Abuso de Poder
Abuso de Poder
Abuso de Poder
Rating: Explicit
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Category: M/M
Fandom: Harry Potter - J. K. Rowling
Relationship: Draco Malfoy/Harry Potter
Character: Draco Malfoy, Harry Potter
Additional Tags: Bottom Draco Malfoy, Top Harry Potter, Sexual Roleplay, Auror Harry
Potter, Criminal Draco Malfoy, Established Relationship
Series: Part 2 of Wizdad and their wizkids
Stats: Published: 2021-03-21 Words: 3081
Abuso de poder
by BocaDeSerpiente
Summary
Harry entró después de él a la "oficina" y se encargó de cerrar la puerta. Draco fue directo hacia el
escritorio. La habitación era cuadrada, con algunos estantes, colores oscuros, réplicas perfectas de
los muebles que tenía en el Ministerio.
Incluso el papeleo sobre la mesa era bastante realista, y Draco no dudó en apartarlo con una mano,
para sentarse encima del escritorio. Apoyó las palmas allí y cruzó las piernas, luciendo como si el
lugar le perteneciese por disposición divina.
—Cuando dije que te sentaras —alegó Harry, caminando hacia él. Apuntó las sillas junto al
escritorio—, me refería a hacerlo allí.
Draco esbozó una sonrisita pretenciosa y se sacudió una mota de polvo de la camisa. Iba de blanco
y negro. Antes de quitarse el saco, no era un atuendo muy diferente de uno que hubiese esperado
verlo usando a los dieciséis años.
—No estás aquí para divertirte —recordó Harry, utilizando ese tono duro y firme que solía reservar
para interrogatorios años atrás. Colocó las manos en la mesa, a ambos lados del cuerpo de Draco, e
intentó darle su mirada más severa.
—¿No? —Draco no se la ponía fácil, casi ronroneando las palabras en su boca, a causa de la
cercanía. Jugueteó con el broche en el cuello de la túnica de Auror que Harry llevaba—. ¿Para qué
estoy aquí entonces, Auror Potter?
—Hay un par de cosas por las que tienes que pagar.
—¿En serio? —Draco alzó las cejas, viéndose tan falsamente impresionado que tuvo que
abstenerse de rodar los ojos por su manera teatral de hacer las cosas—. Seguramente no serán
crímenes tan malos, ¿cierto?
No acordaron el tipo de "crímenes" que tendría que atribuirle, así que Harry sólo le contestó:
Draco ya había dejado las manos en sus hombros y no paraba de tocar el broche y estirar la tela de
la túnica, dedos fríos le rozaban la garganta a Harry cada poco tiempo.
—Posiblemente.
Lo vio morderse el labio inferior con un poco más de fuerza de la necesaria, lo que provocó que el
área se pusiese algo roja. No fue parte de la actuación de Harry desviar la mirada hacia allí, sin
embargo, Draco lo aprovechó mostrándole otro atisbo de sonrisa e inclinándose más hacia
adelante.
Por la manera en que estaba sentado, bastó con que abriese un poco más las piernas, y Harry quedó
en medio de sus muslos, apretados en esos pantalones negros que le sentaban de maravilla.
—¿Seguro de que fue tan malo? —Aplicó énfasis en el "tan" y gesticuló con los labios más de lo
que debía, dejándole ver perfectamente el labio maltratado y la punta de su lengua.
—Muy seguro —replicó Harry, dándose una sacudida mental, para regresar la vista a sus ojos y
lucir lo más enojado que pudiese.
Draco, ya en el borde de la mesa, cerró las piernas lo justo para que Harry las sintiese en los
costados de su cadera. Aún tenía las manos en sus hombros.
—Quizás…siendo el hombre tan considerado que sé que eres, podrías hacer una pequeñísima
excepción por mí…
—No veo por qué haría eso —respondió Harry, estremeciéndose contra su voluntad cuando Draco
se acercó tanto que su mejilla quedó contra la de él y su aliento le golpeó en el oído.
—No lo sé, pero yo estaría muy, muy, muy agradecido con el Auror que me dejase libre justo
ahora…
—Si nadie se entera —mencionó él, con ese tono desdeñoso tan suyo—, no tiene por qué traer
repercusiones.
Harry fingió sopesarlo, mientras Draco se enderezaba de nuevo y le daba una muestra de lo
descarado que podía ser, recargándose en sus palmas, con dos botones de la camisa abiertos, las
piernas separadas para recibirlo ahí, y esa expresión que decía que sabía bastante bien lo que podía
provocar. Era, curiosamente, ese deje egocéntrico lo que causaba que Harry quisiera presionarlo
contra el escritorio, contestarle que sí, claro que provocaba eso, y devorarlo por el mismo motivo.
