El Dolo

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V. El dolo y la culpa..............................................................................113
1. Evolución de la teoría del dolo......................................................114
2. Clases de dolo................................................................................115
A. El dolo directo de primer grado o intención.............................116
B. Dolo directo o dolo de segundo grado......................................116
C. Dolo eventual............................................................................117
3. Elementos del dolo........................................................................118
A. El conocimiento........................................................................118
B. Querer.......................................................................................119
4. El error de tipo...............................................................................120
5. La culpa.........................................................................................122
A. Clases de culpa.........................................................................124
B. Estructura de la culpa...............................................................124
6. La punibilidad en los delitos culposos...........................................125

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V. EL DOLO Y LA CULPA

El dolo y la culpa constituyen, en términos del estado actual de la


evolución de la dogmática penal, elementos del tipo penal, lugar
resultante de su ubicación a nivel de la acción por parte de la teoría final
de la acción, la cual hoy se percibe como dominante en la dogmática
penal, cuestión por la que debemos desterrar todo planteamiento que
pretenda analizarlo como forma, especie o elemento de la culpabilidad.
Lo anterior resulta en clara concordancia con la tendencia adoptada
241
por la ley mexicana en torno al dolo y la culpa, al situarlo como uno de
los elementos del tipo penal. El artículo 168 del Código Federal de
Procedi- mientos Penales a partir de la reforma de 1994 señalaba:

El Ministerio Público acreditará los elementos del tipo penal del delito de que
se trate y la probable responsabilidad del inculpado, como base del ejercicio
de la acción; y la autoridad judicial, a su vez, examinará si ambos requisitos
están acreditados en autos. Dichos elementos son los siguientes:
I. La existencia de la correspondiente acción u omisión de la lesión o, en
su caso, el peligro a que ha sido expuesto el bien jurídico protegido;
II. La forma de intervención de los sujetos activos; y
III. La realización dolosa o culposa de la acción u omisión.

A raíz de la reforma del 18 de mayo de 1999 se introdujo el concepto


de cuerpo del delito como el conjunto de los elementos objetivos o
externos que constituyen la materialidad del hecho que la ley señale
como delito, así como los normativos en el caso que la descripción típica
lo requiera.
241 El concepto de dolo y culpa en el CPF es relativamente novedoso, pues fue hasta el año de 1994
cuando se suprimió el concepto de intencionalidad que hasta entonces permanecía como sinónimo
del dolo y el de imprudencia con el que se pretendía identificar a la culpa.

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114 RAÚL PLASCENCIA VILLANUEVA

La inclusión del dolo y de la culpa a nivel de tipo penal, se encuentra


vinculada con lo dispuesto por el artículo 8o. del CPF, el cual establece
que los delitos sólo pueden ser realizados de manera dolosa o culposa.

1. EVOLUCIÓN DE LA TEORÍA DEL DOLO

El dolo ha constituido durante el transcurso de la historia uno de los


elementos subjetivos de mayor relevancia, sus antecedentes podemos
ubi- carlos en el derecho romano, siendo una de las grandes aportaciones
242
del periodo tardío de la antigua Roma, el incluirlo como uno de los
243
presu- puestos de los llamados delitos graves.
En los inicios de la teoría del dolo se le concibió a partir de la teoría de
la voluntariedad, desarrollándolo como una consecuencia directa que el
autor ha previsto y deseado; sin embargo, esta idea fue superándose,
hasta que se sustituyó por la representación, bajo la base de que no
244
permitía definir el dolo eventual.
Las ideas expuestas por Mayer permitieron resolver el dilema del dolo
eventual mediante la teoría de la representación, al señalar que la
producción contraria al deber de un resultado típico es dolosa, no sólo
cuando el autor se representa el resultado que sobrevendrá al emprender
la acción, sino también cuando esa representación no le movió a cesar en
su actividad voluntaria.
Lo anterior, dio lugar al desarrollo de la teoría de la voluntad y de la
representación en torno al dolo para definir y precisar sus elementos, las
cuales más adelante desarrollaremos, toda vez que la dogmática es plena-
mente conteste en el sentido de considerarlos la base de la construcción
245
del dolo.

242 Jescheck,Hans, Tratado de derecho penal, op. cit., p. 397.


243 La doctrina de los autores italianos de la época medieval estableció la tripartición en delitos,
crímenes y contravenciones o faltas, base sobre la cual los autores sajones del siglo XVII,
especialmente Carpzovio, elaboraron una división tripartita en delicta atrocisima (castigado con la
pena de muerte agravada), atrocia y levia (Hippel, en el año de 1930). Plascencia Villanueva, Raúl,
Los delitos contra el orden económico, op. cit., p. 28.
244 Jiménez de Asúa, Luis, La ley y el delito, op. cit., p. 453.
245 Idem.

