tránsito, omitiendo referirse a la
verdadera causa basal del accidente.

Conforme a los antecedentes recabados con el operador de la maquinaria en


comento el accidente bajo ningún punto de vista se generó por un hecho
imputable a su persona sino bien a que la contraria no estaba atenta a las
condiciones de tránsito del momento, condiciones que en ese momento
conllevaban obras en el sector.

Como señalamos, parte de los requisitos que la ley establece para determinar
la concurrencia de una responsabilidad aquiliana, es la existencia de algún acto

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u omisión del supuesto responsable, al punto que, si ello no ocurre, no puede
haber indemnización alguna, sin que sea siquiera necesario, analizar los demás
elementos.

Tratándose de establecer la existencia de la responsabilidad extracontractual,


quien no ha realizado ningún acto o no ha incurrido en ninguna omisión
(cuando se encuentra obligado a actuar) no puede ser sujeto pasivo de una
acción indemnizatoria, pues como señalamos, en el marco de la referida
responsabilidad, sólo puede ser sujeto pasivo de la misma, quién ha realizado
algún acto o incurrido en alguna omisión que, además de antijurídica, pueda
ser calificada de dolosa o culpable. Si no existe acción, o no hay omisión por
parte del imputado de responsabilidad, no se ha generado ninguna
contravención al ordenamiento jurídico que importe la obligación de asumir las
consecuencias de aquello en lo que simplemente no participó.

El profesor Tamayo señala al respecto que “En la responsabilidad civil es


esencial que haya un comportamiento mediato o inmediato del responsable.
Ello es válido tanto en la responsabilidad contractual como en la
extracontractual. El hecho ilícito siempre está dirigido a otra finalidad distinta
de la de producir efectos jurídicos…

Bien vistas las cosas, sin que haya una conducta activa u omisiva de por
medio, la responsabilidad civil es impensable. Incluso, toda responsabilidad
normativa, bien sea jurídica, moral o religiosa, supone siempre un
comportamiento activo u omisivo del obligado.”

Al respecto Rodríguez Gres señala “En síntesis, la conducta humana, en


cualquiera de sus manifestaciones, así sea activa o pasiva, directa o indirecta,
material o jurídica, etc., será presupuesto necesario de la responsabilidad. Sólo
estará obligado a reparar los perjuicios que se causen aquel por cuya conducta
se ha producido el daño reparable, como quiera que dicha conducta se
relacione causalmente con el daño… Por lo tanto, para establecer la
responsabilidad será necesario, previamente fijar el hacho humano (conducta
humana) que conduce y desemboca en el daño reparable… Si de plano
descartamos que el daño pueda estar relacionado con la conducta humana,
desaparece toda posibilidad de establecer responsabilidad…”

La demandante imputa al conductor de la máquina una conducta negligente


acusándolo de exceso de velocidad no estar atento a las condiciones de
tránsito habiendo virado en un cruce hacia la derecha sin precaución. Pues bien

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será la demandante quien deba acreditar en estos autos primeramente la
existencia del hecho, sus circunstancias, la responsabilidad del conductor y la
de mi representada

Si bien ya señalamos que no existe ni acción ni omisión culpable o dolosa por


parte de mi representada, lo que resulta suficiente para rechazar la demanda,
resulta relevante recordar que para que concurra la responsabilidad civil
subjetiva, debe haberse producido una actuación antijurídica, pero no basta
con que se haya producido una actuación o se haya incurrido en alguna acción
u omisión antijurídica (lo que en este caso nunca ocurrió), sino que es
fundamental que los supuestos responsables del daño, hayan actuado culpable
o dolosamente.

Respecto de la antijuridicidad, podemos señalar que esta consiste en la


contradicción entre una determinada conducta y el ordenamiento normativo
considerado en su integridad. En otras palabras, la antijuridicidad implica que
la conducta de la cual se sigue la responsabilidad como sanción civil
consistente en reparar los daños causados, sea contraria a derecho. En la
legislación chilena, en materia civil, este requisito no tiene regulación expresa,
constituyendo más bien un principio general.

