Unidad 1 - DAT - Acompan Amiento Terapeutico y Ciclo Vital I
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Ciclo Vital I
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8). EL AT EN LA ESCUELA
8.1 Observaciones en la inclusión del AT
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En general las teorías sirven para confeccionar modelos científicos que interpreten un
conjunto amplio de observaciones, en función de los axiomas o principios, supuestos,
postulados y consecuencias.
Es posible formular diferentes definiciones de teoría según el contexto y el enfoque aplicado:
“Una teoría no es el conocimiento que permite el conocimiento. Una teoría no es una llegada,
es la posibilidad de una partida. Una teoría no es una solución, es la posibilidad de tratar un
problema.” (Morin, E. “Educar en la era planetaria. El pensamiento complejo como método de
aprendizaje en el error y la incertidumbre humana”. 2002. UNESCO - Universidad de
Valladolid)
El término Teoría deriva del griego "contemplar" o más bien se refiere a un pensamiento
especulativo, es decir que deja en evidencia la dependencia de ésta respecto del “objeto a
contemplar”.
Esta teoría asigna una importancia fundamental a las experiencias transcurrida en los
primeros cinco años de vida en la constitución de la personalidad.
Para Freud, la sexualidad humana es una de las principales vertientes de la energía vital
que mueve el comportamiento del ser humano. Esta energía, a la que se le puso el
nombre de Líbido, atraviesa a lo largo de toda la vida y particularmente en los primeros
años, por lo cual en su desarrollo teórico desarrolla distintas fases que describen la forma
en que se organiza esta energía sexual.
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Para Freud la sexualidad va más allá de los aspectos genitales; la organización genital de
la libido es una organización a la que se llega tardíamente en el desarrollo y después de
haber superado las formas de organización pregenital que se expresan durante la niñez.
En cada una de las fases que describe surge la supremacía de una zona corporal por
sobre las otras a la que se denomina zona erógena, que es la parte del cuerpo
dispuesta a proporcionar mayor placer en ese período.
La etapa del desarrollo psicosexual del niño está caracterizada por una organización, más
o menos marcada, de la libido, bajo la primacía de una zona erógena y por el predominio
de un modo de relación de objeto.
Fase anal: hacia mitad del segundo año de vida, la boca cede su supremacía al orificio
anal. en esta etapa comienza en aprendizaje del control de esfínteres. durante este
período el niño considera sus heces como un producto valioso que podrá “regalar” o
negar a su madre.
Fase genital: fase del desarrollo psicosexual caracterizada por la organización de las
pulsiones parciales bajo la primacía de las zonas genitales; comporta dos tiempos,
separados por el período de latencia: la fase fálica (u organización genital infantil) y la
organización genital propiamente dicha, que se instaura en la pubertad.
Algunos autores reservan el término «organización genital» para designar este último
tiempo, incluyendo la fase fálica en las organizaciones pregenitales.
Freud asegura que el creer que la pulsión sexual falta en la infancia y sólo despierta en la
pubertad es un error. La razón de este hecho es la amnesia infantil que se produce entre
los primeros años de vida hasta el sexto u octavo año. Las impresiones que fueron
olvidadas a causa de esta amnesia dejaron las más profundas huellas en nuestra vida
anímica y pasaron a ser determinantes para todo nuestro posterior desarrollo. Durante el
período de latencia se edifican los poderes anímicos que más tarde se presentan como
inhibidores en el camino de la pulsión sexual y dificultan su curso a la manera de unos
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diques como el sentimiento de vergüenza, el asco. Las mociones sexuales de estos años
infantiles son en sí, perversas, parten de zonas erógenas y se sustentan en pulsiones que
sólo provocan displacer.
La elección de objeto se realiza en dos tiempos: la primera se inicia a los 2 y 5 años y la
detiene el período de latencia. Ésta se caracteriza por la naturaleza infantil de sus metas
sexuales. La segunda elección deviene con la pubertad y determina la conformación
definitiva de la vida sexual.
Con la pubertad se introducen los cambios que llevan la vida sexual infantil a su
conformación normal definitiva. La pulsión sexual era autoerótica (actuaba partiendo de
pulsiones y zonas erógenas que independientemente unas de otras buscaban un cierto
placer, en calidad de única meta sexual); ahora encuentra otro objeto sexual (es dada
una nueva meta sexual, para alcanzarla todas las pulsiones parciales cooperan, a la par
de que las zonas erógenas se subordinan al primado de las zonas genitales).
En la mujer la vida sexual es garantizada únicamente por la coincidencia de las 2
corrientes dirigidas al objeto y a la meta sexual: la tierna y la sensual. Para el varón el
logro del placer consiste en la descarga de los productos genésicos. La pulsión sexual se
pone ahora al servicio de la función de reproducción.
Lo esencial en la pubertad es el crecimiento de los genitales externos e internos que ha
avanzado hasta el punto de poder ofrecer productos genésicos para la gestación de un
nuevo ser.
En su teoría:
Enfatizó la comprensión del ‘yo’ como una fuerza intensa, como una capacidad
organizadora de la persona, capaz de reconciliar las fuerzas sintónicas y distónicas,
así como de resolver las crisis derivadas del contexto genético, cultural e histórico de
cada persona.
Puso en relieve las etapas de desarrollo psicosexual de Freud, integrando la
dimensión social y el desarrollo psicosocial.
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Erikson disiente con Freud en la relevancia que este último otorgó al desarrollo sexual
para explicar el desarrollo evolutivo del individuo, ya que entiende que el mismo a
medida que va transcurriendo por las diferentes etapas, va desarrollando su conciencia
gracias a la interacción social.
Para Erikson las diferentes etapas del desarrollo psicosocial se presentan en edades más
o menos iguales en todos los seres humanos, son interdependientes y los logros de las
etapas posteriores dependen de la manera en que se resolvieron los problemas en las
primeras etapas.
La teoría del desarrollo psicosocial de Erikson contempla el pasaje por ocho etapas
distintas a la cual denomina “las ocho edades del hombre” donde se debe afrontar una
crisis para poder enfrentar la vida. Cada crisis implica un conflicto entre una alternativa
positiva y otras potencialmente nocivas que deben ser resueltas en un particular
momento del desarrollo, y su objetivo es el equilibrio entre dos alternativas. El que se
llegue o no a esa solución tendrá gran impacto en el desarrollo de la personalidad.
En la teoría de Erikson la palabra “Crisis” no significa una catástrofe inminente, sino que
designa un momento crucial, un punto crítico necesario. Cada etapa implica un desafío
que hay que superar desde lo biológico, psicológico y social.
En general el pasaje de una etapa a la otra no es definitivo, sino que se producen
regresiones a las anteriores, hay avances y retrocesos en el proceso del desarrollo.
EDAD CRISIS
APROXIMADA
Pese a que el condicionamiento clásico nace gracias los experimentos del fisiólogo ruso
Iván Pávlov, que se interesó por los reflejos de salivación en perros, Watson lo introdujo
en Estados Unidos donde tuvo un gran impacto en el sistema educativo americano
Para poner a prueba su hipótesis de que las emociones podían aprenderse por la
asociación condicionada, Watson utilizó a un niño de 11 meses llamado Albert como
sujeto experimental. Hay que mencionar que este estudio no podría llevarse a cabo en la
actualidad por incumplir la ética científica.
Albert fue llevado al laboratorio donde se le presentaba una rata blanca. Cuando el
pequeño se acercaba para tocarla, Watson golpeaba una barra metálica con un martillo.
Como consecuencia del fuerte golpe, el bebé se alteraba y fruto del miedo se ponía a
llorar. Watson repitió este proceso media docena de veces, y observó que, tras distintos
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ensayos, el pequeño Albert se asustaba simplemente por el hecho de ver la rata blanca.
Albert había aprendido que cada vez que la rata aparecía, el martillo golpearía la tabla
metálica. Es decir, que anticipaba el fuerte golpe.
Ahora bien, cuando el EN (rata blanca) se presenta en varias ocasiones junto con el EI
(golpe de martillo) que provoca una RI (miedo), el EN (rata blanca) se convierte en un
Estímulo Condicionado (EC). Entonces, la presencia del EC (es decir, la rata blanca)
provoca una Respuesta Condicionada (RC). La Respuesta Condicionada es igual a la (RI)
Skinner creía que no era realmente necesario mirar los pensamientos y motivaciones
internos para explicar el comportamiento. En su lugar, Skinner sugirió que deberíamos
mirar solo las causas externas y observables del comportamiento humano.
La teoría del condicionamiento operante de Skinner está muy influenciada por el trabajo
del psicólogo Edward Thorndike. Thorndike propuso lo que él llamó la ley del efecto,
según la misma los efectos positivos de un comportamiento hacen que aumente la
probabilidad de ocurrencia de dicho comportamiento. Una de las críticas a esta ley es su
circularidad, es decir que la realización de una conducta depende de la obtención de
refuerzo y al mismo tiempo explica el refuerzo como algo que hace que aumente la
probabilidad de la conducta. Para Thorndike, el aprendizaje ocurre por la conexión que se
establece entre un estímulo del ambiente y la respuesta de un organismo.
Según Skinner el premio que sigue a la conducta es suficiente para reforzar la misma.
Diseñó una caja conocida como “Caja de Skinner” para la realización de sus
experimentos en el cual el animal en la caja debe de apretar una palanca para obtener
comida de un recipiente instalado dentro de la misma.
Para este psicólogo hay básicamente dos tipos de respuestas, las respondientes y la
operante. Las respondientes son respuestas evocadas o elicitadas por algún estímulo.
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Las operantes no necesitan de ningún estímulo para ser evocadas. Se trata de respuestas
espontáneas que da el organismo en la vida real.
Algunos conceptos:
En la psicología conductista y cognitivo-conductual una consecuencia es el resultado de
una respuesta. La consecuencia puede ser positiva (refuerzo) o negativa
(castigo) para el sujeto que lleve a cabo la conducta; en el primer caso la probabilidad
de que se dé la respuesta aumentará y en el segundo disminuirá.
Es importante tener en cuenta que las consecuencias afectan a la respuesta y, por tanto,
en el condicionamiento operante lo que es reforzado o castigado es dicha conducta, no la
persona o el animal que la lleva a cabo.
Reforzamiento
Este término designa las consecuencias de las conductas cuando hacen más
probable que se vuelvan a dar. El reforzamiento puede ser positivo, en cuyo caso
estaremos hablando de la obtención de una recompensa o premio por la ejecución de
una respuesta, o negativo, que engloba la desaparición de estímulos aversivos.
Castigo
Un castigo es la aparición de un estímulo aversivo después de que el individuo realice
una conducta, generando así luego de una consecuencia indeseada que la respuesta
disminuya en tanto su probabilidad de ejecutarse.
Se sitúa por lo tanto en contra de los más extremistas con respecto a la localización de
las causas de la conducta, rechazando el extremo ambientalista y el determinismo
personal, Bandura establece una interacción entre las distintas corrientes, por lo que los
factores ambientales, personales y conductuales, no son entidades separadas, sino que
interactúan mutuamente entre sí.
Aunque Albert Bandura defiende la idea de que las conductas que hayan obtenido
recompensas positivas tendrán más posibilidades de ser repetidas y en cambio
disminuirán las conductas que hayan obtenido consecuencias negativas, este proceso en
el hombre es más bien rudimentario ya que es compatible a los procesos que utilizan los
animales.
Con la teoría social cognitiva muestra la complejidad de los procesos humanos para
realizar una conducta, mediante la observación la persona puede aprender una acción y
sus consecuencias y deliberadamente tenderá a realizarla o no; dependiendo de sus
características personales y su motivación.
“El aprendizaje sería muy laborioso si las personas se basarán sólo en los efectos de sus
propias acciones para informarse sobre qué hacer”.
Aprendizaje vicario: otro de los conceptos más populares de Albert Bandura, con el
que llevó a cabo varios experimentos importantes como el experimento del muñeco
bobo, donde se observaba cómo los niños aprenden no solo haciendo, sino en base a lo
que ven que hacen otras personas.
Refuerzo vicario: el aprendizaje vicario fue extendido a todos los seres humanos, y se
comprobó que en base a la respuesta del observador la persona observadora tomaba
nota de lo ocurrido, aprendiendo de la experiencia de otra persona. Por lo tanto,
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mediante esta teoría, sabemos que una persona es capaz de aprender mediante la
observación de las consecuencias del comportamiento de otro.
Terapia por modelado: esta técnica se consigue que una persona afectada por algún
trastorno psicológico, observé y se enfrente en un contexto terapéutico a otra que está
lidiando con su problemática parecida de manera más productiva. Por imitación, la
persona más afectada logrará aprender de la persona que ha logrado salir adelante con
su problema de la mejor forma posible.
El modelo evolutivo que Piaget desarrolló en relación con los procesos cognitivos
presentes en el aprendizaje infantil marcaron importantes progresos en la educación a
través de:
de objeto, o sea, la capacidad del niño de darse cuenta que los objetos no desaparecen
si no son percibidos por ellos
3) Operacional concreta (7-11 años), en la que los niños desarrollan su capacidad para
realizar operaciones (acciones interiorizadas que permiten hacer mentalmente lo que
antes sólo se podía llevar a cabo físicamente) y la aplicación de principios lógicos de
razonamiento a problemas concretos. Aprendizaje y Desarrollo de la Personalidad.
Piaget utiliza el término operación para referirse a las actividades de la mente (por
oposición a las actividades físicas). La operación aparece ya “liberada” del impacto de la
percepción inmediata y conlleva la posibilidad de ordenar mentalmente una serie de
acontecimientos hacia delante y hacia atrás, en el espacio y en el tiempo. El
pensamiento evoluciona, es más ágil, flexible. El logro de esta etapa es el
pensamiento operacional, es decir, niños desarrollan su capacidad para realizar
operaciones mentalmente y la aplicación de principios lógicos de razonamiento a
problemas concretos. Pueden usar símbolos para llevar a cabo operaciones o
actividades mentales, las cuales se reducen a pocas variables y concretas (es decir,
claramente perceptibles, como “color”).
El pensamiento operacional les permite la adopción de perspectivas.
4) Operacional formal (a partir de los 11-12 años), en la que los sujetos desarrollan la
capacidad de abstracción y de hipotetizar aplicando principios más lógicos que en la
etapa anterior
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Se empeñó en crear una nueva teoría que abarcara una concepción del desarrollo
cultural del ser humano por medio del uso de diversos elementos constitutivos,
especialmente el lenguaje, considerado como instrumento del pensamiento.
