S: I. Introducción. II. Situación Del Movimiento Insur-V. Los Juicios de Morelos. VI. La Ejecución. VII. Bibliografía
S: I. Introducción. II. Situación Del Movimiento Insur-V. Los Juicios de Morelos. VI. La Ejecución. VII. Bibliografía
S: I. Introducción. II. Situación Del Movimiento Insur-V. Los Juicios de Morelos. VI. La Ejecución. VII. Bibliografía
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I. Introducción
José María Morelos y Pavón es sin duda, uno de los íconos del movimien-
to de independencia de México; su legado militar y jurídico, son parte
importante de nuestra concepción de México y también del carácter de la
lucha de independencia. En Morelos conviven el ideólogo, el insurgente,
el político y el sacerdote y también el hombre del pueblo transido por
varias contradicciones; por un lado, su carácter popular y por el otro su
estrecha relación con el poder; su espíritu libertario y su tendencia reli-
giosa. Los últimos días de su vida son un recuento de cómo esas tensiones
hicieron crisis final y marcaron su paso a la historia, pero al mismo tiempo
iniciaron el entramado de una nueva historia, la de la narración de su juicio
y ejecución que ha sido, durante doscientos años, motivo de controversia.
Durante las primeras décadas de la vida independiente de México, la
figura de Morelos, junto con la de todos los héroes de la primera insur-
gencia, fue exaltada para la definición del carácter liberal. En cierta for-
ma, el discurso del liberalismo mexicano buscó justificarse frente a la
más acerba crítica del conservadurismo: su falta de arraigo en nuestro
país. Siendo el liberalismo, como lo es, una tradición fundamentalmente
* Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y Secretario de Cultura y Artes
del Conaculta.
189
190 Fernando Serrano Migallón
1
Villaseñor y V., Alejandro, Biografías de los héroes y caudillos de la independen-
cia, México, Editorial del Valle de México, p. 140.
192 Fernando Serrano Migallón
14. Que para dictar una ley se discuta en el Congreso, y decida á plu-
ralidad de votos.
15. Que la esclavitud se proscriba para siempre, y lo mismo la distin-
ción de Castas, quedando todos iguales, y solo distinguirá á un Americano
de otro el vicio y la virtud.
...
17. Que á cada uno se le guarden las propiedades y respete en su casa
como en un asilo sagrado señalando penas á los infractores.2
Apenas supo Morelos que tenía encima al enemigo, ordenó que los miem-
bros del Congreso, del Tribunal de Justicia y del poder ejecutivo con todos
los bagajes, marcharan con mayor violencia para ponerse fuera del alcance
de los realistas, y dictó sus disposiciones a fin de resistir hasta donde fuera
posible. Escogió para ello las lomas que forman uno de los lados de la an-
gosta cañada en que se hallaba: dividió su línea de batalla en tres cuerpos,
qudando el de la izquierda a las órdenes de don Nicolás Bravo, el de la
derecha al mando del brigadier Lobato, y él mismo se colocó en el centro
con los dos pequeños cañones que tenía.3
Inmenso fue el júbilo de las tropas de Concha al saber que Morelos que-
daba en manos de su jefe, y tanto fue su alborozo “que, dice Concha en
su parte, se olvidaron del hambre y la sed que hacía tres días sufrían por
aquellas soledades. Todo fue alegría, en términos que a la tropa le pareció
poco el ver todo el fruto que se había conseguido en comparación de la
presa de Morelos, como objeto principal de sus desvelos.”5
5
Idem. Véase parte de Concha.
JOSÉ MARÍA MORELOS. UN JUICIO A DEBATE 197
8
Idem. Véase Grados concedidos a los jefes y oficiales que concurrieron a la expe-
dición en la que resultó la prisión de Morelos, Colección de documentos de J. E. Hernán-
dez Dávalos, t. VI, p. 57.
JOSÉ MARÍA MORELOS. UN JUICIO A DEBATE 199
de este país, ya que hasta aquí no ha reinado por todas partes sino la deso-
lación y la muerte.