—Es verdad que podría salvarnos a ambos si nadie se entera —admitió, con un falso aire
confidente. En cuanto Draco estaba por sonreír, agregó:—. Pero sigo sin encontrar una razón para
ayudarte después de todo lo que has hecho. Y el agradecimiento solo no basta.
—Créame, Auror Potter —Draco ladeó un poco la cabeza y se relamió los labios, despacio—, mi
agradecimiento vale mucho.
Harry tomó la iniciativa entonces. Mantuvo las manos a sus lados y se echó hacia adelante. Draco
retrocedió hasta quedar sobre los codos, medio tendido.
—Lo necesario para olvidarse de un pequeño crimen o dos —contestó Draco, muy seguro.
—Yo diría que debes pagar por más que "un pequeño crimen o dos", Malfoy.
—Bien —Draco regresó una mano a su hombro y jugueteó otra vez con el cuello de la túnica—,
supongo que podría hacer algo un poco más…radical, ya que parece que he sido realmente malo.
Pero a alguien tan noble, tan correcto —Su palma se presionó bajo la clavícula de Harry y
descendió desde allí, trazando un camino sobre la túnica—, ¿de qué forma podría convencerlo? —
Cuando calló, su mano estaba justo sobre la entrepierna de Harry, por encima de varias capas de
tela.
Harry le dio un manotazo sin fuerza en el dorso e hizo su mejor esfuerzo por fruncir el ceño de
manera convincente.
—Si quieres que ese sea tu pago —advirtió, un poco más ronco de lo que pretendía. Pero fue
perfecto, porque notó que Draco tragaba en seco—, tendrás que ser muy, muy bueno para mí.
—Puedo ser el mejor —Con movimientos gráciles y lentos, como si tuviesen todo el tiempo del
mundo, Draco empezó a desabotonar su camisa. Las cicatrices que atravesaban su pecho quedaron
a la vista, por encima de un tatuaje reciente de enredaderas, con flores que abrían y cerraban de
acuerdo a su estado de ánimo; en ese momento, había un par de capullos rojos.
Se quedó quieto un instante, allí sentado, con la camisa abierta del todo, la tela todavía sobre los
brazos, sabiendo lo atractivo que era. Harry se contuvo apenas de inclinarse para besar cada
centímetro de piel a la vista y los que no lo estaban todavía.
—Uhm —Se apartó del escritorio y simuló considerarlo—, no creo que valga el indulto.
—Puedo resolver eso en un segundo —juró Draco, bajándose de un pequeño salto del escritorio.
Con ligereza, se sacó el pantalón y la ropa interior. Zapatos, calcetines, las prendas no sólo lo
abandonaron, sino que las empujó lejos con un pie, para luego recargarse a medias en la orilla de
la mesa—. Seguramente podrá ver que mi agradecimiento es bastante…aceptable.
—Aceptable, sí —Harry procuró mantener su rostro serio al indicarle que se girase con un gesto—.
De espaldas, Malfoy.
Draco soltó un débil resoplido y se dio la vuelta. Manos a la altura de la parte posterior del cuello,
la espalda ancha, la cintura estrecha sin ser demasiado delicada. La mirada de Harry vagó hacia
abajo y se permitió disfrutar de lo que tenía al frente, mientras un tirón en su ingle despertaba otro
tipo de entusiasmo en él.
—Si ver es suficiente —Draco le echó una ojeada por encima del hombro—, debí haber hecho esto
hace tiempo para librarme de los Aurores.
Harry volvió a fruncir el ceño para mantener su papel. Puso una mano en su espalda y lo empujó,
firme pero cuidadoso, presionándolo contra el escritorio de esa manera en que quería hacerlo desde
que entraron a la "oficina". Draco se dejó doblegar y se aseguró de alzar el trasero hacia él.
—¿El Auror Potter —Draco tenía una forma de arrastrar las sílabas en esas dos palabras que lo
hacía temblar de anticipación— no puede confiar en un simple mago, aunque esté desnudo frente a
él?
—Si el mago eres tú —Harry agarró una de sus nalgas y apretó con un poco de fuerza, sintiéndolo
retorcerse—, la respuesta es "no".
Draco liberó una risita, pero complació el "capricho", uniendo las manos a la altura de su espalda
baja. Así, completamente expuesto para él.
Mientras hablaba, Harry extraía la varita del compartimiento de su manga y la reemplazaba con un
hechizo por una paleta. Draco mantuvo la mejilla contra el escrito y el rostro girado hacia un lado.
—No mu-
No le permitió terminar su frase. Al menos, no con un sonido coherente. Draco saltó y ahogó un
grito cuando golpeó la paleta contra una de sus nalgas, la piel pálida tornándose rosa de inmediato.
