Biblia Católica o Protestante
Biblia Católica o Protestante
Biblia Católica o Protestante
Fue solamente en el año 393 d.C. que los obispos se unieron con los sacerdotes y
laicos para discernir cuáles libros son inspirados, o también "canónicos". La Iglesia
tenía el poder de hacer eso porque Jesús le dio el poder de atar y desatar (Mt 18, 18)
y prometió enviar al Espíritu Santo para la plenitud de la verdad (Jn 14, 26).
En el siglo XV Martín Lutero pensó que los primeros cristianos usaban el "canon judío
de Palestina" (los libros escritos en hebreo), 39 libros. Pero en realidad los 46 libros del
"canon Alejandrino" o "traducción de los Sesenta" (la traducción al griego de los libros
hebreos, pues el griego era el idioma internacional de este tiempo) era aceptado por
la gran mayoría de los judíos dispersos por todo el mundo (la "diáspora"). Alejandría
era el más grande e importante centro judió en el mundo de habla griega.
Alrededor de los años 90-100 d.C. algunos líderes judíos se reunieron para tratar el
tema del canon (conocido como el canon de Palestina) quitando los siete libros, su
objetivo era regresar al canon hebreo, y distinguirse así de los cristianos. [2][2]
Pensaban que lo que no fue escrito en hebreo no era inspirado (aunque Eclesiástico y 1
de Macabeos estaban originalmente escritos en hebreo y Arameo. [3][3]) Sin embargo,
la discusión entre ellos siguió por muchos años, y sus decisiones no fueron
universalmente reconocidas. Había mucho desacuerdo entre los diferentes grupos y
sectas judíos. Los saduceos solamente confiaban en el Torá, los fariseos no podían
decidir sobre Ester, Cantares y Eclesiastés. Solamente en el segundo siglo los fariseos
decidieron 39 libros[4][4]. El apóstol Pablo, que viajó por todo el mundo de hablar
griego, utilizaba la versión de los LXX.
Cuando a san Jerónimo se le pidió que tradujera la Biblia en latín (en 382 d.C.) optó
por seguir la decisión de los judíos y rechazó los siete libros, llamándolos "apócrifos".
Esta decisión de Jerónimo fue rechazada por los concilios ya mencionados Y Jerónimo
aceptó la decisión de los concilios.
Al fin y al cabo, los judíos expulsaron a los cristianos de la sinagoga y no les dejaron
participar en la decisión sobre el canon. Hoy en día muchos se basan en las decisiones
judías sobre el canon. Ahora bien, esos mismos judíos habían ya decidido rechazar a
Jesús como Mesías: ¿por qué dar a ellos la autoridad sobre el canon del AT?
Martín Lutero y los demás reformadores decidieron seguir la decisión judía de basar el
canon del AT sobre el idioma hebreo y sacaron los siete libros de su Biblia. Los
llamaron "apócrifos" siguiendo la idea de San Jerónimo. Así comenzó la Biblia
Protestante. En el tiempo de la Reforma, Lutero (1534) introdujo la idea de calificar
los varios libros del NT según lo que él consideraba su autoridad. Otorgó un grado
secundario a Hebreos, Santiago, Judas y Apocalipsis, los puso al final de su
traducción. Hizo igual con los siete libros del AT, pero no los quitó de la Biblia. Dijo
que no son iguales a las Sagradas Escrituras, pero sí son útiles y buenos para leer
(Artículo VI de los 39). En 1643 el profesor John Lightfoot les llamó ”apócrifa
desgraciada”. En 1827 la Sociedad Británica y Extranjera de la Biblia los omitió
completamente en su Biblia. Luego, otras editoriales hicieron lo mismo.
Algunos hermanos dicen que la Iglesia católica añadió estos siete libros en el Concilio
de Trento (siglo XVI), pero Lutero no hubiera podido rechazar estos libros si ellos no
hubieran estado ya en el canon.[5][5] Otros dicen que no se citan en el NT. Pero,
tampoco el Nuevo Testamento cita Ester, Abdías y Nahum, y sin embargo los
hermanos los aceptan en su Biblia.