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TEORÍA DEL DELITO 115

2. CLASES DE DOLO

Al analizar el dolo es factible distinguir tres especies que


tradicionalmen- te identifica la doctrina. En la doctrina causalista clásica,
el dolo se concebía como dolus malus. Contenía como tal, dos aspectos:
a) el conocimiento y voluntad de los hechos, y b) la conciencia de su
significación antijurídica (conocimiento del derecho).
Actualmente, en virtud de los aportes derivados de la teoría final de la
acción es preferible utilizar un concepto más restringido de dolo, que se
entiende como dolo natural, concepción diversa de la propuesta del
finalis- mo ortodoxo, en la que el dolo incluía únicamente el conocer y
querer la realización de la situación objetiva descrita por el tipo del
injusto, y no requiere que se advierta que dicha realización es antijurídica
246
(no incluye la conciencia de la antijuricidad).
247
En cuanto a su clasificación, la teoría tradicional ha identificado
otras especies, tal es el caso de la clasificación propuesta por Celestino
Porte Petit, el cual desdobla las clasificaciones en atención a ocho
distintos aspectos: por su nacimiento (inicial o precedente y
subsiguiente); por su extensión (determinado e indeterminado); por la
modalidad de la dirección (directo, eventual y de consecuencia
necesaria); por su intensidad (genérico y espe- cífico); por su duración
(de ímpetu, simple y de propósito); por su contenido (de daño, de peligro,
de daño con resultado de peligro y de peligro con resultado de daño); por
su categoría (principal y accesorio), y por su realización (posible y
248
real).
En resumen, podríamos adelantar que son tres las clases de dolo que
engloban las diferentes especies que la teoría ha identificado, en tal
virtud, consideramos suficiente hablar de: a) dolo directo de primer grado
(o intención en sentido estricto), b) dolo directo de segundo grado, c)
dolo eventual, mismas que a continuación trataremos de analizar.

246 Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, op. cit., p. 255.
247 Por su parte, Fernando Castellanos Tena los clasifica en dolo directo, indirecto, indeterminado y
eventual, el primero contempla un resultado que coincide con el propósito del agente, en el segundo,
el agente se propone un fin y sabe que seguramente surgirán otros resultados delictivos, en el tercero
la intención genérica de delinquir, se manifiesta con proponerse un resultado delictivo en especial, y
el eventual se presenta cuando se desea un resultado delictivo, previéndose la posibilidad de que
surjan otros no queridos directamente. Lineamientos elementales de derecho penal, op. cit., p. 241.
248 Porte Petit Candaudap, Celestino, Programa de derecho penal. Parte general, 3ª ed., México,
Trillas, 1990, pp. 604 y ss.

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116 RAÚL PLASCENCIA VILLANUEVA

A. El dolo directo de primer grado o intención

En este primer caso, el dolo de primer grado o intención se refiere al


autor que persigue la acción típica o, en su caso, el resultado requerido
249
por el tipo, dominando el factor de voluntad.
La intención en el sentido anterior se reduce a una cuestión eminente-
mente subjetiva que alcanza la concreción del tipo penal, situándose más
allá del tipo objetivo y que acorde con el tipo se debe tener presente pero
250
que no precisa alcanzar.
En efecto, la intención es retomada por el legislador en diversos tipos,
los cuales aluden a eventos futuros, refiriéndose a la intención no como
dolo, sino a nivel de la certeza, la duda o el desconocimiento.
Un ejemplo de lo anterior es lo dispuesto en el artículo 301 del CPF al
señalar como responsable de las lesiones que a una persona cause algún
animal bravío, será responsable el que con esa intención lo azuce, o lo
suelte o haga esto último por descuido, en este caso el código utiliza la
expresión “ intención” a fin de excluir la posibilidad del dolo eventual,
dejando la posibilidad del dolo de primer grado o intención, en virtud de
que la manifes- tación de la voluntad por parte del sujeto va dirigida a un
objetivo claramente determinado.

B. Dolo directo o dolo de segundo grado

El dolo directo (dolus directus) constituye una de las manifestaciones


del dolo al revestir la producción de un resultado típico con la conciencia
de que se quebranta un deber jurídico, en pleno conocimiento de dicha
circunstancia y del curso esencial de la relación de causalidad existente
entre la manifestación humana y el cambio en el mundo exterior, con
voluntad de realizar la acción y con representación del resultado que se
251
quiere.

249 Jescheck, Hans, Tratado de derecho penal, op. cit., p. 403.


250 Jescheck acompaña el ejemplo del ladrón que desea apropiarse de la cosa robada, lo cual
caracteriza la intención del hecho acorde con la finalidad que se ha planteado y actúa en tal sentido, o
bien, el sujeto que desea realizar un acto sexual sobre determinada persona y tiene toda la intención
de consumarlo. El que desea privar de la vida a una persona y despliega su comportamiento para
consumar dicho acto. Idem.
251 Jiménez de Asúa, Luis, La ley y el delito, op. cit., p. 459.

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TEORÍA DEL DELITO 117

Lo cual se traduce en la concurrencia en el autor del conocimiento de


lo que va a realizar en relación con el tipo y en especial la previsibilidad
de la producción de un resultado típico, siendo el conocimiento el aspecto
central. La manera como el legislador acostumbra designar el dolo
directo es mediante la idea de “conociendo” o “a sabiendas”, así, el
artículo 9o. del CPF señala: “obra dosamente el que conociendo los
elementos del tipo
penal quiere o acepta la realización del hecho descrito por la ley” .