Harry se cambió la paleta de mano y masajeó la zona colorada por el impacto. Lo sintió relajarse
bajo el toque.
Notó que Draco intentaba verlo desde adelante. Asintió, resopló, y dejó caer la cabeza de nuevo.
Era una imagen gloriosa la forma en que volvió a elevar el trasero en su dirección, apoyándose más
en el escritorio que en sus propios pies.
Harry golpeó su otra nalga. Draco se tensó y relajó enseguida, soltando apenas un jadeo. Tras el
masaje con movimientos circulares, Harry amasó la piel, y se preparó para atinarle otro azote.
Uno a uno, el sonido de la paleta contra piel fue llenando la "oficina". La piel de Draco se ponía
más y más roja, y pasó de contener la respiración y liberar jadeos por los golpes, a soltar débiles
lloriqueos y unos sonidos menos controlados, que enviaban una corriente placentera por el cuerpo
de Harry.
Una y otra, y otra, y otra vez. Draco permanecía contra la mesa y sus gimoteos aumentaban a
jadeos mezclados con algunas palabras incompletas. Sus nalgas ya estaban tan rojas que Harry
colocó la paleta a un lado y tomó ambas entre sus manos. Acarició, masajeó, amasó la piel, hasta
dejarle los dedos marcados también en medio de la zona "maltratada".
Se puso de rodillas, sin quitarle las manos de encima. Que tuviese las piernas abiertas le hizo darse
cuenta de su erección, y ver a Draco así sólo lo endureció por completo a él. Separó ambas nalgas y
hundió el rostro allí, trazando una línea con la lengua en su entrada. Draco soltó otro lloriqueo y se
retorció.
Harry lamió el anillo muscular con calma, como si se tratase de algo que valía la pena probar y
memorizar. Cuando se percató de que Draco temblaba un poco, expectante, decidió apiadarse y
presionar los labios en su entrada. Succionó, luego tanteó con la lengua. Draco gimió y empujó
más hacia atrás.
Tuvo que llevar una mano a su cadera para sostenerlo allí, y se dedicó a su entrada como era
debido. Más lamidas, ligeros besos, succiones. Deslizó la lengua dentro y escuchó a Draco
maldecir, relajando por completo los músculos bajo el toque. Cuando Harry empujaba hacia
adelante con la lengua, Draco se contraía, maldecía de nuevo, y se desesperaba por más, intentando
moverse y atrapado por el agarre en su cadera y la mesa.
Lloriqueó sin vergüenza alguna y Harry tuvo que reconocer que su propia erección palpitaba bajo
su ropa, necesitada de atención. Depositó un beso en su entrada, y dejó una marca en una de sus
nalgas, antes de apartarse un poco. Llamó su varita de vuelta de forma no verbal, se quitó la ropa
con un hechizo que la envió doblada a la otra punta de la "oficina", y conjuró lubricante para sus
dedos.
Tanteó la entrada de Draco con el índice, lo introdujo, comprobó que estaba lo suficiente relajado,
y lo sacó. Luego fueron dos y hubo una leve resistencia, que Draco paró al destensarse. Harry los
llevó dentro, fuera, dentro, fuera, y las estocadas hallaron su próstata tras un par de intentos. Draco
jadeó y empujó la cadera hacia él de nuevo.
Complacido con su reacción, dirigió la otra mano al miembro de Draco, y le regaló una caricia
floja, un movimiento desde la base a la punta que goteaba preseminal. Se humedeció el pulgar y lo
frotó en su glande, al tiempo que se lo follaba con los dedos y otro golpe en su próstata lo hacía
jadear.
Cuando consideró que estaría bien, apartó ambas manos de él, y sonrió ante el leve quejido de
Draco. Se puso de pie, conjuró más lubricante para poner en su miembro, y volvió a sujetarle la
cadera. Notó que Draco relajaba la espalda de nuevo y mantenía el trasero alzado.
Se alineó con su entrada, cerró los dedos en torno a las muñecas de Draco, todavía en su espalda
baja, y se aferró a su cadera al penetrarlo con una embestida larga y profunda que le arrancó otra
maldición y le cortó la respiración. Del todo dentro, intentó controlarse mientras se aseguraba de
que Draco estaba bien.
Tan pronto como sintió que movía la cadera, su indicador de que comenzara, se dejó arrastrar por
ese impulso salvaje y desordenado que tenía desde que la preciosa piel pálida estaba tan roja a
causa suya. Se inclinó a medias sobre él, se deslizó fuera y lo embistió con fuerza. De nuevo, de
nuevo, de nuevo, hasta que el choque de pieles era un sonido continuo y casi permanente, Draco no
podía recuperar el aire sin soltar un grito o jadeo, y lo único que ocupaba su mente era lo
maravilloso que resultaba tenerlo así, tan glorioso como era, tan increíble, tan Draco, recibiéndolo
por completo en un vaivén veloz y desquiciante para ambos.