Los cristianos usaban el rollo grande más que el pequeño por ser escrito en griego. El
griego, idioma universal de este tiempo, era el idioma del NT. Justino Martir escribió
que la Iglesia tenía un AT distinto a lo de los judíos. Sin embargo, por consideración a
los judíos, sobre todo en las controversias, algunos representantes aislados de la
Iglesia, por lo menos en la práctica, no pusieron ya desde el principio, los siete en la
misma línea con los otros 39.
Los judíos de Palestina decidieron el canon del AT alrededor de los años 90-100, como
se dijo, rechazando los siete libros escritos en griego. Algunos hermanos se basan en
Ro 3, 1-2 para decir que el cristiano debe reconocer esta decisión judaica palestina:
"¿Qué ventaja tiene pues el judío? Primero ciertamente que les ha sido confiada la
[6][6]
palabra de Dios" .
Sin embargo, de aquí no se sigue que ellos tengan más autoridad que la Iglesia del
Nuevo Testamento para aprobar los libros sagrados. ¿Cómo puede ser que rechacen al
Mesias, si a ellos había sido confiada precisamente la Palabra de Dios? El hecho de que
Dios les haya dado la Palabra de Dios no garantiza que sean infalibles en su
interpretación o discernimiento; si lo hubiesen sido, nunca hubiesen rechazado al
Mesias. Además: ¿quiénes tenían que decidir el canon? ¿Qué judíos? ¿Qué autoridad?
¿Quiénes se reunieron en Jamnia para esa decisión? ¿Hay algún documento?
Los manuscritos más antiguos del AT (por mil años) contienen los Deuterocanónicos.
Salvo la ausencia de Macabeos en el Codex vaticanus, el más antiguo texto griego del
AT, TODOS LOS DEMAS manuscritos contienen los siete libros.
“De los 850 documentos de los que han hallado restos en Qumrán, unos 223 son
copias de distintos libros del Antiguo Testamento; se hallan representados casi todos
los libros de la Biblia hebrea (menos Ester), y algunos deuterocanónicos (Tobías, y Ben
Sira o Eclesiástico)... Como se sabe, la actual Biblia hebrea tiene como base un
manuscrito de Leningrado copiado el año 1008 d.C., y representa el texto consonántico
oficial rabínico (Texto Masorético), fijado con toda precisión en el siglo II d. C., y
transmitido sin variantes hasta nuestros días. Frente a él, los cristianos de Oriente y
los occidentales no reformados utilizaron habitualmente los libros y el texto
representados por la antigua versión griega de los LXX...Al publicarse los primeros
manuscritos bíblicos de Qumrán, en concreto, dos rollos de Isaías encontrados en la
cueva 1, se encontró que estos textos -mil años más antiguos que los manuscritos
medievales en que se basan las biblias hebreas y anteriores a la unificación
masorética.- eran prácticamente iguales al texto conocido”. Los documentos del
Qumrán, ¿qué aportan al cristianismo, por Eulalio Fiestas Le-Ngoc en Palabra, Octubre
1994, p. 71.
"Los Padres conciliares (de Trento) sabían que los concilios africanos (Hipona, Cártago)
del siglo IV habían aceptado los libros deuterocanónicos; resulta curioso, que Trento, al
aceptar un canon más largo, parece haber conservado un auténtico recuerdo de los
primeros días del cristianismo, mientras que otros grupos cristianos, en su reconocido
intento de volver al cristianismo primitivo, se decidieron por un canon judío más
reducido que, si están en lo cierto algunos investigadores protestantes como A.C.
Sundberg y J.P. Lewis, era una creación de época posterior".¡Estos investigadores
protestantes descubrieron que la Iglesia primitiva usaba el rollo grande!
Cuando los autores del NT citan algo del AT, lo citan según la traducción griega de los
Setenta el 86% de las veces. Algunos hermanos admiten esto pero tratan de decir
que los siete libros eran "suplemento" del rollo grande, y por eso Cristo y los apóstoles
no los citaron. Pero los autores del NT no hacían esta distinción. Citar el rollo era
admitir que todo ello es inspirado. Si eran falsos, agregarlos como "suplemento"
hubiera sido hacer impuro todo el rollo (y el culto en el cual se les utilizaba). Sabemos
la reverencia de los judíos hacia las Sagradas Escrituras. Cuando Jesús entró en la
sinagoga para leer del libro (Lc 4, 6-17) hubiera sido un momento provechoso para
decir que entre los libros había siete que no eran inspirados.