C. Dolo eventual

El dolo eventual (dolus eventualis) lo entiende la doctrina en los


siguien- tes términos: “cuando el autor prevé como posible el resultado
252
típico y se conforma con él” , idea que el CPF ha retomado en el
sentido de “obra dolosamente el que, previendo como posible el
resultado típico, quiere o acepta la realización del hecho descrito en la
253
ley” .
En este tipo de dolo el sujeto activo dirige su comportamiento hacia un
fin de total indiferencia para el derecho penal, pero del cual se puede
derivar un resultado típico el cual prevé como posible, sin que incida
dicha circuns- tancia en modificar su comportamiento, sino por el
contrario sigue adelante y asume el riesgo.
A fin de establecer la distancia entre el dolo eventual y la culpa
conscien- te, podemos partir de la teoría del consentimieno, la cual
propone la existencia del dolo eventual cuando el sujeto consiente o
acepta la produc- ción del resultado, en tanto que si realiza la acción con
la confianza de que el resultado no se produzca, se dará la culpa
consciente o con representación. Según la teoría de la probabilidad, si el
sujeto consideraba probable la producción del resultado estaremos ante
el dolo eventual. Pero si consider- aba que la producción del resultado era
meramente posible, se daría la culpa consciente o con representación. La
teoría de la probabilidad prescinde a la hora de deslindar el dolo eventual
y la culpa consciente de un elemento esencial del dolo: el elemento
volitivo. El dolo es conciencia y voluntad de la realización de los
elementos objetivos del tipo. En el dolo eventual la relación de la
voluntad con la realización de los elementos objetivos
252 En el mismo sentido, Jescheck: “significa que el autor considera seriamente como posible la
realización del tipo legal y se conforma con ella” , Tratado de derecho penal, op. cit., p. 405, Jiménez
de Asúa, Luis: “existe cuando el sujeto se representa la posibilidad de un resultado que no desea,
pero cuya producción ratifica en última instancia” , La ley y el delito, op. cit., p. 461.
253 Artículo 9o. Código Penal para el Distrito Federal en materia del fuero común, y para toda la

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República en materia del fuero federal.

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118 RAÚL PLASCENCIA VILLANUEVA

del tipo es menos intensa, pero es preciso que concurra un elemento


emocional, que refleje la actitud del sujeto ante la posible lesión del bien
254
jurídico.

3. ELEMENTOS DEL DOLO

A. El conocimiento

El conocimiento de lo que se pretende hacer es uno de los elementos


exigidos por el dolo, pero cuáles son las características de dicho conoci-
miento. En principio, debe ser actual, es decir en el momento mismo en
que el autor despliega su comportamiento y debe referirse a los
elementos del tipo objetivo que está concretando.
Empero, no todos los elementos del tipo objetivo son factibles de
conocer de una misma manera, por ejemplo, los normativos exigen de
una valoración jurídico-social, incluso requieren de un conocimiento
técnico; por ejemplo, un título de crédito, el servicio público, las armas
de uso exclusivo del ejército y fuerzas armadas, ameritan una reflexión
jurídica y una respuesta de la ley, siendo distinto el conocimiento que
puede tener una persona con instrucción jurídica en comparación con
quien adolezca de ésta; sin embar- go, la exigencia de la ley es el
conocimiento simple que se pueda tener de dichos conceptos, mas no el
jurídico, pues de otra manera supondría la exigencia de conocimientos
jurídicos, es decir basta saber lo que es un título de crédito en términos de
cómo lo conoce una persona en general.
Por otra parte, los elementos descriptivos requieren la percepción de los
sentidos, por ejemplo las lesiones que se infieren a una persona durante
una riña suponen el conocimiento de la violencia que se está ejerciendo
para dañar al oponente.
En relación con el conocimiento, éste puede anularse con motivo del
error, sea sobre los presupuestos o bien sobre los elementos del tipo, con
las posibilidades de ser vencible o bien invencible, el primero existe en
aquellos casos en que el sujeto activo no tiene la posibilidad de conocer
la realidad típica objetiva no valorativa, a pesar de ponerse en juego el
cuidado posible y adecuado para no caer en una falsa apreciación, en
tanto el
254 Cerezo Mir, José, Curso de derecho penal español. Parte general, 2a. ed., Madrid, Tecnos, 1981,
pp. 440 y ss.

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TEORÍA DEL DELITO 119

vencible aparece cuando el sujeto por no haber desplegado el cuidado


posible y adecuado produce la lesión o puesta en peligro del bien jurídico.
Los efectos del error son diversos, así, tratándose del invencible, no
existe el dolo ni la culpa y para el caso del segundo se elimina la
255
posibilidad del dolo pero no de la culpa.

B. Querer

En materia de voluntad, vale la pena recordar la idea respecto de la


libertad de voluntad que se origina en la libertad individual del ser
humano, su aparición en la concreción del tipo, por ejemplo, el que desea
dañar el patrimonio de otra persona y lo logra.
En el sentido anterior, la voluntad es una definición del sujeto activo
sobre un objeto conocido y puede presentarse de manera deliberada o
indeliberada. Pero en cuáles casos puede afirmarse que el sujeto quiere
realizar su comportamiento; podríamos señalar que será cuando acepta el
resultado anticipadamente, sea por representación o bien porque aparece
como probable sin que tal probabilidad sea suficiente para detenerlo en la
realización de su propósito, o bien en la omisión del deber que está
256
obligado a acatar.
El querer puede ser anulado en un momento determinado por la
presencia de fuerzas externas irresistibles denominadas como vis
absoluta, vis maior y los actos reflejos.
La vis absoluta y la vis maior son fuerzas físicas, externas e
irresistibles que, por recaer sobre el cuerpo del sujeto, impiden, en el
caso concreto, al querer típico, la primera es atribuible al ser humano y la
257
segunda a las fuerzas de la naturaleza.
Los actos reflejos se entienden como reacciones del cuerpo humano
involuntarias en respuesta a estímulos externos.
255 Los casos límites del error se han identificado como la abertractio ictus (error en el delito) que
se presenta cuando el sujeto dirige su voluntad hacia un objeto determinado y, por desviación, recae
en un objeto distinto. El error in objecto (error en la persona) se da cuando la actividad, que se dirige
hacia un objeto determinado, recae en dicho objeto, sólo que previamente dicho objeto ha sido
confundido con otro. Islas de González Mariscal, Olga, Análisis lógico de los delitos contra la vida y
la integridad corporal, op. cit., p. 62. La distinción entre el error de tipo y el error de prohibición es
reciente, tradicionalmente se han analizado como error de hecho (error facti) y el error de derecho
(error iuris). Jescheck, Hans, Tratado de derecho penal, op. cit., p. 412.
256 Reyes Echandía, Alfonso, Culpabilidad, 3ª ed., Bogotá, Temis, 1991, pp. 50 y ss.
257 Islas de González Mariscal, Olga, Análisis lógico de los delitos contra la vida y la integridad
corporal, op. cit., p. 63.