En ese sentido, es lícito decir que las funciones psicológicas elementales son de origen
biológico; están presentes en los niños y en los animales; se caracterizan por las
acciones involuntarias (o reflejas); por las reacciones inmediatas (o automáticas) y
sufren control del ambiente externo. En contrapartida, las funciones psicológicas
superiores son de origen social; están presentes solamente en el hombre; se caracterizan
por la intencionalidad de las acciones, que son mediadas. Ellas resultan de la interacción
entre los factores biológicos (funciones psicológicas elementales) y los culturales, que
evolucionaron en el transcurrir de la historia humana. De esa forma, Vygotsky considera
que las funciones psíquicas son de origen sociocultural, pues resultaron de la interacción
del individuo con su contexto cultural y social.
Los psicólogos han empleado la imagen de andamio para referirse a esta forma de
enseñanza. Andamiaje sería el apoyo temporal que los educadores dan a un niño para
hacer una tarea. Mientras mayor dificultad tenga el niño para hacer una tarea, mayor
ayuda deberán ofrecerle los padres. A medida que el niño va ganando habilidad, la ayuda
de los padres deberá ser menor.
Lev, Vygotsky sostiene que no es fácil distinguir entre habla y acción porque están
siempre interrelacionadas, si no tenemos palabras no podemos transmitir ideas. Si bien
en principio la palabra está ligada a la acción, luego codifica la experiencia y más
adelante brinda la posibilidad de operar mentalmente con los objetos de la realidad hasta
que cada palabra adquiere un significado específico para cada situación y para cada plano
que comprende el lenguaje ya sea expresivo (la palabras) o significativo (lo que las
palabras quieren decir, formación de conceptos)
El ambiente ecológico se concibe como algo que se extiende mucho más allá de la
situación inmediata que afecta directamente a la persona en desarrollo. Esta situación
inmediata comprende a los objetos a los que responde la persona, o los sujetos con los
que interactúa cara a cara.
Esta teoría expone el desarrollo de la conducta humana, a partir de los niños, dentro de
los contextos de los sistemas de relaciones que forman su entorno. Esta perspectiva
concibe al ambiente ecológico como un conjunto de estructuras seriadas y estructuradas
en diferentes niveles, en donde cada uno de esos niveles contiene al otro. Identifica cinco
sistemas ambientales con los cuales interactúa un individuo.
Estos sistemas están socialmente organizados de manera tal que apoyan y guían el
desarrollo humano. Bronfenbrenner argumenta que la capacidad de formación de un
sistema depende de la existencia de las interconexiones sociales entre ese sistema y los
otros. Todos los niveles del modelo ecológico propuesto dependen unos de otros y, por lo
tanto, se requiere de una participación conjunta de los diferentes contextos y de una
comunicación entre ellos.
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Por otro lado, un cambio de entorno puede influir en la persona. Así, es normal que la
manera de ser de alguien que se muda a otra cultura cambie. Lo mismo puede ocurrir
cuando alguien cambia de rol social dentro de uno de los sistemas.
Del más cercano a la persona al más alejado, los cinco sistemas de la teoría ecológica de
Bronfenbrenner son los siguientes:
1) Microsistema
El microsistema está formado por los grupos que tienen contacto directo con el niño.
Aunque pueden existir muchas posibilidades distintas, algunos de las más importantes
son la familia y la escuela. La relación entre este sistema y el desarrollo del niño es
evidente, pero se produce en ambas direcciones.
2) Mesosistema
Esta capa proporciona la conexión entre las estructuras del microsistema del niño. Por
ejemplo, la conexión entre el maestro del niño y sus padres, entre su iglesia y su barrio,
etc. Sus propiedades son, la relación entre entornos y la transición Ecológica.
3) Exosistema
El tercer nivel también tiene que ver con elementos que afectan a la vida del niño. Sin
embargo, éste no tiene una relación directa con ellos. La influencia en el desarrollo de la
persona, por lo tanto, se produce por vías indirectas.
4) Macrosistema
Esta capa puede ser considerada la capa más externa en el entorno del niño. Está
formada por valores culturales, costumbres y leyes. Los efectos de los grandes principios
definidos por el macrosistema tienen una influencia en cascada a lo largo de las
interacciones de todas las demás capas ya que este modelo apoya la idea de que cada
uno de esos niveles contiene al otro. Por ejemplo, si la creencia cultural en la que vive
una familia es que los padres deben ser únicos exclusivamente, en criar a sus hijos, esta
cultura ofrecerá consecuentemente menos ayudas educacionales. Esto, a su vez, afectará
las estructuras en las que los padres funcionan. La capacidad o incapacidad de los padres
para llevar a cabo esa educación hacia su hijo, en el contexto del microsistema de éste,
también se verá afectada.
5) Cronosistema
Este último sistema se incluyó en versiones posteriores de la teoría. Se refiere al
momento de la vida en el que se encuentra la persona en relación con las situaciones que
va viviendo. Este sistema abarca la dimensión del tiempo en lo que se refiere a los
entornos de un niño. a medida que se produce el desarrollo, pueden reaccionar de
manera diferente a los cambios ambientales y consecuentemente, ser más capaces de
determinar cómo ese cambio les influirá.
La teoría ecológica de Bronfenbrenner, a pesar de que no tiene en cuenta los factores
biológicos, es una de las mejores explicaciones que existen sobre cómo influyen los
distintos grupos sociales en la vida de una persona.
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Wallon insiste en que ambos aspectos no sólo coexisten, sino que se complementan. Es
imposible entender al ser humano si no es a través de sus facultades y su sistema
nervioso. A esta conciliación de opuestos se le llama materialismo dialéctico. Se podría
decir que Wallon es un psicólogo dialéctico-genético, dialéctico porque propone un
“diálogo” entre lo tradicionalmente opuesto, y genético porque sostiene que lo más
importante para entender la mente es concebirla desde la génesis.
Wallon desde una postura antidualista, plantea que en la conciencia reside el origen del
progreso intelectual, pero ésta no se presenta en el momento del nacimiento, sino que es
una cualidad que se construye socialmente, por medio de lo que denomina la simbiosis
afectiva. Su método consiste en estudiar las condiciones materiales del desarrollo del
niño, condiciones tanto orgánicas como sociales, y en ver cómo, a través de esas
condiciones, se edifica un nuevo plano de la realidad que es el psiquismo, la
personalidad. (Zazzo, 1976).
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Crecimiento:
Se entiende por crecimiento, al aumento en aspectos cuantitativos de un
organismo vivo; por ejemplo, el peso o el volumen.
Desarrollo:
El término desarrollo, suele aplicarse a la totalidad de los fenómenos implicados en
los cambios. Incluyendo aspectos cualitativos y cuantitativos, es decir, de
crecimiento y maduración. En el desarrollo entran en juego una diversidad de factores
tales como los biológicos, emocionales y sociales, entre otros
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Madurez:
La maduración supone cambios cualitativos en la organización anatómica y
fisiológica que afecta a las capacidades de acción y recreación. Muchas veces ocurre
que los mecanismos nerviosos que median en la conducta, no tienen capacidad
funcional en edades tempranas y necesitan tiempo para culminar el desarrollo.
El aprendizaje.
El aprendizaje, es el proceso que determina una nueva modalidad funcional del
organismo. Ésta se expresa como un comportamiento que difiere en alguna medida
del que era característico, en la etapa anterior del proceso de aprendizaje.
Para que el aprendizaje se lleve a cabo, es necesaria la presencia de ciertos estímulos
ambientales que en forma mediata o directa actúan sobre el organismo. Azcoaga
(1995), define el aprendizaje, como "un proceso que determina una modificación del
comportamiento de carácter adaptativo, siempre que las modificaciones de las
condiciones del ambiente que lo determinaron sean suficientemente estables." Por su
naturaleza misma el aprendizaje se da en interacción con estímulos ambientales que lo
determinan. Influencia que comienza a ejercerse desde el momento mismo del
nacimiento.
Por lo tanto, en el desarrollo del niño, participan simultáneamente dos procesos: por
una parte, la maduración biológica y por otro los procesos de aprendizaje, que tienen
peculiaridades individuales.
Estímulos ambientales intervienen a partir de las primeras etapas evolutivas del niño,
generando procesos de aprendizaje que van determinando nuevas modalidades de
comportamiento, las que una vez consolidadas, constituyen el sustrato para nuevos
procesos de aprendizaje.
Existe por lo tanto una eventual relación entre aprendizaje y maduración, es decir, en la
medida que los aprendizajes pueden acelerar las pautas madurativas, van dando lugar
al desarrollo de las funciones cerebrales superiores.
Para Piaget, organismo y medio forman una unidad, por lo que no se puede aislar
aprendizaje de maduración. Para él "la maduración es la tendencia fundamental del
organismo para organizar la experiencia y convertirla en aprendizaje; el aprendizaje es
el medio de introducir nuevas experiencias a esta organización."
Durante los primeros tres años de vida es cuando aparece el período más intenso en la
adquisición de las habilidades del habla y el lenguaje. El cerebro estará predispuesto al
aprendizaje de forma intensa hasta alrededor de los 7 años.
De 6 a 12 meses:
Comprende la palabra “no”.
Conoce y responde a su nombre.
Se divierte con los juguetes que emiten sonidos y disfruta con las canciones.
Emite balbuceos.
Aparecen las protoconversaciones: Protoimperativas: el niño quiere algo y se dirige
con gestos o con la mirada hacia su objetivo. Protodeclarativas: el niño transmite un
sentimiento.
Surge el laleo que son sonidos vocálicos y consonánticos (“mamama”, “papapa”,
“bababa”).
Intenta comunicarse con gestos.
Llora al separarse de sus padres.
Trata de repetir algunos sonidos.
De 18 meses a 24 meses:
Pronuncia sin errores todas las vocales y los fonemas más sencillos.
Comienza a usar otros sonidos de la lengua.
Distingue el femenino y el masculino.
Utiliza la tercera persona para referirse a sí mismos.
Es capaz de pedir los alimentos por su nombre.
Emite onomatopeyas (animales, transportes, etc).
Al final de la etapa el vocabulario será de unas 50 palabras, aún puede cometer
errores en la producción.
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De 3 a 4 años:
Sale del egocentrismo y entra en la etapa del lenguaje social.
Mantiene la interacción con otras personas.
Usa los sonidos del habla correctamente.
Es capaz de describir objetos comunes.
Se divierte con el lenguaje y disfruta con los absurdos.
Expresa ideas y sentimientos.
Usa verbos en gerundio.
Repite enunciados largos.
Domina la gramática.
Comienza a responder a preguntas sencillas que se refieren a algo que no está
presente.
Es muy importante tener en cuenta que, no todos los niños desarrollan las habilidades
del habla y el lenguaje de la misma manera, sin embargo, todos los niños siguen éstas
etapas para dominar las habilidades del lenguaje, además, el desarrollo del lenguaje
está directamente relacionado con los siguientes factores:
Cada niño adquiere el lenguaje de una manera diferente, siempre dentro de un espectro
temporal que tenemos que tener en cuenta.
La famosa frase del “ya hablará”, durante un tiempo ha sido la que ha propiciado que,
menores con trastornos en el desarrollo del lenguaje u otros déficits, acudieran a las
consultas de manera tardía, pudiendo haber llevado a cabo una intervención temprana
que favoreciera el desarrollo global del niño.
El Lenguaje puede ser entendido como un modo de relacionarse que surge en el vivir en
comunidad lingüística. El Lenguaje es un intercambio de comunicación, constituye un
fenómeno biológico relacional, de modo que, cuando nos referimos al lenguaje no
aludimos sólo a su estructura, sino también, a la función. El lenguaje no puede ser
subdividido en componentes ya que expresa, simultáneamente, función, contenido y
forma. El lenguaje es funcional, en el sentido que sirve a las necesidades comunicativas
y a los contextos del entorno comunicativo. Nos comunicamos esperando influir en los
demás, para que respondan según deseamos. Se usa el lenguaje para hacer, significar
y decir, subyaciendo a su expresión diversas intenciones comunicativas, que tienen
relación con los aspectos funcionales del uso del lenguaje, de manera que, las
configuraciones de funciones dan cuenta de la estructura lingüística. Es la interacción
interpersonal el espacio donde el lenguaje se hace consensual, operando en la dinámica
interaccional principios y reglas que permiten comunicarse. Los individuos se comunican
con reglas, siendo el conocimiento de las reglas lingüísticas y la capacidad de aplicarlas
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En el enfoque tradicional del lenguaje existe relativo acuerdo en relación al proceso que
sigue el desarrollo del lenguaje en la infancia. Distintos autores han descrito las etapas
identificables en tal proceso, sin embargo, la población infantil varía ampliamente en
cuanto a la edad en que se adquiere el lenguaje hablado y al momento en el cual
quedan firmemente establecidas las funciones del lenguaje. Son muchos los autores
que han especulado acerca de los mecanismos que permiten que el niño llegue a
dominar el lenguaje como medio fundamental para el desarrollo e integración del
individuo en su acoplamiento social.
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La postura conductista explica la adquisición del lenguaje por medio de los principios no
cognitivos que incluyen: la asociación, la imitación y el refuerzo. Para Chomsky, la
capacidad humana para producir y comprender el lenguaje y la habilidad para
adquirirlo, sólo se pueden explicar haciendo referencia a una facultad innata para el
lenguaje, que no pertenece a una capacidad cognitiva más general.
Otros autores han planteado que el niño se enfrenta a la tarea de adquirir el lenguaje,
estando ya bien equipado con un conjunto de conceptos básicos que ha ido formando a
través de sus interacciones no lingüísticas con el mundo, por lo tanto, el niño debe
aprender a traducir o reproducir de un sistema representacional a otro para expresar
sus conceptos en la lengua materna. De manera complementaria, surgen los
planteamientos de estudiosos pragmáticos para quienes la fuente de los primeros
significados se puede asociar con las primeras locuciones de los niños, de modo que
todo significado es esencialmente pragmático.
En general, desde la pragmática se concluye que la tarea del niño es aprender cómo
determina su comunidad lingüística que se puede utilizar el lenguaje en tanto
instrumento de comunicación, cambiando de objeto de estudio desde las palabras y
frases a los actos de ilocución de los niños.
análisis exhaustivo del contexto y los factores personales del niño en la definición del
inicio y mantención de los trastorno comunicativos.