Además, los siete sí son citados en la Tradición oral, como demuestran los padres
apostólicos. Y son citados directa o indirectamente en los siguientes: Mt 6, 7 alude a
Eclo 7, 14. Mt 6, 14 alude a Eclo 28, 2; Ro 1, 19-32 alude a Sab de 12, 24 a 13, 9; Ef
6, 14 la idea está en Sab 5, 17-20, y Stg 1, 19 es influenciado por Eclo 5, 13. 1 P 1,
6-7 se ve en Sab 3, 5-6. Compara Heb 1, 3 y Sab 7, 26-27 1 Co 10, 9-10 con Jud 8,
24-25, 1 Co 6, 13 y Eclo 36, 20, etc.
Es importante recordar que los hermanos aceptan libros del AT que nunca son citados
en el NT como Rut, Eclesiastés, Cantares, y que ¡la Carta de Judas (vv. 14 y 9) cita a 1
Enoc y la “Asunción de Moisés”!
¿Por qué aceptar algunos libros, pero no todos cuando fue la misma Iglesia que decidió
aceptar toda la Biblia de una vez como la tienen los católicos?
Al fin y al cabo el debate sobre si los siete libros son apócrifos o no, es un debate sobre
cómo sabemos si ellos son inspirados. Y vimos que sin la Iglesia no podemos saber
esto. El católico sabe con certeza que la Biblia es inspirada porque la Iglesia católica
dijo que lo era, la última vez en el concilio de Trento.
Martín Lutero en su Comentario sobre San Juan dijo: "Estamos obligados de admitir a
los papistas que ellos tienen la Palabra de Dios, que la hemos recibido de ellos, y que
sin ellos no tendríamos ningún conocimiento de ésta". Esta Iglesia pronunció que
TODOS los 73 libros que componen el Antiguo y Nuevo Testamento son revelación.
En 1615 el arzobispo anglicano de Cantebury proclamó una ley que llevaba un castigo
de un año en la cárcel para cualquier persona que publicara la Biblia sin los siete libros
deuterocanónicos, ya que la versión original de la King James los tenía.
"Ha sido decidido que nada sea leído en la Iglesia aparte de las Escrituras divinas. Las
Escrituras canónicas son las siguientes: Génesis, Éxodo, Levítico, Números,
Deuteronomio, Josué...Tobít, Judit,... los dos libros de Macabeos, dos libros..." (Canon
N° 3).[7][7]
Sin la Biblia católica un hermano difícilmente sabría toda la revelación de Dios sobre
los difuntos y el purgatorio (2 Mac 12, 45; Sab 3, 5-6), sobre el alma (Sab 3,1), el
buen uso del vino (Eclo 31, 25-27), María, la madre de Jesús (Jdt 13, 18-20), la
intercesión de los Santos para nosotros (2 Mac 15,13-14) y muchas otras cosas. ¿Por
qué no pedir a Dios luz sobre este asunto importante?
Entre los padres de la Iglesia,Clemente cita a Judit, Tobías y Ester. En su Carta al los
Corintios (27, 5). Cita Sab. 12, 12.
Y aún hay más:
También los siete libros "deuterocanónicos" ofrecieron a los antiguos artistas cristianos
materia para decorar las catacumbas.
Del libro Evangelio y tradición de Israel. Matthieu Collin & Pierre Lenhardt, EVD,
España, 1991.
"Los Hechos hacen decir también a Pablo: <<Nada he hecho contra nuestro pueblo o
contra las reglas recibidas de nuestros padres>> (Hch 28, 17). Aquí se ve claramente
que se trata, ya no en primer lugar de la escritura -la torá escrita-, sino de la forma de
vivir transmitida por los padres, que es exactamente la Torá oral de los fariseos.
Además, Flavio Josefo utiliza la misma expresión que los Hechos: <<formación
estricta>>, para hablar del estudio fariseo de la ley (p. 11).