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120 RAÚL PLASCENCIA VILLANUEVA

4. EL ERROR DE TIPO

Con anterioridad hemos comentado respecto de los elementos del


dolo, los cuales quedaron definidos como el conocer y el querer, al ser
eliminados dan cobijo al error del tipo, es decir, el autor no conoce los
elementos a que, según el correspondiente tipo, debe extenderse el dolo.
En el CPF se establece su presencia cuando “se realice la acción u
258
omisión invencible sobre de los elementos que integran el tipo penal” .
El tratamiento de esta figura descansa en una base fundamental: si el
dolo supone el conocimiento y el querer realizar un determinado
comportamien- to, al existir error en el sujeto activo, la parte relativa al
conocimiento no se concreta, por consecuencia, el dolo se excluye.
Por otra parte, si lo que hace falta es el conocimiento de los elementos
del tipo calificado, entonces se integra el tipo básico, y para el caso de que
el error se deba a una conducta culposa, entonces debe sancionarse por la
concreción del tipo de manera culposa, si es que la ley prevé dicha
posibilidad.
La jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha
definido con precisión el alcance del error de tipo en el sentido siguiente:

ERROR DE HECHO SOBRE LOS ELEMENTOS ESENCIALES DEL


TIPO. DELITO CONTRA LA SALUD EN SU MODALIDAD DE
INTRODUCCIÓN
ILEGAL AL PAÍS DE UNA DROGA. No es obstáculo para la integración
del delito contra la salud en su modalidad de introducción ilegal al país de una
droga, que el quejoso alegue que en la especie operó en su favor la exculpante
del error de hecho, debido a que siempre estuvo en la creencia de que lo que
trasportó oculto en una máscara de papel era dinero y no el estupefaciente que
fue hallado en el momento de su detención, pues además de resultar inverosímil
y sin apoyo probatorio tal versión, el error de hecho sobre los elementos
esenciales del tipo opera como causa de inculpabilidad sólo en el caso de que
sea invencible, es decir insuperable, y en el caso a estudio es claro que no lo
era, pues incluso el obrar furtivo por parte del acusado denotó pleno
conocimiento acerca de la ilicitud de su conducta.259
258 En la concepción tradicional del dolus malus, el error de prohibición excluía también el dolo
(porque éste requería no sólo de conocer y querer la situación típica, sino también que su realización
fuera antijurídica , esto es, prohibida por la ley). Tal era la llamada teoría del dolo. En cambio,
referido el dolo solamente a los elementos del supuesto de hecho típico (dolo natural), el error sobre
el estar prohibido del mismo no excluye el dolo, sino que, según la doctrina dominante, sólo
disminuye o excluye la culpabilidad (teoría de la culpabilidad). Mir Puig, Santiago, Derecho penal.
Parte general, op. cit., p. 268.
259 Semanario Judicial de la Federación, séptima época, vols. 193-198, 2a. parte, p. 23.

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TEORÍA DEL DELITO 121

ERROR DE TIPO Y ERROR DE PROHIBICIÓN INDIRECTO O ERROR DE


PERMISIÓN. El artículo 15, fracción XI, del Código Penal Federal, recoge
como circunstancia excluyente de responsabilidad, tanto el “ error de tipo”
como el llamado “ error de prohibición indirecto” o “ error de permisión” ,
hipótesis que requieren en el error el carácter de invencible o insuperable,
pues de lo contrario dejarían subsistente la culpabilidad. En ambos errores, el
agente carece del conocimiento de que el hecho ejecutado guarda relación con
el recogido abstractamente en el tipo penal, bien porque dicho error recaiga sobre
uno o más de los elementos exigidos por la ley para integrar el tipo delictivo,
o porque el mismo verse sobre el carácter ilícito del propio hecho, pues en el
error de prohibición indirecto o error de permisión, el sujeto cree no quedar
comprendido en la infracción punible, al calificar subjetivamente como lícito
su propio actuar, no obstante que su proceder es objetivamente contrario a
la Ley, generando el vencible error el reproche al autor por su conducta típica
y antijurídica. En el caso particular considerado, no opera en favor del
quejoso la excluyente de responsabilidad mencionada, por no haber ignorado
que los tres envoltorios que le fueron recogidos al momento de su detención,
contenían mariguana, y tan es así, que antes de efectuarse ésta, le había
proporcionado a su coacusado parte del estupefaciente que inicialmente
poseía, lo cual demuestra la inexistencia de ambas clases de error.260