La forma como utilizamos las palabras y cómo facilitamos que el niño las use, tiene que
ver con el nivel de implícito o de explícito del mensaje.
El proceso que permite a los bebés y los niños pequeños adquirir habilidades emocionales y
sociales está lleno de desafíos: desafíos que se presentan durante el desarrollo normal,
desafíos que indican necesidades insatisfechas y desafíos que son particularmente difíciles
para los niños mismos, sus familias y los proveedores de cuidado. El desarrollo social y
emocional se inicia en el momento del nacimiento y continúa durante toda la vida. Este
proceso proporciona una base para el desarrollo de relaciones importantes y para el
aprendizaje a lo largo de la vida. Cuando los niños tienen dificultades para adquirir afecto
están expuestos a mayores riesgos emocionales, académicos y de desarrollo.
El bebé ya nace con una predisposición genética, como ser social que es, para atender y
responder a los estímulos sociales y emocionales. Prefiere la cara y la voz humana ante
cualquier otro tipo de estímulo y responde de manera sincronizada a la estimulación
socioemocional proporcionada por el adulto.
con los otros por ejemplo: excesiva dependencia, falta de autorregulación emocional o poca
capacidad de empatía, entre otros. Todos estos aspectos provocan sufrimiento emocional en
la persona.
El desarrollo social y emocional puede dividirse en tres grandes etapas, marcando el paso de
una a otra, diferencias importantes y saltos cualitativos en la comprensión e interacción con
los otros y consigo mismo.
La discriminación de las emociones en los otros se produce muy pronto bajo el mecanismo
denominado Intersubjetividad primaria, consistente en “contagiarse” de la emoción del
otro, aunque aún sin vivenciarlo con sus propias emociones.
Las primeras emociones que el bebé puede manifestar están muy polarizadas en los
primeros meses, expresando placer/malestar, agrado/desagrado. El llanto es su forma de
comunicar sus necesidades y la sonrisa su forma de interactuar positivamente con los
otros, siendo la llamada sonrisa social, que aparece a los tres meses, cualitativamente
diferente a la sonrisa de tipo involuntaria que tiene lugar antes, en el sentido de ser
específicamente dirigida a alguien. Sin embargo, dicha sonrisa, así como la adquisición de
un repertorio de emociones básicas, ya presentes al final de esta etapa (alegría, tristeza,
miedo, sorpresa, frustración e ira) no aparecen de manera abrupta sino precisamente en
el seno de una interacción social en ese contexto cara a cara característico de esta etapa.
Por tanto, la forma en que el adulto puede facilitar la comprensión y expresión emocional
del bebé es interactuando de manera frecuente con él de esta manera, incluyendo en la
interacción la expresión de diferentes emociones, de manera pausada, permitiendo que el
niño las imite y propiciando que intervenga en su turno. Interacciones excesivamente
dirigidas por el adulto, donde no se le dé tiempo a responder no ayudan a que el bebé
atienda a las distintas expresiones y pueda dar su respuesta para ver la consecuencia en
la expresión del otro.
Igualmente, los juegos sociales, de tipo circular, como son “aserrín-aserrán”, que se
repiten de la misma forma en cada ocasión, facilitan esa comprensión causa-efecto en las
relaciones sociales que le llevarán a comprender y poder iniciar por sí mismo interacciones
con los otros.
Sin embargo, nada de esto es posible, si no es bajo el resguardo de una relación afectiva
en la que se genera el vínculo emocional, lazo que emerge entre el bebé y las figuras que
le cuidan y que le proporciona sentimientos tan básicos para el ser humano como el
sentirse querido y protegido. No basta con querer al bebé, hay que demostrarlo, siendo
especialmente positivos los momentos que se repiten todos los días como parte de una
rutina, como son la alimentación o el baño, acunarlo.
Algo que nos puede parecer evidente, no ha sido así en otras épocas de la historia. El
síndrome de hospitalismo descrito por Spitz y las investigaciones realizadas con monos por
Harlow en los años cincuenta, fueron algunos de los acontecimientos que contribuyeron a
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Ciclo Vital I
Unidad “01”
En esta etapa, fruto de esa curiosidad por conocer el medio, aparecen las llamadas
conductas de Atención Conjunta, cuyo objetivo es dirigir la atención del otro hacia algún
aspecto del entorno.
La Acción Conjunta representa también una serie de conductas que reflejan la interacción
tríadica. Se trata del uso compartido de objetos. Lo que el niño busca no es solo dirigir la
atención del adulto hacia los objetos, sino que éste realice una acción determinada con los
mismos. Dar, tomar, ofrecer, mostrar, manipular conjuntamente favorecen la interacción
con el otro a través de los objetos y permiten que el niño descubra el uso funcional de los
mismos. Dedicar tiempo a manipular junto con el bebé los objetos, imitando sus acciones,
estableciendo una toma de turnos y poco a poco introduciendo acciones nuevas, favorece
el desarrollo de las habilidades sociales.
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Acompañamiento Terapéutico y
Ciclo Vital I
Unidad “01”
Por otra parte, en su repertorio emocional, aparecen nuevas emociones como el orgullo, la
vergüenza o los miedos. Necesita que el adulto le ayude a canalizarlos, explicando el
significado de estas nuevas emociones. Su curiosidad por el mundo emocional aumenta
también en esta etapa. Quiere saber qué le pasa a los demás y por qué, y muestra las
primeras conductas de consuelo hacia los otros, lo que indica que está desarrollando la
capacidad de empatía.
Por último, en esta etapa se inician las relaciones con los iguales. Ya desde antes los bebés
se interesan por los otros bebés. Se miran, se tocan, pero no tienen aún capacidad para
interactuar de forma continuada. A los dos años pueden jugar juntos, en el sentido de
compartir espacio y tiempo de juego, con breves interacciones basadas en mirar lo que
hace el otro e incluso imitar sus acciones, pero aún sin compartir los objetos. Es el llamado
Juego Paralelo que ya al final de la etapa se convertirá en Juego Compartido.
Esta capacidad para compartir surge, por una parte, con el propio desarrollo del niño, con
el desarrollo del lenguaje, la evolución en el propio juego (cada vez más imaginativo) y la
aparición de las primeras habilidades mentalistas, es decir, la comprensión de que los
demás tienen sus propias intenciones, preferencias, sentimientos, aspectos no siempre
coincidentes con los suyos.
Pero por otra, es algo que el niño tiene que aprenderlo y lo hará en función de las
experiencias y relaciones vividas en sus juegos con otros niños. Por tanto, se puede
facilitar si se media en los conflictos que surjan, sin recriminar, sino mostrando de manera
positiva como se pueden establecer unos turnos, intercambiar los juguetes o realizar
peticiones al otro de manera adecuada.
La teoría del apego es una teoría que nació hace ya un siglo, para explicar las diferencias
individuales (también llamados estilos de apego).
El concepto de “apego” hace referencia a los vínculos emocionales que los sujetos forma
con otras personas a lo largo de su vida, primero con sus progenitores, y después con sus
amigos, su pareja, sus compañeros y sus hijos.
Existen distintas visiones respecto a esta teoría, pero la más conocida es la de John
Bowlby psicólogo inglés (1907- 1990), considerado el padre de la teoría del apego. Éste
pensó que el apego se inicia en la infancia y continúa a lo largo de la vida, y afirmó que
existen sistemas de control del comportamiento que son innatos y que son necesarios para
la supervivencia y la procreación de los seres humanos.
El apego y los sistemas exploración son centrales en su teoría, pues desde muy pequeños
los niños poseen un comportamiento innato que les lleva a querer explorar cosas nuevas,
pero cuando éstos se sienten en peligro o asustados, su primera reacción es buscar la
protección y seguridad de su cuidador primario.
Bowlby asentó las bases para la teoría, pero otra figura importante en el estudio del apego
es Mary Ainsworth, una de las psicólogas más reconocidas por su contribución a dicha
teoría añadió a la teoría del apego tres estilos de comportamiento: Seguro, Inseguro-
Evitativo e Inseguro-Ambivalente. Más tarde otros autores identificaron otros tipos de
apego, como el apego ansioso o el apego desorganizado.
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Acompañamiento Terapéutico y
Ciclo Vital I
Unidad “01”
Tipos de apego
Fue Bowlby quien tras trabajar en instituciones infantiles desarrolló la teoría del apego
según la cual el bebé tiende de forma universal a vincularse con los adultos de referencia a
través de un amplio repertorio conductual, y describe cómo en función de la relación y en
la medida que las respuestas de la figura de apego sean sensibles a las necesidades del
niño, se desarrollarán las capacidades en el bebé para poder explorar y descubrir el mundo
exterior de una forma u otra. En definitiva, Bowlby señaló la importancia de un vínculo de
apego seguro en el desarrollo de una personalidad sana.
El apego es un lazo afectivo o un vínculo emocional que establece el niño con sus padres o
figuras representativas de cuidado y protección. El cual proporciona una seguridad
emocional necesaria y clave para el posterior desarrollo de la personalidad del menor.
John Bowlby fue el autor de la teoría del apego y quien afirmó que los niños desde muy
temprana edad, y por medio de una relación cálida, próxima y continuada con su figura
representativa, fijan una determinada salud mental. Según esta teoría las personas vienen
predispuestas biológicamente para las relaciones sociales desde su nacimiento y para el
desarrollo de conductas de apego.
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Acompañamiento Terapéutico y
Ciclo Vital I
Unidad “01”
Los estudios que el autor de esta teoría realizó fueron sobre la crianza con los primates,
pudiendo describir la evolución de la conducta del apego, sus etapas y la formulación entre
la conducta exploratoria y el vínculo seguro. Por otro lado, se estudió también el
establecimiento de la relación entre la conducta del apego y la conducta de angustia ante
personas extrañas de los niños.
A rasgos generales, las conductas de apego son necesarias para la supervivencia de los
menores ya que al nacer éstos están totalmente desprovistos de habilidades que los
permitan sobrevivir por ellos mismos.
En esta línea, las conductas establecidas por John Bowlby fueron: el llanto, la sonrisa, la
succión, la llamada, el aferramiento y el seguimiento, las cuales se observan en el niño de
las siguientes formas:
Por otra parte, en cuanto al cuidador, que puede ser la madre, también cuenta con ciertas
condiciones que le facilitan el apego desde un punto de vista biológico.
Dichos cambios en ella pueden observarse a través de los cambios hormonales que la
predisponen al cuidado de sus hijos, así como la relación de interacción prácticamente
innata que se establece entre ella y el bebé.
Por otro lado, el sistema del miedo a los extraños también está vinculado con los dos
sistemas anteriores, ya que si aparece tendrá como consecuencia un aumento de las
conductas del apego y una disminución en el sistema de conductas exploratorias.
A través de éstos, se puede observar cómo el apego constituye una serie de conductas
diversas que cuya activación, intensidad y morfología va a depender de variables
individuales y ambientales. A continuación, se extiende un conjunto de procesos que
conducen a la selección de la figura del apego:
Al referirnos a normas sociales hablamos de todo aquello que es adecuado a los ojos de la
sociedad, lo que está dentro de sus parámetros y de lo permitido en una sociedad, cultura
o región; generalmente los habitantes de dichas regiones deben cumplir determinados
patrones de conducta y pensamiento, para no solo ser aceptados, sino también para ser
incluidos en un grupo que forma parte de la sociedad.
Los científicos sociales coinciden en que todas las culturas comparten tres elementos
principales: creencias, valores, normas y sanciones.
Las normas son un conjunto de reglas y lineamientos por el cual se debe regir una
determinada población, se crearon para que al seguirlas se desarrollara una mejor
convivencia entre pares; si se acatan estas reglas y lineamientos lo esperado sería que se
facilitaran las relaciones tanto con las personas del entorno como con el medio mismo,
haciendo que el individuo que no se salga de dichas limitaciones posea una mejor calidad
de vida. Es importante recalcar que no en todas las naciones y regiones las normas
sociales son las mismas, si hay algunas que pueden llegar a ser similares, no obstante,
estas reglas al imponerse se determinan que cubra las necesidades de la localidad en la
que se aplicará, por lo cual, estos lineamientos mutan según las tradiciones y la cultura de
la región específica en la que se implementará.
Estas normas se originaron en base de las necesidades que presentaba cada sociedad, y
son elaboradas a partir de eso; los humanos necesitaban tener ciertas limitaciones para
poder convivir en sana paz los unos con los otros, por lo cual, se empezaron a
implementar las normas sociales.
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Ciclo Vital I
Unidad “01”
Tipos de normas
Normas jurídicas
Estas normas o leyes son las que determinan las autoridades de un estado o región en
específico; el individuo que incumpla esta norma o ley, pierde una gran cantidad de
derechos y es penado por ello.
Normas morales
Como su nombre lo indica esta norma está más enfocada en el juicio y la consciencia
de cada habitante de una determinada región, se inculcan desde la crianza partiendo
de valores morales que con el tiempo se desarrollan a partir de la experiencia y la
influencia que logre tener el entorno en dicha persona; aunque su incumplimiento no
posee ninguna sanción, sin embargo, puede ocasionar rechazo social y juicios morales
nada gratos.
Normas religiosas
Estas se encuentran basadas de la interpretación de las sagradas escrituras de una
determinada religión, por lo cual, las personas netamente religiosas acatan estas
normas por fe.
Normas sociales
Estas normas están sumamente ligadas con las normas morales, sin embargo, estas
normas pueden contradecir la moral y el juicio de un individuo, ya que estas
desplazan todo ideal de la población, desprendiéndose del respeto hacia dicho
pensamiento y se encargan solamente de mantener la armonía y convivencia sobre
todas las cosas.
Las normas sociales y morales comúnmente suelen confundirse, no obstante, hay una leve
diferencia que las hace separarse, las normas morales se inculcan desde los cimientos del
carácter y la personalidad en un individuo, son todos aquello ideales y metas, incluyendo
el juicio del bien y el mal; las normas sociales por el contrario son todos aquellos
parámetros cuyo objeto principal es que persista la convivencia óptima en un determinado
grupo, si estas normas transgreden algún ideal o tipo de pensamiento moral, no tiene la
más mínima importancia mientras se siga defendiendo la armonía local.