Cabe hacer presente que esta exigencia, en cuanto a lo que a mi representada


se refiere, no se cumple de forma alguna, en atención a que no ha existido
acción u omisión antijurídica alguna que se le pueda imputar.

La doctrina ha señalado “El hecho no sólo debe ser ilícito, sino también
culpable, en el sentido de que ha de poderse dirigir un juicio personal de
reproche al autor. Este juicio de reprochabilidad puede fundarse en la comisión
dolosa (con dolo) o culposa (con culpa) del comportamiento.”

La imputabilidad como elemento del ilícito civil, parte de la base de que es


necesario referir y atribuir a una persona determinada la autoría del hecho a
fin de hacerla asumir sus consecuencias. La imputabilidad, se funda en la
culpabilidad, factor psíquico, con sus dos variantes: la culpa y el dolo. En
términos generales, se actúa con dolo toda vez que se actúa con la intensión
de dañar, vale decir, con la previsibilidad racional del resultado dañoso y la
aceptación del mismo. La culpa, por su parte, consiste en faltar al deber de
cuidado y diligencia que toda persona, sea por disposición de la ley o en razón
de los estándares generales y comunes admitidos por la sociedad, debe
emplear para evitar causar un daño que no se habría producido en caso de

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haberse respetado dicho deber de cuidado o diligencia. Cabe hacer notar a US.
que la Excelentísima Corte Suprema ha señalado que: “Es de la esencia de la
culpa la previsibilidad, hay ausencia de culpa cuando el hecho ilícito no ha
podido ser previsto razonablemente. Si el resultado no ha podido ser previsto
por el reo, mal puede imputársele. En consecuencia, si el hecho que motiva el
proceso está constituido por una combinación de factores que el procesado no
pudo prever, sería un error de derecho calificarlo de cuasidelito”.

Reafirma su tesis el Alto Tribunal al señalar que “Es culpa la producción de un


resultado que pudo y debió ser previsto y que, por negligencia, imprudencia o
impericia del agente, causa un efecto dañoso, constituye la esencia su
previsibilidad, y luego, por el sólo hecho de no haber podido ser previsto ese
resultado por el agente, no le puede ser imputable” .

Así las cosas, podemos concluir: “Es una cuestión del hecho de la causa y por
lo mismo de la exclusiva competencia de los jueces de la instancia, establecer
si un determinado suceso tiene o no el carácter de improviso y de resistencia
imposible para configurar un caso fortuito o fuerza mayor”.

“No puede afirmarse que todo accidente que infiera daño importe de suyo falta
o culpa a persona determinada, ya que es menester para la existencia de un
cuasidelito que el perjuicio producido provenga de un hecho ilícito u omisión de
actos de cuidado o diligencias requeridos por la ley”.

Ha fallado la Excma. Corte Suprema “Es de la esencia de la culpa la


previsibilidad, hay ausencia de culpa cuando el hecho ilícito no ha podido ser
previsto razonablemente. Si el resultado no ha podido ser previsto por el reo,
mal puede imputársele. En consecuencia, si el hecho que motiva el proceso
está constituido por una combinación de factores que el procesado no pudo
prever, sería un error de derecho calificarlo de cuasi delito.”

Otro de los requisitos necesarios para que concurra la responsabilidad


subjetiva, es que, entre el dolo o culpa del agente y el daño, exista una
relación de causalidad, es decir, que dicho daño sea consecuencia necesaria de
ese actuar doloso o culposo.

El referido requisito se encuentra contenido en el artículo 2314 del Código


Civil, que en su parte pertinente señala “el que ha cometido un delito o
cuasidelito que ha inferido daño a otro”, complementado por lo dispuesto en el

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artículo 2329 del mismo Código, “por regla general todo daño que pueda
imputarse a malicia o negligencia de otra persona…”

Sostiene el profesor Barros que “El requisito de causalidad se refiere a la


relación entre el hecho por el cual se responde y el daño provocado. En
circunstancias que sólo se responde civilmente por daños, no por conductas
reprobables que no se materialicen en perjuicios, la causalidad expresa el más
general fundamento de justicia de la responsabilidad civil, porque la exigencia
mínima para hacer a alguien responsable es que exista conexión entre su
hecho y el daño.”