ERROR DE TIPO Y ERROR DE PROHIBICIÓN. PARA SER EXIMENTE


REQUIERE SER INVENCIBLE O INSUPERABLE. Tanto el error de tipo
como el error de prohibición, para integrar eximente de responsabilidad,
requie- ren ser de naturaleza invencible o insuperable, pues siendo sólo
esencial, sin reunir dicho requisito, dejarían subsistente la culpa, cuando tal
forma de culpa- bilidad pudiera darse en la específica figura delictiva de que
se trata.261

ERROR DE TIPO Y ERROR DE PROHIBICIÓN INDIRECTO O ERROR DE


PERMISIÓN. Cuando el sujeto activo desde un principio alude a la
marihuana como objeto de su conducta reprochable, debe inferirse que no
pudo existir error de tipo, ni error de prohibición indirecto o error de
permisión, a que se refiere como causa excluyente de responsabilidad el
artículo 15, fracción XI, del Código Penal Federal, ya que para que cualquiera
de estos conceptos se actualice se requiere que el error sea de carácter
invencible o insuperable.262

260 Semanario Judicial de la Federación, séptima época, informe 1986, 2a. parte, primera sala, p. 12.
261 Semanario Judicial de la Federación, séptima época, vols. 139-144, 2a. parte, p. 88.
262 Semanario Judicial de la Federación, Informe 1987, parte II, p. 21.

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122 RAÚL PLASCENCIA VILLANUEVA

5. LA CULPA

Con motivo de la evolución del hombre en sociedad, en el presente


siglo se incrementó la manipulación de máquinas e instrumentos
peligrosos para la vida, la salud, la integridad física y el patrimonio de las
personas. El tránsito automovilístico representa una de las fuentes de
delitos por culpa más frecuentes en la actualidad, al grado de que la
legislación adopta una forma especial al tratar el tema.
El concepto de culpa se origina en la antigua Roma enfocado
propiamen- te al derecho civil. Para algunos autores como Manzini y
Alimena, su origen se remonta a Adriano desapareciendo con Justiniano;
sin embargo, gran parte de la dogmática penal considera que no existió
una concepción de culpa válida para el derecho penal, sino sólo con
validez para las controver- sias de índole civil.
Es a partir de las ideas de Engish (1930) que se incorpora a la culpa el
deber de cuidado como elemento integrante, al lado de la conexión
causal de la acción con el resultado y la culpabilidad, destacándose la
importancia del deber de cuidado y su observancia como punto de
referencia para la culpa.
La culpa cobra sus bases de la previsibilidad vinculada con un
denomi- nado vicio de la voluntad a partir del cual se ha omitido
263
voluntariamente aquello que debía prever lo previsible.
Se han planteado durante el transcurso de la historia diversas teorías
respecto de la culpa, teoría objetivas, subjetivas, positivistas y finalistas;
a continuación analizaremos los postulados de cada una de ellas.
1. Las teorías objetivas establecen la esencia de la culpa en aspectos
externos u objetivos, al margen de la psique del sujeto activo, destacando
la de los medios antijurídicos y la de la acción contraria a la policía y a la
disciplina.
a) La teoría de los medios antijurídicos; en ésta, la culpa se hace
depender de dos presupuestos: la relación causal eficiente entre la
conducta del sujeto activo y el resultado ilícito y la elección de los
medios antijurídicos. Es decir, basta que el resultado típico se produzca
por un medio contrario al derecho

263 Existen por igual otras doctrinas, por ejemplo, Mori cree que la culpa se castiga por excepción y
De Simoni alega la sospecha de dolo, sin embargo, el cambio más radical surge al plantearse que la
imprevisión de lo previsible se enraiza, no en un vicio de la voluntad, sino en un vicio de la
inteligencia, Jiménez de Asúa, Luis, La ley y el delito, op. cit., p. 468.

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TEORÍA DEL DELITO 123

para que sea punible a título culposo (matar con un arma de fuego
prohibida) desapareciendo la posibilidad del caso fortuito.
b) La teoría de la acción contraria a la policía y a la disciplina;
originada por Manzini, considera a la culpa como una conducta
voluntaria, genérica o específicamente contraria a la policía o a la
disciplina, de la cual derivó, como de la causa al efecto, un evento
dañoso o peligroso, previsto en la ley como delito y producido
involuntariamente o como consecuencia de la errónea opinión
inexcusable de cumplir el deber jurídico. En estos casos, la culpa se
traduce en negligencia, imprudencia o impericia, en virtud de la
264
inobservancia de leyes, reglamentos, órdenes o disciplinas.
2. Las teorías subjetivas se basan en cuestiones como la
previsibilidad, la provisibilidad, la violación del deber de cuidado y el
error.
a) La previsibilidad; está basada en la posibilidad del sujeto activo de
evitar la lesión o puesta en peligro del bien jurídico, mediante la
previsión del mismo, surgiendo la culpa cuando se produce una lesión o
puesta en peligro del bien jurídico sin que intervenga el querer por parte
del sujeto activo y derivado de la falta de previsión de un evento que era
previsible.
b) La provisibilidad; que se puede traducir en proveer el cuidado
posible y adecuado para evitar lesionar o poner en peligro el bien
jurídico, surgiendo la culpa cuando se omite prever y proveer lo
necesario para evitar un resultado típico, previsible y provisible.
c) La violación del deber de cuidado; se basa en la atribución a la
culpa de un origen basado en la violación de un deber de cuidado
exigible a todo ciudadano en los casos en que realiza actividades
peligrosas de las cuales deriva o puede derivar una posible lesión o
puesta en peligro de bienes jurídicos (Feuerbach).
d) El error; esta teoría fue expuesta por Merkel al plantear la
posibilidad de que en la culpa el sujeto activo no quiere la realización de
los caracteres constitutivos del delito o de alguno de ellos, y no la quiere
por causa de ignorancia o error. Para que sea factible dar entrada a la
culpa se requiere que el error o la ignorancia sean evitables, en virtud de
las circunstancias en que se halla el actor al momento de ejecutar el
hecho, pues de otra manera estaríamos ante la presencia del caso fortuito.