Las normas sociales son importantes ya que gracias a estas se mantiene un orden en una
determinada localidad, son indispensables para la sana convivencia entre personas, ya que
algunas veces el ser humano es impulsivo y no logra controlar ni lo que hace, ni lo que
piensa; estas normas son un camino para la prevención de esto, la calidad de vida de las
personas que se guían por estas normas es más óptima.
Los valores humanos son aquellos bienes universales que pertenecen a nuestra naturaleza
como personas y que, en cierto sentido, nos «humanizan» porque mejoran nuestra
condición de personas y perfeccionan nuestra naturaleza humana.
Valor es el carácter de las cosas que explica el que sean más o menos estimadas o
deseadas y que puedan satisfacer un cierto fin. Sin voluntad y sin inteligencia no hay
valores. Llamamos, por tanto, valores a algo estimable, apreciable. Los valores son
cualidades positivas de las cosas o de las personas. Según sean los valores que uno tiene
así serán los proyectos de vida que haga. El proyecto personal, comunitario, está
determinado por los valores. Los valores y la educación van íntimamente unidos. De
ambos depende el ser y la calidad de la vida.
Durante la estancia del hombre sobre la tierra, éste ha desarrollado conjuntamente con
sus semejantes una serie de normas y estilos de vida que de alguna manera han regido su
conducta en sociedad. Esta serie de actividades se conocen como valores humanos y son
pautas probadas por la experiencia con las cuales se guían en el mundo todas las culturas
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que lo habitan. Estos patrones de comportamiento no son los mismos para todos, puesto
que en cada grupo social son aprobadas.
El desarrollo moral de los niños implica las formas en que llegan a comprender y seguir (o
no) las reglas de su mundo social. Las reglas sociales suelen dividirse en dos tipos
principales: las reglas morales y las convenciones sociales. Las reglas morales implican
amplios temas de justicia e imparcialidad, protegen el bienestar de los individuos y
garantizan sus derechos. En la mayoría de las sociedades no se permite matar, dañar a
otra persona o robar las propiedades ajenas. Las convenciones sociales regulan usos
sociales como las formas de vestir, el saludo, esperar a que en una cola nos llegue el
turno. Tanto las reglas morales como las convenciones sociales pueden variar de un lugar
a otro. Los niños deben aprender, por lo tanto, qué diferencias importantes puede haber
entre las reglas de su familia y las reglas de su clase. Adquirir este conocimiento sobre las
reglas sociales constituye una parte muy importante del desarrollo del niño. La
investigación contemporánea sobre el desarrollo moral se divide en dos grandes
categorías: la conducta moral (interés en explicar la conducta del niño) y el razonamiento
moral (investigar cómo piensan los niños respecto a lo que hacen ellos y los demás).
Piaget utilizó dos métodos distintos para saber cómo se desarrollan las concepciones
infantiles sobre la moralidad: a) una aproximación naturalista, observación de los niños
realizando juegos comunes de calle. b) presentación de diversas historias que los niños
tenían que evaluar de acuerdo con su grado de bondad o maldad.
Para sus investigaciones, diseña un método de análisis que responda a tres cuestiones:
Cómo los niños conciben el “respeto a la regla” durante situaciones de juego, el análisis de
la mentira infantil, y cómo surgen las normas morales en el niño en la relación que
establece con los adultos y entre sí. Finalmente, y como parte fundamental de su
investigación, se centra en el concepto de justicia.
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Ciclo Vital I
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De estos hallazgos, Piaget deduce que existen tres tipos de reglas: la motriz
(básicamente ritualizada), la coercitiva (procede de la exigencias y presión de los
padres. Es, por tanto, unilateral) y la racional (procede del respeto mutuo y de la
actividad cooperativa). Los estadios que describe hay que insertarlos en los mismos
supuesto que hace sobre el desarrollo de la inteligencia. Es decir, se produce a lo largo
de su desarrollo una interacción entre función y estructura. Cada etapa sirve como
plataforma que condiciona a la etapa siguiente.
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Ciclo Vital I
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Investigó, igualmente, la valoración que hacen los niños de los castigos colectivos.
Hasta los ocho años, consideran que son razonables y justos, en tanto que, a partir de
esa edad, los consideran injustos, ya que la injusticia que supone castigar al inocente
es mayor que dejar sin castigo al culpable.
Por tanto, entre los 7 y 8 años se subordina la justicia a la visión de los adultos; entre
los 8 y 11 años, avanza el igualitarismo de forma progresiva y, a partir de los 11, el
igualitarismo se transforma en equidad.
La vida de los seres humanos se desarrolla a lo largo de ciertas fases. El ciclo vital puede
dividirse en diferentes etapas del desarrollo, aunque no deben tomarse en forma absoluta y
recordar que existe diversidad individual y cultural.
Es importante estudiar el ciclo vital a fin de poder realizar intervenciones tempranas. Las
intervenciones que crean ambientes de ayuda y que fomentan opciones saludables son
importantes en todas las etapas de la vida. Por ejemplo, un envejecimiento activo es la
consecuencia de potenciar las oportunidades de salud, participación y seguridad a lo largo del
ciclo de vida buscando un mayor bienestar físico, social y mental acorde con sus necesidades,
deseos y capacidades.
Infancia
Se caracteriza por ser el inicio del desarrollo psicomotriz del bebé y comprende desde el
nacimiento hasta los 6 años de edad.
En el transcurso de este período, las personas ganan las habilidades básicas como el habla, el
caminar, así como la comprensión del ambiente que lo rodea.
Desde los primeros meses de vida, el bebé irá ampliando el repertorio de sus conductas a
medida que interactúe con sus cuidadores, estableciendo una relación especial con ellos.
Niñez
Se ubica entre los 6 y 12 años de edad periodo en el cual se da inicio a la etapa escolar.
Para el niño, esto representa el momento de la convivencia con otros seres humanos de su
misma edad con quien compartir aspectos en común, como jugar y comer, lo cual influye en
el proceso de socialización.
En esta etapa se da inicio de algunas habilidades cognitivas lo cual le permite al niño
comprender lo que ocurre en su entorno, se puede decir que esta etapa es clave en la
formación de la psique del ser humano.
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Adolescencia
Esta etapa del desarrollo humano está comprendida entre los 12 y 20 años de edad la cual
puede variar de un ser humano al otro tomando en consideración factores sociales, culturales
y económicos. Pero se puede asegurar que el momento de inicio de esta etapa es en el
momento en que el individuo entra en la pubertad, lo que sería la maduración sexual de cada
persona.
Se caracteriza por ser un período donde ocurren cambios importantes tanto físicos como
emocionales y sociales.
Juventud
Comprende entre los 20 y 25 años de edad y al igual que la etapa de la adolescencia,
pueden estar influenciada por varios factores entre los cuales podemos mencionar la
alimentación, clase social, cultura e intelecto.
Dos aspectos importantes que definen este período, son la vida laboral y social a la que se
ven expuestas las personas jóvenes.
Adultez
Esta etapa es la más larga en el desarrollo del ser humano, con un rango de edad que
va desde los 25 a los 60 años. En este período es que se logra alcanzar la plenitud física y
mental de las personas.
Ancianidad
Desde los 60 años en adelante se dice que se ha entrado en la etapa de la ancianidad. Esta
etapa es la última en el transcurso de la vida de las personas y la misma continúa hasta el
momento del fallecimiento del individuo.
Es en este punto de la vida de las personas que comienza el declive asociado con la edad,
más específicamente es aquí cuando se empiezan a perder habilidades físicas, psíquicas e
intelectuales del ser humano.
El juego supone una actividad y un estado que sólo se puede definir desde el propio sujeto
implicado en éste. Probablemente esta característica es de las más importantes a la hora de
definir el juego. Esta afirmación implica que el juego es una manera de interactuar con la
realidad (física y social) que viene determinado por los factores internos de la persona que
juega, y no por los de la realidad externa. Por tanto, la motivación intrínseca del niño,
adolescente o adulto en cuestión supone una de las características fundamentales del juego.
El juego es placentero, divertido. Desde los planteamientos freudianos se defiende que los
símbolos que se expresan en el juego poseen una función similar a la que tienen los sueños
de los adultos en relación con los deseos inconscientes. Este carácter gratificador, placentero
y de satisfacción de deseos inmediatos en el juego también es admitido por Piaget y
Vygotsky. De hecho, Vygotsky considera que el deseo de saber y de dominar los objetos de
la realidad circundante es lo que impulsa al juego de representación.
En el juego existe un predominio de los medios sobre los fines. Con otras palabras,
podríamos decir que en la vida diaria la mayor parte de actividades que se llevan a cabo
constituyen un medio para lograr una meta determinada, mientras que el juego supone un
fin en sí mismo: la acción lúdica produce satisfacción al ejecutarla. El juego es una actividad
espontánea y libre que no puede ser impuesta en ningún momento. Supone una acción
voluntaria, elegida libremente por el que la práctica.
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Ciclo Vital I
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El juego puede ser utilizado como instrumento de la terapia infantil analítica. Así, Melanie
Klein es la creadora de la técnica del juego en la que el niño puede usar libremente los
juguetes que hay en la sala de terapia. En esta situación, el analista puede acceder a las
fantasías inconscientes del niño a través de sus acciones con los juguetes. Desde este punto
de vista, se puede considerar que el juego sustituye a la asociación libre; método que
caracteriza el análisis del adulto.
Para Piaget, las diversas formas que el juego adopta a lo largo del desarrollo infantil es
consecuencia directa de las transformaciones que sufren, en el mismo tiempo, las estructuras
intelectuales.
Las transformaciones que experimentan las estructuras intelectuales del niño se reflejan
también en el tipo de juego.
Según Piaget, el juego puede clasificarse en función de ciertos períodos del desarrollo
intelectual:
Para Vygotski, el juego trata de una reconstrucción de las interacciones de los adultos y que
sólo puede tener lugar gracias a la cooperación e interacción social con otros niños que
asumen papeles complementarios del suyo.
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Vygotski sitúa en los deseos insatisfechos del niño el impulso necesario para crear la
situación fingida que permita realizarlos. El paso de un juego más individual a otro más social
viene determinado por cambios en los deseos insatisfechos del niño.
El juego simbólico es propio del período pre-operacional entre los 2 a 6/7 años. Las
características de este modo de juego consisten en simular, situaciones, objetos y/o
personajes que no están presentes en el momento del juego. El juego simbólico es el juego
en el cual el niño representa situaciones reales en un juego ficticio. Le permite transformar,
crear otros mundos y vivir otras vidas. Juega a ser otras personas y ha alcanzado la
maduración para ser consciente que hay diferentes maneras de pensar y de sentir que son
distintas a la suya propia. Se caracteriza por la capacidad que posee el niño de simbolizar, lo
que significa que crea situaciones
Se trata de un juego que es realmente importante para el desarrollo del niño y puede
proporcionar mucha información pues a través de este el niño transmitirá sus necesidades,
emociones, miedos, inquietudes, preocupaciones. De esta manera, se pueden conocer
aspectos del niño y de su mundo interior.
mismos papeles, pero su juego no suelen tener ni coherencia ni sucesión lógica. Actúan
sólo por jugar, independientemente del resultado.
A medida que el niño se va desarrollando el juego evolucionará favorecido por sus
pensamientos y aumentará también su nivel de socialización.
Niños de 3 a 4 años
El niño ya ha establecido el juego simbólico de forma enriquecedora y posee la
imaginación para construir y jugar escenas enteras y completas de situaciones reales
que traslada a su juego.
Con esta edad ya aceptan el juego simbólico de otros y lo comparten. Ya imitan de
forma más cercana a la realidad y ejercen papeles más variados y se socializa más.
Además, van haciendo un juego más coherente y ordenado, y se da comienzo a la
intención del juego.
Es necesario que los padres y maestros favorezcan el juego y estimulen el juego
simbólico orientando y favoreciendo la estructuración de ese juego.
Caso: Juan de 5 años. La madre expresa: “Juan no habla”. El equipo tratante planifica una
estrategia de intervención tanto con el niño como con la madre.
Cuando comienza el acompañamiento el primer contacto entre Juan y la at fue una mirada,
en ella había una mirada triste, una boca cerrada, un cuerpo muy delgado. La at lo saluda,
“Hola Juan, soy María” él la mira. La at lo mira, respira, se mira a ella misma, Juan empieza a
conectar con ella desde la curiosidad. luego de unos minutos, ella dice “voy a jugar, ¿querés
jugar conmigo?” Juan no emite sonido, se levanta se dirige al armario de los juguetes y elige
un juego reglado. La at empieza a cometer “errores” j: “¡pero así no podés jugar, la frutilla
no puede ir de ese lado!” dice Juan mientras poco a poco empieza a mostrar sus palabras
guardadas.
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La at, le pide que le enseñe porque nunca había jugado a ese juego. Juan con voz muy tenue
le va tratando de explicar, así se fue generando un diálogo poco tenso, con comentarios que
hablaban del juego, pero que también hablaba de lo que era posible en ese encuentro de dos,
yo puedo jugar a no saber, vos jugas a enseñarme y jugamos a que es posible hacer cosas
diferentes. cuando termina el acompañamiento de ese día se retira la at y Juan le dice que
ella tenía que volver a venir a jugar nuevamente con él así aprendía bien porque era grande
ya para no saber jugar al “dominó frutal”.
Freud define al juego como: “La ocupación favorita y más intensa del niño es el juego. Acaso
tendríamos derecho a decir: todo niño que juega se comporta como un poeta, pues se crea un
mundo propio, o, mejor dicho, inserta las cosas de su mundo en un nuevo orden que le
agrada. Además, sería injusto suponer que no toma en serio ese mundo: por el contrario,
toma muy en serio su juego, emplea en él grandes montos de afecto.”
Este dispositivo artesanal que se va modelando con el paso del tiempo y la implicancia de los
cuerpos, termina generando al mismo tiempo, esta salida del cuerpo de la escena. Un cuerpo
que viene a ser testigo del sufrimiento del otro. Un cuerpo que se pone como límite. Un
cuerpo que pone cuerpo. Un “ponerle el cuerpo” a fragilidad de la situación. Es justamente
desde el lazo social con el otro donde se trabaja, y es por eso que creemos que es necesario
un mínimo de permanencia en el acompañar a otro, teniendo en cuenta cada situación para
posibilitar, sostener y preservar esa relación que se va construyendo con el paciente.