Hemos dado constantemente pruebas de la moderación: reflexione
V.E. en que si atenta contra la vida de Morelos, su muerte sería un fatal
presagio para V.E. y para todo su partido. ¡Cuidado, pues, con los aza-
res de la guerra! ¡Cuidado con las vicisitudes de los imperios! ¡Examine
V.E. nuestra situación y recursos y tiemble por la venganza! Si V.E. se
muestra cruel ¿qué puede prometerse si las contingencias inesperadas de
la campaña lo ponen en nuestras manos? ¿Acaso sus prisioneros tendrán
derecho para implorar nuestra piedad? ¿Querrá V.E. obligarnos a que nos
arrepintamos de haber sido clementes, a pesar de nuestro justo enojo? Fi-
nalmente acuérdese V.E. de que sesenta mil españoles deberán responder
de la menor injuria que se haga al general Morelos. Él es amado sobre
toda ponderación de los americanos; sus suerte no puede verse con indi-
ferencia, ni aún por los que han sido unos simples espectadores de nuestra
terrible lucha.
Dios guarde V.E. muchos años. Tehuacán, 17 de noviembre de 1815.
Lic. José Sotero Castañeda, Presidente del Congreso; Lic. Ingacio Alas,
Presidente del Gobierno; Lic. José María Ponce de León, Presidente del
Supremo Tribunal de Justicia. Al Señor Capitán General del ejército espa-
ñol Don Félix María Calleja del Rey.9
9
Zárate, Julio, op. cit., p. 490. Véase Bustamante, Cuadro histórico, t. III, pp. 221
y 222.
200 Fernando Serrano Migallón
10
Zárate, Julio, op. cit., p. 494. Véase Declaración de Morelos, Colección de Docu-
mentos de J. E. Hernández Dávalos, t. VI., p. 43.
JOSÉ MARÍA MORELOS. UN JUICIO A DEBATE 201
Me ha dicho el reo que por medio del señor coronel Concha ha propuesto
al Exmo. Señor Virrey que como se le perdone la vida descubrirá planes
con los que en poco tiempo se pacifique la América, y que repita a vues-
tras señorías la misma propuesta; ésta no me parece digna de despreciarse,
porque, según asientan los criminalistas, este es el caso en que debe usarse
de clemencia, perdonando a un delincuente por salvar a una comunidad o
pueblo, o porque de su perdón resulte un mayor bien a la sociedad, pues
reflexiónese cuántos pueblos de América se salvarán volviendo toda ella
por un medio a su antigua quietud.12
11
Zárate, Julio, op. cit., p. 487.
12
Ibidem, op. cit., p. 494. Véase “Esta defensa se halla original en la causa formada a
Morelos” existente en el Archivo General, t. LXXVIII, ramo de Historia. Véase también
en la Colección de documentos de J. E. Hernández Dávalos, t. VI., pp. 66-68.
202 Fernando Serrano Migallón
El presbítero José María Morelos era hereje formal, fautor de herejes, per-
seguidor y perturbador de la jerarquía eclesiástica, profanador de los san-
tos sacramentos, cismático, lascivo, hipócrita, enemigo irreconciliable del
cristianismo, traidor a Dios, al rey y al papa, y como a tal se le condena
a que asista a su auto de degradación en traje de penitente con sotanilla
sin cuello y vela verde; a que haga confesión general y tome ejercicios, y
para el caso remotísimo de que se le perdone la vida, a una reclusión para
todo el resto de ella en África, a disposición del inquisidor general, con
obligación de rezar todos los viernes del año los salmos penitenciales y el
rosario... Terminada la lectura de la sentencia el ministro decano procedió
a la ceremonia llamada por los inquisidores la reconciliación, ordenando
que se azotase a la víctima durante el rezo del salmo Miserere, y en segui-
da se celebró la misa rezada.14
14
Idem.
204 Fernando Serrano Migallón
VI. La ejecución
21 de diciembre.
En la ciudadela de la plaza de México a veinte y uno de diciembre
de mil ochocientos quince, el señor coronel D. Manuel de la Concha, en
virtud del decreto que antecede del Excelentísimo Señor Don Félix María
Calleja, Virrey y Gobernador y Capitán General de esta Nueva España,
pasó con asistencia de mí el secretario a la prisión donde se halla José
María Morelos, reo en esta causa a efecto de notificársela, y habiéndole
208 Fernando Serrano Migallón
hecho poner de rodillas le leí la sentencia de ser pasado por las armas por
la espalda como traidor al rey, en virtud de lo cual se llamó a su confesor
para que se preparara cristianamente; y para que conste por diligencia lo
firmó dicho señor, de que yo el infrascrito secretario doy fe.
Manuel de la Concha.
VII. Bibliografía
Fuentes