264 Manzini, Vincenzo, Trattato di procedura penale e di ordenamento giudiziario, op. cit., vol. I, p.
743.
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124 RAÚL PLASCENCIA VILLANUEVA

3. La teoría positivista considera a la culpa como el resultado de una


conducta involuntaria en relación con sus efectos, la punibilidad no tiene
fundamento diverso del que tiene el delito doloso, en efecto dice Ferri:

la razón de aquella forma represiva de defensa social, que en un determinado


momento histórico cada sociedad civilizada considera necesaria contra determi-
nadas acciones que intencionalmente o no, conscientemente o de modo
incons- ciente, aparecen por debajo del mínimum de disciplina social
establecido por las leyes, es la de que constituyen expresión sintomática de
una personalidad más o menos inadaptada a la vida social y, por ende,
peligrosa, para la que no bastan las sanciones del derecho civil,
administrativo o disciplinario.

4. La culpa en el finalismo. En esta postura teórica la culpa


experimenta cambios fundamentales, recordemos que en sus inicios se
descartaba total- mente la posibilidad de la culpa, pero también se
consideró que la culpa estaba fundada en la falta de observancia de un
deber de cuidado, actual- mente se acepta su presencia pero con un
contenido basado en la infracción de la norma de cuidado, la
previsibilidad del evento y el conocimiento o desconocimiento de la
conducta descuidada.

A. Clases de culpa

Actualmente pocos son los que discuten en torno a la existencia de una


culpa consciente y una culpa inconsciente, la primera se presenta cuando,
si bien no se quiere causar la lesión o puesta en peligro del bien jurídico,
se advierte su posibilidad y, sin embargo, se actúa: se reconoce el peligro
de la situación, pero se confía en que no dará lugar al resultado lesivo, si
el sujeto deja de confiar en esto, concurre el dolo eventual; la segunda
supone que no sólo no se quiere el resultado lesivo, sino que ni siquiera
se prevé su posibilidad.

B. Estructura de la culpa

Trátese de culpa consciente o inconsciente, ésta supone una estructura


basada en:
1. La parte objetiva, que se traduce en la infracción de un deber de
cuidado (desvalor de acción) y el resultado de la parte objetiva de un
hecho previsto en un tipo doloso (desvalor de resultado).
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TEORÍA DEL DELITO 125

2. La parte subjetiva, que requiere el elemento positivo de haber


querido la conducta descuidada, ya sea con conocimiento del peligro que
en general entraña (consciente) o sin él (inconsciente), y el elemento
negativo de no haber querido el autor cometer el hecho resultante.
De conformidad con lo previsto en los artículos 8o. y 9o. del CPF, los
delitos pueden ser consumados vía culposamente, a esta modalidad en
épocas remotas se le analizó como cuasi delictum, en virtud de
encontrarse más vinculado a aspectos civiles que a penales propiamente,
pues las consecuencias jurídicas se asimilaban a la tendencia de las leyes
penales más que al fin de la ley penal; sin embargo, actualmente no se
discute respecto de su reconocimiento, sino en torno a la magnitud del
reproche y, por ende, a la individualización de la pena.

6. LA PUNIBILIDAD EN LOS DELITOS CULPOSOS

El fundamento de la punibilidad de los delitos culposos es una materia


controvertida, para algunos autores lo decisivo en la culpa es un defecto
de la inteligencia: una falta de reflexión. Con ello se pone acento en la
previsibilidad o elemento intelectual de la culpa. La pena estaría dirigida
entonces al intelecto del sujeto activo y de todos los demás. Significando
un “acuérdate” o “haz memoria”.
Ahora bien, sabemos que, aunque lo imprevisible es siempre
inevitable, no todo lo previsible es evitable. La esencia de la culpa no
puede, por tanto, radicar en la equivocación cometida por el sujeto al
actuar (el error). Justamente se ha reprochado, además, a esta posición el
que con ella se desconoce la característica básica de la culpabilidad.
Otro grupo de autores ve en la culpa un defecto de voluntad: si bien
hay un vicio de la inteligencia, éste se remonta “en su origen a la
voluntad del agente” . La dificultad de estas teorías reside en que hay una
serie de casos en los que no se halla un acto positivo de voluntad y, no
obstante, la conducta es culposa.
Para otro grupo de teorías intermedias la esencia de la culpa se
encuentra en otras características: la desconsideración, la ilícita
infraestimación del bien jurídico, la falta de interés, la ligereza en evitar
la lesión del derecho. De conformidad con lo anterior, siendo la esencia
de la culpabilidad la posibilidad de actuar de acuerdo con las exigencias
del derecho, la culpa es