Además, se destaca que el acompañante brinda su cuerpo como soporte donde se
depositaran las ansiedades y miedos que surgen durante el proceso de integración social.
Cuerpo que se construye con el juego y en el juego. La escena social del acompañamiento.
Nuestra experiencia en niños con patologías graves nos permite distinguir dos etapas en el
proceso de acompañamiento. Una etapa de acompañamiento individual o pre-
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El niño se constituye con el otro, en su juego. Pero no solo constituye su identidad, sino que
también aprende a ser sujeto, a ser una persona en sociedad. El niño potenciará su
desarrollo con la ayuda del otro. Y es importante tener en cuenta que en los juegos de equipo
entiende la importancia del vínculo para llevar adelante tareas que sólo no podría hacer. El
niño tiene derecho a jugar con otros niños, a tener amigos y concurrir a espacios propios de
la infancia. El acompañamiento viene a brindar este soporte positivo para que esto se lleve
adelante con éxito. Y el acompañante brinda su subjetividad, su cuerpo, tan flexible, para
que esto sea posible. No se espera que el acompañante haga magia, pero si puede hacerla
mejor. Será un gran incentivo para fomentar su juego. El juego con él que luego se
extenderá a otros niños. Si hay algo que caracteriza el trabajo en salud mental es la
respuesta al cambio. El Acompañante Terapéutico siempre tiene un rol plástico frente a la
rigidez de ciertos modos de funcionamiento, no sólo subjetivos, sino también grupales,
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institucionales o incluso sociales, él intenta ofrecer algo distinto. Creemos que no hay pautas
preestablecidas acerca de cómo actuar frente a determinadas situaciones, menos si se trata
de situaciones clínicas en donde muchas veces el mismo encuentro con ciertas patologías nos
llena de incertidumbres. Pero hay algo que sabemos: el acompañamiento terapéutico tiene
que ver con una oferta.
8. EL AT EN LA ESCUELA
El acompañamiento terapéutico en el ámbito escolar tiene como principal objetivo colaborar
con la integración de los niños con ciertas patologías. La intención del acompañamiento
terapéutico es colaborar en pos del bienestar del paciente, ya sea éste un niño, un joven o un
adulto mayor. Para ello se debe abordar cada patología y/o problemática de manera
específica, adoptando los recursos que sean necesarios para impulsar el desarrollo y
motivación del paciente.
Como podemos ver, el AT en la escuela pretende no sólo ayudar al niño a que establezca
vínculos con sus pares sino también a que cumpla con todas las actividades, propuestas y
consignas que hacen los docentes a fin de lograr el mejor nivel de desarrollo y adaptación
posible.
El trabajo del acompañante terapéutico (AT) supone una dirección hacia un sujeto,
pero este no es sin sus medios, sin su entorno, sin sus vínculos. Y lo escolar no es la
excepción a esto, forma parte de su cotidianidad y es el primer ámbito social extra
familiar.
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Unidad “01”
Primer proceso: el niño es llevado a la escuela por su familia; deberá ser alojado por la
misma y el niño deberá apropiarse de esta.
El ser llevado a una escuela y no a otra habla de elecciones que sus vínculos primarios
realizan. En discapacidad frecuentemente las escuelas no corresponden a elecciones
previas, sino al acceso de un cupo, no sin antes un largo peregrinar en diferentes
establecimientos, llegando a instancias en que la vía legal es el recurso último que
posibilita la entrada al colegio.
Una vez allí, la familia tendrá que sortear todo tipo de trámites y obstáculos:
reglamentaciones internas, acta acuerdo, solicitudes y entre ellas el pedido de
acompañante. Estos son los condicionantes que pone la escuela ante ese niño, ante esa
familia. Todo esto no se realiza sin angustia, cansancio, desánimo, estas son
circunstancias que no deberían excluirse para contextualizar dicha situación a intervenir.
Pero todo esto podría aplicarse sólo a un “alumno ideal” callado con los pares, pero que
hable con la maestra para demostrar lo que sabe; quieto en el banco, pero que se mueva
rápido para gestionar, accionar; observador de sus pares para anunciar lo que “no se debe
hacer”, pero a la vez ser un buen compañero. Sublimar el juego para sólo expresarlo los
15 minutos del primer recreo y los 10 minutos del segundo, y este por cierto debe ser un
juego tranquilo, para estar quieto, obedeciendo a su imperiosa necesidad de movimiento
que existe en toda condición de ser niño. Además, hacer vínculos con sus pares, si es que
les queda tiempo, porque también deben comer e ir al baño en ese breve descanso.
Dicho dispositivo es pensado y preparado para un cuerpo que responde a los cánones
estándares de la supuesta normalidad, pero viene el alumno con discapacidad y rompe esa
estructura artificial, selectiva y marginal, desmoronándola. Aquí entra el juego de palabras
inclusión-integración, sostenidas y amparadas en una ley. Ley que viene con la
obligatoriedad en el acceso de dicho juego de palabras, y si está es porque hubo
resistencia, incumplimiento, desigualdad, invalidación de derechos.
Todo esto acontece no sin malestar; ese malestar emerge. Pero no hay lugar para su
tramitación y elaboración, debiendo accionar inmediatamente el cuerpo docente. Es a
partir de entonces que se escucha la famosa frase: “yo no estoy preparado, yo no estudié
para esto, yo no soy docente especial, hago lo que puedo”. No está mal que aparezca el
malestar, no se juzga; el problema es no darle lugar, no abordarlo y elaborarlo. Si se
niega ese malestar, se suprime y se corre el riego que vaya junto a ese alumno.
Por último, el tercer proceso comprende el lugar de apropiación que deberá realizar el
niño en esa, “su” escuela.
Este no implica una fácil tarea de realizar. ¿Cómo apropiarse de un lugar que fue forzado?
Y si no lo fue, al menos fue construido artificialmente para realizar una inclusión sin saber
cómo, de qué modo, con qué herramientas; y otra vez quedando sin tiempo para
elaboración. El escenario resulta ser un edificio con múltiples barreras, en un sistema
educativo normalizador, donde hay límites confusos entre igualdad y equidad, donde se
corre el riesgo de arrasar subjetividades y peor aún de quienes están en el proceso de
constitución de las mismas: los niños. La pretendida oferta de ofrecer a todos las mismas
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cosas y en los mismos tiempos ocasiona estragos en ellos y de esta forma una propuesta
de una alternativa puede ser el posible inicio de queja, de malestar entre los educadores.
Nos apropiamos haciendo nuestra la experiencia que vivimos, y en esa vivencia hay otros
que la integran y se desarrolla en un contexto social cultural e histórico.
Cuando hay una demanda, esta se encuadra en una estrategia posible pensada para
alguien en particular, con objetivos que apuntan a alcanzar un estado más potable, más
autónomo, un mejor posicionamiento subjetivo para este sujeto.
Otro punto a considerar será la cantidad de días y horas que se solicita esta figura de
apoyo por parte de la escuela. Suele ser excesiva, cuestión que supone una compañía que
puede ser agobiante para el acompañado, por lo que requerirá este punto mucha
consideración y regulación y un accionar que sea cauteloso y medido para regular la
proximidad que sea soportable para el niño, evitando así todo obstáculo que impida la
continuidad del proceso.
En esta puesta en escena, los actores son muchos y el acompañado no resulta ser
solamente el niño, sino también su familia y todo el entorno educativo. Se acompaña a la
docente y el resto de los educadores para que puedan restarle ese temor, para que
puedan devolverle a ese niño una mirada amorosa en el sentido del vínculo interpersonal
que hace posible la transmisión de saberes y no una mirada lastimosa y/o temerosa
producto del desconocimiento.
Que los educadores puedan sentirse convocados en su función viendo a un alumno, “su
alumno”, y no a un cuerpo discapacitado asociado a otra lógica, a otro campo, a otro
saber. Los maestros son los referentes áulicos, los encargados de impartir la enseñanza a
todos los niños, independientemente si tienen o no una discapacidad.
En estas dicotomías acontecen los debates sobre los derechos de los educandos y se
encuentran fuertes resistencias ante las diferencias acontecidas en el ámbito áulico.
Aparece la diferencia con escaso soporte. No es la expresión de la diferencia que acontece
en todo ser humano sino esa diferencia que encarna la discapacidad, esa es la diferencia
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que aparece difícil de soportar y más aún desde la vara que mide la normalidad, lógica
imperante que atraviesa la institución educativa.
Cuando el niño con discapacidad llega al aula, el trabajo del acompañante también se
plantea con el grupo de pares, atento a los interrogantes que pueden emerger, aunque en
los niños suele ser más simple en sus dudas y sus temores y suelen resolverlas
observando y sin tantos rodeos como los adultos. Una estrategia posible y de suma
importancia para cambiar la configuración de la discapacidad será si el acompañante,
previo consentimiento docente, puede intervenir con todos los niños como modo de
significar que no es sólo en esta condición (discapacidad) donde precisamos de un otro
sino en toda condición de ser humano como seres carentes, portadores de una falta
constitutiva.
En todos los casos, la familia debiera ser leída como texto dentro del contexto en que se
desarrollan, es el escenario donde se inicia el trabajo y de ningún modo ser leído como un
obstáculo. Dar lugar a un juicio de valor impide un fluido desarrollo de nuestro trabajo,
acción que recaerá en el niño, y que sin dudas no hay lugar para que se despliegue, no
corresponde.
El tránsito escolar no se construye haciendo una sub-aula dentro del aula o prestando un
edificio para hacer un “como si” estuviera integrado. Este proceso se lleva aprendiendo
con otros, que no implica del mismo modo y en el mismo tiempo y con las mismas
herramientas. Al abrir un espacio para que acontezca la singularidad ocurre el aprendizaje
y se instaura el lazo social necesario para todos los niños en este primer ámbito social y
cultural al que atravesamos y nos atraviesa.
El acompañante terapéutico, al igual que todos los profesionales intervinientes, puede ser
convocado como “experto” o como portando un saber hacer que ofrecerá garantías ante la
fantasmática que rodea la discapacidad. El poder correrse de ese lugar para no ocuparlo,
dará lugar a la tarea de habilitar a los adultos que rodean a ese niño, a sus maestros en la
escuela y su familia. Ellos deben ser referentes en el proceso escolar y en la vida misma
de este niño, en tanto figura significativa que representan.
La función del AT será acompañar sujetos en los que se propone determinados objetivos
para abordar, y no es su discapacidad lo que nos convoca a ocupar el lugar de
acompañante. Considerar que la discapacidad es la que supone la intervención, sería una
complicación para el ejercicio profesional.
consecuencias podrán ser materia prima para el hacer artesanal del AT, para una lectura y
una comprensión lógica que supone la temática de la discapacidad y que sin conocimiento
en este campo será difícil correr los obstáculos que enfrentarán las estrategias. Sólo
corriendo el velo de la discapacidad se encontrarán ante el sujeto a acompañar.
La Imagen corporal cumple tres funciones: como sostén fisiológico, como estructura libidinal
y como significación social. Hace a su formación el conocimiento de la ubicación espacial de
las diferentes partes del cuerpo y su interrelación, incluyendo la relación de simetría de
ciertas partes corporales. Otro aspecto muy significativo en la construcción del esquema
corporal es el tono muscular y el dolor.
Dolto (1957) diferencia entre imagen inconsciente del cuerpo y esquema corporal que
corresponde a su representación consciente o preconsciente. Para esta autora el esquema
corporal es igual para todos los individuos mientras que la imagen del cuerpo es propia de
cada sujeto y está ligada a su historia.
en el presente. Aulagnier, por su parte, considera que el cuerpo, como sede de las
experiencias sensoriales, se da a conocer en lo psíquico como origen e instrumento del
placer, pero también como origen del sufrimiento. Para esta autora, en la experiencia del
dolor, en lo somático aparece ante el yo como un objeto real externo.
Las cirugías infantiles afectan la concepción subjetiva de la imagen corporal. La vivencia del
cuerpo doliente y fragmentado se acompaña de una equivalencia simbólica: cada parte
corporal es vivida por el niño como si fuera el todo. Por otra parte, en los primeros años de
vida predomina en los pequeños una tendencia egocéntrica narcisista. La coexistencia de
estos factores hace que una cirugía, aún siendo mínima, sea percibida como un peligro que
amenaza la totalidad del cuerpo.
El sentimiento de identidad en el niño atraviesa -como la imagen corporal- por crisis que
responden a los diversos momentos evolutivos del desarrollo. La identidad en el niño se
consolida en estrecha relación con la noción de cuerpo, por lo tanto, la cirugía es vivida por él
no solo como una amenaza a su integridad corporal sino como un ataque a la identidad de su
yo.
En los casos de niños con enfermedades severas, el esquema corporal está distorsionado; la
enfermedad se constituye en una nueva identidad basada en su discapacidad. La familia
juega el rol de espejo donde él ve reflejada, muchas veces, sólo su enfermedad. (Prece y
Schufer, 1995).
Cuando se indica una cirugía reparadora del daño pre-existente se enfrenta una situación
paradojal: un niño con su esquema corporal distorsionado y una identidad dañada deberá
afrontar una nueva agresión psicofísica.
Se puede pensar que una intervención sobre el soma podría afectar tanto la imagen corporal
del niño como así su formación de la identidad.
Teniendo en cuenta lo anteriormente expresado, una modalidad de intervención
psicoterapéutica preventiva ayudaría al niño a evitar traumas psíquicos posteriores.
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El aislamiento afectivo, por el contrario, opera como factor de riesgo adicional. Rinaldi
(2001), analiza que la predictibilidad del hecho estresor o traumático y considera que la
adaptación se facilita cuando el suceso es predecible.
Otro aspecto que debe ser tenido en cuenta cuidadosamente es la localización anatómica
involucrada en la cirugía. Ciertas partes del cuerpo están estrechamente ligadas con la
identidad y con la erogeneidad. Las manos, el rostro, la zona abdominal baja y los genitales
constituyen localizaciones particularmente sensibles para niños y adolescentes.La evaluación
de todos los factores enumerados permite establecer un diagnóstico presuntivo del nivel de
vulnerabilidad emocional del paciente y definir el abordaje adecuado para cada caso.
El objetivo básico que se propone la psicoprofiláxis quirúrgica es evitar que una situación
naturalmente traumática como es la cirugía derive en una organización patológica.