No es posible eludir este particular requisito, pues es un elemento común


incluso para el caso de responsabilidad objetiva o sin culpa, ya que de lo que
se responde en esta materia es, del daño efectivamente causado y que es
resultado de la conducta ilícita sancionada por la ley.

Para referirnos al tema de la causalidad, es necesario recurrir al concepto de


“condición necesaria del daño”, esto es, sólo puede ser considerada como
causa del daño, la condición que es adecuada por sí misma para generar el
resultado obtenido en la situación concreta. En este caso, la conducta de mi
representada no fue la causa del accidente que afectó a los demandantes, y,
en consecuencia, tampoco pude serlo de los daños que reclaman los actores.

2.2.- IMPROCEDENCIA DE LOS PERJUICIOS DEMANDADOS.

De los requisitos que debe cumplir el daño para ser indemnizado.


El daño o perjuicio causado, consiste en el menoscabo, lesión, pérdida,
perturbación o molestia que sufre una persona y que afecta sus derechos
subjetivos patrimoniales o extrapatrimoniales. A su vez, para que el daño sea
objeto de indemnización, debe cumplir una serie de requisitos, a saber:
a. Que el daño sea cierto y no meramente eventual. Entendemos que es
cierto el daño que, conforme a las leyes de la causalidad, sobrevendrá
razonablemente en condiciones normales, a partir de su antecedente causal.
Por tanto, los daños futuros son una proyección razonable del hecho
constitutivo del ilícito civil que realiza el Juez sobre las bases indicadas. Para
estos efectos deberán considerarse muy especialmente dos factores: por una
parte, la relación causal entre el hecho y sus consecuencias; y por la otra la
racionalidad de ocurrencia de estas últimas. Ahora bien, en que momento debe
analizarse esta situación para proyectar en el tiempo los daños futuros. Esta

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parte cree, siguiendo la opinión del profesor don Pablo Rodríguez Grez, que
esta cuestión se suscita al momento de ejecutarse el hecho del cual deriva el
daño, vale decir a partir de ese momento deberán eliminarse los
acontecimientos imprevisibles, aquellos que no deberían racionalmente ocurrir
y que eliminan el daño que se visualiza hacia el futuro.
b. Que se lesione, perturbe o menoscabe un derecho subjetivo;
c. Que el daño sea directo, para que el daño sea resarcible es necesario
que la pérdida, menoscabo, perturbación o molestia debe ser consecuencia
inmediata y necesaria del hecho que lo provoca, el daño debe ser consecuencia
inmediata del hecho, sin necesidad de que interfiera otro hecho para su
concurrencia. En el caso en particular respecto a los supuestos daños que
aducen los demandantes, deberán acreditar que éstos fueron consecuencia
inmediata de un hecho imputable a mi representada, y que el daño no fue
generado por otros factores, cuestión que como se puede apreciar resulta
imposible, toda vez, que el accidente se debió a la imprudencia temeraria de la
propia víctima.
d. Que el daño sea causado por obra de un tercero, distinto de la
víctima;
e. Que el daño no se encuentre reparado.
Nexo causal entre el hecho doloso o culposo y el daño, al que ya nos
referimos extensamente, es el vínculo que encadena un hecho (acción u
omisión) con un resultado que se presenta como consecuencia directa,
necesaria y lógica de aquel, y que, en este caso concreto, no existe atendido a
que la causa generadora del daño nada tiene que ver con un hecho imputable
a mi representada.
Además de los requisitos ya señalados, en este caso particular, y por tratarse
de una persona jurídica, que por sí no puede ejecutar los hechos materiales
constitutivos del delito o cuasidelito civil, deben acreditarse la concurrencia de
los siguientes presupuestos, a saber:
a. Que la persona moral haya obrado a través de sus órganos de
administración;
b. Que los órganos de administración hayan actuado en el ejercicio de sus
funciones;
c. Que con la persona jurídica respondan solidariamente las personas naturales
que hayan tomado la decisión de ejecutar el acto ilícito;
d. Que al ser la persona jurídica sujeto pasivo de la responsabilidad establecida
en la ley por el hecho de los dependientes y de las personas que están a su
cuidado, de las cosas propias y de los animales de su dominio, se le apliquen

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íntegramente las reglas que sobre la materia prescribe el Código Civil; lo
anterior es sin perjuicio de las reglas especiales que se contienen en la misma
materia.