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126 RAÚL PLASCENCIA VILLANUEVA

una forma de culpabilidad porque, con independencia de lo que sabía y


quería realmente, pudo haber obrado de otra manera a como lo hizo.
Para fundamentar la punibilidad en los delitos culposos inciden
cuestio- nes de política criminal, los delitos culposos no deben castigarse
sino cuando así lo aconseje la gravedad del resultado o su frecuencia
estadística. También inciden cuestiones prácticas, pues una excesiva
extensión de punibilidad de los delitos en su forma culposa constituiría
una carga insoportable para los órganos jurisdiccionales.
En conclusión, todo actuar culposo comporta por parte del sujeto una
conducta equivocada. Desde el punto de vista del ordenamiento jurídico,
debió el sujeto conducirse de manera distinta a como lo hizo. La raíz de
que no lo hiciera se encuentra siempre en que no calculó correctamente
las consecuencias de su conducta, bien porque no se representó la
posibilidad del resultado, bien porque creyó erróneamente que la
posibilidad que se representaba no ocurriría.
De ahí las estrechas relaciones entre la culpa y el error. Siempre que
hay culpa media un error. Pero no siempre que hay un error la conducta
es culposa. Frente al error inevitable cesan las exigencias del derecho en
orden a un comportamiento distinto
En cuanto a la punibilidad de la culpa, es necesario señalar que el CPF
establece esta posibilidad sólo tratándose de los siguientes tipos penales:
a) Evasión de presos. Artículo 150. Se aplicarán de seis meses a nueve
años de prisión al que favoreciere la evasión de algún detenido,
procesado o condenado. Si el detenido o procesado estuviese inculpado
por delito o delitos contra la salud, a la persona que favoreciere su
evasión se le impondrán de siete a quince años de prisión, o bien,
tratándose de la evasión de un condenado, se aumentarán hasta veinte
años de prisión.
Si quien propicie la evasión fuese servidor público, se le incrementará
la pena en una tercera parte de las penas señaladas en este artículo, según
corresponda. Además será destituido de su empleo y se le inhabilitará
para obtener otro durante un periodo de ocho a doce años.
b) Ataques a las vías de comunicación. Artículo 167, fracción VI. Al
que dolosamente o con fines de lucro interrumpa o interfiera las
comunicaciones alámbricas, inalámbricas o fibra óptica, sean
telegráficas, telefónicas o satelitales, por medio de las cuales se
transfieran señales de audio, de video o de datos, se impondrá de uno a
cinco años de prisión y multa de 100 a 10,000 días de salario mínimo.

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TEORÍA DEL DELITO 127

c) Ataques a las vías de comunicación. Artículo 169. Al que ponga en


movimiento una locomotora, carro, camión o vehículo similar y lo
abandone o, de cualquier otro modo, haga imposible el control de su
velocidad y pueda causar daño, se le impondrá de uno a seis años de
prisión.
d) Peligro de contagio. Artículo 199bis. El que a sabiendas de que
está enfermo de un mal venéreo u otra enfermedad grave en periodo
infectante, ponga en peligro de contagio la salud de otro, por relaciones
sexuales u otro medio transmisible, será sancionado de tres días a tres
años de prisión y hasta cuarenta días de multa.
Si la enfermedad padecida fuera incurable se impondrá la pena de seis
meses a cinco años de prisión.
Cuando se trate de cónyuges, concubinas, sólo podrá procederse por
querella del ofendido.
e) Lesiones. Artículo 289 (parte segunda). Al que infiera una lesión
que no ponga en peligro la vida del ofendido y tarde en sanar más de
quince días, se le impondrán de cuatro meses a dos años de prisión y de
sesenta a doscientos setenta días multa. En este caso, el delito se
perseguirá por querella, salvo en el que el que contempla el artículo 295,
en cuyo caso se perseguirá de oficio.
f) Lesiones. Artículo 290. Se impondrá de dos a cinco años de prisión
y multa de cien a trescientos pesos, al que infiera una lesión que deje al
ofendido cicatriz en la cara, perpetuamente notable.
g) Lesiones. Artículo 291. Se impondrá de tres a cinco años de prisión
y multa de trescientos a quinientos pesos, al que infiera una lesión que
perturbe para siempre la vista, o disminuya la facultad de oír, entorpezca
o debilite permanentemente una mano, un pie, un brazo, una pierna, o
cual- quier otro órgano, el uso de la palabra o alguna de las facultades
mentales.
h) Lesiones. Artículo 292. Se impondrá de cinco a ocho años de
prisión al que infiera una lesión de la que resulte una enfermedad segura
o probablemente incurable, la inutilización completa o la pérdida de un
ojo, de un brazo, de una mano, de una pierna o de un pie, o de cualquier
otro órgano; cuando quede perjudicada para siempre, cualquiera función
orgá- nica o cuando el ofendido quede sordo, impotente o con una
deformidad incorregible.
Se impondrá de seis a diez años de prisión, al que infiera una lesión a
consecuencia de la cual resulte incapacidad permanente para trabajar,
enajenación mental, la pérdida de la vista o del habla o de las funciones
sexuales.