El niño en su primer año de vida no ha logrado una maduración psíquica que le permita
comprender su sufrimiento ni adjudicar un sentido. Depende exclusivamente de su entorno
familiar inmediato, particularmente de la madre.
Desde los dos años en adelante, el niño adquiere progresivamente el lenguaje, se desarrolla
la expresión lúdica y el grafismo, componentes fundamentales para la relación terapéutica y
la posibilidad de elaboración.
Alrededor de los cuatro o cinco años, la imagen corporal se encuentra más integrada y el yo
ha evolucionado.
El at, es estos procesos es importante que pueda acompañar a transitar las ansiedades y
fantasías que se ponen en juego. Puede, generar encuentro para ratificar si el niño entiende
lo que le va a suceder, por más que quizás se lo han explicado, en estas situaciones de gran
monto de ansiedad, la comprensión se ve desorganizada, ayudar al paciente a reorganizar es
muy importante. Por la característica del vínculo con el at, le permite tener el registro del día
a día del paciente para articular con el equipo tratante. Además, podrá en el postoperatorio,
articular con la escuela los modos y medios para que continúe con su escolarización, esto
ayuda a que algo de su ambiente conocido pueda ser llevado en la sala de internación.
Las hormonas son las responsables de causar los cambios corporales que tienen su correlato
en lo cognitivo, en lo afectivo como también en lo vincular. Estas son sustancias químicas
muy complejas producidas por el organismo para regular numerosas funciones corporales.
Las hormonas sexuales permiten transformaciones físicas y psicológicas para dar paso del
cuerpo infantil al cuerpo adulto.
En las niñas:
La primera señal de pubertad es por lo general el desarrollo de los senos.
comienza a crecer el vello en la zona del pubis y las axilas.
La menstruación (o período) por lo general es el último paso.
En los niños:
La pubertad comienza generalmente con el crecimiento de los testículos y el pene.
vello en el pubis y las axilas.
Los músculos crecen, la voz se hace más gruesa y el vello facial aparece siguiendo el
proceso de la pubertad.
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Tanto los niños como las niñas suelen tener un aumento repentino en el crecimiento (un
aumento rápido de altura) que dura alrededor de dos o tres años. Esto los acerca más a su
estatura adulta, la que alcanzan después de la pubertad.
La pubertad se compone de una secuencia clara de etapas, que afectan a los sistemas
esqueléticos, musculares, reproductivos y casi todos los demás sistemas del cuerpo. Los
cambios físicos durante la pubertad tienden a ser más graduales y estables
Pero en el proceso normal del desarrollo, unos tres años antes que las características clínicas
de desarrollo sexual empiecen a ser evidentes, empieza a haber una pequeña secreción de
LH durante el sueño, que va a ir en aumento progresivo. La edad de comienzo de la pubertad
es variable e influida por factores genéticos, ambientales, de nutrición y de ejercicio físico. La
secreción de hormonas sexuales es la responsable del aumento de crecimiento por ser
capaces de influir a su vez en la secreción de hormona del crecimiento; es el momento del
clásico “estirón” que va seguido de una ralentización hasta que cese totalmente al cerrarse
las epífisis, o zonas por donde el hueso crece. Este cierre tiene lugar hacia los 16 años en las
mujeres y 18 en los varones y marca la talla definitiva que el adolescente va a tener; una vez
cerradas las epífisis, desaparece la posibilidad de seguir creciendo.
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Fenómeno psicosocial
El fenómeno adolescente se encuentra inserto en una estructura social en tiempo y espacio
particular atravesada por un cuerpo de valores e ideologías culturales que irán caracterizando
la misma.
Cada cultura propone ritos de iniciación éstos se apoyan en hitos biológicos del despertar
pulsional.
La adolescencia, concebida como etapa de transición social entre la infancia y la adultez
social, no es un hecho universal que se dé o se haya dado en todas las sociedades humanas.
Como veremos más adelante, hay culturas en las que los individuos pasan de ser
considerados socialmente niños a ser tratados socialmente como adultos sin pasar por esa
transición social relativamente dilatada que denominamos adolescencia. Estas sociedades
tienen sus propias soluciones para algo que es una necesidad común en todas las culturas
humanas: diferenciar quién es socialmente un adulto, con toda su constelación de derechos y
deberes, y quién es todavía un niño, necesitado de protección de los adultos en esa sociedad.
Un hecho universal que sí se ha dado en todas las sociedades a lo largo de la historia y que
se sigue dando en todas ellas en la actualidad es la existencia de púberes, es decir, de
personas que están viviendo ese proceso de cambios relativamente rápidos que se dan entre
la infancia biológica y la adultez biológica.
Castoriadis habla se sujetos encarnados, de esto se trata cuando se hace referencia a que el
cuerpo es atravesado por los diversos discursos sociales.
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Los arrebatos de la globalización imponen sus coordenadas al tránsito adolescente. Así es que
la tendencia a la homogeneidad atraviesa a las fronteras geográficas en impregna a los
adolescentes de regiones distantes con estilos, modas, música, hábitos de consumo y
anclajes identificatorios que los igualan tanto como la marca de ropa que los “enfunda”.
Las experiencias significativas que posibilitan al adolescente con lo que hasta ese momento
ignoraba a sí mismo, porque el reconocimiento de que se ha cambiado siempre es posterior
al cambio y a veces pone en evidencia el ser lo que nunca se quiso ser, o la distancia entre el
propio sueño narcisista y la diferencia con la realidad actual.
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etapas educativas o bien a través del ejercicio profesional. De ahí la importancia de que
la educación secundaria sirva como cauce para su desarrollo.
Las relaciones interpersonales más importantes y significativas son aquellas que entran en
relación con la función amorosa (generosidad, entrega, amabilidad, cariño, capacidad de
perdonar, humor, crítica constructiva, asumir los propios errores, capacidad de empatía).
Muchas veces por características propias de la edad, del contexto y de las historias
personales, estas primeras experiencias son vivenciadas en un torbellino de emociones y
sensaciones.
El trabajo psíquico de elaboración que supone la transformación del objeto de amor, se pone
en marcha, y con él la posibilidad de reencontrar un “nuevo” objeto esto supone para el
adolescente enfrentar el miedo que provoca la sustitución y la espera.
En esta edad se posee una enorme capacidad de enamorarse propia del adolescente, su
pasión, su capacidad para construir ese “gran amor”, ese “primer amor” que luego recordará
con nostalgia en tanto olvida lo que también le hizo padecer.
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Pero a medida que progresa el crecimiento, el deseo de encontrar otro a quien amar, y ser
amado por él, cobra fuerza, aunque dicho acercamiento al amor, a un amor, se desarrolle
siempre en un ambiente marcado por una profunda ambivalencia, entre el deseo y el temor,
entre la apetencia hacia un otro y el miedo a este. Entre un querer apresarlo pero el temor
de perderlo por esto.
13.HABILIDADES SOCIALES
Somos seres sociales, por lo que comunicarnos con los demás es algo necesario que nos
permite sobrevivir, crecer, nutrirse de otros puntos de vista. Para ello, saber relacionarnos y
disponer de una serie de habilidades sociales es fundamental porque en la mayoría de las
ocasiones evitaremos malentendidos y conflictos.
Daniel Goleman autor del libro La inteligencia Emocional dice: Lo que realmente importa para
el éxito, carácter, felicidad y logros vitales es un conjunto definido de habilidades sociales, no
solo habilidades cognitivas que son medidas por tests convencionales de coeficiente
intelectual.
Se ha llegado a un punto en nuestra sociedad donde para tener un trabajo o para aspirar a
un puesto de relevancia, se necesitan algo más que habilidades técnicas o académicas. Las
habilidades sociales son a día de hoy un pilar fundamental en cualquier escenario. Un factor
por tanto de gran valía en el mundo de las organizaciones.
Las habilidades sociales son un conjunto de conductas que nos permiten interactuar y
relacionarnos con los demás de manera efectiva y satisfactoria. Un aspecto interesante sobre
ellas es que se pueden aprender, potenciar e ir desarrollándose día a día con la práctica.
Aunque bien es cierto que no siempre será sencillo debido al grado de complejidad que tienen
algunas de ellas, tampoco es imposible conseguirlo.
Un aspecto importante que debemos tener en cuenta es que la cultura y las variables
sociodemográficas son imprescindibles para entrenar y evaluar las habilidades sociales, ya
que dependiendo del lugar en el que nos encontremos, los hábitos y formas de relacionarse
cambian.
Por eso, no solo es importante tener un buen repertorio de habilidades sociales, sino que hay
que saber cuándo y dónde poner esas habilidades en práctica.
Existe un gran número de habilidades sociales, pero a nivel general podemos distinguir dos
tipos que engloban y organizan al resto: las habilidades sociales básicas y las habilidades
sociales complejas.
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Habilidades básicas
Escuchar. Oír no es lo mismo que escuchar, solo cuando somos capaces de atender de
forma activa, cercana y empática a quien tenemos enfrente, damos forma a ese primer
escalón de nuestras interacciones sociales. Esta dimensión por muy básica que parezca,
es algo que cuesta.
Iniciar una conversación. Por curioso que nos resulte, saber generar una correcta apertura
en una conversación dice siempre mucho de nosotros. Requiere soltura, requiere dotes
de cortesía y cercanía, requiere positividad y esas dotes comunicativas donde no parecer
amenazante o inseguro, sino todo lo contrario.
Formular una pregunta. Saber preguntar es saber reclamar y hacer uso también de una
adecuada asertividad. Esta competencia social es de las primeras cosas que se enseñan a
los niños en las aulas y las que más pueden ayudar en el día a día, en casi cualquier
contexto.
Dar las gracias. Saber reconocer al otro es una dinámica básica en cualquier relación
personal o profesional. Es civismo y es respeto.
Habilidades complejas
Hay que tener en cuenta que es necesario aprender las primeras para desarrollar el segundo
tipo de habilidades sociales y que cada situación demandará unas u otras, dependiendo de
las características y dificultad de las mismas.
Asertividad. En un mundo complejo como son las relaciones sociales, saber defendernos
con respeto, hablar de las necesidades, comunicar y escuchar, reclamar derechos y
cuidar también los ajenos es una habilidad de gran valía.
Capacidad para definir un problema, negociar y evaluar soluciones. Esta dimensión es algo
que se debería practicar a diario y potenciar al máximo. De este modo, así se podría
llegar establecer acuerdos con mayor facilidad, negociar y establecer metas donde ambas
partes ganen.
Pedir ayuda. Tomar consciencia de que no se sabe todo, de que necesitamos consejo,
apoyo u otras dimensiones es un acto de madurez. Saber pedirla con efectividad es
ejemplo de un buen dominio de las habilidades sociales.
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Las habilidades sociales se encuentran presente en la vida diaria, ya sea tanto por la
presencia de estas como por su ausencia, tanto en ambientes familiares, laborales como
entre amigos. Aprender y desarrollar estas habilidades en uno mismo es fundamental para
conseguir unas relaciones óptimas y satisfactorias con los demás.
Son numerosos los beneficios que obtendremos con su puesta en práctica, cómo conseguir
que no nos impidan lograr nuestros objetivos, saber expresarnos y tener en cuenta los
intereses, necesidades y sentimientos ajenos. También nos ayudarán a obtener aquello que
queremos, a comunicarnos satisfactoriamente con los demás y facilitar una buena
autoestima.
Al llegar a este período de la vida, ganar seguridad y confianza es una tarea ardua. La
regulación emocional requiere un esfuerzo para encauzar la sensibilidad y fragilidad, propias
de esta edad. Los vínculos con la familia y los pares cambian de una manera significativa y,
en algunas ocasiones, pueden aparecer tribulaciones difíciles de manejar.
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Conducta adictiva:
Las conductas adictivas se producen a pesar de conducir hacia una degradación de las
esferas sociales y psicológicas o hacia trastornos de la salud del sujeto. Es precisamente este
aspecto de búsqueda o necesidad incontrolable (craving) lo que mejor define al proceso de
dependencia de drogas.
Para abordar este tema es necesario ampliar la perspectiva y realizar una lectura
interdisciplinaria.
Los principales problemas ocasionados por las drogas se agravan considerablemente en estas
edades ya que abarca las etapas claves en el desarrollo integral del individuo que las mismas
pueden verse alteradas e incluso interrumpidas por el uso sistemático de sustancias.
Existen diferencias entre qué se consume, la forma del consumo y las consecuencias.
El mandato de la sociedad contemporánea pasa por el “ser y tener todo ya” y son los
sectores juveniles quienes están más presionados por este tipo de modelo consumista.
Todas las formas de consumo excesivo tienen causas múltiples que se derivan de la
complejidad humana y social, sus consecuencias negativas en algún punto afectan no sólo a
quien la padece sino también a su entorno.
Las variables que inciden en las adicciones son: culturales, sociales, psicológicas.
Las variables sociales: el valor que tiene en la adolescencia la mirada de los otros y la
aceptación social es trascendental, por lo que el uso de sustancias empezando por el tabaco y
el alcohol, se convierten en un ritual casi inseparable de los encuentros y salidas grupales. La
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Violencia
Abordar el fenómeno de la violencia es aproximarnos a un tema de fuerte presencia en los
medios de comunicación y en las conversaciones diarias. Es preciso definir y precisar para
entender de qué se trata, ya que el uso indiscriminado de este concepto hace que se nombre
como violencia a situaciones o hechos disímiles.
En todo tiempo y lugar ha habido violencia (la guerra es la violencia llevada a su máxima
expresión) pero la violencia varía en cada caso en intensidad, dinámica y formas de
expresión. En la actualidad, el entrecruzamiento de diversos tipos de violencia hace más
compleja su comprensión. La definición abarca todo tipo de violencia: simbólica, física,
colectiva, individual. Hay violencia cuando se utiliza poder para herir a otro.
Hay gran preocupación por la incidencia del comportamiento violento entre niños y
adolescentes. Este complejo y perturbador asunto necesita ser cuidadosamente entendido
por padres, maestros y otros adultos.
El médico Saúl Franco Agudelo identifica tres elementos que intervienen en la producción de
violencia.
Inequidad: factores que determinan la exclusión, ya sea por género, clase social, diferencias
sociales y culturales; minoritarias.
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Estos elementos son conjugados de distintas formas, según los actores, sus víctimas y sus
instrumentos y pueden ser útiles no sólo para explicar la violencia sino para prevenirla.