Draco lloriqueaba de placer sobre su escritorio. Sólo hizo falta que Harry le soltase las muñecas,
bajase la mano por su espalda y cadera, llevándola hacia adelante, y en cuanto acarició su erección
al ritmo frenético en que lo follaba, Draco maldijo, empujó la cadera a su encuentro, y se vino.
La presión en torno a su miembro dejó sin aliento a Harry por un instante. Se enderezó, aferró la
cadera de Draco con las dos manos, y recuperó el ritmo acelerado. Necesitó sólo algunas estocadas
más, a Draco jadeando sobre su escritorio, y que tensase un poco los músculos, para que la ola de
placer fuese más fuerte que él y se derramase en su interior.
Por unos segundos, estuvo así, todavía detrás de él, demasiado perdido en las corrientes de placer
que lo recorrían. Cuando logró sobreponerse un poco, intentó recuperar el aliento. Se deslizó fuera
de él, le dio una nalgada juguetona, y se inclinó para besar su espalda, un corto camino que partía
en la mitad de su columna y finalizaba al comienzo de sus nalgas teñidas de rojo.
Draco movió los brazos hacia adelante, se recargó en estos, y consiguió alzar la parte superior del
cuerpo. Mascullaba algo sobre cómo Harry era un salvaje. Él se rio sin culpa alguna, le rodeó la
cadera, y lo ayudó a incorporarse para darse la vuelta y que quedasen frente a frente.
La ilusión de la oficina del Ministerio se desvanecía en torno a ellos, los muebles transfigurados
regresaban a su anterior estado, como el escritorio en la cama y los estantes en la mesa de noche.
—¿Bien? —preguntó con suavidad, besándole la mejilla. Sintió a Draco asentir, mientras se le
colgaba del cuello.
—No usé la palabra de seguridad, ¿cierto? Créeme que te habrías enterado si me hacías daño —
Draco le enseñó una sonrisita y adoptó su tono más quejumbroso—. Auror Potter, temo que no
podré sentarme todavía, así que tendrá que hacerse cargo de mí durante un rato…
—Vamos —Harry se rio. Llevó ambas manos a sus nalgas y masajeó con cuidado de nuevo—, ¿fui
tan duro? Draco Malfoy dejándose azotar no es cosa de todos los días. ¿Quieres un hechizo
sanador para eso?
Draco resopló.
—Es una exigencia —respondió Draco, elevando la barbilla, todo presunción y berrinches. Harry
sonrió dulcemente y le besó el mentón.
Con un suspiro de falsa resignación, Harry bajó las manos a los muslos de su novio y lo alzó casi
sin esfuerzo. Una de las cosas que más le gustaba del cuerpo de Draco es que se veía fibroso, como
el de un adulto en condiciones de perseguir una snitch con la misma facilidad con que lo hacía de
adolescente, pero era tan delgado que no le resultaba difícil cargarlo los pasos que los separaban
del verdadero mueble principal: la cama. Lo recostó allí, de lado, y le besó la frente.
—Mimado.
—Salvaje —repitió Draco, apropiándose de una almohada para poner la cabeza sobre ella, y
enseñándole una sonrisa que contradecía cualquier significado negativo en esa palabra.
Harry rodó los ojos, utilizó hechizos de limpieza en ambos, y se recostó a su lado.
—Lo admito —dijo, distraído, trazando las enredaderas en el costado de Draco con el índice. Las
pasionales flores rojas fueron reemplazadas por capullos de un rosa pastel y blanco, a medida que
las emociones predominantes de su novio eran la versión más "suave" del amor y la tranquilidad de
estar acostado junto a él—: mantener una ilusión general de esa magnitud al mismo tiempo que lo
hacíamos, es uno de los mayores logros mágicos de mi vida, ¿sabes? Estaba seguro de que alguno
de los dos perdería la concentración y comenzaría a deshacerse a nuestro alrededor.
—Estoy seguro de que sólo fue un momento —Harry llevó una mano a su muslo para acariciar la
piel pálida arriba y abajo, y formarle líneas imaginarias con los dedos—. La próxima vez, por lo
que más quieras, que no sea un escenario completo falso, Draco. Es tan agotador como follar dos o
tres veces seguidas.
—Tres veces —Draco asintió—, definitivamente tres. Pero es un buen uso de tu magia de niño-
que-vivió —alegó, acercándose a Harry para rodearlo con un brazo y enterrar el rostro en su pecho.
Harry ocultó su cara a medias en el cabello rubio platinado y se dedicó a disfrutar de las caricias
que su mimado novio le daba en la espalda.
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