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128 RAÚL PLASCENCIA VILLANUEVA

i) Lesiones. Artículo 293. Al que infiera lesiones que pongan en


peligro la vida, se le impondrán de tres a seis años de prisión, sin
perjuicio de las sanciones que le correspondan conforme a los artículos
anteriores.
j) Homicidio. Artículo 302. Comete el delito de homicidio: el que
priva de la vida a otro.
k) Homicidio simple. Artículo 307. Al responsable de cualquier
homici- dio simple intencional y que no tenga señalada una sanción
especial en este código, se le impondrán de 12 a 24 años de prisión.
l) Homicidio en razón del parentesco o relación. Artículo 323. Al que
prive de la vida a su ascendiente o descendiente consanguíneo en línea
recta, hermano, cónyuge, concubina o concubinario, adoptante o
adoptado, con conocimiento de esa relación se le impondrá prisión de
diez a cuarenta años. Si faltare dicho conocimiento, se estará a la
punibilidad prevista en el artículo 307, sin menoscabo de observar alguna
circunstancia que agrave o atenué la sanción a que se refieren los
capítulos II y III anteriores.
m) Daño en propiedad ajena. Artículo 397. Se impondrán de cinco a
diez años de prisión y multa de cien a cinco mil pesos, a los que causen
incendio, inundación o explosión con daño o peligro de:
I. Un edificio, vivienda o cuarto donde se encuentre alguna persona;
II. Ropas, muebles u objetos en tal forma que puedan causar graves
daños personales;
III. Archivos públicos o notariales;
IV. Bibliotecas, museos, templos, escuelas o edificios y monumentos
públicos, y
V. Montes, bosques, selvas, pastos, mieses o cultivos de cualquier
género.
n) Daño en propiedad ajena. Artículo 399. Cuando por cualquier
medio se causen daño, destrucción o deterioro de cosa ajena, o de cosa
propia en perjuicio de tercero, se aplicarán las sanciones del robo simple.
Con la tendencia adoptada por el CPF se establece un sistema de
punibilidad restringida de la culpa (numerus clausus), pues de lo
establecido por el artículo 60 se desprende que sólo serán sancionados
con relación a los casos en que se concrete el contenido de los tipos antes
mencionados, siendo altamente discutible el hecho de si sólo y
únicamente los tipos señalados serán los que pueden ser consumados de
manera culposa.
Al respecto, consideramos que no existen otros tipos penales que
pueden ser consumados mediando culpa, sin embargo, la sanción que se

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imponga no será la prevista por los artículos 60, 61 y 62 del código


sustantivo, sino

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TEORÍA DEL DELITO 129

que resultarán en comportamientos no punibles en atención a que no


obstante ser típicos no existe vinculado a ellos una determinada
consecuen- cia jurídica.
El establecimiento de una lista limitativa de los tipos penales que
admiten una aplicación de sanciones a partir de la culpa, se adecua al
principio de legalidad y de ultima ratio del derecho penal, pues enunciar
limitativamen- te la posibilidad culposa de consumación de ciertos
delitos, permite conocer con la debida certeza cuándo es punible la culpa,
siendo dudoso en un sistema de incriminación abierta determinar si un
delito admite la posibili- dad culposa o no.
El criterio que tradicionalmente se utilizaba en el CPF orilló a la
doctrina y la jurisprudencia a elaborar calificaciones específicas en
algunos tipos, rehuyendo la posibilidad de ser consumados de manera
culposa, clasifica- ción que en términos actuales resulta plenamente
inoficiosa.
En términos generales, el CPF contempla en el artículo 60 los casos en
los que podrá aplicarse sanción por delitos culposos, eliminando con esto
cualquier posibilidad de aplicar consecuencias jurídicas en casos de
concre- ción de otros tipos penales no incluidos.
Finalmente, el propio CPF establece la posibilidad de una calificación
de la gravedad de la culpa a fin de que el juez puede en uso de su
facultad discrecional determinar ésta, e individualizar la punibilidad
incluida en el texto legal. A fin de esclarecer los aspectos a tomarse en
consideración en dicha calificación, el artículo 60 señala que el juez
deberá tomar aspectos relativos al sujeto activo, tales como:
a) la magnitud del daño causado al bien jurídico o del peligro a que
hubiere sido expuesto;
b) la naturaleza de la acción u omisión y de los medios empleados
para ejecutarla;
c) las circunstancias de tiempo, lugar, modo u ocasión del hecho
realizado;
d) la forma y grado de intervención del agente en la comisión del
delito, así como su calidad y la de la víctima u ofendido;
e) la edad, la educación, la ilustración, las costumbres, las condiciones
sociales y económicas del sujeto, así como los motivos que lo impulsaron
o determinaron a delinquir. Cuando el procesado perteneciere a un grupo
étnico indígena, se tomarán en cuenta, además, sus usos y costumbres;
f) el comportamiento posterior del acusado con relación al delito
come- tido; y

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130 RAÚL PLASCENCIA VILLANUEVA

g) las demás condiciones especiales y personales en que se encontraba


el agente en el momento de la comisión del delito, siempre y cuando sean
relevantes para determinar la posibilidad de haber ajustado su conducta a
las exigencias de la norma.
Por otra parte, para evaluar la gravedad de la culpa el juez
adicionalmente debe considerar lo siguiente:
a) la mayor o menor facilidad de prever y evitar el daño que resultó;
b) el deber del cuidado del inculpado que le es exigible por las
circuns- tancias y condiciones personales que el oficio o actividad que
desempeñe le impongan;
c) si el inculpado ha delinquido anteriormente en circunstancias seme-
jantes;
d) si tuvo tiempo para obrar con la reflexión y cuidado necesarios, y
e) el estado del equipo, vías y demás condiciones de funcionamiento
mecánico, tratándose de infracciones cometidas en los servicios de
empre- sas transportadoras y, en general, por conductores de vehículos.

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