Muchas investigaciones han llegado a la conclusión de que hay una interacción compleja o
una combinación de factores que lleva a un aumento en el riesgo de un comportamiento
violento en niños y adolescentes. Estos factores incluyen:
Comportamiento agresivo o violencia previa;
Ser la víctima de un abuso físico y/o sexual;
Exposición a la violencia en el hogar y/o la comunidad;
Factores genéticos (hereditarios de la familia);
Exposición a la violencia en los medios de difusión (televisión, radio, etc.);
Uso de drogas y/o alcohol;
Presencia de armas de fuego en la casa;
Combinación de factores de estrés socioeconómico en la familia (pobreza, carencia de
medios, privación severa);
Separación matrimonial, divorcio, padre/madre soltera, desempleo, y falta de apoyo por
parte de la familia)
Daño cerebral debido a heridas en la cabeza.
Cuando el padre u otro adulto está preocupado, debe de inmediatamente hacer arreglos para
que se le haga al niño una evaluación completa y comprensiva por un profesional de la salud
mental cualificado. El tratamiento oportuno por un profesional puede muchas veces ayudar.
Los objetivos del tratamiento típicamente se enfocan en: ayudar al niño a aprender cómo
controlar su ira, a expresar su frustración y su ira de manera apropiada, asumir
responsabilidad por sus acciones y aceptar las consecuencias. Además, los conflictos
familiares, los problemas escolares, y asuntos comunitarios se deben tratar.
Los estudios de investigación demuestran que la mayor parte del comportamiento violento se
puede reducir o impedir si se reducen o eliminan los factores de riesgo. Lo que es más
importante, los esfuerzos se deben dirigir a reducir dramáticamente la exposición del niño o
adolescente a la violencia en el hogar, la comunidad y los medios de difusión. Es evidente
que la violencia fomenta la violencia.
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Suicidio
Algunas personas que sienten estos problemas emocionales no reaccionan contra otras
personas, sino que dirigen su violencia contra ellos mismos. El ejemplo más claro es el
suicidio.
Al igual que las personas que son violentas con otras personas, quienes se suicidan también
dan señales de advertencia antes de intentar quitarse la vida. El suicidio, como otras clases
de violencia, también se puede evitar. Por eso, lo más importante es reconocer las señales de
advertencia y buscar ayuda.
A menudo los pensamientos suicidas surgen como ideas para terminar un profundo dolor
psicológico. La muerte parece la única salida, pero de hecho no lo es.
El at debe conocer que trabajar con un cuadro así implica mucha demanda, estar atento a los
detalles por más mínimos que sean. De encontrarse en una situación de sospecha debe
avisar inmediatamente a la familia, equipo y de ser necesario policía y servicio de
emergencia.
Bulliyng
El “bullying” (acoso escolar o laboral) es poco considerado como un diagnóstico en el campo
de la salud asistencial, pese a la frecuencia con la que se manifiesta. Es una forma de abuso
que puede existir en cualquier ámbito donde convive un grupo de personas, pero es más
recurrente en el ámbito escolar. Se presenta cuando una o más personas ejercen un
comportamiento lesivo, intencional y recurrente contra otro u otros individuos y se
caracteriza por un abuso sistemático del poder. Esta conducta puede expresarse de
diferentes formas: como agresión física, verbal, psicológica y social. Sus consecuencias van
más allá de la víctima; alcanzan al agresor y a los observadores. Las condiciones individuales
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y del ambiente determinan los factores de riesgo y los de protección para evitar su
desarrollo.
Smith y Sharp, son de los primeros autores en proponer un concepto general de lo que es el
“bullying”: relación cotidiana entre varias personas en la que se ejerce “un abuso sistemático
del poder”, sin especificar el sitio en el que se desarrolla el fenómeno. En jóvenes que viven
su adolescencia (secundaria y universitaria), este tipo de violencia se ha estudiado en forma
más intencionada y se ha logrado establecer algunos de los elementos que la caracterizan:
Al respecto, se ha observado que entre las características que distinguen a todos los
actores del fenómeno hay una historia común:
ser parte del fenómeno. Estas consecuencias en el ámbito escolar, suelen producir
mayores índices de trastornos afectivos y de conducta en los estudiantes y en su
entorno:
a) Escolares. Ansiedad, ausentismo, menor rendimiento académico, abandono
escolar, generación de agresores y de víctimas-agresores.
b) Ambiente escolar. Inseguridad, desintegración, insalubridad, violencia y
circunstancias que favorecen la réplica del fenómeno.
Las propuestas
Además de la necesidad de mejorar los estilos de crianza en las familias, el papel que
desempeñan los profesionales de la educación es determinante para estructurar ambientes
escolares que se distingan por la armonía, una sana convivencia y el óptimo desarrollo
académico de sus integrantes. En este sentido, hay elementos considerados como
favorecedores de la génesis o no del fenómeno.
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Formas de Ciberbullying
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Unidad “01”
Que los padres configuren juntos las opciones de privacidad en las redes sociales
para determinar qué información será accesible para los demás, evitando usar sus
nombres completos y datos personales.
Conversar con ellos sobre el concepto de privacidad y generar con ellos un
pensamiento crítico a la hora de publicar información o imágenes en las redes.
Prestar atención a los cambios de conducta o humor
Definir hábitos de uso de redes e internet, con diferentes niveles de participación y
acompañamiento.
Generar puntos de encuentro relacionados con las redes o sitios de internet.
15.TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN.
Los trastornos alimenticios son condiciones complejas que emergen de la combinación de
conductas presentes por largo tiempo, factores biológicos, emocionales, psicológicos,
interpersonales y sociales.
Los trastornos de la alimentación son problemas de conducta serios. Puede ser que la
persona coma en exceso o que no coma lo suficiente como para mantenerse sana y
saludable.
Las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de tener trastornos de la
alimentación. Suelen comenzar en la adolescencia y con frecuencia se presentan con
depresión, trastornos de ansiedad y abuso de drogas.
La gente con trastornos alimenticios utiliza la comida y el control de la comida como un
intento para compensar los sentimientos y emociones que de otra manera son vistos como
insoportables. Para algunos, la dieta, los atracones y la purgación pueden comenzar como
una forma de lidiar con las emociones dolorosas y para sentirse en control de su vida
personal, pero al final estos comportamientos dañan la salud física y emocional, la
autoestima y la sensación de competitividad y control de la persona.
1) Rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo normal
considerando la edad y la talla.
2) Miedo intenso a ganar peso o a convertirse en obeso, incluso estando por debajo
del peso normal.
3) En mujeres pospuberales, presencia de amenorrea.
4) Alteración de la percepción del peso o a la silueta corporal, exageración de su
importancia en la autoevaluación o negación del peligro que comporta el bajo peso
corporal.
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Unidad “01”
Podemos decir que los jóvenes en esta etapa atraviesan desafíos muy importantes. La
adolescencia no constituye en sí una etapa problemática, sino más bien un periodo de
vivencias intensas donde los jóvenes requieren espacio, atención y respeto. Se hace
necesario dignificar etapa del desarrollo, por su valor en sí misma.
66 | P á g i n a
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Unidad “01”
Hay que considerar que el actual modelo de cuerpo ideal es inaccesible para la gran mayoría
de las mujeres e incompatible con una buena salud.
Es por esta razón que es indispensable un tratamiento cuya labor sea interdisciplinaria siendo
fundamental el trabajo en equipo entre el psicólogo, psiquiatras, médicos clínicos, para poder
abordar óptimamente esta problemática familiar-individual.
Obesidad:
Clasificación en la CIE 10 E65 a 68
Desde el punto de vista metabólico la obesidad es una enfermedad crónica, caracterizada por
la acumulación excesiva de grasa corporal, que independientemente de lo estético, se
constituye en un factor invalidante o de riesgo, y/o desencadenante, agravante o fuente de
complicación de otras enfermedades de índole física y psíquica, con implicancias sociales y
económicas que disminuyen la calidad de vida del sujeto.
La OMS la clasifica entre los diez riesgos principales para la salud en todo el mundo, en la
medida en que aumenta la posibilidad de padecer otras enfermedades como diabetes,
hipertensión problemas del corazón y respiratorios.
Criterios: La obesidad se define como una enfermedad crónica que se caracteriza por
un incremento anormal de peso debido a una proporción excesiva de grasa resultado de
la pérdida de balance entre el consumo y el gasto de energía, uno de los factores en la
actualidad es el cambio en el estilo de vida, como son las comidas rápidas hipercalóricas,
ricas en azúcares, grasas (principalmente saturadas) bajas en fibra; asociado a la inactividad
física, sobre un fondo genético.
Elementos diagnósticos:
Relación de cintura cadera >0.94 hombres y >0.85 en mujeres.
En hombres cintura > 90 cm. y en mujeres cintura > 80 cm.
El diagnóstico de obesidad se establece a través de la determinación del índice Corporal
(IMC). IMC = Peso corporal (Kg) / Talla (m) ².
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Unidad “01”
Causas la obesidad
Las causas de la obesidad son complicadas e incluyen factores genéticos, biológicos, del
comportamiento y culturales. Básicamente la obesidad ocurre cuando una persona come más
calorías que las que el cuerpo quema. Aunque algunos desórdenes médicos pueden causar la
obesidad, menos del 1% de todos los casos de obesidad son causados por problemas físicos.
La obesidad en los niños y adolescentes puede estar relacionada con:
hábitos de comer
falta de ejercicio
historial de obesidad en la familia
enfermedades médicas (problemas endocrinológicos o neurológicos)
medicamentos (esteroides y algunos medicamentos psiquiátricos)
cambios en la vida que les causan mucho estrés (separaciones, divorcio, mudanzas,
muertes, abuso)
problemas familiares o de los pares
baja autoestima
depresión u otros problemas emocionales.
La obesidad en los niños y adolescentes está también asociada con un aumento en el riesgo
de problemas emocionales. Los adolescentes con problemas de peso tienden a tener una
autoestima mucho más baja y tienden a ser menos populares con sus pares. La depresión, la
ansiedad y el desorden obsesivo compulsivo también pueden ocurrir.
Tratamiento
Los niños con obesidad necesitan una evaluación médica por un pediatra o médico de familia
para considerar la posibilidad de una causa física. En ausencia de un desorden físico, la única
manera de perder peso es reduciendo el número de calorías que se comen y aumentando el
nivel de actividad física del niño o adolescente. La pérdida de peso duradera sólo puede
ocurrir cuando hay motivación propia. Ya que la obesidad a menudo afecta a más de un
miembro de la familia, el establecer hábitos sanos de comer y hacer ejercicio regularmente
como actividad familiar puede mejorar las oportunidades de lograr exitosamente el control de
peso para el niño o adolescente.
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Unidad “01”
La obesidad con frecuencia se convierte en una cuestión para toda la vida. Un adolescente
obeso por lo tanto tiene que aprender a comer y a disfrutar de los alimentos saludables en
cantidad moderada y ejercitarse regularmente. Los padres de niño que tiene obesidad
pueden mejorar la autoestima de su hijo enfatizando sus puntos fuertes y cualidades
positivas en vez de enfocarse en el problema del peso. Es importante comprender que el
modo de abordaje es interdisciplinario.
Bulimia nerviosa
Clasificación en la CIE 10 307.51 DSM IV F50.2
Se define atracón como el consumo a lo largo de un período corto de tiempo de una cantidad
de comida muy superior a la que la mayoría de los individuos comerían.
El clínico debe tener en cuenta el contexto en que se produce el atracón —lo que se calificaría
como consumo excesivo en una comida habitual puede considerarse normal si se produce en
una celebración o en un aniversario—. Un «período corto de tiempo» significa aquí un período
de tiempo limitado, generalmente inferior a 2 horas. Los atracones no tienen por qué
producirse en un solo lugar; por ejemplo, un individuo puede empezar en un restaurante y
continuar después en su casa. No se considera atracón el ir «picando» pequeñas cantidades
de comida a lo largo del día.
A pesar de que el tipo de comida que se consume en los atracones puede ser variada,
generalmente se trata de dulces y alimentos de alto contenido calórico (como helados o
pasteles). Sin embargo, los atracones se caracterizan más por una cantidad anormal de
comida ingerida que por un ansia de comer un alimento determinado, como los hidratos de
carbono. Los individuos con bulimia nerviosa ingieren más calorías en un atracón que los
individuos sin bulimia nerviosa en una comida, pero la proporción de calorías derivadas de
proteínas, ácidos grasos e hidratos de carbono es similar.
Los individuos con este trastorno se sienten generalmente muy avergonzados de su conducta
e intentan ocultar los síntomas. Los atracones se realizan por lo normal a escondidas o lo
más disimuladamente posible. Los episodios pueden o no haberse planeado con anterioridad
y se caracterizan (aunque no siempre) por una rápida ingesta del alimento. Los atracones
pueden durar hasta que el individuo ya no pueda más, incluso hasta que llegue a sentir dolor.
Los estados de ánimo disfóricos, las situaciones interpersonales estresantes, el hambre
intensa secundaria a una dieta severa o los sentimientos relacionados con el peso, la silueta y
los alimentos pueden desencadenar este tipo de conducta. Los atracones pueden reducir la
disforia de manera transitoria, pero a continuación suelen provocar sentimientos de
autodesprecio y estado de ánimo depresivo.
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Aproximadamente un tercio de las personas con este trastorno toman laxantes después de
los atracones. Muy de vez en cuando los enfermos emplean enemas, que raramente
constituyen el único método compensatorio utilizado.
Los individuos con este trastorno pueden estar sin comer uno o más días, o realizar ejercicio
físico intenso, en un intento por compensar el alimento ingerido durante los atracones. Se
puede considerar excesivo el ejercicio que interfiere de manera significativa las actividades
importantes, cuando se produce a horas poco habituales, en lugares poco apropiados, o
cuando el individuo continúa realizándolo a pesar de estar lesionado o presentar alguna
enfermedad. Excepcionalmente, los individuos con este trastorno toman hormonas tiroideas
con el fin de no ganar peso. Los sujetos con diabetes mellitus y bulimia nerviosa pueden
suprimir o disminuir la dosis de insulina para reducir el metabolismo de los alimentos
ingeridos durante los atracones.
Se han descrito tres etapas en la elección de una carrera laboral: el período fantasioso,
tentativo y el realista.