Del Daño Emergente


Demanda el actor la suma de $10.000.000 suma que correspondería a las
reparaciones de su vehículo. Cabe señalar que el vehículo en comento
corresponde a un Kia Frontier año 2003 cuyo precio promedio en la plaza de
comercio para un vehículo de más de 14 años de antigüedad no supera los
$4.000.000 aprox. En razón de ello no es del todo creíble que los daños por
este concepto correspondan efectivamente a los señalados.

Del Lucro Cesante


Demanda por este concepto la suma de $5.000.000 suma que correspondería
a aquella dejada de percibir por ser dicho vehículo la fuente de su trabajo, al
realizar fletes con éste.
Pues bien será la contraria quien acredite que dicho vehículo era una fuente de
ingreso comercial asociada a fletes como señala.

Del Daño Moral reclamado por el actor.


A este respecto precisa el demandante la suma de $10.000.000 causado por el
daño sicológico generado a consecuencia del accidente en su persona y la
suma de $2.000.000 en la persona de su cónyuge
Deberá acreditarse por parte del actor, que efectivamente, ha sufrido una
aflicción que pueda avaluarse en las millonarias sumas de dinero exigidas. Si
ello no es debidamente establecido en el proceso, el daño reclamado no podrá
ser indemnizado.
Si bien la jurisprudencia ha entendido que debe indemnizarse todo daño
proveniente de un cuasidelito, ello no significa que sea posible valorar ese
daño de manera arbitraria.
El objeto de la indemnización de un daño, ya sea moral o patrimonial, es la
reparación del mismo, de modo de dejar a la víctima indemne frente al
perjuicio sufrido. Aún cuando no es posible avaluar en dinero el sufrimiento de
una persona con suma alguna, no es menos cierto que cualquier cantidad que
se pretenda no puede convertirse en fuente de lucro desmesurado o excesivo,
más allá de lo razonable, atendidas las particulares circunstancias de la víctima
de dicho daño.

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Por lo anterior, de accederse a una indemnización por daño moral a favor del
demandante, ella debe responder a la ponderación del real y efectivo
sufrimiento, dolor, pena, menoscabo emocional que les ha afectado. La
referida indemnización, no puede ceder a una situación especulativa de un
hecho lamentable.
El demandante deberá como señalamos, acreditar la existencia del daño moral
que alega, ya que éstos no son evidentes, y todo perjuicio reclamado como tal
es de carácter excepcional, y, en consecuencia, de aplicación restrictiva. Quien
quiera alegar la existencia de un daño está obligado a probarlo.
Recientemente ha fallado la Excma. Corte Suprema:
“CUARTO: Que es conveniente dejar asentado que el daño moral debe ser
probado por quien lo reclama, puesto que se hace necesario demostrar el
efectivo detrimento psicológico que un hecho dañoso como el que se ha
descrito pudo producir en la víctima. En efecto, quien pretende atribuir
responsabilidad extracontractual debe demostrar sus supuestos y uno de ellos
es el daño, con arreglo a lo previsto en la regla del onus probando prevista en
el artículo 1698 del código civil, cuyo alcance es extensivo a la materia de que
se trata.”1

POR TANTO,

A US. PIDO, tener por contestada la demanda de autos, y en definitiva


rechazarla en todas sus partes al no configurarse los elementos de la signada
responsabilidad extracontractual tanto respecto al operador de la máquina
como respecto a mi representada, todo ello con expresa condena en costas.

Ricardo Firmado digitalmente


por Ricardo Espina

Espina
Fecha: 2022.03.14
08:53:42 -03'00'

1 Sentencia definitiva de fecha 28 de Enero de 2009, en causa Rol Nº 5917-2009.

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