Bajo el título Torá escrita y Torá oral: "La primera anécdota destaca el hecho de que la
Escritura no puede prescindir de un mínimo de oralidad. Para que se entienda la
palabra de Dios, hay que leerla, y por tanto, ante todo, aprender a leer. La lectura
supone el aprendizaje del alfabeto con un maestro digno de confianza. Para acceder a
la palabra de Dios escrita, se necesita un maestro autorizado, lo cual permite concluir
que la Torá escrita se transmite por la Torá oral. ¿Cómo podría un maestro conducir a
la palabra de Dios escrita, si su palabra oral, por elemental que fuese, no fuera el
comienzo de la palabra de Dios? Por otra parte, ¿Puede concebirse que la palabra de
Dios escrita, cuando es recibida y transmitida oralmente, pueda dejar de ser palabra
de Dios? Además, hay que reconocer que la Torá oral precede a la Torá escrita en la
enseñanza, lo mismo que la precedió en el momento de la revelación del Sinaí, donde
Dios habló a Moisés antes de escribir sus mandamientos en las tablas de piedra....
Notémoslo aquí: La expresión <<toda la Torá>> significa para un fariseo la Torá
escrita y la Torá oral (cf. Pablo en Gál 5, 14)” (p. 18).
La necesidad de la interpretación y traducción autorizada
"La coherencia de la Torá consiste en enseñar ella misma que no puede recibirse como
palabra de Dios más que en la tradición controlada y autorizada que transmiten los
sabios (p. 19).
"Los sabios reunidos en Yabné no hicieron más que confirmar la Torá oral de los
fariseos. A más tardar en el año 100 d. C., es evidente que se enseña en Israel que
hay una Torá bajo dos formas: la Torá escrita y la Torá oral (p. 29).
"El punto de partida es la recepción: la Torá no es obra de los hombres, sino que
Moisés la transmitió después de recibirla de Dios. Es la Torá en toda su amplitud la
que aquí se transmite, y es la Torá oral la que evidentemente tiene aquí la prioridad,
ya que depende de la legitimidad de la sucesión de los maestros" (p. 29). Jesús siguió
la misma línea cuando implementó la regla de la Sucesión Apostólica.
[1][1]
Deutero quiere decir "segundo" y no "falso". "Deuterocanónico" es el segundo
cánon: los libros aceptados después de otros. El NT también tienen libros
"deuterocanónicos" , o sea que, fueron aceptados por los católicos, por ejemplo 1 y 2
Pedro, Hebreos. Estos no fueron universalmente reconocidos al principio.
[2][2]
Nuevos hallazgos arqueológicos, incluso los rollos del Mar Muerto, Qumrán, indican
que había otras listas de libros aceptados como inspirados además de éstos. Los judíos
no definieron explícitamente el canon hasta el segundo siglo después de Cristo. Ver
"Apocrypha" por Robert Dentan The Oxford Companion to the Bible, New York: Oxford
Univ Press, 1993, p. 37.
[3][3][3]
Archaeology and the Bible, Edwin Yamauchi. The Oxford Companion to the Bible,
p. 53. También Hall y LLoyd, p. 153.
[4][4]
Ver los argumentos del Rabí Aquiba en la Misna “Yadaím”.
[5][5]
Martín Lutero argumentó que el historiador Josefo no reconoció los siete libros,
pero no es cierto. Sí reconoció el libro de Judit, algo que los hermanos no siempre
mencionan en sus argumentos en contra de los siete libros. Además, Josefo no era
cristiano para basarse en él como norma.
[6][6]
Otro libro, cuyo autor es anónimo, cita el año 1547 como la fecha en que la
Iglesia añadió los siete libros. Un católico investiga el Evangelio y halla la verdad de la
vida, (p. 8) Pero de igual manera es después de Lutero. Este mismo libro se
contradice al decir que la Iglesia no tenía los siete libros en su Biblia hasta el siglo
XVI, y a la vez dice que los siete libros estaban incluidos en la Biblia Vulgata de San
Jerónimo (del Siglo IV). Por ser en latín, idioma de la Iglesia, en el occidente se usó
esta Biblia hasta el siglo actual.
[7][7]
Canonicidad por James Turro y Raymond Brown en Comentario Bíblico San
Jerónimo, Ediciones Cristiandad, 1972, 1990, p. 70.