En el primero la elección está basada en consideraciones difusas acerca de los roles valorados
(como cuando los niños dicen que quieren ser bomberos o astronautas porque valoran esas
funciones)
En el segundo se intenta conciliar los intereses con las propias habilidades o disposiciones, así
como con los valores. por ejemplo, si unas personas le interesan las ciencias exactas, pero
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percibe que le resulta mucho más difícil estudiar las disciplinas comprendidas en ellas que las
sociales, o al revés, tendrá que adecuar sus intereses a sus aptitudes.
En la tercera fase se intenta adecuar los intereses y las aptitudes o disposiciones a las ofertas
educativas y laborales que ofrece el medio.
Un aspecto que en ocasiones obstaculiza la elección de una carrera es pensar que la persona
tiene una única vocación para algo, y que el interés vocacional debe surgir claramente y sin
confusiones. Esta creencia hace que muchos jóvenes se paralicen sino sienten un claro
llamado vocacional, esperando que surja el mismo.
La vocación se construye con la historia personal, con los intereses, con las circunstancias de
vida de cada individuo, con la forma de ser, y se consolida con el trabajo y la experiencia. En
todo caso, lo que se “descubre” es a sí mismo, emprendiendo un camino de búsqueda en el
que se debe participar activamente, interrogándose y observando la realidad de la que se
forma parte
La realidad es que lo general las personas tienen múltiples intereses y habilidades y pueden
elegir entre una variedad de alternativas. Es importante reforzar que la vocación no viene
desde fuera sino desde el interior y que la única manera de poder estar en sintonía es auto-
conocerse e interiorizarse más por las opciones o intereses.
Los diferentes cambios que ha experimentado la familia en los últimos tiempos hacen
necesario revisar las concepciones de la comunicación intrafamiliar. Estos cambios son los
que hacen que muchos padres se cuestionan cuál debe ser el modelo comunicativo que hay
que seguir y cómo hacer para construir la estructura de esa comunicación efectiva.
También son organizaciones en las que los miembros deben compartir unas metas, unos
objetivos comunes que, en la medida en que son “comunes” dan unidad al grupo y permiten
el reparto de funciones y responsabilidades.
Por todo lo dicho las comunidades familiares son espacios de implicación personal donde cada
uno es necesario singularmente y, por lo tanto, no reemplazable en igualdad de términos. La
familia es la construcción que resulta de la unión de los elementos personales que conforman
esa comunidad.
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Por último, pero no menos importante, hay que decir que la familia posee una cultura común
a todos sus miembros que es la que otorga sentido a todo lo que se hace en el grupo. No nos
referimos aquí con el término cultura a aquellos conocimientos propios de campos específicos
del saber; nos referimos a la cultura de una organización (Schein, 1998) que, tal y como
hemos definido a la familia, aquí se corresponde con toda esa serie de valores, normas,
pautas, principio, que, dentro del seno familiar, dictan la conducta y que unen a sus
miembros bajo una esfera de interpretación de la realidad que hace que externalicen
prácticas similares. Esta cultura en su aspecto más común comparte una zona con la
sociedad a la que pertenecemos (Casas Aznar, 2007), pero también posee un carácter propio
que se construye dentro del propio núcleo familiar.
Comunicación
En general, y basándonos en las aportaciones del profesor Francisco Uña (2000)
diferenciamos que:
Informar es un proceso de carácter vertical que se ejerce desde el poder que tiene el emisor
sobre los receptores. La comunicación es unidireccional ya que el emisor tiene el monopolio
de la palabra y así ejerce un dominio sobre los receptores. El fin de la información es guiar la
conducta de los receptores. El éxito del mensaje es la obediencia del receptor. En el caso de
la familia, este proceso no crea un auténtico espacio común para el intercambio
comunicativo, aunque este discurso también tiene su momento en el desarrollo de la relación
familiar.
Actualmente la mayoría de los padres han crecido fundamentalmente con la televisión y con
los llamados “mass media”. La característica de todos ellos es que su discurso es de tipo
informativo, vertical, de una vía. Dado que las diferentes tecnologías transmiten unos
determinados valores (Aparici, 2003), esta generación ha asumido unos principios conectados
con la verticalidad y la organización jerarquizada del discurso televisivo (Bernal y Barbas,
2010). Dentro del esquema clásico de la comunicación asumen el rol de receptor. Se han
acostumbrado a ser pasivos. Este entrenamiento televisivo les ha dado muchas tablas para
actuar en situaciones en las que el discurso es de tipo vertical-institucional: dentro de la
familia, en la escuela, en el trabajo y frente a instituciones públicas y privadas. Comprender
la estructura de este discurso no supone mayor problema para ellos y reproducen una
conducta meramente receptiva cuando el contexto lo requiere.
Por su parte los hijos pertenecen a la generación de las nuevas tecnologías. Aunque siguen
ante el televisor (que empieza a abrir su modelo a la participación), su foco de atención es el
ordenador y el teléfono móvil. En el entorno de Internet se encuentran como pez en el agua
en las redes sociales. Allí el discurso comunicativo es horizontal, de vía múltiple, activa e
inmediata. El nuevo modelo comunicativo también genera un nuevo modelo de aprendizaje
(Gutiérrez, 2003). No están acostumbrados en la misma medida en que sus padres lo
estaban a inhibir una respuesta y por ello no responden muy bien ante las situaciones en las
que implícitamente se requiere de ellos que no opinen abiertamente, pero se comporten.
Tienen dificultad para adaptar su conducta en las estructuras comunicativas de tipo
informativo.
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La generación adulta puede aportar la mejor parte de su aprendizaje para completar el de los
jóvenes, pero esto ha de hacerse mediante un proceso de diálogo. De esta manera
entendemos que no solamente es conveniente establecer un ambiente comunicativo dentro
de la familia por cuestiones de convivencia y de carácter emocional, la familia, además, debe
contribuir a la adquisición y al dominio de competencias sociales dentro de un nuevo marco
social (marcado por una nueva tecnología) y los procesos dialógicos ayudan en buena medida
a conseguir este fin.
Valorar adecuadamente el peso del aprendizaje vicario. El niño aprende también por
imitación, no se debe caer en el engaño de que “por una vez no importa” o creer que lo que
se está haciendo mal (por ejemplo: mentir) como tiene una causa justificada para el adulto,
va a ser entendido de esa manera por el niño. Es, por tanto, importante, compartir
efectivamente las normas y los valores, en la medida en que son efectivas y reales.
Las familias que propician una buena calidad de diálogo conocen mejor lo que a sus hijos les
sucede y cuáles son sus intereses. Por el contrario, aquellas familias que tienen una
comunicación más desequilibrada y vulnerable provocan en sus integrantes más conflictos y
perjuicios. Sus integrantes tienen problemas en cuanto al desarrollo emocional y físico.
Existen otros sectores desde los cuales se contribuye o perjudica el buen desarrollo de la
comunicación en la familia. Los medios de comunicación son uno de ellos. Han propiciado
importantes espacios que logran una mejor comunicación familiar a través de sus programas
difundiendo los valores familiares.
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En la medida en que se fortalezcan las relaciones familiares, son constantes esos momentos
de convivencia familiar y se van reduciendo más los riesgos de quiebra de esas relaciones en
sus integrantes.
En este sentido, se puede establecer que los beneficios de la comunicación en la familia logra
una importante respuesta en los integrantes en todas sus actividades y relaciones. Para los
especialistas, estos tienen una mayor estabilidad emocional y pueden pasar por un buen
ambiente familiar que les permita lograr buenas decisiones para el desarrollo de situaciones
que sean beneficiosas y no arriesguen la convivencia familiar.
Los excesos y desmedida son una marca de nuestra época. Con estos comportamientos
tóxicos, los adolescentes buscan aliviar y anestesiar transitoriamente sentimientos de vacío,
de impotencia, de sufrimiento. Es fundamental ayudarlos a trazar algún borde para evitar los
desbordes constantes de las patologías autodestructivas más acuciantes como la bulimia, la
anorexia, el alcoholismo, las conductas violentas y otras adicciones” (Kuras, S.; Resnisky, S.
2005). La adolescencia es, quizás, la etapa de la vida en la que la inclusión de un a.t. sea
más dificultosa para el equipo terapéutico, aun cuando pueda ser muy necesaria. En no pocos
casos esta se lleva a cabo sin contar con la aceptación explícita del paciente. Debido a su
necesidad de autoafirmación, el adolescente es reacio a aceptar ayuda externa y mucho más
a solicitarla aun cuando piense que puede venirle bien. Dada la importancia que tiene, para el
adolescente, la valoración que de él haga su grupo de pares, el mostrarse con un a.t. puede
constituir una herida narcisista insoportable para el joven y verse expuesto a la burla
despiadada de sus compañeros. El acompañante puede constituir un borde que aloje desde la
presencia, no se trata de proponerles pasatiempos sino ofrecer posibilidades más auspiciosas,
evitando situaciones de riesgo, comprometidos en la búsqueda de referentes identificatorios.
OBJETIVOS
Reconstruir vínculos familiares y sociales, teniendo en cuenta una interacción.
Favorecer espacios de recreación y juegos.
Apoyo emocional y valorativo del niño, adolescentes y familia
contención- comprensión.
Para establecer un diálogo ameno con un adolescente, como at hay que procurar manejar
ciertas condiciones como, por ejemplo: paciencia, tolerancia, intencionalidad, poder de
escucha, no subestimar, autoridad, la autorrevelación (es una técnica, es mi yo involucrado,
“tenemos cosas que compartimos: dolor, angustia, miedos, etc”).
Todo niño, desde lo físico y psíquico, necesita tomar parte activa de todas las actividades
recreativas para un mejor aprendizaje en general
Es precisamente en esta tarea en donde la figura del A.T., a través de una relación
interpersonal, es totalmente insustituible. Es precisamente hacia esa conciencia, esa
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conciencia intencional como protagonista del propio vivir, hacia dónde deben orientarse los
esfuerzos del acompañante terapéutico para que el adolescente comience a tener contacto
con su mundo exterior.
Se requiere que los tratamientos cubran no sólo la sintomatología, sino también procesos y
logros del desarrollo del individuo. Se deben desarrollar estrategias de promoción de salud
para responder a los desafíos que amenazan el bienestar de los adolescentes. Mejorar su
salud es un reto que va a requerir una amplia gama de estrategias que abarquen muchos
aspectos de la vida de la comunidad y se ajusten a las necesidades de cada sujeto. Lo que
implica que la provisión de atención a los adolescentes pasa por disciplinas tan diversas como
la medicina, la psicología o la sociología, integrándose en una perspectiva integral e
integradora de la salud.
La psicoterapia con adolescentes significa creer en la bondad del espíritu humano. Los
terapeutas que guían a los jóvenes necesitan ver más allá de lo obvio, escuchar más allá de
la música alta y sentir la estimulación de la aventura de ser un adolescente. El proceso
terapéutico con los jóvenes no consiste en enseñar conformidad con las reglas sociales. El
psicoterapeuta es un guía, de parte del adolescente, en la búsqueda de qué puede hacer
significativa la vida de este individuo único, así como aprender a vivir de acuerdo a su
mundo. No vivir según qué debería ser, sino lo que realmente es.
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se preocupa de forma genuina por el sujeto paciente, pero no hace parte de sus relaciones
interpersonales cotidianas
Los adolescentes que asisten a tratamiento lo hacen, en su mayoría, motivados por otros
(padres, madres y/o escuela), ya que con frecuencia ellos y ellas no perciben la
disfuncionalidad de su conducta, lo que dificulta la asistencia y permanencia en el
tratamiento.
Las características de los acompañantes que facilitan una buena relación terapéutica con
adolescentes, son:
Atender a las experiencias emocionales de los jóvenes.
Posibilidad de negociar algunas metas,
Empatía.
Autenticidad.
Rol directivo.
Apoyo.
Demostrar implicación por el acompañado y por sus valores.
Actualizarse de por los gustos del mismo.
Creatividad.
No sancionar los “términos” del lenguaje adolescente.
19.CONDUCTAS DE RIESGO.
Son aquellas que son potencialmente dañinas o nocivas para la salud física y mental, como
puede ser el consumo excesivo de alcohol o tabaco; el abuso de drogas ilegales, como
marihuana, cocaína y otras; la conducta sexual temprana o muy activa; el aislamiento,
incomunicación o desánimo.
Estas conductas no son enfermedades en sí, pero pueden llevar a una enfermedad.
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Es el primer ambiente donde el ser humano se relaciona con otras personas. En él aprende
valores, principios, normas y nociones acerca de la vida. También es el ámbito social donde
los niños obtienen seguridad, respeto y amor.
Esto se logra a través de una educación integral que le permita afrontar los problemas
futuros de la mejor manera, lograr una seguridad afectiva y económica, respetar a los demás
y a sí mismo y consolidar su autoestima.
Los niños pasan la mayor parte de su tiempo con los padres, desde el nacimiento hasta
aproximadamente los 4 años. En este tiempo, los padres enseñan a sus hijos hábitos,
disciplina y valores. Mientras que, en la escuela, los niños aprenden a desarrollar capacidades
y obtienen conocimientos.
Parte de la importancia de la familia se basa en que es un apoyo para los niños. Estará en
sus días felices, pero también en momentos difíciles o en decisiones importantes. Sin
importar las amistades que el niño tenga, la familia siempre estará ahí para darle su apoyo
incondicional.
Todos los integrantes de la familia son seres únicos con personalidades diferentes. Gracias a
esto, el niño aprende a coexistir con diferentes personas, respetar y aceptar a los demás. De
esta manera, cuando deba salir al exterior no tendrá problemas en interactuar con personas
desconocidas.
Los niños deben saber cómo la familia es de importante para sus vidas, no es algo que se dé
por supuesto, se debe saber y comprender. Los niños deben saber que tienen a su familia
siempre que la necesite, esto hará que aumente la confianza en sí mismo y se sentirá mucho
más relajado cuando se enfrente a situaciones estresantes, haciendo que sea capaz de
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superarlas. La confianza en uno mismo y la sensación de seguridad, hará que sea fácil para
ellos poder enfrentarse al mundo.
La principal diferencia es que el padre “ayuda” a afrontar la ansiedad que el paciente siente,
mientras que la madre “ayuda” evitar la ansiedad. Haciendo de este modo un movimiento de
sostenimiento de los síntomas.
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BIBLIOGRAFIA OBLIGATORIA
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